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Coronavirus y educación: la original manera con la que hace 100 años se fomentó el regreso a la escuela en medio de una terrible enfermedad infecciosa

Noticia/17 septiembre 2020/https://www.bbc.com/

Ante la amenaza de una enfermedad transmitida por el aire, potencialmente mortal y aún sin el desarrollo de una vacuna, ¿cómo garantizar el regreso a clase de los niños de forma segura? Este actual dilema también fue enfrentado hace un siglo, cuando la tuberculosis era un mal devastador.

A finales del siglo XIX, esta enfermedad bacteriana mató a uno de cada siete ciudadanos en Europa y Estados Unidos, según datos de los Centros para el Control de Enfermedades de EE.UU. (CDC). La vacuna se elaboró en 1921, pero pasarían muchos años antes de que fuera ampliamente adoptada en todo el mundo.

Para proteger a los niños en las escuelas, una solución fue utilizar los espacios abiertos como aulas: con pizarras y escritorios portátiles, los estudiantes y maestros ocuparon jardines y utilizaron la observación de la naturaleza para aprender sobre ciencia, arte o geografía, por ejemplo.

Las llamadas «escuelas al aire libre» surgieron en Alemania y Bélgica en 1904, y el movimiento avanzó en las décadas siguientes, hasta el punto de ser el tema, en 1922, del I Congreso Internacional de Escuelas al Aire Libre, en París.

También inspiró acciones en EE.UU., Cuando, en 1907, dos médicos de Rhode Island sugirieron abrir escuelas en áreas abiertas, según el diario The New York Times.

Con el éxito de la iniciativa (ya que allí ningún niño se enfermó de tuberculosis), en los dos años siguientes se crearon en el país 65 escuelas más de este tipo, en predios vacíos, techos de edificios e incluso transbordadores abandonados.

En Brasil también se incorporó la idea, aunque hay pocos registros sobre el tema, pero el investigador André Dalben encontró historias sobre escuelas de este tipo desde 1916 en Campos de Goytacazes, Angra dos Reis y Manaus y, más tarde, la llamada Escuela Débeis, en Quinta da Boa Vista, en Río de Janeiro, entre 1927 y 1930.

«La tuberculosis era una gran preocupación, junto con otras enfermedades infantiles, como la anemia y la desnutrición. En general, las escuelas atendían a los niños de familias pobres, lo que muestra una tendencia hacia la higiene: ya que se pensaba que sus organismos eran más enfermos», explica Dalben a BBC News Brasil.

La idea, dice, era sacar a estos niños de lugares insalubres, como viviendas superpobladas, y ponerlos en contacto con la naturaleza, con la intención de fortalecer su sistema inmunológico.

Uno de los programas más duraderos fue el de la Escuela de Aplicación al Aire Libre (EAAL), que operó en el Parque da Agua Branca, al oeste de Sao Paulo, entre 1939 y la década de 1950, cuando la escuela se trasladó a un edificio cercano, en Barrio Lapa.

EAAL fue estudiado por Dalben, ahora profesor de la Universidad Federal de Sao Paulo, en su posdoctorado en la Pontificia Universidad Católica de Sao Paulo.

La escuela de Sao Paulo no encajaba en el perfil de las demás: enseñó a estudiantes de familias influyentes de clase media de esa ciudad que vivían cerca del Parque da Agua Branca, en áreas que ahora albergan barrios como Pompeia y Perdizes.

Dalben explica que la escuela, que contaba con un alumnado de 350, fue considerada un modelo por la administración del estado de Sao Paulo y tenía un plan de estudios diferente e incluso una lista de espera para las plazas.

«Pero no sé cómo era el día a día en la escuela. Se me acercaron algunos exalumnos, hoy en sus 80, que dijeron que tenían maestros muy estrictos. Así que quizás en la práctica no sería muy distinta a las demás.»

Contacto con la naturaleza y protagonismo de los alumnos

Además del control de la tuberculosis, el modelo de escuelas al aire libre floreció en el período entre las guerras mundiales, época de auge de nuevos ideales de sociedad y educación, dice a BBC News Brasil Diana Vidal, profesora de Historia de la Educación en la Facultad de Educación en la Universidad de Sao Paulo (USP).

«Hubo un debate entre los educadores contra la experiencia escolar del pasado, con miras a crear una que fuera más amigable, promoviendo la defensa de la democracia, para crear una generación más pacífica y solidaria».

Aunque el ideal no se materializó – poco después llegaría la Segunda Guerra Mundial – Vidal explica que esta fue la semilla para la defensa de una enseñanza más cercana a la naturaleza, con protagonismo juvenil, que comprometiera a los niños en proyectos prácticos, combinando actividades físicas, desarrollo intelectual y emocional y tenía al maestro como mediador, en lugar de solo un proveedor de contenido.

Son ideas que se mantienen vigentes (y no siempre puestas en práctica) en la educación actual.

EAALDerechos de autor de la imagenREVISTA BRASILEIRA DE ED FÍSICA
Image caption«Hubo un debate entre educadores contra la experiencia de la escuela del pasado, con miras a crear una que fuera más amigable, promoviendo la defensa de la democracia, para crear una generación más pacífica y solidaria»; arriba, una clase en el Parque Água Branca, al oeste de São Paulo

André Dalben dice que las escuelas al aire libre de principios del siglo XX ya eran llamadas un «cometa médico-pedagógico», que terminó casi desapareciendo en las décadas de 1950 y 1960.

Primero, porque las enfermedades infecciosas han dejado (al menos hasta este año) de ser tan devastadoras, dice Dalben. Luego, explica Diana Vidal, porque prevaleció el modelo de escuela similar al estilo del régimen de fábrica, que implementa horarios fijos de llegada y salida y trata de acomodar al mayor número posible de alumnos dentro de un espacio físico, con el fin de optimizar recursos y gastos.

Parques, plazas y clubes

Diana Vidal se fijó en las escuelas al aire libre del pasado cuando vio imágenes del regreso a la escuela en Manaus, a principios de agosto, con niños pequeños con mascarillas y sentados en un aula con separadores acrílicos entre ellos.

«Quizás estamos tan apegados a las soluciones empresariales, diseñadas para adultos trabajadores, que no podemos reconocer la insuficiencia de estas medidas para los estudiantes en los primeros años de la educación básica», escribió Vidal en un artículo en el periódico de la USP.

Por otro lado, afirma, «al poner a los niños en mayor contacto con la naturaleza, se crea una discusión sobre las prácticas de enseñanza. (…) Empiezan a explorar otros espacios en la experiencia educativa – con nuevos contenidos y nuevas relaciones «.

Aulas al aire libre en Cachemira
Image captionClases al aire libre en Cachemira: «al poner a los niños en mayor contacto con la naturaleza, se crea una discusión sobre las prácticas de enseñanza».

Además, los estudios hasta el momento indican que la proliferación del nuevo coronavirus es mucho menor en espacios abiertos y ventilados naturalmente.

«El virus termina diluido infinitamente al aire libre», dijo a la BBC en mayo la profesora de epidemiología Erin Bromage de la Universidad de Massachusetts en Dartmouth, EE.UU. «Entonces, cuando una persona enferma exhala, los gérmenes se disipan muy rápidamente».

Pero, en la práctica, ¿cómo trasladar la escuela al espacio exterior, principalmente en las grandes ciudades, con pocas áreas libres disponibles?

En agosto, la organización brasileña de derechos del niño Alana lanzó, con base en las directrices de la Sociedad Brasileña de Pediatría y la Unión de Directores de Educación Municipal (Undime), un documento con sugerencias para el uso de los espacios públicos para reanudar las clases presenciales.

El texto sostiene que, si bien el tiempo para regresar a las escuelas debe ser definido por las autoridades de salud, la forma en que esto ocurrirá también debe ser discutida por las autoridades que administran las instalaciones públicas de la ciudad, como parques y plazas.

EAALDerechos de autor de la imagenREVISTA BRASILEIRA DE ED FÍSICA
Image captionLas escuelas al aire libre de principios del siglo XX alguna vez fueron llamadas un «cometa médico-pedagógico», que terminó casi desapareciendo en las décadas de 1950 y 1960.

Entre las sugerencias se encuentra la creación de salas temporales en parques, plazas y clubes, dirigidas principalmente a los más pequeños, con el fin de liberar más espacio interno de la escuela para programar el regreso a la escuela de niños mayores y adolescentes.

También sugiere el uso de mesas de picnic o poda de árboles para crear bancos de madera, asociados con materiales livianos (como rotafolios y tableros con sujetapapeles) traídos de la escuela.

Un obstáculo importante, dice el documento, es que solo el 40% de los centros preescolares del país tienen áreas de juego y solo el 25% tienen áreas verdes. E incluso antes de la pandemia, el contacto de muchos niños con la naturaleza ya era raro o insuficiente, un contacto que podría ayudar a promover una infancia más rica, más creativa y más saludable.

Una maestra en Nueva York dicta una clase al aire libreDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionHoy en día, en Nueva York, se llevan a cabo demostraciones para fomentar las clases al aire libre.

Para André Dalben, las escuelas al aire libre del pasado son una inspiración para repensar la arquitectura de las escuelas de hoy. «Cuando comencé a investigar esto, estaba enfocado en la educación ambiental infantil, (como solución) para que esta educación no tuviera que ser un contenido único, sino que pasara por todas las disciplinas. Y ahora también está la pandemia», dice.

«Podemos pensar en las escuelas junto con las ciudades en su conjunto, con más uso de parques y espacios públicos. No vamos a seguir las mismas líneas que la escuela al aire libre del pasado, pero las vamos a reinterpretar».

De California a Cachemira

Al mismo tiempo, desde regiones ricas y desarrolladas hasta áreas más pobres y conflictivas, el uso de espacios abiertos se ha discutido en diferentes partes del mundo.

En los EE.UU., La organización Green Schoolyards (escuelas verdes) creó la Iniciativa Nacional de Aprendizaje al Aire Libre, recopilando estrategias que están siendo adoptadas por las escuelas estadounidenses.

Una de ellas, en California, instaló pizarras portátiles, filtros de agua potable y bloques de heno rectangulares en el patio, que sirven tanto de banco para sentarse como de bloques gigantes para jugar o compartir espacios.

Dinamarca también creó un portal con propuestas de «educación fuera del aula» en medio de la pandemia. Una de las estrategias es mantener a los niños en grupos pequeños durante todo el día, evitando el contacto entre ellos y haciendo un mayor uso de los espacios externos de cada escuela.

En la conflictiva y vulnerable región de Cachemira, ubicada en la frontera entre India, China y Pakistán, otra iniciativa ha llamado la atención. Los niños estudian al aire libre, incluso en condiciones climáticas impredecibles, ya que el «nuevo salón de clases» está al pie de la cordillera del Himalaya.

Los estudiantes y maestros usan máscaras protectoras y pueden instalar carpas para cubrirse, pero toman clases incluso bajo la lluvia.

Diana Vidal, de la USP, dice que todavía ve pocas discusiones sobre el tema en Brasil, pero ve las experiencias pasadas como un tubo de ensayo, para fomentar el debate público.

Aulas al aire libre en Cachemira
Image captionEn Cachemira, los niños estudian al aire libre, incluso en condiciones climáticas impredecibles, ya que el «aula nueva» está al pie de la cordillera del Himalaya.

«A medida que se fueron consolidando los modelos de escuela, también se naturalizaron y nos olvidamos de otras posibilidades», dice Vidal.

Incluida la posibilidad de obviar, cuando sea posible, el aula física.

«El exterior no tiene por qué ser solo para las famosas excursiones escolares. Nos veremos obligados a utilizar el exterior, que es mucho mejor que el cerrado. Es una invitación a pensar en cómo aprovechar mejor los espacios que tenemos«.

Fuente e imagen tomadas de: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54070581

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La pandemia a través de los ojos de las niñas adolescentes (II): perder la escuela es perder la vida

Noticia/17 septiembre 2020/elpais.com

Más de 700 millones de jóvenes menores de 18 años no podían ir al colegio en el pico de la pandemia. Esta serie documental recoge, de la mano de Unicef, el testimonio de 16 de ellas sobre cómo les ha afectado. La segunda entrega, de cinco, llega desde Indonesia, India, Malí, Chad, Bangladés y Ghana. La ofrecemos en castellano en exclusiva

El cierre de las escuelas en 194 países dejaron a 1.600 millones de niños, aproximadamente el 90% de los estudiantes del mundo, sin escolarizar a principios de abril. La vida de niñas como Fikoh ha cambiado mucho. En el pico de la pandemia de covid-19, más de 700 millones jóvenes de todos los continentes no podían ir al colegio, lo que las ha obligado a reorganizar unas vidas cotidianas muy diferentes. Muchas adolescentes corren el riesgo de no regresar nunca al aula, ya que las familias recurren al matrimonio infantil o al trabajo forzado para aliviar sus cargas económicas.

Igual que en otros países del mundo, los centros educativos de Mali están cerrados, y Adiaratou ha tenido que encontrar nuevas formas de realizar sus tareas escolares. Para otras niñas, los obstáculos para acabar este curso son otros. Aparte de los problemas logísticos del aprendizaje a distancia, ellas también tienen que enfrentarse a la pérdida de las ventajas añadidas que supone ir al colegio. En los últimos meses, la escuela ha cambiado para casi todo el mundo, y empezamos a ser más conscientes de lo que supone una interrupción de la enseñanza. Pero para muchas estudiantes, la covid-19 no es la única causa de que sus posibilidades de estudiar se hayan interrumpido.

Laetitia forma parte del Parlamento Infantil de Chad, un programa extraescolar en el que participan gran número de jóvenes ambiciosos con ideas sobre cómo hacer frente a algunos de los mayores problemas del país. Para Laetitia, algunos de ellos tienen repercusiones muy personales. La desigualdad de género y la estigmatización impiden que la educación de las niñas progrese en todo el mundo. Esta situación puede cambiar, pero tenemos que asegurarnos de facilitar a las jóvenes centros de enseñanza seguros en los que puedan aprender y avanzar, y de empoderarlas para que tomen sus propias decisiones.

Si queremos proteger las capacidades, la ambición y el futuro de estas niñas, tenemos que actuar conjuntamente. Sin embargo, quizá el primer paso sea, sencillamente, escuchar.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/16/planeta_futuro/1600247518_952217.html

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Las buenas prácticas ante las tres pandemias más mortales del mundo salvan 38 millones de vidas

Reseñas/17 septiembre 2o2o/Autora: Lola Hierro/elpais.com

Juntas matan a más de tres millones de personas cada año, pero los resultados publicados por el Fondo Mundial contra el sida, la malaria y la tuberculosis revelan el progreso de las últimas décadas. Todo está ahora amenazado por la covid-19

Si se quiere, se puede. Este es el mensaje que lanzan los resultados publicados hoy por el Fondo Mundial (The Global Fund) contra la malaria, la tuberculosis y el sida. Desde el inicio de su actividad en 2002 hasta 2019 se salvaron 38 millones de vidas en la lucha contra estas tres grandes pandemias, que juntas matan anualmente a casi tres millones de personas. Es un mensaje positivo y esperanzador que llega en un momento en el que el impacto de la covid-19 en la sociedad, la economía y, muy específicamente, en los sistemas sanitarios, está haciendo temer que se pierdan décadas de progreso en la lucha contra estas enfermedades, entre otros muchos problemas a los que el mundo se enfrenta.

Esta nueva revisión «muestra todo el camino recorrido y lo que podemos lograr», opina en una conversación telefónica Francoise Vanni, directora de relaciones externas del Fondo Mundial, sobre lo que considera unos datos «extraordinarios» por la cantidad de vidas salvadas. «Muestra lo que se puede hacer cuando se trabaja de manera colectiva, coordinada y conla participación de las comunidades; y por otro lado dice que necesitamos movilizarnos ya si no queremos perder todo ese progreso en una cuestión de meses», advierte.

El Fondo Mundial es la herramienta de las Naciones Unidas para acabar con el sida, la tuberculosis y la malaria como tarde en 2030, en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible aprobados en 2015 y adoptados por casi la totalidad de países del mundo. Está formado por organismos públicos, entidades privadas y Estados; entre ellos, España, que hace ahora un año regresó a su seno después de ocho años de ausencia, aportación de cien millones de euros mediante. Este último informe recoge los logros en la lucha contra las tres enfermedades por separado y casos de éxito concretos que ponen de relieve cómo sí es posible acabar con ellas.

VIH en Esuatini: la escuela como arma de protección

Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas.
Las huérfanas del sida Pumelele Ndlangamandla (10, derecha) y su hermana Nosipho Ndlangamandla (11) caminan a la escuela en Bhanganoma, en la zona rural de Esuatini. Las cuotas escolares para los huérfanos ahora las paga el Estado, financiado por varios donantes, incluido el Fondo Mundial. Su escuela les enseña tanto materias académicas como habilidades prácticas. GIDEON MENDEL PARA THE GLOBAL FUND CORBIS A TRAVÉS DE GETTY IMAGES

El pasado mes de julio la ONU advirtió que se estaban ralentizando los progresos en la lucha contra el sida, pero no es menos cierto que los esfuerzos globales han logrado reducir la mortalidad por este virus y otras enfermedades relacionadas con él en un 61% desde el año 2000. «Hemos aprendido mucho por el camino, y cada vez más vemos que hay que focalizar esfuerzos, sobre todo, en prevención», subraya Vanni.

El ejemplo de buen hacer del que puede tomar nota el resto del mundo está en Esuatini, antes Suazilandia. Este país diminuto del sur de África, con apenas un millón de habitantes, arrastra una de las tasas de prevalencia de VIH más altas del mundo: un 27% de la población adulta. Y entre mujeres, aún más: un 63%. La buena noticia es que ha sido el primero, junto a Suiza, en alcanzar la meta 95-95-95 de la ONU diez años antes de lo previsto, es decir: el 95% de los afectados por el VIH conoce su estado serológico, el 95% de ellos está en tratamiento y el 95% no presenta carga viral en sangre o esta es indetectable.

La clave del éxito ha sido centrarse en la prevención de uno de los grupos más vulnerables al contagio: las adolescentes y mujeres jóvenes. Ellas, en particular en África subsahariana, tienen una probabilidad de contraer el VIH mucho mayor que sus pares hombres. «El año pasado estimamos que cada día se contagiaban mil mujeres», apunta Vanni. En Esuatini se pensó en cómo reducir la vulnerabilidad de este colectivo, y la respuesta fue desde un enfoque no solo sanitario, sino también educativo. Uno de estos programas se llama Girl Champ y se desarrolló para enseñar a las niñas y adolescentes cómo proteger su salud mediante la creación de espacios seguros y exclusivos para ellas, donde pueden charlar sobre cuestiones de salud vitales, incluida la prevención del VIH. «Hemos visto que, ayudando a las jóvenes a quedarse en la escuela a través de programas educativos y de incentivos económicos, se ha reducido su vulnerabilidad de manera muy exitosa. Lo de Estuatini es un ejemplo muy inspirador, pues se ve cómo a pesar de ser un país con una problemática extremadamente compleja, han podido cambiar la dinámica», celebra Vanni.

Tuberculosis en India: tecnología punta puerta a puerta

Con más de un millón y medio de muertes solo en 2018, la tuberculosis es la enfermedad que más mata, y uno de los principales frentes en la batalla contra esta enfermedad infecciosa es el infradiagnóstico: la inmensa cantidad de gente que vive con ella sin saberlo y que, además de que puedan morirse, también contagian a su alrededor. Pues bien, entre 2014 y 2018 (último año del que se tienen datos) la brecha entre la incidencia que se estima real y los diagnósticos se redujo de un 49% a un 33%, y muy especialmente en algunos de los países donde es más endémica. En esta categoría, India se lleva la palma. «Estamos muy orgullosos del ejemplo de India, porque tienen una carga enorme de tuberculosis en volumen y en proporción hasta el punto de que si no logramos acabar con la enfermedad en este país, no lo lograremos a nivel mundial», avisa Vanni.

Con ayuda de la Organización Mundial de la Salud y del consorcio mundial contra la tuberculosis Stop TB, se puso en marcha un programa para acelerar la detección de aquellos casos no identificados, y el resultado es que en 2018 se encontraron 344.000 más que durante el año anterior. Este logro se ha alcanzado mediante la participación de todos los actores —Gobierno, socios a nivel nacional, sector privado, sociedad civil, OMS, Stop TB…— y también mediante el buen uso de la tecnología y las carreteras porque, como subraya Vanni, «hay que ir hacia los casos, no esperar a que los casos vayan a ti».

Así, una flota de furgonetas bien equipadas recorre las zonas rurales remotas y de difícil acceso de India para realizar pruebas diagnósticas pueblo a pueblo y puerta a puerta a cada vecino. La tecnología molecular empleada es más precisa y produce resultados más rápidos que los métodos tradicionales: se ha podido reducir el tiempo de espera de los resultados de ocho días a unas pocas horas y de esta manera, en cuanto se identifica a un paciente se le puede atender inmediatamente.

Malaria en Myanmar: desplegando la red de redes

En la lucha contra la malaria, el número de muertes en el mundo continúa disminuyendo, pero esta caída de la mortalidad y también la rapidez en la reducción del número de casos se ha ralentizado «notablemente», alerta el Fondo Mundial. De hecho, la OMS advirtió recientemente que las muertes se pueden multiplicar e, incluso, doblar con respecto al año anterior por los efectos de la covid-19.

Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar.
Naw Htay Htay Myint, trabajadora sanitaria de su comunidad, supervisa y registra a un voluntario para trabajar en la campaña contra la malaria en la aldea de Xwe Lay, estado de Kayin, Myanmar. QUINN MATTINGLY FONDO MUNDIAL

En la otra cara de esta moneda está Myanmar. Hace una década, un millón de personas cada año se contagiaba por la picadura de algún mosquito del género Anopheles y más de 300.000 morían. Hoy, esa cifra se ha reducido a 108.000 infecciones anuales y 170 muertes. La clave está en el reparto masivo de mosquiteras, otra vez casa por casa, familia por familia. Es una iniciativa que se realiza desde hace años en los países endémicos pero que aquí, en este Estado del sureste asiático, ha tenido especial éxito gracias al despliegue de 17.000 voluntarios sanitarios que fueron capacitados y dotados con herramientas para proteger a sus comunidades. Entre estas, pruebas rápidas de malaria y recursos para poder enviar los casos más graves al hospital. Estos voluntarios fueron capaces de llegar a los lugares de más difícil acceso de todo el país y suministraron a sus vecinos mucha información vital y hasta seis millones de mosquiteras tratadas con insecticidas de larga duración.

El impacto de la covid-19

«Las buenas prácticas con las tres enfermedades tienen que seguir, pero además hay que atender la crisis de la covid-19», alerta Francoise Vanni. Desde el estallido de la pandemia se han sucedido los llamamientos internacionales alertando de un retroceso en el progreso conseguido. Las restricciones al movimiento, tanto de personas como de transportes, y el cierre de los colegios están impactando directamente en la labor de quienes persiguen acabar con estas dolencias. En abril, durante el pico mundial de confinamientos, 1.600 millones de estudiantes en todo el mundo no podían acudir a sus escuelas porque estaban clausuradas. Y esto afecta directamente a las labores de prevención y sensibilización que con tanto éxito se han llevado a cabo en lugares como Esuatini.

En el caso de la malaria y la tuberculosis, es fundamental que los trabajadores sanitarios comunitarios puedan seguir yendo puerta por puerta con información, pruebas diagnósticas, mosquiteras y medicamentos. Vanni resalta que la protección de estos trabajadores de la salud es indispensable para mantener los programas. «Si no tienen protección adecuada, pues o no van a querer ir o van a enfermar si van; ahí es donde se tiene que actuar inmediatamente», indica la portavoz del Fondo Mundial. «Si el personal sanitario enferma y se muere, se desploma totalmente el sistema, así que estamos insistiendo mucho en que no todo es tecnología al final; es tener a hombres y mujeres que presten estos servicios de prevención de salud».

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/09/13/planeta_futuro/1599983668_229131.html

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“Este curso, el tema cero debería ser conectar con los niños antes de trabajar cualquier otro contenido”

Por: Ana Camarero

El objetivo es ayudar a los menores en las distintas etapas educativas de Infantil, Primaria y, sobre todo, Secundaria a “reengancharse” al nuevo curso

Marina acaba de cumplir ocho años y en breve iniciará el nuevo curso escolar. Este año cursa 3º de Primaria. Está nerviosa y, al mismo tiempo, feliz, de reunirse de nuevo con sus compañeros. Este comienzo de curso no será uno más. Posee algunos elementos diferenciadores con respecto al resto de años: primero, comienza seis meses después de que el pasado 14 de marzo las clases se cerraran tras declararse el Estado de Alarma en todo el territorio español para afrontar la situación de emergencia sanitaria originada por la covid-19; segundo, a causa del coronavirus, el alumnado se mantuvo en sus casas finalizando el curso anterior de manera digital, sin ninguna presencialidad en las aulas; tercero, la apertura de las aulas se inicia en la “nueva normalidad”, manteniendo la distancia de seguridad entre los estudiantes, el uso obligatorio de la mascarilla y la higiene de manos continua con gel hidroalcohólico. Una serie de pautas a las que se suma todo un protocolo de recomendaciones a desarrollar a lo largo de la jornada escolar. Pero… y los aprendizajes. ¿Dónde quedaron? ¿Se recuperarán los contenidos que el coronavirus despreció? ¿Cuáles serán las materias a las que habrá que dar mayor importancia?… Y los alumnos y alumnas, ¿cómo se encuentran? ¿cómo les ha afectado física, social y emocionalmente esta nueva situación? En definitiva, ¿qué perdieron durante estos meses y cómo ayudarles en las distintas etapas educativas de Infantil, Primaria y, sobre todo, Secundaria a “reengancharse” al nuevo curso?

Pedro Molino, tutor y creador de contenidos de la Universidad de Padres online, considera que el confinamiento ha afectado tanto al aprendizaje como a las relaciones interpersonales, a la vez que ha agravado las contradicciones de cada familia o escuela: “Los niños desobedientes se han vuelto más retadores, los hipersensibles más miedosos, los padres sobreprotectores lo han sido más aún y los niños adictos a las pantallas les han dedicado más tiempo. Los colegios sin unidad de estilo educativo han improvisado más y han pasado del exceso de deberes a la impotencia con respecto a los alumnos no conectados (brecha digital) generando una gravísima exclusión social”. Pero, señala este tutor de la Universidad de Padres online, que “curiosamente, algunos alumnos, con más capacidad de aprendizaje por sí mismos, han ganado autonomía y nivel en su aprendizaje online”.

En cuanto a los alumnos de Educación Infantil, Pedro Molino comenta que “ha afectado a los aprendizajes que requerían un nivel más preciso de psicomotricidad corporal, a la lógica del cálculo y a la socialización (como respetar turnos o compartir)”. Sin embargo, en aquellos que cursan Educación Primaria, este tutor apunta que “ha habido un retroceso en la atención, en la escritura y en conocimientos generales (salvo en niños lectores). También ha disminuido la confianza en el otro y la capacidad de realizar tareas en equipo”. Por eso, continúa Pedro Molino, “esta crisis debería servirnos para replantearnos el modelo de escuela tradicional predominante (transmisiva y pasiva) y renovarla con urgencia hacia una escuela más activa y participativa. Repensarnos y vertebrar qué enseñar, cómo enseñar y qué relaciones se establecen en el proceso enseñanza-aprendizaje, algo que requiere la formación urgente y permanente de familias y docentes”. Para lograrlo, Pedro Molino considera necesario “podar” el currículum y ofrecer esquemas de conocimiento esenciales donde, “a modo de mapas conceptuales o perchas clave, los niños puedan ir colocando en su mente todo lo que descubren en clase, en los libros, en el entorno y en Internet”.

El creador de contenidos de la Universidad de Padres afirma que el modo de “reenganchar” y motivar a los niños de Primaria es educarlos con emoción y sentido de pertenencia: “el tema cero debería ser conectar con ellos antes de trabajar cualquier otro contenido. Hay que dedicar el primer mes a hablar mucho con y entre ellos, a escucharlos, a recoger sugerencias y propuestas para crear conexión de aula, organizando pequeños equipos que, tanto en clase como fuera de ella (online), se apoyen en un sistema de aprendizaje compartido”. Además, continúa este tutor, “la realidad del virus puede tratarse desde muchos ángulos: educar a los niños en los principios del pensamiento científico (observar, medir, comparar, establecer hipótesis, comprobar); estimular la creatividad inventando cuentos literarios e imaginativos para que se sientan héroes; fomentar los valores de cooperación, creatividad y superación… La escuela es una microsociedad en pequeño”.

En el caso de los estudiantes de ESO, Domingo Hernández García, director y profesor de Biología y Geología del IES de Sahagún (Sahagún-León), expone que las consecuencias del confinamiento no son tan importantes respecto a la pérdida de contenidos y de estándares de aprendizaje, (“siempre se pueden recuperar en el siguiente curso y, en muchos casos, los programas de las distintas materias se repiten”), como a la pérdida de los otros aprendizajes, (“adquirir hábitos de trabajo, interacción con el medio y aplicación práctica de lo aprendido, el aprendizaje individual… Todo esto se ha perdido en estos meses y las consecuencias las veremos durante el curso”). Por ello, Hernández García es partidario de comenzar con la parte no trabajada durante el último trimestre. “Esto va a suponer un esfuerzo importante del profesorado, dedicando parte del primer trimestre a trabajar la parte de la materia no consolidada el curso anterior, respetando en todo momento los ritmos diferentes de aprendizaje de los alumnos”, señala el profesor de Biología.

Un planteamiento con el que coincide el director del Colegio Trilema El Pilar, Miguel García Morell, quien apuesta por realizar un trimestre 0 “para afianzar los contenidos menos trabajados durante el curso anterior. Durante este periodo se trabajará #SiempreListos para prepararnos ante un posible confinamiento, trabajando las competencias: digital, ejecutiva y la autonomía personal”. Una acción necesaria, según manifiesta García Morell, sobre todo “en el caso de los alumnos con escasa motivación para quienes el confinamiento, sumado a la imposibilidad de seguimiento por parte de las familias, ha supuesto una desconexión y descuelgue”. También, para aquellos alumnos con Necesidades Educativas Especiales (NEE) que “no han podido seguir las clases de forma adecuada junto a sus compañeros, teniendo que realizar sesiones individuales. O aquellos alumnos sin competencia digital que no han podido hacer un aprovechamiento óptimo de las asignaturas, y han sufrido una ralentización de su aprendizaje”.

Para evitar este “descuelgue” de los estudiantes, sobre todo de Secundaria, la gestión de las emociones debe ser el punto de partida, en opinión del director y profesor de Biología y Geología del IES de Sahagún (Sahagún- León). “La escuela pública tiene que ser el elemento que sirve para igualar y garantizar las mismas oportunidades. Durante la pandemia nos hemos dado cuenta que los alumnos de familias más desfavorecidas socialmente han sufrido mucho a nivel emocional por no poder contar con los medios y con la ayuda en casa que si han tenido otros alumnos; por eso es fundamental la enseñanza presencial. Tenemos que sumar las situaciones vividas por los hijos de los sanitarios y de las profesionales que han estado en primera línea de batalla contra el virus, las familias que han perdido su trabajo o que han perdido a un familiar. Todo esto necesita de un trabajo importante en los primeros días del curso; hablar de lo ocurrido es prioritario”.

El director del colegio Trilema El Pilar también apuesta por “trabajar la parte emocional de la realidad de la COVID-19: infoxicación, compromiso, responsabilidad y metacognición a partir de su porfolio del confinamiento. A partir de este, hacer un planteamiento de cómo afrontar un posible confinamiento durante el curso 20/21, los objetivos y las expectativas para este curso. No solo en el plano académico, sino también en la gestión de las emociones”. Con un objetivo esencial, destaca García Morell, que es “mantener un compromiso de colaboración y una comunicación constante, así como generar vínculos estrechos entre familia y escuela”. Porque, explica Pedro Molino, “las familias son fundamentales para poner los cimientos de la educación, pero no puede recaer todo el esfuerzo en ellas. Necesitan formación, apoyo educativo y ayudas para la conciliación… Los logros académicos son fruto de un estilo de crianza educativa responsable. La motivación por aprender de los niños se forja con un amor incondicional –estimulante, responsable y exigente– de los padres. Formar a los padres para educar mejor a los hijos es prioritario, porque necesitamos una sociedad más consciente, más colaboradora y más creativa”.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2020/09/13/mamas_papas/1599991563_216253.html

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México: Desvanecida noción de escuela como unidad de cambio

Jesús González Alcántara/IBERO

La académica del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación (INIDE) de la Universidad Iberoamericana y coordinadora del Faro Educativo, Arcelia Martínez Bordón, considera que el programa sectorial anterior colocaba la escuela al centro, lo que lograba involucrar varias dimensiones que se articulaban, tales como mejora de la infraestructura, mejora de la gestión, mejora de la participación social y mejora de la planeación escolar, a partir de la evaluación.

Ahora, afirma, se ha desvanecido la idea de la escuela como unidad de cambio donde confluyen varios actores en un trabajo coordinado y colaborativo.

Lo anterior se dio a conocer a través de una nota informativa que distribuyó el Faro Educativo y en la cual se recogen las discusiones de especialistas que participaron en las mesas 3 y 4 del Seminario “Programa Sectorial de Educación 2020-2024: Diagnóstico, propuestas y retos para su implementación” convocado por el Faro Educativo del INIDE, el Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia, el Campo Estratégico de Acción en Modelos y Políticas Educativas, y el Departamento de Educación de la IBERO.

Durante su intervención, Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional en el Departamento de Educación de la IBERO, señaló que en el Programa Sectorial de Educación los factores intangibles de la convivencia escolar están desdibujados, toda vez que en el programa sectorial se menciona un deseo de generar entornos favorables para el proceso de enseñanza-aprendizaje, pero éstos se enmarcan únicamente en la infraestructura educativa.

No se habla propiamente de la creación de entornos que pongan en marcha actitudes, habilidades y competencias que generen un entorno favorable, tampoco se habla en términos de la formación que requieren los docentes respecto a los elementos intangibles.

Ello es preocupante, señaló Chao Rebolledo, porque la invisibilidad de lo intangible incide en que no se tenga claridad respecto a cómo se va a dar seguimiento y a evaluar el impacto que podría tener, por ejemplo, la inversión de infraestructura deportiva en el bienestar y en la sana convivencia, es decir, cómo vamos a saber si ese dinero que se va a invertir tendrá o no algún tipo de repercusiones.

Por su parte, Alejandra Luna Guzmán, maestra en Investigación y Desarrollo de la Educación por la IBERO y doctorante en Educación por esta misma institución, destacó que a la fecha no se tiene una base de datos con información y montos de las escuelas beneficiadas por el programa La Escuela Es Nuestra, por lo que, dijo, hay muchas incógnitas respecto a cómo se va a realizar la asignación presupuestal. También comentó que los montos de presupuesto que se tienen previstos (7,280 millones de pesos) no alcanzarán para cubrir las necesidades de infraestructura educativa de todas las escuelas, por lo tanto, señaló que se tiene que reducir el monto o bien, la cantidad de escuelas beneficiadas.

A pesar de advertir que en el Programa no se menciona a las Normales Rurales, el académico e investigador de la IBERO, Raúl Romero Lara, quien además es docente en el Instituto Superior Intercultural Ayuuk y asesor en la Universidad del Medio Ambiente, dijo estar de acuerdo en lo que llamó “la principal ruptura de este programa sectorial con los anteriores” y que es de tipo narrativo, al concebir que la escuela ha sido reproductora de desigualdades sociales, que el docente es un agente de transformación, y, por lo tanto, requiere ser revalorizado, y que debe privilegiarse la mejora por encima de la sanción.

En este encuentro también participaron especialistas del Tecnológico de Monterrey, del Instituto Tecnológico Autónomo de México y de la Universidad Autónoma de Baja California.

Consulta aquí el Programa Sectorial de Educación

https://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5596202&fecha=06/07/2020

Este material se comparte con autorización de la IBERO

 

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Un profesor único para una escuela de altura

Reseñas/08 septiembre 2020/elpais.com

Gonzalo Durand Zamalloa tiene 58 años y es profesor en Markuray, una comunidad indígena de Perú. Los inicios para él no fueron fáciles, pero su vocación ha podido con todos los obstáculos que ha encontrado a su paso. Y estos han sido muchos. Una historia inspiradora

    • Su nombre es Gonzalo Durand Zamalloa, tiene 58 años y nació en Urubamba, uno de los pueblos más grandes del Valle Sagrado de los Incas ubicado en Cuzco, en el sur de Perú. Gonzalo pisó por primera vez estas tierras al poco de nacer, y nunca se ha separado de ellas. Su sueño desde que comenzó a tomar conciencia del mundo en el que vivimos es hacer algo para que éste sea un poco mejor.Gonzalo estudió para ser docente y opositó hace 21 años por una plaza de profesor en el sistema educativo público peruano. Obtuvo buenas notas, así que pudo elegir destino. Se quedó con la escuela de Phiri, un pueblo cercano a Ollantaytambo, a media hora de donde él residía por entonces, y a pie de carretera.

      Un día estaba charlando con una compañera que no había sacado buenas calificaciones, y esta se lamentó de que le había tocado aceptar la escuela de Markuray, una alejada comunidad indígena cuyo centro educativo no tenía medios y cuyos pobladores apenas habían salido de ella. Por aquel entonces, Gonzalo tenía esposa y cuatro hijos, pero comprendió que para cambiar el mundo un ser humano no puede estar encadenado a nada y decidió, para sorpresa de su compañera, proponerle un cambio de destino. Ella no dudo ni un solo segundo en aceptar la proposición.

    •  En Perú, las tasas de analfabetismo de hombres y mujeres indígenas de las áreas rurales oscilan del 2,8% de ellos al 7,3% de ellas (frente al 0,6% y 1% respectivamente en las áreas urbanas) según datos de la División de Población de la Comisión económica para América Latina y El Caribe (Cepal). Los comienzos no fueron fáciles para Gonzalo, pues Markuray, ubicada a 3.700 metros sobre el nivel del mar, le quedaba a unas cuatro horas de camino desde su casa en Urubamba. Este hecho hacía inviable para Gonzalo llevar una vida normal, ya que no podía pasar siete u ocho horas viajando a Markuray cada día. Entonces, tomó la decisión de quedarse a vivir allí de lunes a viernes, a pesar de que eso implicaba alejarse de su mujer e hijos y que, a largo plazo, le acabaría costando su matrimonio. Otro problema que encontró es que la escuela de Markuray apenas contaba con material para la enseñanza, así que Gonzalo decidió invertir su sueldo en mejorarla, convirtiéndola así en una apuesta personal a la que dedicar su vida. Actualmente los niños de Markuray ven en este colegio un hogar y en Gonzalo a un padre y a un amigo.
      2En Perú, las tasas de analfabetismo de hombres y mujeres indígenas de las áreas rurales oscilan del 2,8% de ellos al 7,3% de ellas (frente al 0,6% y 1% respectivamente en las áreas urbanas) según datos de la División de Población de la Comisión económica para América Latina y El Caribe (Cepal). Los comienzos no fueron fáciles para Gonzalo, pues Markuray, ubicada a 3.700 metros sobre el nivel del mar, le quedaba a unas cuatro horas de camino desde su casa en Urubamba. Este hecho hacía inviable para Gonzalo llevar una vida normal, ya que no podía pasar siete u ocho horas viajando a Markuray cada día. Entonces, tomó la decisión de quedarse a vivir allí de lunes a viernes, a pesar de que eso implicaba alejarse de su mujer e hijos y que, a largo plazo, le acabaría costando su matrimonio.Otro problema que encontró es que la escuela de Markuray apenas contaba con material para la enseñanza, así que Gonzalo decidió invertir su sueldo en mejorarla, convirtiéndola así en una apuesta personal a la que dedicar su vida. Actualmente los niños de Markuray ven en este colegio un hogar y en Gonzalo a un padre y a un amigo.

    •  Gonzalo no solo se dedicó a la escuela, sino que hizo importantes gestiones para Markuray. Consiguió que se construyese una carretera para los vehículos hasta la localidad y que llegase la energía eléctrica. También logró la construcción de un campo de fútbol, una capilla, la dotación de utensilios modernos para muchos hogares, etc. La carretera no se construyó bien y en temporada de lluvia es prácticamente intransitable debido a los derrumbes, pero facilita mucho la llegada a Markuray. Gonzalo tarda unos 90 minutos en llegar a la comunidad. En época de lluvias va en moto hasta Sogma, una localidad cercana, y luego sube a pie la montaña, lo que puede llevarle hasta dos horas y media.
      3Gonzalo no solo se dedicó a la escuela, sino que hizo importantes gestiones para Markuray. Consiguió que se construyese una carretera para los vehículos hasta la localidad y que llegase la energía eléctrica. También logró la construcción de un campo de fútbol, una capilla, la dotación de utensilios modernos para muchos hogares, etc.La carretera no se construyó bien y en temporada de lluvia es prácticamente intransitable debido a los derrumbes, pero facilita mucho la llegada a Markuray. Gonzalo tarda unos 90 minutos en llegar a la comunidad. En época de lluvias va en moto hasta Sogma, una localidad cercana, y luego sube a pie la montaña, lo que puede llevarle hasta dos horas y media.

    • Julián Sueldo, que ha salido temprano para recoger leña, regresa a pie a Markuray cargando con un pesado fardo a sus espaldas a pesar de sus 91 años. La longevidad y la fortaleza de los habitantes de esta localidad montañera se debe a que han estado alejados de la civilización, algo que también les ha permitido ser más ajenos a la contaminación y a los alimentos procesados, ambos perjudiciales para la salud. Los indígenas se benefician de algunos programas del Gobierno como el llamado Pensión 65, que les aporta 200 nuevos soles al mes, unos 50 euros, pero aseguran que en muchas ocasiones no les llega el subsidio, algo que atribuyen a una mala gestión de la institución. El 26% de la población peruana es indígena, según el Banco Mundial y casi la mitad de los habitantes del país viven en áreas rurales.
      4Julián Sueldo, que ha salido temprano para recoger leña, regresa a pie a Markuray cargando con un pesado fardo a sus espaldas a pesar de sus 91 años. La longevidad y la fortaleza de los habitantes de esta localidad montañera se debe a que han estado alejados de la civilización, algo que también les ha permitido ser más ajenos a la contaminación y a los alimentos procesados, ambos perjudiciales para la salud. Los indígenas se benefician de algunos programas del Gobierno como el llamado Pensión 65, que les aporta 200 nuevos soles al mes, unos 50 euros, pero aseguran que en muchas ocasiones no les llega el subsidio, algo que atribuyen a una mala gestión de la institución. El 26% de la población peruana es indígena, según el Banco Mundial y casi la mitad de los habitantes del país viven en áreas rurales.
    • Casi llegando a Markuray, tres jóvenes labradores descansan después de una jornada cultivando. En esta región, abajo en el valle, hay tierras comunitarias que se reparten entre diversas comunidades indígenas. Estos chicos bajan por la noche para aprovechar las primeras horas del día, cuando hace menos calor, para trabajar. La agricultura y la ganadería de Markuray es de subsistencia, y apenas quedan excedentes para el intercambio o la venta. La débil situación económica empuja a los más jóvenes a trabajar como porteadores en el Inca Trail o Camino del Inca, llevando los pesados equipajes de los turistas. Si una agencia cobra a un turista 120 euros por contratar un porteador, la agencia paga al porteador unos 120 nuevos soles, o 30 euros, por un trabajo de cuatro días.
      5Casi llegando a Markuray, tres jóvenes labradores descansan después de una jornada cultivando. En esta región, abajo en el valle, hay tierras comunitarias que se reparten entre diversas comunidades indígenas. Estos chicos bajan por la noche para aprovechar las primeras horas del día, cuando hace menos calor, para trabajar. La agricultura y la ganadería de Markuray es de subsistencia, y apenas quedan excedentes para el intercambio o la venta. La débil situación económica empuja a los más jóvenes a trabajar como porteadores en el Inca Trail o Camino del Inca, llevando los pesados equipajes de los turistas. Si una agencia cobra a un turista 120 euros por contratar un porteador, la agencia paga al porteador unos 120 nuevos soles, o 30 euros, por un trabajo de cuatro días.
    • De los 3,8 millones de personas que viven una situación de pobreza extrema, 2,1 millones son niños y niñas. Del total de 10,2 millones de menores de 18 años, más de 6,5 millones viven por debajo de la línea de la pobreza, según Unicef. Si los padres se ausentan para trabajar, las mujeres se quedan a la cabeza de las labores del hogar y necesitan la ayuda de sus hijos, por lo que estos dejan de ir a la escuela. Este es uno de los principales problemas que se le han presentado a Gonzalo, que ha tenido que discutir mucho con los padres de los menores de edad para que les dejaran asistir a clase. Ahora, al llevar tanto tiempo en Markuray y haber sido el profesor de muchos de esos padres cuando eran pequeños, estos entienden las intenciones del profesor. Gonzalo ha conseguido que casi ningún niño pierda clases. En la imagen, Dina, de cuatro años, que ayuda a su familia con la ganadería cuando sus padres se marchan a trabajar fuera.
      6De los 3,8 millones de personas que viven una situación de pobreza extrema, 2,1 millones son niños y niñas. Del total de 10,2 millones de menores de 18 años, más de 6,5 millones viven por debajo de la línea de la pobreza, según Unicef. Si los padres se ausentan para trabajar, las mujeres se quedan a la cabeza de las labores del hogar y necesitan la ayuda de sus hijos, por lo que estos dejan de ir a la escuela. Este es uno de los principales problemas que se le han presentado a Gonzalo, que ha tenido que discutir mucho con los padres de los menores de edad para que les dejaran asistir a clase. Ahora, al llevar tanto tiempo en Markuray y haber sido el profesor de muchos de esos padres cuando eran pequeños, estos entienden las intenciones del profesor. Gonzalo ha conseguido que casi ningún niño pierda clases. En la imagen, Dina, de cuatro años, que ayuda a su familia con la ganadería cuando sus padres se marchan a trabajar fuera.
    • La llegada de la energía eléctrica abrió un mundo de posibilidades a los habitantes de Markuray. En la imagen posa en su hogar Ignacia, una de las personas más activas por el bienestar del pueblo y gran aliada de Gonzalo en su proyecto. Hasta hace unos años nadie imaginaba que podría ver la televisión desde su casa. El progreso se mezcla con la tradición y la familia vive entre pequeños roedores, los cuis, que tienen una de las carnes más cotizadas de Perú por su exquisito sabor.rnrn
      7La llegada de la energía eléctrica abrió un mundo de posibilidades a los habitantes de Markuray. En la imagen posa en su hogar Ignacia, una de las personas más activas por el bienestar del pueblo y gran aliada de Gonzalo en su proyecto. Hasta hace unos años nadie imaginaba que podría ver la televisión desde su casa. El progreso se mezcla con la tradición y la familia vive entre pequeños roedores, los cuis, que tienen una de las carnes más cotizadas de Perú por su exquisito sabor.
    • En Markuray se habla quechua y solo los más jóvenes entienden y hablan el castellano. En la imagen, un anciano de Markuray muestra su radio, a la que considerada un pequeño tesoro. Dice que le encanta escucharla, aunque apenas entiende lo que dicen los locutores. Para él fue chocante que este aparato llegase a sus manos cuando ya tenía 80 años. Gonzalo mantiene una pelea constante para que en los hogares no solo se hable quechua, sino que se facilite el aprendizaje el castellano a los niños.
      8En Markuray se habla quechua y solo los más jóvenes entienden y hablan el castellano. En la imagen, un anciano de Markuray muestra su radio, a la que considerada un pequeño tesoro. Dice que le encanta escucharla, aunque apenas entiende lo que dicen los locutores. Para él fue chocante que este aparato llegase a sus manos cuando ya tenía 80 años. Gonzalo mantiene una pelea constante para que en los hogares no solo se hable quechua, sino que se facilite el aprendizaje el castellano a los niños.
    • La llegada del progreso ha llevado la confusión y el cambio a muchas comunidades nativas. La imagen del indígena joven trabajando feliz su chacra (su tierra) es cada vez más difícil de encontrar. Gonzalo trabaja por mantener la identidad de Markuray, pero sabe que es una batalla perdida. El progreso, literalmente, arrolló a Markuray y a muchas otras comunidades. En las ciudades, no todos son tolerantes con los indígenas: en ocasiones son insultados y los más jóvenes terminan avergonzándose y quieren olvidar a toda costa su pasado, buscándose la vida en las ciudades y malviviendo.
      9La llegada del progreso ha llevado la confusión y el cambio a muchas comunidades nativas. La imagen del indígena joven trabajando feliz su chacra (su tierra) es cada vez más difícil de encontrar. Gonzalo trabaja por mantener la identidad de Markuray, pero sabe que es una batalla perdida. El progreso, literalmente, arrolló a Markuray y a muchas otras comunidades. En las ciudades, no todos son tolerantes con los indígenas: en ocasiones son insultados y los más jóvenes terminan avergonzándose y quieren olvidar a toda costa su pasado, buscándose la vida en las ciudades y malviviendo.
    • Gonzalo siempre ha intentado inculcar valores a través del deporte. Con mucho esfuerzo y dedicación construyó junto con los vecinos de Markuray el Maracaná, un campo que hoy es la envidia de todas las comunidades aledañas. En este campo de fútbol los niños juegan y hacen deporte tanto en horario escolar como fuera de él.
      10Gonzalo siempre ha intentado inculcar valores a través del deporte. Con mucho esfuerzo y dedicación construyó junto con los vecinos de Markuray el Maracaná, un campo que hoy es la envidia de todas las comunidades aledañas. En este campo de fútbol los niños juegan y hacen deporte tanto en horario escolar como fuera de él.
    •  La escuela de Markuray es el territorio de un soñador, Gonzalo, y el lugar en el que los niños fantasean en ser como él. Las instalaciones fueron nuevamente construidas y ahora el centro es más grande, tiene mejor material escolar, sillas y mesas adecuadas, buenas pizarras, cocina y, recientemente, han instalado algunos ordenadores. Debido a la altitud donde está ubicada Markuray, el agua de su manantial está helada y los niños a menudo se resisten a asearse. Gonzalo mantiene una lucha diaria para que los alumnos se laven las manos antes de comer o los pies. En su escuela todos pasan descalzos para mantenerla limpia. La escuela también da de desayunar a los niños y, si no lavan sus cuencos y tazas, se quedan sin él.
      11La escuela de Markuray es el territorio de un soñador, Gonzalo, y el lugar en el que los niños fantasean en ser como él. Las instalaciones fueron nuevamente construidas y ahora el centro es más grande, tiene mejor material escolar, sillas y mesas adecuadas, buenas pizarras, cocina y, recientemente, han instalado algunos ordenadores.Debido a la altitud donde está ubicada Markuray, el agua de su manantial está helada y los niños a menudo se resisten a asearse. Gonzalo mantiene una lucha diaria para que los alumnos se laven las manos antes de comer o los pies. En su escuela todos pasan descalzos para mantenerla limpia. La escuela también da de desayunar a los niños y, si no lavan sus cuencos y tazas, se quedan sin él.

    • El trabajo de Gonzalo es revisado rigurosamente por el Gobierno regional y hoy es día de examen. Una vez al año, se escoge a cuatro niños de secundaria al azar y estos hacen un examen que, para casi cualquier estudiante de una ciudad, sería un pasatiempo. Pero para los de Markuray es muy difícil por su dificultad para entender castellano. Este año, el encargado de hacer la prueba y supervisar el trabajo es Eder. Gonzalo explica las reglas del examen y hace hincapié en que no se debe copiar.
      12El trabajo de Gonzalo es revisado rigurosamente por el Gobierno regional y hoy es día de examen. Una vez al año, se escoge a cuatro niños de secundaria al azar y estos hacen un examen que, para casi cualquier estudiante de una ciudad, sería un pasatiempo. Pero para los de Markuray es muy difícil por su dificultad para entender castellano. Este año, el encargado de hacer la prueba y supervisar el trabajo es Eder. Gonzalo explica las reglas del examen y hace hincapié en que no se debe copiar.
  • A pesar de haber sido claro con los chicos, durante el examen estos no pueden evitar a veces la tentación de intentar copiar cuando se quedan atascados. Eder, comprensivo, sonriente y amable, vuelve a explicar las normas y se portan bien hasta el final de la prueba.
    13A pesar de haber sido claro con los chicos, durante el examen estos no pueden evitar a veces la tentación de intentar copiar cuando se quedan atascados. Eder, comprensivo, sonriente y amable, vuelve a explicar las normas y se portan bien hasta el final de la prueba.
  • Una vez finalizada la dura prueba para estos niños, Eder corrige los exámenes y comenta cómo ha sido el año lectivo con Gonzalo. Hubo avances y se reconoce el trabajo del maestro, pero ambos, especialmente Gonzalo, saben que hay que seguir trabajando muy duro. Un año más, el profesor ha conseguido cumplir los objetivos. Un año más, Gonzalo ha superado la prueba junto a sus alumnos.rnrn
    14Una vez finalizada la dura prueba para estos niños, Eder corrige los exámenes y comenta cómo ha sido el año lectivo con Gonzalo. Hubo avances y se reconoce el trabajo del maestro, pero ambos, especialmente Gonzalo, saben que hay que seguir trabajando muy duro. Un año más, el profesor ha conseguido cumplir los objetivos. Un año más, Gonzalo ha superado la prueba junto a sus alumnos.
  • Gonzalo ha conseguido que los niños quieran estudiar, y ha convertido la modesta escuela de Markuray en una pequeña fábrica de sueños en la que nueve de cada diez niños aseguran que de mayores quieren ser como él. Este héroe anónimo ha conseguido cambiar la imagen del alumno esforzándose por la del niño que quiere y disfruta aprendiendo a escribir y a leer. Este es su objetivo cumplido.
    15Gonzalo ha conseguido que los niños quieran estudiar, y ha convertido la modesta escuela de Markuray en una pequeña fábrica de sueños en la que nueve de cada diez niños aseguran que de mayores quieren ser como él. Este héroe anónimo ha conseguido cambiar la imagen del alumno esforzándose por la del niño que quiere y disfruta aprendiendo a escribir y a leer. Este es su objetivo cumplido.Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/08/31/album/1598876119_263447.html#foto_gal_15

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Las niñas africanas se enfrentan a la prohibición de ir a la escuela por estar embarazadas

Un millón de niñas del África subsahariana en edad escolar podría no ser admitida en la escuela tras quedarse embarazadas durante la pandemia de la COVID-19, según denuncia el informe ‘Aftershocks – Access Denied’ publicado por la ONG World Vision.

No pueden ir a la escuela por estar embarazadas

Una de cada cuatro mujeres (27%) de entre 20 y 24 años se convierte en madre antes de cumplir los 18 en los países menos desarrollados. Aunque se trate de una tendencia a la baja a escala mundial (se ha pasado de 65 casos cada 1.000 mujeres en 1990 a 47 cada 1.000 en 2015, según los últimos datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas), el crecimiento de la población del planeta indica que el número de madres adolescentes también se incrementará en 2030, debido sobre todo a la explosión demográfica en África.

La ONG World Vision advierte de que muchas de las niñas que se quedaron embarazadas, debido a la violencia sexual, el matrimonio infantil y la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, perderán oportunidades en el futuro porque las políticas y prácticas de algunos países del África subsahariana no permiten que las niñas embarazadas o las madres jóvenes continúen su educación.

200 niñas de cada 1.000 son madres en África subsahariana

Las probabilidades de que una adolescente se quede embarazada son más elevadas en comunidades marginalizadas a consecuencia de la pobreza y la falta de educación y de oportunidades de trabajo.

En África occidental, por ejemplo, el índice se sitúa en 115 nacimientos cada 1.000 mujeres, frente a los 65 de América Latina y el Caribe, 45 del sureste asiático y los siete de Asia oriental. En África subsahariana, esta tasa es de 200 cada 1.000 mujeres, la más elevada del mundo.

Es la región del mundo en la que más niños y niñas no asisten a la escuela

Además de tener las tasas de embarazo en la adolescencia más altas del mundo, África subsahariana es la región del mundo en la que más niños y niñas no asisten a la escuela. En este contexto, las políticas frente a esta situación varían en toda la región y van desde la expulsión total de las niñas embarazadas hasta las estrategias que apoyan la educación continua de las madres adolescentes.

“Negar a las niñas su derecho a asistir a la escuela significa que nos enfrentamos a una nueva crisis en la educación de las niñas, a menos que los gobiernos actúen ahora”, asegura Isabel Gomes, directora global de Operaciones Humanitarias de World Vision para Servimedia, quien recuerda que la decisión de prohibir a las niñas embarazadas regresar a la escuela después del ébola en Sierra Leona tuvo graves consecuencias.

Nueva crisis en la educación de las niñas

“Estas niñas y sus hijos tuvieron menos oportunidades, mayores riesgos en la salud y bienestar, y mayor pobreza e inseguridad”, mantiene Gomes. Varias organizaciones están trabajando sobre el terreno para ayudar a este colectivo, pero aseguran que “no podemos hacerlo solos”.

Como apunta Isabel Gomes, en citas textuales de Servimedia, los países deben prepararse para el inminente aumento de estudiantes embarazadas y establecer políticas que faciliten su reingreso y educación continua. “Tenemos la oportunidad de prevenir nuevos impactos sociales y económicos como resultado de la COVID-19 y los gobiernos “deben actuar ahora antes de que sea demasiado tarde”.

Fuente: https://www.gndiario.com/africa-ninas-embarazadas-escuela

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