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Reabren 262 escuelas en áreas controlados por los talibanes en Afganistán

Afganistán/28 de Abril de 2018/La Vanguardia

El Gobierno y los talibanes han llegado a un acuerdo para reabrir 262 escuelas ubicadas en zonas controladas por los insurgentes que habían permanecido cerradas durante meses en la conflictiva provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán.

Más de 13.300 estudiantes podrán volver a las clases gracias a la reapertura de estos centros, que se produjo tras la mediación de ancianos tribales y eruditos religiosos, informó el Ministerio de Educación en un comunicado.

«El Emirato Islámico (como se autodenominan los talibanes) garantiza e informa a los profesores, estudiantes y sus familias que desde hoy en adelante pueden volver a sus actividades educativas en los colegios cerrados», indicaron, por su parte, los insurgentes.

El portavoz del gobernador de Kunduz, Nyamatullah Timori, explicó a Efe que 120 de las escuelas reabiertas son femeninas, en una zona en la que los talibanes solo permiten a las niñas acudir a clase hasta el sexto grado.

«Los talibanes aceptaron la reapertura de las escuelas después de que entendieron que el Gobierno está comprometido a implementar el proceso de reforma de salarios», agregó, en referencia a un sistema que permitirá a los profesores cobrar sus sueldos en bancos de zonas controladas por el Ejecutivo de Kabul.

Hasta ahora, muchos profesores talibanes que enseñan en áreas bajo control insurgente no podían cobrar sus salarios.

Uno de los mediadores en el proceso de reapertura, el jefe del Consejo Provincial, Yusuf Ayubi, afirmó a Efe que fue el «poder de la gente ordinaria» el que logró el acuerdo y pidió a los talibanes que no dejen que sus problemas con el Gobierno interfieran en la educación de los jóvenes.

El sistema educativo afgano fue uno de los grandes logros en Afganistán tras la caída del régimen talibán con la invasión estadounidense en 2001.

Actualmente, unos 9 millones de niños y niñas afganos van al colegio en unos 16.000 colegios públicos, si bien el conflicto mantiene cerradas las puertas de otro millar de centros, sobre todo en zonas inseguras del país.

Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20180423/442914991657/reabren-262-escuelas-en-areas-controlados-por-los-talibanes-en-afganistan.html

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“La lectura obligada para después hacerte un examen sobre el libro: ese tipo de prácticas es lo peor que se puede hacer”. Entrevista a Cristina Novoa

Europa/España/26 Abril 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

Cristina Novoa  Asesora técnica de Bibliotecas Escolares de la Xunta de Galicia, tiene claro que la lectura no tiene edad, que ha de ser de calidad y algo cotidiano. Pero hace falta crear espacios y momentos para encontrarse con ella.

Cristina Novoa recuerda perfectamente cuándo desarrolló su amor por la lectura. Cuando era niña, cuenta, una tía le recitaba poemas mientras cogía los puntos de las medias. “Tengo la imagen grabada”, rememora. Unas décadas después, esta maestra de Primaria se dedica a inculcar este amor por la lectura desde su puesto de asesora técnica de Bibliotecas Escolares de la Xunta de Galicia. Su cercanía a los Movimientos Pedagógicos de Renovación (MPR) y la influencia de Gianni Rodari, pedagogo y escritor italiano, se unieron a su amor por los libros para llevarle donde está hoy. Novoa, que no pone pegas cuando se le define como “radical sin extremismos”, defiende una aproximación ambiciosa a la lectura, en la que no cualquier texto vale, aunque, matiza, “no se trata de que todos sean eruditos”.

Igual a veces damos demasiado por sentado que hay que leer porque sí. ¿Por qué hay que fomentar la lectura?

A todo el mundo le parece bien la lectura. Nadie te va a decir que no interesa. El problema es que hay discursos sobre la lectura y su fomento entre los más jóvenes que son muy banales. “Leer es divertido”. No. Puede serlo si el texto lo es. “Es útil”. Efectivamente, es imprescindible para moverte con autonomía en esta sociedad. Te da oportunidades que si no lees no tienes. Si no eres capaz de decodificar los textos que tienes a tu alrededor (y no ya solo textos escritos), qué te transmiten esos lenguajes y para tener alguna idea de quién está detrás de ellos, por qué los emiten, qué intereses tienen, etc. no eres una persona alfabetizada y no puedes moverte por el mundo con un mínimo de autonomía y capacidad crítica para poder tomar tus propias decisiones.

Si algo tenemos que hacer los maestros es contribuir a que los chicos salgan del sistema con un dominio suficiente para saber expresarse de manera autónoma, tener sus propios pensamientos y ser capaces de codificar y entender los mensajes que les llegan teniendo una mínima idea, no solo del contenido que tienen, sino de dónde reciben esos mensajes (un periódico, una película, un libro) y qué intereses tienen detrás. Que nadie se sienta manipulado por no tener suficiente dominio del lenguaje oral o escrito. El fomento de la lectura y de la lectura literaria es imprescindible que sea con textos de calidad. Necesitamos textos que nos conformen como personas. Hacerlo con textos banales, que no dicen nada y solo repiten frases estereotipadas o conceptos cómodos para la sociedad o el sistema, tampoco sirve de mucho. Siempre propongo que mejor poquitos libros, bien elegidos y en actividades que sean significativas.

En la escuela no se hace todo, la sociedad tiene mucha responsabilidad en estas cuestiones y por eso debería complementarse lo que se hace en el sistema educativo con un sistema de lectura pública que llegue a toda la población, que los medios de comunicación pongan textos de calidad a disposición de los lectores, que las radiofórmulas pongan música de calidad y no banal (todos tenemos en mente las radiofórmulas y la música que ponen, en contra de la dignidad de la mujer en ocasiones). ¿De qué hablamos? De una sociedad que tenga en la cultura un referente. A veces pervertimos tanto las palabras… “Una sociedad justa, culta e igualitaria”. Bien, vamos a por ello, pero vamos todos y remando en el mismo sentido. ¿De qué sirve que en el sistema educativo estemos tratando de que nuestros lectores sean mínimamente críticos si luego te encuentras una publicidad que trata así a las mujeres, a los adolescentes, cómo refuerza ciertos estereotipos? ¿Qué mensaje llega más fácilmente? ¿Las cinco horas en el centro educativo o el resto del tiempo recibiendo estos mensajes?

No es cuestión de leer por leer, entonces. ¿Usted no cree que es mejor leer lo que sea, por banal que resulte, que no hacerlo en absoluto?

Hay que matizar. Yo soy lectora de textos por divertimento. No se trata de que todos seamos eruditos, creo que es importante que los chicos tengan acceso a los libros que llamamos generacionales, que a veces no podrían considerarse literatura (por ejemplo, las novelas románticas), pero que tienen mucho predicamento y entre ellos se pasan de unos a otros. Pero como educadores o mediadores de lectura tenemos la responsabilidad de que vayan desarrollando recursos para seleccionar lecturas cada vez más exigentes con el lector. Lo que no deberíamos es, aunque deba haber cabida en las bibliotecas para algunos textos generacionales (Los juegos del hambreCrepúsculo, etc.), hacer alguna actividad de fomento de la lectura con esos textos, dejando fuera a otros, más o menos clásicos o de autores actuales, que sí proponen mundos distintos, o una visión diferente, o cuestionan lo que está pasando a nivel social, incluso divertidos sin más, pero con un mínimo de calidad literaria, de cuidado con el lenguaje. De lo que no soy partidaria es de que lean lo que sea. Si eres un mediador en el ámbito educativo a lo mejor lo tienes que pensar dos veces y, aunque tengan a su alcance todo tipo de textos que puedan elegir, les tienes que formar en esa capacidad para elegir aquello que les ayude a crecer internamente como personas. Y no todo vale en ese sentido. Hay géneros denostados como la novela negra, en la que hay de todo. Hay textos que se te olvidan al día siguiente, pero lees a Petros Markaris y te ayuda a entender lo que pasó en su momento en Grecia, mejor que leyendo los periódicos. ¿Es un texto de gran calidad? A lo mejor no lo es, en función de según qué parámetros, pero dentro de lo que yo como lectora le pido a un texto de novela negra: que me enseñe algo más que lo que me cuentan los periódicos, que me resulte entretenido y, además, tenga un mínimo de valor literario, estás haciendo una elección. Tiene que haber todo tipo de lecturas accesibles, pero cuando hagamos actividades para vincular a los chicos a la lectura, tenemos que darle la opción de conocer buenos autores, buenos textos, que lean otros géneros y no se queden “enganchados” a uno solo, que les empobrece. El sistema de lectura pública, y el educativo en concreto, tienen la responsabilidad de acercar a los chicos más pequeños a textos, películas o productos culturales que tengan un mínimo de calidad para que vean la diferencia y ya irán haciendo ellos las elecciones.

¿Qué papel queda para las familias? ¿Qué tipo de actividades se pueden hacer en casa para fomentar la lectura? Se habla mucho de dar ejemplo. ¿Es suficiente?

No siempre pasa. Sobre todo los adolescentes, que lo último que quieren hacer es lo que hacen sus padres. Pero sí hay estudios que dicen que los niños que crecen en casas donde hay libros y un valor por el lenguaje y lo cultural lo normal es que no desarrollen resistencia a la lectura salvo que se les obligue. En casa y la escuela una de las actividades que mejor funciona es acompañar en la lectura, por eso funciona tan bien que les lean un cuento por la noche o los juegos que hacían las abuelas antes. Ir por la calle y leer un cartel, o una publicidad en casa. Mantener la curiosidad. Y cuando me refiero a textos también digo el audiovisual. Si una familia en vez de leer está viendo la tele, una serie, hay formas para conseguir una aproximación crítica a esa serie. Luego hay un momento en el que se abandona al crío porque ya sabe leer. Lo que funciona es que hay que seguir acompañando al adolescente en la lectura. No leerle por la noche, no lo va a aceptar, pero sí hablar de libros en casa, igual que se habla de fútbol o de una noticia local. Se puede hablar del último libro que se han leído o por qué han cogido tal libro de la biblioteca. Acudir a la biblioteca, sacarle el carné. Ir a una ciudad y hacer una visita a la biblioteca, ir a la Feria del Libro, que el libro y la lectura estén presenten en la vida familiar igual que otras cosas. Lo que estamos viendo es que los adolescentes necesitan seguir siendo acompañados en compartir experiencia lectora. Hay que hacerlos consumidores activos de lectura. En los regalos que siempre haya un libro y el niño vaya haciendo su biblioteca personal. Nunca obligar a la lectura es una máxima. Todas las actividades que incluyen el vínculo afectivo favorecen lo cultural. Lo que se vive como una obligación no funciona.

Ya que habla de no obligar… Los libros obligatorios en la escuela, ¿son un aliciente o un castigo?

Lo de la obligación es relativo. En principio, en el sistema educativo solo hay lecturas obligatorias en 2º de Bachillerato que después se exigen para el examen de Selectividad. El resto son los departamentos, que recomiendan lecturas. Y habrá otros que obligan. Y otros hacen recomendaciones abiertas, con un listado de opciones. Yo en lengua gallega puedo recomendar la lectura de un libro y, además, hay que hacer el trabajo, muchas veces sobre el libro, por lo que hay que léerselo. Ese tipo de lectura la defiendo. Lo que no defiendo es la obligada para después hacerte un examen sobre el libro. Ese tipo de prácticas es lo peor que se puede hacer, solo se consigue desarrollar resistencias a la lectura porque no les aporta nada y luego asocian la lectura a este tipo de prácticas y la denostan. Pero también hay muchos profesores que lo hacen de otra manera y las bibliotecas vinculan a los chicos de otra manera: son protagonistas y propician situaciones gratas de lectura. En Galicia tenemos un programa de clubes de lectura en centros de enseñanza secundaria, como actividad voluntaria y fuera del horario lectivo en el que participan este curso 231 IES, Escuelas de Idiomas o de FP, con 12.000 lectores y lectoras, que periódicamente se reúnen para leer y compartir experiencias lectoras.

¿Cómo deben ser las bibliotecas escolares y qué deben ofrecer a las escuelas?

Hoy en día ya no es la que alguna persona puede tener en la cabeza. Debe ser —son recomendaciones de carácter internacional y de nuestra propia normativa— un espacio de la escuela, educativo, en el que tiene que haber suficientes recursos literarios, de ficción y de información. Tiene que haber suficientes fuentes informativas para que alumnado y profesorado puedan hacer uso de esos recursos. Deben trabajar en tres ámbitos: en el fomento de la lectura, con actividades, propuestas, con una buena selección, actividades de extensión cultural (recitales, encuentros con autores, etc.) y también deben trabajar en el uso, tratamiento y producción de información. Enseñar qué tipo de información necesito, dónde la puedo encontrar, cómo puedo contrastarla, reelaborarla y reutilizarla. Todo eso hay que enseñarlo, y la biblioteca es el apoyo fundamental al profesorado, no solo por tener las fuentes, sino porque tiene que apoyarles en esa formación que deben dar a los chicos. Y la producción de información propia. Tiene que ser una biblioteca abierta a la comunidad (a los padres, etc.). Por ejemplo, en los centros donde funcionan los clubes de lectura, en buena parte de ellos, hay también grupos de lectura de adultos. Es una biblioteca dinámica, en constante evolución. Las que están en una primera fase de fomento de la lectura deberían pasar a tratar la información también. Pero debe ser sobre todo un espacio de convicencia y de encuentro con el conocimiento y la cultura, y de apoyo al desarrollo de los contenidos curriculares.

¿Nos olvidamos a veces de los adultos cuando hablamos de fomentar la lectura? ¿Somos una causa perdida?

Para nada. Pongo siempre el ejemplo de un marinero que conozco, con una formación mínima, y que cuando se jubiló una persona de su entorno le empezó a suministrar lecturas y ahora es un lector empedernido. Nunca estamos perdidos para la lectura. Lo importante es encontrarse con el libro, con la persona adecuada que te ponga en camino. Una cosa importante es que el lector no tiene por qué serlo de literatura. Hay jóvenes que no se acaban de meter mucho en el libro de ficción, pero a través de los cómics o las novelas gráficas se les puede introducir. También con los libros informativos. No hay nada que le guste más a un crío de ocho años que un libro informativo. Y los hay maravillosos. No todo tiene que ser literatura. No vamos a conseguir que todos los adultos del país lean poesía, pero a todos nos gustan las historias, las narraciones. Hay otro elemento importante. Estamos creando una sociedad que mete mucho ruido, físico y metafórico. No es fácil ser lector en una casa donde siempre hay una tele encendida. No es fácil ser lector en una sociedad que te está continuamente marcando con estímulos que te llevan a otras cosas, a entretenerte, a que no puedes pasar un rato solo en silencio. Los lectores somos resistentes, lo tengo clarísimo. En el caso de los chicos que leen, contra todos los mensajes que les dicen que leer tampoco es tan allá, que son otras cosas las divertidas y que entretienen, como la tecnología, son auténticos resistentes. Por eso es importante crear espacios y tiempos para la lectura. Se habla ya de crear espacios para la desconexión.

¿Qué efecto ha tenido la aparición del libro electrónico y la tecnología sobre la lectura? ¿Hemos encontrado la forma de utilizarla o, como en el sistema educativo en general, le estamos buscando la vuelta aún?

Nos puede ayudar, nos puede meter mucho ruido. El libro electrónico y la lectura digital tiene que estar e incorporarse a la lectura, nuestros chicos viven a través de sus móviles y sus prácticas deben estar dentro de la escuela para acompañarles con prácticas saludables para ellos. Pero no es fácil todo lo relacionado con la lectura y las plataformas de préstamo de libro electrónico. Es verdad que los buenos lectores, los lectores competentes en texto impreso, no tienen grandes dificultades para incorporar la lectura digital cuando consideran oportuno. En general los lectores que están empezando se pueden sentir fascinados por el dispositivo de lectura electrónica, pero luego lo abandonan y vuelven al papel. Está comprobado. El poder de la industria tecnológica es muy potente y los libros y la lectura tienen enfrente un gran adversario,pero puede ayudar. Y ahí están las redes de lectores virtuales o el fenómeno de los booktubers que arrastran a miles de jóvenes con sus recomendaciones de lectura.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/26/la-lectura-obligada-para-despues-hacerte-un-examen-sobre-el-libro-ese-tipo-de-practicas-es-lo-peor-que-se-puede-hacer/
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¿ Y si no queremos escuelas de calidad?

Por: Roberto González Villarreal, Lucía Rivera Ferreiro y Marcelino Guerra Mendoza

Para nuestro amigo Luis Bonilla, con un chingo de afecto

La calidad es el concepto hegemónico en la discusión educativa contemporánea. En realidad son dos: calidad y evaluación. Pero no son dos cosas distintas. Son los dos lados de la misma moneda. Una refiere a la otra. Como lo dejaron muy claro todas las fuerzas promotoras de la reforma educativa en el texto constitucional. Todas. De izquierda y derecha. Desde Mario Delgado, el ahora senador de MORENA, hasta Juan Carlos Romero Hicks, senador del PAN.

Así lo dice el tercer párrafo del artículo 3º constitucional:

“El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”.

Y se refrenda en el inciso d). fracción II del mismo artículo:

“d). Será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos”.

Calidad es el máximo logro de aprendizaje. ¿Cómo sabemos si hay calidad? A partir de la evaluación. La moneda es el aprendizaje, las caras son la evaluación y la calidad. Son auto-referentes.

A partir de este triángulo conceptual, “calidad-aprendizaje-evaluación”, se diseñaron las acciones de reingeniería del Sistema Educativo Nacional. Acciones, dijimos, en plural, porque se trata de un conjunto en proceso. Desde la evaluación docente hasta el Sistema de Información y Gestión (SIGED), el FONE, Escuelas al Centro, Escuelas al CIEN, autonomía escolar y el Nuevo Modelo Educativo, para citar los programas más representativos.

La crítica y el magisterio han focalizado la atención en los efectos laborales de la reforma. Sobre todo de la evaluación de permanencia. Ha sido así por las indudables repercusiones negativas en la plaza docente y en las prestaciones. Nadie discutiría eso. Son evidentes y deleznables. Aunque se han quedado cortos, porque no es sólo una evaluación punitiva, sino mucho peor que eso: un verdadero programa de reconfiguración de la subjetividad docente, de la creación de un maestro responsable de sí mismo, en condiciones eternas de incertidumbre y precarización. Esos son los objetivos maléficos de la reforma: la reconfiguración neoliberal del sistema educativo, de sus bases materiales, subjetivas y organizacionales.

En esto ya nos hemos extendido en muchos artículos anteriores. No lo repetiremos. El tema que nos ocupa es otro. Son las alternativas, los modos de luchar contra la reforma. No sólo la lucha en calles y escuelas, indispensable e insustituible, sino las tácticas, las estrategias, las modificaciones conceptuales y programáticas de la reforma.

Es lo que hemos venido haciendo las últimas semanas, poniendo atención a la reforma de la reforma, sobre todo en los únicos que se atreven a decirlo así: los candidatos y simpatizantes de MORENA y la coalición “Juntos haremos historia”.

Pues bien, hay que ir un poco más lejos. Hay que atreverse un poco más. Iniciaremos una serie de textos, cortos y de divulgación, sobre los límites conceptuales de las resistencias, que son, a fin de cuentas, nuestros límites políticos y estratégicos.

Pensemos, en conjunto, lo que no hemos pensado hasta ahora, lo que no nos atrevemos a pensar o a decir, aunque se encuentre ahí, como una insatisfacción, un deseo o una molestia que siempre está presente, pero no sabemos identificar muy bien cuál es y dónde está.

Para eso hay que regresar al principio. Al asunto de la calidad, ése es el verdadero fetiche. Es el mayor triunfo de los reformadores: ¿alguien podría disputar su centralidad? ¿Alguien se atreverá a decir que no quiere una escuela de calidad?   ¡A ver quién es el valiente que lo haga!  ¡A ver quién se atreve a ponerle el cascabel al gato! ¿Nadie? Inmediatamente sería catalogado de mediocre, de no pensar en los niños y niñas de este país, de no pensar en el futuro, de ser cómplice de los intereses más retardatarios, de las fuerzas que se oponen al progreso, de ser cómplice de Elba Esther, entre tantas otras cosas. ¡A ver quién se atreve a decir que no! ¿Alguien?

Nadie. En efecto. Nadie disputará la centralidad estratégica de la calidad en las reformas educativas. Lo que se disputa, en todo caso, es su definición. Como lo hicieron algunos críticos; el más insistente e incisivo, Manuel Pérez Rocha.

¿Qué dice? Muchas cosas amenas e interesantes. La central: una reforma sin pedagogos; en consecuencia, una reforma mal hecha, laboral, a tono de economistas y administradores, de políticos que la imponen, con la voz ausente de maestros, estudiantes, padres de familia y, sobre todo, asesores informados e investigadores de otros lados que no sea el CIDE.

El resultado: una reforma que tiene muchos conceptos de calidad, que no sabe muy bien qué es la evaluación, que la confunde con medición.

Las alternativas: una reforma hecha por verdaderos pedagogos, con la participación de padres y maestros, y consulta a la sociedad civil. Una evaluación entre maestros, que se apoye en instrumentos sensibles a las realidades particulares.

Muy bien. Estas son las mejores críticas. ¿Cómo no compartirlas? De ahí en adelante, la disputa es por la dirección de la reforma, por la dotación de otros contenidos a la calidad y a la evaluación, de otros significados y, sobre todo, de otros dirigentes: verdaderos políticos, verdaderos pedagogos, verdaderos asesores…

Esa es la mejor crítica y la mejor propuesta. Luego vienen las pugnas políticas: ¿quién se hará cargo de eso, quién será el secretario de educación pública? Para eso hay que entrar a la campaña electoral primero, administrativa después, los de MORENA, los de los empresarios, Esteban Moctezuma, las diferencias entre corrientes, etc etc etc…

Muchos están en esa lógica. ¡Y esa es la mejor versión! No queremos ni pensar las versiones más pedestres. En fin, lo que nos preocupa es lo siguiente: nunca cuestionaron el diagnóstico. Nunca debatieron la hegemonía de la calidad, si acaso su definición, igual que en la evaluación: nada más.

Ese es el problema. El límite conceptual de las resistencias. No van más allá, se quedan en la disputa de lo definido por otros. Quieren ser mejores reformadores, más eficientes administradores, verdaderos político-pedagogos, más democráticos y más sensibles, más eficientes y pertinentes. Para eso será necesario, dicen, cambiar las definiciones, los indicadores, los instrumentos, los perfiles, parámetros e indicadores. Esos son los que llevan el argumento al límite; otros sólo disputarán procedimientos y mecanismos; los peores solo quieren cambiar a las personas.

Así, encontramos críticos e investigadores que proponen cambios conceptuales y administrativos de alguna de las evaluaciones; tomando prestada la expresión de nuestro querido Alberto Arnaut, tratan de poner a dieta a la evaluación, quitarle lo obesa; otros, de cambiar los instrumentos evaluatorios; muchos incorporar elementos contextuales; algunas expertas proponen otros reactivos; o quitar fases de las evaluaciones, y así…

Como se observa, en realidad son pugnas por la gestión de la reforma; no son críticas a la reforma, ni a sus diagnóstico, ni a sus objetivos, ni a sus mecanismos. Quienes las hacen parten de los mismos objetivos y problemas, pero jerarquizados de manera diferente: calidad con equidad, infraestructura y dotación, financiamiento y estatalidad; tal como aparecen en los programas de las escuelas altamiranistas, las escuelas integrales o el PTEO de Oaxaca.

Es necesario atender y revisar las alternativas en esta óptica; encontraremos demasiadas similitudes conceptuales e históricas con la reforma para dejarlas de lado.

Pues bien, pensemos por un momento de otro modo. ¿Qué tal si el problema de la reforma fuera el mismo problema que plantea? ¿Qué tal si el problema de la educación NO es la calidad?  Peor aún: ¿qué tal si el problema de la reforma es centrarse en la calidad?

Repetimos: la reforma se estructura a partir de los problemas de calidad de la educación. Esa es la base de su diseño y el pivote de la reestructuración. Una salida crítica es disputar las definiciones de calidad, evaluación y en consecuencia todos los procedimientos, le llaman a eso propuesta contrahegemónica.

Muy bien. Ya hay iniciativas, muy menores, es cierto, sobre eso. Nuevos procedimientos, nuevas fases, nuevos reactivos, nuevas preguntas, nuevas jerarquías. Una propuesta contrehegemónica es una guerra de posiciones conceptuales, políticas e instrumentales. Una disputa por la gestión de la reforma. Muy bien. ¡Mucha suerte con eso!

Nosotros decimos: no hay salida a partir de ahí. Solo un recambio en los administradores, procedimientos y jerarquías. Nada más.

¿Subversión de los contenidos? ¿Cuáles, si se hacen para volver más eficientes los objetivos reformadores, para desbloquear los obstáculos creados por las resistencias? La versión contrahegemónica mantiene la problematización, disputando las jerarquías y, si acaso, las definiciones, pero conservando lo demás: la  estructuración misma de la reforma!

El problema de los contrahegemónicos es que intentan salvar la reforma de los obstáculos puestos por la incompetencia, inoperancia e ilegitimidad de los reformadores; pero manteniendo la problematización; disputando la gestión, pero sin cuestionar los ejes de la reforma: calidad y evaluación.

Podrán discutir, si acaso, mayores componentes a la calidad; incorporar referencias locales y culturales; podrán adelgazar los requerimientos evaluadores; pero no se salvan de dos cosas: la calidad como máximo logro de aprendizaje está en la Constitución; y la evaluación es el reverso procedimental de la calidad.

Esos son los límites político-epistémicos de la contrahegemonía como estrategia política de las resistencias. No hay salida de ahí.

Así que los contrahegemónicos sólo disputan la gestión de la reforma; no las condiciones del sistema educativo. En otras palabras: no cuestionan qué se educa, cómo se educa, para quién, cómo se educa, para qué, es decir, no se plantean los cuestionamientos que estructuran la educación en estos tiempos y los desafíos que plantean los cambios políticos, económicos, subjetivos, organizativos del presente y del futuro inmediato.

Nosotros decimos: la reforma educativa es una respuesta a los problemas planteados por el corporatismo a los objetivos de la reconstrucción del capital en su fase neoliberal; su virtud fue identificar problemas, definir conceptos y convertirlos en instituciones, organizaciones y programas muy diversos.

Para luchar contra ellos, los contrahegemónicos proponen diversas categorías de intervención, desde los recambios de personajes hasta los recambios discursivos, y organizativos, pero dentro de los esquemas conceptuales planteados por los reformadores.

No salen de eso; ni saldrán, si no regresan a la problematización, si no ponen en la picota los elementos constitutivos de los sistemas educativos nacionales: la escolarización, los objetivos, medios y procedimientos educativos que se requieren en estos tiempos; en estos, no en el siglo XIX ni en el XX, sino en el XXI, ante los profundos cambios civilizatorios que vivimos.

En estas condiciones, seguir manteniendo a la calidad como objeto de disputa no es sino continuar el régimen de la reforma neoliberal. Nada más.

No es poco; no, no lo es, pero nosotros nos preguntamos si no vale la pena, como lo están haciendo colectivos en todo el mundo, pensar si la calidad no es ya un problema para una educación libre, creativa y emancipadora.

Después de todo, la calidad siempre refiere evaluación y estandarización, en escuelas cerradas y autoritarias; donde los críticos solo quieren cambiar la gestión de eso y no atreverse a pensar que otro mundo es posible. Otro mundo, en donde quizá no hablemos de una escuela que busque la calidad; sino una escuela que se proponga la FELICIDAD, la CREACIÓN y la LIBERTAD.

Muchos pensarán: una utopía; nosotros decimos, no, no lo es; sólo atrevernos a cambiar de modos de pensar para cambiar los modos de vivir. ¿Por qué no, repetimos, pensar en otros conceptos que estructuren los cambios educativos? ¿Por qué dejárselos a los neoliberales, y nosotros sólo pensar cómo mejorarlos, como hacerlos más eficientes? ¿Por qué no, repetimos, convertir a la FELICIDAD, al BUEN VIVIR, a la VIDA DIGNA, en objetivos de política educativa? ¿Por qué no ponerlos a ellos en lugar de a la calidad como máximo logro de aprendizaje?

Obviamente, apenas estamos empezando, queremos preguntarnos sobre lo que nunca nos preguntamos, lo que siempre dejamos de lado, lo que nos exige la coyuntura, lo que nos demandan los otros; queremos preguntarnos si cambiando los problemas, cambiando los conceptos, es posible construir otras formas de pensar la escuela, la política y la vida misma.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/y-si-no-queremos-escuelas-de-calidad/

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Puerto Rico: Asignan $396.8 millones para Educación

Centro América/Puerto rico/26 abril 2018/Fuente: El vocero

Jenniffer González explicó que el dinero será utilizado para los programas de instrucción adicional que recibirán los estudiantes más necesitados

El Departamento de Educación federal le comunicó ayer a la comisionada residente en Washington D.C., Jenniffer González, que la asignación inicial para el programa de Título I del Departamento de Educación de Puerto Rico será de $396.8 millones.

Así lo comunicó González en primicia con EL VOCERO, quien indicó que los fondos de este programa pueden ser utilizados para ayudar a las escuelas a mejorar los servicios de enseñanza de los niños que están en riesgos de no cumplir con los parámetros académicos, particularmente en aquellos planteles con altas concentraciones de familias de escasos recursos económicos.

El dinero puede ser utilizado para programas de instrucción adicional al currículo regular, ya sea en horario extendido, programas de verano, en el salón de clases o con el modelo de sacar fuera e intervenir directamente con el estudiantado más necesitados.

Importantes los padres

Los fondos pueden ser utilizados tanto para escuelas públicas como chárteres, después que cumplan con el requisito de elaborar una política para dar participación a los padres. Cada escuela receptora de estos fondos hará firmar a los padres un acuerdo en el que enumeran sus responsabilidades para apoyar el aprendizaje de sus hijos.

Esta asignación se da bajo la Ley de Apropiaciones Consolidadas de 2018 (Ley 115-141), informó la comisionada, quien abogó por fondos para programas de educación para Puerto Rico.

Bajo la parte A del programa de Título I de la Ley de Educación de Elemental y Secundaria de 1965, según enmendada por la Ley Ningún Niño Quede Rezagado, se asignaron $15,800 millones para las escuelas de todo Estados Unidos. Del total de los fondos, $4,900 millones se entregarán para el 1 de julio y el restante el 1 de octubre.

González explicó que estos fondos para el año escolar 2018-2019 son una asignación preliminar, basada en los datos provistos por la Oficina del Censo sobre pobreza en los distritos escolares y estimados de población.

La asignación final pudiera cambiar con la información que provea el Departamento de Educación. Se espera que se anuncie la asignación final para cada estado o territorio en junio, indicó la comisionada.

Fuente: https://www.elvocero.com/gobierno/asignan-millones-para-educaci-n/article_5714c5fa-4833-11e8-9051-ab35ee28856d.html

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Centros educativos reabren sus puertas en Nicaragua

Centro América/Nicaragua/26 Abril 2018/Fuente: Prensa Latina

Los centros educativos de Nicaragua reabrieron sus puertas en todos los niveles y modalidades de enseñanzas, en una clara señal de retorno a la normalidad en el país tras varias jornadas de elevada tensión social.
El Ministerio de Educación dispuso la víspera el reinicio de las clases para este miércoles, en cumplimiento de las instrucciones de la Presidencia de la República y tomando en cuenta la paz y tranquilidad que reina por voluntad de los nicaragüenses.

Las clases habían sido suspendidas el lunes hasta nuevo aviso, con el objetivo de garantizar la seguridad y tranquilidad de las familias.

El pasado miércoles se desató una ola de violencia en varias ciudades de esta nación que se extendió por varios días, producto de las maniobras políticas de la derecha en contra de nuevas reformas al seguro social, según denuncias.

Las tensiones calaron a tal punto que las autoridades reportaron el asesinato de al menos 10 personas, entre ellas adolescentes, jóvenes, civiles, policías y un periodista, mientras fuentes no confirmadas cifraron en una veintena los decesos.

En tanto, la Conferencia Episcopal aceptó este martes el papel de mediador y testigo del diálogo propuesto por el presidente de la República, Daniel Ortega, frente a la situación de violencia vivida recientemente en este país.

‘Para facilitar el clima de diálogo consideramos esencial e imperativo que tanto el gobierno como cada miembro de la sociedad civil evite todo acto de violencia, irrespeto a la propiedad pública y privada y prevalezca un clima sereno y de absoluto respeto a la vida humana’, expresó el cardenal Leopoldo Brenes.

Al leer un comunicado, el también presidente de la Conferencia dijo que esperan que con un sincero espíritu y voluntad de hacer patria y encontrar los senderos de la paz, los nicaragüenses enfrentados dolorosamente y la sociedad civil los acepten en carácter de mediadores y testigos.

Ese gesto fue inmediatamente agradecido por el gobierno sandinista a través de un mensaje enviado a Brenes.

‘Agradecemos profundamente esa disposición del cardenal Leopoldo Brenes y de todos los señores obispos, de continuar aportando al encuentro, la tolerancia y la convivencia pacífica en nuestro país’, expresa la carta dada a conocer por Ortega en una comparecencia en cadena nacional.

El texto, leído por la vicemandataria, Rosario Murillo, también comparte plenamente la propuesta de sectores que podrían participar en las sesiones del diálogo nacional, al cual se sumarían otros.

Asimismo, la Policía Nacional informó la víspera que puso en libertad a las personas detenidas por las graves alteraciones del orden público ocurridas en los últimos días.

‘La Policía Nacional hace del conocimiento del pueblo de Nicaragua que a partir del día lunes 23 de abril del año 2018 nuestra institución inició la puesta en libertad de las personas detenidas’, expresó el comisionado general Francisco Díaz, subdirector de la entidad.

Díaz sostuvo ante medios de comunicación que dichos ciudadanos ya fueron entregadas a sus familiares y a las comisiones de sacerdotes, proceso que ya finalizó.

A su vez reiteró el compromiso de la Policía Nacional de continuar trabajando para fortalecer la tranquilidad y seguridad de las personas, familias y comunidades.

Por otra parte, Murillo afirmó que las familias nicaragüenses quieren paz frente a los eventos de violencia de los últimos días.

La normalidad que empezamos a ver en todas partes, la disposición de los trabajadores de acudir a sus centros y la actividad económica en mercados es una señal que emiten los nicaragüenses de su voluntad de vivir tranquilos, trabajar y prosperar, aseguró.

Fuente: http://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=173301&SEO=centros-educativos-reabren-sus-puertas-en-nicaragua
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“Los niños quieren una escuela que les escuche” Entrevista a Francesco Tonucci.

Europa/España/19 abril 2018/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación

“Los niños quieren una escuela que les escuche”

A principios de los años 90, un pedagogo italiano, padre de tres hijos, soñó con una ciudad en la que los niños pudieran salir solos a la calle, ir a la escuela por su cuenta, comprar en tiendas sin la supervisión de adultos. Si la idea suena quimérica hoy, aunque cada vez un poco menos, en esa época debía parecer la propuesta de un iluminado.

Pero Francesco Tonucci (Fano, 1940) creía en ella. “Lo que proponemos y lo que queremos no es una ciudad de niños, sino una ciudad para niños”, explica el pedagogo durante una reciente visita al colegio Arcadia, en Villanueva de la Cañada, uno de los centros que más ha seguido los postulados de este educador.

Sus postulados han tenido un cierto éxito en España, donde más de 20 ciudades se han adherido a su idea de La ciudad de los niños y cada vez más centros practican (algo parecido a) el camino escolar que propone este pedagogo. Especial es el caso de Pontevedra, que ha peatonalizado todo el centro y abrazado con entusiasmo las propuestas de Tonucci como el camino escolar.

El camino escolar consiste, básicamente, en que los niños vayan solos al colegio en vez de hacerlo con sus padres, ya sea en coche o andando, o en el autobús de ruta del colegio. Se diseñan unas rutas preestablecidas que se consideren óptimas y los niños irán caminando, recogiéndose unos a otros por el camino hasta llegar al colegio.

Esta práctica solo produce ventajas para la ciudad que la propugna, sostiene Tonucci. “Da autonomía a los niños, y corre más peligo un niño sin autonomía y que no conoce el riesgo y sale un día a la calle solo” que otro que está acostumbrado. “Además, favorecer la presencia de los niños en las calles mejora la seguridad de todos” porque los adultos estamos más atentos cuando vemos a pequeños andando solos, añade. Y los niños llegan más espabilados al colegio después del paseo matutino, lo que les sirve para entrar de lleno en la enseñanza desde el primer minuto. Todo ventajas.

En Pontevedra, “el alcalde (Miguel Anxo Fernández) me dijo que aquella era mi ciudad”, sonríe. Le sucede poco. Cuando se implementó la peatonalización que Anxo quería y a Tonucci favorecía, hubo protestas. Hasta que probaron qué es vivir en una urbe sin coches. “Todo cambio genera protestas”, concede Tonucci. “Pero luego empezaron a andar”, añade, y no dice nada más porque su sonrisa lo dice todo.

Una enfermedad moderna

Tonucci cree que los niños están solos y que esta es una enfermedad moderna típica de los países ricos. Una enfermedad forzada por el desarrollo urbanístico de las ciudades y los modos de vida, que han provocado que los pequeños sean hijos únicos y que no salgan a la calle por el temor de sus padres a que les pase algo. Por eso, para combatir esto, ideó su Città dei bambini.

“Es una ciudad de todos, donde todos puedan vivir pacíficamente cumpliendo sus deseos. Una ciudad donde el espacio público se quita de los automóviles y se devuelve a las personas para que podamos caminar, encontrarnos y jugar”, reflexiona.

Hoy, casi 30 años después de su visión, la ciudad de Tonucci está un poco más cerca de ser una realidad. Alcaldes de todo el mundo han aceptado, con más o menos entusiasmo, que las urbes son hostiles para el peatón. Lo son para el adulto, ni hablamos ya de los más pequeños. ¿Alguien ha visto a algún pequeño, de unos 10 años, andando solo por una gran urbe? Probablemente pocos.

¿Tratamos a los niños con condescendencia? ¿Pensamos que son inútiles o realmente las ciudades son territorios hostiles para ellos y hacemos bien en no dejarles funcionar con autonomía? “A menudo tengo el sentimiento de que los adultos piensan que sus hijos son incapaces”, reflexiona Tonucci.

“Esta evaluación, probablemente incorrecta, seguramente se debe a la forma en la que los evaluamos cuando están con adultos”, continúa. “En este caso es cierto que se comportan como irresponsables e incapaces, porque todo el poder está en manos del adulto y por tanto lo único que el niño puede hacer es molestar, escapar, no respetar las reglas. Pero cuando están solos, todos los niños son responsables y atentos”, opina.

Y sostiene que las percepciones de los adultos no se confirman con la realidad y no están justificadas. “El miedo de los padres es excesivo. Continúa creciendo, cada vez hay más, pero el peligro real, según los datos oficiales, tiende a disminuir”. ¿Por qué? “La política y los medios de comunicación probablemente tengan una responsabilidad seria por esta evaluación distorsionada de la realidad”, asevera.

La escuela de los niños

Tonucci es firme defensor de un concepto que a muchos adultos sonará extraño, pero que sin embargo recoge la Convención de la ONU sobre los Derechos de los Niños: hay que escuchar a los niños y, sobre todo, tener en cuenta sus opiniones, no solo escuchar como un ejercicio de condescendencia.

“De esta manera se sabe cómo piensan, qué piensan y qué necesitan esas personas que son diferentes de nosotros, los adultos. La diversidad es el valor agregado de la infancia”, argumenta. Y ofrecen una visión diferente del mundo, no contaminada por el ritmo desenfrenado y el estrés que aqueja a los mayores. “El otro valor es su libertad en comparación con las actitudes modernas de las que los adultos somos esclavos como la prisa, el consumo, las modas o el interés privado. La escucha cuidadosa y competente de los niños podría ayudarnos a comenter menos errores y causar menos desastres”, reflexiona.

Si los escucháramos, continúa Tonucci, descubriríamos que los niños querrían una escuela “donde no se aburran, donde no pasen tanto tiempo haciendo tan poco y de tan poco interés para ellos. Quieren una escuela que los escuche y esté interesada en sus intereses, que no pueden agotarse en el lenguaje y las matemáticas, pero que a la vez puedan extenderse a lo largo del rango de las 100 lenguas que manejan los niños, como dice Loris Malaguzzi (padre y director de las escuelas Reggio Emilia, en Italia) y como se reconoce en el artículo 13 de la Convención de la ONU.

Respecto a la escuela, Tonucci sostiene que su misión principal ya no es “enseñar cosas”. ¿Cuál es, entonces? “La parte de la enseñanza es la menos importante y más trivial, especialmente hoy en día que podemos utilizar la tecnología”, expone. “Lo único que puede hacer la escuela es enseñar a aprender, a amar la lectura, eseñar a escribir para mantener los pensamientos o comunicarse con los demás, desarrollar conocimientos para los que el niño esté especialmente dotado, desde los artístico-manuales hasta los científicos. En la escuela un niño debe aprender a trabajar junto a otros, a ayudarse mutuamente”, enumera.

Porque la escuela, sostiene Tonucci, deja fuera a muchos niños que no tienen tanto interés en los currículums que más se trabajan en los centros, como Lengua o Matemáticas. “Los alumnos que sacan buenas notas en estas asignaturas saldrán adelante, pero ¿qué pasa con los que nacieron músicos, periodistas, artistas? Para ellos la escuela no existe”, se pregunta y se responde.

“Es absurdo que hagamos pasar tantas horas a los niños en un lugar que no quieren y no reconocen como suyo sino que lo ven hostil y de adultos. Así no van a rendir nunca”, sostiene. Para él, la clave de una buena escuela está en los maestros y no en reformas o leyes educativas. “En Italia las leyes no consiguieron cambiar la escuela significativamente para mejor. Cuando los gobernantes decidan que quieren de verdad una buena escuela para todos dejarán de pensar en reformas y se centrarán en la formación de maestros, que es lo necesario. La garantía de una buena escuela son los maestros, no las leyes ni tampoco la tecnología, por cierto”.

¿Qué es un buen maestro? “Uno que escucha a los niños porque saben que tienen cosas que aportar. Que es consciente de que tienen experiencia en algo que él no lo es. ¿Cómo va a proponer contenidos que consideren interesantes de esa manera?”, lanza al aire.

Los espacios y la autonomía

El pedagogo cree que los adultos manejamos erróneamente el concepto del espacio cuando se aplica a los niños. Nos encanta meterlos en uno y que se queden ahí, cuando esa idea va, asegura, contra la naturaleza de lo que es un niño.

En la escuela, por ejemplo, la idea de “aula” es antigua, dice, y en parte responsable de por qué está fracasando la escuela. “Propongo renunciar a las aulas”, suela. “Para mí la escuela debería estar formada por talleres, por laboratorios. Los niños irían de uno a otro (frente al concepto tan español de que son los profesores los que cambian de clase mientras los niños se quedan fijos en una)”.

En la ciudad, sucede algo parecido con los parques. “Hay que renunciar a hacer espacios específicos para ellos”, explica, asumiendo que la ciudad se ha convertido en un lugar amable para los menores. “Cuando inventamos espacios para niños lo que estamos haciendo en realidad es excluir a los niños del resto de espacios, que deberían ser para todos”, argumenta. Además, cohartan la capacidad de inventar de los niños, algo absolutamente necesario para su correcto desarrollo, según el pedagogo.

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/19/los-ninos-quieren-una-escuela-que-les-escuche/

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¿Por qué los jóvenes están de acuerdo con los dictadores y la corrupción?

Por: Julián de Zubiría

Julián De Zubiria analiza los preocupantes resultados de los estudiantes colombianos alcanzados en la Encuesta Internacional de Cívica de 2016. Allí los jóvenes se muestran partidarios de las dictaduras y benévolos con los actos de corrupción.

Se han divulgado los resultados del Estudio internacional de Cívica en el que participaron 24 países, entre ellos Colombia. Es un estudio realizado con jóvenes de 14 años que cursan el grado octavo. Algo tenemos que estar haciendo muy mal en el continente porque nuevamente los últimos cinco lugares son ocupados por los países latinoamericanos.

Los resultados han generado gran discusión en el país, ya que el 73% de los jóvenes colombianos estuvo de acuerdo con los gobiernos autoritarios, pues suponen que generan un impacto positivo en el orden y la seguridad. La mitad de ellos también se declararon partidarios de “cerrar los medios de comunicación que critiquen al presidente”. Así mismo, un porcentaje similar está de acuerdo con pagar un soborno para agilizar un trámite y vieron como conveniente que “un funcionario público apoye a sus amigos consiguiéndoles empleos en su oficina” (53 %).

Estas respuestas hablan muy mal del proceso educativo que como sociedad hemos llevado a cabo para formar a los futuros ciudadanos tanto en términos de la defensa de la libertad de pensamiento, prensa y opinión, como de la independencia de poderes y del sagrado cuidado que deberíamos tener sobre los bienes públicos.

Lo que ven los jóvenes en Colombia es que existe una total impunidad en torno a los líderes políticos que delinquen y roban el erario público. Los jóvenes ven que los líderes políticos actúan como si estuvieran por encima de la ley. Por esta razón, pueden estar acusados de asesinatos, violaciones o calumnias. En general los procesos no avanzan y finalmente, no les pasa nada a los inculpados. Incluso, es algo trágico y frecuente que los testigos sean asesinados, como acaba de suceder esta misma semana con uno de los testigos estrella en el proceso que le lleva la Corte Suprema de Justicia al expresidente Álvaro Uribe. En este contexto, los jóvenes no se forman en valores democráticos de respeto a la ley, a la diferencia de criterios, la libertad de opinión y la independencia de poderes.

Cuando les permiten alcanzar mayor número de votos, los partidos políticos han avalado a mafiosos, ladrones, parapolíticos y narcotraficantes. Por ello, es comprensible que los jóvenes consideren a los partidos políticos como la institución en la que menos confían (28%). Tenía toda la razón el ex magistrado de la Corte Constitucional Carlos Gaviria cuando decía que “El que paga para llegar, llega para robar”. En Colombia, los partidos pagan para llegar y eso lo saben los jóvenes.

Fueron los partidos políticos los que llevaron a Carlos Leder, Kiko Gómez y Pablo Escobar al Congreso. Hace muy pocos años, el 35% del Congreso fue investigado por nexos con la parapolítica y en el mismo periodo 5.300 militares han sido investigados por asesinatos conocidos por la prensa como “falsos positivos”. Es triste que los medios de comunicación denominen a las ejecuciones extrajudiciales con este eufemismo. En realidad, son asesinatos realizados con el único fin de que algunos militares asciendan en el escalafón. Los jóvenes también saben que la mayoría de magnicidios en Colombia han quedado en la impunidad. Así ha pasado desde Gaitán, pasando por Galán y Garzón, para mencionar tan solo unos pocos.

Hemos constituido una sociedad que aprendió a resolver los problemas a machete y a bala. De allí que no es de extrañar que la mitad de los jóvenes afirmen que “El que me la haga, la paga”. Cuando se les pregunta ¿por qué dicen eso? La respuesta es la misma: Eso es lo que hemos visto hacer a los mayores en Colombia. Estamos formando a las nuevas generaciones en valores antidemocráticos.

También en América Latina el apoyo de los adultos al autoritarismo es alto y creciente, lo cual refuerza la tesis de que estamos ante un proceso de aprendizaje de los jóvenes de los valores antidemocráticos. El propio informe de cívica que estamos analizando, informa que en 2014 el 56% de los adultos de América Latina consideraban la democracia como la mejor forma de gobierno; para el 2016, este porcentaje había bajado al 49%.

Los hijos ven a sus padres comprando productos robados, de contrabando, sobornando a la policía y evadiendo impuestos. Es el mundo de los “vivos” y la “cultura del atajo” que se expresa en el mensaje que se les da a las niñas en los barrios populares de que “Sin tetas no hay paraíso”. Por ello, la prioridad son las cirugías estéticas de levantamiento de cola y de engrandecimiento de los senos.  Tenemos muy seguramente uno de los mejores ciclistas del mundo y los periodistas deportivos se refieren a él como al “capo del equipo”. Es una cultura heredada de las mafias y cuya estructura valorativa también proviene de allí. Por eso “todo vale” y “hay que ponerle zancadilla a quien se atraviese”.

Al mismo tiempo, lo que se enseña en la escuela por lo general no sirve en la vida y lo que necesitan los jóvenes no se enseña en la escuela. Se siguen abordando contenidos totalmente impertinentes. A nivel universitario el problema es todavía más grave ya que hay un profundo descuido de la formación ética, la educación ciudadana y el conocimiento de sí mismo.  No se tienen en cuenta criterios éticos en las evaluaciones ni en la promoción de un estudiante. El proyecto de vida queda a merced del joven, sin que prácticamente intervenga ningún mediador cultural: la escuela, la familia o la universidad.

Para complejizar, se expulsa a niñas embarazadas de los colegios porque supuestamente dan “mal ejemplo” y no se autorizan las formas personales para vestir, violando en ambos casos la Constitución de 1991. Las instituciones educativas no son ejemplo de participación. Debido a ello, en general, los profesores y los jóvenes no participan en el diseño y ajustes del Proyecto Educativo Institucional, ni en el currículo, ni en el diseño y enfoque de las actividades extracurriculares.

Este es el contexto en el que los jóvenes colombianos concluyen que un mesías les va a resolver los problemas. No saben que estos remedios siempre resultan peores que la enfermedad. Las dictaduras necesariamente se convierten en los gobiernos más corruptos posibles, porque desaparece el control que ejerce la oposición, la ciudadanía y la prensa. En la historia lo hemos visto una y otra vez. Todos los dictadores, sin excepción, terminan restringiendo las libertades y prohibiendo el pensamiento crítico. Para poder hacerlo tienen que espiar y asesinar la oposición, disolver las cortes judiciales y el Congreso, para concentrar el poder. Eso mismo lo han hecho una y otra vez los dictadores de izquierda y de derecha. En corrupción y en violación de derechos humanos, son mayores sus semejanzas que sus diferencias.

Para resolver un problema, la primera condición es reconocerlo. La extensa convivencia que hemos tenido como sociedad con la guerra y las mafias, han afectado de manera significativa nuestra estructura ética y valorativa y han generado buena parte de los problemas de los que estamos hablando y que se pueden englobar en el término de la “cultura del atajo”, para la cual, “todo vale”. En Colombia la guerra destruyó el tejido social. Es por ello que casi no confiamos en nadie, tal como sucede en los países que continúan en guerra. Mientras que en Suecia y en China confían en más del 70% de las personas que conocen, en Colombia, tan solo confiamos en el 4% de las personas que están a nuestro alrededor. De esta manera es inviable el trabajo en equipo y mucho menos un proyecto nacional. Los jóvenes tampoco confían en el congreso (46%), y casi nada en los partidos políticos (28%). Por eso, no votan: El 81% de los jóvenes no salió a votar en el plebiscito del 2 de octubre del 2016. Un plebiscito decisivo para la historia del país, el cual, tristemente, casi no contó con el voto juvenil.

La mejor noticia de la encuesta es cuando nos informa que los estudiantes que alcanzan mayores conocimientos cívicos, presentan actitudes más democráticas y están más propensos a obedecer la ley y a no caer en actos de corrupción. También la Encuesta de Cívica nos indica que, si los padres cuentan con títulos universitarios, sus hijos presentan actitudes más democráticas. Ambos resultados, ratifican una derivada esencial: la única posibilidad que tenemos para fortalecer las actitudes favorables ante la democracia y la convivencia proviene de que fortalezcamos los procesos de formación a cargo de las familias, las instituciones educativas, los medios masivos de comunicación y la sociedad en su conjunto. La educación está llamada a ser el proyecto nacional que hoy debe convocar al país. En el largo plazo, no hay ninguna otra opción para garantizar el desarrollo integral y sostenido de los individuos y de la sociedad.

Estamos a puertas de una nueva elección presidencial, ojalá sea una oportunidad para promover un voto más libre, más reflexivo y más independiente. Al fin y al cabo, sin ello no es posible hablar de democracia. Es un buen momento para recordar a Ortega y Gasset cuando decía: “Jóvenes, haced política. Porque si no la hacéis, alguien la hará por vosotros. Y probablemente, contra vosotros”.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/segun-la-encuesta-internacional-de-civica-los-jovenes-estan-de-acuerdo-con-los-dictadores/564020

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