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La escuela intrusa

Un fantasma recorre el mundo. Busca y consigue entrar a las casas en nuestro País y en muchos otros: Es el esperpento de La Tarea, así, con mayúsculas, pesada, larga, cansada e impertinente. Se cuela por rendijas en el adobe, a través de las ventanas o llega como instrucción en un teléfono ¿inteligente? o una computadora.

Si se acomoda en la sala ya estuvo mal el asunto: Tantas páginas para repetir una operación mecánica hasta que aburra, tantas otras de escribir banalidades y no pocas para leer áridos libros de texto como pretexto para no leer algo interesante. Videos con actores que emulan a maestras o maestros y resultan más falsos que un billete de siete pesos. Preguntas a responder para hinchar la carpeta de evidencias y llegar con ella, repleta, cuando volvamos a las escuelas. Si no, ¿cómo vamos a evaluar?

No es posible que la escuela esté en la casa. Es tan contradictorio, diría mi abuela, como ponerle a un Santo Cristo dos pistolas. Sí se puede aprender en la casa, desde luego, pero la condición para ello es barrer, sacar, expulsar de las casas el virus de las tareas.

Las tareas atarean a quien tiene que hacerlas y por su inutilidad aterran. Atrapan. Si no fuese así, nadie las haría. En otros países les llaman “deberes” como deudas a saldar. En no pocos casos terminan haciendo las tareas los padres -No, corrijo: Casi siempre las madres al mismo tiempo que cocinan, lavan ropa o planchan.

Antes de salir a jugar tienes que hacer la tarea. ¿Y ahora que no se puede salir a jugar qué hacemos? Pues más tarea. Y ahí están, en una esquina de la mesa del comedor, atareados: La ociosidad es la madre de todos los vicios. Si la tarea se cuela, con ella llega una noción de escuela dominante: Esa construcción que entretiene, guarda, cuida, dicta, encarga; y carga de trabajos adicionales para hacer en casa a quienes asisten a sus espacios, donde hay docentes que, por su oficio de guardianes, nos salvan de estar tanto tiempo con las criaturas para poder trabajar.

Las maestras y los profesores creativos intentan hacer otras cosas, pero tienen, sin remedio, que enviar una captura de la pantalla en que están, cual estampitas, los rostros de sus aburridos pupilos. Y eso si hay computadoras. Cuando no, es preciso asegurar que la carpeta que dará cuenta del encierro creativo llegue llena cuando se retorne a las aulas. El objetivo es lograr evidencias que demuestren al director, al supervisor o vaya usted a saber a qué superior autoridad, que la escuela, el control y la “indocencia” siguen: ¿Cuál es la muestra de todas las muestras? Las tareas.

En mala hora hemos confundido al sistema educativo del País con el sistema escolar. De ello deriva que los signos de continuidad de la forma escuela sean predominantes: La clase cucha, la tarea abundante y el libro como muleta, sin el que no se puede andar.

Educan los medios, las conversaciones, el aburrimiento, el miedo porque se llevaron al abuelo al hospital, dibujar, cantar o jugar canicas y saltar la cuerda, lavarse las manos bien y aprender a hacer arroz. Ocurren excepciones: Hay docentes que tapan a la tarea con propuestas de actividades atractivas, pocas, bien pensadas, diversas y que, en su lógica apasionante, tal vez ocupen más horas de las que amontonan las tareas que atolondran. Estos días desnudaron la noción social mayoritaria de la escuela y la de sus funciones. Creo que la sociedad, y sobre todo el gremio, tenemos que repensar que la escuela es parte de la educación, pero la educación es mucho más amplia que la escuela atareada emitiendo tareas, acumulando deberes.

Abuelo, hacemos lo mismo que en la escuela, no más que es peor: Sin recreo y sin amigos. Deja de quejarte ya y ponte a hacer la tarea.

Fuente: https://www.elimparcial.com/columnas/La-escuela-intrusa-20200502-0006.html

 

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La violencia de género, con y sin pandemia

Por: La Jornada

En plena epidemia, cuando la vida cotidiana de millones de personas se ve prácticamente circunscrita sólo al ámbito familiar, la violencia en contra de las mujeres, lejos de disminuir, se ha intensificado en los días que van de confinamiento por el coronavirus. Bien mirado el dato, no resulta tan sorprendente si se toma en cuenta que una de las manifestaciones más comunes de la violencia de género tiene lugar precisamente dentro de la familia. En ese núcleo se juntan los factores sicológicos, siquiátricos, sociales y culturales que detonan el comportamiento agresivo que deriva en lesiones de todo tipo, y en casos extremos culmina con la muerte de las víctimas. Extremos, pero no por ello inusuales: el hecho de que en los tres primeros meses del año, incluido el periodo de emergencia sanitaria, se hayan registrado en el país casi mil asesinatos de mujeres (la cifra más alta desde 2015, cuando se empezaron a elaborar estadísticas sobre el tema) indica que la curva de esta forma de violencia mantiene su alarmante tendencia a crecer.

Desde hace al menos un decenio casi no hay día en que los medios no informen de abusos y agresiones cometidas contra mujeres, ya sea en sus entornos familiares o en otros escenarios. En este periodo, algunos expertos en ciencias del comportamiento han llegado a conclusiones tales como que la violencia de género en el hogar no se puede atribuir a desórdenes síquicos ni patologías individuales de los agresores, ni tampoco a factores derivados del medio externo o de la estructura socioeconómica, dado que –dicen– las agresiones se producen en todos los estratos sociales.

Acerca de este punto, sin embargo, no hay coincidencias. Algunos funcionarios han declarado recientemente que el confinamiento obligado por el Covid-19 favorece, con sus tensiones, la violencia intrafamiliar, basándose en que desde que inició la cuarentena los porcentajes de denuncias por agresión y maltrato se han incrementado, alcanzando otro indeseable récord desde que se contabilizan dichas denuncias. Además, ni siquiera se dispone de datos confiables sobre el número real de mujeres agredidas: una agencia de investigaciones y estadísticas sostiene que la cantidad de denunciantes de hechos violentos sólo representan 11 por ciento del universo de afectadas.

Estos números fortalecerían la hipótesis de que el aumento de la violencia de género se debe, por lo menos en parte, a la situación de estrés e incertidumbre que provoca el aislamiento familiar debido a la emergencia sanitaria. Pero tampoco sobre esto hay opiniones coincidentes. Hay diferencia entre las llamadas por violencia y las denuncias ante el Ministerio Público, y como estas últimas no se han incrementado de manera tan dramática como aquéllas no es fácil tener un dato numéricamente confiable de cuántas son las mujeres víctimas de violencia.

Como sea, la información disponible indica que el número de víctimas es inadmisible, incluso cuando una sola constituiría una tragedia. Si se suman la figura de los homicidios dolosos y la de feminicidio, y se le agrega la enorme cantidad de casos en que las mujeres agredidas no pierden la vida, pero sufren distintos grados de lesiones, en su casa o fuera de ella, con o sin confinamiento, continúa siendo acuciante la necesidad de combatir con mayor eficacia el terrible problema que parece haber echado sus malas raíces en nuestra sociedad.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/04/26/opinion/002a1edi

Imagen: https://pixabay.com/photos/hand-silhouette-shape-horror-984170/

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Entrevista a Jordi Longás Mayayo y Mireia Civís Zaragoza:“Los retos educativos son complejos y están interconectados, y por tanto las respuestas que les damos también tienen que serlo”

Por: Educaweb

Investigadores del grupo de investigación PSITIC (Pedagogia, Societat i Innovació amb els suport de les TIC), de Blanquerna-Universitat Ramon Llull.

Los doctores en Pedagogía Jordi Longás y Mireia Civís proponen abordar los desafíos de la educación mediante redes de corresponsabilidad educativa. Descubre en qué consisten a través de esta entrevista.

Jordi Longás Mayayo (1960) es doctor en Pedagogía y profesor de la Facultad de Psicología, Ciencias de la Educación y el Deporte de Blanquerna-Universitat Ramon Llull. Es miembro investigador del grupo de investigación PSITIC (Pedagogía, Sociedad e Innovación con el apoyo de las TIC), de Blanquerna-Universitat Ramon Llull (URL). Mireia Civís Zaragoza (1971) es doctora en Pedagogía y profesora de la misma facultad y universidad. También es investigadora en el Grupo de Investigación PSITIC de la URL. 

Los dos han elaborado el artículo «Xarxes de corresponsabilitat socioeducativa: un nou repte per a la governança del sistema educatiu», publicado en el Anuari 2018. Reptes de l’educació a Catalunya de la Fundació Jaume Bofill.

Su artículo empieza con una explicación sobre la emergencia de un nuevo paradigma educativo. ¿En qué consiste esta situación y qué importancia tiene ser consciente de ella?

A menudo en educación hemos trabajado y actuado desde una lógica parcelada y compartimentada que ha consistido en considerar que los diferentes retos, problemas y necesidades educativas se tenían que responder desde una determinada esfera. Así, el éxito escolar correspondía atenderlo en la escuela, los valores en la familia y los hábitos de vida saludable en el mundo sanitario o del deporte. Hasta que nos hemos dado cuenta de que cada uno de estos retos no se logra como resultado de un sumatorio de acciones, sino que son interdependientes y entre sí, se apoyan o se obstaculizan. Por eso, la educación es el resultado de la acción desplegada por un conjunto de actores, además de la familia, y entre los que hay que destacar a maestros, psicólogos, educadores sociales, pediatras o monitores de ocio y deporte, entre otros.

Los retos educativos son complejos y están interconectados, y por tanto las respuestas que les damos también tienen que serlo. Y este es el paradigma al cual nos referimos: un paradigma relacional, conectado, ecológico y sistémico. Un paradigma que hace emerger las conexiones invisibles o tácitas que hay entre los fenómenos, necesidades educativas y actores socioeducativos para dar respuesta a los retos educativos de manera más eficaz.

¿Por qué creen que hace falta una mirada comunitaria para hacer frente a algunos de los retos mencionados?

Justamente la comprensión compleja y sistémica de los retos educativos nos sitúa ante la necesidad de respuestas colectivas, articuladas y de conjunto. Así, si miramos hacia la comunidad, hacia el territorio, hacia el entorno, encontraremos todos aquellos agentes que nos pueden ayudar a articular esta respuesta: las bibliotecas, servicios sociales, clubes deportivos, centros de ocio, escuelas, centros de salud, servicios especializados para la infancia y los jóvenes, etc.

No olvidamos que detrás de la mirada comunitaria hay una voluntad de promover la corresponsabilidad en el territorio, en el espacio de proximidad donde transcurre la vida cotidiana. Y esto comporta en sí mismo apostar por la sostenibilidad.

«La educación es el resultado de la acción desplegada por un conjunto de actores, además de la familia, y entre los que hay que destacar a maestros, psicólogos, educadores sociales, pediatras o monitores de ocio y deporte, entre otros».

¿Qué entienden por «comunidad» y por qué prefieren este término frente a otros como «territorio» o «mundo local»?

El término «comunidad» tiene una carga e intención que queremos destacar: sentirse parte del «territorio» no significa estar conectados, podemos pertenecer al «mundo local» y no trabajar de manera conjunta. El término «comunidad» hace referencia a esta voluntad del trabajo conjunto, colaborativo, cooperativo, etc. El término explica que vivimos en un mismo lugar y a la vez nos sentimos partícipes de un proyecto de conjunto porque compartimos unos objetivos e incluso anhelos como comunidad.

¿Qué ventajas e inconvenientes tiene la fórmula organizativa que denominan redes de corresponsabilidad socioeducativa?

La red de corresponsabilidad es la estructura formal que hace posible la acción socioeducativa conjunta y no solo coordinada, orientada hacia hitos comunes y construida desde la cooperación. Las ventajas tienen que ver con que las redes posibilitan el trabajo conjunto, facilitan las relaciones, articulan y potencian las conexiones y por tanto se orientan al logro de los objetivos propuestos a los cuales queremos responder de manera corresponsable. A la vez, estas redes per se contribuyen a aumentar el capital social de la propia comunidad; es decir, el tejido de atención y de oportunidades de la comunidad se fortalece de manera natural y la prepara para abordar futuros retos y proyectos.

Ahora bien, cuando hablamos de desventajas, hay que destacar que un modelo como este necesita de una cultura profesional y organizativa que la haga posible. Y esto no siempre es así, porque venimos de una larga tradición de individualismo y estamos muy influidos por la fragmentación del saber. Por eso resulta difícil trabajar en red cuando los profesionales se aferran mucho en sus roles o a la descripción de funciones previstas en sus organizaciones. La red pide confiar en los otros y abrirse a aprender conjuntamente.

«La red de corresponsabilidad es la estructura formal que hace posible la acción socioeducativa conjunta y no solo coordinada, orientada hacia hitos comunes y construida desde la cooperación».

¿Qué pasos habría que hacer para avanzar en esta dirección?

Los pasos hay que darlos en los diferentes niveles macro, meso y micro. La lógica del trabajo conectado y en red hace falta que se dé dentro de las organizaciones, pero también entre organizaciones, y en el mundo de las administraciones que ordenan la acción socioeducativa. Esto no siempre es así y resulta difícil pedir que se haga un trabajo en red en los niveles operativos o profesionales cuando no se trabaja así en los otros niveles institucionales o políticos.

Otra cuestión clave es el trabajo de la confianza entre los diferentes profesionales implicados. Esta contribuye a fortalecer las relaciones y hacer visible la interdependencia entre profesionales. Finalmente, resulta indispensable crear los espacios y tiempos de encuentro necesarios para que todo ello pueda suceder y no dependa de la voluntad de las personas implicadas.

¿Pueden citar dos ejemplos de éxito, un nacional y otro internacional?

A nivel nacional, una buena práctica es la Red socioeducativa de Sant Vicenç dels Horts, que tiene más de 20 años de funcionamiento y cuenta con el apoyo de un Plan de Entorno. Se inició para atender necesidades de la transición escuela-trabajo en jóvenes y actualmente articula a todos los actores socioeducativos para mejorar el éxito educativo y la inclusión. Es un buen ejemplo de cómo mejorar la educación desde el liderazgo local y con un compromiso amplio y persistente de la Generalitat, las escuelas e institutos, las entidades del tercer sector, servicios sociales, servicios de salud, etc.

En cuanto a la dimensión internacional, podemos referirnos a las Education Action Zones del Reino Unido, que son planes orientados a coordinar el trabajo conjunto entre familias, escuela y territorio, dando respuesta a necesidades concretas de la comunidad (éxito escolar, absentismo, inserción laboral…). Se dirigen a las zonas con más carencias del territorio. Pero cada vez hay más iniciativas que desde este modelo de colaboración buscan mejorar la educación y aportan evidencias valiosas. Nosotros mismos organizamos un Congreso, en 2016, que nos permitió identificar muchas experiencias en Catalunya y en el Estado Español de lucha contra la pobreza infantil desde el trabajo en red, donde la educación era el eje central.

Fuente e Imagen: https://www.educaweb.com/noticia/2020/04/14/entrevista-jordi-longas-mireia-civis-redes-corresponsabilidad-educativa-19141/

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Adaptarse a la escuela en casa: diferencias importantes que debes conocer

Por: Paulette Delgado

La nueva realidad de muchas familias es tener la escuela en casa, ¿podríamos llamarle a esto educación en el hogar?

Ante el cierre de escuelas debido a la contingencia por la pandemia de coronavirus, tanto padres como hijos se enfrentan al enorme reto de adaptarse a la enseñanza en casa. Para las familias que ya practican el homeschooling o educación en el hogar, esta transición no representará muchos cambios, sin embargo, para aquellas familias cuyos hijos cuentan con una educación tradicional, estas semanas de cuarentena han sido ciertamente desafiantes.

Jeanne Faulconer, directora de Brave Writer’s Homeschool Alliance y conferencista experta en la educación desde el hogar, explica que es normal que los niños se nieguen a hacer actividades sugeridas por los padres porque “así no lo hacen en su escuela”. El cambio temporal del rol de padres-hijos a docentes-alumnos, es retador para ambas partes, inclusive para aquellos quienes la enseñanza es su profesión y tienen que fungir ambos roles al mismo tiempo. Para los padres, es normal preocuparse por su condición de “educador temporal” y sentirse inquietos o con ansiedad sobre cómo su eficacia como docente puede afectar el desempeño de sus hijos más adelante. O puede suceder lo contrario, que los padres carezcan de tiempo, recursos o interés en la educación en el hogar de sus hijos y los dejen solos.

También es habitual que los niños y adolescentes no sepan qué hacer consigo mismos sin su horario y rutinas habituales. Además de que es normal que estén nerviosos por sus calificaciones, las tareas, o su desempeño académico, así como aprender sin dejarse distraer por su ambiente.

Educación en el hogar vs. desescolarización

Aunque la desescolarización se enfoca en la transición de abandonar la escuela tradicional e institucionalizada para enfocarse en el “homeschooling”, debido a la situación del COVID-19 esta es una realidad que actualmente están viviendo el 95 % de niños y niñas en América Latina y el Caribe. Saber qué es la desescolarización ayuda a los papás a tener expectativas realistas sobre cómo se ajustan sus hijos a la educación en casa ante esta nueva realidad temporal. Faulconer menciona varios consejos para que las familias puedan adaptarse más fácilmente a esta situación.

Cuando un niño o adolescente deja la escuela institucionalizada para recibir su educación en casa, lo que se conoce como homeschooling, tiene que pasar por un proceso que se le conoce en esa comunidad como “desescolarización”. A diferencia del método educativo que es la educación en el hogar, la desescolarización es un periodo donde el estudiante se adapta a su nuevo ambiente y manera de aprender, lejos de maestros y estudiantes. Jaqueline Wilson, autora, educadora y consultora sobre el tema, describe a esta etapa como un “período de descompresión cuando se cambia de la escuela pública tradicional a otro método de educación, como la educación en el hogar”.

Por otro lado, dentro de la educación en casa también existe el “unschooling”, en inglés, o “no escolarizar” en español, que hace referencia a un método educativo dentro del homeschooling. Se le llama unschooling ya que es un proceso más natural de aprendizaje.  Wilson lo describe como “el aprendizaje dirigido por los niños o el aprendizaje natural.” Además, agrega que “con la falta de escolarización, los niños toman la delantera en lo que quieren aprender y cómo quieren aprenderlo.”

Con toda la situación actual que se vive en todo el mundo ante el COVID-19 es importante hablar con los hijos y explicarles que es normal sentir la educación en casa como una intrusión y que adaptarse a la nueva dinámica es un reto para todos los miembros de la familia pero es un proceso normal y se llama desescolarización.

Además, es importante estar conscientes de que el aprendizaje no se verá igual que en la escuela. Esta es una buena oportunidad para invitar a los hijos a opinar sobre cómo puede mejorar la educación en casa para superar esta etapa más rápido. En este punto, Faulconer específica que algunos pueden encontrar la desescolarización abrumadora por sentir que no aprenden tanto como en la escuela, mientras que otros inmediatamente quieren participar en el nuevo modelo de aprendizaje que es el homeschooling.

Sobretodo, es necesario darle al niño tiempo de aprender a ver a los padres en el rol de educadores temporales. Ellos están acostumbrados a ver a otro adulto en ese papel, por lo que les puede tomar trabajo tomar en serio la idea de que tiene que aprender matemáticas, por ejemplo, de su papá o mamá.

Consejos para la etapa de desescolarización

  • Crear, construir e ingeniar: La cuarentena es un buen momento para motivar a los hijos a hacer arte. Ya sea contando historias, escribiéndolas, dibujando o construyendo cosas, es momento de dejar que los niños dejen suelta su creatividad y descubran que se puede aprender de muchas maneras distintas.

  • Acercarse a la naturaleza: Si tienes jardín, ayuda a tu hijo a plantar algo, a conocer por nombre a las plantas y cuidar de ellas, identificar insectos o pájaros. En caso de no tener este espacio en casa, aún se puede plantar algo pequeño en interiores, como el experimento de fermentar un frijol en algodón. Otra actividad puede ser jugar a distinguir especies de aves que pueda ver desde su ventana.

  • Moverse: Ya sea bailando al son de su canción favorita, o siguiendo ejercicios de internet, es importante que los niños y adolescentes no pasen todo el día sentados.

  • Adquirir el hábito de la lectura : Según Faulconer, el periodo de desescolarización es un buen momento para fomentar el gusto por la lectura en los hijos. Para esto, recomienda la lectura en espacios cómodos, como en el sofá, en lugar de en un escritorio o en una mesa, para hacerlo menos formal. Además, es importante que los hijos vean a los padres leyendo por gusto, ya sea novelas, revistas, noticias o cualquier otra cosa. Que conozca que no sólo se limita a obligaciones escolares.

  • Observar documentales y televisión educativa juntos: Ahora que pasamos más tiempo juntos en casa, puedes aprovechar para ver con tus hijos canales como The History Channel, Discovery Channel, documentales o series educativas en plataformas como Netflix. Faulconer incluso menciona que ha sabido de casos de niños que aprenden a través del programa de los “Mythbusters: los cazadores de mitos” ya que promueve el método científico, demostrando que la educación tiene muchas formas y uno nunca sabe qué le puede interesar a los niños. Además, puede generar más pláticas sobre conceptos e ideas nuevas, mejorando la convivencia familiar.

  • Usar el internet: Ya sea para ver TED Talks, tomar clases o cursos en línea, dar un paseo virtual por un museo o investigar sobre un tema, el internet es una gran herramienta para los niños. También es un buen momento para monitorear cómo es su presencia en línea y enseñarles sobre seguridad y responsabilidad de internet, lo cual también pueden hacerlo jugando.

  • Labores del hogar: Debido a que los niños están acostumbrados a no estar en sus casas casi todo el día, muchos de ellos pueden no estar conscientes de cómo pueden ayudar a mantener el hogar funcionando más allá de sus quehaceres como tender la cama o lavar sus platos. La desescolarización es una etapa que también puede servir para buscar recetas basadas en los ingredientes que se tienen en casa, planificar la comida, cocinarla juntos y ayudarlos a sentir que contribuyeron a las labores del hogar además de aprender habilidades fundamentales.

  • Conectarse con familiares y personas cercanas: Es posible que los niños sientan un vacío al no convivir con sus compañeros, profesores y demás personas con las que convivían antes. Pero la desescolarización es un gran momento para cultivar las relaciones familiares, y enfocarse en darle prioridad a la calidad de estos momentos, en lugar de la cantidad. Ante la realidad de tener que estar en casa, la desescolarización también es una oportunidad para que los padres descubran cómo aprenden sus hijos, así como sus áreas de interés y sus fortalezas y debilidades.

Ante la realidad que enfrentan millones de familias de estar en casa y tratar de continuar las educación de sus hijos, reconocer que es normal que niños y adolescentes tengan problemas para adaptarse a aprender desde el hogar, ayudará a tener expectativas reales de su desempeño.

Fuente: https://observatorio.tec.mx/edu-news/educacion-en-casa-desescolarizacion-diferencias

Imagen: Daniela Dimitrova en Pixabay

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Culminar bien el año escolar

Por: Aurora Lacueva

El presidente Maduro ha señalado que posiblemente este año escolar el estudiantado no tendrá oportunidad de reincorporarse a tiempo a las aulas, y las clases habrán de culminar cien por ciento a distancia. Pero es mejor combinar el estudio a distancia con un remate presencial al final de la cuarentena. El contacto directo con el docente es necesario para las y los escolares, igual que la dinámica en pequeño grupo o con toda la clase. No es fácil para niños, niñas y adolescentes enfrentar el aprendizaje totalmente en solitario, aun con ayuda familiar. Es también difícil para el Ministerio de Educación asumir en corto tiempo la preparación de todas las clases a distancia que serían necesarias para un cabal apoyo.

Pero, además, la realidad es que en muchos hogares del país ni siquiera hay cómo vincularse a redes digitales. No todo el mundo tiene computadora con conexión a Internet, y parte importante de quienes sí la poseen padecen en la actualidad de fallas en el servicio. Tampoco en todos los hogares se dispone de un celular “inteligente”.

Para salvar el año sin dañar la preparación del alumnado podemos, primero, concluir a distancia antes del fin de abril el segundo lapso o momento educativo, incluyendo evaluaciones que pueda revisar cada docente ahora o al abrirse de nuevo las escuelas. Y usando para ello televisión, radio, material en la web, libros que haya en el hogar, comunicación por mensajes de texto y redes sociales… Conviene incorporar a todas las emisoras oficiales, en horarios alternos. Durante mayo, junio e incluso julio es posible avanzar de igual modo con contenidos del tercer lapso.

No es arriesgado suponer que para ese último mes ya haya terminado la cuarentena, y pueda trabajarse en las aulas en agosto y septiembre hasta culminar este año escolar. Habría oportunidad de descanso y labores administrativas en octubre, para iniciar el próximo año escolar el 2 de noviembre. Ese año quedaría un poco recortado, pero con buena planificación ello se minimiza. Extendí el tercer lapso o momento porque trabajando a distancia no se puede ir tan rápido; por su parte, el cierre presencial permite consolidar y ampliar. Las y los docentes deberían recibir bonos por su trabajo adicional. Si la cuarentena termina antes, se adelantarían las fechas. (@AuroraLacueva; lacuevat@hotmail.com)

Fuente: http://www.ultimasnoticias.com.ve/noticias/opinion/culminar-bien-el-ano-escolar/

Imagen: Gabriel Miguel Bero en Pixabay

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Francesco Tonucci: “No perdamos este tiempo precioso dando deberes”

Por: Ana Pantaleon y Gianluca Battista

Francesco Tonucci (Fano, 1940) es un experto en niños. Desde su casa de Roma, donde lleva cinco semanas encerrado, este psicopedagogo italiano contesta por videoconferencia algunas de las cuestiones que más afectan a los menores durante este periodo de encierro para combatir el coronavirus. Tonucci reconoce que son muchos los padres que piden consejos. Propone ideas como que tengan su propio diario secreto de confinamiento o un lugar, por pequeño que sea, para esconderse dentro de casa. El psicopedagogo se muestra crítico con la escuela y cómo está afrontando este encierro.

Pregunta. ¿Qué es lo peor del confinamiento para los niños?

Respuesta. Debería ser el no poder salir, pero es mentira porque lamentablemente tampoco antes salían. Los niños desean salir y solo pueden hacerlo de la mano de un adulto. Con lo cual es importante que los niños vuelvan a salir, dentro y fuera del coronavirus. Quedarse en casa es una condición nueva, no ser autónomo no lo es. Espero que los niños puedan mostrarnos con la fuerza de este encierro cuánto necesitan más autonomía y libertad. Es muy interesante cómo están reaccionando ellos. Durante los primeros días de confinamiento, envié un vídeo a nuestras ciudades de la red internacional de la ciudad de los niños animando a convocar los consejos para pedir su opinión y dar consejos a los alcaldes; me parecía un poco paradójico que todo el mundo pedía a los psicólogos consejos para los padres y a los pedagogos para los maestros y nadie pensaba en ellos. Los niños sienten mucho la falta de la escuela, es decir, no de los profesores y los pupitres sino la falta de los compañeros. La escuela era el lugar donde los niños podían encontrarse con otros niños. La otra experiencia en la que pude comprobar que la escuela era muy deseada para los niños fue cuando están en el hospital.

P. Entonces, considera que los políticos no tienen en cuenta a los menores para tomar sus decisiones.

R. Como siempre. Los niños prácticamente no existen, no aparecen en sus preocupaciones. La única preocupación ha sido que la escuela pueda seguir de forma virtual. En Italia, por ejemplo, la gran preocupación es demostrar que pueden seguir igual que antes a pesar de las nuevas condiciones, es decir, lo hacemos casi sin que den cuenta, sentados como estaban en la escuela frente a una pantalla haciendo clases y con deberes. Muchos no se han dado cuenta de que la escuela no funcionaba antes y en esta situación se nota lo poco que funcionaba. Los niños están hartos de los deberes y para las familias es una ayuda porque es lo que ocupa a los niños. Los deberes siempre son demasiados, no tanto por la cantidad sino por la calidad. Son inútiles por los objetivos que los docentes imaginan.

P. Si se hace todo mal, ¿qué propone?

P. Hice un pequeño vídeo ofreciendo consejos de sentido común. Tenemos una oportunidad. Los niños en la escuela se aburren y así es difícil que aprendan. Además, existe un conflicto entre escuela y familia, es un conflicto moderno, la familia siempre está lista para denunciar el colegio. Ahora la situación es nueva: la escuela se hace en familia, en casa. Propongo que la casa se considere como un laboratorio donde descubrir cosas y los padres sean colaboradores de los maestros. Por ejemplo, cómo funciona una lavadora, tender la ropa, planchar, aprender a coser…

P. Pero en este laboratorio, ¿los padres están trabajando también?

R. Pido cosas que hay que hacer en casa igualmente. La cocina, por ejemplo, es un taller de ciencia. Los niños deben aprender a cocinar. El maestro puede proponer que los alumnos cocinen un plato con su salsa y escriban la receta. Así estamos haciendo física, química, literatura y se puedo montar un libro virtual de recetas. Otra experiencia que me parece importante es que los niños hagan vídeos de su experiencia en casa. La otra experiencia, por supuesto, es la lectura. Cómo la escuela no consigue que los niños amen la lectura es un gran peso. La escuela debería preocuparse más, dar a sus alumnos el gusto de leer.

P. Eso supone enfrentarse a las pantallas, a los videojuegos.

R. Estamos pensando en una escuela que tiene que hacer propuestas a los niños encerrados en casa. Proponer a los niños que lean un libro debe ser un regalo, no un deber. Hay otra forma que es la lectura colectiva, de familia. Crear un teatro que tiene su horario y su lugar en la casa, y un miembro de la familia lee un libro como si fuera una telenovela. Media hora todos los días. Son propuestas que parecen poco escolares, pero todas tienen que ver con las disciplinas escolares. Estudiando las plantas de las casas se puede hacer una experiencia de geometría. Todo esto lo digo para que se entienda que se puede aprovechar la riqueza que tenemos ahora, la casa y la disponibilidad de los padres. Usted dice que los padres no tienen tiempo: no es verdad. A pesar de todo el tiempo que están ocupados, no saben qué hacer en el tiempo libre. Normalmente el tiempo que pasan con ellos es para acompañarlos a actividades y no para vivir con ellos. Otra propuesta es que jueguen, eso es lo más importante. Que inventen juegos. Llamar a los abuelos para que aconsejen juegos, ellos fueron niños cuando los juegos había que inventarlos.

P. Nunca habremos pasado con ellos tanto tiempo como ahora.

R. Por eso mismo. No perdamos este tiempo precioso dando deberes. Aprovechemos para pensar si otra escuela es posible.

P. ¿Qué tiene que hacer un niño el primer día que salga de este confinamiento?

R. Gritar, lanzar piedras, correr, y abrazarse con alguien; aunque eso último será complicado.

Fuente e Imagen: https://elpais.com/sociedad/2020-04-11/francesco-tonucci-no-perdamos-este-tiempo-precioso-dando-deberes.html?utm_source=Facebook&ssm=FB_CM#Echobox=1586624575

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Las recomendaciones de un neuropediatra para los padres de niños con problemas neurológicos

Por: ABC

Si tu hijo es de los que se ha quedado sin sus terapias por el estado de alarma, «te toca actuar», sentencia el neuropediatra Manuel Antonio Fernández.

Si tu hijo es uno de los niños con problemas neurológicos que se tienen que perder su terapia por el estado de alarma, «te toca actuar», sentencia el neuropediatra Manuel Antonio Fernández. Desde que el presidente del gobierno Pedro Sánchez diera los detalles sobre las restricciones establecidas como consecuencia del estado de alarma decretado contra la pandemia por coronavirus, «a muchos nos llamó la atención que las peluquerías y las tintorerías pudieran abrir con normalidad y no se dijera nada de las terapias de muchos menores con este tipo de dificultades».

«Es verdad -prosigue este especialista- que Sánchez aclaró que las personas dedicadas al cuidado de menores, personas mayores o con discapacidad, podrían acudir a su puesto de trabajo pero, ¿qué hacemos con los niños con problemas que necesitan terapia o para los que no poder salir a la calle se convierte en u auténtico infierno?», se pregunta este neuropediatra.

Como siempre, señala Manuel Antonio Fernández, » los que más sufren este tipo de situaciones son los más débiles. En este caso, los niños con problemas neurológicos sin terapias y sus familias se pueden convertir en los grandes damnificados invisibles del confinamiento por coronavirus».

«Tampoco quiero ni pensar lo que estará suponiendo esta situación para las familias de niños con trastornos de conducta, donde la impulsividad y la agresividad son la norma las 24 horas del día. No pueden ir a la escuela, ni a terapia, que normalmente es de grupo y el día se convertirá en 24h de terror».

Cómo pueden reaccionar los padres

Además, prosigue, «los padres de niños con problemas neurológico como trastornos del desarrollo del tipo del TDAH, los TEA o los trastornos de conducta son unos auténticos héroes en su día a día pero también son humanos». Y advierte: «la llegada casi sin previo aviso de una situación de este calibre siempre coge desprevenido a todo el mundo y en estas familias, la sobrecarga ya es enorme a nivel basal. Un contratiempo como este puede ser la puntilla que rompa el complejo equilibrio que suelen mantener en el hogar. A esto se suma que La mayoría de las familias, que normalmente suelen contar con la ayuda de los abuelos y ahora, tampoco ellos pueden echarles un cable. Está empezando a ponerse a prueba las redes de apoyo y la responsabilidad social de toda la comunidad».

Muchos padres están desesperados buscando ayuda para sobrellevar la situación e intentar establecer una cierta rutina a la vez que mantienen sus obligaciones laborales y sospechan las dificultades económicas que pueden aparecer. Estas son las recomendaciones que ofrece este neuropediatra:

¿Que pueden hacer los padres para ayudar a sus hijos?

Lo mejor que pueden hacer los padres de los niños con trastornos del desarrollo, problemas de conducta y dificultades de aprendizaje es preparar cuanto antes un plan de contingencia para las próximas dos semanas ¿Cómo?

-La clave fundamental es, a pesar de todo, intentar mantener la rutina de una forma lo más normalizada posible. Para que te resulte lo más fácil posible, te dejo una serie de recomendaciones

-Establecer una hora definida para despertar y mantenerla a diario. Es fundamental para mantener una adecuada organización y percepción espaciotemporal

-Empezar la mañana con un desayuno saludable y algunas actividades en familia que incluyan movimiento para activarse de una forma positiva. La alimentación y la actividad física permiten mejorar el ánimo y evitar las tendencias sedentarias que aparecen en estas situaciones.

-Crear un horario de actividades diarias para toda la familia y una distribución de obligaciones para cada miembros en función de sus posibilidades de colaboración para ayudar a que toda la familia tenga objetivos claros y actividades en común.

Evitar el uso continuado de dispositivos electrónicos y especialmente, seguir constantemente las actualizaciones de noticias sobre coronavirus. Esto genera un gran estrés y además dificulta mantener el ánimo y el buen humor

Conversar con los niños para conocer su conocimiento y percepción de la situación de primera mano. No suelen hablar de las cosas que les preocupan y muchas veces sacan conclusiones equivocadas de lo que viven a su alrededor

Mantener actividad educativa organizada siguiendo las recomendaciones de las autoridades educativas. Se están implementando medidas de educación en casa a través de diferentes entidades oficiales gracias a las nuevas tecnologías. Es importante evitar que este confinamiento repercuta negativamente en el aprendizaje de estos chicos.

Asignar periodos del día a desarrollar actividades de ocio y diversión elegidas por los hijos e implicarse en ellas. De esta forma se potencia la diversión y la desconexión de las obligaciones.

Desarrollar actividades y juegos que permitan a los niños liberar energía aunque no puedan salir de casa. (…)

-Muchos chicos con problemas de desarrollo tienen gustos muy definidos y para ellos puede resultar entretenido hacer maratones de esas actividades. Puede tratarse de ver películas, series o documentales, desarrollar concursos de montaje de Lego, campeonatos de juegos on line… todo esto siempre con moderación, evidentemente.

-Las herramientas tecnológicas actuales también pueden ser de ayuda. Hay dispositivos de realidad virtual que permiten desarrollar actividades de relajación e incluso mindfulness que en situaciones como esta, pueden ser de ayuda.

-Mantener unos hábitos de sueño estables tanto en horario como en duración. Con menos actividad física, es probable que les cueste dormir y esto se una a los trastornos del sueño que presentan habitualmente estos chicos. Un suplemento de melatonina puede ayudar en estos casos.

Fuente e Imagen: https://www.abc.es/familia/educacion/abci-recomendaciones-neuropediatra-para-padres-ninos-problemas-neurologicos-202003300218_noticia.html

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