Entrevistado:
Isauro Blanco, Pedagogo y Psicólogo Educativo.
-Es usted mexicano. ¿Empezó allí su investigación en la educación?
-Allí me hice educador. Empecé muy joven, a los 19 años, y trabajé en todos los ámbitos, desde infantil hasta doctorados, pero mi formación fue en Estados Unidos, donde se trabaja más con la práctica que con la teoría. Eso me influyó.
-¿En qué consiste, cuál es la base de su teoría?
-El aprendizaje de los alumnos no depende tanto de su coeficiente intelectual sino de lo que cada uno es capaz de hacer con él.
-¿Cómo se hace eso?
-Enseñando al alumno a pensar. Toda mi investigación se encamina a crear ejercicios que desarrollen las habilidades de pensamiento de los escolares.
-En España lo ha puesto en práctica.
-Antes lo había experimentado en otros lugares. En los años 80 en Venezuela había un ministerio de la Inteligencia. Allí comprobé que funcionaba. En Madrid dirigí un centro privado en Las Rozas, el Balder. Allí quité los libros de texto, los uniformes y adiestré al profesorado para que siguiera la misma metodología.
-A los profesores no suele gustarles que les digan lo que tienen que hacer.
-En aquel caso no tenían más remedio. En poco tiempo nos convertimos en uno de los mejores colegios de España en todos los ranking. Al ver que la fórmula funciona, los profesores toman confianza.
-Pero lo de quitar los libros de texto…
-Los libros de texto llevan de la mano al alumno. Ahora son muy esquemáticos, con sus negritas, les dan todo el trabajo hecho. Yo trabajo dividiendo a los alumnos en grupos y ellos son los que tienen que investigar. Si alguien entraba en el aula, en la caja negra, parecía que el profesor no estaba dando clase. La pizarra dejaba de ser el centro del aula. El centro del aula era el grupo.
-Influiría en el éxito de aquella experiencia que se trataba de niños bien, de familias con dinero.
-Trabajé en México en un programa para 25.000 alumnos de zonas desfavorecidas, en lo que se llaman las escuelas de la Sierra. Sus condiciones de vida no existen en España, no hay nada comparable. El menor de los problemas es la Física y la Química. Son chicos con heridas en el alma. Dio resultados y se comprobó en un examen nacional que hay allí que equivaldría a lo que fue la reválida española. Pero no hubo continuidad. Cambió el Gobierno y se acabó el programa.
-Eso también ocurre aquí.
-Porque Latinoamérica y España, que comparten modelo educativo, tienen el mismo problema. La Educación no está en manos de educadores, sino de políticos y los sistemas educativos deben ir por otro camino, no tienen que depender de la política.
-Así funcionan la mayor parte de los países triunfadores en los informes PISA.
-Sí, pero hay que tener cuidado con el informe PISA. PISA ni lo mide todo ni mide lo más importante. Podemos extraer conclusiones de un sistema como el finlandés, donde los alumnos trabajan sin presión, sin tareas, muy relajados, pero no creo que nos pueda aportar nada sistemas educativos tan exigentes y crueles como el coreano, por muy buenas notas Pisa que tenga.
-¿Qué es lo fundamental que tenemos que coger de los finlandeses?
-Lo interesante es cómo todos los factores han logrado una conexión: alumnos, profesores, padres. En Finlandia no todo depende del profesor.
-Se centra mucho el problema de la educación en España en el profesorado.
-Depende. En Primaria creo que la educación española funciona muy bien, pero en Secundaria es donde llega el problema por la sencilla razón de que los profesores no son profesores profesionales y, en algunos casos carecen de herramientas para enfrentarse a un adolescente. Pocos químicos estudian Química para dedicarse a su enseñanza. Luego hay muchos que cogen la vocación y son magníficos profesores, pero la preparación no va enfocada a ello. En la mayor parte de los países de Europa se estudia siete años para ser eso, profesor.
-¿Qué papel juega la familia en España?
-Es muy combativa, lo que pasa es que no siempre combate en la dirección acertada. Educar a un adolescente es una tarea titánica en la que se tiende a satisfacer su principio del placer, que es insaciable. Como yo digo, a tus hijos, edúcalos o padécelos.
-Y ahora, a la mínima, les damos un chute de química. Le hablo de la epidemia de TDHA.
-Es lo más fácil: pensar que el niño es el problema. Ese trastorno ni es tan frecuente ni es tan grave. Nuestro cerebro está diseñado para la distracción por supervivencia, porque si no te comía la bestia y, entonces, no estabas distraído, estabas atento a que pasara una mosca. Pero esos mismos niños no se distraen con un videojuego. Eso se cambia con la alimentación y el tipo de trabajo. Cada niño es un mundo. Pero es más sencillo meter química. Ponle química al cerebro y hará lo que tú quieras que haga.