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Chile: Compartiendo sueños, educar es mi aporte para cambiar el mundo

Chile/ 14 de julio de 2016/ Fuente: ciudadano diario

Esta semana viajamos al corazón del barrio 25 de Mayo, en Rodeo del Medio, para conocer la labor que desempeñan los docentes de los Servicios de Educación de Origen Social, más conocidos como SEOS. En nuestra provincia hay actualmente 308 centros de este tipo repartidos en su geografía, los que tienen como objetivo central la universalidad de la educación en poblaciones que atraviesan situaciones de vulnerabilidad de derechos sociales, económicos y culturales.

El SEOS ‘Compartiendo sueños’ funciona en el Centro Integrador Comunitario del populoso barrio maipucino y a él asisten más de 200 niños, muchos de los cuales estarían desarrollando actividades no acordes a su edad o solos en casa mientras sus padres trabajan, sobre todo teniendo en cuenta que gran parte de la población del lugar vive de changas, tanto en el campo como en la construcción.

Este SEOS abrió sus puertas en 2011 como parte del programa ‘Buena Cosecha’, a través del cual se busca erradicar el trabajo infantil.

Gestión social en educación

Para conocer a fondo cuál es la mecánica de trabajo dentro de este tipo de unidades educativas, recurrimos a la docente Cecilia D’Angelo, quien explica que “se trata de un ‘gobierno’ compartido, porque la Dirección General de Escuelas (DGE), a través de Gestión Social, aporta los cargos docentes, mientras que el espacio físico lo facilita alguna asociación intermedia o, en nuestro caso la Municipalidad, y el gasto de transporte de los chicos llega desde la Nación. Además, algunas empresas colaboran con el equipamiento y lo que necesitamos”.

La docente indica que la organización es Cuyum Epain, “Cuyum, por pedregullo y EPAYN, que significa Educación Promoción Asistencia al niño y su familia. La DGE subsidia a la asociación y ésta le paga a los docentes (los subsidios sólo se pueden usar para cargos docentes). El resto lo conseguimos nosotros”. Cuando Cecilia se refiere al resto, habla de todo lo que se necesita para que haya calidad en la educación que los niños reciben, desde el espacio, los utensilios para cocinar hasta los elementos de limpieza, tan necesarios en cualquier espacio compartido por el que pasan muchos chicos diariamente.

“En nuestra organización, tenemos la suerte de que está compuesta por los docentes; es decir, nosotros mismos somos nuestra patronal, nosotras manejamos todo. Yo también soy la apoderada legal, por lo tanto llevo todo, hago la rendición al Estado, pago los sueldos, pago el 931, somos empleadores”, explica Cecilia, y agrega: “La misma asociación también tiene el jardín maternal Feliz Belén dentro del mismo barrio, que es pionero en la zona; es un nodo para esta comunidad, ya que desde allí se bajan distintos programas”.

Lo social, por elección

Cecilia, hoy directora del SEOS, es docente de Nivel Inicial y de escuela primaria. Posee ambos títulos, lo que le permite reemplazar a cualquiera de las docentes del equipo cuando alguna se enferma o pide licencia por maternidad, ya que las condiciones laborales de los prestadores de este tipo de servicios educativos difieren algo de aquellas que conocemos como educación formal, ya sea estatal o privada.

“Trabajar en un SEOS es una elección”, dice, y lo fundamenta: “Hay muchísimos derechos nuestros que son vulnerados; nosotras tenemos licencia sólo por maternidad, no tenemos celadores, por lo tanto limpiamos nosotras, tenemos que conseguir el material de limpieza, cocinamos nosotras y seguimos gestionando. Siempre contamos con la ayuda de las mamás de la comunidad, en la cocina o en la limpieza, y así nos vamos arreglando”, explica la docente que se desempeña desde hace 27 años en espacios educativos que presentan desafíos constantes.

“Para mí, es una elección porque me encanta el trabajo social, me gusta saber que dejás una huella, es mi aporte para cambiar el mundo”, dice emocionada, y sus ojos se empañan. Imaginamos que mientras pronuncia esas palabras pasan por su mente momentos en los que no sólo impartió conocimientos, sino también cumplió el rol de mamá bañando, vistiendo o dando de comer a alguno de los chicos que han pasado por los SEOS donde se ha desempeñado.

En primera persona

Cecilia trabajó durante más de 20 años en el centro creado para educar y atender a los hijos de las trabajadoras del CONICET, espacio que le dio muchas alegrías y amigos. Pero un día decidió comprometerse un poco más, sumar más desafíos y así llegó a la comunidad del barrio 25 de Mayo. “Acá los niños tienen otras vulnerabilidades. Acá hay que remarla todo el tiempo: con las mamás hacemos roperos comunitarios y así juntamos plata para comprar un repuesto para arreglar algo. Acá empezamos sin nada, nos prestaron las aulas y no teníamos nada, así que tuvimos que salir a conseguir todo para empezar: mesas sillas, heladeras, freezer… y de a poco fuimos consiguiendo cosas. Con el esfuerzo de todos hacemos ferias de ropa que vendemos a centavos para poder juntar plata y así comprar por ejemplo los elementos de limpieza o de higiene. Los chicos se merecen lo mejor, así que entre todos hacemos el esfuerzo y todo lo que compramos es para que los chicos estén impecables”, cuenta, y no deja de agradecer el apoyo municipal por el espacio y el equipamiento, sobre todo después del último robo, en el que se llevaron elementos indispensables para nosotros.

Buena cosecha

Los centros ‘Buena Cosecha’ fueron creados con el objetivo de erradicar el trabajo infantil y garantizar derechos de educación e inclusión a los hijos de quienes trabajan en las zonas rurales de la provincia. “Antes a esos chicos los llevaban a las fincas en temporada de cosecha, y en época de clases se hacen cargo los hermanitos más grandes, sobre todo cuando ambos padres se van a trabajar. Nosotros consideramos que es trabajo infantil doméstico. En la época de verano quedaban solos en casa, o en la finca, o a cargo de otros hermanos mayores, y el riesgo social es increíble”, explica la docente, que sabe que en épocas donde los mayores de la casa trabajan los chicos están contenidos, educados y bien alimentados. Los más pequeños tenían jardines maternales, pero los que están en edad de escuela primaria después de la escuela se iban a sus casas y se quedaban solos, y en tiempo de vacaciones sus padres los llevaban con ellos a trabajar. He aquí otra gran diferencia con la educación formal: en los SEOS no hay vacaciones, al contrario, es cuando más se trabaja brindando todo tipo de actividades a los chicos.

Actividades

En el espacio ‘Compartiendo Sueños’ los chicos reciben apoyo escolar y participan en distintos talleres, además de recibir una alimentación adecuada, como almuerzo y merienda reforzada. Tienen también otras actividades, como talleres de arte y huerta orgánica, y están arrancando con un proyecto de huerta familiar. Además tienen teatro y música, y en el verano llevan a un grupo de 60 chicos a la escuela de verano becados por la Municipalidad de Maipú.

Si bien el Estado garantiza los sueldos de los docentes, no ocurre así con los talleristas, y en ese caso cuentan con el apoyo del Programa de Participación Activa y Responsable (PAR) que lleva adelante la Municipalidad, en el que los chicos tienen voz y voto. Allí ellos debaten acerca de sus derechos y transforman sus necesidades en juegos, talleres, elementos deportivos y todo aquello que les hace feliz.

“Acá se aprende todos los días a gestionar, pero también se aprende de ellos todo el tiempo. Acá todos aprendemos y nuestro principal objetivo es que los chicos sientan que pueden, que levanten su autoestima y sigan estudiando. A eso apuntamos”, resume la docente, y eso no es poca cosa.

Fuente: http://ciudadanodiario.com.ar/compartiendo-suenos-educar-es-mi-aporte-para-cambiar-el-mundo/

Imagen: http://ciudadanodiario.com.ar/wp-content/uploads/2016/07/13663590_10154402410769759_651518190_o.jpg

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Una educación para llegar a ser

Venezuela/12 de Julio de 2016/OVE

Por: Rose Mary Hernández Román

Hoy, es preciso conversar sobre la preocupación que muchos jóvenes padres  en relación a cómo criar a un hijo en medio de esta crisis de valores,  a la que no escapa el resto del mundo, siendo este un tema que implica la educación en distintas percepciones. Desde la experiencia, argumento que, en la mayoría de los casos, la educación que se imparte en las aulas está concentrada en su mayor porcentaje en los contenidos académicos, es decir, nuestros niños, niñas y jóvenes, e incluso, en la educación de adultos, son considerados como equipos tecnológicos, tal vez como computadoras biológicas que deben programarse  con software de última generación para que de esta manera las personas tengan alguna oportunidad de convertirse en exitosos o de salir adelante en la vida, lo que en nuestra cultura se traduce en: conseguir un empleo, criar a los hijos y costear un funeral decente. Es como si se tratara de llenar de conocimientos para que sobrevivan en medio de las dificultades de la existencia.

Contradictoriamente, a mi juicio, la única herramienta que permite a una persona “llegar a ser”, no está contenida en  los sistemas educativos cargados de conocimientos, aislados de la esencia de los valores de hogares, independientemente del tipo de familia, pues no todos corren con la misma suerte de vivir con padres y madres, y no por eso se deja de tener en su crianza verdaderos valores de familia. Es necesario una escuela con maestros y maestras que, junto con los padres, trabajen el rescate del sentimiento del ser humano, para aprender a compenetrarse emotivamente con su mundo, con su entorno, consigo mismo y con la otredad.

En esa exigencia, y ante una sociedad tan convulsionada pareciera que se han perdido los valores, pero estoy convencida que en el fondo lo que está extraviado es la posibilidad de conectar lo que sentimos con la realidad que transitamos y no los valores en sí mismos. Esto se convierte en una situación que debe atenderse y resolver, pero para ello debe concienciarse que la única manera de defender un valor, innegablemente, éste deberá estar conectado con el sentimiento, con el corazón, de lo contrario, los valores se convierten en un ropaje de moda, que se cambia según las conveniencias y cuadres que se nos presentan en la realidad concreta.

Sencillamente porque el niño, la niña  y el joven, en algunos casos son adiestrados exclusivamente para la resolución de problemas en los que se comparan y analizan escenarios de utilidad y conveniencia externos, ajenos a ellos, pero jamás estados emocionales y sentimentales. Y en casos peores, ninguna de las anteriores. De allí que, lo verdaderamente perdido es la emoción que antiguamente conectaba con el valor o principio defendido. Para ello debe estructurarse en los individuos como sociedad, la aceptación que lo más hermoso de la condición humana es la capacidad espiritual, y la misma no es otra cosa que la perseverancia del ser en medio de la adversidad, solo así seremos capaces de disponernos a recibir una mejor educación, y las dimensiones humanas como: espiritualidad, conocimiento, emociones estarán siendo asumidas por quienes tienen la hermosa tarea de educar para una mejor sociedad.

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«Ahora las mujeres no queremos elegir entre la profesión y los hijos, queremos todo»

Basta conocer a la consultora internacional en recursos humanos, Helena Knörr, para percibir que tiene algo enigmático en sus raíces. Basta hablar con ella más de cinco minutos para comprobar la sospecha. Helena es un crisol de culturas en sí misma: por sus venas corre sangre hindú, alemana, catalana y portuguesa. Es una española nacida en Mozambique, que luego emigró a Estados Unidos, que viaja por todo el mundo dictando capacitaciones sobre recursos humanos, negocios y en particular, sobre el rol de liderazgo de las mujeres dentro de las empresas.

Ese componente interracial que encarna le ha ayudado a expandir sus conocimientos y con ello, su mente y sus horizontes.

Sin embargo, no renunció a ser quien es para conseguir sus logros profesionales, tiene dos hijos, disfruta de sus amigos, estudia, crece en lo laboral y en lo académico, viaja, toma decisiones y dice que su fortaleza reside en no aguantar situaciones preestablecidas.

Vino a Mendoza para disertar en la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC sobre el liderazgo de las mujeres en la formación profesional y también se explayó en otros temas de su competencia, como la participación de la mujer en carreras de ciencia y tecnología.

Dialogó con Diario UNO sobre los desafíos de ser una profesional de esta época, que no quiere renunciar por ello a tener hijos y a dedicarle tiempo a su familia.

–En el área de negocios, ¿cómo ves el desarrollo de las mujeres empresarias en las distintas partes del mundo en las que has trabajado? ¿Los desafíos son similares?
–Te puedo hablar desde el desarrollo profesional de la mujer, desde los negocios y los recursos humanos. En el norte de Europa, creo que tienen más oportunidades porque llevan más tiempo trabajando temas de igualdad, respeto, inclusión, acceso a la educación. Son sociedades más equitativas, por los valores que tienen. En España, que es donde he vivido más tiempo, la situación es similar a algunos de los países de Sudamérica y el Caribe. Se ha mejorado un poco porque han cambiado algunas políticas, primero para dejar en claro que existía desigualdad, para visibilizar el problema; luego, para realizar prácticas que cambien esa situación.

–Entonces, cuáles serían las diferencias?
–En Europa se ha superado la etapa en la que las acciones de los gobiernos en materia de políticas de igualdad se concentran en evitar la violencia contra las mujeres, para poder concentrarse en otras desigualdades, como las que tienen que ver con el trabajo, las tareas de las domésticas y de cuidado. España todavía está entre los países más desiguales en cuanto a cargos políticos, liderazgo y acceso a carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. También en cuanto al número de empresarias.

–¿Cuál es tu opinión sobre esta misma situación en Sudamérica y el Caribe?
–Tengo como experiencia la de dar clases sobre emprendedurismo. Los problemas que se encuentran son similares, pero no así las respuestas desde los gobiernos. Por ejemplo, Costa Rica es un país muy avanzado en cuanto a políticas que promueven la igualdad y el respeto. Argentina tiene un gran porcentaje de mujeres que directamente no están en el mercado laboral. Y esto hace una diferencia muy grande. El hecho de que no formen parte del mundo del trabajo habla del papel de la mujer en la sociedad.

–¿De qué depende que estas situaciones no cambien?
–Es parte de una idiosincrasia, tanto de varones como de mujeres. En Argentina la mujer no se define en forma independiente como la norteamericana, sino en relación a su familia, su pareja, a sus hijos, a su entorno y no tanto en cuanto a su trabajo. Esto es una gran diferencia entre el sur y Norteamérica. En Estados Unidos, la segunda pregunta en una conversación entre desconocidos es en qué trabajás. La primera es cómo te llamás. Para los norteamericanos un ciudadano o ciudadana se define a través del aporte económico que esa persona hace a una nación. En Sudamérica, ser alguien no se identifica con producir algo, sino con lo que das, pero no necesariamente económico, sino también desde lo afectivo. El equilibrio entre lo personal y lo laboral es un desafío tanto en Europa, como en Sudamérica y Norteamérica.

–Estas barreras son reales, ¿pero hasta qué punto las mujeres las utilizamos como justificativos para no tomar el control de nuestras vidas?
–Es una pregunta importante. Puedo hablarte desde mi experiencia: he pasado por situaciones de desigualdad e injusticia en lo laboral, y las he tomado como desafíos para lograr mis metas. El mayor acceso de las mujeres a la educación trae consecuencias en la desnaturalización de situaciones de desigualdad.

–¿Influye esto en un cambio de actitud?
–Mirá, lo que ha ocurrido es que las mujeres hemos comenzado a ganar perspectiva. Cuando una gana perspectiva, analiza. Cuando una analiza, se da cuenta de injusticias y empieza a querer cambiarlas. Cuando se plantea la divergencia entre cuidar de la familia y cuidar de la profesión. Ese conflicto se va acrecentando dependiendo en qué cultura te encontrés. Si una cultura favorece que el rol de la mujer es la parte doméstica, vas a tener mayor enfrentamiento allí, porque la parte profesional no te la va a entender nadie.

–Se abre un espacio de luchas por ganar poder.
–Sí, por supuesto, te vas a enfrentar a tu familia, a tus amigos, a tu entorno. No van a entender que quieras llevar ambos desafíos adelante.

–Sin embargo, el mayor desafío a enfrentar es el cultural, porque es el que nos enfrenta a nosotras mismas.
–Esto es muy cierto. Hay algo que me di cuenta con respecto a la cultura en la que he crecido. Tengo raíces de la India, nací en Mozambique –África– he crecido en Europa y vivo en Estados Unidos. Tengo influencias culturales de los cuatro continentes.

–¿Lo viviste en tu familia de origen?
–La verdad es que fui criada por mujeres fuertes. Pero tuve que analizar ¿qué significa esto de ‘ser fuerte’? la generación de mis bisabuelas, de mis abuelas, la de mi madre, la mía y de mis hermanas, y primas, y luego las que vienen detrás, ser fuerte significaba sacrificarte por todo y aguantar, no necesariamente crecer.

–¿Encajás en ese molde?
–De ninguna manera. He roto ese molde. ¿Cómo lo he hecho? De muchas maneras. No he renunciado quien soy, ni pienso hacerlo. Pero me he identificado con la mujer que es fuerte tomando decisiones para cambiar lo que no le gusta, que es diferente a la mujer que es fuerte aguantando, como lo hicieron mi bisabuela, mi abuela y mi madre.

–Creés que te ha enriquecido la diversidad de culturas en la que te has criado, que esto te ha sido útil para poseer una mente abierta y más predispuesta a los cambios?
–Totalmente. Tengo una mezcla cultural importante, esto es enriquecedor porque podés trazar puentes de entendimiento entre culturas y eso te lleva a cambiar ciertos aspectos y mentalidades.

–En Sudamérica aún no hay políticas de igualdad porque todavía estamos abocadas a resguardar nuestra integridad, física y psíquica.
–No he constatado la veracidad de estos datos, pero estos días he escuchado que en Argentina muere una mujer víctima de la violencia de género cada tres horas. La estadística es alarmante. Es una burrada, un auténtico desastre, ecológico, social y humanitario. Es una necesidad básica de seguridad personal que la mujer no tiene resuelta en Argentina, uno no puede dar el salto al siguiente escalón. Trabajo, casa, bienestar económico, puestos de decisión si no ha superado esta etapa. La seguridad personal es lo primordial.

–Pero más allá de los cambios que se den a nivel gubernamental, somos las mujeres las que debemos dejar de sostener situaciones de desigualdad, desde nuestros hogares.
–Esto es así, sin embargo, hay realidades que no podemos evadir. Las mujeres somos las que parimos. Pero la crianza de los niños es otra cosa, es repartida en las familias.
–¿A qué concepto de familia te referís ?
–Familia es una categoría versátil ahora. Y esto es muy bueno. Hay familias de dos madres, de dos madres separadas, y una de ellas con novia, hay familias de dos papás, otras de papá y mamá, y de papá y mamá separados y con sus nuevas parejas, los pongo como ejemplos al azar de que es un espectro amplio el concepto de familia.

–¿Pensás que el mundo del trabajo se adapta a los nuevos roles que las mujeres queremos ocupar?
–El problema es que las empresas, las instituciones, la educación, no han acomodado sus parámetros a esta nueva situación de las mujeres: no quieren tener que elegir, quieren todo. No quieren (queremos) tener que renunciar al trabajo por criar niños, ni a los niños por tener un buen trabajo o crecer en lo profesional.

–¿Qué es lo que falta?
–No se dan las bases para tomar decisiones simples, por ejemplo: si en una gran firma hay muchas mujeres con niños, pues pongamos una guardería. O un lugar para que las mujeres le den el pecho a sus bebés. O simplemente que puedan trabajar desde la casa, en Estados Unidos esto ya es una tendencia.

Fuente: http://www.diariouno.com.ar/a-fondo/ahora-las-mujeres-no-queremos-elegir-la-profesion-y-los-hijos-queremos-todo-20160710-n1188588

Imagen: http://www.larevista.ec/sites/default/files/27LRPSICOLOG%C3%8DA,photo01_0.jpg

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Película.España. La tortue rouge de Michaël Dudok De Wit

Europa/España/Julio 2016/Reseña/http://es.euronews.com

Producido por Philippe Mathieu

Reseña:

Un náufrago intenta, por todos los medios, abandonar una isla tropical pero una tortuga roja destruye su balsa cada vez que sale al mar.

Pero todo cambia cuando la tortuga llega a la playa. Allí se produce una extraña transformación. El náufrago, ya no será un ser solitario, fundará una familia.

“La tortue rouge” (“La tortuga roja”) está dirigida por Michaël Dudok De Wit. De Wit trabajó durante diez años en este proyecto.

Todo empezó cuando el estudio japonés Ghibli, atraído por el cortometraje “Padre e hija”, propone a De Wit coproducir su primera película. De Wit había conseguido, de hecho, el Óscar a la mejor película de animación con “Padre e hija” en 2001.

La música, el ruido y los sonidos de la naturaleza palían la ausencia de diálogo en esta película onírica y mágica que obtuvo el premio especial de la sección “Una cierta mirada” en la última edición del Festival de Cine de Cannes.

Fuente:http://es.euronews.com/2016/07/08/esta-semana-en-cinema-box-la-tortue-rouge-de-michael-dudok-de-wit/

Fuente imagen:

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Hace falta una aldea… y por eso hay una escuela

Por: 

 Los libros tienen su propio destino, y lo mismo cabe decir de las frases. Pro captu lectoris habent sua fata libelli, escribió Terentianus Maurus: Según la capacidad del lector tienen su destino los libros,cabe traducir, aunque la cita ha venido a ser reducida a su segunda mitad para afirmar, sin más, que tal destino es independiente de la voluntad del autor. Pero vale la pena recuperar el condicionante de la capacidad del lector para entender lo que pasa con libros y frases, y no me refiero a ninguna capacidad general, mucho menos una capacidad entendida como mayor o menor nivel intelectual, sino a lo que cada cual está en condiciones de leer y entender por un complejo de intereses, valores, preconceptos, etc.
No es que vaya ahora a pasarme a la filología, sino que siempre me han llamado la atención ciertas frases sistemáticamente repetidas con un sentido distinto del original. Hace falta una aldea para educar a un niño solo es una de ellas, pues hay otras muy notables. En la conversación sobre la internet, por ejemplo, una muy famosa, si no la más, adorada por activistas y evangelistas tecnológicos, partidarios del software libre o los recursos abiertos, etc., es que «la información quiere ser libre» (o «gratis»), generalmente atribuida a Steward Brand, editor del Whole Earth Catalog, fundador de The Well y muchas cosas más que lo sitúan entre los pioneros del nuevo entorno digital. Pero, en realidad, lo que Brand dijo fue, según lo recogió R. Clarke: «Por una parte, la información quiere ser cara, por lo valiosa que es. […] Por otra parte, la información quiere ser gratis, porque el coste de obtenerla se reduce cada vez más» (así lo reiteraría luego el propio autor en The Media Lab, p. 22).
Hay otras frases notables reinterpretadas por los entusiastas. «A hombros de gigantes», por ejemplo, suele citarse como muestra de la modestia científica de Isaac Newton al describir su trabajo, pero es más probable que fuera una alusión envenenada a la estatura y la apariencia físicas del interlocutor, su rival  Samuel Hooke, cuya influencia negaba. «Con razón o sin ella, es mi país» (una vez la escuché en versión aun peor: «…es mi partido»), es una deformación de «Right of wrong, my country», brindis del comodoro Decatur que continuaba: «if right, to be kept right; and if wrong, to be set right» (si está en la razón, por que así siga; si está equivocado, por que rectifique). El lector seguro que conoce otras.
     Pero vamos con la tribu, o lo que sea. It takes a village (Hace falta toda una aldea) es el título de un libro de Hillary Rodham Clinton. La autora remite a un presunto refrán africano que, completo, rezaría: It takes a village to raise a child (Hace falta toda una aldea para criar a un niño). El libro de Clinton lleva como subtítulo: and other lessons children teach us (y otras lecciones que nos enseñan los niños). No hay ninguna prueba de que se trate realmente de un refrán africano en esos mismos términos, pero sí que se conocen numerosos dichos (ver aquí y aquí) del continente que vienen a insistir en la idea de que una familia no se basta para criar a un niño. No obstante, parece que ya era considerado un «refrán africano», al menos en los EEUU, cuando Clinton lo tomó como título y en el modo literal en que lo hizo. Y el libro trata precisamente de eso, de la forma en que la sociedad puede, o no, ayudar a la educación de la infancia.

La primera cuestión, volviendo aquí, es por qué el empeño local en traducirlo como «tribu». Doy por sentado que los usuarios españoles habituales, al menos los primeros, traducen del inglés, no del suajili, por lo que cuesta entender que se vierta village como «tribu» en vez de «aldea». Pero así es, pues una búsqueda rápida en Google (esta a 18/6/16) arroja estos resultados, en número:

  • se necesita una tribu para educar a un niño: 250.000
  • hace falta una tribu para educar a un niño: 140.000
  • para criar a un niño hace falta una aldea: 133.000
  • para educar a un niño hace falta una aldea: 88.200
     Bastante más tribu que aldea, ciertamente. Pro captu lectoris, tal vez. Es probable que los lectores, en particular los difusores de la idea, hayan pensado que la sociedad que rodea a la escuela se parece más a una tribu que a una aldea, o que así vean los profesores a los padres cuando se agolpan a la puerta del colegio, la cola de secretaría o la asamblea del AMPA (yo pienso lo contrario, que hay más rasgos tribales en un claustro que en el público o en un vecindario, pero esa es otra historia). La traducción correcta, desde luego, es aldea (en inglés village, si es mayor, o hamlet, si es menor); en ningún caso tribu aunque tampoco pueblo ni mucho menos ciudad, y mejor ignorar, del otro lado, a quienes se apresuran a denunciar desde algún púlpito el racismo de la primera versión. La diferencia esencial es que una tribu se basa en la descendencia común, el ius sanguinem si se prefiere, mientras que una aldea lo hace en la residencia común, digamos el ius soli; la primera amplía de algún modo la familia, mientras que la segunda se contrapone a ella. En realidad, la tribu tiene poco que añadir a la familia, precisamente porque se confunde con ella y funciona con normas y pautas similares (aquí pervive en la figura de los abuelos, las cenas navideñas y demás); la aldea, por el contrario, comprende lo que no es familia e incorpora cierta diversidad, vínculos débiles, espacio público, etc., tanto más según va pasando a villa, pueblo, ciudad o metrópolis. Cuanto más nos alejamos de la tribu, más necesitamos la aldea para educar a un niño.
Tribu o aldea, no obstante, el refrán señala la insuficiencia de la familia, proclama la necesidad de la comunidad y reclama su apoyo: por eso se ha hecho tan popular en el mundo educativo, porque sirve a la institución escolar y a la profesión docente para proclamar su impotencia (y, por tanto, cierta exención de responsabilidad) y para reclamar el apoyo de la comunidad (por el mismo motivo se hizo impopular entre el conservadurismo norteamericano, que respondió It takes a family!). En lo que no se suele reparar es en que el refrán no menciona en ningún momento la escuela. Seguramente no es casual que proceda de, perdure en o se atribuya a África, pues parece más bien dicho para una sociedad sin escuela, el paisaje africano hasta no hace mucho.
     ¿Qué ha de hacer una aldea si la familia no se basta para criar a los niños? Sin duda lo mismo que la tribu o que la metrópolis: asumir, hasta cierto punto, la responsabilidad general de la tutela adulta, del cuidado de todos los niños por todos los adultos, pero ¿nada más? La respuesta es que hace falta algo más, que hace falta dedicar a la infancia un tiempo específico, un espacio específico, una atención específica, lo cual conviene sea hecho de manera particular por algunas personas específicas, preparadas especialmente para ello. Esto es precisamente lo que llamamos escuela, creo.
     Dicho de otro modo: todo docente que reclama el concurso de toda la aldea debe saber que ya lo tiene, que por eso y para eso están ella o él ahí, que por eso es obligado escolarizar a la infancia y la adolescencia, por eso hay tres cuartos de millón de profesores no universitarios, por eso destinamos cerca del cinco por ciento de la producción nacional y el diez por ciento del gasto público, por eso le consagramos unas decenas de miles de edificios. La aldea no ha dejado sola a la familia: le ha dado la escuela, que no es poco.
* Articulo tomado de: http://blog.enguita.info/2016/06/hace-falta-una-aldea-y-por-eso-hay-una.html?fb_ref=Default
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Pelicula: La Historia de Ron Clark

Ron Clark: una manera diferente de enseñanza.
Autora de la reseña: 
 
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En nuestra última clase de Estrategias de Aprendizaje, vi junto con mis compañeras la película Ron Clark. La misma se encuentra basada en la historia de Ron Clark, un profesor estadounidense quien ha trabajado con diferentes tipos de estudiantes de diferentes clases sociales.
En la película se refleja claramente el paso del profesor Ron por la escuela de Carolina del Norte y su paso por la principal escuela del barrio de NY, Harlem. Cada una de estas escuelas era totalmente diferente: desde las clases sociales, tradiciones, sistema educativo hasta los problemas que se presentaban en la misma. A pesar de lo diferentes que eran cada una de las escuelas donde trabajaba, Ron Clark siempre fue el mismo. Mantenía el mismo carisma, la misma actitud y las mismas ganas de obtener resultados óptimos de cada uno de los estudiantes.
Se me hace muy difícil encontrar una palabra para definir a Ron Clark, pero por el momento lo defino como «único». Una de las cosas que más me llamo la atención de Ron, fue su perseverancia ante las cosas en la escuela de Harlem. En mi opinión dicha perseverancia se puede dividir en dos grandes partes: 1. Una perseverancia dirigida al trabajo en la escuela y 2. Una perseverancia dirigida al trabajo con cada estudiante.
En relación a la primera Ron Clark nunca dejo que sus energías colapsaran. Para empezar, no le fue fácil entrarle al grupo. Se puede afirmar que era la única persona blanca en el grupo por lo que los problemas de discriminación surgieron. Se encontró con grandes críticas por la implementación de sus estrategias de aprendizaje ya que las autoridades de la escuela consideraban que no iban acorde “con lo establecido” pero yo diría que no iban acorde con lo antes visto. Ron Clark era diferente y su manera de enseñar era diferente. Al final demostró que no importa cuántas o cuáles sean las estrategi425full-the-ron-clark-story-screenshotas que utilices, siempre existe una manera de que el aprendizaje ocurra de manera efectiva y espontánea.
Por otro lado, la perseverancia dirigida al trabajo con cada estudiante se puede ver claramente en la relación que mantuvo cada uno de ellos de manera individual. En primer lugar se tomó la “molestia” de conocerlos: conocer sus fortalezas y sus debilidades. En base a las deficiencias que encontraba en cada uno de ellos, diseñó un plan estratégico para poder conseguir lo que deseaba y así ponerlos a un nivel superior en su historia académica. Luego de que conseguía su meta, trabajaba con la autoestima con el propósito de hacerlos conscientes de sus dones, de su buen trabajo, de que sus virtudes hacen grandes cosas y que en la vida todo se puede, nada es imposible y que tienen que ir en busca de sus sueños.
Independientemente de su gran perseverancia, Ron Clark fue para sus estudiantes un sistema de reglas basado la unión, cooperación y amor. La «familia» como él los llamaba, se desarrollaba en el salón de clases por medio de reglas las cuales intentaban promover el orden y la disciplina. En principio, como todo… no fue bien acogido por el grupo, pero los resultados al finalizar el año fueron los que demostraron que era necesario. Por otro lado, en las estrategias que implementó trabajo con las Inteligencias Múltiples para que los contenidos a trabajar no fueran guiados por la monotonía y para conseguir un aprendizaje significativo. En la película pude apreciar la inteligencia musical, lingüística, matemática, espacial, entre otras.
Finalmente, está de más decir que me encantó la película. Ron Clark representa una grata experiencia: una fuente de inspiración para el trabajo que diariamente se realiza en las escuelas y salones de clases, una manera diferente de enseñar, un mecanismo único de aprendizaje y una manera de fomentar la relación profesor-alumno muy significativa. Considero que es una película muy importante para cualquier docente que tenga la intención y/o el deseo de trabajar con adolescentes y con un grupo de realidades diferentes a la suya.
Moraleja: Un maestro que es capaz de transmitir sus conocimientos y aprender de sus alumnos, es capaz de hacer grandes cambios en su vida. (Les dejo el siguiente video con una parte de la película, sin dudas… una de mis favoritas.

Fuente de la Reseña:
http://estrategiasaprendizajeunibe.blogspot.com/2010/12/ensayo-ron-clark-una-manera-diferente.html
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Botswana: Parents, teachers partnership essential for learning

África/Botswana/03 Junio 2016/Fuente: Dailynews/Autor: Booster Mogapi

Resumen:El Viceministro de Educación y Desarrollo de Habilidades Sr. Fidelis Molao ha implorado a los padres a participar en la educación de sus hijos. Durante una reunión en Mochudi, el Sr. Molao dijo que la educación era una olla de tres patas que requieren esfuerzos concertados de todas las partes interesadas, incluyendo al niño, los padres y maestros para obtener mejores resultados en el rendimiento académico.

Mochudi — The Assistant Minister of Education and Skills Development Mr Fidelis Molao has implored parents to take part in their children’s education.

Speaking during a kgotla meeting in Mochudi on Wednesday, Mr Molao said education was a three legged pot that needed concerted efforts from all stakeholders including the child, parent and teacher for better results in academic performance.

He said his ministry was worried about the low performance results in schools and they had found out that it was mainly due to lack of participation by parents in their children’s education.

The Assistant Minister said drugs and substance abuse continue to have a major impact on students’ performance.

He advised parents to always check their children’s bags to find out what they have inside because some of them do drugs.

Mr Molao further said children usually took advantage of parents who neglected their studies.

Mr Molao also urged parents to check their children’s school work so that the child got used to being checked on hence they get serious with their school work.

He said parents should visit schools and meet with teachers to see how they could help and address the needs of their children.

The Assistant Minister further said his ministry was challenged with shortage of resources which had to be distributed among the departments in the ministry.

Mr Molao said they are taking care of 626 000 students in government schools with the highest number at primary school level standing at 418 000 with each student costing around P3970 per year, junior school level 119512 with each student costing P17 342 per year and senior school level at 53000, each student costing P17 278 per year.

He added that a university or college student costs government P64 000 per year and those doing medicine cost P80 000 per student per year.

The Assistant Minister said the money went into the school materials, food and others that were needed for school administration.

He said «this shows how much government spends on students and how expensive it is hence they must take their education very seriously.»

Mr Molao emphasised how important it was for parents to take part in their child’s education because if students failed they would have wasted government money and parents would now be forced to pay for them to progress in their education.

Fuente de la noticia:http://www.dailynews.gov.bw/news-details.php?nid=28799

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