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Entrevista a Ana Falú: “Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales”

Entrevista/04 Enero 2020/Autora: Alejandra Aguado/El país

La arquitecta y activista feminista Ana Falú reivindica la necesidad de repensar las ciudades desde una perspectiva de género para que sean más seguras y habitables para la población femenina

Miedo a transitar calles oscuras, al acoso callejero, a tocamientos indeseados en el transporte público, a ser violadas. Estos son algunos de los temores que experimentan las mujeres de muchas ciudades del mundo. Las que viven en barrios informales sin electricidad, agua o saneamiento lo tienen peor. Para ellas es más difícil también encontrar empleos formales dignamente remunerados o alcanzar cotas de poder en las instancias locales. La red global Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU) estima que solo el 20% de los concejales y el 5% de los alcaldes del mundo son mujeres.

Por todo esto, Ana Falú (San Miguel de Tucumán, Argentina, 1947) lleva décadas reivindicando el enfoque de igualdad de género en la planificación urbana, la legislación y el desarrollo para lograr la inclusión y la integración plena de las mujeres y las niñas en la vida económica, social, política y cultural de las urbes. «Las mujeres sabemos que nuestras experiencias cotidianas en las ciudades son distintas de las de los hombres», reflexiona en una conversación tras su participación en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales, organizada por CGLU en Durban, Sudáfrica, el pasado noviembre.

Falú se define como «activista social y por los derechos humanos desde siempre». Aunque reconoce que tiene «muchos sombreros». Esta arquitecta de formación es profesora en la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora científica, forma parte del grupo asesor de mujeres de ONU Hábitat y apoya activamente en la Red de Mujer y Hábitat de América Latina.

«Las mujeres queremos ser diferentes, pero no desiguales. Tenemos que hacer que se conozcan las diferencias porque se ocultan de alguna manera. No se visibilizan porque la planificación urbana —la mirada sobre la ciudad, los territorios, el barrio— está pensada bajo un concepto de neutralidad. Se planifica para familias, aunque en América Latina entre un 30 y 40% de hogares están a cargo de únicamente una mujer», argumenta.

Entre esas particularidades invisibles de la vida urbana de las mujeres, Falú recuerda que la pobreza es predominantemente femenina. Las que viven en condiciones de precariedad, además, son mayoría en el mercado laboral informal, muchas son cabeza del hogar, tienen más del doble de hijos que las ricas y viven en la periferia de ciudades fragmentadas, segregadas y complejas.

«Por otro lado, hay que destacar entre lo que se oculta el trabajo invisibilizado de las mujeres: el de cuidados», analiza. Algo que recientemente el movimiento del 8 de marzo ha expuesto en Argentina, América Latina y el mundo, según Falú. Hace falta, agrega, que tal reconocimiento se traduzca en políticas públicas y una planificación urbana adecuada.

«Las ciudades compactas como las europeas, en las que se puede caminar y con un transporte excelente, sin duda son más amigables para las mujeres que las latinoamericanas», considera. «Pensemos en ciudades como Buenos Aires, Sao Paulo o México, en donde los traslados les toman entre dos y cuatro horas al día a las más pobres que residen en la periferia. Y en condiciones pésimas, en un transporte que no es seguro, que las expone al acoso sexual», continua.

Pero hay soluciones, algunas muy debatidas y contestadas, como el transporte seguro de México, exclusivo para mujeres o con zonas habilitadas solo para ellas. Falú fue una de las encargadas de evaluar junto a un equipo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) su efectividad. «Realmente, las mujeres dicen que pueden ir tranquilas en las horas punta y volver a sus hogares cargadas de bolsas, incluso con niños, y dormir una siestita porque nadie les mete mano», relata la experta. Otra iniciativa muy extendida es la creación de aplicaciones para los teléfonos móviles en las que las vecinas marcan las zonas peligrosas, para que otras usuarias puedan evitarlas.

Más allá de este tipo de experiencias y con una mirada más amplia, Falú cree que las soluciones contra las desigualdades —de género, pero también de ingresos— en las ciudades pasan por «redistribuir más». Los gobiernos locales tienen esa responsabilidad, dice. En la práctica, significa que haya servicios de cuidado infantil y de adultos mayores distribuidos en los territorios, «privilegiando aquellos en los que hay menos ingreso per cápita», aclara. Con ello, las mujeres, sobre todo las jóvenes en edad reproductiva, podrán tener la posibilidad de buscar empleo, educarse o hacer vida política.

La clave es descentralizar, resume. «Y tener en cuenta la vida cotidiana en esos barrios, en la calidad de los servicios, de la calle, de las aceras. Así como privilegiar a las personas sobre los vehículos. Las mujeres son las que más usan el espacio público, casi siempre con otros: niños, personas con discapacidad, mayores… Ese espacio público tiene que estar pensado en clave feminista», reclama.

Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre.
Ana Falú (izquierda) durante un debate en la Cumbre Mundial de Líderes Locales y Regionales en Durban, Sudáfrica, este noviembre. CGLU

Para Falú, las mujeres han tenido la capacidad de resistir los temores y transitar un entorno urbano hostil. «Así hemos construido nuestra ciudadanía, no es que nos quedemos encerradas atemorizadas». Si bien, dice, hay muchas que se recluyen en lo privado por miedo a los peligros que representa la ciudad, al menos, en América Latina. «Como si el hogar fuera más seguro y es donde más violencia se ejerce contra el cuerpo de las mujeres», aclara.

Para dar respuesta a las necesidades, temores y reclamos de las mujeres no hay una receta única. Cada sociedad es distinta. Pero las ciudades hablan y escuchan, solo hay que estar atentos, opina Falú. «Cuando las muchachas ocupan las calles de Argentina pidiendo igualdad de oportunidades, la ciudad está hablando, está demandando derechos. Y las autoridades tienen que escuchar y plantear políticas», apunta.

Pero además de esas grandes manifestaciones urbanas, la experta propone generar en cada barrio «oportunidades de escucha para saber qué agenda proponen las mujeres y cuáles son sus prioridades». Es lo que hace el programa Voces de Mujeres Diversas por Ciudades Seguras, Inclusivas y Sostenibles, de la Red Mujer y Hábitat de América Latina. Esta iniciativa busca «enriquecer debates en torno a los derechos de las mujeres a la ciudad, sistematizando sus demandas para la elaboración de propuestas que permitan incidir en las políticas públicas locales», en palabras de la organización de la forma parte Falú. 

«Una de esas prioridades es el cuidado infantil. Otra, la seguridad, la no violencia que les permita recorrer las calles o usar el transporte público con tranquilidad», enumera la especialista. «En Argentina asesinan a 27 mujeres al mes, es una locura el feminicidio». Un problema que no solo tiene que ver con los gobiernos locales, que tomarán medidas parciales, matiza. «Terminar con la violencia contra las mujeres por el hecho de serlo, nos va a llevar tiempo».

Otro de los ejes de acción para construir ciudades feministas es que más mujeres se dediquen a la política local. Para eso, afirma Falú, lo que mejor funciona son las leyes positivas como las de cuotas. En los cuerpos legislativos ha habido avances en este sentido, asevera, «pero no lo hemos conseguido en los ejecutivos y técnicos». Incluso cuando llegan al poder, las mandatarias enfrentan mayores dificultades para ejercerlo. «Cuando estamos en un lugar de responsabilidad en cualquier ámbito, la tarea se hace de excelencia. Si no, eres juzgada. Los hombres pueden ser mediocres. Cuando tengamos mujeres mediocres en lugares de toma de decisión, habremos alcanzado la igualdad», zanja.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/12/09/planeta_futuro/1575907484_152466.html

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Libro(PDF): Antología del pensamiento crítico costarricense contemporáneo

Reseña: CLACSO

La selección de textos, para una obra como la que aquí presentamos, exige un proceso de toma de decisiones sobre lo que se va a considerar como pensamiento crítico, sobre la temporalidad de la producción y sobre las temáticas que se van a incluir. En esta antología asumimos la definición de pensamiento crítico derivada de las propuestas teóricas de la Escuela de Frankfurt, basadas en la definición de Marx de 1843, como aquel pensamiento que no solo busca entender la sociedad, sino también criticarla y contribuir como un todo, sumándose a las agendas, miradas y aspiraciones de los movimientos sociales contestatarios. Como crítico, además, en el contexto costarricense destacamos aquellos textos que han enfrentado el espejo (a veces espejismo) nacionalista y han brindado formas originales para repensar Costa Rica como país, como sociedad y como cultura. En términos de la temporalidad, en esta antología se incluyen textos que abarcan un período de cerca de 100 años, iniciando en la década 1920 y terminando con autores y autoras que desarrollan su producción en las primeras décadas del presente siglo. Sobre la escogencia temática, hemos decidido incorporar trabajos que plantean críticas a un conjunto de mitos sobre la homogeneidad, la igualdad y la excepcionalidad costarricense que se han configurado como poderosos mecanismos de control social y político. La compiladora y el compilador hemos batallado ampliamente sobre la selección que ofrecemos en esta antología. Por eso, debe verse primeramente como un producto de procesos de discusión sobre las características de los textos, su distribución cronológica, sus aportes a las problemáticas que nos planteamos, la originalidad y actividad pionera de sus proponentes y el impacto en las ciencias sociales costarricenses de estos ensayos. No está demás decir que tenemos claro que esta antología y cualquier otra siempre tendrá sus límites, siempre carecerá de otros trabajos importantes y siempre podría ser enriquecida por otras perspectivas. Sabidos de eso, también tenemos claro que estos textos que hemos escogido representan lo mejor del pensamiento crítico costarricense y que a partir de ellos se han generado polémicas, discusiones y se han inspirado otros investigadores e investigadoras.

Autores (as):

Montserrat Sagot. David Díaz Arias. [Coordinadores]

Joaquín García Monge. Manuel Mora Valverde. Víctor Hugo Acuña Ortega. Carlos Sandoval García. Alexander Jiménez Matarrita. José María Gutiérrez. Carmen Lyra. Yolanda Oreamuno Unger. Rodrigo Facio Brenes. Rodolfo Cerdas Cruz. Manuel A. Solís. Mercedes Muñoz Guillén. Jorge Rovira. Ciska Raventós Vorst. Carlos Luis Fallas Sibaja. Daniel Camacho Monge. Eugenia Rodríguez Sáenz. Carlos Sojo. Juliana Martínez Franzoni. Diego Sánchez-Ancochea. Quince Duncan. Omar Hernández. Eugenia Ibarra. Juan Rafael Quesada. Helio Gallardo. Mónica Pérez Granados. Yadira Calvo. Ana Sojo. Alda Facio Montejo. Ana Carcedo. Gabriela Arguedas Ramírez. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-557-0

Descarga: Antología del pensamiento crítico costarricense contemporáneo

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1810&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1361

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Libro(PDF): Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Reseña: CLACSO

La tarea de elaborar una antología del pensamiento social crítico en Guatemala ha supuesto un esfuerzo en varios sentidos. En primer lugar, delimitar qué se entiende por pensamiento crítico, y luego, decidir qué período abarcar, cuáles autoras y autores incluir, y cuáles los textos pertinentes […].

Para acotar la búsqueda se comprendió como pensamiento social crítico al conjunto de ideas elaboradas desde perspectivas divergentes, a contracorriente de los discursos y las historias oficiales, que han sido el resultado de la investigación, análisis, sistematización y reflexión sobre la realidad de la sociedad guatemalteca, con el propósito de desentrañar las estructuras de poder que sostienen un orden desigual, de raíces coloniales, que niega derechos y limita el desarrollo humano de la mayoría de la población, particularmente de las mujeres, y los pueblos indígenas.

En la antología que ahora se presenta, se incluye a treinta y cinco autoras y autores, mujeres y hombres, de diversas identidades, y generaciones. Algunos con una producción muy vasta y otros que inician sus reflexiones. Se trató de mostrar una polifonía de voces y perspectivas, y para efectos de una mejor comprensión se establecieron cuatro ejes que dan cuenta de las principales preocupaciones sociales, intelectuales y políticas que han predominado en las décadas de finales del siglo veinte e inicios del veintiuno: “Estado, política, sociedad y economía” (Eje 1); “Violencia política, movimientos sociales, memoria e historia” (Eje 2); “Etnicidad, relaciones interétnicas, racismo” (Eje 3); y, por último, “Cuerpos, género, feminismos, sexualidades, violencia” (Eje 4). […]

Considero este texto como un aporte más en el conocimiento de la producción intelectual en Guatemala, una invitación a profundizar en el pensamiento social crítico, a identificar autorías, temas y problemáticas que ahora no fueron incorporadas. Una motivación para continuar indagando y construyendo la historia de los aportes intelectuales en el país, ampliando miradas y ejes de análisis, temporalidades y temáticas.

Autores (as):

Ana Silvia Monzón. [Coordinadora]

Guillermo Toriello. Edelberto Torres Rivas. Matilde González-Izás. Gladys Tzul Tzul. Claudia Dary Fuentes. Alfredo Guerra-Borges. Gustavo Palma. Patricia Castillo. Manuel Ángel Castillo. Gabriel Aguilera. Jorge Romero Imery. Mario Payeras. Ricardo Falla. Carlos Figueroa Ibarra. Yolanda Colom. Ana María Cofiño. Julio Castellanos Cambranes. Miguel Ángel Albizúrez. Edgar Ruano Najarro. KajKok (Máximo) Ba Tiul. Saría Acevedo. Severo Martínez Peláez. Marta Elena Casaús. Demetrio Cojtí. Carlos Guzmán Böckler. Arturo Taracena. Aura Marina Arriola. Irma Alicia Velásquez Nimatuj. Aura Cumes. Alaíde Foppa. Ana Lorena Carrillo. Yolanda Aguilar. Lily Muñoz. Ana Lucía Ramazzini. Francisca Gómez Grijalva. Emma Delfina Chirix García. Cuerda La. Luz Méndez. Walda Barrios-Klee. Glenda Joanna Wetherborn. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-556-3

Descarga: Antología del pensamiento crítico guatemalteco contemporáneo

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=1811&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1361

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Entrevista a Nadia Fink: “A los niños se les enseña el ego y las niñas se les enseña la culpa”

Por: Meritxell Freixas Martorell

«El feminismo es replantearte cómo te educaron, cómo miras y cómo te relacionas», dice Nadia Fink. Para ello, junto a otras, comenzó la colección «Antiprincesas», una serie de libros infantiles sobre algunas mujeres relevantes de Latinoamérica que desde hace poco han llegado a España de manos de Akal. Frida Khalo, Violeta Parra, Juana Azurduy o Evita son algunas de las mujeres sobre las que ya han escrito. Otros referentes para otra educación.

Una niña se encuentra una perra por la calle y la bautiza como Frida “porque es niña y tiene bigote”; acaba de leer la historia de Frida Kahlo. Otra, hija de madre soltera, que dice: “Mamá, Violeta también se quedó sola con sus niños”, porque acaba de conocer la historia de la cantante chilena Violeta Parra. Son los efectos que produce en las niñas Antiprincesas, la colección que muestra las luchas de mujeres latinoamericanas y rompe con los estereotipos de género de las mujeres. Una de sus creadoras es Nadia Fink, periodista y escritora argentina, que se ha atrevido a hablar a las más pequeñas sobre la vida de otras mujeres, desde el feminismo, la perspectiva de género y en su propio lenguaje. La pintora mexicana Frida Kahlo, la artista chilena Violeta Parra o la coronela boliviana Juana Azurduy, son algunas de las protagonistas de estas historias que ponen de relieve las obras y logros de todas ellas, y dejan atrás su vida romántica o sentimental.

El proyecto es una apuesta de la editorial infantil Chirimbote y se complementa con la colección Antihéroes, pensada para deconstruir la idea clásica del superhéroe fuerte y valiente que todos los niños quieren imitar. La colección se dirige a niños y niñas de entre 6 y 12 años, pero también se está utilizando en párvulos e, incluso, para adolescentes que quieren aprender las biografías de estos personajes.

Desde hace dos meses, los cuentos están disponibles en España de la mano de la editorial Akal, de Madrid. Una propuesta para hacer llegar a los niños y niñas del otro lado del Atlántico los referentes latinoamericanos desde otra mirada, “más allá de la idea de la Pocahontas”, como dice Fink.

“Antiprincesas” nace en 2015, un momento en el que el feminismo en Argentina ya tenía mucha fuerza. ¿Cómo influyó en el impulso del proyecto?

Empezamos en enero de 2015 con Frida, que fue el primero y fue un poco previo al estallido en Argentina de #NiUnaMenos, que llegó poco después y sacó a mucha gente en la calle. Queríamos mostrar historias de mujeres contadas para niñas, que era una parte que no estaba considerada para las infancias. Empezábamos a hablar desde el periodismo y las editoriales para gente adolescente y adulta, pero dejábamos las infancias para las grandes industrias. Cuando sale “Violeta Parra” en junio de ese año fue justo cuando aparece #NiUnaMenos”, y ahí se termina de dar un impulso grande a la colección Antiprincesas.

¿Cuáles son los criterios para elegir a las mujeres protagonistas de la colección?

Pensamos que fueran latinoamericanas, ya que los cuentos que leen las niñas vienen de contextos europeos y es bueno contarles su contexto latinoamericano, sus paisajes, sus colores, sus cuerpos, sus herencias y orígenes. Otra es que fueran mujeres comunes que hicieron cosas importantes. A veces nos preguntan: «¿Son feministas o no son feministas?». Bueno la mayoría de nuestras mujeres no se decían feministas, pero hicieron mucho y aportaron por el feminismo popular que estamos viviendo ahora. También pensamos en que rotaran por todas las disciplinas: hay escritoras, cantantes, luchadoras, trabas [travestis], [activistas como] las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo… La idea era que se vieran todas las posibilidades que tenemos las mujeres.

  

Pensando en el eje de la política tradicional, ¿la selección responde a un perfil político determinado?

Desde el foco de política tradicional, podría verse que hay una mirada determinada de parte nuestra, pero para nosotros la política atraviesa lo cotidiano y nos cuesta pensarlo tan limitadamente. Si lo vemos así, es más de izquierdas. Pero, por ejemplo, partimos con Frida Kahlo, que hoy es un personaje de moda y que muchas veces está vacío de contenido. Ella es la pintora lisiada que vemos en todas las carteras y almohadas y decidimos partir del estereotipo que se genera de ella para desandar la vida de otras maneras.

¿Qué tipo de estereotipos derriban los relatos que escriben?

Básicamente, los estereotipos de género, cómo las mujeres fueron contadas en los cuentos clásicos para las infancias. Mujeres que siempre estuvieron a la espera de que las rescatasen, que vivieron siempre para su imagen, cuidando su cuerpo y vestimenta, que tuvieron que seguir una tradición familiar, que siguieron un legado que no tuvo que ver con la elección o el deseo; se peleaban entre ellas y eran muy competitivas. Queríamos desandar estos estereotipos y en vez de decir que eso estaba mal, optamos por mostrar otras mujeres haciendo otro tipo de cosas. Nos pareció una manera propositiva de enseñar a las niñas espejos más reales en los que reflejarse. En cualquier cumpleaños infantil a las niñas las disfrazan de princesas y a los niños de superhéroes, y eso genera un contexto y una forma de tener que ser que es siempre inalcanzable.

Habla de “ni princesas Disney ni Barbie”, precisamente dos hitos infantiles para muchas generaciones.

Por un lado hay el tema de la belleza focalizada sólo en lo físico, una belleza que, además, es inalcanzable. Una Barbie representa una modelo y unos estándares imposibles que tienen que ver con dedicarte todo el día al cuerpo, operarte, enfermarte o, incluso, mentir, porque después vemos que cuando sacan una foto a una modelo sin Photoshop y tiene celulitis se le viene el mundo abajo. Me llama la atención cómo se sexualiza a las niñas vestidas como princesas de Disney. Una niña de ocho años no tiene formas –es regordeta o es plana–, pero no puede caber en un vestido de princesa que, además, es un dibujito animado y que tiene dimensiones irreales. Esas cinturas que no pueden existir; o el pelo necesariamente liso, porque rizado es como si fuera la antibelleza. Tiene que ver con poder ser a partir de lo imperfectas que somos y quererse como una es. A los niños se les enseña el ego y las niñas se les enseña la culpa. Ojalá que esto aporte y ayude para que las niñas crezcan con más cariño para sí mismas.

Tu fuiste educadora infantil. ¿Cómo se puede trasladar toda esta pedagogía con enfoque de género a las aulas infantiles?

Según las edades, hay diferentes estrategias. En las escuelas aún hay muchos modelos que desarmar. Hay cosas muy establecidas: desde las listas y las filas separadas por niños y niñas, que ya de por sí es una separación molesta, sobre todo si hablamos de personas trans; hasta los colores, los tipos de juegos y los juguetes o los espacios que ocupan en los patios, etc. Son cosas estructurales que hay que empezar a ver. Después habrá que ir desarmando lo más chiquito, como los problemas de matemáticas, que todavía hablan de que la mamá va a comprar verduras y el papá es arquitecto. Tenemos que desarmarlo con mucha minuciosidad y poniendo la mirada hacia el interior de cada docente porque todas estamos atravesadas por los machismos y por nuestras crianzas. Se trata de mirar profundamente cuánto nos pudo haber dañado ese tipo de estructura y hacer que las infancias de hoy lo vivan con más naturalidad para ser lo que cada quien quiera ser.

Ahora que estamos en época navideña, hay varias campañas y movimientos que han levantado el mensaje de los juguetes no sexistas. ¿Se ha avanzado algo en esa idea de mirar a las infancias sin tratar de imponer un rol de género desde pequeños?

Eso es un tema que se naturalizó por mucho tiempo y desde el feminismo se empezó a cambiar la mirada y el punto de vista. El feminismo es eso: replantearte cómo te educaron, cómo miras y cómo te relacionas. Al no haber observado nunca las infancias desde posiciones más progresistas, no nos dábamos cuenta y naturalizábamos que regalar una escobita estaba bien. Sí creo que ha empeorado el tema del rosa asociado a las niñas. Hasta las cocinitas son rosas. Más allá de eso, me parece que en el momento actual vamos a por todas: se cuestionan los juguetes, las películas, los libros… Hay una corrida de este adultocentrismo que mandó durante tanto tiempo y que está sacudiéndose porque somos generaciones que criamos con más libertades, familias criadas en democracias que, necesariamente, generaron infancias más libres y más cuestionadoras.

Muchos hombres también han empezado a mirarse y a tratar de entender de qué va todo esto. Se sienten interpelados y algunos incluso ponen en cuestión determinados modelos de masculinidad.

En nuestra colección Antihéroes pensamos cómo estos estereotipos también afectan a los niños porque les piden que sean fuertes, que se preparen para ser proveedores de su hogar, cubrir las expectativas, etc. Estos circuitos perjudican a niños y niñas. Nos parecía importante plantear que en la historia de Latinoamérica hubo hombres que no eran superhéroes, que sus superpoderes pasaban por cosas más cotidianas y que, además, enfrentaron miedos, porque ser valiente no es no tener miedo, sino enfrentarlo. Hablamos de Cortázar, del Che Guevara, de Galeano…

 

¿Qué opina del fenómeno de Las Tesis, que desde Chile se ha expandido a nivel mundial?

Ha sido increíble, es algo muy creativo, y esa creatividad en el feminismo se está imponiendo y es lo novedoso. Romper con un ritmo tan sencillo y tan simple, explicar el patriarcado con cuatro palabras cantadas, relacionando el Estado y el capitalismo. Me parece maravilloso y, más allá de la repercusión mundial, también la que ha tenido en lugares más pequeños que han buscado cómo hacerlo y han querido participar. Todo lo que se haga para interpelar a la mayor parte de gente posible me parece genial. El feminismo entiende que las cosas hay que decirlas de todas las maneras posibles, y en eso tienen mucho que ver los feminismos populares, que no se quedan en los recintos académicos, sino que salen a interpelar a todas las personas. A veces el feminismo puede ser una palabra muy fuerte para alguien o, incluso, una palabra con connotaciones negativas, pero cuando profundizan se dan cuenta de que es una manera de salvarte la vida.

Muchas mujeres hablaban de un ejercicio reparador para ellas, lo que está directamente asociado a las violencias de todo tipo que enfrentan en su cotidianidad.

Es una reparación colectiva, que es lo que ocurre con las cosas masivas. Hay personas que para mejorar un mal día van al fútbol y gritan con mucha gente, o a un concierto. Son ese tipo de cosas colectivas que también tienen algo de exorcismo, de brujería. Pararse, poner el cuerpo, acusar y señalar colectivamente es algo a lo que el feminismo va dando cada vez mejor forma.

¿Cómo el feminismo y las nuevas generaciones tendrán que enfrentar el desafío de la ultraderecha?

Si tuviera la fórmula, me hubiera presentado como candidata [se ríe]. Creo que estamos haciendo un aporte desde cada lugar que podemos para que se empoderen las infancias y se sostengan. Estas ultraderechas tiene unos rasgos muy terribles. Más allá de ser conservadoras, son poco profundas y están atravesadas por el fundamentalismo. No digo que las ultraderechas anteriores hayan sido mejores, pero tenían una base que se podían sostener desde lugares ideológicos, filosóficos o teóricos. Ahora hay un rejunte de oportunistas, con pocos estudios y muchas oportunidades, sumado al Evangelismo que creció. Esto es un error de las izquierdas y de muchas militancias sociales, que no vieron venir lo que hacía el Evangelismo en los sectores más empobrecidos; y los grandes negocios que hay detrás de todo esto: desde la explotación de cuerpos y territorios hasta el narcotráfico. Es un combo muy difícil. Pero están creciendo una gran cantidad de infancias bien distintas y bien cuestionadoras. Por eso es tan importante el feminismo popular, el que atraviesa todos los sectores, no sólo a un sector universitario que lo puede pensar desde una teoría. En el feminismo popular cada quien se encuentra feminista dentro de su propio campo de acción.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/12/23/a-los-ninos-se-les-ensena-el-ego-y-las-ninas-se-les-ensena-la-culpa/

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Feminismo y generismo

Por: Victoria Sendón de León

Es una buena noticia que el Feminismo se encuentre en la cresta de la ola del debate, porque toda polémica nos obliga a esclarecer y conceptualizar muchas de las contradicciones ocultas tras postulados aparentemente lógicos, pero que no lo son, lo cual nos obliga a poner al descubierto sus falacias. Es curioso que un fenómeno reciente, que se ha incrustado en el movimiento feminista como si fuera algo propio, está a punto de conseguir que IU expulse al Partido Feminista de España de su coalición, un referente para el movimiento feminista desde los años 80. Me refiero a la plataforma “trans” dentro de las siglas LGTBIQ+ (de momento) Y no digo que el transformismo sea reciente, pero sí como movimiento reivindicativo. Me parece muy justo que se hayan organizado y luchen por sus derechos, tanto como por salir a la luz con dignidad y sin tener que esconderse en las cloacas de una sociedad bienpensante.

Dicho esto, aclaro que si el concepto de género nos sirvió para analizar los roles que mujeres y hombres adoptamos según el tipo de sociedad que nos culturiza, ha terminado por retorcerse hasta constituir el concepto central en la teoría feminista de la pasada “tercera ola”. Usurpó un lugar que no le correspondía, desplazando al sexo, que pasó a formar una entelequia performativa sin existencia alguna fuera del lenguaje. Si el sexo no existe, tampoco existen hombres ni mujeres, sólo género, géneros infinitos según los deseos de cada quien.

En esta situación hay que empezar a deslindar conceptos y derivaciones de ellos. El feminismo es un movimiento político de emancipación colectiva de las mujeres, originado por su situación de opresión y subordinación a lo largo de la historia. Hemos tomado conciencia de esta injusticia y ello ha generado una lucha que afecta a todas las mujeres, mientras que el generismo es una cuestión particular y privada, por el que ciertas personas se consideran nacidas en un cuerpo equivocado o que son “no binarias”, es decir, que no se adaptan a la imposición de tener que pertenecer a un sexo/género o a otro, decidiendo sobre la marcha qué son, de acuerdo con “lo que se sienten”. Pero lo que sienten no es una categoría política ni universal. Si quieren ser queer y cambiar de género como de camisa… está bien, pero ¿qué tiene que ver eso con el feminismo? Este último es un asunto político y lo primero, particular, psicológico si se quiere. Cuando Kate Millet apuntó muy acertadamente que “lo personal es político”, se refería a las reivindicaciones feministas que habían sido definidas como privadas cuando se trataba de temas generales que afectaban a las mujeres y, por tanto, temas políticos. No se puede legislar para casos privados ni para sentimientos.

Identificarse con un tipo de personalidad o con otro ya lo definió Jung como resultado de la influencia de los arquetipos, aunque se trataba de una identificación psicológica hasta llegar al self, el sí-mismo más profundo. Ya lo dijo Nietzsche: “Sé quien eres”, y escribió todo un libro, Ecce homo, para explicar cómo se llega a ser quien uno es. Es un camino largo y arduo, lleno de laberintos, recovecos, noches oscuras y fastuosos amaneceres. Pero díganme si una criaturita de ocho años, a la que no se le han desarrollado ni de lejos los lóbulos frontales, que dan un cariz de racionalidad a nuestros juicios y constituyen el centro ejecutivo de la personalidad, y que no llegarán a su cenit hasta los 25 años, puede tomar ya una decisión a futuro tan definitiva que le llevará a tener que hormonarse de por vida e inhibir su sexo de niño para ser algo que ni siquiera sabe qué es y nunca lo sabrá. Y esto sin asesoramiento psicológico, y esto con el beneplácito de los padres, y esto aplaudido por un Parlamento como si fuera la revelación de un mundo nuevo. Y esto como ejemplo y soporte para una ley “trans”, que preparan partidos que se creen muy progres y que mezclan churras con merinas -como feminismo y LGTBIQ- sin darse cuenta de que con la “proliferación de los géneros” se despeja a corner el sexo mujer, se afianzan los estereotipos que nos hemos empeñado en desterrar (los trans suelen ser más femeninos que cualquier fémina) y se invade el campo propio del feminismo despojándolo de sentido.      

con la “proliferación de los géneros” se despeja a corner el sexo mujer, se afianzan los estereotipos que nos hemos empeñado en desterrar (los trans suelen ser más femeninos que cualquier fémina) y se invade el campo propio del feminismo despojándolo de sentido.      

El error original es que un feminismo oficialista y académico ha empleado la palabra “género” para todo: violencia de género, perspectiva de género, leyes de género, experta en género, etc. convirtiendo a la mujer en un concepto vacío. Y al feminismo en la mera consecución de una igualdad formal sin cuestionar el modelo. Pero lo más absurdo es que parte del feminismo haya acogido a todo el LGTBIQ+ como su hijo bienamado, cuando a ellos las feministas les importamos un bledo. El argumento, muy femenino y maternal, que me dio una de ellas era que “ellos han sufrido mucho”. Vale: incorporemos a todo el mundo sufriente. No íbamos a caber. Si algún o alguna “trans” quieren pertenecer al movimiento feminista, estupendo, pero no porque su transexualidad sea un tema feminista en sí. Últimamente su “asunto” acapara todos los debates. Y, claro, estamos perdiendo un tiempo precioso en tratarnos de defender de acusaciones de transfobia cuando, sin complejos, como Lidia Falcón, intentamos, honestamente, aclarar conceptos. O, simplemente, decir lo que pensamos.

Todos y todas nacemos de mujer, de una mujer que es madre.

Cada persona es única e irrepetible y, por tanto, no hay que coaccionarla en un sentido u otro. No haría falta ser “trans” para sentirse bien en la propia piel. Es lo que afirmaba Miquel Missé (una mujer trans hacia hombre) que si no hubiéramos tenido ausencia de referentes de mujeres masculinas, tal vez ella no hubiera tenido que transformarse en él. Memoria histórica feminista es lo que hace falta. Hubo cantidad de mujeres guerreras, filósofas, exploradoras, científicas o escritoras enterradas en un olvido culpable. Y para los niños igual. Muchos artistas han sido homosexuales o se vestían de mujer sin tener que renunciar a su sexo. Hay que conseguir que las niñas más masculinas y los niños más femeninos puedan encontrar referentes valiosos en su historia y en su cultura y puedan ser ellas y ellos mismos sin que tengan que sufrir bullying en el colegio, pudiendo además ser llamados como gusten. De todos modos, hablar de niñas masculinas y niños femeninos es un equívoco, pues son simplemente modos diversos de ser niño y modos diversos de ser niña sin tener que cambiar de sexo. En esos modos radica la diversidad.

hablar de niñas masculinas y niños femeninos es un equívoco, pues son simplemente modos diversos de ser niño y modos diversos de ser niña sin tener que cambiar de sexo. En esos modos radica la diversidad.

Lo que está sucediendo en torno a este tema es todo un despropósito que sólo se explica cuando intereses muy poderosos están detrás mientras hacen caja, claro. Lo que no me acaba de cuadrar es que partidos de izquierda y algunas feministas estén tan desorientados. Se olvidan de que el género es lo que deseamos desterrar definitivamente y conseguir así la libertad de las mujeres en su propia realización. Y, sin embargo, el o la “trans” inciden tanto en reproducir un “género”, que están dispuestos a cambiar de sexo incluso. Las feministas liberándonos del género y los trans empeñados tanto en él que pueden pasar su vida hormonándose. ¿Cómo van a converger estos dos movimientos? Ambos muy respetables, pero cada uno debe ir por su camino. Incluso es posible que nos tengamos que enfrentar si se da la opción de ser “madres” comprando vientres de mujeres explotadas. O si son madres auténticas, pero designadas como “progenitor gestante”, negando de nuevo el sexo mujer y la realidad de que todos y todas nacemos de mujer, de una mujer que es madre.

Me parece una total injusticia y falta de perspectiva de IU el querer demonizar al Partido Feminista, pero yo le diría a Lidia Falcón que no se preocupe, que ahora sí tendríamos a quien votar muchas feministas, separada ya de estructuras tan patriarcales. Sería una buena lección y un buen aprendizaje político. Si te “botan”, te “votamos”.

Fuente: https://tribunafeminista.elplural.com/2019/12/feminismo-y-generismo/

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Libro(PDF): «Mercedes Olivera: Feminismo popular y revolución. Entre la militancia y la antropología»

Reseña: CLACSO

La vida y la obra de Mercedes Olivera están definidas por su carácter revolucionario, por un pensamiento y un quehacer incesante en el cuestionamiento de las relaciones de poder, sobre todo de género, institucionalizadas, normalizadas y naturalizadas. Una de las grandes intelectuales públicas de Nuestra América, destaca por su trayectoria congruente y abrazadora, siempre luchando por introducir un futuro otro, por mover el horizonte intelectual y político hacia un umbral situado en la distancia más desafiante para conseguir que las cosas no queden en el opresivo presente y se acerquen al mejor mundo posible.
Los trabajos reunidos en esta antología, en una apuesta por Centroamérica, en sus propuestas investigativas colaborativas y de defensa participativa de las mujeres que viven violencia, son el testimonio de los caminos críticos y reflexivos de una intelectual-política cuyas búsquedas como antropóloga y activista feminista han tenido entre sus objetivos producir conocimientos, explicar y cambiar la realidad. Los principales ejes de su quehacer y su pensamiento han sido las revoluciones latinoamericanas, la recuperación de los saberes indígenas y de las lenguas mayas, la defensa de la propiedad colectiva, los alegatos a favor del derecho a la tierra para las mujeres y al territorio, la exposición de las causas estructurales de la violencia de género y, en general, la reivindicación del derecho, la libertad, la justicia y el sentido humano.

Autores (as): Mercedes Olivera. Montserrat Bosch Heras . [Editoras]

Marisa G. Ruiz Trejo. María del Carmen García Aguilar. Luis Antonio Sánchez Trujillo. Gloria Guadalupe Flores Ruíz. Concepción Suárez Aguilar. Mauricio Arellano Nucamendi. Alma Padilla García. [Autores y Autoras de Artículo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2019

País (es): Argentina

Idioma: Español

ISBN: 978-987-722-549-5

Descarga: Mercedes Olivera: Feminismo popular y revolución. Entre la militancia y la antropología

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1806&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1357

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Feministas turcas van a prisión por cantar ‘Un violador en tu camino’

Asia/Turquía/ 15-12-2019/Autor(a) y Fuente: www.ruletarusa.mx

El himno feminista chileno ‘Un violador en tu camino’ ha sacudido al mundo. Y sus efectos también.

Siete feministas turcas que protagonizaron una coreografía con la canción ‘Un violador en tu camino’ durante una manifestación en Estambul, fueron llevadas a prisión por el gobierno turco. Las acusan de “ofensas al Estado”. El caso ha provocado nuevas protestas.

‘Un violador en tu cambio’ es una canción-coreografía que creó un colectivo de chileno de feministas, denominado Las Tesis, y que se ha ‘viralizado’ en el mundo, desde países tan dispares como Perú o la India, como emblema contra la violencia machista

La manifestación de al menos 300 mujeres turcas que se congregaron este domingo en el barrio de Kadiköy, la parte asiática de Estambul, , fue dispersada con una carga policiaca, según reporta la DW.

Durante la protesta siete de las mujeres que realizaban la coreografía fueron detenidas y están acusadas por el gobierno de Tayyip Erdogan de ‘violentar’ la ley de manifestaciones y por “insultos al Presidente”, según ha denunciado a medios internacionales Atuba Torual, abogada de las mujeres detenidas y encarceladas.

En Turquía la ofensa pública a la nación, el gobierno, el parlamento y los cuerpos judiciales se castiga de seis meses a dos años de prisión.

  • Foto: Reuters

Fuente e Imagen: https://www.ruletarusa.mx/gto/feministas-turcas-van-a-prision-por-cantar-un-violador-en-tu-camino/

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