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Rebeca Lane: violencia en la red y en las batallas, género y feminismo

Rebeca Lane: violencia en la red y en las batallas, género y feminismo

Soy Rebeca Eunice Vargas Tamayac mi nombre artístico es Rebeca Lane soy rapera y activista de la cultura hip hop soy activista feminista y educadora, doy bastantes talleres de rap, charlas de hip hop o situación de Guatemala o de las mujeres.

En particular durante estos últimos meses he dado charlas sobre las niñas de Guatemala para dar a conocer el caso fuera de acá, y es un caso que no esta sonando y acaba de pasar y es una situación terrible que pasó y hay menos personas que están dando seguimiento entonces he estado hablando mucho sobre las niñas de Guatemala.

Por ser mujer, por tener una identidad abiertamente feminista, por ser bisexual, por tener la experiencia de ser migrante, mi casa está en Guatemala pero paso mucho más fuera de Guatemala, soy más nomada, la tecnología genera cierta cosas, una de ellas es la difusión es decir no podría tener el alcance que tengo si no es por la tecnología, mi música se difunde por las redes sociales y es por ahí que la gente te encuentra por ejemplo en las estadísticas de Spotify tengo 109 mil personas que me siguen o escucharon este año, para mi eso es un montón porque al final en los conciertos que hago en cada lugar llegan entre 200 o 500 personas y eso que tengo conciertos en varios lugares y ya sumados es un montón de gente y la tecnología me ayuda a salir, a viajar y que la música pueda ser una presencia a pesar de que yo no este ahí físicamente.

Siento que precisamente por lo que hablo, digo, represento, las críticas que yo hago también me han convertido en un blanco fácil de violencia donde un montón de gente descarga el odio hacia las feministas, las personas que pensamos diferente y las que nos vemos diferente.

Hace una semana yo compartí un artículo que @Nakurymc escribió sobre Las Batallas de Rap y sus daños colaterales criticando un poco sobre la batalla de los gallos, y explicando el porque y de una forma muy argumentada y documentada, ella explicaba mucho los procesos que pasan dentro de las batallas.

Yo compartí la nota y otros dos compañeros raperos uno de México y otro de Argentina también compartieron la misma nota y fuí yo la que recibí en un período de tres días ataques de odio de 300 personas y mi teléfono estaba repleto de notificaciones y que pienso que yo soy una mujer bastante fuerte, pero después de un día entero de estar recibiendo amenazas y cosas feas se siente una mal.

Yo pienso que es fuerte para los jóvenes de ahora enfrentar un bullying cibernético y que talvez no tienen una fortaleza interior aguerrida. Desde muy pequeña me ha tocado defenderme y poner una coraza para que las opiniones de las demás personas no me afecten, para la juventud la aprobación de las demás personas es importante ¿que impacto puede tener en las personas ataques como este?

En principio cuando una es mujer recibe diferente tipo de críticas por ejemplo como les decía anteriormente este artículo lo compartió otro rapero hombre y él no recibió las mismas críticas que me hicieron a mi por ejemplo “sos ignorante no sabes nada del hip hop, alguien que le de clases” esos comentarios son los más tranquilos, pero me atacaron sin saber quien soy yo y que es lo que yo hacía para decir denle clases de hip hop.

“Quiero reventarle una piedra en la cabeza ” “A esta hay que matarla” y sus argumentos “todo lo que nos ha costado estar con el hip hop estar hasta acá y esta con lo que viene” y por ejemplo Arcano que es un rapero que dice que es gay y recibe muchos ataques virtuales por ser gay. En este caso particular del artículo las acciones violentas vinieron de los mismos compañeros de él y fueron hacia mi y no hacia a él.

Creo que de entrada que si una mujer comparte su opinión, toda la gente incluso las mujeres pero sobre todo hombres desacreditan lo que nosotras decimos, y su primera percepción es decirme ignorante y que no se nada, pero yo he realizado investigaciones académicas hasta experiencia de calle del hip hop y no soy una experta del hip hop pero si hay una experiencia y diferencia de credibilidad porque sos mujer y segundo cuando se dan cuenta que sos feminista es peor, porque ya es como “La Feminazi esta” como que con ese argumento ya invalida lo que digas y tu opinión no cuenta.

A los que me etiquetaron les respondí : Vos no sabes quien soy yo, yo no necesito clases de hip hop, yo doy clases y talleres de hip hop a donde voy, por favor respeta más a tus colegas, tu ténes tu opinión pero yo tengo la mía, y la tuya no es más valida que la mía.

Ser feminista es un factor de riesgo y para mi hablar de mi sexualidad abiertamente también lo es, claro que es muy distinto los ataques que reciben las mujeres heterosexuales de las que no lo somos, y públicamente mi actual relación no ha significado una relación de riesgo.

Tengo varios vídeos y canto en muchos espacios de diversidad sexual, por ejemplo estas dos canciones donde se ve una sexualidad más diversa:

Libre atrevida y loca

Corazón Nomada

Y en estas canciones si recibo más mensajes desde que “nos vamos a ir al infierno” o “que necesitamos un hombre que nos de una buena cogida”

Una vez estuve en una batalla y el chavo con lo que me salió es que me ataco por el lado de ser lesbiana diciendo “que trai dildos de plástico” y también que es un factor para ellos para invalidar mi opinión, por ejemplo cuando empiezo hablar sobre aborto me dicen “pero si vos sos lesbiana, gorda, peluda y fea nadie te va querer coger nunca porque estas hablando de aborto ” y además te lo ponen como si todo fuera malo (lesbiana, gorda, peluda y fea).

Hay muchos ataques por ser “gorda, peluda y fea”, por mis facciones me dicen “nariz de negra, india” esta es la forma de invalidar lo que yo hago, pasa por mi físico, claro para las mujeres la crítica hacia lo físico se ve desde pequeñas, de cómo te ves, de cómo te sentas o paras.

Yo tengo en mi memoria siempre siempre, cuando era pequeña me gustaban muchos los vestidos y me gustaba mucho enseñar el calzón y como que levantaba la falda y enseñaba el calzón pero me decían ahí viene tu tío, ahorita no puedes enseñar el calzón, yo sabía que si habían hombres presentes no podía ser libre, que si estábamos entre mujeres todo bien pero si habían hombres no.

Pero que a mi me ataquen para invalidar tanto mi música como mi punto de vista del como me veo, tiene que ver con esa normatividad que hay hacia las mujeres desde el punto de vista de como tenes que ser claro tu música va ser buena si sos, blanca, rubia, delgada, rica, guapa, alta, delgada etc pero no una “negra, peluda, lesbiana, fea” como yo.

Si me doy cuenta de compañeras que son transfeministas o que están trabajando desde lo cyborg que utilizan mucho la tecnologías para transgredir todas estas barreras sexo genéricas que hay.

Yo tengo este vídeo de Libre atrevida y loca para presentar diversas formas en las que podemos ser las mujeres o que las mujeres somos, tenemos compañeras transfemeninas, transmasculinas y que son espacios de transgresión poner en los vídeos las diversidades, por ejemplo el audiovisual me ha permitido mostrar esa diversidad en el vídeo de este cuerpo es mío.

Donde la actriz principal es afroamericana. Yazmin Monet Watkins activista de la cultura negra en Estados Unidos.

Estamos construyendo nuevas narrativas al elegir todos los cuerpos que normalmente no son representadas en el mundo audiovisual o de la música, porque todas esas personas que se dicen disidentes se identifican con lo que estas cantando.

Por ejemplo Corazón Nómada es la canción de las parejas lésbicas, que es bien bonito para ellas poder cantar una canción que no le tienen que cambiar el genero para cantarle a sus parejas.

También lo vemos en Las Tortas Golosas y Chocolate Remix, que son lesbianas feministas, el público que tienen y la representación que tienen. También el hecho de que nuestras canciones mismas las usen en las marchas, en carteles o las usen en consignas. Si estamos generando una representación por ejemplo están usando una frase mía en una marcha en Córdoba y por ejemplo eso es gracias a la tecnología porque yo en Córdoba no he estado, eso lo permite la tecnología.

Internet no es un espacio seguro, la violencia tiene distintas manifestaciones y la violencia en redes también es violencia, yo después de varios días de recibir mensajes de odio, me sentía golpeada, lastimada y pues decir que es fuerte que tanta gente se toma el tiempo de asegurarse de que yo reciba sus mensajes, para mi el internet si es un espacio violento, pero existen espacios seguros que otros, en algunas páginas no hemos recibido mensajes de odio pero lo que siempre recibimos es “hola nena, que haces, cantas rap” el típico pendejo que te puede tirar casaca por una página en Facebook.

Tenemos que buscar espacios equilibrados, gente que te apoye, que te acompañe un un proceso de acoso o de bullying a travez de redes porque si no una se vulnerabiliza mucho y que puede llevar a una caso de que una persona joven puede llegar a quitarse la vida.

Para poder hacer frente a estos mensajes para mi ha sido un trabajo feminista de construcción en mi cuerpo y acompañada junto con otras, por ejemplo Audry Funk http://es.rap.wikia.com/wiki/Audry_Funk que ella esta en mi grupo, ella tubo un tipo que le hizo bullying cibernético durante ocho años y a ella le afectaba y no solo era el sino que también los seguidores de él, diciéndole gorda, gorda, gorda etc Audry ha trabajado mucho sobre su amor propio para que esto no le afecte, pero es muy desgastante.

Por ejemplo con Nakury vimos que recibió una cantidad de mensajes por su artículo y fuimos nosotras las que exigimos po la seguridad de Nakury pero cuando Audry enfrentó esto todavía no estaba en una red de personas, pero ahora que estamos juntas nos apoyamos unas a otras, al igual yo también acudo a las redes de apoyo cuando siento que son muchos mensajes, pero hay muchas niñas adolescentes, jóvenes, queer, trans, lesbianas, bisexuales, gordas, peludas y feas que están solas y que esto aísla mucho más.

Fuente: https://pillku.org/article/rebeca-lane-violencia-en-la-red-y-en-las-batallas-/

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El discurso del rey

Por: Lidia Falcón

El mensaje con que  Felipe VI nos  ha obsequiado por Navidad está siendo comentado por los políticos y medios de comunicación mayoritarios, siempre serviles a la monarquía, con el tono y los contenidos de adulación que les son habituales, mientras el pueblo llano parece bastante ajeno a los consejos y admoniciones del monarca, que tuvo la menor audiencia de todos los tiempos.

Únicamente la asociación de la Memoria Histórica ha presentado su queja al Defensor del Pueblo, ante la descarada postura que ha adoptado el rey apoyando la negativa a investigar los crímenes de la  dictadura, “en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”. Una declaración que únicamente pueden aprobar los fascistas y  herederos de los vencedores de la Guerra Civil, aquellos que difícilmente pueden abrigar rencores ni mantener heridas cuando fueron los asesinos y perseguidores de toda libertad, y que contradice los veredictos de la ONU así como todas las recomendaciones de las organizaciones de DDHH y de Amnistía Internacional. Y aunque tal denuncia no tenga recorrido, dados los blindajes que protegen a tan regia figura, cierto es que no se merece menos.

Algunos medios de comunicación y periodistas le han recordado que no ha hecho mención alguna de la corrupción ni de los numerosos procesos que por tal causa se están instruyendo y juzgando, con lo que el retrato que de nuestro país dibuja el discurso real, queda distorsionado, difuminado como una pintura despintada, que parece la versión que realizó Cecilia Giménez Zueco del cuadro Ecce Homo de Elías García Martínez en el Santuario de Borja. Aunque hay que reconocer más buena intención en la pintora aficionada que en nuestro monarca.

Según las palabras de este,  no parecen existir en España más problemas que los planteamientos secesionistas de una parte de la clase política catalana, superada “esta compleja situación política” que nos ha tenido sin gobierno 10 meses. Por lo que ya no hay ni tensiones ni incertidumbres, obviando la evidencia de que son varios los partidos que están viviendo la convulsión de dimisiones, divisiones y enfrentamientos cuyo resultado sigue siendo incierto, y que sin duda están dificultando el gobierno del país.

Para añadir el sarcasmo al sermón que nos ha endilgado, Felipe VI ha tenido el atrevimiento de mencionar “el gran patrimonio común que compartimos. Un patrimonio que merece el cuidado de todos y que todos debemos ayudar a proteger como lo mejor que tenemos y somos”, cuando en los últimos años la Iglesia Católica ha tenido la desfachatez de apropiarse de una parte inconmensurable de ese patrimonio común, inmatriculando miles de terrenos, edificios, iglesias, basílicas, catedrales, capillas, ermitas y hasta la Mezquita de Córdoba, aplicando una ley franquista, sin que ni el Parlamento, ni los gobiernos, ni los Ayuntamientos implicados hayan actuado con la contundencia debida ante semejante expolio del “patrimonio común”. Ni en estas fechas el representante máximo de  nuestro patrimonio considere ni aún curioso mencionarlo.

En tal retrato disneyano de nuestro país, nos encontramos con la absoluta indiferencia con que el jefe del Estado olvida las terribles situaciones que están sufriendo miles de mujeres y niñas y niños, víctimas de  malos tratos y abusos sexuales, esclavizadas en la prostitución, alquiladas para la reproducción; de las denuncias que se multiplican sobre el calvario que se obliga a padecer a menores sometidos a la custodia compartida;  las sospechas, cada vez más evidentes, de que se sigue ejerciendo tráfico de menores por parte de las instituciones que deberían protegerlos, entre otros horrores que sufre parte del 52% de la población, que son también ciudadanas del país que lidera Felipe VI. Y frente a tal desprecio,  ¿qué tenemos que decir o ante quien podemos denunciar las mujeres?

Nadie más que las compañeras del Partido Feminista han alzado la voz por el inaceptable olvido en el discurso del rey  de lo que han significado las 102 asesinadas por violencia machista del infame año de 2016. En este 12 aniversario de la aprobación de la Ley Orgánica de Violencia de Género, contamos 1.400  víctimas, en un cálculo muy prudente. ¿Y qué significa que miles de maltratadas no accedan a la protección que se pretende con dicha legislación? ¿Y de qué modo se pretende remediar esta masacre continuada?

Según el anestesiante mensaje, hoy, liberado el país de la presión política, con “la serenidad” y la “tranquilidad” recuperadas, el monarca  nos explicó que los ciudadanos pueden centrarse en sus proyectos de vida. Pero las ciudadanas difícilmente podrán centrarse en proyecto alguno cuando su situación económica es tan deplorable como que el 82% de la renta nacional la perciben los hombres y solo el 18% les corresponde a las mujeres. Cuando el trabajo a tiempo parcial, los empleos de más baja cualificación y los salarios miserables hacen que las pensiones de jubilación de las mujeres sean el 38% menores que las de los hombres. Cuando, en fin, todas estas, y más, desgracias femeninas no parecen importar ni conmover a nuestro Jefe del Estado, ¿a quién tendremos que recurrir?

En este panglosiano sermón se insta a que los españoles desarrollen al máximo sus habilidades en la ciencia y en la cultura, “considerando la educación la clave esencial que prepare a nuestros jóvenes para ser ciudadanos de este nuevo mundo, más libres y capaces”, en un año en que el informe PISA ha vuelto a situarnos en la mediocridad derivada de un sistema educativo decimonónico, sometido a la normativa de un gobierno beato y reaccionario,  que ocasiona que el 50% de los jóvenes, los más preparados de todas las generaciones anteriores, esté en paro y deba exiliarse para ganarse la vida.

Ciertamente en poco se parece este discurso de aquel que Jorge VI, del Reino Unido, a pesar de sus dificultades fonéticas, dirigió en 1939 a sus súbditos para hacer frente “a los tiempos oscuros que se avecinaban”. Y bueno hubiera sido que, con un poco de sinceridad, este rey que nos han impuesto  reconociera que ni los tiempos de hoy son tan esplendorosos ni la vida de las ciudadanas y ciudadanos españoles es tan agradable y tranquila como nos la ha descrito.

Aunque cierto es también que estos son los tiempos de la posverdad.

Fuente: http://blogs.publico.es/lidia-falcon/2016/12/31/el-discurso-del-rey/

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Italia: «Hooligan» de la ideología de género y feminista así es la nueva ministra de Educación

Europa/Italia/18 Diciembre 2016/Fuente: religionenlibertad /Autor:Javier Lozano

El referéndum fallido convocado por Matteo Renzi y que le obligó a dimitir ha tenido más consecuencias de las esperadas. El nuevo primer ministro, Paolo Gentiloni ha nombrado a su vez varios ministros aunque entre ellos destaca un nombre, el de Valeria Fedeli como ministra de Educación.

En Italia el nombramiento de Fedeli para este cargo ha generado una gran polémica puesto que esta histórica sindicalista es una apasionada de la ideología de género y ya desde el Senado intentó sacar adelante una ley que impusiera estos postulados en todos los colegios italianos.  Finalmente, este proyecto marcadamente ideológico no prosperó pero tras su elección como ministras los movimientos profamilia y grupos católicos temen que lo recupere del cajón y vuelva a la carga.

Valeria Fedeli es uno de los grandes referente del feminismo italiano, defensora del lobby LGTB y una declarada enemiga del Family Day, el movimiento profamilia que ha sacado a la calle a cientos de miles de personas a en contra de leyes como la de las uniones homosexuales.

Fedeli, una política forjada en el sindicalismo y el feminismo
Pero la polémica persigue a esta política del Partido Democrático pues se ha descubierto que ha mentido sobre su título universitario y que en realidad la que es precisamente ministra de Educación no tiene el título de Trabajo Social del que presume en su biografía.

Nacida en 1949, Fedeli recuerda que en su juventud “me encontré con el movimiento estudiantil, el feminismo y la Confederación General Italiana del Trabajo”, el gran sindicato italiano. Pronto el sindicalismo centró su vida primero en el Ayuntamiento de Milán en el ámbito educativo y más tarde en el sector textil hasta que se convirtió en vicepresidenta de la Asociación Nacional de Consumidores donde decía luchar para “superar las desigualdades de género”.

Del sindicalismo pasó a la política como senadora del Partido Democrático (formación de izquierdas) donde ha llegado incluso a ser la vicepresidenta de la Cámara.

Precisamente desde el Senado de Italia es desde donde Fedeli ha utilizado su asiento para promover la ideología de género y el feminismo. Ejemplo de ello fue el proyecto de ley que presentó en 2014 que desde el título ya deja entrever la carga ideológica: Introducción de la educación de género y de la perspectiva de género en la actividad y en los materiales didácticos de la escuela del sistema nacional de educación y en la universidad.

Deconstruir la diferencia hombre-mujer
La actual ministra de Educación fue la promotora y primera firmante de este proyecto de ley que finalmente no logró ser aprobado. Bajo el pretexto de conseguir la igualdad entre hombres y mujeres en realidad este texto iba más allá pues pretendía hacerlo eliminando el concepto hombre-mujer. Ya no hay hombre o mujer por lo cual ya no existe desigualdad.

De hecho, en el texto se pedía realizar una “deconstrucción crítica de las formas rígidas y estereotipadas a través de las cuales las identidades de género son cultural y socialmente conformadas”.  Si no se hace esto, declaró la exsenadora, esa persona va a vivir en una “identidad forzada” bajo los papeles ya definidos de la separación por sexos.

Cambiar los libros de texto y los planes de estudio
¿Cómo quería hacer esto la entonces senadora Fedeli? Adoctrinando a los niños en los colegios interviniendo los planes de estudio para que incluyeran la teoría de género en todas las etapas educativas y modificando los libros de texto para que los niños aprendiesen que el concepto hombre-mujer no es más que una construcción social. Además, se debería formar al profesorado en esta ideología. Para ello, el proyecto de Valeria Fedeli preveía un presupuesto mínimo de 200 millones de euros.

Y con un texto como este en su mochila Fedeli ha llegado, sin haber sido elegido su gobierno en las urnas, al Ministerio de Educación.

Vehemente defensora de los postulados LGTB y del feminismo
Sin embargo, su bagaje va mucho más allá y fue una de las senadoras que con mayor vehemencia defendió la ley Cirinna contempla las uniones civiles homosexuales.  Afirmaba que defender la ley era apoyar de verdad a la familia y que “no sería la victoria de una minoría, sino de todo el país, debido a que regalan mucha felicidad y serenidad”.

De hecho, en su intervención en el Senado dio la nota leyendo una carta de una madre lesbiana que defendía la ley y mientras lo hacía se puso a llorar afirmando que estaba “orgullosa” de llevar la felicidad al colectivo LGTB.

La nueva ministra de Educación es además de todo esto una activista feminista y los escritos de su página web están prácticamente todos impregnados de este pensamiento que tan unido está a la ideología de género.

Los movimientos profamilia califican el nombramiento como un «insulto»
Por ello, no es de extrañar el temor y desconcierto de miles de padres italianos ante la posibilidad de que Valeria Fedeli tenga vía libre para asaltar ideológicamente las escuelas.

Massimo Gandolfini, presidente de Difendiamo i nostri figli (Defendamos a nuestros hijos) y uno de los líderes del Family Day, ha asegurado que “el nombramiento de de Valeria Fedeli, cuya orientación cultural a favor de la identidad de género es bien sabida sólo puede ser interpretado cono otro insulto para el Family Day”.

A su juicio, “esta elección tiene claramente un tono de provocación, si no de venganza, contra las familias del Comité del No, responsable de haber ganado el referéndum mediante el bloqueo de una peligrosa tendencia autoritaria en la que ya tenían previsto elaborar una legislación contra la familia natural y el derecho de los niños a tener una mamá y un papá”.

Fuente de la noticia: http://www.religionenlibertad.com/hooligan-ideologia-genero-feminista-asi–53760.htm

Fuente de la imagen:http://www.dire.it/wp-content/uploads/2015/02/valeria-fedeli.jpg

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Libro: «Somos tierra, semilla, rebeldía: mujeres, tierra y territorio en América Latina» de Claudia Korol

Un recuento de las luchas de las mujeres en América Latina desde sus comunidades y organizaciones, partiendo del cuestionamiento al capitalismo patriarcal, que agrega a la expropiación de las tierras que sufren el campesinado pobre y los pueblos originarios la división sexual del trabajo por la cual se invisibiliza el trabajo de las mujeres.

Presentamos el libro Somos tierra, semilla, rebeldía: mujeres, tierra y territorio en América Latina que realiza un recuento de las luchas de las mujeres en América Latina desde sus comunidades y organizaciones, partiendo del cuestionamiento al capitalismo patriarcal, que agrega a la expropiación de las tierras que sufren el campesinado pobre y los pueblos originarios la división sexual del trabajo por la cual se invisibiliza el trabajo de las mujeres, tanto el trabajo en la casa como en las pequeñas unidades agrícolas.

El acceso a la tierra es uno de los problemas más graves que enfrentan las mujeres rurales en América Latina y en el mundo, y está en la base de muchos otros problemas “invisibles” para la sociedad. Sus consecuencias e impacto abarcan a todas las mujeres y en general, a la humanidad entera y a la naturaleza.

A partir de allí recorre el camino del movimiento de mujeres por el reconocimiento de su trabajo, por la valorización de la agricultura campesina y por la búsqueda de garantizar el acceso de las mujeres campesinas a la tierra y la lucha por una reforma agraria integral, la soberanía alimentaria y la agroecología.

Claudia Korol es militante feminista e integrante del Colectivo de Educación Popular Pañuelos en Rebeldía y del Centro de Investigación y Formación de Movimientos Sociales Latinoamericanos.

Este libro es una coedición de GRAIN, Acción por la Biodiversidad y América Libre.

Para acceder a la publicación (PDF) haga clic en el enlace a continuación y descargue el archivo:

http://www.biodiversidadla.org/Principal/Secciones/Documentos/Somos_tierra_semilla_rebeldia_mujeres_tierra_y_territorio_en_America_Latina

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En Guatemala, a los parias por parias

Por Ilka Oliva Corado

Pesa la doble moral. Es fácil dividir a las personas por categorías y a partir de ahí decidir cuáles merecen que levantemos la voz por ellas.  Es fácil, también, aparentar cierta humanidad cuando ésta nos traerá beneficio personal.

En Guatemala, a  los parias por parias

Es mucho más fácil aún, etiquetarse como feministas, rojos, revolucionarios y de izquierda, porque da para los viajes, las conferencias, los codeos y los sueldos.  Pero la humanidad no tiene nada que ver con etiquetas, la humanidad es la esencia del ser que siente, piensa y actúa ante la injusticia de todo tipo, sin distinción de ninguna.

Hace unas semanas violaron y asesinaron a una joven en Argentina, lo cual motivó a una manifestación de todo el continente en la que participó Guatemala y muchas organizaciones, grupos y entidades feministas, se vio a jóvenes desnudarse y enseñar las tetas y las nalgas en señal de protesta,  (exhibicionismo para mi criterio) se dio pues aquel gran espectáculo que al día siguiente salió en los medios de comunicación.

Como punto y aparte, yo Ilka Oliva Corado no comparto el que una mujer tenga que enseñar las tetas para expresar inconformidad ante el sistema patriarcal y sus injusticias, si hay cerebro hay que utilizarlo, si hay voz, si hay creatividad, si hay cólera y humanidad. Pero eso sí, defiendo a que todas las personas tengan el derecho a expresarse como mejor lo crean.

Si una mujer quiere enseñar el clítoris en una pantalla gigante en el centro de la plaza de su país y que con esto cree que está aportando a una concientización sobre la violencia de género, que lo haga, es su derecho,  pero eso sí, que no piense que representa a las mujeres en general y que también todas apoyamos y respaldamos  su moción de que aquello es una exposición artístico-política. Paso…

Si hay que enseñar algo que sea el rostro, con la frente en alto, para que quien nos vea y nos escuche sepa quiénes somos y desde dónde viene nuestra denuncia y  que la respaldamos con nuestro nombre y nuestro origen. Si es por escrito también, que sea nuestro nombre y nuestra firma los que la respalden.

Hace unos días violaron y ahorcaron a una niña de 8 años, en Zapaca.  Paria. Expongo que era paria, no era rubia ni blanca ni tenía ojos claros. Lo digo porque eso tiene mucho que ver, para que la sociedad en sí, y organizaciones, grupos, entidades y artistas feministas decidan si vale la pena pronunciarse ante semejante ingratitud.

Y es cuando uno se pregunta, ¿de qué tamaño es la doble moral de las personas? ¿Qué es lo que hace que el pronunciamiento venga por unas y no por otras? ¿A que se firmen comunicados por unas y no por otras? ¿A que unas enseñen las tetas y el hígado por unas y no por otras? ¿A que unas con las puntas de los pezones excitados, (por la cantidad de miradas observándolos en la vía pública) hagan contorcionismo por unas y no por otras?

¿A qué se debe esa falta de respeto a las ancestras que fueron golpeadas, violadas, señaladas, asesinadas para que hoy en día exista el feminismo y la mujer pueda exponer su sentir y su pensar con toda la fuerza de su cerebro y su alma?

¿Por qué por la niña de 8 años, paria, no se movilizaron con carteles, con “expresiones artísticas” con desnudos, con sus voces? Va para el feminismo que se desmenuzó en “creatividad” el día de las  manifestaciones en Latinoamérica por la muerte y la violación sexual de la joven argentina. Y va también para la sociedad en general, que el año pasado se movilizó por su lucha contra  corrupción.  Aquí es cuando se pregunta, ¿qué es una vida de una paria comparada contra la oportunidad de fotografía y plataforma?

Queda comprobado una vez más que los parias, somos lo mismo en cualquier lugar del mundo.

Y por si queda duda, lo vuelvo a repetir, no soy feminista, soy paria y si me quieren etiquetar llámenme vendedora de mercado.

Y si alguien pregunta quién escribió esto, firmo con mi nombre y me hago responsable de lo que aquí está escrito.

Blog de la autora:  https://cronicasdeunainquilina.com/2016/12/03/en-guatemala-a-los-parias-por-parias/

Ilka Oliva Corado. @ilkaolivacorado contacto@cronicasdeunainquilina.com

 

Fuente: http://www.telesurtv.net/bloggers/En-Guatemala-a–los-parias-por-parias-20161203-0003.html

Imagen: Kaosenlared.net/wp-content/uploads/2016/12/argentina-1433404323625-300×168.jpg

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Si crees en la igualdad, tú eres feminista

Por: Gloria Lomana

Solo desde una visión liberadora e igualitaria acabaremos con la violencia machista.

Conmemoramos hoy el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer porque, desgraciadamente, al menos una vez al año debemos dar este aldabonazo contra lo que sigue siendo una auténtica pandemia global. Naciones Unidas considera que el 70% de las mujeres sufren violencia en su vida. Ejercida de muchas maneras: física (con un insoportable corolario de muertes que no cesa), psíquica (con no menos insoportables vejaciones hasta la destrucción de la mujer), social (imponiendo falaces estereotipos), laboral (impactando en los salarios y las oportunidades), educativa (ahogando la futura igualdad real). Todo lo que discrimina es violento, porque desconfigura el proyecto vital de una persona. Y la violencia de género puede ser tan sutil…

Cuando una niña tiene carácter es mandona; cuando el niño tiene carácter apunta relato de futuro. Cuando un hombre destaca, es triunfo; cuando una mujer es competente, se la presupone agresividad y ambición. Tanto tiempo atribuyendo a los hombres mayor capacidad de liderazgo y a las mujeres más sensibilidad, que no es de extrañar que las mujeres interioricen los mensajes negativos que reciben durante años. Y que la vida, luego, les evidencia. Por eso, tampoco es de extrañar que muchas mujeres abandonen en mitad de la carrera…

 La actriz Emma Watson, flamante embajadora de Buena Voluntad de ONU Mujeres, alertó hace dos años sobre los nocivos estereotipos con los que convivimos cotidianamente. Sin percatarnos. En su legendario discurso en Naciones Unidas dijo: “A los 14 años la prensa comenzó a sexualizarme… a los 18, mis amigos varones no expresaban sus sentimientos”. Emma presentaba la campaña mundial HeForShe, que ha delineado la visión del feminismo de nuestros días: el género no han de ser dos conjuntos opuestos. Ella lo expresó así: “Si apoyas la igualdad puedes ser uno de esos feministas involuntarios”. Hombre o mujer. De inmediato, Emma comenzó a recibir amenazas crueles. La violencia volvía a estar ahí.

Tras la liberación que nos legaron las hoy madres y abuelas, con su lucha en los sesenta, los hombres y mujeres de nuestros días sabemos que para erradicar la violencia machista primero debemos cambiar las mentes. De todos. Porque la equidad supera al género, alcanza los derechos humanos. Y se impone abandonar la idea de que la mujer es un hecho diferencial, cuando representa la mitad de la población. Sherill Sandberg, la exitosa directora de operaciones de Facebook, afirma en su revelador libro Lean in (Vayamos adelante) que “si las mujeres tuvieran el 50% de los puestos de mayor responsabilidad, sería prácticamente imposible sentir antipatía hacia tantas personas”. Cierto. Necesitamos un liderazgo femenino contundente.

Falta educación en las escuelas para acometer la decisiva tarea de educar por la igualdad a niñas y niños

Aupado en tacones si es nuestro gusto. Sin tener que aparentar masculinidad para demostrar liderazgo. Sin tener que acudir al trabajo con el bebé bajo el brazo para reivindicar derechos. Sin pretender sostener al niño con una mano y al trabajo con la otra. Los hombres no lo hacen. Las mujeres debemos renunciar a ser perfectas y aprender a compartir también las renuncias.

Solo desde esa visión liberadora e igualitaria acabaremos entre todos con la violencia machista. En nuestra cultura occidental. Fuera de nuestro círculo, la lucha ha de ser espeluznantemente más primaria: que las niñas no sean secuestradas, violadas, embarazadas y obligadas a matrimonios forzosos. ¿Quién se acuerda de las 200 niñas nigerianas secuestradas como esclavas sexuales?

Michelle Obama las recordó cuando llegó a España para explicar su campaña Lets girls learn y la espolearon porque venía de visitar África. Cierto que en España no estamos igual. Pero en España nos hemos tapado los oídos ante latrocinios muy cercanos, y no abrimos los ojos ante la educación que nos falta en las escuelas para acometer la decisiva tarea de educar por la igualdad a niñas y niños.

Ante la Embajada de Nigeria se habría manifestado, quizás sola, Soledad Cazorla, primera fiscal contra la Violencia sobre la Mujer, que ejerció hasta que la enfermedad se la llevó a la tumba. Sin ver en España su sueño cumplido: “Esto tan terrible de la maté porque era mía se va a acabar de una vez”. Pues no se ha acabado, Soledad. Nigeria es el infierno, sí, pero aquí las mujeres asesinadas siguen siendo un escarnio social. Y las mujeres maltratadas siguen temiendo denunciar al agresor.

Contra el maltrato machista, pintemos todos y todas, en los próximos días, “el mundo de naranja”, como nos invita a hacer Naciones Unidas. Para un futuro más brillante, sin violencia. El naranja era para el rey del color, Kandinsky, símbolo de alegría y triunfo. Buen presagio.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2016/11/24/opinion/1480009294_964250.html

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Por unos feminismos inclusivos y diversos: Claves para la autocrítica en torno al feminismo patriarcal

Coral Herrera Gómez  

A algunos feminismos les sobra un poquito de patriarcado, y les hace falta más diversidad. Hoy es un buen día, como otro cualquiera, para hacer autocrítica y hablar de las estructuras patriarcales con las que construimos un colectivo feminista, un departamento de género en una universidad,  una sección de un partido político, una asociación de mujeres, un instituto de estudios de género, una ONG de mujeres, un grupo de investigación feminista, etc.

Con algunas de mis compañeras llevo años hablando sobre este tema y no me he atrevido hasta ahora a lanzar las preguntas en los foros sociales, pero me parece fundamental que empecemos por preguntarnos por qué algunos feminismos están tan enfrentados o divididos, por qué las mujeres nos hacen fotos cuando salimos a manifestarnos como si fuéramos bichos raros, por qué nuestras reivindicaciones no tienen el impacto que desearíamos en la opinión pública, o por qué no logramos sensibilizar a la mayoría de la población sobre el tema de la violencia de género. Urge un debate profundo para reflexionar colectivamente en torno a los estereotipos negativos del feminismo, analizar el modo en cómo estamos comunicando y visibilizando nuestro trabajo, debatir acerca de nuestras debilidades y nuestras fortalezas, y re-plantearnos el modo en el que podríamos contagiar a más gente para que se unan a la lucha feminista por los derechos humanos de las mujeres.

Un primer paso podría ser trabajar en la despatriarcalización de nuestras estructuras, y analizar la forma que tenemos de relacionarnos y organizarnos. Existen muchas organizaciones que practican el feminismo patriarcal: me refiero a esos colectivos que funcionan de manera similar a otros colectivos sociales o políticos construidos sobre bases patriarcales. Bases que preferimos no ver porque creemos que nos hemos liberado de todas las opresiones, y que al ser feministas no reproducimos la misma estructura que el resto de los movimientos sociales.

El patriarcado dentro de nuestros movimientos feministas se expresa fundamentalmente a partir de las jerarquías que establecemos entre nosotras, y a partir del pensamiento binario que nos obliga a definirnos en oposición a las otras. Estas dicotomías nos dividen en pequeños grupos separados por diferencias ideológicas o intereses particulares­: feminismo islámico, feminismo católico, feminismo decolonial, feminismo campesino, ecofeminismo, feminismo anarquista, feminismo lesbiano, feminismo queer, etc.

Al definirnos con etiquetas identitarias, nos diferenciamos unas de otras en base al pensamiento binario que nos hace creer que somos una cosa y no somos otra: feministas/no feministas, mujeres cisexuales/mujeres transexuales, lesbianas/heteros, académicas/activistas, blancas/negras, ricas/pobres, etc. En medio se quedan todas aquellas que no encajan en estas etiquetas, y son categorizadas con otros términos que las discriminan todavía más (transgénero, bisexuales, mestizas, indias claras, precarias, travestis, trabajadoras sexuales, etc.).

Otra característica del feminismo patriarcal es que se construye sobre la dicotomía entre “nosotras” y “las otras”, de modo que cerramos las puertas a otros colectivos y personas que no son “nosotras”, o que no son como “nosotras”. Pese a que dentro de los feminismos tenemos unos objetivos básicos comunes (derechos humanos de las mujeres y las niñas), se nos olvidan cuando nos aferramos a estas etiquetas para diferenciarnos unas de otras. Y si bien es cierto que los recursos en nuestra área son limitados, deberíamos poder compartirlos  para hacerlos más grandes. Además, las diferencias son enriquecedoras y deberíamos aprovecharlas para construir feminismos inclusivos, no para crear oposiciones irreconciliables entre nosotras.

Yo estoy convencida de que para lograr la igualdad y para que todas podamos disfrutar de nuestros derechos básicos fundamentales, es necesario despatriarcalizar el feminismo, abrirlo a todo el mundo, y aplicarle un enfoque basado en los valores de la inclusión y la diversidad. El feminismo, creo, no es solo cosa de mujeres, y por eso tenemos que liberarlo de las etiquetas de género, nacionalidad, etnia, edad, clase socioeconómica, orientación sexual, religión, edad, etc. que nos diferencian y nos discriminan.

Estas son algunas propuestas que he elaborado para el análisis del patriarcado en los feminismos desde una perspectiva autocrítica.

–          Creo que es esencial que empecemos a hablar de las jerarquías patriarcales que reproduce el feminismo institucional y que anidan en muchos de nuestros colectivos. Dentro de los mundos feministas, unas mujeres ocupan altos cargos, acceden a información valiosa (consultorías, subvenciones, puestos de trabajo, etc.), toman decisiones y obtienen buenos salarios, y otras son el proletariado feminista.  Sería interesante analizar por qué reproducimos este sistema vertical de organización, y debatir conjuntamente cómo podríamos crear estructuras horizontales de trabajo.

–          Otras jerarquías que tenemos dentro del feminismo están basadas en torno a la famosidad y/o estrellato de teóricas y activistas. Algunas de nosotras de pronto nos ponemos de moda y acaparamos micrófonos, estrados, escenarios, publicaciones, premios y reconocimientos. Otras trabajan arduo por visibilizar sus obras o acciones, y no  obtienen el mismo reconocimiento. Algunas son encumbradas como divas, y otras caen en desgracia para siempre cuando desentonan con alguna idea escandalosa.

–          Si nuestro objetivo principal es luchar contra la discriminación, no podemos discriminar a otras personas porque no sean mujeres, o porque no sean heterosexuales, o porque no sean lesbianas. Ni tampoco cerrar nuestros espacios a mujeres  transexuales, ni impedir la entrada a nuestros foros a las trabajadoras del sexo…. Cualquier discriminación que establezcamos es patriarcal.

–          La guetización de nuestros espacios tiene como consecuencia que las que no son como “nosotras” se sienten excluidas. Los espacios cerrados de gente que se apropia de los intereses colectivos huelen demasiado a corporativismo cuando son incapaces de aliarse con otros colectivos con las mismas reivindicaciones. Habría que ventilar estos espacios con un poco de aire fresco y nuevas ideas que permitan que nuestras luchas se expandan más allá de las cuatro paredes en las que nos reunimos.

–          La gestión de los recursos podría colectivizarse en lugar de dejar el tema en manos de las lideresas de cada grupo. Es importante que nos responsabilicemos de los recursos con los que contamos, y aprendamos a gestionarlos conjuntamente.

–          Los liderazgos que tenemos dentro de los feminismos. Debemos democratizar el feminismo, pero no para elegir representantes, sino para crear estructuras basadas en la autogestión y en la participación activa de todas las participantes. Los absolutismos de ciertas lideresas provocan, creo, la desmotivación de todas aquellas personas que se mantienen al margen de esos círculos de poder, y que prefieren trabajar en equipo y tomar decisiones conjuntamente.

–          Las relaciones marcadas por el interés propio. En el mundo de la política y las empresas los hombres se relacionan tratando de tener contactos clave para sus posiciones estratégicas, dentro del feminismo sucede algo parecido. Las lideresas suelen estar rodeadas de mujeres precarias que se relacionan con ellas en base a intereses económicos o políticos, pues tener contactos sigue siendo imprescindible para abrirse un hueco en el mundo de la investigación, las políticas públicas de género o la cooperación y ayuda al desarrollo con enfoque de género. Estas relaciones jerárquicas e interesadas fomentan la competitividad y la rivalidad que se establecen en torno a los recursos, a las mujeres con poder,  o en torno a las diferencias ideológicas entre nosotras. Las luchas de poder y los boicots entre nosotras se pueden solucionar con solidaridad, comunicación y redes de trabajo horizontales, diversas e internacionales.

–          La xenofobia feminista, basada en la idea de que cuando las feministas extranjeras de países en crisis acuden a tender redes de trabajo a los países pobres,  en realidad su intención es imponer sus ideas, sacarles la plata y quitarles sus puestos de trabajo en el área del género. La justificación de esta xenofobia parte de la idea de que las colonizadoras vuelven a tierras colonizadas para extraer sus recursos, imponer sus agendas, dar lecciones a las feministas locales, y perpetuar el colonialismo blanco. Pese a que todas estamos colonizadas por el capitalismo y el patriarcado, y nuestras causas sean comunes, la xenofobia feminista se sustenta sobre la construcción de una identidad grupal en oposición a otras identidades, reproduciendo los binarismos patriarcales que perpetúan el rechazo hacia “las otras”. Este feminismo xenófobo se construye también sobre el concepto de nación decimonónico que define a las personas según su lugar de origen, y que justifica plenamente la hostilidad de las colonizadas hacia las colonizadoras. Esta división parece un asunto de justicia histórica que vuelve de revés la opresión, porque impone una nueva división entre “nosotras” y “las otras”, las de dentro y las de fuera, las autóctonas y las inmigrantes, las colonizadoras y las colonizadas.

–          Las luchas no son de tu colectivo o el mío: no podemos apropiarnos de las problemáticas ni de los logros como si fueran nuestros, porque pertenecen al  ámbito del poder popular. Es importante trabajar conjuntamente con otros colectivos, compartir protagonismos creando redes de trabajo conjunto, y asumir los éxitos como colectivos.

Seguro que hay muchos puntos más que podríamos tratar en foros para despatriarcalizar nuestros feminismos y liberarlos de etiquetas discriminatorias y jerarquías de todo tipo. Yo apuesto por incorporar el enfoque de la diversidad para que sean más plurales y abiertos, y para que nuestras reivindicaciones despierten la solidaridad de otros colectivos que trabajan en otros ámbitos sociales y políticos. Yo apuesto, también, por crear redes y espacios de trabajo conjuntos sin renunciar a nuestro trabajo en una comunidad o área específica.

Creo que solas no podemos,  y la muestra es que no sirve de mucho que haya mujeres presidiendo países si lo hacen con las mismas estructuras patriarcales que los hombres. Tampoco sirve de mucho empoderar a mujeres porque después se quedan solas, rodeadas de señoras y señores patriarcales. Absolutamente dañino es también el lenguaje bélico que empleamos para insultarnos y descalificar a compañeras feministas que no comparten nuestros puntos de vista. Ni el desprecio que algunas feministas muestran hacia el trabajo de feministas porque son blancas, porque son gringas, porque son europeas. O la indiferencia que existe entre las feministas ateas y las feministas islámicas, o las feroces críticas que se cruzan entre abolicionistas y no abolicionistas, activistas y académicas, entre las queer y las feministas institucionales, por poner unos pocos ejemplos.

Si queremos sumar a la gente, sensibilizar y transformar el mundo que habitamos, tenemos que dejar a un lado los intereses personales, eliminar las etiquetas que nos separan y establecer alianzas no solo con otros colectivos de mujeres feministas, hombres igualitarios y grupos LGBTQI, sino también con el resto de los movimientos sociales y políticos.

Unidas tenemos el poder de colapsar ciudades y detener la barbarie y la violencia de los gobiernos. En España, antes de las mareas indignadas y el 15M, los colectivos solo sacaban a la calle a unos pocos cientos de simpatizantes y su impacto era mínimo. Ahora en cambio sabemos que podemos generar grandes estructuras de lucha masiva y una prueba de ello es la cantidad de gente que salió el 8 de Marzo en Madrid a defender el derecho a decidir de las mujeres. Creo que es maravilloso que el tema del aborto no sea una problemática exclusiva de grupos feministas, sino una reivindicación de la ciudadanía entera.

Tenemos que articular la construcción de un feminismo global que nos permita apoyar las luchas que sostienen las mujeres en todos los puntos del planeta, como es el caso de la soberanía alimentaria o la trata de esclavas con fines de explotación sexual. Ambos asuntos son cosa del capitalismo transnacional, y por lo tanto, nuestras luchas han de ser transnacionales también, construidas en redes múltiples que generen cambios en diversos puntos del planeta.

Yo apuesto por la sororidad, este hermoso concepto de Marcela Lagarde: es preciso crear un “nosotras”  en el que quepa todo el mundo. Trabajando desde la solidaridad dentro de los feminismos y con otros movimientos sociales, será más fácil contribuir a la transformación de nuestras sociedades desde nuestras posiciones feministas. Somos muchas las que ya estamos apostando por la creación de espacios de discusión inclusivos donde podamos establecer estrategias de lucha conjunta, gestión colectiva de los recursos, estructuras horizontales de relación,  y redes de apoyo mutuo y solidaridad internacional.

Necesitamos sumar gente, en definitiva, y para eso hay que abrir las puertas, tender puentes, ensanchar conciencias, dialogar y cooperar mucho, compartir recursos, pactar y llegar a acuerdos, practicar la sororidad, y ejercer la autocrítica. Las redes virtuales son una de las mejores herramientas que tenemos para visibilizar nuestro trabajo en todos los ámbitos, para intercambiar información y transmitir conocimiento, para debatir y ejercer la autocrítica sin miedo. Sólo así podremos sensibilizar al planeta entero para luchar por nuestros derechos, y para eliminar la desigualdad, la violencia y los discursos de odio.

Porque lo personal es político, tenemos que trabajar también dentro de nuestros colectivos para aprender a tratarnos entre nosotras con cariño, cuidar a la gente aunque tenga posiciones ideológicas diferentes a las nuestras, construir relaciones en las que no exista la competitividad, las luchas de poder, ni los “malos rollos”. Así podremos acabar con las estructuras patriarcales de nuestros colectivos, aprender a organizarnos de otras maneras, sacar el debate a la calle, y crecer juntas en el proceso.

Compañeras, necesitamos solidaridad internacional,  sororidad feminista, espacios abiertos y plurales, y mucho amor del bueno para construir unidas unos feminismos más inclusivos y diversos.

Fuente del articulo: http://haikita.blogspot.com/2014/05/por-unos-feminismos-inclusivos-y.html

Fuente de la imagen: http://4.bp.blogspot.com/-QZpn8ipQaqA/U3tTjvuyE-I/AAAAAAAAUPI/DcdctgqMBP4/s1600/adespatriarcalizar.jpg

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