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Fenómeno global: La izquierda italiana, en el diván: ¿por qué los obreros votan a la extrema derecha?

Por: Javier Brandoli

“Eres más tonto que un obrero de derechas” empieza a ser una frase a actualizar o al menos a poner en un generoso plural.

a izquierda italiana empieza a tener un problema de diván: ¿quiénes somos?, ¿qué representamos? Si uno analiza el mapa electoral italiano y los viejos dogmas sociales, la izquierda del país parece haber cruzado de trinchera y dejado a la extrema derecha como representante de buena parte de las clases obreras. Una idea que para muchos se ha agravado con la entrega pasional de los hoy parlamentariamente dos principales partidos progresistas italianos, el Partido Democrático (PD) y su escisión de la Italia Viva del ex primer ministro Matteo Renzi, al Gobierno de concentración liderado por el exbanquero liberal Mario Draghi. ¿Puede ideológicamente un partido de izquierda apoyar sin matices que gobierne un hombre que apuesta por bajar impuestos, deuda y déficit, aumentar la edad de jubilación y liberalizar buena parte del mercado?

Este es un fenómeno que parece global. El movimiento Trump en Estados Unidos mostró un trasvase de votos de las clases bajas urbanas a los republicanos y su política de reducción de impuestos, mientras que los demócratas eran votados por clases medias acomodadas de mayor nivel cultural. “Eres más tonto que un obrero de derechas” empieza a ser una frase a actualizar o al menos a ponerle un generoso plural. Italia, en este sentido, parece llevar un derrotero parecido: la extrema derecha representa a las bajas clases urbanas obreras y la izquierda empieza a apoderarse de las clases medias y las universidades.En el medio, el fenómeno populista del Movimiento 5 Estrellas, que no se identifica con derecha ni izquierda, lo que ahonda más la orfandad del añejo izquierdismo en el panorama político patrio. En Italia, tras la II Guerra Mundial, el Partido Comunista era una institución muy enraizada socialmente, casi cultural. ¿Será que la izquierda se está moviendo a luchas sobre determinados derechos sociales y abandonando la vieja lucha de clases?

El casimir y los Warhol de la izquierda

Para entender qué pasa en la izquierda italiana, hay que atender al ahora y al antes. El ahora se puede comprender con algunos llamativos datos que se resumen en los titulares que varios medios usaron tras las elecciones europeas de 2019: “Los obreros votan por Salvini (líder de la Lega)”, fue el encabezado. Entonces, algunas encuestas cifraron que en su aplastante victoria, 34% de los sufragios totales, un 40% de sus votos vino de clases obreras.

Eso hizo que para muchos pensadores progresistas saltaran las alarmas sobre un cambio de paradigma que en realidad viene de lejos. En los años noventa, el líder de Refundación Comunista, Fausto Bertinotti, era muy criticado por vestir con jerséis de casimir, tener tres Andy Warhol en casa y un aspecto de intelectual rico, mientras el líder de la Lega, Umberto Bossi, iba descamisado y tenía el aspecto de hombre de barriada. “El jersey de casimir me lo compró mi mujer en un mercadillo y los tres Warhol eran un regalo”, se ha excusado recientemente en una entrevista Bertinotti, sabedor de que aquella icónica imagen ahondó en la idea de una izquierda intelectual alejada de las clases bajas.

Un amplio estudio de entre 1980 y 2010 realizado por la Universidad Ca’ Foscari (universidad de Venecia) y el sindicato mayoritario italiano, CGIL, intentó explicar el fenómeno de que buena parte de los propios delegados sindicales, con su carné sindical en el bolsillo, decidían votar por la conservadora Lega. El estudio explicó que la Lega se ve como un partido que da seguridad, lucha contra la inmigración y los derechos de los trabajadores, y está presente en la vida de la comunidad. Un 45% de los delegados sindicales se quejaba de que la CGIL hace demasiada política, un 50% mostraba absoluto desinterés por ella y un 72% pensaba que la CGIL no tiene mayor seguimiento entre otros trabajadores por su exceso de implicación política.

Esa brecha es algo que sigue pasando. Según la última encuesta de Ipsos para ‘Il Corriere’, que divide a los votantes de cada formación por su condición profesional, los votantes de los partidos de extrema derecha de Italia, Lega y Fratelli d’Italia (FdI), tienen en la suma de obreros, desocupados y pensionistas un 43% y un 44% respectivamente de sus votantes. El PD, por su parte, tiene entre esos tres sectores sociales, clásicos de la izquierda, un 30% de sus votos, e Italia Viva, un 25%.

De hecho, si atendemos a la categoría social en concreto que son los obreros, suelo electoral de la izquierda mundial durante 150 años, la Lega (partido hoy primero en las encuestas en intención de voto en Italia, con cerca del 23%) es la formación que tiene mayor porcentaje de su voto, con un 21%, seguida de los populistas del M5S con un 20% y FdI con un 16%. Los obreros suponen para la izquierda del PD un 13% de sus apoyos y para Italia Viva, un 10%.

Sin embargo, si a lo que atendemos es al nivel de estudios, un 22% de los votantes del PD son licenciados universitarios y un 19% en el caso de IV. Aquí, Lega tiene un 9% y FdI y M5S un 14%. Un 52% de los votantes de la Lega, según esa encuesta, tiene el equivalente de estudios de primaria en España.

Bicicletas frente a coches de 20 años

Quizá en los años de liderazgo de Renzi al frente de sus hoy ex del PD, entre 2013 y 2018, concluye este largo giro hacia el centro de la izquierda que corre el riesgo de haberse pasado algo de frenada para los que prefieren posicionamientos más progresistas.

El PD es uno de los herederos del Partido Comunista (los árboles genealógicos políticos italianos son largos y complicados). La formación, nacida en 2007, cuenta con ex comunistas, socialistas y toda clase de familias políticas que llegan hasta el centro. De alguna manera, por poner un símil entendible en España, es ideológicamente algo similar a lo que durante años pasó en España con el conservador Partido Popular que albergaba corrientes desde el centro a la extrema derecha.

En esa enorme tienda electoral que supone representar del centro al extremo, el PD encuentra un fértil campo de votos que finalmente le da la victoria en las ajustadas elecciones generales de 2013. En 2014, el partido decide adscribirse al Partido Socialista Europeo. Justo unos días antes, Matteo Renzi se hace con la Secretaria General del Partido Democrático y la Presidencia del Consejo de Ministros en Italia tras una maniobra en la que consigue desbancar al hasta entonces primer ministro del PD, Enrico Letta.
Y con el ¿socialista? Renzi comienza una nueva época del PD. En los próximos años el partido sufre una importante erosión entre sus propias filas y una guerra ideológica ante una parte de sus votantes que ven en Renzi a un joven, carismático y arrogante líder de un partido liberal más que a un joven socialista. Internet hoy está lleno de páginas de análisis o artículos que se han preguntado durante años —la duda llega hasta hoy— si Renzi es de derechas o de izquierdas. Sus políticas económicas parecían indicar que era un liberal que apostaba por el libre mercado y su estilo personal se asemejaba más a alguien que uno podría encontrar en un restaurante ‘cool’ o una tienda de ropa de diseño que en una taberna y un mercadillo.

Renzi deja el Gobierno en diciembre de 2016 por una mala jugada política, la única que ha cometido en su carrera, de ligar su cargo a un referéndum constitucional. Luego, se lleva un posterior varapalo al frente del PD en las elecciones generales de 2018 en las que el M5S y la Lega le pasan por izquierda, derecha, arriba y abajo sin que él parezca entender que su problema es haber metido su izquierda en un club exclusivo de intelectuales preocupados por fomentar el loable uso de las bicicletas en las ciudades mientras sus periféricos votantes están preocupados porque les dejen usar sus contaminantes coches de 20 años de vida para poder seguir yendo a sus lejanos trabajos.

Renzi, el verdadero Maquiavelo de la política italiana y el artífice de este gobierno de Draghi, que prometía ser el referente de una rejuvenecida izquierda política mezcla entre Obama, Kennedy y Tony Blair, es hoy más odiado por los votantes de izquierda que por los de derecha.

El PD, mientras, se ha quedado huérfano de un liderazgo fuerte y su actual líder, el gris Nicola Zingaretti, ha conseguido con gran éxito detener la hemorragia electoral previa y asentar a la formación de nuevo como la alternativa más fiable al hipotético gobierno de la coalición de derechas entre Lega, FdI y la Forza Italia de Berlusconi. Sin embargo, las crisis internas del partido han acabado por hartar a Zingaretti, quien anunció abruptamente su dimisión este jueves. «Me avergüenzo de que en el PD desde hace veinte días solo se hable de cargos y primarias mientras en Italia estalla la tercera ola de coronavirus», criticó el político italiano al anunciar su renuncia.

El problema es que ese PD —para muchos descafeinado— debe atraer los votos de los desencantados del M5S, de las clases bajas urbanas y de formaciones de centro izquierda pequeñas si quiere recuperar el poder. Su europeísmo, más que sus ideas de redistribución de la riqueza, es ahora su reclamo más rentable. No es suficiente por ahora para atraer a los votantes desencantados con el sistema. La revolución ya no es cosa de los ‘progres’.

¿Es eso negativo para el PD? ¿Se pescan más votos por el centro o por los extremos? Las últimas encuestas, tras ya el Gobierno Draghi, solo muestran dos subidas: según un sondeo actual de la empresa SWG, la extrema derecha de FdI sube un 1,3% en intención de voto y se coloca con un 17,5% de intención de voto, a 0.8% de la segunda posición del PD. La otra subida electoral con este nuevo Gobierno es la de indecisos o desilusionados que sube 3 puntos y pasa del 38 al 41% de los electores. La izquierda, por ahora, no consigue pescar ahí a nadie.

Fuente: https://www.elconfidencial.com/mundo/europa/2021-03-04/izquierda-desubicada-italia-obreros-extrema-derecha_2977371/
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El lenguaje de la pobreza. Comunicación multifacética

Reseña:

Este libro es fruto de una labor que abreva en diferentes perspectivas teórico-metodológicas para intentar dar cuenta de la complejidad que encierra el tratamiento de diferentes temas relacionados directamente con la pobreza en la prensa latinoamericana. Todos sus artículos son fruto de un estudio realizado a partir del corpus PoLaMe, conformado por textos periodísticos que abordan la pobreza en Argentina, Brasil, Colombia y México. Desde el análisis del vínculo entre derechos humanos y pobreza, pasando por las ideologías que subyacen a los discursos sobre la cuestión, hasta trabajos producidos desde la lingüística; este volumen intenta sumar perspectivas para analizar un fenómeno que constituye, tal vez, el problema más importante de América Latina.

Descargar el libro

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Educación pública, muerte silenciosa y pandemia

Por; javier Suazo

La Covid-19 profundizó las brechas de desigualdad en la educación, ya que más de 1600 millones de estudiantes, a nivel mundial, abandonaron las aulas porque cerraron las escuelas.

Cada vez se hace más necesario contar con individuos críticos y creativos que comprendan su mundo, lo cuestionen y persigan lo perfectible”

Andrews Paiva

 

Las llamadas políticas públicas universales, hace mucho tiempo desaparecieron de Latinoamérica. Cada vez más el Estado ha ido trasladando parte de las competencias, funciones y recursos en este campo a actores privados, algunos disfrazados de ONGs y otros de iglesias evangélicas. Igual, la descentralización y sus modalidades “impuras” como la desconcentración y terciarización, han acelerado este proceso, ya que los gobiernos subnacionales y locales encuentran más fácil negociar con centros de enseñanza privada para que presten este tipo de servicios, que asumir la responsabilidad que implica la enseñanza pública, garantizando acceso permanente y educación de calidad a la población.

Los gobiernos asignan menos recursos a los presupuestos de educación, salud y protección social, por lo que, en el caso de la educación, las familias se ven orilladas a buscar conocimiento en escuelas y universidades privadas, o simplemente, por los altos costos y aumento del desempleo y pobreza, renunciar a dicho conocimiento. La alta deserción escolar tiene explicación en esta realidad, pero también en la ausencia de nuevos enfoques y metodologías de enseñanza que utilicen al máximo recursos locales que ligan la presencia en las aulas o talleres de clase, con el trabajo material que se realiza dentro y fuera del hogar.

Varios países latinoamericanos, entre lo que destaca Uruguay y Costa Rica, le apostaron a la educación con políticas de cobertura universal, incluso en el marco de la vigencia de programas de ajuste económico, donde la orden del día era recortes de gastos sin excepción; prácticamente, con el respaldo de la población, convencieron a los OFIs, de la importancia de mantener o aumentar en forma vegetativa el gasto en educación. Con todo lo que ha significado el bloqueo a Cuba, la educación es uno de los pilares donde ha descansado el desarrollo a escala humana, aunque recién, por el bloqueo histórico y la crisis financiera, en lo económico se flexibilice la ejecución de políticas económicos para permitir mayor participación de inversión externa.

Antes del Covid-19, era evidente que, en la mayoría de los países, se apostaba a una educación acrítica, donde los valores del mercado, tecnicismo y los idiomas, eran más importantes que el humanismo. Y es que no puedan coexistir, sino que su avance se ha hecho a costo del debilitamiento de la educación en valores universales, derechos y culturas propias. Hay escuelas privadas donde se enseñanza el idioma inglés como segunda lengua, pero los jóvenes asumen que debe acompañarse con estilos de vida como en el país del norte. Como escribieron algunos miembros de la escuela de Fráncfort, “el conocimiento se constituye en la realidad y no por producción de conceptos, no hay que separar sujeto y realidad, ya que todo conocimiento depende de la práctica, de la época y de la experiencia”.

Con el Covid-19, la Relatora Especial de la ONU para el Derecho a la Educación, Koumbou Boly Barry, demanda que la población reciba una educación, pero una educación con pensamiento crítico. La Covid-19 profundizó las brechas de desigualdad en educación, ya que “más de mil seiscientos millones de estudiantes, de todos los sistemas juntos, a nivel mundial, abandonaron las aulas porque hubo que cerrar bastante rápido las escuelas”. El cierre se dio por decreto de las Secretarias de Educación, sin que se tuviera certeza de volver a la educación presencial, incluso después que entrara la vacuna en los países que hicieron contratos a tiempo, como Panamá, Costa Rica, Bolivia, Chile y México, no así países como Honduras que confiaron en la OPS-OMS y su mecanismo COVAX, que se retrasó y orilló a las autoridades a negociar directamente la compra de vacunas con empresas comerciales y países, incluyendo la vacuna Sputnik V, y a obtener unas 5,000 vacunas (dosis) donadas por Israel a cambio de apoyar sus propuestas de tipo político e ideológico.

En el caso de la educación, los países latinoamericanos debieron aprender de Uruguay, el primer país que retomó la presencialidad con mucho éxito, efectividad y responsabilidad. La valorización de sus autoridades educativas es que la educación es más que un aula de estudio, es vida, contario al encierro que es muerte. En el caso de Costa Rica, una de las justificaciones para abrir las escuelas y colegios, lo fue el ausentismo generado por la pandemia, donde muchos alumnos y alumnas se retiraban por no contar con los recursos para acompañar la educación en línea.

 

Debido a la ausencia de las comidas escolares, los niños están hambrientos y su nutrición está empeorando. A causa de la falta de interacciones diarias con sus compañeros y la reducción de la movilidad, están perdiendo su forma física y están mostrando síntomas de trastornos mentales. Asimismo, al no disponer de la red de seguridad que suele brindarles la escuela, los niños están más expuestos al abuso, el matrimonio infantil y el trabajo infantil”. (unicef.org. nicaragua/prensa 12-01-2021),

A ello se agrega, el problema del inmovilismo, especialmente en los colegios de secundaria y la universidad, donde las asociaciones de estudiantes y los grupos estudiantiles no han podido seguir con la lucha dentro de los centros de estudio para enfrentar las reformas educativas promovidas por los gobiernos y apoyadas por los Organismos Financieros Internacionales, caso particular del Fondo Monetario Internacional (FMI). Estas organizaciones de estudiantes siguen saliendo a las calles para protestas por la falta de educación presencial antes y durante el Covid-19, manteniéndose activas en las redes sociales; pero también lo harán una vez que se profundicen las reformas neoliberales por los gobiernos Post-Covid-19, en tanto los niveles de endeudamiento público serán inmanejables, sobre todo los pagos del servicio de la deuda externa.

Los procesos de innovación educativa también han sido afectados por el Covid-19, pero no aquel tipo de “innovación” que entrega 8,000 “tabletas” a niños y niñas para que puedan conectarse al internet y seguir las clases virtuales (que en mayoría son abandonadas), tal como sucede en Honduras; hablamos de aquella innovación que rescata las lenguas e idiomas ancestrales y valores comunitarios, donde se sigue con un tipo de enseñanza participativa liderada por maestros de las comunidades. En el caso de Nicaragua, la educación a distancia forma parte de este proceso de enseñanza-aprendizaje.

Hay evidencia que los costos por pago de maestros, materiales y servicios públicos de los gobiernos, han bajado por la pandemia, ya que, en el caso particular de la educación secundaria y universitaria, el ausentismo escolar es alto. Se argumenta que, la reingineria tecnológica en las universidades para enfrentar la demanda de la educación en línea, implica un gasto adicional, pero ello es mucho menor que el gasto de la educación presencial. A ello se debe que varios gobiernos que enfrentan problemas financieros por la caída de los ingresos tributarios, no estén muy interesados en volver a la normalidad, y sigan trasladando los costos de la educación virtual a la población.

Finalmente, los grupos y partidos de oposición y gobiernos deben concretar una alianza para priorizar la educación como una de las principales políticas públicas de los Estados, conjuntamente con la salud, generación de empleo masivo y el ambiente. Ocupamos asignar los recursos necesarios cada año para que se garantice una educación universal y de calidad, sustentada en un pensamiento crítico que involucre a las organizaciones sociales y comunitarias. Esta (s) políticas públicas no deben ser negociadas con el FMI y Banco Mundial, ya que es un mandato de la voluntad popular hecho gobierno.

Tegucigalpa, DC, 24 de febrero de 2021

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/211115

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Más de cien personalidades piden a Biden levantar el bloqueo a Cuba

Un centenar de personalidades, incluido el excontratista estadunidense Alan Gross, preso en Cuba, y cuyo canje inició un deshielo entre la isla y Washington, entregaron una carta al presidente Joe Biden para que levante las sanciones al país.

El bloqueo, que el domingo cumplió 59 años, impuso penurias extraordinarias a los cubanos sencillos y fue especialmente cruel durante la pandemia, señala el documento. Convertir a toda una nación en rehén para lograr un cambio de régimen no es un acto moral. Tampoco ha sido muy efectivo.

La carta fue impulsada por La Joven Cuba, un blog de analistas y periodistas que suelen criticar algunas políticas del gobierno cubano, pero se presentan como un foro para lograr un socialismo democrático.

Este es el primer intento colectivo de mostrar a Biden el interés de que cumpla su promesa de campaña de revisar la política hacia la isla, que se endureció dramáticamente durante la administración de Donald Trump.

Según los firmantes, Estados Unidos no es el único responsable de los problemas que enfrenta Cuba, pero las sanciones por casi 60 años han hecho muy difícil superarlos.

Estados Unidos no tiene que ser nuestro aliado ideológico, pero puede dejar de ser un vecino hostil, agregaron. Requerimos que sus líderes no interfieran en nuestros asuntos internos.

Según quienes publicaron el documento, éste fue entregado ayer también por correo electrónico a la Casa Blanca y a la embajada de Estados Unidos en La Habana.

Entre los firmantes figuran el estadunidense Gross, preso en la isla en 2009, acusado de ser espía para Washington y condenado en 2011. Fue liberado en diciembre de 2014 como parte de un intercambio que permitió regresar a agentes de inteligencia cubanos condenados en Estados Unidos.

Precisamente la salida de Gross fue el inicio de un relanzamiento de las relaciones diplomáticas que siguió con la apertura de embajadas tras cinco décadas de ruptura binacional y una histórica visita del presidente Barack Obama en 2016.

Biden era el vicepresidente de Obama y su esposa Jill viajó a Cuba en 2018 para un recorrido.

Trump dio un giro radical, tanto en una retórica de extrema hostilidad como en la aprobación de más de 200 medidas que mediante la asfixia económica buscaban presionar un cambio de modelo. Cuba informó que esta política le ocasionó pérdidas por 5 mil 500 millones de dólares en 2019. Cancelación de permisos para vuelos, cierres de cruceros, estímulo para que cubano-estadunidenses reclamen judicialmente a empresas extranjeras, prohibición de envío de remesas, colocación de Cuba en listas negras y hasta persecución de barcos con petróleo para la isla, fueron algunas de estas acciones.

Según la carta el objetivo de Trump era ganar puntos políticos (conservadores) en La Florida a los cuales poco importa la gente en la isla. Un grupo de extremistas ha infligido enorme daño a Cuba desde sus posiciones de privilegio, expresó la carta.

Entre otros firmantes se encuentran artistas de varias generaciones como Antón Arrufat, Eduardo del Llano, Fernando Pérez, Yunior García Aguilera, José María Vitier García-Marruz; economistas como Arturo López-Levy o Mauricio de Miranda Parrondo; académicos como Carlos Lazo o Isabel Alfonso y emprendedores como Camilo Condis o Collin Laverty.

Cuba merece una paz democrática. La administración Biden tiene una oportunidad única para corregir las sanciones, dijo a Ap el investigador isleño residente en Estados Unidos Harold Cárdenas, otro de los firmantes del documento. Presidente Biden, derrumbe usted este muro.

Fuente: https://rebelion.org/mas-de-cien-personalidades-piden-a-biden-levantar-el-bloqueo-a-cuba/

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Educar no es “tragar sapos”

Educar en las escuelas públicas argentinas es un gran desafío.

Con pandemia o sin ella: nuestra labor -la de miles de docentes y educadores- se mueve entre los intereses de la clase dominante que diseñan las políticas educacionales, nuestra mirada ético pedagógica, los gremios capturados por la burocracia y el economicismo, las escuelas como instituciones que reproducen la ideología hegemónica pero que a la vez contienen y refugian a niños y jóvenes de la clase trabajadora cada vez más explotada, empobrecida y arrasada subjetivamente.

¿Cómo enfrentar, grupalmente y colectivamente, esta situación? Situación que hace años definimos como crimen educativo y Romina De Luca como degradación educativa.

A los alumnos se les hace difícil aprender y a nosotros enseñar. Esa unidad dialéctica, hoy, en nuestro país, tiene una base material que pocos incluyen cuando se da clases: “Según UNICEF, la pobreza infantil es del 62,9% y alcanza a más de 8 millones de chicos en Argentina”, titulaba Infobae a mitad de agosto de 2020. No se puede ni se debe enseñar/aprender sin tener en cuenta las condiciones concretas de existencia de nuestros pibes y pibas. ¿Qué sentido tiene la matemática, la lengua y las ciencias en un contexto social como el que estamos viviendo?

E igual hay que seguir, enseñar a pensar, a leer, a tratar que cada alumno vaya alcanzando su autoría/palabra/pensamiento, dicho de otro modo, una conciencia crítica que se irá forjando a medida que crezcan y al llegar a adultos no sean solo mano de obra barata sino sujetos de poder que deseen cambiar esta realidad enajenante en la que nos sumerge la burguesía. Y en esto queremos ser claros: los docentes debemos luchar por salarios dignos, por escuelas en condiciones dignas de su tarea y para que no nos usen de preservativos del sistema educativo. No debemos ir a las escuelas a reproducir la ideología de la colonización burguesa, sino por el contrario, con nuestra propia mirada ir avanzando en una disputa de otro tipo de sociedad. Son ellos –los gobernantes- quienes nos condujeron a esta crisis socioeducativa; no nuestro accionar como educadores. En todo caso, vea bien, la burocracia sindical docente es la que participa –reforma tras reforma- de los entongues entre el empresariado y la casta política.

En una de las entrevistas que le hiciera a Juan Carlos Sánchez, el “Profe” me contestó sobre la “política educativa tras el retorno de la democracia”:

Lo que sucedió es conocido. Un brutal recorte de contenidos y una gran desvalorización del ser docente obraron para una educación como la actual. La Ley Federal y la actual Ley Nacional constituyeron la herramienta para el deterioro de lo que denominan “calidad educativa”. La Ley Federal permitió la existencia de tantas currículas como provincias y municipios. Una anarquía de principio a fin. La Ley Nacional dictó un marco de referencia pero no modificó la dispersión curricular establecida por la ley derogada y existen grandes inconvenientes para la circulación de los estudiantes en el Sistema Educativo Nacional, entre otras problemáticas. Lo cierto es que los saberes de los egresados de las escuelas primarias y de las escuelas medias no alcanzan el nivel necesario para adquirir los nuevos que se ofrecen en el nivel superior. Si a ello le sumamos la falta de oportunidades para los sectores postergados, nos encontramos con una clara segmentación del conocimiento; por un lado, los niños y jóvenes de las grandes mayorías que alcanzan a obtener el título secundario ven reducidas sus oportunidades a nivel laboral y escolar y por otro, el proceso tiende a estrechar el acceso al nivel superior con el fin de permitirlo a quienes provengan de las clases media alta y alta, limitando el ingreso de estudiantes de las clases bajas, de los pueblos originarios y del colectivo con discapacidad. Sin dudas, el mejor examen de ingreso resultó ser ese recorte de saberes que, en la práctica, opera como un fuerte condicionante para la prosecución de estudios superiores. Evidentemente, se ha perfeccionado el sistema de restricciones educativas de la dictadura por otros medios…”.

Queda claro a qué apuntan los señores de traje, corbata, y hasta de sport coucheados, con las políticas educativas actuales. Nos quieren ignorantes, apáticos, que les sirvamos de empleados rebajados, y pegados al celular. Eso sí, de sus bocas saldrán discursos progresistas, de inclusión educativa, de derechos ampliados, de todos a las escuelas, ciudadanos del conocimiento del siglo XXI. De sus bocas saldrán esas frases hechas con una sonrisa de TV. Pero si miramos sus manos…tienen el color de la tinta de la firma de un genocidio por goteo al que nos dirigen con una organización social que requiere “manos hábiles” (como ya dijimos) para rubricar decisiones y contar dinero espurio o bien hacer click para que llegue la transferencia inmediata.

Evidentemente el crimen educativo no ha terminado y continua disparando sus armas contra nosotros. ¿Vamos a quedarnos observando solamente como cargan sus balas o vamos a dar pelea hasta ganarles y que ellos se traguen sus sapos mercadotécnicos?

Fuente: https://rebelion.org/educar-no-es-tragar-sapos/

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Libro (PDF): Tiempos de colapso. Los pueblos en movimiento. Raúl Zibechi

Reseña: “Una forma de movilización que se ve poco porque es muy propia de los pueblos es la que realizan al interior de sí mismos. Algunas veces las dan a conocer, otras no, dependiendo de la sacralidad o espiritualidad que encierran y de los propósitos que quieran lograr al realizarlas.

Para llevarlas a cabo recurre a sus guías espirituales, quienes ponen en juego sus poderes y habilidades para restablecer la armonía entre los hombres de este tiempo y los del pasado, así como entre la sociedad y sus dioses. Guiados por ellos, los pueblos recorren sus lugares sagrados, realizan ofrendas a sus deidades, piden perdón por
apartarse de sus obligaciones con la naturaleza y permitir que fuera agredida
desde fuera.

Y lo más importante: refrendan su compromiso de recomponer sus relaciones con sus antepasados, sus deidades y la naturaleza. Entonces desempolvan sus propias formas de lucha y las ponen en movimiento para organizar la resistencia, a su manera. Como muchos no las ven o viéndolas no las entienden, piensan que los pueblos no se movilizan, cuando en realidad son las movilizaciones más significativas para los pueblos, porque a partir de ellas construyen su autonomía”.

Francisco López Bárcenas

Descarga gratis aquí: Tiempos de colapso Dabajo

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Pensamiento crítico y pandemia

Una de las principales características del pensamiento crítico ha sido su incomodidad, su capacidad para perturbar los lugares comunes, cuestionar saberes establecidos y sacudir la modorra de la inercia. Siempre fue un pensamiento a contracorriente, rebelde e insumiso.

Marx se dedicó a poner patas arriba, o boca abajo, la herencia teórica de Hegel. Lenin se empeñó en desobedecer a Marx, quien aseguraba que la revolución vencería primero en los países más avanzados industrialmente. Mao y los vietnamitas rechazaron las insurrecciones urbanas por la guerra campesina prolongada. Fidel y el Che fueron herejes respecto a los partidos comunistas que dominaban el escenario de las izquierdas.

El tan elogiado Walter Benjamin fue implacable con la idea de progreso y, más recientemente, los ecologistas cuestionan el desarrollo, mientras las feministas rehúsan las organizaciones verticales y los caudillos patriarcales.

El EZLN, por su parte, recoge aciertos y evita errores de revoluciones anteriores, por lo que hace a un lado la guerra para seguir transformando el mundo y defendiendo (por todos los medios) los territorios donde el pueblo manda ejerciendo su autonomía.

¿En qué situación se encuentra el pensamiento crítico en plena pandemia? ¿Cuáles deberían ser los puntos centrales de su análisis? ¿Quiénes lo formulan en este periodo?

Intentaré responder en pocas líneas.

La primera es que el pensamiento establecido, enunciado por academias, partidos y autoridades intelectuales, está en plena decadencia, un proceso enlazado con las crisis civilizatoria y sistémica en curso. Quizá por ser parte de una civilización moderna, urbana, occidental, colonial y patriarcal. O sea, por haberse rendido al capitalismo.

El grueso de los llamados intelectuales se dedican a justificar los errores y horrores de los partidos de la izquierda electoral, más que a criticarlos, con el triste argumento de que no quieren favorecer a la derecha. Si criticar a la izquierda fuera eso, Marx y Lenin deberían ser despachados por derechistas, ya que dedicaron algunas de sus mejores obras a cuestionar a sus compañeros de ruta.

La segunda es que el pensamiento crítico debe quitar el velo de las causas estructurales y de larga duración de la situación que vivimos. No entretener audiencias con argumentos falaces. Ser capaces, por ejemplo, de vincular la pandemia con el modelo neoliberal extractivo, la brutal especulación financiera y la cuarta guerra mundial contra los pueblos, en vez de atribuir los fracasos, y los éxitos en el combate al virus, a tal o cual gobierno. A eso le llamo entretener en vez de analizar.

Además, el pensamiento crítico no debe conformarse con diagnósticos. Estamos desbordados de jucios del más diverso tipo, muchos de ellos contradictorios. Años atrás se mentaba el pico del petróleo ( peak oil) como clave de bóveda del fin de la civilización capitalista. Mucho antes, se aseguraba que el sistema caería víctima de inexorables leyes económicas.

Cada día aparecen diagnósticos que colocan los límites del sistema en el medio ambiente, el agotamiento de recursos, y un largo etcétera de supuestas causas objetivas que no hacen más que eludir el conflicto social como única forma de poner freno y derrotar al capitalismo. Ya lo dijo Benjamin: si el sistema cayera por razones objetivas, la lucha no tendría el menor sentido.

La tercera me parece la más importante. Hasta hoy los encargados de emitir pensamiento crítico eran varones, blancos, académicos y de clase media-alta. Por supuesto el tipo de ideas que divulgaron eran eurocéntricas, patriarcales y coloniales, aunque debe reconocerse que no por eso estaban todas erradas. Sólo debemos pasarlas por el tamiz de los pueblos, las mujeres y los jóvenes.

Ahora quienes emiten el pensamiento crítico no son ya personalidades, sino pueblos, colectivos, comunidades, organizaciones y movimientos. ¿Quiénes son los representantes teóricos del pueblo mapuche o de los pueblos indígenas del Cauca colombiano? ¿Quiénes encarnan las ideas de los movimientos feministas y de mujeres antipatriarcales?

Todavía hay quienes creen que el pensamiento zapatista fue obra del subcomandante Marcos y ahora del subcomandante Galeano. Nunca aceptarán que son pensamientos nacidos de experiencias colectivas que son comunicados por voceros elegidos abajo. Nunca aceptarán que el vocero actual es el subcomandante Moisés.

Esta es la realidad del pensamiento crítico actual. Desvaríos arriba, creatividad abajo. Como la vida misma. No hay nada esencialista en esto. El conocimiento vivo surge entre quienes luchan. Sólo quienes están transformando el mundo pueden conocerlo a fondo, entre otras cosas porque les va la vida en ello, porque no pueden hacerse la menor ilusión con los de arriba, mucho más allá del color político y del discurso que emitan.

Benjamin lo dijo con absoluta claridad: El sujeto del conocimiento histórico es la clase oprimida misma, cuando combate.

Fuente: https://www.nodal.am/2020/12/pensamiento-critico-y-pandemia-por-raul-zibechi/

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