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“La escuela es el mejor inicio para una sociedad inclusiva”. Entrevista a Efrén Carbonell

Entrevista/26 Julio 2018/Autor: Mar Domènech Bert/Fuente: El país

Entrevista a Efrén Carbonell, referente de la escuela inclusiva y comprometido desde hace años con la formación y la investigación para una educación de calidad para todos

En octubre hará un año de la aprobación en Catalunya del decreto de Escola Inclusiva. Este establece que todos los alumnos se escolaricen en centros ordinarios, y solo a petición de la familia en centros de educación especial los alumnos con necesidades asociadas a una discapacidad severa o profunda. Por eso, hemos querido entrevistar a Efrén Carbonell, asesor en materia de necesidades educativas especiales al Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya y director de la Fundació ASPASIM de Barcelona, dedicada a los servicios educativos, laborales, residenciales y sociales para las personas con discapacidad. Además, desde 1996 forma parte del grupo de trabajo europeo FORMADIR para la integración de las personas con discapacidad.

PREGUNTA. ¿En pocas palabras cómo podemos definir el modelo de escuela inclusiva?

RESPUESTA. Es un modelo de escolarización donde todos los alumnos, sin exclusión alguna, se educan juntos en los centros educativos ordinarios. La inclusión es el mayor reto para las escuelas de todo el mundo y es el foco central de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible de Naciones Unidas.

P. La teoría suena muy bien, ¿pero en una sociedad perfeccionista, elitista y competitiva en la que vivimos funcionará el modelo de escuela inclusiva?

R. La educación es un derecho universal… y además, desde 2006 existe la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad ratificada por la mayoría de estados miembros de Naciones Unidas. También resulta alentador y supone todo un reto querer romper con este modelo de sociedad que tiende a la segregación. La escuela es el mejor inicio para una sociedad inclusiva. Pero es importante que tengamos en cuenta que un alumno permanece en la escuela entre el 7% y el 12% de su tiempo, el resto está fuera de ella.

P. ¿Actualmente de qué herramientas disponen los centros para que esto sea posible?

R. El nuevo Decreto Educativo 150/2017 regula de una forma muy correcta los diferentes niveles de intensidad de apoyo que necesita cada alumno en función de sus NEAE (Necesidades Específicas de Apoyo Educativo). Se distinguen entre los soportes universales, los adicionales y los intensivos (estos corresponderían a un apoyo auditivo para un alumno sordo o a un velador para aquel que tiene algún problema de autonomía). Así, pasamos de una visión de déficit a una actuación educativa basada en los apoyos.

P. ¿Qué otros países hay como referentes/ejemplos a nivel internacional?

R. Los países anglosajones son un buen ejemplo y en el ámbito europeo vamos avanzando. Ahora ya no es momento de hablar de inclusión sí o inclusión no; ahora toca hablar de ¡Cómo la hacemos y que sea de calidad!

Ahora ya no es momento de hablar de inclusión sí o inclusión no; ahora toca hablar de ¡Cómo la hacemos y que sea de calidad!

P. ¿Qué valores surgen en una escuela inclusiva?

R. En una escuela inclusiva se cultivan y arraigan valores tales como la dignidad, el respeto, la comprensión, la empatía o la solidaridad. Los propios que irán definiendo una sociedad donde quepamos todos sin exclusión y en equidad.

P. ¿Cómo podemos educar, más allá de la escuela, una sociedad más inclusiva?

R. En esta lucha estamos todos aquellos que no solo creemos, sino que trabajamos en una educación para todos, sin discriminación de ningún tipo. No es que seamos unos soñadores idealistas, sencillamente nos mueve el deseo de construir una sociedad que abarque a TODOS… en el sentido más universal y global posible. Si no es así «la inclusión» pierde todo su significado, y se convierte en una palabra vacía más.

P. ¿Qué respuesta se tiene de la comunidad educativa ante este nuevo modelo? ¿Y por parte de las familias?

R. La inclusión no es una finalidad en sí misma, es más bien un proceso que pasa por diferentes momentos en función de cada centro. Las familias se tienen que agrupar y constituir en las propias AFAS de las escuelas, en comisiones de Atención a la diversidad y redes InterAFAS.

P. ¿Y los niños que dicen? ¿Podemos decir que la mirada del niño es la más inclusiva de todas?

R. La mirada del niño siempre es la verdadera, la que está limpia de prejuicios, tópicos y tabúes.

P. ¿Los niños con necesidades especiales encuentran en una escuela ordinaria todo el apoyo y atención especial?

R. Tenemos que partir de que las escuelas o espacios educativos existen porque hay niños-alumnos con diferentes velocidades de maduración, intereses, carácter, personalidad, condiciones de salud y estilos de aprendizaje distintos. Por eso, cada alumno debería tener esencialmente un nombre, no una etiqueta con más o menos niveles zaherimiento.

Es necesario, por tanto, proporcionar a los alumnos los medios para eliminar las barreras que puedan impedir su participación en los centros ordinarios y, en la medida de lo posible, dentro del grupo de referencia. De hecho, uno de los postulados esenciales de la escuela inclusiva precisa que los recursos acompañan al alumno, y no al revés. El alumno no debería ir donde están los servicios específicos como se sigue haciendo habitualmente.

Es necesario, por tanto, proporcionar a los alumnos los medios para eliminar las barreras que puedan impedir su participación en los centros ordinarios

P. ¿Se está preparado con respecto a profesorado y recursos?

R. En la actualidad se han puesto en marcha diferentes planes de formación del profesorado. Actualmente han recibido la formación básica la mitad de los maestros de educación especial.

P. Si cada niño / a tiene unas necesidades personales, ¿Cómo se puede hacer una educación inclusiva universal? ¿Cómo se personaliza esta inclusión?

R. El secreto está en empezar bien temprano desde las guarderías. La mirada del niño son las gafas que todos deberíamos ponernos. Si desde bien pequeños se empieza, al final absolutamente todo se normaliza. Como más grandes se hacen más difícil es esta normalización.

P. ¿Se puede mantener la inclusión en todas las etapas educativas? ¿Cómo?

R. Si partimos del grupo de referencia, se puede ir más allá del aula y del grupo de edad. También se tiene que tener en cuenta toda la escuela, las posibles interacciones y situaciones de aprendizaje que se pueden producir.

En este sentido, es importante tener presente que la enseñanza obligatoria es también la ESO. La calidad de la transición interetapas es esencial en la vida de cualquier niño/a, y muy positivo si el alumno va acompañado de los compañeros habituales de la Primaria.

P. ¿Cómo funciona la escolarización compartida entre escuela ordinaria y centros de educación especial?

R. Es evidente que los centros de educación especial, en el marco de la LEC y de la tradición pedagógica en nuestro país, deberían tener un papel capital para avanzar con firmeza hacia una escuela que responda a las necesidades educativas de todo el alumnado.

Estos espacios son un activo que no puede retraerse del proceso ni se puede ver conformado a unas prácticas de escolarización compartida en horario lectivo. Estos mantienen, con toda la buena fe y bondades del mundo, un modelo excluyente, discriminatorio y a veces pedagógicamente perverso. Y que además, merma capacidades de respuesta y procesos de cambio dentro de la escuela ordinaria. En la mayoría de casos es impensable la aplicación en el caso de los alumnos sin discapacidad.

P. Y a nivel económico, ¿poner en marcha este nuevo modelo educativo es posible?

R. Siempre serán necesarios más recursos, sin embargo, hay más cursos que recursos humanos. Esto provoca humanos con grandes recursos, y con necesidad de irse formando y preparando continuamente.

En los años ochenta, se diseñó toda una arquitectura de apoyo a las escuelas que, por aquel entonces, eran integradoras, con maestros de educación especial, EAP, etc.

Tenemos una gran red a rebosar de conocimiento. Ahora hay que activarla y gestionarla con altas dosis de eficiencia y efectividad.

P. Recientemente el Comité sobre Derechos de las Personas con discapacidades de la ONU ha sacado un informe en el que denuncia la violación sistemática que se produce en España sobre el derecho de los alumnos con discapacidad a recibir una educación inclusiva y de calidad. ¿En Cataluña qué dicen los colectivos con alguna necesidad especial – discapacidad? ¿Realmente se sienten incluidos?

R. El papel lo aguanta todo, pero ahora hay que cambiar actitudes y poner en marcha todo el potencial de conocimiento que existe en el mundo educativo para hacer avanzar este Derecho.

Imagen: http://www.educacio-inclusiva.net/wp-content/uploads/2014/05/efren-carbonell.jpg

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/07/18/mamas_papas/1531907328_876854.html

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Ecuador busca mayor democratización en el acceso a la educación superior

América del sur/Ecuador/26 Julio 2018/Fuente: Andes

El titular de la Senescyt dijo este miércoles que las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) persiguen principios de inclusión y calidad educativa que democratizan el acceso a esta enseñanza.

Augusto Barrera, secretario de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt) de Ecuador, aseguró que para el Gobierno nacional es imprescindible la democratización del acceso a la educación superior, ya que no hacerlo perpetúa las desigualdades y condena a tener una sociedad con grandes brechas.

En entrevista con Radio Majestad, Barrera precisó que el objetivo de las reformas a la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES) es buscar principios de inclusión y calidad educativa para los jóvenes ecuatorianos.

Explicó que de 600.000 jóvenes que estudian en universidades, apenas 80.000 asisten a Institutos Técnicos y Tecnológicos, lo que representa una relación de casi 7 a 1, por lo cual desde la Senescyt se está revalorizando este nivel de formación.

«Estamos empeñados en convertir nuestros institutos en universidades técnicas y tecnológicas”, acotó Barrera al explicar que con las reformas a la LOES estos centros de estudios otorgarán títulos de nivel superior, dando a los jóvenes la posibilidad de acceder al cuarto nivel tecnológico o continuar su formación en universidades o escuelas politécnicas, si así lo desean.

Sobre el examen ‘Ser Bachiller’, explicó que se plantearon modificaciones en el sistema de admisión, en donde, además de esta evaluación, se incorporará el registro académico del estudiante, criterios territoriales y socio económicos.

“En el semestre anterior se incrementó casi el 40% de la oferta, y que ahora se tendrá una ampliación mayor con los 30.000 nuevos cupos en educación virtual, que ofertan cinco universidades públicas del país”, manifestó.

Nuevas becas

Por otro lado, el titular de la Senescyt informó que hasta el momento se han adjudicado 1.030 becas a personas en situación de vulnerabilidad socioeconómica, y 84 becas a deportistas de alto rendimiento y personas con discapacidad, en el marco del Programa Becas nacionales para estudios de nivel técnico, tecnológico superior y tercer nivel en el país 2018.

Los becados recibirán de manera mensual una remuneración básica unificada durante el tiempo de duración de sus estudios, a fin de garantizar que además de ingresar a la universidad, puedan permanecer y culminar exitosamente sus carreras.

Fuente: https://www.andes.info.ec/es/noticias/sociedad/17/ecuador-democratizacion-educacion

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‘Reggae’ para los alumnos más especiales

Por: Pablo L. Orosa

El 90% de los estudiantes con discapacidad en Kenia no recibe una educación adaptada. Un cantante ha abierto una escuela inclusiva en la aldea de Kabondo para acabar con el estigma

A Baba Gurston le habría gustado tener un profesor como él. Uno que entendiese lo que es correr para quien no puede caminar. Uno que susurrase lecciones a los oídos a los que les cuesta escuchar. En realidad, a Baba Gurston le habría gustado tener un profesor. A él, hasta los diez años no le dejaron ir a la escuela. “Mis músculos eran demasiado débiles para moverme”. Una discapacidad genética quebraba sus pasos: sus brazos eran más largos que sus piernas. Eso, en una aldea de campesinos que cultivan maíz en los cerros que vigilan el lago Victoria, en la Kenia fértil que casi es Uganda, es peor que una plaga. Peor incluso que una maldición.

En buena parte de las comunidades rurales de Kenia, donde residen el 66% de los más de cuatro millones de personas con diversidad funcional que se estima existen en el país, la discapacidad es vista como una condena. Cada vez menos, matiza Gurston, pero “aquí la gente sigue creyendo en brujería y supersticiones”. Poco importa lo que diga la The Persons with Disabilities Act o los objetivos del plan gubernamental Kenia 2030, nacer con una discapacidad física o intelectual en Kenia es casi siempre sinónimo de marginalidad. Un círculo vicioso de vergüenza, rechazo y discriminación.

“Las personas con discapacidad son el grupo más desfavorecido y marginando, los que más discriminación sufren en todos los niveles de la sociedad: una compleja red de problemas económicos y sociales, incluida la desigualdad de género, crean barreras educativas, sociales y económicas. Por tanto, un número desproporcionado de niños y adultos con necesidades especiales no pueden acceder a una educación adecuada y son analfabetos”, resume un informe del propio Gobierno keniano…

La traducción, en cifras, es que de los más de 750.000 jóvenes con discapacidad en edad escolar, solo 45.000 (el 6%) están escolarizados y apenas el 2% inscritos en programas adaptados a sus necesidades. Esto supone que alrededor del 90% de los menores con discapacidad o bien permanecen fuera del sistema educativo o acuden a centros sin capacidad para atenderlos.

Apenas el 2% de los 750.000 jóvenes con discapacidad en edad escolar en Kenia reciben una formación adaptada a sus necesidades

Más allá de las cifras, son jóvenes como Byron que despiden cada mañana a sus hermanos antes de ir a la escuela. Para ellos no hay pizarras ni clases de inglés, solo paredes mudas con las que esconderlos del mundo. Tener ceguera, albinismo o trastorno del espectro autista es un salvoconducto a la marginalidad. “Las familias se sienten estigmatizadas y tienen miedo de mostrar al crío en público”, señalan los expertos gubernamentales. A Byron, el más tímido de los tres compañeros de pupitre, lo tuvieron durante meses en casa. “Hasta que convencimos a los padres de que él no era diferente, solo que no era tan fuerte como sus hermanos”, interviene Gurston. Ni siquiera están seguros de lo que debilita su cuerpo. Puede ser algo genético, pero también la malaria. O la polio.

Esta cadena de estigmatización se extiende a través del sistema educativo. Pese a los grandes esfuerzos por mejorar, con la puesta en marcha en 2003 de la educación primaria gratuita, los menores con diversidad funcional siguen siendo un colectivo olvidado. Hay poco más de un centenar de escuelas especializadas y algo más de 1.300 unidades adaptadas en los centros públicos. La mayoría carecen de instalaciones y equipamiento adecuados.

Entre el profesorado, solo el 1% ha recibido formación para atender a alumnos con necesidades especiales múltiples. “Hace falta más formación específica, ya que son muchos los prejuicios que rondan en torno a la discapacidad y ello ejerce una fuerte oposición hacia la inclusión. Es imprescindible que la formación que se dé al profesorado sea específica a las dificultades que se encuentran. Es un tópico real que desde la universidad se promueven aspectos teóricos, que pocas veces se asemejan al día a día que tienen los maestros en sus aulas. Necesitan herramientas útiles y apoyos continuos, no un amplio conocimiento sobre discapacidad y una ayuda puntual que pronto quedará en el olvido”, apunta Saínza Ramos, pedagoga experta en el trastorno del espectro del autismo.

Solo el 19% de los alumnos con diversidad funcional concluyen su formación secundaria en Kenia

El propio sistema educativo es demasiado rígido: a algunos alumnos con necesidades especiales no les da tiempo a completar los exámenes. El resultado es que apenas el 19% de los estudiantes con discapacidad concluyen su formación secundaria y apenas 645 cursaban estudios superiores en las 70 universidades públicas y privadas del país en 2016.

El ejecutivo de Uhuru Kenyatta, reelegido el pasado otoño, ha tratado de frenar esta deriva aumentando las ayudas a los padres que matriculen a sus hijos con discapacidad hasta los 2.040 chelines (23 dólares) mensuales. Este dinero, arguyen las familias, apenas alcanza para hacer frente a los gastos de transporte. “Las personas con discapacidad, especialmente los niños, viven en entornos hostiles donde su seguridad está comprometida y su futuro en peligro. Permanecen marginados y sin oportunidad de avanzar, sin voz a consecuencia de los prejuicios, la violencia y el abuso social”, concluye el informe gubernamental.

La escuela del ‘reggae’

Baba Gurston, quien impulsa la escuela inclusiva de Kabondo, en la entrada del recinto.
Baba Gurston, quien impulsa la escuela inclusiva de Kabondo, en la entrada del recinto. PABLO L. OROSA

En la entrada del aula hay un sinfín de zapatos. Tienen tantos colores como formas. Hay sandalias, mocasines y katiuskas. La mayoría negras, pero también verdes y rosas. Todas, sin excepción, cansadas de tanto barro y tanto caminar. En Kabondo la gente camina mucho: para preparar la tierra, para ir al mercado y al médico, para ir a la escuela los que pueden ir a la escuela. Es una comunidad humilde, bendecida con una tierra fértil en maíz, patatas dulces, tomates y hortalizas, pero en la que no sobra dinero para enviar a los chicos al colegio. Menos aún a los que tienen algún tipo de discapacidad.

Convertido en una estrella del reggae en Kenia, Baba Gurston creó una escuela en la que, de los 83 alumnos, 15 tienen algún tipo de discapacidad

A Byron, con el cuerpo enflaquecido y la boca parca, lo tenían escondido en casa. A Yael, seis años contados en episodios de epilepsia, también. De no ser por esta escuela, la escuela del reggae, los chicos de Kabondo no podrían ir al colegio. Los que tienen discapacidad, seguro; los que no, quizá tampoco. Aquí la pelea por la educación es diaria e individual. Hay que convencer a las familias, una por una. Día a día. «Futuro a futuro», parafraseando al propio Baba Gurston. Porque él lo tiene claro: “En esta escuela estamos abriendo un futuro para estos niños”. Para los 83, incluidos los 15 con discapacidad.

En las cuatro aulas levantadas donde hace dos años solo había pastos no hay distinción posible. Aquí todos los alumnos son iguales. El que tiene el cuerpo envilecido o el que tiene ceguera. En la escuela de Baba Gurston solo hay un lema: Disability is not inability (la discapacidad no es incapacidad). “Por raro que parezca la educación inclusiva favorece principalmente a los niños que no tienen ningún tipo de discapacidad, y ya no solo por todos los valores que promueve sino porque aprenden a sentirse parte de un grupo, reconociendo capacidades dentro de todas nuestras discapacidades, aspecto clave para crecer en el mundo laboral formando equipos”, apunta Ramos.

“La gente cree que la gente con discapacidad no tiene talentos, pero no es cierto, sí los tiene”, señala Gurston. Él, el chico que hasta los diez años no podía ni caminar, es hoy el mayor exponente de lo que se puede lograr derribando las barreras de los estereotipos. Tras nueve meses recorriendo los círculos del infierno, los tres primeros bañándose en el ungüento de hierbas preparado por una curandera y los otros seis encerrado tres horas al día en un agujero de barro bajo el sol, según cuenta, los músculos de Baba Gurston aprendieron a sostenerse. Lo suficiente para recuperar el tiempo perdido. Llegó a secundaria, donde entre los 1.200 alumnos era el único con discapacidad: “Me decían cosas, me intimidaban e incluso me robaban”. Pese al bullying, fue un alumno brillante: dominaba la gramática y la música como el mejor.

Con 17 años se marchó a Kibera, uno de los mayores slums del África, la ciudad sin nombre inmortalizada por Hollywood en El jardinero fiel. Allí conoció a otros como él. Artistas. De la mano del Kibera Creative Arts puso en marcha un grupo en el que los bailarines con algún tipo de discapacidad eran las estrellas. Fue su primer éxito. Suficiente para aliviar una vida dura: en Kibera no hay vidas que no lo sean. “Para mí lo peor era la distancia que tenía que caminar a diario: era casi una hora y media y eso es mucho para mí”, asegura Baba, hoy sentado a la sombra en el único despacho de la escuela. Es una habitación pequeña, de paredes claras y desnudas, con tres sillas y una mesa repleta de libros y carpetas impecablemente ordenadas. También hay dos grapadoras, varias libretas y un juego de bolígrafos. Y el teléfono de Baba.

—¿Por qué decidiste volver?

—Un amigo me convenció. A mí no me gustaba la idea de ser profesor, pero empezamos a hablar de educar a niños pequeños…

Por aquel entonces, hace algo más de dos años, Baba Gurston ya era un reconocido cantante en la escena alternativa keniana. Una de las estrellas de los Art Attack Festival. “La gente se vuelve loca cuando él sale al escenario”, afirma uno de los jóvenes de Kibera que creció viéndolo actuar. Sus ritmos reggaesuenan en Ruanda, Tanzania, Uganda o Etiopía. También en Suecia, donde un artista local, Peter Lundback, se ha convertido en su gran aliado. Su posición —y sus ingresos— le permitieron poner en marcha la escuela. Volver a Kabondo para darle a los pequeños un maestro que él nunca tuvo.

“No queremos que los niños con discapacidad crezcan aparte, que les digan que son especiales. ¡No hay nadie especial! Queremos que sean como los demás. La principal razón por la que existe la discriminación es porque nos separan, esconden a los niños y eso genera rechazo. Si los niños crecen entre iguales se reconocen en ellos, reconocen que ellos también pueden ser vistos como distintos: así es como pasan a ser uno más”, explica. “No hay nada mejor para potenciar el desarrollo de un niño que con el apoyo del grupo-clase, niños conscientes de que todos tenemos dificultades que con ayuda de los demás son menos dificultades”, concuerda Ramos.

Por eso, esta mañana en la clase de ciencia de la señorita Julie no hay miradas distintas para Byron ni para Yael. Tampoco para Jacob. Solo hay un profesor pendiente de ellos. Para ayudarlos. “Les hacemos un refuerzo después de la clase”, explica la maestra. El modelo funciona: “Yael, por ejemplo, iba con un poco de retraso, pero ya hace casi todas las actividades con sus compañeros”. Y Jacob, continúa Gurston, “cada vez se va abriendo más: cuando llegó tenía miedo a hablar”.

En apenas un año, la escuela en la que todo se aprende a través de la música ha conseguido mucho. Hay todavía retos: ampliar las clases, conseguir una furgoneta con la que recoger a los pequeños que viven más lejos y fondos para poder poner en marcha un comedor, pero el primer paso ya está dado. Después de aprender a caminar, ya solo se puede correr.

Fuente: https://elpais.com/elpais/2018/07/09/planeta_futuro/1531151350_136446.html

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Educación chilena: la fría espada de las cifras

Chile / 22 de julio de 2018 / Autor: Francisco Ocaranza Bosio / Fuente: UBO

Nadie puede dudar que los últimos años han sido interesantes (y dolorosos) para la educación.

A partir del movimiento estudiantil de 2006, el de los pingüinos, y luego con una frecuencia casi anual, el alumnado nacional, y a veces también los profesores, han manifestado a través de diversos canales y estrategias, su malestar (casi una náusea sartreana), por las condiciones del sistema en relación a aspectos como calidad, financiamiento, inclusión y otros.

Al mismo tiempo, la academia se ha hecho eco de esta situación, proliferando la publicación de libros y artículos relativos al tema, además de la organización de seminarios y jornadas reflexivas. La prensa también hace lo suyo mediante columnas, en especial de fin de semana.

¿Qué hay tras todo esto? Pues es muy probable que una situación de desigualdad que supera por mucho la mera coyuntura, sino que se enraíza profundamente con la historia de nuestro país.

En 2014, de acuerdo al Ministerio de Educación (MINEDUC), Chile contaba con cinco millones de estudiantes. El 76% repartido entre el nivel de parvularia, básica y media, y el 24% restante en el superior. De los 762 mil en edad preescolar, el 32% acude a instituciones de la JUNJI o Integra, mientras que el 68% restante a establecimientos escolares.

A nivel básico hay alrededor de dos millones de alumnos, de los cuales un 53% asiste a instituciones particulares subvencionadas, 40% a municipales, y 7% a particulares pagadas. En el nivel medio, el 51% a particulares subvencionados, el 37% a municipales, el 8% a particulares pagados, y el 5% a corporaciones de administración delegada.

Respecto de la educación superior, el 27.4% de los estudiantes asisten a instituciones del CRUCH, el 31% a universidades privadas fuera del CRUCH, el 29.4% a institutos profesionales, y el 12.2% a centros de formación técnica.

En materia de recursos económicos destinados a cada estudiante, Chile destina la mitad que el promedio OCDE (US$ 5.092 versus 10.000), 6.500 en el nivel parvulario (18% del PIB per cápita), 4.074 en el escolar (19%), y 7.600 (35%) en el superior.

Las cifras relativas al PIB per cápita también se encuentran bajo el promedio OCDE, donde se alcanza un 22%, 25% y 41% respectivamente. Sin perjuicio de esto, cabe destacar que existe un incremento del 12% en el gasto destinado a la educación escolar, entre 2008 y 2013, y de un 5% en educación superior en el mismo período de tiempo.

Asociado a todo esto debe tenerse en cuenta la fuente de financiamiento de la educación, que en Chile cuenta con una importante proporción procedente de la billetera del particular. Así, el gasto privado en la educación escolar asciende al 21% (solo 9% promedio OCDE), y 62% la universitaria (30% OCDE), lo que tiende a compensar lo expuesto en el párrafo anterior.

El sistema de educación, vigente desde la década del 80, y ligeramente modificado en 1994 a través de la instalación del sistema particular subvencionado para el nivel básico y medio, trae como una de sus consecuencias más marcadas, un altísimo nivel de segregación, favoreciendo una inevitable reproducción de la estratificación social.

A este respecto es ilustrativo tomar en cuenta los resultados obtenidos en la prueba PISA de 2012, donde Chile ocupa el penúltimo lugar de la OCDE en competencia lectora mínima (68% frente al 80%). La diferencia en el rendimiento entre el primer y el quinto quintil es de más de 35 puntos porcentuales, mientras que el promedio OCDE es de 20.

En materia de distribución de recursos en la escuela, o disponibilidad de los mismos en relación a la condición socioeconómica, Chile presenta un ratio de concentración superior a 30%, existiendo quince países OCDE con rangos que van del 0% al 10%, y otros cinco con índice negativo, debido a sus políticas de igualdad de oportunidades a partir de las cuales las familias de menores ingresos reciben mayores recursos con un fin de igualación.

Finalmente cabe considerar la segregación social existente entre escuelas, de acuerdo al índice de Duncan (0 es integración total y 1 segregación absoluta), donde Chile ocupa la última posición del listado.

Pareciera que ante esta realidad es inevitable experimentar el frío y lacerante filo de una espada que nos hiere permanentemente, sin perjuicio de algunas notables excepciones que uno podría considerar.

Fuente del Artículo:

http://www.ubo.cl/educacion-chilena-la-fria-espada-las-cifras/

ove/mahv

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Tres desafíos pendientes: calidad, deserción e inclusión

Autor: Alieto Guadagni

Estamos recordando el centenario de la denominada Reforma del 18. En junio de 1918, los estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba publicaron el Manifiesto Liminar de la Reforma Universitaria, un mensaje desde la juventud universitaria de Córdoba a los “hombres libres de Sudamérica”, que proclamaba: “Los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. A un siglo de la Reforma Universitaria, creemos importante considerar la situación de nuestra universidad, que enfrenta tres desafíos: calidad, deserción e inclusión social. El siglo XIX fue el de la escuela primaria, mientras que el siglo XX fue el de la secundaria, y este siglo XXI es el de la universidad. Es en este siglo del conocimiento en el que las personas educadas y sus ideas aportan no sólo a su desarrollo profesional, sino también a la riqueza de las naciones. Por esta razón, podemos decir que la universidad nunca fue más importante y el valor de una educación universitaria nunca fue tan elevado como en este tiempo que nos toca vivir.

Nos estamos quedando rezagados en América Latina, ya que Brasil, Chile, Colombia y México vienen avanzando en su graduación universitaria a un ritmo muy superior al nuestro. Si tenemos en cuenta el tamaño de las poblaciones, matriculamos más estudiantes universitarios que esos países. Pero, si consideramos la población, Colombia, Chile, Brasil y México están graduando muchos más profesionales universitarios que nosotros. Nuestro retroceso se acentuó ya que, por ejemplo en el 2003, por cada 100 graduados argentinos, Brasil graduaba 679 y Chile apenas 42. Pero en 2015, Brasil ya graduaba 920 estudiantes cada 100 de los nuestros; mientras que Chile ascendía a 71 graduados cada 100 de los nuestros. De este modo, Brasil incrementó su graduación universitaria en el período 2003-2015 más del doble que nosotros.

Esta gran diferencia en el avance en la graduación universitaria nos está diciendo que nuestro ritmo de acumulación de capital humano bien calificado es inferior al de nuestros vecinos. Incide negativamente que nuestra deserción universitaria sea muy alta. Esta deserción es inferior en Chile, Colombia, Brasil y México, donde más de la mitad de los ingresantes concluyen normalmente su carrera universitaria; mientras que entre nosotros apenas la terminan 3 de cada 10 estudiantes. Nuestra elevada deserción está vinculada a que, después de un año de estudiar en la universidad estatal, 51 de cada 100 alumnos no aprobaron más de una sola materia; mientras que en las privadas esta cifra corresponde a 31 de cada 100 alumnos. Pero incluso hay universidades en las que este indicador es aún mayor del 50% y supera el 70%.

Brasil, Chile, Colombia y México vienen avanzando en su graduación universitaria a un ritmo muy superior al nuestro.
Nuestra universidad tiene alta deserción, pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas y muy pocos alumnos pobres completan los estudios, a pesar de la gratuidad.

No hay progreso económico y social sin fortalecimiento de la universidad. Por eso, es preocupante constatar que nuestra universidad enfrenta importantes carencias: tiene pocos graduados por la alta deserción estudiantil, tiene pocos graduados en las carreras científicas y tecnológicas esenciales en el mundo globalizado y son pocos los pobres que completan los estudios, a pesar de la gratuidad.

A un siglo de la Reforma del 18, nuestras universidades enfrentan grandes desafíos. Por eso, hay cuatro objetivos mínimos a los cuales hay que apuntar en el futuro: disminuir la deserción estudiantil universitaria, promover una mayor calidad en los conocimientos de nuestros graduados, facilitar el acceso de jóvenes humildes y estimular la graduación en las nuevas carreras científicas y tecnológicas.

Nuestro atraso educativo puede ser superado. Pero la solución vendrá de la mano de una sostenida voluntad política de construir una nación no sólo próspera, sino también socialmente inclusiva y con igualdad de oportunidades. Esa será la mejor celebración del centenario de la Reforma.

Fuente: https://www.rionegro.com.ar/tres-desafios-pendientes-calidad-desercion-e-inclusion-LN5258904

 

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Refugiados sirios aprenden desarrollo sostenible en una escuela argentina

Redacción: Noticias ONU

Siete niños sirios se han integrado a Corazón Victoria, una de las llamadas “Escuelas Generativas”, establecidas por el gobierno de la provincia de San Luis y que están alineadas con objetivos de las Naciones Unidas al incentivar una educación innovadora, inclusiva y de calidad.

San Luis ha sido un corredor humanitario recibiendo a los primeros refugiados sirios que tocaron tierra argentina.

Johnny un estudiante de 17 años, proveniente de Aleppo, Siria, es uno de esos refugiados sirios en Corazón Victoria.

En este momento, la provincia brinda asistencia a 38 refugiados sirios y pronto recibirá a cinco familias más. Todos ellos viven en el campus de la Universidad de la ciudad de La Punta, donde conviven diariamente con estudiantes y lugareños que los han ayudado a insertarse a la sociedad argentina.

Actualmente, hay 13 Escuelas Generativas en el territorio puntano y se estima que se va cerrar el año con 21 escuelas. Estas instituciones educan a más de 1600 chicos y centran su proyecto educativo en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles de la ONU. Son principalmente escuelas libres, en clubes, en asociaciones e instituciones que trabajan sobre diversos ejes transversales a través de actividades como el deporte, cultura, arte, naturaleza y calentamiento global.

Son centros educacionales en los que se enseña sobre esos Objetivos de manera práctica, por ejemplo, para tratar sobre el medio ambiente tienen un canasto donde todas las botellas vacías van a parar ahí. Y para tratar sobre la paz, practican la tolerancia y el respeto días a día, como señala Alejandra Ferrari, coordinadora general, de estas escuelas.

 

La integración de los estudiantes sirios va más allá de la mera inclusión de las familias sirias al sistema educativo. También trata de explicar a los niños argentinos la situación de los refugiados, según Natalia Spinuzza, ministra de Educación de San Luis, a través de un proyecto de dibujos animados llamado “Juana y Pascual”.

“Este proyecto educativo se enfoca en informar a los niños de la provincia de San Luis sobre temas sociales y educativos. Por la influencia de inmigrantes sirios a la provincia puntana, la serie incluye un episodio llamado ´Los nuevos amigos de Juana y Pascual, comenta Spinuzza.

En ese episodio, Juana y Pascual conocen a Lana y Mikl, dos hermanos sirios que llegaron a San Luis y se hacen amigos y conocen así los motivos que obligaron a la familia a abandonar Siria.

https://youtu.be/3CK8ztO51hI

El gobernador de la provincia de San Luis, Rodríguez Saá enfatiza, por su parte, que la gestión está orientada a la empatía, a ponerse en los zapatos del otro tanto en la recepción de refugiados como en el desarrollo de una educación más accesible y atractiva para los estudiantes.

Los refugiados sirios hacen un enorme esfuerzo por aprender a hablar el español  y han logrado adaptarse sin inconvenientes a los establecimientos educativos.

Fuente: https://news.un.org/es/story/2018/07/1438072

 

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Inclusión a la educación superior: ¿una única forma de hacer las cosas?

Por: Pluma Invitada

Cuando este texto se publique ya sabremos quien será el presidente de México para los próximo seis años. Una nueva etapa ha de iniciar después de concluir con tres meses de campañas caracterizadas por la descalificación, y de inacabadas propuestas en materia educativa que han de configurarse paulatinamente en futuro cercano. Ni duda cabe que lo que viene no es tarea fácil ni para quien resulte triunfador en esta contienda electoral, ni para los ciudadanos de a pie. Por un lado, las promesas desmedidas y la posibilidad real de su cumplimiento; por el otro, la expectativa de la continuidad o la promesa de un cambio, aunque sea menor, pero al fin un cambio.

Varios asuntos son relevantes en la agenda educativa, sin embargo, la reciente publicación de  Raúl Zepeda Gil en el blog de educación de la revista Nexos “Del mérito a la inclusión: una oportunidad para repensar la educación superior en México” https://educacion.nexos.com.mx/?p=1302, así como la posterior reflexión en Educación Futura, de mi estimado amigo y colega Pedro Flores Crespo, de la Universidad Autónoma de Querétaro, además del propio trabajo de investigación e intervención que al respecto he desarrollado; me provocaron compartir las siguientes notas al respecto.

Es verdad que la cobertura de la educación superior en México alcanza apenas el 37 por ciento de jóvenes en edad de cursar este nivel educativo, muy por debajo de otros países latinoamericanos, del norte de América y, por supuesto, europeos. También que el actual mecanismo de selección e ingreso a la educación superior basado en un examen de conocimientos, ha privilegiado el mérito académico que necesariamente se vincula a la teorías reproduccionistas que lo asocian con el problema de la desigualdad y la diferenciada posesión de capitales cultural, social y económico de los jóvenes aspirantes. De hecho, cada año son rechazados en la zona metropolitana aproximadamente 300 mil jóvenes que buscan su ingreso a la universidad que, según investigaciones recientes, provienen de los estratos sociales más desfavorecidos de la región. Más allá de las características técnicas, el examen de admisión se ha constituido en un mecanismo de regulación de un mercado material y simbólico cada vez mas competido por la acumulación de jóvenes que no encuentran una oportunidad de acceso o una alternativa equiparable al significado del mismo. Sin duda, ello conduce al llamado efecto Mateo “Dar más a quien más tiene”.

Reitero lo que he dicho en otro momento. Los jóvenes en México libran dos grandes batallas para su ingreso a la universidad. La primera, la selección basado en la aplicación de un examen de conocimientos y la segunda asociada a la disponibilidad de recursos económicos para acceder a instituciones privadas. En este caso el límite es el bolsillo y la calidad de las educación se asocia casi siempre con lo que se paga. Ambas batallas evidencian la desigualdad y la estratificación social y económica que caracteriza al país.

Para Zepeda la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de ampliar la cobertura en educación superior en el país, suena congruente y debería avanzar hacia la posibilidad de introducir “criterios más progresivos” y “abandonar definitivamente la preponderancia exclusiva del discurso del mérito para darle paso al discurso de la inclusión”. Pedro Flores, en cambio, alude a la necesidad de reflexionar sobre las condiciones previas a la implementación de examen de ingreso en el acceso a la educación superior: favores personales, ventas de lugares y otras prácticas adversas al espíritu universitario. También cuestiona la falta de información que tenemos sobre experiencias de países que podrían constituirse en un referente para pensar en otras alternativas de inclusión y acceso. Además, evidencia el caso de la UACM y su proceso de sorteo para el ingreso, así como sus escasos aportes a la justicia distributiva.

En mi opinión la solución a esta problemática no debe surgir sólo de las políticas educativas de orden nacional. Éstas han privilegiado dos grandes orientaciones para resarcir la desigualdad en el acceso, la permanencia y el egreso de la educación superior: 1) asignación de becas y 2) diversificación institucional y de nuevas modalidades educativas. No obstante, considero que es posible diseñar e implementar políticas y prácticas institucionales que promuevan una mayor inclusión para incrementar el acceso de oportunidades. El debate en torno a los efectos de los mecanismo vigentes para el acceso, la permanencia y el egreso a la educación superior, debe impulsarse desde el seno mismo de las universidades e instituciones de educación superior. Ya hay evidencia de que es posible generar alternativas que incorporen la viabilidad de un examen de conocimientos como indicador del desarrollo de ciertas habilidades y capacidades de los estudiantes, así como la posibilidad de incorporar a jóvenes que han transitado por los niveles educativos previos en condiciones francamente desfavorables. Es el caso de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) (Buendía y Rivera, 2010).

En la UACh los criterios de ingreso se aprueban anualmente por el H. Consejo Universitario. La política institucional propuesta se aprobó por primera vez el 12 de mayo de 2008 y se ha implementado año con año hasta el 2018. El punto de partida es la aplicación de un examen de conocimientos que valora la situación académica de los jóvenes, sin embargo, la selección de los estudiantes que ingresan incorpora también diversos criterios, a fin ampliar las posibilidades de acceso a los jóvenes que pertenecen a los grupos desfavorecidos. Ello significa un ingreso por cuotas que se han diseñado en función de la misión fundacional de la universidad y de su contexto y desarrollo actual. Hablamos de un modelo de cuotas (etnias indígenas, municipios pobres, telesecundaria o bachillerato, escuela agropecuaria o forestal, mejores por Estado y calificación general), que si bien se limita a un número específico de espacios que la universidad puede brindar, le ofrece una oportunidad única a muchos jóvenes que quedarían excluidos de la educación superior. Algunso testimonios son reveladores (https://www.youtube.com/watch?v=kHksNWApySA).

Mi apuesta es y seguirá siendo el reconocimiento de la diversidad y la complejidad de las instituciones de educación superior mexicanas en general, y de las universidades públicas en lo particular. Hemos sido críticos de la homogeneidad de las políticas para este sector de la educación y de sus efectos perversos o no deseados. No aspiremos al one best way en el problema de cobertura que enfrentamos, pues tenemos amplia evidencia de que eso no funciona. Abramos el debate, la discusión argumentada y la posibilidad de compartir y de implementar políticas y prácticas de orden institucional que podrían generar mejores resultados.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/inclusion-a-la-educacion-superior-una-unica-forma-de-hacer-las-cosas/

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