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Entrevista a Luz Ángela Melo-Representante de Unicef

14 Mayo 2017/Fuente y Autor: latribuna

“Las reformas al sector educación han marcado un hito, como la Ley Fundamental”

Creció en la violenta Bogotá de los años ochenta. Eran los tiempos virulentos de los carteles de la droga y la guerrilla. Hija de una de las primeras diputadas de Colombia y un abogado, profesor universitario. Tiene 20 años de carrera internacional, trabajando en diez países, incluyendo la Bosnia posguerra. Nos confiesa dos cosas: Siempre quiso trabajar en derechos humanos y el relato sobre el día que una enfermera dejó caer a su hermano recién nacido y lo mató. Ella es Luz Ángela Melo, representante de Unicef en Honduras y quien cree que reducir la edad punible no disuade el delito.

Cuando escucho Colombia se me viene a la mente Shakira, Carlos Vives, los ballenatos, García Márquez, pero también los carteles de la droga.
No eres el único. Fuimos estigmatizados por la violencia y las drogas en los años ochenta. Por lo demás mi país es hermoso, me encanta Carlos Vives.

¿Superaron el trauma de la violencia?
No creo que lo hemos superado, hemos avanzados muchísimo en seguridad, sobretodo en los últimos años nos están visitando más turistas, pero falta mucho para hacer. Lo bueno es sacar lo positivo y lo auténtico del país, porque no todo tiene que ser para el turista.

Si le sirve de consuelo, nosotros también estamos estigmatizados por la violencia y otros flagelos en el mundo.
Todos los países latinoamericanos tenemos casi los mismos problemas, pero te quiero decir que tienen un país bellísimo, para mí es como una joyita preciosa y hasta me es familiar con el mío por sus riquezas naturales. Te digo que el día que mejoren los índices de seguridad, vendrán más turistas.


Hablemos de su cargo. ¿Cuándo entra a Unicef?

Con mi primera misión en Haití. Esta es mi primera misión como jefa en un país, aunque ya he estado de jefa de otras tareas, pero en este nivel es la primera vez.

¿Cuándo inicia Unicef a su cooperación con Honduras?
A nivel mundial, Unicef nació justo después de la Segunda Guerra Mundial en 1946 para ayudar a los niños en Europa. Unicef inició sus operaciones en Honduras en 1956 y en la década de 1980.

¿Qué logros significativos se pueden destacar en Honduras en los últimos años en el tema de la niñez?
Las reformas en el sector de la educación han marcado un hito con la adopción de la Ley de Educación Fundamental, así como con el trabajo en protección de la infancia.

Coméntenos sobre el programa de cooperación 2017-2021 para Honduras
El nuevo programa de cooperación 2017-2021 incluye cuatro prioridades: desarrollo de la primera infancia, educación inclusiva y de calidad, protección de los niños y niñas contra la violencia e inclusión social y monitoreo de los derechos de los niños. Se llevará a cabo tanto a nivel nacional como local, en departamentos y municipios seleccionados. La nueva estructura del programa implica un aumento del 85% en el presupuesto en comparación con el ciclo anterior del programa.

¿Cómo encontró la situación de niñez en el país cuando llegó y como está ahora?
Solo ha pasado año y medio desde que llegué. Lo que le puedo decir es que ahora los que trabajamos por la niñez de Honduras estamos unidos. Las principales organizaciones de la sociedad civil, Unicef, las instituciones que trabajan por la infancia tratamos de trabajar de manera coordinada, pues es lo que se merecen los niños y niñas de Honduras.

¿Cuáles son los aliados de Unicef en Honduras?
Unicef trabaja con muchas instancias gubernamentales, también trabaja con muchas ONG, internacionales y nacionales, con los medios de comunicación, instituciones académicas, con las agencias del sistema de la ONU, con donantes, con el Movimiento Mundial para la Infancia, y trabaja promoviendo intercambio de experiencias con otros países.

¿La violencia aleja la inversión en el país?
Según el Banco Central de Honduras la Inversión Extranjera Directa en 2016 registró una caída de 16.7% respecto a 2015. Se proyecta que en 2017 habrá una recuperación de 7.1%. De acuerdo al Consejo Hondureño de la Empresa privada, el boom de inversión del 2015 se debió a los incentivos para la energía fotovoltaica.

¿Quién financía a Unifec?
Unicef recibe fondos de gobiernos, fundaciones, donantes individuales. Existen Comités Nacionales en países desarrollados y oficinas especializadas en recaudación de fondos en ciertos países que ayudan en este proceso. En el caso de Unicef Honduras que tiene un programa de cooperación de 25.5 millones de dólares americanos: 5.5 millones vienen de la sede de Unicef en NY y los restantes 20.0 vienen de donantes entre los que destaca Canadá y fondos recaudados de fuentes privadas por Comités Nacionales de Unicef y las oficinas especializadas de recaudación de fondos.
¿Cómo está la inversión pública en la infancia en Honduras?

Del año 2013 para acá hemos observado una disminución de la inversión pública en la infancia. Pasó de un 8.5% del PIB a un 6.9% del PIB en 2015. Estas son señales de alerta que nos obligan a trabajar conjuntamente con el Estado para aumentar la inversión en niñez y también a hacer más eficiente lo que ya se invierte.

¿Qué propone para solventar los problemas de niñez?
Todo el accionar gubernamental debe articularse para prevenir la violencia de forma adecuada: asegurando ingresos suficientes a las familias, proveyendo a las familias de conocimientos para dotarles de estilos de crianza positivos, mejorando el acceso a la educación y su calidad, y otro gran número de intervenciones necesarias para prevenir y reducir la violencia.

¿Unicef tiene alguna propuesta para este año electoral?
Unicef, en alianza con el Movimiento Mundial por la Infancia, Capítulo Honduras, está trabajando una estrategia de incidencia en el marco electoral. Los candidatos y candidatas presidenciales y para alcaldes pronto conocerán el producto del trabajo preparatorio que estamos desarrollando, y entraremos en un diálogo constructivo con ellos para asegurar que los derechos de la infancia están incluidos en sus planes de gobierno, y que la infancia es una prioridad en ellos.

¿Cómo asegurar que los políticos cumplan las propuestas de Unicef?
Unicef considera que instaurar un mecanismo de seguimiento al cumplimiento de los compromisos electorales por la infancia es importantísimo para asegurar que la situación de los derechos de la infancia vaya mejorando durante el período de gobierno.

¿A qué se debe tanta migración de menores?
Durante los últimos años, han salido numerosas investigaciones sobre las causas de la migración infantil. Los datos del CENISS nos muestran que las causas de la migración son múltiples: hay determinantes socioeconómicos (pobreza), hay motivos de reunificación familiar, y también está la violencia como otra causa de la migración en el país.

¿Los niños y los jóvenes son víctimas o victimarios de la violencia?
Aunque no tenemos datos sobre los niños victimarios, los datos sobre la violencia contra la infancia, evidencia que los niños y niñas son mayormente víctimas de la violencia en Honduras, y esa incidencia va en aumento. De las 3,179 muertes por homicidio de niños y niñas ocurridas entre el 2008 y 2015, el 85.2% ocurre contra la población adolescente. Además, entre 2012 y 2015, en Honduras siete de cada 10 homicidios de niñas y niños fueron cometidos con arma de fuego.

¿Apoyaría reducir la edad punible como lo propone el gobierno?
No, Unicef comprende la preocupación del Presidente de la República sobre la participación de los adolescentes en actos delictivos. Sin embargo, las discusiones sobre la edad punible deben tener en el centro el principio del interés superior del niño. El sistema de justicia penal especial se construye precisamente para adoptar medidas para rehabilitar al adolescente infractor, y las medidas de detención deben ser medidas de último recurso. Aunque las Reglas de Beijing dejan libertad a los Estados a la hora de fijar las edades mínimas y máxima de responsabilidad penal, el Comité sobre los derechos del Niño ha establecido como edad mínima de responsabilidad penal la de 12 años, y Honduras ha adoptado ese estándar mínimo.

¿Pero aceptaría el debate propuesto por el Presidente Hernández?
Claro, deseamos que nos inviten como expertos mundiales sobre los derechos de la niñez. Nosotros apoyamos al gobierno, pero queremos ser el amigo crítico del gobierno, como el amigo incondicional que dice las verdades porque te quiere.

¿Bajar la edad punible disuade la violencia?
Está probado que no. Detener no disuade la violencia. Te digo honestamente, Honduras no se debe echar para atrás con bajar la edad punible. Y para eso estamos muchos aliados, para ayudar en estos problemas que afectan a al niñez.

¿Y la empresa privada cómo puede ayudar?
Puede comprometerse con programas y yo sé que muchos están haciendo.

¿Y los padres y maestros permisivos?
Yo no sé si son permisivos. A lo mejor no tienen las herramientas ni apoyo del gobierno.

¿Y los controles natales como alternativa?
No soy demógrafa pero creo que es importante proteger a los niños y niñas, darle herramientas a las familias, mejore la familia, una calidad en la oferta educativa y más importante bajar las tasas de madres adolescentes, el 24 por ciento. Te imaginas.

¿Cómo puede enriquecerse este debate de la edad punible?
Es una oportunidad que tiene Honduras para comenzar a pensar en su infancia, empezar a ver las soluciones integrales que se puedan aportar en favor de la niñez.

¿Considera que la niñez es usada para propósitos electorales?
Como decía más arriba, las campañas electorales son una gran oportunidad para poner los derechos de la infancia en el debate público. Unicef ha promovido pactos por la infancia para sensibilizar a las y los candidatos sobre la necesidad de que diseñen sus programas de gobierno asegurando resultados para la infancia..

¿Cuánto pierde el país al dejar de invertir en la niñez?
La consecuencia principal de no invertir en la infancia es el desperdicio de un importante potencial humano. James Heckman, economista norteamericano y Premio Nobel de Economía, demostró hace varios años, que invertir en la primera infancia tiene una enorme recompensa económica. A largo plazo, la pobreza se puede reducir con inversión en la infancia. Los servicios educativos para la primera infancia, además de beneficiar el desarrollo de los niños también permiten que las mujeres tengan mayor participación como fuerza laboral.


¿Qué tanto afecta flagelos como corrupción, narcotráfico y el crimen organizado a la niñez hondureña?

En cualquier país, la corrupción y el crimen organizado, van en detrimento de la democracia y el ejercicio de los derechos humanos. El deterioro de la democracia y del Estado de Derecho tiene una clara implicación en los derechos de la niñez, como para el resto de los grupos poblacionales. Un país próspero y respetuoso de los derechos humanos, pone a las personas en el centro, en especial, a su niñez.

¿Y la impunidad?
No tenemos datos que muestren los niveles de impunidad de los delitos contra la niñez específicamente. En este sentido, Unicef espera que los esfuerzos existentes para combatir este flagelo continúen y se intensifiquen, pues ello contribuirá al fortalecimiento de la democracia, el Estado de derecho y, por ende, el cumplimiento de los derechos de la infancia.

¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en la problemática de la niñez?
Los medios de comunicación deben ser portadores de buenas noticias, basadas en evidencia, objetivas y orienten un pensamiento crítico que aliente a la población a la exigencia de sus derechos. Abrir las puertas a las opiniones de niñas y niños y cerrar la brecha a la apología al odio y confrontación.

Fuente de la noticia: http://www.latribuna.hn/2017/05/13/representante-de-unicef/

Fuente de la imagen:http://cdn.latribuna.hn/wp-content/uploads/2017/05/ELLAES2.jpg

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Entrevista: “La educación debe garantizar capacidades ciudadanas para asumir la construcción de la paz como una responsabilidad”

Entrevista del Equipo des CLADE al Ministro de Educación de El Salvador.

El Ministro de Educación de El Salvador, Carlos Canjura, comenta la iniciativa que planea inserir la temática de la educación para la paz en la política educativa de este país

A principios del 2017, el Ministerio de Educación de El Salvador ha instituido el “Foro Cultura de Paz”, un espacio de reflexión y discusión sobre esta temática entre académicas/os, docentes y sociedad civil con miras a inserirla en el currículo nacional y en su política educativa. En esta entrevista al OREI, el Ministro de Educación, Carlos Canjura, comenta el contexto de esta iniciativa y plantea el rol de la educación en la promoción de la paz. “Hay que concebir la educación como una instancia, entre otras, que debe hacer lo suyo para construir paz social y capacidades de cultura de paz en la población asumiendo la complejidad del fenómeno de la violencia. La educación tiene la tarea de encarar a largo plazo la construcción de bases que permitan asegurar la profundización de una paz duradera, más que resolver en lo inmediato la situación”, afirma.

¿Podría presentarnos el contexto en que se ha impulsado la constitución de este foro para debatir la inserción de la cultura de paz en el currículo en El Salvador? ¿De qué trata esta iniciativa y quien integra este foro?

El “Foro Cultura de Paz” surge a partir de la necesidad de repensar lo andado por el sistema educativo y el país en materia de cultura de paz. Se trata de hacer un balance de estos 25 años transcurridos tras la firma de la paz, en el marco de la declaratoria de la Asamblea Legislativa de 2017 como año de la promoción de la cultura de paz, y de la solicitud del Presidente de la República de incorporar en el currículo nacional la cultura de paz.

Para fortalecer el sistema educativo a este respecto es sustancial plantearse la superación del autoritarismo histórico, en especial las tendencias que más nos afectan, entre estas, sin duda, la violencia, que tiene diversas expresiones en la sociedad y en la escuela.

Nuestro sistema educativo debe desarrollar un método, en el que a todo nivel gocemos de prácticas políticas y culturales ejemplares. Nuestro sistema educativo debe formar un carácter íntegro en el estudiantado, que comience por darle seguridad en lo que sabe y puede hacer. Estudiantes con conocimientos endebles serán profesionales inseguros y proclives a la corrupción y fácil presa del autoritarismo. La cultura de paz es una necesidad del sistema educativo y partimos de varias ideas fundamentales: el valor que damos al conocimiento; el reconocimiento a nuestros centros de educación superior; el aprecio por la escuela como centro de paz, que forja la convivencia en paz, así como un núcleo dinámico de la comunidad y espacio de integración de la familia en el proceso educativo.

En el centro del enfoque se encuentran: el reconocimiento de nuestras diferencias, el respeto a la dignidad de las personas, la convicción sobre nuestras capacidades para solucionar los conflictos sin violencia y el compromiso con la democracia. Creemos firmemente que una educación de calidad es la mejor contribución que podemos hacer al desarrollo de una cultura de paz.

¿Cómo el Ministerio de Educación planea estimular que este nuevo plan de estudio sea incorporado por las escuelas? ¿En el tema de la formación docente, cuáles son los desafíos para promover este diálogo sobre la no violencia y el cambio de las prácticas pedagógicas?

La estrategia del MINED avanza en tres direcciones. En primer lugar, el proceso de reflexión y de compromisos generados a través del Foro en la comunidad educativa y la sociedad civil. En segundo lugar, el desarrollo e implementación de la asignatura “Moral, urbanidad y cívica”. La asignatura tiene como eje temático la cultura de paz, con lo cual se busca desarrollar prácticas y dotar de instrumentos a los niños, niñas y jóvenes para resolver creativa y pacíficamente los conflictos que se les presentan.

En los últimos años hemos venido insistiendo en que uno de los nudos gordianos está en la calidad de nuestros docentes. Con ellos hay que encarar en primera instancia las formas tradicionales de enseñanza basadas en la reproducción de contenidos y en la ausencia de una profunda especialización disciplinar en tanto punto de partida de una constante reflexión pedagógica y metodológica centrada en el aprendizaje de capacidades ciudadanas y productivas. Formar cultura de paz implica docentes capaces de hacerlo, y esto no es tarea sólo de los docentes de una asignatura, sino de toda la planta nacional.

En un primer momento, la formación docente a este respecto iniciará con maestros y maestras de estudios sociales, pues ellos/as impartirán la nueva asignatura. No obstante, posteriormente, se pretende formar a toda la planta a este respecto. En esta línea se está trabajando con la Universidad de Chile, que nos hará transferencia tecnológica y de experiencias para montar una plataforma en línea que nos permita llegar a todos y todas los/as docentes.

Los datos sobre violencia indican que el problema está muy presente en la vida cotidiana de las y los adolescentes en América Latina y el Caribe y, en particular, en algunos países de Centroamérica. ¿De qué manera el Ministerio de Educación considera que la inserción de la paz en el currículo puede beneficiar los/as estudiantes de su país e impactar su trayectoria escolar?

Nosotros partimos de una concepción compleja de violencia, donde está claro que esta se manifiesta en diferentes formas y esferas de la sociedad. Hay una tendencia histórica nacional de la violencia como el modo privilegiado de gestionar conflictos políticos, sociales, familiares, etc. Asimismo, hay una serie de causas estructurales. De allí que hay que concebir la educación como una instancia, entre otras, que debe hacer lo suyo para construir paz social y capacidades de cultura de paz en la población asumiendo la complejidad del fenómeno de la violencia. La educación tiene la tarea de encarar a largo plazo la construcción de bases que permitan asegurar la profundización de una paz duradera, más que resolver en lo inmediato la situación.

El sistema educativo debe garantizar que la gestión escolar en general, así como la gestión pedagógica, coadyuven a la formación de capacidades ciudadanas, para que el/la estudiante tenga las herramientas, los conocimientos, las habilidades y las prácticas que le permitan asumir la construcción de paz como una responsabilidad. Los ambientes escolares son también un asunto clave, pues para formar ciudadanía es necesario un ambiente adecuado, donde el respeto, la tolerancia y la valoración de las diferencias nos impulsen a buscar creativamente formas y mecanismos de entendimiento productivo.

Por otra parte es fundamental señalar que la educación seguirá teniendo un papel central en la superación de desigualdades, las cuales son causa estructural de violencia. No obstante, los resultados no pueden esperarse en lo inmediato, sino como producto de procesos sostenibles.

Las y los estudiantes de distintos países de América Latina y el Caribe están planteando más espacios de participación dentro y fuera de las escuelas. ¿Cómo usted ve esa demanda por participación y por el reconocimiento de las culturas juveniles en los espacios escolares y su relación con la promoción de la cultura de paz?

Consideramos que el desarrollo de capacidades ciudadanas debe permitirnos construir ciudadanas y ciudadanos capaces de desenvolverse en diferentes esferas de la vida pública y privada. La formación de ciudadanía política hoy debe incluir además de la nación al mundo, además del ámbito electoral a la sociedad civil, así como la escuela y los nuevos escenarios públicos abiertos por el Internet. Asimismo es importante imaginar que la escuela y la comunidad son esas primeras instancias donde los/as jóvenes tienen sus primeras experiencias políticas o ciudadanas en un sentido amplio, por lo que dinamizar creativamente estos escenarios es clave para que estas primeras experiencias sean la base de posteriores participaciones responsables. Para esto necesitamos reinventar la escuela, acercarnos a la comunidad y formar a nuestros/as directores/as escolares, así como a los/as docentes, para que sean agentes de formación ciudadana.

Los espacios escolares deben afinarse y aprovecharse al máximo para que propicien un encuentro horizontal de expectativas, proyecciones e ideas entre la niñez y la juventud. El dialogo intergeneracional es clave. Necesitamos docentes que, desde su generación, dialoguen, intercambien y formen a una nueva generación ávida de desenvolverse públicamente.

Fuente de la Entrevista:

http://v2.campanaderechoeducacion.org/

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Escuela de Posgrado CLACSO. VII Escuela Internacional de la Red Iberoamericana de Postgrados en Infancia y Juventud

Escuela de Posgrado CLACSO. VII Escuela Internacional de la Red Iberoamericana de Postgrados en Infancia y Juventud

Tema:
Infancias y juventudes latinoamericanas y caribeñas: violencias, estigmas, migraciones y resistencias
Tegucigalpa, Honduras | Del 7 al 11 de agosto de 2017

CLACSO – Universidad Nacional Autónoma de Honduras – Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud del CINDE – Universidad de Manizales

CONVOCATORIA PARA PARTICIPAR

La Red de Posgrados del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), el Centro de Estudios Avanzados en Niñez y Juventud (CINDE/Universidad de Manizales, Colombia), la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), la Red Iberoamericana de Posgrados en Infancia y Juventud (RedINJU) y el Grupo de Trabajo CLACSO “Infancias, Juventudes: prácticas políticas y culturas, memorias y desigualdades en el escenario contemporáneo”, convocan a estudiantes avanzados de maestría o doctorado, responsables de políticas públicas y referentes de organizaciones sociales de Iberoamérica y el Caribe a presentar sus postulaciones para participar en la VII Escuela Internacional de Posgrado “Infancias y juventudes latinoamericanas y caribeñas: violencias, estigmas, migraciones y resistencias”, que se llevará a cabo en Tegucigalpa, Honduras, en el marco del XVI Encuentro del programa de investigación posdoctoral en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud y del XI Congreso de Investigación Científica “Investigación, Ciencia y Sociedad: Desafíos para las universidades públicas en el Siglo XXI” del 7 al 11 de agosto de 2017.

La Red de Posgrados en Infancia y Juventud (RedINJU) es una de las redes temáticas de posgrados que impulsa CLACSO a través de su Red de Posgrados. Las ediciones anteriores contaron, principalmente, con el apoyo del Centro de Altos Estudios Universitarios de la OEI (CAEU/OEI), UNICEF (Bolivia), la AECID, UNESCO y el OIJ, entre otros. El propósito de las redes temáticas consiste en articular posgrados universitarios en temáticas comunes de diversos países iberoamericanos y del Caribe, con el fin de fortalecer y enriquecer la formación en el área.

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Educo lleva a cabo un proyecto en Benín (África) para luchar contra la esclavitud infantil

Benín/17 de Abril de 2017/europapress.

 

 

Educo lleva a cabo un proyecto en Benín (África) para luchar contra la esclavitud infantil

La ONG Educo lleva a cabo un proyecto en el sur de Benín (África) con el objetivo de facilitar el acceso a la educación a los menores que han sido víctimas de exclavitud, según informa en un comunicado. «Aunque a nivel internacional se han hecho muchos esfuerzos, las medidas que se están llevando a cabo son insuficientes.» ha señalado la coordinadora de Educo, Jara Campelo.

Educo lleva a cabo un proyecto en Benín (África) para luchar contra la esclavitud infantil

Así, explica que son esclavos los niños y niñas víctimas de la trata de personas, que han sido forzados a ejercer la prostitución, traficar con drogas o mendigar, a los que se ha obligado a casarse por interés, a servir en casas para pagar las deudas familiares o a trabajar en condiciones infrahumanas. Además, añade que aunque estos niños pueden llegar a superar la situación que han vivido, «las consecuencias y secuelas son irreparables».

Educo lleva a cabo un proyecto en Benín (África) para luchar contra la esclavitud infantil

En este sentido, precisa que en Benín más del 50% de los menores entre 5 y 17 años trabajan y que la trata de niños y adolescentes es un fenómeno normalizado por la sociedad. Por ello, la ONG trabaja con los niños y niñas que sobreviven buscándose la vida en los mercados de estas ciudades y que han sido víctimas de la esclavitud infantil.

Educo lleva a cabo un proyecto en Benín (África) para luchar contra la esclavitud infantil

De este modo, les ofrece la posibilidad de estudiar en escuelas construidas dentro de los mercados mediante un programa de estudios intensivos que les permite obtener el certificado de primaria en tres años, en vez de los seis que contempla el sistema educativo establecido. Además, también se les ofrece un espacio seguro para asearse y poder dormir por la noche, en el que son atendidos por educadores y orientadores.

Fuente: http://www.europapress.es/epsocial/cooperacion-desarrollo/noticia-educo-lleva-cabo-proyecto-benin-africa-luchar-contra-esclavitud-infantil-20170412135831.html

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Identificando desigualdades para impulsar la equidad en la Primera Infancia colombiana

12 de abril de 2017 / Fuente: http://compartirpalabramaestra.org

Por: Ángela Escallón Emiliani

Lea el resumen ejecutivo de este documento desarrollado entre la Fundación Corona, la Pontificia Universidad Javeriana, la Red de Ciudades Cómo Vamos y Equidad para la Infancia.

El objetivo principal de este informe es proporcionar evidencias sobre las condiciones de vida y las inequidades que afectan a la primera infancia en las principales ciudades de Colombia. Con ello, se espera hacer un aporte para el desarrollo de políticas públicas locales, potenciar el impacto de los programas nacionales e incidir para mejorar la implementación de intervenciones que permitan alcanzar la amplia realización de los derechos y el potencial de todas las niñas y los niños del país. Se busca poner una mirada centrada en asegurar una efectiva equidad en el alcance de estos derechos.

El ejercicio desarrollado está en línea con el compromiso asumido por el gobierno nacional en su estrategia de atención integral a la primera infancia «De Cero a Siempre» y el esfuerzo de administraciones locales para proteger a esta población. A partir de esta propuesta de medición, se plantea la incorporación y progresiva ampliación de evidencia estadística que, desde los contextos locales, dé cuenta de la aproximación de atención integral, en especial a los sectores vulnerables.

En este contexto, se propone una herramienta para la ciudadanía y sus organizaciones, acorde a los principios de transparencia, participación, monitoreo y responsabilidad social que impulsa la Red Colombiana de Ciudades Cómo Vamos, la Fundación Corona y sus aliados. Se espera que los resultados ofrecidos sean de utilidad para el monitoreo de la sociedad sobre la evolución de la calidad de vida de la primera infancia y el impacto de las políticas que la atienden.

Concretamente, el ejercicio analiza las condiciones de vida de la primera infancia en 7 ciudades: Bogotá, Barranquilla, Bucaramanga, Cali, Cartagena, Manizales y Medellín. Los indicadores que se presentan constituyen ‘una línea de base’ para monitorear el bienestar de niños/as hasta los 5 años y las inequidades que enfrentan. El informe comparativo se complementa con fichas y análisis locales para las ciudades, ya que es en este nivel que la Red Como Vamos pone su mayor énfasis.

Con este ejercicio piloto se da inicio a un proyecto más amplio para incorporar de manera sistemática un conjunto de indicadores sobre infancia en los análisis sobre calidad de vida de las Ciudades Cómo Vamos, abriendo espacio a la perspectiva poblacional como criterio para analizar los contextos locales.

Lea el informe completo en este enlace.

Fuente artículo: http://compartirpalabramaestra.org/otras-investigaciones/identificando-desigualdades-para-impulsar-la-equidad-en-la-primera-infancia

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Hablamos de educación: El Apego seguro

29 de marzo de 2017 / Fuente: http://blog.tiching.com

Por: Miquel Angel Alabart

Lucía es una niña encantadora, siempre sonríe y parece muy tranquila en brazos de su madre. Sin embargo, está pasando por un período en que, si su madre la deja apenas unos minutos con otra persona y sale de la sala, arranca a llorar desconsoladamente. Y la familia ya se ha apresurado a exclamar: “¡Está muy enmadrada!” no sin cierto reproche hacia una madre que, como todas (y todos) al principio, con todas las inseguridades propias de los primeros meses, puede fácilmente caer en la creencia de que algo está haciendo mal.

Pero seguramente no está haciendo nada mal, sino todo lo contrario: Lucía tiene un apego seguro con su madre, lo cual es fantástico.

La teoría del Apego

Si hay una teoría que goza de un gran consenso entre los psicólogos de la primera infancia, esa es la teoría del apego. Formulada por Bowlby hace cerca de 50 años, y difícil de resumir en unas líneas, lo que viene a decir es que un bebé, cuando nace, tiende a buscar una primera figura de apego (frecuentemente la madre), con la que establece un vínculo especial que le proporciona algo así como una nutrición emocional que constituye, así, la base sobre la que va a construir en buena medida su personalidad. Y una de las medidas de ese apego es, precisamente, lo mucho que llora cuando se separa de esa figura. De hecho, si observamos fotografías de la mayoría de culturas del mundo, es habitual ver a los bebés colgados, con pañuelos o bandoleras, de sus madres: además de otras razones de índole práctica, están potenciando el vínculo.

Numerosos estudios confirman que la existencia de un buen vínculo de apego parece estar relacionado con mayor tranquilidad, comportamientos socialmente aceptables, bienestar emocional,  rendimiento académico en el futuro e incluso, según algunos investigadores, ¡mejor funcionamiento de sus relaciones de pareja cuando las tengan!

Lo cierto es que el vínculo de apego parece una gran “vacuna psicológica” que, aunque no las asegura al 100%, parece favorecer una mayor autoestima y una mejor relación futura con los padres y con otras personas.

Un vínculo para toda la vida

El vínculo de apego se favorece dando la oportunidad de mantener un contacto físico o por lo menos ocular el máximo de permanente con el bebé, sobre todo en caso que ocurra algo que produce estrés al bebé – por ejemplo, situaciones que le producen miedo, como la soledad en la noche o agobio, como un exceso de estímulos. La lactancia materna a demanda o la práctica del colecho seguro también se relaciona con una mejor calidad del vínculo. Si existe un buen vínculo, las figuras de referencia – que se van ampliando al otro progenitor, a los abuelos… – también experimentan placer en fomentarlo.

Llegará un momento en que Lucía, como todos los niños bien vinculados, pedirá, si se les sabe observar y escuchar, alejarse, bajar al suelo a gatear, explorar las escaleras, empezar a deambular… Entonces será el momento de animar a probar, a alejarse primero un poco y después un poco más, aunque teniendo controlado donde volver. Un día irá a la escuela infantil, y la niña y la madre  experimentarán una separación importante. Si tienen un buen vínculo de apego, eso no será del todo fácil al principio. Pero a la vez, la fortaleza emocional que la niña ya tendrá dentro será un gran recurso para enfrentarse al mundo. Y lo tendrá para toda la vida.

Fuente artículo: http://blog.tiching.com/hablamos-de-educacion-el-apego-seguro/

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La  dimensión  política  como enfoque potente de  la  pedagogía  de  la  infancia

Por:  Mercedes  Mayol  Lassalle

El  artículo  propone  recorrer  ciertos  debates   pedagógicos,  alrededor  de  la  educación  infantil   argentina,  que  cobraron  centralidad  en  los   primeros  trece  años  del  siglo  XXI  y  cuyos   fundamentos  se  reconocen  dentro  de  las   pedagogías  críticas.  Los  mismos  proponen  pensar   y  sistematizar  tanto  el  conocimiento  acumulado   acerca  del  fenómeno  educativo  por  las  grandes   tradiciones  de  la  pedagogía  de  la  infancia,  como   considerar  las  prácticas  y  las  experiencias  vigentes   como  componentes  necesarios  para  el  desarrollo de  nuevas  conceptualizaciones  y  re-­significaciones   teóricas.  Para  ello,  se  plantea  el  análisis  de  tres   enfoques,  de  gran  potencialidad,  que  vienen   impactando  en  el  desarrollo  de  la  pedagogía  de  la   educación  infantil  en  la  Argentina,  que  se   encuentran  en  el  centro  del  debate  en  el  ámbito   académico  y  docente  y  que,  proponen  una  visión   transformadora  que  busca  más  sentido  para  la   educación  infantil  y  más  justicia  y  más  democracia   para  garantizar  los  derechos  a  la  educación  y  al   juego  consagrados  en  la  Convención  Internacional   sobre  los  Derechos  del  Niño  y  en  la  nueva  Ley  de   Educación  Nacional  argentina.

 Estos  enfoques  son:

1-­‐  el  creciente  consenso  de  que  la  política  es  parte   de  la  pedagogía  de  la  infancia,  definiendo  nuevos   sujetos  y  nuevos  vínculos  educativos;

2-­‐  el   reconocimiento  del  juego  como  medio  y   contenido  en  la  educación  infantil  y

3-­‐  la sistematización  y  re-­‐significación  de  los  pilares  de   la  educación  infantil.

Recorrer  el  camino  de  los  debates  pedagógicos   alrededor  de  la  educación  infantil  argentina  de   los  últimos  años,  no  es  una  tarea  sencilla.  El   campo  pedagógico  siempre  se  halla  en  conflicto   y  está  cruzado  por  ideas  y  propuestas  que   provienen  no  sólo  de  las   ciencias  de  la   educación  y  la  academia  sino  de  saberes   vinculados  a  las  concepciones  de  otras   disciplinas,  tanto  como  de  las  creencias  y   acciones  de  muchos  sectores  de  la  sociedad:  el   comunitario,  las  iglesias  y  organizaciones  civiles,   los  partidos  políticos,  el  ámbito  privado,  las   escuelas  y  pedagogías  con  nombre  y  apellido,  el   mercado  editorial,  el  mercado  pedagógico  (que   ha  crecido  en  los  últimos  años  con  gran  fuerza),   los  medios  de  comunicación  social  y  muchos   otros.

Hablar  de  pedagogía  de  la  infancia,  es   entrar  en  un  terreno  donde  nada  es  neutral,  y   que  plantea  sumergirnos  en  paradigmas  que   buscan  espacios  para  desarrollarse,  definirse  y   lograr  hegemonía  dentro  del  campo  del   pensamiento  y  de  las  prácticas  educativas  en   un  determinado  momento  histórico.  Esta   dinámica,  ha  permitido  que  el  saber  pedagógico   se  desarrolle  ampliando  e  integrando  nuevas   perspectivas  para  bien  y  para  mal.  Siguiendo  a   Jerome  Bruner,  podemos  afirmar  que  la   educación  infantil  es  una  de  las  realidades   sociales  sobre  las  que  se  han  formado  densos   debates  y  significados  en  permanente   negociación.  Así,  “las  realidades  sociales  no  son   ladrillos  con  los  que  tropezamos  o  con  los  que   nos  raspamos  al  patearlos,  sino  los  significados   que  conseguimos  compartiendo  las  cogniciones  humanas”  (Bruner,  1996:128).

En  este  sentido,   consideramos  que  la  pedagogía  es  tanto  un   foro  para  negociar  y  renegociar  significados,   como  un  conjunto  de  orientaciones  para  la   acción,  por  ello,  exige  la  asunción  de  una   función   activa  y  comprometida  a  quienes   participamos  de  esta  conversación  y   construcción.   Antelo  sostiene  que  la  pedagogía  es  “la   reflexión  sistemática  sobre  la  educación,  o  la   intervención  teórica  sobre  los  problemas  que   tienen  lugar  en  el  interior  de  los  que   denominamos  campo  problemático  de  la   educación”  (Antelo,  2005:  8).  Se  compone  de   un  corpus  teórico,  y  también  de  las  prácticas   que  se  definen  en  la  escuela  infantil,  que  al   mismo  tiempo  será  fuente  de  nuevas   reflexiones  y  teorizaciones.  En  esta  actividad   de   reflexión  sistemática,  los  educadores (1)   venimos  debatiendo  teorías  pedagógicas   diversas.  Dentro  de  los  múltiples  repertorios   de  corrientes  pedagógicas,  Demerval  Saviani   reconoció  dos  grandes  líneas:  las  no  críticas  y   las  críticas  (Saviani,  1983:  7).

 Las  primeras   incluyen  a  la  pedagogía  tradicional,  la  “escuela   nueva”  y  el  tecnicismo.  Tienen  la  cualidad   común  de  pensar  la  educación  como   autónoma  y  comprenderla  a  partir  de  sí   misma.  Las  teorías   críticas  entienden  la   educación  como  inserta  y  condicionada  por   múltiples  factores  o  determinantes  sociales.   En  los  últimos  años,  dentro  de  la   pedagogía  argentina  se  han  alzado  “versiones   del  mundo”  (Bruner,  1996:  130)  que  portan   una  gran  fuerza  epistemológica  y  práctica cuyos  fundamentos  podemos  reconocer   dentro  de  una  corriente  que  correspondería  a   las   pedagogías  críticas  o  transformadoras   (Ayuste  González  y  Trilla  Bernet,  2004:  224)   que  contienen  –en  diferente  grado  -­‐  una  dosis   importante  de  análisis  crítico  sobre  las   relaciones  de  poder  y  las  desigualdades  que  se   dan  en  los  diferentes  sistemas  que  conforman   la  sociedad  (político,  económico,  educativo,   cultural,  etc.),  que  conciben  a  la  educación   como  una  herramienta  de  cambio,  y  que   proponen  acciones  encaminadas  a  promover   su  democratización  y  ampliación.  Estas  ideas   adoptan  un  doble  sen&do:   discursivo  y   práctico  (Ayuste  González  y  Trilla  Bernet,   2004:  224)  dado  que  por  un  lado,  estas  teorías   pedagógicas  se  ocupan  de  pensar  y   sistematizar  conocimientos  acerca  del   fenómeno  educativo,  tomando  como   referentes  otras  aportaciones,  al  mismo   tiempo  que  consideran  a  la  práctica  y  la   experiencia  como  las  fuentes  privilegiadas  de   información,  y  el  componente  necesario  y   vinculante  de  la  fundamentación  teórica. En  consonancia  con  lo  dicho,  mi   intención  será  plantear  en  este  articulo  tres   enfoques,  de  gran  potencialidad,  que  vienen   impactando  en  el  desarrollo  de  la  pedagogía   de  la  educación  infantil  en  la  Argentina  y  que,   al  mismo  tiempo,  plantean  una  visión   transformadora  que  busca  dar  más  sentido   para  la  educación  infantil  y  más  justicia  y  más   democracia  para  los  niños.  Ellos  son: • el  creciente  consenso  de  que  la  política   es  parte  de  la  pedagogía  de  la  infancia,   definiendo  nuevos  sujetos  y  nuevos   vínculos  educativos; • el  reconocimiento  del   juego  como   contenido  en  la  educación  infantil; • la  sistematización  y  resignificación  de  los   pilares  de  la  educación  infantil.

La  dimensión  política  de  la   pedagogía  de  la  infancia.

Hace  pocos  años,  hablar  de  la  dimensión   política  de  la  pedagogía  de  la  infancia,  para  la   mayor  parte  de  los  educadores  infantiles  era   casi  un  extravío.  Importantes  voces  se  alzaron   en  este  sentido  pero  la  influencia  del   pensamiento  tecnocrático  fue  hegemónica  en   el  campo  de  la  educación  de  finales  del  siglo   20.  En  la  formación  docente  ninguna  materia  o   seminario  trataba  directamente  esta   perspectiva  y  recién  a  partir  de  2007  y  con  la   decisión  de  extender  a  4  años  las  carreras  de   formación  docente  para  los  niveles  inicial  y   primario  (según  lo  estableció  la  Ley  de   Educación  Nacional  N°  26.206),  fue  necesario   elaborar  nuevos  diseños  curriculares  que   respondieran  tanto  a  la  normativa  vigente,   como  a  las  nuevas  demandas  sociales,   indicándose  claramente  la  importancia  de   incluir  y  considerar  la  dimensión  política  de  la   pedagogía.  Esta  perspectiva  considera  que  no   se  trata  sólo  de  conocer  las  características  o  el   estado  de  las  políticas  públicas,  sino  también   de  reconocer  la  educación  como  un   “acto   político”  (Diker  y  Frigerio,  2010:  8)  que  define   al  niño  como  un  sujeto  con  derechos   ciudadanos  y  establece  un  nuevo  vínculo  entre   la  infancia,  el  Estado,  la  escuela  y  la  sociedad.   En  este  sentido,  Diker  y  Frigerio  sostienen  que   “la  educación  es  ese  acto  político  que   emancipa  y  que  asegura  con  justicia,  la   inscripción  de  todos  en  lo  público  y  el  derecho   de  todos  a  decir  y  decir-­‐se  en  el  espacio   público”   (Diker  y  Frigerio,  2010:  8).  Cuando   sostenemos  que  la  educación  es  un  acto   político  entendemos  que  contiene  un  bagaje   ideológico  y  que  toda  pedagogía,  desplegada  a   través  de  un  curriculum  explícito  e  implícito,   supone  la  asunción  de  una  posición  acerca  de   la  infancia,  de  la  escuela  como  espacio   público,  de  las  responsabilidades  de  los   actores  institucionales  y  de  los  derechos  a  ser   garantizados.  Tanto  las  prácticas  como  la   reflexión  pedagógica  no  son  neutrales  y   existen  interacciones  intensas  entre  el   proyecto  político  general,  las  políticas   educativas  y  la  micro-­‐política  escolar.   Así,  definir  la   socialización  y  la   alfabetización  cultural  como  la  doble  finalidad de  la  educación  infantil  es  un  acto  político.

En   Documentos  Curriculares  de  la  educación   infantil  argentina  se  reconoce  ésta  doble   finalidad  que  se  apoya  en  las  ideas  del   pedagogo  italiano  Franco  Frabboni  quien   afirmó  que  la  escuela  infantil  debe  constituirse   en  “una  instancia  formativa  capaz  de  asegurar   el  derecho  inalterable  a  la  socialización,   conocimientos,  creatividad,  desde  el  año  cero   del  niño.”  (Frabboni,  1984:  42).  Por  ello,   sostuvo  que  la  educación  infantil  trabaja  para   el  logro  de  la  doble  meta  de  la  instrucción:   como  proceso  de  apropiación  del  capital   cultural  y  de  la  socialización;  como  proceso  de   asunción  y  asimilación  los  modelos  éticos  y   sociales  de  la  comunidad  de  pertenencia   (Frabboni,  1984:  84).  Estas  ideas  coinciden  con   los  planteos  de  Miguel  Zabalza  quien  reconoce   como  ejes  de  la  acción  educadora  el  desarrollo   de  las  estructuras  básicas  del  niño,  de  sus   capacidades  genéricas  y    la  iniciación  en  el   proceso  de  alfabetización  cultural,  constituyendo   ambas  las  dimensiones  necesarias  para  una   verdadera  educación  integral  (Zabalza,  2006:   XXIX).   Es  decir,  que  en  la  acción  pedagógica  -­‐   donde  es  imposible  cualquier  neutralidad  –     “hay  un  sujeto  que  no  está  dado,  que  es   necesario  que  ad-­‐venga”  (Frigerio,  2010:  29)   La  socialización  es  un  advenimiento  que  está   mediado  por  la  cultura  y  que  podemos   nombrar  como  proceso  de  humanización.

Por   otra  parte,  la  alfabetización  cultural  tiene  algo   del  orden  de  la  entrega  de  una  herencia,  de   distribución  del  capital  cultural  o  del  tesoro   común.  En  la  educación  se  plantea  una   relación  de  igualdad  entre  el  niño  y  el  adulto,   es  decir  que  se  reconoce  al  niño  como   semejante,  y,  al  mismo  tiempo,  se  le  reconoce   como  diferenciado,  distinto,  único.  La  igualdad   es  pensada  desde  otro  punto  de  vista,  “no   como  horizonte,  sino  como  punto  de  partida   (…),  implica  sostener  que  ningún  sujeto  de  la   palabra  está  imposibilitado,  ni  inhabilitado,  en   el  territorio  de  lo  común,  para  ser  par,  para   formar  parte,  para  tener  su  parte”  (Frigerio,   2004:5).   Estas  ideas,  que  reconocen  al  niño   como  ciudadano  desde  que  nace,  apoyan  y   viabilizan  su  derecho  a  participar  activamente   y  a  apropiarse  de  la  cultura;  ideas  que  afirman,   a  su  vez,  que  no  puede  haber  educación  (ni  desarrollo)  sin  la  transmisión  cultura,  van   adquiriendo  creciente  hegemonía  en  el   pensamiento  y  las  prácticas  pedagógicas  de  los   docentes  argentinos.  El  camino  no  es  fácil  y   está  en  pugna  con  quienes  todavía  creen  que,   en  la  primera  infancia,  el  desarrollo  humano   es  fruto  de  un  proceso  “espontáneo”  y  que   tarde  o  temprano,  gracias  a  la  maduración,  el   niño  desplegará  todas  sus  capacidades   humanas.  En  Argentina,  todavía  persisten   programas  e  instituciones  que  atienden  niños   pequeños,  centradas  en  el  cuidado  y  también   aquellas  que,  aunque  originalmente  se   definían  como  educativas,  fueron  perdiendo   su  rumbo  y  quedaron  des-­‐simbolizadas  y  des-­‐ libidinizadas  (Frigerio,  2010:  19). Por  ello,  resulta  central  tener  en  cuenta   el  eje  de  la   alfabetización  cultural  como   dimensión  de  una  educación  verdaderamente   integral  y  convencernos  que   “no  hay   educación  sin  trasmisión  cultural”  (Frigerio,   2010:  21).  En  esta  línea  de  pensamiento,  los   Núcleos  de  Aprendizajes  Prioritarios  (NAP)  para   la  Educación  Infantil,  aprobados  por  el  Consejo   Federal  de  Educación  de  Argentina,  reconocen  la   importancia  de  definir  para  la  educación  de   todos  los  niños   “un  conjunto  de  saberes   centrales,  relevantes  y  significativos  que,   incorporados  como  objetos  de  enseñanza,   contribuyen  a  desarrollar,  construir  y  ampliar   las  posibilidades  cognitivas,  expresivas  y   sociales  que  los  niños  ponen  en  juego  y   recrean  cotidianamente  en  su  encuentro  con  la   cultura,  enriqueciendo  de  ese  modo  la   experiencia  personal  y  social  en  sentido   amplio”  (NAP,  2004:  9)

Tanto  en  el  espacio  latinoamericano   como  en  el  argentino,  podemos  observar   largos  y  profundos  procesos  de  exclusión  de  la   primera  infancia.  Procesos  que  hoy,  lenta  pero   progresivamente,  se  están  revirtiendo.  En  el   campo  educativo,  Violeta  Núñez  (2007:  5)   señala  que,  junto  con  estos  procesos  de   exclusión,  los  sistemas  escolares  públicos  se   ha  ido  degradando  a  meros  contenedores,  al   mismo tiempo  que  proliferan  los  programas   de  intervención  social  directa  diseñados  desde   la  idea  de  “la  prevención”  y  no  de  la  igualdad   del  derecho  a  la  educación  de  los  niños.  Por   ello  sostiene  que  “de  lo  que  se  trata,  es  de   promover  la  justicia  social,  no  de  ‘prevenir’ conductas  peligrosas…  De  plantarse  ante  las   lacerantes  injusticias.  Y  éstas,  en  el  campo   educativo,  comienzan  cuando  las  instituciones   y  los  educadores  −encabalgados  en  discursos   hegemónicos  de tintes  “progresistas”−  dimiten   de  sus  responsabilidades  de  pasadores  de   herencias  y  reduplican  el  supuesto  “destino   social  y  económico”  de  los  sujetos,  al   asignarles  el  lugar  de  desheredados   culturales.”  (Violeta  Núñez,  2007:  11).  Esta   situación  ha  llevado  a  la  “enseñanza  de  la   ignorancia”   y  hasta  a  la   “dimisión   educativa”  (Núñez,  2007:  9).

La  pérdida  del   sentido  educador  de  muchas  escuelas   infantiles;  la  fundación  de  guarderías  de   gestión  comunitaria,  debida  a  la  ausencia  de   una  acción  e  inversión  sostenida  por  parte  del   Estado;  el  aumento  de  instituciones  privadas   sin  controles  suficientes  y  la  creación  de   programas  focalizados  para  niños  pobres,  nos   viene  colocando  en  la  necesidad  de  recuperar   y  recrear  el  sentido  y  significado  de  la   pedagogía  de  la  infancia  en  relación  a  su   función  política.  El  reto  que  enfrenta  la   pedagogía  es,  como  sostiene  Henry  Giroux, “desarrollar  formas  de  críticas  adaptadas  a  un   discurso  teórico  que  medie  la  posibilidad  de   una  acción  social  y  la  transformación   emancipatoria”  (Giroux,  1995:  21)  y  este   horizonte  se  viene  concretando  en  Argentina   por  la  consolidación  y  creciente  hegemonía  de   nuevos  lenguajes  y  concepciones  críticas  de  la   mano  de  pedagogos  que  resisten  tanto  a  las   pedagogías  tradicionales,  como  a  las   posiciones  tecnocráticas  o  reproductivistas  a   ultranza.

También  la  pedagogía  se  ha  venido   redefiniendo  a  partir  de  los  debates   provenientes  del  nuevo  status  de  la  infancia,   definido  por  la  Convención  Internacional  sobre   los  Derechos  del  Niño,  que  fuera  adoptada  por   la  Argentina  en  1990,  pero  que  recién  en  2005   se  vio  reflejada  en  la  Ley  de  Protección   Integral  de  los  Derechos  de  las  niñas,  niños  y   adolescentes  (Ley  26061),  y  en  2006  en  la  Ley   Nacional  de  Educación,  (Ley  26.206).  En  el   terreno  educativo,  si  bien  en  la  pedagogía  y  en   las  escuelas  infantiles  se  plantea  casi  desde   sus  etapas  fundacionales  la  importancia  del   protagonismo  del  niño,  todavía  faltan   esfuerzos  que  permitan  ampliar  los  derechos del  niño  a  acceder  desde  su  cultura  local  a  la   cultura  universal,  al  juego  y  a  una   participación  real  y  no  simbólica  dentro  de  las   escuelas  infantiles.  Por  ello,  se  sostiene  que   “el  intentar  la  justa  y  equitativa  distribución   del  conocimiento  desde  el  Nivel  Inicial  implica   partir  de  aquello  que  forma  parte  del  territorio   vital  de  cada  niño,  ampliándolo  para  que   accedan  a  saberes  con  mayor  grado  de   elaboración  del  que  originalmente   partieron”  (Harf  [et  al.],  1996:  81).

En  este  sentido,  deseo  destacar  que  el   énfasis  en  la  importancia  de  la  alfabetización   cultural  no  debe  confundirse  con  la   primarización  de  la  pedagogía  de  la  infancia   que,  a  partir  de  mediados  de  los  años  90,   irrumpió  en  la  escuela  infantil  con  pedagogías   propias  de  la  escolaridad  primaria  o  básica,   desplazando  las  ideas  y  prácticas  históricas   como  la  importancia  del  juego  y  la   socialización  y  los  enfoques  globalizantes  e   integradores  de  la  enseñanza.

(1)  Teniendo  en  cuenta  el  principio  de  economía  del  lenguaje  y  con  la  intención  de  evitar  repercuciones  en  la   redacción  y  lectura  del  texto  he  optado  por  evitar  el  desdoblamiento  de  sustantivos  en  su  forma  masculina  y   femenina

Fuente: http://redaberta.usc.es/reladei/index.php/reladei/article/view/130/pdf

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