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Así pretenden Google, Apple y el resto de gigantes educar a la inteligencia artificial

22 de marzo de 2017 / Fuente: http://www.eldiario.es

Por: Marta Sofía Ruiz

Google, Amazon, Microsoft, Facebook, IBM, Apple y representantes del ámbito académico y la sociedad civil se han unido en Partnership for AI, una alianza para impulsar la inteligencia artificial y evitar que las máquinas acaben heredando lo peor de los humanos o perpetuando las desigualdades. ¿Serán capaces de ponerse de acuerdo en unas directrices verdaderamente útiles?

Aunque el desarrollo de la inteligencia artificial abre todo un mundo de posibilidades en áreas como la economía, la medicina o la ingeniería, permitir que los algoritmos aprendan y tomen decisiones por sí mismos también entraña riesgos. Ciberataques más sofisticados, algoritmos que realizan elecciones injustas o, en el caso más extremo, máquinas que se rebelan contra sus creadores son algunos de los riesgos más temibles.

Por ello, las mayores empresas y los más relevantes investigadores del sector se han unido en Partnership for AI,  una gran alianza que pretende establecer las bases éticas y definir las buenas prácticas que evitarán que se hagan realidad las predicciones más funestas. Su misión es conducir el avance imparable de la inteligencia artificial por la senda adecuada y con el bien común como primer objetivo.

Todos los grandes nombres están presentes: Google, Amazon, Microsoft, Facebook, IBM y, aunque su incorporación oficial al proyecto ha sido más tardía, también Apple. OpenAI, la iniciativa sin ánimo de lucro que impulsa Elon Musk, también forma parte. Así, los gigantes que llevan años invirtiendo en inteligencia artificial y convirtiéndola en la base de sus productos se sentarán a hablar de los límites, los riesgos y los conflictos éticos de aquello en lo que están trabajando.

“Esta es la primera vez en la que los seis grandes actores de la industria, los que están empujando los límites de la inteligencia artificial, se juntan para definir las buenas prácticas”, explica a  HojaDeRouter.com el investigador Subbarao Kambhampati, presidente de la  Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial (AAAI) y miembro de la junta de Partnership for AI.

Este catedrático comparte asiento en el máximo organismo de la institución con representantes de las grandes empresas y con un número equivalente de representantes del ámbito académico, las sociedades científicas y las organizaciones de derechos civiles. Seis asientos para los gigantes y seis para ellos.

La inteligencia artificial cambiará tanto la ciberseguridad como el cibercrimen.
La inteligencia artificial cambiará tanto la ciberseguridad como el cibercrimen

Jason Furman, que acaba de incorporarse al  Instituto Peterson tras ocho años como asesor económico del presidente Obama, también forma parte de la junta que dirige la alianza. Cree que la inteligencia artificial podría ser  uno de los avances más importantes para la economía y la sociedad en las últimas décadas, y por ello considera “clave contribuir a definir las mejores prácticas y políticas para asegurarse de que la inteligencia artificial trabaja al servicio del bien”.

UNA PREOCUPACIÓN COMÚN

“Hay mucho trabajo por hacer para descubrir cómo abordar asuntos como la ecuanimidad y la privacidad en los sistemas de inteligencia artificial”, señala Deirdre Mulligan, profesora de la Universidad de Berkeley y directora del Centro Berkeley de Derecho y Tecnología. También miembro de la junta de Partnership for AI, la experta recuerda que, “como cualquier tecnología, la inteligencia artificial podría ser usada incorrectamente por individuos u organizaciones con malas intenciones”.

La manipulación intencionada del ‘chatbot’ de Microsoft por parte de usuarios que querían amplificar su perspectiva racista y misógina es un ejemplo de ello”, detalla Mulligan. Sin embargo, el peligro no está solo en una posible manipulación intencionada: la inteligencia artificial también puede absorber los prejuicios de la sociedad y de sus creadores y acabar conduciendo a resultados injustos o indeseados. “ La búsqueda de imágenes de Google etiquetó a personas negras como gorilas”, recuerda la experta. «En ese caso, las etiquetas no fueron el resultado de una actitud racista, sino la suma de una base de datos de entrenamiento incompleta y de las limitaciones de los algoritmos de reconocimiento facial causadas por esos conjuntos de datos limitados».

Finalmente, tal y como explica esta profesora, la inteligencia artificial también puede incorporar prejuicios como resultado de cálculos complejos, que no obstante pueden ser sutiles y difíciles de identificar y de entender. Cuando las máquinas aprenden por sí mismas, sus creadores no siempre saben cómo ni por qué ha llegado a una determinada conclusión. Y eso puede terminar causando problemas, en ocasiones graves.

La alianza trabajará para que el público comprenda las ventajas de la inteligencia artificial.
La alianza trabajará para que el público comprenda las ventajas de la inteligencia artificial

Eric Sears, miembro de la  Fundación MacArthur y de la junta de Partnership for AI, también  ha hecho referencia a esos peligros, señalándolos como desafíos para la organización. “Entre los retos se incluye […] detectar y mitigar los sesgos de la máquina que puedan tener un impacto desproporcionado en grupos históricamente desfavorecidos» o « asegurarse de que los sistemas de inteligencia artificial se entienden y se puede vigilar que actúan de forma responsable”.

Por otra parte, la alianza trabajará para informar al público, desmentir algunos mitos y contrarrestar ciertos temores —las nuevas tecnologías siempre asustan y preocupan a una parte de la sociedad—. Asimismo, promoverán nuevos estudios sobre la materia y tratarán de difundir los ya existentes.

Pero al igual que saben cuáles son, al menos sobre el papel, sus objetivos, también tienen claro a qué cosas no se van a dedicar. La agrupación no busca funcionar como un ‘lobby’ que presione a los legisladores cuando vayan a aprobar medidas vinculadas con la inteligencia artificial. Tampoco creen que dicha normativa sea primordial. “No veo la necesidad de una legislación específica», opina el exasesor de Obama.

UNA ÉTICA DE CUMPLIMIENTO VOLUNTARIO

Mayoritariamente estadounidense, esta alianza por la inteligencia artificial está dando sus primeros pasos. Todavía «en su fase ‘startup'», según describe Sears, la agrupación comenzó su recorrido en septiembre de 2016 y desde entonces lleva trabajando para establecer la actual composición de la junta.

Por el momento solo han tenido una reunión —el 3 de febrero— y aún están definiendo su método de trabajo. Aún así, hay varias cosas que tienen claras. En primer lugar, que su labor principal consistirá en definir una serie de directrices éticas consensuadas. Por desgracia, serán de cumplimiento voluntario. La pertenencia a la organización no obliga a las empresas a seguir las pautas que se acuerden. Los miembros tampoco tendrán a su disposición, al menos de momento, mecanismos para hacer que los demás respeten lo pactado.

Se enfrentan además al reto de ser críticos con sus propias prácticas y al de actualizar constantemente sus recomendaciones.

IBM Watson es uno de los ejemplos que emplean inteligencia artificial.
IBM, Google o Facebook han centrado muchos de sus productos en la inteligencia artificial

A pesar de las limitaciones de esta joven alianza, la unión aporta algo claramente positivo. Al fundarla, industria, académicos y organizaciones del sector, sin dejar fuera a ningún actor clave, pronuncian un mensaje alto y claro: la inteligencia artificial, aunque llamada a revolucionar la sociedad y la economía, ha de tratarse con cuidado. Dejar decisiones que afectan a cada vez más facetas de nuestras vidas en manos de un algoritmo requiere de un trabajo previo cuidadoso y exhaustivo.

El objetivo final es que los rasgos menos positivos de sus creadores humanos no se encuentren en la inteligencia artificial, para conseguir que sea imparcial, lógica y ecuánime y asegurarse de que nadie pueda usarla con malas intenciones ni ella misma se acabe corrompiendo.

Los nombres de todos los gigantes de la tecnología figuran ya en la lista de miembros de la asociación. Ahora solo queda ver si son capaces de guiarse por los sanos principios que ellos mismos lleguen a acordar en el seno de esta organización. Del cariz que tomen sus avances depende en gran medida el futuro de la inteligencia artificial.

Fuente artículo: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/software/partnership_for_ai-google-apple-microsoft-IBM-Facebook-Amazon_0_612438914.html

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Inteligencia artificial, ¿adiós al empleo?

Por: Silvia Ribeiro
En un artículo anterior, planteo la contradicción entre la postura pública de Trump de recuperar empleos apoyando a empresas automotrices y otras a regresar o quedarse en Estados Unidos. Pero las exenciones fiscales y otras medidas que prometió para incentivarlas, serán usadas por esas empresas para mayor automatización, lo cual redundará en menos empleos. Según estadísticas oficiales, ese ha sido justamente el factor principal de pérdida de empleos. (La Jornada, 18/2/17).
Una serie de artículos del New York Times sobre la nueva clase trabajadora en Estados Unidos da cuenta del proceso: en 1900, las fábricas y campos de cultivo empleaban 60 por ciento de la fuerza de trabajo. En 1950, los dos sectores juntos sólo empleaban 36 por ciento. A 2014, menos de 10 por ciento. El sector servicios ha ido aumentando porcentualmente y a 2005, ocupaba 56 por ciento de los trabajadores. El mayor crecimiento es en el de cuidados de ancianos y niños, de los cuales se ocupan mayoritariamente inmigrantes, al igual que muchos otros empleos que por ser rutinarios, mal pagos o tener bajo estatus social, no quieren hacer los estadunidenses (NYT, The Jobs American Do, 23/2/17). Aquí influyen varios factores, entre ellos la automatización, pero también la globalización neoliberal y la deslocalización de producción hacia países con salarios miserables.

La pérdida de trabajos en el sector agrícola se debe a la industrialización en el sector, donde la maquinización tiene décadas, pero ahora se agrega un proceso de automatización mucho más amplio. No se trata solamente de grandes tractores y sistemas de riesgo, alto uso de agrotóxicos y semillas transgénicas –todos factores que eliminaron empleos. También de integración de nuevas formas de robótica, almacenaje digital y minería de enormes volúmenes de datos, inteligencia artificial, genómica y nuevas biotecnologías (como CRISPR-Cas9), todo lo cual converge en una nueva agricultura de precisión, cuya meta subyacente es un campo sin agricultores, sustituidos por unos pocos operadores informáticos. La tendencia es similar en todos los países o regiones con agricultura industrial a gran escala.

Las fusiones que vemos en el sector agrícola (Monsanto-Bayer/ Syngenta-ChemChina / DuPont-Dow) se explican en parte por estas nuevas convergencias tecnológicas. Varias han invertido en bancos de datos digitales agrícolas –suelos, clima, genómica de fauna, flora y microorganismos– y tienen contratos de colaboración con firmas de maquinaria que manejan robótica, información satelital, etcétera. (Ver informe de ETC www.etcgroup.org/es/content/todo-se-reduce-controlar-el-big-data)

Pensar en líneas de montaje automotriz con obreros va quedando obsoleto (la mayor parte del trabajo en esa industria lo hacen robots) y el campo agroindustrial futuro parece estar dominado por drones y sensores que junto al manejo de datos digitales genómicos y físico-químicos, administrarán agrotóxicos o agua a través de maquinaria no tripulada.

En muchos otros sectores las cosas están cambiando rápidamente con el uso de robots e inteligencia artificial y su convergencia con bio y nanotecnología y redes de comunicación. En una revisión del Grupo ETC del año 2016, citamos algunos ejemplos que dan una imagen de ese futuro artificial (http://tinyurl.com/gr4utyc)

Amazon y otras empresas están desarrollando sistemas totalmente automatizados desde la atención al cliente a la colecta de pedidos en almacenes y su envío. Ya hacen distribución con vehículos no tripulados. En 2016, Amazon inauguró además Prime Air un sistema de drones de distribución aéreos, que en 13 minutos entregó el pedido de un agricultor en su finca, incluidas palomitas de maíz. También abrió Amazon Go, supermercado donde el cliente es identificado por su teléfono celular, toma su compra y sale caminando sin contacto con nadie. La tienda reconoce los productos que lleva, los carga a su tarjeta y envía el recibo a su celular.

Varias compañías de distribución y transporte, como Uber, están experimentando con autos no tripulados. Los riesgos de que la inteligencia artificial en la vía pública provoque accidentes son altos. Uber admitió que sus autos no habían frenado en luces rojas y que no reconocen el carril de bicicletas. Los autos-drones de Tesla, la compañía de Elon Musk –miembro del equipo de asesores de Trump–, ya provocaron una muerte, cuando un auto-dron no distinguió la caja blanca de un camión al horizonte y se estrelló matando a la persona que estaba en él.

La automatización inteligente se usa ampliamente para logaritmos que especulan en bolsas de valores, que ya han provocado al menos dos colapsos de bolsa. La agencia de noticias Ap está usando sistemas de inteligencia artificial para redactar –sin periodistas– notas de prensa de negocios, por ejemplo valores de acciones y cambios. Existen varias marcas de muñecas que dialogan con los niños y que además los graban y recogen datos de sus casas y los envían al fabricante. Microsoft creó un bot de Twitter para adolescentes que se convirtió en un monstruo superactivo de mensajes racistas, violentos y sexistas.

Los usos de inteligencia artificial, Internet de las cosas, convergencia tecnológica, conllevan muchos más aspectos polémicos de los pocos que aquí nombro, que urge entender y debatir. Un punto en el que todos coinciden, es que disminuyen los empleos, aunque crean otros, en número muy menor. Para esos no hay suficiente personal formado. De todos modos, no parecen ser para los que perdieron el empleo en décadas pasadas, muchos de los cuáles votaron por Trump. Éste, pese a la carta pública de las grandes empresas de inteligencia artificial por el tema migratorio, las mantiene cerca y las ve como parte de su proyecto.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/03/04/opinion/019a1eco

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Singapur: ¿Qué está haciendo el país más caro del mundo para convertirse en el más inteligente?

Asia/Singapur/11 Febrero 2017/Fuente: Semana

Es el país más próspero de Asia y del mundo, allí reina la eficiencia energética y es símbolo de la modernidad. Su ubicación fue clave para su gran desarrollo económico en las últimas décadas.

Cuando nació, era una pequeña isla con pocos recursos naturales recién independizada del dominio británico. Pero, con el paso de las décadas, acabó transformándose y reinventándose hasta convertirse en un milagro económico y en un modelo global de éxito y de innovación.

Hoy Singapur es la ciudad-estado más próspera de Asia y del mundo, reina de la eficiencia energética y símbolo de modernidad. Es una mezcla de capitalismo privado e intervencionismo estatal. Una nación líder en educación, sanidad y competitividad económica.

Su gobierno ha invertido fuertemente en mejorar el empleo, acabar con la corrupción y crear una identidad basada en el multiculturalismo. Ahora es el país que más rápido produce millonarios en el mundo y uno de los que más talento global atraen.

La «perla de Asia» es la ciudad más cara del mundo, según el último índice de la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist. Es una nación cosmopolita, aunque más del 10% de su población no se puede permitir vivir en ella.

Su próximo objetivo: convertirse en el primer país inteligente del mundo. Y ya está trabajando en ello.

El futuro
«La gente visitará Singapur y dirá: «He visto el futuro y funciona». Estas fueron las palabras que el ministro de Asuntos Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, usó hace unos meses para anunciar su plan de convertir a la ciudad-estado en el primer país inteligente del mundo.

El programa del gobierno de Singapur comenzó hace dos años y es muy ambicioso. De hecho, el lema del gobierno dice así: «Ya hay muchas ciudades inteligentes, pero solo una nación inteligente». Y es que en Singapur todo gira en torno a la tecnología.

Sus residentes ya cuentan con red de fibra óptica que se extiende a lo largo y ancho de la isla, proporcionándoles internet de alta velocidad, y ya hay tres teléfonos móviles por cada dos ciudadanos.

Pero las autoridades del país quieren ir más allá y convertirlo en «un laboratorio viviente»; una especie de sala de pruebas de soluciones inteligentes para cuestiones urbanas que transformen, aún más, esta tierra de la innovación.

«Hay mucha angustia política por la desigualdad y el estancamiento de la clase media en las economías desarrolladas», le contó recientemente Balakrishnan a la revista especializada Engadget, «Esto se ha visto acompañado de argumentos fuertes, populistas y, en última instancia, inútiles sobre ideologías y políticas del pasado. En Singapur, sabemos que la nueva tecnología triunfa sobre la política, como siempre», agregó el ministro.

Y lo está poniendo en práctica de muy diversas maneras. Estas son algunas de ellas.

Vigilancia absoluta
El gobierno ha creado una red de sensores para monitorear la polución y el tráfico.
Pero además, algunos edificios en Singapur ya cuentan con sensores en viviendasde ancianos y acelerómetros con «botón de pánico» incorporado para que, si les ocurre algo, la familia o las autoridades sanitarias puedan ser avisadas rápidamente.

El país está desplegado un gran número de sensores y cámaras en todo su territorio para que el gobierno pueda controlarlo todo. Todavía no ha revelado el coste total de esta iniciativa.

Mapas 3D de consumo energético
El gobierno también ha creado un impresionante mapa en tres dimensiones para ver los detalles más pequeños en todo el país, especialmente en lo que respecta a la eficiencia energética.

«Si haces clic en un edificio te dice el consumo y generación de energía, por ejemplo. Y si haces clic en el panel solar obtienes más información», le contó a la BBC Terence Tan, de la plataforma gubernamental Virtual Singapore.

El programa también permite gestionar el manejo de residuos «simulando cómo se organiza la basura en el edificio y cómo se recolecta» con unas líneas verdes y rojas.

Hospitales robotizados
En el Hospital General Changi de Singapur hay médicos humanos y robots. Cuatro robots HOSPI -desarrollados por Panasonic- comenzaron a formar parte de la plantilla del centro en 2015. Se encargan de transportar medicinas y equipos, y de ayudar a los médicos.

Son tan altos como una persona y son capaces de interactuar con humanos y de incluso «sonreír» a través de su pantalla.

Pero en el hospital también hay otro tipo de robots, los AGV que transportan mercancías más grandes. Y, por supuesto, varios robots cirujanos, además de sistemas inteligentes para la geolocalización de pacientes y el análisis de datos.

Granjas y jardines verticales
Ubicada en el distrito 23 de Singapur, Tree House es una urbanización residencial con bloques de 24 pisos. Se trata del jardín vertical más grande del mundo.

Pero, además, sus espectaculares Gardens by the Bay (jardines de la bahía) son una muestra de sostenibilidad, arquitectura innovadora y última tecnología en un ambicioso proyecto con excelentes resultados.

Los «superárboles» regulan temperatura absorbiendo y dispersando calor, recolectan agua de lluvia y ofrecen una vista panorámica de la ciudad. Por otra parte, las granjas verticales permiten cultivar hacia lo alto ahorrando energía.

Taxis autónomos
La ciudad-estado también cuenta con taxis inteligentes que funcionan sin conductor que se manejan solos en la ciudad.

Singapur se convirtió en la primera ciudad del mundo en introducir el uso de este tipo de vehículos. Fueron creados por una startup, nuTonomy, una empresa que nació en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), EE.UU.

Emilio Frazzoli, un profesor del MIT de ingeniería aeronáutica -cofundador y director de tecnología de nuTonomy- calculó que, en teoría, unos 300.000 taxis sin conductor podrían hacer el trabajo de los 780.000 taxis tradicionales que operan actualmente en Singapur, reduciendo los tiempos de espera en 15 minutos.

«Eso supone una reducción del 60% en el número de vehículos que operan en Singapur», dijo Frazzoli.

«Al principio, les pedimos que nos dejarán probar los autos allí. Ahora ellos nos piden a nosotros que vayamos a probarlos», explicó Frazzoli en el blog del MIT. Ahora viajan a lo largo unos 6 kilómetros del distrito tecnológico de la ciudad.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/cual-es-el-pais-mas-inteligente-del-mundo/514947

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Educación y cuarta revolución industrial

Por: Xavier Martínez Celorrio

Estamos ante un dilema de una magnitud muy similar a la que planteó Theodor W. Adorno con ‘La educación después de Auschwitz’ (1966), con la que abría un debate moral de enorme trascendencia.

La cuarta revolución industrial ya está aquí entre nosotros aunque no la percibamos. Avanza imparable en centros de investigación y desarrollo tecnológico bajo una fuerte competitividad por conquistar nuevas fronteras y límites sin tener en cuenta sus costes sociales y humanos. Diversos informes, algunos cuestionados como siempre, nos dicen que el 57% de los empleos de los países de la OCDE están en riesgo o son vulnerables ante la robotización y el desarrollo de la inteligencia artificial. Otro informe corporativo del banco Merril Lynch (los bancos siempre tienen torres Mordor que hacen de observatorios del porvenir), alerta que el 45% de los puestos de trabajo de fabricación en el sector industrial serán robotizados en los próximos 20 años, afectando a las fábricas asiáticas pero también a las europeas.

Se estima que en cuatro años, los taxis de Japón serán robots y una parte importante de la logística se realizará con drones y camiones dirigidos sin conductor, prescindiendo gradualmente de miles de empleos humanos. Los recepcionistas de hotel o las cajeras de supermercado son ejemplos de los millones de empleos sustituibles por robots. Buena parte de los obreros de fabricación de la industria, de la venta en comercios, de las rutinas administrativas e, incluso, de ciertas rutinas expertas como la de analistas financieros, abogados y periodistas serán fácilmente prescindibles ante el avance de la robótica y la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial crecerá un 36% ligada al Internet de las cosas (IoT) y a la denominada Industria 4.0 (realidad virtual, impresión 3D…). Su aplicación será rápida y transversal, tanto en el hogar, en los servicios, en el transporte, en la sanidad, en las finanzas, en el ocio y en la industria militar y de seguridad. Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y la India se perfilan como los nuevos centros de poder y de liderazgo de la cuarta revolución industrial, deduciéndose un nuevo tablero mundial de hegemonía económica no exento de dura rivalidad.

Robotización y nuevo contrato social

A diferencia de las otras revoluciones económicas que ha vivido la humanidad, la cuarta revolución industrial es previsible y calculable. Nos anticipamos a lo que nos espera a través de informes, foros y reflexividad llegando a amplias capas de la opinión pública, algo inexistente en los siglos XVIII, XIX y casi todo el siglo XX. Podernos anticipar y conocer las pros y contras siendo un ejemplo más de la sociedad del riesgo definida por Ulrich Beck que, al menos, genera reflexividad crítica y por tanto, repolitización de las agendas para negociar condiciones y consecuencias.

Sin embargo, los expertos ya nos anticipan que, a diferencia del resto de grandes cambios tecnológicos, esta vez, el reparto de los beneficios de la nueva revolución industrial no será generalizados ni compartidos, agravándose las brechas de desigualdad socio-económica y de consumo que pueden amenazar el funcionamiento mismo del sistema capitalista que entraría en colapso. Por tanto, no estamos ante un cambio tecnológico menor o una simple innovación incremental que evoluciona y avanza en línea ascendente, tal y como vemos en el gráfico.

Nos enfrentamos a un nuevo modelo de desarrollo económico, inducido no sólo por la robótica, la IoT y la inteligencia artificial, sino por el crucial aumento de la innovación que expandirá nuevas posibilidades y aplicaciones en forma geométrica y muy acelerada en todos los ámbitos. La consecuencia previsible es un aumento inédito de la complejidad social y nuevas contradicciones en el modelo de relaciones productivas que, tarde o más pronto, implicarán una redefinición en profundidad del viejo contrato social construido en tiempos de la modernidad industrial.

Gráfico 1. Evolución de ciclos de desarrollo y grados de impacto

Fuente:Majesco (2016) Future Trends: A Seismic Shift Underway

La robotización de la industria y los servicios aumentará la productividad un 30% a cosa de reducir los costes laborales entre un 18% y un 33%, según ciertas estimaciones. Ahí está la clave de la cuestión. La historia del capitalismo es la historia de su plusvalía y su tasa de ganancia a costa del trabajo humano. Ahora estamos ante el umbral de una nueva época donde el trabajo humano se va a hacer masivamente prescindible como si se recortara una buena tajada del pastel y desapareciera para siempre. La pregunta es bajo qué condiciones y límites.

Si el futuro del trabajo es una robotización destructora de empleo humano, sin pagar impuestos, sin capacidad de protesta y devaluadora de los salarios de los que queden trabajando, la cuestión es cómo regular en clave de bienestar y equidad esta nueva revolución industrial. Se perfila una inédita alianza interclasista de las víctimas de la robotización donde las clases medias y obreras pueden emerger como nueva mayoría social determinante ¿Podemos decidir que ya toca repartir el tiempo de trabajo, adelantar la edad de jubilación, redistribuir las enormes plusvalías de la robotización y garantizar la co-gestión en las empresas? La robotización ya forma parte de la lucha de clases y de ahí las nuevas propuestas de hacer que los robots tributen y paguen impuestos.

Las nuevas condiciones fuerzan la definición de un nuevo contrato social, de nuevas formas de propiedad y de co-gestión en las empresas y una nueva fiscalidad equitativa que se responsabilice tanto de la huella ecológica sobre el medio ambiente como de la nueva huella robótica sobre la estructura social y laboral. Las utopías de una jornada semanal de 25 horas, con industrias y sectores que paguen impuestos por los robots que utilizan y con una renta básica de ciudadanía, ya no son ideas descabelladas. Son exigencias para un nuevo sindicalismo ciudadano e interclasista, capaz de proponer alternativas post-capitalistas que sean redistributivas y humanizantes ante un futuro que no podemos consentir que acabe siendo post-humano. De ahí, la necesidad de consensuar qué tipo de regulaciones públicas podemos decidir en común ante los nuevos riesgos y excesos que se avecinan. De ahí, que la educación pública esté concernida a pronunciarse y a transformarse, sí o sí, esta vez.

Yo, robot.

Educarse para vivir, decidir y dominar un nuevo entorno tecnológico

En el terreno de la educación nos enfrentamos a un hito o un punto grave de inflexión. La educación es el arma más poderosa para crear conciencia y reflexividad que, luego puede orientarse a fines transformadores o a fines reproductores del orden social y económico. En educación, creo que estamos ante un dilema, aún por abordar con valentía, de una magnitud muy similar al que planteó Theodor W. Adorno con “La educación después de Auschwitz” (1966) abriendo un debate moral de enorme trascendencia.

Teniendo en cuenta que los efectos de la educación son siempre a largo plazo (20 o 30 años) y eso choca con el presentismo y coyunturalismo que nos inunda y nos limita, podemos plantearnos algunos interrogantes profundos. ¿Cómo educar en la escuela cuando no haya trabajo humano para todos y se deba competir con robots como nuestros sustitutos potenciales? ¿Qué sentido tendrá educar para generar plusvalía o para asegurar la productividad cuando impere la robótica y la inteligencia artificial en todas partes, cuando las propias máquinas piensen, hagan su propio mantenimiento y se fabriquen a sí mismas? ¿Para qué nos servirá mantener un sistema escolar fordista pensado para disciplinar la mano de obra y dividirla entre la rama manual y la rama intelectual? ¿Qué sentido tendrá en el año 2050 mantener vigente el actual trívium y quadrivium que nos divide entre las ciencias y las letras por asignaturas? ¿Cómo se enfocará el curriculum en una economía post-humana y con grandes brechas de desigualdad? ¿Cómo asumirá la escuela las necesidades de socialización para una sociedad tan anómica y fragmentada?

Son preguntas angustiantes pero peor es no hacérselas y que otros decidan el futuro por nosotros. Todo ello nos conduce, de nuevo, a un dilema complejo sobre nuestra identidad. ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? ¿Podemos decidir cómo vivir, regular y poner bajo dominio moral los previsibles excesos de la robótica? ¿Tenemos un marco democrático donde la decisión pública se imponga a los mercados y a las grandes corporaciones? ¿Estamos resignados y apocados o nos sentimos empoderados para ejercer nuestra ciudadanía con nuevas exigencias para marcos de futuro a decidir? ¿Nuestro futuro está abierto o ya lo damos por perdido?

Son preguntas que, más pronto que tarde, la comunidad educativa y el conjunto de la sociedad deberán plantearse con valentía. Por eso conviene primero, perfilar qué nuevo contrato social es necesario y qué tipo de ciudadanía hay que formar y socializar para ponerlo en marcha y hacerlo realidad. En esas coordenadas, el gran objetivo de la nueva educación pública deberá ser elevar la inteligencia colectiva y el pro-común colaborativo e interdisciplinar en un nuevo contexto de socialización más igualitario y universal. La amenaza post-humana y anómica que implica el futuro robotizado ha de hacernos recuperar el sentido de semejanza con nuestros iguales (las personas) y el sentido moral de la equidad y la igualdad como un beneficio mutuo. Mi bienestar no es tal si no hay equidad y la igualdad siempre será más fuerte como arma preventiva contra ese futuro post-humano que nos amenaza. En el fondo, la epopeya mediática por excelencia de nuestros tiempos (la serie de televisión Juego de Tronos) acierta de lleno por plantear en la ficción, lo que será nuestro dilema de futuro. O una nueva alianza por la igualdad entre diferentes o un futuro post-humano donde gobiernen caminantes blancos o robots con auto-conciencia de su supremacía.

La nueva educación pública ha de diseñarse para asegurar la primacía de un futuro humano de dignidad con personas libres y críticas formadas para cooperar y decidir cómo diseñar la tecnología y la economía respetando las necesidades humanas. Este objetivo implica universalizar la igualdad, el sentido crítico, el trabajo en equipo, el pro-común, la creatividad, la argumentación, y la empatía emocional con la alteridad. Son virtudes y objetivos que están a años luz del actual sistema escolar zombie que, agotado y condenado, sigue vigente con su curriculum y su formato homogéneo para una sociedad industrial que ha dejado de existir.

El futuro robotizado y la economía digital apelan la necesidad de una educación que sea emancipatoria y crítica, asegurando el derecho a aprender con equidad para que todos desarrollen su pleno potencial y todas sus inquietudes. Supone un cambio cultural disruptivo y radical que algunas escuelas ya están empezando a concretar a contracorriente del actual sistema escolar. Son pequeñas hormigas con ejemplos pequeños que están construyendo una gran esperanza. Las fuerzas del mercado o las empresas tecnológicas no pueden dictar cómo ha de ser la educación del futuro sino el profesorado y las comunidades críticas y transformadoras que ya están cambiando la escuela desde abajo. ¿Qué educación pública queremos decidir?

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/06/educacion-y-cuarta-revolucion-industrial/

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EE.UU: Stephen Hawking says most of our history is «the history of stupidity»

América del Norte/EE.UU./28 de octubre de 2016/Por: Fiona MacDonald

Resumen: En una conferencia en la Universidad de Cambridge esta semana, Stephen Hawking realizo una afirmación sobre la creación de la inteligencia artificial será «sea el mejor, o lo peor, nunca le pase a la humanidad». Dijo que a pesar de todo el tiempo que pasamos mirando hacia atrás en los errores del pasado, parece que cometer los mismos errores una y otra vez. «Por lo que es un cambio positivo que las personas están estudiando en cambio el futuro de la inteligencia», explicó. Cabe destacar, que no es la primera vez que Hawking se ha preocupado por la inteligencia artificial,incluso ha afirmado en otros espacios que la inteligencia artíficial pudiera representar el fin de la raza humana, por ello, insiste en que se debe utilizar el desarrollo de la revolución telcnológica para fines para benévolos. 

And we’re about to make another big mistake.

In a lecture at the University of Cambridge this week, Stephen Hawking made the cold claim that the creation of artificial intelligence will be «either the best, or the worst thing, ever to happen to humanity».

The talk was celebrating the opening of the new Leverhulme Centre of the Future of Intelligence, where some of the best minds in science will try to answer questions about the future of robots and artificial intelligence – something Hawking says we need to do a lot more of.

“We spend a great deal of time studying history,» Hawking told the lecture, «which, let’s face it, is mostly the history of stupidity.»

But despite all our time spent looking back at past errors, we seem to make the same mistakes over and over again.

«So it’s a welcome change that people are studying instead the future of intelligence,» he explained.

It’s not the first time Hawking has been worried about artificial intelligence.

Last year, he joined Elon Musk and hundreds of other experts in writing an open letter asking the governments to ban autonomous weapons that might one day be able to turn against humans.

He’s also previously sais that «the development of full artificial intelligence could spell the end of the human race».

In Wednesday’s lecture, he admitted he was still worried about «powerful autonomous weapons» and «new ways for the few to oppress the many», which come with artificial intelligence.

But he said if we can think about and address these issues now, the technology also has the potential to do good.

«We cannot predict what we might achieve when our own minds are amplified by AI,» he said.

«Perhaps with the tools of this new technological revolution, we will be able to undo some of the damage done to the natural world by the last one – industrialisation. And surely we will aim to finally eradicate disease and poverty.»

The Leverhulme Centre of the Future of Intelligence at the University of Cambridge, where Hawking is also a professor, has received more than USS $12 million (£10 million) in grants to run research projects that will enhance the future potential of artificial intelligence, while carefully addressing the risks.

The centre was inspired partly by the university’s Centre for Existential Risk, which already offers courses in subjects such as «Terminator Studies», in order to examine future potential problems for humanity.

While that centre focusses on a range of threats – such as climate change and war – the new Leverhulme Centre will look specifically at the issues that could arise from machines that think and learn like humans.

«Machine intelligence will be one of the defining themes of our century, and the challenges of ensuring that we make good use of its opportunities are ones we all face together,»said director of the Leverhulme Centre, Huw Price.

«At present, however, we have barely begun to consider its ramifications, good or bad.»

With Google already developing artificial intelligence that can learn from its own memory; Elon Musk worrying about humans become the dumb «house pets» of AI in the future; and computer systems already rivalling four-year-olds in IQ test, it’s definitely something worth thinking about sooner rather than later.

As Hawking says, it might end up being «crucial to the future of our civilisation and our species».

Tomado de: http://www.sciencealert.com/stephen-hawking-says-most-of-our-history-is-the-history-of-stupidity

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Equipo de universitarios diseña el primer robot explorador de Marte hecho en México

América del Norte/México/04 de octubre de 2016/Fuente: Xinhua

Un equipo de 10 estudiantes universitarios desarrolló el primer prototipo de robot explorador de Marte que se diseña en México, investigación que le ha valido reconocimientos de la NASA y ahora de la Federación Internacional de Astronáutica (IAF). Conformado por nueve estudiantes de ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el grupo diseñó los componentes electrónicos y mecánicos para que el robot tipo Rover sea capaz de buscar, recolectar y guardar muestras en la superficie del planeta rojo.

«Es un diseño completamente mexicano, de estudiantes de la UNAM», dijo a Xinhua Bryan Pérez, uno de los miembros del equipo. «Estamos convencidos de que en México existen el conocimiento, las ganas y el poder de innovar en materia aeroespacial, que aquí apenas comienza», agregó el estudiante de ingeniería mecatrónica.

El robot está equipado con dos cámaras de visión estereoscópica para que reconozca el terreno y detecte las rocas objetivo; una tercera cámara, en la parte baja, se encarga de monitorear la muestra mientras es recolectada por el equipo mecánico.

Para esa tarea, una pinza desciende sobre rieles desde la parte alta del prototipo, captura la roca y regresa a su posición original para depositarla en un contenedor, todo de forma autónoma y sin que un humano controle la operación.

«Nos ha tocado picar piedra, ir a tocar puertas para dar a conocer este tipo de proyectos, porque son prácticamente desconocidos en el país», señaló el universitario de 24 años de edad.

Los estudiantes de ingeniería en las ramas de la mecatrónica, computación, mecánica, industrial y matemáticas lleva dos años trabajando en equipo y es el segundo prototipo de robot explorador que desarrollan.

Pérez explicó que han llevado sus prototipos a las ediciones 2015 y 2016 de «Sample Return Robot Challenge», competencia que la NASA organiza entre universidades y compañías para que desarrollen Rovers capaces de buscar muestras, recolectarlas y guardarlas en Marte.

Dijo que en las dos participaciones el equipo de la UNAM obtuvo premios tecnológicos por parte de los jueces de la NASA, porque el proyecto cumplió con los requisitos y es completamente funcional.

«Estamos al nivel de cualquier otro país porque las grandes universidades de Estados Unidos ocupan la misma tecnología y la misma metodología. La única diferencia es que ellos cuentan con más recursos para realizar sus proyectos», manifestó.

Tardaron nueve meses en desarrollar el segundo prototipo, que tuvo un costo de unos 180.000 pesos (9.285 dólares) que reunieron con recursos otorgados por tres instancias de la UNAM y el patrocinio de una empresa de tecnología, más dinero aportado entre los 10 integrantes.

«Este robot cuenta con tecnología como inteligencia artificial, visión artificial, mapeo de terreno y selección de rutas óptimas», detalló el estudiante.

El equipo de universitarios llevó su prototipo al 67 Congreso Internacional de Astronáutica (IAC, por sus siglas en inglés), realizado esta semana en Guadalajara, estado occidental mexicano de Jalisco, para exhibirlo junto a los espacios ocupados por las gigantes firmas de la industria espacial.

Un astronauta que escuchó el funcionamiento del robot les expresó que su trabajo era «genial» e «innovador» por el proceso empleado, y estudiantes de distintas universidades manifestaron que era una buena iniciativa.

Además, el prototipo ganó como mejor proyecto en equipo de entre varios trabajos juveniles inscritos en el congreso, lo que permitió a los mexicanos recibir un trofeo durante la premiación a lo mejor de la ciencia espacial durante la ceremonia de clausura, la noche de la víspera.

Los universitarios buscan ahora que la NASA u otra agencia espacial utilice alguno de los componentes que diseñaron para que sea incluido en los Rover que se alisten para misiones futuras al planeta rojo. «México es potencia en materia de manufactura aeroespacial, pero sería mucho mejor tener los desarrollos, los diseños, aquí en México y eso es lo que estamos buscando, impulsar a las personas a que se involucren y a que se sumen a este tipo de proyectos», concluyó Pérez.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2016-10/02/c_135728560.htm

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Cuando dejas de aprender, dejas de vivir

Por: Javier Martínez Aldanondo

¿Te has preguntado alguna vez hasta qué edad quieres vivir? OK, no nos pongamos tan dramáticos. Una pregunta menos comprometida. ¿Sabes qué te hace ilusión? Eso sí que lo debieses tener claro. Tal vez apoyar a tus hijos en su desarrollo, re encantar tu vida de pareja, progresar en tu profesión, disfrutar un hobby, volcarte en el servicio a otros, profundizar en tus creencias y cultivar tu lado espiritual… Sea cual sea el desafío que te hayas propuesto o tengas previsto plantearte, necesitarás aprender para alcanzarlo. Pero si no hay nada que te haga ilusión, si consideras que ya no merece la pena aprender nada más, entonces es que, independientemente de tu edad, estás muerto en vida.

¿Por qué es importante aprender? Empecemos por lo más obvio: No puedes hacer nada si antes no lo aprendes. Y no aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente. Aprender es un medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa), entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender.

Por otra parte, hay casos en los que no aprender, conduce irremisiblemente a perder la vida. El martes 17 de febrero de 2009 (verano en el cono sur), Emma Velasco de dos años de edad, hija menor del Ministro de Hacienda y de una conocida presentadora de televisión, cayó en la piscina de una casa de veraneo y comenzó a ahogarse. Minutos después, su Nana, Juana Reyes, percatándose de la situación, saltó a la piscina para rescatarla y trató de reanimarla aplicándole primeros auxilios. Tras unos momentos de gran confusión, la pequeña fue trasladada a un hospital donde ingresó en estado grave por asfixia por inmersión. La noticia acaparó la atención de todos los medios de comunicación y conmocionó al país entero. Emma pasó varios días en la UCI debatiéndose entre la vida y la muerte mientras sus angustiados padres recibían innumerables muestras de apoyo. Al cabo de unos días de gran tensión, Emma se recuperó y salvó la vida. ¿Porque Juana pudo salvar la vida de la pequeña Emma?

Obviamente, tenía un conocimiento crítico (sabía nadar) que había aprendido antes, pero tenía otro conocimiento igualmente crítico que jugó un papel crucial en este caso: Sabía primeros auxilios, lo que hizo posible que Emma no quedase con ninguna secuela neurológica. ¿Y por qué se moría Emma? Porque le faltaba ese conocimiento crítico, no sabía nadar. ¿Cuál es la mejor solución para evitar ese tipo de tragedia? ¿Colocar una valla alrededor de la piscina? ¿Asegurarse de que siempre haya un adulto presente? ¿Instalar una alarma que avise de la caída de cualquier objeto al agua? No, la mejor respuesta siempre tiene que ver con aprender. En este caso, si Emma hubiese sabido nadar, el problema nunca se hubiese presentado.

¿Existe la alternativa de no aprender? Por supuesto, a eso le llamamos administrar la rutina y durante siglos, educamos a las personas para especializarse en ello. Hoy no parece una decisión muy inteligente. En primer lugar, las personas se aburren con las tareas repetitivas. Antes, era posible encontrar empleados que hacían el mismo trabajo durante décadas. Hoy, la mayoría de los jóvenes no se resignan a ese destino, tienen altas expectativa para su vida y son menos tolerantes con el aburrimiento. Lo que quizá no han aprendido todavía es que ya no pueden esperar que alguien les ofrezca un empleo como ocurría en el pasado. Y si se lo ofrecen, tampoco pueden esperar que sea para 30 años. En segundo lugar, cuando escoges no aprender, eliges una vida de menor esfuerzo, carente de compromiso y, aparentemente, libre de problemas. Es una opción lícita, mucha gente h a escogido vivir así.

Pero mientras tú hibernas, el resto del mundo continúa avanzando y lo que sabes, tarde o temprano caduca porque todo lo demás cambia: Cambia el gobierno, cambian las leyes, los mercados, la tecnología, la competencia, las necesidades de los clientes, el clima, el precio del petróleo… y no aprender te condena a la tumba. El tiempo es el máximo innovador. Si dejas de nadar, los demás te adelantan por la derecha y la izquierda y además, terminas por hundirte. Cuando no aprendes, no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo. Finalmente, las maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o precisión. Para un empleador, contar con robots tiene múltiples ventajas: no comen ni duermen, no piden sueldo ni aumentos continuos, no aspiran a ser jefes ni se pelean con sus compañeros, no se ponen enfermos ni piden permisos de maternidad, tampoco vacaciones o pensión ni siquiera tienen sindicato… La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro. Si dejas de aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.

Ahora bien, no podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas contraprestaciones complejas:

  • Exige esfuerzo: Los seres humanos estamos diseñados para economizar energía. La famosa “resistencia al cambio” no es más que la reacción natural del organismo en su intento de mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere abandonar la “zona de confort” mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar el conocimiento) es mucho más seguro.
  • Es un proceso personal (que no es lo mismo que individual) e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti.
  • Requiere proactividad. Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.
  • Aprender exige recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos. ¿Podrías aprobar hoy un examen de matemáticas o física de último año del colegio? Sé que no serías capaz aunque todos pudimos, de otra forma no hubiésemos finalizado la educación media. Pero no solo nuestro cerebro olvida lo que sabía, también nuestro cuerpo lo hace. Acabo de volver al gimnasio por primera vez en un año y el hecho de que me duela hasta el pelo, demuestra que mis músculos olvidaron todo lo que sabían no hace tanto tiempo.

Sin embargo, aprender también entrega recompensas de incalculable valor:

  • Aprender es adictivo. Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka). Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más. Al igual que ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.
  • Aprender te proyecta hacia el futuro, hacia lo que no sabes todavía. Mientras el conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso, aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo disimulas haciendo que aprendes, justo lo que pasa en el colegio). Dado que aprender es la única forma de conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje. Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo que necesitarás en la vida.
  • No hay nada más importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes, te mueres y si no duermes, te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.

¿Y qué sucede con las organizaciones si no aprenden? La historia está llena de casos de empresas que dejaron de aprender y por tanto dejaron de vivir. Quien no recuerda lo que ha ocurrido con Blackberry o Nokia o con empresas que tuvieron miedo de aprender como Kodak, la primera en descubrir la fotografía digital. Es interesante observar a las instituciones más antiguas de la historia y comprobar que mientras el Ejército lleva tiempo realizando cambios profundos (resultado de su voluntad de aprender), la Iglesia Católica se sigue resistiendo a pesar de los esfuerzos del nuevo Papa, nombrado aparentemente para encabezar la transformación. La semana pasada, durante un taller de trabajo colaborativo para los altos potenciales de una multinacional estadounidense, surgió la queja típica: “Tenemos algunos expertos que saben mucho pero no quieren compartir lo que saben con nadie más“. Si no quieres contribuir al aprendizaje de tus pares, pronto dejarás de ser importante para tu empresa. Cómo bien ilustró Ruben Blades “¿De qué sirve saber algo si usted no comparte lo que sabe?” Es igual que el que no quiere pasar la pelota a sus compañeros de equipo. Lo que termina ocurriendo es que tus compañeros tampoco querrán compartir su conocimiento contigo con lo que se estancará tu proceso de aprendizaje y quedarás excluido. La otra cara de la moneda la representan ejemplos como el de Google que reconoce que necesita aprender porque cometeerrores. O un comité; del PNUD que acaba de convocar una licitación solicitando el diseño de una estrategia que le asegure un método de aprendizaje permanente. Incluso los países aprenden como Guatemala que está adoptando buenas prácticas internacionales en turismo.

Según Jack London “La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala mano”. Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar, hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar. Aprender es un ejercicio de libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego, aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea sinónimo de aprendizaje.
El aprendizaje es la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron. La tecnología es la mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar. Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder), basa su predomino en su capacidad de aprender.

No es cuestión de fuerza o de tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad de aprender sino sus ganas. Lean al favorito al oro olímpico en Rio 2016 en la prueba de natación de 1.500 cuando dice “Me gusta trabajar y cansarme”. Si una persona no quiere aprender, se convierte en una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les ha funcionado) y no sienten deseos de progresar. No quieren cambiar porque están cómodos, les falta apetito.

Empiezas a morir cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas de existir. Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por qué cosas merece la pena vivir? ¿Qué vas a aprender en los próximos 12 meses? “Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende como si fueras a vivir para siempre” (Gandhi)

PD: Me acabo de encontrar con un amigo que me comentaba que ha bajado 12 kilos en los 3 últimos meses. No le dio tiempo a contarme cómo lo hizo pero claramente, aprendió cosas que a mí me interesa aprender.

Fuente: http://www.grandespymes.com.ar/2016/08/16/cuando-dejas-de-aprender-dejas-de-vivir/

Imagen tomada de: http://www.alfredcertain.com/wp-content/uploads/2014/09/nunca-dejes-de-aprender.png

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