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Singapur: ¿Qué está haciendo el país más caro del mundo para convertirse en el más inteligente?

Asia/Singapur/11 Febrero 2017/Fuente: Semana

Es el país más próspero de Asia y del mundo, allí reina la eficiencia energética y es símbolo de la modernidad. Su ubicación fue clave para su gran desarrollo económico en las últimas décadas.

Cuando nació, era una pequeña isla con pocos recursos naturales recién independizada del dominio británico. Pero, con el paso de las décadas, acabó transformándose y reinventándose hasta convertirse en un milagro económico y en un modelo global de éxito y de innovación.

Hoy Singapur es la ciudad-estado más próspera de Asia y del mundo, reina de la eficiencia energética y símbolo de modernidad. Es una mezcla de capitalismo privado e intervencionismo estatal. Una nación líder en educación, sanidad y competitividad económica.

Su gobierno ha invertido fuertemente en mejorar el empleo, acabar con la corrupción y crear una identidad basada en el multiculturalismo. Ahora es el país que más rápido produce millonarios en el mundo y uno de los que más talento global atraen.

La «perla de Asia» es la ciudad más cara del mundo, según el último índice de la Unidad de Inteligencia de la revista británica The Economist. Es una nación cosmopolita, aunque más del 10% de su población no se puede permitir vivir en ella.

Su próximo objetivo: convertirse en el primer país inteligente del mundo. Y ya está trabajando en ello.

El futuro
«La gente visitará Singapur y dirá: «He visto el futuro y funciona». Estas fueron las palabras que el ministro de Asuntos Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, usó hace unos meses para anunciar su plan de convertir a la ciudad-estado en el primer país inteligente del mundo.

El programa del gobierno de Singapur comenzó hace dos años y es muy ambicioso. De hecho, el lema del gobierno dice así: «Ya hay muchas ciudades inteligentes, pero solo una nación inteligente». Y es que en Singapur todo gira en torno a la tecnología.

Sus residentes ya cuentan con red de fibra óptica que se extiende a lo largo y ancho de la isla, proporcionándoles internet de alta velocidad, y ya hay tres teléfonos móviles por cada dos ciudadanos.

Pero las autoridades del país quieren ir más allá y convertirlo en «un laboratorio viviente»; una especie de sala de pruebas de soluciones inteligentes para cuestiones urbanas que transformen, aún más, esta tierra de la innovación.

«Hay mucha angustia política por la desigualdad y el estancamiento de la clase media en las economías desarrolladas», le contó recientemente Balakrishnan a la revista especializada Engadget, «Esto se ha visto acompañado de argumentos fuertes, populistas y, en última instancia, inútiles sobre ideologías y políticas del pasado. En Singapur, sabemos que la nueva tecnología triunfa sobre la política, como siempre», agregó el ministro.

Y lo está poniendo en práctica de muy diversas maneras. Estas son algunas de ellas.

Vigilancia absoluta
El gobierno ha creado una red de sensores para monitorear la polución y el tráfico.
Pero además, algunos edificios en Singapur ya cuentan con sensores en viviendasde ancianos y acelerómetros con «botón de pánico» incorporado para que, si les ocurre algo, la familia o las autoridades sanitarias puedan ser avisadas rápidamente.

El país está desplegado un gran número de sensores y cámaras en todo su territorio para que el gobierno pueda controlarlo todo. Todavía no ha revelado el coste total de esta iniciativa.

Mapas 3D de consumo energético
El gobierno también ha creado un impresionante mapa en tres dimensiones para ver los detalles más pequeños en todo el país, especialmente en lo que respecta a la eficiencia energética.

«Si haces clic en un edificio te dice el consumo y generación de energía, por ejemplo. Y si haces clic en el panel solar obtienes más información», le contó a la BBC Terence Tan, de la plataforma gubernamental Virtual Singapore.

El programa también permite gestionar el manejo de residuos «simulando cómo se organiza la basura en el edificio y cómo se recolecta» con unas líneas verdes y rojas.

Hospitales robotizados
En el Hospital General Changi de Singapur hay médicos humanos y robots. Cuatro robots HOSPI -desarrollados por Panasonic- comenzaron a formar parte de la plantilla del centro en 2015. Se encargan de transportar medicinas y equipos, y de ayudar a los médicos.

Son tan altos como una persona y son capaces de interactuar con humanos y de incluso «sonreír» a través de su pantalla.

Pero en el hospital también hay otro tipo de robots, los AGV que transportan mercancías más grandes. Y, por supuesto, varios robots cirujanos, además de sistemas inteligentes para la geolocalización de pacientes y el análisis de datos.

Granjas y jardines verticales
Ubicada en el distrito 23 de Singapur, Tree House es una urbanización residencial con bloques de 24 pisos. Se trata del jardín vertical más grande del mundo.

Pero, además, sus espectaculares Gardens by the Bay (jardines de la bahía) son una muestra de sostenibilidad, arquitectura innovadora y última tecnología en un ambicioso proyecto con excelentes resultados.

Los «superárboles» regulan temperatura absorbiendo y dispersando calor, recolectan agua de lluvia y ofrecen una vista panorámica de la ciudad. Por otra parte, las granjas verticales permiten cultivar hacia lo alto ahorrando energía.

Taxis autónomos
La ciudad-estado también cuenta con taxis inteligentes que funcionan sin conductor que se manejan solos en la ciudad.

Singapur se convirtió en la primera ciudad del mundo en introducir el uso de este tipo de vehículos. Fueron creados por una startup, nuTonomy, una empresa que nació en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), EE.UU.

Emilio Frazzoli, un profesor del MIT de ingeniería aeronáutica -cofundador y director de tecnología de nuTonomy- calculó que, en teoría, unos 300.000 taxis sin conductor podrían hacer el trabajo de los 780.000 taxis tradicionales que operan actualmente en Singapur, reduciendo los tiempos de espera en 15 minutos.

«Eso supone una reducción del 60% en el número de vehículos que operan en Singapur», dijo Frazzoli.

«Al principio, les pedimos que nos dejarán probar los autos allí. Ahora ellos nos piden a nosotros que vayamos a probarlos», explicó Frazzoli en el blog del MIT. Ahora viajan a lo largo unos 6 kilómetros del distrito tecnológico de la ciudad.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/cual-es-el-pais-mas-inteligente-del-mundo/514947

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Educación y cuarta revolución industrial

Por: Xavier Martínez Celorrio

Estamos ante un dilema de una magnitud muy similar a la que planteó Theodor W. Adorno con ‘La educación después de Auschwitz’ (1966), con la que abría un debate moral de enorme trascendencia.

La cuarta revolución industrial ya está aquí entre nosotros aunque no la percibamos. Avanza imparable en centros de investigación y desarrollo tecnológico bajo una fuerte competitividad por conquistar nuevas fronteras y límites sin tener en cuenta sus costes sociales y humanos. Diversos informes, algunos cuestionados como siempre, nos dicen que el 57% de los empleos de los países de la OCDE están en riesgo o son vulnerables ante la robotización y el desarrollo de la inteligencia artificial. Otro informe corporativo del banco Merril Lynch (los bancos siempre tienen torres Mordor que hacen de observatorios del porvenir), alerta que el 45% de los puestos de trabajo de fabricación en el sector industrial serán robotizados en los próximos 20 años, afectando a las fábricas asiáticas pero también a las europeas.

Se estima que en cuatro años, los taxis de Japón serán robots y una parte importante de la logística se realizará con drones y camiones dirigidos sin conductor, prescindiendo gradualmente de miles de empleos humanos. Los recepcionistas de hotel o las cajeras de supermercado son ejemplos de los millones de empleos sustituibles por robots. Buena parte de los obreros de fabricación de la industria, de la venta en comercios, de las rutinas administrativas e, incluso, de ciertas rutinas expertas como la de analistas financieros, abogados y periodistas serán fácilmente prescindibles ante el avance de la robótica y la inteligencia artificial.

La inteligencia artificial crecerá un 36% ligada al Internet de las cosas (IoT) y a la denominada Industria 4.0 (realidad virtual, impresión 3D…). Su aplicación será rápida y transversal, tanto en el hogar, en los servicios, en el transporte, en la sanidad, en las finanzas, en el ocio y en la industria militar y de seguridad. Estados Unidos, Japón, China, Corea del Sur y la India se perfilan como los nuevos centros de poder y de liderazgo de la cuarta revolución industrial, deduciéndose un nuevo tablero mundial de hegemonía económica no exento de dura rivalidad.

Robotización y nuevo contrato social

A diferencia de las otras revoluciones económicas que ha vivido la humanidad, la cuarta revolución industrial es previsible y calculable. Nos anticipamos a lo que nos espera a través de informes, foros y reflexividad llegando a amplias capas de la opinión pública, algo inexistente en los siglos XVIII, XIX y casi todo el siglo XX. Podernos anticipar y conocer las pros y contras siendo un ejemplo más de la sociedad del riesgo definida por Ulrich Beck que, al menos, genera reflexividad crítica y por tanto, repolitización de las agendas para negociar condiciones y consecuencias.

Sin embargo, los expertos ya nos anticipan que, a diferencia del resto de grandes cambios tecnológicos, esta vez, el reparto de los beneficios de la nueva revolución industrial no será generalizados ni compartidos, agravándose las brechas de desigualdad socio-económica y de consumo que pueden amenazar el funcionamiento mismo del sistema capitalista que entraría en colapso. Por tanto, no estamos ante un cambio tecnológico menor o una simple innovación incremental que evoluciona y avanza en línea ascendente, tal y como vemos en el gráfico.

Nos enfrentamos a un nuevo modelo de desarrollo económico, inducido no sólo por la robótica, la IoT y la inteligencia artificial, sino por el crucial aumento de la innovación que expandirá nuevas posibilidades y aplicaciones en forma geométrica y muy acelerada en todos los ámbitos. La consecuencia previsible es un aumento inédito de la complejidad social y nuevas contradicciones en el modelo de relaciones productivas que, tarde o más pronto, implicarán una redefinición en profundidad del viejo contrato social construido en tiempos de la modernidad industrial.

Gráfico 1. Evolución de ciclos de desarrollo y grados de impacto

Fuente:Majesco (2016) Future Trends: A Seismic Shift Underway

La robotización de la industria y los servicios aumentará la productividad un 30% a cosa de reducir los costes laborales entre un 18% y un 33%, según ciertas estimaciones. Ahí está la clave de la cuestión. La historia del capitalismo es la historia de su plusvalía y su tasa de ganancia a costa del trabajo humano. Ahora estamos ante el umbral de una nueva época donde el trabajo humano se va a hacer masivamente prescindible como si se recortara una buena tajada del pastel y desapareciera para siempre. La pregunta es bajo qué condiciones y límites.

Si el futuro del trabajo es una robotización destructora de empleo humano, sin pagar impuestos, sin capacidad de protesta y devaluadora de los salarios de los que queden trabajando, la cuestión es cómo regular en clave de bienestar y equidad esta nueva revolución industrial. Se perfila una inédita alianza interclasista de las víctimas de la robotización donde las clases medias y obreras pueden emerger como nueva mayoría social determinante ¿Podemos decidir que ya toca repartir el tiempo de trabajo, adelantar la edad de jubilación, redistribuir las enormes plusvalías de la robotización y garantizar la co-gestión en las empresas? La robotización ya forma parte de la lucha de clases y de ahí las nuevas propuestas de hacer que los robots tributen y paguen impuestos.

Las nuevas condiciones fuerzan la definición de un nuevo contrato social, de nuevas formas de propiedad y de co-gestión en las empresas y una nueva fiscalidad equitativa que se responsabilice tanto de la huella ecológica sobre el medio ambiente como de la nueva huella robótica sobre la estructura social y laboral. Las utopías de una jornada semanal de 25 horas, con industrias y sectores que paguen impuestos por los robots que utilizan y con una renta básica de ciudadanía, ya no son ideas descabelladas. Son exigencias para un nuevo sindicalismo ciudadano e interclasista, capaz de proponer alternativas post-capitalistas que sean redistributivas y humanizantes ante un futuro que no podemos consentir que acabe siendo post-humano. De ahí, la necesidad de consensuar qué tipo de regulaciones públicas podemos decidir en común ante los nuevos riesgos y excesos que se avecinan. De ahí, que la educación pública esté concernida a pronunciarse y a transformarse, sí o sí, esta vez.

Yo, robot.

Educarse para vivir, decidir y dominar un nuevo entorno tecnológico

En el terreno de la educación nos enfrentamos a un hito o un punto grave de inflexión. La educación es el arma más poderosa para crear conciencia y reflexividad que, luego puede orientarse a fines transformadores o a fines reproductores del orden social y económico. En educación, creo que estamos ante un dilema, aún por abordar con valentía, de una magnitud muy similar al que planteó Theodor W. Adorno con “La educación después de Auschwitz” (1966) abriendo un debate moral de enorme trascendencia.

Teniendo en cuenta que los efectos de la educación son siempre a largo plazo (20 o 30 años) y eso choca con el presentismo y coyunturalismo que nos inunda y nos limita, podemos plantearnos algunos interrogantes profundos. ¿Cómo educar en la escuela cuando no haya trabajo humano para todos y se deba competir con robots como nuestros sustitutos potenciales? ¿Qué sentido tendrá educar para generar plusvalía o para asegurar la productividad cuando impere la robótica y la inteligencia artificial en todas partes, cuando las propias máquinas piensen, hagan su propio mantenimiento y se fabriquen a sí mismas? ¿Para qué nos servirá mantener un sistema escolar fordista pensado para disciplinar la mano de obra y dividirla entre la rama manual y la rama intelectual? ¿Qué sentido tendrá en el año 2050 mantener vigente el actual trívium y quadrivium que nos divide entre las ciencias y las letras por asignaturas? ¿Cómo se enfocará el curriculum en una economía post-humana y con grandes brechas de desigualdad? ¿Cómo asumirá la escuela las necesidades de socialización para una sociedad tan anómica y fragmentada?

Son preguntas angustiantes pero peor es no hacérselas y que otros decidan el futuro por nosotros. Todo ello nos conduce, de nuevo, a un dilema complejo sobre nuestra identidad. ¿Qué somos? ¿Qué queremos ser? ¿Podemos decidir cómo vivir, regular y poner bajo dominio moral los previsibles excesos de la robótica? ¿Tenemos un marco democrático donde la decisión pública se imponga a los mercados y a las grandes corporaciones? ¿Estamos resignados y apocados o nos sentimos empoderados para ejercer nuestra ciudadanía con nuevas exigencias para marcos de futuro a decidir? ¿Nuestro futuro está abierto o ya lo damos por perdido?

Son preguntas que, más pronto que tarde, la comunidad educativa y el conjunto de la sociedad deberán plantearse con valentía. Por eso conviene primero, perfilar qué nuevo contrato social es necesario y qué tipo de ciudadanía hay que formar y socializar para ponerlo en marcha y hacerlo realidad. En esas coordenadas, el gran objetivo de la nueva educación pública deberá ser elevar la inteligencia colectiva y el pro-común colaborativo e interdisciplinar en un nuevo contexto de socialización más igualitario y universal. La amenaza post-humana y anómica que implica el futuro robotizado ha de hacernos recuperar el sentido de semejanza con nuestros iguales (las personas) y el sentido moral de la equidad y la igualdad como un beneficio mutuo. Mi bienestar no es tal si no hay equidad y la igualdad siempre será más fuerte como arma preventiva contra ese futuro post-humano que nos amenaza. En el fondo, la epopeya mediática por excelencia de nuestros tiempos (la serie de televisión Juego de Tronos) acierta de lleno por plantear en la ficción, lo que será nuestro dilema de futuro. O una nueva alianza por la igualdad entre diferentes o un futuro post-humano donde gobiernen caminantes blancos o robots con auto-conciencia de su supremacía.

La nueva educación pública ha de diseñarse para asegurar la primacía de un futuro humano de dignidad con personas libres y críticas formadas para cooperar y decidir cómo diseñar la tecnología y la economía respetando las necesidades humanas. Este objetivo implica universalizar la igualdad, el sentido crítico, el trabajo en equipo, el pro-común, la creatividad, la argumentación, y la empatía emocional con la alteridad. Son virtudes y objetivos que están a años luz del actual sistema escolar zombie que, agotado y condenado, sigue vigente con su curriculum y su formato homogéneo para una sociedad industrial que ha dejado de existir.

El futuro robotizado y la economía digital apelan la necesidad de una educación que sea emancipatoria y crítica, asegurando el derecho a aprender con equidad para que todos desarrollen su pleno potencial y todas sus inquietudes. Supone un cambio cultural disruptivo y radical que algunas escuelas ya están empezando a concretar a contracorriente del actual sistema escolar. Son pequeñas hormigas con ejemplos pequeños que están construyendo una gran esperanza. Las fuerzas del mercado o las empresas tecnológicas no pueden dictar cómo ha de ser la educación del futuro sino el profesorado y las comunidades críticas y transformadoras que ya están cambiando la escuela desde abajo. ¿Qué educación pública queremos decidir?

Fuente: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2017/02/06/educacion-y-cuarta-revolucion-industrial/

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EE.UU: Stephen Hawking says most of our history is «the history of stupidity»

América del Norte/EE.UU./28 de octubre de 2016/Por: Fiona MacDonald

Resumen: En una conferencia en la Universidad de Cambridge esta semana, Stephen Hawking realizo una afirmación sobre la creación de la inteligencia artificial será «sea el mejor, o lo peor, nunca le pase a la humanidad». Dijo que a pesar de todo el tiempo que pasamos mirando hacia atrás en los errores del pasado, parece que cometer los mismos errores una y otra vez. «Por lo que es un cambio positivo que las personas están estudiando en cambio el futuro de la inteligencia», explicó. Cabe destacar, que no es la primera vez que Hawking se ha preocupado por la inteligencia artificial,incluso ha afirmado en otros espacios que la inteligencia artíficial pudiera representar el fin de la raza humana, por ello, insiste en que se debe utilizar el desarrollo de la revolución telcnológica para fines para benévolos. 

And we’re about to make another big mistake.

In a lecture at the University of Cambridge this week, Stephen Hawking made the cold claim that the creation of artificial intelligence will be «either the best, or the worst thing, ever to happen to humanity».

The talk was celebrating the opening of the new Leverhulme Centre of the Future of Intelligence, where some of the best minds in science will try to answer questions about the future of robots and artificial intelligence – something Hawking says we need to do a lot more of.

“We spend a great deal of time studying history,» Hawking told the lecture, «which, let’s face it, is mostly the history of stupidity.»

But despite all our time spent looking back at past errors, we seem to make the same mistakes over and over again.

«So it’s a welcome change that people are studying instead the future of intelligence,» he explained.

It’s not the first time Hawking has been worried about artificial intelligence.

Last year, he joined Elon Musk and hundreds of other experts in writing an open letter asking the governments to ban autonomous weapons that might one day be able to turn against humans.

He’s also previously sais that «the development of full artificial intelligence could spell the end of the human race».

In Wednesday’s lecture, he admitted he was still worried about «powerful autonomous weapons» and «new ways for the few to oppress the many», which come with artificial intelligence.

But he said if we can think about and address these issues now, the technology also has the potential to do good.

«We cannot predict what we might achieve when our own minds are amplified by AI,» he said.

«Perhaps with the tools of this new technological revolution, we will be able to undo some of the damage done to the natural world by the last one – industrialisation. And surely we will aim to finally eradicate disease and poverty.»

The Leverhulme Centre of the Future of Intelligence at the University of Cambridge, where Hawking is also a professor, has received more than USS $12 million (£10 million) in grants to run research projects that will enhance the future potential of artificial intelligence, while carefully addressing the risks.

The centre was inspired partly by the university’s Centre for Existential Risk, which already offers courses in subjects such as «Terminator Studies», in order to examine future potential problems for humanity.

While that centre focusses on a range of threats – such as climate change and war – the new Leverhulme Centre will look specifically at the issues that could arise from machines that think and learn like humans.

«Machine intelligence will be one of the defining themes of our century, and the challenges of ensuring that we make good use of its opportunities are ones we all face together,»said director of the Leverhulme Centre, Huw Price.

«At present, however, we have barely begun to consider its ramifications, good or bad.»

With Google already developing artificial intelligence that can learn from its own memory; Elon Musk worrying about humans become the dumb «house pets» of AI in the future; and computer systems already rivalling four-year-olds in IQ test, it’s definitely something worth thinking about sooner rather than later.

As Hawking says, it might end up being «crucial to the future of our civilisation and our species».

Tomado de: http://www.sciencealert.com/stephen-hawking-says-most-of-our-history-is-the-history-of-stupidity

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Equipo de universitarios diseña el primer robot explorador de Marte hecho en México

América del Norte/México/04 de octubre de 2016/Fuente: Xinhua

Un equipo de 10 estudiantes universitarios desarrolló el primer prototipo de robot explorador de Marte que se diseña en México, investigación que le ha valido reconocimientos de la NASA y ahora de la Federación Internacional de Astronáutica (IAF). Conformado por nueve estudiantes de ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y uno del Instituto Politécnico Nacional (IPN), el grupo diseñó los componentes electrónicos y mecánicos para que el robot tipo Rover sea capaz de buscar, recolectar y guardar muestras en la superficie del planeta rojo.

«Es un diseño completamente mexicano, de estudiantes de la UNAM», dijo a Xinhua Bryan Pérez, uno de los miembros del equipo. «Estamos convencidos de que en México existen el conocimiento, las ganas y el poder de innovar en materia aeroespacial, que aquí apenas comienza», agregó el estudiante de ingeniería mecatrónica.

El robot está equipado con dos cámaras de visión estereoscópica para que reconozca el terreno y detecte las rocas objetivo; una tercera cámara, en la parte baja, se encarga de monitorear la muestra mientras es recolectada por el equipo mecánico.

Para esa tarea, una pinza desciende sobre rieles desde la parte alta del prototipo, captura la roca y regresa a su posición original para depositarla en un contenedor, todo de forma autónoma y sin que un humano controle la operación.

«Nos ha tocado picar piedra, ir a tocar puertas para dar a conocer este tipo de proyectos, porque son prácticamente desconocidos en el país», señaló el universitario de 24 años de edad.

Los estudiantes de ingeniería en las ramas de la mecatrónica, computación, mecánica, industrial y matemáticas lleva dos años trabajando en equipo y es el segundo prototipo de robot explorador que desarrollan.

Pérez explicó que han llevado sus prototipos a las ediciones 2015 y 2016 de «Sample Return Robot Challenge», competencia que la NASA organiza entre universidades y compañías para que desarrollen Rovers capaces de buscar muestras, recolectarlas y guardarlas en Marte.

Dijo que en las dos participaciones el equipo de la UNAM obtuvo premios tecnológicos por parte de los jueces de la NASA, porque el proyecto cumplió con los requisitos y es completamente funcional.

«Estamos al nivel de cualquier otro país porque las grandes universidades de Estados Unidos ocupan la misma tecnología y la misma metodología. La única diferencia es que ellos cuentan con más recursos para realizar sus proyectos», manifestó.

Tardaron nueve meses en desarrollar el segundo prototipo, que tuvo un costo de unos 180.000 pesos (9.285 dólares) que reunieron con recursos otorgados por tres instancias de la UNAM y el patrocinio de una empresa de tecnología, más dinero aportado entre los 10 integrantes.

«Este robot cuenta con tecnología como inteligencia artificial, visión artificial, mapeo de terreno y selección de rutas óptimas», detalló el estudiante.

El equipo de universitarios llevó su prototipo al 67 Congreso Internacional de Astronáutica (IAC, por sus siglas en inglés), realizado esta semana en Guadalajara, estado occidental mexicano de Jalisco, para exhibirlo junto a los espacios ocupados por las gigantes firmas de la industria espacial.

Un astronauta que escuchó el funcionamiento del robot les expresó que su trabajo era «genial» e «innovador» por el proceso empleado, y estudiantes de distintas universidades manifestaron que era una buena iniciativa.

Además, el prototipo ganó como mejor proyecto en equipo de entre varios trabajos juveniles inscritos en el congreso, lo que permitió a los mexicanos recibir un trofeo durante la premiación a lo mejor de la ciencia espacial durante la ceremonia de clausura, la noche de la víspera.

Los universitarios buscan ahora que la NASA u otra agencia espacial utilice alguno de los componentes que diseñaron para que sea incluido en los Rover que se alisten para misiones futuras al planeta rojo. «México es potencia en materia de manufactura aeroespacial, pero sería mucho mejor tener los desarrollos, los diseños, aquí en México y eso es lo que estamos buscando, impulsar a las personas a que se involucren y a que se sumen a este tipo de proyectos», concluyó Pérez.

Fuente: http://spanish.xinhuanet.com/2016-10/02/c_135728560.htm

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Cuando dejas de aprender, dejas de vivir

Por: Javier Martínez Aldanondo

¿Te has preguntado alguna vez hasta qué edad quieres vivir? OK, no nos pongamos tan dramáticos. Una pregunta menos comprometida. ¿Sabes qué te hace ilusión? Eso sí que lo debieses tener claro. Tal vez apoyar a tus hijos en su desarrollo, re encantar tu vida de pareja, progresar en tu profesión, disfrutar un hobby, volcarte en el servicio a otros, profundizar en tus creencias y cultivar tu lado espiritual… Sea cual sea el desafío que te hayas propuesto o tengas previsto plantearte, necesitarás aprender para alcanzarlo. Pero si no hay nada que te haga ilusión, si consideras que ya no merece la pena aprender nada más, entonces es que, independientemente de tu edad, estás muerto en vida.

¿Por qué es importante aprender? Empecemos por lo más obvio: No puedes hacer nada si antes no lo aprendes. Y no aprendes nada que no quieras aprender y que por tanto, te interese. Por eso es tan trascendental explicitar tus intereses de forma consciente. Aprender es un medio para lograr un fin. Cuando conozco mis objetivos (lo que me interesa), entonces aprender se convierte en una herramienta que me ayuda a acercarme o a conseguirlos. Y es entonces cuando estoy motivado para aprender.

Por otra parte, hay casos en los que no aprender, conduce irremisiblemente a perder la vida. El martes 17 de febrero de 2009 (verano en el cono sur), Emma Velasco de dos años de edad, hija menor del Ministro de Hacienda y de una conocida presentadora de televisión, cayó en la piscina de una casa de veraneo y comenzó a ahogarse. Minutos después, su Nana, Juana Reyes, percatándose de la situación, saltó a la piscina para rescatarla y trató de reanimarla aplicándole primeros auxilios. Tras unos momentos de gran confusión, la pequeña fue trasladada a un hospital donde ingresó en estado grave por asfixia por inmersión. La noticia acaparó la atención de todos los medios de comunicación y conmocionó al país entero. Emma pasó varios días en la UCI debatiéndose entre la vida y la muerte mientras sus angustiados padres recibían innumerables muestras de apoyo. Al cabo de unos días de gran tensión, Emma se recuperó y salvó la vida. ¿Porque Juana pudo salvar la vida de la pequeña Emma?

Obviamente, tenía un conocimiento crítico (sabía nadar) que había aprendido antes, pero tenía otro conocimiento igualmente crítico que jugó un papel crucial en este caso: Sabía primeros auxilios, lo que hizo posible que Emma no quedase con ninguna secuela neurológica. ¿Y por qué se moría Emma? Porque le faltaba ese conocimiento crítico, no sabía nadar. ¿Cuál es la mejor solución para evitar ese tipo de tragedia? ¿Colocar una valla alrededor de la piscina? ¿Asegurarse de que siempre haya un adulto presente? ¿Instalar una alarma que avise de la caída de cualquier objeto al agua? No, la mejor respuesta siempre tiene que ver con aprender. En este caso, si Emma hubiese sabido nadar, el problema nunca se hubiese presentado.

¿Existe la alternativa de no aprender? Por supuesto, a eso le llamamos administrar la rutina y durante siglos, educamos a las personas para especializarse en ello. Hoy no parece una decisión muy inteligente. En primer lugar, las personas se aburren con las tareas repetitivas. Antes, era posible encontrar empleados que hacían el mismo trabajo durante décadas. Hoy, la mayoría de los jóvenes no se resignan a ese destino, tienen altas expectativa para su vida y son menos tolerantes con el aburrimiento. Lo que quizá no han aprendido todavía es que ya no pueden esperar que alguien les ofrezca un empleo como ocurría en el pasado. Y si se lo ofrecen, tampoco pueden esperar que sea para 30 años. En segundo lugar, cuando escoges no aprender, eliges una vida de menor esfuerzo, carente de compromiso y, aparentemente, libre de problemas. Es una opción lícita, mucha gente h a escogido vivir así.

Pero mientras tú hibernas, el resto del mundo continúa avanzando y lo que sabes, tarde o temprano caduca porque todo lo demás cambia: Cambia el gobierno, cambian las leyes, los mercados, la tecnología, la competencia, las necesidades de los clientes, el clima, el precio del petróleo… y no aprender te condena a la tumba. El tiempo es el máximo innovador. Si dejas de nadar, los demás te adelantan por la derecha y la izquierda y además, terminas por hundirte. Cuando no aprendes, no puedes cambiar y si no cambias, mueres. Las propias células de tu cuerpo cambian continuamente para que tú puedas crecer. Por tanto, aunque sea tan solo para mantener lo que haces, necesitas seguir aprendiendo. Finalmente, las maquinas son mucho más eficientes que nosotros en gestionar la rutina. No podemos competir con ellas en capacidad de almacenamiento, en velocidad o precisión. Para un empleador, contar con robots tiene múltiples ventajas: no comen ni duermen, no piden sueldo ni aumentos continuos, no aspiran a ser jefes ni se pelean con sus compañeros, no se ponen enfermos ni piden permisos de maternidad, tampoco vacaciones o pensión ni siquiera tienen sindicato… La discusión sobre el impacto de la inteligencia artificial en el mundo del trabajo es apasionante y la conclusión es que si no aprendemos cosas que las máquinas no pueden hacer, estaremos en serio peligro. Si dejas de aprender porque ya crees saberlo todo, porque careces de intereses o por que no te quedan energías, todo se vuelve rutina y te conviertes en un zombi.

Ahora bien, no podemos desconocer que aprender lleva consigo aparejadas algunas contraprestaciones complejas:

  • Exige esfuerzo: Los seres humanos estamos diseñados para economizar energía. La famosa “resistencia al cambio” no es más que la reacción natural del organismo en su intento de mantener el estado de comodidad que proporciona la rutina. Aprender requiere abandonar la “zona de confort” mientras reaprovechar lo que ya sabes (gestionar el conocimiento) es mucho más seguro.
  • Es un proceso personal (que no es lo mismo que individual) e intransferible: Aprendes tú y nadie puede hacerlo por ti igual que nadie puede comer o dormir por ti.
  • Requiere proactividad. Aprender depende de ti y no de agentes externos como de tus padres, tu profesor, tu jefe o tu empresa. La iniciativa, la responsabilidad y desde luego el beneficio de aprender son tuyos e indelegables.
  • Aprender exige recordar y también olvidar lo que no es útil. La mayoría de errores ocurren no porque no sepamos qué hacer sino porque olvidamos. ¿Podrías aprobar hoy un examen de matemáticas o física de último año del colegio? Sé que no serías capaz aunque todos pudimos, de otra forma no hubiésemos finalizado la educación media. Pero no solo nuestro cerebro olvida lo que sabía, también nuestro cuerpo lo hace. Acabo de volver al gimnasio por primera vez en un año y el hecho de que me duela hasta el pelo, demuestra que mis músculos olvidaron todo lo que sabían no hace tanto tiempo.

Sin embargo, aprender también entrega recompensas de incalculable valor:

  • Aprender es adictivo. Cada vez que aprendes algo que te interesa, se produce una emoción indescriptible, consecuencia del descubrimiento de lo nuevo (el efecto eureka). Dicha emoción te conduce irremediablemente a querer saber más. Al igual que ocurre con el entretenimiento, el acto de descubrir es apasionante y por eso las películas, las series o los libros tratan de involucrarte con tramas y escenarios basados en la sorpresa. Es en ese instante cuando aprender deja de suponer un esfuerzo al que no le veo sentido para convertirse en un proceso placentero que me ayuda a conseguir lo que estoy buscando.
  • Aprender te proyecta hacia el futuro, hacia lo que no sabes todavía. Mientras el conocimiento te relaciona con el pasado (lo que ya sabes), aprender te mueve hacia adelante, es el mecanismo para lograr aquello que te cautiva. Por eso, aprender es un proceso íntimamente guiado por tus intereses (y no los de terceros). Y por eso, no puedes aprender aquello que no te importa (tan solo disimulas haciendo que aprendes, justo lo que pasa en el colegio). Dado que aprender es la única forma de conectarse con lo que vendrá, para innovar hay que ser experto en aprendizaje. Lo más importante de la educación no es lo que te enseña sino que sea capaz de crearte el hábito de aprender, se asegure de enseñarte cómo aprender todo lo que necesitarás en la vida.
  • No hay nada más importante que aprender. Está científicamente comprobado que si no comes, te mueres y si no duermes, te mueres. Pero si no aprendes, también te mueres ya sea por una seta venenosa, saltarte un semáforo en rojo o caerte en una piscina.

¿Y qué sucede con las organizaciones si no aprenden? La historia está llena de casos de empresas que dejaron de aprender y por tanto dejaron de vivir. Quien no recuerda lo que ha ocurrido con Blackberry o Nokia o con empresas que tuvieron miedo de aprender como Kodak, la primera en descubrir la fotografía digital. Es interesante observar a las instituciones más antiguas de la historia y comprobar que mientras el Ejército lleva tiempo realizando cambios profundos (resultado de su voluntad de aprender), la Iglesia Católica se sigue resistiendo a pesar de los esfuerzos del nuevo Papa, nombrado aparentemente para encabezar la transformación. La semana pasada, durante un taller de trabajo colaborativo para los altos potenciales de una multinacional estadounidense, surgió la queja típica: “Tenemos algunos expertos que saben mucho pero no quieren compartir lo que saben con nadie más“. Si no quieres contribuir al aprendizaje de tus pares, pronto dejarás de ser importante para tu empresa. Cómo bien ilustró Ruben Blades “¿De qué sirve saber algo si usted no comparte lo que sabe?” Es igual que el que no quiere pasar la pelota a sus compañeros de equipo. Lo que termina ocurriendo es que tus compañeros tampoco querrán compartir su conocimiento contigo con lo que se estancará tu proceso de aprendizaje y quedarás excluido. La otra cara de la moneda la representan ejemplos como el de Google que reconoce que necesita aprender porque cometeerrores. O un comité; del PNUD que acaba de convocar una licitación solicitando el diseño de una estrategia que le asegure un método de aprendizaje permanente. Incluso los países aprenden como Guatemala que está adoptando buenas prácticas internacionales en turismo.

Según Jack London “La vida no es cuestión de tener buenas cartas, sino de jugar bien una mala mano”. Y para eso hay que aprender. El verdadero proceso de aprendizaje comienza siempre a partir de lo que te interesa, te ilusiona, te hace feliz. Y eso está íntimamente ligado a priorizar tus intereses y buscar tu propio camino. Aprender no tiene nada que ver con el tedioso ejercicio de estudiar, hacer cursos o sacar buenas notas sino con seguir tus intereses sin miedo, ser curioso, hacerte preguntas y dejarte llevar. Aprender es un ejercicio de libertad donde aprendo sobre lo que yo quiero, sin límites. Y desde luego, aprender puede y debe ser entretenido lo que no significa que todo juego sea sinónimo de aprendizaje.
El aprendizaje es la principal característica del ser humano. Somos el ser vivo que más ha perfeccionado ese proceso. Durante largo tiempo, aprender para el hombre fue sinónimo de supervivencia. Tuvo que aprender a luchar con enemigos mucho más fuertes (hasta llegar incluso a domesticarlos) y crear conocimiento para lidiar con enfermedades y catástrofes naturales que lo diezmaron. La tecnología es la mejor muestra de la capacidad de aprendizaje del ser humano a lo largo de la historia. Si nosotros disfrutamos de una vida apacible es porque las generaciones anteriores aprendieron lo necesario para asegurarnos el bienestar. Una civilización más avanzada que las demás (lo mismo que una empresa líder), basa su predomino en su capacidad de aprender.

No es cuestión de fuerza o de tamaño. Una de las principales cualidades de una persona no es ya su capacidad de aprender sino sus ganas. Lean al favorito al oro olímpico en Rio 2016 en la prueba de natación de 1.500 cuando dice “Me gusta trabajar y cansarme”. Si una persona no quiere aprender, se convierte en una rémora. Cuando las empresas se refieren a la dificultad de acometer procesos de gestión del cambio, justamente reconocen que sus empleados están acostumbrados a hacer las cosas de una manera (la que siempre han hecho y les ha funcionado) y no sienten deseos de progresar. No quieren cambiar porque están cómodos, les falta apetito.

Empiezas a morir cuando dejas de aprender porque todo proceso de mejora obliga a invertir tiempo y recursos. En realidad, no puedes no aprender nada porque de otra forma dejas de existir. Si quieres vivir, aprende. ¿Por qué estás dispuesto a luchar? ¿Por qué cosas merece la pena vivir? ¿Qué vas a aprender en los próximos 12 meses? “Vive cada día como si fuera el ultimo, aprende como si fueras a vivir para siempre” (Gandhi)

PD: Me acabo de encontrar con un amigo que me comentaba que ha bajado 12 kilos en los 3 últimos meses. No le dio tiempo a contarme cómo lo hizo pero claramente, aprendió cosas que a mí me interesa aprender.

Fuente: http://www.grandespymes.com.ar/2016/08/16/cuando-dejas-de-aprender-dejas-de-vivir/

Imagen tomada de: http://www.alfredcertain.com/wp-content/uploads/2014/09/nunca-dejes-de-aprender.png

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El paraíso de los robots: por qué Japón es la capital del imperio de las máquinas

Por: Marta Sofía Ruiz

Fuertemente implantados en su sociedad y con visos de que su importancia siga creciendo, los robots son una parte fundamental del país nipón, que confía en ellos para solucionar los problemas de falta de mano de obra y personal de servicios.

Influido por su desarrollo histórico y por factores sociales y culturales, Japón se ha convertido en una suerte de imperio de los robots gracias, en gran parte, al apoyo institucional y a la potencia de su industria automovilística. Como si de una pócima mágica se tratara, distintos ingredientes han hecho del país nipón un refugio de autómatas llamados a solventar los problemas poblacionales y a convertirse en parte imprescindible de la sociedad.

La afición de esta isla por la robótica, cuya expresión más visible pasa por creaciones como  el famoso robot Asimo o por los humanoides que cada vez se parecen más a sus diseñadores, no es algo nuevo, sino que lleva años fraguándose, desde antes de la Segunda Guerra Mundial. Tras grandes avances en el periodo previo al conflicto y después del amplio desarrollo militar que se produjo durante la contienda, el Gobierno quiso reorientar todos esos esfuerzos e impulsó la industria de la maquinaria, redirigiéndola hacia el ámbito civil.

“El Gobierno comenzó a promover la industria de forma muy activa en la década de los 50, ofreciendo préstamos con intereses muy bajos y exenciones fiscales”, relata a  HojaDeRouter.Com  Tetsuji Okazaki, profesor de historia económica de Japón en la Universidad de Tokio.

Con los años, y especialmente a partir de la década de los 70, el sector automovilístico se convirtió en estandarte de la industria de la maquinaria y en uno de los principales impulsores de la robótica. “Los fabricantes de automóviles han contribuido al crecimiento de los robots industriales con el objetivo de poder mejorar su propia productividad ”, explica Yuji Hosoda, secretario general de la Sociedad de Robótica de Japón.

La industria automovilística ha impulsado el campo de la robótica

La industria automovilística ha impulsado el campo de la robótica

Kazuhito Yokoi, director del Instituto de Investigación de Sistemas Inteligentes en el Instituto Nacional del Avance de la Ciencia y la Tecnología de Japón, va más allá y afirma que si la industria japonesa de la robótica es tan potente se debe a estas compañías: “En Japón tenemos muchas empresas de automóviles como Toyota, Mitsubishi, Nissan o Suzuki que se han introducido en la industria de los robots”, defiende. “La industria de la robótica es potente porque la de los automóviles es potente”, remarca el experto.

Desde el comienzo de los años 90, muchas otras compañías y ‘startups’ se han lanzado al mercado de la robótica con el objetivo de seguir innovando. “Empresas como Panasonic, Sharp o Sony, que también son muy fuertes, han entrado en el mercado y han aportado grandes avances”, afirma Yokoi.

Además, en muchos casos, la universidad ha jugado un papel fundamental en la configuración del panorama de la robótica, ya que ha nutrido a las empresas de jóvenes investigadores e ingenieros, ha sido el origen de numerosos avances y el embrión de ‘spin offs’ y ‘startups’ que han nacido en el ámbito de la enseñanza y han dado el salto a los negocios. “La industria se sustenta en redes muy fuertes que enlazan al Gobierno, las empresas y las universidades. Por estas redes es por lo que Japón es un buen país para el negocio de la robótica”, explica el experto.

Una necesidad vital

Con una población muy envejecida y unas tasas de natalidad muy bajas, Japón confía en su industria robótica para encontrar la solución al problema de la falta de mano de obra. Sus políticas sobre inmigración, muy restrictivas – solo un 2% de la población es extranjera–, únicamente agravan un problema que el país nipón palia con  315 robots industriales por cada 10.000 empleados, que cargan con una parte del trabajo del territorio. Solo por detrás de Corea del Sur en número de autómatas por trabajador, todos los expertos coinciden en lo mismo: estas entidades mecánicas son la solución a la falta de mano de obra que acecha a la sociedad nipona e irán cobrando cada vez más protagonismo en tareas no solo industriales, sino de cuidado de mayores y atención al cliente.

“Japón se enfrenta a un problema muy serio conforme su población envejece. Cada vez hay menos nacimientos, menos mano de obra y además hay una gran brecha generacional y una mayor necesidad de atender a los mayores. Esa brecha debe llenarse con robots”, explica el profesor Okazaki.

Muchos diseñadores robóticos crecieron influenciados por series como Astroboy

Muchos diseñadores robóticos crecieron influenciados por series como Astroboy

Esta convivencia entre humanos y robots, que parecen destinados a formar parte aún más inherente de la sociedad nipona, solo podría tener una implantación tan amplia y positiva en una sociedad como la japonesa y en el contexto de su religión y su cultura.

“Casi todos los japoneses están familiarizados con Karakuri, que fue un antiguo autómata del periodo Edo [parte de la historia de Japón que se extiende desde el 24 de marzo de 1603 hasta el 3 de mayo de 1868 y que delimita el gobierno del Shogunato Tokugawa]”, explica el secretario general de la Sociedad de Robótica.

“Además, los japoneses no se han visto influenciados por el ‘complejo de Frankenstein’ como los cristianos, porque no han sido monoteístas”, añade. Al hablar de este concepto, el experto emplea la expresión con la que Isaac Asimov describió el miedo de los hombres a que las máquinas se rebelaran contra sus creadores, como el legendario monstruo de la novela de Mary W. Shelley. Sin embargo, este temor, argumento repetido en distintas narraciones occidentales, no está presente en la isla en la que, además, una parte de la población, sintoísta, cree que incluso los objetos inanimados –incluidos aquellos construidos por el hombre– pueden tener una esencia espiritual.

El sueño infantil de la robótica

No se trata solo de que el imperio del Sol Naciente no tenga miedo de los robots, sino que el amor por estos seres mecánicos está fuertemente implantado en su cultura popular. Algunos de los más renombrados inventores de robots, como Tomotaka Takahashi, han mencionado el impacto que los cómics y la serie de Astroboy tuvieron durante su infancia. El profesor Okazaki relata que también fue uno de los millones de niños japoneses que creció contemplando las aventuras de este androide.

Pepper ha sido el primer robot humanoide en trabajar en un banco

Pepper ha sido el primer robot humanoide en trabajar en un banco

“Yo nací en 1958, y en ese momento Astroboy era muy popular y todos estábamos muy entusiasmados con esa animación. La industria de la robótica se ha nutrido de talento humano y creo que esos mismos niños que se entusiasmaron con las series de animación se convirtieron en investigadores e ingenieros en el campo de la robótica, que, por cierto, es una de las carreras más populares en la universidad”, explica el profesor de Historia Económica. “Quizá ese talento está asociado con las influencias culturales recibidas”.

Yuji Hosoda está de acuerdo. Además, en esos gustos y en la ausencia de rechazo hacia las máquinas se cimenta, en su opinión, la gran cantidad de robots humanoides que se desarrollan en el país nipón. “Puede que los robots humanoides tengan la forma de los sueños de muchos investigadores e ingenieros robóticos japoneses”, manifiesta.

Durante los últimos años, el Gobierno, a través del Ministerio de Economía, Comercio e Industria (METI por sus siglas en inglés) ha liderado la apuesta por la robótica, y los robots de servicios son el próximo paso. “En este cuarto de siglo, los robots de servicios han sido incubados como el próximo producto de mercado en distintos programas nacionales del METI”, explica Hosoda.

Especialmente en los últimos años, Shinzō Abe, el primer ministro japonés, ha estado apostando por la innovación social a través de los robots. “Este nuevo movimiento recibe el nombre de la Iniciativa de la Revolución Robótica [Robot Revolution Initiative]”, concreta Hosoda.

El hotel en el que solo te atienden androides; el robot Pepper, que trabaja como conserje en uno de los bancos más grandes de Japón, o el desarrollo de  robots mascotas robots que se encarguen de cuidar a los ancianos son solo algunos ejemplos de la apuesta del país por una nueva generación de autómatas.

Aibo, jugando al igo, es una mascota robótica.

Aibo, jugando al igo, es una mascota robótica.

El secretario general de la Sociedad Robótica de Japón también apunta a que otros robots, como aquellos especializados en dar respuesta práctica ante un desastre, han acelerado su desarrollo desde el accidente nuclear de Fukushima. “Y, por supuesto, los robots industriales también continúan avanzando, en busca de una mayor efectividad y de una producción de mayor calidad”, añade.

Sin embargo, y a pesar de ser el rey de la robótica, Japón tiene grandes competidores en una de las áreas que más desarrollo están teniendo en la última década: la inteligencia artificial. En este campo, empresas europeas y estadounidenses se posicionan como rivales muy fuertes que buscan convertirse en referentes de esta tecnología. De hecho, Kazuhito Yokoi cree que los robots de comunicación que emplean inteligencia artificial están teniendo un desarrollo muy competente fuera del país nipón, muy avanzado en la parte mecánica.

Por su parte, Yuji Hosoda apunta a otro territorio como posible competidor dispuesto a quitarles el título de imperio de las máquinas: “ China está creciendo y convirtiéndose en uno de los mayores usuarios de robots en el mundo”.

Por el momento, y con un futuro que solo contempla la posibilidad de más robots, el país nipón será el refugio de máquinas y creaciones humanoides que, de forma progresiva, se convertirán en parte más y más imprescindible de una sociedad que, además de acogerlos con los brazos abiertos, los necesita para sobrevivir

Fuente: http://www.eldiario.es/hojaderouter/tecnologia/Japon-maquinas-robots-humanoides-automatas-inteligencia_artificial_0_546995435.html

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¿Cómo la inteligencia artificial puede ayudar a las universidades?

16 de agosto de 2016/Fuente: universia

La Inteligencia Artificial puede incidir en el trabajo de las universidades y sus métodos educativos.

La automatización lograda gracias al avance de la robótica y la Inteligencia Artificial ha cambiado diversos aspectos del mundo laboral. Numerosas profesiones hasta el momento realizadas por personal capacitado en la materia dejan de necesitar al hombre, para sustituirlo por máquinas o programas informáticos. La educación pronto se verá alcanzada por este avance, para el que debe prepararse con firmeza.

Las posturas contrarias al avance de la tecnología no tienen sitio en la educación, pues esta es por naturaleza renovación constante. Todo elemento externo al proceso educativo que pueda colaborar con el mismo merece cierta consideración, y en algunos casos inclusión. La Inteligencia Artificial no es la excepción a esta norma, pues al parecer promete beneficiar de diversas formas a la educación superior.

Considerando esta realidad de automatización inevitable, que cada vez quitará más empleos a los egresados universitarios nos preguntamos ¿Cómo podría la Inteligencia Artificial ser beneficiosa para las universidades?

En primer lugar, hay que destacar que el pasaje por la universidad podría tomarse como el punto de partida necesario para preparar a los graduados para convivir en un mundo automatizado. ¿Cómo encontrar empleo? ¿Cómo hacer que una empresa prefiera contratar a una persona que puede enfermarse o presentar determinadas complicaciones personales que lo lleven a ausentarse del lugar de trabajo en lugar de elegir a una máquina perfectamente diseñada para no fallar? ¿Cómo convivir en el día a día con la Inteligencia Artificial? ¿Cómo aprovechar las ventajas de la IA para el beneficio de la empresa? Todas estas cuestiones deben ser planteadas y correctamente aclaradas por la universidad.

Como centros de investigación, las universidades pueden transformarse en el sitio ideal para conocer aún más sobre la Inteligencia Artificial. Es esta la segunda ventaja que se podría obtener de una asociación que busque la colaboración desde un lugar de cooperación en lugar de plantear un combate directo en el que el más fuerte resulte vencedor y el más débil quede destrozado y sin norte.

Por último, es importante reconocer que el abandono del sistema educativo también verse favorecido por la IA. Para disminuir este fenómeno, es importante detectar en tiempo y forma las causas que llevan a los adolescentes a la deserción, meta que las universidades no logran hasta el momento.

Tomando como punto de partida un análisis sincero de la realidad del mundo educativo y laboral actual, la colaboración entre universidades e Inteligencia Artificial de cara a una mejora de determinados indicadores parece inminente.

Fuente: http://noticias.universia.es/ciencia-tecnologia/noticia/2016/08/12/1142670/como-inteligencia-artificial-puede-ayudar-universidades.html

Imagen: http://noticias.universia.es/net/images/ciencia-tecnologia/i/in/int/inteligencia-artificial-1466096758390.jpg

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