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Científicas convertidas en actrices para visibilizar a la mujer en la ciencia

Por: Laura Román

Cinco científicas de la Universidad de Sevilla se ponen en la piel de Hipatia, Ada Lovelace, Marie Curie, Rosalind Franklin y Hedy Lamarr en ‘Científicas: presente, pasado y futuro’. El proyecto está compuesto por una obra de teatro, un cómic y un cortometraje destinados al alumnado de Primaria y Secundaria con el fin de atraer el interés de los estudiantes por la ciencia.

¿Sigue calando el mensaje de ‘las ciencias son para los chicos y las letras para las chicas’? Es cierto que los estereotipos asociados el ámbito científico siguen existiendo y en el caso de la vocación de las mujeres aún es escasa, tal y como indica el último informe de ‘Científicas en cifras’ realizado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Pero, ¿cómo se puede acabar con dichos estereotipos? Desde el conocimiento y con iniciativas como ‘Científicas: presente, pasado y futuro’: un teatro científico que tiene como objetivo visibilizar el trabajo femenino en la ciencia (tanto en el pasado como en el presente) permitiendo que los estudiantes de Primaria y Secundaria conozcan la labor de cinco científicas del pasado de la mano de cinco mujeres investigadoras del presente, pertenecientes a la Universidad de Sevilla. De esta idea han surgido posteriormente dos iniciativas más: la creación de un corto (una versión audiovisual y resumida de la obra de unos 20 minutos de duración) y el cómic ‘Cientificas’ que funcionan como materiales complementarios a la obra.

La idea

Francisco Vega es el autor de la obra de teatro y también el coordinador del equipo de científicas. Técnico Especialista de Laboratorio en la Universidad de Sevilla, se dio cuenta de que las conferencias en el ámbito universitario relacionadas con la visibilización de la mujer en la ciencia siempre eran para adultos. ¿Cómo transmitir ese mensaje a los niños? “La forma de conectar con el público infantil y juvenil tenía que ser amena y, por ello, se me ocurrió la idea de presentarles a cinco científicas del pasado a través de cinco científicas del presente y usando el teatro para conseguirlo”, cuenta.

Y para ello era muy importante que las actrices que representaran en el escenario a Hipatia, Ada Lovelace, Marie Curie, Rosalind Franklin y Hedy Lamarr fueran científicas reales de la Universidad de Sevilla, donde se representaría la función. “Contacté con la catedrática de la Facultad de Química Adela Muñoz y con María Carmen Romero, Isabel Fernández, Clara Grima y María José Jiménez, docentes de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática para montar la obra, escribir los guiones, elegir las imágenes, la música y decidir el atrezzo”, explica  Vega.
Científicas: presente, pasado y futuro

Llegó el día del estreno: el 11 de marzo de 2016. “Hicimos dos representaciones para un total de 800 estudiantes de Primaria y Secundaria. Creíamos que la idea iba a quedar ahí, pero nos llamaron de los MUNCYT (Museo Nacional de Ciencia y Tecnología) para representar la obra y después seguimos en la Escuela de Informática, en otros centros de nuestra universidad y en varias universidades más”, explica Vega.

La llegada del comic ‘Científicas’

El cómic ‘Cientificas’ tiene dos objetivos fundamentales: servir de utilidad tanto a los centros que van a ver la obra como a los que no pueden asistir: “Queríamos llegar a los centros educativos que no tuvieran plaza para que pudieran trabajar esta actividad en el aula (ya que el cómic cuenta con una guía didáctica con actividades). Y para los que sí tienen la oportunidad de vernos, se trata de un material de trabajo para preparar la actividad antes de venir o para seguir trabajando en el aula después de disfrutar la obra”, subraya Vega.

Cómic Científicas

El cómic también se puede emplear en distintas materias. Como indica su ilustradora Raquel Gu: “Puede utilizarse para trabajar en clases de historia, para reforzar la comprensión lectora e, incluso, para adaptarlo como obra de teatro en el aula”.

El aporte educativo: el mensaje

María José Jiménez es matemática y profesora titular en la Universidad de Sevilla, además de una de las actrices. En su opinión, el mensaje que mejor resume esta iniciativa es claro: “Dar visibilidad a las mujeres dedicadas a la ciencia y a la tecnología. Solo si se visibilizan en estos papeles, de forma natural, se pueden alcanzar estas metas”. Además, propone que en el aula se haga uso del cómic a través de una lectura colectiva o como guion para que los estudiantes representen alguna parte de la obra.

«Ellas son el pasado. Nosotras representamos el presente. Pero lo mejor, está por llegar. Porque con vosotros y vosotras comienza el futuro». Así finaliza la obra y también es el mensaje que destaca Isabel Fernández, otra de las actrices, matemática y profesora titular en la Universidad de Sevilla. “Creo que sintetiza muy bien el espíritu de la obra. Dar a conocer a las científicas del pasado, pero también mostrar a las científicas del presente, para proporcionar referentes reales y cercanos, y fomentar el interés por la ciencia”.

Una cuestión que esta matemática hila con un último mensaje y que va dirigido a las chicas que quieren dedicarse a la ciencia en un futuro. “Les diría que no se dejen llevar por estereotipos, porque aún hay muchos, a veces son sutiles y cuesta detectarlos. No hace falta ser súper brillante, ni ser alguien competitivo, ni, por supuesto, renunciar a tener una vida completa”, finaliza.

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/noticias/cientificas-convertidas-actrices-visibilizar-mujer-ciencia/15

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Entrevista a Alicia Puleo: «La masculinidad incide negativamente en el medioambiente»

Entrevista/12 Marzo 2020/Autor: Raúl Solís Galván/rebelion.org

La filósofa ecofeminista ha dado la conferencia inaugural del Congreso Andaluz de Filosofía celebrado estos días en Sevilla.
Sostiene que las mujeres son las primeras víctimas de la destrucción ambiental

Alicia Puleo (Buenos Aires, 1952), catedrática de Filosofía de la Universidad de Valladolid y directora de la Colección Feminismos de la editorial Cátedra, es la madre un ecofeminismo crítico y no esencialista. Su mirada se centra en la  relación que existe entre el género y la crisis ambiental y en hacer de puente entre el ecologismo y el feminismo. 

La filósofa feminista ha sido invitada a pronunciar la conferencia inaugural del XII Congreso Andaluz de Filosofía, celebrado en la capital andaluza este pasado fin de semana bajo el título ‘Filosofía, Mujeres y Naturaleza’, donde ha desgranado parte del pensamiento que la convierte en una de las figuras intelectuales claves del feminismo español.

¿Qué relación existe entre la Filosofía, la naturaleza y las mujeres?

Podríamos decir que hay dos tipos de relaciones. Una historia de la filosofía en la que las mujeres han sido pensadas más cercanas a la naturaleza que los varones. Y un presente, de algunas décadas ya, en que surge una forma de pensamiento, llamado ecofeminismo, que analiza las relaciones de dominación sobre la naturaleza y las mujeres como relaciones vinculadas y que, a través de un análisis, se pueden llegar a desmontar. 

Hay feministas muy críticas con el ecofeminismo porque alertan de que retrotrae a las mujeres a una construcción biológica, al esencialismo naturalista.

En algunas formas de ecofeminismo, lo que se puede llamar ecofeminismo esencialista, que insistía en la cercanía de las mujeres con la naturaleza, por diferencias innatas y no construidas culturalmente, sí que existe ese riesgo. Desde otras posiciones ecofeministas, en las que yo me sitúo, que son constructivistas, que analiza cómo la cultura construye las identidades de género, no habría ese problema esencialista.

¿Existe el riesgo de que el ecofeminismo sea usado para resituar a las mujeres en papeles opresivos de donde han escapado?

Sí, hay algunas tendencias del ecologismo que están manteniendo un discurso de vuelta a los roles tradicionales en nombre, precisamente, de la defensa de la naturaleza. La conclusión que sacan es que las mujeres juegan un papel de usar y tirar y que tienen que volver al hogar. Por otro lado, curiosamente, mistifican mucho la maternidad y la reproducción, olvidando que el ecologismo, en sus orígenes, tenía una gran preocupación por la sobrepoblación. Entonces, sí, ciertas tendencias del ecologismo están mistificando a la mujer-madre cuando, en realidad, el ecologismo desde el principio se planteó que la humanidad no puede reproducirse tanto. Es curioso ese giro hacia un ecologismo muy conservador, que no conservacionista. 

¿A qué se debe a esa vuelta de ciertas tendencias feministas y ecologistas hacia un conservadurismo mistificador de la maternidad?

No son planteamientos feministas, para nada. El feminismo en ese discurso ecologista conservador es el gran enemigo porque, según dicen, estaría llevando a la sociedad a su esterilización. Esas tendencias de ecologismo conservador no son feministas. 

¿Existe alguna vinculación entre la igualdad de género y la ética ambiental?

Por un lado, las mujeres, sobre todos las pobres, son las primeras víctimas de la destrucción medioambiental. En los países empobrecidos son las que dependen directamente del medio ambiente y, por lo tanto, su destrucción les afecta en su vida cotidiana. Si tienen que recoger leña y se ha talado el bosque, tendrán que caminar kilómetros para calentar el hogar. Son las primeras en sufrir las consecuencias de las fumigaciones intensivas. Ellas y sus hijas e hijos. Las mujeres, en muchos sitios del planeta, están siendo también protagonistas en los movimientos de defensa del medio ambiente. Las mujeres son víctimas directas del cambio climático, pero también son vanguardia en la lucha contra el deterioro ambiental.

¿Es el movimiento feminista consciente de la crisis ambiental que vivimos?

Yo creo que hace falta trabajar la relación entre feminismo y ecologismo porque no se puede decir ni que el feminismo sea ecologista, ni que el ecologismo sea feminista. Es una tarea muy larga y en eso estamos, el ecofeminismo trata de hacer ese puente. 

Aseguras que en nuestras sociedades tiene más valor ético el odio que la filantropía y que urge valorizar una ética del cuidado que feminice la ética, ¿qué quieres decir?

Me refiero a que en la Filosofía de Kant hay una desvalorización clara de los sentimientos, de las personas que actúan por sentimientos éticos. Porque, para Kant, la acción ética solamente tiene valor si no están movidas por los sentimientos, por las emociones, porque las emociones son nuestra parte irracional, animal. Hay una tradición, que viene del estoicismo, en que lo emocional es negativo, es lo bajo, las pasiones, lo débil de nuestra constitución y ha de ser dominado por la razón, que te dice qué es lo que debes hacer. Por eso, se ha considerado durante mucho tiempo que las mujeres no podían ser jueces porque, se decía, se guiarían por el sentimiento y no por el sano juicio. Esto cambia en la década de los 80, donde pensadoras como
Nel Noddings van a criticar esa desvaloración de las emociones y resaltan una ética del cuidado, donde sostienen que actuamos éticamente no sólo por razón, sino también por sentimientos.

Afirmas también que estamos asistiendo a un cambio de paradigma de la masculinidad que traerá una revolución esperanzadora. 

El feminismo ha terminado trayendo un cuestionamiento de las identidades del conjunto de la sociedad, no sólo de las mujeres. La entrada de los hombres en lo privado y en lo afectivo empieza a darse, fruto del feminismo y, con respeto a la naturaleza, me parece un signo de esta nueva masculinidad la cantidad de jóvenes que están entrando en movimientos de defensa de los animales, contra la crueldad. Estos eran movimientos muy feminizado y hoy vemos a muchos hombres entrando en ellos. 

Hay quienes dicen que la ultraderecha se ha vinculado también con el animalismo. 

Yo no lo veo así. Es una forma de ataque que ha sufrido el animalismo. Se dice: ¡Es que Hitler era animalista! Mentira, Hitler ni era vegetariano, ni era animalista. Es una forma de estigmatizar. 

Sostienes que vivimos en un tiempo histórico llamado antropoceno. ¿Qué tiempo histórico es este?

Es una denominación que han acuñado científicos dedicados a la observación del clima y que consideran que es una nueva era geológica, en la medida que los grandes cambios no los produce sólo la tierra, sino el ser humano sobre la tierra y a través de la tecnología. Algunos sitúan el comienzo del antropoceno en el inicio de la revolución industrial, otros lo sitúan en el siglo XX. Hay quienes han hecho una crítica al concepto de antropoceno, porque dicen que debería llamarse algo así como capitaloceno porque afirman que existen razones económicas que están llevándonos a la catástrofe: la explotación intensiva, las técnicas agresivas, el poco respeto al medio ambiente. Estos críticos sostienen que el término antropoceno no visibiliza este origen económico. Yo pienso que el término antropoceno es acertado porque es cierto que hay elementos importantes económicos, pero también es verdad que, desde un punto de vista filosófico, se deriva de una visión antropocéntrica, en la que sólo el ser humano tiene valor. 

¿Tiene el cambio climático una huella de género?

Hay estudios estadísticos que dicen que las mujeres tienen menos huella ecológica que los varones; no porque sean mejores, sino porque se desplazan más en transporte público, realizan labores que tienen una incidencia menor en el medio ambiente. En este sentido, vemos que hay una relación entre género y medio ambiente. Una de las definiciones de varón, del sociólogo valenciano Josep Vincent Marqués, es que ser varón es ser importante. Entonces, si la consigna del varón es ser importante, hay cosas que el varón tiende a hacer porque tiene una consigna que no tienen las mujeres. Así, tiene que comprarse el coche más lujoso, que contamina más, porque tiene que ser importante. Son estas consignas de la masculinidad las que inciden negativamente en la contaminación. Por no hablar, por ejemplo, de actividades como la caza, con gran incidencia negativa en el medio ambiente, protagonizadas por los hombres. 

¿Nos estamos tomando en serio la crisis ecológica?

Para nada. La crisis ecológica demanda acciones individuales y de los gobiernos. Hay gente que no recicla porque otros no lo hacen y la clase política no toma decisiones ecológicas porque no tiene rédito electoral inmediato. Luego creo que hay responsabilidad en los medios de comunicación. Tenemos un gran problema, porque la crisis ecológica es la gran crisis y la que explica todas las demás.

¿De qué salud goza la Filosofía?

Tiene que luchar contra toda una tendencia muy instrumental de la educación a nivel internacional, una visión muy corta de lo que es la formación y que cree que formar es enseñar a la gente a producir para el mercado. Para poder ser humano y tener una civilización se necesita una formación filosófica.

¿Por qué la guerra de los gobiernos contra la Filosofía?

La Filosofía puede servir como legitimación del orden existente y también puede ser y ha sido fuente de pensamiento alternativo y de horizontes distintos, de impugnación al orden establecido y trazar mundos emancipatorios por donde caminar.

Fuente e imagen tomadas de: https://rebelion.org/la-masculinidad-incide-negativamente-en-el-medioambiente/

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Tambores que unen a mujeres hutus y tutsis en Ruanda

Reseña/África/12 Marzo 2020/elpais.com

La banda de percusionistas Ingoma Nshya reune a mujeres de las dos etnias en un país marcado por el genocidio del siglo XX. Hasta hace poco esta actividad musical estaba reservada a los hombres

Amanece en Huye, considerada la capital intelectual de Ruanda. Es una ciudad desierta. La visita coincide con la celebración de lo que llaman el Umuganda, una convocatoria para que la población de entre 18 y 65 años realice trabajos comunitarios el último sábado de cada mes, entre las siete y once de la mañana. Dicen que ese día todos los ruandeses trabajan juntos para reconstruir el país.

A partir del mediodía, como por arte de magia, resurge la vida en todos los rincones de la ciudad: abren los comercios, se inunda la calle principal de bicicletas, coches y boda-boda, y de peatones  en todas direcciones. Marguerite Mushimiyimana, de 26 años, de aspecto frágil, se dirige hasta el lugar donde ensaya con su banda, Ingoma Nshya. Un total de 16 de las participantes se encuentran ya en el edificio, ataviadas con coloridos pañuelos y dándose los últimos retoques de maquillaje.Tras un ir y venir de mujeres, entre sonrisas y manos llenas de baquetas, cargando pesados tambores de distintos tamaños, salen al patio y se colocan delante del instrumento.

Un pequeño silencio, y de repente un grito de tambores rompe el murmullo, la energía se siente como un golpe en el estómago, cuando el grupo empieza su ensayo semanal. En unos segundos aquellas mujeres tímidas y reservadas explotan con fuerza y alegría. Rápidamente el grupo se ve rodeado por curiosos que escuchan con interés y admiración. El sonido se entrelaza en una compleja coreografía con cantos, bailes, saltos y gritos.

Tras este proyecto está Odile Gakire Katese, actriz, directora de teatro, cineasta y poeta. La artista se propuso crear un espacio inclusivo, un lugar donde poder proporcionar a las mujeres herramientas para su propio desarrollo. Sus miembros pertenecen a la etnia de los hutus y a la de los tutsis, esas que en los noventa protagonizaron uno de los conflictos más sangrientos que se recuerdan. Aquella masacre dejó entre 800.000 y un millón de muertos. Los cadáveres todavía siguen apareciendo en fosas ocultas.

Ingoma Nshya, el primer grupo percusionista de mujeres de Ruanda, nació en 2004. En un principio empezó con estudiantes. Después, recurrió a mujeres de otros ámbitos, principalmente amas de casa que después de terminar las labores del hogar tenían ganas de salir a explorar otros espacios. Los primeros años fueron duros porque la gente veía la iniciativa con recelo, sobre todo, hombres. En 2008 la situación cambió radicalmente cuando el grupo se redujo a 20 mujeres y se contrataron profesores de otros países, convirtiendo a Ingoma Nshya en todo un referente musical.

“Vi un anuncio en la universidad donde buscaban mujeres para tocar el tambor y enseguida me interesó y me apunté”, explica al terminar el ensayo Agnès Mukakarisa, de 48 años. Ella vino desde Nyaruguru después de perder a su marido y sus hijos en el genocidio, y lleva en el grupo desde sus inicios. “Estaba muy sola después de perder a mi familia, y entrar en el grupo me aportó felicidad. Incluso he podido salir de Huye y conocer otras ciudades de Ruanda y viajar a Senegal por primera vez”, comenta.

La Fundación Fair Saturday, que distingue a aquellas personas e iniciativas que aplican la cultura con fines de superación social, otorgó en junio pasado el Premio Fair Saturday a Odile. “El grupo es un ejemplo”, asegura Marie Louise Ingabire. Tiene 31 años y es de Huye, lleva en el grupo desde que las vio ensayar por primera vez juntas hace ya más de 11 años. “Antes del genocidio no había mujeres que se ocuparan de las tareas más pesadas, permanecían en casa cuidando a los hijos y realizando las tareas del hogar, pero después muchos hombres murieron y nosotras tuvimos que dar un paso al frente para reconstruir el país. Por eso Ingoma Nshya es un ejemplo; porque demuestra el poder que tenemos y te capacita para el propio desarrollo a través de la música”, añade.

El ensayo del grupo incluye baile y canto.
El ensayo del grupo incluye baile y canto. ÓSCAR ESPINOSA

Marie Louise pudo pagarse los estudios universitarios gracias al sueldo que recibe por tocar con Ingoma Nshya. “El grupo me ha ayudado mucho, no solo económicamente, también a vencer mi timidez. Ahora soy capaz de tocar delante de muchísima gente sin miedo ni vergüenza. Incluso he viajado a Holanda para tocar en un festival en Amsterdam”, cuenta.

El hombre toca y la mujer baila

Ancestralmente en Ruanda una mujer no podía ni acercarse a un tambor. En la Ruanda precolonial los percusionistas eran una categoría de abiru, guardianes de la historia y la tradición oral, que se encargaban de aprender de memoria los diferentes rituales que rodeaban al rey, así como la historia de los monarcas anteriores.

Otro de los argumentos para creer que los tambores debían estar reservados a los hombres es la connotación sexual que poseen en la cultura del país. Hombres y mujeres tienen roles específicos que no pueden intercambiarse: el hombre toca el tambor mientras la mujer baila. Rose Ingabire, tiene 28 años: “Antes era bailarina de danza tradicional y cuando regresaba de un ensayo pasé por delante del lugar donde ensayaba Ingoma Nshya y me quedé atrapada. Justo estaban buscando miembros y me apunté enseguida. Y puedo decir que comparándolo con la danza, los tambores son mucho mejor, tienen mucha más fuerza y energía”. Rose reconoce que Ingoma Nshya le ha cambiado la vida, nunca imaginó que viajaría y que conocería otros lugares como Suecia, Sudáfrica, Etiopía, Inglaterra o Nueva York. Consiguen realizar giras internacionales con el apoyo de fundaciones.

Ingoma Nshya es mucho más que un grupo artístico, es una comunidad de mujeres que ha encontrado su propio modo de gestión más allá de la música. Han ido desarrollando otros proyectos culturales y económicos exitosos que incluyen hasta la elaboración y venta de helados artesanales. Son conscientes de que este es su momento, histórico y revolucionario. Han conseguido borrar el rencor posterior al genocidio  y dan forma (y sonido) al empoderamiento de la mujer en Ruanda.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/02/25/planeta_futuro/1582637524_415540.html

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Uganda: Las ugandesas publican el nombre de sus violadores en Twitter

África/Uganda/12 Marzo 2020/elpais.com

#FreeSheena ha sido la última campaña digital de apoyo a una joven activista detenida por denunciar en la red social casos de violaciones y abusos sexuales y animar a que más mujeres lo hagan

“El sistema sigue siendo sexista y continúa acosando a las supervivientes de la violencia sexual. Antes de llegar delante de un juez, depende de la policía cómo se presenta un caso y, hasta ahora, no han sido capaces de abordarlos desde una perspectiva no sexista”. Así es como explica Rosebell Kagumire, una conocida periodista y activista feminista ugandesa, la penúltima campaña digital de defensa de los derechos de las mujeres en su país, #FreeSheena. El movimiento feminista en este país de África Oriental ha conseguido protagonismo en los últimos años porque está explotando las herramientas digitales en un entorno en el que la libertad de expresión no está garantizada. Pero, también, porque es la válvula de escape de la reivindicación de un cambio radical de sistema.

El escándalo llamó a las puertas de la sociedad ugandesa desde Twitter mientras el año 2020 se desperezaba. En realidad, se había fraguado antes de que expirase 2019. Sheena Ahumuza Bagaine, una joven activista feminista, intercambiaba mensajes con unas amigas sobre el fin de semana cuando apareció una referencia a una situación de abuso por parte de un conocido de varias de ellas. Alguien, en esa conversación digital, pidió la identidad del sujeto para evitar que otras mujeres sufriesen sus abusos. Sheena no lo dudó y dio el nombre del individuo. Era el 30 de diciembre de 2019. A partir de ahí se desencadenó una discusión, entre usuarios y usuarias: unos defendían que ese tipo de acusaciones se deben presentar frente a las autoridades y otros consideraban que los abusadores deben ser expuestos públicamente; los conocidos del sujeto defendían su honorabilidad y otras mujeres aseguraban haber sido acosadas.

Mientras tanto, la usuaria que había lanzado la denuncia empezó a recibir mensajes de mujeres. Unas reforzaban la acusación del individuo; otras, ampliaban la lista de agresores compartiendo con ella sus experiencias de abuso. La conversación generó una corriente de discusiones, algunas acaloradas, pero también mucha solidaridad, sensibilidad y debate en torno al papel de las redes sociales en la denuncia de la violencia sexual.

Sheena decidió que debía hacer públicos esos nombres y el 2 de enero lanzó la apuesta definitiva: un hilo en el que compartía las capturas de pantalla de los mensajes que otras mujeres le habían enviado explicándoles sus experiencias, exponiendo a sus presuntos agresores con nombres y apellidos. “Algunos pueden ser desgarradores, pero un amigo tuyo puede ser un abusador”, advertía.

TASHA.@sheena_sheenzy

Lizard goes by the name Muneza. Come and fight me I’m ready https://twitter.com/michellerutagye/status/1211611440701984768 

Michü✨@michellerutagye

There is a little smelly lizard that thinks it can get away with rape, stealing phones actually stealing everything and beating girls!!! The list is endless. But karma is coming very soon. Watch your back lizard!!!

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Una decena de hombres aparecían en estos mensajes. Y se desató la tormenta, los retuits, las disputas y las discusiones, incluidas las amenazas, pero también otros mensajes de contenido parecido y muchos animando a la tuitera y transmitiendo su apoyo. De nuevo, las redes en Uganda eran sacudidas por un escándalo que expone la violencia sexual que sufren las mujeres de manera habitual.

Uno de los aludidos advirtió a través de sus abogados a Sheena Ahumuza Bagaine que presentaría una denuncia judicial si no retiraba los tuits, pedía disculpas y pagaba 2.000 millones de chelines ugandeses (algo menos de 500.000 euros) en concepto de reparación de daños causados. La activista publicó un discreto “Vamos a la guerra” en Twitter.

El 20 de febrero, la comunidad de activistas digitales feministas ugadensas estaba de celebración: festejaban la sentencia absolutoria que había devuelto la libertad a Stella Nyanzi, todo un símbolo para este colectivo. La académica y escritora ugandesa fue detenida en noviembre de 2018, tras una acusación de ciberacoso contra el presidente Yoweri Museveni, por un poema publicado en Facebook en el que deseaba que nunca hubiese nacido. Nyanzi fue condenada a un año y medio de cárcel en agosto de 2019. Pero después de casi 15 meses de prisión preventiva, otro tribunal revocó la sentencia y ordenó su liberación.

Las activistas no tuvieron tiempo suficiente para festejar porque ese mismo día se extendió la noticia de la detención de Sheena Ahumuza Bagaine, curiosamente, para responder de los mismos cargos de ciberacoso en sus tuits. La comunidad de activistas desplegó inmediatamente la campaña #FreeSheena: una denuncia pública y una llamada de atención a las autoridades.

Las redes transmitían la indignación de activistas y usuarios no necesariamente comprometidos. La policía no había aclarado los casos de abusos, asaltos, acoso y violencia sexual que se habían hecho públicos en los mensajes del mes de enero de las redes sociales, pero actuaban contundentemente contra la autora de los mensajes.

La actividad fue intensa y, de nuevo, despertó en el país el debate acerca de la desigualdad y de la inseguridad de las mujeres. Los colectivos de defensa de sus derechos no se cansan de denunciar el creciente clima de violencia basada en el género y, sobre todo, las consecuencias para las víctimas y para la sociedad, porque se está transmitiendo una peligrosa sensación de impunidad. Una de las advertencias más repetidas durante la campaña de apoyo era que el arresto de Sheena mandaba a las víctimas el mensaje de no denunciar y seguir en silencio.

TASHA.@sheena_sheenzy

So here we are. This thread is exposing rapists and rape apologists! Feel free to add yours in case I missed out some . I will be sharing stories and names according to the DMs I received. Some are heartbreaking but a friend can be another woman’s abuser. I hope you’re shaking.

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La campaña, en todo caso, fue tan corta como intensa. Al día siguiente de su detención, Sheena Ahumuza Bagaine fue puesta en libertad bajo fianza. En la estela de esa acción digital quedaba de nuevo una muestra de la resistencia de la comunidad feminista ugandesa y el debate social pendiente.

La también activista feminista Twasiima Patricia Bigirwa es categórica: “Está claro que el sistema perpetua los abusos, en Uganda se ha institucionalizado. El sistema que debería proteger a las víctimas, en realidad, les inflige más daño. Si sufres abusos, si has sido violada, si has sido asaltada y te has dirigido al sistema que tiene que protegerte, si has ido a la Justicia o a la Policía para que te proteja, te das cuenta de que termina en nada, porque es un sistema opresor. Tenemos que entender que el problema tiene que ver con una profunda estructura de desigualdad que incluye a nuestra policía, nuestros funcionarios, nuestras leyes y nuestras estructuras de decisión”.

Bigirwa recuerda, además, que hay muchos casos en los que el sistema incluso “protege a los agresores” y destaca las noticias en las que miembros de algunas instituciones aparecen implicados en casos de violencia u “oficiales de policía que escriben en periódicos artículos en los que se justifica la violación”. “Tenemos a legisladores que justifican la violencia contra las mujeres y siguen haciendo leyes”, se lamenta antes de sentenciar: “El sistema está yendo por un camino que muestra que las víctimas ni siquiera pueden acceder a la Justicia”.

Este contexto es el que explica para Bigirwa, pero también para Rosebell Kagumire, que las denuncias se realicen en las redes sociales y no ante la Policía o los jueces. “Se usa a la Policía”, advierte Kagumire, “para detener a las mujeres que hablan. Así es como se usa el mismo sistema que no protege a las mujeres y no investiga los casos de violencia sexual”. Y añade que la corrupción existente “implica que cualquier persona con dinero puede hacer que la Policía no escuche a las supervivientes y que se incremente el estigma”. Precisamente porque las muestras de valentía no significan que se haya reducido esa marca social, en la que insiste Twassiima Patricia Bigirwa: “Las mujeres no ganan nada denunciando una violación. Se habla de campañas de descrédito, pero es que ellas siempre van a salir perdiendo”. Y las dos activistas recuerdan el caso de Samantha Mwesigye, una funcionaria del Ministerio de Justicia que después de denunciar a un superior perdió su trabajo.

mjalti@tastefullysaucy

Arresting a woman that was brave enough to speak out on behalf of rape victims might intimidate many victims but it will not silence us! We will continue reporting your sons that you’ve raised to be so entitled to women’s bodies! We will not stop!

84 personas están hablando de esto

En todo caso, para Kagumire, el ejemplo de #FreeSheena y otras campañas anteriores, así como el uso de las redes sociales en las reivindicaciones feministas, está demostrado a las jóvenes ugandesas que pueden romper las barreras de silencio y denunciar sus experiencias. “Las herramientas digitales son un instrumento clave para mostrar que las mujeres jóvenes no están solas, aunque en ese caso Uganda no es una excepción”, señala Kagumire. Ella considera que estos dos recientes episodios, la liberación de Stella Nyanzi y la campaña de solidaridad con Sheena Ahumuza Bagaine, son “victorias de batallas”, pero que “hasta que las mujeres dejen de ser arrestadas en estas situaciones y no tengan que temer por sus vidas, no se podrá considerar una victoria total”.

Por su parte, Twassiima Patricia Bigirwa coincide en que no se pueden considerar victorias totales, “porque ni Stella ni Sheena deberían haber sido detenidas”. Para ella, “lo que muestran estas acciones no es que se haya ganado el combate, sino que las mujeres ugandesas rechazan la situación y van a seguir luchando”.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/03/09/planeta_futuro/1583765473_482998.html

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Entrevista a Aída Bueno: “Las esclavas afroamericanas tuvieron dinero antes que los hombres”

Entrevista/12 Marzo 2020/Autora: Analía Iglesias/elpais.com

La antropóloga cubana Aída Bueno estrena el corto ‘Guillermina’, en el que indaga sobre el origen del racismo y sigue las huellas de mujeres libres afrodescendientes en Brasil en los siglos XVIII y XIX

Podría decirse que Aída E. Bueno Sarduy sabe del encuentro interreligioso desde el salón de su propia casa de infancia. La religión cristiana evangelista profesada públicamente por su madre se unía, entonces, a los relatos de la santería íntima de la familia del padre. Y esto, que entre afrodescendientes podría resultar apenas una rica anécdota de vida y espiritualidad, en la Cuba del laicismo a ultranza le jugó una mala pasada. Explica Aída que la condición de adventista del Séptimo Día de su madre la dejó fuera de la universidad, en su país, y ese impedimento la trajo a España, con 22 años, a pedir el estatuto de refugiada política para poder estudiar Antropología en la Universidad Complutense de Madrid, en 1992.

El paso natural fue seguir especializándose en Relaciones Interétnicas y Cultura Negra, en la Universidad Cándido Méndez de Río de Janeiro, en Brasil, e indagando luego en la herencia de los descendientes de esclavos y sus prácticas libertarias, en especial, las de las mujeres. Así lo cuenta un rato antes de su conferencia, el 25 de febrero en La Casa Encendida de Madrid, bajo el título Referencias biográficas para un feminismo afrocentrado.

En esa sesión —que, además, contaba con el auspicio de la Asociación de Mujeres de Guatemala (AMG)— la hoy profesora de la New York University, de Stanford y de la Boston University, entre otras, presentó su cortometraje Guillermina, montado a partir de imágenes de animación y fotografías de archivo de su trabajo de campo. Esta película es la primera de una serie en la que pretende mostrar las acciones de libertad de otras mujeres, halladas en los documentos de los litigios que mantuvieron con la justicia, para autocomprarse, durante los siglos XVIII y XIX, en Pernambuco, Brasil.

Pregunta. La artista sudafricana Miriam Makeba cuenta en su autobiografía que, cuando fue a visitar a su amigo Fidel Castro, llevó a su nieto Lumumba Lee, advirtiéndole que iban a ver a un revolucionario, y que al entrar al despacho de Fidel, el niño dijo: “¿Cómo puede ser revolucionario si es blanco?”. ¿Piensa usted también que la Revolución cubana fue demasiado blanca?

Respuesta. Los cubanos sabemos que el racismo en Cuba solo quedó tocado en la parte institucional. Pero en la vida cotidiana, el racismo ha coexistido con la Revolución y con las estructuras del Partido Comunista. No solo el racismo, sino la discriminación contra las mujeres. El partido es muy masculino, también. En ese sentido, no nos enseñó mucho la Revolución.

P. ¿Ha cambiado algo con el paso del tiempo?

R. No sigo al detalle las cuestiones políticas que han ocurrido últimamente, pero siempre que voy a Cuba, porque mi relación con mi país nunca se ha deteriorado, me encuentro con que la mayoría de las personas detenidas y a quienes les piden su carnet de identidad son negros, que la vigilancia policial está enfocada en nosotros, que quienes siguen viviendo en las casas más precarias son de la población negra, y eso no se ha alterado. Lo que pasa es que en Cuba no se ha permitido hablar de esto abiertamente, ni antes ni ahora. Es una enorme contradicción con la que hemos tenido que vivir por tantísimo tiempo, y con muy pocas oportunidades de denunciarlo. Aunque esto está ahí, casi entrando de soslayo, sutilmente, por la puerta de atrás, en el cine; por caso, en las películas de Sara Gómez.

P. En el otro asunto, el de los cultos religiosos, sí parece haber habido una apertura, al menos hacia estudios etnológicos sobre los ritos de los afrodescendientes. ¿Qué piensa?

R. Cuba ahora es tolerante con las religiones, pero tuvo una época implacable con todo lo que era religioso. En el caso de los rituales de origen yoruba siempre hubo algo de permisividad, porque son religiones que funcionan en el ámbito doméstico; no hay iglesias yorubas. Las familias que las han practicado han tenido los altares en las salas de su casa. Por ejemplo, en la nuestra, porque la familia de mi padre es de santeros, paleros, y espiritistas… Los ritos son bantúes, vienen de Congo, del País Yoruba o de Angola. Y mi objeto de estudio ha sido el liderazgo de las mujeres afrodescendientes (las afrobrasileñas, en particular, y más concretamente, en Recife). Viví nueve años en Brasil y allí visité todos los grandes terreiros que son liderados por mujeres. Cuando entro a los terreiros de candomblé, entro a la casa de mis abuelas y mis bisabuelos: reconozco todo lo que veo. Y todo es igual a Cuba, pero hablado en portugués y con toques de santos más potentes. En ese mundo afro me siento reconfortada.

P. ¿Nos explica qué es exactamente un terreiro de candomblé?

R. Es el lugar donde se rinde culto a los orishas. Muchos de esos terreiros fueron comprados por mujeres porque fueron ellas las primeras que tuvieron dinero para comprar propiedades. Es decir, las esclavas tuvieron dinero antes que los hombres, porque durante la esclavitud y, después, gozaron de prestigio como cuidadoras. Las esclavas domésticas solían obtener su libertad antes que ellos, porque ahorraban, gracias a los regalos (vestidos y joyas) que recibían de las familias de los niños que habían criado. Es que muchas de ellas habían amamantado a hombres poderosos, e iban guardando dinero para un día comprar su libertad. Cuando tenían esa posibilidad, adquirían un terreno, y allí nacía un candomblé, o una casa comunitaria, donde convive la familia de santo. Se trata de otra estructura familiar en la que confluyen los iniciados en la religión, que son “hermanos de barco” (expresión que alude a quienes se inician el mismo día). Las religiones africanas son muy ritualistas y, en ellas, la precedencia y el orden de llegada tienen una gran relevancia, incluso en el nombre que se da a los “hermanos”. Es muy común que en este mundo la gente hable de parientes que no son biológicos.

P. ¿De ahí el germen de su cortometraje Guillermina, que es el cuentito de devoción de un niño blanco por su criada?

Cartel del cortometraje 'Guillermina'.
Cartel del cortometraje ‘Guillermina’.

R. Así es. Yo acepto el cuentito del niño blanco, con el amor que el protagonista me lo transmite, pero no me quedo allí, porque hay muchas otras guillerminas que no tuvieron la vida que él cuenta de esa niñera en particular; por eso, voy de esa Guillermina Dueñas (que, por lo que él me cuenta, fue querida en su casa) hacia otras guillerminas que no tuvieron ese tratamiento… Porque incluso hubo niños esclavizados que fueron comprados y arrebatados a sus madres. Lo que hago es partir de ese amor de niño (y le doy un minuto y medio de los diecisiete que dura el corto) e irme a otro lugar que entronca con lo que enseño en mis clases, donde pongo en cuestión esto de que el racismo viene de no conocer al otro. Porque esto es una falsedad, ¿cómo no iban a conocer los blancos a sus esclavos, si vivían en sus casas?

P. Entonces, ¿cómo se deconstruye el racismo?

R. Cuando llegas a un entendimiento —que no requiere la intimidad ni el conocimiento personal— de que todos los seres humanos son dueños absolutos de su dignidad.

P. ¿Qué le pareció Roma, la película mexicana a la que se criticó justamente por dulcificar la historia de la empleada doméstica sin vida propia?

R. No vi Roma intencionadamente, porque estaba haciendo Guillermina y no quise contaminarme con nada parecido. De hecho, la segunda pieza del proyecto cinematográfico se centrará en una mujer que, veinte años después de haber comprado su libertad, aparece en el testamento de su exdueño y vienen a buscarla para volver a esclavizarla. Se llama Ana Borgés. Y quiero escribir también sobre esto, con la confianza de que alguna vez los libros hablen de la esclavitud como se debe.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/03/10/planeta_futuro/1583836306_810787.html

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Las mujeres en la Escuela Mexicana

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

El 8 de marzo representa una fecha especial para recordar la lucha de las mujeres por la adquisición de derechos fundamentales. Este año, en México, la conmemoración estuvo acompañada de numerosas manifestaciones a lo largo del país que hicieron reflexionar sobre la dignidad de las mexicanas. Uno de los derechos básicos, la educación, ha ido poco a poco afianzándose entre las mujeres. El panorama educativo actual da cuenta que cada vez son más las que estudian y que, en términos generales, la presencia de las profesoras es dominante en las escuelas del país. Vale la pena hacer una revisión de la figura de la mujer en la escuela mexicana.

Afortunadamente se puede decir que, de manera general, el hecho de ser mujer ya no representa un obstáculo para hacer valer el derecho a la educación. La matrícula del Sistema Educativo Nacional se conforma por 36,635,816 estudiantes, de los cuales 18,373,677 (50.1%) son mujeres. La presencia de las estudiantes es similar en proporción a la de las mujeres en la población de México en 2018 (51.0%). Aunque las tasas de inasistencia son prácticamente idénticas entre alumnos y alumnas (14.7% y 14.1%, respectivamente) (INEE, 2019a, p. 42), “en general los hombres abandonan [la escuela] en mayor medida que las mujeres” (INEE, 2019a, p. 44), sobre todo en los últimos tramos de la educación obligatoria, lo que se ve reflejado en una diferencia en favor de las mujeres en eficiencia terminal en primaria, secundaria y media superior (0.4%, 5.4% y 8.6%, respectivamente) (INEE, 2019a, p. 46).

Lo señalado en el párrafo anterior da como resultado que una mayor proporción de mujeres (86.9%) de 20 a 24 años, en relación con los hombres (85.3%), cuente con al menos estudios completos de educación básica. No obstante, aún quedan vestigios de la exclusión educativa de las mujeres en el pasado, como el hecho de que en 2016 poseían un índice de analfabetismo (6.8%) mayor que el de los hombres (5.0%) (INEE, 2019b, p. 156). De hecho, en el periodo 1995 a 2016, existe un mayor crecimiento de la escolaridad media de las mujeres de 15 años o más  que el de hombres, aunque la de los últimos sigue siendo superior por una diferencia de 0.3. Esta diferencia, representa la mitad de la existente en 1970, lo que indica una intensificación de la integración de la mujer al ámbito educativo (INEE, 2019b, p. 130.

Existen elementos para suponer que el desempeño académico de las estudiantes de educación básica es mejor que el de los varones. Así lo demuestran los resultados de la prueba Planea 2015, que evaluó a los estudiantes de escuelas mexicanas en su último año de educación básica. De este examen se desprende que, en tercero de secundaria, en el área de Lenguaje y Comunicación, 28.4% de las mujeres se ubicaron en alguno de los dos niveles más altos de logro educativo, por sólo el 20.7% de los hombres; en lo referente a Matemáticas, el 9.5% de las estudiantes se posicionaron en los dos niveles mayores, por 11.8% de los jóvenes (INEE, 2017, pp. 66 y 120). La tasa de aprobación en educación secundaria también favoreció a las mujeres: 96.2%, por 92.6% de los varones (INEE, 2019b, p. 330). De esta manera, se puede deducir que el sexo del alumno no es determinante para su éxito escolar, pues las diferencias no sugieren una tendencia significativa hacia alumnos o alumnas.

La presencia de las mujeres en la docencia es mayoritaria: aunque conforme se avanza en los niveles de educación básica la presencia femenina va disminuyendo, siempre conserva la mayoría. Así pues, el nivel de preescolar, con 93.2% de la planta docente, es en el que más mujeres se desempeñan como profesoras. En educación primaria, dos de cada tres docentes son mujeres (67.3%), mientras que en educación secundaria son un poco más de la mitad del profesorado total (52.7%) (INEE, 2015). De esta manera, es notorio el predominio de las mujeres en las aulas mexicanas: en términos generales, dos de cada tres docentes de educación básica son mujeres. En la formación docente también predominan las mujeres. De acuerdo a cifras del Sistema de Información Básica de la Educación Normal, de los 90,333 alumnos que en 2018 existían en las instituciones normalistas del país, 66,968 son mujeres: tres de cada cuatro maestros en formación son mujeres (SIBEN, 2019).

A pesar de que la mayoría de la planta docente del Sistema Educativo Nacional son mujeres, “en 2018, a nivel nacional, 54.9% de los directores de educación primaria eran hombres” (INEE, 2019b, p. 188), además de que “51.6% de los supervisores de educación básica son mujeres” (INEE, 2019b, p. 216). Asimismo, el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (CEMABE), realizado en 2013, confirma una menor proporción de maestras que desempeñan funciones de dirección, en comparación con los maestros. En total, se detectó que una de cada ocho (12.0%) profesoras tenía el cargo de directora de escuela, mientras que en el caso de los varones la razón es ligeramente mayor (15.2%). Evidentemente, los datos expuestos representan una desproporción en el acceso a cargos directivos y de supervisión que valdría la pena reflexionar su relación con situaciones o prácticas de inequidad.

De esta manera, se observa que el derecho educativo va alejándose de ideas excluyentes hacia las estudiantes. Es digno de celebrarse que, a diferencia de otras épocas, la inclusión de las mujeres en las escuelas se ha masificado y con esto se ha contribuido a su superación en diversas esferas. La participación de la mujer en ámbitos como el económico o el político sería impensable sin haberse afianzado el derecho a la educación.  Da gusto observar pues que la presencia de mujeres es mayoritaria en cuanto a alumnado y también que las escuelas sean espacios propicios para el desempeño laboral de las profesoras.  No obstante que deban revisarse en los planteles y en las condiciones laborales situaciones de injusticia hacia las mujeres, gratamente, en términos generales, se observa que el hecho de ser mujer ya no representa un obstáculo para poder asistir a la escuela, ni para poder aprender.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/las-mujeres-en-la-escuela-mexicana/

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Ocho millones de alumnos sin clase en Italia por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial

Europa/ Italia/ 10.03.2020/ Fuente: www.hoy.es.

Aulas vacías y parques llenos de niños. Ese es el panorama que ofrecían ayer las ciudades y pueblos de Italia en el primer día de las ‘vacaciones del coronavirus’, a las que se han visto constreñidos los más de ocho millones de estudiantes después de que, el día anterior, el Gobierno decidiera el  cierre de todos los centros educativos del país para intentar poner freno a los contagios. Hasta el 15 de marzo, como pronto, las guarderías, colegios, institutos y universidades de todo el territorio nacional no abrirán sus puertas. Lo mismo ocurre con las academias de idiomas, música y las escuelas deportivas.

El cierre de los centros educativos, una medida sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial y que pretende evitar el colapso del sistema sanitario si siguen disparados los contagios, tiene un enorme impacto social en un país que, en circunstancias normales, ya sufre en materia de conciliación. Pese a las críticas de algunos expertos y las evidentes dificultades que genera, la decisión del Gobierno fue en general bien aceptada por la población. «Es una medida drástica, pero en este momento cada uno debe poner de su parte. Es un deber de toda la comunidad proteger a los más vulnerables, como son los ancianos o las personas con enfermedades», explicó Flaminio, padre de dos niños de 9 y 11 años y que vive a caballo entre Roma y Milán.

La expansión del coronavirus, que continuó ayer con casi 800 nuevos contagios, parece respaldar la decisión del Gobierno de cerrar los colegios, una medida que según dijo la ministra de Educación, Lucia Azzolina, «no fue fácil» adoptar. Según los últimos datos ofrecidos por Angelo Borrelli, jefe de la Protección Civil y comisario especial de esta crisis, se contabilizan más de 3.800 contagiados, de los que 414 se han curado y 148 han fallecido. Borrelli especificó que la franja de edad de los pacientes muertos iba de los 66 a los 94 años y que se trataba de «personas frágiles, en su mayoría con diversas patologías» previas.

A diferencia del primer ministro, Giuseppe Conte, que reconoció el día anterior el riesgo de «sobrecarga» en el sistema sanitario si seguía disparado el número de infectados, Borrelli lanzó un mensaje de tranquilidad al asegurar que «no hay situaciones críticas en nuestros hospitales, incluidos los de Lombardía», la región más golpeada.

Discurso del presidente

Tras el anuncio el miércoles del cierre de los colegios, ayer llegó otro gesto de peso por parte de las instituciones para terminar de convencer a los italianos de la gravedad de la situación. El presidente de la República, Sergio Mattarella, intervino en la crisis con un discurso grabado en el que dijo a sus compatriotas que «pueden y deben tener confianza en Italia» y les pidió que respondan a la enfermedad «sin imprudencias pero sin alarmismos». El jefe del Estado, que goza de un gigantesco consenso más allá de las preferencias ideológicas, ofreció palabras de confianza al alabar el «excelente sistema sanitario nacional».

Ajenos al debate político, los estudiantes italianos aprovecharon su primer día sin clase para atestar los parques. Otras familias preferían que permanecieran en casa. «Yo no les dejo salir, al menos durante estos primeros días. La verdad es que tengo miedo. Han cerrado los colegios para evitar que haya demasiada gente junta y no quiero estar preocupada por lo que tocan en la calle o a quien se acercan», confesó Lucia, madre de dos pequeños escolarizados en la capital italiana. Los docentes ya han empezado a mandar a los alumnos por vía telemática deberes que deberán realizar en casa. Siguen así las indicaciones de la ministra de Educación, que animó a fomentar las clases a distancia.

Los médicos belgas se quejan por la falta de medios

El goteo de contagios en este país es continuo desde el pasado fin de semana, cuando se detectaba en Amberes el segundo positivo después de un mes. Hoy son 23. El gobierno federal, en funciones desde el 26 de agosto, mantiene el nivel de respuesta en la fase 1 de contención. Ha sido criticado por médicos de atención primaria al que le culpan de falta de medios e información y las urgencias de algunos hospitales han acusado el exceso de carga de trabajo por el miedo al contagio.

Mientras en los últimos días algunos expertos (cuestionados) han dibujado escenarios catastróficos con 850.000 infectados y más de 3000 hospitalizaciones. La responsable federal de sanidad, Maggie De Block, insistió ayer en la televisión pública francófona RTBF que «aún no se ha llegado a una situación que requiera cierres de escuelas o cancelaciones de eventos». Y remarcó la necesidad de dotar de más fondos «para suministros médicos». Como medida de precaución, el Atomium, el monumento más visitado del país (con 650.000 turistas el pasado año; un 13% más que el anterior) ha limitado el número de personas que pueden utilizar su ascensor de una sola vez; de 18 a 10.

Fuente de la noticia: https://www.hoy.es/sociedad/primer-vacaciones-coronavirus-20200305121741-ntrc.html

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