Page 16 of 59
1 14 15 16 17 18 59

Seminario Jurjo Torres Santomé Creación de Mentalidades Neoliberales y Neo-Conservadoras. (Video)

Por: Otras Voces en Educación/Luz Palomino
Estos seminarios de formación permanente en Pensamiento Crítico, son en alianza con CEIP Histórica de Argentina, Centro de Investigación RÍUS de Clacso-México y Otras Voces en Educación.
En esta oportunidad nos acompaño Jurjo Torres Santomé, quien es Catedrático de Didáctica y Organización Escolar en la Universidade da Coruña. Antes fue profesor en las Universidades de Salamanca y Santiago de Compostela. Profesor visitante en numerosas universidades españolas, portuguesas, latinoamericanas y norteamericanas en las que participo e impartio cursos, seminarios y conferencias. Coordinador del Grupo de Investigación en Innovación Educativas –GIE 000260 de la Universidade da Coruña (UDC). En sus palabras pretende ser un activista político, un profesional crítico comprometido con la transformación de la realidad, y en concreto con la mejora de la educación.
Líneas de investigación principales son: Políticas educativas y curriculares, curriculum integrado, curriculum antidiscriminación, análisis de materiales curriculares, educación inclusiva, y formación del profesorado.
Les recordamos que pueden conseguir toda la información de nuestros seminarios de formación en pensamientos critico, en las redes sociales de las organizaciones que hacen posible este espacio como lo son la CEIPH de Argentina, CINPECER de México y Otras Voces en Educación de Venezuela.
Recuerden seguirnos, compartir y suscribirse para llegar a mas personas y poder seguir construyendo este espacio de reflexión y debate, que es tan necesario para la defensa de nuestra educación publica como derecho humano fundamental para todas y todos.

Comparte este contenido:

Una crisis global, sistémica y sin precedentes

Por: Daniel Tanuro

 

La naturaleza sistémica de este extraordinario acontecimiento es evidente por el origen del virus, su modo de propagación y sus efectos sociales.

En los últimos decenios se ha descubierto que los virus rompen la barrera de las especies, se adaptan y contaminan al Homo sapiens, causando zoonosis. El SARS-CoV2 no es una excepción: además del VIH, se han conocido el Ébola, el Chikunguniya, el Zika, el SARS1, el MERS, la gripe aviar y algunos otros. Sin embargo, existe un amplio consenso entre los especialistas en que el salto de especies es atribuible a la deforestación, a la industria cárnica, a los monocultivos agroindustriales, al comercio de fauna silvestre, al lavado de oro, etc. Es decir, en términos generales, la destrucción de los entornos naturales por el extractivismo y el productivismo capitalista. Por lo tanto, COVID-19 no es una maldición que nos lleva de vuelta a la Peste Negra y a otros flagelos de la salud de la antigüedad; por el contrario, nos proyecta hacia las pandemias del futuro. Aunque el virus desaparezca, aunque se desarrolle una vacuna (¡no hay certeza al respecto, el VIH y la hepatitis C lo prueban!), otras pandemias ocurrirán mientras no se hayan erradicado los mecanismos responsables de las mismas.

El modo de propagación del virus es también una característica fundamental del capitalismo contemporáneo. De hecho, la velocidad con que la enfermedad se ha propagado por todo el mundo no sólo se debe a las características intrínsecas del SAS-CoV2 (menor letalidad que el SARS1, vinculada a una alta contagiosidad). También se debe de manera decisiva a la globalización y a la densidad de los intercambios aéreos extremadamente rápidos a lo largo de las cadenas de valor que unen las megalópolis de la producción capitalista. Sin este elemento decisivo, la epidemia probablemente no se habría convertido en una pandemia.

Dentro de estas megalópolis, el contagio se vio obviamente favorecido por la densidad de las poblaciones. Pero este factor no es absoluto; debe ser entendido en conjunto con otros dos parámetros. El primero es el crecimiento de las desigualdades sociales. El ejemplo de Nueva York es instructivo: la densidad de población es mayor en el rico Manhattan que en el Bronx, pero es en este vecindario poblado por gente pobre y generalmente racializada donde COVID ha causado proporcionalmente más víctimas. El segundo parámetro es la contaminación atmosférica: los análisis italianos y estadounidenses han confirmado las conclusiones presentadas por los investigadores chinos que, ya en 2003, en el caso del SRAS-1, habían establecido una correlación entre la densidad de las partículas finas en el aire, las enfermedades respiratorias resultantes y los daños causados por el virus.

La gestión de la pandemia por parte de los gobiernos merece una crítica detallada, para la cual no tenemos espacio aquí. Digamos simplemente que se trata claramente de una cuestión de gestión de clase, cuyas prioridades desde el principio han sido 1°) mantener la actividad del sector productivo de la economía en la mayor medida posible; 2°) evitar un desafío a las políticas de austeridad que durante décadas han debilitado el sector asistencial (hospitalario y extrahospitalario) ; 3°) imponer a la población medidas de confinamiento muy estrictas y/o medidas tecnológicas liberticidas (único medio de aplanar la curva epidémica de conformidad con los puntos 1° y 2°) que han tenido como efecto el agravamiento de las desigualdades y discriminaciones sociales, de género o «raciales».

La pandemia (¡y su gestión!) están precipitando el inicio de una crisis socioeconómica cuya magnitud superará repentinamente la de 2008, y podría incluso acercarse a la de 1929. Pero el análisis del fenómeno no puede ser estrictamente cuantitativo. Cualitativamente, de hecho, esta crisis es como ninguna otra. Hay que reconocer que tiene lugar en un contexto general y muy clásico de sobreproducción capitalista, ya bastante tangible antes de diciembre de 2019. Pero, a diferencia de una crisis clásica, la destrucción del excedente de capital no será suficiente, aquí, para restablecer los beneficios para asegurar la reactivación de la máquina. El virus, de hecho, es mucho más que un simple detonante: mientras no se ponga fuera de acción, se agarrará a los engranajes.

En otras palabras, el retorno a la «normalidad» podría ser imposible durante un período indefinido de tiempo… excepto a costa de eliminar a millones de los más débiles, los más viejos, los más pobres, los enfermos crónicos. La extrema derecha no duda en optar por esta «solución», como lo demuestran las manifestaciones anticonfinanciación en Estados Unidos y Alemania, así como las declaraciones de Trump y Bolsonaro. Nos corresponde a nosotros, ecologistas conscientes de que la vuelta a la «normalidad» es un callejón sin salida, sacar la conclusión: el capitalismo no se derrumbará por sí mismo. Debemos concretar en las luchas la elección entre un ecosocialismo que se ocupe de los humanos como de los no humanos y una caída en la barbarie.

Fuente e imagen:  https://ficciondelarazon.org/2020/06/19/daniel-tanuro-una-crisis-global-sistemica-y-sin-precedentes/#more-5899

Fuente original: L’Autre Quotidien

Comparte este contenido:

La grieta invade el ámbito académico en ciencias sociales o De la muerte del debate público.

Por: Miguel Andrés Brenner

 

Recuerdo a inicios de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando hacía poco estaba cursando la carrera de sociología, en la entonces Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que participé como asistente-alumno a un evento de magnitud histórica, que quedó en el olvido. Se concursaba la cátedra Sociología Sistemática. Habían dos competidores, Juan Carlos Portantiero y Justino O’Farrell, el primero dentro del marxismo, el segundo dentro de las “cátedras nacionales” con fuerte pregnancia peronista. Eran dos grandes académicos en aquel entonces. En el aula magna de la sede de la vieja facultad, repleta de asistentes, se dio un debate muy apasionado entre los integrantes de ambas cátedras postulantes en el concurso, demasiado apasionado. Debate público al fin, añorado en la actualidad.

Hoy se da una “grieta” en el ámbito académico, un debate similar sería casi imposible. Los de un posicionamiento excluyen a los de otro posicionamiento. El famoso “ágora” (del griego ἀγορά, asamblea, de ἀγείρω, “reunir”;​) de la antigüedad griega feneció. Los de un lado miran con desconfianza a los del otro lado. El “pensamiento único” que se asigna a la derecha en tiempos de neoliberalismo, invade con su espíritu todo el espectro académico.

Así, por ejemplo, el video con perspectiva educacional -figura más abajo- en su inicio y final, en tanto haya discordancia, puede llegar a oscurecer el centro del panorama explicativo del modelo neoliberal en educación. Valga el caso de una mirada “progresista” que pudiera no aceptar algunos de sus motivos, a partir de lo que se invalide todo el texto fílmico, sin poder discriminar entre lo valioso y no lo valioso desde el propio encuadre político.

Pero, también en el mismo “progresismo” hay grietas. Comento una experiencia que viví, aunque debido a motivos de discreción no puedo mencionar las fuentes de información. En un encuentro, previo a la asunción de Alberto Fernández a la
presidencia de la nación, se realizó un encuentro a efectos de diseñar los lineamientos de las futuras políticas educativas. Los expositores fueron seleccionados estrictamente dentro del ámbito del poder académico vigente, excluyendo a otros que aún pudieran tener miradas o expectativas diferentes, pero no disociadoras. Ni uno de ellos fue elegido (*), y los motivos pueden ser diferentes. Obviamente, es difícil que, independientemente de su aceptación o no, fueran también candidatos para ocupar cargos políticos en el nuevo período gubernamental. Y se da la posibilidad, otra forma de grieta, de no darles cabida simplemente por cuestiones de poder.

Hicimos alusión a la grieta. La palabra grieta aparece en nuestro país durante la primera década del siglo XXI. Tiene que ver con un uso lingüístico que señala la división maniquea de la sociedad argentina entre  kirchneristas  y  antikirchneristas. Dicho enfrentamiento político posee una alta y promovida dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia, de pura matriz emocional.

Proviene del latín “crepâre” (estallar). Según el Diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones, de las que subrayamos para nuestro caso aquellas que aluden al término “solidez”:

  1.  f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.
  2.  f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del cuerpo o en las membranas mucosas próximas a ella.
  3.  f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.

Grieta se usa a manera de metáfora. Un término nos permite comprender el significado de algo, nos permite comunicar algo a alguien, nos permite posicionarnos de alguna manera en el plexo de las relaciones humanas, en el caso al que aludimos, nos referimos al posicionamiento político. La solidez (firme, macizo, denso) de los cuerpos es estudiada originalmente por la física. En tal sentido, la grieta menta una “estallido” que hace casi imposible el diálogo. El diálogo supone al menos una base de acuerdo como punto de partida, si aquella no existe, tampoco el diálogo. Entonces, son los aspectos emocionales más negativos desde los que se entiende la realidad. Y, si vamos al ámbito académico, la “grieta” en el mismo significa la disolución de lo epistemológico o científico.

Hagamos un juego de imaginación. Consideremos el siguiente breve video en materia de política educativa: https://youtu.be/Qp8obtMJ-kI . Dejo a la libre consideración de cada lector del presente texto la mirada interpretativa que haría alguien que se ubica dentro de la derecha, dentro de la izquierda, dentro del progresismo.

Hagamos la salvedad de que dichos posicionamientos pueden ser ambiguos por lo genérico de cada uno de los mismos. Y otro interrogante más: como docentes, ¿sería dicho video materia de nuestra enseñanza?

(*) Ni uno de los 64 académicos fueron tenidos en cuenta. La propuesta fue por el mérito de estos, sin habérseles consultado al respecto.

Fuente: https://insurgenciamagisterial.com/la-grieta-invade-el-ambito-academico-en-ciencias-sociales-o-de-la-muerte-del-debate-publico/

Fotografía: Revista Bordes.

Comparte este contenido:

Educación y Posneoliberalismo

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

Cuando hace unas semanas hicimos la pregunta ¿qué va a pasar con los trabajadores de la educación que se encuentran en situación de vulnerabilidad? Esto frente a las condiciones difíciles que se vivirán durante el retorno a las clases presenciales (próximo agosto 2020), las autoridades educativas contestaron que se evaluaría caso por caso y que eso estaría supeditado a un examen médico, una certificación o una prueba sobre la presencia o no de la enfermedad Covid-19.

En los hechos, sin embargo, las autoridades educativas federales y estatales, en términos generales, no tienen disposición ni herramientas administrativas (jurídicas) para dar más licencias médicas o permisos para que las y los docentes, directivos escolares, asesoras y asesores técnicos, así como otras figuras educativas y personal de apoyo a la educación, que tienen antecedentes de enfermedades o situación adversa de salud (como diabetes, cáncer, hipertensión, obesidad, asma u otras enfermedades crónicas), no se incorporen de inmediato a las labores de la “nueva realidad” social y educativa (la noción de “nueva normalidad” no termina por convencerme).

Así, en los hechos, las autoridades educativas dan signos o pistas de retorno, pero hacia la “vieja normalidad”. De esa manera se traza el camino hacia la “regresión burocrática”. No permisos, no concesiones, no autorizaciones, no condescendencias. La lógica administrativa que viene será la de ¡¡¡No más suspensiones de clases, no más interrupciones injustificadas, no más ruptura de la continuidad institucional!!! (Aunque cuando llegan los Juegos Magisteriales, una buena parte de las maestras y los maestros interrumpen clases). Como si las y los trabajadores fueran los responsables de la cuarentena-cincuentena. Por lo tanto, se nos viene la etapa del no, no, no. La palabra favorita de la burocracia. Entonces, la otra pregunta sería: ¿Quedarán en el abandono y sin protección legal e institucional las y los trabajadores de la educación que presenten esos cuadros o síntomas de enfermedades, o que sean mayores de 60 años? ¿Qué cada quien se rasque con sus propias uñas?

El Poder del escritorio

A propósito de lo anterior (y casi como mera coincidencia) la semana pasada me enteré que un organismo público desconcentrado, administrador de la educación básica en un estado de la República (no digo de qué entidad, pero cualquiera puede deducir a cuál me refiero), pidió a sus directivos(as) altos y medios: Directores de área, jefes de departamento, jefes de sector, supervisoras y supervisores escolares y directoras(es) de escuela, el viernes por la noche, que hicieran una relación de nombres y claves presupuestales o claves de plazas magisteriales, de aquellos trabajadores y trabajadoras que estarían en situaciones de vulnerabilidad para identificarlos. ¿Cuál será la política específica a seguir acerca de estos trabajadores?

Aparte de que esa información podrían obtenerla directamente, es decir, desde la dirección de recursos humanos, se nota que el movimiento burocrático es como un “acto reflejo”, porque implica solicitar información de manera absurda, sin sentido. Ello nos indica, además, cómo funciona el poder del escritorio y cómo se justifica la existencia disfuncional de la burocracia dorada. La burocracia que caracteriza a la etapa del “posneoliberalismo”. Así en la educación pública; en los servicios de salud, y en todos, sin excepción, los demás ámbitos del sector público. Por cierto, algunos segmentos de la iniciativa privada, no se quedan atrás en estas regresiones burocráticas (por ej.: los servicios bancarios).

Más allá de la corrupción: la burocratización

Ello muestra, una vez más, que el “cambio de régimen” (que habría de incluir la modificación de los patrones administrativos cerrados y verticalistas), no llegará a su término o no sucederá pronto. No al menos en los próximos cuatro años. Las prácticas institucionales (los hábitos y las costumbres) se comen a las buenas intenciones del presidente López Obrador, de acabar con el régimen “neoliberal” para dar paso al “posneoliberalismo”.

Esta burocracia educativa, en particular, que insiste en solicitar información sin sentido a sus directivos y mandos medios, y que termina por perder la mirada hacia las necesidades apremiantes de sus trabajadores de base; es decir, una burocracia que se define por poner al trámite por delante y a las personas por detrás, es el sello del accionar público del Estado mexicano, hoy. Es la marca de nuestras instituciones nacionales y locales que se encargan de (des)administrar al sistema educativo.

Para finalizar este breve comentario, planteo otra pregunta-reflexión: ¿Qué capacidad financiera tiene el Estado mexicano (a través del ISSSTE) para dar soporte al personal educativo y de apoyo a la educación, ante los escenarios laborales y del derecho a la salud que se presentarán a partir del siguiente ciclo escolar 2020-2021?

Una más ¿Habrá fondos, así mismo, para contratar a personal interino que ocuparía temporalmente los puestos de trabajo de quienes se encuentran en situación vulnerable?

La posición y el papel del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y demás organizaciones gremiales, en ese sentido, y que están para defender los intereses de los trabajadores y las trabajadoras del sector (ello sin afectar el servicio educativo), se pondrá nuevamente a prueba. Y los altos dirigentes gremiales ¿Se quedarán acaso limitados en su actuación como simples “soldados intelectuales” del nuevo régimen?

Ahí está sobre la mesa no sólo el paquete de combatir las nocivas prácticas de la corrupción en las instituciones nacionales y estatales, a partir de la llegada del “posneoliberalismo”, sino también las añejas prácticas burocráticas en general, y en especial, de la educación pública.

jcmqro3@yahoo.com

@jcma23

Fuente: https://profelandia.com/educacion-y-posneoliberalismo/

Imagen: https://www.flickr.com/photos/ansesgob/7297227242/

Comparte este contenido:

La grieta invade el ámbito académico en ciencias sociales o de la muerte del debate público

Recuerdo a inicios de la década de los años setenta del siglo pasado, cuando hacía poco estaba cursando la carrera de sociología, en la entonces Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, que participé como asistente-alumno a un evento de magnitud histórica, que quedó en el olvido.

Se concursaba la cátedra Sociología Sistemática. Habían dos competidores, Juan Carlos Portantiero y Justino O’Farrell, el primero dentro del marxismo, el segundo dentro de las “cátedras nacionales” con fuerte pregnancia peronista. Eran dos grandes académicos en aquel entonces. En el aula magna de la sede de la vieja facultad, repleta de asistentes, se dio un debate muy apasionado entre los integrantes de ambas cátedras postulantes en el concurso, demasiado apasionado. Debate público al fin, añorado en la actualidad.

Hoy se da una “grieta” en el ámbito académico, un debate similar sería casi imposible. Los de un posicionamiento excluyen a los de otro posicionamiento. El famoso “ágora” (del griego ἀγορά, asamblea, de ἀγείρω, ‘reunir’​) de la antigüedad griega feneció. Los de un lado miran con desconfianza a los del otro lado. El “pensamiento único” que se asigna a la derecha en tiempos de neoliberalismo, invade con su espíritu todo el espectro académico.

Así, por ejemplo, el video con perspectiva educacional -figura más abajo- en su inicio y final, en tanto haya discordancia, puede llegar a oscurecer el centro del panorama explicativo del modelo neoliberal en educación. Valga el caso de una mirada “progresista” que pudiera no aceptar algunos de sus motivos, a partir de lo que se invalide todo el texto fílmico, sin poder discriminar entre lo valioso y no lo valioso desde el propio encuadre político.

Pero, también en el mismo “progresismo” hay grietas. Comento una experiencia que viví, aunque debido a motivos de discreción no puedo mencionar las fuentes de información. En un encuentro, previo a la asunción de Alberto Fernández a la presidencia de la nación, se realizó un encuentro a efectos de diseñar los lineamientos de las futuras políticas educativas. Los expositores fueron seleccionados estrictamente dentro del ámbito del poder académico vigente, excluyendo a otros que aún pudieran tener miradas o expectativas diferentes, pero no disociadoras. Ni uno de ellos fue elegido (*), y los motivos pueden ser diferentes. Obviamente, es difícil que, independientemente de su aceptación o no, fueran también candidatos para ocupar cargos políticos en el nuevo período gubernamental. Y se da la posibilidad, otra forma de grieta, de no darles cabida simplemente por cuestiones de poder.

Hicimos alusión a la grieta. La palabra grieta aparece en nuestro país durante la primera década del siglo XXI. Tiene que ver con un uso lingüístico que señala la división maniquea de la sociedad argentina entre kirchneristas y antikirchneristas. Dicho enfrentamiento político posee una alta y promovida dosis de irracionalidad, odio, prejuicio, intolerancia, de pura matriz emocional.

Proviene del latín “crepâre” (estallar). Según el Diccionario de la Real Academia Española tiene tres acepciones, de las que subrayamos para nuestro caso aquellas que aluden al término “solidez”:

  1. f. Hendidura alargada que se hace en la tierra o en cualquier cuerpo sólido.
  2. f. Hendidura poco profunda que se forma en la piel de diversas partes del cuerpo o en las membranas mucosas próximas a ella.
  3. f. Dificultad o desacuerdo que amenaza la solidez o unidad de algo.

Grieta se usa a manera de metáfora. Un término nos permite comprender el significado de algo, nos permite comunicar algo a alguien, nos permite posicionarnos de alguna manera en el plexo de las relaciones humanas, en el caso al que aludimos, nos referimos al posicionamiento político. La solidez (firme, macizo, denso) de los cuerpos es estudiada originalmente por la física. En tal sentido, la grieta menta una “estallido” que hace casi imposible el diálogo. El diálogo supone al menos una base de acuerdo como punto de partida, si aquella no existe, tampoco el diálogo. Entonces, son los aspectos emocionales más negativos desde los que se entiende la realidad. Y, si vamos al ámbito académico, la “grieta” en el mismo significa la disolución de lo epistemológico o científico.

Hagamos un juego de imaginación. Consideremos el siguiente breve video en materia de política educativa: https://youtu.be/Qp8obtMJ-kI . Dejo a la libre consideración de cada lector del presente texto la mirada interpretativa que haría alguien que se ubica dentro de la derecha, dentro de la izquierda, dentro del progresismo. Hagamos la salvedad de que dichos posicionamientos pueden ser ambiguos por lo genérico de cada uno de los mismos. Y otro interrogante más: como docentes, ¿sería dicho video materia de nuestra enseñanza?

(*) Ni uno de los 64 académicos fueron tenidos en cuenta. La propuesta fue por el mérito de estos, sin habérseles consultado al respecto.

Fuente: https://rebelion.org/la-grieta-invade-el-ambito-academico-en-ciencias-sociales-o-de-la-muerte-del-debate-publico/

Comparte este contenido:

Conferencia de Noam Chomsky: «Capitalismo y Resistencias en Tiempo de Pandemia» (Video)

Por: Otras Voces en Educación 

Seminario de «La Otra Política»

En alianza con el Centro Internacional de Investigaciones «Otras Voces en Educación» de CLACSO-Venezuela, la CEIP-Historica de Argentina, EL Centro Internacional de Pensamiento Crítico RIUS de CLACSO-México y la Universidad de Panamá, estamos impulsando una serie de seminarios en Pensamiento Crítico, buscando alternativas en contra del Neoliberalismo Educativo.

En esta oportunidad nos acompaño Noam Chomsky, quien es lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense de origen judío. Es profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts y una de las figuras mas destacadas de la lingüística del siglo XX, gracias a sus trabajos en teoría lingüística y ciencia cognitiva.

 

Comparte este contenido:

Reseña del libro Venezuela, vórtice de la guerra del siglo XXI

Por Gilberto López y Rivas

Reseña del libro: Venezuela, vórtice de la guerra del siglo XXI. Giordana García Sojo y Taroa Zúñiga Silva (compiladoras). Edición internacional solidaria con el pueblo venezolano, 2020. (288 páginas). La obra se puede descargar libremente en la página web de la editorial Lanzas y Letras

La obra se puede descargar libremente en la página web de la editorial Lanzas y Letras

Quiero agradecer la invitación para presentar esta importante obra colectiva: Venezuela, vórtice de la guerra del siglo XXI, compilada por Giordana García Sojo y Taroa Zúñiga Silva, publicación digital gratuita, en una edición internacional solidaria con el digno y combativo pueblo venezolano, a la que se sumaron siete colectivos editoriales de seis países diferentes, en tiempos en que una pandemia ha dejado al descubierto la esencia antihumana del capitalismo y de la alianza imperialista mundial que encabeza Estados Unidos, secuela, por cierto, de una crisis multifactorial de alcances y profundidades cercanas a un colapso que pone en peligro la existencia de la especie humana, e, incluso, de toda forma de vida en el planeta.

La publicación del libro no podía ser más pertinente, ya que Venezuela, en las contradicciones, complejidades y extraordinarios logros de su proceso revolucionario, tratados a profundidad en los capítulos de esta obra, ha sido, durante estos años, y hoy en día, en el desarrollo mismo de la pandemia COVID – 19, el blanco de una gama de ataques que van desde la guerra de amplio espectro apoyada por el Pentágono y sus aliados subalternos en el área, con sus múltiples intentos de golpe de Estado, pasando por la guerra económica, analizada magistralmente por varios de los y las autoras, la invasión mercenaria de paramilitares provenientes de Colombia, y, en particular, las campañas del terrorismo mediático que no han cesado un momento su labor desinformativa y contra informativa, y, lamentablemente, hasta el fuego, no tan amigo, de quienes pretenden, desde una izquierda que pasa por “neutral”, y que Néstor Kohan considera que “posa de “decolonial” y juega –astutamente—a ser ‘equidistante’ en los conflictos sociales”, pero asume, en la práctica, las mismísimas posiciones de una derecha apátrida que pretende aislar internacionalmente al gobierno legítimo, romper el orden legal y violentar la justicia y el estado de derecho, impuesto por la Constitución chavista-bolivariana.

Venezuela parece haber trastocado las capacidades teóricas y metodológicas de sectores de la intelectualidad y la academia latinoamericana, que, inmersos en las versiones sesgadas que ofrecen esta derecha ilustrada venezolana y las grandes cadenas noticiosas, ambas al servicio de las estrategias imperialistas y oligárquicas, repiten adocenadamente los argumentos de una oposición racista, clasista y golpista que pretende derrocar, por cualquier medio, incluso por la invasión con tropas extranjeras, a un gobierno elegido democráticamente por la mayoría de los ciudadanos. De manera reiterada, en artículos periodísticos, entrevistas y declaraciones que circulan por las redes, en orquestadas campañas, se insiste en presentar al gobierno de Nicolás Maduro como una dictadura represora, incluso como un régimen totalitario, enfrentada a un límpido, pacífico y desinteresado movimiento democrático. Nada se menciona en estos análisis, que pasan por objetivos, sobre los sustanciales apoyos económicos de Estados Unidos y sus organismos de inteligencia a los partidos y agrupaciones políticas emblemáticas de la oposición, al auto designado presidente interino, ligados muchos de ellos a organizaciones internacionales neonazis, de la ultraderecha anti socialista radicadas en Bogotá, Miami y México, y de conocidas fachadas de la CIA, como Alianza Parlamentaria de América, Unoamérica o la Human Right Foundation, de Uribe y sus muchachos sicarios y paramilitares.

Sorprendentemente, muchos de los firmantes no venezolanos de esos artículos, textos y declaraciones jamás han estado en Venezuela, ni mucho menos realizado trabajo en los barrios de los cerros de Caracas, ni en las zonas residenciales del este de la capital, donde viven muchos de los opositores que protagonizan la nueva telenovela, made in Venezuela, Los ricos también lloran. Esto es, declaran o escriben de oídas, a partir de sus posiciones políticas y trayectorias, algunos hasta con pasados de izquierda, debidamente rectificados para garantizar el éxito de sus carreras universitarias, o sus visas para el norte de sus nuevas brújulas ideológicas.

Queda convenientemente omitida la campaña mediática de satanización que se hizo de Hugo Chávez, primero, durante más de una década, y ahora, contra el actual gobierno de Venezuela encabezado por Nicolás Maduro. Esta dictadura mediática que falsea groseramente la realidad con fotomontajes, noticias inventadas (recordarán la fantasmagórica unidad antimotines de Cuba, actuando en Venezuela, o el supuesto “baño de sangre de Maduro” durante las elecciones de la Constituyente), la propaganda subliminal en primeras páginas, en suma, toda la gama de técnicas de la guerra sicológica puestas en práctica ya desde hace décadas bajo los esquemas de los manuales producidos por los militares estadunidenses, y que fueron utilizadas intensa y extensivamente en los casos de Chile, Nicaragua y Granada[1]. Esta campaña mediática, como veremos en las páginas de esta obra, va acompañada de boicots económicos, robo descarado de activos del gobierno de Venezuela, ocultamiento de alimentos y otros artículos de primera necesidad, incluyendo medicinas y otros insumos para enfermos crónicos y en peligro inminente de morir, antes y durante esta pandemia, así como de la acción de provocadores y paramilitares, varios de nacionalidad estadounidense, que invaden territorio venezolano, atacan instalaciones gubernamentales, organizan atentados contra el presidente, y aterrorizan a partidarios del gobierno, en las ciudades y en el campo, e, incluso, durante las llamadas guarimbas, los queman vivos.

Ya desde hace algunos años hemos insistido, a través de la lectura de los manuales de contrainsurgencia de los militares estadounidenses, que Javier Couso menciona en el prólogo, sobre la importancia que estos otorgan a los medios de comunicación como arma estratégica y política, particularmente, lo que denominan, la “batalla de la narrativa”:

  •  “Las guerras modernas tienen lugar en espacios más allá de simplemente los elementos físicos del campo de batalla. Uno de los más importantes son los medios, en los cuales “la batalla de la narrativa” ocurrirá. Ya nuestros enemigos han reconocido que la percepción es tan importante para su éxito como el evento mismo…Al final del día, la percepción de que ocurrió importa más, que lo que pasó realmente. Dominar la narrativa de cualquier operación, ya sea militar o de otro tipo, paga enormes dividendos. Fracasos en este terreno, minan el apoyo para nuestras políticas y operaciones, y actualmente pueden dañar la reputación del país y su posición en el mundo.[2]

Tomando en cuenta estas precisiones introductorias, y sin considerarme, de ninguna manera, experto o especialista en Venezuela, sino sólo a partir de mi militancia de solidaridad con la revolución chavista bolivariana, a través de la Red de Intelectuales en Defensa de la Humanidad, fundada en México en el 2003, y apoyada de manera decisiva por el comandante Hugo Chávez, desde la reunión de la red en Caracas, en el año 2004, sostengo que el libro que comento, es el que con el mayor rigor y profundidad analítica explica, explora, investiga y da cuenta de los múltiples contextos, significados, entramados, interrelaciones, retos, problemáticas y peligros de la revolución chavista bolivariana.

Aún más, el libro no sólo ofrece información empírica e interpretación teórica relevantes en la apreciación del fenómeno estudiado, sino que los y las autoras logran un equilibrio, pocas veces conseguido en el análisis político, entre el apoyo evidente al proceso revolucionario, junto a un ejercicio de la crítica frente a fenómenos como la corrupción o el burocratismo, entre otros lastres, que han impedido, en determinados momentos y circunstancias que en los capítulos se detallan, el desarrollo pleno de la construcción del poder popular, del Estado comunal, la democracia participativa y protagónica. Esto es, la obra mismo es una demostración, en los espacios de la investigación social, de la congruencia ética e intelectual de sus autoras y autores, que caracterizó al comandante Chávez.

El libro cuenta con un prólogo de Javier Couso Permuy, una introducción de las compiladoras, y contiene tres partes: 1.- Surgimiento del chavismo en la Venezuela – mina. 2.- Venezuela en el vórtice: guerra total al chavismo. 3.- Aquí no se rinde nadie: sujetos, perspectivas y retos. Y, finalmente, un “a manera de epilogo”, de las mismas coordinadoras.

Dada su extensión, cercana a las 300 páginas, en esta reseña destacaré, de manera discrecional, sin duda, sólo aquellos aspectos que llamaron mi atención para la comprensión integral del proceso revolucionario.

El compañero Javier Couso, autor del prólogo y diputado por varios años en el Parlamento Europeo, demuestra la certeza de esa frase de Martí que sostiene: “cuando muchos no tienen dignidad ni decoro, unos pocos tienen la dignidad y el decoro de muchos”. Javier fue una voz a contracorriente en ese espacio de la democracia burguesa, en el que se encuentran los más activos núcleos de agitación política contra el gobierno venezolano.

En su texto refiere que no es sólo por sus recursos estratégicos el asedio contra Venezuela, sino por múltiples factores, como el de la puesta en marcha de mecanismos de integración regional, a partir del liderazgo moral y político de Chávez, que, junto con Fidel, cuestionaron la hegemonía estadounidense.

En lo interno, no se le perdona la profundización de la democracia popular, los beneficios sociales y la capacidad militar defensiva. Varias veces en Venezuela, como integrante de la Red en Defensa de la Humanidad, y en su calidad de diputado, Javier concluye que la Revolución Bolivariana es un proceso sentido en el alma por parte importante de la población venezolana.

La introducción de las compiladoras resulta clave para comprender la orientación general del texto y su contenido, no obstante, las numerosas autorías y temáticas expuestas. Lo que caracterizó a los gobiernos progresistas de la “década ganada” para el continente, con la elección de varios presidentes con esta posición, es lo que Hugo Chávez denominaría “saldar la deuda social”, redistribución y democratización del acceso a bienes y servicios básicos.

En los últimos cinco años, sin embargo, se hace alusión al “fin de los gobiernos progresistas”. Las autoras buscan a través del análisis de la trama histórica, sortear el riesgo de la simplificación teórica, que tiende a restringir la complejidad política y geopolítica en que está inmersa América Latina a un movimiento pendular (derecha-izquierda) o a ciclos acotados. Es entonces necesario detenernos, alertan, en la porosidad de los procesos sociales y la centralidad del sujeto popular como reactor de las trasformaciones. Es imposible entender la aparición de gobiernos progresistas sin tomar en cuenta las formas de politización de los grupos organizados en torno a demandas concretas. En suma, resulta una perspectiva simplificadora, o al menos muy poco exacta, abordar la disputa geopolítica en la región mediante ciclos acotados por procesos electorales.

La pandemia evidenció las grietas del sistema privatizador y reduccionista del Estado del neoliberalismo, cuestionado todo el entramado del sistema público-privado de salud. El virus mostró las prioridades de clase y de intereses de cada gobierno por encima del mercado sobre las vidas. En este contexto, Estados Unidos lanza una nueva ofensiva contra Venezuela, que encierra incluso la amenaza de invasión militar. Trump ha fortalecido la narrativa maniquea de guerra fría contra toda ideología o sistema que implique una alternativa a su hegemonía, y Venezuela es el blanco perfecto, incluso, como el eje del mal (China-Rusia-Irán), esto es, se perfila como la cara latinoamericana del enemigo.  Sin estar exentos de contradicciones y falencias, el chavismo forjó un proyecto nacional y gran nacional pos neoliberal, apostando a la soberanía de la región como plataforma que lograse disputar poder en el tablero geopolítico de la región y del mundo.

Las autoras tratan el tema del Estado, relacionado con el neoliberalismo y su resignificación política como campo de batalla, asumiendo las tensiones con la potencia disruptiva y constituyente del campo popular versus la naturaleza constituida y conservadora del Estado moderno. Recuperar el rol del Estado como garante de derechos de las mayorías, a contrasentido del uso del Estado para preservar privilegios y beneficios del capital trasnacional. Manifiesto mi total acuerdo con la tesis de que el neoliberalismo no cesa al Estado, lo circunscribe a fines precisos enfocados en cierta clase y no socializados con las mayorías.

El neoliberalismo apuesta, también, a la despolitización, sin embargo, la politización de las comunidades se corresponde a otros modelos de participación en torno a actividades o demandas específicas.  Es de destacar esta idea de que la estigmatización de la izquierda y el progresismo en la región devino en una peligrosa oleada de odio y neutralización del otro, que se expresa de manera directa en Bolivia, después del golpe.

Las autoras exponen lo que denominan: diplomacia de arriba y de abajo. Destacan el campo minado que representa la “diplomacia” coercitiva de Estados Unidos, violentando groseramente el derecho internacional. En este contexto entra la OEA de Almagro, como ariete del golpe de Estado y el intervencionismo abierto de Estados Unidos, al igual que el llamado Grupo de Lima, contraparte del tejido integracionista de los gobiernos progresistas. La soberanía regional se convirtió en la cuerda que divide más tajantemente a ambas posiciones. El chavismo trasformó la manera de hacer política desde arriba. Pionero de la diplomacia de los pueblos.

Las compiladoras se interrogan: ¿Por qué este libro? Primero porque la estrategia de guerra contra Venezuela es precedente de cualquier gobierno o movimiento que logre contrarrestar con fuerza propia el sentido común neoliberal. De ahí la necesidad de la obra, cuyo eje es la propuesta de lecturas y análisis críticos del proceso venezolano, realizado por investigadores que han sido parte de la construcción del proyecto chavista, lo cual, ciertamente, le otorga un valor especial.

En la primera parte se examina el salto cualitativo que ha significado el chavismo en la cultura política venezolana, en un país que se ha caracterizado por su relación monodependiente con el petróleo. Los autores analizan el devenir histórico del chavismo en el contexto rentista. Con mirada crítica, cuestionan la burocratización y el hiperpartidismo como males que horadan el carácter revolucionario del proyecto chavista. En esta parte escriben: Reinaldo Iturriza López, Luis Salas Rodríguez y Manuel Azuaje Reverón.

En la segunda parte se aborda la guerra total al chavismo desde los centros del poder y sus brazos aliados en la región. Los trabajos de esta sección retratan la guerra hibrida contra Venezuela: ahogamiento económico, coacción diplomática y amenaza militar, a la vez que el terrorismo mediático, el uso de fake news, como se hizo en Yugoslavia y en el Medio Oriente, escribiendo Franco Vielma, Yekuana Martínez y Luis Delgado, Jorge Arturo Reyes, Pasqualina Curcio, y María Alejandra Aguirre Pérez.

En la tercera parte, autoras y autores que han trabajado en organizaciones y movimientos políticos de diversa índole, y a partir de esta experiencia, analizan la situación de los sujetos que hacen vida dentro del chavismo. También, se presenta el mapa de logros en materia social, las contradicciones, pendiente y retos del chavismo. Los autores y autoras sostienen que la guerra convirtió a Venezuela en una singularidad; pareciera que a las teorías de la izquierda académica les costara edificar nuevos conceptos que comprendan o siquiera aborden la cuestión venezolana; o se estigmatiza como experiencia fallida o simplemente se omite. Por ello, nos señalan, la necesidad de este libro, escrito desde y en contra de la guerra que enfrenta Venezuela. Quienes lo escriben han pensado y vivido la realidad venezolana desde adentro, asumiendo al chavismo como un proceso complejo en continuo devenir, cargado de tensiones internas y en lucha por seguir adelante. Escriben Hernán Vargas, Víctor Fernández, Lorena Fréitez Mendoza y José Roberto Duque.

Por razones de espacio, comentaré brevemente un capitulo que me resulta especialmente útil para el análisis político comparativo, con casos como el mexicano: “El Chavismo: de dónde viene y por qué aún resiste”, escrito por Reinaldo Iturriza López, quien analiza el surgimiento de una formula del chavismo en sus inicios para salir del laberinto, esto es, los rebeldes planeaban desencadenar escenarios de amplia participación, signados por un alto perfil de protagonismo de la población venezolana. Pero, se preguntaban: ¿Cómo lograrlo? ¿Cómo superar los límites de la democracia burguesa y alcanzar el protagonismo popular? Llegaron a conclusiones muy similares a las de los mayas zapatistas en su construcción de procesos autonómicos de democracia directa. Las comunidades, barrios, pueblos y ciudades deben contar con mecanismos y el poder para regirse por un sistema de autogobierno que les permita decidir acerca de sus asuntos internos, una política de los comunes, la considera el autor. “Nosotros lo que hacemos es creer en la fuerza del pueblo”, decía el comandante Chávez. Un liderazgo que toma conciencia de que su labor consiste en ponerse a la altura de ese pueblo, que, descubriendo su propia fuerza, se está encontrando consigo mismo.

Como ha ocurrido en muchas geografías, en el surgimiento del chavismo la izquierda no entendió nada. Así, el chavismo emerge en un contexto de severa crisis de las formas tradicionales de mediación política, comenzando por los partidos políticos, los movimientos sociales, los sindicatos, una izquierda pulverizada. Esto incluye a la intelectualidad, que, para Chávez, se limitaba a soñar en utopías. El movimiento bolivariano habría de ser el resultado de una amplia discusión, del pueblo mismo como intelectual colectivo, como contrapoder, para derribar el poder constituido.

Chávez presta atención especial a la lo que denomina “clase marginal”, como sujeto de la revolución bolivariana, la que se encuentra en los barrios, en los campos, entre los indígenas, lejos de los clisés de las posiciones ortodoxas sobre el papel de la clase obrera como sujeto central de la revolución, fuera de clasificaciones formales izquierda / derecha. Sostenía Chávez: “somos un movimiento revolucionario, un movimiento popular a favor de la causa de los dominados de este país y de este planeta, a favor de la justicia, de la revolución”. Para el comandante, la clave radicaba en el protagonismo popular y en la reivindicación de referentes ideológicos acordes con la historia y la cultura de Venezuela. En suma: Chávez comprendió que las revoluciones no se hacen en los palacios, que hay que gobernar en y para quienes habitan en las catacumbas siempre, a riesgo de perder o vender el alma. Que estar en Miraflores solo tiene sentido si se tiene vocación de subversivo.

Esta realidad del chavismo es inaceptable para el antichavista, y de ahí la idea imperante, entre la oposición y el imperio, de que el chavismo es un sujeto exterminable, no importa si esta política lleva al genocidio. Esto es, la deshumanización total de la política.

El autor analiza las razones de por qué resiste el chavismo. Señala que las transformaciones en el campo de la cultura política, ocurridas durante la década de los 90, aportan claves hermenéuticas decisivas y, de hecho, explican la existencia del chavismo duro. Acota que no es posible asimilar al chavismo con el gobierno y el Estado, que se convierten en terrenos de disputa. La base social del chavismo considera que no necesariamente la revolución debe hacerse desde el gobierno, sino apalancada en la fuerza del pueblo organizado. Incluso el chavismo tiene una valoración muy negativa del funcionariado promedio, pero este malestar no se traduce en una identificación política con el antichavismo, con sus profundos prejuicios de clase y raza. El chavismo, al mismo tiempo, ha actuado como una fuerza de contención, como disuasoria de la violencia. El chavismo aún es capaz de resistir porque aquellas ideas-fuerza en torno a las cuales se amalgamó tienen plena vigencia.

Por último, en el epilogo, las compiladoras mantienen que el chavismo superó la identificación con un individuo. Éste se ha reconstituido: en un plano macro, gubernamental, y en plano micro y extensivo que se traduce en la politización y construcción colectiva. 20 años de bloqueo y asedio, bajo las que se consolida el chavismo, templaron un carácter de aguante constante. La línea opositora apuesta abiertamente al clasismo y al racismo, recordemos los términos utilizados para referirse al comandante: macaco, simio, mico. Durante los primeros quince años, el chavismo resistió desde el ejercicio de administrar el Estado y a través de propuestas alternativas de organización y visibilización popular, así como sentidos comunes soberanistas (el sentimiento de patria y de patria grande). Es notable el hecho de que se resistió, para mantener el talante democrático del proyecto, en función de una constante dinámica electoral. Sin embargo, actualmente, el chavismo debe ajustarse y reinventarse en función de las necesidades y demandas de nuevas generaciones.

La oposición ha ido definiendo nuevas rutas en torno al chavismo, sin un proyecto político independiente. Oposicionistas, utilizando el termino de Luis Salas, para el ala más radical. Ha probado opción electoral, violencia directa, injerencia externa, a veces de manera simultánea. El gran aliado de la oposición es el sector empresarial e importador que arrincona al gobierno con desabastecimiento programado, hiperinflación, que incide en la cotidianidad y la gobernabilidad, todo esto aumentado por las brutales sanciones económicas de Estados Unidos. Entre la vía electoral y la salida violenta, la oposición se ha tambaleado, sin un plan de gobierno ni opción intermedia. De ahí su apuesta por la vía intervencionista, lo cual le hace perder eficacia nacional. Recordemos las guarimbas, con 43 muertos y más de 800 heridos.  Al cada vez más patético Guaidó, y su autoproclamación como presidente, con todo el apoyo mediático, que juega su papel para el reconocimiento de gobiernos extranjeros y organismos internacionales. En todo momento, el respaldo de los medios corporativos y los halcones de la guerra de Estados Unidos.

Con todo, el buen manejo de la pandemia y de la emergencia sanitaria jugó en favor del gobierno del presidente Maduro, situación vetada por los medios en el ámbito mundial. Que EE.UU. insista y triplique esfuerzos por asfixiar a Venezuela, en este contexto de pandemia, da cuenta de porqué el país caribeño no sólo sigue estando en el vórtice de la guerra híbrida del siglo XXI, sino también en el centro de las resistencias y esperanzas.

Lectura imprescindible y urgente, este libro se constituye en herramienta no sólo para comprender la cuestión venezolana y la geopolítica de la región latinoamericana; también, es de gran ayuda para nutrir al intelectual colectivo, en nuestras propias realidades nacionales, para construir y fortalecer los procesos de construcción de poder popular, de lo que el EZLN ha denominado mandar obedeciendo, en el ejercicio de una democracia de abajo y a la izquierda, participativa y protagónica, por la que luchó el presidente y comandante Hugo Chávez Frías.

Cuernavaca, Morelos, México, confinado, pero no callado, 14 de junio de 2020.


[1] Fred Landis. CIA psychological warfare operations, how the CIA manipulates the media in Nicaragua, Chile and Jamaica, Science for the PeopleJanuary-February, 1982, Vol. 14, no. 1

[2] Ver en libros libres de Rebelión: Gilberto López y Rivas Estudiando la contrainsurgencia de Estados Unidos: manuales, mentalidades y uso de la antropología, Universidad de San Carlos, Guatemala, 2015.

La obra se puede descargar libremente en la página web de la editorial Lanzas y Letras

Fuente: https://rebelion.org/resena-del-libro-venezuela-vortice-de-la-guerra-del-siglo-xxi/

Comparte este contenido:
Page 16 of 59
1 14 15 16 17 18 59