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Argentina: Ciudad, sin clases: el 90% de los docentes adhirió al paro

Miles de docentes se sumaron al paro propuesto por los gremios en rechazo a la «insistencia del Gobierno de la Ciudad de mantener las escuelas abiertas».

Alrededor del 90% de los equipos de docentes de todos los niveles educativos de la Ciudad de Buenos Aires adhirió al paro de este martes, que fue propuesto por los gremios del sector en rechazo a la «insistencia del Gobierno de la Ciudad de mantener las escuelas abiertas» a pesar de la segunda ola de contagios masivos por Covid-19.

Integrantes de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), el Sindicato Argentino de Docentes (Sadop), la Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior (Ademys) y la Unión Argentina de Maestros y Profesores (Camyp) adhirieron al paro al no reconocer la legitimidad del fallo de la justicia porteña que obligó a escuelas y colegios a recibir a sus alumnados para clases presenciales.

El lunes de esta semana todos los gremios convocantes remarcaron el «alto nivel de acatamiento» al paro de 24 horas dispuesto en las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires en rechazo del fallo de la justicia porteña, que autorizó la presencialidad en los establecimientos, tras la solicitud de Rodríguez Larreta.

Los sindicatos rechazan el regreso a la presencialidad en las aulas ante «el descontrolado aumento de los casos por la Covid-19» al tiempo que respaldan el decreto vigente hasta el viernes 30 de abril y «el cumplimiento de todas las medidas sanitarias».

El decreto del presidente Alberto Fernández 421/2021 dispuso desde las 20 del viernes último nuevas restricciones en el Área Metropolitana Buenos Aires (AMBA), de la cual la Ciudad forma parte, para evitar la propagación de la pandemia de coronavirus que azota al país en esta segunda ola, y con nuevas cepas.

«A última hora de la noche del domingo, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, sosteniéndose por una estrategia de Lawfare, dio la orden de continuar con la presencialidad escolar desconociendo el Decreto de Necesidad y Urgencia dictado por el Poder Ejecutivo Nacional que indica la suspensión temporal por dos semanas de las clases presenciales como medida de cuidado sanitario», expresaron Angélica Graciano, secretaria general UTE-Ctera, y Paula Galigniana, secretaria de Comunicación, Prensa y Difusión del gremio de docentes.

«Desde el comienzo del ciclo lectivo 2021 venimos denunciando y reclamando tanto a las autoridades ministeriales como al propio Larreta las deficiencias de los protocolos vigentes así como también la falta de inversión en infraestructura e insumos para poder llevar adelante una presencialidad cuidada», comunicaron desde el sindicato.

Por su parte Jorge Adaro, secretario adjunto de Ademys, expresó a Télam que «habrá paro de actividades hoy y mañana porque necesitamos pasar a la virtualidad mientras siga la ola ascendente de contagios» por Covid-19.

Mientras tanto, la secretaria general del gremio, Mariana Scayola, denunció a El Destape Radio que a esta situación se suma «la presión de Larreta que es la de realizar descuentos en los sueldos si hacemos paro, porque no llegamos a fin de mes», tras lo cual solicitó «suspensión de la presencialidad, vacunación masiva y equipos para la virtualidad».

«Los docentes están dispuestos a dar esta pelea. Estamos discutiendo entre contagiarnos o no«, convino, y citó como ejemplo que «ayer una docente no conseguía cama de terapia intensiva».

Scayola aseguró que «el gran evento masivo que produjo esta segunda ola fue la apertura de las escuelas» y por eso para ella «lo que hacen Larreta y Acuña es de un cinismo completo», en referencia a sus declaraciones en favor de la educación ya que «en diciembre redujeron el presupuesto educativo».

Según Scayola, «ayer hubo un 90% de acatamiento al paro y hoy será similar«, en referencia a este martes.

En tanto, Sadop realizará «una retención de tareas presenciales» y continuará con la virtualidad, «como determinó la medida oficial», indicaron en un comunicado en referencia al decreto presidencial.

Fuente: https://www.minutouno.com/ciudad/clases-el-90-los-docentes-adhirio-al-paro-n5186031

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Libro (PDF): Pandemia, política econômica e as mudanças na orden juridica

Reseña: Clae


Editado por el Instituto RTM de Direito de Trabalho e Gestao Sindical y Belo Horizonte 2020, este libro fue organizado por Giovani Clark, Ícaro Moreira Ursine, Ricardo Antonio Lucas Camargo y Samuel Pontes do Nascimento. Se pregunta cuáles son los frutos que se están escogiendo para enfrentar la pandemia del covid-19.

La obra está compuesta de trabajos con diversos abordaje sobre el tema, producidos por docentes y disertantes de las universidades brasileñas PUC Minas, UFMG, UEMG, UFPI, UFRGS UFJF, USP, UFV y de Instituciones de Enseñanza Superior de Argentina y Uruguay, que investigaron, debatieron e intercambiaron informaciones sobre los acontecimientos durante el largo y difícil 2020, todos reunidos por el grupo de estudios de la Fundação Brasileira de Direito Econômico (FBDE) y del Grupo de Estudios e Pesquisa em Direito Econômico Washington Peluso Albino de Souza.

Livro – Panademia, Política Econômica e as mudanças na ordem jurídica 2020

Fuente e imagen:  https://estrategia.la/2021/03/17/pandemia-politica-economica-e-as-mudancas-na-orden-juridica/

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La ‘Fatiga Zoom’, Un Nuevo Cansancio

Por: José Ramón Ubieto Pardo*

«Fijar la atención es sobre todo fijar la mirada, lo que no hay que confundir con un ejercicio de concentración intelectual que produciría un saber analítico »  

El confinamiento nos ha traído una nueva y paradójica modalidad de cansancio: la fatiga de las videollamadas. Paradójica porque, a pesar de que ahora los cuerpos no se desplazan por pasillos de metro, calles abarrotadas o atascos interminables, terminan el día, sin embargo, más agotados que antes.
Cuerpos atrapados en las pantallas
 
La primera razón parece obvia: si no circulan libremente es porque están atrapados entre la incertidumbre y el miedo, la angustia y la pesadumbre. El cansancio es uno de los signos clásicos del afecto depresivo, junto a otros como la tristeza, el lloro o la falta de ganas (apetito, sexual, placer…).
Pero hay otras razones derivadas específicamente del uso de la tecnología. Las salas virtuales donde “nos reunimos” por videollamada con colegas, pacientes, amigos o familiares dislocan la imagen y el cuerpo. En las pantallas aparece a la vista de todos nuestra imagen, sí, pero más fija y rígida que de costumbre, a veces incluso temporalmente congelada. Mientras que en la intimidad (familiar) tenemos el cuerpo.
Ese simple hecho tiene sus consecuencias porque, en lo presencial, cuerpo e imagen se acompañan y se sostienen juntos, con el añadido de la palabra. Los tres se anudan según el estilo de cada persona (introvertido, extrovertido, extravagante, discreto…).
Sostener la imagen y esa mirada de las pantallas que no cesa resulta cansado, porque además no tenemos los otros recursos expresivos (gestos faciales y del cuerpo). Ni siquiera el silencio (que forma parte de la voz) podemos usarlo a nuestro antojo. No hay que obviar que, a veces, ese silencio se nos impone por deficiencias de la conexión sin que podamos saber si es intencional (del interlocutor) o ajeno a él.
No nos queda otra, pues, que fijarnos nosotros también a la pantalla y escrutar los múltiples estímulos en galería de todos los demás participantes, en un intento desesperado de reducir la distancia de los cuerpos.
Mismo lugar, mismo semblante
 
También hemos perdido la opción de los cambios de ritmo que implican los desplazamientos y que aligeran la mente y el cuerpo. Ahora “nos reunimos” en el mismo espacio con amigos, familia o colegas, todo sin salir de casa. La supuesta diversidad se reduce a más de lo mismo.
A esto se suma que, en la vida presencial, los seres hablantes nos inventamos un semblante (apariencia) para ir por el mundo. Una manera, cada uno la suya, de anudar el cuerpo, la palabra y la imagen, que se compone y descompone en los ceremoniales del encuentro: saludo, contacto, despedidas, diversos según cada cultura, costumbre o estilo.
Ahora, sin embargo, esos ceremoniales se han reducido a una sola versión, la digital. Y al final resulta que esa repetición de lo mismo nos agota y nos aburre. Los hay, incluso, que buscan fondos de pantalla para en sus reuniones digitales imaginar otros espacios y otras sensaciones.
¡Atención es dinero!
 
Este fenómeno, al que el filósofo Byung-Chul Han, ha dedicado su último libro (La desaparición de los rituales, Herder, 2020) tiene ya cierto recorrido. Surgió hace unos años de la preocupación de algunas firmas tecnológicas, desesperadas por un nuevo modelo de negocio que implicaba captar la atención constante de la gente. Eso llevó a estudiar la “economía de la atención”, porque de esa atención dependían sus dividendos.
En la medida que los contenidos y las informaciones crecen ilimitadamente –aumentando la oferta y devaluándola económicamente–, el recurso más escaso y más valioso es la atención. Esto genera una competencia salvaje y propulsa fórmulas novedosas de retener al consumidor el mayor tiempo posible. De esta manera, se hace posible la extracción de información que se produce durante la conexión, lo cual aumenta y produce más beneficios. Es la base de la minería del Big Data.
Fijar la atención es sobre todo fijar la mirada, lo que no hay que confundir con un ejercicio de concentración intelectual que produciría un saber analítico. Fijar la mirada es gozar de esa mirada, satisfacer lo que los psicoanalistas Freud y Lacan llamaron la pulsión escópica. La pulsión es un empuje a una actividad repetida, que no cesa y cuya satisfacción está en el mismo hecho de su repetición. Si además eso puede monetizarse, como ocurre en lo digital, miel sobre hojuelas. Todos ganan: el internauta y los proveedores.
La hiperatención resulta, además, una terapia frente a la angustia, diferente y más aceptable que los ansiolíticos. Si tengo dudas sobre quién soy, mi valor social, cómo me perciben los demás, eso que llaman autoestima, la exposición a las pantallas me ofrece algunas respuestas. Si bien hay que admitir que suelen ser insatisfactorias o poco duraderas.
Lo virtual no sustituye lo presencial
 
Las virtudes de la conectividad son evidentes, y más en tiempos de pandemia. Mantienen y crean algunos vínculos, e incluso forman comunidades virtuales. No hay que desdeñar ese efecto ni separarlo radicalmente de lo presencial, como hace Han. La clave no está, como él piensa, en la comunicación, sino en la satisfacción obtenida. Todos los rituales –incluidos los virtuales– velan el hecho de que nuestra satisfacción tiene un inevitable matiz autista. Ocultan el hecho de que gozamos solos con nuestro objeto (las pantallas). De ahí la necesidad de reproducir esos mismos encuentros presenciales en la red.
El problema surge cuando el abuso de las videollamadas y las pantallas –esa fijación pulsional non stop– termina produciendo aburrimiento y cansancio. La buena noticia es que hay vida más allá de esta especie de zumbido constante de la zoomvida en la que estamos. Para ello, conviene separarse un poco del efecto hipnótico, reducir los encuentros virtuales y velar la mirada (pantalla) de vez en cuando, restringiéndola a la voz.
La crisis actual no debería hacernos olvidar que lo virtual puede complementar, pero no sustituir, el encuentro presencial.
*José Ramón Ubieto Pardo, profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, UOC – Universitat Oberta de Catalunya
 
Fuente:  https://www.bloghemia.com/2021/04/la-fatiga-zoom-un-nuevo-cansancio.html

Este artículo ha sido republicado originamente en  The Conversation bajo licencia Creative Commons . Aquí pueden acceder al artículo original

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Los pandemials y la expansión de la idiotez

Por Darío Balvidares*                                                         

Conforme avanza la pandemia, los contagios aumentan, las camas de terapia intensiva disminuyen y se acaban, los trabajadores de la salud con agotamiento sostenido, mientras los pandemials desafían el mundo real, imponiendo los intereses de la idiotez y fallos judiciales de dudosa procedencia y deficiencia argumentativa, que invitan a docentes, auxiliares, estudiantes y familias a coquetear con los contagios, la enfermedad y la muerte, dando lugar a la decisión política del jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el neoliberal, Horacio Rodríguez Larreta.

A diferencia de los Centtennials, Millennials y otras catalogaciones que describen comportamientos generacionales de manera epocal dentro del contexto de clase que el capitalismo impone; los pandemials fueron apareciendo por generación espontánea y abarca un variopinto rango de edades, géneros y estatus sociales.

Pero los más peligrosos son los pandemials que toman las decisiones políticas y los pandemials periodistas, unos porque traman nuestro destino y otros porque construyen el paupérrimo sentido común desde lo que se dio en llamar la “opinión pública”.

No todo es una cuestión de la “grieta” vernácula, de hecho en lo que respecta al tema de la educación presencial o a distancia en el contexto covid-19, viene de una reunión (virtual) de carácter mundial en la que la UNESCO[1] convocó a funcionarios de educación de distintos países,  entre los que participó el ministro de educación de la Nación, Nicolás Trotta.

Justamente, “mantener las escuelas abiertas” fue el primer tema en la que los disertantes coincidían en que la “presencialidad es lo último que hay que cortar”.

En realidad, la premisa ya la había decidido la propia UNESCO (uno de los motores  principales de la reforma confiscatoria de la educación pública) y un referente del Banco Mundial (el otro motor) que también participó del evento, de ahí que con ese mandato y la bajada posterior al ineficaz Consejo Federal de Educación, el propio ministro Nicolás Trotta hizo declaraciones como ésta:

 

“… en las escuelas, como en aquellos lugares donde se logra cumplir con los protocolos, hay bajo riesgo de contagio, lo demuestra la evidencia (…) No se van a cerrar las escuelas…[2]

Algo similar dijo la ministra, Soledad Acuña, en la Ciudad de Buenos Aires:

las escuelas tuvieron ‘un nivel bajísimo de casos que dieron positivo’ y que ‘no hubo contagios en las burbujas dentro de las que se dieron esos casos’…[3]

Mientras se incumplía el primer día del judicializado DNU presidencial, que suspendía por 15 días la educación presencial, ambos “engrietados” coinciden, no sólo en estas apreciaciones sin sustento científico, también lo hacen en relación con los convenios firmados con ong y fundaciones empresariales[4].

Frente a los pandemials y otros practicantes de la idiotez y en relación con estas manifestaciones es importante informarse. Un artículo de la revista The Lancet titulado “La reapertura de la escuela sin una sólida mitigación del COVID-19 corre el riesgo de acelerar la pandemia” contradice el remanido argumento esgrimido tanto por el ministro de educación de la Nación, como por la ministra de la Ciudad de Buenos Aires, recordando que Soledad Acuña, es la misma que decía que:

“Tenemos millones de papers científicos que confirman que los chicos no son un factor de transmisión masivo, que las escuelas abiertas, al revés de lo que se pensaba, son un espacio, con protocolos, no solo necesarios sino posibles”[5]

Afirmaciones que demuestran que tampoco hubo lectura del informe que desarmaba el mito:

“A lo largo de la pandemia de COVID-19 ha existido un mito persistente de que los niños apenas se ven afectados por la enfermedad. Nada podría estar más lejos de la verdad”, asegura Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF (…) Si bien los niños pueden enfermarse y propagar la enfermedad, esto es solo la punta del iceberg de la pandemia. Las interrupciones en los servicios clave y las crecientes tasas de pobreza representan la mayor amenaza para los niños. Cuanto más persista la crisis, más profundas serán sus repercusiones en la educación, la salud, la nutrición y el bienestar de los niños. El futuro de toda una generación está en riesgo”[6].

Cabe agregar que los pandemials del ineficaz Consejo Federal de Educación habían establecido el “semáforo” como herramienta indicativa de los alertas, el que se fijaba como “rojo” cuando la circulación viral se estableciera en más de 200 contagios cada 100 mil habitantes, ese número es largamente superado casi en todo el país. En el momento que escribo este artículo en la Ciudad de Buenos Aires hay 1200 contagios cada 100 mil habitantes. ¿Quién se robó el semáforo?

La máquina de destrucción masiva

El partido gobernante de la Ciudad (PRO) se ha caracterizado por ser una suerte de máquina de impedir, con la baja sistemática del presupuesto educativo, que cuando asumió (2007) rondaba el 28%, que tampoco significaba demasiado, hasta este 2021 que está en el 17%.

Pasado un año de la pandemia el gobierno de la Ciudad no invirtió en la conectividad siendo uno de los impulsores discursivos de las bondades de la tecnología y estigmatizando de manera continua la falta de capacitación, al mismo tiempo que  suprime la entrega de computadoras tanto a estudiantes como a los propios docentes;  a quienes trata de “fracasados” que terminan en la educación, dijo la misma ministra, pandemial, Soledad Acuña:

“… son personas cada vez más grandes de edad, que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras…[7]

Los mismos que quieren borrar la historia de 29 profesorados y los turnos noche de las escuelas secundarias.

Los mismos que tienen inconfesables off short, como el empresario Gabriel Sánchez Zinny, ex Director de Escuelas en provincia de Buenos Aires y que, actualmente, ocupa el cargo de  Director de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa porteña (UEICEE); fue declarado “persona no grata” por los sindicatos UTE y ADEMyS,  es el responsable,  junto a la exgobernadora, María Eugenia Vidal (que terminó su mandato con 340 escuelas cerradas por problemas de infraestructura), de las muertes de la docente, Sandra Calamano y el auxiliar, Rubén Rodríguez por la explosión en la escuela número 49 de Moreno el jueves 2 de agosto de 2018.

Este pandemial comparte con otro, Esteban Bullrich (ex ministro de educación, primero en la Ciudad de Buenos Aires y luego de la Nación y actual senador nacional) Formar Foundation (actualmente inactiva), una off short que fuera denunciada en el caso conocido como Panamá Papers, con domicilio en  Florida[8], paraíso fiscal de Estados Unidos.

Durante sus gestiones todo el sistema educativo sufrió una campaña sistemática de precarización y tercerización en manos de ejecutivos de fundaciones “amigas” ocupando cargos públicos, desmantelando programas y recortando el presupuesto en áreas sensibles, sin inversiones en equipamiento tecnológico (computadoras y plataformas de conectividad en las escuelas y conectividad gratuita en los barrios más humildes).

El gobierno de Horacio Rodríguez Larreta (ex director del Grupo Sophia financiado entre otras fuentes,  por la Banca de Boston durante la década del ‘90) en la Ciudad de Buenos Aires no sólo no  invirtió en todo el 2020 en tecnología, ni tampoco en infraestructura para adecuar las aulas de las escuelas a los requerimientos de seguridad e higiene que la situación requiere.

Estos son, simplemente, algunos recordatorios para ver que los pandemials no son sólo producto de un virus, son los destructores de lo público, lo privatizadores de lo común, los que desconocen la solidaridad con el cinismo que la idiotez que antepone sus intereses fundamentalistas y mezquinos les otorga.

Los pandemials habitan en el poder judicial

Con ese mismo cinismo del idiota “la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo, Tributario y de Relaciones de Consumo de la Ciudad de Buenos Aires falló a favor de la presencialidad…[9]

 En los fundamentos del fallo citan la  Ley 26.206  (LEN) en su el Artículo 4°

El Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la responsabilidad principal e indelegable de proveer una educación integral, permanente y de calidad para todos/as los/as habitantes de la Nación, garantizando la igualdad, gratuidad y equidad en el ejercicio de este derecho, con la participación de las organizaciones sociales y las familias.”

Y luego refiere el Artículo 5º 

“El Estado nacional fija la política educativa y controla su cumplimiento con la finalidad

de consolidar la unidad nacional, respetando las particularidades provinciales y locales”.

Sin la pretensión de un análisis jurídico, sino a través de un simple análisis del discurso, está claro que el “El Estado nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tienen la responsabilidad”.

Pero el Artículo 3 expresa que: “La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado” y el  Artículo 5° determina al Estado nacional fijar la política educativa.

Eso es lo que hace al argumento del gobierno nacional decretar la suspensión de las clases por 15 días en virtud de la urgencia que amerita el avance desmesurado de los contagios y que el gobierno de la Ciudad no deba pedir la inconstitucionalidad del DNU presidencial, manifestando que  se vulneran las “particularidades provinciales y locales”, puesto que la crisis sanitaria producto de la pandemia no es ninguna “particularidad” propia de la Ciudad.

Incluso el Artículo 129 de la propia Constitución Nacional establece:

“La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente por el pueblo de la ciudad.

Una ley garantizará los intereses del Estado nacional, mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación…”

De acuerdo con el artículo, el gobierno de la Ciudad es autónomo y los  habitantes votan sus autoridades, sin embargo el mismo artículo agrega que se garantizará los intereses del Estado Nacional, algo que el gobierno/equipo de los pandemials no está garantizando.

Incluso el artículo 128 instituye:

Los gobernadores de provincia son agentes naturales del Gobierno Federal

para hacer cumplir la Constitución y las leyes de la Nación.

No hace falta mayor explicación, para no subestimar al lector de este artículo, sí señalar

que para los pandemials  “su ideología constituye el velo que les tapa la realidad”, además de escasear en lectura o por lo menos en compresión e interpretación de texto.

De ahí las contradicciones, el vicejefe de Gobierno porteño había expresado que: “Si hay una segunda ola tendremos que parar con la presencialidad por 10 o 15 días”[10]

Y no solo hacen lo contrario, sino que se transforman en sofistas de folletín, exponen al conjunto de la población al contagio ilimitado, usan a esos “tribunales” que excretan fallos a pedido, pero jurídicamente nulos, como ya lo definió el juez federal  en lo Contencioso y Administrativo, Esteban Carlos  Furnari que dejó sin efecto la resolución de la Cámara de Apelaciones porteña que habilitaba las clases presenciales en la Ciudad por no tener competencia sobre el tema.

Una para el final

El equipo de pandemials que “administra” la Ciudad de Buenos Aires, con Horacio Rodríguez Larreta como “líder”, desobedece el fallo de la Justicia Federal.

Estamos frente a un crecimiento exponencial de contagios y los Pro-Pandemials juegan con la enfermedad; tampoco invirtieron en infraestructura hospitalaria y no reconocen  la profesionalización de los enfermeros/as.

La Corte Suprema  tiene en sus manos un tema jurídico de fácil solución, que pone de manifiesto si desde ese Olimpo, también folletinesco, pueden ver la realidad que nos impone el virus, mas allá del DNU que es necesario, pero del todo insuficiente.

Los docentes interpelan el delirio del gobierno porteño con su lucha por la vida, mostrando que la realidad del covid-19 no es discursiva, es letal.

*Profesor y Licenciado en Letras (egresado FFyL – UBA)

Fue docente durante 30 años en la Escuela de Comercio 3 DE 7 Hipólito Vieytes de la que se jubiló como Rector en 2015.

Investigador en Política Educativa; autor de La educación en la era corporativa, la trama de la desposesión Editorial Herramienta – Contrahegemonía 2019 y La novela educativa o el relato de la alienación Redes Cultura 2005 (con prólogo de Osvaldo Bayer).  Además de decenas de artículos publicados en Rebelión; Contrahegemonía Web y Otras Voces en Educación.

Productor periodístico y columnista del programa “La Deuda Eterna” (FM Flores 90.7 CABA y Radio La Retaguardia entre 2006 y 2020).

 

[1]Un año de COVID: priorizar la recuperación de la educación para evitar una catástrofe generacional” 29/03/2021

https://en.unesco.org/news/one-year-covid-prioritizing-education-recovery-avoid-generational-catastrophe

[2] https://www.telam.com.ar/notas/202104/550481-trotta-no-se-van-a-cerrar-las-escuelas.html

[3] https://www.minutouno.com/politica/clases-presenciales/acuna-admitio-que-varias-escuelas-no-pudieron-abrir-hoy-sus-puertas-n5185666

[4] https://laeducacionenpedazos.blogspot.com/2021/03/los-mios-los-tuyos-y-los-nuestros-all.html

[5]  https://www.nueva-ciudad.com.ar/notas/202102/45379-acuna-dijo-que-les-nines-no-contagian-dura-respuesta-de-especialistas.html

[6] https://news.un.org/es/story/2020/11/1484262

[7] https://www.laizquierdadiario.com/Pobres-viejos-zurdos-y-fracasados-brutales-definiciones-de-Soledad-Acuna-sobre-la-docencia?utm_source=lid&utm_medium=wp&utm_campaign=article-social-actions

[8] https://opencorporates.com/companies/us_fl/N06000009549

[9] https://www.minutouno.com/politica/ciudad-buenos-aires/que-dice-el-fallo-que-permite-las-clases-presenciales-la-n5185512

[10] https://www.ambito.com/politica/diego-santilli/santilli-si-hay-una-segunda-ola-tendremos-que-parar-la-presencialidad-n5170813

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La pandemia y las medidas anticampesinas ahondan el hambre en Brasil

Por: Mario Osava
Fuentes: IPS [Foto: Un agricultor familiar entre las plantas de papaya que cultiva en su finca, donde cuenta con una presa subterránea, una de las formas de acopio de agua de lluvia en la ecorregión del Semiárido, en la región del Nordeste de Brasil. La agricultura familiar ha sido golpeada en el país por las medidas en su contra del Gobierno de Jair Bolsonaro y el impacto de la covid-19. Mario Osava / IPS]

La inseguridad alimentaria despegó con fuerza en Brasil y ya afecta a más de la mitad de la población, 59,4 o 55,2 por ciento según dos estudios. La pandemia acentuó la tendencia iniciada en 2014 y agravada por el actual gobierno de extrema derecha.

Son más de 125 millones de personas sufriendo hambre o algún riesgo de desnutrición, constató la encuesta hecha en noviembre-diciembre por el grupo “Alimento para Justicia” de la alemana Universidad Libre de Berlín, en asociación con las brasileñas Universidad de Brasilia y Universidad Federal de Minas Gerais.

Brasil tenía entonces 212 millones de habitantes. En inseguridad alimentaria grave, con privaciones, estaban 31,8 millones de brasileños o 15 por ciento del total. En un grado moderado, en que ocurre restricción de cantidad y diversidad de alimentos, vivían casi 27 millones u 12,7 por ciento de la población nacional.

Una cantidad un poco mayor, 31,7 por ciento, estaban en situación menos grave, pero aproximándose a la posibilidad de carecer der dinero para alimentarse adecuadamente.

El total en los tres grados de inseguridad alimentaria, 59,4 por ciento, más que dobla el 22,6 por ciento de 2013, el mejor resultado en las encuestas hechas desde 2004 con intervalos irregulares de tres a cinco años.

Datos ligeramente inferiores recogió la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Red Penssan), en diciembre: 55,2 por ciento de los brasileños bajo algún grado de inseguridad, de los cuales nueve por ciento, o 19 millones de personas, en situación de hambre.

Ese cuadro seguramente se agravó, ya que la covid-19 volvió a propagarse con una intensidad sin precedentes en Brasil. El total de muertos en los tres primeros meses y medio de este año ya suma 166 935 y pronto alcanzará los 194 949 de todo el año pasado, ya que el promedio diario actual supera las 3000 muertes.

Además terminó en diciembre la ayuda de emergencia que el gobierno aportó a 66 millones de brasileños pobres o desempleados desde abril de 2020, por la suma mensual de 600 reales (110 dólares) en los tres primeros meses, luego reducida a la mitad.

Pese al agravamiento de la crisis sanitaria, el gobierno tardó en reanudar ese auxilio. Solo a fines de marzo aprobó una transferencia limitada a 250 reales (45 dólares) mensuales como promedio y durante solo cuatro meses. Además redujo los beneficiarios a 44 millones. Quedó excluido un tercio de los asistidos en 2020.

“En diciembre acabaron también las grandes donaciones de las empresas e instituciones” para la distribución de alimentos a los sectores más vulnerables, señaló Rodrigo Afonso, director ejecutivo de Acción de la Ciudadanía, una red de comités de solidaridad contra el hambre distribuidos en todo el país.

Pandemia y medidas anticampesinas ahondan el hambre en Brasil

Un grupo de niños almuerza en su escuela, en Itaboraí, a 50 kilómetros de Río de Janeiro, antes del cierre de los centros educativos por la covid. Los alimentos frescos para los almuerzos y meriendas en los centros de educación pública de Brasil son suministrados por productores locales, mediante el Programa Nacional de Alimentación Escolar que asegura una cuota de 30 por ciento de las compras a la agricultura familiar. Foto: Mario Osava / IPS

En 2020 esa organización sin fines de lucro obtuvo el equivalente a nueve millones de dólares en donaciones, principalmente de grandes empresas, y pudo llevar alimentos a cuatro millones de personas. Pero a fines del año pasado perdí la ilusión por el peso de la pandemia y cayó la ayuda, lamentó a IPS por teléfono desde Río de Janeiro, donde tiene sede su asociación.

La penuria de recursos se generalizó entre las numerosas organizaciones solidarias que complementaron la acción del Estado y ayudaron a evitar una tragedia social aún peor  en 2020.

Menos mal que el choque con la realidad de las consecuencias del agravamiento de la pandemia en Brasil, llevó a las empresas a reanudar sus donaciones. “Desde mediados de marzo ya recaudamos 17 millones de reales (tres millones de dólares) y la meta para este año es duplicar la suma y la cantidad de personas atendidas en 2020”, anunció Afonso.

Hay un cierto agotamiento de las empresas y otros donantes, pero “la vacunación ofrece un horizonte, alguna esperanza de mejora del cuadro”, favorece un esfuerzo de movilización final, sostuvo.

En todo caso, el desafío se ahondó para la sociedad, llamada a ampliar su papel ante el “vacío de gobierno” en la protección social y sanitaria, concluyó.

“El auxilio de emergencia de este año es mejor que nada, pero no alcanza para alimentar una familia”, criticó Adriana Galvão, asesora técnica de AS-PTA Agricultura Familiar y Agroecología en el estado de Paraíba, en la región del Nordeste de Brasil.

Pandemia y medidas anticampesinas ahondan el hambre en Brasil

Una feria popular, en Sousa, una ciudad del estado de Paraíba, en el noreste de Brasil, abastecida por agricultores familiares de las localidades rurales vecinas. En general esas ferias tienen una parte de productos orgánicos o agrocecológicos, pero no han podido celebrarse en buena parte, desde que la pandemia de covid irrumpió en el país, hace 13 meses. Foto: Mario Osava / IPS

La organización no gubernamental, conocida por las siglas de su nombre original, Asesoría y Servicios a Proyectos en Agricultura Alternativa, es una de las pioneras en promover la agroecología en Brasil, a partir de sus acciones junto a agricultores familiares.

Su presencia en el Nordeste es clave porque se trata de la región que concentra más de mitad de la agricultura familiar brasileña y es la más pobre.

La inseguridad alimentaria allí afecta a 73,1 por ciento de su población, según el estudio del grupo Alimento para Justicia. En comparación, la región en mejor situación, el Sur, registró 51,6 por ciento.

En los territorios semiáridos del Nordeste “se vive un momento de grave tensión, a la espera de lluvias para sembrar”, única forma de aliviar la crisis, ya que los agricultores familiares no son contemplados por el auxilio gubernamental y sufren el derrumbe de políticas públicas que aseguraban sus avances en este siglo, resumió Galvão.

“Empezó a llover, pero los campesinos que leen la naturaleza no esperan lluvias generosas este año”, observó la activista, graduada en biología y coordinadora de acciones de empoderamiento de las mujeres en la región de Borborema, en el centro-este de Paraíba.

La Garantía-Cosecha, un seguro para pérdidas de por lo menos mitad de la siembra, es clave para la agricultura familiar, ante la irregularidad de las lluvias, destacó.

Pero desde su llegada al poder en enero de 2019, el actual gobierno ultraderechista de Jair Bolsonaro está desactivando gradualmente ese y otros programas que mejoraron la producción y la vida campesina.

Pandemia y medidas anticampesinas ahondan el hambre en Brasil

Las cisternas para el acopio de agua de lluvia, con sus diferentes formas y usos, son ya parte del paisaje de la ecorregión del Semiárido de Brasil, y han permitido dejar atrás las hambrunas y mortandades del pasado cuando llegan las cíclicas sequías a la región del Nordeste. Pero el gobierno de Jair Bolsonaro ha diezmado ese y otros programas de apoyo a la pequeña agricultura. Foto: Mario Osava /IPS

La interrupción del Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE), debido al cierre de las escuelas por la pandemia, amplía doblemente la inseguridad alimentaria, al dejar los niños sin la merienda diaria y al anular ventas determinantes para la agricultura familiar, explicó Galvão a IPS por teléfono desde Campina Grande, en Paraíba.

La legislación en la mayor parte del país obliga las escuelas o municipios a comprar a la pequeña agricultura local por lo menos 30 por ciento de la merienda escolar, lo que la abarata y la diversifica con productos frescos.

Con las escuelas cerradas, algunas alcaldías mantuvieron esas compras y distribuyen los alimentos en canastas a las familias de los alumnos pobres, pero son casos excepcionales.

La agricultura familiar, responsable de 70 por ciento de los alimentos consumidos en el país, “no dejó de producir durante la pandemia, pero sufrió una retracción del consumo” que amenaza la seguridad alimentaria de todos, apuntó José Francisco de Almeida, secretario de Política Agrícola de la Federación de los Trabajadores Rurales Agricultores y Agricultoras Familiares del Estado de Ceará.

La paralización del comercio y el transporte en Ceará, sorpresivo, dejó los agricultores sin acceso al mercado y cerró las ferias callejeras. “Perdimos tomates, animales listos para abate. Con las pérdidas, se redujo nuestra capacidad de invertir”, diagnosticó Almeida a IPS.

Además el gobierno de Bolsonaro dificulta el crédito a la agricultura familiar y va suprimiendo programas que fomentaron el sector en las últimas décadas, con medidas que agravan la crisis ya representada por 14 millones de desempleados y gran aumento de mendigos en las ciudades, punta del hambre que se disemina, acotó.

Además de la Garantía-Cosecha y el PNAE, el gobierno socava programas como el de Adquisición de Alimentos (PAA), que abastece instituciones asistenciales con productos de la agricultura familiar, el de cisternas de acopio de agua de lluvia para consumo y producción, y el de fomento de la productividad de “más alimentos”.

Esa política contra la pequeña agricultura agrava la crisis, al herir a un sector que, en Ceará, representa 48 por ciento del producto agrícola, genera más empleo que la agricultura industrial con menos tierra y produce la mayor parte de los alimentos, 70 por ciento de la leche, por ejemplo, arguyó Almeida por teléfono desde Redenção, en el interior de Ceará, donde cultiva 80 hectáreas de tierra.

ED: EG

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2021/04/pandemia-medidas-anticampesinas-ahondan-hambre-brasil/

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El sistema educativo venezolano no resiste otro año de clases a distancia

El año escolar 2020-2021 comenzó como se esperaba: a distancia y con muchas dificultades para alumnos y docentes, quienes en las condiciones más adversas se las han ingeniado durante más de un año para continuar, para bien o mal, con el cronograma de clases. Pero hay que aclarar: las deficiencias del sistema educativo venezolano solo se han hecho más evidentes desde que el régimen decretó el confinamiento para evitar la propagación del covid-19 en marzo de 2020. La crisis en el sector, sobre todo en la educación pública, se ha agudizado.

Fallas en los servicios públicos, falta de recursos, daños en la infraestructura de las instituciones y salarios insuficientes son algunos de los problemas que los maestros han denunciado en los últimos años. Con la llegada de la pandemia y la educación a distancia, se evidenció que el sistema educativo no está preparado para trabajar bajo la modalidad de clases a distancia: no todos tienen acceso a herramientas tecnológicas ni Internet, y la capacitación del personal docente no ha sido la suficiente.

Para algunos maestros este nuevo curso ha sido más complicado que el anterior: la falta de recursos -económicos y tecnológicos- y la prolongación de las semanas de confinamiento radical han dificultado que los estudiantes puedan cumplir con las asignaciones. “Los representantes no tienen recursos para comprar teléfonos inteligentes y como ahora hay menos semanas de flexibilización ya no pueden ir a las escuelas a buscar las tareas. ¿Cómo hacen? Este año ha sido terrible y los niños saldrán peor preparados que el anterior”, dice una docente de la Escuela República Bolivariana de Venezuela, en Coche, que prefirió no revelar su nombre.

Clases a distancia

Desde que comenzó el confinamiento el año pasado cuenta que se ha mantenido en contacto con los representantes de sus alumnos a través de Whatsapp, mensajes de texto o llamadas; sin embargo, hay algunos que no han aparecido. “No todos tienen teléfonos o Internet. En las semanas de flexibilización, cuando se asignan las actividades en el colegio, hay papás que ni se acercan. Es un desastre”, se lamenta.

En enero de este año, el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP) realizó consulta en 12 ciudades del país sobre las fallas en Internet y encontró que solo 34,2% de los encuestados tiene acceso al servicio en sus hogares, y de ese porcentaje 54,8% reportó padecer fallas diarias en la navegación.

A diferencia de las instituciones públicas, los maestros de educación privada sí han podido mantener constante comunicación con padres y representantes. “Todos cumplen y envían sus tareas por correo, y si no pueden me avisan o buscan otra alternativa para mandar sus asignaciones”, comenta una docente del Colegio Fray Luis de León, en la avenida Fuerzas Armadas, que también pidió no revelar su nombre.

Aunque el colegio dio algunos lineamientos a los maestros para continuar con las actividades a distancia, cada uno tiene libertad para escoger el canal de comunicación o la plataforma con el fin de impartir las lecciones. “En el área de matemática, específicamente, trabajamos con Zoom. Todo lo demás lo manejamos por correo electrónico, por donde envío las tareas, y por Whatsapp, donde conversamos sobre las inquietudes”, explica.

Crecen los reprobados

Recuerda Fausto Romeo, presidente de la Asociación Nacional de Instituciones de Educación Privada (Andiep), que en el pasado había una diferencia considerable entre la educación privada y la pública porque en la primera los alumnos contaban con más recursos y herramientas; pero desde que comenzó el año escolar 2020-2021 las fallas constantes en el servicio de Internet han hecho que los estudiantes que pagan por educarse no estén cumpliendo con los objetivos propuestos.

Romeo aseguró que aunque comenzaron el año escolar con optimismo, en noviembre detectaron que el rendimiento de muchos estudiantes había bajado. “Vimos que alumnos de 19 y 20 bajaron a 13 y 14, y los de 13 y 14, reprobaban. El crecimiento de reprobados en el primer lapso escolar fue muy alto, incluso la asistencia ya no fue la misma de antes”, precisa.

Clases a distancia

El presidente de Andiep afirma que las deficiencias de la educación pública están llegando a la privada. “¿Por qué está pasando esto? Porque no se ha cumplido con lo que hemos pedido al Ministerio de Educación: ampliar el ancho de banda porque el que tenemos no es suficiente. Yo puedo tener las mejores herramientas tecnológicas, pero si tengo un Internet deficiente, básico, no puedo hacer nada”, señala.

Aunque reconoce que la educación a distancia ha llegado para quedarse, jamás podrá sustituir a la presencial. Por eso, Romeo destaca la necesidad de regresar a las aulas lo más pronto posible, tomando todas las medidas de bioseguridad necesarias. “Venezuela tiene que dar un paso adelante y permitirnos regresar a las escuelas, tomando todas las precauciones. Pero debe ser un regreso descentralizado, que cada escuela pueda implementar su protocolo y evaluarlo con padres y representantes, porque no todas las escuelas tienen las mismas necesidades”.

Romeo destaca que el sector educativo privado ha hecho un enorme esfuerzo para continuar con sus actividades, y lo ha hecho sin apoyo del Estado en medio de la pandemia. “Sabemos que si se destruye lo poco bueno que queda, que es el sector educativo privado, no tendremos país para el futuro”.

Maestros huérfanos

La educación a distancia tomó por sorpresa y sin herramientas a los maestros, dice Luisa Pernalete, profesora del Centro de Formación e Investigación Padre Joaquín, de Fe y Alegría. Por eso insiste en que el acompañamiento a los docentes es primordial en este momento.

Pernalete señala que, en el caso de Fe y Alegría, se han dedicado a brindar apoyo y acompañamiento a los docentes para enseñarles estrategias que pueden implementar en clase. “Todos los meses hacemos actividades formativas como forochats para atender a los maestros y se les envían guías instructivas por correo. Hemos estado ayudando a los docentes con herramientas para que no tengan que hacerlo todo”, explica. Pero insiste: “Los maestros de educación pública están muy huérfanos”.

Clases a distancia

Comenta sobre una encuesta que se realizó a un grupo de maestros en la que se les preguntó qué esperaban del nuevo año académico. Mejoras salarios, servicios públicos y equipos tecnológicos fueron las respuestas. Pero cuando se les pidió que comentaran qué había sido lo que más los había ayudado en este año de educación a distancia, respondieron: el acompañamiento del equipo directivo. “¿A esos maestros de educación pública quién los está acompañando? Yo no tengo ningún dato, pero me temo que están en total orfandad y creo que esa es una de las grandes diferencias que hay con la educación privada”, indica Pernalete.

En el caso de Fe y Alegría, dice que cada escuela mantiene contacto con sus estudiantes a través de los maestros para conocer la situación de cada estudiante y buscar la manera de que el alumno continúe con sus clases. “Un liceo nuestro en Antímano tiene 451 alumnos y allí han tenido contacto prácticamente con todos sus estudiantes, menos con 5. A 1 lo retiraron, 4 han flojeado mucho y a otros 30 les pondrán trabajos de compensación. Yo quisiera que esos datos los dieran en todas las escuelas”.

¿Se está aprendiendo?

Comenta Fausto Romeo que en este momento, tanto en el sector público como el privado, es difícil saber cuánto están aprendiendo los estudiantes porque los maestros solo están evaluando resultados. “Yo mando la tarea y recibo el resultado: 2+2=4. Listo. Tiene 20. No se está evaluando el procedimiento”, dice.

En las escuelas públicas no se realizan pruebas para medir la calidad y el impacto de la educación desde hace 10 años, indica Luisa Pernalete. “¿Dónde está la medición para saber cómo están rindiendo nuestros muchachos? No sabemos si estamos avanzando o nos estamos atrasando”, asegura.

La educadora afirma que cuando hay un paro o vacaciones muy largas los niños desaprenden porque no ponen en práctica sus habilidades. Entonces, en el caso de las clases a distancia, en las que muchas veces los maestros no tienen control absoluto, no hay forma de saber si los niños están aprendiendo. “Nosotros trabajamos con estrategias multimodales para tratar de que todos los niños tengan acceso a la educación. Pero no creo que sea la manera como se está trabajando en todos los colegios”.

colegios

Un aspecto no menos importante es el tema de la alimentación: antes de la pandemia muchos estudiantes asistían a las escuelas porque recibían desayuno o almuerzo. Ahora que están cerradas, la ingesta alimenticia de niños y adolescentes no es la misma. En algunas instituciones, comenta Pernalete, distribuyen alimentos entre las madres para que preparen comida en casa. “Antes de la cuarentena en liceos públicos, cuando se daba el almuerzo, subía la matrícula. La letra con hambre no entra. Tener las escuelas cerradas hace que ese factor de protección de la alimentación se vea restringido”.

Tanto Fausto Romeo como Luisa Pernalete consideran que el sistema educativo venezolano no podría resistir un año más de educación a distancia. “No podríamos avalar un siguiente año escolar en estas condiciones. La calidad educativa no es un cliché. Yo puedo decir ‘yo imparto calidad educativa’, pero se nos está acabando”, afirma el presidente de Andiep.

La pandemia dejará un gran aprendizaje en el sector educativo venezolano y hará que tanto padres como estudiantes valoren más el esfuerzo que hacen los docentes, considera Romeo. “La educación a distancia llegó para quedarse, pero nunca para sustituir al maestro”, asegura.

Cuando se pueda regresar a las aulas, bajo una modalidad semipresencial, Pernalete considera que se necesita implementar un plan que permita recuperar los conocimientos y habilidades que no se pudieron desarrollar durante las clases a distancia. “No podemos volver al pasado. En lo que sea que vayamos a tener es necesario que haya la voluntad política y decir las verdades: qué es lo que funciona, buscar a la gente que sabe. No puede ser por la franela. Este país tiene buenos profesionales y estoy segura que ninguno se va a negar a cooperar si ve que la intención es salvar el sistema educativo. También es necesario ver qué están haciendo otros países, no podemos aislarnos”.

Fuente: https://www.elnacional.com/venezuela/el-sistema-educativo-venezolano-no-resiste-otro-ano-de-clases-a-distancia/

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ODS1. La brecha digital se intensifica durante la pandemia

World Vision advierte de que más de un año de pandemia ha puesto de relieve cómo la brecha digital se hace más profunda en situaciones de crisis provocando un aumento de la desigualdad.

Uno de los sectores en los que esta situación se ha hecho todavía más evidente es en el acceso a la educación ya que el comienzo del curso escolar y en general, el acceso a la educación durante la pandemia ha estado y sigue estando condicionado por el acceso a las tecnologías y el aprendizaje electrónico.

Antes de la pandemia había alrededor de 258 millones de niños y jóvenes sin escolarizar en todo el mundo y, según el Banco Mundial, más de mil millones de niños y niñas se han visto afectados por el cierre de escuelas. Algunos de ellos, de entornos privilegiados o de países con altos ingresos, pudieron adaptar sus estudios al aprendizaje online, mientras que muchos otros niños y niñas más vulnerables se han quedado atrás. Sin acceso a la educación, los menores de países de bajos ingresos se enfrentan a desafíos todavía mayores, incluida la disminución de oportunidades en el futuro y un mayor riesgo de violencia, matrimonio infantil y explotación sexual. 

La ONG World Vision ha tratado desde el inicio reducir esta brecha digital en los contextos más vulnerables, para ello hemos puesto en marcha diversos programas educativos basados en el aprendizaje virtual o a distancia. Estas iniciativas incluyen el reparto de teléfonos móviles, clases a través de la radio, manejo de WhatsApp y redes sociales. En algunos casos, los estudiantes en riesgo han recibido tabletas digitales para garantizar mejor su acceso y aprovechamiento de oportunidades del aprendizaje remoto.

Una solución para cada entorno 

En Filipinas, la pandemia ha afectado a más de 20 millones de estudiantes. Para poder poner en marcha la educación a distancia, se han utilizado metodologías de aprendizaje modular, on line, por radio y televisión. La familia de Nexi, de 12 años (Filipinas), no tiene Internet, por lo que su escuela local le ha proporcionado módulos impresos. “Sé que tenemos que hacer frente a grandes desafíos este curso escolar. Quiero aprovecharlo al máximo para poder ser ingeniera algún día”, comenta.

Isaac y sus hermanos se encuentran entre los 15 millones de niños en Uganda que se han visto afectados por el cierre de escuelas debido a la COVID-19. Vive en el campo de refugiados de Bidibidi, desde que en 2017 tuvo que huir de Sudán del Sur, y sigue las lecciones de su escuela a través de la radio. “Quiero estudiar mucho y ser el presidente de Sudán del Sur en el futuro para volver a mi país y devolverle la paz”.

En Bidibidi (Uganda) también vive Santos, de 23 años, un maestro de Sudán del Sur. Cuando las escuelas cerraron en marzo del pasado año, vio cómo algunos niños se habían vuelto inactivos en casa, trabajaban con sus padres y algunas niñas del pueblo habían quedado embarazadas, lo que le empujó a iniciar un programa de enseñanza móvil, trabajando voluntariamente con grupos de máximo 10 niños y al aire libre.

Nahed (Jordania) trabaja con el programa de educación de recuperación de World Vision desde 2015, enseñando inglés a niños y niñas refugiados sirios y a niños jordanos. Cuando llegó la COVID-19, Nahed y otros maestros del programa fueron capacitados para impartir clases de forma remota utilizando herramientas como WhatsApp y ZOOM. “Es como si tuviera a los estudiantes en un aula conmigo. Con la interacción en línea en los grupos de WhatsApp y las sesiones de ZOOM puedo ver que los estudiantes están entendiendo y recibiendo el material correctamente».

En Mongolia, donde las redes sociales son muy utilizadas, World Vision ha ayudado a lanzar un nuevo servicio de chat en línea que ha permitido a más de 400 niños y jóvenes acceder a consejeros capacitados.

World Vision sigue trabajando para que los niños y niñas tengan acceso a una educación de calidad, proporcionando a las familias y los maestros materiales educativos y facilitando el acceso a distancia para que la falta de medios y tecnologías digitales no sea un impedimento para recibir una educación. En la era de la COVID-19, la tecnología y la innovación son fundamentales para hacer posible este acceso en los lugares más desafiantes del mundo.  

Fuente: https://www.corresponsables.com/actualidad/ods1-brecha-digital-intensifica-pandemia-world-vision

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