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La nueva resistencia popular en América Latina

América Latina persiste como un ámbito convulsionado por rebeliones populares y procesos políticos transformadores.

En distintos rincones de la región se verifica la misma tendencia al reinicio de los levantamientos que signaron el debut del nuevo milenio. Esas sublevaciones se aquietaron durante la década pasada y recuperaron intensidad en los últimos años.

La pandemia interrumpió limitadamente esa escalada de movilizaciones, que neutralizaron la corta restauración conservadora del 2014-2019. Ese período de renovado golpismo, no logró desactivar el protagonismo de los movimientos populares.

La rebelión del 2019 en Ecuador inauguró la fase actual de protestas, que ha repetido la tradicional tónica de irradiaciones. Bolivia, Chile, Colombia, Perú y Haití han sido los principales centros de confrontación reciente.

Los efectos políticos de esta nueva oleada son muy variados. Han trastocado el mapa general de los gobiernos, recreando la gravitación del progresismo. Esa vertiente se ha impuesto en el grueso de la geografía zonal. Al inicio de 2023 los mandatarios de ese signo prevalecen en los países que reúnen al 80% de la población latinoamericana (Santos; Cernadas, 2022).

Este escenario ha facilitado también la continuidad de los gobiernos acosados por el imperialismo estadounidense. Luego de soportar incontables embestidas, los diabolizados presidentes de Cuba, Venezuela y Nicaragua siguen en sus cargos.

También ha sido parcialmente contrarrestado el ciclo de golpes militares e institucionales, que apadrinó Washington en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016) y Bolivia (2019). La reciente asonada en Perú (2023) afronta una heroica oposición en las calles.

Esta rebeldía obstruyó, hasta el momento, la intervención disfrazada de los marines en países devastados como Haití. La misma lucha popular propinó duras derrotas a los atropellos intentados por los gobiernos neoliberales reciclados de Ecuador y Panamá.

Pero esta gran intervención desde abajo suscita una reacción más virulenta y programada de las clases dominantes. Los sectores enriquecidos han procesado la experiencia anterior y exhiben menos tolerancia a cualquier cuestionamiento de sus privilegios. Han articulado una contraofensiva ultraderechista para doblegar al movimiento popular. Aspiran a retomar con mayor violencia, la fracasada restauración conservadora de la década pasada. Este complejo escenario exige evaluar a las fuerzas en disputa.

REVUELTAS CON EFECTO ELECTORAL

Varios levantamientos de los últimos tres años tuvieron traducciones electorales inmediatas. Los nuevos mandatorios de Bolivia, Perú, Chile, Honduras y Colombia emergieron de grandes sublevaciones que impusieron cambios de gobierno. Las protestas callejeras forzaron comicios que derivaron en victorias de los candidatos progresistas, contra sus adversarios de ultraderecha.

Esta secuencia se verificó primero en Bolivia. La sublevación confrontó exitosamente con los gendarmes y tumbó a la dictadura. Añez tiró la toalla cuando perdió a sus últimos aliados y a los sectores medios que al principio acompañaron su aventura.

La corrupta gestión de la pandemia potenció ese aislamiento y diluyó el continuismo civil intentado por los candidatos de la centroderecha. La rebeldía desde abajo impuso el retorno del MAS al gobierno y varios responsables del golpe fueron juzgados y encarcelados. La conspiración continuó en el bastión santacruceño y actualmente se dirime si persistirá o será aplastada por una contundente reacción oficial.

Una dinámica semejante se verificó en Chile, como resultado del gran levantamiento popular y sepultó al gobierno de Piñera. La chispa de esa batalla fue el costo del transporte, pero el rechazo a los 30 pesos de esa erogación derivó en una imponente gesta contra 30 años de legado pinochetista.

Ese torrente condujo a dos victorias electorales que precedieron al triunfo de Boric sobre Kast. El gran aumento de la participación electoral con consignas antifascistas en los barrios populares permitió ese logro, en el país-emblema del neoliberalismo regional.

Por esa gravitación de Chile como símbolo del thatcherismo, la asunción de un presidente progresista, en el marco de la Asamblea Constituyente con gran presencia popular en las calles, despertó enormes expectativas.

Una secuencia más vertiginosa e inesperada se registró en Perú. El hastío popular con los presidentes derechistas salió a flote en protestas espontáneas y protagonizadas por jóvenes despojados de sus derechos. Ese levantamiento sucedió a la tragedia sanitaria de la pandemia, que potenció la ineptitud de la burocracia gobernante.

Castillo se transformó en el receptor del malestar popular y el fujimorismo no pudo frustrar su llegada a la Casa de Gobierno. El discurso redistributivo del sindicalista docente creó la expectativa de cortar con la agobiante sucesión de gobiernos conservadores.

En Colombia la rebelión masiva forzó al establishment a resignar por primera vez su manejo directo de la presidencia. Varios millones de personas participaron en imponentes manifestaciones. Las huelgas masivas confrontaron con una represión feroz y lograron tumbar una reforma regresiva de la salud. Al igual que en Chile se extendieron posteriormente para expresar el enorme malestar acumulado durante décadas de neoliberalismo.

Ese fastidio se tradujo en la derrota electoral del uribismo y del improvisado ultraderechista que intentó impedir la victoria de Petro. Con ese triunfo un líder de centroizquierda llegó a la presidencia, sorteando el terrible destino del asesinato que sufrieron sus antecesores. Lo acompaña una afrodescendiente representativa de los sectores más oprimidos de la población.

En la misma tónica se inscribió el triunfo de Xiomara Castro en Honduras. Su victoria premió la sostenida lucha contra el golpe que en el 2009 prohijó el embajador estadounidense. Esa asonada inició el largo ciclo latinoamericano de lawfare y golpismo judicial parlamentario.

Los 15 puntos de ventaja que Xiomara obtuvo sobre su contrincante neutralizaron los intentos de fraude y proscripción. En un dramático contexto de pobreza, narcotráfico y criminalidad, la heroica lucha popular desembocó en la primera presidencia de una mujer. Xiomara comenzó su gestión derogando las leyes de manejo secreto del Estado y de entrega de zonas especiales a los inversores externos.

Pero debe lidiar con la sofocante presencia de una gran base militar estadounidense (Palmerola) y una embajadora de Washington que interviene con toda naturalidad, en los debates internos sobre los asentamientos campesinos y las leyes de reforma del sistema eléctrico (Giménez, 2022).

VICTORIAS DE OTRO TIPO

En otros países el ascenso de mandatarios progresistas no fue un resultado directo de las protestas populares. Pero esa resistencia operó como un trasfondo del descontento social y la incapacidad de los grupos dominantes para renovar la primacía de sus candidatos.

México fue el primer caso de esta modalidad. López Obrador llegó a la presidencia en el 2018, en una dura confrontación con las castas del PRI y del PAN sostenidas por los principales grupos económicos. AMLO aprovechó el desgaste de las gestiones previas, la división de las elites y la obsolescencia del continuismo a través del fraude. Pero actuó en un contexto de menor impacto de las precedentes movilizaciones del magisterio y los electricistas.

Los sindicatos han quedado muy afectados en México por la reorganización de la industria y no fueron determinantes del giro político en curso. AMLO mantiene una relación ambigua con su referente histórico cardenista, pero inauguró una administración muy distanciada de sus antecesores neoliberales.

Tampoco en Argentina la llegada de Fernández (2019) fue un resultado inmediato de la acción popular. No reprodujo el arribo de Néstor Kirchner (2003) a la Casa Rosada, en medio de una generalizada rebelión. Previamente el derechista Macri sufrió un contundente revés en las calles, cuando intentó introducir una reforma previsional (2017). Pero no afrontó el periódico levantamiento general que sacude a la Argentina.

En ese país se localiza el principal movimiento de trabajadores del continente. Su disposición de lucha ha sido muy visible en las 40 huelgas generales consumadas desde el fin de la dictadura (1983). La sindicalización se ubica en el tope de los promedios internacionales y empalma con la llamativa organización de los piqueteros (desocupados e informales).

La lucha de esos movimientos ha permitido sostener los auxilios sociales del Estado, que las clases dominantes concedieron bajo el gran susto de una revuelta. Las nuevas formas de resistencia -enlazadas con la belicosidad precedente de la clase obrera- facilitaron el retorno del progresismo al gobierno.

En los últimos tres años, la decepción generada por el incumplimiento de las promesas de Fernández suscitó grandes rechazos, pero con protestas acotadas. Hubo importantes triunfos de muchos gremios, frecuentes concesiones del gobierno y protagonismo callejero, pero la acción del movimiento popular fue contenida

En Brasil la victoria de Lula ha sido un extraordinario logro, en un marco de relaciones sociales de fuerzas desfavorable para los sectores populares. Desde el golpe institucional contra Dilma el dominio de las calles fue capturado por los sectores conservadores que ungieron a Bolsonaro. Los sindicatos obreros perdieron protagonismo, los movimientos sociales han sido hostilizados y los militantes de izquierda adoptaron actitudes defensivas.

La liberación de Lula incentivó el reinicio de la acción popular. Pero ese impulso no alcanzó para revertir la adversidad del contexto, que permitió a Bolsonaro conservar una significativa masa de votantes. El PT retomó la movilización durante la campaña electoral (especialmente en el Nordeste) y revitalizó sus fuerzas en los festejos del triunfo.

En un marco de gran división de los grupos dominantes, hartazgo con los exabruptos del ex capitán y liderazgo cohesionador de Lula, la derrota de Bolsonaro ha creado un escenario de potencial recuperación de la lucha popular (Dutra, 2022). El temor a ese despunte, indujo al alto mando militar a vetar el desconocimiento del veredicto de las urnas que propiciaba el bolsonarismo.

Pero la batalla contra la ultraderecha recién comienza y para doblegar a ese gran enemigo resulta imperioso reconquistar la confianza de los trabajadores (Arcary, 2022). Esa credibilidad quedó erosionada por la desilusión con el modelo de pactos con el gran capital que desenvolvió el PT en sus gestiones anteriores. Ahora emerge una nueva oportunidad.

TRES BATALLAS RELEVANTES

Otras situaciones de enorme resistencia popular en la región no derivaron en victorias electorales progresistas, pero sí en derrotas mayúsculas de los gobiernos neoliberales.

En Ecuador se registró el primer triunfo de este tipo contra el presidente Lasso, que intentó retomar las privatizaciones y la desregulación laboral, junto a un plan de aumentos de las tarifas y alimentos dictado por el FMI. Ese atropello precipitó la confrontación con el movimiento indigenista y su nuevo liderazgo radical, que propicia un contundente programa de defensa de los ingresos populares.

A mediados del 2022, ese choque recreó la batalla librada en octubre del 2019, contra la agresión lanzada por Lenin Moreno para encarecer el precio de los combustibles. El conflicto se zanjó con los mismos resultados que la pugna anterior y con una nueva victoria del movimiento popular. La gigantesca movilización de la CONAIE ingresó en Quito en un clima de gran solidaridad, que neutralizó la lluvia de gases lacrimógenos gatillada por los gendarmes.

En 18 días de paro el experimentado movimiento indigenista derrotó la provocación del gobierno imponiendo la liberación del líder Leónidas Iza (Acosta, 2022). La CONAIE conquistó también la derogación del estado de excepción y la aceptación de sus principales demandas (congelamiento de los combustibles, bonos de emergencia, subsidios a los pequeños productores) (López, 2022).

El gobierno se quedó sin cartuchos cuando perdió credibilidad su insultante discurso contra los indios. Debió ceder ante un movimiento, que volvió a demostrar gran capacidad para paralizar el país y neutralizar los ataques contra las conquistas sociales.

Otra victoria de la misma relevancia se logró en Panamá a mitad del año, cuando los gremios docentes convergieron con los transportistas y los productores agropecuarios, en el rechazo al incremento oficial de la gasolina, los alimentos y los medicamentos. La unidad forjada para desenvolver esa resistencia sumó a la comunidad indígena a un movimiento de protesta, que durante tres semanas paralizó al país. Las marchas de protesta fueron las más importantes de las últimas décadas.

Esa reacción social doblegó a un gobierno neoliberal que debió retroceder en sus planes de ajuste. El presidente Carrizo no pudo satisfacer a las cámaras empresariales que exigían mayor dureza contra los manifestantes.

Esa victoria fue particularmente significativa en un istmo que tuvo un gran crecimiento en los ultima dos décadas, aprovechando los lucros que genera la administración del Canal para los grupos dominantes. La desigualdad es apabullante, en un país dónde el 10% de las familias más ricas cuenta con ingresos 37,3 veces más altos que el 10% de los más empobrecidos (D’Leon, 2022).

La invasión estadounidense instaló en 1989 un esquema neoliberal, que complementa esa asimetría con escandalosos niveles de corrupción. Tan sólo la evasión fiscal equivale a la totalidad de la deuda pública (Beluche, 2022). La victoria en las calles propinó una severa derrota al modelo que las elites de Centroamérica presentan como el rumbo a seguir por todos los pequeños países.

El tercer caso de una extraordinaria resistencia popular sin derivaciones electorales se verifica en Haití. Las gigantescas movilizaciones volvieron a ocupar el centro de la escena durante el 2022. Confrontaron con las políticas de saqueo económico que implementa un régimen manejado desde las oficinas del FMI. Ese organismo propició el encarecimiento del combustible que desató las protestas, en un país todavía desgarrado por el terremoto, el éxodo rural y el hacinamiento urbano (Rivara, 2022).

Las marchas callejeras se desenvuelven en un vacío político absoluto. Hace seis años que no hay elecciones, en una administración que prescinde del poder judicial y legislativo. El presidente de turno sobrevive por el simple sostén que aportan las embajadas de Estados Unidos, Canadá y Francia.

El desgobierno actual se prolonga por la indecisión que impera en Washington a la hora de consumar una nueva ocupación. Estas intervenciones con el disfraz de la ONU, la OEA y la MINUSTAH se han recreado una y otra vez en los últimos 18 años con resultados funestos. Los servidores locales de esas invasiones reclaman el reingreso de las tropas foráneas, pero salta a la vista inutilidad de esas misiones.

Esa modalidad de control imperial ha sido en los hechos sustituida por la generalizada difusión de bandas paramilitares que aterrorizan a la población. Actúan en estrecha complicidad con las mafias empresariales (o gubernamentales) que rivalizan por los botines en disputa, utilizando las 500.000 armas ilegales provistas por sus cómplices de la Florida (Isa Conde, 2022). El magnicidio del presidente Moïse fue apenas una muestra del descalabro que generan las pandillas manejadas por distintos grupos de poder.

Estas organizaciones han tratado de infiltrar también a los movimientos de protesta para desarticular la resistencia popular. Siembran el terror, pero no han logrado confinar a la población a sus casas. Tampoco pudieron recrear expectativas en otra intervención militar extranjera (Boisrolin, 2022). La rebelión continúa, mientras la oposición busca caminos para forjar una alternativa superadora de la tragedia actual.

ABORDAJES CENTRADOS EN LA RESISTENCIA

La secuencia de resistencias en el último trienio, confirma la persistencia en América Latina de un prolongado contexto de luchas, sujeto al patrón habitual de ascensos y reflujos. Los éxitos y los retrocesos son limitados. No hay triunfos de envergadura histórica, pero tampoco derrotas como las padecidas durante las dictaduras de los años 70.

Esta etapa puede ser caracterizada con distintas denominaciones. Algunos analistas observan un largo ciclo de impugnación del neoliberalismo (Ouviña, 2021) y otros destacan la preeminencia de acciones de resistencia popular determinantes de los ciclos progresistas (García Linera, 2021).

Esos abordajes jerarquizan acertadamente el papel de la lucha y la consiguiente gravitación de los sujetos populares. Aportan miradas que superan la frecuente desconsideración de los procesos que se desenvuelven por abajo. En este segundo tipo de miradas predomina un gran desconocimiento de la lucha social y una sesgada indagación de los cursos geopolíticos por arriba. Estudian especialmente cómo se dirimen los conflictos en el campo exclusivo de las potencias, los gobiernos o las clases dominantes.

Esta última óptica suele prevalecer en las caracterizaciones de los ciclos progresistas, como procesos meramente contrapuestos al neoliberalismo. Se resalta su incidencia política democratizadora, sus rumbos económicos heterodoxos o su autonomía de la dominación estadounidense.

Pero con ese enfoque se evalúan los distintos posicionamientos de los grupos dominantes, sin registrar las conexiones de esas estrategias con políticas de control o sometimiento de las mayorías populares. Omiten este dato clave, porque no valoran la centralidad de la lucha popular en la determinación del actual contexto latinoamericano.

Esta distorsión es muy visible en el sesgado uso de las categorías inspiradas en el pensamiento de Gramsci. Se toman esas nociones para evaluar cómo gestionan las clases capitalistas articulando consenso, dominación y hegemonía. Pero se olvida que esa cartografía del poder, constituía para el comunista italiano un elemento complementario de su evaluación de la resistencia popular. Esa rebeldía era el pilar de su estrategia de conquista del poder por parte de los oprimidos para construir el socialismo.

Una aplicación actualizada para Latinoamérica de este último enfoque exige priorizar el análisis de las luchas populares. Las modalidades que utilizan los poderosos para ampliar, preservar o legitimar su dominación enriquecen, pero no sustituyen esa evaluación.

COMPARACIONES CON OTRAS REGIONES

Al indagar la resistencia de los oprimidos se perciben las singularidades latinoamericanas de esas luchas. En los últimos años, la acción popular presentó semejanzas y diferencias con otras regiones.

En el 2019 se observaba en varios puntos del planeta una fuerte tendencia al despunte de una nueva oleada de protestas, liderada por los jóvenes indignados de Francia, Argelia, Egipto, Ecuador, Chile o el Líbano.

La pandemia interrumpió abruptamente esa irrupción, generando un bienio de miedo y enclaustramiento. Ese reflujo fue a su vez acentuado por la gravitación del negacionismo derechista que impugnó la protección sanitaria. En este marco salió a flote la dificultad para articular un movimiento global en defensa de la salud pública, centrado en la eliminación de las patentes a las vacunas.

Concluido ese dramático período de encierro, las protestas tienden a reaparecer suscitando las prevenciones del establishment, que advierte la proximidad de rebeliones pos pandemia (Rosso, 2021). Temen especialmente la indignación que genera la carestía del combustible y los alimentos (The Economist, 2022). Esa dinámica de resistencia ya incluye un significativo resurgimiento de las huelgas en Europa y de la sindicalización en Estados Unidos, Pero el protagonismo de América Latina continúa como un dato descollante.

En todas partes los sujetos de esa batalla reúnen a una gran diversidad de actores, con significativa relevancia del joven trabajador precarizado. Este segmento sufre un grado de explotación superior a los asalariados formales. Padece la inseguridad de su trabajo, la falta de prestaciones sociales y las consecuencias de la flexibilización laboral (Standing, 2017).

Por esas razones es particularmente activo en la lucha callejera. Ha sido privado de los ámbitos tradicionales de negociación y afronta una contraparte patronal muy difusa. En distintos países es empujado a imponer sus demandas a través del Estado.

Los migrantes, las minorías étnicas, los estudiantes endeudados son frecuentes actores de esas batallas en las economías centrales y la masa de trabajadores informales ocupa una centralidad semejante en los países periféricos. Este último segmento no integra el tradicional proletariado fabril, pero forma parte (en términos ampliados) de la clase trabajadora y de la población que vive de su propia labor.

Los piqueteros de Argentina conforman una variedad de ese segmento, que forjó su identidad cortando las calles, ante la pérdida del trabajo en los lugares que centralizaban sus exigencias. De esa batalla brotaron los movimientos sociales y distintas variedades de la economía popular. Un papel igualmente relevante, desenvuelven los sectores campesinos que forjaron el MAS de Bolivia y las comunidades indígenas que gestaron la CONAIE de Ecuador

Los vínculos de estos movimientos de lucha de América Latina con sus pares de otras partes del mundo han perdido visibilidad por el deterioro de las instancias internacionales de coordinación. El último gran intento de esa conexión fueron los Foros Sociales Mundiales, auspiciados en la década pasada por el movimiento alterglobalista. Las Cumbres de los Pueblos alternativas a los encuentros de gobiernos, banqueros y diplomáticos han perdido incidencia. La batalla contra la globalización neoliberal ya no tiene esa centralidad y ha quedado sustituida por agendas populares más nacionales (Kent Carrasco, 2019).

Ciertamente persisten dos movimientos globales de gran dinamismo: el feminismo y el ambientalismo. El primero ha logrado éxitos muy significativos y el segundo reaparece periódicamente con inesperados picos de movilización. Pero el ámbito común de campañas globales que aportaban los Foros Sociales no ha encontrado un reemplazo equivalente.

La gran vitalidad de los movimientos de lucha en América Latina obedece a múltiples razones. Pero ha sido muy gravitante su perfil político progresista, alejado del chauvinismo y del fundamentalismo religioso. En la región se ha logrado contener las tendencias reaccionarias que auspicia el imperialismo, para generar enfrentamientos entre pueblos o guerras entre naciones oprimidas.

El Pentágono no ha encontrado la forma de inducir en América Latina los sangrientos conflictos que logró desencadenar en África y en Oriente. Tampoco pudo instalar un apéndice como Israel para eternizar esas matanzas o convalidar el terror perdurable de los yihadistas.

Washington ha sido el invariable promotor de esas monstruosidades para intentar sostener su jefatura imperial. Pero ninguna de esas aberraciones prosperó hasta ahora en el Patio Trasero por la centralidad que mantienen las organizaciones de lucha popular.

Por esta razón América Latina persiste como una referencia para otras experiencias internacionales. Muchas organizaciones de la izquierda europea buscan, por ejemplo, replicar la estrategia de unidad o los proyectos redistributivos elaborados en la región (Febbro, 2022). Pero todos los pueblos del continente afrontan actualmente un peligroso enemigo ultraderechista, que analizaremos en el próximo texto.

RESUMEN

Los levantamientos populares contuvieron la restauración conservadora, recrearon escenarios progresistas y afrontan la redoblada contraofensiva de la derecha. Tuvieron efectos electorales inmediatos y provocaron la precipitada salida de los presidentes derechistas en Bolivia, Chile, Perú, Honduras y Colombia.

En México, Argentina y Brasil el descontento social no suscitó protestas equivalentes, pero dio lugar a victorias del mismo tipo en las urnas. En Ecuador y Panamá se consiguieron importantes triunfos en la calle contra los atropellos neoliberales y en Haití persiste una sostenida resistencia al caos impuesto por las elites y sus socios imperiales.

El análisis de esta lucha es frecuentemente desatendido por los estudios exclusivamente focalizados en la forma de dominio de los opresores. La evaluación de esa resistencia esclarece semejanzas y diferencias con otras regiones.

REFERENCIAS

Santos, Manolo; Cernadas, Gisela (2022) ¿Es posible una segunda ola progresista en América Latina? https://www.nodal.am/2022/06/es-posible-una-segunda-ola-progresista-en-america-latina-por-manolo-de-los-santos-y-gisela-cernadas/

Giménez Paula (2022). Un proyecto popular se abre paso en el corazón de Centroamérica

Dutra, Israel (2022). La victoria de Lula es un gran triunfo democrático contra el autoritarismo =

https://vientosur.info/la-victoria-de-lula-fue-un-gran-triunfo-democratico-contra-el-autoritarismo/

Arcary, Valerio (2022) Una victoria política gigante https://correspondenciadeprensa.com/?p=30568

Acosta, Ana María (2022) |Propuestas y exigencias del movimiento indígena y las organizaciones sociales https://rebelion.org/propuestas-y-exigencias-del-movimiento-indigena-y-las-organizaciones-sociales/

López Edgar Isch (2022) Victoria del paro nacional en el Ecuador https://rebelion.org/victoria-del-paro-nacional-en-el-ecuador/

D’Leon, Milton (2022) Crisis social. Panamá al borde del estallido social https://www.laizquierdadiario.com/Panama-al-borde-del-estallido-social-luego-de-tres-semanas-de-protestas-generalizadas

Beluche, Olmedo (2022) Problemas en la Dubái centroamericana https://jacobinlat.com/2022/07/19/problemas-en-la-dubai-centroamericana/

Rivara, Lautaro (2022) Haití: ¿en la puerta de una nueva ocupación?  Desde Puerto Príncipe https://correspondenciadeprensa.com/?p=29552

Isa Conde, Narciso (2022). Rebelión popular apunta contra fórmula imperial a favor del caos,

Boisrolin, Henry (2022). El prócer Dessalines alienta la insurrección https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/10/19/haiti-henry-boisrolin-el-procer-dessalines-alienta-la-insurreccion-del-pueblo-haitiano/

Ouviña Hernán (2021). El estado y la reactivación del ciclo de impugnación https://www.jstor.org/stable/j.ctv253f5f1.18#metadata_info_tab_contents

García Linera. Álvaro (2021). «Estamos en la segunda oleada progresista», 28-2-2021, https://www.pagina12.com.ar/326515-garcia-linera-estamos-en-la-segunda-oleada-progresista

Rosso, Fernando (2021) El FMI y la larga sombra de la pandemia, https://www.laizquierdadiario.com/El-FMI-y-la-larga-sombra-de-la-pandemia

The Economist (2022). De la inflación a la insurrección 23-6-2022, https://www.laizquierdadiario.com/De-la-inflacion-a-la-insurreccion

Standing, Guy (2017), El advenimiento del precariado. Entrevista 07/04/2017 http://www.sinpermiso.info/textos

Kent Carrasco, Daniel (2019). El internacionalismo que viene Punto Cardinal  https://www.revistacomun.com/blog/el-internacionalismo-que-viene

Febbro, Eduardo (2022) Cómo Mélenchon, inspirado por el progresismo latinoamericano

https://www.pagina12.com.ar/472364-como-jean-luc-melenchon-inspirado-por-el-progresismo-latinoa

Claudio Katz. Economista, investigador del CONICET, profesor de la UBA, miembro del EDI. Su página web es: www.lahaine.org/katz

Fuente: https://rebelion.org/la-nueva-resistencia-popular-en-america-latina/

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Reporte: en Venezuela, maestros protestarán nuevamente el 16 de enero ante la nula respuesta por el patrono a sus demandas laborales

Por: Rose Mary Hernández

Ante un salario mínimo de casi 6 dólares a la fecha, y una remuneración de escasos 40 dólares mensuales, el objetivo será llegar a la sede del Ministerio de Educación, para continuar con la agenda de protestas en contra de las precarias condiciones laborales por la que atraviesan las y los venezolanos.

Los trabajadores de Educación continúan su lucha desde el pasado lunes 9 de enero, fecha a partir a partir de la cual han estado protestando en diferentes partes del país y, ante la negativa de respuestas a sus distintas demandas, en especial por un salario igual al costo de la canasta básica,  han hecho un llamado  nuevamente para 16 de enero, con el objetivo puesto en llegar a la sede del Ministerio de Educación en Caracas, donde exigirán mejoras salariales.

 

De manera simultánea, se espera que se produzcan réplicas de concentraciones multitudinarias en los diferentes  ciudades del país, invitando a padres y representantes, así como demás sectores de la Administración Pública Nacional, quienes se encuentra en igual situación de paupérrimos pagos, para que se unan en una  misma voz y sentido que acompaña el clamor de la clase trabajadora nacional, y mientras se retoman las negociaciones, las maestros y maestros dicen mantenerse  en  asambleas general informativas y organizativas realizadas en las distintas instituciones educativas.

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Aunque en cuentas Twitter de sindicalistas y representantes de  federaciones signatarias se encuentra esta nueva convocatoria, los trabajadores dicen sentirse auto-convocados  para asistir a las concentraciones de protestas con el lema “magisterio en emergencia” ante los salarios que son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas, y la aplicación ilegal del instructivo de la Oficina Nacional de Presupuesto (Onapre),  el retraso de pago de deudas contraídas, encontrándose en seguridad social por ausencia y omisión del cumplimiento de beneficios contractuales.

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Acceso a tierra, una vía para que campesinas salgan de la pobreza en Honduras

Facilitar el acceso a la tierra para producir alimentos podría ayudar a miles de mujeres rurales en Honduras a salir de la pobreza y la discriminación en un país que arrastra problemas estructurales de desigualdad, dijo este jueves a EFE la portavoz de la Articulación de Mujeres de la Vía Campesina, Wendy Cruz.

Solo el 14 % de las mujeres que viven en el área rural, unas 280.000, tiene acceso a tierra, muchas de ellas porque han comprado o heredado de sus padres, señaló Cruz en una entrevista con EFE.

«Se trata de un problema estructural en el área rural, por lo que hemos planteado la necesidad de definir bases sólidas para ir disminuyendo esas brechas de desigualdad», subrayó la también portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

En la zona rural viven más de 4 millones de personas, el 50 % son mujeres, de ellas el 86 % no posee títulos de tierras y un gran porcentaje de éstas padecen hambre, añadió.

TITULACIÓN DE TIERRAS, UNA DEUDA HISTÓRICA

Cruz indicó que la titulación de tierras es una «deuda histórica» con los campesinos y una herramienta para que las mujeres puedan combatir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de sus familias.

Solo el 11 % de los campesinos tiene acceso a fondos destinados a créditos agrícolas, denunció la activista, quien lamentó que las mujeres no tienen apoyo financiero debido a que no son dueñas de la tierra.

«Las mujeres no tienen acceso al crédito porque no tienen una garantía, es un tema bastante difícil para ellas y las pone en bastante precariedad», enfatizó.

Las campesinas también exigen al Gobierno que ponga en marcha un programa de financiación para las mujeres rurales y les garantice el derecho a ser propietarias de la tierra.

Cruz afirmó que el 90 % de las familias del área rural viven en pobreza debido a que «no tienen acceso a los bienes productivos, empleo ni educación de calidad».

Las familias necesitan tener acceso a servicios básicos, como educación y salud, para «mejorar su condición de vida» y no caer en una «situación de vulnerabilidad» que las «condene a la pobreza», añadió.

«La tierra está vinculada al acceso a una vivienda digna, a producir sus propios alimentos y, por ende, tener acceso a la tierra, tendrían mayor oportunidad de salir de esas condiciones de pobreza», subrayó la activista.

VOLVER LA MIRADA AL CAMPO

Honduras requiere una política pública integral y volver la mirada al campo para conservar la seguridad alimentaria, precisó Cruz, quien lamentó que muchas familias campesinas se ven obligadas a emigrar de sus tierras por la falta de oportunidades.

«Las familias están obligadas a emigrar porque no encuentran oportunidades para mejorar sus condiciones de vida porque hay un Estado ausente totalmente», enfatizó.

En su opinión, el Gobierno debe priorizar la elaboración de políticas que permitan sentar las bases para satisfacer las necesidades básicas de la población, especialmente en el área rural.

Las mujeres también consideran importante colocar el tema de la mujer rural en la agenda política y en el presupuesto general de Honduras.

«Necesitamos tener un presupuesto general que atienda las necesidades básicas de las poblaciones más vulnerables y que han sido colocadas en mayor discriminación», dijo la portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

El Gobierno debe además priorizar la inversión en el campo, especialmente hacia las mujeres, lo cual «nos daría una gran oportunidad de luchar contra la pobreza y la discriminación», enfatizó.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/honduras-mujeres_acceso-a-tierra–una-v%C3%ADa-para-que-campesinas-salgan-de-la-pobreza-en-honduras/48183308

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saharaui Tesh Sidi: «La pobreza no se puede romantizar»

Javier Sánchez Salcedo  entrevista a la informática y activista saharaui Tesh Sidi

«Nací en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), en 1994. Vine a España con siete años. Soy ingeniera informática y me dedico al mundo del big data en temas de banca. He creado y coordino la plataforma digital ­SaharawisToday».

Me gustaría que me hablaras de tu infancia.

Nací en los 90, en unos tiempos muy duros para los refugiados saharauis que acababan de instalarse de manera permanente en los campamentos. No había nada, ni leche para los niños ni agua en casa. Las madres se intercambiaban a los hijos para poder amamantarlos. Cuando nacimos mi hermano mellizo y yo, casi morimos. De hecho, todos acarreamos problemas de salud. Mi madre, que padecía anemia, no tenía recursos. Éramos varios hermanos y no le quedó más remedio que dejarme con mi abuela. Estuve con ella desde los cuatro a los siete años en Mauritania.

¿Te acuerdas bien de lo que viviste esos años?

Siempre digo que los saharauis nacemos mayores. Por las circunstancias, nos educan para resistir y no te puedes quejar. La sociedad y el contexto te obligan a madurar y a crecer rápido. Sí, tengo recuerdos de aquella etapa con mi abuela. Yo era una beduina que solo sabía criar y ordeñar cabras y nunca estaba con niños. Aquellos años viví con adultos y animales. Con solo seis años, sabía hacer las cosas de una mujer mayor. A los siete volví a los campamentos de Tinduf (Argelia), con mi hermano mellizo, mi madre, mi padre y otros seis hermanos. Fue un choque de identidad, tuve que aprender a quererlos, porque esos lazos fraternales no se habían construido antes.

No debió de ser nada fácil

En Mauritania vivía fuera de los sistemas educativo y sanitario. No sabía ni leer ni escribir. Tenía pensamientos y realizaba labores de una persona adulta. Cuando me escolarizaron, tuve que concienciarme de que era una niña, tenía una familia y vivía en sociedad. No puedo romantizar mi historia y decir que tuve una infancia feliz. Es la que me tocó, la infancia de cualquier niño en situación de conflicto. La pobreza no se puede romantizar. Yo no me comí un yogur ni probé el chocolate hasta que vine a España, ni tuve acceso a algo tan básico como la carne. Ahora veo que mis sobrinos tienen eso en el campamento, pero van a sufrir otros problemas: de identidad, el exilio, el conflicto armado… No van a estar exentos de todo eso. La vida en los campamentos no se puede romantizar.

¿Por qué viniste a España?

Vine con casi ocho años a casa de una familia de acogida de Alicante. Si lo de llegar a los campamentos de Mauritania era cambiar de mundo, venir aquí fue cambiar de planeta, de galaxia y de todo. Me daban miedo los edificios porque era incapaz de entender que pudieran ser tan altos. En los campamentos, las casitas de adobe son acordes a tus dimensiones, accesibles a tu altura o a la de un adulto, pero llegué y me encontré edificios muy altos, la gente acelerada, el ruido, los semáforos, todo para «ya»… y, sobre todo, la sensación de que todo el mundo me recriminaba algo: «Siéntate bien», «Come así»… No estaba acostumbrada a tantas demandas sociales, a vivir en un protocolo permanente. En los campamentos, los padres no te dirigen tanto porque ya «eres» un adulto, y cuando vienes aquí ya tienes un pensamiento construido. Vine cinco veranos y luego me quedé con mi familia de acogida desde los 12 a los 18 años. Mi madre española tenía la idea de educarme, pero yo le decía que ya venía educada, y no era un acto de rebeldía, sino la madurez temprana obligada por la situación. Mi familia española lo hizo conmigo lo mejor que pudo, pero no de la mejor forma. Tuve una adolescencia muy dura.

¿Sentías que no encajabas?

Las personas que han emigrado sufren una crisis de identidad muy grande, porque no son ni de aquí ni de allí. La necesidad de encajar en ambos lugares te puede jugar muy malas pasadas. Pasé diez años en los que rechazaba ser saharaui y las desgracias que me habían pasado en la vida.

¿Lo ocultabas?

Exacto. Le decía a la gente que era alicantina y ya está. Pero cuando empecé a leer literatura de referentes africanos, incluidos saharauis, me di cuenta de que tenía pensamientos coloniales heredados, y llegó un momento, con 18 años, en el que vi que aquel no era mi sitio. En mi casa española sentía muchas exigencias sociales y culturales, y tenía que estar constantemente dando las gracias por lo que se me estaba dando, porque yo «venía de un campo de refugiados», algo que me afectaba mucho y sentía como un menosprecio. Por  otra parte tenía a mi familia saharaui, conservadora, musulmana, de las pocas que habían dejado que sus hijas estudiaran en Occidente desde muy pequeñas. Era consciente del miedo de mi madre a que yo no fuera musulmana, ni culturalmente saharaui, ese miedo al qué dirán. Yo sentía presión aquí y presión allí, y decidí romper, ponerme a trabajar y estudiar por mi cuenta, para recuperar mi dignidad y mi libertad como persona. Rompí las relaciones con mi familia biológica y con la de acogida, pero fui libre para empezar a construirme una identidad.

¿Hiciste sola ese proceso? 

Hasta que no entré en el activismo no tuve referentes. Empecé a trabajar de camarera, en tiendas… Estudié Ingeniería Informática en los tiempos de la crisis, y tuve amigos que me ayudaron a pagar la universidad. Acabé la carrera y me vine a Madrid. Era el boom de la informática y encontré trabajo fácilmente. Pedí un préstamo para hacer un máster en big data e inteligencia artificial. Para mí no existen cosas imposibles si te esfuerzas y trabajas. La gente me dice que a mí me han salido bien las cosas, pero yo comía arroz blanco en la universidad, lo mismo que comía en el campamento, porque muchas veces no me daba para comprar ­carne o champú.

¿Cómo llegaste al activismo?

Cuando terminé el máster y había conseguido un buen trabajo, en abril de 2020, explotó la guerra en Sahara Occidental. Yo no sabía nada del conflicto ni de sus causas, pero empecé a ir a manifestaciones y nació en mí una necesidad imperante tanto de ayudar al pueblo saharaui como de recuperar mi identidad. Y cuando vi que la causa saharaui estaba estancada comunicativamente, me planteé ayudar con mis conocimientos en big data y procesamiento de datos en redes sociales. Asumí la presidencia de la Asociación Saharaui en Madrid, hicimos infinidad de cosas y muchos jóvenes saharauis en la diáspora empezaron a organizarse. Pasé a convertirme en una persona muy expuesta, a dar conferencias, me llamaban los políticos… Me parecía que la causa se había convertido en algo muy humanitario pero poco político, e inicié un acercamiento a organizaciones políticas, a medios de comunicación, empecé a llevar a periodistas y políticos a los campamentos… Todo este proceso se ha materializado en SaharawisToday, una plataforma de comunicación digital que he creado junto a mi compañera Itziar.

¿Qué podemos encontrar en SaharawisToday?

Hicimos un análisis sobre qué es lo que le falla a la causa saharaui y vimos que teníamos que ser nosotros mismos, los saharauis, quienes comuniquemos, que no sean los periodistas o los antropólogos los que hablen siempre del pueblo saharaui. En SaharawisToday se habla de migración; de combatir el racismo institucional que sufrimos; de la mujer saharaui, a menudo silenciada; de la responsabilidad de España con sus antiguas colonias o de la responsabilidad de la población de informarse sobre el pasado de su país. Contextualizamos para explicar la relación de Sahara con lo que pasa en Ceuta y Melilla, con las aguas de Canarias o por qué Marruecos bloquea y chantajea a España… Somos 11 personas, saharauis de allí, de aquí y de Francia. Publicamos en francés, árabe, inglés y castellano, y ofrecemos una tribuna de opinión al pueblo saharaui, con toda su diversidad. Tiene cabida todo menos el fascismo y el machismo. Siempre hemos sido un pueblo de transmisión oral, pero tenemos que dejar nuestra historia por escrito. Hay artículos, vídeos, directos, resúmenes de política internacional, análisis… Recogemos todos los eventos de la causa saharaui a nivel mundial e informamos sobre cómo viajar a los campamentos.

Para terminar, ¿crees que habrá referéndum?

Se necesita una presión política muy grande. Creo que el pueblo saharaui tiene que ocupar posiciones de poder. Muchas personas que han emigrado suelen estudiar ciencias sociales y se dedican al ámbito de las oenegés o la cooperación internacional por esa necesidad de «salvar» que tenemos. Pero no pasa nada por estar en la banca o en política. Hay que estar donde se toman las decisiones para poder cambiar las cosas. En el banco en el que trabajo saben que soy saharaui y activista. Los saharauis tienen que intentar ser presidentes de comunidad en sus edificios, diputados, referentes allí donde trabajen. Creo que es complicado el referéndum en los próximos años. Mientras no tengamos un presidente de Gobierno saharaui o migrado no van a cambiar las cosas. Va a llevar tiempo, pero no debemos frustrarnos. Hay que ser optimistas.

CON ELLA

 

«Una amiga fue a Sahara Occidental, a los territorios ocupados por Marruecos, y me trajo arena de allí. Es chocante, y me encanta verlo en todas las generaciones de saharauis: somos capaces de luchar por algo que ni hemos visto y que, probablemente, por ser activista, jamás pueda pisar».

Fuente: https://rebelion.org/la-pobreza-no-se-puede-romantizar/

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El cuerpo de la pobreza

Por: Vicente Zito Lema*

 

Fue abogado, poeta, escritor, educador. Pero sobre todo, Vicente Zito Lema fue un hombre comprometido con su tiempo. Que hizo de la coherencia un emblema del que eligió no correrse ni un centímetro. Elegimos para despedirlo, un texto suyo que define a rajatabla en qué lugar eligió pararse y desde el que resistir a lo largo de su historia. El pasado 4 de diciembre murió un imprescindible.

                                                                       “Nunca olvides

                                                                       que lo único que un rico

                                                                       te va a dar

                                                                       es más pobreza”

                                                                       Eva Perón

I

(APe).- El cuerpo de la pobreza es el ser de la pobreza…

No hay pobreza sin cuerpo, tan simple y eterno como que no habrá cuerpos sin muerte…

Sin cuerpo la pobreza es menos que nada, menos aún que esa nadilla de polvo que no flota ni ensucia ni suplica ni suplicia.

O mejor: sin cuerpo la pobreza es el vómito de un viejo dios borracho ahogado de sí, sin ira y sin deseo, apenas huérfano de la soledad…

El cuerpo de la pobreza no tuvo nacimiento beatifico ni tendrá providencia… El Dios se agotó en lo humano.

El cuerpo de la pobreza es el ser de la pobreza ¿Sabrá el cuerpo de la pobreza qué es la vida si sólo construyó la muerte?

¡Quién habló del maldito pecado original!

Cuerpo en la pobreza, en la desmesura sufriente de un ser entre las sombras de su existencia. En la desmesura absoluta de las pasiones tristes que lo desviven y en la desesperación tan ávida como lejana de la felicidad, un territorio más que utópico, apenas ilusorio.

Cuerpo en la pobreza, cabalgando en la irracionalidad de una época de pobreza que deviene por fuera del sentido trasmitido como lo vero humano. Cuerpo en la pobreza, con una lógica y en una estrategia para responder a una necesidad urdida en el consumo de la vida, donde la pobreza también se consume como fruto maldecido, como vacío descarnado del otro, como certeza del peligro que encarna el otro… en tanto espejo de una existencia sólo posible en el horror de devorar un cuerpo día a día, empezando por la lengua que le da palabra.

Cuerpo en la pobreza, ser madera en la hoguera sin límites, donde siempre sopla el viento que aviva las llamas pero también alerta a la vida; cuerpo en la pobreza, como si alguien, pese a todo, pudiera satisfacer un mandato propio de los antiguos dioses, de los héroes sin tiempo…

Cuerpo en la pobreza, cuando la vida y la muerte, en tanto actos del bien y del mal que la corporizan al pie de los altares, la vuelven pensable, tangible, fatalmente material. Cuerpo en la pobreza, estar allí, sin otra salida que quemar las naves (también la sagrada belleza del mascarón de proa…) y decir – entre risas, pánico y desafíos–: ¡vengan por mí, yo ya fui!

Cuerpo en la pobreza, obligado a excavar su nicho en la tierra. Detenido en las puertas del templo de los cielos, triste como esas músicas que nadie escuchará.

II

Hay un aire de incienso que asfixia, un agua de pila bautismal que ahoga, una luz de estrella ciega que quema y oscurece sin escándalo. Sin que se altere el dictado manifiesto de la ley: pulcro en las formas, corrupto en su génesis, siniestro en su anclaje… Se permite una sospecha de la verdad, sólo en los límites que imponen las estrategias legitimadas por el poder sobre el saber científico: impolutas, objetivas, desapasionadas… sin espacio para involucrarse con la verdad de ese cuerpo que se observa y se investiga mientras el cuerpo se martiriza.

Hay, hasta en la coronilla hay, un mundo material que apesta por sus cuatro ventanas del cielo, una luz de lo impuesto de lo real que oscurece la transparencia de la vida, sin que la belleza deje de suspirar entre las nubes de una bóveda que brilla lejos de esa tierra más que yerma, arrasada, privada de amor, en la que apenas acontece el cuerpo de la pobreza, sin más consuelo que una rápida agonía que acorte el estertor.

Es un espacio cotidiano, ganado por el miedo, paralizado por el terror que despierta la sorda melodía del ocaso, igual que el alba cuando el espíritu se cierra, enmudece, acrítico, ese instante feroz donde todo se naturaliza con una ligereza que espanta los espectros, donde la representación de la vida se confunde con la vida misma, en el espasmo tembloroso de la existencia.

El dolor del cuerpo en la pobreza será minimizado, o peor aún, encerrado en la categoría de castigo divino, de aprendizaje cruel pero merecido.

La humillación que sufre el cuerpo en la pobreza provoca un fenómeno de descalificación a partir del propio lenguaje. La palabra ya no es el espíritu que al nombrar crea, sopla los labios, ahora se tensa como un látigo para azotar el alma… sin escándalo.

Más allá de escondrijos y urdimbres del pensamiento, se trata de entender que el cuerpo de la pobreza se manifiesta en la realidad social (esa mesa nacida para el pan y el vino en común) igual que un cuerpo sin ser en el cuerpo (un cuerpo que en armonía bienhechora pudo convertirse en la casa del alma… ¿o imaginan un alma perpetua bajo una lluvia de sal en la intemperie…).

He ahí sin tapujos la realidad del cuerpo en la pobreza, aquello que lo constituye y también lo diferencia: su existencia se da en el espacio y en las prácticas de un cuerpo, que lo produce y lo contiene en sí, el cuerpo de la pobreza.

(Para el ser, puesto allí y sin poder salir de allí, por fuera del cuerpo de la pobreza no habrá existencia. Por más que lo necesite, aunque su deseo se convierta en plegaria, en blasfemia o en demencia “ese camino tan alto y tan desierto…”)

Ese cuerpo, humano y no humano, nunca acabado en su martirio y en su aprendizaje, resulta el verdadero ser, la realidad manifiesta de la pobreza en la construcción trágica de su existencia.

III

El cuerpo de la pobreza, ese sujeto sin metáforas ni lenguaje que lo encubran, es un espacio permanente de la contradicción, donde se produce a cara de perro el histórico combate entre la vida y la muerte (que en algún discurso se personifica en Eros y Tánatos, creando y destruyendo, o si se recurre a la música habrá que memorar los acordes de la luz y las tinieblas… ¿Recuerdan memoriosos, inocentes aquella escena de la Reina de la noche cuando el desvarío es un fuego que sube y sube y se expande y se vuelve sagrado en su propio hermosura?)

Hay un cuerpo como lluvia de cenizas. Hay un cuerpo, carne privada de nombre para que la idea de la pobreza desnude su impotencia. El cuerpo del ser en la derrota: el cuerpo del fracaso de la historia como sueño humano. Ese cuerpo excluido de los atributos de su mismidad, porque el reconocimiento del cuerpo del otro se agotó en las prácticas de la usura (la avaricia hunde la hoja del cuchillo hasta el mango).

Hay un cuerpo que anda por el mundo, sin espacio en el mundo. Sombra y fantasma. Un cuerpo demandado, sometido, desollado, amputado, violado, abusado, despreciado, disciplinado, torturado, condenado en el hacer y en el no hacer. (¡Palos por si bogas y palos por si no bogas!)

Ese cuerpo testigo de la vida como agonía de la vida.

Ese cuerpo sujeto de la agonía, ese cuerpo territorio de la agonía, como si fuera todo el cielo y toda la tierra…

Ese cuerpo que narra –minucioso, exasperante…– la historia del propio dolor humano, allí cuando la carne, superando el ultraje dio nacimiento al espíritu humano.

Ese cuerpo de la pobreza sirviente de otras vidas que brotan y cuelgan con gracia en el aire como racimos, que existen a partir de su vida, (sea la que fuera) y al que se le exige (mientras se lo aleja, se lo exilia, se lo niega) la más preciada conducta de vida en el vivir de otra vida, privilegiada como única y elegida vida, desde el bien de la razón y el bien del corazón. O sea: un espacio de representación, unas reglas de acción legitimadas por sí y en sí, que rechazan drásticamente todo lo que huela a cuestionamiento, a simple diferencias en el saber y en los sentimientos: ni siquiera se podrá imaginar por fuera de lo imaginado sin que ocurra el castigo.

El cuerpo de la pobreza ha sido puesto fuera del espacio, no hay lugar para él por más vasto que sea el universo, y el delirio de querer medirlo, atraparlo. El tiempo tampoco le pertenece, gira y gira sin sostén, sin atadura de un misero hilo; su consuelo es estar fuera de sí sin saber quién lo contiene y donde. Ha sido puesto fuera de sí, sujeto extraño aun en su naturaleza. Es un acontecimiento sin especificidad ni distinción. Amorfo y eterno.

Ese cuerpo pobre, pura desarmonía en el dolor que ni siquiera la belleza socorre…

Ese cuerpo de todos los cuerpos y de todas las identidades, a más rechazadas más castigadas, a más humilladas por los dioses más penadas por la ley, esa ley de la monstruosa normalidad donde el poder y la muerte reflejan su único rostro… perpetuo, inamovible…

Ese cuerpo de hombre, víctima de todos los mandatos…

Ese cuerpo de niño, nacido en el despojo, privado desde el primer aire de la alegría de despojarse…

Ese cuerpo de mujer, en el tiempo y el espacio de la locura atribuida como marca de fuego…

Ese cuerpo irrepetible pasará a ser una ola en el mar, un cuerpo en el sinfín de los cuerpos, en el agotamiento de la pobreza.

Un cuerpo de mujer, maldito y malnacido, objeto de la ira de cualquier dios que se precie, pasto donde come el Maligno, cama donde fornican todos los demonios de la tierra y del infierno.

Ese cuerpo de la mujer de la pobreza, primero violado en la impunidad de la cultura y después despreciado y penado si no acepta los efectos secundarios de “la susodicha violación según la boca de la dicente”, que “aquí fecha la denuncia sin aportar mayores pruebas”, más que “su ropa desgarrada, moretones fuertes en la cara y varias cuchilladas en el cuerpo de la susodicha”…

Ese cuerpo, esa pobreza, esa mujer (y ahora se habla de la figura de Madre y el cuestionamiento de las conductas puestas fuera del imaginario representativo –¡Oh, Mater amantísima!–), que se deberá juzgar, castigar, demonizar, desde la Ley, la religión y la moral, cuando somete su cuerpo sometido a un nuevo sometimiento.

Trastocada la realidad desde su representación cultural la violada violará y la víctima es victimaria; todas las fuerzas del mundo caen sobre el cuerpo de la pobreza, si vende o si alquila su cuerpo, o lo permuta (sea en una parte o en el todo, sea el vientre o la vagina, por hora, por días, hasta que la muerte separe su cuerpo, o hasta la mismísima eternidad), si castiga su cuerpo, si entrega a la muerte su cuerpo o los frutos de su cuerpo…

El cuerpo de la pobreza será el horror –y el alma de ese cuerpo de mujer también será crucificada, por el peor pecado cometido con horror–, si abortó a su hijo aún en el trance del crimen que sufrió, si abandona a su hijo en el terror de la pobreza que la invalida, si lo vende o lo alquila por dinero o por desesperación…

La huella del horror, el horror que trae aquel que pisa la tierra con la seguridad del que todo lo pudo y todo lo puede, lo vuelve delito y pena. (Te cortan la cabeza con el hacha o te despellejen con la paciencia de un santo…)

Así se prolongará el horror, como cosecha arrancada del cuerpo más humilde, cuerpo que deberá rendir más, siempre más, obligado a trabajar, a mendigar, a robar, a dejarse violar y quedarse con las migajas en el tan provechoso, como protegido, comercio de la prostitución… Y si grita o llora a más no poder por ese hijo que pierde su cuerpo de la pobreza, la mujer de la pobreza más pobre, que corre, que se escapa, huye, en el medio de una noche sin belleza ni piedad, será ella la maldita y eterna noche que siempre será noche… sin escándalo… puro olvido…

El que pregunta ya sabe. El que calla también sabe.

¿Quién se arroga lanzar la primera palabra que golpea más que la piedra?

O mejor: ¿quién se arrima al cuerpo de la pobreza para destruir, junto a él, la pobreza que vive para que viva la riqueza, esa riqueza que sólo vive en la riqueza, viviendo de la pobreza, así como el mal vive en el mal y la muerte en la muerte, así como el mal y la muerte existen en la riqueza…?

Hemos vivido y ahora podemos preguntar:

¿Quién habla del amor desde el desamor…?

¿Quién exige lo justo al que fue obligado a sobrevivir en la perpetuidad de lo injusto?

¿Quién trasciende la agonía cuando la soledad llama a la soledad?

¿Cómo pedir palabras al sufriente en su lengua cortada, decisión crítica al que fue saqueado hasta en su conciencia y obligado a bajar la cabeza hasta que sus ojos se confunden con el suelo y allí quedan?

¿Gestos de piedad a quien fue llevado a las rastras al matadero, como si allí lo esperara la pira de la bendición?

¿Qué fue de la dicha? ¿Cómo se perdió la inocencia prometida? ¿Acaso nuestra alma no daba para más…?

Las nubes… Las nubes… Esas nubes que mueven los cielos sin glorias…

(*) Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1939 y murió el 4 de diciembre de 2022.

Las pinturas que ilustran la nota pertenecen a Cándido Portinari

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

 

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A sangre fría. Pobreza y desigualdades

Por Rosa Guevara Landa

Ser idealista cuando se vive en Babia no tiene ningún mérito, pero lo tiene, en cambio, seguir siéndolo cuando se ha conocido el hedor de este mundo (Albert Einstein)

I. Mundo

1. Número de personas que sufren hambre en el mundo según el PMA[1], agencia de las Naciones Unidas: 828 millones.

1.1. El 60%: viven en zonas azotadas por la guerra y la violencia.

1.2. Los choques climáticos –materializados en prolongadas sequías y recias inundaciones- también destruyen vidas, cultivos y medios de subsistencia, y debilitan la capacidad de las personas para alimentarse.

2. Personas que enfrentan inseguridad alimentaria aguda: de 135 millones en 2019 a 345 millones en la actualidad. Incremento: 151%.

3. Número de personas (en 45 países) están al borde de la hambruna: 50 millones.

4. Conjetura de la PMA: hay un “anillo de fuego” que lleva a millones de personas al borde de la inanición: desde el Corredor Seco centroamericano y Haití hasta Afganistán, pasando por el Sahel (estepas en el centro africano), África oriental, Siria y Yemen.

5. Necesidades: PMA requiere 22.200 millones de dólares para llegar con auxilios alimentarios a 152 millones de personas en 2022.

5.1. Gasto militar mundial en 2021: superior a 2 billones (millones de millones) de dólares.

II. Estados Unidos.

1.  Cuatro últimas décadas: traspaso de riqueza de unos 50 billones de dólares del 90 % de abajo al 1 % más rico.

2. La remuneración de ejecutivos en jefe se ha incrementado un 1.460 % (casi 15 veces) desde 1978.

2.1. Ganan ahora 399 veces más que el trabajador medio (en 1989 la proporción era de 59 a 1).

3. Tres multimillonarios tienen actualmente la misma riqueza que la mitad más pobre de los estadounidenses (160 millones de ciudadanos).

4. El 5 % más rico de los estadounidenses concentran 2/3 de la riqueza nacional.

5. Desde 2020 (estallido de la COVID), la riqueza de los multimillonarios se ha incrementado más del 50 %, (casi 5 billones de dólares).

5.1. Mientras tanto el incremento en deuda de los consumidores del 90 % más bajo (entre sueldos y riqueza) registró un incremento sin precedentes: 300.000 millones de dólares.

España

1.Porcentaje de la población española tiene alguna clase de dificultad para llegar a fin de mes: 44,9%.

2. Personas que en 2021 estaban en riesgo de pobreza y/o exclusión social: 13,1 millones, el 27,8% de la población

2.1. Aumentó casi un punto porcentual con respecto al año anterior: unas 380.000 nuevas personas están en riesgo de pobreza o exclusión social este último año.

2.2. El 36,2% de quienes viven bajo el umbral de la pobreza destinan más del 40% de sus ingresos a la vivienda.

2.2.1. Una de cada tres personas que vive bajo el umbral de la pobreza (el 34%) tiene trabajo.

2.3. El 10,3% de la población española, unos 4,8 millones de personas, vivían en pobreza severa, es decir, casi la mitad de la población pobre está en esta situación pobreza severa [2].

3.Las tasas (AROPE) más bajas se dan en Navarra y País Vasco, con el 14,7% y el 16% respectivamente. Las más altas se registran en Andalucía y en Extremadura, ambas con el 38,7%.

4. Incremento de 3,4 puntos en los hogares que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada.

4.1. Porcentaje de hogares que no pueden afrontar gastos previstos se eleva al 33,4%.

5. La renta del 20% más rico de la población es 6,2 veces más elevada que la del 20% más pobre (aumento de 0,4 puntos respecto al año anterior).

5.1. La renta del 10% de la población más rica es 11,8 veces superior a la del 10% más pobre.

6. Un total de 37.117 personas sin hogar viven en España -según Encuesta a las personas sin hogar correspondiente a 2022, INE- lo que representa un aumento del 24,5% en los últimos 10 años.

6.1. La mayor parte de las personas sin hogar son hombres (76,7%) aunque la proporción de mujeres que están en esta situación ha aumentado hasta el 23,3% respecto al 19,7% del año 2012.

6.2. El 65,0% de la población sin hogar ha alcanzado un nivel de educación secundaria, el 23,8% de estudios primarios o inferiores y el 11,3% estudios superiores.

7. Dualidad: las once regiones situadas al norte de Madrid, con una población total de 27 millones de habitantes, tienen una tasa media de pobreza del 21,8%, mientras que en las seis situadas al sur, con 20 millones de habitantes, alcanza el 35,6%.

7.1. En Andalucía y Extremadura, la población en riesgo de pobreza y exclusión alcanza el 38,7%, casi 11 puntos más que la media española (27,8%).

8. Subidas de precios: alimentos y productos energéticos (26,7%), vivienda (24,8%), carburante y combustibles (24,7%).

9. Trabajadores pobres (permanecen en la pobreza a pesar de tener trabajo): 8% en 2000, 10,6% en 2010, 12,7% en 2019 (incremento entre 2000 y 2019: casi el 60%).

10. En 2020, el 27,5% de las trabajadores percibían unos ingresos iguales o inferiores al salario mínimo frente al 11,9% de hombres.

Notas:

1) PMA: Programa Mundial de Alimentos.

2) Personas que viven en hogares cuyo total de ingresos por unidad de consumo es inferior a 6.417,3 euros al año, 535 euros al mes. En 2021 esta cifra es ocho décimas superiores a la del año anterior.

Fuentes:

1. https://ipsnoticias.net/2022/10/sube-el-numero-de-hambrientos-en-el-mundo/

2. https://www.jornada.com.mx/2022/10/17/opinion/027o1mun#texto

3. https://www.infolibre.es/economia/13-millones-espanoles-estaban-riesgo-pobreza-2021-27-8-poblacion_1_1339854.html

4. https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/informe-2022-primera-parte-informe-general.pdf

5. https://www.infolibre.es/economia/personas-hogar-suben-24-5-10-anos-30-000-migrantes-desempleados-desahuciados_1_1343490.html

6. https://elpais.com/espana/andalucia/2022-10-20/aumenta-la-brecha-de-la-riqueza-que-parte-a-espana-en-dos-mitades.html

7. https://elpais.com/opinion/2022-10-22/riesgo-de-exclusion-social.html

8. Alternativas Económicas, octubre de 2022.

 

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Pobreza, violencia y sobrecarga de trabajo no remunerado: así viven las mujeres en México. 25N

En México las mujeres no han sido prioridad para el gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador. No solo se ha registrado violencia feminicida, también se incrementaron los índices de pobreza, hay un bajo acceso a la educación y las labores de cuidados no remuneradas continúan siendo relegadas a mujeres niñas.

Este 25 de noviembre, Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, recordamos que el panorama para las mexicanas no es alentador, pues, desde su discurso, el mismo presidente ha invisibilizado e ignorado que en el país viven más de 66 millones de mujeres.

Pobreza ha aumentado durante sexenio de AMLO

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) entre 2018 y 2020 el número de mujeres que experimentan pobreza aumentó de 27.1 a 29.1 millones, lo que representa un incremento del 42.6 al 44.4 por ciento a nivel nacional. Esto quiere decir que hasta el 2021, 44.4 por ciento de las mujeres en el país vivían en esta situación.

En general, respecto a las personas en situación de pobreza en México, hay 2.5 millones más mujeres que hombres. En este sentido, Coneval destaca que “la discriminación que viven ellas por el hecho de ser mujeres hace que tengan menos herramientas para salir de esta situación”.

CIMACFoto: César Martínez López

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre 2018 y 2020 el número de mujeres que experimentan pobreza aumentó de 27.1 a 29.1 millones, lo que representa un incremento del 42.6 al 44.4 por ciento a nivel nacional. Esto quiere decir que hasta el 2021, 44.4 por ciento de las mujeres en el país vivían en esta situación.

En general, respecto a las personas en situación de pobreza en México, hay 2.5 millones más mujeres que hombres. En este sentido, Coneval destaca que “la discriminación que viven ellas por el hecho de ser mujeres hace que tengan menos herramientas para salir de esta situación”.

Entidades no brindan condiciones para que mujeres se inserten en el mercado laboral 

El análisis #ConLupaDeGénero 2022, realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que los estados de la República mexicana no brindan condiciones laborales óptimas para las mujeres, lo cual limita su independencia económica y frena el potencial del país.

Según el análisis, las entidades obtuvieron en promedio 43 de 100 puntos en la evaluación de 18 indicadores que miden las condiciones laborales para las mujeres, entre los que se encuentran: ingresos, participación de mujeres en puestos de liderazgo y políticas de flexibilidad que sean compatibles con sus necesidades.

“En estados como Colima, la tasa de participación económica femenina es de casi 56 por ciento, similar a la de Estados Unidos. Sin embargo, hay entidades como Chiapas, cuya tasa (31 por ciento) es similar a la de Turquía”.

Maestras integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación realizaron una marcha marcharon este Día del maestro para exigir mejores condiciones laborales para el gremio
CIMACFoto: César Martínez López

Sumado a lo anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los hombres dedican en promedio 20 horas a la semana a los trabajos de cuidado no remunerados, mientras que las mujeres destinan 50 horas a estas tareas.

Por ello, el IMCO propone que, para que las mujeres logren insertarse en el mercado laboral se debe “avanzar hacia la aprobación y asignación de presupuesto para un Sistema Nacional de Cuidados asequible y de calidad, generar incentivos para que las empresas implementen políticas vida-trabajo para sus empleados, desarrollar habilidades en las niñas mujeres para que mejoren sus oportunidades en el mercado laboral e incentivar la corresponsabilidad de cuidado en la primera infancia a través de permisos de paternidad extendidos”.

Violencia contra mujeres no da tregua

En México, 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos, una situación de violencia a lo largo de la vida, destacó la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021. Con respecto a 2016, los resultados de 2021 mostraron un incremento de cuatro puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida.

Sumado a lo anterior, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), junio de 2022 alcanzó una cifra histórica al registrar un total de 368 asesinatos de mujeres: 281 clasificados como homicidios dolosos y 87 como feminicidio, cifra que no se había visto en los últimos siete años.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

El dato más alto de la que se tenía conocimiento corresponde a agosto de 2021, con 271 homicidios dolosos de mujeres. Sin embargo, la violencia feminicida ha alcanzado récords aún más alarmantes.

En abril de 2022, López Obrador responsabilizó a la “pérdida de valores” por el incremento de violencia feminicida, pero en realidad este clima de inseguridad para las mujeres se debe a la impunidad que impera en muchos de los casos y mantiene a las víctimas lejos de la justicia, lo que además envía un mensaje de permisividad a los agresores amparados en un sistema misógino.

Este es el contexto en el que las mujeres llegan este 25 de noviembre, en adelante permanecerá la duda: ¿qué hará el gobierno de López Obrador por las mujeres?

Fuente: https://cimacnoticias.com.mx/2022/11/25/pobreza-violencia-y-sobrecarga-de-trabajo-no-remunerado-asi-viven-las-mujeres-en-mexico#gsc.tab=0

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