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Acceso a tierra, una vía para que campesinas salgan de la pobreza en Honduras

Facilitar el acceso a la tierra para producir alimentos podría ayudar a miles de mujeres rurales en Honduras a salir de la pobreza y la discriminación en un país que arrastra problemas estructurales de desigualdad, dijo este jueves a EFE la portavoz de la Articulación de Mujeres de la Vía Campesina, Wendy Cruz.

Solo el 14 % de las mujeres que viven en el área rural, unas 280.000, tiene acceso a tierra, muchas de ellas porque han comprado o heredado de sus padres, señaló Cruz en una entrevista con EFE.

«Se trata de un problema estructural en el área rural, por lo que hemos planteado la necesidad de definir bases sólidas para ir disminuyendo esas brechas de desigualdad», subrayó la también portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

En la zona rural viven más de 4 millones de personas, el 50 % son mujeres, de ellas el 86 % no posee títulos de tierras y un gran porcentaje de éstas padecen hambre, añadió.

TITULACIÓN DE TIERRAS, UNA DEUDA HISTÓRICA

Cruz indicó que la titulación de tierras es una «deuda histórica» con los campesinos y una herramienta para que las mujeres puedan combatir la pobreza y garantizar la seguridad alimentaria de sus familias.

Solo el 11 % de los campesinos tiene acceso a fondos destinados a créditos agrícolas, denunció la activista, quien lamentó que las mujeres no tienen apoyo financiero debido a que no son dueñas de la tierra.

«Las mujeres no tienen acceso al crédito porque no tienen una garantía, es un tema bastante difícil para ellas y las pone en bastante precariedad», enfatizó.

Las campesinas también exigen al Gobierno que ponga en marcha un programa de financiación para las mujeres rurales y les garantice el derecho a ser propietarias de la tierra.

Cruz afirmó que el 90 % de las familias del área rural viven en pobreza debido a que «no tienen acceso a los bienes productivos, empleo ni educación de calidad».

Las familias necesitan tener acceso a servicios básicos, como educación y salud, para «mejorar su condición de vida» y no caer en una «situación de vulnerabilidad» que las «condene a la pobreza», añadió.

«La tierra está vinculada al acceso a una vivienda digna, a producir sus propios alimentos y, por ende, tener acceso a la tierra, tendrían mayor oportunidad de salir de esas condiciones de pobreza», subrayó la activista.

VOLVER LA MIRADA AL CAMPO

Honduras requiere una política pública integral y volver la mirada al campo para conservar la seguridad alimentaria, precisó Cruz, quien lamentó que muchas familias campesinas se ven obligadas a emigrar de sus tierras por la falta de oportunidades.

«Las familias están obligadas a emigrar porque no encuentran oportunidades para mejorar sus condiciones de vida porque hay un Estado ausente totalmente», enfatizó.

En su opinión, el Gobierno debe priorizar la elaboración de políticas que permitan sentar las bases para satisfacer las necesidades básicas de la población, especialmente en el área rural.

Las mujeres también consideran importante colocar el tema de la mujer rural en la agenda política y en el presupuesto general de Honduras.

«Necesitamos tener un presupuesto general que atienda las necesidades básicas de las poblaciones más vulnerables y que han sido colocadas en mayor discriminación», dijo la portavoz del Consejo para el Desarrollo Integral de la Mujer Campesina.

El Gobierno debe además priorizar la inversión en el campo, especialmente hacia las mujeres, lo cual «nos daría una gran oportunidad de luchar contra la pobreza y la discriminación», enfatizó.

Fuente: https://www.swissinfo.ch/spa/honduras-mujeres_acceso-a-tierra–una-v%C3%ADa-para-que-campesinas-salgan-de-la-pobreza-en-honduras/48183308

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saharaui Tesh Sidi: «La pobreza no se puede romantizar»

Javier Sánchez Salcedo  entrevista a la informática y activista saharaui Tesh Sidi

«Nací en los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), en 1994. Vine a España con siete años. Soy ingeniera informática y me dedico al mundo del big data en temas de banca. He creado y coordino la plataforma digital ­SaharawisToday».

Me gustaría que me hablaras de tu infancia.

Nací en los 90, en unos tiempos muy duros para los refugiados saharauis que acababan de instalarse de manera permanente en los campamentos. No había nada, ni leche para los niños ni agua en casa. Las madres se intercambiaban a los hijos para poder amamantarlos. Cuando nacimos mi hermano mellizo y yo, casi morimos. De hecho, todos acarreamos problemas de salud. Mi madre, que padecía anemia, no tenía recursos. Éramos varios hermanos y no le quedó más remedio que dejarme con mi abuela. Estuve con ella desde los cuatro a los siete años en Mauritania.

¿Te acuerdas bien de lo que viviste esos años?

Siempre digo que los saharauis nacemos mayores. Por las circunstancias, nos educan para resistir y no te puedes quejar. La sociedad y el contexto te obligan a madurar y a crecer rápido. Sí, tengo recuerdos de aquella etapa con mi abuela. Yo era una beduina que solo sabía criar y ordeñar cabras y nunca estaba con niños. Aquellos años viví con adultos y animales. Con solo seis años, sabía hacer las cosas de una mujer mayor. A los siete volví a los campamentos de Tinduf (Argelia), con mi hermano mellizo, mi madre, mi padre y otros seis hermanos. Fue un choque de identidad, tuve que aprender a quererlos, porque esos lazos fraternales no se habían construido antes.

No debió de ser nada fácil

En Mauritania vivía fuera de los sistemas educativo y sanitario. No sabía ni leer ni escribir. Tenía pensamientos y realizaba labores de una persona adulta. Cuando me escolarizaron, tuve que concienciarme de que era una niña, tenía una familia y vivía en sociedad. No puedo romantizar mi historia y decir que tuve una infancia feliz. Es la que me tocó, la infancia de cualquier niño en situación de conflicto. La pobreza no se puede romantizar. Yo no me comí un yogur ni probé el chocolate hasta que vine a España, ni tuve acceso a algo tan básico como la carne. Ahora veo que mis sobrinos tienen eso en el campamento, pero van a sufrir otros problemas: de identidad, el exilio, el conflicto armado… No van a estar exentos de todo eso. La vida en los campamentos no se puede romantizar.

¿Por qué viniste a España?

Vine con casi ocho años a casa de una familia de acogida de Alicante. Si lo de llegar a los campamentos de Mauritania era cambiar de mundo, venir aquí fue cambiar de planeta, de galaxia y de todo. Me daban miedo los edificios porque era incapaz de entender que pudieran ser tan altos. En los campamentos, las casitas de adobe son acordes a tus dimensiones, accesibles a tu altura o a la de un adulto, pero llegué y me encontré edificios muy altos, la gente acelerada, el ruido, los semáforos, todo para «ya»… y, sobre todo, la sensación de que todo el mundo me recriminaba algo: «Siéntate bien», «Come así»… No estaba acostumbrada a tantas demandas sociales, a vivir en un protocolo permanente. En los campamentos, los padres no te dirigen tanto porque ya «eres» un adulto, y cuando vienes aquí ya tienes un pensamiento construido. Vine cinco veranos y luego me quedé con mi familia de acogida desde los 12 a los 18 años. Mi madre española tenía la idea de educarme, pero yo le decía que ya venía educada, y no era un acto de rebeldía, sino la madurez temprana obligada por la situación. Mi familia española lo hizo conmigo lo mejor que pudo, pero no de la mejor forma. Tuve una adolescencia muy dura.

¿Sentías que no encajabas?

Las personas que han emigrado sufren una crisis de identidad muy grande, porque no son ni de aquí ni de allí. La necesidad de encajar en ambos lugares te puede jugar muy malas pasadas. Pasé diez años en los que rechazaba ser saharaui y las desgracias que me habían pasado en la vida.

¿Lo ocultabas?

Exacto. Le decía a la gente que era alicantina y ya está. Pero cuando empecé a leer literatura de referentes africanos, incluidos saharauis, me di cuenta de que tenía pensamientos coloniales heredados, y llegó un momento, con 18 años, en el que vi que aquel no era mi sitio. En mi casa española sentía muchas exigencias sociales y culturales, y tenía que estar constantemente dando las gracias por lo que se me estaba dando, porque yo «venía de un campo de refugiados», algo que me afectaba mucho y sentía como un menosprecio. Por  otra parte tenía a mi familia saharaui, conservadora, musulmana, de las pocas que habían dejado que sus hijas estudiaran en Occidente desde muy pequeñas. Era consciente del miedo de mi madre a que yo no fuera musulmana, ni culturalmente saharaui, ese miedo al qué dirán. Yo sentía presión aquí y presión allí, y decidí romper, ponerme a trabajar y estudiar por mi cuenta, para recuperar mi dignidad y mi libertad como persona. Rompí las relaciones con mi familia biológica y con la de acogida, pero fui libre para empezar a construirme una identidad.

¿Hiciste sola ese proceso? 

Hasta que no entré en el activismo no tuve referentes. Empecé a trabajar de camarera, en tiendas… Estudié Ingeniería Informática en los tiempos de la crisis, y tuve amigos que me ayudaron a pagar la universidad. Acabé la carrera y me vine a Madrid. Era el boom de la informática y encontré trabajo fácilmente. Pedí un préstamo para hacer un máster en big data e inteligencia artificial. Para mí no existen cosas imposibles si te esfuerzas y trabajas. La gente me dice que a mí me han salido bien las cosas, pero yo comía arroz blanco en la universidad, lo mismo que comía en el campamento, porque muchas veces no me daba para comprar ­carne o champú.

¿Cómo llegaste al activismo?

Cuando terminé el máster y había conseguido un buen trabajo, en abril de 2020, explotó la guerra en Sahara Occidental. Yo no sabía nada del conflicto ni de sus causas, pero empecé a ir a manifestaciones y nació en mí una necesidad imperante tanto de ayudar al pueblo saharaui como de recuperar mi identidad. Y cuando vi que la causa saharaui estaba estancada comunicativamente, me planteé ayudar con mis conocimientos en big data y procesamiento de datos en redes sociales. Asumí la presidencia de la Asociación Saharaui en Madrid, hicimos infinidad de cosas y muchos jóvenes saharauis en la diáspora empezaron a organizarse. Pasé a convertirme en una persona muy expuesta, a dar conferencias, me llamaban los políticos… Me parecía que la causa se había convertido en algo muy humanitario pero poco político, e inicié un acercamiento a organizaciones políticas, a medios de comunicación, empecé a llevar a periodistas y políticos a los campamentos… Todo este proceso se ha materializado en SaharawisToday, una plataforma de comunicación digital que he creado junto a mi compañera Itziar.

¿Qué podemos encontrar en SaharawisToday?

Hicimos un análisis sobre qué es lo que le falla a la causa saharaui y vimos que teníamos que ser nosotros mismos, los saharauis, quienes comuniquemos, que no sean los periodistas o los antropólogos los que hablen siempre del pueblo saharaui. En SaharawisToday se habla de migración; de combatir el racismo institucional que sufrimos; de la mujer saharaui, a menudo silenciada; de la responsabilidad de España con sus antiguas colonias o de la responsabilidad de la población de informarse sobre el pasado de su país. Contextualizamos para explicar la relación de Sahara con lo que pasa en Ceuta y Melilla, con las aguas de Canarias o por qué Marruecos bloquea y chantajea a España… Somos 11 personas, saharauis de allí, de aquí y de Francia. Publicamos en francés, árabe, inglés y castellano, y ofrecemos una tribuna de opinión al pueblo saharaui, con toda su diversidad. Tiene cabida todo menos el fascismo y el machismo. Siempre hemos sido un pueblo de transmisión oral, pero tenemos que dejar nuestra historia por escrito. Hay artículos, vídeos, directos, resúmenes de política internacional, análisis… Recogemos todos los eventos de la causa saharaui a nivel mundial e informamos sobre cómo viajar a los campamentos.

Para terminar, ¿crees que habrá referéndum?

Se necesita una presión política muy grande. Creo que el pueblo saharaui tiene que ocupar posiciones de poder. Muchas personas que han emigrado suelen estudiar ciencias sociales y se dedican al ámbito de las oenegés o la cooperación internacional por esa necesidad de «salvar» que tenemos. Pero no pasa nada por estar en la banca o en política. Hay que estar donde se toman las decisiones para poder cambiar las cosas. En el banco en el que trabajo saben que soy saharaui y activista. Los saharauis tienen que intentar ser presidentes de comunidad en sus edificios, diputados, referentes allí donde trabajen. Creo que es complicado el referéndum en los próximos años. Mientras no tengamos un presidente de Gobierno saharaui o migrado no van a cambiar las cosas. Va a llevar tiempo, pero no debemos frustrarnos. Hay que ser optimistas.

CON ELLA

 

«Una amiga fue a Sahara Occidental, a los territorios ocupados por Marruecos, y me trajo arena de allí. Es chocante, y me encanta verlo en todas las generaciones de saharauis: somos capaces de luchar por algo que ni hemos visto y que, probablemente, por ser activista, jamás pueda pisar».

Fuente: https://rebelion.org/la-pobreza-no-se-puede-romantizar/

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El cuerpo de la pobreza

Por: Vicente Zito Lema*

 

Fue abogado, poeta, escritor, educador. Pero sobre todo, Vicente Zito Lema fue un hombre comprometido con su tiempo. Que hizo de la coherencia un emblema del que eligió no correrse ni un centímetro. Elegimos para despedirlo, un texto suyo que define a rajatabla en qué lugar eligió pararse y desde el que resistir a lo largo de su historia. El pasado 4 de diciembre murió un imprescindible.

                                                                       “Nunca olvides

                                                                       que lo único que un rico

                                                                       te va a dar

                                                                       es más pobreza”

                                                                       Eva Perón

I

(APe).- El cuerpo de la pobreza es el ser de la pobreza…

No hay pobreza sin cuerpo, tan simple y eterno como que no habrá cuerpos sin muerte…

Sin cuerpo la pobreza es menos que nada, menos aún que esa nadilla de polvo que no flota ni ensucia ni suplica ni suplicia.

O mejor: sin cuerpo la pobreza es el vómito de un viejo dios borracho ahogado de sí, sin ira y sin deseo, apenas huérfano de la soledad…

El cuerpo de la pobreza no tuvo nacimiento beatifico ni tendrá providencia… El Dios se agotó en lo humano.

El cuerpo de la pobreza es el ser de la pobreza ¿Sabrá el cuerpo de la pobreza qué es la vida si sólo construyó la muerte?

¡Quién habló del maldito pecado original!

Cuerpo en la pobreza, en la desmesura sufriente de un ser entre las sombras de su existencia. En la desmesura absoluta de las pasiones tristes que lo desviven y en la desesperación tan ávida como lejana de la felicidad, un territorio más que utópico, apenas ilusorio.

Cuerpo en la pobreza, cabalgando en la irracionalidad de una época de pobreza que deviene por fuera del sentido trasmitido como lo vero humano. Cuerpo en la pobreza, con una lógica y en una estrategia para responder a una necesidad urdida en el consumo de la vida, donde la pobreza también se consume como fruto maldecido, como vacío descarnado del otro, como certeza del peligro que encarna el otro… en tanto espejo de una existencia sólo posible en el horror de devorar un cuerpo día a día, empezando por la lengua que le da palabra.

Cuerpo en la pobreza, ser madera en la hoguera sin límites, donde siempre sopla el viento que aviva las llamas pero también alerta a la vida; cuerpo en la pobreza, como si alguien, pese a todo, pudiera satisfacer un mandato propio de los antiguos dioses, de los héroes sin tiempo…

Cuerpo en la pobreza, cuando la vida y la muerte, en tanto actos del bien y del mal que la corporizan al pie de los altares, la vuelven pensable, tangible, fatalmente material. Cuerpo en la pobreza, estar allí, sin otra salida que quemar las naves (también la sagrada belleza del mascarón de proa…) y decir – entre risas, pánico y desafíos–: ¡vengan por mí, yo ya fui!

Cuerpo en la pobreza, obligado a excavar su nicho en la tierra. Detenido en las puertas del templo de los cielos, triste como esas músicas que nadie escuchará.

II

Hay un aire de incienso que asfixia, un agua de pila bautismal que ahoga, una luz de estrella ciega que quema y oscurece sin escándalo. Sin que se altere el dictado manifiesto de la ley: pulcro en las formas, corrupto en su génesis, siniestro en su anclaje… Se permite una sospecha de la verdad, sólo en los límites que imponen las estrategias legitimadas por el poder sobre el saber científico: impolutas, objetivas, desapasionadas… sin espacio para involucrarse con la verdad de ese cuerpo que se observa y se investiga mientras el cuerpo se martiriza.

Hay, hasta en la coronilla hay, un mundo material que apesta por sus cuatro ventanas del cielo, una luz de lo impuesto de lo real que oscurece la transparencia de la vida, sin que la belleza deje de suspirar entre las nubes de una bóveda que brilla lejos de esa tierra más que yerma, arrasada, privada de amor, en la que apenas acontece el cuerpo de la pobreza, sin más consuelo que una rápida agonía que acorte el estertor.

Es un espacio cotidiano, ganado por el miedo, paralizado por el terror que despierta la sorda melodía del ocaso, igual que el alba cuando el espíritu se cierra, enmudece, acrítico, ese instante feroz donde todo se naturaliza con una ligereza que espanta los espectros, donde la representación de la vida se confunde con la vida misma, en el espasmo tembloroso de la existencia.

El dolor del cuerpo en la pobreza será minimizado, o peor aún, encerrado en la categoría de castigo divino, de aprendizaje cruel pero merecido.

La humillación que sufre el cuerpo en la pobreza provoca un fenómeno de descalificación a partir del propio lenguaje. La palabra ya no es el espíritu que al nombrar crea, sopla los labios, ahora se tensa como un látigo para azotar el alma… sin escándalo.

Más allá de escondrijos y urdimbres del pensamiento, se trata de entender que el cuerpo de la pobreza se manifiesta en la realidad social (esa mesa nacida para el pan y el vino en común) igual que un cuerpo sin ser en el cuerpo (un cuerpo que en armonía bienhechora pudo convertirse en la casa del alma… ¿o imaginan un alma perpetua bajo una lluvia de sal en la intemperie…).

He ahí sin tapujos la realidad del cuerpo en la pobreza, aquello que lo constituye y también lo diferencia: su existencia se da en el espacio y en las prácticas de un cuerpo, que lo produce y lo contiene en sí, el cuerpo de la pobreza.

(Para el ser, puesto allí y sin poder salir de allí, por fuera del cuerpo de la pobreza no habrá existencia. Por más que lo necesite, aunque su deseo se convierta en plegaria, en blasfemia o en demencia “ese camino tan alto y tan desierto…”)

Ese cuerpo, humano y no humano, nunca acabado en su martirio y en su aprendizaje, resulta el verdadero ser, la realidad manifiesta de la pobreza en la construcción trágica de su existencia.

III

El cuerpo de la pobreza, ese sujeto sin metáforas ni lenguaje que lo encubran, es un espacio permanente de la contradicción, donde se produce a cara de perro el histórico combate entre la vida y la muerte (que en algún discurso se personifica en Eros y Tánatos, creando y destruyendo, o si se recurre a la música habrá que memorar los acordes de la luz y las tinieblas… ¿Recuerdan memoriosos, inocentes aquella escena de la Reina de la noche cuando el desvarío es un fuego que sube y sube y se expande y se vuelve sagrado en su propio hermosura?)

Hay un cuerpo como lluvia de cenizas. Hay un cuerpo, carne privada de nombre para que la idea de la pobreza desnude su impotencia. El cuerpo del ser en la derrota: el cuerpo del fracaso de la historia como sueño humano. Ese cuerpo excluido de los atributos de su mismidad, porque el reconocimiento del cuerpo del otro se agotó en las prácticas de la usura (la avaricia hunde la hoja del cuchillo hasta el mango).

Hay un cuerpo que anda por el mundo, sin espacio en el mundo. Sombra y fantasma. Un cuerpo demandado, sometido, desollado, amputado, violado, abusado, despreciado, disciplinado, torturado, condenado en el hacer y en el no hacer. (¡Palos por si bogas y palos por si no bogas!)

Ese cuerpo testigo de la vida como agonía de la vida.

Ese cuerpo sujeto de la agonía, ese cuerpo territorio de la agonía, como si fuera todo el cielo y toda la tierra…

Ese cuerpo que narra –minucioso, exasperante…– la historia del propio dolor humano, allí cuando la carne, superando el ultraje dio nacimiento al espíritu humano.

Ese cuerpo de la pobreza sirviente de otras vidas que brotan y cuelgan con gracia en el aire como racimos, que existen a partir de su vida, (sea la que fuera) y al que se le exige (mientras se lo aleja, se lo exilia, se lo niega) la más preciada conducta de vida en el vivir de otra vida, privilegiada como única y elegida vida, desde el bien de la razón y el bien del corazón. O sea: un espacio de representación, unas reglas de acción legitimadas por sí y en sí, que rechazan drásticamente todo lo que huela a cuestionamiento, a simple diferencias en el saber y en los sentimientos: ni siquiera se podrá imaginar por fuera de lo imaginado sin que ocurra el castigo.

El cuerpo de la pobreza ha sido puesto fuera del espacio, no hay lugar para él por más vasto que sea el universo, y el delirio de querer medirlo, atraparlo. El tiempo tampoco le pertenece, gira y gira sin sostén, sin atadura de un misero hilo; su consuelo es estar fuera de sí sin saber quién lo contiene y donde. Ha sido puesto fuera de sí, sujeto extraño aun en su naturaleza. Es un acontecimiento sin especificidad ni distinción. Amorfo y eterno.

Ese cuerpo pobre, pura desarmonía en el dolor que ni siquiera la belleza socorre…

Ese cuerpo de todos los cuerpos y de todas las identidades, a más rechazadas más castigadas, a más humilladas por los dioses más penadas por la ley, esa ley de la monstruosa normalidad donde el poder y la muerte reflejan su único rostro… perpetuo, inamovible…

Ese cuerpo de hombre, víctima de todos los mandatos…

Ese cuerpo de niño, nacido en el despojo, privado desde el primer aire de la alegría de despojarse…

Ese cuerpo de mujer, en el tiempo y el espacio de la locura atribuida como marca de fuego…

Ese cuerpo irrepetible pasará a ser una ola en el mar, un cuerpo en el sinfín de los cuerpos, en el agotamiento de la pobreza.

Un cuerpo de mujer, maldito y malnacido, objeto de la ira de cualquier dios que se precie, pasto donde come el Maligno, cama donde fornican todos los demonios de la tierra y del infierno.

Ese cuerpo de la mujer de la pobreza, primero violado en la impunidad de la cultura y después despreciado y penado si no acepta los efectos secundarios de “la susodicha violación según la boca de la dicente”, que “aquí fecha la denuncia sin aportar mayores pruebas”, más que “su ropa desgarrada, moretones fuertes en la cara y varias cuchilladas en el cuerpo de la susodicha”…

Ese cuerpo, esa pobreza, esa mujer (y ahora se habla de la figura de Madre y el cuestionamiento de las conductas puestas fuera del imaginario representativo –¡Oh, Mater amantísima!–), que se deberá juzgar, castigar, demonizar, desde la Ley, la religión y la moral, cuando somete su cuerpo sometido a un nuevo sometimiento.

Trastocada la realidad desde su representación cultural la violada violará y la víctima es victimaria; todas las fuerzas del mundo caen sobre el cuerpo de la pobreza, si vende o si alquila su cuerpo, o lo permuta (sea en una parte o en el todo, sea el vientre o la vagina, por hora, por días, hasta que la muerte separe su cuerpo, o hasta la mismísima eternidad), si castiga su cuerpo, si entrega a la muerte su cuerpo o los frutos de su cuerpo…

El cuerpo de la pobreza será el horror –y el alma de ese cuerpo de mujer también será crucificada, por el peor pecado cometido con horror–, si abortó a su hijo aún en el trance del crimen que sufrió, si abandona a su hijo en el terror de la pobreza que la invalida, si lo vende o lo alquila por dinero o por desesperación…

La huella del horror, el horror que trae aquel que pisa la tierra con la seguridad del que todo lo pudo y todo lo puede, lo vuelve delito y pena. (Te cortan la cabeza con el hacha o te despellejen con la paciencia de un santo…)

Así se prolongará el horror, como cosecha arrancada del cuerpo más humilde, cuerpo que deberá rendir más, siempre más, obligado a trabajar, a mendigar, a robar, a dejarse violar y quedarse con las migajas en el tan provechoso, como protegido, comercio de la prostitución… Y si grita o llora a más no poder por ese hijo que pierde su cuerpo de la pobreza, la mujer de la pobreza más pobre, que corre, que se escapa, huye, en el medio de una noche sin belleza ni piedad, será ella la maldita y eterna noche que siempre será noche… sin escándalo… puro olvido…

El que pregunta ya sabe. El que calla también sabe.

¿Quién se arroga lanzar la primera palabra que golpea más que la piedra?

O mejor: ¿quién se arrima al cuerpo de la pobreza para destruir, junto a él, la pobreza que vive para que viva la riqueza, esa riqueza que sólo vive en la riqueza, viviendo de la pobreza, así como el mal vive en el mal y la muerte en la muerte, así como el mal y la muerte existen en la riqueza…?

Hemos vivido y ahora podemos preguntar:

¿Quién habla del amor desde el desamor…?

¿Quién exige lo justo al que fue obligado a sobrevivir en la perpetuidad de lo injusto?

¿Quién trasciende la agonía cuando la soledad llama a la soledad?

¿Cómo pedir palabras al sufriente en su lengua cortada, decisión crítica al que fue saqueado hasta en su conciencia y obligado a bajar la cabeza hasta que sus ojos se confunden con el suelo y allí quedan?

¿Gestos de piedad a quien fue llevado a las rastras al matadero, como si allí lo esperara la pira de la bendición?

¿Qué fue de la dicha? ¿Cómo se perdió la inocencia prometida? ¿Acaso nuestra alma no daba para más…?

Las nubes… Las nubes… Esas nubes que mueven los cielos sin glorias…

(*) Vicente Zito Lema nació en Buenos Aires el 14 de noviembre de 1939 y murió el 4 de diciembre de 2022.

Las pinturas que ilustran la nota pertenecen a Cándido Portinari

Fuente de la información e imagen:  Pelota de Trapo

 

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A sangre fría. Pobreza y desigualdades

Por Rosa Guevara Landa

Ser idealista cuando se vive en Babia no tiene ningún mérito, pero lo tiene, en cambio, seguir siéndolo cuando se ha conocido el hedor de este mundo (Albert Einstein)

I. Mundo

1. Número de personas que sufren hambre en el mundo según el PMA[1], agencia de las Naciones Unidas: 828 millones.

1.1. El 60%: viven en zonas azotadas por la guerra y la violencia.

1.2. Los choques climáticos –materializados en prolongadas sequías y recias inundaciones- también destruyen vidas, cultivos y medios de subsistencia, y debilitan la capacidad de las personas para alimentarse.

2. Personas que enfrentan inseguridad alimentaria aguda: de 135 millones en 2019 a 345 millones en la actualidad. Incremento: 151%.

3. Número de personas (en 45 países) están al borde de la hambruna: 50 millones.

4. Conjetura de la PMA: hay un “anillo de fuego” que lleva a millones de personas al borde de la inanición: desde el Corredor Seco centroamericano y Haití hasta Afganistán, pasando por el Sahel (estepas en el centro africano), África oriental, Siria y Yemen.

5. Necesidades: PMA requiere 22.200 millones de dólares para llegar con auxilios alimentarios a 152 millones de personas en 2022.

5.1. Gasto militar mundial en 2021: superior a 2 billones (millones de millones) de dólares.

II. Estados Unidos.

1.  Cuatro últimas décadas: traspaso de riqueza de unos 50 billones de dólares del 90 % de abajo al 1 % más rico.

2. La remuneración de ejecutivos en jefe se ha incrementado un 1.460 % (casi 15 veces) desde 1978.

2.1. Ganan ahora 399 veces más que el trabajador medio (en 1989 la proporción era de 59 a 1).

3. Tres multimillonarios tienen actualmente la misma riqueza que la mitad más pobre de los estadounidenses (160 millones de ciudadanos).

4. El 5 % más rico de los estadounidenses concentran 2/3 de la riqueza nacional.

5. Desde 2020 (estallido de la COVID), la riqueza de los multimillonarios se ha incrementado más del 50 %, (casi 5 billones de dólares).

5.1. Mientras tanto el incremento en deuda de los consumidores del 90 % más bajo (entre sueldos y riqueza) registró un incremento sin precedentes: 300.000 millones de dólares.

España

1.Porcentaje de la población española tiene alguna clase de dificultad para llegar a fin de mes: 44,9%.

2. Personas que en 2021 estaban en riesgo de pobreza y/o exclusión social: 13,1 millones, el 27,8% de la población

2.1. Aumentó casi un punto porcentual con respecto al año anterior: unas 380.000 nuevas personas están en riesgo de pobreza o exclusión social este último año.

2.2. El 36,2% de quienes viven bajo el umbral de la pobreza destinan más del 40% de sus ingresos a la vivienda.

2.2.1. Una de cada tres personas que vive bajo el umbral de la pobreza (el 34%) tiene trabajo.

2.3. El 10,3% de la población española, unos 4,8 millones de personas, vivían en pobreza severa, es decir, casi la mitad de la población pobre está en esta situación pobreza severa [2].

3.Las tasas (AROPE) más bajas se dan en Navarra y País Vasco, con el 14,7% y el 16% respectivamente. Las más altas se registran en Andalucía y en Extremadura, ambas con el 38,7%.

4. Incremento de 3,4 puntos en los hogares que no pueden mantener la vivienda a una temperatura adecuada.

4.1. Porcentaje de hogares que no pueden afrontar gastos previstos se eleva al 33,4%.

5. La renta del 20% más rico de la población es 6,2 veces más elevada que la del 20% más pobre (aumento de 0,4 puntos respecto al año anterior).

5.1. La renta del 10% de la población más rica es 11,8 veces superior a la del 10% más pobre.

6. Un total de 37.117 personas sin hogar viven en España -según Encuesta a las personas sin hogar correspondiente a 2022, INE- lo que representa un aumento del 24,5% en los últimos 10 años.

6.1. La mayor parte de las personas sin hogar son hombres (76,7%) aunque la proporción de mujeres que están en esta situación ha aumentado hasta el 23,3% respecto al 19,7% del año 2012.

6.2. El 65,0% de la población sin hogar ha alcanzado un nivel de educación secundaria, el 23,8% de estudios primarios o inferiores y el 11,3% estudios superiores.

7. Dualidad: las once regiones situadas al norte de Madrid, con una población total de 27 millones de habitantes, tienen una tasa media de pobreza del 21,8%, mientras que en las seis situadas al sur, con 20 millones de habitantes, alcanza el 35,6%.

7.1. En Andalucía y Extremadura, la población en riesgo de pobreza y exclusión alcanza el 38,7%, casi 11 puntos más que la media española (27,8%).

8. Subidas de precios: alimentos y productos energéticos (26,7%), vivienda (24,8%), carburante y combustibles (24,7%).

9. Trabajadores pobres (permanecen en la pobreza a pesar de tener trabajo): 8% en 2000, 10,6% en 2010, 12,7% en 2019 (incremento entre 2000 y 2019: casi el 60%).

10. En 2020, el 27,5% de las trabajadores percibían unos ingresos iguales o inferiores al salario mínimo frente al 11,9% de hombres.

Notas:

1) PMA: Programa Mundial de Alimentos.

2) Personas que viven en hogares cuyo total de ingresos por unidad de consumo es inferior a 6.417,3 euros al año, 535 euros al mes. En 2021 esta cifra es ocho décimas superiores a la del año anterior.

Fuentes:

1. https://ipsnoticias.net/2022/10/sube-el-numero-de-hambrientos-en-el-mundo/

2. https://www.jornada.com.mx/2022/10/17/opinion/027o1mun#texto

3. https://www.infolibre.es/economia/13-millones-espanoles-estaban-riesgo-pobreza-2021-27-8-poblacion_1_1339854.html

4. https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/informe-2022-primera-parte-informe-general.pdf

5. https://www.infolibre.es/economia/personas-hogar-suben-24-5-10-anos-30-000-migrantes-desempleados-desahuciados_1_1343490.html

6. https://elpais.com/espana/andalucia/2022-10-20/aumenta-la-brecha-de-la-riqueza-que-parte-a-espana-en-dos-mitades.html

7. https://elpais.com/opinion/2022-10-22/riesgo-de-exclusion-social.html

8. Alternativas Económicas, octubre de 2022.

 

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Pobreza, violencia y sobrecarga de trabajo no remunerado: así viven las mujeres en México. 25N

En México las mujeres no han sido prioridad para el gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador. No solo se ha registrado violencia feminicida, también se incrementaron los índices de pobreza, hay un bajo acceso a la educación y las labores de cuidados no remuneradas continúan siendo relegadas a mujeres niñas.

Este 25 de noviembre, Día Internacional para Eliminar la Violencia contra la Mujer, recordamos que el panorama para las mexicanas no es alentador, pues, desde su discurso, el mismo presidente ha invisibilizado e ignorado que en el país viven más de 66 millones de mujeres.

Pobreza ha aumentado durante sexenio de AMLO

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) entre 2018 y 2020 el número de mujeres que experimentan pobreza aumentó de 27.1 a 29.1 millones, lo que representa un incremento del 42.6 al 44.4 por ciento a nivel nacional. Esto quiere decir que hasta el 2021, 44.4 por ciento de las mujeres en el país vivían en esta situación.

En general, respecto a las personas en situación de pobreza en México, hay 2.5 millones más mujeres que hombres. En este sentido, Coneval destaca que “la discriminación que viven ellas por el hecho de ser mujeres hace que tengan menos herramientas para salir de esta situación”.

CIMACFoto: César Martínez López

De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre 2018 y 2020 el número de mujeres que experimentan pobreza aumentó de 27.1 a 29.1 millones, lo que representa un incremento del 42.6 al 44.4 por ciento a nivel nacional. Esto quiere decir que hasta el 2021, 44.4 por ciento de las mujeres en el país vivían en esta situación.

En general, respecto a las personas en situación de pobreza en México, hay 2.5 millones más mujeres que hombres. En este sentido, Coneval destaca que “la discriminación que viven ellas por el hecho de ser mujeres hace que tengan menos herramientas para salir de esta situación”.

Entidades no brindan condiciones para que mujeres se inserten en el mercado laboral 

El análisis #ConLupaDeGénero 2022, realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) reveló que los estados de la República mexicana no brindan condiciones laborales óptimas para las mujeres, lo cual limita su independencia económica y frena el potencial del país.

Según el análisis, las entidades obtuvieron en promedio 43 de 100 puntos en la evaluación de 18 indicadores que miden las condiciones laborales para las mujeres, entre los que se encuentran: ingresos, participación de mujeres en puestos de liderazgo y políticas de flexibilidad que sean compatibles con sus necesidades.

“En estados como Colima, la tasa de participación económica femenina es de casi 56 por ciento, similar a la de Estados Unidos. Sin embargo, hay entidades como Chiapas, cuya tasa (31 por ciento) es similar a la de Turquía”.

Maestras integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación realizaron una marcha marcharon este Día del maestro para exigir mejores condiciones laborales para el gremio
CIMACFoto: César Martínez López

Sumado a lo anterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), los hombres dedican en promedio 20 horas a la semana a los trabajos de cuidado no remunerados, mientras que las mujeres destinan 50 horas a estas tareas.

Por ello, el IMCO propone que, para que las mujeres logren insertarse en el mercado laboral se debe “avanzar hacia la aprobación y asignación de presupuesto para un Sistema Nacional de Cuidados asequible y de calidad, generar incentivos para que las empresas implementen políticas vida-trabajo para sus empleados, desarrollar habilidades en las niñas mujeres para que mejoren sus oportunidades en el mercado laboral e incentivar la corresponsabilidad de cuidado en la primera infancia a través de permisos de paternidad extendidos”.

Violencia contra mujeres no da tregua

En México, 70.1 por ciento de las mujeres de 15 años y más ha experimentado, al menos, una situación de violencia a lo largo de la vida, destacó la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021. Con respecto a 2016, los resultados de 2021 mostraron un incremento de cuatro puntos porcentuales en la violencia total contra las mujeres a lo largo de la vida.

Sumado a lo anterior, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), junio de 2022 alcanzó una cifra histórica al registrar un total de 368 asesinatos de mujeres: 281 clasificados como homicidios dolosos y 87 como feminicidio, cifra que no se había visto en los últimos siete años.

CIMACFoto: Hazel Zamora Mendieta

El dato más alto de la que se tenía conocimiento corresponde a agosto de 2021, con 271 homicidios dolosos de mujeres. Sin embargo, la violencia feminicida ha alcanzado récords aún más alarmantes.

En abril de 2022, López Obrador responsabilizó a la “pérdida de valores” por el incremento de violencia feminicida, pero en realidad este clima de inseguridad para las mujeres se debe a la impunidad que impera en muchos de los casos y mantiene a las víctimas lejos de la justicia, lo que además envía un mensaje de permisividad a los agresores amparados en un sistema misógino.

Este es el contexto en el que las mujeres llegan este 25 de noviembre, en adelante permanecerá la duda: ¿qué hará el gobierno de López Obrador por las mujeres?

Fuente: https://cimacnoticias.com.mx/2022/11/25/pobreza-violencia-y-sobrecarga-de-trabajo-no-remunerado-asi-viven-las-mujeres-en-mexico#gsc.tab=0

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Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las primarias más segregadas del mundo

Cuando la escuela se convierte en un gueto: América Latina tiene las primarias más segregadas del mundo.

América Latina es la región del mundo con mayores tasas de segregación escolar por ingresos entre los estudiantes de primaria. Es decir, es muy poco frecuente la mezcla de niños ricos y pobres en las aulas. Así lo muestra el estudio Segregación escolar por nivel socioeconómico en educación primaria en América Latina y el Caribe publicado a principios de noviembre en la Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. La investigación, que recopila los datos heterogéneos e incompletos de 16 países del continente y los compara con los índices de PISA, muestra como ocho de los diez países con peores tasas del globo son latinos. Panamá, Perú, El Salvador, Honduras, Colombia y Guatemala lideran la lista. La segregación escolar provoca que los alumnos de entornos más desfavorecidos se concentren en los mismos colegios, conocidos como escuelas gueto, y perpetúen sociedades más desiguales.

Pero la imagen no es muy alentadora. Panamá es el país con mayor brecha, con un índice de segregación de Gorard de 0,471. Este marcador muestra el porcentaje de alumnos que tendrían que ser reubicados en colegios de un nivel socioeconómico más alto para lograr un escenario igualitario en las escuelas del país. Es decir, habría que trasladar a casi la mitad de los estudiantes panameños de primaria a mejores colegios para no tener segregación. Le siguen Colombia (0,414), Perú (0,388) y Honduras (0,382).

Sin embargo, en la región conviven países con cifras completamente antagónicas. Mientras que Colombia, Costa Rica y Ecuador son los que más han visto aumentar la segregación en sus aulas, Argentina, Nicaragua y República Dominicana son los que más la han reducido. Les separan entre un 10 y 20%. “No necesariamente por políticas públicas enfocadas a paliar esta situación directamente”, explica Javier Murillo Torrecilla, director del Instituto de derechos humanos, democracia y cultura de paz y no violencia (Demospaz). “Es un tema que ha estado muy olvidado, pero es una zancadilla. Es la primera de muchas, ya que se les impide a los niños acceder al derecho a la educación de calidad. Si la base de la educación no está, es muy difícil que el menor salga de la exclusión o el círculo de pobreza al que pertenece”.

Pero este continente encarna realidades muy diferentes. Aquí conviven los países con mayor segregación escolar con República Dominicana, con una tasa prácticamente igual a la media de la OCDE, y Cuba, con una de las educaciones menos segregadas, a la altura de los países nórdicos. “Una cosa positiva que sacamos es que la segregación no es inevitable. Y que hay países con situaciones complejas están logrando tener unos niveles muy positivos”, apunta Murillo.

Pensar en soluciones y en políticas públicas para cerrar estas brechas requiere de brocha fina. “No hay una solución que sirva por igual”, zanja Martínez. “Lo que hemos visto en España es que la creación de escuelas de alto rendimiento o centros de élite y la mayor financiación de instituciones privadas está aumentando la presencia de escuelas gueto, pero cada país latinoamericano tiene que tener en cuenta qué está fallando: si es la orografía, el acceso…”.

Aunque Cuba y República Dominicana tengan porcentajes muy similares, los datos desgranados muestran dos realidades completamente diferentes. Mientras que en el primero hay menos de un 10% de escuelas sin un solo estudiante pobre, en la isla dominicana, los centros elitistas superan el 15%. “Cada país tiene sus propias fórmulas”, dice la experta.

Alejandra Meglioli, directora del programa regional de calidad e impacto de Save the Children, apunta que la exclusión y la deserción escolar son dos de los “grandes retos del continente”: “Es el reflejo de que vivimos en sociedades muy desiguales. Y una condición retroalimenta a la otra. Los niños que van a escuelas precarias no suelen encontrar mejores oportunidades y son los que necesitan trabajar; necesitan ingresos. Los centros educativos se han convertido en espacios en los que se discrimina, se segmenta y se segrega a la infancia”.

“Estamos condicionando el futuro de nuestros países”

Las escuelas gueto o centros de alta complejidad son aquellas instituciones en las que más de la mitad de su alumnado tiene condiciones económicas complejas. Suelen ser escuelas de bajo rendimiento por las características —ubicados en barrios conflictivos, con población migrante que se incorpora a destiempo y bajos recursos—. “El profesorado está pendiente de apagar otros fuegos, más allá de que saquen mejores o peores notas”, cuenta la experta. “A muchos les preocupa, por ejemplo, que sus chicos no pasen hambre. Por eso es común que los planes de estudio ni siquiera se concluyan”.

La segregación escolar y la desigualdad son dos caras de la misma moneda. Los países cuyas brechas sociales están más pronunciadas suelen tener sistemas educativos similares. Aunque cuando se habla de segregación escolar puede estar vinculada a las capacidades del estudiante, a su grupo cultural o a su idioma, la variable económica es la que suele vertebrar todas las demás inequidades.

El perfil del alumno más desaventajado suele ser parecido en todo el continente: rural e indígena o afrodescendiente. Ítalo Dutra, asesor regional de Educación para Unicef, lamenta la falta de inversión pública. “Existe una enorme crisis de aprendizaje en la niñez y adolescencia de nuestro continente, que afecta siempre a esta población más desfavorecida y vulnerable”. Para el funcionario, los motivos detrás de estas cifras tienen que ver con la obligatoriedad tardía de la enseñanza en la región (a partir de los ochenta) y con el olvido de los pueblos campesinos. “Los colegios rurales suelen ser centros sin infraestructuras, con maestros peor cualificados… Y es ahí donde merece una inyección de presupuesto. Estamos condicionando el futuro de nuestros países”, advierte.

Fuente: https://elpais.com/america-futura/2022-11-21/cuando-la-escuela-se-convierte-en-un-gueto-america-latina-tiene-las-primarias-mas-segregadas-del-mundo.html

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Argentina: Cambios genéticos por pobreza y desigual distribución de médicos

Por: Juan Guahán

Hace unos años escuché preguntar ¿por qué quién hoy nazca en cualquier pueblito de las provincias de Formosa o Santiago del Estero, muy probablemente viva menos que la mayoría de otros nacidos en los residenciales barrios del Gran Buenos Aires como San Isidro o Vicente López? Hoy, en pleno siglo XXI y atendiendo a las políticas públicas en danza, continúan siendo débiles las respuestas a ese interrogante.

Pobreza en Salta: convocan a médicos de todo el país - Que Pasa Salta

No quedan dudas que la tecnología está proporcionando los instrumentos para que tengamos esos datos y las acciones que permitan corregirlas, pero de ellos se habla poco o nada. Quedan oscurecidos por generalidades que hablan mucho y dicen poco.

En el curso de los últimos días, circularon dos informes de los cuales se pueden sacar algunas conclusiones. En ambos aparece el tema del vínculo entre pobreza y salud. En un caso se trata acerca de la relación entre pobreza y genética; el otro refiere a la distribución de los médicos en la geografía nacional argentina. Ambos temas se vinculan y potencian mutuamente.

Genética de la pobreza

La información, sobre este vínculo, tomó vuelo a partir de publicaciones especializadas que dan cuenta de investigaciones. Llegó a nuestro país con un reportaje, publicado en la plataforma de Infobae, al cardiólogo Oscar Cingolani, un argentino que se desempeña en el Hospital Johns Hopkins (Baltimore, EEUU), donde se desarrollan las relaciones existentes entre las desigualdades sociales generadas por la pobreza y las modificaciones que se evidencian en el ADN de las personas.

Así es como se pudo comprobar que personas que tenían entre 30 y 35 años venían predispuestos a ciertas enfermedades crónicas y con menores defensas (Alzheimer, obesidad, artritis reumatoidea, diabetes, presión arterial) Sus organismos tenían las condiciones de personas de mayor edad.

Existe una genética de la pobreza? el nuevo concepto que puede revolucionar el acceso a la salud - Infobae

Yendo para atrás en el tiempo, las investigaciones sobre esas personas permitieron determinar que ellas provenían de ambientes donde la desnutrición, la mala alimentación, consumos indebidos, hacinación, estaban construyendo las condiciones para la modificación en el ADN de esas personas.

Eso afectaba sus vidas y también las de su descendencia. La misma investigación permitió constatar que esas personas provenían de entornos donde el acceso a la salud era más difícil y su atención era de menor calidad.

Más allá de su manifestación concreta eran enfermedades hijas de la desigualdad y la pobreza y cuya continuidad no era inocua, porque afectaría a las generaciones futuras. Es decir, se crean las condiciones para que la vulnerabilidad actual se reproduzca en el tiempo.

Hoy, los datos indican que la pobreza es mayor en los menores. Eso nos está advirtiendo sobre las negativas perspectivas de futuro, si no se producen rápidas y profundas transformaciones socioeconómicas y culturales.

Esta incidencia de las carencias en la modificación del ADN es un tema científico que hace aún más dramático el tema de la pobreza. Al tradicional concepto que el ADN era una herencia familiar, se le agrega esta perspectiva donde las deficiencias –sobre todo alimenticias y durante la niñez- se van incorporando al ADN de las personas y se trasmiten a sus descendencias.

Distribución geográfica de los médicos en la Argentina

A ello se debe agregar algunos datos complementarios, publicados en “El Cohete a la luna”, sobre los médicos y su distribución. Es sabido el rol vital que éstos tienen en materia de atención al tema salud. Esa mala distribución fortalece lo que se viene construyendo desde que la “Generación del 80” (del siglo XIX) organizó este país portuario, luego de la derrota de los caudillos federales. Desde entonces, “Dios y los médicos atienden en Buenos Aires”.

Este es un aspecto, el más estudiado, pero hay otro que se repite y se da al interior de cada una de las provincias. Se trata –a su vez- de la concentración de médicos en los grandes centros urbanos o capitales. Todo ello en desmedro de la población que reside en el campo o las pequeñas localidades o poblados.

Dentro de las variadas formas de medir tal evolución aquí se tomarán algunos números respecto a dos aspectos: La evolución del total de médicos y su asentamiento geográfico.

Según los datos proporcionados por la Red Federal de Registros de Profesionales de la Salud (REFEPS) que depende del Ministerio de Salud de la Nación hay una desigual distribución de los médicos en los distintos puntos de la geografía nacional, con una mayor concentración en los sitios, de ingresos más altos y mayor población.

La desigualdad en salud, una cara de la pobreza que la mayoría desconoce - Buena Vibra

Los datos generales, respecto a la totalidad de médicos inscritos, indican que -para el año 2020- en el mencionado Registro figuraban 183.475 médicos activos, con un promedio de 3,88 médicos cada mil habitantes, una cifra parecida a la de los países centrales.

Ellos estaban distribuidos de tal modo que los números más altos (por cada mil habitantes) se distribuían de la siguiente manera: Ciudad Autónoma de Buos Aires –CABA-, 16,54 médicos; Santa Fe 4,58; Tierra del Fuego 4,42 y Córdoba 4,35. En el final de esta escala están las provincias con menor proporción de médicos: la encabezaba Santiago del Estero con 1,76 médicos; Misiones 1,86; Formosa 1,94 y Chaco 2,17.

Dentro de esa cifra general se puede incorporar la evolución –de la cantidad de médicos- desde el año 2014 hasta el 2020. Ese período tuvo un promedio nacional de crecimiento del 9,25%. Los números extremos indican que, durante el mismo, la cantidad de médicos asentados en la capital del país creció un 19%; mientras los asentados en Santiago del Estero disminuyeron en un 9,54%.

La desgarradora carta de un pediatra de Argentina que dejó su profesión: “Ser médico se transformó en una idea ridícula” | HISTORIAS | MAG.

En materia de incrementos, le siguen a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Entre Ríos (18,10%), San Juan (17,28%) y Misiones (16,68%). En el otro extremo, la disminución de dichos profesionales, siguiendo a Santiago del Estero son: La Pampa (con menos 1,95%) y Chaco (con menos 0,11%). Estas proporciones están estrechamente vinculadas al PBI per cápita de cada una de estos distritos.

La puesta en común de lo dicho en materia de los cambios genéticos que tienen su antecedente en la pobreza y la desigual distribución territorial de los médicos dan una idea del tipo de sociedad que estamos construyendo y sus perspectivas futuras.

Eso nos introduce en el crimen social, si dr continúa sin dar una solución al problema en material social, básicamente alimenticia, porque algunos efectos –de la mala alimentación actual- sobre la salud serán trasladados a las generaciones venideras, genéticamente predispuestas a variadas enfermedades de características crónicas.

 *Analista político y dirigente social argentino, colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

Fuente de la información e imagen:  https://questiondigital.com

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