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Papa recebe Letícia Sabatella e a juíza Kenarik B.Felippe para falar de golpe no Brasil

Fuente: Blog de Leonardo Boff

O Papa Francisco se reuniu nesta segunda-feira (9) com a atriz Letícia Sabatella e a juíza Kenarik Boujikian Felippe, do Tribunal de Justiça paulista, para tratar da crise política brasileira. Letícia e Kenarik têm se posicionado contra o impeachment da presidenta Dilma Rousseff, classificado como golpe.

“Ele nos ouviu atentamente, nos disse que irá orar pelo povo brasileiro, que se preocupa com o Brasil. E perguntando a ele sobre a postura de diálogo necessário sobre o nosso ponto de vista, ele reiterou que o diálogo é uma necessidade para a construção de um mundo melhor para todos”, afirmou a magistrada em entrevista à Rádio França Internacional (RFI). Segundo a Kenarik – que é co-fundadora da Associação de Juízes para a Democracia – , a intenção do encontro privado foi levar ao papa a perspectiva dos movimentos populares sobre o atual cenário político.

Também em entrevista à RFI, Leticia Sabatella destacou: “Esse clima de intolerância é como uma doença, acho que é pertinente pedirmos o auxílio e levar ao papa o que está acontecendo. Existe uma sombra, um ódio, uma busca pelo bode expiatório que não vai resolver a situação sistemática do país”.

No encontro, foi entregue uma carta do advogado Marcelo Lavenere, membro da Comissão Brasileira de Justiça e Paz da Conferência Nacional de Bispos do Brasil (CNBB) e autor do pedido de impeachment do ex-presidente Fernando Collor de Mello em 1992. No documento, Lavenere denuncia que o Brasil “se encontra na iminência de sofrer um ‘golpe de estado’” e que o processo de impeachment contra Dilma é “desprovido de fundamento legal”. Ele relata a articulação política de parlamentares e partidos polítocos de oposição, envolvidos em corrupção, para deslegitimar o voto de 54 milhões de brasileiros.

O advogado destaca ainda que o golpe no Brasil terá impacto nos países da América Latina. “Esta conjuntura tem réplicas em outros países sul-americanos em que governos com a mesma orientação contrária à visão neoliberal e em favor de políticas de inclusão foram ou estão na iminência de serem desestabilizados”. Segundo o texto da carta, ela foi redigida a pedido de João Pedro Stedile, da direção nacional do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST). Segue no link abaixodo documento entregue ao pontífice.

https://www.brasildefato.com.br/2016/05/10/papa-recebe-leticia-sabatella-para-falar-de-golpe-no-brasil/

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Colombia: convocatoria III Congreso Pedagógico Nacional

Fuente FECODE / 11 de mayo de 2016

El III Congreso Pedagógico Nacional es una decisión de la XIX Asamblea Federal de la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación –FECODE– realizada en Paipa, Boyacá, en marzo de 2013.

Esta importante tarea se sitúa en el devenir histórico de las luchas del magisterio colombiano por la defensa de la educación pública como derecho, bien común y patrimonio de la humanidad; mejoramiento de la formación integral de la persona como sujeto humano, político, social y cultural; y, la dignificación de la profesión docente.

Desde sus inicios, el Movimiento Pedagógico pugna por la construcción de un proyecto cultural, político y pedagógico alternativo que contemple el desarrollo de la ciencia, los saberes, las artes y la cultura en la formación de una nacionalidad intercultural, democrática, humana, autónoma, con libertad y justicia social.

En la actualidad, estos derroteros tienen un quehacer frente a la fuerte ofensiva neoliberal, que ahora bajo la tutela de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico -OCDE-, se pretenden profundizar mediante los procesos de privatización, la estandarización de la educación, la imposición del Índice Sintético de la Calidad Educativa -ISCE-, el reduccionismo a los programas de formación docente, la desconfiguración de la carrera docente, la imposición de una jornada única descontextualizada y sin condiciones, entre otras lesivas estrategias que se vienen implementando en contra de la educación pública y los Derechos Humanos.

La lucha contra estas políticas exige fortalecer los procesos organizativos, formativos, de movilización y transformación, defender lo más avanzado de la Ley General de Educación, impulsar el Proyecto Educativo PedagógicoAlternativo -PEPA- y una pedagogía fundamentada en la Escuela como Territorio de Paz, reivindicar la naturaleza de la profesión docente, establecer interacciones con otras organizaciones y movimientos sociales nacionales e internacionales del Movimiento Pedagógico Latinoamericano.

PROPÓSITOS DEL CONGRESO

  1. Avanzar en la defensa de la educación pública colombiana como derecho fundamental, a través de procesos de formación, organización y movilización para generar transformaciones en las condiciones actuales y conquistar progresivamente, una cultura de lo público como principio social en una escuela democrática, científica y laica.

  2. Definir una política educativa alternativa fundamentada en la defensa de la educación pública administrada y financiada por el Estado, la Ley 115 de 1994, el derecho a la educación y la dignificación de la profesión docente.

  3. Aportar argumentos políticos, económicos y pedagógicos que sustenten el sentido de la educación y la docencia en los procesos de la formación humana, y en la construcción de una sociedad soberana, democrática, con justicia social y en paz.

  4. Fortalecer el campo intelectual de la educación y las dinámicas de crecimiento del Movimiento Pedagógico colombiano y latinoamericano, su posicionamiento en la lucha educativa mediante la consolidación del PEPA y la integración con los Movimientos Sociales Alternativos.

PARTICIPANTES

En el III Congreso Pedagógico Nacional participarán el magisterio colombiano, la comunidad educativa: docentes y estudiantes de básica, media, universidades públicas y el SENA, directivos docentes, orientadores, padres de familia, organizaciones estudiantiles, facultades de educación, Escuelas Normales, etnoeducadores, educación popular, movimientos políticos, sociales y culturales, intelectuales críticos, medios alternativos y todas aquellas organizaciones regionales, nacionales e internacionales que tengan afinidades, comparten o apoyan los propósitos de FECODE, del Movimiento Pedagógico colombiano y latinoamericano, y de este Congreso.

CATEGORÍAS PARA LA REFLEXIÓN, EL DEBATE Y LA ACCIÓN

  1. Movimiento Pedagógico, Proyecto Educativo y Pedagógico Alternativo y Experiencias Pedagógicas Alternativas.

  2. Políticas educativas nacionales e internacionales: Ley General de Educación o Ley 115 de 1994, reforma a las transferencias, contrarreforma educativa, planes de desarrollo y los demás programas y estrategias (PTA, DBA, ISCE, Jornada Única, etc.).

  3. Pedagogía, didáctica, currículo, investigación y TIC.

  4. Interculturalidad, diversidad y género en educación.

  5. La profesión y la formación docente.

  6. Balance y proyección de la educación formal en Colombia (preescolar, básica, media y superior).

  7. La educación, el conflicto y la escuela como territorio de paz.

PROPUESTA METODOLÓGICA

El Congreso debe ser asumido como un proceso y no como un evento, por esta razón, su dinámica involucra la vida diaria de las instituciones educativas y desde allí trasciende a lo municipal, lo departamental y lo nacional. Para ello el sindicato, los CEID y los Círculos Pedagógicos cumplirán un papel importante involucrando a cada institución y a cada maestro en el Congreso Pedagógico Nacional. Desde el momento en que se hacen los talleres institucionales el Congreso se pone en marcha, de tal forma que su continuidad y desarrollo se garantizará permanentemente a través de los siguientes escenarios:

a) Círculos Pedagógicos y otras instancias similares.

b) Talleres institucionales.

c) Asambleas pedagógicas municipales.

d) Asambleas pedagógicas departamentales.

e) Mesas de trabajo, de acuerdo con las particularidades del municipio o del departamento se invita a las instituciones y organizaciones a constituir estas mesas para reconocer sus experiencias e integrar su trabajo al proceso de las asambleas.

f) III Congreso Pedagógico Nacional.

La metodología del Congreso Pedagógico se fundamenta en los siguientes principios: proceso, relación teoría-práctica, deliberativo, participativo, organizativo, decisorio, riguroso y formativo. Incluye, la elaboración de documentos que den cuenta de las reflexiones, análisis, debates sobre las categorías propuestas, y también, sobre Experiencias Pedagógicas Alternativas. Estos documentos, producto del trabajo colectivo, son el insumo fundamental para la realización de las asambleas municipales, departamentales y el Congreso Nacional, que permitirán constituir delegaciones en consonancia con la estructura metodológica planteada.

FECHA DEL CONGRESO

El III Congreso Pedagógico Nacional se realizará en la ciudad de Bogotá, los días 27 y 28 de octubre del año en curso. Participarán representantes de todo el país.

 

El enlace original: http://www.fecode.edu.co/index.php/noticias-principales-3

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Argentina/Comunicado de Alternativa Docente: El 11, retomar la lucha, parar y marchar en unidad

Fuente Alternativa Docente / 11 de Mayo de 2016

Los estatales siguen enfrentando el ajuste de Vidal y Macri como Cicop (salud) y Judiciales que continúan el plan de lucha decidido en asambleas y congresos con mandato, con nuevos paros de 72hs y una movilización conjunta el miércoles 11 con UDOCBA que también para ese día.
Desde SUTEBA Provincia y el Frente Gremial no se dio continuidad al parazo y movilización del 4 de abril. Ni CTERA volvió a llamar pese a las luchas en Tierra del Fuego, Santa Cruz, Chaco, Santiago, Misiones o Mendoza que enfrentan el ajuste de Macri, pero también del FPV y el PJ.
La lucha de los estatales obligó a Vidal a tener que reabrir la paritaria y que plantee recuperar el Fondo del Conurbano como siempre reclamamos. Cosas inéditas, por la lucha. El 11 podemos retomar la pelea con paro y movilización y un plan de lucha resuelto en asambleas y plenarios.
Se puede derrotar a Vidal y Macri, pero si la Celeste llama a acompañar el paro y movilización unitaria del 11 con una limitada marcha de SUTEBA, no será suficiente. Para retomar la paritaria ante la inflación y tarifazos, por infraestructura, transporte o cargos, en asambleas de escuela y distrito debemos votar parar y movilizar el 11 y exigir a SUTEBA Provincia que llame a unificar con los estatales en lucha, convoque a parar, movilizar y pongan micros.
El PRO impulsa un paquetazo legal para reformar el Estado, poder despedir, privatizar y manejar presupuestos sin control. Vidal pretende no tomar en serio las 12 semanas de lucha de CICOP. Tampoco las medidas de los judiciales ni la marcha del Astillero ni las acciones de ATE, Soeme y CTA Autónoma, más los docentes, jubilados, estudiantes por el boleto educativo y movimientos sociales. Intentan ningunear también a sectores privados que enfrentan despidos y a las asambleas de inundados en alerta frente a anuncios de mega obras, sin control social.
Vidal dice no tener recursos, pero el Presupuesto 2016 prevé gastos por $ 354 mil millones y un endeudamiento por $ 60 mil millones que le votó la mayoría de la “oposición”. Así, su ministro Lacunza, hizo un road show por Boston, New York, Los Ángeles y Londres para colocar un bono por U$S 1.200 millones a altísimas tasas internacionales. En vez de viajar a endeudar más al pueblo sobre el que descarga impuestos y tarifazos, debería dar marcha atrás con las exenciones impositivas, los quites de retenciones y demás prebendas a los poderosos de la provincia.

NUESTRAS PROPUESTAS

Proponemos que la crisis la paguen los de arriba: con impuestos a los pooles de siembra, multinacionales y la banca; suspender el pago de la deuda ‘pública’; eliminar subsidios a la educación privada; recuperar el 15% de coparticipación cedido a Nación y reclamar otra distribución de recursos para priorizar al empleo y aumentar salarios y presupuestos sociales.
Con el ejemplo de Cicop y Judiciales, SUTEBA debe retomar las medidas y unificar, con paro y movilización el 11 y plan de lucha. Convocar desde la CTA, coordinar con el Astillero y otros sectores.
Seguir la lucha el jueves 12 en la Marcha Nacional Educativa a Plaza de Mayo con estudiantes, terciarios, universitarios y docentes por mayor presupuesto. A las 16,30hs desde la plaza Houssay en Capital.

 

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Ni un lugar en el mundo

 Por Roxana Sandá

Una joven en situación de extrema pobreza, que pelea por salvar su vida y la de sus tres hijxs de la violencia sistemática que su ex les dedica pese a la medida perimetral impuesta, sobrevive en una casilla en la provincia de Buenos Aires mientras implora a los organismos estatales y a la Justicia que le solucionen su problema habitacional. Sin embargo, el vínculo entre violencia doméstica, tierra y vivienda sigue siendo un derecho periférico ignorado y hasta negado por operadorxs estatales y judiciales que discriminan con prejuicio misógino.

Una mujer que sufre violencia doméstica desde hace años, desempleada, madre a cargo de dos niños y una niña, esta última con una discapacidad grave, no debería ser ignorada por las agencias públicas cada vez que ruega por ayuda de materiales para apuntalar la casilla de madera en un terreno de la provincia de Buenos Aires que su madre le cedió, en amparo de la persecución y el hostigamiento de su ex, que ya no la deja respirar pese a la medida perimetral que le impusieron. Sin embargo, las trabajadoras de la Dirección de Políticas de Género (DPG) del municipio de La Plata, que desde 2014 acompañan a S.O., de 28 años, en la tramitación de la denuncia y solicitud de medidas de protección ante el Juzgado de Familia N° 4 de La Plata, se encontraron con que un pedido de materiales o la procura de soluciones habitacionales para víctimas en situación de pobreza y sus familias pueden convertirse en una búsqueda frustrante y, lo que es demoledor, sin respuestas. De nada valió hasta el momento el empeño que las operadoras pusieron al detalle del caso, las gestiones en diferentes organismos que se ocupan de la problemática, y tampoco en informar al Juzgado de Familia interviniente de la situación dramática de lo que con piadosa sutileza siguen denominando “vivienda”. Ni el último de los pedidos, elevado al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, obtuvo respuesta. A la fecha, el Observatorio de Violencia de Género (OVG) de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires es el único organismo que tomó la consulta y solicitud de intervención de las trabajadoras de la DPG.

Según informaron desde el Observatorio, “la joven no puede trabajar debido a los cuidados constantes que requiere su hija mayor, con parálisis cerebral, y a raíz de las secuelas en la propia salud por tanta violencia sufrida. Por eso no cuenta con ingreso alguno, lo que deja a la familia en un estado de suma pobreza”. Su única red vincular está compuesta por su madre, jubilada de enfermería, su padrastro y una hermana menor, todos en situación de pobreza y vulnerabilidad, y con varios niñxs a su cuidado. Desde la Defensoría del Pueblo se realizaron gestiones en el ámbito de la provincia para presentar el caso, con las dilaciones y dificultades que produjo el recambio de gobierno. El último contacto del OVG con S.O. fue a mediados de marzo y telefónico. Relató que en el vecindario la estaban ayudando a mitigar el hostigamiento de su ex pareja, que se sentía más tranquila y que intentaría acercarles documentación por medio de su mamá para tramitar un pedido en relación a la vivienda, porque ella permanecía en reposo por una operación.

“A las mujeres víctimas de violencia familiar en la provincia de Buenos Aires se les dificulta la posibilidad de acceder a vivienda digna por una serie de indefiniciones de políticas públicas integrales”, explica la coordinadora del OVG, Laurana Malacalza. “El Poder Ejecutivo nacional y provincial concentran los recursos existentes en dispositivos que atienden las denuncias y efectúan el acompañamiento de las víctimas al inicio del proceso judicial, pero no contemplan mecanismos indispensables para la atención y asistencia de mujeres que sufren situaciones de violencias, que aborden de manera conjunta e integral otras dimensiones interrelacionadas”.

El artículo 10 de la Ley 26.485 establece que es obligación del Estado nacional promover y facilitar la creación de servicios integrales de asistencia a las víctimas, debiendo garantizar “instancias de tránsito para la atención y albergue de las mujeres que padecen violencia en los casos en los que la permanencia en su domicilio o residencia implique una amenaza inminente a su integridad física, psicológica o sexual, o del grupo familiar, debiendo estar orientado a la integración inmediata con su medio familiar, social y laboral”. Pero los refugios y albergues sólo asumen soluciones provisionales, y Malacalza advierte que ni el Consejo Nacional ni el Consejo Provincial de las Mujeres definen políticas y programas dedicados a mejorar el acceso de las mujeres a la propiedad y a las viviendas. “No desarrollaron acciones que incorporen la perspectiva de género en los programas de vivienda, que entiendan la necesidad de establecer condiciones de equidad en el acceso para las mujeres.” Brillan por su ausencia las áreas gubernamentales específicas que aborden el acceso a la vivienda y la violencia de género o diseñen pautas especiales bajo una misma cuerda. Sólo algunos municipios u organizaciones sociales en el territorio intentan articular con otras áreas, y con suertes diversas.

El caso de S.O. es doblemente grave por el desamparo judicial: en el Juzgado de Familia donde tramitan sus medidas de protección nunca se le brindó asistencia o asesoramiento para hallar la manera de acceder a un techo propio. Como ella, y en su mayoría pobres, habitantes de barrios informales y carentes de medios económicos independientes, se cuentan por miles las mujeres que denuncian violencia familiar y son excluidas del hogar al verse imposibilitadas de acreditar que son propietarias o copropietarias de la vivienda que compartían con su agresor, o que contribuyeron a construirla o mejorarla. Frente a estos tipos de denuncias, las decisiones judiciales instan casi siempre a que sea la mujer quien se retire del hogar. “Las decisiones judiciales que propician estas alternativas, requiriendo a las mujeres requisitos de imposible cumplimiento y acreditación para poder permanecer en el hogar familiar, establecen un agravamiento de su vulnerabilidad”, lamenta Malacalza. “Es el mismo Estado que define un mecanismo expulsivo y que luego se muestra imposibilitado de proporcionarles alternativas para desarrollar un proyecto de vida sostenible.” Cada reclamo iniciado por las mujeres frente a las medidas judiciales que las excluyeron de la vivienda que compartían con el agresor no se resuelve con la misma prioridad con que se obtiene una medida de protección por violencia familiar. Todo esto las empuja a que opten por seguir conviviendo con el agresor, aún cuando tienen la firme voluntad de romper con esa realidad, o a huir con sus hijxs en situaciones de riesgo extremo al no tener un lugar seguro adonde ir. Además, es común que los agresores excluidos del hogar a partir de una medida judicial inicien causas penales por usurpación contra las mujeres que residen en la vivienda, y en esos casos, muchas veces con la mirada descontextualizada y discriminadora de lxs operadorxs judiciales que intervienen, la mujer queda imputada en una causa penal con desconocimiento de las denuncias previas y del historial de violencia de género que padeció.

En el informe “Un lugar en el mundo. El derecho a una vivienda adecuada como elemento esencial de una vida libre de violencia doméstica. Los casos de Argentina, Brasil y Colombia”, que publicó el Centro por el Derecho a la Vivienda y Contra los Desalojos (COHRE, en inglés), una de sus autoras, la abogada María Victoria Ricciardi, advierte que para las víctimas de la violencia doméstica, la vivienda no es un asunto periférico, ni una cuestión que se puede posponer para resolución en el futuro. “Al contrario: la falta de una solución para esa situación puede ser determinante para decidir continuar en una relación violenta o no. Para muchas mujeres, sólo cuando están frente a una enorme crisis o frente a violencia extrema, con riesgo de vida, hace que salgan de los lugares que habitan sin ninguna alternativa presente. La situación actual, en donde las mujeres tienen que elegir entre una vida en la calle o una vida con un maltratador violento, es completamente inaceptable e intolerable. Es una situación que va en contra de las normas internacionales de derechos humanos, y que debe ser abordada y corregida por los gobiernos como una cuestión prioritaria.” En una gran mayoría, de vida o muerte.

Fuente de la imagen: https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/3/3b/20081123120727-violencia-de-genero.jpg

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Colombia: Concejales conformaron “bancada por la educación de Cartagena”. Con ello, buscan mejorar la política pública en materia de educación

Noticia/ 07 de mayo de 2016 / Por: Caracol Radio

En pleno estudio del Plan de Desarrollo, los concejales de Cartagena, bajo el liderazgo de su presidente, Javier Curi, constituyeron la Bancada por la Educación, una iniciativa que busca adquirir compromisos profundos de generación de desarrollo social partiendo de una apuesta importante en materia de educación.

En una sesión informal, los concejales permitieron la intervención de varios actores de la iniciativa Todos por la Educación, con el fin de que expusieran a la ciudadanía un diagnóstico de la educación en Cartagena en temas como calidad educativa, deserción estudiantil, primera infancia, educación superior, valoración docente, entre otros. La idea es que estos aportes sirvan de insumo para incidir en el Plan de Desarrollo.

«El pacto por la educación que inició en el 2004, ha movilizado a más de 26000 personas. 85 Congresistas y los 5 candidatos a la Presidencia firmaron el pacto, incluido el actual presidente Juan Manuel Santos, por lo que se le ha hecho seguimiento a los compromisos que adquirió durante su candidatura. En general se trata de una articulación intersectorial (padres de familia, gobierno, ciudadanos, hacedores de política, jóvenes, instituciones educativas) en pro de la educación», dijo Paola Portilla, miembro del movimiento.

En Cartagena se conformó esta ‘Bancada por la Educación’, que consiste en un grupo multipartidista de concejales que se comprometieron a hacer de la educación una prioridad en el Plan de Desarrollo Distrital. La Bancada por la Educación ya se ha implementado en otras ciudades del País, como Quibdó, Cali, Medellín, Manizales, Bogotá, entre otras. Por ello puede entenderse como una iniciativa del orden nacional.

En Cartagena, la tasa de cobertura neta sin extraedad revela que los niveles, preescolar y media son los que tienen menor cobertura, con un 68,97% y 46,78%, respectivamente. El mismo panorama se evidencia en cuanto a la tasa de deserción escolar, que también tiene por más afectados a los estudiantes de preescolar y media, con un 4,59% y 4,84% respectivamente. Mientras que en el 2014, 4 de cada 10 jóvenes que perdieron el año en 11°, no regresó a estudiar. Todo esto, en cifras revelads por ‘Cartagena Cómo Vamos’.

 

Fuente: http://caracol.com.co/emisora/2016/05/07/cartagena/1462657604_866899.html

Foto:http://cr00.epimg.net/emisora/imagenes/2016/05/07/cartagena/1462657604_866899_1462657859_noticia_normal.jpg

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SOLILOQUIO: Reflexión sobre la coyuntura política actual

Mario Sanoja Obediente

Tratar de prevenir el futuro es una manera de conjurar las hades del pasado y del presente. Soliloqueando sobre lo que devendría nuestra sufrida Venezuela en el futuro inmediato, hallamos  la influencia fatal del imperio que, como en cada oportunidad que nuestro pueblo ha  tratado de emanciparse de su mefítica tutela, aparecen sus manos tenebrosas moviendo los todavía más tenebrosos políticos venezolanos que no tienen reparos en vender a la patria (que no es de ellos) por un plato de lentejas piches, por un puñado de devaluados dólares. Los que propiciaron con su falta de conciencia el triunfo de aquellos “malos hijos de la Patria”, no calcularon y quizás ni siquiera todavía están conscientes del daño que han hecho a nuestro pueblo (del cual ellos forman también parte) al permitir que llegue a controlar una porción del poder republicano  la peor manada de políticos, corruptos e incapaces de la cual se tenga memoria en la historia contemporánea de Venezuela. Otra parte importante del pueblo venezolano, felizmente, ha logrado alcanzar un buen nivel de conciencia histórica y política gracias a las enseñanzas de nuestro Comandante Chávez; esa presencia es ignorada por la estulticia de la derecha parlamentaria y empresarial que concibe la historia como un proceso mecánico donde basta jugar sibilinamente con la palabra “cambio” para que mágicamente éste se produzca de la manera deseada.

La Revolución Bolivariana, pese a los errores cometidos por parte de su dirigencia, ha logrado crear un nuevo contexto sociopolítico que constituye la verdadera amenaza contra la seguridad del establishment de los Estados Unidos: el hecho de que tengamos una democracia participativa y protagónica, la posibilidad de construir una nación donde los derechos sociales se cumplen y se respetan, donde se reduce al mínimo la desigualdad social, se vence la pobreza y la ignorancia y se logran las metas del milenio. Este logro alcanzado por una sociedad que los gringos consideran inferior, arroja un manto de oprobio sobre la faz de aquellos oligarcas estadounidenses que se consideran líderes de un pueblo escogido por la providencia para gobernar la humanidad. Como diría nuestro Libertador, en verdad han sido escogidos por Lucifer para llenar de muerte, destrucción y miseria a los pueblos del mundo, incluido el suyo propio.

Con base en lo anterior, objetivo del golpe electoral neoadeco del 6D es contar con una cabeza de playa para lanzar la ofensiva final contra el Presidente Maduro. Hemos resaltado en muchas notas anteriores los que consideramos han sido  sus inconsistencias a la hora de tomar decisiones cruciales para derrotar las amenazas de la derecha. Pero de la misma manera apoyamos sus políticas socioeconómicas y culturales que constituyen la única manera de resolver definitivamente esta crisis histórica, mundial y nacional del capitalismo que agobia a la nación venezolana. Consciente de ello el Imperio yankee y sus secuaces en la OEA, y la derecha venezolana se revuelven como fieras rabiosas contra el Presidente Maduro y la Revolución Bolivariana; desgraciadamente- también hay muchos camaradas que parecieran jugar con cartas marcadas el póker de la contrarevolución, y empeñan rabiosamente, cual un Henry Ramos cualquiera, en desacreditar los esfuerzos de la Revolución Bolivariana.

Que el imperio recurra al espantajo de la llamada Carta Democrática de la OEA significa que sus cómplices de la derecha venezolana no tienen mucha posibilidad de victoria en el corto plazo. Tanto la vía constitucional como la violenta para derrocar a Maduro, por ahora, parecen estar bloqueadas. La vía de la guerrilla bachaquera binacional tampoco tendría mucha opción… si el gobieno bolivariano se decidiese a reprimirla. La inflación inducida por Fedecámaras y la especulación voraz de los comerciantes podrían ser combatidas legalmente  mediante un decreto presidencial que permitiese pechar las ganancias excesivas y eventualmente, como hace el régimen capitalista en Francia, cancelar a los culpables la patente de trabajo-

El objeto de la ofensiva imperial contra los gobiernos (y los pueblos) progresistas de Suramérica es derrocarlos en este año electoral y presentar como trofeos de guerra al Congreso y al electorado de USA, como hacían los césares romanos, las banderas y los despojos de los gobernantes vencidos por el ejército imperial, presentando a los procónsules Macri, Temer y Ramos Allup como glorias imperiales. Pero no se dan cuenta que las revoluciones sociales no son gobiernos que se puedan derrocar, son procesos de cambio que ocurren cuando son históricamente necesarios. Las revoluciones son los pueblos. Por eso vemos que en cada caso a su manera los pueblos de Argentina, Brasil y Venezuela, tal como en otras escalas sucede en Grecia, España, Francia y Portugal, comienzan a tomar el pulso de sus movimientos revolucionarios, con o sin el acompañamiento del liderazgo político.

 

Algunos camaradas y amigos ven el futuro con pesimismo. Los procesos revolucionarios aunque son lineales en cuanto al logro de sus objetivos, en cuanto a su estrategia adoptan diversos mecanismos, tiempos históricos de lucha. La estrategia de la derecha es provocar el caos, desarticular el proceso revolucionario utilizando el miedo, utilizando la exaltación de los valores más egoístas del capitalismo para corromper los procesos de solidaridad social propios del socialismo.

El futuro pertenece a quienes tenemos fe en el triunfo final. Pero esa victoria solo será posible si sabemos bien lo que queremos lograr. La revolución socialista es ideología practicada; el pragmatismo y el oportunismo burgués solo conducen al logro de éxitos coyunturales. Sin haber creado el pueblo sujeto, la subjetividad revolucionaria a través de una verdadera politica educativa y cultural que ponga todos los medios de formación de conciencia (educación formal e informal, museos de historia y geografía nacionales y locales, medios de comunicación, música, literatura, teatro, cine, pintura, escultura, ciencia, etc….) al servicio de la lucha revolucionaria y la consolidación del pueblo como sujeto del cambio histórico venezolano, la derecha nos seguirá sorprendiendo. Ellos no tienen que cambiar nada, su tarea es lograr que gente quiera seguir viviendo bajo el antiguo régimen capitalista, impedir que lo nuevo se desarrolle, estimular la inercia social. Nosotros tenemos la tarea de preparar la nueva humanidad, la nueva sociedad justa y socialista. Y en la búsqueda de esa meta no podemos equivocarnos ni ser temerosos del futuro. Pensemos siempre en el comandante Chávez y en el sacrificio de su vida por la victoria revolucionaria. Ese es su legado principal.

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Bernardine Dohrn y Bill Ayers: «Violencia es quedarse en casa viendo la televisión mientras fuera se cometen injusticias»

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Bernardine Dohrn y Bill Ayers para Jot Down 0

La intervención militar de Estados Unidos en Vietnam durante los años sesenta y setenta dejó como mínimo tres millones y medio de muertos. Un historiador y periodista, Nick Turse, ha denunciado en Dispara a todo lo que se mueva (Ed: Sexto Piso, 2014) que las matanzas que se produjeron en la contienda no fueron errores, sino una estrategia organizada. Al menos, los estragos que continúa causando el agente naranja con el que se defolió la selva siguen siendo escalofriantes.

La Weather Underground fue una organización terrorista que se opuso a la guerra en la efervescencia ideológica de los años sesenta. Decidieron pasar a la acción directa, colocar bombas, para llevar el conflicto a suelo estadounidense. Siempre sin causar víctimas, las llamaban acciones simbólicas. Bill Ayers y Bernardine Dohrn fueron dos de sus militantes más destacados. Ella fue calificada por el FBI como la mujer más peligrosa de América.

Les atrapamos en un viaje que están haciendo por España presentando su nuevo libro Días de fuga (Hoja de Lata) y una novela gráfica sobre educación, Enseñar. Un viaje en cómic (Ediciones Morata). Queremos conocer sus motivaciones para llevar su movilización y su lucha a la clandestinidad, si creen que consiguieron algo y si se arrepienten de alguna cosa. Que nos cuenten su vida.

Vuestros padres son de la generación que vivió la Gran Depresión y la II Guerra Mundial. ¿Qué os contaban de aquella época?

Bernardine: Sufrieron. Mis abuelos, a los que yo nunca conocí, eran todos inmigrantes de Suecia, Rusia y Hungría. Imagínate lo que pasaron. Una experiencia tan dura como esa sirvió para que luego solo quisieran vivir con humildad y no dejar nunca de ahorrar.

Bill: Esa época fue tan sumamente dura que nuestros padres no querían ni hablar del tema, nunca mencionaban nada sobre el pasado. Como desde que nosotros nacimos todo había ido más o menos bien, ya estaba. Punto y aparte. Era un comportamiento que formaba parte de la cultura del momento: todo está bien ahora, vivimos sin grandes dificultades, así que no vamos ponernos ahora a hablar de recuerdos desagradables. Querían olvidar.

Bernardine: Y no solo fue la Gran Depresión, sobre la II Guerra Mundial crecimos sin que nos dijeran tampoco demasiado.

Bill: El inicio de los años sesenta que vivimos nosotros fue una época privilegiada, pero también de negaciones. Digamos que estábamos sumidos en un sueño profundo, no tenías conciencia de lo que había fuera de tu casita. Era todo como muy tranquilo… [risas].

El american dream.

Bill: Eso que llamaron american dream era en realidad un gran letargo en el que estábamos todos sumidos. Fue un fraude, pero era lo que había. Por eso cuando cumplimos dieciséis años y explotó el movimiento de liberación negro, a mi generación se le abrieron los ojos, apareció otro camino al margen del convencional, podías tomar la decisiones distintas sobre tu vida, elegir algo completamente nuevo.

Bernardine: Para mí empezó todo con un profesor en el colegio que nos hizo escribir sobre la guerra de Independencia de Argelia. Investigué y descubrí lo que era una guerra colonial, las torturas y demás… De modo que cuando luego entré en la facultad entendí rápidamente el significado de los movimientos por los derechos humanos que estaban apareciendo a nuestro alrededor.

Bill: También hubo una cosa más en los sesenta, el rock and roll y el béisbol. Los únicos dos ámbitos de la cultura popular donde podías ver que los negros existían.

¿El rock and roll fue una verdadera revolución?

Bernardine: Sí, en primer lugar porque los músicos eran negros. Luego aparecieron Elvis y otros blancos, pero la cultura negra estaba detrás del rock and roll. Con el rock entendimos el significado de la sensualidad en una sociedad muy reprimida.

Bill: Que el rock and roll estuviese inspirado en la cultura negra fue fundamental para romper la barrera que existía entre blancos y negros. Es interesante cómo el arte puede derribar muros hasta entonces infranqueables y enseñarte cómo es realmente la vida, el mundo y las posibilidades que tienes como persona. Tras el rock todo fue más vibrante, más intelectual, más creativo y de eso trata una revolución, ¿o no? Es un cambio político, pero también cultural, psicológico, imaginativo…

¿Cómo percibíais lo que era el capitalismo antes de entrar en contacto con los movimientos sociales?

Bernardine: Yo ni sabía lo que era el capitalismo cuando estaba en el colegio ¿Y tú, Bill? Algo sí, ¿no? Porque tu padre era capitalista… [risas].

Bill: Yo estaba en un colegio interno de cierto nivel y en las clases de Historia teníamos que leer a Marx, pero por supuesto desde la interpretación de que sus ideas conducían a la esclavitud. Sin embargo, solo con algunos puntos uno ya podía deducir que la vida era distinta de lo que nos habían enseñado. Recuerdo cómo nada más leerlo le pregunté a mis padres por qué teníamos una asistenta y por qué ella ganaba menos que mi padre. Mi padre me contestó que él trabajaba mucho para conseguir su sueldo y yo le contesté que la asistenta también trabajaba duro [risas]. ¿Cuál era la diferencia entonces?

¿De qué iban las primeras manifestaciones a las que asististeis?

Bernardine: Las primeras manifestaciones a las que yo fui fueron antinucleares, cuando iba al instituto. Recuerdo ir, alucinar con la que estaba montando la gente que tenía alrededor y no saber ni lo que había que hacer.

Bill: Ir por primera vez a una manifestación suponía romper con la comodidad del pasado. Eso era muy excitante. Aunque también daba miedo salirse de repente de lo que para ti había sido hasta ese momento la «vida normal». Y el hecho de que las primeras manifestaciones a las que fuimos fueran antinucleares es interesante porque, primero, nos dimos cuenta de que el único país que había usado ese armamento era el nuestro y eso era muy duro de asumir. Se supone que nosotros éramos los luchadores de la libertad, los que traíamos la paz, pero fuimos nosotros los que tiramos esas bombas en las ciudades japonesas.

Bernardine: El mes pasado me fui de viaje con mi hijo a Hiroshima y volví a sentir una indignación que no te la puedes ni imaginar.

Bernardine Dohrn y Bill Ayers para Jot Down 1

Bill, lo dejaste todo y te enrolaste en la tripulación de un barco mercante.

Para mí supuso una gran experiencia. Estuve por primera vez en contacto con la clase trabajadora, un tipo de personas con las que nunca antes había convivido. Hacerme amigo de ellos fue genial, era uno más entre blancos y negros. Lo más didáctico de la experiencia fue comprobar que el propio barco estaba organizado como la pirámide social que dejábamos en tierra. Los negros hacían las labores más ingratas, los marineros algo cualificados eran de todo tipo de origen y los oficiales, todos blancos.

Cuando regresaste del barco empezó tu militancia.

Bill: No fui un militante precoz. Tardé en tomar conciencia. En esa época estaba estudiando Derecho y todos los estudiantes éramos blancos y todos menos seis chicas éramos hombres. Empecé a acercarme a movimientos sociales por afinidad, pero lo que supuso un verdadero cambio fue que Martin Luther King vino a Chicago. Antes, no reuní el valor suficiente para irle a ver al sur, pero cuando apareció por mi ciudad pensé que iba a arrepentirme toda mi vida si no me involucraba. King vino con diez activistas del sur. Nos preguntó a mí y a otros estudiantes si sabíamos quién era el propietario de la mayor parte de los pisos que se estaban arrendando en la ciudad a los pobres. Lo investigamos y nos fue imposible encontrar nada, todo iba por compañías y no logramos dar con un nombre, con un responsable. El problema era que los pisos estaban en muy mal estado. No eran siquiera habitables. No tenían ventanas, calefacción ni agua caliente. Estaban llenos de ratas y cucarachas. Así que nos pusimos a trabajar en poner de acuerdo a los vecinos para que reunieran dinero en una cuenta y pudieran reparar los edificios.

Bernardine: También nos dedicábamos a parar desahucios. Nunca olvidaré un día muy concreto en el que no pudimos detener a la policía, fallamos, y lograron entrar en el piso de una familia. Hacía mucho calor, recuerdo. Y los agentes empezaron a bajar los muebles, su ropa, las cosas de la cocina. La gente se puso muy furiosa, cada vez más. Yo estaba ahí metida en mitad de la masa rabiosa cuando de repente me empujaron, alguien enorme, miré arriba y se trataba de Muhammad Ali. Él me miró también, me pidió que le sujetase su chaqueta azul de mil dólares, se fue directo a los muebles que estaban tirados en la acera, cogió un sofá, se lo echó al hombro y lo volvió a subir al piso. Cuando la gente le vio hacer eso alucinó. Nos pusimos todos a imitarle y subimos las pertenencias de esa familia de vuelta a su hogar. La policía entonces volvía a cargarlas y las bajaba otra vez, pero, conforme las dejaban en la acera, nosotros las volvíamos a subir. Fue increíble. La acción directa en los barrios negros para mí fue una gran experiencia. Muchísimos vecinos se dirigían a mí a preguntarme cómo librarse de la guerra de Vietnam. Hubo un momento en el que empezaron a juntarse los mismos problemas: el racial, la pobreza y la guerra. Al final de verano ya empezaron a presionar a King para que se marchara de Chicago.

Bill: Ese gesto de Muhammad Ali de volver a subir el sofá y lo que supuso ha llegado hasta hoy. La gente se sigue oponiendo a los desahucios y hemos conseguido que muchos policías se nieguen a ejecutarlos.

El pretexto de Estados Unidos para su intervención en Vietnam fue la Teoría del Dominó. ¿Qué opinión os merece?

Bernardine: El capitalismo le tenía pánico a la revolución social en el tercer mundo. China y Vietnam les aterraban incluso más que la Unión Soviética por la cuestión latinoamericana y lo que les había sucedido en Cuba. Se sentían amenazados. Pero no creo que ellos se creyeran la Teoría del Dominó tal y como la formularon. Para ellos, más bien, con la demostración de fuerza que hicieron sobre Vietnam, persuadían a los demás países de no llevar a cabo una revolución social.

Bill: Para mí la Teoría del Dominó fue un mito en muchos aspectos. Aunque como metáfora era válida: la liberación nacional, el antiimperialismo, la emancipación de los trabajadores eran ideas peligrosas para el poder que no debían extenderse. Incluso tres años después de la ocupación de Vietnam, aunque estaban perdiendo, seguían matando; seguían los campos de concentración en el sur, arrasaron la poca infraestructura que el país pudiera tener. ¿Y por qué, para qué? Para que cuando los demás países vieran cómo había quedado Vietnam de destruida se lo pensaran dos veces antes de intentar ser libres, que liberarse tenía un precio inasumible. Y efectivamente, al final Vietnam ganó la guerra, pero las pérdidas fueron enormes.

Tengo aquí el libro de Nick Turse, Dispara a todo lo que se mueva. Es un estudio que detalla todos los crímenes que se cometieron allí. ¿En los sesenta teníais acceso a esa información?

Bill: Ese libro es fantástico. Explica perfectamente lo que ocurrió en Vietnam: Un genocidio.

Bernardine: La información nos llegaba a través de periodistas jóvenes que iban a cubrir la guerra. Sabían que las autoridades estaban mintiendo sobre el desarrollo de la guerra, en especial con las cifras de muertos. Por otro lado, teníamos a los soldados. No eran profesionales, eran de reemplazo, de leva, fueron obligados a ir. Y esta gente cuando volvía te contaba todos los horrores de la guerra de los que habían sido testigos. Contaban la verdad. Con lo que revelaban los periodistas y los veteranos ya sabíamos que estaban masacrando a miles de personas. Por eso se generó un pánico a la guerra, muchos jóvenes sabían que tarde o temprano iban a ser reclutados para ir a esa barbaridad.

¿Sabíais también lo de los campos de refugiados que, de facto, terminaban siendo campos de concentración?

Bernardine: Sabíamos algo, pero en realidad esa información no salió hasta 1969.

Bill: También obteníamos mucha información de Francia, de Europa, donde se contaba la guerra desde otro punto de vista.

Bernardine: Yo conocí vietnamitas en viajes que hice a Canadá y Cuba. La verdad es que llegó un momento en el que estábamos tan apasionados que llegamos a obsesionarnos con el conflicto de Vietnam. Teníamos mapas colgados en las paredes de casa, cocinábamos platos vietnamitas, leíamos a sus poetas. Llegamos a sentirnos muy identificados con ese pueblo. Por cierto, que en uno de estos viajes, conocí a un revolucionario español. Fue la primera persona que conocí que vivía en la clandestinidad.

Bill: Con toda la información que recibimos, al dejar de estar bajo la esfera de influencia del New York Times, tomamos conciencia de cuál era la situación real y nos propusimos como compromiso mostrar a nuestros compatriotas cuál era la cara humana de los vietnamitas, hacerles ver que se trataba de gente normal, con sus familias y sus amigos, y no una especie de seres extraños.

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¿Habéis visto la entrevista a Robert McNamara de Errol Morris?

Bernardine: A mí McNamara me saca de quicio. Verle llorar en esa entrevista…

Bueno, él cuenta tranquilamente cómo lanzaron miles de bombas sobre la población civil japonesa, cómo arrasaron Vietnam. Admite que murieron cientos de miles de personas por sus decisiones, que podría ser considerado un criminal de guerra, pero con lo que llora es cuando recuerda el asesinato de Kennedy.

Bill: Esa es su personalidad. Es uno de esos hombres que piensan todo en términos de números y categorías. Incapaces de pensar en términos de seres humanos que tienen sentimientos. Pasa lo mimo con Kissinger, que acaba de sacar un libro y en el New York Times hablan de él tranquilamente, como si fuera un intelectual más, cuando es un criminal de guerra. Posiblemente uno de los más grandes del siglo XX. De hecho, no puede viajar a ciertos países porque lo meterían en la cárcel, pero en Estados Unidos se le considera como un cerebro privilegiado de la política exterior. Lo que demuestra que es muy fácil justificar torturas, asesinatos, bombardeos y matanzas de civiles cuando eres tú el que las cometes. Si las hace otra persona entonces resulta que es terrorismo. McNamara y Kissinger son dos ejemplos de ese nacionalismo repugnante. Y ahora, en la actualidad, tenemos a John Kerry como ejemplo de esa brillante línea de pensamiento.

Bernardine: Aunque eso no quita que para nosotros siga siendo muy importante apoyar a los veteranos de guerra. No solo a los que cambiaron su opinión, sino también a los jóvenes que han pagado un precio muy alto por entrar en combate pensando que están cumpliendo con su deber o con una obligación moral. Además, muchos de ellos fueron a Irak o Afganistán respondiendo al 11S, y una buena parte solo para poder conseguir una vía económica para financiar sus estudios universitarios. De repente se encontraron metidos en una guerra de once años de duración…

Bill, en tus memorias, comentas que la primera vez que te pegó la policía te sentiste «en el paraíso».

Bill: Es una ironía, pero fue así. Nunca me había sentido tan libre. Es difícil de explicar. Cuando estuve en la clandestinidad, por ejemplo, también tenía miedo, pero la sensación de libertad que sentía era más intensa que si me encontrase como un ciudadano más. Aunque te pegue la policía o te detengan, cuando te defines ideológicamente, cuando tomas tu elección de vivir por una causa superior, te emocionas tanto que los golpes no los sientes, aunque te puedan doler.

Llegas a decir en tu libro que en la cárcel no podías sentirte más libre.

Bill: En la celda me sentía más libre que los que están en su casa viendo la televisión zampando del frigorífico. Os lo aseguro. Y no solo yo. Leí que entre los miembros de la resistencia francesa, tras la II Guerra Mundial, sentían que al acabar la guerra habían perdido su tesoro, el subidón de libertad que es la lucha clandestina. Se habían quedado vacíos tras perder el motivo de su lucha. Suena duro, pero ellos estaban plantándoles cara a los nazis, contraatacándolos, y cuando eso se acaba, te debe absorber de tal manera que parece como que has perdido algo.

Bill, por curiosidad, en tus memorias citas mucho Ann Arbor. Por aquellos años, en esa ciudad, estaba el grupo MC5. ¿Les conociste?

Bill: Sí, claro que sí. Éramos muy buenos amigos de John Sinclair, su manager. Cómo olvidar que le metieron diez años de cárcel por llevar encima dos porros. Él predicaba que la marihuana era una forma de liberación y se lo hicieron pagar. Los MC5 estaban llenos de energía, además era un grupo mitad político, mitad rock and roll, eso era muy inspirador. También andaba por ahí Iggy Pop, pero MC5 estaban siempre tocando en todas las fiestas que organizábamos. Luego solíamos terminar con ellos en la cocina bebiendo vino y fumando marihuana, hablando tranquilamente. Eran muy buena gente y muy buenos amigos.

Os sentíais parte de una revolución global contra el capitalismo.

Bernardine: Claro, nos sentíamos identificados con los movimientos de descolonización africanos, seguíamos de cerca la guerra de liberación de Angola. Apoyábamos la lucha del pueblo vietnamita. Estábamos con los movimientos pacifistas de todo el mundo. Considerábamos que la lucha del tercer mundo era la nuestra, solo que nosotros la librábamos desde dentro.

Bill: Luchábamos por la descolonización, éramos antinucleares, pacifistas, estábamos con los movimientos negros y creíamos que Estados Unidos era responsable de todos los problemas contra los que luchábamos.

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Qué opináis de las nuevas generaciones, ¿son tan combativas como la vuestra?

Bernardine: Son mucho más globales de lo que nosotros éramos. Nosotros hicimos un cambio, digamos, hacia una mentalidad internacional. Pero ellos han crecido pensando de forma internacional. También creo que leen mucho y que están muy bien informados. Veo que son muy inteligentes. Mira cómo se organizaron este verano cuando la policía mató a un chico negro en San Luis. También han hecho triunfar a los movimientos gay…

Bill: Sobran los ejemplos. Ahora mismo hay jóvenes luchando por los derechos de los inmigrantes, por los derechos de las mujeres, contra la violencia de la policía, por el medio ambiente. No se puede comparar. Los años sesenta se han mitificado. Hay quien dice que en esa época pasaron todas las cosas buenas. La mejor música, las mejores manifestaciones, el mejor sexo. Y nosotros siempre respondemos que no, que el sexo sigue siendo bueno [risas]. No, incluso aún hay buena música y muchas cosas interesantes. Que no se engañe a los jóvenes metiéndoles en la cabeza que todo terminó con los años sesenta.

Bernardine: Los jóvenes cambian el mundo. Pasó en nuestra época, pasó después y ocurre ahora. Aunque haya una represión masiva, siempre son los jóvenes los que protagonizan los cambios. En nuestros tiempos, los medios siempre decían que los movimientos estudiantiles estaban muertos. Hasta en el año 68 lo decían, mientras el mundo explotaba y no encontrábamos espacios lo suficientemente grandes para poder reunirnos.

Bill: El poder siempre hace eso. Primero ignora al movimiento y luego lo ridiculiza.

En vuestra época había un libro de Mao en cada cajón de cada mesilla.

Bill: Sí, en algún momento todos tuvimos nuestro pequeño romance con el maoísmo. Pero para nosotros el Partido Comunista nunca fue interesante. Tampoco nos considerábamos una nueva izquierda. No éramos anticomunistas, no nos importaba que nadie viniese a nuestra organización siendo comunista.

El nombre de vuestra organización venía de una canción de Bob Dylan.

Bernardine: Estaban siendo asesinados seis mil vietnamitas por semana y la policía estaba asesinando a los miembros destacados de los Panteras Negras. Discutimos en una reunión de urgencia qué estrategia seguir y redactamos un documento de muchas páginas, como un informe interno de la organización. Después de leerlo, teníamos que ponerle un título y Terry Robins, gran fan de Bob Dylan, eligió ese título.

La primera norma de vuestra organización: sexo libre.

Bernardine: No fuimos solo nosotros. Pasó en muchos movimientos. Las píldoras anticonceptivas acababan de cambiar nuestros esquemas morales sobre el sexo, que la mujer podía tener placer formaba parte de su liberación. Dimos un paso adelante rechazando la monogamia.

Bill: Pensábamos que todo lo viejo, lo antiguo, lo anterior, tenía que ponerse en duda. Digamos que fue una idea experimental.

Bernadine: Pero no fue inútil. Con la propuesta del sexo libre muchos se encontraron a sí mismos; muchos amigos nuestros, por ejemplo, descubrieron que eran gais. Funcionó de maravilla porque conseguimos que cada uno fuese capaz de vivir su propia sexualidad, que es diferente en cada persona. Yo no quería casarme nunca [risas] y aquí estoy, pero porque consideraba que el matrimonio suponía para las mujeres convertirse en propiedad del marido.

Bill: También hay que decir en defensa del sexo libre que antes éramos jóvenes y guapos. ¡Quién quería ser monógamo!

¿Había muchos miembros de vuestra organización que provenían de familias acomodadas?

Bernardine: Había de todo. Mucha gente que vivía de familias ricas, otros eran de clase media. Otros inmigrantes. Pero en general la mayoría veníamos de las universidades, aunque también había gente que solo tenía la educación secundaria. Éramos una gran mezcla. El punto de ruptura fue cuando decidimos convertirnos en una organización que iba a vivir en la clandestinidad, a realizar acciones ilegales. Rompimos con la ley y las manifestaciones en las que participamos empezaron a ser violentas, con destrozos de mobiliario. Pero tenéis que entender que Estados Unidos es uno de los países más violentos que te puedas encontrar. En vuestra sociedad, en Europa, la gente no va armada. En nuestro contexto, estábamos ya rodeados de violencia de modo que hay que valorar en su justa medida que en nuestras manifestaciones hubiera actos vandálicos. En aquellas fechas estaban muriendo seis mil personas a la semana en Vietnam, dime ¿qué ibas a hacer, qué podías hacer para pararlo? Los grupos católicos de izquierda, curas y monjas, iban por ahí quemando cosas con gasolina. Que las autoridades nos consideraran violentos a nosotros era como de broma. Nunca matamos a nadie. Solo hicimos acciones que se pudieran entender como un mensaje.

Bill: Violencia es quedarse en casa viendo la televisión mientras fuera se cometen injusticias. La mayoría de la población americana piensa que si no hacen nada no están siendo violentos. Nosotros apoyamos la acción directa. Es otra cosa. Si le preguntas a Martin Luther King te diría que nuestra acción directa contra el militarismo o el racismo no es violencia.

Bernardine: Cuando salió el documental sobre nosotros se presentó en Sundance. Fuimos invitados al estreno y recuerdo que una periodista del LA Times nos preguntó que cómo podíamos ser violentos si nos gustaban Gandhi y Mandela. Yo le dije: ¿Cómo? ¿Mandela? En Estados Unidos la gente se piensa que fue un gentleman que estuvo en la cárcel y él solito acabó con elapartheid. Pensé: «Anda, vete a casa y lee un poco aunque sea en Google sobre lo que hizo Mandela y luego seguimos esta discusión». En Estados Unidos tenemos una imagen muy distorsionada de lo que es la verdadera violencia.

Bill: Es como cuando el presidente de Estados Unidos dice que King fue un ejemplo a seguir, un hombre recto. Y yo pienso que no, que no actuaba solo. Él era parte del movimiento. King no creó el movimiento, el movimiento creó a King.

Bernardine: Me gustan los movimientos juveniles actuales que se niegan a tener un líder.

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Bernardine, el FBI dijo que eras la mujer más peligrosa de América.

Bernardine: Ya me gustaría…

Bill: ¡Esa es mi chica! [risas]

Bernardine: Antes de mí, ¿sabes quién dijeron que era la mujer más peligrosa de América? Jane Addams, una feminista que era socialista y lesbiana. Se había opuesto a la I Guerra Mundial. Edgar Hoover, que estaba empezando, dijo que era la mujer más peligrosa de América y después de unos años la dieron el Premio Nobel de la Paz  [risas].

Bill: A Bernardine la pusieron en una lista de los diez delincuentes más buscados. Las listas de los más buscados habían estado siempre llenas de criminales, mafiosos, de asesinos terribles y, a partir de los setenta, se empezaron a llenar de estudiantes guapos [risas].

Bernardine: Fracasaron. Iban de organización poderosa, pero les pillamos por sorpresa. Durante años mandaron a gente a que preguntara por mí de puerta en puerta. Creían que nuestros padres o nuestros compañeros de la universidad iban a decirles algo, pero nuestra campaña de convencer a la gente de que no colaborase en absolutamente nada funcionó.

Bill: Incluso en la investigación del FBI podías ver reflejada la pirámide social. Cuando fueron a hablar con mi padre, un profesional considerado, le pidieron una cita para verle en su oficina. Cuando fueron a hablar con el de Bernardine, que era un inmigrante, aparecieron en mitad de la noche en su casa diciéndole que tenían un cuerpo en la morgue que querían que identificase a ver si era su hija. Le intentaron aterrorizar, mientras que a mi padre le guardaron una distancia y un respeto.

Bernardine: Como sabéis, una vez conseguimos robar los archivos del FBI. Ahí vimos que había dos estrategias. Para los negros, asesinar a sus líderes; para los blancos, infiltración y destrucción desde dentro.

Bill: Sí, con los movimientos negros hicieron eso, matarlos. Tardó siete años en salir a la luz, en que los abogados lograran demostrarlo, pero al final se vio que eran ciertos algunos asesinatos.

Bernardine: Pero ya os digo, nadie colaboró con ellos para atraparnos a nosotros. Porque, además, no éramos los únicos que estaban en la clandestinidad en aquel entonces. Había mucha gente indocumentada, traficantes de LSD, insumisos que huían de la mili, desertores, no estábamos solos. Estados Unidos estaba lleno de gente furtiva.

¿Cómo era la vida en la clandestinidad?

Bernardine: Trabajábamos. Yo lo hacía de camarera, limpiando casas, recogiendo fruta, vendimiando. Y entretanto, muchas reuniones. Mientras, sabíamos que parte importante de la sociedad nos apoyaba, tenían ese gran romance americano con losoutlaws, como si fuésemos Bonnie & Clyde.

Un antes y un después en vuestra organización fue cuando le explotó la bomba en Nueva York a unos militantes de vuestro grupo, una bomba que iban a colocar en un baile de oficiales para matar al mayor número de ellos posible. Ahí decidís no atentar contra vidas humanas.

Bill: Unos del grupo decidieron hacer ese ataque en una base militar. Prepararon la bomba, les estalló y murieron los tres. Pero ya habíamos pasado a la clandestinidad y esta decisión la tomó un grupo por su cuenta porque funcionábamos de forma descentralizada. De todas formas, lo que pasó en ese edificio donde explotó la bomba no lo sabe nadie. La bomba estaba hecha con metralla para matar personas, no para hundir un edificio. En lo que a nosotros respecta, cuando descubrimos lo que habían planeado, fue un shock. Estábamos muy asustados. Horrorizados. Nos reunimos para decidir si apoyábamos esa clase de violencia y, tras meses de discusiones, optamos por realizar acciones meramente simbólicas, sin víctimas. ´

Bernardine: No queríamos ser una fuerza militar, asesinar a gente, sino una fuerza política. Los que estuvieron de acuerdo se quedaron y los que no, abandonaron la organización. Nos llevó un año definirnos.

¿Qué acciones realizasteis según ese modelo?

Bernardine: Los objetivos de la Weather Underground, donde pusimos bombas, fueron todos militares. El Pentágono, comisarías… La verdad es que no tengo un atentado favorito. [risas] [Lista de todas sus acciones N. del R.]

Aparte de las bombas, organizasteis la fuga de prisión de Timothy Leary.

Bernardine: De eso sí nos arrepentimos, de no haber hecho más acciones donde estaba presente el sentido del humor como en esa, que fue una operación tan divertida. Nadie nos lo ordenó jerárquicamente, simplemente vimos que era una buena oportunidad y lo hicimos. Timothy Leary era un intelectual que experimentaba con LSD y promovía esta droga como forma de romper con las costumbres e iniciar una nueva forma de vida, encontrar una nueva manera de ver el mundo. Él tonto no era, entendía nuestra lucha contra la guerra de Vietnam y el racismo. Era un activista más. Sencillamente, estaba en la cárcel por el asunto de la droga, como tantos otros, y quería escaparse. Su gente se puso en contacto con nosotros, nos pareció bien, nos financiaron y desarrollamos el plan. Fuimos capaces de sacarle de la cárcel y del país.

¿Cómo hacíais las bombas, qué materiales empleabais?

Bernardine: De eso no hablamos.

¿Conocíais a la Baader Meinhof?

Bill: Sí, sabíamos que existía, fue un fenómeno más de los sesenta. Formaciones revolucionarias que intentaban luchar. Entonces tenías ese tipo de resistencia en todas partes, en Inglaterra, en Francia, en Japón, en Alemania, en España…

Bernardine: Pero nosotros tomamos la decisión de nunca abandonar nuestro país. Éramos hijos de América. Veíamos lo que hacía la Baader Meinhof por televisión, pero nuestras estrategias, las decisiones que tomamos, fueron diferentes.

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Decís en el documental que en los setenta vuestra vida en la clandestinidad y vuestros atentados empezaron a ser como una rutina. Decidisteis dejarlo.

Bernardine: Teníamos una regla que no era muy habitual en las organizaciones que operaban en la clandestinidad. En Weather Underground los militantes podían irse cuando quisieran. No había consecuencias por abandonar. Durante los setenta unos entraron, pero también muchos se fueron. Cuando acabó la guerra de Vietnam, la cuestión de seguir siendo fugitivos se puso sobre la mesa. Hubo diferentes opiniones, unos querían seguir y otros queríamos volver a disfrutar de una vida privada normal, tener familias e hijos. Muchos lo dejaron pero se unieron al movimiento gay, otros al sindicalismo… Yo odiaba tener que rendirme y entregarme, pero Bill fue adorable y me dejó tomarme mi tiempo. Al final nos entregamos cuando nació nuestro segundo hijo.

Bill: Estábamos también deseando militar en una organización más grande. Fuimos a Chicago, resolvimos nuestros problemas legales y no entendimos que nuestra reinserción fuese en contra de nuestras ideas revolucionarias.

Bernardine: Yo hice mi discurso militante: «Me niego a entregarme, pero aquí estoy» [risas]. No sabíamos qué iba a pasar. Teníamos dos críos. Le dijimos a nuestro hijo mayor lo que pasaba y al menos se quedó con que íbamos a cambiarnos los nombres, nunca habíamos ido por ahí con los verdaderos. La noche siguiente vimos a los padres de Bill por primera vez en once años y luego fuimos a que yo le presentara a los míos.

Bill: Lo que más me gustó es que el primer comentario de mi padre al verme fue que necesitaba un buen corte de pelo. Y lo primero que dijo el padre de Bernardine fue «¿Estás casada?». Seguían siendo unos padres como los de toda la vida.

Bernardine: Ahora bromeamos con eso pero la verdad es que los pobres pasaron por un auténtico infierno. Pero bueno, llegado el momento estaban muy felices de ver a sus nietos.

¿No tuvisteis problemas con la ley?

Bernardine: Yo tenía cargos por las manifestaciones violentas, unos dieciséis o diecisiete. Cargos federales por destrozar propiedades públicas. Pero el FBI había llevado las investigaciones de forma tan claramente ilegal que no pudieron acusarnos de nada. Tampoco tenían muchas pruebas a esas alturas, la verdad. De todas formas, muchos militantes de Weather Underground sí que terminaron en la cárcel, pero por otros cargos al margen de nuestras acciones. Por no querer revelar nada sobre mis compañeros yo ya me había chupado en su momento siete meses de cárcel.

Bill: Las acusaciones fueron muy débiles. Nos acusaban de haber planeado acciones pero no tenían pruebas de que las hiciéramos. Con esas acusaciones ridículas nos habían puesto en la lista de los diez más buscados. Además, el FBI pretendía secuestrar al hijo de la hermana de Bernardine y retenerle hasta que nos entregáramos. No llegaron a hacerlo, pero con esos métodos ningún juez les hubiera podido haber dado la razón.

Bernardine: Los agentes que planearon eso terminaron condenados. Tras el final de la guerra de Vietnam y la guerra sucia del FBI América estaba en shock. Nos colamos por la puerta que abrió el presidente Jimmy Carter, aunque nos entregamos justo cuando Reagan fue elegido presidente [risas].

Hoy en día seguís recibiendo amenazas de muerte.

Bill: Es que uno de mis libros lo publiqué justo el 11 de septiembre de 2001. Esa misma mañana el New York Times llevaba en portada de su sección cultural una foto de nosotros dos con la reseña. El diario salió a las seis de la mañana y los atentados contra los Torres Gemelas fueron a las nueve. A raíz de eso, nos llovieron más amenazas que durante la guerra de Vietnam. En esos días de auténtica paranoia con el terrorismo, nosotros nos convertimos en los terroristas domésticos de Estados Unidos. Recibimos amenazas de muerte prácticamente todos los meses. Si vamos a dar un discurso a algún lado, siempre hay amenazas, pero no las tomamos en serio. Es solo gente muy ruidosa pero nada más. Nos los imaginamos como el típico tío bebiendo demasiado whisky delante del ordenador, quién sabe si viviendo en el sótano de la casa de su madre [risas].

¿Qué habéis hecho contra la guerra de Irak y Afganistán?

Bill: Estuvimos en muchos movimientos. En especial en un movimiento colectivo en Chicago [Movement Building Colective] Pero creemos que no puedes limitarte solo a estar en un movimiento ni quedarte en tu casa sentado. Hay que hacer algo más. Por eso hemos estado profundamente involucrados en proyectos pacifistas que van de la educación a la justicia, aunque la guerra sea la idea central.

Bernardine: Yo también estuve en el movimiento en contra de que la OTAN se reuniera en Chicago hace dos años.

Bill: Esas manifestaciones fueron un gran éxito. Vimos cómo el Gobierno se lo tomaba como un ensayo general para la represión. Nunca habíamos visto la ciudad tan vacía. Los únicos que quedamos fuimos nosotros, los manifestantes, y la policía y los militares. Todo lo demás, drones, helicópteros, quitanieves ¡en mitad del verano! Hacía un calor infernal, pero los trajeron.

Bernardine: Lo más impresionante es que los que más daban la cara en las manifestaciones eran veteranos de la guerra de Irak. Los líderes de estos movimientos habían estado en la guerra. Iban los primeros, encabezaban la protesta y lo más espectacular fue cuando les lanzaron sus medallas a los generales de la OTAN, fue una imagen imborrable.

Bill: Estados Unidos tiene una larga historia de ocupaciones militares y guerras. Invasiones de terceros países que no solo son injustas e ilegales, sino que además acaban con las aspiraciones de paz y justicia de todos los ciudadanos del planeta. Lo más grave de todo, además, es que las guerras por petróleo no responden a una causa política, que implique a mucha gente, sino solo a los intereses de un 1%. En este contexto, nosotros no podemos influir en el Congreso, pero sí en nuestras áreas de influencia más cercanas, como es la educación. Por eso tratamos de organizarnos de abajo a arriba. Promovemos nuestros valores en la comunidad, en las aulas, en la iglesia, en la universidad. No te creas que esto no le preocupa al Gobierno. Si miras la historia de todos los grandes cambios, siempre vienen desde abajo.

Bernardine: De hecho, en política, nunca harás nada bueno sin el poder de abajo.

¿Ha cambiado algo con Obama?

Bill: Obama en 2008 dijo que era pragmático y moderado. Pero la derecha dijo que era un musulmán encubierto, que estaba con los terroristas, que tenía una agenda socialista. Y ya veis, creo que iba en la buena dirección, pero al final no tardó en disgustarnos con todas estas guerras.

¿Os arrepentís de algo?

Bernardine: Ahora, hablando como una mujer de setenta y tres años, creo que no nos equivocamos. No me arrepiento de nada.

Bill: Nunca causamos muertos. Como dice Bernardine, no nos arrepentimos de haber causado destrozos con bombas de una forma simbólica. No nos arrepentimos de haber luchado contra un Gobierno que llevaba a cabo un genocidio en Vietnam y pretendía acabar con la cultura negra por la violencia. Con setenta años, por supuesto que me arrepiento de muchas cosas. Políticamente, el arrepentimiento más profundo que siento es el de haber formado un movimiento tan sectario. Desde ese punto de vista, tan reducido, nunca actúas bien. Ahora hemos aprendido más y crecido como personas.

Bernardine Dohrn y Bill Ayers para Jot Down

Fotografía: Begoña Rivas

 

Enlace original en: http://www.jotdown.es/2014/11/bernardine-dohrn-y-bill-ayers-violencia-es-quedarse-en-casa-viendo-la-television-mientras-fuera-se-cometen-injusticias/

 

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