Por: Tomás Loyola Barberis
La inversión educativa, es decir, el monto del Producto Interior Bruto (PIB) destinado al ámbito de la educación, ha disminuido y continúa sin recuperarse después de nueve años de crisis. Es un hecho que se puede confirmar gracias a los datos recogidos por el Informe Curso Escolar 2017-2018presentado recientemente por el sindicato Comisiones Obreras.
“En 2016 ya habíamos alcanzado el PIB de 2009 e igualado el de 2008, que se superará en 2017. Sin embargo, el gasto educativo ha pasado del 4,95% del PIB en 2009 al 4,26% en 2016, es decir, ha descendido un 14%”, sentencia el documento, acusando al Gobierno del Partido Popular de mantener unas políticas educativas que consolidan la situación de desigualdad entre el alumnado español.
La mayor caída de la inversión educativa se produjo entre 2011 y 2012, cuando pasó del 4,70% del PIB al 4,46%, es decir, de casi 51 mil millones de euros a 46.789 millones (según datos del periódico Expansión). Así, se redujeron 5 mil millones de euros en un año lo que, en el acumulado desde 2009, se traducen en más de 9.000 millones menos para educación. “Un recorte total de 8.920 millones de euros es una cifra aún peor que la obtenida a partir del estudio de la función Educación de los Presupuestos de todas las Administraciones que de forma sistemática CCOO ha hecho todos los años. Un 16,6% global”, según sostiene un documento previo de dicha agrupación sindical presentado el año pasado.
¿Qué significa dicha reducción?
Por un lado, la caída en la inversión tendrá un efecto en los resultados. Y no solo en los académicos, sino que también afecta a todas las políticas de compensación de las desigualdades, abriendo brechas entre el alumnado en el ámbito local y también en la comparativa autonómica. Esto se explica porque dicha reducción no afecta de manera homogénea a todo el territorio, sino que profundiza en diferencias históricas entre comunidades autónomas. Algunas hacen un gran esfuerzo por mantener una inversión alta en términos de PIB regional, como Andalucía, Extremadura y Murcia; mientras que otras como Baleares, Cataluña o Madrid se encuentran por debajo del 3%, muy lejos de la media nacional de 3,86% (según datos de 2013).
Por otro lado, la reducción afecta directamente a distintas partidas o áreas. Por ejemplo, la pérdida de profesorado en los años de crisis, que CCOO sitúa entre 28.000 y 32.000 profesionales menos desde 2008, lo que tiene un efecto directo en el aumento de interinos o el envejecimiento de las plantillas. Pero las consecuencias no acaban allí y es que todo esto genera una reacción en cascada que reduce la atención del alumnado con necesidades educativas especiales y aumenta la ratio de estudiantes por clase, lo que sumado a la pérdida de desdobles, tutorías y otras áreas de apoyo, dan como resultado una disminución de la calidad y la equidad.
De igual manera, se han dejado de ofrecer horas de biblioteca y otras actividades compensatorias por falta de recursos, a la vez que las becas y ayudas se han visto reducidas, lo que ha generado una situación complicada para muchas familias. “En el gasto, los recortes no han afectado a todas las partidas por igual, sino que han sido las más compensadoras, es decir, las destinadas a becas y ayudas, a la atención a la diversidad, etc., las más castigadas. Con ello se quiebra el principio de igualdad de oportunidades, negándosela a los que tienen que ejercer el derecho a la educación desde una situación socioeconómica más desventajosa”, sostiene el documento de Comisiones Obreras.
Además, no se puede pasar por alto el dato que corresponde a los conciertos educativos, datos que se han mantenido estables en los últimos años a pesar de la disminución de recursos en las otras partidas y asignaciones. “Esta situación de recorte se produce mientras que el gasto en conciertos ya rebasó, en 2015, el nivel y cuantías de 2009; el total del gasto está aún (en 2015) 13,3 puntos porcentuales por debajo de lo gastado en 2009; y la red pública, en los cursos de la crisis, ha ganado peso en el conjunto de la escolarización. Todo un ejemplo de inequidad en la asignación del gasto público educativo.
Comunidades autónomas
El estudio de CCOO centra su atención en cuatro autonomías: Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid, las cuatro que más población tienen y, por lo tanto, que más alumnado atienden. Allí se asigna un valor 100 para el presupuesto destinado a educación en 2009 –el año de referencia–, haciendo una proyección en los años siguientes para determinar la evolución de la inversión en el ámbito público y el dinero que se destina a conciertos.
Madrid es la Comunidad Autónoma con mayor inequidad de las que aborda el estudio. Si seguimos la referencia comentada en el párrafo anterior, desde 2009 la educación pública había visto reducida su partida en 12 puntos porcentuales en 2015 –después de haberte situado 15 puntos por debajo de la inversión en 2014–, mientras que la privada concertada, en igual período, había aumentado casi un 10% (9,6%). Lo alarmante del caso es que la población escolar ha aumentado en la pública de forma más pronunciada que en el ámbito privado.
En el global, según el documento Datos y Cifras del curso escolar 2016-2017, en la Comunidad de Madrid el alumnado de la pública representa el 55%, mientras que la concertada llega casi al 30% y la privada, el 15%.
El caso de Andalucía es diferente y, desde 2009, la situación ha variado desde un alza de dos puntos en 2011 en lo referente a inversión educativa, cifra que se redujo al 94% en 2014 y que se recuperó en 2015 hasta alcanzar el 95,64% de la inversión del año de referencia. En el mismo período, la reducción de los conciertos ha seguido una curva similar hasta 2015, hasta situarse en el 92,40% de lo que se invertía en 2009.
Tal como explica el documento de CCOO, si bien se han notado los recortes en la inversión, es la autonomía que mejor posicionada queda de las cuatro que se han incluido en el estudio y la que más estable ha mantenido la proporción del dinero destinado a educación en los presupuestos durante los años de crisis.
El caso de Cataluña es muy llamativo, ya que la inversión educativa en la pública llegó a reducirse al 80% desde 2009 hasta 2014, situándose en torno al 90% en 2015. No obstante, en igual período de estudio, el dinero destinado a conciertos prácticamente se encontraba al mismo nivel que en 2009, “y eso que el porcentaje de alumnado en centros públicos ha pasado del 63% en el curso 2008-2009, al 65,7% en el curso 2016-2017. Todo un ejemplo de inequidad”, sostienen desde la agrupación sindical.
En la Comunidad Valenciana el fenómeno ha sido similar a lo ocurrido en Cataluña. En el período en cuestión, la inversión en conciertos apenas tuvo recortes –apenas 7% menos en 2012 en relación con las cifras de 2009–, mientras que la enseñanza pública había visto reducido su presupuesto en un 20% (2013) y en 2015 todavía se encontraba más de 15 puntos por debajo de los datos del año de referencia.
Ante esta evidencia, el Informe Curso Escolar 2017-2018 es tajante: “A la vista de la evolución de los datos sobre empleo, así como de los efectos que siguen causando los Reales Decretos 14/2012 y 20/2012, se puede afirmar que la recuperación económica que se anuncia desde el Gobierno no está llegando al sistema educativo”.
En los próximos números de Innovamos abordaremos otras temáticas relevantes que surgen de este estudio y que son consecuencia directa de los recortes en inversión educativa: la atención a la diversidad, las becas y ayudas, así como las plantillas docentes.
Fuente: http://revistainnovamos.com/2018/01/02/el-gasto-educativo-sigue-bajando/