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Francia: Disturbios en la gran manifestación de París contra la polémica ley de seguridad de Macron

Grupos de manifestantes violentos han provocado varios incendios en mobiliario urbano. La policía ha respondido utilizando gas lacrimógeno

La onda expansiva de la agresión de cuatro policías contra un ciudadano negro, detenido por no llevar mascarilla, ha sacado a decenas de miles de personas a la calle en París y una decena de ciudades francesas. Los agentes están detenidos y el presidente de la República ha calificado de «inaceptable» su actuación. Emmanuel Macron va a tener que soltar lastre porque la calle ha despertado.

La detención de Michel Zecler ocurrió hace una semana pero la difusión de la paliza incendió las redes el jueves. Fue la chispa que prendió el incendio contra la Ley de Seguridad Global, aprobada ya en la Asamblea y que debe seguir su trámite ahora en el Senado.

Hasta esta semana, la oposición no había logrado hacerse oír más allá del terciopelo de las bancadas de la Asamblea. Sindicatos de periodistas habían reunido pequeños grupos contrarios a ley y, sobre todo, a su artículo 24 que limita la difusión de imágenes de los agentes del orden. Todo parecía circunscrito al microcosmos político y mediático.

De hecho, este sábado estaba marcado en la agenda informativa por la reapertura de las tiendas, primer escalón en la salida del segundo confinamiento. De hecho estaban abiertas en el bulevar Beaumarchais. Pero nadie parecía reparar en ello bajo el sol tibio del otoño.

La gente estaba en la calzada, la policía en las aceras. Por primera vez desde enero, antes de la pandemia, una gran manifestación recorría el camino entre las plazas de la República y de la Bastilla. «Contra la deriva autoritaria / En marcha por nuestras libertades» decía la pancarta principal. En ambos extremos, las caras del ministro de Interior, Gérald Darmanin y del prefecto de París, Didier Lallement. El impulsor de la ley y el jefe de la policía en la capital son las dos cabezas que reclamaban los manifestantes.

La protesta callejera sólo se autorizó cuando un juez lo dictaminó el viernes. Esa improvisación y la falta de rodaje se percibía en la falta de lemas. De hecho, el más coreado era uno viejo: «Policía en todos los sitios; Justicia en ninguno».

Muchos manifestantes habían traído su slogan, pintado en un cartón: «Inventad una vacuna contra el fascismo», «¿Quién nos protege de la policía?», «El arma del crimen» se leía en otro, sujeto a una vieja cámara de vídeo.

Ondeaban banderas rojas de varias familias de la extrema izquierda y negras de los anarquistas. También los emblemas sindicales, singularmente el de periodistas, así como de varios colectivos ‘antifascistas’ y pro legalización de los sin papeles.

El cortejo desfiló en orden. Pero, al final, cuando se hizo de noche, grupos violentos, que algunos medios identificaban como «black bloc», prendieron fuego a papeleras, un par de coches, una caseta de obras y una sucursal bancaria. La policía que evitó ir al choque empleó gases lacrimógenos y cañones de agua. Hubo una decena de detenidos y 37 policías heridos en toda Francia.

El único recuento de los manifestantes es el de Interior que cifra en 46.000 personas la asistencia a la marcha de París. Hubo otros desfiles en Burdeos, Lyon, Estrasburgo, Marsella, Lille (con la alcaldesa socialista Martine Aubry en cabeza), Rennes, Montpellier etc.

En la capital se dejó ver el líder de los Insumisos (izquierda radical), Jean Luc Mélenchon. No estuvo pero se significó el ex presidente socialista François Hollande, quien pidió desde las redes la retirada del proyecto de ley.

Refuerza la presión a su sucesor, Macron, que ya se ha distanciado de su ministro de Interior. En la noche del viernes publicó en Facebook un texto significativo. «Las imágenes que todos hemos visto de la agresión a

Michel Zecler son inaceptables». Nos dan vergüenza. Francia no debe jamás dejar avanzar el odio o el racismo» escribió exigiendo «una policía ejemplar». Veremos si no tiene que recular más allá de la retórica.

Fuente: https://www.elmundo.es/internacional/2020/11/28/5fc2700c21efa0611a8b4570.html

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Argentina: Exigen renuncia de ministra de Educación de Buenos Aires

Organizaciones sociales alegaron que el aula es política y los docentes están para enseñar a los niños.

Varios sectores de la sociedad bonaerense exigieron este jueves la renuncia de la ministra de Educación de la ciudad autónoma, Soledad Acuña, luego que realizara declaraciones en las que apunta contra los docentes y llamó a «denunciar» cuando se den actos de «adoctrinamiento» en las escuelas.

En una entrevista vía internet, la ministra realizó declaraciones en las que apuntó contra los docentes y llamó a «denunciar» cuando se den actos de «adoctrinamiento» en las escuelas. Acuña agregó que «la gran discusión» sobre el tema «tiene que ser cómo enseñamos a enseñar, porque un docente que aprende bien sabe que tiene que enseñar a pensar, no decir qué pensar».

Agregó que «la izquierda ha tomado una fuerza muy grande donde además el perfil de los estudiantes va teniendo un sesgo cada vez más claro. Esto es igual en todo el país y se refleja en las encuestas que hace el Gobierno nacional, son personas cada vez más grandes de edad que eligen la carrera docente como tercera o cuarta opción luego de haber fracasado en otras carreras».

Ante estas declaraciones, la secretaria general de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), Angélica Graciano, afirmó que la funcionaria «una vez más intenta marcar agenda y desconoce la gesta educativa que los docentes llevan adelante para garantizar las clases».

De igual forma, están llevando a cabo una campaña en las redes sociales con pronunciamientos en contra de los dichos de la ministra y fotos de docentes de todo el país bajo la etiqueta #OrgullosamenteDocente.

Este 16 de noviembre, la UTE anunció en su página la interposición de una denuncia contra la ministra ante el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).

«No podemos tolerar que se hable así de las y los docentes de la Ciudad de Buenos Aires que enseñan con compromiso pedagógico, formación académica, revisión de las prácticas y amorosidad y ternura en la conformación de verdaderas comunidades de aprendizaje para la vida y cada día», señala el comunicado de UTE.

Fuente: https://www.telesurtv.net/news/exigen-argentina-renuncia-ministra-educacion-buenos-aires-20201119-0017.html

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Racismo y educación superior en Argentina: la Ley de Educación Superior no asegura derechos establecidos en la Constitución Nacional

Por: Daniel Mato

El racismo es una ideología según la cual los seres humanos seríamos clasificables en razas, algunas supuestamente superiores a otras. La discriminación racial es su forma más visible, pero no es la única. Existen otras menos manifiestas que condenan a algunos grupos de población a hacer sus vidas en condiciones desventajosas, inequitativas, y estas circunstancias han sido en alguna medida naturalizadas por otros sectores sociales.

El sistema de educación superior juega un papel clave en la reproducción y naturalización del racismo en todos los ámbitos sociales, y en particular en el resto del sistema educativo, porque en él se forman profesionales que diseñan y aplican las políticas educativas, así como los cuadros docentes y de gestión de todo el sistema educativo. También se forman profesionales que luego ocupan posiciones decisorias en los más diversos campos sociales, pero que debido al racismo reciben una preparación monocultural, inapropiada para actuar en una sociedad socio-culturalmente diversa.

En Argentina, el racismo no afecta solo a personas y comunidades de pueblos indígenas y afrodescendientes, pero numerosas publicaciones permiten afirmar que les perjudican especialmente (Abeledo et al, 2020; Carrasco, 2002; Diafar 2019; ENDEPA, 2018; Geler et al, 2018; ONU, 2012, 2017, 2019). No obstante, son escasos los actores sociales que perciben las inequidades y la desigualdad que afectan a estos pueblos: en buena medida han sido “naturalizadas”. La educación superior tiene una importante responsabilidad en este problema, así como grandes posibilidades de contribuir a revertirlo.

 

El racismo se expresa de diversas formas en el sistema de educación superior

En el sistema de educación superior argentino, el racismo se expresa de diversas formas. Una de ellas es la escasa participación de personas indígenas y afrodescendientes entre su estudiantado y sus cuadros docentes y de gestión. Esto es consecuencia de diversos tipos de factores que no es posible detallar en este artículo, pero que he analizado en un estudio específico realizado para el recientemente publicado Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020 América Latina y el Caribe (Mato, 2020). Estas circunstancias, a las que suele aludirse mediante la expresión “racismo estructural”, menoscaban las posibilidades de que personas de estos grupos de población culminen la educación secundaria y de que aquellas que lo logran puedan acceder a educación superior, incluso aunque sea gratuita.

Esta exclusión de carácter estructural afecta derechos establecidos en dos instrumentos jurídicos internacionales a los cuales el inciso 22 del artículo 75 de la Constitución Nacional otorga “jerarquía superior a las leyes”: la Convención Internacional sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Racial y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales. No obstante, a diferencia de la Ley de Educación Nacional 26.206, la Ley de Educación Superior (LES) no dispone nada al respecto, es decir, no asegura estos derechos. Esta omisión contrasta con lo dispuesto en el literal c del artículo 2 de la LES que establece que es responsabilidad del Estado nacional y los jurisdiccionales promover políticas de inclusión educativa que reconozcan “las diferentes identidades de género y de los procesos multiculturales e interculturales”. También contrasta con lo previsto en el literal d que dispone la responsabilidad de establecer medidas “para equiparar las oportunidades y posibilidades de las personas con discapacidades permanentes o temporarias”. A esta omisión no la resuelve la imprecisa referencia a “procesos multiculturales e interculturales”. La LES debe asegurar explícitamente los derechos constitucionales de estos grupos de población. Mientras no lo haga, los mecanismos de exclusión continuarán actuando.

El racismo también se expresa en la educación superior de otras formas. Por ejemplo, en la ausencia de conocimientos, lenguas, historias, visiones de mundo y valores de pueblos indígenas y afrodescendientes en los planes de estudio de prácticamente todas las carreras. Estas exclusiones también son violatorias de los derechos establecidos en el inciso 22 del artículo 75 de la Constitución Nacional. Además, afectan la calidad de la formación profesional y ciudadana que las instituciones de educación superior ofrecen a todas y todos sus estudiantes, de la investigación que realizan y de la extensión que practican.

Adicionalmente, estas omisiones también deslegitiman el valor de las culturas de estos pueblos y de este modo promueven y refuerzan diversos tipos de prácticas de discriminación racial que continúan afectando de manera directa a estudiantes. Además, afectan sus trayectorias de formación y promueven su deserción, como lo documentan numerosas publicaciones (Artieda et al, 2017; Guaymás, 2018; Ivanof et al, 2016; Loncon, 2019; Mancinelli, 2019; Mato, 2020; Núñez, 2019; Ossola, 2003; Sulca 2019).

Estos tipos de problemas afectan a los sistemas universitarios de toda América Latina. Por eso la Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe, celebrada en Córdoba en junio de 2018 (CRES 2018), emitió una declaración final que incluyó varias recomendaciones orientadas a “interculturalizar” la Educación Superior. Entre otras, enfatizó la necesidad de erradicar el racismo; garantizar los derechos educativos de estos y otros grupos de población históricamente discriminados; incorporar sus cosmovisiones, lenguas, sistemas de conocimiento y formas de aprendizaje; y la necesidad de reconocer sus instituciones de educación superior propias.

Argentina se encuentra muy atrasada en la materia, respecto, por ejemplo, de Canadá, Estados Unidos, México, Nicaragua, Colombia, Ecuador, Bolivia o Brasil. Algunos de estos países tienen leyes que reconocen y apoyan las actividades y títulos otorgados por universidades propias de pueblos indígenas. Otros cuentan con universidades interculturales creadas por los respectivos estados, o con programas de becas y acompañamiento específicamente diseñados para estos grupos de población (Mato, 2018).

Conviene destacar que estos avances no obedecen a una supuesta mayor proporción de la población indígena en estos países. Según el censo de 2010, en Argentina la proporción de población indígena respecto del total nacional era de 2,4%, en tanto en Brasil el mismo año fue de menos del 0,5% y en Canadá fue aproximadamente la misma que en Argentina.

El sistema de educación superior resulta clave para asegurar los derechos de estos sectores de la población en todos los ámbitos sociales. Porque en este sistema se forman profesionales que pasan a ocupar posiciones de toma de decisión en diversos ámbitos políticos, económicos y sociales, que prestan servicios a una población social diversa, para lo cual no son apropiadamente preparadas o preparados. Además –y especialmente importante– se forman docentes para todos los ciclos del sistema educativo, quienes por no tener una preparación adecuada difunden el racismo hacia toda la sociedad.

Actualizar la LES para asegurar los derechos establecidos en la Constitución Nacional

La LES no asegura los derechos educativos de personas y comunidades afrodescendientes y de pueblos indígenas establecidos en la Constitución Nacional. La gravedad del problema no permite esperar hasta que se gesten los acuerdos necesarios para que la LES sea reformada de manera más abarcadora, como está planteado. Esto puede tomar años. Entre tanto, esta ley se puede actualizar, como ya se hizo, por ejemplo, en el año 2002, cuando mediante la Ley 25.573 se realizaron incorporaciones y modificaciones destinadas a asegurar los derechos de personas con discapacidad.

Es necesario actualizar la LES. Es necesario que en ella se establezcan mecanismos de consulta con participación de representantes de comunidades indígenas y afrodescendientes acerca de todos los asuntos sujetos a la misma que les conciernan, tal como lo disponen los ya mencionados y otros instrumentos internacionales ratificados por Argentina. Resulta interesante notar que la Ley de Educación Nacional sancionada en 2006 ya cuenta con mecanismos de este tipo, pero la LES aún no.

Es necesario que la LES promueva que el sistema de educación superior en su conjunto sea pertinente y relevante respecto de la diversidad cultural de la sociedad argentina, y que esto sirva de base para el diseño de políticas y programas específicos orientados a fortalecer las experiencias en la materia que han venido desarrollando algunas universidades y para fomentar el establecimiento de otros en aquellas que aún no existen.

También debería sentar bases firmes para asegurar que el objetivo de formar docentes para todos los niveles y modalidades del sistema educativo, expresado en su artículo 4, sea efectivamente asegurado en todas las jurisdicciones. Actualmente en solamente cuatro provincias existen oportunidades de formación de docentes para educación intercultural bilingüe.

Es necesario también que establezca bases para el diseño de una política que haga efectivamente posible el ingreso, una trayectoria exitosa y la graduación de estudiantes indígenas y afrodescendientes. Los desafíos a atender no son solo económicos, y además varían a lo largo y ancho del territorio nacional. Existen dificultades asociadas a la distancia de los centros educativos, diferencias lingüísticas, extrañamiento por migración y cambio de contexto socio-cultural, entre otros (Mato, 2020).

 Referencias

Abeledo S y otros (2020): Informe ampliado: efectos socioeconómicos y culturales de la pandemia COVID-19 y del aislamiento social, preventivo y obligatorio en los Pueblos Indígenas del país. Segunda etapa, 2020. http://antropologia.institutos.filo.uba.ar/sites/antropologia.institutos.filo.uba.ar/files/info_covid_2daEtapa.pdf.

Artieda T, L Rosso, A Luján y AL Zamora (2017): “Programa Pueblos Indígenas de la Universidad Nacional del Nordeste. Reflexiones y propuestas en torno a la inclusión y la interculturalidad”. En Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina. Políticas y prácticas de inclusión, democratización, e interculturalización. Sáenz Peña, EDUNTREF.

Carrasco M (2002): “Una perspectiva sobre los pueblos indígenas en Argentina”. En Derechos Humanos en Argentina. Informe 2002. Buenos Aires, CELS y Siglo XXI.

CRES (2018): “Declaración Final”. Conferencia Regional de Educación Superior en América Latina y el Caribe. http://espacioenlaces.org/declaracion-cres-2018.

DIAFAR et al (2019): Diáspora Africana de la Argentina. Presentación ante el Grupo de Trabajo de Expertos sobre los Afrodescendientes. Buenos Aires. Marzo.

ENDEPA (2018): Informe Alternativo elaborado por el Equipo Nacional de Pastoral Aborigen (ENDEPA) para ser considerado en la 64° sesión del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, revisión de Argentina. Aristóbulo del ValleENDEPA.

Geler L, A Egido, R Recalt y C Yannone (2018): “Mujeres afroargentinas y el proyecto Certificar nuestra existencia. Una experiencia de trabajo multidisciplinar en Ciudad Evita”. Población & Sociedad, 25 (2).

Guaymás A (2018): “Educación superior y pueblos indígenas y afrodescendientes en Argentina: Logros, desafíos y recomendaciones”. En Educación Superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina. Caracas, UNESCO-IESALC y Córdoba, UNC.

Ivanoff SL y DL Loncon (2016): “Cátedra libre de Pueblos Originarios, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco. Experiencias, Interpelaciones y Desafíos”. En Educación Superior y pueblos indígenas en América Latina. Experiencias, interpelaciones y desafíos. Sáenz Peña, EDUNTREF.

Loncon D (2019): “La Universidad con identidad: presencia indígena en las aulas universitarias”. Colección Apuntes, 15. Buenos Aires, Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina, UNTREF.

Mancinelli G (2019): Territorialidad y educación superior en las comunidades wichí del noreste salteño. Tesis de Doctorado en Antropología, UBA.

Mato D (2020): “Pueblos indígenas y afrodescendientes e inclusión educativa en Argentina”. En Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2020 América Latina y el Caribe – Inclusión y educación: Todos y todas sin excepción, Global Education Monitoring Report.

Mato D, coordinador (2018): Educación Superior, diversidad cultural e interculturalidad en América Latina. Caracas, UNESCO-IESALC y Córdoba, UNC.

Nuñez Y (2019): Interculturalidad, educación superior y mercado laboral. Un recorrido por las trayectorias de los estudiantes universitarios y egresados guaraníes de la Provincia de Misiones y del Estado de Paraná. Tesis de Doctorado en Antropología Social, UNaM.

ONU (2012): “La situación de los pueblos indígenas en Argentina”. En Informe del Relator Especial sobre los derechos de los pueblos indígenas, James Anaya.

ONU (2017): “Informe del Relator Especial sobre las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia sobre su misión a la Argentina. Nota de la Secretaría”.

ONU (2019): Declaración a los medios del Grupo de Trabajo de Expertos de las Naciones Unidas sobre Afrodescendientes, al finalizar su visita oficial a la Argentina, 11 al 18 de marzo.

Ossola MM (2003): Jóvenes wichí en la educación superior de Salta: interpelaciones escolares, étnicas y etarias. Tesis de Doctorado en Antropología, UBA.

Sulca O (2019): “La discriminación que no me contaron… La viví”. Colección Apuntes, 13. Buenos Aires, Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina, UNTREF.

 Daniel Mato es doctor en Ciencias Sociales, investigador principal del CONICET, y director de la Cátedra UNESCO Educación Superior y Pueblos Indígenas y Afrodescendientes en América Latina de la Universidad Nacional Tres de Febrero.

Fuente: https://www.nodal.am/2020/11/racismo-y-educacion-superior-en-argentina-la-ley-de-educacion-superior-no-asegura-derechos-establecidos-en-la-constitucion-nacional-por-daniel-mato/

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Estupro é crime doloso: a culpa é do estuprador. Brasil

América do Sul/Brasil/11-08-2020/Autor e Fonte: sinasefe.org.br

Em primeiro lugar, A CULPA DO ESTUPRO É DO ESTUPRADOR.

Fotos, roupas ou comportamentos NÃO são convites. Sexo sem o consentimento de todos os envolvidos é estupro. Menores de quatorze anos, pessoas que não tem o necessário discernimento para a prática do ato, devido à enfermidade ou deficiência mental (ou que por algum motivo não possam se defender), inconscientes e/ou sob influencia de álcool ou outras drogas: não estão em condições de consentir. Portanto, uma relação sexual com pessoas nessas condições é ESTUPRO, é CRIME. Estupro sem intenção não existe.

Nesta sociedade brasileira, machista, racista (e que elegeu Bolsonaro mesmo após todas as barbaridades por ele proferidas) infelizmente não é surpresa que um homem branco, hétero, rico e influente tenha sido absolvido do estupro que cometeu. É triste, injusto e uma derrota para todas as mulheres, mas não é surpresa. Se o estuprador fosse preto e pobre, provavelmente teria sido preso antes mesmo do julgamento.

Com raras exceções, mulheres sempre são as julgadas, questionadas, taxadas de loucas e desacreditadas, mesmo quando vítimas. Quando têm coragem de denunciar alguma violência, as perguntas feitas na maioria das vezes na delegacia são sobre a mulher, onde estava, o que estava vestindo, o que estava fazendo e muitas vezes desencorajadas a seguir com a denúncia e processo.

Neste país em que mulheres são tratadas como pedaços de carne, propriedade dos homens, em que é comum vermos notícias de mulheres mortas ou espancadas todos os dias, seja por companheiros ou ex, que não aceitam a separação, que não aceitam que a mulher tenha uma vida própria e seja independente.

Neste país em que, segundo divulgado pela Agência Brasil, em 2018 foram em média 180 mulheres estupradas por dia (casos reportados, estima-se que sejam apenas 10% do real), a maioria meninas de até 13 anos, e na maioria das vezes o estuprador é algum conhecido ou familiar da vítima (pai, padrasto, tio, avô, primo, vizinho), as mulheres é que são questionadas:

O que a mãe estava fazendo que não estava cuidando da criança? Porque a mãe colocou um homem desse dentro de casa?” Menina com 10, 12 anos “já sabe o que está fazendo”, enquanto homens adultos são tratados como meninos que não sabem o que fazem. E sempre tem um “cidadão de bem, defensor da moral e bons costumes” que diz que se a mulher estava bêbada ou na rua a noite a culpa é dela, será que o referido “cidadão de bem” pensaria o mesmo se ele fosse estuprado por outro homem quando estivesse bêbado? E nem pensar em abortar caso acabe grávida, a vida do bebê é sagrada. A da mulher? F***-se

Talvez seja novidade pra alguns, mas um dos direitos fundamentais é o direito de ir e vir, estar se deslocando de um ponto a outro não é motivo pra uma pessoa sofrer violência. E homem nenhum vem com rótulo ou se diz violento/abusador no início de um relacionamento.

Isso sem falar em trabalho e entrevistas de emprego, que via de regra as mulheres são preteridas em favor dos homens. Exemplos não faltam de entrevistas de emprego em que mulheres são questionadas sobre quem fica com os filhos quando ela vai trabalhar, quem leva os filhos pro hospital/consultas médicas e quando finalmente conseguem o emprego, normalmente ganham menos que homens que exercem o mesmo cargo/função, e muitas vezes ainda são demitidas por não aceitarem assédio de superiores.

Agora um recado aos homens, principalmente aos que se dizem feministas, não basta não ser violento e/ou manipulador, respeitar as mulheres e dividir as tarefas de casa, isso é o mínimo. Se você entra em alguma discussão com o argumento, “mas nem todo homem” volte duas casas e reveja seus atos; você cobra, denuncia ou chama a atenção de seus amigos, colegas, vizinhos ou familiares quando algum deles deixa de pagar ou atrasa a pensão dos filhos? Quando passa a mão em uma mulher? Quando faz algum “elogio” a qualquer mulher que passe por perto? Quando repassa pornografia? Quando faz uma piada machista?

Antes de querer discutir ou ensinar uma mulher sobre feminismo, faça sua parte por um mundo menos machista, cobrando dos homens com quem convive.

Coordenação de Políticas para Mulheres do SINASEFE

SER MULHER
Se for jovem é imatura
Se for idosa, ultrapassada
Se for feia é repelida
Se for bonita, assediada
Se for magra é anoréxica
Se for gorda é relaxada
Se for tímida é careta
Se for extrovertida é escrachada
Se for independente é feminista
Se for do lar, acomodada
Se beber, quer ser homem
Se não, é morgada
Se casar é iludida
Se solteira é encalhada
Se for negra é agredida
Se for branquela é zoada
Se tiver filhos, perdeu a vida
Se não tiver é perturbada
Se for ignorante é ofendida
Se for inteligente é invejada
Se gostar de viver é denegrida
Se for deprimida é desprezada
Ser mulher é estar na luta para manter-se EQUILIBRADA…

Alethea Neves Cavalcanti (Professora municipal em Recife-PE)

Fonte e imagem: https://sinasefe.org.br/site/estupro-e-crime-doloso-a-culpa-e-do-estuprador/

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Cimarronaje y juventud

Por:  Tahira Vargas García

El colonialismo ha dejado muchas huellas en nuestra cultura, una de ellas es el manejo del cimarrón como violento, salvaje dejando de lado lo que fue en realidad el cimarronaje, el enfrentamiento de la esclavitud, la expresión de libertad.

El mes de octubre se promueve desde movimientos latinoamericanos como una fecha de reconocimiento a la resistencia indígena y africana en contraposición con la imposición neocolonizante y europeizante que lo excluye.

En nuestro país, en los últimos años se ha forjado un proceso de conexión con las raíces afrocaribeñas y visibilización del cimarronaje en términos históricos y su aporte a nuestra identidad cultural.

La presencia de un movimiento que resalta la presencia del cimarronaje en nuestra cultura supone romper con los prejuicios y estigmas en los que se ha manejado esta categoría en nuestra sociedad. El colonialismo ha dejado muchas huellas en nuestra cultura, una de ellas es el manejo del cimarrón como violento, salvaje dejando de lado lo que fue en realidad el cimarronaje, el enfrentamiento de la esclavitud, la expresión de libertad.

Nuestro sistema educativo ha estado históricamente de espalda a nuestra identidad cultural afrocaribeña.

Durante varias semanas en este mes de octubre se han desarrollado distintas actividades culturales virtuales en las que se redimensiona el cimarronaje en su sentido original fortaleciendo la connotación de libertad que ofrece el reconocimiento de la negritud.

Cada año este movimiento de reconocimiento del cimarronaje en las expresiones de nuestra identidad cultural se incrementa y se agregan a él nuevas organizaciones y sujetos sociales. Este proceso cuenta con una proporción importante de jóvenes que reconocen sus raíces afrocaribeñas.

La presencia juvenil en este movimiento es significativa. Encontrar en las nuevas generaciones una población adolescente y joven que cuestiona el racismo y se empodera desde sus raíces afrocaribeñas resulta de vital importancia para los procesos de cambio cultural que necesita nuestra sociedad. A pesar de que la discriminación racial se mantiene con las estigmatizaciones hacia el pelo de origen afrodescendiente en el ambiente laboral, vecinal y educativo, una proporción significativa de jóvenes manifiestan una contracultura en la que se promueve el uso del pelo crespo en su forma natural y los rasgos afrodescendientes en su apariencia física.

El ocultamiento y negación de la negritud como componente fundamental de nuestra identidad cultural ha tenido una fuerte resistencia a través de nuestra historia en la vida cotidiana de los sectores populares.  La cultura afrodescendiente y proveniente del cimarronaje se ha expandido a través de los años sostenida en la religiosidad popular, la música, la danza, hábitos alimenticios y prácticas de interacción social en la cotidianidad. En la actualidad se fortalece con el reconocimiento de nuevas generaciones que reclaman su visibilidad y su difusión.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY

Fuente: https://acento.com.do/opinion/cimarronaje-y-juventud-8878807.html
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Quién decide si somos guapas

Reseñas/Noviembre 2020/elpais.com

El ideal de belleza empieza a ser más diverso. Pero aún queda mucho por hacer. La escritora Desirée Bela-Lobedde, la cantante Nía Correia, la actriz Eva Llorach y la piloto Ana Carrasco reflexionan sobre la necesidad de un canon más inclusivo.

DESIRÉE BELA-LOBEDDE, barcelone­sa de 41 años, entra en el estudio fotográfico y su primer reflejo es el de dar dos besos, pero se detiene antes y con un tímido “¡hola!” debajo de la mascarilla saluda al equipo. Autora de Ser mujer negra en España (Plan B, 2018), Desirée irrumpió en el mundo del activismo estético de forma accidental. “Ocurrió en el momento en que comencé a entender por qué la mayoría de mujeres negras sentimos que debemos cambiar la naturaleza de nuestro cabello por uno más liso para encajar en el ideal de belleza blanco”.

Entonces decidió acabar de golpe con 15 años de sometimiento autoinfligido. Y de un tijeretazo dijo adiós al estigma del pelo afro. “Fui a mi salón y dije: ‘Corta todo el alisado’. Entendí que mi cabello es bello, que eso de que es feo, informal o poco higiénico es falso. Me di cuenta de que el pelo es parte de tu identidad”. Ese fue su primer acercamiento al activismo estético, que busca desafiar y ampliar unos estrechos cánones de belleza aceptados y celebrados durante décadas, y que, para más inri, suelen ser racistas porque casi siempre representan a una mujer occidental, delgada y blanca.

Nía lleva el corrector para el rostro Touche Éclat High Cover, de Yves Saint Laurent Beauté; vestido de Numero Ventuno, jersey y zapatos, ambos de Bally. Desirée, falda y jersey, ambos de Uterqüe, y zapatos de Salvatore Ferragamo. Eva, camisa, falda y zapatos, todo de Prada; top de Fátima Miñana, y anillo y pulsera, ambos de Cartier.
Nía lleva el corrector para el rostro Touche Éclat High Cover, de Yves Saint Laurent Beauté; vestido de Numero Ventuno, jersey y zapatos, ambos de Bally. Desirée, falda y jersey, ambos de Uterqüe, y zapatos de Salvatore Ferragamo. Eva, camisa, falda y zapatos, todo de Prada; top de Fátima Miñana, y anillo y pulsera, ambos de Cartier. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

Un concepto más diverso de belleza va ganando terreno. Pero aún queda un largo camino por recorrer. Así lo confirma el ensayo The Idea of Beauty Is Always Shifting. Today, It’s More Inclusive Than Ever (La idea de la belleza siempre está cambiando. Hoy es más inclusiva que nunca) publicado en enero de este año por Robin ­Givha, crítica de moda, periodista y ganadora de un Pulitzer en 2006. En él expone que el mundo se dirige hacia una cultura más inclusiva que abarca diferentes tipos de belleza. “A paso lento, pero en la última década hemos presenciado una corriente que exige que todas seamos aceptadas”.

Durante la sesión que ilustra este reportaje, la escritora comparte encuadre con la actriz Eva Llorach, la cantante Nía Correia y la piloto de motociclismo Ana Carrasco. Las cuatro tienen algo en común más allá del éxito profesional: quieren trascender los estereotipos.

Eva (izquierda), con vestido de Acne Studios y pendientes de Es Fascinante; y la cantante Nía Correia, con abrigo y mallas, ambos de Salvatore Ferragamo, y pendientes y anillo de Alexander McQueen.
Eva (izquierda), con vestido de Acne Studios y pendientes de Es Fascinante; y la cantante Nía Correia, con abrigo y mallas, ambos de Salvatore Ferragamo, y pendientes y anillo de Alexander McQueen. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

Al igual que Bela-Lobedde, la actriz Eva Llorach (Murcia, 1979) también creció con la imagen de una belleza “codificada y comercializada” y casi siempre inalcanzable. “Desde que eres pequeñita escuchas conversaciones que giran en torno al físico, que si estás delgada, que si estás gorda. Te vas dando cuenta de que, para ser admitida, de alguna manera debes estar bella. Es una carga que tenemos en el cerebro las mujeres. Y es muy difícil apagar ese ruido”, reconoce la ganadora de un Goya a mejor actriz revelación por su papel como Violeta en Quién te cantará.

Durante generaciones —tal y como recoge el ensayo de Givha— se ha considerado que para ser bonita se debe tener una complexión delgada, pero con un busto generoso y una cintura estrecha; una mandíbula definida, los pómulos altos; la nariz angulosa; los labios carnosos; los ojos grandes e idealmente azules o verdes. El cabello largo y liso. Poco a poco, este concepto de belleza se está transformando, ensanchando. Y lo hace de la mano de dos motores sociales que, a veces, interseccionan. Por un lado, el feminismo; que ha ganado masa y fuerza a partir de movimientos como el #MeToo, donde la reflexión sobre la objetualización de la mujer y su cuerpo ha sido sustancial. Y, por otro, unas nuevas generaciones que se muestran más abiertas e inclusivas en la búsqueda de referentes que las representen y en los que reflejarse: desde la cantante Billie Eilish, abanderada de la lucha contra el bodyshame (humillar a alguien por su aspecto físico), hasta Rihanna, que, a través de los desfiles de su firma de lencería Fenty, reivindica la normalización de todo tipo de cuerpos.

De izquierda a derecha, Desirée Bela-Lobedde lleva americana de Purificación García, camisa de Marina Rinaldi, pantalón de Uterqüe y zapatos de Salvatore Ferragamo; Eva Llorach (sentada), jersey y falda, ambos de Hermès, y sandalias de Jimmy Choo; Ana Carrasco, traje de Givenchy y camisa de Christian Dior, y Nía Correia, vestido de Loewe.
De izquierda a derecha, Desirée Bela-Lobedde lleva americana de Purificación García, camisa de Marina Rinaldi, pantalón de Uterqüe y zapatos de Salvatore Ferragamo; Eva Llorach (sentada), jersey y falda, ambos de Hermès, y sandalias de Jimmy Choo; Ana Carrasco, traje de Givenchy y camisa de Christian Dior, y Nía Correia, vestido de Loewe. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

Las llamadas modelos de tallas grandes o con físicos no normativos empiezan a ser cada vez más frecuentes en las pasarelas. De Versace a Chanel, pasando por Max Mara. Pero aún se trata de algo anecdótico y sorprendente. Que mujeres con una talla superior a la 34 o con más de 50 años sean imagen de una marca o protagonistas de un editorial de moda en una revista aún es noticia (y reclamo de marketing). Y, eso, por sí solo, habla de cuánto queda aún por recorrer en la normalización de un canon inclusivo.

Nía Correia —que encajaría en el ideal de belleza dominante— forma parte de esa nueva generación que quiere acabar con estereotipos excluyentes. La ganadora de Operación Triunfo, de 26 años, tiene claro que su influencia sobre sus fans conlleva una gran responsabilidad. “Al final la riqueza está en la diversidad y no solo en lo físico. Para mí, la belleza está en tus ojos. Tú eres la que le das belleza a las cosas y a las personas”, explica.

Ana lleva crema de rostro y sérum Light Up de la línea Pure Shots, de Yves Saint Laurent Beauté; traje de Tommy Hilfiger Collection, top de Fátima Miñana y botines Unisa. Nía, blusa y falda, ambas de Stella McCartney, y sandalias de Manolo Blahnik.
Ana lleva crema de rostro y sérum Light Up de la línea Pure Shots, de Yves Saint Laurent Beauté; traje de Tommy Hilfiger Collection, top de Fátima Miñana y botines Unisa. Nía, blusa y falda, ambas de Stella McCartney, y sandalias de Manolo Blahnik. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

Con solo 23 años, Ana Carrasco sabe bien lo que es combatir prejuicios ligados al género. Es la primera mujer que ha ganado un mundial de velocidad de motociclismo. Posar no es lo suyo y no lo oculta. Su respuesta a la presión social para encajar en un canon normativo pasa por reescribir la definición de belleza como algo que sobrepasa un concepto estético. “El fin es que no existan los estereotipos. Ese día, habremos vencido”.

Todas coinciden en que plataformas como Instagram o Twitter no solo han evidenciado la discriminación sutil y cotidiana que sufren quienes no cumplen con los cánones, sino que además han amplificado las voces del público que exige una concepción de belleza más democrática. Aun así, hace falta algo más poderoso que un tuit para cambiar el rumbo de la industria de la moda y la cosmética: el dinero. Robin ­Givha desarrolla esta idea en su ensayo, donde apunta que la evolución de los modelos de belleza se debe en gran medida a que el mercado se ha percatado por fin de que existen mujeres adultas, de tallas grandes y de diferentes culturas que tienen la capacidad económica de pagar por sus productos. Un nicho que han estado ignorando y desaprovechando hasta ahora. Un botón: solo en Estados Unidos, las ventas de prendas de la talla 44 en adelante ascienden a cerca de 18.000 millones de euros anuales, según un informe de la asesoría NPD Group.

Cuando termina la sesión, parece como si Desirée, Ana, Nía y Eva se conocieran de toda la vida aunque solo han pasado cinco horas desde que se presentaron. Han hecho clic al instante. “Conocerlas ha sido maravilloso”. Los ojos de Desirée han visto la belleza.

Nía Correia (cantante): “Quiero que las niñas que sufren racismo se sientan orgullosas de cómo son”.

Nía lleva máscara de pestañas Volume Effet Faux Cils Radical en tono negro, de Yves Saint Laurent Beauté, vestido de Bottega Veneta y pendientes de Suarez.
Nía lleva máscara de pestañas Volume Effet Faux Cils Radical en tono negro, de Yves Saint Laurent Beauté, vestido de Bottega Veneta y pendientes de Suarez. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

— Nía Correia halló su vocación jugando. Tenía nueve años y sus abuelos notaron que la niña apuntaba maneras. “Me inscribieron en clases de canto y allí comenzó todo”, recuerda con una gran sonrisa, la misma
que parece acompañarla todo el tiempo. “Supe que mi voz tenía algo
por cómo me sentía al cantar”, suelta esta joven de 26 años, originaria
de Gran Canaria.
— Si de algo estaba segura era de que quería vivir de la música, ya fuera interpretándola o bailándola, y va encaminada a cumplir su sueño. Este año se consagró como la ganadora de Operación Triunfo, donde no solo consiguió el respeto de sus profesores y colegas, sino además el cariño del público.
— El registro de su voz da para todo. Desde boleros hasta rhythm and blues. Por eso, dice, no le gustaría “quedar encasillada” en un estilo. “Para mí cantar es soltar todo lo que llevo dentro, desde la alegría hasta la rabia. Es mi manera de desahogarme”, explica.
— Antes de conquistar la televisión dio sus primeros pasos en el teatro. A los 18 años llegó a Madrid para formar parte del elenco del musical de El rey león. Después, trabajó cantando en hoteles de Dubái e Ibiza. Su fama es, sostiene, fruto de su esfuerzo. “No concibo el éxito de otra forma que no sea trabajando. Soy muy autoexigente y perfeccionista. Lo que más me cuesta cuando estoy cantando es dejar la mente en blanco. Me gusta controlarlo todo”, cuenta la artista, que estrena este mes su primer sencillo, Malayerba.
— Pero más allá de la Nía mediática, está Estefanía, la mujer orgullosa de sus antepasados africanos —su padre es de Guinea-Bisáu—, y que habla en primera persona del racismo. “De pequeña puede que tuviera ciertos miedos por ser negra, pero a medida que crecí desaparecieron. A mí me educaron con valores como el respeto a los demás y también a mis orígenes, por eso cuando a veces en el cole me decían cosas como que era adoptada [su familia materna es blanca] no le prestaba atención, pronto entendí que era ignorancia”, remarca.
— “No me quiero dar por vencida con el racismo y la discriminación de ningún tipo. Me gustaría convertirme en un referente para esas niñas que se sienten inseguras porque han vivido episodios racistas en su vida. Quiero que abran sus ojos y se sientan orgullosas de lo que son y de cómo son”.
— Quizá por eso decidió llevar su melena rizada en la final de OT, era una forma de reivindicar la belleza natural de las mujeres negras. Su decisión provocó algunos comentarios negativos en las redes sociales. “Cuando vi los tuits en los que hablaban de mi pelo, no le di importancia porque yo estoy muy orgullosa de él”, señala.
— Aspira a que las nuevas generaciones no tengan la presión de cumplir con estereotipos, y eso que sostiene que a ella nunca se le ha exigido encajar en ningún canon de belleza. Cree que sentirse empoderada no debería estar relacionado con ser bella, “pero sí que es verdad que si un día estás de bajón y de pronto te pones un labial rojo te da un subidón”, confiesa entre carcajadas.

Eva Llorach (actriz): “A partir de los 40 nos empezamos a convertir en personajes secundarios”.

Eva lleva base de maquillaje Le Teint Touche Éclat, de Yves Saint Laurent Beauté; americana y jersey, ambos de Boss, pantalón de Alexander McQueen y pendientes de Malababa.
Eva lleva base de maquillaje Le Teint Touche Éclat, de Yves Saint Laurent Beauté; americana y jersey, ambos de Boss, pantalón de Alexander McQueen y pendientes de Malababa. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

— Eva Llorach tiene ganas. Tiene ganas de hacer comedia; tiene ganas de que el cine no sentencie a las mujeres de más de 40 a papeles secundarios; tiene ganas de trabajar con las directoras Alice Rohrwacher (Lazzaro feliz) o Maren Ade (Toni Erdmann); pero sobre todo quiere contar historias. Así lo expresan sus palabras, sus gestos y su sonrisa al hablar.
— Esta murciana de 41 años descubrió que era actriz por azares del destino. Tenía 30, una licenciatura en Psicología y un trabajo en una empresa familiar, cuando la actuación tocó a su puerta.
— “Leí que se abría la convocatoria para la primera edición del festival de cortos Notodofilmfest. Entonces le propuse a mi expareja hacer algo. Él aceptó con la condición de que yo fuera la protagonista. Y cuando estuve frente a la cámara sentí cosas: fue como una revelación. Mi cuerpo reaccionó de manera brutal y pensé: ‘Quiero esto para mi vida”, recuerda aún con ilusión.
— Desde entonces no se ha alejado de la cámara. El director Carlos Vermut apareció en su vida y, con él, la oportunidad de interpretar papeles densos y complejos, como el de Violeta en Quién te cantará, personaje que la hizo merecedora en 2019 de premios como el Goya a la mejor actriz revelación, un Feroz y un Forqué. Eva se coronaba así como el gran descubrimiento del año.
— “Un Goya no te garantiza nada, sobre todo a partir de cierta edad”, reconoce la actriz, que acaba de finalizar el rodaje de La casa de tiza, de Ignacio Tatay.
— “En el cine a partir de los 40 las mujeres nos empezamos a convertir en personajes secundarios. Es muy curioso, en España se dejan de hacer papeles protagonistas o se hacen muy contados. Es como si a partir de esa edad ya no fuéramos personas interesantes”, critica.
— “Hace poco me llegó un guion que decía: ‘Señora de 40 años’. Yo tengo más de 40 y no soy una señora. Cada mujer es un mundo y, sin embargo, no paramos de construir clichés alrededor de la edad”. Para derribarlo ella tiene una idea entre manos. “Hay muchas historias de mujeres que no se están contando y que yo quisiera ver. Así que me he propuesto empezar a hacerlas. Quiero reunir a un grupo de mujeres, que escribamos cosas y que comencemos a relatarlas”, señala.
— En su batalla por promover películas en las que se representen mujeres de todas las edades, nacionalidades, estratos sociales y tallas, también está la de conseguir que los estándares de belleza dejen de definir y sentenciar la autoestima. “Tú te puedes sentir guapa y segura y salir a la calle sin maquillaje, pero si alguien que al verte te pregunta si estás bien, y dice que se te ve mal, evidentemente te afecta. Tenemos instalado en el cerebro que las mujeres se tienen que arreglar para verse bien. Si no lo haces, te juzgan”.
— Confiesa que ahora se preocupa más por sentirse bien con ella y por aceptarse tal cual es y está.
— Termina este impredecible año rodando la cuarta temporada de la serie de Netflix Élite, donde se pone en la piel de Sandra, una poderosa narcotraficante. “Me queda por estrenar el corto El club del silencio, de Irene Albanel, y Errante corazón, una cinta de Leonardo Brzezicki [en la que comparte reparto con Leonardo Sbaraglia]”.

Ana Carrasco (piloto de motos): “En el deporte lo que manda son los resultados. Si ganas, todos te respetan”.

Ana lleva colorete Couture Blush en el tono N5 Nude Blouse y labial The Slim Illicit Nudes, ambos de Yves Saint Laurent Beauté; mono de Off-White y pendientes de Loewe.
Ana lleva colorete Couture Blush en el tono N5 Nude Blouse y labial The Slim Illicit Nudes, ambos de Yves Saint Laurent Beauté; mono de Off-White y pendientes de Loewe. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

— El 30 de septiembre de 2018, Ana Carrasco hizo historia. Se convirtió en la primera mujer del mundo en ganar un mundial de motociclismo a título individual. “Era el sueño de mi vida. Había trabajado mucho para conseguirlo”, reconoce la piloto, que lleva dos décadas pisando la pista.
— Con tres años la mayoría de los niños juegan a mantener el equilibrio en una bicicleta, ni siquiera se animan a pedalear y no caerse es todo un logro, pero Ana ya competía en campeonatos con una minibike que ni siquiera era suya. De hecho su padre, motero de corazón y mecánico con experiencia en carreras, se la había comprado a su hermana mayor, pero aquella niña de pelo rizado y mirada pilla la cogió y ya no la soltó nunca.
— La historia de Ana se cuenta en récords. Fue la mujer más joven en competir en una prueba de campeonato del mundo en su debut en Moto3 y también la primera española en puntuar. Apenas tenía 16 años. Con 20 se convertía en la primera mujer en ganar una prueba del Campeonato Mundial de Superbikes y con 21 completaba este circuito histórico proclamándose campeona del mundo de Supersport 300.
— “¿Que qué supone ser la primera mujer en ganar un mundial de motociclismo? No sé, es que para mí era un sueño, pero más como piloto que como mujer. Aunque viéndolo con perspectiva, creo que ha supuesto un cambio dentro de mi deporte, que en general había sido muy masculino. Creo que a partir de ese momento se están dando más oportunidades, no solo a mí, que ya he demostrado que puedo estar allí, sino también a las que vienen después”.
— Aunque creció rodeada de hombres —es la única mujer que compite en el mundial—, nunca se ha sentido marginada. “En el deporte lo que manda son los resultados. Si ganas, todos te respetan. La verdad es que no sé si siempre he sido aceptada, pero lo que sí sé es que no he hecho nada para encajar. Al final yo sé cómo soy y estoy orgullosa de ello”. Y se nota.
— Asegura que la ropa deportiva y los vaqueros son sus prendas favoritas y que de rituales de belleza sabe lo justo. “Creo que el mundo está girando hacia un punto en el que nosotras establecemos nuestras propias normas sobre lo que es ser bello, pero esto no quiere decir que le pase a todos. Al final, es algo que depende de cada una. Si tienes confianza en ti, lo que digan los demás te importa poco, pero si tienes dudas o eres insegura, posiblemente te afectará más”.
— Cuando no está compitiendo, entrena una media de ocho horas diarias y en su tiempo libre estudia Derecho en la Universidad Católica de Murcia. Ansía volver a coronarse con el título de campeona del mundo, pero su meta tendrá que esperar. El pasado 10 de septiembre sufrió un grave accidente durante un test en Portugal que le provocó la fractura de dos vértebras. Tras la operación, está en proceso de rehabilitación.
— Este solo es un bache más para la piloto de Kawasaki, que sigue teniendo como objetivo llegar a competir en la categoría MotoGP.

Desirée Bela-Lobedde (escritora): “El ideal de belleza blanca ha sido la norma. Y hemos querido asimilarla”.

Desirée lleva lápiz de ojos Dessin du Regard, de Yves Saint Laurent Beauté; vestido de Fátima Miñana, pendientes de Es Fascinante y zapatos de Salvatore Ferragamo.
Desirée lleva lápiz de ojos Dessin du Regard, de Yves Saint Laurent Beauté; vestido de Fátima Miñana, pendientes de Es Fascinante y zapatos de Salvatore Ferragamo. FOTOGRAFÍA: SERGI PONS / ESTILISMO: BERTA ÁLVAREZ

— “Soy de aquí, vivo aquí, pero no me siento de aquí porque no me permiten serlo”. Así señala Desirée Bela-Lobedde (Barcelona, 1978) la necesidad de mantener un debate sobre el racismo en España.
— Ensayista, activista y escritora, Bela-Lobedde lleva exponiendo desde 2011 los comportamientos xenófobos que brotan en el día a día. “El problema es la construcción conceptual que tenemos del racismo. La gente lo comprende como insultos, agresiones físicas, cosas obvias como el Ku Klux Klan… Pero estos actos son solo la punta del iceberg. Debajo hay frases sutiles y legitimadas que son racismo, pero que no se entienden como tal”, explica. “Esta manera de pensar tapa todas esas actitudes que pasan inadvertidas por cotidianas, preguntas como ‘¿cuánto tiempo llevas aquí?’, ‘¿por qué hablas tan bien español?’, ‘¿de dónde es una belleza tan exótica como tú?’. Y si respondo que soy de aquí, entonces repreguntan: ‘Pero ¿y tu familia de dónde es?”.
— Durante años, la escritora afrodescendiente —su familia es originaria de Guinea Ecuatorial— dio explicaciones de por qué es española y a la vez negra hasta que se aburrió. “A mis 41 años escojo mejor mis batallas”, suelta resignada.
— Fue precisamente esa sensación “de ser pero no ser” la que la llevó a escribir Ser mujer negra en España (Plan B, 2018), el título en el que relata qué significó ser niña, adolescente y, después, mujer en su país.
— La autora ilustra ese racismo oculto en el patriarcado, en el sexismo y en la belleza. Si rememora su adolescencia, recuerda que, en esa época, había pocas referencias de mujeres negras en la televisión. Y que las que había tampoco la representaban. “No se parecían a mí, quizá solo en el color de piel, pero no eran como yo. Era el tiempo de Naomi Campbell, Tyra Banks, Paula Abdul, todas con sus rasgos finos y cabellos lisos…”.
— El pelo es el hilo conductor de su empoderamiento. Su melena afro no fue solo su yugo, también fue su liberación, su bandera en la lucha contra el racismo y un símbolo de resistencia.
— “Durante generaciones el ideal de belleza blanca ha sido la norma, entonces quienes no somos así nos queremos asimilar, y dentro de ese proceso está alisarse el cabello”, detalla quien durante 15 años se sometió a esta “tiranía”, hasta que se convirtió en madre y decidió que no quería que sus hijas vivieran lo mismo. Así, se sumergió en lo que llama el activismo estético. “En mi caso es aprender y conseguir las herramientas tanto para entender por qué se da el fenómeno de asimilación como para superarlo”.
— Deshacerse de los estereotipos no ha sido sencillo. “Lo que tenemos que hacer es buscar nuestros cánones. Esas personas a las que nos parecemos y que no tienen por qué ser modelos”. Desirée sigue sin tener claro si alguna vez se ha sentido aceptada, menos aún si sus esfuerzos por serlo han surtido efecto, pero no le importa. Lo que sí sabe es que su relación con la belleza ha cambiado, dijo adiós al estigma de su afro y ahora disfruta de momentos de autocuidados, en los que lo importante es su bienestar y no una imagen de lo que debería ser.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/10/23/eps/1603444869_858410.html

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La desigualdad y el racismo reflejados en los índices de pobreza y de baja escolaridad, son dos los elementos que caracterizan la realidad de la población afrodescendiente en Latinoamérica, una región que ha tenido avances en el tema pero a la que le hacen falta políticas fuertes.

Así lo señala el informe “Afrodescendientes y la matriz de la desigualdad social en América Latina: retos para la inclusión”, que fue presentado en el marco del trigésimo octavo periodo de sesiones de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), que se lleva a cabo de manera virtual, con Costa Rica como anfitrión.

¿Cómo evito que se adueñen de la vivienda que quiero alquilar?

La secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, dijo en la presentación del informe, elaborado en conjunto con el Fondo de Población de la ONU, que en Latinoamérica viven 134 millones de afrodescendientes, que corresponden al 21% de la población de la región.

“El racismo es parte central de la cultura del privilegio. Las desigualdades raciales son estructurales, afectan todos los derechos y se traducen en pobreza, privaciones de acceso al agua, al saneamiento, a la electricidad, a internet, particularmente en zonas rurales”, explicó.

Una de las principales deficiencias de la región es la falta de estadísticas precisas y actualizadas acerca de la población afrodescendiente, por lo que el informe pide a los países incluir en sus censos datos específicos para esta población, ya que sólo Brasil, Perú, Uruguay, Ecuador, Colombia y Panamá lo han hecho.

En cuanto a pobreza, en Brasil alcanza al 25.5% de la población afrodescendiente, mientras que en la no afrodescendiente es de 11.5%, situación similar a la de Ecuador, donde las cifras son de 31.5% y 19.4%, respectivamente; Colombia con 40.8% y 27.8%; y Perú con 19.6% y 9.9%.

El informe resalta el caso de Uruguay, donde a pesar de que el índice de pobreza es el más bajo de la región, en el caso de los afrodescendientes es tres veces mayor que en los no afrodescendientes: 7.5% contra 2.7%.

Panamá es el único país en el que se invierten los papeles pues la pobreza en los no afrodescendientes es de 15% y en los afrodescendientes del 10.5%.

El informe también alerta de que un tercio de esta población está en riesgo de caer en la pobreza.

Bárcena detalló que el estudio establece que la población afrodescendiente tiene índices más elevados de pobreza, desempleo, mortalidad infantil y materna, de embarazo adolescente, entre otros.

Además, las poblaciones afrodescendientes han elevado en los últimos años su acceso a sistemas educativos y los años de escolaridad, pero aún persisten altas tasas de rezago y de abandono en primaria y secundaria.

Entre los avances señalados por Bárcena se destacan que las constituciones políticas de trece países condenan la discriminación racial, cinco hacen referencia específica a las personas afrodescendientes y tres reconocen a los afrodescendientes como pueblo.

En 16 países de la región hay leyes contra la discriminación y lo tipifican como delito, y poco a poco se ha ido incorporando en las normativas de la región el reconocimiento a la propiedad colectiva sobre territorios ancestrales.

Entre los desafíos que cada vez han tomado más relieve en la región está el de la migración intrarregional, ante lo que la secretaria ejecutiva de la Cepal subrayó que algunos países han incorporado la perspectiva étnica y racial en sus normas migratorias.

La vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell, la primera mujer afrodescendiente en llegar a ese cargo, hizo énfasis en que las brechas de desigualdad son “históricas” y que se han agravado con la pandemia del COVID-19, y señaló una de las conclusiones del informe que pide políticas afirmativas y universales.

“La estructura de la discriminación y el racismo tiene techos de hierro que parece que no se pueden romper. Son necesarias acciones afirmativas y políticas universales con perspectivas de diversidad. No vamos a acabar con la pobreza y la exclusión si no miramos la realidad de los afrodescendientes, los indígenas y otros pueblos excluidos”, declaró.

Fuente: https://gestion.pe/mundo/internacional/desigualdad-y-racismo-la-realidad-de-los-afrodescendientes-en-latinoamerica-noticia/?ref=gesr

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