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Frente al imperialismo neoliberal; oposición y/o resistencia

Por:  Yanelis Bispo Rodríguez, Liliana Romero García y Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo

 

Introducción

Resulta muy urgente que establezcamos la diferencia entre la oposición y las resistencias porque podemos estar oponiéndonos al neoliberalismo que ahoga al planeta y dándole oxígeno para que continúe su tarea de depredación. La oposición no basta porque el capitalismo aprendió temprano a subsumir los procesos de luchas y neutralizar cualquier proceso que se constituye en un verdadero peligro a sus intereses.

Los retrocesos que se han dado en América Latina en las últimas décadas nos muestran a las claras que, si no acomodamos junto a las acciones prácticas para llegar al poder y legalizar leyes favorables a los más desvalidos, procesos educativos que permitan la toma de conciencia de clase o la conciencia histórica del despojo, como se desee ver; para que puedan reconocer como tales aun cuando aumenten sus niveles de consumo y puedan a la vez ubicar a sus enemigos históricos aun cuando, por razones prácticas, los tengamos sentados a nuestro lado en la historia nos regresaran al punto de partida nuevamente.

Los procesos que han soportado el embate del imperialismo lo hicieron porque articularon procesos de formación política a nivel de pueblos y concibieron procesos que permitían la permanente participación popular. Esto es, pasaron de las oposiciones a las resistencias.

Palabras claves: Oposición, resistencia, conciencia de clases, conciencia histórica.

Introduction

It is very urgent that we establish the difference between the opposition and the resistances because we may be opposing the neoliberalism that is drowning the planet and giving it oxygen to continue its depredation task. The opposition is not enough because capitalism learned early to subsume the processes of struggles and neutralize any process that constitutes a real danger to its interests.

The setbacks that have occurred in Latin America in recent decades show us clearly that, if we do not accommodate, along with practical actions to come to power and legalize laws favorable to the most destitute, educational processes that allow awareness of class or the historical conscience of dispossession, as you want to see; so that they can recognize them as such even when their consumption levels increase and they can at the same time locate their historical enemies even if, for practical reasons, we have them sitting next to us in history they will return us to the starting point again.

The processes that have supported the onslaught of imperialism did so because they articulated processes of political formation at the level of peoples and conceived processes that allowed permanent popular participation. That is, they went from opposition to resistance.

Key words: Opposition, resistance, class consciousness, historical consciousness.

Desarrollo

Vivir dentro del capitalismo neoliberal siendo dominado todo el tiempo es una cosa y saberlo y actuar en consecuencia, otras.  Ya sabemos que es posible ser un esclavo feliz y, además, satisfecho. ¿Cuál sería la diferencia entre ambas situaciones? La mayoría de las personas de este mundo estamos viviendo una vida que se nos reservó y soñando la ilusión falsa de la libertad. Algunos, supuestamente escogerán una carrera, aunque esta siempre estará a la altura de las posibilidades económicas de sus padres. Nos casamos con una persona que supuestamente escogimos sin saber que, tal vez, ella nos vio primero y calculó, sin que nunca supiésemos, las regalías que nuestras caricias traían de la mano de la tarjeta bancaria. No quiero que me tomen por un pesimista porque no lo soy; al menos; la mayor parte del tiempo porque como han de comprender resulta imposible descubrir el nivel de alienación en el que estamos obligados a vivir y no sentir nauseas por esta miserable existencia que cantamos estúpidamente cada día.

Vivimos en una sociedad de mercado que es muy diferente a vivir en una sociedad con mercado. Para los que no se han dado un chapuzón en la teoría marxista podría decir que una sociedad con mercado es aquella donde usted produce aquello que desea producir según sus necesidades y gustos para satisfacer las simples urgencias de una vida tranquila. En cambio, en una sociedad de mercado usted produce aquello que el mercado en el que está integrado le exige, puede probar con otras cosas, pero los competidores estarán al asecho, y eso si es que no desea morirse de hambre. En una sociedad de mercado absolutamente todo se encuentra bajo la egida del dinero y la ganancia. Hasta el acto de “hacer el amor” deja de ser una aventura milagrosa por el cuerpo de la mujer o del hombre para convertirse en un susto permanente que solo se calma cuando regrese la próxima menstruación porque detrás de cada cosa que hacemos el dinero vigila silenciosamente para que no se le escabulle una víctima.

Vestirnos, alimentarnos, recrearnos, relacionarnos y toda cosa humana concebida implica gasto de dinero dado que el gusto, el deseo y el placer es caro porque se sometieron a la lógica banal del mercado. No estoy diciendo nada que no haya sido dicho ya, lo sé, pero es que el hombre necesita que le muevan la conciencia cada cierto tiempo porque el hábito de la mezquindad y la estupidez se aprende más rápido y cuesta menos sacrificio que la vocación por la crítica y la libertad. En el capitalismo ser mezquino es casi una garantía de éxito.

Ser libre cuesta caro decía José Martí a los cubanos y; si no se está dispuesto a pagar esa libertad por su precio es preciso resignarse a vivir sin ella. El apóstol es muy claro: para toda alma libre que haya optado por la estrella y elevado por encima del yugo cualquier opresión sería insoportable. Pero qué pasa con aquellos que ni lo saben, con todos aquellos que al amparo de un poco de dólares asumen a los que se sacrifican por la libertad como esclavos de sus estupideces. Cómo explicarle a un egoísta y ególatra que el dinero no vale la dignidad humana y que la libertad es el premio de aquellos que llenan su vida de sentido. Cómo decirle respetuosamente a Trump que el dinero lo tiene prisionero de su inmensa y personal estupidez. Sobre qué argumentos sería posible demostrar que Jesús era inmensamente rico delante de la corrupción de Pilato si una parte, no despreciable, de las iglesias que orgullosamente enarbolan su nombre para ganar adeptos no son sino antros del egoísmo, la corrupción y la banalidad.

Nadie puede ser libre en este mundo en el que escribo estas líneas sin derrochar un enorme sacrificio para ello. Los que viven de la explotación ajena y lucran con el dolor de otros no regalan la libertad porque de hacerlo perderían su forma de vida. Saber esto ya es tener un poco de claridad, sin embargo, hay algo más terrible aún; vivimos aprisionados en un sistema que es capaz de atarnos al placer para sacarnos el jugo de la espiritualidad. No somos un esclavo que sufre, las más de las veces, somos uno que disfruta.

Si usted no lee muy, pero muy sistemáticamente, no podrá liberarse porque el candado que nos ata es de clave numérica y la serie es bastante larga. Algunos creen que nos podemos liberar si dejamos de comprar cosas como si siete mil millones de habitantes pudieran alimentarse y vivir del aire; no destejieron aún el término sociedad de mercado. Otros argumentan que es necesario dejar de pensar en las lenguas que nos conquistaron e inventar nuevas palabras como si con ello las relaciones objetivas y el ethos que nos penetra desde todas las direcciones desaparecería por arte de alterar el diccionario; no han descubierto que la dominación del capitalismo neoliberal no es nominativa y que cualquier término nuevo solo impactará, ligeramente, en el modo de percibir la realidad de algunos que se dedican al estudio permanentemente.

En definitiva, no habrá libertad sin sacrificios y el sacrificio más productivo contra el capitalismo neoliberal sería que los obreros que cansados llegan a sus casas, dedicaran tiempo para organizar grupos de estudio y análisis y debelar las ilusiones que nos vende el sistema de dominación. Todo el discurso porta fetichismos difíciles de descubrir y hacerlo, amerita actividad intelectual. Se sabe que esto es muy cansado pero inaplazable: nuestra ignorancia es aliada del opresor, debe decirse, aunque no nos guste.

Si un educador organizado en su sindicato se va a la calle y lucha a golpes contra la opresión para luego regresar a la escuela a continuar educando mediocres, está trabajando para el sistema.  Si un campesino decide no consumir productos chatarra y se encierra en su casa a producir su sustento, en su territorio o en su comunidad sin tomar parte del proceso de emancipar a todos, desconectándose de la lucha general a la que estamos abocados, está trabajando aparentemente contra el sistema, pero le sirve porque se aísla y nos divide. En Oaxaca sería, metafóricamente, como si se casara con el PTEO y en las noches cohabitara con la reforma educativa. Si las organizaciones obreras no renuncian al corporativismo y al economicismo que las consume y adelantan procesos de toma de conciencia no podremos encaminar una la lucha hacia la liberación nacional.

Saber que usted es un oprimido es ya un primer paso que lo ubica por encima de todos aquellos oprimidos que ni lo saben. Sin embargo, saberlo no garantiza más que el desasosiego que conlleva la conciencia de la estupidez propia.  Porque como ha de entenderse, saberse totalmente jodido es una cosa y levantarse a construir una ruta de liberación, otra totalmente diferente. En otras palabras; decir que URO ya cayo y repetirlo cientos de oportunidades es una cosa y trabajar para que el sistema que él representa no regrese nunca, es otra: ¡y qué pronto regresó!  Tener conciencia de la explotación es posible con algo de sacrificio, ya se dijo, algo de estudio, algo de disciplina y autoexigencia.

Pero la lectura se ha convertido en el talón de Aquiles de algunos educadores que salen a los plantones portando la camiseta azul o cualquier otra; ¡que no deseo discutir de cosas serias!  Lo cabrón de la hegemonía es que entra por el pinche gusto y engorda el deseo de cohabitar con el desgano, la desidia. Nos educaron para acurrucarnos en la historia y recibir aplausos evitando los peligros.

Bien, se debe repetir; si deseamos liberarnos hemos de estar dispuestos al sacrificio y, lo más importante, tenemos que disfrutarlo. Debemos disfrutar el sacrificio sin imposiciones, hacer de ello el grato regalo que le ofrecemos a nuestra íntima felicidad.  Sí, es en la intimidad del sujeto donde se define un revolucionario invencible. Jesús, el Che, Fidel, nos regalaron sus mejores acciones llenos de felicidad en los momentos de mayor peligro y dolor. Cuando el oprimido sabe que lo es y está dispuesto al sacrificio; ese empeño, aparentemente inútil, lo llena de regocijo. Amar la lucha, decía Marx.

En este punto deseo introducir el objetivo real de este escrito; no es lo mismos soportar, que oponerse que resistir. Una mujer o un hombre de baja autoestima que vivan dentro de una relación de apego emocional soportan y soporta porque su psicología no les permite reconocer a sus emociones y sentimientos como sus peores enemigos. Soporta y soporta porque considera que eso es felicidad y que sin esa persona su mundo se quedaría sin sentido cuando es todo lo contrario. Cuando usted odia la curricular y no hace algo porque el director se lo impone y usted cree que él es el jefe y manda y no se atreve a proponer, además, porque no desea problemas o por cobarde; usted soporta y soporta.

La gente que soporta es gente mezquina que disfruta robándole a los demás la utopía. De ellos recibimos consejos para adaptarnos, consejos para no esforzarnos, nos meterán miedos, nos tratarán como apestados. Soportar es un acto de cobardía al que nos acostumbramos por el temor a ser totalmente exterminados por el conquistador.  Tal vez, esto que diré inquiete o enoje a algunos, pero la verdad debe ser dicha; al llegar los rateros, violadores y delincuentes castellanos a estas coas éramos alrededor de 70 millones según cálculos discretos; 100 años más tardes, quedábamos, según Galeano, cuanto mucho tres millones y medio. ¿Dónde estaban los demás? Nos dirán que la pandemia se los llevó, pero no debemos creerles; la mayoría murió por los castigos, el maltrato, las penurias y por filo del metal. Eso significa que muchos de los que hoy se consideran originarios, sino todos, son herederos de los que se arrodillaron antes los dioses ajenos, de los que se vendieron a su dinero o se adaptaros a la servidumbre mansa que imponían; porque los que se opusieron fueron aniquilados.

Soporta, o continuar soportando, no es entonces la solución a la situación actual que nos queja, debemos ir más allá. Nos queda la oposición y la resistencia.

Oponerse es estar en contra, no aceptar mansamente lo que se impone y levantarse para quitarse el yugo que quema. Oponerse es de hombre y mujeres dignos. Pero oponerse no basta porque la oposición es solo la hija ilegítima de la liberación ya que viene enamorada del opresor. La oposición no desea ser esclava ni violada contra su voluntad, pero sueña con casarse con el patrón en la iglesia del pueblo.

Algunos identifican a la oposición con la confrontación: “Desde el punto de vista subjetivo, oponerse a algo implica mantener una actitud confrontativa.” (Definición, 2020) y, además, la consideran saludable para los sistemas de democracia burguesa. Tal y como expresa la cita:

En el caso de la política, el rol de la oposición es de gran importancia puesto que significa un control al partido que se encuentra gobernando al país. En efecto, cuando esta está ausente existe el peligro de la aparición de excesos o actos de corrupción que afecten los intereses de la nación en cuestión. La oposición, buscará en todo momento evidenciar casos de estas características y así todo el sistema político se verá beneficiado. (Definición, 2020)

Se comenten dos grandes errores acá; primero el control a los partidos no es la función de la oposición; según Dussel, todo gobierno debe ser controlado por el pueblo, esto es, aquellos que lo eligieron para desempeñarse en sus funciones. (DUSSEL, 2010) La idea de que la oposición garantiza limpieza queda totalmente destruida frente al caso mexicano de los últimos años en los que el PRI y el PAN se aliaron para desmantelar la empresa y al erario público. En general se comprende que oposición es el acto de oponer u oponerse a algo por razones o por intereses. Oponerse para que no cause el efecto esperado. El efecto inmediato de la oposición es impedir que el efecto que se esperaba se retrase o elimine. Un ejemplo muy ilustrativo es la oposición al gobierno de Cuba o al de Venezuela, que crean problemas, impiden el avance del proceso, pero nada proponen, no ayudan a resolver la situación, sino que más bien la agravan.

En el caso de los oprimidos la oposición es irreverente en tanto se limita a sacudir y sacudir hasta que acomoda la cadena para que no queme ni moleste. Entonces se cree libre. El mayor delito de la oposición es el placer que logra con las conquistas momentáneas, que le llegan; ya sea por su empeño o por la inteligencia de los opresores. La oposición es la hija legítima del malestar, pero ya acurrucada en la riqueza se calma y duerme plácidamente. Es por ello que el PRI  y el PAN al ser ambas rameras de la ideología a las que les disgusta que les impongan maridos se oponen pero no proponen salida a la terrible situación que ellos mismos crearon.

La oposición no propone soluciones a largo plazo porque llena sus apetencias con contratos leoninos y de pronta caducidad que arrebata al opresor a costa de enormes sacrificios, siempre, temporales.

La resistencia es diferente porque el que resiste se opone y, además, propone. El que se resiste dona su energía y tiempo a construir nuevos caminos por lo que construir las puertas que han de sacarnos de la precariedad neoliberal. El que resiste piensa, crea y funda.

Es claro que es más fácil lanzarse a la calle a protestar contra una reforma que agrede tus derechos que sentarte a construir una reforma educativa que cumpla con las expectativas de la mayoría; es más fácil oponerse que pasar a la resistencia porque la oposición es colectiva y vanidosa la resistencia anida en la intimidad del pensamiento del hombre crítico.

El que se opone marcha con una coca cola en la mano y grita abajo el estado opresor; el que resiste no consume coca cola porque la sabe productora de muerte y despojo.  Conoce que el animal al que deseamos aniquilar traga trozos de naturaleza y orina hacia nuestras gargantas el pestilente producto. Oponerse es estar en contra de, resistir es estar a favor de.

Si alguna escuela oaxaqueña no avanza con la propuesta educativa denominada PETO es porque no han logrado pasar a la resistencia cultural porque sus maestros y maestras sirven al sistema contra el que dice luchar.

Por su parte la resistencia está encaminada en primer lugar a mantener aquello que se tiene, aquello que se es, aquello que se ama. El que resiste se aferra a sus principios y busca el modo de avanzar con ellos de bandera.

El vocablo resistencia proviene del latín resistenia, que a su vez está compuesto por el prefijo re-, que explica la intensificación de la propia acción, y del verbo sistere, que deriva del verbo stare, que se traduce como ‘mantenerse o estar en pie’, por ello su significado tiene que ver con la acción de contraposición. (Resistencias, 2020)

Pero la otra dimensión de la resistencia es la proposición, ir más allá de los límites de la defensa y pasar a la ofensiva. La ofensiva en el plano de la cultura implica saberes que se articulan para organizar la construcción.  La oposición es la partida pero la resistencia deberá ser el punto al que nos dirigimos.

Resulta de especial importancia reconocer que la oposición nunca es propositiva, es reactiva y visceral; la resistencia, en cambio, es propositiva, construye y razona contra la lógica del opresor. La resistencia construye un horizonte posible porque porta el mañana en la creatividad presente; la oposición, por su parte, levanta la voluntad, pero no la organiza hacia una acción propositiva, cultural y anti hegemónica; y como no la organiza no la puede disponer para los largos sacrificios. La oposición es intrascendental en el sentido constructivo, la resistencia es trascendental precisamente porque propone soluciones a los problemas, busca las grietas de la dominación cultural y las amplía con propuestas que portan simbolismo y calan en la conciencia del oprimido. La oposición trabaja a nivel de emociones la resistencia parte de la emoción y se eleva a la razón crítica.

No hay libertad sin resistencia. La libertad que ha sido definida de muchísimas maneras según el capricho de los pensadores debe ser ubicada en el espacio que le corresponde; el de la resistencia. Porque si no hubiera sociedad de explotación, si no hubiese pobres ni ricos, si no hubiera niños sin futuro el concepto de libertad no tendría sentido de existir. La libertad debe ser definida frente a su contrario dialectico; la opresión.

Frente al capitalismo neoliberal que destruye a la naturaleza y aliena al ser humano solo encontraremos la libertad en aquellos pueblos, grupos y personas que se levantan, aun a costa de su vida, a luchar por la dignidad de todos los hombres y mujeres construyendo una utopía común. Ya tenemos ejemplos muy claros, Cuba es uno de ellos: asediada permanentemente busca tiempo y recursos para ayudar a otros. La Revolución cubana ha sido un acto de inmensa solidaridad hacia otros pueblos desde el mismo primero de enero de 1959. Si Cuba pudo, todos podemos.

La libertad que llega solo a través de enormes sacrificios es hermana de la utopía, no pueden avanzar la una sin la otra; porque la libertad es franca y ciega y la utopía temerosa y grácil y su naturaleza le permite ver más allá del tiempo. La libertad no sabe dónde debe poner sus pasos y, para no errar demasiado, necesita de su hermana la utopía.  La libertad que es temeraria porque, aunque no busca el peligro para salir del atolladero y necesita del consejo de su hermana que no sacrificaría más de lo necesario.

La utopía es el regalo del estudio, del trabajo sistemático para perfeccionar la mente y el cuerpo; la liberta en cambio es hija de la acción. Pero resulta que las ideas sin la acción están castradas de la capacidad de cambiar al mundo y la acción sin ideas es como la oposición, fuerte pero estúpida.

Conclusiones

En este pequeño trabajo no hemos sido exhaustivos en la búsqueda de todas las posturas respecto a estos dos términos cosa que acometeremos más adelante. La intención ha sido establecer una primera línea de análisis frente a las posturas hegemónicas del sistema imperialista neoliberal que ha utilizado estos términos para significar oposición y lucha entre partidos burgueses que es la democracia a la que tenemos derecho.

Los conceptos de oposición y resistencia deben retomarse para establecer los criterios que permitan una mejor organización de las luchas de los oprimidos por la definitiva emancipación de nuestros pueblos.

 

Ser bueno es el único modo de ser dichoso y ser culto es el único modo de ser libre.

José Martí Pérez.

 

Referencias

Definición. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Definición de oposición: https://definicion.mx/oposicion/

DUSSEL, E. (2010). 20 Tesis sobre política. Caracas, Venezuela: Fundación Editorial El perroy la rana.

Resistencias. (28 de 5 de 2020). Obtenido de Significado de resistencia: https://www.significados.com/resistencia/

 

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“Alternativas en Comunidad”, documentales en Bombozila

América/México/10/06/2020/Autor y fuente: educaoaxaca.org

 

“Alternativas en Comunidad” es la nueva selección de Miradas en Lucha, documentales para conocer y pensar otros caminos de organización social, fuera de la narrativa distópica de la crisis por el Covid-19. Esto en la plataforma Bombozila: Conocida como el “Netflix” de las luchas sociales, la plataforma Bombozila reúne aproximadamente 500 documentales independientes sobre justicia social y luchas por derechos, producidos principalmente en América Latina, pero también en países como Palestina, Sudáfrica, Portugal, España o Estados Unidos. Creado en 2016 de manera independiente a través de la iniciativa de la comunicadora e investigadora chilena Sabina Álvarez y del documentalista brasileño Victor Ribeiro, el sitio reúne documentales producidos en los últimos 15 años sobre diversos temas sociales como la lucha por la tierra, diáspora africana, pueblos indígenas, feminismo, movimiento estudiantil entre otros. Disponible en cuatro idiomas: español, portugués, inglés y francés, la plataforma también reúne listas temáticas en la sección “Maratona” como por ejemplo: ‘Chile, pueblo de lucha’, ‘5 años de Ayotzinapa’, ’25 años de zapatismo’ entre otras y 4 canales: ‘Extractivismo’, ‘Guerra contra las drogas’, ‘Resistencia popular’ y ‘Cultura’.

Visitar la plataforma Bombozila. Más información: Bombozila: la plataforma gratuita de documentales sobre luchas sociales

Fuente e imagen: https://www.educaoaxaca.org/alternativas-en-comunidad-documentales-en-bombozila/

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Libro(PDF): «Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador»

Reseña: CLACSO

Entre defensivo y anticipatorio, el Paro Nacional repuso al pueblo en el campo político. La vía neoliberal, abierta sorpresivamente desde 2017, había conseguido asentar cierta idea del Estado austero como única forma de reparación social y ética ante los «excesos del dispendioso y corrupto gobierno populista» (sic.). En su progresiva implantación, sin embargo, la austeridad combinó el desfinanciamiento de sectores de provisión de servicios públicos masivos, política de precarización del trabajo y recurrentes exenciones tributarias para grandes grupos económicos. Dicho combo de políticas fue ratificado con el Decreto 883. Quienes comparten más o menos similares experiencias de injusticia o entornos de privación como efecto de tales políticas se encontraron en Octubre.

De la Introducción de Franklin Ramírez Gallegos

Autor (a):  

Franklin Ramírez Gallegos. [Editor]

Daniel Andrade. Matthieu Le Quang. Nila Chávez Sabando. Daniel Vizuete. Santiago Ortiz Crespo. Ernesto Vivares. Jahiren Noriega. Gonzalo Criollo Galván. Adoración Guamán Hernández. Andrés Chiriboga Tejada. Leonardo A. Arias. Jonathan Báez. Christian Pino Garrido. Soledad Stoessel. Rodrigo Iturriza. Isabel Díaz. Adriana Mejía Artieda. Jorge Daniel Vásquez. Valeria Coronel. David Chávez. René Unda Lara. René Ramírez. Analía Minteguiaga. Jacobo García. Eduardo Soria. Paco Salazar. [Autores y Autoras de Capítulo]

Editorial/Editor: CLACSO.

Año de publicación: 2020

País (es): Argentina.

Idioma: Español.

ISBN: 978-987-722-607-2

Descarga: Octubre y el derecho a la resistencia. Revuelta popular y neoliberalismo autoritario en Ecuador

Fuente e Imagen: https://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?id_libro=2056&pageNum_rs_libros=0&totalRows_rs_libros=1395

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Comunicación, cultura y poder

Por: Miguel Erasmo Zaldívar Carrillo y Edwin Nazaret León Jiménez

“En el límite, la diferencia completa hace imposible la comprensión. Los que son radicalmente diferentes […] no pueden comprenderse mutuamente. Por eso, para construir la «armonía» entre clases sociales antagónicas, la condición necesaria es la sumisión, esta crea el espacio semiótico [comunicativo] de homogeneidad entre opresores y oprimidos.” Francisco Pineda.

Es a través de la cultura como en el homo sapiens sapiens se instala una naturaleza que es ajena a todas las especies animales que lo acompañan, la naturaleza cultural. Al crear la cultura el hombre crea otra naturaleza que lo alejará del reino animal cada vez más, llegado un momento, el retorno es impensable.

En los análisis teóricos desarrollados por la escuela histórico cultural se concluye que todas las funciones psicológicas superiores tienen un origen histórico cultural. Con ello se afirma que el hombre es el diseñador del hombre, que las habilidades conque hoy contamos fueron creadas por nosotros mismo en el proceso de crear la vida y la historia. De manera que al crear nos creamos a nosotros.

En el proceso de aprender la cultura que no es otra cosa que aprender lo humano el hombre se diseña a sí mismo; esto es, se aprende a ser un hombre y una mujer pertenecientes a una época y lugar muy específicos. El concepto de mediación resulta fundamental para comprender todo este proceso de culturalización del hombre. Mediación significa primeramente que el cachorro humano no entra por si solo en el conocimiento de la cultura sino que lo hace de la mano de los adultos, de aquellos que ya se constituyeron en lo esencial y lo ayudan a entender su lugar y el de los objetos de los que podrá disponer para garantizarse sustento. En el proceso de la humanización son la actividad objetal mediada y la comunicación los procesos fundamentales en los que se gesta la eclosión individual de un sujeto que es primariamente social.

A la vez la cultura se ha creado en el contexto de específicas relaciones humanas y, por ende, porta la naturaleza y el espíritu de esas relaciones. Relaciones de igualdad y dignidad propician la creación de una cultura con esta naturaleza; y relaciones de explotación, posibilitan el desarrollo de una cultura de la explotación en la que las diferencias e injusticias económicas condicionan todas las relaciones que se han de desarrollar socialmente. En este sentido debe considerarse lo que expresa Acanda (2002) cuando afirma:

“La cultura es siempre políticamente funcional a los intereses de las distintas clases. La clase dominante es hegemónica a su control de la producción cultural. Este es el punto de anclaje fundamental de la dominación. Es por eso que la emancipación político – económica de las clases subalternas es imposible sin su emancipación cultural”. (ACANDA, 2002, pág. 294)

La clase dominante logra que las restantes sueñen sus sueños como propios y busquen las expectativas de la clase que las domina, como si fuesen auténticas expresiones de su propia libertad. El modo de lograrlo es complejo y las vías múltiples y diversas. Puede asegurarse que tanto las clases dominadas como aquellas que dominan llegan a vivir el mismo espacio de sometimiento como una experiencia natural y deseable. La experiencia de explotar y ser explotado se incorpora a todas las dimensiones de la creación y la vida humana y, especialmente en la esfera de la comunicación. Los modos y los términos para comunicarse forman parte del propio proceso de creación humana y por tanto naturalizan la dominación in-visibilizándola. Es por ello que Barbero (1987) plantea que:

“Más que de medios, la comunicación se nos hace hoy cuestión de mediaciones, esto es de cultura, y por lo tanto necesitada no sólo de conocimientos, sino de reconocimiento. Un reconocimiento que es, en primer lugar, desplazamiento metodológico para prever el proceso entero de la comunicación desde su otro lado: el de las resistencias y las resignificaciones que se ejercen desde la actividad de apropiación, desde los usos que los diferentes grupos sociales – clases, etnias, generaciones, sexos – hacen de los medios y los productos masivos.” (MARTÍN.BARBERO, 1987, pág. 23)

Es fácil entender que la comunicación ha sido mediación desde siempre. Toda la cultura es mediación y porta, no solo un contenido objetivo, sino una interpretación de él que resulta útil a la visión de las clases, según se trate. Puede asegurarse que el hombre en sus etapas tempranas de la vida es construido a través de mediaciones, luego, cuando llega la madurez, los “ojos” con los que ve la realidad no son suyos sino que pertenecen a la experiencia de vida en la que creció. Comienza entonces el largo y tortuoso camino de la liberación.

Hoy en día los medios de comunicación acrecienten el poder sobre la gente convirtiendo a grandes masas de trabajadores en consumidores de su ideología de clases. La indignidad se torna común y se consume en forma de productos audiovisuales.

La escuela no queda al margen de estas realidades. Ella, anclada en las funciones sociales naturalizadas por el sistema de clases reproduce hacia su interior relaciones de dominación que son naturalizadas en los reglamentos, en los métodos y contenidos generales. Todo ello condensado en formas de comunicación verticalistas. La comunicación escolar concede la palabra o la administra, dándola solo a aquellos que se consideran aptos.

La presente investigación pretende hacer un acercamiento de la comunicación escolar como forma de sometimiento y adecuación a la cultura de masas producida por las clases económicamente en el poder. Nos interesa especialmente estudiar las transformaciones que se dan en la comunicación en aquellos espacios que se consideran espacios contestatarios y de resistencia. Buscar las verdaderas dimensiones emancipadoras de la comunicación en la escuela oaxaqueña actual es uno de los objetivos que nos proponemos.

Para el estudio serán seleccionadas al azar varias zonas escolares a las que se aplicarán los instrumentos de estudio de la comunicación para observar cómo se reproducen las prácticas comunicativas de sometimiento aún en espacios que se definen como espacios de resistencia contra hegemónico.

Cultura y comunicación.

Uno de los aspectos que más ha preocupado y ocupado el estudio del hombre es el paso de este del reino animal al reino de la cultura. Ya se acepta que la actividad del trabajo conjuntamente con la vida en grupos creó las condiciones para que se dieran cambios que lentamente se incorporaron al homo en evolución alejándolo cada vez más de sus antepasados. El antropólogo soviético I. Roguinski describe ese giro de la siguiente manera:

«De aquel lado de la frontera, es decir, en el hombre en formación, la actividad de trabajo estaba íntimamente ligada a la evo-lución morfológica. De este lado de la frontera, en el hombre contemporáneo, «completamente formado», la actividad de trabajo se efectúa independientemente de la evolución morfológica.»1 p. 26

Esto significa que el hombre actual ya está en la cúspide de su desarrollo biológico y que lo alcanzado en este sentido es suficiente para garantizar un infinito desarrollo cultural. La base biológica es suficiente y necesaria para que sobre ella se erija el desarrollo cultural. Puede decirse entonces que todos los bebés homo sapiens sapiens al nacer portan las condiciones sobre las que se erigirá su desarrollo cultural. Es entonces en este desarrollo cultural en el que se dan las diferencias y especificidades que hacen de cada individuo alguien irrepetible, digamos que un nuevo proyecto de humanidad se funda en cada niño que nace.

La transmisión de los caracteres que hacen del hombre lo que es han encontrado un modo esencialmente nuevo de pasar de una generación a otra; por un lado los caracteres biológicos son transmitidos por los mecanismos naturales heredados, esto es, el sistema genético y cromosómico pero se dio otra forma de herencia externa al cuerpo biológico que habitamos, la herencia cultural.

De modo que el hombre debe adaptarse a la naturaleza en su condición de homo sapiens sapiens y debe también adaptarse a la cultura en su condición de humano.

Lo humano no se hereda, se aprende. Aprender lo humano es aprender la cultura específica en la que se crece y se desarrolla. Los hombres que como animales se adaptaban a la naturaleza comenzaron a producir objetos para ayudarse en sus vidas como el hacha de piedra, con ello comenzó la transformación de la naturaleza para poder satisfacer sus necesidades. Creando se crearon a sí mismos a la imagen y semejanza de sus labores y desempeños. Entre más habilidades más inteligencia. Los hombres de una generación crean instrumento, modos de hacer, enriquecen los que heredaron, establecen principios de vida ajustados a su desarrollo y todo esto se les transmite a las generaciones venideras. Con cada creación humana se funda algo nuevo en el hombre y con ello el hombre mismo. La creación del popular juego de ajedrez propició la formación de habilidades mentales no conocidas con anterioridad, esto es, los hombres que posteriormente a la creación del juego se especializaron en jugarlo contaban con habilidades que sus antecesores ni conocieron ni podrían tener. De manera que el hombre al crear la cultura se crea a sí mismo. Todo esto es posible porque vivimos y producimos en sociedad, en grandes conglomerados humanos que sirven de sustento y protección a las creaciones.

“Ninguna experiencia individual, por rica que fuere, puede conducir por sí sola a la formación de un pensamiento abstracto lógico o matemático, o a la formación espontánea del sistema de conceptos correspondiente. Para ello sería menester no una vida, sino miles y miles de vidas. De hecho, los hombres sólo pueden adquirir la facultad de pensar y los conocimientos gracias a la asimilación de lo que ya adquirieron las generaciones anteriores.” (LEONTIEV, 1969, pág. 7)

Muchos antropólogos reconocieron esta unidad del hombre, esta relación cultural que más que homogenizar permitía la proliferación de diferencias culturales notabilísimas.

Si a un cachorro humano se le dejase fuera de la cultura no podría aprender a comportarse como los miembros de su especie, esto es, de manera culta. Abandonado a la naturaleza e imposibilitado de contacto con la creación humana emergerían en las características primitivas, animales: no aprendería ni el habla ni la marcha eréctil.

La ciencia dispone, ahora, de la suficiente cantidad de hechos verificados para afirmar que si algunos niños se desarrollaran desde su más tierna edad al margen de la sociedad y de los fenómenos engendrados por ésta, permanecerían en el nivel animal. No sólo no adquirirían la palabra ni el pensamiento, sino que además sus movimientos no tendrían nada humano. Baste decir que ni siquiera poseerían el andar erecto propio del ser humano. Y se conocen algunos casos a la inversa. (LEONTIEV, 1 969, pág. 8)

Resulta claro entonces que la comunicación humana es resultado de la creación del hombre y participa en la formación de los nuevos ciudadanos que nacen, portando ellos, las características fundamentales que la comunicación mantiene al momento de su nacimiento.

De manera que no podemos separar comunicación de cultura, una y otra se mantienen engarzadas en un riso incidiendo y afectándose una a la otra según se enriquecen y acumulan las creaciones humanas.

La mente humana es comunicación y actividad. Actuando en un nicho esencialmente comunicativo se van formando los procesos sinápticos que darán lugar a la eclosión de la mente y la inteligencia del adulto. No vemos el mundo sino con los pensamiento que nos llenan, con lo hábitos que nos legaron y los gustos y sueños que nos inculcaron. En el mundo en que nos ha tocado vivir todo esto se forma en una incesante lucha por el poder dado que vivimos en una sociedad mercantil en una incesante lucha entre las clases poseedora y desposeídas.

En estas condiciones el que controla los medios de comunicación que entran en contacto con todos tiene una enorme posibilidad de instalar ciertas visiones de la realidad que naturalizan la explotación y de inculcar miedos y temores para alejar la posibilidad de rebeldía. Por otro lado educan en la desidia y la falta de esperanza para proscribir la posibilidad de organización y lucha. De manera que el que domina la comunicación domina una poderosa fuente de poder.

Poder es lograr que otros sueñan mis expectativas, que vean la realidad con mis ojos y busquen incesantemente cumplir para ellos mis expectativas. Si logro esto estaré en una relación de dominación y poder. El poder es esencialmente violento porque cercena en los hombres la posibilidad de un pensamiento que cuestione la realidad alienada en que nos obligan a vivir. Es violento porque a un ser que está llamado a ser luz lo condena a las sombras bajo su propio consentimiento.

Fuente: El autor escribe para OVE.

Imagen: PublicDomainPictures en Pixabay

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Libro (PDF) Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza

Reseña: CLACSO

Los actuales responsables de la economía mundial legitiman al capitalismo como sistema económico, como fundamento de la organización política y como cultural del progreso. Sostienen que globalizar los intercambios en el marco del libre mercado permitirá trascender la pobreza y entrar en un equilibrio y emancipación humana. Sin embargo, luego de tres siglos, amén de una enorme producción de riqueza, y de espectaculares progresos científicos y técnicos, la cantidad de pobres y las distancias sociales alcanzan su cumbre. Puede hablarse de una progresiva destrucción de la naturaleza, de los pueblos y naciones, y del individuo.

El presente libro ilustra estos fenómenos y la riqueza de la convergencia de los movimientos alternativos contemporáneos, quienes movilizan fuerzas sociales ante la necesidad de una visión estratégica a largo plazo, deslegitiman el capitalismo y abren la perspectiva poscapitalista.

 

Autor/a:          Houtart, François

Editorial/Editor:  CLACSO

Año de publicación: 2009

País (es): Argentina

Idioma: Español.

ISBN :    978-9962-645-23-8

 

Descarga:   Deslegitimar el capitalismo. Reconstruir la esperanza

 

Fuente  e Imagen:   http://biblioteca.clacso.edu.ar/colecciones/saladelectura/index.php?a=q&r=1&hs=1&t=1&q=Sistema+educativo&j=dl&c=general&fqf=TX&Submit=buscar+en+CLACSO

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Democratización de la educación

Por: Pedro Hernández Morales*

La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) cumplió 40 años en diciembre de 2019, su capacidad de enfrentar a un Estado que ha cambiado de máscaras del poder en los pasados ocho sexenios es resultado de su resistencia, persistencia y temple ante políticas educativas neoliberales. Un elemento fundamental de la resistencia pedagógica es la puesta en marcha en miles de escuelas de todo el país de una educación alternativa que hemos construido desde sólidos principios pedagógicos, el compromiso de los maestros democráticos y una visión de una educación integral y emancipadora.

Después de un año de un gobierno que abrió amplias perspectivas de cambio, aún no termina de abrogarse la mal llamada Reforma Educativa peñista. Si bien se avanzó en cancelar el aspecto punitivo de la evaluación a los docentes gracias al combate frontal de miles de maestros de la CNTE, mediante cambios a la legislación en materia educativa, pervive un modelo educativo heredado del antiguo régimen. Pocos cambios en las aulas se suceden a cuentagotas, los compromisos con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico siguen primando sobre el anhelo de una verdadera transformación de la educación. La profesionalización docente mediante una vigorosa actualización y capacitación profesional sigue siendo una aspiración. Los consejos técnicos siguen guiones diseñados centralmente, la autonomía escolar y los proyectos educativos son acotados por autoridades que no cambiaron más que de color de camiseta, pero que siguen teniendo un ADN evaluador y persecutor hacia el cambio.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) administra la educación en el país mediante disposiciones que intentan paliar las coyunturas y dificultades que se van presentando. Falta una política de largo aliento, un plan educativo que trascienda los marcos estrechos de una visión efectista. En lugar de desatar la disposición que tienen millones de maestros, padres de familia y estudiantes, el compromiso de comunidades a hacer escuela, la SEP y su titular refrendan compromisos con quienes han hecho de la educación un gran negocio.

En la Ciudad de México, que cuenta con miles de maestros comprometidos, tampoco las autoridades locales los han convocado a desarrollar un amplio debate sobre el presente y futuro de la educación básica. Los avances en la basificación a docentes empiezan a generar expectativas de mayor certidumbre laboral; sin embargo, aún hay miles de interinos y carencia de maestros en todas las funciones en varias escuelas. Las actividades de capacitación y actualización son limitadas y muchas sólo por el esfuerzo, tiempo y recursos de los maestros.

Las carencias de mobiliario, equipamiento e infraestructura se mantienen; algunos programas cambian de nombre, pero mantienen su esencia neoliberal. Una política social de apoyo a estudiantes con graves carencias debe ponerse en marcha.

Educación especial requiere ser protegida, apoyada y extendida a todos los estudiantes que la requieran, sin más requisito que la necesidad de atender la diversidad en las escuelas de educación básica.

Es tiempo de que los maestros de la novena democrática ejerzamos la autonomía pedagógica y exijamos los cambios que correspondan a una verdadera transformación y democratización de la educación, junto a la democratización del SNTE y del país, ejes estratégicos de la CNTE.

* Director de la Escuela Primaria Centauro del Norte

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2020/03/14/opinion/012a2pol

Imagen: https://www.blogger.com/profile/10561188282917124746

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Bolivia: un nuevo bloque de poder

Por: Fernando Molina

El derrocamiento de Evo Morales, más que a un gobierno transitorio, dio lugar a un nuevo bloque político y social que busca «refundar» el país borrando lo más posible huellas, símbolos y políticas de los últimos 14 años.

La situación boliviana actual solo puede comprenderse si se toma en cuenta la siguiente noción del sociólogo Fernando Calderón: «En Bolivia el Estado es muy débil y la sociedad, muy fuerte». Esto explica tanto las peculiaridades de la caída del presidente Evo Morales, que no trataremos aquí, como los sucesos de los dos primeros meses de la transición que esta inició.

«El Estado boliviano es débil» significa que sus instituciones no poseen un cuerpo propio y son fácilmente instrumentadas por los grupos de presión y las fuerzas políticas. Significa, también, que las normas no se dictan ni se cumplen por medio de procedimientos regulados y abstractos, sino de forma subjetiva y de acuerdo con la correlación de fuerzas coyuntural.

De lo dicho se infiere el significado de la sentencia opuesta. «La sociedad boliviana es fuerte» porque a menudo se impone al Estado y lo usa para sus propósitos.

Coincidentemente, Bolivia es el segundo país con más linchamientos, solo después de Guatemala. En un linchamiento, la sociedad prescinde del Estado o inhibe la acción de este con el fin de ejecutar, por cuenta propia, su concepción de la justicia.

Esta concepción es primitiva, pues se funda en un principio moralista, aplica la ley del talión y se desencadena a causa del miedo a una amenaza externa. Las víctimas de los linchamientos suelen ser forasteros, gente que los linchadores encuentran sospechosa porque no pertenece al mismo grupo que ellos. La estólida creencia de los linchadores en su propia superioridad moral bloquea su capacidad de comprender y empatizar con los seres humanos que sufren y se quejan por sus tormentos. Cuando este bloqueo se activa, los excesos más terribles son alentados por la muchedumbre; se aplaude y protege a los crueles, y se sospecha o escarnece a los tibios y a los renuentes.

Las clases medias bolivianas consideraban los linchamientos prácticas salvajes, propias de indígenas, con las que ellas nada tenían que ver. Sin embargo, su conducta respecto a los jerarcas del anterior gobierno y los dirigentes y militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) puede describirse como un linchamiento por etapas o progresivo.

Este comenzó antes de la caída de Morales, cuando los recién formados «grupos de choque» en contra del ex-presidente, que se llaman a sí mismos «La Resistencia», comenzaron a buscar y agredir a masistas en las principales ciudades del país. Estos grupos se habían radicalizado a causa del asesinato a bala, por parte de miembros del MAS, de dos manifestantes en Montero, el 29 de octubre pasado, en medio de las protestas que siguieron a las elecciones. El 7 de noviembre, «La Resistencia» secuestró por algunas horas a la alcaldesa de Vinto (Cochabamba), Patricia Arce, y la sometió a escarnio (como invariablemente ocurre en todos los linchamientos). Si Arce no perdió la vida fue porque por un equipo de televisión grabó a sus captores. En los días siguientes, con el fin de presionar a los funcionarios evistas para que renunciaran y la crisis se profundizara, grupos de civiles quemaron, en Potosí, la casa de la madre del ministro de Minería, César Navarro, y secuestraron a su sobrino; también capturaron, en la misma ciudad, al hermano de Víctor Borda, presidente de la Cámara de Diputados. En Oruro, fueron atacadas las casas de la hermana de Evo Morales y del gobernador de esta región, Víctor Hugo Vásquez.

Estos hechos fueron acompañados por el «linchamiento» de los masistas en las redes sociales, dominadas por los sectores más acomodados de la población. Los ataques que ya existían contra los usuarios digitales de izquierda, ligados al gobierno o simplemente críticos del sesgo antiinstitucionalista y racista que iba adquiriendo la lucha contra la «dictadura» del MAS, se tornaron simplemente frenéticos. Las redes se inundaron de mensajes de odio, delaciones, falsas acusaciones e información creada a posta para aterrorizar a los navegantes y azuzarlos en contra del masismo.

Luego de la renuncia de Morales, la tarde del 10 de noviembre, sus seguidores se manifestaron violentamente en El Alto y La Paz y quemaron una fábrica, una estación de buses, varios edificios policiales y las casas del rector de la universidad paceña, Waldo Albarracín, y de la periodista Casimira Lema. Estos excesos no fueron combatidos por la Policía, que entonces continuaba desorganizada por el motín que se había declarado en sus filas los días anteriores. Tampoco actuó el Ejército, que por razones todavía no esclarecidas prefirió esperar en sus cuarteles hasta el 11 de noviembre por la noche.

La indefensión de los barrios de La Paz durante estas 36 horas, en especial de los que colindaban con la periferia campesina, algunos de ellos muy ricos, reinstaló en la mentalidad de muchas familias el atávico «miedo al ataque indio», efecto irracional de una larga historia de racismo y conflictos étnicos. Numerosos vecinos varones se armaron con cuchillos y bates, salieron y montaron barricadas para defenderse de las «turbas» de alteños y las «hordas» de campesinos –como las llamaron los medios de comunicación– que, suponían, venían dispuestas a saquear sus casas y a violar y matar a sus residentes. Cuando, finalmente, los militares y policías coaligados comenzaron a patrullar las calles, fueron recibidos con un alivio que se trastocó rápidamente en adhesión fanática.

Los vecinos de clase media de La Paz y El Alto –y, por identificación natural, los de las demás ciudades del país–, que ya estaban molestos con la izquierda por la exclusión, los abusos y la torpeza del gobierno del MAS, y también por su convencimiento de que había habido un «monumental fraude» en las elecciones, giraron entonces completamente hacia la derecha. De ahí en adelante, su principal preocupación no fue otra que la pacificación del país mediante la implacable represión militar de cualquier fuerza y cualquier demostración que reivindicaran a Morales, al MAS o el anterior estado de cosas.

El vigor de este sentimiento fue tal que ahogó las aspiraciones «republicanistas» que habían alentado estas clases, confirmó a los militares el acierto de su decisión del 10 de noviembre de no defender al presidente constitucional y proporcionó a la elite política hasta entonces opositora, por primera vez en dos décadas, una agenda que podía realizarse con un amplio respaldo popular.

Jeanine Añez, la segunda vicepresidenta del Senado y, por esto, la más alta autoridad política que quedaba en el país después del desbande del gobierno masista, pertenecía al «ala dura» de la Asamblea Legislativa. Conformó su gabinete con otros «halcones» y con representantes de los distintos sectores de las clases medias movilizadas, muchos de ellos provenientes de Santa Cruz, Beni y Tarija. Añez los convocó tanto por afinidad personal –ella es beniana– como porque estas regiones fueron la punta de lanza de la rebelión contra Morales. Esta conformación ministerial anticipó el desembarco, en todos los poderes del Estado excepto el Judicial (por razones que se explicarán enseguida), de una nueva elite política. Una elite que era distinta de la masista por su procedencia clasista y regional, como ya hemos explicado, pero también por ser más homogéneamente «blanca». En cambio, era similar a la anterior en su deseo («revolucionario» antes y «contrarrevolucionario» ahora, si queremos adoptar la nomenclatura marxista) de «refundar» el país, hacer desaparecer el legado de los últimos 14 años y monopolizar el poder político.

Se ha especulado que esta salida no habría sido posible si la presidenta de la Cámara Alta, Adriana Salvatierra, del MAS, no renunciaba junto con Morales y Álvaro García Linera, pero esta teoría no toma en cuenta que, en las circunstancias políticas de ese momento, era altamente improbable que el gobierno de una dirigente del MAS hubiera sido respetado, tanto por la gente, que continuaba movilizada y demandaba la consumación del linchamiento, como por los propios militares y policías, que a esa altura ya solo podían llevar el alzamiento hasta su conclusión final, fuera esta la que fuere.

Desde el comienzo, el nuevo gobierno consideró al MAS «narcoterrorista» y su gestión, un «narcogobierno». Estos conceptos se convirtieron en parte del sentido común que emergió de la acción combinada de las redes, los medios de comunicación y la competencia entre muchos intelectuales –incluso de izquierda– para justificar con más y mejores argumentos una transición que «no fue golpe, sino fraude».

A causa de la debilidad del Estado de la que hemos hablado, los fiscales y los jueces –comenzando por los del Tribunal Constitucional y terminando por los del último juzgado de provincia–, todos ellos nombrados de una u otra manera por el gobierno anterior, se cuadraron con el nuevo orden. Ninguno planteó la más mínima resistencia o crítica a las órdenes de los vencedores; en cambio, se empeñaron en tratar de borrar las huellas de su pasado comprometedor por medio de su diligente contribución a la «pacificación», entendida como sanción ejemplificadora de los movimientos sociales y de los individuos que sirvieron al régimen caído. Así, la Justicia se convirtió en una «guillotina» al servicio de los nuevos gobernantes y de las fuerzas sociales que estos representaban.

La «pacificación» costó la vida de al menos 29 manifestantes, cientos de heridos y miles de detenidos. El gobierno aprobó un decreto –posteriormente abrogado– para eximir a los militares de responsabilidad penal por las consecuencias de la represión. Al mismo tiempo, negó que las muertes hubieran sido causadas por las fuerzas del orden. La fiscalía respaldó esta inverosímil afirmación. «La Resistencia» se movilizó en contra de los delegados de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que llegaron a Bolivia para investigar lo sucedido. La policía no hizo nada para proteger a los familiares de las víctimas que debían declarar ante esa comisión de los grupos de activistas. La inmensa mayoría de los medios de comunicación señaló, sin recurrir a otras fuentes que las oficiales, que en Sacaba (10 muertos indígenas, ninguno político) y Senkata (10 muertos indígenas, ninguno político) «grupos armados» pretendieron consumar «atentados terroristas». Esta versión fue convalidada hasta por los profesores «marxistas» de la universidad, mostrando hasta qué punto la voz de los indígenas sin educación ni dinero iba a ser silenciada durante el nuevo periodo histórico.

Esta relación de hechos muestra, ad ovo, cómo un conjunto de fuerzas sociales, políticas, intelectuales y comunicacionales se articuló para dominar a la sociedad. En otras palabras, la emergencia de un nuevo bloque de poder en Bolivia.

Ese bloque está conformado por las fuerzas militares y policiales, la Justicia, los medios de comunicación, las universidades y las organizaciones e instituciones de las clases medias y altas (en lugar preeminente, los comités cívicos y la red de grupos de choque de «La Resistencia», pero también las asociaciones empresariales, las fraternidades, las logias, los clubes sociales, etc.).

En este bloque participan «con voz y voto» los jefes y las expresiones políticas de la derecha y la extrema derecha, sean de viejo cuño (el ex-presidente Jorge Quiroga), sean relativamente recientes (el Movimiento Demócrata Social, que es el partido de la presidenta Añez y de muchos ministros) o sean recién llegados (los líderes cívicos Luis Fernando Camacho y Marco Pumari, que constituyen la referencia política de «La Resistencia»). Los partidos de centro, como Comunidad Ciudadana, del ex-presidente y ex-candidato presidencial Carlos Mesa, y Unidad Nacional, de Samuel Doria Medina, solamente han tenido una participación acotada a la negociación de la sucesión presidencial; en este momento, respaldan a Añez sin participar en su gobierno.

Las causas por las que el nuevo bloque de poder está consagrado a la eliminación –el linchamiento– del enemigo en torno del cual se constituyó son dos: a) la necesidad de adaptarse, de forma populista, al estado de ánimo vengativo de las clases medias, que dominan el escenario luego de su victoria sobre los movimientos sociales masistas; b) su ya mencionado carácter «refundacional».

Las formas de este populismo son, también, de dos tipos:

– Populismo judicial: hay una persecución sistemática y masiva de las ex-autoridades y ex-funcionarios del MAS, desde el propio Morales, buscado por sedición y terrorismo (que se sanciona con la pena máxima de 30 años de cárcel); sus ministros, algunos de los cuales están refugiados en la residencia de México en La Paz, sin posibilidad de obtener salvoconductos; hasta los mensajeros, las niñeras, los notarios y los parientes de los altos cargos, culpabilizados por ayudarlos (llevarles papeles, darles poderes notariales, sacar dinero del banco para ellos). Al mismo tiempo, se investiga el patrimonio de 600 ex-ministros, ex-viceministros, ex-directores, gobernadores y alcaldes del MAS, con el fin de encontrar movimientos sospechosos que pudieran llevar a cualquiera de ellos a engrosar la larga lista de procesados por corrupción que ya existe.

Los jueces son presionados para que manden a todos los imputados a prisión preventiva. Repitiendo prácticas del gobierno del MAS, las autoridades políticas consideran que un denunciado es de hecho culpable de lo que se lo acusa. Añez ha pedido al Parlamento que anule una ley de abril de 2019 que estaba orientada a dificultar el encarcelamiento preventivo de los sospechosos.

Andrónico Gutiérrez, líder de los sindicatos cocaleros y precandidato del MAS, anunció que este 22 de enero, el día en que el mandato de Morales se hubiera cumplido, comenzará otra etapa de la «resistencia pacífica al fascismo», sugiriendo que organizaría movilizaciones de protesta. En respuesta, el gobierno lo amenazó personalmente y reanudó los patrullajes militares, con carros de asalto, cánticos y coreografías que arrancan el aplauso de los transeúntes, que se encuentran asustados por varias campañas de desinformación en las redes sociales que alertan sobre la reanudación de los «ataques masistas» y piden «tomar fotos, grabar y difundir inmediatamente si ven algo sospechoso».

En un intento de frenar la ola represiva, la mayoría masista en la Asamblea Legislativa aprobó una Ley de Cumplimiento de los Derechos Humanos, que exige al gobierno de Añez pagar indemnizaciones a las familias de las víctimas, invita a los políticos que se sientan injustamente perseguidos a presentar recursos ante la Justicia y garantiza la libertad de expresión. Pese al carácter genérico de esta ley, el oficialismo la ha rechazado, afirmando que en realidad busca la «impunidad» de los «narcoterroristas».

El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, se ha convertido en uno de los más populares colaboradores de la presidenta Añez a plan de durísimas amenazas («cazar» personas, «pasar por delante» de los sospechosos, etc.) y de detenciones diarias, por las cuales ahora trabaja «en la ampliación de las cárceles».

– Populismo represivo: los grupos de civiles de «La Resistencia» tienen el aval de la Policía para imponer su ley en las calles. Morales los considera «grupos paramilitares y fascistas». Estas organizaciones civiles operan cotidianamente en torno de la residencia diplomática de México en La Paz. Sus miembros se turnan para revisar los automóviles que entran y salen del exclusivo barrio La Rinconada, donde aquella se encuentra.

«La Resistencia» arrestó informalmente –y también ilegalmente, pero con apoyo de la Policía y la Fiscalía– al ex-ministro de Gobierno, Carlos Romero: grupos de civiles rodearon su domicilio, le cortaron el agua y el acceso de comida, y luego acecharon la clínica en la que tuvo que refugiarse ulteriormente, pese a que no estaba acusado de nada. Esta situación fue aprovechada por un abogado interesado en hacerse un sitio en el nuevo sistema político (varios de estos «justicieros» andan por ahí buscando la forma de iniciar procesos contra masistas para recibir algún beneficio) y la Fiscalía terminó acusándolo por corrupción y haciéndolo detener, esta vez de forma legal.

«La Resistencia» está compuesta por vecinos de clase media y por jóvenes estudiantes que, durante la crisis, se armaron con palos, cascos y escudos improvisados para enfrentar a las columnas de trabajadores y de campesinos que pretendían neutralizar las protestas en contra del «monumental fraude».

El nuevo bloque de poder no cuenta más que con unos pocos parlamentarios, pero tiene la capacidad de inhibir y dividir a la bancada del MAS en la Asamblea Legislativa. Su poder, entonces, es absoluto. En apenas dos meses, pese a la retórica sobre un «gobierno provisional», ha invertido las orientaciones de la política exterior, alineando a Bolivia con Estados Unidos, que volverá a darle cooperación económica (el presidente Donald Trump dijo que ayudar a Bolivia era «vital» para los intereses de su país). También ha cambiado los principios de la política económica, pues liberó las exportaciones de los controles estatales que les había impuesto la anterior administración, rebajó las tarifas eléctricas a las industrias y a los grandes consumidores en una proporción mayor que a los pequeños, y ha sacado a las empresas estatales del sitial de privilegio en el que se encontraban.

Como se ve por sus políticas, el nuevo bloque busca llevar la sociedad boliviana en dirección opuesta a la señalada por el bloque de poder anterior, haciendo un movimiento de péndulo que es constante a lo largo de la historia boliviana. En este caso, el péndulo está yendo desde un estatismo desordenado y despilfarrador de energías, que beneficiaba –legal e ilegalmente– a una elite plebeya (chola e indígena) y nacionalista, hacia un capitalismo de camarilla, también despilfarrador, que beneficiará –legal e ilegalmente– a una elite «meritocrática» (es decir, blanca) y conservadora.

Como elocuente símbolo de este viraje, la escuela castrense que se llamaba «Juan José Torres» en homenaje a un presidente militar que fuera asesinado por el Plan Cóndor, ya no impartirá asignaturas «antiimperialistas» y cambiará de nombre por el de «Héroes de Ñancahuazú», que hace referencia a los militares que capturaron y asesinaron a Ernesto «Che» Guevara en 1967.

El nuevo bloque en el poder está allí para quedarse, sin importar cuáles de sus miembros terminen por ganar las elecciones del 3 de mayo. Un ganador de centro quizá atenuaría sus aspectos más agresivos. Pero no cabe duda de que si en estas elecciones el ganador fuera el MAS –lo que resulta improbable–, el resultado no sería reconocido ni aceptado. Son vanas las ilusiones que, respecto a un «milagro electoral», abriga Morales en el exilio. Las dificultades que hoy sufre su movimiento se repetirán durante toda la campaña. La derrota del MAS es profunda y será duradera (y, en parte, se debe a los errores personales de Morales, que este haría bien en aceptar). Quien desee comprender el proceso boliviano debe revisar la historia latinoamericana de la segunda mitad del pasado siglo. Nada más reciente puede comparársele.

Fuente e imagen: https://nuso.org/articulo/Bolivia-derecha-Evo-Morales/

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