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Formación Continua de Docentes: Tareas pendientes

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

No cabe duda que es importante reflexionar sobre el papel que juega la formación continua y la profesionalización de las figuras educativas en época de pandemia y post pandemia…

Una de las cuestiones pendientes por atender y de las más sentidas, por parte de las y los docentes, así como por las y los directivos escolares, debido a los vacíos y problemas que se han producido en México, es la que se refiere a la formación continua de estas figuras educativas durante el ejercicio de la profesión.

Uno de los problemas de las acciones de formación continua para maestras y maestros en servicio, como política pública, es la centralización, que no solamente se establece en los programas, sino también en el marco legislativo.

Esto, en términos de las atribuciones exclusivas del gobierno federal (SEP) en la materia, las condiciones laborales y los problemas de gestión institucional efectiva en el campo de la formación continua, que demandan las y los trabajadores de la educación a las autoridades educativas (en nuestro país y en la región iberoamericana, especialmente en los niveles de educación básica y media superior), sobre todo de la escuela pública.

Como respuesta a esa necesidad laboral y de desarrollo profesional del magisterio, a finales de 2020 se llevó a cabo el ciclo Iberoamericano de encuentros con especialistas denominado: “La Formación Continua y el Desarrollo Profesional Docente en el Contexto de Nuevas Normalidades”, el cual contó con la participación de estudiosos en la materia, ubicados en diferentes puntos de la región iberoamericana.

En relación con dicho evento académico, la noticia es que hace unos días se dieron a conocer las memorias del ciclo o encuentros realizados, en las cuales se reúnen los textos de las y los expositores a este importante conjunto de encuentros.

Así lo expresan los organizadores de este ciclo en la presentación de las Memorias: “…la agenda que se impone es fortalecer la formación inicial de las nuevas generaciones de profesoras y profesores y, sobre todo, reconfigurar la formación y el desarrollo profesional de quienes están al frente de la tarea educativa en este momento de grandes transformaciones radicales de la educación, con una visión de futuro.” (1)

De hecho, tanto la formación inicial como continua de docentes y directivos escolares son componentes indispensables en los proyectos nacionales de políticas públicas educativas de los diferentes países de la región, ya que a través de estas acciones aspiran a asegurar el derecho pleno a la educación de las niñas, los niños y jóvenes.

Sin embargo, el centralismo, la falta de apoyo a las escuelas normales y demás instituciones responsables de la formación inicial de profesionales de la educación (no sólo de docentes), como el CAM y la UPN; así como el manejo discrecional de los recursos financieros y materiales en materia de formación continua, contradicen las buenas intenciones que manifiestan las autoridades educativas federales y estatales sobre estos rubros.

Un Enfoque crítico sobre la formación continua

En la conferencia inaugural del evento mencionado, Francesc Imbernón, de la Universidad de Barcelona, afirmó: “Desde los años 80 empieza a investigarse la formación del profesorado y se ha avanzado mucho con investigaciones y experiencias. Actualmente hay mucha investigación y muchas evidencias para saber qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona. A pesar de todo, se está cayendo a veces en los mismos errores del pasado; yo quisiera hacer esta reflexión en voz alta con ustedes, ver qué elementos son importantes, qué es lo que sabemos que funciona y qué es lo que sabemos que no funciona en la formación continua de los docentes.”

Imbernón se refirió también a cuatro aspectos sobre los cuales conviene reflexionar, en torno a la formación continua como proceso que va de la continuidad a la discontinuidad del trabajo docente, en contextos de pandemia y sin pandemia.

Los cuatro aspectos, dicho esto de manera esquemática, son:

1. El nuevo papel del profesorado y de la institución educativa. De la individualidad a la colaboración. Colegialidad participativa versus aislamiento y solitud.

2. Formación desde dentro-territorio (situada). Situaciones problemáticas unidas a proyectos. “La formación continua es que primero vamos a ver qué situaciones problemáticas hay en un territorio o en una escuela y para eso les damos formación. El binomio se ha invertido: antes era formar profesoras y profesores e ir al contexto y ahora es ir al contexto y formar profesorado para mejorar ese contexto. Las condiciones de una formación continua situada han de ser en el centro o en el territorio; se llama territorio porque la problemática de varias escuelas puede ser la misma, pero siempre tiene que partir de las necesidades del personal docente.”

3. El nuevo concepto de formación continua. Actualización versus creación de espacios. “El nuevo concepto de la formación es que tenemos que intentar, con apoyo del profesorado, descubrir la teoría implícita que éste lleva a la práctica.”

Y 4. Conciencia del profesorado en los procesos de cambio. Identidad y empoderamiento. El profesorado como sujeto capaz de generar conocimiento.

Los siguientes fragmentos de la exposición del profesor Imbernón, me parecen especialmente relevantes: “Una asesora o un asesor puede brindar herramientas, por ejemplo, de evaluación, de intercambio, lo que significa pasar de la individualidad a la colaboración, es decir, una formación horizontal”… “Cuando hacemos de la escuela una comunidad de cambio pasamos a la innovación institucional.”… “La formación continua ha de ser de proceso, lo que significa intentar que no sea únicamente actualizar o capacitar en temas nuevos, sino crear espacios de aprendizaje y de cultura colaborativa que sean complementarios. La formación continua tiene una parte importante de actualización y capacitación, principalmente de temas nuevos, donde expertos nos explican cosas interesantes, pero la parte más importante y complementaria es la de crear espacios de aprendizaje en los centros con un proceso de cultura colaborativa.”

“…la formación continua aparece como revulsivo crítico para mejorar esta situación.” (se refería a los innumerables problemas que hay en la escuela)

“…la formación del profesorado y su desarrollo se tiene que trabajar con un modelo de formación centrada en el profesorado y con el profesorado, como decía Michael Fullan. Esto significa: trabajar la persona, más comunicación entre personas profesionales, todo el sistema relacional, las emociones, el trabajo conjunto, el sentirse bien, trabajar la identidad, la reivindicación y el empoderamiento de ser profesor o profesora. …una maestra o un maestro inculto, con bajos salarios, pobre, es vulnerable al sistema económico y social, es manipulable. Cuando es una maestra o un maestro culto, con identidad y empoderado, ya no le manipulan tanto los criterios sociales, económicos y tecnológicos. Después, trabajar la colegialidad, las dinámicas colectivas. … siempre que hay una formación continua, se han de crear estructuras de participación y diálogo en todo el proceso formativo.”

No cabe duda que es importante reflexionar sobre el papel que juega la formación continua y la profesionalización de las figuras educativas en época de pandemia y post pandemia; pero también es conveniente señalar las tareas pendientes que hay en México en torno a estos temas. Pongo sobre la mesa una de ellas:

El subejercicio de recursos públicos destinados a la formación continua de docentes y directivos escolares, que se cometió durante el gobierno de Peña Nieto, al no ser adecuadamente utilizados para apuntalar las acciones nacionales en el ámbito de dicha formación. Ese es un hecho que está suficientemente documentado, donde se muestra que, a diferencia de lo que se gastó en el área de comunicación social de la SEP, las tareas de formación continua fueron recortadas (2). Eso sucedió especialmente durante el periodo en que Aurelio Nuño fue titular de la dependencia (2015-2017).

Me parece correcto que las autoridades educativas (SEP, MejorEdu) convoquen y celebren eventos académicos con expertos o especialistas, del más alto nivel académico, sobre el tema de la formación de profesionales de la educación. Pero quizá sea también oportuno reconsiderar modelos críticos de abordaje en este campo y escuchar a las voces de los actores principales de la escena educativa: Docentes, directivos escolares, estudiantes y familias, así como abrirse a la discusión pública en torno a las tareas nacionales que están pendientes en este terreno.

Fuentes:

(1) Memoria: La formación continua y el desarrollo profesional docente en el contexto de nuevas normalidades. Ciclo Iberoamericano de Encuentros con Especialistas. (2020) Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MejorEdu).

(2) Nayeli Roldán (2018) “SEP redujo recursos para capacitar docentes al mismo tiempo que multiplicó su gasto en comunicación social.” Animal Político. 13 de mayo, 2018. “Aunque a la SEP le fueron aprobados mil 654 millones de pesos para capacitar a docentes, sólo gastó 949 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 42%; en cambio, gastó en comunicación social mil 963 millones de pesos.”

Contacto: jcmqro3@yahoo.com I Twitter: @jcma23


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/formacion-continua-de-docentes-tareas-pendientes/

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La decisión está en los padres de familias…

Por: Abelardo Carro Nava

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear…

Al inicio de esta pandemia conocimos los efectos del SARS-CoV2 en los seres humanos que viven, o vivían en otros países, mediante los medios de comunicación; luego, en febrero de 2020, México registró el primer caso confirmado por este virus; semanas después, se decretó la contingencia sanitaria en el territorio nacional por el incremento de casos positivos hecho que, como se sabe, detuvo la inercia de varias actividades políticas, económicas, sociales y culturales – entre ellas las de naturaleza educativa – pues, según se dijo, se trataba de evitar la propagación de esta enfermedad a través del contacto entre los individuos. Poco se sabía de tan inverosímil “bicho” y el mundo convulsionó intempestivamente.

En medio de la incertidumbre y el desasosiego que produjeron las primeras semanas y meses de un confinamiento, las actividades escolares siguieron su curso. Padres de familia, alumnos y maestros, con una infinidad de problemáticas que han sido escritas y difundidas por propios y extraños a través de diversos medios y espacios, buscaron la forma de continuar los procesos formativos en cada uno de los niveles en los que se encontraban insertos.

Las autoridades educativas entumecieron durante ese tiempo; su respuesta, tardía como lo fue, evidenció lo que hasta el hartazgo se ha dicho en diversos momentos de la historia de México: son inmensas las precariedades del Sistema Educativo Nacional (SEN) y las brechas de desigualdad existentes entre los mexicanos.

Mienten quienes piensan o afirman que este Sistema Educativo se detuvo durante los primeros meses de ese necesario confinamiento pues, aunque las escuelas cerraron sus puertas, la educación abrió otras, por el momento, desconocidas.

Mienten quienes afirman que el magisterio fue plenamente apoyado en diversos rubros por parte de sus respectivas autoridades educativas, locales y federales.

Es cierto, las maestras y los maestros no recibieron una orientación profesional o académica, con una base fincada en la pedagogía y la didáctica, que les permitiera tomar decisiones sobre ese qué hacer y cómo hacer para que, de la noche a la mañana, se adentraran a un mundo donde la era digital, a través del empleo de diversas plataformas, no era del todo conocida.

No está por demás señalar, de nueva cuenta, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no despertó durante todo este tiempo. Vivió el sueño romántico de un amor y vocación que lo puede todo. Es más, no fue creativa, ni echó a andar la imaginación y, mucho menos, a toda la maquinaria conformada por una serie de “asesores” o “expertos” para que diseñaran un plan educativo nacional acorde a las necesidades y contextos de los alumnos, profesores y padres de familia.

No, no hizo nada de eso, en su lugar desembolsó más de 400 millones de pesos para costear la trasmisión de algo que fue denominado “Aprende en Casa”, aunque justamente en casa, en los miles de hogares mexicanos, durante ese mismo tiempo, se vivieron diversos momentos: pérdida de empleo, contagios y más contagios, fallecimiento de seres queridos. La tele ¿educa?, pero la vida ¿no educa? Aún me pregunto.

De esta forma, entre subidas y bajadas de números, entre colores de un semáforo epidemiológico que no indicaban mucho que digamos, los niveles de contagio disminuyeron. Las portadas de los periódicos impresos y digitales le dieron vuelo a tal suceso puesto que, a pesar de todas las desavenencias, México superaba las dos “primeras olas” ¿con éxito?

Así, sin un plan nacional para un regreso seguro a las escuelas, con bombo y platillo, la SEP anunciaba la reapertura de los centros escolares en las entidades del país cuyo color, de acuerdo con ese semáforo epidemiológico, estuvieran verde. Poco duraron los festejos; días después de la tan anunciada apertura de los planteles escolares, éstos cerraron sus puertas. Diversas razones fueran las que los llevaron a tomar esta decisión, destacaron: el incremento de contagios y las precariedades, de todo tipo, en las instituciones educativas.

Ni tarde ni perezoso, los alumnos regresaron a sus hogares y los padres de familias retomaron sus actividades cotidianas pues, los comités de participación de salud escolar dejaron de operar. De hecho, aún me pregunto si en algún momento funcionaron conforme a los protocolos diseñados por los expertos dado que la manera en que tendrían o podrían apoyar los mentores con tres hijos en la misma escuela cuya asistencia a ésta difería a lo largo del día, generó serias dificultades. ¿En qué momento este padre o madre de familia tendría el tiempo necesario para que realizara otras acciones que les permitieran llevar un sustento a casa si tenían que participar en el comité de salud escolar referido? En fin.

El ciclo escolar terminó, y un dejó de angustia e incertidumbre apareció. ¿De qué manera iniciaría el próximo año escolar?, ¿cuál sería el plan nacional que darían a conocer las autoridades educativas si es que tenían pensado o contemplado un posible regreso a las aulas?

Vacaciones, al fin un receso.

Casi sin darnos cuenta una tercera ola de contagios llegó, y llegó con fuerza. Se acercó rápidamente a nuestros hogares. De hecho, de la noche a la mañana supimos ¿otra vez? de personas que se contagiaron, ahora, de la variante Delta; nuestros vecinos, gente de nuestra comuna, nuestros familiares, y muy probablemente nosotros mismos corrimos la misma suerte.

Desde luego, algunos tuvieron o han tenido la oportunidad de ser tratados en sus hogares. Otros, por el contrario, tuvieron que ser hospitalizados para recibir ese tratamiento médico que les permitiera una pronta mejoría y, unos más, lamentablemente fallecieron. Lejos de las cifras que cada día se exponen en los medios de comunicación, no debemos olvidar que ellos fueron hombres y mujeres, de carne y hueso. Con virtudes, con defectos, pero al fin de cuentas, seres humanos.

Hoy, casi casi por decreto presidencial se determina el regreso masivo a las escuelas para que las clases presenciales sean un hecho a partir del 30 de agosto, pues así llueve, truene o relampaguee, los planteles escolares deben reabrir sus puertas.

Hoy, sin un plan nacional para ese tan anunciado y anhelado regreso a la presencialidad, y en medio de un caos y la incertidumbre que la misma SEP ha generado, el magisterio y los padres de familia vuelven a dar muestras de su capacidad para afrontar los retos, cualesquiera que éstos sean, para adecuar los espacios físicos de sus instituciones educativas, para diseñar esquemas de trabajo que permitan generar aprendizajes en sus alumnos, para implementar medidas contextualizadas para asegurar su salud y bienestar de todos los involucrados, para dialogar, valorar y decidir lo más pertinente de acuerdo a su entorno.

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear. Como sabemos, de 10 acciones para este regreso solo quedan 9, porque nadie le “consultó” al presidente sobre la carta que no fue carta pero que sí fue carta pues el mismo gobierno y la Secretaría de Educación la difundieron ampliamente, ¿cuántas acciones más quitarán al final de este proceso?

Los irrisorios insumos para las jornadas de limpieza en las escuelas son anécdota y parte del breviario cultural “memista” en las redes sociales. La SEP no estuvo, no está, ni estará lista. Los problemas la rebasaron y eso que hay una maestra al frente de esta dependencia, ¿se imagina si no estuviera?

No, no se puede ni se debe regresar a lo mismo; no es posible. Simplemente la educación y la escuela tal y como la conocíamos, ha cambiado. Tendremos que asumir este hecho.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a las escuelas está en los padres de familia. Una decisión nada sencilla y sí harto compleja, sobre todo, cuando los estudios indican que también los niños pueden contagiarse, pero sin que dicha escuela sea una fuente de contagios. Una cosa inexplicable que solo se entiende a través de la ciencia.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a la escuela está en los padres, y créame, el magisterio en estos días ha hecho hasta lo imposible para que los espacios físicos y virtuales cuenten con lo mínimo necesario para que los niños continúen su proceso educativo.

Espero que a ese magisterio no se le juzgue y, mucho menos, se le culpe de lo que al interior de las aulas pueda suceder, pero también, que se respete la decisión de cada padre de familia que decida llevar o no a su hijo a la escuela y las posibles consecuencias que de ello se desprendan. El gobierno ha decidido lavarse las manos; toca el turno de entendernos, comprendernos y apoyarnos, porque ni el presidente, ni la secretaria de educación, ni los demás funcionarios que a diario suben fotografías a sus redes sociales mediante las cuales dan “muestras de apoyo” a maestros y padres de familia, pisarán los salones y las escuelas a diario. La comodidad de sus oficinas es muy distinta; de eso no hay duda.

Tengo claro pues, que educación, disciplina y trabajo conjunto entre los diferentes actores educativos y no educativos que concurren cotidianamente a las aulas, son aspectos necesarios para lograr un avance significativo y para disminuir los riesgos que ello representa. Un asunto que se antoja difícil pero no imposible, sobre todo cuando observamos la forma en la que se trasladan hacia su escuela los pequeños y sus mentores en la Ciudad de México, por ejemplo.

¿Podremos hacer algo al respecto?

Sí, es cierto, la decisión de enviar a sus hijos a los planteles escolares está en los padres, ellos, al final de cuentas, conocen las escuelas…

Fuente: https://profelandia.com/la-decision-esta-en-los-padres-de-familias/

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Regreso a clases: puntos inciertos

Por: La Jornada

El próximo lunes podrán regresar a clases presenciales todos los niños y adolescentes inscritos en escuelas públicas de los niveles básico y medio, cuyos padres o tutores así lo deseen. Aunque las propias autoridades educativas federales prevén que al inicio del ciclo escolar una mayoría de padres de familia optará por mantener a sus hijos en la modalidad virtual, la reapertura de las escuelas supondrá un desafío mayúsculo para todos los integrantes de la comunidad escolar.

En primera instancia, deberá conciliarse la incontestable necesidad de que los menores retomen sus actividades académicas presenciales con la máxima precaución posible ante el contexto pandémico. Para ello, las secretarías de Educación Pública (SEP) y de Salud (Ssa) elaboraron una guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas, en la cual se establecen los principios claves y las acciones de salud, limpieza e higiene, por los cuales podrán mitigarse los riesgos, así como acompañar a los alumnos en el proceso de adaptación o readaptación al entorno escolar.

Resulta saludable que la citada guía, en sus nueve intervenciones para la reapertura de las escuelas, conceda preminencia a uno de los aspectos más complicados de este proceso: la salud mental de los alumnos y el personal educativo. Al respecto, es recomendable que los padres o tutores consulten el documento (disponible en línea) Cuidar de otros es cuidar de sí mismo. Herramientas de soporte socioemocional para la educación en contextos de emergencia, con el fin de que puedan acompañar a los menores en la transición desde los hogares a las aulas y tener conciencia de las problemáticas potenciales. Asimismo, es de esperarse que los docentes reciban oportunamente la capacitación necesaria para gestionar ambientes propicios a la exitosa integración de la comunidad de aprendizaje.

Con todo, los documentos referidos dejan zonas grises que deben ser subsanadas si se quiere que el regreso sea tan ordenado y libre de sobresaltos como las circunstancias lo permiten. En cuanto a lo sanitario, destaca que no se contemple la posibilidad de cerrar las escuelas en casos de brotes de Covid-19, así como las ambigüedades que podrían generarse por dejar a padres y maestros la tarea de definir las formas de establecer sana distancia. En lo académico, no puede soslayarse el silencio en torno a los mecanismos para evaluar los conocimientos y aptitudes de una generación entera de estudiantes que pasó ya más de un año recibiendo clases a distancia, y cuyas competencias son por ahora una incógnita. No se trata de discriminar ni desalentar a los alumnos, pero está claro que para favorecer su aprovechamiento se requiere un diagnóstico integral de qué se consiguió y qué no con las clases virtuales; de cuáles son las lagunas y debilidades que dejó –y seguirá dejando, en la medida en que una parte de los educandos continúen en esa modalidad– la enseñanza mediada por las pantallas.

Cabe esperar que éstas y otras eventuales confusiones sean corregidas a la brevedad posible por el bien de los estudiantes, en el entendido de que es inevitable un margen de incertidumbre en una operación tan compleja como la reincorporación de millones de niños, niñas y adolescentes a las escuelas.

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/08/25/opinion/002a1edi

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México: EDUCACIÓN.Denuncian graves irregularidades en regreso a clases

Por: Emilia Macías

 

Niños y niñas regresan después de un año a las aulas, pero la realidad es que, al llegar se encuentran con que no hay protocolo alguno, y los y las familiares han tenido que aportar económicamente para el mantenimiento y limpieza de las escuelas. A pesar de que oficialmente se tiene programado el regreso a clases para el 30 de agosto, hay escuelas que ya han regresado.

A más de un año de clases en línea, los y las niñas han regresado a presenciales a pesar de que la pandemia no ha llegado a su fin. Los padres y madres de familia se han encontrado con que no hay condiciones óptimas para que sea seguro estudiar en las escuelas.

La Secretaría de Educación Pública (SEP) es fuertemente criticada, pues a las escuelas no se les ha garantizado insumos, infraestructuras y conectividad; lo único ha sido la compra de espacios televisivos para el programa Aprende en Casa, pero no hay cambios en la estructura, en los programas y mucho menos en sus presupuestos.

Los y las que han tenido que invertir en el trabajo de la limpieza escolar como en los insumos, son las madres y padres de familia en los “Comités Participativos” que se supone que también eran conformados por la dirección escolar.

Además, no hay ningún lineamiento oficial y claro que explique cómo se vuelve a clases o quiénes vuelven. Han dejado esto como responsabilidad de cada escuela sin acompañamiento académico o apoyo de especialistas. Sólo ha habido publicaciones de la SEP, por ejemplo:

Es claro que no existen las condiciones para un regreso a clases seguro. Además el apuro por volver a clases presenciales responde a la política de la reactivación económica total, llegando incluso a decretar a la educación como sector esencial. Nos han demostrado que no les interesa la educación o la salud mental y física de las y los niños.

El confinamiento ha tenido muchas repercusiones terribles para adolescentes, niños y niñas, los programas en línea y el Aprende en casa —los cuales le han generado una fortuna a Salinas Pliego— no fueron pensados desde un plano pedagógico, complicando los procesos de aprendizaje. El rezago educativo, es algo que tampoco interesa a las autoridades educativas, pues no esta claro como este podría revertirse con la vuelta a las aulas. Esto además dignificó un aumento en la carga laboral para las y los docentes.

Sin la seguridad de que el regreso a presenciales no sea un riesgo tanto para estudiantes como para la familia, en tanto que aun el conjunto de la población no está vacunada, es irresponsable exponerles al contagio, pues no hay manera de asegurar que no haya hacinamiento en grupos que rebasan los 40 alumnos.

Es inaudito que la SEP y el Estado ni siquiera garantice los insumos mínimos —gel antibacterial, cubre bocas, agua, jabón— para estudiantes y profesorxs, mientras sigue la insistencia de no cerrar las escuelas a pesar de que haya contagios y que las familias han dicho que no hay condiciones óptimas en las encuestas.

Una medida mínima para el regreso a clases seguro es la vacunación universal, algo que el gobierno federal ha dejado en claro que no va a hacer, pues no vacunara a infantes, pese a que los contagios van en aumento en este sector a partir de las nuevas variantes de COVID-19.

Esto vinculado a exigir que se garantice -hasta en la escuela más recóndita- la seguridad (insumos, infraestructura acorde) para estudiantes, profesoras y profesores, así como para todo el personal de intendencia.

Los y las que sabemos cuándo y cómo podemos regresar somos quienes damos vida a las escuelas: docentes, trabajadores, estudiantes y padres y madres de familia. Por esto es importante conformar asambleas para poder discutir las condiciones para un regreso seguro, vinculado a la lucha por un aumento presupuestal y la gestión de los recursos para cubrir todas las necesidades de las escuelas.

Fuente de la información e imagen: https://www.laizquierdadiario.mx

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Regreso (in)seguro a la escuela

Por: Sylvie Didou Aupetit

Cinvestav-Cátedra UNESCO

Pasé recientemente delante de un buen número de escuelas primarias y secundarias, en Tabasco, Chiapas y Oaxaca. Sin importar su ubicación, todas eran escenario de frenéticas actividades. Había quienes a machetazos cortaban la maleza que había invadido los patios de juego, quienes pintaban de colores alegres las paredes exteriores y quiénes intentaban arreglar deterioros mayores: rotura de cristales, puertas desvencijadas o  techumbres caídas. En las aulas y salones de clases, no pude averiguar qué había ocurrido en cuanto a conservación de los espacios físicos interiores pero lo poco que se oteaba (las sillas o los escritorios puestos al sol) indicaba  que su estado  oscilaba entre mediocre y pésimo. Sólo constaté que esos trajines corroboraban la voluntad, expresada reiteradamente por la titular de la Secretaria de Educación Pública (SEP), de reabrir las escuelas el 30 de agosto 2021.

Las discordancias entre decisiones oficiales y condiciones externas para su correcta implementación son siempre un asunto relevante para entender los grados de gobernabilidad de una sociedad y sus mecanismos de creación de acuerdos. Su superación condiciona la posibilidad de lograr consensos básicos, más allá de divergencias políticas y de brechas sociales, económicas y geográficas. En esa lógica, varios colegas anotaron que era necesario planear cuidadosamente los procesos de reapertura. Sugirieron adaptarlos a las condiciones locales. Ante el abismo que separa las escuelas en los municipios rurales y en los urbanos, en los pobres y en los de clase media o alta, la recomendación  es a todas luces pertinente. Otros especialistas disertaron sobre los contenidos  de un decálogo de colaboración y compromisos compartidos entre padres de familia, maestros y autoridades educativas. Se interesaron a las obligaciones formales, incluso legales, que implicaban, aunque los protocolos de reapertura  tuvieran un carácter burocrático (firma de documentos, definición de criterios) más que estratégico. Que se cumpla lo así dispuesto es harina de otro costal.

Pese a las expectativas despertadas por un eventual regreso presencial a clases, abundan en paralelo opiniones negativas, emitidas por grupos docentes o asociaciones sindicales. Advierten que las condiciones objetivas de funcionamientos de las escuelas para recibir a los alumnos impiden cumplir con los lineamientos oficiales en parte del sistema escolar. Desde antes de la pandemia, el entonces INEE había denunciado las condiciones de precariedad e insalubridad en que operaban muchos edificios, situados en entornos de pobreza. Después de un largo periodo de cierre, esas deben haber empeorado. No obstante esa degradación acumulada, la SEP no ha lanzado un ambicioso e indispensable programa de inversiones para brindar escuelas, realmente “dignas” para todos.

En su mayoría, las  guías sobre el retorno se antojan entonces limitadas e insuficientes para encauzar un reingreso a las instalaciones escolares. En términos coyunturales es improcedente aferrarse al calendario previsto: en una circunstancia en la que los números diarios de contagiados por una variante Delta más transmisible que la cepa inicial, son superiores a los calculados durante los anteriores picos de la pandemia, ignoramos en qué medida la salud de los niños y de sus familias estará afectada. Más valdría desprogramar que lamentar.

En términos contextuales, el regreso “opcional” de los alumnos, al depender esencialmente del libre albedrio de los padres, no permitirá cumplir con los objetivos supuestamente perseguidos. La elección, tomada por  los individuos o los núcleos familiares, de mandar o no a los niños a la escuela no garantizará ni el bienestar emocional de los infantes y adolescentes en su conjunto, ni la nivelación académica de los más perjudicados por sus dificultades en aprovechar la educación a distancia, ni la recuperación de una sociabilidad juvenil maltrecha por la pandemia. No servirá para aminorar una vulnerabilidad en la matricula, acrecentada por la brecha digital.

En la perspectiva de un debilitamiento del vínculo y de tasas de deserción variadas según el estatuto socio-económico, un riesgo es  que un retorno presencial a clases, no estructurado en torno a  colectivos focalizados de beneficiarios, empeore los sesgos existentes. Escribía Miguel Hernández en El hombre acecha: “Años del hambre han sido para el pobre sus años.
Sumaban para el otro su cantidad los panes”. El INEGI y el CONEVAL produjeron ya datos que comprueban  la relación perversa entre pobreza, salud y acceso a los servicios de bienestar.

Pero, la marginación y las privaciones no son sólo cifras. Tienen rostros y uno de ellos es el de los niños malnutridos, hacinados y crónicamente afectados por padecimientos evitables. Si es que regresan esos niños a sus escuelas, ingresarán a espacios estropeados  y, sobre todo, riesgosos en época de epidemia. A los lastres de la pobreza, se añadirá el peligro de la enfermedad. Poco los protegerán protocolos calcados sobre los aplicados por países con mejores niveles de desarrollo.

En vista de eso, ¿qué hacer? Diferir la reinserción de los alumnos en función de su pertenencia a grupos prioritarios, tomar en cuenta las condiciones de funcionamiento de las infraestructuras educativas, escuchar a los maestros y directores de planteles, auscultar a los padres de familia, apoyar íntegra- y primeramente a los niños que requieran apoyos de cualquier índole, son alternativas a considerar. Servirian para reencauzar una dinámica que, en su estado actual, es más política-autoritaria que participativa-democrática, más demostrativa que incluyente.

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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México: SEP publica acuerdo para el regreso a clases

América del Norte/México/22-08-2021/Autor(a) y Fuente: www.jornada.com.mx

Ciudad de México. La Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó el acuerdo número 23/08/21 en el que se establecen las disposiciones para el desarrollo del Ciclo Escolar 2021-2022 y la reanudación del servicio público educativo de forma presencial, responsable y ordenado.

Los lineamientos promulgados el día de hoy en el Diario Oficial de la Federación (DOF), serán aplicables a las instituciones educativas particulares con reconocimiento de validez oficial de estudios.

La secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, reitera que, si bien el regreso a clases presenciales es voluntario, las niñas, niños, adolescentes y jóvenes deberán estar inscritos en el grado o nivel respectivo, para no ser considerados como un caso de abandono o deserción escolar.

El acuerdo considera la implementación de una valoración diagnóstica para conocer el avance del aprendizaje y establecer un periodo extraordinario de recuperación, así como facilitar y flexibilizar el ingreso, permanencia, tránsito y egreso en los diversos tipos y niveles educativos, para atender y prevenir el abandono escolar.

Para promover y coadyuvar en la seguridad, salud e higiene de quienes integran las comunidades escolares, indica la implementación de nueve acciones clave. Entre ellas integrar y activar los Comités Participativos de Salud Escolar (CPSE) en las escuelas de los tipos Básico, Medio Superior y Superior, quienes deberán establecer comunicación con su centro de salud más cercano cuando se requiera y establecer filtros de salud: en casa, en la entrada de la escuela y en el salón de clases.

Asimismo, señala que las recomendaciones para del regreso a clases presenciales se informarán mediante la “Guía para el regreso responsable y ordenado a las escuelas”, que se dará a conocer por las secretarías de Salud y Educación Pública.

Para mantener el acceso a los servicios educativos de quienes opten por el confinamiento preventivo, el acuerdo ordena la continuidad en el uso de tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digital, así como de los programas de educación a distancia “Aprende en Casa”, “Jóvenes en TV”, “Bachillerato en TV”, entre otras estrategias desarrolladas por la dependencia.

En Educación Básica la inscripción se realizará de manera inmediata al nivel que corresponda, de forma presencial o en línea.

Quienes opten, de forma voluntaria, por no llevar a su hija, hijo o pupilo al servicio educativo presencial, deberán inscribirlo o reinscribirlo en el nivel educativo que corresponda y una vez que se incorpore a clases presenciales, se realizará una valoración diagnóstica.

Las autoridades educativas locales reportarán a la SEP el número de educandos registrados en esa modalidad, para revisar el grado de población escolar que se encuentre en ese supuesto.

De esta manera, autoridades, asesores Técnico Pedagógicos y equipos técnicos podrán, dentro de sus posibilidades, brindar seguimiento y atención a quienes optaron por no acudir al servicio educativo presencial.

El inicio del ciclo escolar 2021-2022 será el próximo 30 de agosto y concluirá el 28 de julio de 2022; para el inicio del ciclo escolar se privilegiarán las acciones socioemocionales; se realizará una valoración diagnóstica y la identificación del abandono escolar para su atención.

Fuente e Imagen: https://www.jornada.com.mx/notas/2021/08/20/sociedad/sep-publica-acuerdo-para-el-regreso-a-clases/

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Desafiando el oleaje… ¿sin timón ni timonel?

Por: Rogelio Javier Alonso Ruiz

En una de sus abundantes genialidades musicales, Joaquín Sabina retrata un momento de desesperanza, de navegar sin rumbo bajo la tempestad salvaje, sintiendo estar “desafiando el oleaje sin timón ni timonel”. No está claro qué sucede al interior de la Secretaría de Educación Pública (SEP), pero hacia el exterior refleja pasividad y silencio al no emitir información que dé certeza a un proceso de regreso a clases que, según se anunció, llegará “llueva, truene o relampaguee”. Mientras el debate sobre la reapertura escolar se intensifica, es más evidente la ausencia del vigor en la voz de la titular de la SEP para apaciguar las aguas.

El 11 de agosto, en un boletín oficial, la SEP informó que se “asegurará” (no haría falta hacer notar la conjugación en futuro, pero el tiempo verbal dice mucho) un plan estratégico para el regreso a clases presenciales. Increíblemente, a poco menos de tres semanas de la reapertura escolar planteada por la autoridad federal, aún no existe ese documento que, de acuerdo con lo dicho por el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, debió haber sido presentado por Delfina Gómez Álvarez, titular de la SEP, la semana previa a la emisión del comunicado referido, en una de las conferencias matutinas presidenciales.

La comparecencia de la secretaria de Educación en la conferencia mencionada finalmente se dio el 12 de agosto. Lamentablemente, la intervención de la funcionaria se centró, como de costumbre, en ensalzar la voluntad y vocación del magisterio, además de la lectura de 10 acciones generales de cuidado de la salud en el edificio escolar, que ya se conocían desde hace varios meses. La indicación del regreso a escolar, sin importar lluvias, truenos o relámpagos, fue tomada de manera literal por la secretaria: se le dará cumplimiento incluso cuando se reconoce que, a casi año y medio del cierre de planteles, todavía hay algunos sin agua potable. ¿Son las 10 acciones enunciadas por la secretaria el plan estratégico que se había anunciado o no existe tal?

Aunque no se esperaba mucho, el discurso en este evento por parte del secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Alfonso Cepeda Salas, fue igual de decepcionante. No aprovechó la tribuna para expresar enérgicamente exigencias a las autoridades educativas federal y estatales: había mucho que reclamar en cuanto a condiciones salariales, derecho a la atención médica, condiciones de la infraestructura laboral, etc. Hay algunas entidades en las que los docentes no cuentan con las mejores condiciones para el regreso a clases. En cambio, el líder sindical optó por coronar su participación con la entrega de un documento de adhesión y apoyo al regreso escolar presencial. ¿Se le pedían peras al olmo?

No es que se espere que las autoridades tengan una bola de cristal ante esta pandemia que ha superado todos los escenarios imaginados. Es cierto que el regreso a clases estará marcado por dudas, temores y retrocesos, como ha sucedido en otras partes del mundo y que, como bien lo expresan, el alejamiento de las escuelas impacta negativamente en el desarrollo de los niños. Sin embargo, es deber de quien tiene las riendas de las políticas educativas nacionales dar mayor certeza al proceso y claramente han fallado en esa empresa.

Ojalá, en el escenario educativo, no se emprenda una travesía como aquella que contó El Flaco de Úbeda al cantar “Peces de ciudad” y que, en cambio, el desafío a esta tercera ola de contagios, en la cual se ha indicado deberá realizarse el regreso a las escuelas, esté acompañado por firmeza desde el timón y el timonel. Que de la reunión de autoridades educativas federal y locales, posterior a la lamentable conferencia matutina, emane un plan digno del reto que se avecina. Que no se haga más tarde.


 

Fuente de la información e imagen:  http://proferogelio.blogspot.com/

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