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100 años de la SEP: ¿mucho que celebrar, poco que aplaudir?

Por: Abelardo Carro Nava

«En los últimos 10 años han transitado por la SEP, poco más de 10 Secretarios de Educación; ello es un fiel reflejo de la escasa importancia que se le da a la educación en nuestro país…»

Como bien sabemos, el 25 de julio de 1921 el presidente Álvaro Obregón, decretó la creación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), medida que fue aprobada días más tarde por la Cámara de Diputados. De esta forma, el 3 de octubre de ese mismo año, se publicó la creación de esta Dependencia en el Diario Oficial de la Federación (DOF). Y bueno, para el 12 de octubre, José Vasconcelos asumió el cargo como Secretario de Educación Pública, siendo el primero en tomar las riendas de esta importante y trascendental institución educativa en la vida de los mexicanos. La historia, así lo demuestra.

Cien años han pasado desde su creación y, desde luego, hay motivos suficientes para celebrar este hecho, sin embargo, no está por demás, propiciar una serie de reflexiones en torno a los distintos eventos que han marcado la historia de esta Dependencia. Por principio de cuentas, deseo plantear dos afirmaciones y/o provocaciones que me parecen harto pertinentes pues, la comprensión de esos acontecimientos, no se logra sin analizar la época y circunstancias políticas, sociales, económicas y culturales que caracterizaron ciertos periodos de tiempo: a) la historia de la educación en México, ha estado enmarcada por grandes desigualdades y por inequidades que han evidenciado los intereses políticos (estatales, nacionales e internacionales) que han propiciado la “imitación” de diversas figuras, modelos o políticas que han sido, muchas de ellas, fallidas en nuestro territorio; b) la SEP ha sido maniatada por los gobiernos de todos los colores y sabores quienes, anteponiendo sus propios intereses o los del partido político que los llevó al poder, se olvidaron de un interés supremo: el del estado mexicano. Me explico.

Un ejercicio que, en algunas ocasiones he llegado a implementar en el aula, con mis alumnos, dependiendo del tema y asignatura que hemos trabajado en algún momento del ciclo escolar, ha sido la construcción de una línea del tiempo para conocer y comprender los distintos proyectos educativos nacionales que se han puesto en marcha en nuestro país, a partir de 1921, para garantizar el derecho a la educación del pueblo mexicano, derecho que, como bien sabemos, está plasmado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Hemos observado con detenimiento esa línea, y hemos identificado diversos proyectos educativos nacionales: el de la educación nacionalista (1921-1924), el de la educación rural e indígena (1924-1942), la educación socialista (1934-1942), la educación técnica (1915-1993), el de la unidad nacional (1942-1970), la descentralización educativa (1970-1995), las reformas educativas de la década de los 90 (1990-2000), el compromiso social por la calidad de la educación (2000-2006), la alianza por la calidad de la educación (2006-2012), la reforma educativa (2012-2018), la otra reforma educativa (2019-    ). Línea del tiempo que, como podrá deducirse, refleja con mucha claridad el tránsito de las distintas visiones que han permeado el Sistema Educativo Mexicano y, por las cuales, se han implementado diversas políticas cuyo tratamiento analítico nos llevaría muchas cuartillas pues, cada una de ellas, contendría información valiosa que aportaría elementos para un diálogo en cada uno de los salones de clase.

Desde mi perspectiva, considero que hay dos periodos importantes que marcan un parteaguas en la historia educativa de nuestro país y cuyos resultados están a la vista de todos: el que acompaña la creación de la SEP hasta la década de los 90, y el comienza a partir de esta década hasta nuestros días; este último, evidencia el declive y desastre educativo que los gobiernos, desde la era modernizadora salinista hasta nuestros tiempos, han generado en razón de esa cosa extraña que algunos llaman “calidad educativa”, ¿qué es lo que se ha implementado en nombre de esa calidad educativa?

Ahora bien, si a esa misma línea de tiempo le colocamos los distintos Secretarios que han dirigido los destinos de la educación en México, encontraríamos diversos nombres, desde José Vasconcelos, José Manuel Puig, Moisés Sáenz, Narciso Bassols, Jaime Torres Bodet, Luis Sánchez Pontón, Fernando Solana, hasta un Manuel Bertlett, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, Otto Granados, Esteban Moctezuma y, hoy día, la profesora Delfina Gómez. Desde luego que, como hemos observado, hay diferencias importantes en cuanto a su trayectoria académica, profesional o política, un hecho que es indiscutible porque, con esos referentes, entenderíamos algunas de las acciones, traducidas en obras, que nos llevarían a celebrar los cien años de fundación de esta institución educativa mexicana, pero, también, a ser lo suficientemente objetivos para mirar, desde una perspectiva crítica, los desaciertos que se han cometido. Y no es para menos, reitero, la SEP ha sido maniatada por los gobiernos en turno en las últimas décadas.

Algunos de los motivos que nos llevarían celebrar su creación son: las misiones culturales, la creación de cientos de bibliotecas como complemento a la escuela, las escuelas normales, la disminución del analfabetismo a través de intensas campañas, el establecimiento del Consejo Nacional de Fomento Educativo, los libros de texto gratuitos, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos la cobertura educativa nacional, la educación obligatoria, entre otros. Pero, por otra parte, algunos que no más no acaban de entenderse, porque su concepción misma no corresponde del todo a la realidad mexicana, son los que se desprenden de la implementación de ciertos modelos o políticas cuyo origen se halla en la globalización y en ciertos organismos internacionales que han dado al traste en el quehacer cotidiano que se vive en cada uno de las escuelas y salones de clase.

Aciertos y desaciertos que hoy día nos permiten comprender los enormes retos que se tienen en materia educativa en nuestro país.

Hace unos días, en un foro que organizó grupo Milenio denominado 100 de la SEP, con la periodista Alma Paola Wong (https://www.youtube.com/watch?v=SwMonVXbHAM), dialogamos sobre este tipo de cuestiones. Me pareció interesante que, en dicho foro, se contara con la presencia de la actual Secretaria de Educación. Ojalá, tal y como lo planteé en este espacio, esta funcionaria se diera la oportunidad de escuchar al magisterio mexicano. No basta con reconocer que, en nuestros días, nuestro sistema educativo pasa por enormes retos derivado de los problemas que le aquejan desde hace años. Se agradece, desde luego, dicho reconocimiento. No obstante, considero se tiene que transitar del discurso a los hechos, por ejemplo, para nadie es desconocido que, en educación básica, los profesores siguen realizando su quehacer docente con base en el plan de estudios 2011 y 2017, ¿por qué no se ha concretado eso que algunos llaman Nueva Escuela Mexicana?, ¿por qué, después de tres años de gobierno autodenominado de la cuarta transformación, aun no se cuenta con un plan de estudios?, ¿por qué, después de tres años de este gobierno, aun no se cuenta con un proyecto educativo nacional que delineé las acciones a implementar en el Sistema Educativo?

En los últimos 10 años han transitado por la SEP, poco más de 10 Secretarios de Educación; ello es un fiel reflejo de la escasa importancia que se le da a la educación en nuestro país; en los últimos 20 o 30 años, se han atendido las políticas internacionales que proponen la solución de los problemas educativos nacionales a través de la calidad educativa y, debo decirlo, no más no se ha avanzado porque, dichos problemas, siguen latentes, hoy más que nunca.

Sí, celebró la creación de la SEP; en absoluto aplaudo lo que ciertos funcionarios y gobiernos han cometido en nombre de la tan renombrada calidad educativa.

¿Pensamos entonces en el diseño e implementación de un proyecto educativo nacional transexenal que beneficie a todos los mexicanos?

Al tiempo.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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México: magisterio ¿A dónde apunta el nuevo plan de formación docente de Mejoredu?

Por:  Arturo Méndez

En un comunicado del 23 de septiembre, la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) informó que llegó a un acuerdo con las autoridades educativas estatales para trabajar en la concreción del plan de mejora de la formación continua.

El plan contempla una formación colectiva, en la escuela y regulada por el Estado, pero con importantes límites y consecuencias.

Según Etelvina Sandoval Flores, comisionada presidenta de la junta directiva de Mejoredu, dicho plan tiene como objetivo “que las maestras, los maestros y las figuras educativas de educación básica y educación media superior participen en programas de formación continua relevantes y pertinentes, en condiciones institucionales favorables, que les permitan fortalecer su desarrollo profesional, a fin de revalorar su función como profesionales de la educación”.

Asimismo, se anunció que la comisión publicará en breve los Criterios generales de los programas de formación continua y desarrollo profesional docente, y para la valoración de su diseño, operación y resultados.

En entrevista con La Jornada, publicada el 26 de septiembre, Etelvina Sandoval señaló que “no podemos seguir con el mismo modelo de formación de maestros que aplicamos desde hace años, en el que hay una proliferación de oferta de cursos individuales muy variada; algunos buenos, otros malos, pero considerando esa formación como negocio de particulares”.

Así, en la concepción de Mejoredu, para la formación continua destacan tres aspectos: ir más allá de la formación individual, hacia una formación colectiva; formación in situ, es decir, en la escuela, considerando las necesidades para mejorar la práctica en las condiciones reales (contexto) que enfrentan las y los docentes; la formación docente debe ser regulada, debe verse como una responsabilidad del Estado y se requiere un plan estatal.

Hay que estar alertas

Considerando los elementos de continuidad neoliberal en la política educativa de la 4T, expresados por ejemplo en toda la lógica de la USICAMM y la ofensiva contra las normales, desde el magisterio habrá que seguir con atención el avance en la implementación de este plan de formación continua. Por lo pronto, alertamos sobre algunos aspectos.

En primer lugar, llama la atención que se le de peso al contexto en que se desarrolla la labor docente, pero que esté invisibilizado el problema del regreso forzado a clases presenciales, sin que hasta el momento el Estado haya garantizado condiciones seguras para ello, con consecuencias en la salud y las vidas de la comunidad escolar. Esto, luego de un ciclo escolar a distancia en el que el mismo Estado no garantizó las condiciones para que el conjunto de alumnas y alumnos pudiera acceder a la educación pública y de manera gratuita.

Ni hablar de las carencias en infraestructura y equipamiento escolar previas a la pandemia, o de las condiciones precarias en que viven millones de niñas, niños, adolescentes y sus familias en el país, profundizadas por la pandemia y la crisis económica. Parece que la lógica de Mejoredu es considerar las condiciones reales pero para adaptarse a ellas, no para cambiarlas.

Por otra parte, aunque se plantea la necesidad de un plan estatal para la formación docente, Etelvina Sandoval dejó claro, en su entrevista con La Jornada, que queda abierta “la posibilidad de presentar ofertas”, es decir, la posibilidad de que los empresarios de la educación sigan haciendo negocio con esta necesidad.

En cuanto a los tiempos para la formación docente, todavía no queda claro cómo lo están pensando las autoridades, pero considerando la forma en que se ha hecho previamente, lo más probable es que nos quieran imponer destinarle tiempo por fuera de nuestro horario laboral, cuando ya de por sí dedicamos horas no lectivas —y no remuneradas— a la planeación, evaluación, atención a madres y padres y un largo etcétera.

Las maestras y maestros somos los primeros interesados en formarnos y actualizarnos, pero eso no debe ser en detrimento de nuestro tiempo libre, dedicado al necesario descanso, al esparcimiento, a organizarnos o cualquier otra actividad que queramos.

Es necesario luchar porque la formación docente se desarrolle dentro de nuestro horario laboral, o por ejemplo alternar periodos de formación y periodos frente a grupo. Pero en cualquier caso debe ser tiempo remunerado.

Entre septiembre y noviembre de 2020, la Mejoredu y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura organizaron el Ciclo Iberoamericano de Encuentros con Especialistas “La Formación Continua y el Desarrollo Profesional Docente en el Contexto de Nuevas Normalidades”. En la clausura del mismo, Etelvina Sandoval planteó que “El profesorado debe participar
en la definición de políticas de formación docente” (p. 206).

Sin embargo, aunque el plan de mejora de la formación continua ya fue presentado a las autoridades de la SEP, a las estatales y a las áreas de formación docente locales, a las y los docentes no se nos ha preguntado nada. A pesar se la supuesta “revalorización” del magisterio y de la pretendida “democracia en la escuela” pregonadas por la 4T, la verticalidad en la toma de decisiones es una práctica que no ha cambiado.

Dada la dinámica del conocimiento y de las condiciones en que se desarrolla el proceso de enseñanza-aprendizaje, la formación y actualización docente es una necesidad. Sin embargo, en los términos planteados por Mejoredu, apunta a una adaptación a las precarias condiciones para la educación pública, la continuidad del lucro con una necesidad social y mayor carga de trabajo para las maestras y maestros, como parte de los elementos de precarización laboral ya presentes en el sector.

Luego de que aprobaron una reforma educativa que en gran medida es continuidad —neoliberal— de la de Peña Nieto, de que nos impusieron clases a distancia que sostuvimos de nuestros bolsillos y sin respeto a los horarios laborales, ahora las clases presenciales en condiciones de riesgo, y mientras avanza la precarización educativa y laboral en todos los niveles, debemos prepararnos para nuevos ataques: organizándonos desde las escuelas; dialogando con madres y padres de familia; exigiendo a los delegados sindicales que convoquen asambleas como espacios de deliberación democrática.

Es indpsiepsable cordinarnos entre escuelas, zonas, regiones y a nivel nacional; exigiendo a la CNTE, como principal referente de lucha del magisterio nacional, que rompa la tregua con el gobierno y se ponga a la cabeza de impulsar la lucha unitaria, independiente y combativa contra los ataques actuales, los que vienen y para conquistar la solución a nuestras demandas.

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A 100 años de la creación de la SEP: Necesario impulsar la oferta tecnológica de básica a superior

Por: Miguel Gallegos

Desde mi óptica, el gran reto que tiene la SEP es el de impulsar con más fuerza y rumbo la oferta tecnológica en todos los niveles, desde la educación básica hasta la superior…

El lunes 3 de octubre de 1921, el Diario Oficial, órgano del Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, daba a conocer mediante Decreto, lo siguiente: (1) Se establece una Secretaría de Estado que se denominaría Secretaría de Educación Pública; (2) Corresponde a la Secretaría de Educación Pública, entretanto se expide la ley completa de Secretarías de Estado, que asigne definitivamente sus dependencias a dicha Secretaría, lo siguiente: Universidad Nacional de México, con todas sus dependencias actuales –además de una larga lista de más de treinta instituciones educativas, aunque ninguna enfocada a temas tecnológicos­–; (3) El lugar que ocupara la Secretaría de Educación Pública entre las demás Secretarías.

Esta es la fecha en que se estableció la fundación de la SEP, así como el patrimonio e infraestructura con que inició, por lo que, en el marco del aniversario de su fundación, es conveniente hacer una breve reflexión en cuanto al mayor reto que enfrenta la SEP a 100 años de su creación.

Don José Vasconcelos, primer secretario, fue quien propuso la federalización de la educación, a través de esta nueva Secretaría de Estado. Justo ahora, a cien años de su creación, veinte presidentes de la República han echado mano de esta dependencia para dirigir la educación, designado entre todos ellos, a cuarenta y tres secretarios, contando a la actual titular maestra Delfina Gómez Álvarez.

Cada lector juzgará a su parecer, cómo ha sido el papel que ha desempeñado cada uno de los cuarenta y tres titulares, así como de las políticas educativas que en su momento implementaron cada presidente junto con sus respectivos secretarios de educación, ya que, en estos veinte mandatos presidenciales hubo hasta cinco titulares en un mismo sexenio.

La responsabilidad de la SEP es muy grande, influye de manera transversal en diferentes dimensiones: infraestructura, enseñanza, aprendizaje, organización, administración, finanzas, modelos educativos, planes y programas de estudio, materiales y tecnologías, docencia, capacitación, recursos, economía e integración de la comunidad, todo ello para construir al fin y al cabo una mejor sociedad. Sin duda todavía hay mucho por hacer y mejorar.

Como es sabido, paralelo a la actual pandemia llegó el uso y consumo masivo de tecnologías y recursos digitales. La sociedad tecnologizada con artefactos digitales está naciendo y al mismo tiempo desde el año 2016, inicio la cuarta revolución industrial, según Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial. Ante lo cual, es de esperarse que está, como las pasadas revoluciones industriales, traerá nuevas formas de participación económica, social y por tanto educativa. La pregunta es, ¿A cien años de su fundación, esta lista la SEP para continuar impulsando la educación tecnológica que demanda la cuarta revolución industrial y la transformación socio-digital generada por la pandemia?

Aunque desde su fundación la SEP recibió una infraestructura poco enfocada en la oferta tecnológica, en estos cien años se crearon, fusionaron y conformaron algunos entramados, precedentes y aparatos educativos orientados al enfoque tecnológico, veamos:

  • 1922, Departamento de Enseñanza Técnica, Industrial y Comercial.
  • 1930, Estructuración de un sistema de Enseñanza Técnica: Institución Politécnica y Escuela Politécnica (Preparatoria Técnica).
  • 1936, Fundación del Instituto Politécnico Nacional (IPN).
  • 1941, Sistema de Enseñanza Técnica Industrial.
  • 1941, Departamento de Enseñanzas Especiales: escuelas de artes y oficios, comerciales y escuelas técnicas elementales.
  • 1958, Subsecretaría de Enseñanza Técnica y Superior.
  • 1959, Dirección General de Enseñanzas Tecnológicas Industriales y Comerciales (DGETIC).
  • 1959, Enseñanza Secundaria con actividades tecnológicas, adscrita a la DGETIC (Origen de la Secundaria Técnica en México).
  • 1966, Escuela Nacional de Maestros de Capacitación para el Trabajo Industrial (ENAMACTI).
  • 1968, Creación de los Centros de Estudios Tecnológicos.
  • 1969, Fusión de Prevocacionales del IPN y de las Escuelas Secundarias Técnicas Agropecuarias a la DGETIC.
  • 1971, Subsecretaría de Educación Media, Técnica y Superior (SEMS).
  • 1971, Dirección General de Educación Tecnológica Industrial (DGETI), adscrita a SEMS.
  • 1975, Consejo del Sistema Nacional de Educación Técnica.
  • 1976, la SEMS pasa a ser la Subsecretaría de Educación e Investigación Tecnológicas (SEIT).
  • 1976, Dirección General de Institutos Tecnológicos (DGIT).
  • 1978, Conformación de la Dirección General de Educación Secundaria Técnica (DGEST).
  • 1978, Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP).
  • 1991, Colegios de Estudios Científicos y Tecnológicos de los Estados (CECyTE).
  • 2005, Conformación de la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), –absorbió a varias dependencias y direcciones generales–.
  • 2005, Transformación de la DGIT en la Dirección General de Educación Superior Tecnológica (DGEST).
  • 2006, la Dirección General de Educación Secundaria Técnica fue asignada a la Administración Federal de Servicios Educativos en el Distrito Federal.
  • 2014, creación del Tecnológico Nacional de México (TecNM).
  • 2017, conformación de la Autoridad Educativa Federal de la Ciudad de México, la cual es un órgano desconcentrado de la SEP que se responsabiliza de la educación básica y de la Educación Secundaria Técnica en la CDMX.

Como se observa, se ha trabajado en el enfoque tecnológico e industrial, pero en la actualidad, la SEP administra, dirige y brinda educación concretamente desde tres niveles: Básica, Media y Superior. Sin embargo, a la fecha, en cada subsistema se atiende el ámbito tecnológico como se puede y con lo que se tiene.

En el nivel superior existe un robusto aparato de Universidades Tecnológicas, Universidades Politécnicas e Institutos Tecnológicos, sin dejar de mencionar la amplia oferta tecnológica que ofrece el IPN y el TecNM, entre otras.

En el nivel medio superior, se cuenta con una amplia estructura que brinda desde enseñanza técnica, agropecuaria, industrial y de servicios hasta capacitación para el trabajo, además de en algunos casos bachillerato junto con carrera técnica.

Sin embargo, en el nivel básico esta tarea ha estado olvidada por muchas décadas. El único sector que se sigue esmerando en sentar bases con enfoque tecnológico a la niñez –desde los años sesenta– es el de Escuelas Secundarias Técnicas, lo que es de reconocerse y de replicarse.

Sin duda que se puede mejorar lo que se ha hecho y ante la emergente necesidad de una sociedad cada vez más centrada en la tecnología, será conveniente fortalecer este ámbito con el nuevo siglo de vida que iniciará la Secretaría de Educación Pública. Por ello, desde mi óptica, el gran reto que tiene la SEP es el de impulsar con más fuerza y rumbo la oferta tecnológica en todos los niveles, desde la educación básica hasta la superior, porque es una necesidad que ha llegado junto con la Pandemia y con la Cuarta Revolución Tecno-Industrial.

Fuente de la información: https://profelandia.com

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El regreso a las escuelas “es obligatorio”

Por: Fidel Ibarra López 

La Secretaría de Educación Pública (SEP) publicó el pasado 20 de agosto en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Acuerdo 23/08/21 donde se presentan los lineamientos para el regreso a las clases presenciales. Es a partir de este documento oficial, que se puede realizar un análisis con la seriedad debida, sobre el regreso a las escuelas que están planteando las autoridades educativas. Y discernir a partir de lo anterior, los costos que se deprenderán con la implementación de los lineamientos referidos.

Para tal efecto, parto de lo siguiente: el argumento que se utilizó en lo público para fundamentar la reapertura de las escuelas, es que el regreso iba a ser presencial, seguro, voluntario y escalonado. Ese era el concepto que se adujo en lo público; pero si se revisa el documento de marras, se identifica que ahora se plantea que el regreso será presencialresponsable y ordenadoSe borró del mapa el término voluntario. De hecho, de las 7 mil 16 palabras que componen el Acuerdo, solamente se menciona dos veces el término “voluntaria” –ya no voluntario-. Y se menciona en páginas interiores. Lo cual significa que se cercenó el concepto original en aras de ajustar la fundamentación para encuadrar los lineamientos para el regreso al modelo presencial.

El otro término que se borró es el concepto de “seguro” y se cambió por el de “responsable”. El primero implicaba garantizar un marco de seguridad para los maestros y los alumnos, lo cual no era del todo fácil. El segundo conlleva el cumplimiento de las obligaciones que se establecen en el Acuerdo. Lo cual significa que es un término más ad hoc para lo que se demanda, puesto que la responsabilidad se enmarca en lo referente al cumplimiento de nueve acciones de carácter sanitario que se pretenden desarrollar para el regreso a las escuelas.  En lo que respecta al regreso a las aulas entonces, se cercenó el concepto original con miras a ajustar un documento a una decisión política por parte de las autoridades educativas.

El otro factor a destacar, es que se declara desde el inicio del Acuerdo que el modelo con el cual se va a iniciar el ciclo escolar, es con el modelo presencial. Y eso no es un asunto menor. ¿Por qué? Porque significa que se elimina la posibilidad de desarrollar un proceso de innovación educativa que nos pudiera permitir en el futuro inmediato enfrentar, por ejemplo, un escenario -como lo hemos señalado en este espacio- donde la pandemia se constituyera en una enfermedad endémica; es decir, en una enfermedad que nos afectara de forma permanente, como sucede con el caso del VIH. Si eso ocurre, no podremos hacerle frente –en términos educativos- con el modelo presencial, porque sería de suma riesgoso mantener a los niños en las escuelas. Necesitamos otro modelo educativo –como el caso del modelo mixto e híbrido-; pero esa posibilidad se cerró en el actual ciclo escolar. Y se dejó en claro que la única vía para atender la gravedad del problema educativo es el modelo presencial. Lo que es lo mismo a decir que se recurrió al pasado para atender un problema del presente y del futuro. Lo cual es un craso error. En el fondo, no se acepta que la escuela que conocimos hasta febrero del 2020 ya no existe. Que se tiene que reinventar, si se pretende mantener en pie. Empero, en lugar de ello, se “asumen riesgos” al pretender implementar un modelo educativo presencial en el momento más inadecuado.

Hagamos un alto hasta aquí, para plantear la interrogante que más interesa a los padres de familia:  ¿qué pasa si un padre de familia no quiere llevar a sus hijos a la escuela? Para tal condición, se afirma que se podrá “inscribir o reinscribir –el alumno- en el grado educativo que corresponda”. Y cito: “Una vez que se incorpore a las clases presenciales se realizará una valoración diagnóstica con objeto de conocer su nivel de aprovechamiento escolar”. Pero, ¿qué maestro acompañará el proceso de enseñanza-aprendizaje de ese alumno que no asistirá a las clases presenciales? De eso no se especifica nada en el documento. Solamente se señala que “se continuará ofreciendo el servicio público educativo mediante la utilización de las tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digital, así como el uso y aprovechamiento de programas de educación a distancia como «Aprende en Casa», «Jóvenes en TV», «Bachillerato en TV» y otras estrategias desarrolladas por las comunidades escolares”. Y se señala que “Las Autoridades Educativas Locales, la Autoridad Educativa Federal en la Ciudad de México, los Asesores Técnico Pedagógicos y los equipos técnicos, podrán, dentro de sus posibilidades, brindar seguimiento y atención a las y los educandos que optaron por no acudir al servicio educativo presencial”. ¿Qué decir de lo anterior? Eso de brindar seguimiento “dentro de las posibilidades” se lee como un “hagan lo que puedan”; es decir, no marca un compromiso, ni tampoco una responsabilidad.

En ese sentido, si no se establece con claridad cómo se va a desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje para los niños que no van a ser enviados por sus padres a las clases presenciales, se infiere que esos alumnos “quedarán a la buena de Dios”, pues no habrá quien les dé seguimiento debido a que el maestro titular estará atendiendo a los niños que acudan a las clases presenciales. Bajo esas condiciones, estamos ante un escenario donde se les está obligando a los padres de familia a enviar a sus hijos a la escuela, si es que quiere que su hijo tome las clases en el ciclo escolar. Ese es el punto central en todo este entuerto.

Ahora bien, ¿qué costos educativos y sanitarios se pueden generar con todo este embrollo? Si millones de niños no son enviados por sus padres de familia a las escuelas, y si no hay un seguimiento del proceso de aprendizaje de esos niños, el resultado -en términos de aprendizaje- podría ser catastrófico. Pero la parte que más preocupa es lo referente a la salud. Mientras que el Ministro de Salud en Cuba -por poner un comparativo- José Ángel Portal Miranda, declara que la variante Delta “es considerada la variante más contagiosa con un 64% de incremento frente a la variante Alfa, que es entre 40 y 50% más transmisible respecto al virus original de Wuhan”. Y agrega: “¿Qué nos hace falta para entender que los niños no son inmunes ante el SARS-CoV-2?”. La declaración es resultado luego de que en la isla se confirmó la cifra más alta de menores de 20 años contagiados en un solo día: 2,029 casos, y de éstos, 1,915 pacientes se hallan en edades pediátricas. (Juventud Rebelde, 20 de agosto del 2021). ¡Qué discurso tan radicalmente diferente al que se está presentando en México! Acá se declara la educación como actividad esencial -como requisito para regresar a las escuelas- y se afirma por parte de la principal autoridad sanitaria en el país, que las “niñas y niños tienen riesgo ‘casi nulo’ de morir por Covid” (El Financiero, 24 de agosto del 2021). Se minimiza el riesgo y se pavimenta el terreno “conceptualmente” para retornar a las escuelas.

Desde nuestra perspectiva, lo adecuado hubiese sido iniciar el ciclo escolar a la distancia mientras se experimentaba en algunas escuelas la implementación de un modelo mixto. Ello daría pauta para regresar a las escuelas de forma escalonada y segura. Sin embargo, se opta por “el trabajo por urgencias”. Y con ello no solamente se cercenan conceptos sino, sobre todo, se privilegia lo inmediato y se deja de lado lo estratégico.

Para comentarios:

Correo: fidelibarralopez@gmail.com

Fuente de la información: https://www.educacionfutura.org

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Maestros y ultraderecha

Por: Luis Hernández Navarro

A la maestra María Salud Morales la mataron con piedras y palos. Como a las cuatro de la tarde del 16 de junio de 1937, en el rancho de Santa Rita, tenencia del Tecario, municipio de Tacámbaro, Michoacán –cuenta el historiador David Raby–, fanáticos cristeros le destrozaron el cráneo y arrastraron su cuerpo por las calles. Aunque usualmente cargaba con ella una pistola para defenderse, ese día se encontraba desarmada.

En su carpeta de siete litografías titulada En nombre de Cristo… han asesinado a más de 200 maestros, el artista plástico Leopoldo Méndez rinde homenaje a la profesora asesinada. En la estampa, el cadáver de la maestra rural, con su largo pelo negro colgando, es cargado por tres campesinos, en cuyo rostro se funden el dolor y la rabia por el salvaje homicidio de la docente.

En 1939, Leopoldo Méndez, uno de los más grandes grabadores del siglo pasado, maestro rural él mismo en las Misiones en Jalisco y estado de México, durante muchos años comunista, integrante de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y fundador del Taller de Gráfica Popular, elaboró las litografías por encargo de la Secretaría de Educación Pública (SEP). La carpeta ilustra, poderosamente, la violencia de la ultraderecha mexicana contra los profesores que, bajo la bandera de la educación socialista del cardenismo y la reforma agraria, combatieron en los rincones más remotos del México rústico, el fanatismo y la ignorancia y, para abrirle paso a lo que Narciso Bassols llamó el pensamiento contemporáneo.

Méndez no fue el único artista que denunció, mediante su obra, las agresiones de cristeros, fascistas y hacendados contra los educadores rurales. Entre muchos más, sobresale Aurora Reyes, quien en 1936 pintó, en el Centro Escolar Revolución, el mural Atentado a la maestra rural (https://bit.ly/3n5ZT8r).

La epopeya y el martirologio de los humildes profesores en las comunidades agrarias fueron referidos también desde la literatura. En Dios en la Tierra, José Revueltas cuenta dramáticamente cómo un educador que guía a los soldados que combaten a los cristeros hasta una fuente de agua, es vejado por una turba fundamentalista que lo acusa de traidor y lo obliga a gritar ¡Viva Cristo Rey!, al tiempo que lo empala. “De lejos –escribe el duranguense– el maestro parecía un espantapájaros sobre su estaca, agitándose como si lo moviera el viento, el viento, que ya corría, llevando la voz profunda, ci­clópea, de Dios, que había pasado por la tierra.”

Los atropellos de la extrema derecha contra los trabajadores de la educación rurales alcanzaron tal magnitud, que el 15 de mayo de 1935, el presidente Lázaro Cárdenas organizó un homenaje a los maestros asesinados, empalados, violados o desorejados por la reacción. Estableció que cada año se pasara lista a 10 de ellos. Los nombres de todos fueron estampados en un muro en la SEP.

¿Qué motivó esta agresión descomunal del protofascismo mexicano contra los mentores? Básicamente, la naturaleza y el propósito de su misión. José Santos Valdés la explicó así a los educadores: Porque no basta arrancar la tierra. Es necesario crear al hombre. Aquélla, sin éste, no ser­virá de nada. Me dirás que el hombre existe. Sin negártelo, te diré que existe el que nació, creció, se educó y se multiplicó dentro del sistema capitalista; te diré que es un tipo de hombre que heredó ideas, sen­timientos, fanatismos y miserias que lo hacen ser enemigo de su propia clase. Tú necesitas crear a un hombre que responda al anhelo desorganizado, pero enorme, de millones de campesinos mexicanos que ya no quieren ser esclavos ni vivir en garras de la miseria, de la enfermedad y de la muerte.

No eran sólo palabras. La labor de Santos Valdés fue clave en convencer a mil campesinos neoleoneses de no adherirse a la rebelión filonazi de Saturnino Cedillo de 1938, apoyada por las compañías petroleras extranjeras. Años después, con el beneplácito de la derecha, se organizó una operación de Estado para deshacerse de esos maestros comprometidos con la transformación social. En plena escuela del amor avilacamachista, fue derrumbado el muro levantado en la SEP para honrar a los profesores mártires.

En diciembre de 1951, el gánster sindical Jesús Sánchez Vite, secretario general del SNTE, anunció: Se ha destruido la leyenda negra que forjaron los enemigos de nuestra causa, al concluir falsamente que el maestro era en sí mismo un germen de disolución, cuando en verdad no es sino un ser dotado de generosos impulsos de superación.

Sin embargo, las intentonas por asfixiar el compromiso de los maestros con el cambio social fracasaron. La leyenda negra que Sánchez Vite declaró finiquitada sigue viva. Desde 1979 (como en su momento lo fue el MRM de Othón Salazar), la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) devino heredera legítima del legado de los maestros rurales cardenistas. Comprometida en la democratización de su sindicato, de la educación y del país, ha sorteado los embates de la reacción y de figuras, como Claudio X. González, y de organizaciones empresariales, como Mexicanos Primero, o conservadoras, como la Unión Nacional de Padres de Familia.

Hasta 2002, la guerra santa contra la coordinadora tenía como saldo 172 educadores asesinados o desaparecidos. La lista ha crecido. Durante el sexenio peñista, en el marco de las movilizaciones contra la reforma educativa y de Ayotzinapa, fueron ultimados por la policía los profesores Claudio Castillo, David Gemayel Ruiz y Antonio Vivar Díaz.

Como el magisterio rural cardenista en su momento, la CNTE ha combatido durante más de 40 años a la ultraderecha. Y lo seguirá haciendo. De vivir Lepoldo Méndez, seguramente haría una carpeta con litografías dedicadas a honrar la lucha de los maestros de la coordinadora contra el conservadurismo.

Twitter: @lhan55

Fuente: https://www.jornada.com.mx/2021/09/07/opinion/021a1pol

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Formación Continua de Docentes: Tareas pendientes

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

No cabe duda que es importante reflexionar sobre el papel que juega la formación continua y la profesionalización de las figuras educativas en época de pandemia y post pandemia…

Una de las cuestiones pendientes por atender y de las más sentidas, por parte de las y los docentes, así como por las y los directivos escolares, debido a los vacíos y problemas que se han producido en México, es la que se refiere a la formación continua de estas figuras educativas durante el ejercicio de la profesión.

Uno de los problemas de las acciones de formación continua para maestras y maestros en servicio, como política pública, es la centralización, que no solamente se establece en los programas, sino también en el marco legislativo.

Esto, en términos de las atribuciones exclusivas del gobierno federal (SEP) en la materia, las condiciones laborales y los problemas de gestión institucional efectiva en el campo de la formación continua, que demandan las y los trabajadores de la educación a las autoridades educativas (en nuestro país y en la región iberoamericana, especialmente en los niveles de educación básica y media superior), sobre todo de la escuela pública.

Como respuesta a esa necesidad laboral y de desarrollo profesional del magisterio, a finales de 2020 se llevó a cabo el ciclo Iberoamericano de encuentros con especialistas denominado: “La Formación Continua y el Desarrollo Profesional Docente en el Contexto de Nuevas Normalidades”, el cual contó con la participación de estudiosos en la materia, ubicados en diferentes puntos de la región iberoamericana.

En relación con dicho evento académico, la noticia es que hace unos días se dieron a conocer las memorias del ciclo o encuentros realizados, en las cuales se reúnen los textos de las y los expositores a este importante conjunto de encuentros.

Así lo expresan los organizadores de este ciclo en la presentación de las Memorias: “…la agenda que se impone es fortalecer la formación inicial de las nuevas generaciones de profesoras y profesores y, sobre todo, reconfigurar la formación y el desarrollo profesional de quienes están al frente de la tarea educativa en este momento de grandes transformaciones radicales de la educación, con una visión de futuro.” (1)

De hecho, tanto la formación inicial como continua de docentes y directivos escolares son componentes indispensables en los proyectos nacionales de políticas públicas educativas de los diferentes países de la región, ya que a través de estas acciones aspiran a asegurar el derecho pleno a la educación de las niñas, los niños y jóvenes.

Sin embargo, el centralismo, la falta de apoyo a las escuelas normales y demás instituciones responsables de la formación inicial de profesionales de la educación (no sólo de docentes), como el CAM y la UPN; así como el manejo discrecional de los recursos financieros y materiales en materia de formación continua, contradicen las buenas intenciones que manifiestan las autoridades educativas federales y estatales sobre estos rubros.

Un Enfoque crítico sobre la formación continua

En la conferencia inaugural del evento mencionado, Francesc Imbernón, de la Universidad de Barcelona, afirmó: “Desde los años 80 empieza a investigarse la formación del profesorado y se ha avanzado mucho con investigaciones y experiencias. Actualmente hay mucha investigación y muchas evidencias para saber qué es lo que funciona y qué es lo que no funciona. A pesar de todo, se está cayendo a veces en los mismos errores del pasado; yo quisiera hacer esta reflexión en voz alta con ustedes, ver qué elementos son importantes, qué es lo que sabemos que funciona y qué es lo que sabemos que no funciona en la formación continua de los docentes.”

Imbernón se refirió también a cuatro aspectos sobre los cuales conviene reflexionar, en torno a la formación continua como proceso que va de la continuidad a la discontinuidad del trabajo docente, en contextos de pandemia y sin pandemia.

Los cuatro aspectos, dicho esto de manera esquemática, son:

1. El nuevo papel del profesorado y de la institución educativa. De la individualidad a la colaboración. Colegialidad participativa versus aislamiento y solitud.

2. Formación desde dentro-territorio (situada). Situaciones problemáticas unidas a proyectos. “La formación continua es que primero vamos a ver qué situaciones problemáticas hay en un territorio o en una escuela y para eso les damos formación. El binomio se ha invertido: antes era formar profesoras y profesores e ir al contexto y ahora es ir al contexto y formar profesorado para mejorar ese contexto. Las condiciones de una formación continua situada han de ser en el centro o en el territorio; se llama territorio porque la problemática de varias escuelas puede ser la misma, pero siempre tiene que partir de las necesidades del personal docente.”

3. El nuevo concepto de formación continua. Actualización versus creación de espacios. “El nuevo concepto de la formación es que tenemos que intentar, con apoyo del profesorado, descubrir la teoría implícita que éste lleva a la práctica.”

Y 4. Conciencia del profesorado en los procesos de cambio. Identidad y empoderamiento. El profesorado como sujeto capaz de generar conocimiento.

Los siguientes fragmentos de la exposición del profesor Imbernón, me parecen especialmente relevantes: “Una asesora o un asesor puede brindar herramientas, por ejemplo, de evaluación, de intercambio, lo que significa pasar de la individualidad a la colaboración, es decir, una formación horizontal”… “Cuando hacemos de la escuela una comunidad de cambio pasamos a la innovación institucional.”… “La formación continua ha de ser de proceso, lo que significa intentar que no sea únicamente actualizar o capacitar en temas nuevos, sino crear espacios de aprendizaje y de cultura colaborativa que sean complementarios. La formación continua tiene una parte importante de actualización y capacitación, principalmente de temas nuevos, donde expertos nos explican cosas interesantes, pero la parte más importante y complementaria es la de crear espacios de aprendizaje en los centros con un proceso de cultura colaborativa.”

“…la formación continua aparece como revulsivo crítico para mejorar esta situación.” (se refería a los innumerables problemas que hay en la escuela)

“…la formación del profesorado y su desarrollo se tiene que trabajar con un modelo de formación centrada en el profesorado y con el profesorado, como decía Michael Fullan. Esto significa: trabajar la persona, más comunicación entre personas profesionales, todo el sistema relacional, las emociones, el trabajo conjunto, el sentirse bien, trabajar la identidad, la reivindicación y el empoderamiento de ser profesor o profesora. …una maestra o un maestro inculto, con bajos salarios, pobre, es vulnerable al sistema económico y social, es manipulable. Cuando es una maestra o un maestro culto, con identidad y empoderado, ya no le manipulan tanto los criterios sociales, económicos y tecnológicos. Después, trabajar la colegialidad, las dinámicas colectivas. … siempre que hay una formación continua, se han de crear estructuras de participación y diálogo en todo el proceso formativo.”

No cabe duda que es importante reflexionar sobre el papel que juega la formación continua y la profesionalización de las figuras educativas en época de pandemia y post pandemia; pero también es conveniente señalar las tareas pendientes que hay en México en torno a estos temas. Pongo sobre la mesa una de ellas:

El subejercicio de recursos públicos destinados a la formación continua de docentes y directivos escolares, que se cometió durante el gobierno de Peña Nieto, al no ser adecuadamente utilizados para apuntalar las acciones nacionales en el ámbito de dicha formación. Ese es un hecho que está suficientemente documentado, donde se muestra que, a diferencia de lo que se gastó en el área de comunicación social de la SEP, las tareas de formación continua fueron recortadas (2). Eso sucedió especialmente durante el periodo en que Aurelio Nuño fue titular de la dependencia (2015-2017).

Me parece correcto que las autoridades educativas (SEP, MejorEdu) convoquen y celebren eventos académicos con expertos o especialistas, del más alto nivel académico, sobre el tema de la formación de profesionales de la educación. Pero quizá sea también oportuno reconsiderar modelos críticos de abordaje en este campo y escuchar a las voces de los actores principales de la escena educativa: Docentes, directivos escolares, estudiantes y familias, así como abrirse a la discusión pública en torno a las tareas nacionales que están pendientes en este terreno.

Fuentes:

(1) Memoria: La formación continua y el desarrollo profesional docente en el contexto de nuevas normalidades. Ciclo Iberoamericano de Encuentros con Especialistas. (2020) Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI) y Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MejorEdu).

(2) Nayeli Roldán (2018) “SEP redujo recursos para capacitar docentes al mismo tiempo que multiplicó su gasto en comunicación social.” Animal Político. 13 de mayo, 2018. “Aunque a la SEP le fueron aprobados mil 654 millones de pesos para capacitar a docentes, sólo gastó 949 millones de pesos, es decir, tuvo un subejercicio de 42%; en cambio, gastó en comunicación social mil 963 millones de pesos.”

Contacto: jcmqro3@yahoo.com I Twitter: @jcma23


Publicado en SDPnoticias

Fuente: https://profelandia.com/formacion-continua-de-docentes-tareas-pendientes/

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La decisión está en los padres de familias…

Por: Abelardo Carro Nava

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear…

Al inicio de esta pandemia conocimos los efectos del SARS-CoV2 en los seres humanos que viven, o vivían en otros países, mediante los medios de comunicación; luego, en febrero de 2020, México registró el primer caso confirmado por este virus; semanas después, se decretó la contingencia sanitaria en el territorio nacional por el incremento de casos positivos hecho que, como se sabe, detuvo la inercia de varias actividades políticas, económicas, sociales y culturales – entre ellas las de naturaleza educativa – pues, según se dijo, se trataba de evitar la propagación de esta enfermedad a través del contacto entre los individuos. Poco se sabía de tan inverosímil “bicho” y el mundo convulsionó intempestivamente.

En medio de la incertidumbre y el desasosiego que produjeron las primeras semanas y meses de un confinamiento, las actividades escolares siguieron su curso. Padres de familia, alumnos y maestros, con una infinidad de problemáticas que han sido escritas y difundidas por propios y extraños a través de diversos medios y espacios, buscaron la forma de continuar los procesos formativos en cada uno de los niveles en los que se encontraban insertos.

Las autoridades educativas entumecieron durante ese tiempo; su respuesta, tardía como lo fue, evidenció lo que hasta el hartazgo se ha dicho en diversos momentos de la historia de México: son inmensas las precariedades del Sistema Educativo Nacional (SEN) y las brechas de desigualdad existentes entre los mexicanos.

Mienten quienes piensan o afirman que este Sistema Educativo se detuvo durante los primeros meses de ese necesario confinamiento pues, aunque las escuelas cerraron sus puertas, la educación abrió otras, por el momento, desconocidas.

Mienten quienes afirman que el magisterio fue plenamente apoyado en diversos rubros por parte de sus respectivas autoridades educativas, locales y federales.

Es cierto, las maestras y los maestros no recibieron una orientación profesional o académica, con una base fincada en la pedagogía y la didáctica, que les permitiera tomar decisiones sobre ese qué hacer y cómo hacer para que, de la noche a la mañana, se adentraran a un mundo donde la era digital, a través del empleo de diversas plataformas, no era del todo conocida.

No está por demás señalar, de nueva cuenta, que la Secretaría de Educación Pública (SEP) no despertó durante todo este tiempo. Vivió el sueño romántico de un amor y vocación que lo puede todo. Es más, no fue creativa, ni echó a andar la imaginación y, mucho menos, a toda la maquinaria conformada por una serie de “asesores” o “expertos” para que diseñaran un plan educativo nacional acorde a las necesidades y contextos de los alumnos, profesores y padres de familia.

No, no hizo nada de eso, en su lugar desembolsó más de 400 millones de pesos para costear la trasmisión de algo que fue denominado “Aprende en Casa”, aunque justamente en casa, en los miles de hogares mexicanos, durante ese mismo tiempo, se vivieron diversos momentos: pérdida de empleo, contagios y más contagios, fallecimiento de seres queridos. La tele ¿educa?, pero la vida ¿no educa? Aún me pregunto.

De esta forma, entre subidas y bajadas de números, entre colores de un semáforo epidemiológico que no indicaban mucho que digamos, los niveles de contagio disminuyeron. Las portadas de los periódicos impresos y digitales le dieron vuelo a tal suceso puesto que, a pesar de todas las desavenencias, México superaba las dos “primeras olas” ¿con éxito?

Así, sin un plan nacional para un regreso seguro a las escuelas, con bombo y platillo, la SEP anunciaba la reapertura de los centros escolares en las entidades del país cuyo color, de acuerdo con ese semáforo epidemiológico, estuvieran verde. Poco duraron los festejos; días después de la tan anunciada apertura de los planteles escolares, éstos cerraron sus puertas. Diversas razones fueran las que los llevaron a tomar esta decisión, destacaron: el incremento de contagios y las precariedades, de todo tipo, en las instituciones educativas.

Ni tarde ni perezoso, los alumnos regresaron a sus hogares y los padres de familias retomaron sus actividades cotidianas pues, los comités de participación de salud escolar dejaron de operar. De hecho, aún me pregunto si en algún momento funcionaron conforme a los protocolos diseñados por los expertos dado que la manera en que tendrían o podrían apoyar los mentores con tres hijos en la misma escuela cuya asistencia a ésta difería a lo largo del día, generó serias dificultades. ¿En qué momento este padre o madre de familia tendría el tiempo necesario para que realizara otras acciones que les permitieran llevar un sustento a casa si tenían que participar en el comité de salud escolar referido? En fin.

El ciclo escolar terminó, y un dejó de angustia e incertidumbre apareció. ¿De qué manera iniciaría el próximo año escolar?, ¿cuál sería el plan nacional que darían a conocer las autoridades educativas si es que tenían pensado o contemplado un posible regreso a las aulas?

Vacaciones, al fin un receso.

Casi sin darnos cuenta una tercera ola de contagios llegó, y llegó con fuerza. Se acercó rápidamente a nuestros hogares. De hecho, de la noche a la mañana supimos ¿otra vez? de personas que se contagiaron, ahora, de la variante Delta; nuestros vecinos, gente de nuestra comuna, nuestros familiares, y muy probablemente nosotros mismos corrimos la misma suerte.

Desde luego, algunos tuvieron o han tenido la oportunidad de ser tratados en sus hogares. Otros, por el contrario, tuvieron que ser hospitalizados para recibir ese tratamiento médico que les permitiera una pronta mejoría y, unos más, lamentablemente fallecieron. Lejos de las cifras que cada día se exponen en los medios de comunicación, no debemos olvidar que ellos fueron hombres y mujeres, de carne y hueso. Con virtudes, con defectos, pero al fin de cuentas, seres humanos.

Hoy, casi casi por decreto presidencial se determina el regreso masivo a las escuelas para que las clases presenciales sean un hecho a partir del 30 de agosto, pues así llueve, truene o relampaguee, los planteles escolares deben reabrir sus puertas.

Hoy, sin un plan nacional para ese tan anunciado y anhelado regreso a la presencialidad, y en medio de un caos y la incertidumbre que la misma SEP ha generado, el magisterio y los padres de familia vuelven a dar muestras de su capacidad para afrontar los retos, cualesquiera que éstos sean, para adecuar los espacios físicos de sus instituciones educativas, para diseñar esquemas de trabajo que permitan generar aprendizajes en sus alumnos, para implementar medidas contextualizadas para asegurar su salud y bienestar de todos los involucrados, para dialogar, valorar y decidir lo más pertinente de acuerdo a su entorno.

La SEP ha sido rebasada. De eso no hay duda. Su limitada visión, planeación, organización y evaluación de las actividades para un regreso seguro ha dejado mucho que desear. Como sabemos, de 10 acciones para este regreso solo quedan 9, porque nadie le “consultó” al presidente sobre la carta que no fue carta pero que sí fue carta pues el mismo gobierno y la Secretaría de Educación la difundieron ampliamente, ¿cuántas acciones más quitarán al final de este proceso?

Los irrisorios insumos para las jornadas de limpieza en las escuelas son anécdota y parte del breviario cultural “memista” en las redes sociales. La SEP no estuvo, no está, ni estará lista. Los problemas la rebasaron y eso que hay una maestra al frente de esta dependencia, ¿se imagina si no estuviera?

No, no se puede ni se debe regresar a lo mismo; no es posible. Simplemente la educación y la escuela tal y como la conocíamos, ha cambiado. Tendremos que asumir este hecho.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a las escuelas está en los padres de familia. Una decisión nada sencilla y sí harto compleja, sobre todo, cuando los estudios indican que también los niños pueden contagiarse, pero sin que dicha escuela sea una fuente de contagios. Una cosa inexplicable que solo se entiende a través de la ciencia.

Sí, la decisión de enviar a sus hijos a la escuela está en los padres, y créame, el magisterio en estos días ha hecho hasta lo imposible para que los espacios físicos y virtuales cuenten con lo mínimo necesario para que los niños continúen su proceso educativo.

Espero que a ese magisterio no se le juzgue y, mucho menos, se le culpe de lo que al interior de las aulas pueda suceder, pero también, que se respete la decisión de cada padre de familia que decida llevar o no a su hijo a la escuela y las posibles consecuencias que de ello se desprendan. El gobierno ha decidido lavarse las manos; toca el turno de entendernos, comprendernos y apoyarnos, porque ni el presidente, ni la secretaria de educación, ni los demás funcionarios que a diario suben fotografías a sus redes sociales mediante las cuales dan “muestras de apoyo” a maestros y padres de familia, pisarán los salones y las escuelas a diario. La comodidad de sus oficinas es muy distinta; de eso no hay duda.

Tengo claro pues, que educación, disciplina y trabajo conjunto entre los diferentes actores educativos y no educativos que concurren cotidianamente a las aulas, son aspectos necesarios para lograr un avance significativo y para disminuir los riesgos que ello representa. Un asunto que se antoja difícil pero no imposible, sobre todo cuando observamos la forma en la que se trasladan hacia su escuela los pequeños y sus mentores en la Ciudad de México, por ejemplo.

¿Podremos hacer algo al respecto?

Sí, es cierto, la decisión de enviar a sus hijos a los planteles escolares está en los padres, ellos, al final de cuentas, conocen las escuelas…

Fuente: https://profelandia.com/la-decision-esta-en-los-padres-de-familias/

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