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Las pruebas de selectividad y el sistema educativo de Guinea Ecuatorial

Guinea Ecuatorial / 15 de octubre de 2017 / Autor: José Eugenio Nsue / Fuente: África Fundación Sur

Guinea Ecuatorial es el único país del mundo donde se cumple escrupulosamente lo dicho por Jorge Manrique en las Coplas a la muerte de su padre en todos sus extremos:

“Cuán presto se va el plazer,

cómo, después de lo acordado, da dolor;

cómo, a nuestro parescer,

cualquier tiempo passado fue mejor “.

Se mire por donde se mire, no hay ninguna sola institución en el país que haya conocido una mejora, una evolución, un desarrollo desde nuestro acceso a la independencia.

La semana pasada era la falta de luz en casi todo el territorio nacional; un problema crónico que nadie ha sabido solucionar; la sanidad está hecha unos zorros, abandonada, descuidada; más que solucionar los problemas de salud de los ciudadanos, se ha convertido en un foco de contagio de todas las enfermedades; Las administraciones públicas, putrefactas por el nivel de corrupción y la cleptocracia que se ha instalado en ellas amén de la ineficacia e inoperancia; no hay un sólo sector que puede ser la excepción a la regla impuesta por la saga de los NGUEMA: “cuento más robes, más vales para ocupar mejores puestos en el país “.

La educación es otra de las instituciones que se ha dejado en manos de Dios o del demonio en Guinea Ecuatorial.

Es curioso que en el corto periodo de la autonomía de la que gozó el país antes de la independencia entre 1963 y 1968, cuando por fin se pudo permitir que los indígenas podían estudiar en igualdad de condiciones que los hijos de los colonos; muchísimos padres aprovecharon para mandar a sus hijos e hijas en las escuelas rurales que eran dirigidas por el profesorado nativo (más bien eran maestros auxiliares que, comparándolos con los doctores actuales, fueron más eficaces y eficientes incomparablemente), y en los dos institutos que había en aquel entonces: uno en Santa Isabel (Cardenal Cisneros) y otro en Bata (La Salle); a parte de los seminarios Menor de Nkue – Micomiseng y Mayor en Banapá – Santa Isabel. En ese periodo, los hispano guineanos (Guinea seguía siendo una parte de España, la madre patria) demostraron que querían estudiar, podían estudiar y sabían estudiar. Fruto de ello son los innumerables guineanos mayores de 55 años que obtuvieron títulos universitarios y han sido y son auténticos profesionales en su materia tanto en Guinea aunque muchos han sido asesinados tanto por el anterior dictador como por el actual, y otros que han muerto por disgustos de ver sus esperanzas truncadas (por citar algunos: Dr Rafael María NZE ABUY, Dr Elías MAHO SICACHA, Dr Nicolás ABESO, Saturnino IBONGO, Daniel MBA NDEMESOGO, Constantino OCHA’A NVE, Esteban ESONO, Felipe HINESTROSA IKAKA etc); otros tantos siguen vivos dentro y fuera de Guinea: Donato NDONGO-BIYOGO, Eugenio NCOGO, Francisco ELA ABEME, Dr Justo BOLEKIA, Dr Amalio BUAKI, Severo MOTO NSA, Gabriel MOTO NSA, Celestino OKENVE, Monseñor Juan MATOGO OYANA, P. Luis Maria ONDO MAYÉ, P. Pedro NCOGO EYI, etc. Esa generación habla el español divinamente como su lengua oficial (dato a tener en cuenta). Tras el golpe de Estado de 1979, después de los once terribles años de la primera dictadura de los NGUEMA, donde se habían cerrado las iglesias y las escuelas se convirtieron en la fábrica de analfabetos e individuos embrutecidos que lo único adquirían era cómo chivar a los propios padres, cómo vomitar improperios y demás exabruptos contra el imperialismo español, contra Franco y contra todos los colonos; además de exclamar “Vivas a Macías ” (lo que se llamaba entonces: “proclamar Consignas”, que se hacían en fang; uno de los dialectos nacionales que se impuso al resto de las etnias); también era lugar para aprender artes marciales (la famosa MASIVA).

Las distintas órdenes religiosas (Claretianos, Maristas, Salesianos, Concepcionistas, etc), se involucraron para volver a dar importancia a la enseñanza y la educación en valores en Guinea. Junto con la cooperación española entre 1979 finales y 1992, la calidad de enseñanza en Guinea Ecuatorial volvió a rozar los niveles de la autonomía a pesar de las carencias materiales de todo tipo. Los profesores que llegaron todos de España, religiosos y laicos, fueron todos cualificados; el que menos, era un diplomado universitario de verdad; vinieron con ganas de enseñar y de recuperar el tiempo perdido.

Los que tuvimos la dicha de estudiar en aquel momento podemos dar fe de ello; tanto es así que las revalidas elemental y superior así como las pruebas de madurez o selectividad venían de la Universidad Complutense ya que Guinea pertenecía al distrito universitario de Madrid; y eran controladas, supervisadas y corregidas por los catedráticos de la misma Universidad. Y, a pesar de carecer casi de base de la enseñanza primaria por los años perdidos de la primera dictadura, el número de aprobados en dichas pruebas siempre estaba por encima del 60% de los examinados. Eso hizo que hubiera muchísimos paisanos que, por una beca, por el esfuerzo familiar o por aventura, pudieron salir a estudiar fuera del país en España, Francia, Alemania, Inglaterra o en los EEUU; y una inmensa mayoría de nosotros pudimos sacar nuestras carreras con solvencia y no sin mucho, muchísimo sacrificio (estos son los actuales cuadros académicos, ¿intelectuales? del país de entre 32 y 55 años aunque estemos desparramados por todo el orbe); y seguimos hablando el español como nuestro idioma oficial.

¿Qué ha pasado con la educación y la enseñanza en Guinea Ecuatorial tras la ruptura de la cooperación con España?

En el año 1992 más o menos y como siempre, la banda de los humanoides que malgobierna el país al ver que, a pesar de todos los obstáculos que ponía el régimen a través de sus ministros vulgos de educación de impedir que los jóvenes guineanos no siguieran formándose humana y académicamente para no ser críticos con el sistema dictatorial imperante así como las fechorías que ya se venían cometiendo; querían que la juventud siguiera como antaño; entonces, Obiang y su manada de lobos decidieron expulsar la cooperación española y a quitarles a los religiosos de la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñanza) las competencias educativas. Desde entonces, la enseñanza y la educación en Guinea Ecuatorial han pasado de guatamala y a guatapeor. No hay una sola escuela pública construida desde hace más de 38 años; tal como lo reitera Andrés ESONO ONDO de CPDS, “Obiang y los suyos no han construido ni un solo Instituto nuevo, ni una sola escuela pública nueva ni en Malabo ni en Bata ni en ningún distrito del territorio nacional en cuarenta años; en cambio han llenado el país de cuarteles y prisiones” como si estuviéramos en Afganistán o Correa del Norte. Los que se llaman ahí “profesores” son, probablemente, los peores pagados y su figura es el hazmerreír de todos los funcionarios de la administración guineoecuatoriana aunque, por otra parte, muchos de ellos no se sabe dónde sacaron los títulos que dicen poseer y en qué universidades habían estudiado. El ridículo es tal que muchos “profesores” que dicen haber estudiado en Ucrania, Rusia, Ghana, China o en Papúa nueva Guinea no saben en qué idioma dar las clases porque no saben hablar ellos mismos el español; los propios alumnos son los que les dicen cómo se llaman las cosas; otros que habiendo estudiado Derecho o Económica o Medicina o Admon y Finanzas, etc en Occidente, al volver al y no encontrar un trabajo se ponen a dar clases como un mal menor sin ningún interés ni ganas de aportar algo sino como un pasatiempo.

Por otra parte, basta por repasar la larga lista de personajes que el rey de Akoakam ha ido nombrando ministros de educación para darse cuenta de que “nemo dat quod non habet” (nadie da lo que no tiene). Me diréis qué se puede esperar de Isidoro EYI MONSUY, Lucas NGUEMA ESONO, Pascual OBAMA ASUE… como ministros de ¡¡¿educación?!! Todos han fracasado absolutamente como en todas las demás políticas de esa banda. Hasta personas con cierta solvencia intelectual como lo fueron Cristóbal MAÑANA, Constantino OCHA’A NVE o Antonio Fernando NVE NGÚ, puestos al servicio de esa manada de analfabetos, también sucumbieron. Nunca Obiang ha querido destinar fondos para la modernización e innovación académica en el país; las aulas de clases, a parte de obsoletas y vetustas, carecen de una mínima comodidad; están masificadas (hay más de 50 alumnos en una aula que en el peor de los casos sólo cabrían 15 ó 20 alumnos; un verdadero disparate); los pocos centros educativos del país no disponen siquiera de sanitarios, ni asientos y mesas suficientes y adecuados, ni pizarras algo decentes y si hablamos de proyectores y pizarras digitales, bibliotecas, canchas deportivas para practicar deportes, un verdadero sueño irrealizable con estos al frente del país.

El caso del actual ministro, el tal José ENGONGA NDONG es el colmo.

Un personaje que está hundiendo aún más la mal llamada Educación y Enseñanza en el país; con él de ministro el país está cosechando los peores resultados académicos jamás vistos en todo el mundo.

Sin ir más lejos, este mismo año en junio los resultados de las pruebas de acceso a la universidad guineana (las notas de esas pruebas no sirven para cursar los estudios universitarios en países serios; por eso los que pueden van hacer la selectividad del Colegio español o en la UNED) fueron un fiasco; más del 90% de suspensos; ahora en septiembre, otra debacle: de los más de 1200 alumnos presentados, el número de los aprobados no llegó a un centenar; o sea, más del 90% de suspensos. A pesar de esa deriva catastrófica y deplorable de la enseñanza en el país, ni al rey de Akoakam le preocupa ni le interesa lo que ocurre con los niños de los pobres aldeanos; nunca le ha interesado la formación de los jóvenes guineanos; sólo grandes sloganes: “vale más un pueblo culto antes que un pueblo rico” ¿Qué hace para que eso sea cierto? ¿Cómo vive él y sus hijos cultamente o riquísimamente? No ha sido capaz de llamar al ministro para pedirle explicaciones o cesarle ipso facto.

Ni el propio ministro tiene la dignidad de dimitir por ineficaz e inoperante y más encima se mete en camisas de once varas ocupándose en asuntos que no son de su incumbencia como el prohibir a las adolescentes embarazadas a poder estudiar como si eso fuera de los fracasos estrepitosos cosechados.

Claro, no les interesa la enseñanza en Guinea porque sus hijos no asisten en los institutos ni en las escuelas públicos del país que dicen querer y dirigir; los mandan estudiar fuera. Esa gente es extraña: dicen haber construido los mejores hospitales públicos del mundo mas, ninguno de ellos va ahí a curarse; cogen aviones para venir a curarse en Europa donde muchos pasan por pobres para así ser tratados como personas sin recursos. Dicen haber construido escuelas, universidades e institutos modernos y sofisticados pero en cambio ni uno de sus hijos asiste en ellos. Y no hay nadie que puede cuestionarlo ni siquiera la televisión y la radio del régimen tienen tiempo para hablar de ello; pasan horas y horas contando a la población el cuento de Alicia en el país de las maravillas. No hay peor ciego que el que no quiere ver.

Así lo pienso y así lo digo; ¿qué os parece?

Fuente del Artículo:

http://www.africafundacion.org/spip.php?article28573

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Destino del país, educación y la cuarta revolución industrial (8)

Uruguay / 15 de octubre de 2017 / Autor: Renato Opertti / Fuente: El Observador

Los cuatro bloques de competencias mencionados en el artículo anterior –esto es, alfabetizaciones fundamentales como base imprescindible de todo aprendizaje, herramientas metodológicas para responder a desafíos de situaciones de vida, cualidades de carácter de la persona para actuar en contextos de cambio exponencial y bases para un ejercicio global y local de la ciudadanía– son la brújula del marco curricular propuesto para la educación de 3 a 18.

Esencialmente, el marco curricular es un instrumento de la política educativa que responde en los conceptos y en las prácticas a la pregunta qué educación y qué tipo de sistema educativo, para qué sociedad, ciudadanía, persona y comunidad. A escala mundial, dichos marcos son crecientemente utilizados por países con grados diferentes de desarrollo, para articular e implementar propuestas de transformación educativa, y en particular para asegurar que el centro educativo, el currículo y la pedagogía estén al servicio de la singularidad y la progresión de los aprendizajes de cada alumna/no evitando las rupturas entre niveles. La OIE-Unesco ha identificado más de un centenar de documentos curriculares de unos 80 países que van en esta dirección (Unesco-IBE & GEMR, 2016; Opertti, 2016).

El marco curricular 3-18 que comprende a la educación básica 3-14 y de jóvenes 15-18 reviste seis características principales (Eduy21, 2017).

En primer lugar, se promueve la participación activa y plural de actores e instituciones de dentro y fuera del sistema educativo en la definición de las orientaciones medulares del marco curricular con el objetivo de generar una propuesta anclada en el crisol de visiones, afiliaciones, identidades y sensibilidades de la sociedad. El marco curricular congenia una mirada transformacional del sistema educativo como tal, transversal a los niveles educativos, con capacidad de escucha y de diálogo plural e inclusivo, con actores de la política, la educación y la sociedad. No puede ni debe ser un proceso endógeno al sistema educativo.

En segundo lugar, el marco curricular abarca los aspectos medulares de la educación estableciendo las orientaciones para la gestión, las prácticas pedagógicas, los resultados de aprendizaje esperados en cada ciclo y la evaluación, asegurando que las trayectorias de cada alumno converjan hacia el perfil de egreso de 3 a 18 (Eduy21, 2017). Asimismo, incluye orientaciones para alinear la formación y el desarrollo profesional docente con las nuevas modalidades educativas, así como una serie de cuestiones relacionadas con infraestructuras, equipamientos y materiales educativos requeridos para su efectiva implementación (Unesco-OIE, 2013).

En tercer lugar, el marco curricular congenia principios y criterios universales de formación, sólidos, claros y escuetos, que son la norma garante de igualdad de oportunidades y resultados de aprendizaje para todos, con flexibilidad para que cada centro educativo tenga capacidad de forjar un currículum localizado en su contexto. Esto implica apelar a la autonomía y diversidad de las propuestas pedagógicas, munidas de la soltura necesaria para atender de manera personalizada las motivaciones, preferencias y fortalezas de cada alumno en un ambiente colectivo de aprendizaje abierto al mundo. Se asumen las oportunidades y también las tensiones entre la importancia de localizar el conocimiento, validándolo desde cada entorno particular, con la necesidad de un sistema educativo nacional que asegura equidad, certifica y valida los saberes generados en distintas partes de su territorio (Eduy21, 2017).

En cuarto lugar, el marco curricular se complementa con lineamientos curriculares específicos para la educación básica y de jóvenes que contribuirán a localizar la propuesta en el centro educativo (Eduy21, 2017). Un punto crítico radica en cómo las áreas de aprendizaje/asignaturas van a contribuir a los temas transversales de formación priorizados por el marco curricular –por ejemplo, si son, entre otros, los casos de educación para la ciudadanía y educación para estilos de vida sustentables– y de qué modo lo van a hacer– ya sea colaborando con otras asignaturas, formando parte de nuevas asignaturas y/o abordando temas a través de proyectos interdisciplinarios o espacios similares-.

Un ejemplo interesante a compartir es el nuevo currículo de Finlandia 2016 que introduce los módulos de aprendizaje interdisciplinarios. Según señala la experta curricular Irmeli Halinen, dichos módulos se desarrollan durante todo el año lectivo en la educación básica y tienen por objetivo orientar a los estudiantes en aplicar sus conocimientos y en generar experiencias de participación en la construcción comunitaria del conocimiento. Asimismo, les ayudan a percibir la relevancia de temas que se aprenden en los centros educativos, para su propia vida y comunidad, la sociedad y la humanidad (Unesco-OIE & UCU, 2016).

En quinto lugar, el marco curricular facilita espacios y oportunidades para que, desde el Estado, la sociedad civil y el sector privado, se articulen diversidad de propuestas alineadas con el perfil de egreso de 3 a 18 años y bajo diversas modalidades. No se trata de respuestas más o menos oficiales, hoy rotuladas –y muchas veces segmentadas como instituciones públicas, habilitadas y autorizadas–, sino diversidad de propuestas, igualmente legítimas, que se complementan y se diferencian a la vez sobre cómo implementan el marco curricular de 3 a 18 años que tendrá sí carácter vinculante para todas las ofertas y los ambientes de aprendizaje. El Estado en su rol de garante asegura que ese abanico de propuestas contribuya efectivamente a universalizar oportunidades educativas de calidad para todos y todas.

Por otra parte, el marco empodera a los centros educativos para que con los debidos apoyos de un sistema educativo pensado para apoyar a los alumnos/as, asuman plenamente la responsabilidad de seleccionar las estrategias pedagógicas más eficaces para igualar en los resultados (Eduy21, 2017).

En sexto lugar, los trazados programáticos fundamentales del marco curricular podrán estar refrendados por el Parlamento en una normativa que defina esencialmente el para qué y el qué de la educación. La experiencia internacional indica que los marcos curriculares son inscriptos en políticas educativas de largo aliento que superan largamente un periodo de gobierno y que requieren alta sostenibilidad política. El esfuerzo de preparación, desarrollo y aplicación inicial del marco curricular demanda más que un período de gobierno y sus impactos más duraderos podrán calibrarse adecuadamente en un plazo de por lo menos una década (Unesco-OIE, Stabback et.al., 2016).

En definitiva, el marco curricular es un instrumento que entendemos como esencial para concretizar una educación de 3 a 18 que personalice las trayectorias educativas y apele a diversidad de estrategias para igualar en oportunidades y resultados de aprendizaje.

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Colombia: Lista la ruta que debe seguir la educación en los próximos diez años

Colombia / 15 de octubre de 2017 / Autor: Redacción Educación / Fuente: El Espectador

El Ministerio de Educación presentó este 11 de octubre el Plan Nacional Decenal de Educación que guiará el sector hasta 2026.

Después de más de dos años de haber iniciado el proceso, el Ministerio de Educación Nacional (MEN) presentó el documento que señala cuál será la ruta que debe seguir el sector en los próximos diez años.

Bajo el nombre “Plan Nacional Decenal de Educación 2016 -2026, el camino hacia la calidad y la equidad”, el texto es el resumen de una metodología que empezó a tomar forma en julio de 2015, cuando se establecieron mesas de trabajo con el apoyo de la organización de Estados Iberoamericanos (OEI), Corea del Sur y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Desde entonces, en la elaboración de ese documento han participado 132 entidades público – privadas, 16 fundaciones, 292 instituciones de educación superior, 95 secretarías de educación, 32 expertos en educación, ciencia, tecnología e innovación y varias asociaciones estudiantiles. Estos grupos estuvieron divididos en tres comisiones: una, académica; otra, gestora, y una más de apoyo regional.

De igual forma se llevaron a cabo varios foros en treinta departamentos los que participaron más de 6 mil ciudadanos y se realizó una encuesta que reunió a un poco más de un millón de colombianos.

Tras ese proceso, se definieron diez puntos esenciales que indican cuáles serán las metas a las que el sector educativo deberá apuntarle de aquí a 2026. Esos desafíos, de manera muy resumida,  son los siguientes:

1. Regular y precisar el alcance del derecho a la educación.

2. La construcción de un sistema educativo articulado, participativo, descentralizado y con mecanismos eficaces de concertación.

3. El establecimiento de lineamientos curriculares generales, pertinentes y flexibles.

4. La construcción de una política pública para la formación de educadores.

5. Impulsar una educación que transforme el paradigma que ha dominado la educación hasta el momento.

6. Impulsar el uso pertinente, pedagógico y generalizado de las nuevas y diversas tecnologías para apoyar la enseñanza, la construcción de conocimiento, el aprendizaje, la investigación y la innovación, fortaleciendo el desarrollo para la vida.

7. Construir una sociedad en paz sobre una base de equidad, inclusión, respeto a la ética y equidad de género.

8. Dar prioridad al desarrollo de la población rural a partir de la educación.

9. La importancia otorgada por el Estado a la educación se medirá por la participación del gasto educativo en el PIB y en el gasto del Gobierno, en todos sus niveles administrativos.

10. Fomentar la investigación que lleve a la generación de conocimiento en todos los niveles de la educación.

Esos diez objetivos deberán guiarse a su vez por cinco principio orientadores. El primero, es “contribuir con la construcción de la paz, la cultura ciudadana y el sentimiento de Nación. El segundo, se refiere a “impulsar el desarrollo humano, la sostenibilidad y la equidad de la educación”. El tercero apunta a “reducir los altos niveles de inequidad y las brechas regionales”. El cuarto recalca la necesidad de “ampliar los temas educativos en todos los ámbitos del Gobierno y la sociedad”. Y, finalmente, el quinto busca “entender la educación como una responsabilidad de la sociedad en su conjunto”.

En palabras de Carlos Augusto Hernández, delegado de la Universidad Nacional de Colombia en la Comisión Gestora, “no es posible hacer realidad ninguno de estos grandes propósitos sin la participación activa de las comunidades educativas de las distintas regiones. Sabemos que no es posible cumplir los grandes retos del Plan si no se logra el máximo de participación y de compromiso del conjunto de la sociedad con la tarea de construir paz y nación a través de la educación”.

“El documento incluye para cada uno de estos desafíos lineamientos generales y específicos que servirán como insumo a los Gobiernos venideros a la hora de establecer las políticas y estrategias que permitan garantizar una educación de calidad desde la primera infancia hasta la Educación Superior”, complementó la Ministra de Educación Yaneth Giha.

Sin embargo, ese propósito se enfrenta a un riesgo ineludible que recalcó hace un par de semanas Atilio Pizarro, jefe del área de planificación y evaluación para América Latina y el Caribe en educación de la Unesco: Colombia y, en general, la región, suele rotar con mucha frecuencia a los ministros de educación y por eso las políticas del sector cambian con constancia.

Fuente de la Noticia:

https://www.elespectador.com/noticias/educacion/lista-la-ruta-que-debe-seguir-la-educacion-en-los-proximos-diez-anos-articulo-717643

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La educación no es una mera política partidaria

Argentina / 15 de octubre de 2017 / Autor: Nicolás Trotta / Fuente: Página 12

Le exigimos a la escuela que resuelva todos los problemas de nuestra sociedad mientras que no somos capaces de generar consensos para seguir mejorando nuestro sistema educativo. Esto no siempre fue así. En los años 2005 y 2006 se aprobaron dos leyes centrales para la educación argentina: la Ley de Financiamiento Educativo, dejando atrás décadas de paupérrima inversión, y la Ley de Educación Nacional, que permitió enterrar las reformas de la oleada neoliberal. Ambas conllevaron amplios debates parlamentarios que se tradujeron en calificadas mayorías al ser aprobadas. Trascendieron la fuerza política de un gobierno de turno, fueron una victoria de nuestras escuelas, de nuestros niños y niñas, fue una victoria del futuro sobre el pasado. Se logró romper la inercia de un sistema educativo agonizante, replicador de las inequidades sociales.

Le exigimos todo a la escuela, inclusive que resuelva mágicamente, en tiempo récord, lo que demanda generaciones. Llevamos menos de una década de inversión razonable, que hoy debe ser profundizada y pretendemos comparar nuestra realidad con la de países que transitaron décadas de buenas políticas educativas y que no sufrieron crisis sociales y económicas como las argentinas. La agenda educativa de hoy presenta nuevos desafíos, distintos a los que llevaron a sancionar las mencionadas leyes, permitiendo construir sobre lo construido. Marcando lo pendiente, aprendiendo de lo realizado y reafirmando la necesidad de que el gobierno federal gane protagonismo en defensa de una educación en todo el territorio nacional, en las metas pedagógicas y en los procesos de inversión.

La construcción de consensos de la Ley de Educación Nacional es un ejemplo de lo que nuestra escuela vuelve a requerir. Diálogo, discusiones, debates y grandes acuerdos entre todos los actores: pedagogos, universidades, docentes y sus sindicatos, estudiantes, cooperativas y Gobierno. Nadie sobra en la obligación constante de mejorar nuestro sistema educativo. No alcanza que la educación sea una política de gobierno, debe ser una política de Estado construida entre todos, con un Gobierno con capacidad de liderar y escuchar. El Ministerio de Educación no debe excluir, ni descalificar a ningún sector, mucho menos a los maestros, columna vertebral de nuestras escuelas. Siempre debemos tener presente que toda mejora en la educación ingresa al aula de la mano de las maestras y maestros. Fracasaremos si nuestra educación es sólo el reflejo de una política partidaria, excluyendo la mirada de los demás. La educación es demasiado importante para dejarla sólo en manos de un Ministro de Educación de turno.

Fuente del Artículo:

https://www.pagina12.com.ar/68507-la-educacion-no-es-una-mera-politica-partidaria

Fuente de la Imagen:

https://www.asivaespana.com/educacion/recortes-en-educacion-vamos-politicos-que-ya-casi-estais

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Destino del país, educación y la cuarta revolución industrial (7)

Uruguay / 15 de octubre de 2017 / Autor: Renato Opertti / Fuente: El Observador

En los dos artículos anteriores se argumentaba en torno a la propuesta EDUY21, de una educación de 3 a 18 años, que se basa en una serie de principios orientados a incentivar, formar y aprender sin umbrales. Se entiende a la educación 3-18 como un itinerario personalizado de aprendizajes que el alumno o la alumna emprende con la orientación del docente, a lo largo y ancho del sistema educativo, con el objetivo de desarrollar, lograr y evidenciar conocimientos y competencias requeridas para encarar diversos órdenes de desafíos, vinculados en su conjunto a la vida individual y en sociedad, a la ciudadanía y al trabajo. Este conjunto de competencias y conocimientos deben ser respuestas dialogadas con instituciones y actores de dentro y fuera del sistema educativo, a la luz de recrear las bases de un desarrollo sostenible de país y encarando proactivamente los desafíos emergentes de la cuarta revolución industrial. Su fuente de legitimidad es ciudadana, societal, política y educativa.

Una educación 3-18 no puede solo entenderse como una forma de aceitar la coordinación o la articulación entre niveles educativos para buscar fortalecer la continuidad de los aprendizajes, pero que los mantiene funcionando en unidades institucionales separadas con sus propios libretos. Las discontinuidades entre los niveles, principalmente entre primaria y media, que en ocasiones asumen la forma de rupturas en qué y cómo se enseña y evalúa, intentan ser superadas por una visión de la educación que pone la mirada en cómo el alumno puede progresar fluidamente en sus aprendizajes con apoyo de un sistema educativo orientado a tal fin y sin que imponga fronteras / vallas institucionales.

Como se ha señalado, se trata en efecto de una nueva forma de organizar la educación que de los 3 a los 18 años, busca promover y asegurar una educación unitaria, potente, progresiva y diversa en el para qué, qué, cómo, cuándo y dónde del educar y aprender que sea transversal a los niveles, ciclos y ofertas educativas. Se integra por dos modalidades – una educación básica de 3 a 14 años, y una de jóvenes de 15 a 18 – que responde a un enfoque etario que apoya el desarrollo integral y balanceado de los alumnos, integrando aspectos emocionales, cognitivos y sociales en la organización y secuencia de los aprendizajes.

EDUY21 propone que la educación 3-18 se articule en torno a cuatro grandes bloques de competencias que son la base de la definición del perfil de egreso del estudiante. Dicho perfil da cuenta de los tipos de competencias que los estudiantes deben haber logrado desarrollar y evidenciar a la edad de 18 años. Las competencias son el cimiento de desempeños competentes a escalas diversas de la sociedad, que implican la capacidad de responder a múltiples desafíos. La competencia no es solo la intencionalidad o la elaboración de una respuesta frente a un desafío sino su concreción en un actuar competente específico (World Economic Forum, 2015; Gray, 2016; Yorston, 2016; Leishman, 2017; EDUY21, 2017).

El primer bloque de competencias se refiere a lo que se denominan alfabetizaciones fundamentales que responden a una visión dinámica y evolutiva de la sociedad. Estas tienen que ver con habilidades universales requeridas por los estudiantes para el desarrollo de las tareas de la vida diaria y que constituyen la base imprescindible de todo aprendizaje con independencia de los contextos y de las situaciones en que se encuentren los mismos, así como de sus capacidades. Comprende la alfabetización en lengua materna, segundas lenguas, steam (por sus siglas en inglés, Ciencias, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemática), pensamiento computacional/ lenguaje de programación y comunicación, cultural, educación para la ciudadanía y financiera. Un estado garante debe efectivamente velar por su desarrollo y concreción como un piso mínimo de equidad y de igualación de oportunidades.

El segundo bloque tiene que ver con las herramientas metodológicas que ayudan a los estudiantes a responder a diversos órdenes de desafíos. El estudiante no enfrenta en la vida desafíos “empaquetados” por las disciplinas sino situaciones en que debe identificar, integrar y movilizar diversidad de saberes disciplinares para pensar y actuar ante múltiples realidades. Comprende la resolución de problemas complejos, el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración, la comunicación y negociación con los otros, la formación de opinión y toma de decisiones, la flexibilidad cognitiva –repertorio de estrategias requeridas para abordar condiciones inesperadas y nuevas– y aprender a aprender. Todo este bloque da cuenta de la necesidad que las personas se apropien de estructuras de pensamiento y de instrumentos que les permitan buscar respuestas frente a desafíos, y que lo hagan en equipo.

El tercer bloque da cuenta de las cualidades de carácter de la persona que están relacionadas a cómo los estudiantes entienden y actúan en diferentes ambientes que cambian a ritmos exponenciales y de maneras muchas veces no previsibles. Esto es, asumir la disrupción – el proceso por el cual se invalidan nuestras formas tradicionales de tomar decisiones individuales y colectivas (Stiegler, 2016) – como un hecho permanente que marca nuestras vidas. Comprende las competencias vinculadas a la inteligencia emocional, a cuidarse a sí mismo, a administrar la vida diaria, a la curiosidad, a desempeñarse en sociedad con sentido de iniciativa y espíritu emprendedor, a adaptarse a los cambios, a ejercer el liderazgo y a una orientación de servicio. El bloque argumenta en torno a estilos de vida autónomos, solidarios, saludables y sostenibles, como una de las condiciones esenciales de la cualidad de carácter de una persona.

El cuarto bloque se refiere al compromiso global y local que permita al estudiante ser un ciudadano de la aldea global con sensibilidad y actuación local. Asumir la pertinencia, la incidencia y las implicancias de la ineludible interconexión y el carácter vinculante entre lo global y lo local. Por ejemplo, esto abarca la concientización y convergencia en valores y derechos humanos universales respetuosos de las diversidades de género, identidades y afiliaciones, poder apreciar las diferencias entre y al interior de las sociedades y estar preparado para interactuar con los diferentes. Asimismo, forjar la conciencia ambiental y/o compromiso en construir un futuro sostenible de su contexto local, de su país, de su región y de la humanidad. Ciudadanía implica proteger y protegernos con independencia de nuestra localización.

Los cuatro bloques de competencias son la brújula de la educación de 3 a 18 años. Las áreas de aprendizajes, asignaturas y temas – esto es, las herramientas para su concreción – cobran sentido y relevancia en un doble sentido: i) en la medida que contribuyen específicamente al desarrollo de las competencias; y ii) mantienen unicidad, progresividad y coherencia en qué enseñar, cómo hacerlo y evaluarlo a lo largo del itinerario personalizado que el alumno emprende por el sistema educativo. En definitiva, una educación 3-18 garantista del derecho de cada alumno de poder gozar de una educación pertinente a sus motivaciones y necesidades, y relevante al desarrollo de la sociedad.

Fuente del Artículo:

http://www.elobservador.com.uy/destino-del-pais-educacion-y-la-cuarta-revolucion-industrial-7-n1127900

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El pueblo contra Ser Pilo Paga

Por: Germán Manga

Entregar los recursos oficiales que necesita la universidad pública a un club de universidades privadas, equivale a sacrificar los derechos de la mayoría de los estudiantes más pobres, para que la minoría estudie como si fueran ricos.

Hacen muy bien los alumnos, profesores y rectores de las universidades públicas en salir a las calles a protestar porque el gobierno esté transfiriendo miles de millones de pesos -vitales para fortalecer la educación oficial- a un club de universidades privadas.

Ese original desatino –llamado Ser Pilo Paga- que permite hoy que 30.000 colombianos pobres bien calificados en las pruebas de Estado, estudien donde y como estudian los ricos, es impresentable en un país donde la elitización de la sociedad comienza, se desarrolla y se consuma en el sistema educativo.

Aunque el artículo 67 de la Constitución la consagra como un derecho, el gobierno y el sector privado no han logrado y están lejos de garantizar el acceso de todos los colombianos a la educación de calidad.

El sistema educativo colombiano es inequitativo y elitista, su operación es inmoral, ilegal e impulsa tradiciones que rayan en lo tragicómico. La consagración de los privilegios comienza en preescolar. Los más ricos matriculan a sus hijos en los jardines infantiles que garantizan la entrada a los mejores colegios (y que cobran más que una universidad de elite). A su vez esos colegios realizan exigentes procesos de selección, agregan filtros ilegales como el ‘bono‘ que en algunas entidades pasa de 40 millones por alumno y cobran matrículas y pensiones fuera del alcance de las mayorías. Como en el fútbol hay la A y la B. Educación excelsa para el 4 por ciento de la población -las élites que pagan- y mala para la enorme mayoría de los colombianos, a merced de una educación pública, deficiente, burocratizada y menesterosa.

Las situaciones más críticas se presentan en los dos extremos del proceso. En Colombia solo 48 por ciento de los niños de 3 años están matriculados en una institución educativa, – el promedio es 70 por ciento en los países de la Ocde-. Y en nuestro país apenas ingresan a la universidad 9 por ciento de los estudiantes de las familias más pobres, en contraste con 53 por ciento de los de las familias más ricas.

En definitiva, el problema se concreta en que entre nosotros, ser pobre o ser rico determina qué tipo de educación se recibe y crea diferencias abismales e irrecuperables en el destino de los ciudadanos. Ser pilo paga alimenta y fortalece ese club de los privilegios pues engorda las economías boyantes de las universidades de elite al transferirles los millonarios recursos que necesita la universidad pública para vincular y educar a muchos más de los 500.000 estudiantes de los estratos 1, 2 y 3 que se gradúan cada año.

Por eso se deberían unir a las protestas los jóvenes que no pudieron terminar sus estudios o ingresar a la universidad, los que entraron, pero tuvieron que desertar, o los que terminaron, pero tuvieron que salir al mercado laboral en condiciones de inferioridad en formación con sus coetáneos, por no pertenecer al grupo que puede pagar “la buena educación”. La Colombia de verdad no la de los “pilos afortunados” que publicita el gobierno.

 La prioridad en Colombia no es fortalecer las universidades privadas sino tener una educación pública de cobertura universal y de alta calidad y muy especialmente garantizar a los más pobres el derecho a la educación inicial y a la universitaria.

La educación es uno de los sectores que experimenta con mayor impacto las transformaciones que impulsa la tecnología. Desde ese punto de vista no parece sensato invertir tantos recursos en modelos educativos que comienzan a ser desuetos frente al auge de la educación, la formación para el trabajo y la educación continuada en internet. Con presupuestos como los que se están llevando las privadas, universidades públicas harían maravillas para crear programas online de calidad excelsa, que sí permitirían saltos enormes de cobertura y calidad para vincular a miles de los jóvenes que se están quedando sin educación.

En 2018 el gobierno destinará un billón de pesos a la educación de 40.000 estudiantes del programa Ser Pilo Paga, la misma suma que transferirá a las 32 universidades públicas nacionales y regionales, a cargo de formar a más de 600.000 estudiantes. Mientras muchas de esas universidades oficiales enfrentan dificultades, carencias, insolvencia y grave deterioro de su infraestructura -el déficit del sector se acerca a 500.000 millones de pesos- pocas y las más prósperas universidades privadas reciben con Ser pilo paga una gran cuota de estudiantes de estratos populares, bien calificados, a tarifa plena -como quedó diseñado el programa no ofrecen ni becas, ni descuentos, ni cofinanciación-. Esta es una irritante injusticia y convertirla en política de Estado, como pretende el Ministerio de Educación, sería una monstruosidad salvo que Ser Pilo Paga se convirtiera en un programa exclusivo para universidades públicas, que sería la forma más sencilla y rápida de revertir la insensatez de hoy y sus cuestionables resultados.

Nota: Inquietante el conjunto de falsedades y argumentos amañados con los que Gustavo Petro respondió a mi columna ‘Las basuras de Petro‘ así como la agresividad de sus barras bravas en las redes sociales para apoyarlo, con abundancia de insultos, ofensas y calumnias. No sé si el exalcalde tenga futuro en la política. Lo tendría asegurado, sin duda, como campeón nacional de la posverdad.

Fuente: http://www.semana.com/opinion/articulo/el-pueblo-contra-ser-pilo-paga/543544

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¿Qué es esa cosa llamada Pedagogía?

Por: Miguel Ángel Pérez

A partir del mes de agosto hemos aperturado la licenciatura en Pedagogía al interior del sistema de Unidades de las Universidad Pedagógica Nacional en el estado de Jalisco, esto implica el compromiso de formar pedagogos para incorporarlos al sistema y en general al mercado laboral. Como parte de la formación y de otros compromisos éticos y profesionales, por lo tanto es obligado responder a la pregunta que le da título a este artículo ¿Qué es esa cosa llamada pedagogía?

¿La Pedagogía, es una ciencia, un arte,  una técnica, un oficio, una vocación, una pieza artesanal, algo que acompaña a los hechos educativos y que sirve para encontrarle sentido a dichos hechos, es la forma que nos sirve encontrarle fondo a los hechos, actos y datos educativos, no es nada, es un discurso que nunca concluye y que siempre se está replanteando nuevas elaboraciones…? La pedagogía no es nada de lo anterior o más bien es todo junto articulado, integrado y algo más. En todo caso la Pedagogía es un dispositivo que no tiene un método propio, ni se rige a partir der una rigurosidad científica pero que sirve para acompañar (como lo ha venido haciendo desde hace muchos años) a los fenómenos educativos para encontrarles su razón de ser, buscar nuevas formas pensadas para que los sujetos enseñen, aprenden y hagan uso de los saberes y conocimientos aprendidos en una sociedad que cambia a pasos agigantados.

La Pedagogía no es una cosa en todo caso son muchas. Para algunos colegas es ocioso pensar en este momento acerca del carácter científico de la Pedagogía, de su vocación y de tratar de encontrar mejores sustentos epistemológicos de su razón de ser. Para otros el debate está agotado, ya que la Pedagogía llegó a sus límites disciplinares en donde aparece la teoría educativa, la ciencia o las ciencias de la educación y será sobre todo el recurrir a los aportes psicológicos, sociológicos y antropológicos los que nutran esta pequeña cosa a la que desde el tiempo de los antiguos griegos se le ha dado por llamarle pedagogía.

Por otro lado también, es importante pensar en torno a la actual agenda académica, las nuevas demandas epistémicas y los desafíos en la sociedad del conocimiento, junto con la velocidad de la información, generan nuevas preguntas en el seno de lo que podríamos llamar la Pedagogías moderna aun en contextos postmodernos. ¿Por qué todo esto debería interesarles a los nuevos pedagogos y a todos aquellos que se encuentren en formación, ligados con asuntos humanísticos o educativos? Tal vez porque desde la sociología de las profesiones hay una exigencia cada vez más fuerte por intelectualizar el desempeño profesional, mientras que la empresa tiende a tecnificar y a artesanalizar a las profesiones, desde la academia y en el seno de las universidades, la exigencia es a intelectualizarlas. Esta contradicción se resuelve o debiera resolverse desde el sujeto que se forma, a partir de algo que también ha surgido en el seno de la pedagogía y que tiene que ver con la reflexión del quehacer profesional del pedagogo, junto con pensar acerca de las fronteras disciplinares con las ciencias afines.

Aunado a lo anterior, el estudio de la evolución del pensamiento pedagógico desde Gracia y Roma hasta nuestros días, también es una idea sugerente. Cada idea, cada propuesta, cada nuevo aporte, vacaciona al sujeto a entender a los autores en su contexto, lo importante es entendernos a nosotros mismos en el contexto actual en el que nos encontramos (saturados nuevas contradicciones)  con la exigencia también de exigirnos la producción de las ideas nuevas que habrán de darle sentido al desarrollo de esto a lo que le llamamos Pedagogía para los tiempos aquí vienen. Tiempos que todos sabemos son inciertos, impredecibles, líquidos y bajo un alto riesgo social y personal. Tiempos que estarán fuera de este tiempo como lo hemos aprendido hasta ahora.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/que-es-esa-cosa-llamada-pedagogia/

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