En la medida en que México se democratizó y el acceso al poder público se hizo a través de las elecciones, se volvió muy apetitoso contar con el apoyo de los millones de maestros sindicalizados
El experto en materia educativa, nuestro colega en Excélsior, Carlos Ornelas, ha investigado y comprobado cómo el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) han “colonizado” la administración educativa en todo el país. De qué manera el Estado, a través de los gobiernos federal y estatales, fueron perdiendo la rectoría de la educación pública. En una mesa de análisis del programa que conduzco en FOROtv, el politólogo Javier Tello hizo una aclaración muy pertinente a la tesis de Ornelas: fue una colonización por invitación.
Efectivamente, el SNTE y la CNTE, en los estados donde ésta última opera, acrecentaron su poder administrativo controlando, cada vez más, las plazas y la nómina magisterial. Pero fueron los gobiernos del PRI, y luego los del PAN, los que le cedieron ese poder a cambio de alianzas electorales. Y es que, en la medida en que México se democratizó y el acceso al poder público se hizo a través de las elecciones, se volvió muy apetitoso contar con el apoyo de los millones de maestros sindicalizados en los procesos electorales.
El punto máximo de este fenómeno se alcanzó durante el sexenio de Felipe Calderón donde el SNTE, a cambio de apoyar al candidato panista en las muy competidas elecciones de 2006, recibió el control completito de la subsecretaría más importante de la SEP, la de Educación Básica, que ocupó nada menos que el yerno de la líder del SNTE, Elba Esther Gordillo.
Dígase lo que se diga, con muchos problemas y contradicciones, pero el gobierno siguiente, de Peña Nieto, trató de recuperar la rectoría de la educación pública. Por lo menos hizo el intento de recobrar el control de las plazas y la nómina. Le costó caro.
En la siguiente elección, la de 2018, la CNTE y grupos importantes del SNTE apoyaron al candidato que prometió abrogar por completo la reforma educativa de Peña. Me refiero a López Obrador.
El martes pasado, el Senado votó la reforma educativa de AMLO previamente aprobada por la Cámara de Diputados. Se quedó corta por un voto por lo que la aprobación volverá intentarse en un periodo extraordinario muy pronto.
¿Y cuál ha sido la reacción de la CNTE y el SNTE con lo que propone el gobierno de AMLO?
La CNTE, que en un principio estuvo en contra de lo que puso la SEP sobre la mesa, y se movilizó en consecuencia impidiendo que el Congreso sesionara, ahora está muy calladita. Su silencio es tremendamente conspicuo. Quiere decir que ya están a favor de lo que se iba a aprobar el martes. Y lo que ellos quieren es regresar al statu quo anterior al de la reforma de Peña, es decir, a la colonización de la administración educativa, en particular al control de las plazas y la nómina. En este sentido, parecería que el gobierno de AMLO cedió.
Lo más interesante, sin embargo, es la reacción del SNTE. Su nuevo líder, Alfonso Cepeda, no sólo manifestó su apoyo total a la reforma constitucional aprobada por los diputados y que se quedó a un voto de ratificarse en el Senado, sino que, además, se declaró “aliado” y “ejército intelectual” de López Obrador y la Cuarta Transformación. Sí, escuchó usted bien, los maestros del SNTE serán los soldados del Presidente y de su proyecto ideológico. Nada menos.
La pregunta es a cambio de qué. Y la respuesta no puede ser otra: pues a lo que están acostumbrados, es decir, a controlar ellos la educación pública del país, en particular lo que más les interesa: el dinero y las plazas.
En otras palabras, comienza de nuevo la colonización que tan bien ha documentado Ornelas. Queda la duda, sin embargo, si, como en ocasiones pasadas, tal y como lo decía Tello, la nueva colonización es también por invitación. Parece que sí porque suena lógico.
Morena y López Obrador contarían con el gran poder político-electoral del SNTE y la CNTE. Un “ejército” muy apetitoso que puede hacer la diferencia para ganar elecciones. Y si el costo es regresarles la rectoría de la administración de la educación pública, como en el pasado, pues ni modo. Que se jodan los estudiantes de las escuelas públicas y que siga el vergonzoso retraso educativo. Aquí lo importante es, como en el pasado, la política. Si eso hicieron los priistas y los panistas, ¿por qué no los morenistas? ¿Porque López Obrador prometió ser diferente? Ajá. Hombre, por algo los políticos son políticos: porque les importa más mantener y acrecentar su poder que asegurar las condiciones para que los niños reciban una mejor educación.
Fuente: https://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/educacion-otra-vez-una-colonizacion-por-invitacion/1310619