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Entrevista a Everjoice Win, activista feminista: «Las mujeres africanas hemos tenido un ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que necesitaba despertar»

Redacción: Icíar Gutiérrez/El Diario.es

Entrevista a Everjoice Win, activista feminista zimbabuesa y directora de programas internacionales de la ONG Action Aid

«El mundo occidental no estaba enfrentando la violencia contra las mujeres, no se estaba organizando, porque pensabais que ya habíais ganado la lucha»

«Frases como ‘las mujeres son el motor de África’ suenan bonitas y progresistas, pero no nos reconocen como ciudadanas con derechos, sino como máquinas», asegura

Everjoice Win (Shurugwi, 1965) lleva a sus espaldas décadas de lucha por los derechos de las mujeres dentro y fuera de su Zimbabue natal. La violencia machista, el sida o la desigualdad en el acceso a la tierra han sido algunos de sus frentes. Por eso siempre se ha declarado feminista, incluso cuando sus compañeras europeas, según asegura, le decían que era una palabra del pasado.

«En África, las mujeres hemos tenido nuestro ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que estaba dormido y necesitaba despertar», afirma con convicción en una entrevista con eldiario.es.

Licenciada en Historia económica, ahora está al frente de Action Aid como directora de programas internacionales de la ONG, desde donde trata de ser esa pieza que conecte los movimientos sociales locales con las organizaciones extranjeras que luchan contra la pobreza y los donantes. «Solo así podemos lograr un cambio», sostiene la activista feminista, que ha estado de visita en España para participar en los encuentros  ‘Mujeres y poder: liderazgo político, conectando luchas y territorios’, organizados por Alianza por la Solidaridad en varias ciudades del país.

La igualdad de género es una de las prioridades de la ayuda al desarrollo en el mundo. Pero, ¿cómo se logra una cooperación verdaderamente feminista en los países de actuación?

Lo primero y lo más importante cuando hablamos de cooperación feminista es preguntarnos, antes de nada, qué voces estamos escuchando, qué experiencias estamos priorizando y qué liderazgos estamos valorando. Para mí, la respuesta está en la gente a la que le afectan directamente los problemas, tanto cuando estamos en Gobiernos como en ONG.

Se trata de cómo nos solidarizamos con estas personas, no tratar de controlarlas o decirles qué tienen que hacer. Es lo más importante: escuchar a las mujeres que están viviendo una realidad determinada y que dicen: ‘Esto es lo que vemos y esto es lo que necesitamos’. Entonces, tenemos que apoyarlas para hacerlo posible. Y jugar, por ejemplo, el papel de conectarlas, porque hay mujeres que están trabajando en distintos países, pero no pueden reunirse unas con otras. Ese debe ser el rol de gente como yo, que las mujeres se conozcan, que hablen, porque las luchas son muy similares y así pueden lograr un cambio mayor. Porque los enemigos que estamos tratando de combatir están bastante conectados, a nivel global y local.

¿Cree que el sector de la cooperación internacional olvida a las organizaciones locales de mujeres? Por ejemplo, los recortes en los fondos pueden acaban afectando al trabajo de estas organizaciones.

No las olvidamos del todo, pero tampoco las escuchamos lo suficiente. Por otro lado, a menudo, no damos prioridad a las voces, al liderazgo o a los conocimientos de las mujeres que viven en las zonas rurales o que tienen un nivel educativo limitado porque no hablan nuestro lenguaje. Me refiero al lenguaje muy técnico, académico y basado en los datos. Ellas expresan sus problemas de una forma propia y muy frecuentemente no las escuchamos.

Cuando nos cuentan qué estrategias no funcionan o cuáles pueden funcionar, a menudo no escuchamos, tratamos de proporcionarles soluciones previamente diseñadas que nosotros creemos que pueden funcionar. Si algo funciona en Kenia, pensamos que va a funcionar en Guatemala, y muchas veces no es así.

Ha sido  especialmente crítica con el estereotipo empleado por las ONG que representa a la mujer africana como «pobre, indefensa y siempre con niños encima». ¿Cómo afectan estos prejuicios a las mujeres? ¿Ha cambiado en algo?

Creo que poco a poco está cambiando, y no es por la industria de la ayuda, sino por el trabajo de las feministas y de las propias mujeres que dicen: ‘Nosotras no somos así, no es nuestra imagen’.

Últimamente he estado trabajando mucho en desastres humanitarios. La industria de la ayuda humanitaria ha esperado hasta 2018 para empezar a hablar de las mujeres en los equipos de primera respuesta. Las mujeres que se encuentran en primera línea de los desastres son a menudo las primeras en llegar. Ha costado mucho tiempo reconocer su liderazgo, su capacidad y su conocimiento, que podríamos apoyar.

Sin embargo, lo que hacemos a menudo es traer gente de fuera, expertos humanitarios, normalmente hombres. Y dejamos a estas mujeres a un lado, a pesar de que fueron las primeras, cuando llegaron las inundaciones o tras el terremoto, en recoger los escombros, identificar a los afectados o proporcionar comida. Desde hace poco, esta imagen está empezando a cambiar. No lo suficiente, pero sí está cambiando.

Aquí se suele usar el mantra ‘Las mujeres de África son el motor del desarrollo de África’. ¿Qué opina de esta afirmación?

(Risas) Cuando la gente dice que las mujeres son el motor del desarrollo de África suena progresista y bonito, pero cuando ves lo que hay debajo, no es así. Lo primero, no viene desde una perspectiva que destaque los derechos humanos de las mujeres: no se les reconoce como ciudadanas, con derechos y necesidades. Con este tipo de expresiones parece que somos máquinas y herramientas para ser utilizadas.

Este es el problema y desafortunadamente no se trata solo de una imagen. Un ejemplo es la idea de que «las mujeres son la espina dorsal de la agricultura africana». Genial. Las mujeres reciben formación para ser mejores agricultoras, pero al final del día, esto no ha cambiado la posición que ocupan: no tienen voz en la toma de decisiones, no se les escucha, sus conocimientos no se toman en cuenta, no salen en los periódicos. Por supuesto, seguro que la agricultura irá mejor, pero, al final, ¿habrán mejorado sus derechos las mujeres ? Este es el gran desafío detrás de frases como esta.

Hay voces que apuntan a que el mundo está inmerso en una cuarta ola feminista con un corazón claro: el ‘Me too’ [yo también], contra la violencia sexual. ¿Es este un análisis occidental? ¿Cómo se está viviendo desde África?

Es muy interesante lo que ha pasado recientemente con el ‘Me too’. Creo que es fantástico y que ofrece enormes oportunidades para que la violencia contra las mujeres esté sobre la mesa. También, para que las mujeres más jóvenes se interesen en el feminismo, algo que no estaba ocurriendo y esto es maravilloso.

Pero, como feminista africana, realmente pienso que ha sido el mundo occidental el que no estaba enfrentando estos problemas, el que no se estaba organizando, porque pensabais que ya habíais ganado la lucha. Hace un par de años, tuve una conversación con compañeras europeas y me decían: «No entiendo por qué sigues refiriéndote a las mujeres como feministas, el feminismo es algo de los 70». Igualmente, algunas jóvenes de otro país europeo me dijeron: «Para nosotras, las leyes están ahí, nos protegen, tenemos los mismos derechos que los hombres, incluso en el hogar ellos realizan trabajos de cuidado no remunerados, así que no entendemos de qué va la lucha feminista”.

El movimiento ‘Me too’ que se ha desencadenado es el despertar de los países occidentales, lo que era necesario que pasara, porque nosotras, en el sur global, hemos estado luchando durante los últimos 50 años. ¿Y qué más hemos hecho además del ‘Me too’? En África, hemos centrado nuestro trabajo contra el VIH/sida, viendo cómo afecta a las mujeres, cómo es el estigma. Ha sido un gran problema para nosotras en las últimas dos décadas. También lo ha sido la violencia sexual que hemos estado sufriendo. Las mujeres hemos estado empoderándonos unas a otras, hablando y alzando la voz. En África, las mujeres hemos tenido un ‘Me too’ durante 50 años, era el mundo occidental el que estaba dormido y necesitaba despertar.

Es algo que las mujeres más jóvenes de Europa deberían aprender de las mujeres africanas y latinoamericanas que han estado organizadas y defendiendo la tierra en Guatemala, luchando contra la guerra en Colombia, contra la violencia en los campus universitarios en Kenia o las mujeres de Sudáfrica organizadas para defender los derechos LGTB. Nosotras hemos estado organizadas en los últimos 50 años. Son las mujeres occidentales las que necesitaban un ‘Me too’ porque no estaban hablando de ello.

Y en la actualidad, ¿cuáles son las principales luchas en las agendas de los movimientos feministas africanos?

Muchas (ríe). El trabajo decente, el mismo salario por el mismo trabajo. Pero claro, muchas mujeres trabajan en la economía informal, así que, ¿qué es lo que pasa con esas mujeres, cuáles son sus derechos? También luchamos por que las mujeres tengan un mayor acceso a las oportunidades laborales y a la educación superior, porque se ha hecho mucho énfasis en la educación primaria en los últimos años, lo que está bien, pero también tenemos que ir a los niveles superiores, que son más caros y no reciben la misma atención del mundo.

Por supuesto, la violencia contra las mujeres en todas sus formas sigue siendo una cuestión crucial. Hay muchas mujeres organizándose. También, la lucha de las minorías sexuales: la heterosexualidad sigue siendo la norma correcta y todavía es un gran desafío ser lesbiana o una persona trans. Cada vez más, la violencia contra las mujeres en Internet, porque en muchos países no hay libertad de prensa, así que muchas mujeres encuentran en estos espacios en las redes sociales, y reciben también unos niveles considerables de violencia en ellos.

A mí, personalmente me preocupa el papel cada vez mayor de la Iglesia pentecostal, que están lanzando un mensaje peligroso sobre el rol de las mujeres, antiaborto, antihomosexualidad… y tienen conexiones con el Estado, porque muchos líderes acuden a estas iglesias y estos mensajes que acaban impactando en las políticas públicas. Es aterrador. No se habla mucho de ello, pero está ahí.

¿Y cuáles han sido los logros?

El África de 1980, cuando empecé a trabajar en los derechos de las mujeres, no es el África de 2018. Ha habido un cambio profundo, absolutamente. Por ejemplo, en la participación política de las mujeres: tenemos un 50% de representación en Ruanda, una presidenta en Liberia. El derecho a la educación cada vez es mayor. En algunos países, las mujeres cuentan con mayores niveles educativos que los hombres. La violencia de género está en las agendas políticas, los 25 de noviembre vemos grandes manifestaciones. Todo esto es increíble y no ha venido de los gobiernos, sino de la lucha de las mujeres feministas, tanto de forma individual, como de las organizaciones y los movimientos por todo el continente. Si ellas no hubieran luchado por este cambio, nunca habría ocurrido.

Si tuviera delante a una mujer blanca feminista y occidental, ¿qué le diría?

Le diría que estamos juntas en esto. Que nos tenemos que mirar unas a otras. Hay mujeres con diferentes historias, que quizás tienen puntos de partida distintos, de clases diferentes. En efecto, nuestras razas son muy diferentes y los privilegios que conllevan también, pero estamos juntas en esto. Lo importante es cómo nos solidarizamos unas con otras, cómo conectamos nuestras luchas, porque las fuerzas contra las que luchamos están juntas: el patriarcado, la heteronormatividad, el racismo -aquí en Europa hay fascismo-… están conectados.

Si echas un vistazo a la Historia, las fuerzas contra las que luchamos son las mismas y están conectadas. Por eso es imprescindible, para ti, hermana, y para mí, que estemos juntas. No significa que olvidemos nuestras diferencias de un plumazo, pero sí hay que ver cómo maximizar nuestras similitudes y la solidaridad. Debemos reconocer no solo el poder que tenemos para cambiar las cosas, sino nuestros privilegios y nuestras desigualdades para ver cómo los juntamos en un poder colectivo que logre el cambio que deseamos.

Fuente: https://www.eldiario.es/desalambre/Africa-mujeres-occidental-necesitaba-despertar_0_841315895.html

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Mujeres bajo la bota. #25N & Reflexiones feministas

Por: Carolina Vásquez Araya

No hay un solo día conmemorativo capaz de reflejar tanta injusticia.

 

El Día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer, celebrado el 25 de noviembre a nivel mundial, es una más de esas fechas conmemorativas creadas con el objetivo de llamar la atención sobre uno de los rasgos más crueles de la cultura patriarcal impuesta por las sociedades a lo largo de la historia. La violencia en contra de las mujeres de toda edad y condición está instalada en las relaciones humanas y sociales como una forma de vida.
A veces sutil y otras brutal, este rasgo de las relaciones de poder representa uno de los frenos más poderosos contra la instauración de la igualdad entre sexos, pero también contra sistemas auténticamente democráticos. En sociedades como las nuestras –países cuyos rasgos culturales están definidos por la colonización cristiana- la vida de las mujeres vale menos que la de los hombres, de acuerdo con valores establecidos por la sociedad y legitimados a través de las políticas institucionales que las marginan de manera sistemática. Y dentro de este gran segmento, la de las niñas es simplemente irrelevante.
Así se deduce en estadísticas de escolaridad, sobre todo cuando se refieren a la permanencia en los establecimientos educativos a partir del segundo ciclo escolar. Es allí donde se produce una de las grandes migraciones de niñas hacia trabajos domésticos y otra clase de labores no calificadas impuestas por los adultos, las cuales les impiden continuar sus estudios y construir a partir de esa oportunidad de crecimiento una vida más productiva e independiente. Esto coloca a las niñas y adolescentes en una situación de peligro y les impide disfrutar plenamente de sus derechos.
Esa situación de esclavitud las expone de manera casi absoluta a decisiones sobre las cuales no tienen control. Este cuadro refleja la vida de miles de niñas en algunos de nuestros países. También incide en embarazos en niñas y adolescentes cuyos indicadores revelan una peligrosa falta de políticas públicas destinadas a protegerlas y proporcionarles una asistencia integral que garantice su seguridad física y mental.
La violencia contra las mujeres, espeluznante como es con casos extremos de asesinatos, violaciones y marginación, en las niñas tiene el agravante de una indefensión prácticamente total que las coloca a merced de quienes las rodean –familiares o extraños- con una cauda elevada de abuso sexual, agresión física y psicológica y privación de sus derechos elementales, como educación, salud, recreación y alimentación, todo lo cual depende más de la voluntad de quienes tienen su custodia que de sistemas estatales e institucionales dirigidos a garantizar sus derechos. Un parto en niñas de entre 10 y 14 años es, de acuerdo con la legislación vigente en algunos países, producto de una violación, no importa si la menor hubiera consentido el contacto sexual o no.
La ley los tipifica de ese modo, pero eso es la letra y otra cosa es la realidad. Son miles las niñas y niños violados sexualmente por personas cercanas, desde su más tierna edad. Y los casos jamás llegan a las cortes de justicia por falta de denuncia en la mayoría de ellos. Cuando se produce el embarazo en una niña y la ley no permite su interrupción oportuna, se la condena de por vida a una vida de privaciones y a un peligro real de supervivencia.
Miles de niñas y adolescentes cuyo cuerpo apenas puede cargar con el peso de su propia existencia dan a luz en condiciones miserables, en medio de la indiferencia de las autoridades y el rechazo de su propia familia; por eso el día internacional celebrado ayer lleva una especial dedicatoria a este frágil segmento de la sociedad.
Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=249543&titular=mujeres-bajo-la-bota-
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Puerto Rico: Hacen un llamamiento desde Puerto Rico contra la violencia machista

Centro América/ Puerto Rico/ 26.11.208/ Fuente: www.efe.com.

La presidenta de la Comisión de Asuntos de la Mujer en el Senado, Itzamar Peña, hizo hoy un llamado urgente para detener la violencia contra la mujer y apoyar las iniciativas que está llevando a cabo el gobierno y el Senado para erradicar este mal.

«Iniciando la época navideña hago un llamado colectivo para aunar esfuerzos para combatir la violencia contra la mujer y la familia. Es momento de unión como pueblo, de unir voluntades respaldando las gestiones que hacemos como gobierno para luchar contra este mal social», expresó la líder senatorial en un comunicado con motivo del Día de Internacional para la Eliminación de la Violencia Machista.

La conmemoración este próximo domingo de dicho día, coincide hoy con la protesta de grupos de mujeres que luchan contra la violencia de la mujer y a favor de la igualdad cerca de La Fortaleza, sede del ejecutivo, donde llegaron a bloquear una calle próxima.

Las mujeres deseaban entregar un documento en el cual piden declarar un «estado de emergencia» en la isla por la situación que viven algunas mujeres y que se haga una campaña educativa sobre el tema, así como incluir la educación con perspectiva de género.

Por otro lado, la senadora destacó que la Oficina de la Procuradora de la Mujer está trabajando con «gran seriedad» y «firmeza» para ayudar a las mujeres y en unión al Senado, se ha logrado iniciativas de avanzada en defensa de los derechos de la mujer.

«Las instituciones gubernamentales están unidas buscando alternativas para contribuir a una mejor calidad de vida y desarrollo para la mujer; pero el detener la violencia es responsabilidad de todos; por lo que, la ayuda ciudadana es imprescindible para vencer ese terrible mal social que causa tanto dolor al pueblo puertorriqueño», dijo Peña en un comunicado.

La senadora anticipó que todos los recursos de la Comisión para Asuntos de la Mujer están a la disposición de la Procuradora, con quien «se ha establecido exitosos acuerdos colaborativos e iniciativas de trabajo en conjunto con las organizaciones que ofrecen servicios y ayudas a la mujer en Puerto Rico, para continuar luchando en contra de la violencia».

 

Fuente de la noticia: https://www.efe.com/efe/usa/puerto-rico/hacen-un-llamamiento-desde-puerto-rico-contra-la-violencia-machista/50000110-3822732

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Más de mil millones de mujeres carecen de protección legal contra la violencia sexual doméstica, según el estudio del Banco Mundial

América del Norte/EEUU/PrensaBancoMundial
Más de mil millones de mujeres carecen de protección legal contra la violencia sexual doméstica , según una nueva investigación del Banco Mundial.

El estudio, Tendencias mundiales y regionales en la protección legal de las mujeres contra la violencia doméstica y el acoso sexual, también encontró que cerca de 1.400 millones de mujeres carecen de protección legal contra la violencia económica doméstica . El abuso económico implica controlar la capacidad de una mujer para acceder a los recursos económicos (dinero, educación o empleo) como una forma de intimidación y coacción. Además, a menudo las mujeres no están legalmente protegidas contra tipos específicos de acoso sexual fuera del hogar , como en el trabajo, la escuela y en lugares públicos.

La violencia contra las mujeres adopta muchas formas, incluidas las físicas, sexuales, emocionales y económicas. La violencia conduce a consecuencias negativas y, a veces dramáticas, de salud mental y física. Conduce a un aumento del ausentismo en el trabajo y limita la movilidad, lo que reduce la productividad y los ingresos. Lleva a las niñas a abandonar la escuela porque ir a la escuela las pone en riesgo de abuso. Afecta la capacidad de toma de decisiones de las mujeres dentro del hogar, incluida la posibilidad de buscar servicios cuando sea necesario.

«La violencia de género es una epidemia mundial que pone en peligro la vida de mujeres y niñas con una amplia gama de consecuencias negativas no solo para ellas, sino también para sus niños y comunidades. Poner fin a este flagelo es esencial para el desarrollo del capital humano de las mujeres y liberar su contribución al crecimiento económico «, dijo Quentin Wodon, economista principal del Banco Mundial y coautor del estudio .

Descargue las  tendencias mundiales y regionales en la protección legal de las mujeres contra la violencia doméstica y el acoso sexual.

La eliminación en 2030 de todas las formas de violencia contra las mujeres y niñas, y de todas las prácticas nocivas como el matrimonio precoz y forzado, y la mutilación genital femenina, son dos de los objetivos adoptados en virtud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Estos objetivos tienen un valor intrínseco, pero también importan para reducir la pobreza y crear sociedades inclusivas. Como solo un ejemplo, poner fin al acoso sexual en las escuelas puede impulsar el logro educativo de las niñas, lo que conduce a mayores ganancias en la edad adulta.

«Las leyes contra la violencia de género son un primer paso importante para proteger a las mujeres, sin embargo, la protección legal sigue siendo débil en muchos países», dijo Paula Tavares, especialista legal en género del Banco Mundial y coautora de la investigación.

El informe, apoyado por Children’s Investment Fund Foundation y Global Partnership for Education, examina las leyes contra la violencia doméstica y el acoso sexual en 141 países cubiertos por el programa Mujeres, Empresas y Derechodel Grupo del Banco Mundial .

Con base en un análisis de 141 países, la proporción de países con leyes para proteger a las mujeres contra la violencia doméstica aumentó del 71 al 76 por ciento entre 2013 y 2017. Pero la protección legal sigue siendo mucho más débil para tipos específicos de violencia doméstica. Para la violencia sexual experimentada en el hogar por parte de un compañero íntimo o miembro de la familia, faltan leyes en más de uno de cada tres países. Para la violencia económica doméstica , la mitad de los países no tienen legislación específica. Para dos de cada tres países, las parejas íntimas no casadas no están protegidas por las leyes.

Cuando se trata de acoso sexual fuera del hogar , cuatro de cada cinco países tienen leyes, pero nuevamente estas leyes a menudo no cubren todas las formas de acoso, como el acoso sexual en el lugar de trabajo, en las escuelas y en las calles.Uno de cada cinco países no cuenta con leyes apropiadas contra el acoso sexual en el empleo. La proporción es de seis en 10 países por acoso sexual en educación, y cuatro en cinco países por acoso sexual en espacios públicos.

Las tendencias mundiales y regionales en la protección legal de las mujeres contra la violencia doméstica y el acoso sexual se basanen los datos del informe Mujeres, Empresas y Derecho. La próxima edición del informe y sus conjuntos de datos adjuntos están programados para su lanzamiento a fines de marzo.

La investigación sobre la protección legal contra la violencia doméstica y el acoso sexual forma parte de un programa más amplio del Banco Mundial sobre violencia de género. En junio, el Banco Mundial publicó estimaciones del costo económico del matrimonio infantil , otra forma de violencia de género. La investigación sugirió, entre otros hallazgos, que retrasar el matrimonio e invertir en la educación de las niñas podría reducir los riesgos de la violencia infligida por la pareja para las mujeres.

Dirigirse a GBV es ahora parte de una serie de proyectos en el Banco Mundial en más de una docena de países que trabajan a través de diversos sectores, como el transporte y la protección social. Además, en 2017, el Banco Mundial anunció un conjunto de donaciones de innovación, por un total de $ 3.4 millones en cinco años, diseñadas para prevenir y responder mejor a la violencia de género. Centrándose en sus políticas y procedimientos internos, el Banco Mundial lanzó un grupo detrabajo de VBG para fortalecer la respuesta de la institución a las cuestiones relacionadas con la explotación y el abuso sexuales. Las recomendaciones del grupo de trabajocondujeron a un Plan de Acción que describe las medidas que se están tomando para ayudar a prevenir y responder apropiadamente a incidentes de explotación y abuso sexual, así como a otras formas de VBG en los proyectos que apoya.

Para obtener más información, visite:
http://wbl.worldbank.org/
www.worldbank.org/gender
www.vawgresourceguide.org/

Síganos en:
@WBG_Gender
@WBG_Education
@WB_Research

Fuente: http://www.worldbank.org/en/news/press-release/2018/02/01/more-than-1-billion-women-lack-legal-protection-against-domestic-sexual-violence-finds-world-bank-study

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El mito de la civilización

A propósito de la violencia contra las mujeres, también están el racismo y la exclusión

Por: Carolina Vásquez Araya

Los avances tecnológicos no son la única muestra de avance cuando hablamos de civilización

Si nos detenemos a analizar con los ojos bien abiertos nuestro entorno y más allá, es probable que deseáramos pertenecer a una especie distinta. Una noble, una que se desarrolle en armonía con la tierra, incapaz de hacer lo que los humanos hacemos a diario: matar por placer, sin más razones que el hecho de poder hacerlo; acabar con nuestro entorno natural porque nos convencieron de ser superiores a todo y de detentar el poder para disponer de él a nuestro antojo. Así es como hemos llegado al extremo de carecer de lo más esencial: la sensibilidad y la conciencia.

Nuestro concepto de civilización, esa palabra tan ambigua como engañosa, es algo muy distinto de su significado real, el cual aludía al conjunto de ideas, creencias, artes y costumbres característicos de un conjunto humano determinado. En la realidad, su significado ha variado hacia la capacidad de enriquecimiento de unos a partir de la explotación de otros. En el léxico de la lucha de poderes entre gigantes por la consolidación de sus privilegios, significa la imposición; la capacidad de obtener sin dar a cambio y, por encima de todo, el poder de subyugar a los más débiles después de llevarlos casi a la extinción.

Resulta saludable repasar –como uno de los ejemplos más ilustrativos- la trágica historia del continente africano a partir de las invasiones europeas, la explotación irracional y sanguinaria de sus recursos humanos, minerales y naturales en un afán expansionista cuyo saldo fue la pérdida de identidad de sus habitantes, la esclavitud, las guerras de exterminio, las enfermedades y el hambre. Una estrategia aplicada contra nuestros países latinoamericanos con similares resultados en la imposición de dictaduras, abolición de libertades políticas y la devastación de las riquezas naturales para incrementar el poderío de compañías multinacionales protegidas por los Estados más poderosos del planeta.

Dentro de este escenario, la violencia de género está implícita en la fórmula para anular cualquier intento de cambiar las reglas del juego, evitando que una mitad de la población tenga igual poder que la otra. Las mujeres, tanto por nuestra capacidad reproductiva como por el papel central del segmento femenino en la organización social a partir del núcleo de familia, entramos en un esquema mucho más amplio de dominio y en el cuadro general constituimos un “bien” al cual resultaría riesgoso cederle capacidad de decisión en los campos económico, social y político.

Este esquema de poderes se ha perpetuado a lo largo de generaciones. Los importantes avances en la lucha feminista son pálidos comparados con lo que falta por conquistar. El voto femenino, por ejemplo, un derecho negado por generaciones, representó siempre una amenaza contra el patriarcado, como también lo fue el derecho al trabajo y a la salud reproductiva. En países como los nuestros, con sus centros de poder atado a las normas de la iglesia y a los estereotipos sexistas de la época colonial, los derechos de la mujer continúan bajo un absurdo y criminal embargo político, pero no solo eso las afecta. También su destino como un “producto” para el contrabando a través de poderosas redes de trata, trabajo forzado, esclavitud.

La idea de una civilización como fuente de riqueza moral, ética, intelectual y científica ha sido sustituida por un esquema basado en la riqueza material concentrada en una esfera de poder carente de visión humanitaria y de valores. Volver a plantear su significado a la luz de un humanismo real es otra de esas locas utopías y en ella las mujeres jugamos un importante papel.

Blog de la autora: www.carolinavasquezaraya.com

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¡No más violencia en contra de la mujer!

Por: EducaBolivia

En este encuentro también se denunciaron temas sobre violencia hacia la mujer relacionadas con la tortura y abusos sufridos por haber sido prisioneras políticas.

Fue República Dominicana la que trabajo la idea ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y este planteamiento tuvo el apoyo de 60 gobiernos. El movimiento internacional empujo a que se plasme un documento que tenga como objetivo el que gobiernos y población acaben  con la Violencia de Genero no sólo en Latinoamérica y el Caribe sino en el mundo.
Entendiendo el concepto: violencia contra la mujer
Los medios de comunicación, en especial hoy en día, difunden esta frase casi de forma cotidiana. Pero qué debemos entender como “violencia contra la mujer”. La respuesta es concreta: se la entiende como todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer.
No se considera como violencia contra la mujer al hecho concreto como tal; el sólo hecho de amenazar ya se debe considerar un hecho violento. La coacción o la privación de libertad, junto a la violencia domestica son ejemplos muy negativos de este tipo de violencia en contra de la mujer. Otros delitos a considerar son los cometidos por cuestiones de honor, los crímenes pasionales y la trata de mujeres y niñas.
A lo anterior debemos mencionar como algo muy negativo a la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y el infanticidio de niñas, los ataques con ácido y por supuesto toda violencia relacionada con la explotación sexual y económica.
Una mujer tiene que estar informada si está viviendo una situación de violencia
En un momento crítico es sencillo saberlo, pero difícil aceptarlo. Toda mujer debe saber que cuando lesionan su integridad física, emocional y sexual ya está, lamentablemente, en una situación de violencia.
Si ya se dan manifestaciones agresivas como: empujones, jalones de cabello, pellizcos, etc. ya se está en situación de violencia.
El hecho de escuchar  descalificaciones como por ejemplo “estas gorda”, “esta comida no sirve”; además los gritos, las amenazas y humillaciones también son formas de violencia.
¿Puede llegar a justificarse la violencia?
Nada pero absolutamente nada justifica la violencia. No existe ninguna conducta de la mujer que justifique ejercer violencia en contra de ellas. Queda claro que la violencia es de plena responsabilidad de quien la ejerce.
Muchos argumentan actos violentos contra la mujer a causa del consumo de alcohol y drogas. Definitivamente no es justificativo, sólo se puede concluir que su consumo contribuye en gran manera a que esta violencia aparezca o se incremente.
El lugar del hombre es la calle y el de la mujer la casa
En otras ocasiones argüimos que la sociedad y la cultura nos empujan a realizar y a aceptar acciones machistas. El ser humano acepta frases tales como que el hombre debe ser siempre el fuerte, el que controla, y el que provee. Por el contrario la mujer es vista como la débil, la dominada y es sólo un ser reproductor.
El ser humano, hombre o mujer, no es de ningún lugar. Todas y todos podemos realizar en mayor o menor medida las mismas actividades con iguales responsabilidades.
Si eres víctima de violencia, ¿qué puedes hacer?
Lo primera acción por realizar es romper el silencio y recurrir a alguna persona y contarle la situación por la que pasas. En caso de emergencia hay que acudir inmediatamente a la policía, o a un centro hospitalario, o a una amistad conocida de mucha confianza.
Si tu situación de violencia en tu hogar lo amerita, debes considerar un plan de seguridad. Considera vías de escape, teléfonos de emergencia memorizados y lugares a donde recurrir.
En nuestro país tienes instrumentos que te amparan 
Bolivia ha promulgado la “Ley contra la Violencia en la Familia y/o doméstica” el año 1995. Esta norma establece políticas ordenando sanciones contra los agresores y promueve medidas protectoras en favor de la mujer en ámbitos físico, moral y sexual.
La realidad de hoy en día es un tanto triste ya que faltan acciones y políticas que lleven a la práctica esta Ley que protege a la mujer boliviana respecto de cualquier acto de violencia en su contra.
Los centros de denuncia en nuestro país son varias: Brigadas de Protección a la Familia, Servicios Legales Integrales Municipales (SLIMS), Policía Nacional, Defensoría de la Niñez y Adolescencia o el Ministerio Público.

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Materiales publicados por el Ministerio de Educación:
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Educación y cambios sociales son remedio contra violencia de género: Unión Europea

Por: aristeguinoticias/24-11-2017

«La eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas es un primer paso hacia la paz y la seguridad mundiales», dijo la Comisión Europea.

La víspera del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Comisión Europea (CE) pidió  mejorar la educación y cambiar legislaciones y normas sociales para eliminar ese problema del mundo.

“La eliminación de la violencia contra las mujeres y las niñas es un primer paso hacia la paz y la seguridad mundiales y (…) una condición previa para la promoción, la protección y el respeto de los derechos humanos, la igualdad de género, la democracia y el crecimiento económico’, sostuvo el Ejecutivo de la Unión Europea en un comunicado.

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De acuerdo con una encuesta de la Agencia Europea para los Derechos Fundamentales, una de cada tres mujeres en la UE ha experimentado violencia física o sexual desde la edad de 15 años.

Mientras que tres cuartas partes de las mujeres trabajadoras han sufrido acoso sexual yuna de cada diez ha sufrido acoso sexual o acoso a través de nuevas tecnologías.

En 2015, el último año del que existen datos completos, se han registrado 215 mil delitos sexuales violentos en la mancomunidad.

La CE señala que “esta violación de los derechos humanos está muy extendida y tiene muchos aspectos diferentes: se produce con independencia de la condición social, en el hogar, en el trabajo, en la escuela, en la calle, en el deporte o en línea”.

Limita la plena participación de las mujeres y las niñas en todos los aspectos de la sociedad: políticos, culturales, sociales y económicos”, destacó.

Aunque la situación global está lejos de ser ideal, Bruselas destaca que “las cosas han empezado a cambiar”, como comprueba la reciente campaña global #metoo denunciando casos de violencia y acoso sexual en las redes sociales en el marco del escándalo en el que está implicado el productor de Hollywood, Harvey Weinstein.

También lo muestran las cifras sobre el problema: a lo largo de los últimos 30 años, el número de casos de mutilación genital femenina ha disminuido un 50 por ciento en África y el porcentaje de niñas casadas menores de 15 años se ha reducido a la mitad en Asia Meridional.

Con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el Ejecutivo europeo prometió “seguir trabajando sin descanso, con todos los instrumentos a su disposición, para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas”.

En ese sentido, se ha sumado a la Iniciativa Spotlight, auspiciada por las Naciones Unidas(ONU), para tratar a escala mundial las causas profundas de la violencia contra las mujeres y las niñas y ayuda a las víctimas.

Bruselas ha destinado al programa un fondo inicial de 500 millones de euros (596 millones de dólares) y ha financiado, además, la formación de abogados, médicos, profesores y policía para tratar casos de violencia de género.

Más simbólicamente, el Parlamento Europeo (PE) también se sumará a la campaña contra el problema este sábado, iluminando de naranja su sede, en Bruselas, un color elegido por la ONU como “símbolo de un futuro más brillante libre de violencia contra mujeres y niñas”. (NTMX)

*Fuente: https://aristeguinoticias.com/2411/mundo/educacion-y-cambios-sociales-son-remedio-contra-violencia-de-genero-union-europea/

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