Page 23 of 35
1 21 22 23 24 25 35

Medio Oriente. Mikel Ayestaran: “La única arma de construcción masiva que conozco es la educación”

Medio Oriente/13 de junio de 2017/Autor. Juan Caros Gonzáez/Fuente: http://www.bez.es

 

Mikel Ayestaran (Beasain, 1975) cuenta las horas para volverse a Jerusalén. Ahí le espera su familia y un buen puñado de historias que contar. Tras más de 10 años de trayectoria internacional, la mente de este periodista donostiarra se aleja de la de un cronista de oficina. “Tenía una de las mejores ciudades de España para vivir que es San Sebastián, un puesto de trabajo en un periódico que sigue funcionando bien, pero no me podía dar lo que yo quería».

Viajes de ida y vuelta por Oriente Medio, por países que se convierten en catorce capítulos. Así fue construyendo lo que hoy es su «crónica de crónicas». Un reto llamado Oriente Medio, Oriente roto. Tras las huellas de una herida abierta (Editorial Península) en el que los protagonistas son los lugares y las personas. “No es un libro sobre Mikel Ayestaran, es un libro sobre Oriente Medio”, cuenta a bez.es

Deja bien claro que no quiere contar batallitas y se confiesa “nada peliculero”, su único objetivo es sorprender al lector “rompiendo las normas de estilo” que usa día a día utilizando la primera persona y el presente.

El foco en las personas que sufren la guerra

Un relato impresionante hecho de forma casera y muy personal. “La foto de portada es de mi Palmira, del primer viaje que hice”. Una antigua ciudad histórica siria, ahora destruida por el Estado Islámico. “Nos fijamos siempre en Alepo, Palmira, las grandes fotografías son siempre esas, pero la auténtica destrucción que se está produciendo en la región es el fraccionamiento total y el final de la convivencia entre confesiones y entre etnias”. Ayestaran quiere que los paisajes se recuerden como se conocieron desde un inicio, pero sobre todo que se ponga el foco en las personas que en ellos habitan.

Donald Trump va a mandar miles de soldados a Afganistán. Pero, ¿acaso les ha preguntado a los afganos lo que necesitan?

Mikel Ayestaran

La herida que protagoniza estos relatos y que indigna al mundo puede acabar, no es ninguna utopía, solo hace falta voluntad. Ayestaran levanta la voz, con rabia y recuerda cuál debe ser la solución más inmediata.

 ¿Qué pasos podría dar la comunidad internacional para mejorar la situación en la zona?

El primer paso es el más fácil de todos, dejar de exportar armas y soldados a una región donde lo que sobran son armas y soldados. El resultado de las invasiones que se han llevado a cabo desde 2001 es patético. Hay que apostar por un tipo de cooperación y ayuda a largo plazo insistiendo en la base de lo que tiene ser la única arma de construcción masiva que conozco, que es la educación. Donald Trump, por ejemplo, va a mandar miles de soldados a Afganistán. Pero, ¿acaso les ha preguntado a los afganos lo que necesitan?

Grabar lo que pasa o vivir el momento

El periodista de Vocento y la televisión autonómica vasca (EITB) es multimedia pero admite que hay veces que las nuevas tecnologías le agobian. “Trabajar en multiformato muchas veces te martiriza”. Tras años y años escuchando consejos para transformarse ante un futuro irremediablemente digital, Ayestarán reconoce que esto es ya el presente.

Tiene Twitter y graba vídeo, pero hay cosas del día a día de este reportero que no vemos ni leemos. «He vivido momentos en los que digo, joder esto lo quiero para mí y ni foto, ni Facebook Live, ni nada. Apago lo que tengo y disfruto. El que quiera vivir esto que venga». Entre sentimientos recuerda la caída de Mubarak. Estaba en una cafetería junto a la plaza Tahrir de El Cairo y al enterarse lo primero que hizo fue abrazar a su intérprete, un momento que solo está en el recuerdo de Ayestaran.

Extracto de Oriente Medio, Oriente roto. Tras las huellas de una herida abierta.

Mikel Ayestaran

«El doctor Flayeh al Mayali es “mi padre” en Irak. Las palabras “traductor”, “intérprete” o fixer se quedan cortas para definir a uno de los personajes más entrañables que me he encontrado desde que trabajo en zonas de conflicto” […] Durante la época de Sadam Husein ya acompañaba a periodistas y colaboraba con la embajada española, pero tras la guerra se convirtió en los ojos de enviados especiales de diferentes medios, y también colaboró con las tropas españolas hasta que a finales de 2003 fue detenido y acusado de “colaborador necesario”

 ¿Por qué son tan importantes los intérpretes para un corresponsal de guerra?

En primer lugar, por el lenguaje. No solamente te traducen, también te interpretan la realidad de su país y sobre todo te tienen que dejar muy claro a donde no puedes ir. Siempre que voy a un lugar de estos tengo tres reglas: seguridad, seguridad y seguridad. Después trabajamos. 

 El mayor reto informativo de Ayestaran es y seguirá siendo Siria, “tanto por la opacidad del país, como por el poco conocimiento que hay de la zona o la exagerada publicidad y propaganda que hay desde uno y otro lado”

De él dice Ramón Lobo, otro gran cronista internacional, que elige sitios «a los que no va casi nadie». Afganistán, Libia, Irak, Egipto, Líbano, Yemen… pero su mayor reto informativo es y seguirá siendo Siria, “tanto por la opacidad del país, como por el poco conocimiento que hay de la zona, por lo difícil que ha sido trabajar durante todo el conflicto y por la exagerada publicidad y propaganda que hay desde uno y otro lado”.

En su mente tiene otro gran reto personal que le hace sonreír entre tanta crudeza. La revista 5W junto a buenos periodistas, pero sobre todo “buenas personas” como Xavier Aldekoa. “Al principio nos decían: estáis pirados, la información internacional no interesa, pero somos ahora nosotros y miles de pirados que han comprado la revista, que están suscritos, que están siguiendo en Twitter…. Y el arco se va ampliando”. Esperanza ante el periodismo que vivimos. “Al final es importante que nos juntemos para este tipo de cosas y no solo para tomar cañas”, dice entre risas.

Tras años de recorrido, este periodista de raza tiene “más preguntas que respuestas”. Quizá esas mismas dudas las resuelva viviendo nuevas experiencias. Que así sea Mikel, por el bien del periodismo, pero, sobre todo, por el bien de la gente de Oriente Medio.

Fuente de la Noticia:

http://www.bez.es/625795493/Mikel-Ayestaran-La-unica-arma-de-construccion-masiva-que-conozco-es-la-educacion-.html

Comparte este contenido:

Matrimonio forzado, trabajo infantil y guerra: la infancia robada de 700 millones de niños en el mundo

Por: Icíar Gutiérrez

Uno de cada cuatro menores en el mundo «no puede disfrutar de su infancia» por el matrimonio precoz, el trabajo infantil o el desplazamiento forzoso, denuncia Save The Children

«Cuando mi padre decidió casarme, me rompió el corazón. Nadie me preguntó ni se preocupó», relata una menor afgana obligada a contraer matrimonio.

Ahlam, Kamal, Majerah, Tawa, Yassira, Juan y Saida son niños que han dejado «demasiado pronto» de ser niños. El matrimonio forzado, el trabajo infantil, el hambre, los embarazos precoces, el abandono de la escuela o la violencia truncan cada año la infancia de muchos menores en el mundo, según el informe Infancias robadas elaborado por Save The Children.

En el estudio, la organización analiza cómo estos factores han creado «una crisis global para la infancia de enormes proporciones». A pesar de los avances, las cifras aún se cuentan por millones: s e estima que uno de cada cuatro niños en el mundo, al menos 700 millones, «no puede disfrutar» de su niñez por alguna de estas situaciones.

La causa última, casi siempre, es la misma: la pobreza. La investigación, que clasifica a 172 países en función del impacto de estos factores en la infancia, revela la brecha existente entre los países ricos y los países empobrecidos e n un ranking encabezado por Noruega y con Níger en el último puesto. 

Ahlam, desplazada en Irak

La historia de Ahlam es la de dos huidas. La primera, cuando el ISIS tomó el control su ciudad, Baiji, al norte de Irak. La segunda, cuando el grupo terrorista llegó dos años después a Hawija, de donde tuvo que volver a escapar junto a su familia. «Caminamos siete horas durante la noche por las montañas. Íbamos por la carretera y se producían explosiones. Había minas que explotaban. Las vimos», recuerda Ahlam, de 12 años, en un testimonio recogido por Save The Children.

Ahora vive en un campo de desplazados en Qayyara, al sur de Mosul. «Allí dejé mis juguetes, mi escuela… Lo tenía todo. Aquí no tengo juguetes. Prefiero volver a casa. Hace mucho que no vemos nuestra casa. También tenía un columpio. Teníamos un televisor en casa. Solía ver dibujos animados», comenta la menor, que ahora cursa quinto curso y quiere ser «ingeniera o médica» de mayor.

Casi 17 millones de niños y niñas como Ahlam se convierten en desplazados en sus países. Otros 11 millones son refugiados y solicitantes de asilo. En total, uno de cada 80 niños ha abandonado su hogar. El informe denuncia que en «demasiados casos» los menores migrantes son detenidos, lo que tiene «unos efectos demoledores en su desarrollo».

Irak es uno de los países donde los niños «sufren más por los conflictos», según la ONG, junto a Siria, Sudán del Sur, Somalia, República Centroafricana, Colombia, Afganistán, Yemen, Sudán y Eritrea.

Kamal, forzado a trabajar en India

Kamal se vio obligado a abandonar la escuela a los 11 años debido a la pobreza. Su padre es adicto, y Kamal creció en un ambiente violento donde el abuso físico y verbal eran comunes.

Kamal se vio obligado a abandonar la escuela a los 11 años debido a la pobreza. Su padre es adicto, y Kamal creció en un ambiente violento donde el abuso físico y verbal eran comunes. NILESH NIKADE/SAVE THE CHILDREN

Empujado por la pobreza y forzado por sus padres, Kamal, de India, tuvo que dejar la escuela a los 11 años y ponerse a trabajar en un restaurante de carretera. Pasó dos años cocinando, limpiando y sirviendo mesas para ganar los únicos ingresos que entraban en su casa, 73 dólares al mes.

Tras varios obstáculos y la negativa de sus padres, Kamal pudo matricularse de nuevo en el colegio con el apoyo de una ONG local y Save The Children. Ahora tiene 14 años y ha empezado a ganar carreras de atletismo. «Yo trabajaba, nunca pensé que podría volver a estudiar o representar a mi distrito en competiciones deportivas», dice el adolescente.

Cerca de 168 millones de menores en el mundo son forzados a trabajar para mantener a sus familias, según la investigación. La mitad, 85 millones, lo hace con trabajos peligrosos como la pesca en aguas profundas, las fábricas textiles, la recogida de algodón, la minería o la construcción. Las tasas nacionales más altas de trabajo infantil se encuentran en países del África subsahariana como Camerún, (el 47% de los niños), Somalia (49%), Guinea-Bissau (51%), Benín (53%) y Malí (56%).

Majerah, obligada a casarse en Afganistán

El sueño de Majerah de convertirse en médica se «hizo añicos» cuando la obligaron a contraer matrimonio y abandonar sus estudios. Tenía 14 años. «Cuando mi padre decidió casarme, me rompió el corazón. Nadie me preguntó ni se preocupó», lamenta la joven, que vive con su marido, que es 10 años mayor que ella y «la ha golpeado en varias ocasiones».

También vive con su familia política, quienes «la tratan como a una esclava» y la menosprecian «porque no ha sido capaz de tener un hijo», según la ONG. «Ya no me siento viva. No se puede vivir sin esperanzas y sueños», lamenta Majerah, que ahora tiene 17 años.

El matrimonio precoz tiene «consecuencias devastadoras» para la vida de las niñas, según Save The Children, que calcula que 40 millones de menores de entre 15 y 19 años están casadas o viven en pareja. Cada año, cuatro millones de niñas menores de 15 años contraen matrimonio.

«Es un problema mundial que trasciende países, culturas, religiones y etnias», concluye la ONG. África subsahariana y Asia meridional presentan las mayores cifras con países como Sudán del Sur (40% de niñas de entre 15 y 19 años casadas) y Bangladesh (44%), aunque también varía por regiones en función de sus índices de pobreza.

Tawa, madre adolescente en Sierra Leona

Tawa *, de 17 años, se quedó embarazada de su hija Mary *, 10 meses, en el final del brote de Ebola.
Tawa *, de 17 años, se quedó embarazada de su hija Mary *, 10 meses, en el final del brote de Ebola.MICHAEL DUFF/SAVE THE CHILDREN

Cuando el brote de ébola estaba llegando a su fin en Sierra Leona, Tawa se quedó embarazada de un joven con el que tuvo relaciones una sola vez. Al enterarse, el chico huyó a Liberia y Tawa no ha vuelto a saber nada de él. Durante el embarazo, tuvo que enfrentarse a los comentarios y las burlas de sus vecinos. Ahora tiene 17 años y una hija, Mary, de 10 meses.

«Estoy muy estresada, cuando mi hija se pone enferma, incluso me cuesta trabajo encontrar el dinero para llevarla al hospital. Es difícil hasta obtener alimento que darle», explica la joven.

Se estima que cada dos segundos, una menor da a luz en el mundo. Cada año, 17 millones de menores tienen un hijo. Un millón de ellas no llega a los 15 años. Las complicaciones en el embarazo y el parto son «la segunda causa de muerte» de la adolescentes en el mundo, alerta Save The Children. Siete países concentran la mitad de todos estos embarazos: Bangladesh, Brasil, República Democrática del Congo, Etiopía, India, Nigeria y Estados Unidos.

Juan perdió a su primo en El Salvador

«Era como mi hermano». Así recuerda Juan, un salvadoreño de 13 años, a su primo, asesinado por las bandas el año pasado. «Llegué a casa y me encontré a mi hermano y a otra prima llorando. Sentí algo extraño, la cabeza me daba vueltas. Le pregunté a mi prima qué pasaba y no me respondió, seguía llorando. Me dijo ‘Le han matado’. Sentí que mi corazón se partía por la mitad», relata.

«He soñado con él tres veces. En el sueño me abraza y me dice que siempre estará conmigo. Hace la maleta, se da un baño y me dice que se va a hacer un largo viaje del que no volverá. Me desperté del sueño y quería compartir mi tristeza. Decidí que nunca me autolesionaría como hacen otros cuando tienen problemas, porque pienso que no es bueno» añade el menor, que recibe terapia psicológica de la ONG.

«Sufrir, presenciar o temer la violencia no debería formar parte del crecimiento», sentencia el estudio, que revela que más de 75.000 niños y niñas menores de 20 años fueron asesinados en 2015. El Salvador, forma parte de los cinco países con mayores tasas de homicidio infantil junto a Honduras, Venezuela, Colombia y Brasil.

Saida padece desnutrición en Yemen

Saida, que está recibiendo tratamiento en el hospital Al-Sabeen de Save the Children en Sana'a, tiene 18 años pero se parece más a una niña de ocho años.

Saida, que está recibiendo tratamiento en el hospital Al-Sabeen de Save the Children en Sana, tiene 18 años pero se parece más a una niña de ocho años. SAVE THE CHILDREN

Pasar hambre ha marcado para siempre la vida de Saida. Sufrió desnutrición de pequeña y, como consecuencia, tuvo retrasos en su crecimiento: no pudo desarrollar todo su potencial, ni mental y físico. A sus 18 años, Saida parece que tiene ocho. Según la ONG, aunque su alimentación mejoró, tras el estallido de la guerra en Yemen ha vuelto a caer en la desnutrición y está siendo tratada en Saná.

En Yemen, el 47% de los niños sufre retrasos en su crecimiento como consecuencia del hambre. Que un bebé no obtenga nutrientes suficientes durante sus primeros 1.000 días de vida es «en gran medida irreversible», según Save The Children, que denuncia que los niños que sufren estos retrasos –156 millones de menores de cinco años en total– «afrontan una vida de oportunidades perdidas en cuanto a educación y trabajo».

Yassira abandonó la escuela en Níger

Yassira, de 11 años, tuvo que dejar los estudios para ayudar económicamente a sus padres. Atrás dejó su escuela, y a sus amigos. «Ahora van por delante de mí. Me han dejado atrás», apunta la pequeña. Con el apoyo de la ONG, su madre se ha unido a un grupo de agricultoras y Yassira ha vuelto a la escuela en febrero. «Mi asignatura favorita es la lectura, cuando sea mayor quiero ser profesora», dice.

En África subsahariana las escuelas «suelen estar demasiado lejos y las familias son demasiado pobres como para sostener la educación de sus hijos», explica el informe. En el mundo, hay más de 263 millones de niños y niñas fuera del sistema educativo.

Amina perdió a dos hijos en Nigeria

En una aldea del noreste de Nigeria vive Amina, que ha perdido a dos de sus cuatro hijos por enfermedades «tratables» y «evitables», según la ONG. Su primer hijo, de seis meses, murió en 2009.

«No sé por qué murió, pero sufría diarrea severa y estaba muy desnutrido. No tenía ni idea de cómo ayudarle porque en nuestra aldea no hay centro médico, hospital o enfermería. Me sentí muy triste cuando murió. En segundo lugar tuve una niña, que hace cuatro años que murió», dice.

El estudio revela que cada día mueren 16.000 niños antes de cumplir cinco años por causas que se pueden «evitar» y «tratar» como los nacimientos prematuros, la neumonía, las complicaciones en el parto y la diarrea.

(*) Algunos de los nombres utilizados son ficticios para preservar la identidad de los menores.

Fuente: http://www.eldiario.es/desalambre/Historias-infancias-matrimonio-infantil-embarazo_0_651985176.html

Comparte este contenido:

Afganistán: Jamila Afghani ignora amenazas por llevar educación a niñas afganas

Asia/Afganistán, 27 de mayo de 2017. Fuente y autor: NTX/I/MCB/MGT/MUJER17

Jamila Afghani sabe que la amenaza que pesa sobre su vida es más ancha que las espaldas de dos oficiales de seguridad del gobierno, quienes le acompañan a diario para protegerla en su determinación de abrir espacio para la educación de las mujeres en Afganistán, contrariando tradiciones arraigadas.

«Estamos poniendo nuestra vida en riesgo por el bien de otros», admite esta señora de voz baja y dulce, quien habla de sus experiencias en tercera persona del plural, como si incluyera en ella a todo el equipo que apoya su trabajo.

«Ya me han dicho que podrán una bomba en mi coche, que me pegarán 70 balazos en la cabeza. Me envían cartas, llaman a mi casa, a veces me siguen. Muchos tipos de amenaza. Me dicen que pare mi trabajo a través de diversos canales», dijo a Notimex desde Ereván (Armenia), donde participa este sábado en los Diálogos Aurora sobre el trabajo humanitario.

Trabajar contra el «status quo» en Afganistán «no es fácil, porque las personas están acostumbradas con las tradiciones, y desafiarlas es peligroso», explica la mujer, quien dice que no tiene nada a perder: «en 40 años de vida, nunca he visto un buen día».

Para Afghani, finalista al Premio Aurora, que se concederá este domingo en Ereván, hay otros motivos de persecución: su género y su condición de activista humanitaria.

«Sí vale la pena porque este es nuestro país, es nuestra gente. Si no lo hago, ¿quién lo hará? Si no hoy, ¿cuando? Tenemos que hacerlo. Si tuviera otras diez vidas, aún las pondría en riesgo por mi país», asegura.

Afghani empezó su trabajo humanitario en los años 2000 cuando era una estudiante de 20 años viviendo en un campo de refugiados en Pakistán, donde la hambruna le quitó la vida a 36 mujeres y niños.

«Éramos jóvenes y pensamos que era hora de ayudar a las personas que sufrían. Empezamos con la recolección de artículos para los refugiados necesitados», dice con una mirada cándida.

Con el tiempo, la nueva activista se convenció de que «la educación es lo más importante para lograr una solución a largo plazo».

El cambio de gobierno en Afganistán abrió espacio para su regreso al país, en 2002, y para el lanzamiento de su proyecto de educación con mujeres, que pronto se enfrentaría a un primer obstáculo: la oposición de los imanes (guías).

«Para mi, como mujer, era muy chocante que los imanes se opusieran a la educación de las mujeres, que es obligatoria en nuestra religión. Entonces vi necesario hablar con ellos directamente. Nos dimos cuenta de que este es el problema que más precisa ser estratégicamente tratado», dijo.

Con su Organización Noor de Desarrollo Educacional y de Capacidad, diseñó un programa de formación de imanes para prepararlos para aceptar la evolución educacional que persigue y «hacer que sea aceptable para la población».

En un espacio de seis años, la iniciativa se amplió de 35 a seis mil imanes y se extende hoy por 23 provincias afganas, un trabajo que le valió el reconocimiento como «pacificadora religiosa» del Centro Tanembaum para la Comprensión Interreligiosa, de Estados Unidos.

Sin embargo, Afghani todavía lucha para superar la oposición de las propias mujeres afganas, que se pliegan a las tradiciones de una sociedad «muy patriarcal».

Mientras la mayoría de las afganas más jóvenes reclaman cambios, las más viejas se oponen y defienden que las prácticas tradicionales son más importantes, explica.

Hoy su trabajo está motivado también por sus propios hijos, un niño de diez años y dos niñas de seis y siete años.

«Quiero que mis hijas sean líderes, que sean fuertes líderes. Espero que serán líderes de un cambio positivo. Espero que la joven generación de mi país tenga un futuro mejor. Estoy luchando por un futuro mejor para mis hijos y para los hijos de mi país», sonríe.

La finalista al Premio Aurora, un reconocimiento a personalidades que realizan «acciones humanitarias excepcionales», espera que el evento llame la atención del mundo para su causa, que carece de financiación.

«Las ayudas internacionales son dirigidas a otros proyectos específicos y la corrupción en el sistema educacional es un gran problema que hace que los donantes no tengan interés en ayudar proyectos en esa área», afirmó.

Comenta que la mediatización de la joven paquistaní Malala, defensora del derecho de las niñas a la educación, quien fu tiroteada por los talibanes en 2012, y ganó el Premio Nobel de la Paz en 2014, no le ayudó en ese sentido.

«Malala es, sin duda, un buen ejemplo para la región. Pero su caso desvió la atención toda para Pakistán, en detrimento de Afganistán», señala.

De recibir el Premio Aurora, Afghani lo invertirá en proyectos de sensibilización y capacitación en su país, anticipó a Notimex.

Concedido por la Iniciativa Humanitaria Aurora en recuerdo de la masacre de medio millón de armenios por los turcos entre 1915 y 1923.

Fuente noticia: https://www.terra.com/noticias/mundo/jamila-afghani-ignora-amenazas-por-llevar-educacion-a-ninas-afganas,962aa399050ca7a7aa3dcd05a1a393c1ilimrndo.html

Comparte este contenido:

Afghan President Speaks Out In Support Of Women’s Education

 Afghanistan/15 may 2017/Source: RFE/RL’s Radio Free Afghanistan

Afghan President Ashraf Ghani says women are the biggest victims of the ongoing war in Afghanistan, which he says has prevented millions of girls and women from getting an education.

«The number of women deprived of literacy in Afghanistan is three times more than men and the reason behind this is the imposed war that we are facing,» Ghani said on May 15 at a symposium called Afghan Women: Messengers of Peace.

The three-day gathering is being hosted by Afghan first lady Rula Ghani.

In a statement, the UN Assistance Mission in Afghanistan (UNAMA) expressed hope that the government will achieve its goal of increasing the proportion of women in government institutions to 30 percent by 2020.

According to the Education Ministry, most of the estimated 3.5 million children who do not attend school are girls.

Afghanistan’s female literacy rate is among the lowest in the word at around 17 percent, according to a 2015 UNESCO report.

Source:

https://www.rferl.org/a/afghanistan-women-girls-education-literacy-rate/28488909.html

Comparte este contenido:

Taliban teachers: how militants are infiltrating Afghan schools

Por: The Guardian

When Afghan teachers are lobbied to give good marks to mediocre students, the pressure does not necessarily come from disgruntled parents. Often it comes from the Taliban.

In areas of eastern Afghanistan, militants intimidate teachers to let older boys who fight with the Taliban pass exams despite lacklustre performances, according to education experts working in the region.

They say insurgents also pressure teachers not to record the absence of students who spend much of their time on the frontline.

Not all teachers need coercing. Some are themselves active members of the Taliban, swapping chalk for Kalashnikovs after completing the day’s lessons. They take their salary from the Afghan government, whose armed forces they then fight on the battlefield.

“The Taliban are actively interfering in the education system,” said one educator who has trained teachers in Kunar province. In areas under heavy Taliban influence, he says, insurgents introduce their own members as teachers, threatening to close government schools if they do not comply.

Some of the teachers he trained were Taliban fighters, in effect on the government payroll, who turned up at school carrying weapons. “In the afternoon, they went back to fight the government,” the educator said.

The Taliban do not appear to issue their own curricula, but they inspect course material. In Logar province they have reportedly torn pages from books that portrayed historical figures in a light they disagreed with, casting progressive leaders as heroes and conservatives as foes.

Taliban teachers may also add bits to courses, particularly about holy war, said an education expert who works in the east. “They suspect the schools are teaching anti-Taliban propaganda,” he said.

 The infiltration of the educational system puts the Afghan government in a dilemma: see schools close or ensure that children receive some form of education. The Afghan ministry of education denied that any teachers on its payroll were affiliated with the Taliban.

Sayed Jamal, who heads the education department in Kunar, said: “It is up to the intelligence service to find out if any teachers are Taliban. So far, nobody has informed me that they are.” But there is no doubt that there are many complicated villages in Kunar, and some of them are out of the government’s control.

Accepting Taliban presence in schools has political consequences, making the Taliban de facto providers of a service funded by the Afghan government.

In Kohistanat district in the northern Sar-e Pul province, which has been under insurgent control for 18 months, Taliban officials head the education as well as health, religious study and security departments.

According to western security analysts, the officials, picked by the Taliban leadership in Pakistan, keep boys’ schools open, while inspecting curricula to comply with their values. Teacher salaries are collected monthly from the provincial capital. In addition, the insurgents tax salaries and harvests.

Girls at a government school in Kandahar.
Pinterest
Girls at a government school in Kandahar. Photograph: Kate Holt for the Guardian

As an organisation intent on showing capacity for governance, the Taliban have appointed shadow ministers, including for education, health, religion.

 “It has restructured itself as a shadow state. In that sense the Taliban needs to deliver a certain level of services in the areas they control,” said Timor Sharan, the Kabul-based analyst for the International Crisis Group.

Sharan said the Taliban’s outreach into daily life had “absolutely increased compared to previous years. That doesn’t mean they have control, but that people are afraid”.

The extent to which the insurgents garner public support from providing services is unclear.

The Taliban derive some authority from their role as mediators. In rural areas, the Taliban set up mobile courts. While Taliban legal rule is often harsher on women and doles out corporal punishment, it is sometimes seen as more accessible and less corrupt than the governmental justice system.

Yet most Afghans rally behind the Taliban out of fear, said the education expert. They curry favour and provide the insurgents with intelligence and money.

“They don’t stand up to the Taliban, they don’t open their mouth. And that gives the Taliban more space to influence,” he said.

This type of latent influence adds nuance to official statistics of the Taliban’s geographical strength. The US military claims the Taliban control only eight of Afghanistan’s roughly 400 districts, and “influence” another 25.

Some observers dispute those numbers as downplaying the Taliban’s reach. Either way, data mapping military control does not necessarily capture the wield of soft power.

Ultimately, it seems, students suffer. In districts under Taliban control girls are seldom allowed to attend school beyond sixth grade. Teachers whose merit for employment is affiliation with the Taliban are rarely actually qualified to teach, aside from Islamic subjects.

In addition, when teachers are intimidated into giving good marks to Taliban pupils, it frustrates other students, the education expert said. “They see that other boys do well because their father has links to the Taliban,” he said.

Since you’re here …

… we’ve got a small favour to ask. More people are reading the Guardian than ever, but far fewer are paying for it. Advertising revenues across the media are falling fast. And unlike many news organisations, we haven’t put up a paywall – we want to keep our journalism as open as we can. So you can see why we need to ask for your help. The Guardian’s independent, investigative journalism takes a lot of time, money and hard work to produce. But we do it because we believe our perspective matters – because it might well be your perspective, too.

If everyone who reads our reporting, who likes it, helps to support it, our future would be much more secure.

Fuente: https://www.theguardian.com/world/2017/may/09/taliban-teachers-militants-infiltrating-afghanistan-schools

 

Comparte este contenido:

El fin del matrimonio infantil en Afganistán, un poco más cerca

Afganistán/09 mayo de 2017/

El Gobierno afgano ha puesto en marcha un plan nacional para acabar con esta práctica, muy extendida entre las familias más pobres

Afganistán es uno de los países con la prevalencia más alta de matrimonio infantil. La pobreza, los bajos niveles de educación y las tradiciones sociales empujan a muchas familias a casar a sus hijas antes de tiempo, hipotecando su futuro y su salud. Pero el fin de esta práctica podría estar más cerca, ahora que el Gobierno afgano ha puesto en marcha un Plan de Acción Nacional para acabar con esta práctica.

Según un estudio del Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) realizado entre 2010-2011, el 46 por ciento de las mujeres de entre 15 y 49 años en el país estaban casadas antes de los 18 años y un 15 por ciento de ellas antes de los 15. Pese a lo elevado de estas cifras, lo cierto es que entre 1999 y 2015 se han reducido casi a la mitad. Así, según un estudio realizado por el Gobierno reveló que en 2014 el 32,8 por ciento de las mujeres de entre 20 y 24 años se habían casado antes de los 18, frente al 61,9 por ciento de las mujeres de entre 35 y 39 años. Según explica a Europa Press Aziz Froutan, responsable de comunicación de UNICEF en Afganistán, «el matrimonio infantil persiste por múltiples factores que incluyen la pobreza, los bajos niveles de educación y las normas sociales que las familias se sienten presionadas a cumplir». En el caso de Afganistán, la alta prevalencia de esta práctica también está «directamente relacionada con el estatus social que tienen las niñas y con muchas prácticas culturales dañinas como son los intercambios de matrimonios –intercambio de hijos para casarlos–, los compromisos de niños incluso antes de nacer, la dote o la entrega de las niñas en ‘baad’, es decir, para resolver alguna disputa comunal», añade.

«Muchos padres creen que el matrimonio infantil asegurará a el futuro de sus hijas o ayudará a reducir la carga económica familiar en términos del número de hijos que alimentar, vestir y educar», explica el responsable de UNICEF, incidiendo en que en el país los niños son más valorados que las niñas, a las que se ve como «una carga».

Esto es algo que sucede especialmente entre las familias más afectadas por la inseguridad o que se han visto desplazadas y que «a veces optan por casar a …

Fuente de la Noticia:

Leer mas: http://www.europapress.es/internacional/noticia-fin-matrimonio-infantil-afganistan-poco-mas-cerca-20170506124237.html

Comparte este contenido:

Los niños de la guerra no van al cole

Por: Antonio Martín Beaumont 

Hambre, sed, guerra, muerte y falta de escolarización. Así malviven hasta 25 millones de niños en los 22 países más duros del mundo. UNICEF quiere ayudarles, pero le faltan recursos.

Más de 25 millones de niños con edades comprendidas entre los seis y los quince años no van a la escuela por la guerra y los conflictos que se viven en 22 países del mundo, según recoge un demoledor informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

«En ningún momento es más importante la educación que en los tiempos de guerra», ha subrayado la responsable de Educación de UNICEF, Josephine Bourne. «Sin educación, ¿cómo podrán alcanzar los niños su potencial y contribuir al futuro y a la estabilidad de sus familias, sus comunidades y economías?».

Sudán del Sur, Chad y Afganistán son los países más dañados por los conflictos: hasta 3 de cada 4 niños no se escolarizan

En el nivel de educación primaria, Sudán del Sur tiene la mayor tasa de niños sin escolarizar, con cerca del 72 por ciento de los niños sin acudir al colegio. Le siguen Chad, con un 50 por ciento de niños que no van a clases, y Afganistán, con el 46 por ciento. Estos tres países son también los que tienen una mayor tasa de niñas sin escolarizar, con Sudán del Sur en cabeza, con un 76 por ciento, con un 55 por ciento en Afganistán y un 53 por ciento en Chad.

En el nivel de escuela secundaria básica, las mayores tasas de niños sin escolarizar se dan en Níger, con un 68 por ciento, Sudán del Sur, con un 60 por ciento, y República Centroafricana, con un 55 por ciento. La tasa de niñas sin escolarizar en esta franja se dispara, con cerca de tres cuartas partes de las menores de Níger sin poder ir a las escuela y dos de cada tres tanto en Afganistán como en República Centroafricana.

Para ayudar a entender la necesidad de que los niños y las niñas vayan a la escuela y los desafíos derivados de abandonar las clases por la guerra, la refugiada siria y activista a favor de la educación Muzoon Almelehan, conocida como la ‘Malala de Siria’, ha viajado a Chad, un país en el que cerca del triple de las niñas en relación a los niños no pueden ir a la escuela.

Muzoon se ha reunido con una niña de 16 años que fue secuestrada por Boko Haram frente a su escuela en Nigeria cuando tenía trece años y que fue drogada, explotada y violada durante tres años antes de que consiguiera huir a Chad. Y también se ha reunido con niños que han podido tener por primera vez una educación y con miembros de comunidades que, como le pasó a ella en su día, lo arriesgan todo para llevar a sus hijos al colegio.

«EL CONFLICTO NUNCA PUEDE LLEVARSE TUS CONOCIMIENTOS»

«El conflicto puede llevarse tus amigos, tu familia, tu sustento, tu hogar. Puede intentar quitarte tu dignidad, tu identidad, tu orgullo y tu esperanza pero nunca puede llevarse tus conocimientos», ha subrayado Muzoon. «Reunirse con niños en Chad que han huido de Boko Haram me ha recordado mis propias experiencias en Siria. La educación me dio la fuerza para continuar. No estaría aquí si no la hubiera tenido», ha añadido.

Cuando Muzoon se vio obligada a abandonar Siria hace cuatro años, sus libros de escuela fueron las únicas pertenencias que se llevó con ella, según ha explicado UNICEF en un comunicado. Muzoon pasó casi tres años en Jordania, en el campamento de refugiados de Zaatari, donde ella decidió asumir la misión personal de introducir a más niñas en el sistema educativo. Entonces fue tienda a tienda hablando con los padres para animar a que llevaran a sus hijos a la escuela para seguir aprendiendo. En la actualidad, vive en Reino Unido.

4.400 niños han huido de la violencia de Boko Haram en el noreste de Nigeria y se han marchado a Chad

Al igual que Muzzon, que huyó de la violencia en Siria y se fue a Jordania, unos 4.400 niños han huido de la violencia de Boko Haram en el noreste de Nigeria y se han marchado a Chad. A diferencia de la refugiada siria, muchos de los niños continúan sin poder ir a la escuela y viven por ello expuestos al riegos de abusos, explotación de reclutamiento por parte de los grupos armados y las Fuerzas Armadas nigerianas. Según UNICEF, cerca del 90 por ciento de los niños que llegan a Chad desde Nigeria nunca han ido al colegio.

La agencia de Naciones Unidas trabajar en países afectados por los conflictos y por la guerra para conseguir que los niños vuelvan al sistema educativo, proporcionándoles opciones de aprendizaje y educación, rehabilitando escuelas y destribuyendo mobiliario de colegios y material.

En respuesta a la crisis de educación en Chad, UNICEF ha proporcionado en lo que va de 2017 material educativo a más de 58.000 estudiantes, materiales para más de 760 profesores y ha construido 151 aulas, 101 espacios educativos temporales, 52 letrinas y siete campos deportivos. Además, UNICEF Chad ha apoyado el pago de salarios a 327 profesores para el curso escolar 2016-2017.

Una asignación de diez millones de dólares del fondo ‘La Educación no puede esperar’, creado durante la Cumbre Mundial Humanitaria celebrada en mayo de 2016, permitirá impartir educación de calidad para los niños desplazados y a los alojados en comunidades receptoras en Chad.

UNICEF ha alertado de que, a pesar de estos esfuerzos, la escasez de fondos está afectando al acceso a las escuelas en zonas afectadas por el conflicto en Chad. En la actualidad, se ha cubierto el 40 por ciento de las necesidades de fondos para la educación en Chad.

Fuente: http://www.esdiario.com/elsemanaldigital/106725074/Los-ninos-de-la-guerra-no-van-al-cole.html

Comparte este contenido:
Page 23 of 35
1 21 22 23 24 25 35