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Guatemala: Proyecto lleva libros a la calle para fomentar la lectura

Guatemala/31 julio 2017/Fuente: Prensa Libre

La lectura ofrece innumerables beneficios para la formación personal y profesional de las personas. El proyecto Libros a la Calle promueve el hábito de esa práctica a través de la producción y divulgación de materiales educativos en lugares públicos.

El proyecto fue impulsado en el 2005 por el pedagogo español Elías Ruiz, de 78 años, quien vino a Guatemala con el objetivo de contribuir con la Educación del país.

“La idea del proyecto, el cual busca acercar los libros a los lectores, surgió al ver que en Guatemala no se cuenta con el hábito de la lectura, pues existen cientos de bibliotecas a disposición de la población pero muy pocas son visitadas”, expresó Ruiz.

Un grupo de pedagogos y voluntarios son los encargados de visitar cada semana parques, mercados, estacionamientos, paradas de autobuses, iglesias, librerías y supermercados para ofrecer obras, fragmentos y cuentos infantiles a personas de todas las edades.

Los textos son producidos por la editorial Mayabela, la cual es propiedad de Ruiz, pues no cuentan con apoyo de ninguna oenegé, empresa o institución del Estado.

Los cuentos infantiles más solicitados por los niños entre 7 y 10 años. (Foto Prensa Libre: Cortesía)
Los cuentos infantiles más solicitados por los niños entre 7 y 10 años. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

“Somos un grupo de educadores que ad honorem nos dedicamos a escribir fragmentos y cuentos infantiles, en los cuales se destaca la cultura, arte y tradiciones de Guatemala. Además, editamos textos de otros autores, por ejemplo, el libro El Capital de Karl Marx, lo transformamos en un cuento infantil de 12 páginas”, explicó.

El pedagogo, quien además es psicólogo y obtuvo una maestría de la Unesco sobre Educación de Adultos, manifestó que en los 12 años que lleva el proyecto en el país se han editado miles de textos y otros materiales educativos, cuyos precios oscilan entre Q3 y Q40, y otros son gratuitos.

Bibliotecas

Ruiz manifestó que además del proyecto Libros a la Calle trabajan en la creación de bibliotecas populares en comunidades con espacios para cuenta cuentos, lectura de poesía y otras actividades lúdicas que promueven la lectura.

Elias Ruiz, pedagogo.

Estamos convencidos de que las personas encuentran su ADN por la educación y la cultura, por eso estamos dispuestos a trabajar para que cada día, más guatemaltecos tenga acceso a los libros, que se los lleven a casa, los disfruten y retomen o inicien el gusto por la lectura».

“Estamos convencidos de que las personas encuentran su ADN por la educación y la cultura, por eso estamos dispuestos a trabajar para que cada día más guatemaltecos tenga acceso a los libros, que se los lleven a casa, los disfruten y retomen o inicien el gusto por la lectura», señaló.

El pedagogo cuenta que también produce y edita materiales de educación popular para Honduras y El Salvador, entre estos, cartillas, afiches, trifoliares, hojas volantes y fragmentos.

Elías Ruiz, pedagogo, es el creador del proyecto Libros a la Calle. (Foto Prensa Libre: Cortesía)
Elías Ruiz, pedagogo, es el creador del proyecto Libros a la Calle. (Foto Prensa Libre: Cortesía)

Las personas que desee obtener algún texto o apoyar el proyecto pueden comunicarse con Elías Ruiz a los teléfonos 5385 6624 y 2478 4966, o al correo electrónico: eliasruizvirtus@gmail.com

Entre los textos editados están:

  • Aquí un hombre, una mujer y un mundo nuevo
  • La fábrica de la miseria
  • Formación de valores
  • Bebidas y jugos curativos contra la chatarra

Cuentos infantiles:

  • El principito  
  • El gigante egoísta
  • La camisa del hombre feliz
  • La rana que quería ser una rana auténtica
  • Los tesoreros del zapatero
  • El Quijote

Fragmentos:

  • Tierra, techo y trabajo
  • Las cuatro reglas del consumismo
  • El uso correcto del plástico
  • No aceptemos cargos pistoleros

Fuente: http://www.prensalibre.com/ciudades/guatemala/libros-salen-a-la-calle-para-fomentar-la-lectura

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Cine y escuela

Por: Rolando Pérez Betancourt

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Un cable de la agencia española EFE da cuenta de que en ese país la Academia de Cine se moviliza «en estos días para plantear al Gobierno medidas que faciliten la integración del cine en las escuelas».

«No puede ser que un estudiante de 16 años no sepa quién es Berlanga, Saura, Bardem o Buñuel», es el sostén argumental de la Academia, y en la información se explican los pasos que se darán para tratar de vincular el cine a la educación primaria y secundaria.

Como ejemplo de lo que se busca, se cita la experiencia francesa de los últimos años.

El proyecto solo habla de cine español y de la necesidad de que los escolares se identifiquen con él desde edades tempranas como parte de  una alfabetización audiovisual indispensable.

El tema no es nuevo y de él se ha hablado bastante en nuestro país desde perspectivas más amplias: una alfabetización audiovisual que permita adquirir conocimientos, no solo de nuestro cine y su historia –responsabilidad básica– sino también de una cinematografía internacional que, en buena medida, se caracteriza por imponer códigos que terminan por conformar gustos con ventanas estrechas (y no pocas veces cerradas) hacia la variedad y la trascendencia cultural.

Sin olvidar que el audiovisual es el principal vehículo «de masas» para contar y tergiversar historias, según los intereses del que cuenta.

Pasos se han dado en nuestras escuelas y tendrán que venir zancadas en un proyecto que en lo absoluto resulta fácil por todo lo que conlleva, pero además de hacer coincidir un filme con una fecha, o una temática determinada, habría que aspirar a que la apreciación audiovisual –desde edades tempranas y con programas acordes con cualquier iniciación– termine por convertirse en un imperativo cultural necesitado de aprendizaje.

Fuente: http://www.granma.cu/cultura/2017-07-16/cine-y-escuela-16-07-2017-22-07-24

Imagen: http://lapiceromagico.blogspot.com/2013/09/cine-en-la-escuela.html

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La profesión docente, el conocimiento y la sociedad

Por: Ángel Pérez Martínez

La profesión docente es un trabajo asociado a la vida humana, al conocimiento científico en permanente construcción y expansión, donde se requiere un inmenso compromiso político, ético y moral para su ejercicio.

La profesión docente cada vez es más compleja por la evolución de los sistemas de información, la velocidad de reproducción del conocimiento y por los efectos negativos que producen a la escuela el entorno, los medios de comunicación y la sociedad; al desarrollo de una vida humana con sentido ético, ciudadano y crítico.

Algo no está bien en una sociedad cuando la profesión docente no es valorada, no sólo desde la perspectiva salarial, sino por su aporte a la construcción de paradigmas humanos (modelos de vida vinculado al conocimiento, a la ciencia y otro tipo de creencias) que hacen posible la subsistencia humana y su deseo permanente de mejora, a partir de: el respeto y lucha por mejores derechos humanos, la convivencia pacífica, el desarrollo de la cultura, el progreso económico y el cuidado del cuerpo humano y de la tierra.

Paradigmas humanos a los que, en el caso de Colombia, las familias, que atiende la educación oficial, aportan muy poco por la condición de pobreza que crea la enorme inequidad de este país ( Gini de más de 54%), los bajos niveles educativos de la mayoría de la población (tasa de graduación en educación media, para jóvenes entre 16 y 24 años, de: 63% urbana y 31% rural), cultura de violencia (en su mayoría asociada a jóvenes) y, según el Dane, más del 38% de hogares con jefatura femenina que no tienen conyugue y tienen hijos menores de 18 años; agrego la mayoría de ellas ganan salario mínimo o menos. Esta condición especial de Colombia (pobreza, inequidad, violencia) demanda, más que en cualquier otro país de América latina buenos maestros y mejores escuelas. Luego la única manera es lograr un gran pacto por la educación si queremos romper este ciclo que conduce de generación en generación a la pobreza y al subdesarrollo, donde hoy la educación, todo un contrasentido social, ayuda a consolidar la exclusión de los más pobres, porque el sistema educativo es un sistema pobre para pobres.

Por lo anterior, la sociedad, el gobierno y los padres de familia deberían acompañar el clamor de los docentes por mejorar el sistema educativo, la educación y las condiciones de los niños de las escuelas donde ellos estudian. De hecho, este es un primer paso para plantearse en serio la calidad de la educación. Quien escribe valora la importancia de encontrar caminos entre gobierno, educadores y expertos para evaluar y medir la calidad de la educación y sus avances, por ello siempre invito a los docentes y a los colegios oficiales a no evadir la responsabilidad que existe en la necesidad de lograr que los niños pobres asistan a una educación y a una escuela donde se discute y se valora su calidad. A la vez las autoridades gubernamentales y los grupos de poder de la sociedad deben reconocer que la calidad de la educación pasa por tener docentes motivados y valorados por su profesión, así lo demuestran las experiencias internacionales.

Parece sencillo, pero pensemos las enormes dificultades que supone estar al frente de una aula con 30 o 40 niños, o adolescentes, mediados por innumerables circunstancias familiares y de vida, además de las características de las escuelas. Y, sin embargo, la sociedad le pide al docente que enseñe, que sea un líder del grupo escolar y promueva la participación de los padres de familia (¡qué reto!). Además, desde la perspectiva más educativa, el docente debe suscitar y alcanzar un adecuado clima escolar para facilitar el proceso de enseñanza y aprendizaje, tener un proyecto pedagógico, leer como pocos, preparar y planear el desarrollo de su curso y atender hasta el estado emocional de los alumnos. Estas acciones las debe realizar junto con el equipo de docentes y directivos de la institución escolar en el propósito de lograr que los estudiantes desarrollen capacidades para conocer, pensar (hacer las preguntas que son pertinentes a su vida, entorno y sueños) comunicar y convivir en paz.

Sin embargo, en nuestro contexto la profesión docente no parece estar muy ligada al desarrollo de la ciencia y del conocimiento, sino más bien a la práctica en el aula (trabajo del docente en el salón de clase) y al cuidado de los niños, donde la pedagogía no es más que una instrumentalización de ese proceso. Por ello algunos ven la docencia más como un trabajo artesanal, o para técnicos que aprenden y aplican una secuencia (transmisión verbal del conocimiento) y ante todo un ejercicio repetitivo, que año tras año no cambia. No hay duda que existen este tipo de docentes en las escuelas públicas y privadas, pero por fortuna la inmensa mayoría no lo son. Con seguridad los nuevos docentes, los llamados del estatuto 1278, vienen pisando fuerte: investigan, innovan y les preocupa la calidad.

La profesión docente es un trabajo asociado a la vida humana, al conocimiento científico en permanente construcción y expansión, donde se requiere un inmenso compromiso político, ético y moral para su ejercicio. Nada más difícil que ayudar desde la perspectiva educativa al desarrollo de personas con amor, con colaboración entre ellas y el profesor, en convivencia y aprendiendo a similares ritmos, entre desiguales. ¿Cuándo vamos a valorar la profesión docente y a comprender las inmensas responsabilidades de su ejercicio?

Fuente: http://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/profesion-docente-conocimiento-y-sociedad-angel-perez/246463

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En Colombia: ¡Diego Gómez es declarado inocente porque #CompartirNoEsUnDelito!

Colombia/Bogotá/Fundación Karisma

Hoy, después de más de tres años de iniciado el proceso penal, el Juzgado 49 Penal del Circuito dictó sentido del fallo a favor del biólogo Diego Gómez, en un proceso penal que habría podido significarle de 4 a 8 años de cárcel y una multa millonaria por compartir un documento académico en línea.

El caso comenzó en 2014 cuando la fiscalía presentó cargos contra Gómez. Unos años atrás, cuando era estudiante de biología de la Universidad de Quindío en Colombia, Gómez compartió en internet una tesis de maestría de la Universidad Nacional que encontró útil para su grupo de estudio.

El autor del documento, haciendo uso de las estrictas leyes de derechos de autor de Colombia, denunció ante la justicia penal la violación a sus derechos de autor y Diego fue identificado como el responsable. El veredicto de hoy se produce después de más de tres años del inicio del procedimiento penal.

“La decisión de la juez es un paso importante que alínea el derecho penal colombiano con los estándares internacionales donde esta arma se reserva para la lucha contra la piratería. El caso debe ser el detonante de una discusión profunda en el país sobre el sentido y pertinencia del acceso abierto. Hoy celebramos que se hizo justicia en un caso absurdo que pudo sentar un mal precedente para el acceso al conocimiento en Colombia”, dijo Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma, organización de la sociedad civil colombiana que ha apoyado a Gómez desde el 2014 con la campaña Compartir no es delito.

Hoy, tanto la fiscalía como el denunciante anunciaron que apelarán y tienen plazo hasta el jueves entrante para entregar sus argumentos. Así, el proceso continuará ante el Tribunal de Bogotá.

El acceso abierto permite el acceso inmediato, en línea y sin requerimientos de registro de suscripción o pago a material digital educativo, académico, científico, que circula con una licencia libre que, además, permite su reutilización y copia. Es el modelo que se necesita para actualizar a internet un sistema de publicación científica que está roto y regresarle su función original: la de acelerar el proceso de investigación.

“El veredicto de hoy es un alivio para miles de seguidores del acceso abierto que han estado atentos al caso de Diego Gómez durante casi tres años”, dijo Nick Shockey, director de The Right to Research Coalition en Washington DC, y agregó “Diego es el único estudiante conocido en el mundo que enfrenta cargos criminales por publicar un trabajo académico en línea.

Su caso hace eco de la historia de Aaron Swartz, y debe servir como una llamada de atención para apoyar el acceso abierto en las publicaciones académicas.

Con la posible apelación, Diego tendrá que volver a su trabajo en conservación de la biodiversidad, sin descartar la posibilidad de ser condenado a prisión por compartir un artículo de investigación académica en línea.

Por su parte, la Fundación Karisma indicó que pronto iniciará una campaña de crowdfunding con aliados internacionales. La campaña tiene tres objetivos. Primero, cubrir los costos para enfrentar el proceso de apelación y buscar caminos legales que permitan que casos como el de Diego no se repitan. Segundo, la producción de un caso de estudio que permita contar la historia de Diego y mostrar la necesidad del acceso abierto al conocimiento. Finalmente, con el dinero reunido en el crowdfunding se espera cubrir los gastos de alojamiento y transporte de Diego, pues actualmente trabaja en una reserva natural en Costa Rica. Aquellos que quieran apoyar a Diego, pueden firmar la siguiente petición y serán notificados cuando la campaña de crowdfunding esté al aire: http://www.sharingisnotacrime.org

Más información sobre el caso de Diego Gómez aquí y sobre el acceso abierto  aquí.

Las redes sociales han mostrado su apoyo a Diego Gómez con la etiqueta #CompartirNoEsDelito y alrededor del mundo usando #StandWithDiego

La representación legal de este caso estuvo a cargo de Claudio Iván Zambrano Pinzón, Luis Bernardo Alzate Gómez. Con asesoría técnica de Germán Realpe Delgado.

Fuente: https://karisma.org.co/diego-gomez-es-declarado-inocente/

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Las editoriales universitarias

Por: Ignacio Mantilla

Con la celebración de la trigésima versión de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en las últimas semanas volvimos a respirar el plácido aire que nos entregó la agrupación de miles de libros abiertos y listos para ser leídos.

Esta reunión de lectores de todas las edades, autores y editores en torno al libro fue una oportunidad más para que las instituciones de educación superior presentaran al público en general el trabajo juicioso y consolidado de sus profesores y estudiantes. Un trabajo soportado fuertemente por las editoriales universitarias o secciones de publicaciones de cada institución.

Desde hace más de seis siglos, son las oficinas de publicación universitaria las encargadas de la difusión y consolidación del conocimiento que se produce en las universidades de todo el mundo. Desde la fundación de la universidad en Occidente estas unidades empezaron la producción de libros, manuales y compendios con el fin de fortalecer el quehacer académico de las universidades. Sin embargo, solo hasta 1478 se organizó una verdadera editorial universitaria. La prensa académica se estructuró como una dependencia de la Universidad de Oxford en Inglaterra y su primer libro publicado fue la Exopisitio in symbolum opositorum de Tiriano Rufino Aquilea.

La Universidad de Cambridge también cuenta con una de las más antiguas editoriales universitarias y gracias a ella hemos podido conocer los trabajos de intelectuales de la talla del filósofo Francis Bacon, el físico Isaac Newton, el clérigo y economista Thomas Malthus, el naturalista Charles Darwin y en épocas recientes hemos conocido a través de esta editorial uno de los mayores descubrimientos del siglo XX, la descripción de la doble hélice del ADN por Watson y Crick. Este es solo un pequeño ejemplo de lo que las editoriales universitarias han aportado en la difusión y apropiación del conocimiento producido en todas las épocas por nuestras universidades. Ya lo estipulan muy bien los primeros estatutos de la Universidad de Padua redactados en 1264: “Sin ejemplares no habrá universidad”.

Hoy por hoy, las editoriales universitarias en el mundo anglosajón son fuertes empresas que aportan recursos a sus universidades y que han conformado diversos proyectos complementarios a la publicación de libros, como la organización de exámenes certificados o la consolidación de programas de formación editorial en nuevas tecnologías. Aunque la mayoría de editoriales universitarias siguen siendo dependencias que hacen parte de las universidades, existen otras como las de Harvad o Princeton que son sociedades independientes, pero que apoyan, principalmente, la producción académica de las universidades.

En términos generales las editoriales universitarias tienen la importante función de presentar en forma definitiva los textos e impresos producidos por las universidades, teniendo en cuenta muy cuidadosamente el público lector al que quieren llegar. Años y abundantes recursos invertidos en el desarrollo de una investigación pueden perderse si dicha investigación no se presenta de la manera más adecuada a través de una publicación u otro medio académico. Saber cómo “destilar” este conocimiento en una publicación, como bien lo dicen los editores de la Universidad de Cambridge, es una labor compleja, profesional y de gran responsabilidad que asumen los integrantes de nuestras editoriales universitarias. Por tanto, a ellos también hay que reconocer y agradecer el éxito de nuestras instituciones en el mundo de las ciencias, la cultura, las artes y las humanidades.

En Colombia esta labor ha venido profesionalizándose en los últimos años. Hoy contamos con la Asociación de Editoriales Universitarias de Colombia (ASEUC), que reúne a más de 60 editoriales de universidades de todo el país. Y Colciencias, hace un par de años, emprendió un esfuerzo (lamentablemente no continuado) para certificar los procesos editoriales de calidad para la investigación. En el marco de este programa se organizaron cerca de cuatro convocatorias para el reconocimiento de las editoriales universitarias, que efectivamente arrojaron excelentes resultados para las universidades y sus dependencias editoras.

En esta última versión de la FILBO se batieron marcas en asistencia de público al pabellón de las universidades. Como siempre, la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, se presentó de la mejor manera. Con el estand más grande del pabellón y cerca de 500 títulos en todas las áreas del conocimiento. De ellos 106 fueron novedades publicadas especialmente para ser presentadas en la feria. Como muy pocos lo saben, nuestros libros en todos los casos están subsidiados por la institución, pues creemos férreamente que la responsabilidad de la universidad es la de hacer todo lo posible para que el conocimiento se difunda y expanda en todas las direcciones.

Así, el público que asistió a nuestro estand pudo adquirir libros de gran calidad desde 5000 pesos en adelante. En esta ocasión entregamos al público 6026 libros de la gran producción universitaria. Es importante resaltar que varios de nuestros libros se agotaron en la feria. Uno de los más vendidos fue Campesino de los Andes y otros escritos antológicos de nuestro gran maestro Orlando Fals Borda, publicado en la colección de la Rectoría, Obras Escogidas. Adicionalmente, en el marco de la feria, se realizaron algunos lanzamientos de nuestras novedades editoriales, para eso se organizaron 27 eventos académicos en el estand de nuestra institución que se vistió con los símbolos conmemorativos del sesquicentenario de nuestra fundación.

Al estand de la universidad concurrieron aproximadamente 30 mil visitantes en las dos semanas de feria. Allí no solamente se encontraba nuestra producción editorial, también hizo presencia la emisora UN Radio, con programación especial, y la novedosa Tienda Universitaria, que se convirtió en un nuevo canal de interacción con nuestros egresados y estudiantes.

La Universidad Nacional de Colombia es consciente de la gran importancia que tiene la producción editorial de nuestra comunidad académica, no solamente para los fines mismos de la Universidad, sino, también, para las necesidades y retos de nuestro país. Felicitaciones a los autores por su dedicación y compromiso con el conocimiento y, por supuesto, felicitaciones a todas las editoriales universitarias porque una vez más dejaron clara la importancia de un trabajo minucioso, de mucha calidad y de poco protagonismo.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/las-editoriales-universitarias-columna-693609

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Colombia: Bases de datos: ¿una pérdida de plata para las universidades?

América del Sur/Colombia/13 Mayo 2017/Fuente: Semana 

Las mejores instituciones, también en Colombia, invierten gruesas sumas de dinero en la contratación de estas editoriales virtuales. Sin embargo, algunas no están haciendo buen uso de estas herramientas.

A pesar de que las bases de datos universitarias son una puerta al conocimiento, también son un tiquete sumamente costoso que solo algunas instituciones pueden pagar para garantizar a sus docentes y alumnos la producción científica. Es el caso de la Universidad Nacional que destina de su presupuesto entre  5.000 y 6.000 millones de pesos anuales para la contratación de editoriales que ofrecen plataformas de información distribuida en monografías, tesis, revistas, periódicos, investigaciones, banco de imágenes, audios y videos. Recursos que son de vital importancia para la generación de conocimiento.

Esta institución, pionera en la producción de artículos científicos en Colombia, según el Ranking ASC-Sapiens 2016, cuenta con más de 70 editoriales contratadas, entre ellas,  la polémica editorial científica Elsevier, que en 2014 fue acusada por la Universidad de  Harvard de incrementar los precios de contratación. La queja se refería, entre otras minucias, al cobro excesivo de las revistas por las que podrían estar pagando 40.000 dólares por la suscripción.

Estas cifras en Colombia también pueden llegar a ser escandalosas, especialmente porque es común escuchar que aquí no se invierte en investigación. Pero al buscar la cantidad de contrataciones que tienen las mejores universidades del país, esto no es del todo cierto. Por ejemplo, la Universidad de los Andes cuenta con 112 bases de datos vigentes para el año 2017, la Universidad del Rosario con 200, la Universidad Javeriana ,con 232, y la Universidad de Antioquia tiene 65. Aunque varias de estas instituciones prefieren no revelar el precio que pagan por ellas cada año, la cantidad que destina la Nacional podría aterrizar entre 5.000 y 6.000 millones de pesos.

“Queremos llegar a un presupuesto de 8.000 millones de pesos para obtener más bases de datos. No tiene sentido limitar el precio del conocimiento. Yo soy de los que cree que para que exista una sociedad desarrollada debe generarse conocimiento nuevo, y para hacerlo hay que buscar la información más actualizada, y esa no se encuentra en libros o revistas impresas”, aseguró a Semana Educación Édgar Prieto, director nacional de las bibliotecas de la institución y profesor de la Facultad de Medicina.

Pero, ¿es eficiente destinar esta cuantiosa suma para la contratación de bases de datos?, ¿la comunidad académica está aprovechando este recurso? o, incluso, ¿será que no hay otra manera de acceder a investigaciones globales?

Julián David Cortés, profesor de la Universidad del Rosario, quien realizó una investigación en 2016,  titulada “Eficiencia en el uso de bases de datos digitales para la producción científica en universidades de Colombia”, encontró que de 27 universidades acreditadas en alta calidad en 2014, la relación entre la cantidad de profesores de tiempo completo que emplean estas plataformas y los recursos de información científico-tecnológica y la producción de documentos científicos es débil. Además, según Cortés, no hay un uso eficiente de estos recursos en general.

Por ejemplo, el estudio identificó casos críticos de universidades como la Javeriana que cuenta con 160 bases de datos y de la Universidad del Valle con 126 y un número de profesores de tiempo completo considerablemente mayor a las demás universidades:  la Javeriana cuenta con 1.457 y la del Valle con 833. A pesar de contar con los recursos, tienen un desempeño relativo ineficiente en la producción de documentos.

“Mientras seis de las universidades acreditadas en el país hacen un uso eficiente de los recursos para el avance de la producción científica, 14 instituciones se encuentran entre el tercero y cuarto puesto en términos de eficiencia”, expuso Cortés en su investigación, publicada en la revista Española de Documentación Cietífica.

¿Cuál sería la solución? 

En este estudio, Cortés  recomiendó una solución que la mayoría de académicos han sugerido alguna vez. Se trata de la adquisición conjunta de bases de datos entre todas las universidades, ya que cada una paga por una editorial que la mayoría también está contratando. Asimismo, aconseja el uso de bases de datos de libre acceso.

Pero al parecer no es cosa fácil. Óscar Gualdrón, director de Fomento a la Investigación de Colciencias, señaló a esta publicación que puede ser más costosa la contratación de estas bases de datos en conjunto. “Las editoriales cobran de acuerdo al número de miembros que ingresan a la base de datos y por la frecuencia de uso. De modo que no tendría sentido unir la Nacional con los Andes, por dar un ejemplo”.

Por otro lado, la idea que da Cortés sobre “la creación de un sistema que optimice la inversión en bancos de información científica de calidad, de cara a un oligopolio por parte de las editoriales académicas de mayor prestigio”, también la comparte Prieto desde la Universidad Nacional, quien argumentó que el gobierno debería financiar ese banco al que todas las instituciones de educación superior deberían acceder.

Mientras eso sucede, las universidades de Colombia, y casi todas en el mundo seguirán pagando altas sumas de dinero por el conocimiento que producen los investigadores, a quienes en muchas editoriales no les pagan por sus artículos, aseguró Robert Darnton , director de la Biblioteca de Harvard en 2014 al diario The Guardian. Lo que quiere decir que, algunas instituciones tienen que pagar para tener acceso al conocimiento de sus propios profesores e investigadores.

Fuente: http://www.semana.com/educacion/articulo/bases-de-datos-universitarias-presupuesto-para-investigacion-en-colombia/524572

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Una nueva publicación de la UNESCO examina cinco decenios de avances en materia de alfabetización

20 abril 2017/Fuente: Unesco

La UNESCO celebró recientemente el aniversario de la publicación “Leyendo el pasado, escribiendo el futuro: la promoción de la alfabetización en los últimos 50 años”, en la que se hace un balance de los avances realizados en materia de alfabetización durante los últimos cinco decenios y examina cómo ha cambiado la naturaleza de este desafío.

Basado en los datos del Instituto de Estadística de la UNESCO (IEU) y en informaciones  proporcionadas por el Instituto de la UNESCO para el Aprendizaje a lo Largo de Toda la Vida (UIL, por sus siglas en inglés), la publicación analiza las tendencias y la repercusión de los programas de alfabetización en 50 países de todo el mundo.

‘Leer el pasado, escribir el futuro’ fue también el lema del Día Internacional de la Alfabetización el año pasado, cuando se celebró, el 8 de septiembre de 2016, el 50° aniversario del Día Internacional de la Alfabetización.

Desde que se celebró el primer Día Internacional de la Alfabetización en 1966, ha habido un despliegue sin precedentes de la alfabetización, pero millones de personas carecen aún de acceso a sus beneficios.

Las opiniones de los educandos y la evolución del concepto de alfabetización.

La publicación implica tanto los avances como los desafíos, al formular los cambios en el concepto de alfabetización y decidir en qué medida las políticas y los programas han reflejado esta evolución.

Durante el examen las opiniones de los educandos y de otras personas involucradas en los programas de alfabetización reflejan en qué medida aprender a leer y a escribir han transformado sus vidas, sus entornos familiares y sus comunidades.

“Desde que participé en el programa de alfabetización, me siento libre”, afirmó Louise Cheftaine, una estudiante que participa en uno de los programas implementados en la República Democrática del Congo. “Estoy involucrada en resolver los problemas de mi comunidad, y gracias a la colaboración y a los debates con líderes locales, he contribuido de forma decisiva a eliminar la inseguridad”.

En Jamaica, Cleopatra Francis pudo tener una segunda oportunidad de aprender. “Mi nivel de lectoescritura era desalentadoramente bajo”, afirmó. “Pero tenía la pasión y el deseo de aprender determinadas asignaturas porque no quería quedarme en el nivel en que estaba”

El año pasado marcó el inicio de la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en búsqueda de soluciones con miras a poner fin a las diferencias en la alfabetización para millones de personas en todo el mundo, sobre todo para aquellos que carecen aún de las capacidades básicas de lectoescritura.

La UNESCO ha encabezado los esfuerzos mundiales a favor de la alfabetización desde su creación, en 1946. Visite el sitio internet de alfabetización de la UNESCO con miras a tener más información sobre los proyectos que promueven la alfabetización, y permanezca actualizado sobre los Premios Internacionales de Alfabetización y el Día Internacional de la Alfabetización en 2017.

Fuente: http://www.unesco.org/new/es/media-services/single-view/news/new_unesco_publication_explores_five_decades_of_literacy_pro/

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