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Una mejor educación es posible

EL GOBIERNO SE CONTENTA CON ALGUNAS MEDIDAS DE CORTO ALIENTO COMO LOS CAMBIOS EN LA ASIGNACIÓN DE HORAS Y LA MINISTRA MARÍA JULIA MUÑOZ TRATA DE MOSTRAR “TODO LO BUENO QUE SE HA HECHO”

Desalojado por el tema ANCAP, por la creciente inflación, por el constante enlentecimiento de la economía a medida que los vientos globales se vuelven en contra, el tema de la reforma o mejora de la educación parece hacer desaparecido del radar de la opinión pública y de las prioridades la agenda política. Después de las agitaciones del año pasado, de la renuncia de importantes jerarcas del Ministerio de Educación y Cultura al verse imposibilitados de llevar a cabo sus planes, de la resistencia de los gremios docentes y de públicas divergencias en la administración, el gobierno y la población en general dan la impresión de haber bajado los brazos. El gobierno se contenta con algunas medidas de corto aliento como los cambios en la asignación de horas y la ministra María Julia Muñoz trata de mostrar “todo lo bueno que se ha hecho”, aunque lo bueno sea muy poco.

Del ámbito político, pues, es bien poco lo que se puede esperar. Pero, parafraseando a Artigas, se podría decir que en Uruguay “la causa de la educación no admite la menor demora”. Solo 4 de 10 jóvenes que ingresan al mercado de trabajo tienen liceo completo y en contextos vulnerables apenas un 13% termina secundaria. De ahí que es de gran importancia prestar atención a propuestas y acciones que provienen del sector privado. Tres liceos privados gratuitos en la Cuenca de Casavalle –Jubilar, Impulso y Providencia- son como un recordatorio, para algunos molesto por su carácter de privado o de religioso, de que una mejor educación, aún en contextos críticos, es posible. Es posible si uno tiene ganas, si se lo propone y si lo ejecuta en forma eficaz. Esas tres cosas han hecho estos liceos y los resultados están a la vista.

Luego vienen otras críticas: que esto no se puede extender, que son casos excepcionales, que logran muy buenos resultados porque “eligen alumnos buenos” (los mismos buenos que fracasan en los liceos públicos de la zona), que tienen buenos docentes, etc. Que tienen buenos docentes y sobretodo directores con margen de discrecionalidad para manejar el centro educativo y la cantidad de horas, y el currículo, y el nivel de exigencia, no cabe duda. Pero eso no es algo milagroso sino fruto del sentido común, que alienta la libertad en los centros educativos, que no los somete al mismo patrón, que les permite adaptarse a las circunstancias del lugar y de los alumnos. Lo antinatural es el esquema centralizado y dirigista que rige la enseñanza secundaria de este país donde todo se controla y donde se aplica el mismo rasero a todo el mundo, pese al esfuerzo de muchos y muy bien intencionados directores.
No se puede extender, pues, lo que no se quiere extender! No se puede mejorar cuando se descarta la excelencia y decimos que nuestra educación secundaria “está bien”. Quien sigue haciendo las mismas cosas va a obtener los mismos resultados y a veces peores si el contexto social se debilita o se marginaliza.

Pero desde el sector privado siguen surgiendo iniciativas. No ya para establecer liceos gratuitos de gestión privada sino para establecer liceos públicos de gestión pública con un modelo de gestión especializado para contextos vulnerables. Eso es lo que acaba de proponer Ernesto Talvi, Director Académico de CERES (Centro de Estudios para la Realidad Económica y Social) en una presentación realizada el pasado jueves 10 en la Cámara Comercial Industrial Agraria Pando, ante un numeroso público y que despertó enorme interés. Talvi señaló que “solo a través de una educación de calidad para los más vulnerables podemos volver a soñar con un país digno y justo” y propuso la creación de 135 liceos (61 en el interior) con un costo anual de US$ 200 millones. Y para ubicarnos en la dimensión de la cifra, la relacionó con las pérdidas anuales ANCAP en cada uno de los últimos 4 años. No liceos privados, ni liceos públicos con administración privada, sino liceos 100% públicos pero gestionados con otros criterios, similares a los de los liceos exitosos de Casavalle, con altas cargas horarias, con exigencia académica alta, con un currículo amplio, y con autonomía.

El costo no resulta demasiado alto (y hasta bien podría incluirse en el aumento presupuestal que el gobierno ha prometido dar a la educación para llegar al mágico 6% del PBI) y podría financiarse con una mejor administración de las empresas públicas y con reasignación de recursos que seguramente se desperdician en numerosas dependencias del estado. El tema no es sencillo pero sí asequible si hay voluntad para hacerlo. ¿La tenemos o nuestra preocupación por los más débiles es un slogan para la prensa? Ahora hay una propuesta concreta: estudiémosla seriamente y veamos como llevarla a la práctica. Eso sí seria una verdadera reforma.

Publicado primeramente en: http://blogs.elobservador.com.uy/reflexionesliberales/post/2373/una-mejor-educacion-es-posible/

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Un mito: El aprendizaje semipresencial es la próxima revolución en materia de tecnología de la educación.

Mediatización, perjuicios y esperanza

“El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira –deliberada, bien tramada y deshonesta– sino el mito –persistente, persuasivo e irreal“. ~ John F. Kennedy

Orígenes De Un Mito
Que los estudiantes combinen el uso de la tecnología con la enseñanza presencial como medio para colaborar y ampliar sus experiencias de aprendizaje no es inusual, revolucionario o ajeno a las aulas ordinarias de Canadá. Como concepto, el aprendizaje semipresencial ya tiene casi dos décadas de antigüedad y fue importado a la educación K-12 a finales de los años 90 desde la educación empresarial, las empresas de formación en administración de empresas y el sector de la educación post-secundaria. Aunque el origen exacto no está claro, se ha sugerido que una empresa de formación en informática con sede en Atlanta acuñó el término en 1999 (Friesen 2012) al anunciar el lanzamiento de una nueva generación de cursos en línea para adultos que se combinaban con una instrucción presencial.

Muchas prácticas de aprendizaje semipresencial ya encajan perfectamente en una amplia gama de experiencias mixtas de aprendizaje presencial y digital con las que se encuentran los estudiantes en las escuelas K-12, entre las que se incluyen el aprendizaje distribuido, el aprendizaje a distancia o el e-aprendizaje. El Dr. Norm Friesen, un académico importante en este ámbito, sugiere que el aprendizaje semipresencial “designa el abanico de posibilidades que presenta la combinación de Internet y los medios digitales con unos modelos de aulas establecidos que requieren la presencia física simultánea de un docente y estudiantes” (Friesen 2012). Tal y como ilustra esta amplia definición, sería difícil que cualquier uso de la tecnología en la educación no tuviera fácilmente cabida en los límites de esta definición.
A pesar de la fragilidad de este concepto han surgido diferentes modelos de aprendizaje semipresencial. En particular, Staker y Horn (2012) han intentado clasificar los contextos de aprendizaje semipresencial en cuatro modelos: de rotación, flexible, a la carta y virtual enriquecido. Estas cuatro combinaciones abarcan desde contextos que están más conectados a las personas y tradicionales (de rotación, flexible) a contextos en los que los estudiantes están principalmente autodirigidos a través de cursos o plataformas en línea que “proporcionan” el programa de estudios (a la carta y virtual enriquecido). En los modelos más autodirigidos, los docentes o los facilitadores no titulados son opcionales y solo está previsto que ofrezcan apoyo cuando se considere necesario.

Aunque se han aplicado muchos modelos a lo largo de estos últimos 20 años, hay pocos indicios del éxito del aprendizaje semipresencial. De 46 estudios de investigación fiables realizados entre 1996 y 2008, solo cinco han prestado atención a los resultados de los estudiantes del ámbito K-12 (Murphy et al. 2014). Según un artículo reciente publicado en Education Week, al buscar pruebas fehacientes del éxito de esta estrategia para los estudiantes K-12, se pueden atribuir directamente muy pocas “pruebas concluyentes” o pocos resultados significativos al aprendizaje semipresencial (Sparks 2015).

Mediatización
La actual campaña mediática en torno a los modelos de aprendizaje semipresencial, especialmente en Estados Unidos, se basa en que éstos dan vida al aprendizaje personalizado para cada niño. El aprendizaje personalizado, tal como se promueve en el nuevo contexto del aprendizaje semipresencial, no es ni una teoría pedagógica ni un conjunto coherente de enfoques del aprendizaje, independientemente de los modelos propuestos. De hecho, el aprendizaje personalizado es una idea que está luchando por encontrar una identidad (McRae 2014, 2010). Una descripción de la personalización que está estrechamente vinculada a la individualización a través de la tecnología “en cualquier lugar y en cualquier momento” se fundamenta en las ideas arcaicas de las máquinas de enseñar imaginadas a principios del siglo XX (McRae, 2013).

Cierta retórica del aprendizaje semipresencial sugiere que la personalización se consigue mediante programas informáticos individualizados que se ajustan al ritmo que uno desee (conocidos como sistemas de aprendizaje adaptativo), que se combinan con una instrucción en grupos pequeños para los estudiantes que tengan unas necesidades académicas más apremiantes. Para aquellos que buscan en particular fomentar el aprendizaje semipresencial en momentos de graves dificultades económicas, la presencia de un docente titulado es facultativa.

Las empresas de programas informáticos que venden sus productos de aprendizaje adaptativo declaran con vehemencia que “los mejores programas de aprendizaje personalizados proporcionarán a los estudiantes millones de vías posibles a seguir en sus currículos académicos y les permitirán obtener los resultados deseados –un verdadero entendimiento” (Green 2013). Esto forma parte del mito del aprendizaje semipresencial y se comercializa utilizando programas informáticos de matemáticas y lectura superficiales (sistemas de aprendizaje adaptativo) que hacen afirmaciones cuestionables sobre el hecho de que potencian los resultados en las pruebas relevantes. Los intentos corporativos por “estandarizar la personalización” de esta manera son a la vez irónicos y absurdos.

Estos sistemas de aprendizaje adaptativo (las nuevas máquinas de enseñanza) no crean unos ciudadanos más fuertes, creativos, emprendedores o empáticos a través de sus algoritmos de software individualizados, estandarizados, lineales y mecánicos. Sino que al contrario disminuyen las numerosas oportunidades para que florezcan las relaciones humanas, que constituyen el sello distintivo de los entornos de aprendizaje de alta calidad.

Uno de los ejemplos de aprendizaje semipresencial que ha recibido quizá mayor atención es el “aula invertida”. Se denomina así porque se invierte la instrucción en el aula durante el día, de manera que los estudiantes ven en casa a su propio ritmo vídeos en línea sobre sus lecciones, quizás se comunican con sus compañeros y docentes a través de discusiones en línea por la noche, y hacen sus deberes en clase. Recuerden el conocido éxito publicitario y fabuloso remedio para los problemas de matemáticas vendido al público por la Khan Academy. No hay nada revolucionario ni profundamente atractivo con respecto a las simples lecciones desde un punto de vista pedagógico, pero aparentemente sí que lo hay en añadir cada noche horas de vídeo distribuido por vía digital en la vida de un niño. De hecho, las investigaciones sugieren que la utilización de este tipo de tecnología de grabación de las lecciones, como enfoque principal del aprendizaje, puede provocar que los estudiantes se queden rezagados con respecto al currículo académico (Gosper et al. 2008).

Muchos mitos, cuando se analizan de cerca, permiten una reflexión profunda sobre nosotros mismos y nuestra sociedad. Las tecnologías han ampliado en particular nuestros deseos como norteamericanos de disponer de una mayor variedad de opciones, flexibilidad e individualización, así que resulta fácil dejarse seducir por la imagen de que los entornos de aprendizaje semipresencial proporcionan precisamente lo que deseamos, cuándo y cómo lo queremos, y de manera personalizada.
El mantra del marketing de empresas muy diversas, desde los grandes grupos de medios de comunicación hasta los bancos, es ofrecer servicios en cualquier momento, en cualquier lugar y a cualquier ritmo. Muchos gobiernos lo han adoptado a su vez en su afán por reducir los costes, junto con la adaptación empresarial y la racionalización de la productividad de la mano de obra, con la esperanza de que un sistema de educación flexible y semipresencial sea más eficiente y rentable.

En el espacio mítico del aprendizaje semipresencial, el tamaño de las clases ya no tiene importancia y empiezan a surgir nuevas pautas de dotación de personal. La cantidad de tiempo que los estudiantes pasan en las escuelas se vuelve irrelevante ya que las estructuras tradicionales se desvanecen. Sin embargo, este mito ignora el inmenso deseo de los padres y las expectativas de la sociedad de que los niños y los jóvenes se reúnan para aprender en unos establecimientos donde puedan relacionarse bien y donde haya unos (docentes) profesionales juiciosos que comprendan tanto el arte como la ciencia del aprendizaje. Como declaró con gran elocuencia John F. Kennedy (1962): “El gran enemigo de la verdad muy a menudo no es la mentira –deliberada, bien tramada y deshonesta– sino el mito –persistente, persuasivo e irreal“.

El Departamento de Educación de Estados Unidos (2013) ha manifestado claramente su compromiso de hacer realidad el aprendizaje semipresencial a través de las ideas confusas de los sistemas basados en las competencias y el aprendizaje personalizado.

“Dejar gradualmente de asistir a clase en favor de una estructura que crea flexibilidad, permite que los estudiantes progresen a medida que demuestran un dominio del contenido académico, independientemente del momento, el lugar o el ritmo de aprendizaje. Al permitir que los estudiantes dominen las aptitudes a su propio ritmo, los sistemas de aprendizaje basados en las competencias ayudan a ahorrar tiempo y dinero… permiten una mejor utilización de la tecnología, apoyan nuevas pautas de dotación de personal que utilizan las habilidades y los intereses de los docentes de una manera diferente… Cada uno de estos aspectos representa una oportunidad para lograr una mayor eficacia e incrementar la productividad”.

La retórica de la rentabilidad y de la eficacia debe ser objeto de especial atención en tanto que forma parte del mito del aprendizaje semipresencial en los sistemas basados en las competencias.

Perjuicios
En toda América del Norte, las escuelas y las aulas se ven sometidas a la coyuntura económica y a serias restricciones debidas a la reducción de la financiación destinada a la educación pública. El aprendizaje semipresencial puede convertirse en el medio para introducir a proveedores de educación externos con el fin de acabar con las expectativas de tener un número reducido de alumnos por clase y docentes titulados en las aulas tradicionales. Esta idea está ganando impulso en Estados Unidos a través de las distintas escuelas virtuales y chárter que están reduciendo radicalmente el número de docentes y poniendo en práctica un aumento del tamaño de las clases bajo el estandarte del aprendizaje semipresencial. Tal como afirma Michael Horn cuando se le pide que ofrezca un asesoramiento experto sobre los modelos de aprendizaje semipresencial, “los recortes presupuestarios y la escasez de profesores representan una oportunidad, no una amenaza” (Horn et al. 2014).

Dado que los distritos escolares en Estados Unidos recurren al aprendizaje en línea y a los modelos semipresenciales como medio para reasignar los recursos, los proveedores privados también abogan por “acabar con las normas que restringen el tamaño de las clases y la proporción de alumnos por docente” (Horn y Staker 2011, 13). Lograr lo anterior supone suprimir las normas relativas a la titulación de los docentes con el fin de que las escuelas puedan sustituir a los docentes a voluntad por paraprofesionales o especialistas en aprendizaje individual sin titulación”. Tal como sugieren Christensen y Horn (2008), “el aprendizaje por ordenador a gran escala también es menos caro que el actual sistema que requiere una mano de obra intensiva y podría ser la solución a los dilemas financieros con los que se enfrentan las escuelas públicas” (13).

Para que esto sea posible en un sistema educativo, los gobiernos deben consagrar diversas políticas que faciliten que las escuelas privadas, las escuelas cyber-chárter virtuales o las empresas de tecnología educativa tengan un acceso directo a los estudiantes que están al margen de un sistema público protegido. En primer lugar hay que abrir múltiples vías de aprendizaje, que sean más flexibles en términos de tiempo y espacio, y que estén diseñadas en torno a las soluciones tecnológicas que únicamente puede ofrecer una compañía.

La Asociación Industrial de Software e Información, la principal asociación comercial para la industria de contenido digital y software en América, es un claro promotor de la redefinición y ampliación del papel del docente y propugna que “quizás sea también preciso abordar los contratos de los docentes y otras restricciones reglamentarias para proporcionar flexibilidad a la función que se requiere del docente con vistas a realizar este cambio espectacular en la enseñanza” (Wolf 2010, 15).

A primera vista, esta flexibilidad parece prometedora, ya que los docentes y los directores de los centros escolares reconocen sin duda que el modelo industrial de mando y control no encaja con nuestro mundo hiperconectado. Sin embargo, la flexibilidad del aprendizaje en cualquier momento y en cualquier lugar se manifiesta en Estados Unidos en torno a los programas de software de aprendizaje adaptativo o los cursos de aprendizaje en línea obligatorios que son suministrados por las empresas privadas. La nueva legislación relativa al acceso a los cursos (que encontramos en Wisconsin, Texas, Utah, Florida, Michigan y Minnesota) permite que actualmente cualquier persona pueda impartir cursos en línea a estudiantes independientemente de su jurisdicción, su titulación o su ubicación geográfica (Dwinal 2015). En otras palabras, cualquier curso, para cualquier estudiante, en cualquier lugar y en cualquier momento,y ahora impartido por cualquier persona. ¿La mitad de los docentes, pero l doble de diversión?

En el caso de K12 Inc., el mayor proveedor privado con fines lucrativos de educación en línea de Estados Unidos para los grados K-12, el número de alumnos por docente asciende a 275 estudiantes por un docente (Aaronson y O’Connor 2012). Como afirma el presidente y director general de McGraw-Hill Education: “Con este nuevo método y estas nuevas capacidades, de repente se podía ver cómo un docente admitía a muchos más estudiantes… la productividad podía duplicar o triplicar” (Olster 2013).

La dura realidad, sin embargo, es que la escolarización privada en línea no gira en torno a los nuevos modelos de aprendizaje semipresencial, la flexibilidad o las opciones de elección, sino que se trata de obtener beneficios a través del ciclo constante de matrícula y abandono de los estudiantes conocido como “tasa de cancelación de clientes” (Gibson y Clements 2013). Por el contrario, nuestras actuales escuelas en línea financiadas y suministradas con fondos públicos en toda Alberta refuerzan el importante papel que desempeñan los docentes titulados en tanto que arquitectos comprensivos y sensibles del aprendizaje, que trabajan incansablemente para reducir las tasas de deserción escolar y aumentar la implicación de los estudiantes en los entornos de aprendizaje virtual.

Rocketship Education, una de las numerosas escuelas chárter que están creciendo rápidamente fuera de Estados Unidos, ha adoptado un modelo de aprendizaje semipresencial de rotación conocido como Escuela Modelo híbrido Rocketship para los estudiantes desde la escuela infantil al grado 5. Combina el aprendizaje en línea en el campus con actividades tradicionales basadas en el aula con el fin de ahorrar 500.000 dólares estadounidenses por escuela chárter al año en concepto de los costes salariales de los docentes (Danner 2010).

Para lograrlo, Rocketship Education ha reducido a la mitad sus docentes, ha cambiado el alcance de la práctica profesional y ha contratado a adultos mal remunerados para que supervisen y vigilen a los estudiantes en las salas de ordenadores. La nueva estructura de personal dentro de este modelo de aprendizaje semipresencial de rotación sitúa la proporción de alumnos por docente en estas escuelas en uno por más de cien, con uno o dos monitores mal remunerados en la sala de ordenadores. A este personal de apoyo se le atribuyen títulos como “especialistas en aprendizaje individual”, “instructores” o “facilitadores” (Public Broadcasting Service 2012).

Al no contar con la presencia de docentes titulados es preciso reunir datos sobre el rendimiento de los estudiantes, por lo que los niños pasan mucho tiempo en la sala de ordenadores con un programa de aprendizaje adaptativo que controla todas sus interacciones. John Danner, ex director general de Rocketship Charter Schools y ex miembro de la junta directiva de DreamBox Learning Inc., promueve que se aumente el tiempo que los niños pasan frente a la pantalla durante el día. Considera que como la calidad de los programas informáticos mejora, “los ‘estudiantes de Rocketship’ podrían pasar hasta el 50% de su jornada escolar con los ordenadores” (Strauss 2013). ¿Cuántas horas de desarrollo de las mentes y los cuerpos de los niños y los jóvenes estamos dispuestos a sacrificar por unas interacciones persona-ordenador más individualizadas con el pretexto del aprendizaje semipresencial?

Si el aprendizaje semipresencial a través del modelo de rotación se define como la reducción del número de docentes titulados en las escuelas y la colocación de los estudiantes en las salas de ordenadores para que pasen la mitad de su día frente a programas informáticos de matemáticas y lectura, entonces la educación del siglo XXI está ciertamente tomando un camino muy peligroso y anticuado. Esto no es históricamente la manera en que el aprendizaje semipresencial ha cobrado vida en las aulas de Alberta, ni debería ser el futuro que queremos.

Esperanza
La proliferación de los medios digitales e Internet ha dado lugar a un extraordinario aumento de los recursos y oportunidades destinados a los docentes, los estudiantes y las comunidades de aprendizaje. Se están produciendo cambios continuos a través de las distintas aplicaciones para móviles, los blogs, los podcasts de vídeo, las herramientas de los medios de comunicación sociales, los cursos de e-aprendizaje o los sistemas de gestión del aprendizaje en las escuelas, que prometen ayudar a los docentes a crear y organizar el trabajo de los estudiantes, proporcionar comentarios (en tiempo real) o una comunicación más eficaz.

Con la proliferación de las herramientas digitales en nuestras vidas, muchos estudiantes K-12 experimentan hoy en día la combinación del aprendizaje presencial con el aprendizaje digital o de los medios en línea y tienen acceso a nuevas ideas y recursos, que pueden apoyar de manera positiva las actitudes de los estudiantes y su compromiso con la educación. Si el aprendizaje semipresencial debe conducir a resultados positivos para los estudiantes, entonces tiene que ser sumamente relacional, activo y estar orientado a la investigación (online y offline), y tiene que comprometerse a empoderar a los estudiantes con las herramientas digitales.

Si se realiza correctamente, el aprendizaje semipresencial puede utilizarse para apoyar un acceso más equitativo a los recursos de aprendizaje y los conocimientos específicos de cada disciplina. También puede implicar a los estudiantes (y a los docentes) en una variedad de actividades de aprendizaje online y offline que individualizan la instrucción y aportan una mayor diversidad al contexto del aprendizaje. El aprendizaje semipresencial también puede dar como resultado la mejora de la comunicación entre los docentes, los estudiantes y los padres y la ampliación de las relaciones más allá de las fronteras y el tiempo. También puede tener interés al utilizar ciertas tecnologías que ayudan a los docentes y a los estudiantes a realizar una evaluación formativa del aprendizaje.

Para que esto sea verdaderamente prometedor, la infraestructura de la tecnología escolar debe ser sólida y estar actualizada, el acceso debe ser equitativo y los recursos necesarios (humanos y tecnológicos) deben estar disponibles para respaldar la combinación desde un punto de vista pedagógico. No es admisible que la conexión a Internet no sea fiable o esté limitada, o que exista un acceso no equitativo a la infraestructura tecnológica en la escuela y en el hogar. Por último, en caso de que los fallos técnicos sean habituales, o que los estudiantes y los docentes no cuenten con un soporte técnico fiable, resulta poco probable que el aprendizaje semipresencial sea un concepto sostenible.

Conclusión
El aprendizaje semipresencial no es un término nuevo ni un concepto revolucionario en las aulas de esta segunda década del siglo XXI. Sin embargo, la forma en que se (re)interpreta podría ser esperanzadora o perjudicial según la forma en que se lleve a cabo. Se trata de una noción cada vez más vaga y ambigua que está ganando popularidad dado que muchos grupos intentan reclamar su espacio y crear modelos a pesar de la falta de pruebas e investigación. Por lo tanto, deberíamos mostrarnos escépticos con respecto al mito del aprendizaje semipresencial antes de aprobarlo o elogiarlo como la próxima gran reforma.

El aprendizaje semipresencial ha estado presente en los discursos sobre la reforma de la educación durante más de una década, pero no puede ser incorporado en un movimiento que desplaza la dimensión humana del aprendizaje con el imperativo económico de disminuir los costes laborales reduciendo a la mitad el cuerpo docente. Reviste especial preocupación el hecho de que en tiempos de graves dificultades económicas las escuelas secundarias puedan convertirse en un terreno de pruebas para los responsables políticos que buscan la manera de realizar reformas reduciendo el número de docentes titulados en favor de cohortes masivas de estudiantes en línea tutelados por “facilitadores” o “especialistas en aprendizaje individual”.

Las tecnologías deberían emplearse para ayudar a los estudiantes a convertirse en ciudadanos competentes y no en consumidores pasivos. Se requieren innovaciones en la educación que contribuyan a crear una sociedad en la que las personas puedan prosperar dentro de unas comunidades culturalmente ricas, informadas, democráticas, conectadas digitalmente y diversas. No debemos caer en una cultura del individualismo a través de una tecnología que divide a nuestros estudiantes mediante una continua atención parcial.

Para la gran mayoría de los estudiantes del sistema de educación pública K-12 de Alberta, debemos lograr un equilibrio más matizado que combine las tecnologías digitales y la presencia física de un docente comprensivo, culto y pedagógicamente juicioso. Esto no es algo que “sería bueno tener” sino algo que “se debe tener” para que los niños y los jóvenes puedan desarrollar su capacidad de adaptación para el futuro. El aprendizaje semipresencial puede ser (re)modelado por los mitos de la privatización y los sistemas de aprendizaje adaptativo pueden ser su voz, pero en Alberta nuestros docentes siguen siendo claves para la empresa humana de pasar la antorcha a nuestra próxima generación. Es hora de que los docentes de Alberta reclamen el espacio del aprendizaje semipresencial y rechacen los mitos y la retórica cuestionable.

Este articulo fue publicado primeramente por: http://worldsofeducation.org/

Este artículo fue reeditado por The Washington Post (21 de junio de 2015)Referencia: McRae, P. (21 de junio de 2015). Blended learning: The great new thing or the great new hype?Extraído de The Washington Post: http://www.washingtonpost.com/blogs/answer-sheet/wp/2015/06/21/blended-learning-the-great-new-thing-or-the-great-new-hype/

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Por un aggiornamento de nuestro debate educacional

“Un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación”.

Nuestro debate educacional no progresa. Gira obsesivamente en torno a unas reformas que no suscitan consenso ni entusiasmo fuera del oficialismo. En cambio, más allá de nuestras fronteras, las ideas educacionales avanzan en direcciones que conviene seguir con atención. Es posible que abran horizontes para nuestra propia conversación.

La UNESCO, por ejemplo, promueve activamente una agenda educacional para el 2030, luego de cumplirse el año pasado el plazo acordado en 2000 para las metas del milenio. El objetivo fundamental de la nueva agenda sería asegurar equitativamente una educación de calidad para todos y oportunidades para aprender a lo largo de la vida. Propone que los países del mundo garanticen al menos diez años de educación obligatoria y gratuita, provista sin discriminación de ninguna especie, al término de los cuales todos los jóvenes logren los aprendizajes fundamentales, incluyendo un conjunto de destrezas de base definidas y evaluadas según estándares nacionales. Asimismo, acceso equitativo (no necesariamente gratuito) para que jóvenes calificados prolonguen sus estudios en el nivel terciario, el cual debe proveer oportunidades relevantes y diversificadas de formación. Además, los jóvenes y adultos deberían poder acceder y completar una educación o capacitación técnico-vocacional pertinente para el mundo del trabajo, así como disponer de oportunidades de aprendizaje a lo largo de la vida.

¿Son realizables estas metas mundialmente durante los próximos tres quinquenios?

Es poco probable. Hay todavía 57 millones de niños en edad de cursar la primaria y 69 millones en edad de cursar la secundaria en su tramo obligatorio que no asisten al colegio. Hay más de 750 millones de adultos (mayores de 15 años) que no saben leer ni escribir. Y entre quienes asisten a la escuela, lo veremos luego, una mitad o más de los estudiantes no supera, a los 15 años, el umbral mínimo de competencias cognitivas esperadas para su edad.

Con todo, puede decirse que el objetivo fijado por la UNESCO para 2030 es un anhelo de civilización y justicia que ayuda a orientar las políticas y los esfuerzos de los países. Por ejemplo, pone como condición que los países del mundo destinen un 6% del PIB a la educación y un 20% del presupuesto del gobierno para este fin, junto con priorizar a los grupos más desfavorecidos.

¿Cómo está Chile en relación con estos desafíos?

Un reciente informe (2015) de la OCDE y la CEPAL describe nuestro panorama educativo así: la matrícula en Chile supera el promedio regional latinoamericano en todos los niveles y se ubica próxima al promedio de la OCDE; la tasa de retención en primaria y secundaria se halla por encima del promedio OCDE; igualmente, la equidad del acceso según estatus socioeconómico es sustancialmente mayor que el promedio regional, especialmente en los niveles secundario y terciario, y lo mismo respecto a la igualdad de género. Adicionalmente, Chile obtuvo el puntaje más alto en la prueba PISA de matemática entre los países latinoamericanos, aunque bastante por debajo del promedio OCDE y con una significativa diferencia entre hombres y mujeres, y entre los estudiantes de los quintiles más rico y más pobre.

En cuanto al gasto comparativo, Chile se ubica entre los países con más alto gasto de la OCDE en relación al producto (de hecho, superior a la meta proclamada por la UNESCO para 2030), pero con un evidente desequilibrio en favor del gasto en el nivel terciario en relación con los niveles primario y secundario.

Todo esto muestra el lado positivo del panorama. Sin embargo, miradas las cosas más minuciosamente, uno descubre fallas, brechas e insuficiencias que modifican esa percepción positiva. Como señala la propia OCDE en un reciente estudio, “en 2012, 52% de los estudiantes de Chile tuvo un bajo rendimiento en matemáticas (media OCDE: 23%), un 33% en lectura (media OCDE: 18%), un 34% en ciencias (media OCDE: 18%), y un 25% en las tres materias (media OCDE: 12%)”.

Este es el lado negativo de nuestra escena educacional. Revela, en términos porcentuales, que el doble o más de alumnos chilenos en comparación con la OCDE no logra el nivel básico de conocimiento que se requiere para participar plenamente en una sociedad moderna. A esto se agrega el factor inequidad: un estudiante socioeconómicamente desfavorecido tiene una probabilidad seis veces mayor de tener un bajo rendimiento que un estudiante favorecido.

De modo que tenemos una base positiva para avanzar, pero un enorme desafío por delante: cómo disminuir gradualmente el alto porcentaje de estudiantes de bajo rendimiento hasta acercarnos al promedio OCDE. El éxito dependerá de las políticas; de su calidad y pertinencia, de su diseño e implementación.

¿Posee el Gobierno un plan a la altura del desafío? Definitivamente no. Las reformas de la administración Bachelet no apuntan a disminuir el bajo rendimiento. No hay una agenda (prioridades, hitos, instrumentos y recursos) con tal propósito para este cuatrienio. Más grave aún es la ausencia de una estrategia sustentable para los próximos 15 años. Al contrario, las propuestas y decisiones gubernamentales han introducido ruido en el sistema y creado desconfianzas e incertidumbre.

Quizá una visión menos parroquial y un debate más atento a la experiencia e ideas internacionales y a la evidencia comparativa puedan enriquecer nuestro propósito nacional y sentar las bases para un nuevo acuerdo educacional.

Se publica con autorización del autor. Publicado originalmente en El Mercurio de Chile. José Joaquín Brunner

 

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Uruguay: Ministra María Julia Muñoz dijo que Lacalle Pou está desinformado por propuestas que hizo para educación

www.lr21.com.uy/11-03-2016/

La ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, dijo que el senador nacionalista, Luis Lacalle Pou está “desinformado” a raíz de las propuestas que realizó para mejorar la enseñanza.

Nueva imagen (2)

María Julia Muñoz. Foto: Francisco Flores.

 Muñoz se refirió en las últimas horas a un serie de propuestas que el legislador blanco remitió al gobierno y al Ministerio de Educación para mejorar la situación de la enseñanza.

“A comienzos de 2016 el gobierno superó las propuestas que fueron presentadas por el senador Luis Lacalle Pou, en los últimos días, lo que demuestra que está desinformado”, sentenció la secretaria de Estado.

En tal sentido, ejemplificó que “el legislador plantea la elección de horas docentes y estimular la presentación de los jóvenes en las carreras de formación docente”.

“Las horas docentes que él dice que se empiecen a trabajar en julio, ya comenzaron en marzo, ya se trabaja en las bipartitas y se realiza todo el proceso para 2017. Para el 2016 se comenzó a trabajar en abril de 2015, es un proceso en marcha”, detalló Muñoz.

Autonomía

Por otro lado, la secretaria de Estado manifestó su sorpresa por el hecho de que Lacalle Pou le pidió al presidente de la República, Tabaré Vázquez, que “lidere la elección de horas por dos años”.

“Me llama la atención porque la diputada Graciela Bianchi decía que yo violaba la autonomía al hablar de los consejos desconcentrados, y el senador Lacalle Pou quiere que la autonomía la viole el presidente. Seguramente allí hubo una gran confusión”, dijo, ya que ambos pertenecen al mismo sector: Todos.

En cuanto a otros de los planteos del parlamentario blanco referido a que “centenares de jóvenes elijan las carreras docentes”. Muñoz respondió que en la actualidad “son miles los jóvenes que se inscribieron en estas carreras. Hay 4.000 nuevas inscripciones en carreras docentes”.

Sobre el planteo de crear un sistema de becas para estos estudiantes, Muñoz dijo que “ya existe un sistema muy importante para respaldar a los alumnos de carreras docentes”.

En tal sentido, citó que “el Consejo de Formación en Educación y el Fondo de Solidaridad -reformado mediante la Ley de Presupuesto para tener mejores aportes- firmaron un nuevo convenio para las becas”.

 

 

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Usted perdone: Estamos aprendiendo

Manuel Gil Antón

En educación, 2016 será intenso: la SEP anunció iniciativas que merecen atención de todos, especialmente del magisterio, el actor ausente, a tres años aún, del diseño y ejecución de los cambios. Han sido concebidos como materia inerte, y moldeable, sobre la que las autoridades experimentan sin evidencia que asegure la idoneidad educativa de sus acciones. No ha prevalecido la racionalidad técnica y sus tiempos de maduración, sino la premura derivada de un conjunto de leyes mal elaboradas.

Se espera alguna iniciativa en torno a la Ley General de Educación, orientada por la idea de poner a la “escuela en el centro”. Ya van más de tres años en que esta reforma ha tenido, como punto central, a la evaluación como sea: un proceso que debería ser muy cuidado porque sus consecuencias son profundas, se ha usado para hacer variar a fondo la administración del sistema, mediante la modificación de las condiciones laborales de los y las profesoras: son, ya, empleados en condiciones de precariedad laboral, bajo amenaza constante, luego de ser desprestigiados sin medida.

Se anuncia también la propuesta del nuevo modelo educativo, hurtando de la crítica la noción de comunidades de aprendizaje, pues han operado bajo la idea que las escuelas serán “de calidad” merced a la adición simple de profesores idóneos al ingreso y satisfactorios en su desempeño. La propuesta del avance en el conocimiento, como producto de ambientes de aprendizaje complejos, no ha sido su horizonte: de haberlo sido, la valoración de las condiciones escolares para aprender sería otra.

A esta reforma se aferra el gobierno federal como clavo ardiente pues – al menos en apariencia – será la que tendrá mejores indicadores de “éxito” de todas las que derivaron del Pacto. Tiene la coartada que habrá de mostrar, si acaso, resultados a largo plazo (cuando ya no estén sus impulsores), de lo que deriva que festinen los medios empleados, sobre todo el sometimiento a la evaluación como mecanismo de control, ¡misión cumplida!, sin que haya posibilidad temporal de considerar, en efecto, su impacto en mejorar la educación.

Uno de los puntos cruciales del año será la publicación de los resultados de la evaluación para la permanencia en el servicio. Si se tratara de una evaluación diagnóstica para orientar las líneas de mejora del magisterio, estaríamos en un escenario interesante y prometedor. No obstante, y pese a que ese es el discurso oficial, los datos del proceso rebasan el diagnóstico: implican clasificar a los docentes, imputando a sus personas, no al resultado de la examinación, un adjetivo con gran carga simbólica: eres satisfactorio o no, y si lo eres, puedes ser bueno o destacado. De no serlo, el epíteto es rudo: no sirves. Además, de hacer pública la ubicación, de cada quien, en esas categorías, la distorsión en la comunidad escolar, así estratificada, y el reclamo de los padres para que atiendan a sus retoños los destacados, generará problemas.

Hay un factor adicional: la evaluación del desempeño a través de tres dimensiones (evidencias de trabajo, conocimientos y planeación argumentada) aplicada por la SEP, y aprobada por el INEE, no contó con los procesos previos indispensables para ser válida y confiable. Es un instrumento inseguro del que derivan consecuencias no triviales. Si va usted a recoger el resultado de un estudio de laboratorio, confía en que los sistemas y aparatos funcionen bien, de tal manera que lo que determine hacer el médico cuente con bases sólidas. Si el instrumental para el diagnóstico no se ha sometido a prueba, pero de todos modos se decide intervenir y hacer, por ejemplo, una cirugía, al revisarlo puede resultar fallido. Ya (mal) operado, ¿se conformaría con el clásico: usted perdone? ¿Le bastaría saber que así es porque “estamos aprendiendo”? No lo creo.

Profesor del Centro de Estudios Sociológicos de

El Colegio de México

mgil@colmex.mx

@ManuelGilAnton

Publicado originalmente en El Universal de México

http://www.eluniversal.com.mx/

Fotografía publicada originalmente en Quadratin

 

 

 

 

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Noventas dias de Macri.

Claudio Katz

Es indudable que Macri intenta implementar un ajuste brutal al servicio de los grupos concentrados, para instalar una administración subordinada a Estados Unidos. La única pregunta es si podrá hacerlo. Ganó por poca diferencia, con mensajes tramposos y en un clima adverso para el recorte de derechos populares. Al cabo de tres meses de gobierno: ¿hacia dónde si inclina la balanza? Una comparación con el antecedente menemista contribuye a esclarecer el interrogante.

OFENSIVA CON LÍMITES

Macri sorprendió con la virulencia de los despidos. Los 20.000 cesanteados en la órbita estatal, facilitaron los 30.000 trabajadores que el empresariado privado dejó en la calle. Busca generalizar el temor a la pérdida del empleo para reducir los salarios. Prat Gay verbalizó el chantaje: el trabajador deberá elegir entre menores ingresos y su puesto de trabajo.
La ofensiva es maquillada con una identificación del empleo estatal con la vagancia (“ñoquis”). Pero en ninguna dependencia hay auditorias. Primero echan y luego evalúan la actividad del despedido. Las arbitrariedades son tan numerosas como las venganzas. En lugar de estabilizar la enorme masa de contratados que dejó el kirchnerismo, utilizan la precariedad como argumento de cesantía.
Pero el gran paro estatal del 24 de febrero inauguró la resistencia a esos atropellos. La mayoría de los trabajadores no se amedrentó, acató la huelga y concurrió a la marcha.
Esta reacción se extiende a la batalla contra el techo salarial del 25%. Macri pretende exceptuar las paritarias de la libertad de mercado que estableció en todas las áreas. En el caso testigo de los docentes dio marcha atrás. Los aumentos se ubican por debajo de la inflación pero violan el cepo propiciado por el gobierno.
También trastabilla el complemento represivo del ajuste. El PRO debutó repartiendo palos en Cresta Roja y sancionó un protocolo que permite portar armas letales para disolver los piquetes “en 5 minutos”. No conciben esa norma para marchas afines (Nisman, caceroleros, agro-negocio). Pretenden apalear a los desamparados que pierden el empleo o sufren cortes de luz. Desconocen que el derecho de protesta afecta otras normas pero protege a los más débiles.
El protocolo fue difundido en vísperas de la marcha del 24 y no pudieron aplicarlo. Esa derrota fue muy celebrada por los manifestantes. Ahora Macri recurrirá a los medios de comunicación y buscará aval social para ensangrentar las protestas.
La detención de Milagros Salas se ha convertido en otro test del proyecto represivo. La apresaron por un acampe y manipularon el tribunal para enviar una señal de criminalización de la lucha social. Salas recibe duros cuestionamientos de la izquierda por su autoritarismo y clientelismo. Pero todas las causas contra la diputada del PARLASUR deben dirimirse fuera de la prisión.
Los proyectos represivos incluyen la reintroducción del ejército en actividades internas con el pretexto de enfrentar el narcotráfico. Milani comenzó esa injerencia en el plano de la inteligencia. Pero ahora se avanza en una emergencia en seguridad que permitirá reforzar la presencia de la gendarmería en los barrios populares.
Macri juega con fuego al delegar poder en fuerzas carcomidas por la corrupción. La reciente fuga de los presos en la Provincia de Buenos Aires ilustra una podredumbre, que remite al peligroso escenario mexicano.
Como el macrismo está embarcado en la restauración conservadora sus funcionarios reavivan la teoría de los “dos demonios”. Afirman que no hubo 30.000 desparecidos, se reúnen con organizaciones de los genocidas y eliminan el nombre de Laura Bonaparte de un Centro de Salud. La indignación que generan estas contra-reformas hace vacilar al propio presidente.
En las paritarias se concentra la confrontación decisiva. Allí se verá quién gana la primera pulseada frente al techo del 25%. El balance será muy distinto si esa restricción es impuesta, perforada o emparejada.
La otra batalla en curso es la resistencia al tarifazo del 300-500%. El gobierno afirma que la baratura de los servicios es insostenible, pero oculta cómo las empresas utilizaron subsidios multimillonarios para aumentar sus ganancias sin invertir.
El tarifazo sin audiencias públicas, ni análisis de costos, en medio de una oleada de cortes, afianza esa estafa. La promesa de mejoras futuras tiene poca credibilidad. No hay plan o control oficial de las inversiones y los principales funcionarios del área son ex gerentes de las compañías. Las protestas de los vecinos contra los cortes de luz anticipan la reacción popular frente a esa impunidad.

NUBARRONES POLÌTICO-SINDICALES

Macri afronta dificultades con sus aliados del sindicalismo. Busca cerrar un acuerdo con la crema de la burocracia para atomizar la resistencia obrera. Les ofreció convalidar el turbio manejo de las obras sociales y reducir el impuesto a las ganancias que pagan los trabajadores de mayores ingresos. Recibió de inmediato grandes elogios de Moyano.
Pero ese idilio se está resquebrajando por el des-manejo oficial del gravamen a los asalariados. En la campaña Macri prometió anularlo y sus primeros anuncios sugerían modificaciones neutras, con aumentos compensatorios de la inflación en el piso de tributación. Luego repitió lo realizado por Cristina: un incremento transitorio del mínimo no imponible sin cambios en las escalas, que se licúa con el aumento de los precios y los salarios.
Pero la letra chica del nuevo decreto es mucho peor. Como la suba del piso es más baja frente a una inflación más alta, unos 200.000 trabajadores (y 100.000 jubilados) que estaban exceptuados, ahora deberán tributar. Además, la preservación de las escalas entrampa rápidamente a todos los afectados en el porcentual del 35%, mientras que un millonario no suele pagar más del 16%.
Como el PRO debutó con un festival de rebajas impositivas para los capitalistas, le resulta difícil repetir la justificación kirchnerista del gravamen a los asalariados (“sólo afecta al 10% de los trabajadores”). Los CEOs que prepararon el decreto introdujeron una penalidad disfrazada de beneficio. Mientras que aseguran la adecuada reglamentación de todas las ventajas otorgadas a las grandes compañías, intentan cuidar la caja del estado cuando hay que aligerar la tributación de los asalariados.
La mentira duró poco y los jerarcas sindicales han respondido preparando un proyecto parlamentario contrapuesto a la iniciativa oficial. Tomaron distancia de Macri, sin involucrarse en ninguna lucha.
El mismo tipo de conflictos se verifica en la relación del oficialismo con los políticos opositores-aliados. Macri empezó erosionando al peronismo, tejiendo acuerdos con Massa, los gobernadores y Urtubey-Bossio. Atrajo a varias figuras del justicialismo tradicional y dividió el bloque kirchnerista en el Congreso.
Pero ahora debe pagar los costos de esa operación. Los popes de las provincias exigen transferencias de los fondos adeudados por la coparticipación. Massa acompañó a Macri a Davos, pero se suma al proyecto de ganancias que preparan las CGTs. El justicialismo coloca huevos en varias canastas para preparar su retorno al gobierno.
Macri se apoya en un armado político muy frágil y ni siquiera puede movilizar a su propio público. Por eso busca sustento en el resentimiento con el kirchnerismo. Acrecienta el cerco judicial contra Cristina y enfatiza la corrupción de la gestión K. Todos los días algún juez de amigo destapa alguna causa nueva contra Báez, el enriquecimiento de CFK, el escándalo de Hotesur, las andanzas de Aníbal, las apropiaciones de Boudou o los robos de Jaime. Ya funcionan a pleno los tribunales leales que recuerdan desfalcos de ex funcionarios para ocultar las malversaciones en curso.
Pero esta hipócrita campaña puede rebotar sobre la propia gestión del PRO. Resulta difícil ocultar el caso Niembro, los oscuros negocios en la ciudad tapados con el incendio de Iron Mountain o las causas por espionaje ilegal que involucraron a Macri.
Si la corrupción ocupa la primera plana, el procesado presidente del Banco Central deberá responder por su participación en la estafa del mega-canje de Cavallo y por su convalidación de los seguros de cambio de Vanoli. También habrá interés por conocer las denuncias de Carrió sobre el dinero acumulado por el presidente de la Corte Suprema.
En este terreno el macrismo juega con fuego. Ha colocando al frente de la supervisión bancaria a financistas acusados de lavar dinero y otorga comisiones millonarias a los intermediarios que comercializan los bonos del estado. Además, todos los CEOs que dirigen ministerios mantienen descaradas relaciones con las firmas que dirigían hasta el año pasado. Esta asociación tipifica a un gobierno estructuralmente corrupto.
Pero Macri necesita transitar por ese peligroso camino de denuncias. Al principio intentó mantener un discurso de optimismo y buena onda para hacer digerible el ajuste. Se atuvo a las reglas de impunidad hacia los ex presidentes que ampararon a Menen y De la Rúa. Sin embargo, el malestar que generan sus medidas lo empuja a buscar un chivo expiatorio. Con la “herencia kirchnerista” justifica el trago amargo de cada día y ese recitado es su único relato.

TRASFONDO ECONÓMICO

Macri afronta la grave inestabilidad de la economía. Debutó con una formidable transferencia regresiva de ingresos a favor de los capitalistas. El agro recibió el regalo simultáneo (e infrecuente) de la devaluación y la reducción de retenciones. La minería extractivista fue premiada con una disminución de impuestos. Las empresas petroleras -que ganaron fortunas con los altos precios barril- obtuvieron una gran compensación por la caída de esa cotización.
También los bancos engrosaron utilidades con el levantamiento de los controles y el negocio de convertir deudas interestatales en pasivos privados. Hasta los impuestos al champagne y a los autos de alta gama fueron recortados para celebrar el jolgorio.
Pero el desborde inflacionario arruina la fiesta. Macri confesó su desconcierto y se enoja con el resultado de sus medidas. Sólo puede achacar al legado kirchnerista la carestía derivada de la emisión y el atraso del tipo de cambio que se instrumentaron para posponer el ajuste.
Pero el actual estallido de los precios desborda ampliamente ese arrastre. Es consecuencia directa de la devaluación, el tarifazo, la remarcación alocada de los supermercados y la destrucción del sistema de precios cuidados. Los exportadores y los grandes grupos comerciales e industriales se están embolsando la principal tajada del saqueo al bolsillo popular.
La única respuesta oficial es un ridículo monitoreo on line de los precios para retratar el desfalco en tiempo real. En lugar de frenar las remarcaciones se disponen a “webearlas”.
El descontrol inflacionario ya precipitó también el desplazamiento de la directora del INDEC, que fue presentada como un cerebro de la estadística. Con varios índices dando vuelta el gobierno optó por cocinar algún número frente a la opinión pública.
La gran carestía en curso acentúa la recesión al desplazar todo el gasto de las familias hacia las necesidades básicas. Sturzenegger refuerza a su vez esa contracción, con mayores tasas de interés y cortes de la emisión. Con el consumo planchado, las inversiones detenidas y las exportaciones estancadas se debilitan los presagios de un repunte en el segundo semestre. Todo depende de la prometida lluvia de dólares.
Sin ese ingreso no hay forma de estabilizar el ajuste. Macri se lanzó a reducir en forma desaforada los impuestos a los ricos descontando un aluvión de divisas que no llegó. Los 25000 millones de préstamos inmediatos que auguró Prat Gay no aparecen y la gran liquidación diaria de divisas esperada de los exportadores tampoco se materializa.
Mientras continúa la imparable demanda de divisas, el gobierno no pudo colocar siquiera el primer bono que lanzó al mercado. Además, ya gastó en sostener la cotización del dólar la mitad del único crédito que obtuvo.
Las empresas compran divisas para girar utilidades y los particulares con altos ingresos para preservar su ahorro. Por esta razón las reservas están al mismo nivel (o por debajo) de peligro piso que dejó CFK. Esta vulnerabilidad ocupaba la tapa de los diarios y ahora es cuidadosamente ocultada.
La espontánea “confianza” que esperaba suscitar un gobierno del PRO está obstruida por la propia calesita de precios y tipo de cambio que desató el gobierno. Además, la tensión financiera en Europa, el freno de China y la recesión en Brasil tornan incierta la llegada de divisas a un país con las cuentas fiscales en rojo. El bajo nivel de endeudamiento externo actual no asegura esa afluencia de crédito. Los acreedores observan la capacidad de pago del estado, que Prat Gay socava todos los días bajando impuestos y acentuando la recesión.
También tambalea la ingeniería diseñada para mejorar la salud fiscal con políticas impositivas regresivas. Pensaban bajar el déficit con tarifazos, despidos y podas de salarios, pero aumentaron más aún el bache con la reducción de las retenciones.
En este escenario les urge el arreglo con los buitres. Griesa y Singer conocen esa necesidad y han impuesto todas sus exigencias de montos, fechas y normas legislativas. Se emitirán 15.000 millones de dólares para realizar pagos al contado por sumas que multiplican varias veces el monto inicial del pasivo. La quita negociada es irrisoria y podría quedar abierta una rendija para demandas de “holds outs” y “holds in” insatisfechos.
Macri amplía la estafa que consumó el kirchnerismo al acordar con REPSOL, el CIADI y el Club de Paris. Negocia la anulación de las leyes cerrojo y pago soberano con gobernadores interesados en el endeudamiento provincial y aprovecha el apoyo implícito de los economistas de Scioli (Bein, Blejer).
El país vuelve a endeudarse en forma parasitaria por cifras descomunales para financiar gastos corrientes y desequilibrios comerciales. Las inversiones anunciadas ya estaban en carpeta (Renault) o son de escasa significación (Coca Cola), mientras la ilusión de Vaca Muerta se congela por el desplome del precio del petrolero. Nadie sabe a qué tasa de interés Macri financiará el despilfarro en curso. El abaratamiento del crédito que sucedería al cumplimento con los especuladores aún no se visualiza.
Por eso hay muchos síntomas de mareo en el gabinete. Los talibanes del macrismo (Melconian, Broda, Espert) exigen mayor virulencia en el ajuste, despidos generalizados y apertura comercial indiscriminada.

DIPLOMACIA Y MEDIOS

Macri busca oxigeno con fuertes gestos de sometimiento al imperio. Como todo mandatario derechista espera recibir alguna devolución de favores, pero olvida que las potencias utilizan y eyectan a sus subordinados.
En Davos el hombre de Cambiemos hizo su primera exhibición de comportamiento colonial, al reunirse con Cameron sin hablar de Malvinas. Fue elogiado por todos los presentes, que al mismo tiempo confirmaron la total irrelevancia de Argentina para sus prioridades.
Macri retomó su idilio con Israel. Le aseguró a Netanyahu varios negocios vinculados con la emergencia de seguridad y estrechó la conexión con el Mossad para resucitar el caso Nisman. Con Stiuso y varios jueces leales se dispone a reinstalar alguna hipótesis de asesino iraní amparado por CFK. Es el libreto escrito en Estados Unidos por los republicanos y el lobby sionista para socavar el acuerdo nuclear que Obama suscribió con Teherán.
Por ese camino el líder del PRO entierra nuevamente cualquier investigación del atentado a la AMIA e involucra al país en peligrosas maniobras de los jugadores de Medio Oriente. Transita por el mismo laberinto cuando discute acuerdos con Hollande que van más allá de tratados comerciales con la Unión Europea. Francia está muy comprometida actualmente en acciones belicistas contra el mundo árabe.
Pero el colmo del retorno a las relaciones carnales será la llegada de Obama el 24 de marzo. La elección de esa fecha es una estupidez oficial o un inédito acto de sometimiento. Seguramente el Departamento de Estado anunció que no tenía otro día para el viaje y la cancillería argentina aprobó sin chistar. El extremo de esa provocación sería una visita al Museo de la Memoria de un hombre del imperio que sostuvo a Videla.
Pero tanta obsecuencia reforzará la voluntad de protesta. Es probable que Obama enfrente la mayor manifestación de repudio en un viaje al exterior de todo su mandato. Su presencia puede convertir el próximo 24 de marzo en un hito de las movilizaciones antiimperialistas.
Macri espera contrarrestar todas las adversidades con un mayor sostén mediático. Debutó con el mismo pacto que todos los presidentes suscribieron con el poder comunicacional. Pero ninguno hizo tantos deberes en tan poco tiempo.
Disolvió el AFSCA desconociendo las normas de gestión compartida que rigen a ese organismo. Ignoró el principio de autonomía que tanto celebra para el Banco Central. Dio rienda suelta a los DNU y sustituyó la hipocresía dialoguista por el decretazo presidencial.
Macri privilegia a Clarín. Frenó la división de la empresa y autorizó su ampliación con la compra de Nextel. Mientras pondera el pluralismo acuerda con otros medios adictos la manipulación de la información.
Sus voceros presentan la “convergencia digital” como el principal argumento para liquidar la ley de medios. Afirman que la televisión, el cable, Internet y la telefonía se asociarán en gigantescas empresas.
Pero esa tendencia exigiría incrementar la regulación estatal. Sin una intervención de ese tipo la extranjerización y la concentración de la propiedad serán vertiginosas. Un puñado de medios ya trabaja para reproducir el modelo de Televisa (México) y O Globo (Brasil).
Por eso resurgen los mitos de la comunicación privada y del imperio de la publicidad. Con esas reglas se desconoce que la información es un derecho y no una simple mercancía. Las normas de preeminencia pública y gratuidad son tan importantes en este campo como los derechos a la educación y a la salud.
El macrismo aprovecha el fastidio que generó la manipulación estatal de la útima década para restaurar el reinado del mercado. Recuerda que la propia gestión K sepultó la ley de medios al forjar grupos privados oficialistas (Cristóbal López, Garfunkel, Spolski), que operaron con la misma tónica de Clarín y La Nación. Utilizan métodos semejantes para cerrar empresas y despedir trabajadores.
Esta frustrante experiencia es utilizada para resucitar todos los engaños de la libertad de prensa. Los intelectuales de la derecha ocultan que el capitalismo acalla las voces críticas. Nunca mencionan la persecución de Assange, Manning o Snowden. A lo sumo discuten el rol del periodista, silenciando quién detenta la propiedad de los medios.
Suelen elogiar al “periodismo independiente” omitiendo el singular condicionamiento político, económico e ideológico de esa actividad. Como el kirchnerismo transformó esa restricción en una burda contraposición entre “militantes y cortesanos”, ahora reaparecen todas las leyendas del comunicador libre y comprometido sólo con su público.
Pero el intento macrista de transformar a los medios en puro negocio transmisor de ideología conservadora e información oficialista enfrenta límites. Hay mayor conciencia en la población sobre esta amenaza y en algún momento se romperá la luna de miel con la prensa hegemónica.

MENEMISMO Y ALFONSINISMO

Las semejanzas de Macri con Menen son muy numerosas. El líder del PRO transmite la misma idolatría por el mercado, imagina inversiones semejantes, disfraza el saqueo con elogios al riesgo empresario y ensalza el endeudamiento externo que empobrece al país.
También retoma la política exterior pro-imperial y reabre negocios en el área militar sin recordar sus consecuencias (Rio Tercero, contrabando de armas a Ecuador-Perú). Los acuerdos de libre-comercio que propicia con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico actualizan la apertura de importaciones de los 90.
Macri intenta repetir la sociedad con los burócratas sindicales que participaron en el desguace del estado. Restaura la misma demonización del empleo público, omitiendo su moderado porcentual en términos internacionales y su mayoritaria conformación por policías, maestros o enfermeros con escaso margen de reducción. Al igual que Cavallo se desentiende del salario docente delegando ese gasto en las provincias.
Pero las diferencias de contexto son muy significativas. Menen gobernó en un clima neoliberal, auxiliado por el trauma de la hiperinflación. Aprovechó las expectativas en las privatizaciones y el desengaño con el constitucionalismo pos-dictatorial.
Macri no cuenta con ningún sustento equivalente. Navega en una oleada regional derechista pero sin bases sociales para acompañar el ajuste. No tiene el aparato justicialista y debe lidiar con el traumático recuerdo de los 90. Hasta ahora Macri no se atreve a reproducir las confrontaciones thatcheristas que propiciaba el riojano (“ramal que para, ramal que cierra”).
El neoliberal del PJ llevó el desempleo al 18% y demolió la industria local abriendo las importaciones. Macri actúa con más cautela, pero si su programa trastabilla puede jugar las peligrosas cartas de su antecesor.
Mientras que Menen gobernó sobre las cenizas de Alfonsín, Macri sucede al enigma del kirchnerismo. Cristina se retiró con un monumental acto de despedida, dejando una red de militantes que llenan plazas y organizan marchas. Pero la expectativa en una poderosa continuidad K en el Congreso, las provincias o el estado se está diluyendo.
CFK se mantiene en silencio y la estrategia de afiliación masiva al justicialismo socava las esperanzas de construir una fuerza progresista autónoma. No cabe duda que el PJ es un pilar del status quo conservador.
El kirchnerismo siempre mantuvo ciertas analogías con el alfonsinismo. Gobernó acompañado por administraciones latinoamericanas semejantes, convalidó conquistas democráticas comparables y mantuvo tensas disputas internas con la cúpula tradicional de su partido.
Por eso conviene recordar como el alfonsinismo se diluyó en el llano. Fue digerido primero por la Alianza y luego por Cambiemos. Si el kirchnerismo repite esa trayectoria será deglutido por el justicialismo.
También hay analogías entre la intelectualidad progresista que sostuvo a los dos procesos. El Club Socialista y Carta Abierta contaron con pensadores provenientes de la izquierda, que se auto-visualizaron como el sector más avanzado de cada proyecto. Aportaron fundamentos ideológicos equivalentes de democracia gramsciana-socialdemócrata (en el primer caso) y renovación populista latinoamericana (en el segundo).
El Club Socialista mantuvo su alineamiento con Alfonsín a pesar de la Obediencia Debida. Se consideraban ajenos a la estructura de la UCR, pero actuaron en esa órbita y finalmente se disolvieron.
Carta Abierta sigue actualmente las vicisitudes del kirchnerismo, luego de aceptar en silencio la candidatura de Scioli. No emiten balances críticos, ni explicaciones de la derrota electoral. Tampoco objetan las medidas regresivas de la era K que facilitaron la demagogia derechista y no conciben repetir los desafíos de la JP a Perón. De la trayectoria del Club Socialista no extraen ninguna enseñanza.
Pocas veces el escenario político argentino estuvo tan abierto a cursos imprevisibles. La batalla social contra el ajuste condiciona todas las alternativas, en pleno debate sobre lo ocurrido en la última década.

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Ministra Delpiano por aparición de Vallejo en texto de Historia: «No le veo mayor drama»

www.emol.com/11-03-2016/

«Cuando uno quiere verle la quinta pata al gato se la termina encontrando», sostuvo la titular de Educación, ante las críticas de un grupo de apoderados.

Foto: El Mercurio/Archivo

La ministra de Educación, Adriana Delpiano, le restó dramatismo a la aparición de un artículo y una fotografía de la diputada Camila Vallejo (PC) en un texto de Historia de octavo básico, de la editorial SM.

Consultada por el tema tras una actividad, la ministra explicó que «los libros de texto los hace la editorial, y el ministerio sólo los revisa, que estén de acuerdo con el currículum».

«Que aparezca un conjunto de personas, entre ellas una diputada de la República, no le veo mayor drama, cuando uno quiere verle la quinta pata al gato se la termina encontrando», agregó.

Más temprano, el Ministerio de Educación emitió una declaración explicando que el texto de Historia incluyó la opinión de la diputada Camila Vallejo como una más dentro de la discusión de un tema específico, relacionado con el cuidado del medio ambiente y desarrollo sustentable, donde también aparecen las posturas de otras personas y organizaciones.

«La editorial presenta una serie de fuentes con diferentes posturas provenientes del mundo empresarial, ONGs y del gobierno. Dentro de esta diversidad de miradas (…) está la mirada de una diputada de la República», dice la declaración. La inclusión de la parlamentaria en el libro escolar fue criticada ayer a través de las redes sociales por la agrupación de Padres de Colegios Particulares Subvencionados, que acusó «proselitismo político» de parte del Mineduc.

El hecho también fue cuestionado por los diputados UDI, quienes anunciaron que enviarán los antecedentes a la Contraloría y citarán a la ministra Delpiano a la Comisión de Educación para que explique lo ocurrido.

 

Fuente: Emol.com – http://www.emol.com/noticias/Nacional/2016/03/11/792539/Ministra-Delpiano-se-refiere-a-polemica-sobre-Camila-Vallejo.html

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