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CEPPE UC lanza libro sobre educación intercultural en Chile

Chile/06 de marzo de 2018/Fuente: http://www.uc.cl

La obra perteneciente a la Colección de Estudios en Educación del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación y Ediciones UC, busca generar debate respecto de cómo nos estamos relacionando, desde una perspectiva educativa, con los pueblos originarios.

¿Es la condición étnica un factor relevante en la configuración de la inequidad y desigualdad en el sistema escolar chileno? ¿Cómo dicho sistema se está transformando para reconocer, incluir y valorar las diferencias culturales? Estas son algunas de las preguntas que plantea el volumen Educación Intercultural en Chile. Experiencias, pueblos y territorios, publicado por CEPPE y Ediciones UC.

El lanzamiento del libro contó con la participación de Alejandro Carrasco, director del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, CEPPE UC; Ernesto Treviño, director del Centro para la Transformación Educativa, Centre UC y editor del texto; Pedro Mege, director del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas, CIIR; y Anahí Huencho, investigadora asociada del CIIR y una de las autoras.

“Estamos alegres de presentar un nuevo título de la Colección Educación de CEPPE y Ediciones UC, que busca ofrecer conocimiento sistemático sobre temas críticos de la sociedad chilena y que desafían a nuestro sistema educacional. Este libro contribuirá a la reflexión sobre el papel de la educación en un país históricamente diverso en su composición cultural y étnica”, señaló Carrasco al inicio del lanzamiento.

La publicación cuenta con 11 capítulos donde participan más de 20 autores que enriquecen el texto con diferentes enfoques de investigación, así como de distintas disciplinas como la historia, antropología, sociología o la pedagogía. Ernesto Treviño, editor de Educación Intercultural en Chile, destacó que “la obra abarca distintos niveles al profundizar en la problemática indígena, reconociendo que son distintos actores los que están involucrados, desde los gobiernos, comunidades locales y la ciudadanía en general”.

A lo largo de los capítulos se tratan temáticas como los factores que explicarían la desigualdad entre estudiantes indígenas y no indígenas; la evolución de la política pública en las últimas décadas; la segregación de grupos indígenas en el sistema escolar chileno; y el aprendizaje de la etnomatemática y la educación ambiental cultural, en la interacción entre la escuela y las comunidades locales, entre otros.

Para Pedro Mege, director de CIIR y autor del prólogo del libro, “existe una confianza en el texto, que está dada por el vastísimo espectro cultural de quienes participan en su construcción y relato”. Por su parte, Anahí Huencho, una de las autoras del texto, explicó: “Desde los pueblos originarios, tenemos una gran deuda que esta obra permite fundamentar y respaldar en elementos clave como la sistematización sobre los procesos educativos, desde lo conceptual, contextual, histórico y territorial.

Educación Intercultural en Chile. Experiencias, pueblos y territorios, es el libro más reciente de la Colección de Estudios en Educación de CEPPE UC, donde además destacan títulos como «Ideas en Educación. Reflexiones y propuestas desde la UC», editado por el rector de la casa de estudios, Ignacio Sánchez; y «Mercado escolar y oportunidad educacional: Libertad, diversidad y desigualdad, entre otros».
Para revisar la colección completa, haga clic acá.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Cristián Contardo, CEPPE UC, cristian.contardo@uc.cl

Fuente de la Reseña:

http://www.uc.cl/es/component/content/article/30449-ceppe-uc-lanza-libro-sobre-educacion-intercultural-en-chile

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Entrevista a Joaquín Miras Albarrán: “La igualdad es un valor fundamental de la tradición republicana democrática”

Entrevista a Entrevista a Joaquín Miras Albarrán

Por: Salvador López Arnal

Entre otras muchas cosas, algunas de ellas recordadas y comentadas en anteriores conversaciones aquí publicadas, Joaquín Miras Albarrán es miembro-fundador de Espai Marx y autor de Repensar la política y Praxis política y Estado republicano.

Cojo de nuevo el hilo central. En tus críticas a ese tercer republicanismo hablas de igualdad y libertad. A bocajarro: ¿Qué es para ti la igualdad ¿Cómo la definirías? ¿Es, debe ser valor central de una tradición republicana y democrática?

Te respondo. Para la tradición republicana, que parte de la comunidad y de la prioridad ontológica de la sociedad sobre el individuo, cuya suerte depende de la totalidad organizada, libertad e igualdad son inseparables. Trato con todo de diferenciar analíticamente, porque la tradición diferencia y tiene palabras distintas para hablar de ambas nociones

La Igualdad es un principio fundamental de la tradición republicana. Por ello, por ser inherente a una tradición y a una tradición de lucha organizada por los de abajo, es un principio que solo puede ser elaborado por la teoría ex post, no es la teoría la que puede dirimir sobre su cómo y hasta dónde. No puede ser definido ni delimitado a priori por la academia. Precisamente esto queda claro en la Política de Aristóteles. A él no le gusta la noción de justicia que defienden los pobres: la igualdad sustantiva, a comenzar por la de los bienes, y no la de la proporcionalidad. Pero a pesar de que le indigna –exclama ¡Por Zeus!- que los pobres mayoritarios definan la justicia como la igualdad irrestricta y no como la proporcionalidad de bienes entre pobres y ricos, él, que sabe que la política es frónesis, elaboración práxica, no tiene argumento teorético para negar este proyecto igualitario que es el fundamento de la praxis del movimiento de masas democrático.

Por tanto, desde la tradición demo republicana, igualdad es el principio que garantiza que todo individuo dispone por igual de los mismos recursos, materiales e intelectuales, que le permiten el mismo grado de dominio o control sobre la actividad generada por la comunidad en la que vive y en consecuencia sobre su propia praxis y su propia vida. Y que por tanto le permite ser igual a los demás, no ser ni superior ni inferior a todos los demás en todas y cada una de las comunidades de vida y praxis en las que participa y que constituyen el entramado de su comunidad política. Para el logro de la igualdad, la tradición práxica siempre ha considerado que la igualdad material es una condición fundamental, evidente. Puede haber correcciones en el sentido de que, puede haber individuos que por sus problemas requieran una mayor disponibilidad de recursos que los demás. O, según otras correcciones, propias de otros movimientos plebeyos, puede haber individuos que como consecuencia de su actividad individual posean más. Nunca se aceptará, sin embargo, la acumulación de riquezas a partir de la posesión del producto creado por el esfuerzo ajeno –contra la asalarización de otros y contra la herencia, a la par-.

Por lo demás, en la tradición demo republicana el ciudadano que dedique todo su tiempo a trabajar para enriquecerse está mal considerado. Incluso para Aristóteles, ese tipo de sujeto desasiste sus obligaciones directas, inmediatas para con la polis, no participa en la actividad política mediante la que se preserva la libertad de la comunidad.

Es un mal ciudadano…

Es un mal ciudadano. Y, reitero, la igualdad sí es un valor fundamental de la tradición republicana democrática; las democracias clásicas surgen como resultado de la creación de movimientos de masas que luchaban por la igualdad de los habitantes de aquellas comunidades. Contra la esclavitud por deudas, contra las hipotecas, etc., contra la desigualdad impuesta por el poder de los oligoi. También para las repúblicas reaccionarias, aristocráticas, la igualdad entre los ciudadanos era un principio, solo que en ellas mandaban los ricos y se excluía de la ciudadanía a los pobres. Era solo la igualdad entre los ricos iguales.

Lo mismo que antes te pregunto ahora en el caso de la libertad.

Ya he adelantado que en la tradición republicana igualdad y libertad son principios unidos, como es sensato y lógico para el sentido común; y que, en todo caso, y para las repúblicas aristocráticas, lo que sucede es que los desiguales-pobres son excluidos de la ciudadanía.

La libertad es no estar sometido a nadie, a voluntad ajena de ningún otro individuo, en el bien entendido de que esto no significa creer –muy implícitamente pettitiano- que vivimos –individualismo antropológico/robinsonada liberal, a la que ya me he referido- en mundos aislados, sino que todos dependemos de todos, porque la praxis social, que nos permite existir, es producto superior la suma de la de las individualidades. Precisamente la libertad republicana nos garantiza que poseemos igual poder que los demás en la deliberación y control sobre la actividad de todas las comunidades de las que formamos parte y en las que actuamos con nuestra praxis. Y por ello somos libres, podemos autodeterminarnos voluntariamente y realmente.

La noción republicana de libertad garantiza que no somos instrumentos inmediatos dominados en manos de otros, a través de los cuales, estos aumentan su poder y su dominio mediato sobre la totalidad social. Garantiza que existe una organización social tal que posibilita que todos tengamos acceso a los recursos que permiten la independencia de nuestro vivir dentro de la comunidad, de forma que seamos libres, esto es, podamos ejercer de veras la autodeterminación y la codeterminación de los destinos de nuestra comunidad. igualmente libres que todos los demás Para el republicanismo la libertad, -la igualdad- es sustantiva: o es un hecho o no existe. Su existencia depende, no de la declaración de la ley, sino del acceso material a los medios que la garantizan.

Hablas también en algún momento de virtud, de amistad republicana. ¿Qué es eso, qué virtud es esa?

Esta virtud republicana es difícil de entender desde la ideología liberal. Pasa algo semejante a lo que sucede con las otras dos nociones sobre las que me has preguntado. Para la ideología liberal, la amistad es asunto «privado»; además, y sé que me reitero, la sociedad es la denominación «flatus vocis», vacía de sentido, que se aplica a la totalidad de individualidades aisladas que compiten y comercian entre sí en un lugar. Por supuesto, este dislate hubiera hecho reír a cualquier republicano clásico. Todos ellos partían de la consciencia clara de que la sociedad es una totalidad o entramado humano, que genera actividad coordinada, superior a la suma de las actividades individuales aisladas. Que la organización social es lo que nos permite vivir bien, como seres humanos.

Por tanto, la comunidad social es un bien fundamental a preservar, y, para ello, todos debemos concernirnos activamente en la generación y la preservación de la concordia social, de la solidaridad; todos debemos obrar para que todos se sientan incluidos, atendidos por la comunidad, el daño infligido a un ciudadano debe ser sentido como el daño infligido a todos por cada ciudadano. Esta actitud hacia los formantes de la propia comunidad es lo que propicia la filia o amistad. Una virtud a promover en la polis a todos los niveles de la realidad social, en el microgrupo social inmediato, en la unidad militar a la que se pertenece y en la polis como totalidad social a la que se pertenece, etcétera. A ese tener activamente presente a los demás ciudadanos y sus necesidades y problemas para solidificar la comunidad como un todo es a lo que se le denomina Filia o amistad.

A todos ellos, y a sus (nuestras) diversas necesidades y problemas. Es esencial básico.

Y por eso la amistad es virtud política de los ciudadanos de la polis. Porque sin creación de un bloque social organizado –mayoritario y de pobres, cuando la polis es una democracia- que asuma el reconocimiento de las necesidades y demandas de sus miembros, y los considere propios, los haga efectivos, luche por preservarlos sin la creación de un bloque social solidario, sin solidaridad –le llamaríamos ahora- sin concernimiento activo en el vivir de los demás, no existe fuerza social que luche, imponga y preserve una república democrática. No existe sujeto que elabore un nuevo ethos, un vivir nuevo verdaderamente digno de ser denominado vivir libre, asunto fundamental, sin el cual no existe comunidad. Porque la res publica, esto es, lo que se crea y se elabora en la comunidad res publicana, aquello en lo que consiste la polis, es el vivir en común, la praxis de la comunidad. Y lo que el bloque de subalternos organizados, el movimiento denominado la Democracia, lucha por generar es esto. Sin amistad, sin comunidad solidaria, no existe res publica, ni existe posibilidad de existencia de la res publica en caso de que esta no exista.

Es magnífica tu exposición: sin amistad no existe res publica ni se posibilita su existencia.

La amistad republicana es denominada Filia por Aristóteles. Como ya he adelantado, Antonio Gramsci la denomina Bloque Social, Bloque histórico, proyecto no económico corporativo, no inmediatamente fundado en las inmediatas necesidades particulares de cada uno, respetables sin duda, sino bloque altruista, abierto a tener en cuenta las necesidades de la mayoría, y en lucha por construir un proyecto de cultura y vida alternativo que tenga en cuenta a la mayoría. La Filia es la denominación de la actividad de todos para constituir la comunidad. Sin mayoría activa que se ocupe de la Cosa o Res, no hay Res publica. La Res publica no es una noción abstracta, ni un ente de razón –un papel, una ley constitucional-. La democracia, la res publica, no es abstracta: o es un movimiento organizado de masas, que se autoprotagonice y delibere e imponga su hacer y genere un vivir nuevo, o no es nada.

O, para matizar, solo lo es en la medida en que eso otro se vaya dando.

¿Por qué ese tercer republicanismo al que criticas, hemos hablado de él, es tan «políticamente inane»? Te pregunto ahora sobre ello. 

Cuando quieras.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=232844

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Escribir

Ilka Oliva Corado

Escribir, escribir, escribir, escribir.

Escribir si llueve, si hace sol, si está nublado, con luz de candil, en el bullicio, en el silencio, en la madrugada, a medio día, en el baño, en el autobús, en la calle, en el encierro del desarraigo.

Escribir en la ebriedad, en la sobriedad, en la agonía, en el llanto, en la pérdida, en el abandono. En la enajenación. En la abundancia. En la adicción. A pesar de las circunstancias, escribir.

Escribir sin vergüenza, en la timidez, en el bochorno, sin miedo, a pesar del temor, sin decoro, en la ansiedad; en la alegría, en la histeria, en el dolor, en la incertidumbre, en el éxtasis. Escribir sin freno, sin delicadeza, con ternura, con cólera, sin prisa, en la premura, en la urgencia, en la soledad, escribir, escribir, escribir.

Escribir en la desnudez, en la culpa, en el desasosiego, en el descampado, en la calidez, en la paranoia, escribir en la insatisfacción, en el cuestionamiento, en la placidez, en el descontento. Escribir, escribir, escribir.

Escribir con sed, en la agonía, con la herida abierta, escribir en carne viva, en la restauración, en el quebranto, como terapia, como compañía, como catarsis, como expresión, como realización. Escribir, escribir, escribir.

Escribir en la desconfianza, en el vacío, como sanación. Escribir sana, escribir cura, fortalece, encausa, satisface, escribir libera. Escribir, escribir, escribir a todas horas, todos los días, como respiración…

Fuente del articculo: https://cronicasdeunainquilina.com/2017/10/03/escribir/

Fuente de la imagen: https://comohacerpara.com/imgl/03270-escribir-cuento_l.jp

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Un nuevo reto para los maestros

Por: Carlos Muñiz Osorio

Para Nelson Mandela, “la educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), reconoce hace mucho el beneficio que tiene la educación directamente en el bienestar de los pueblos.

Desde nuestro archipiélago borincano, Eugenio María de Hostos ya destacaba la educación como medio idóneo para el desarrollo del conocimiento, la paz y la libertad. Los hermanos Cordero, en particular Celestina Cordero, plasmaron su confianza en el tiempo invertido en la educación, en particular para una población rezagada y marginada.  Nuestra historia y desarrollo como seres humanos, como ciudadanos del mundo, como humanidad y como pueblo, se enmarcan en la educación.

La Junta de Supervisión Fiscal (JSF) recomendó recortar la jornada laboral para empleados públicos del gobierno de Puerto Rico por hasta cuatro días por mes. Y en el caso de los maestros y maestras por dos días al mes.

Una mirada crítica a los posibles efectos de esta decisión en nuestro sistema educativo público resulta inevitable.  Además del tiempo dedicado a las actividades de enseñanza, puede afectarse la dinámica general de la escuela, proyectos de apoyo al estudiante, así como la formación de los estudiantes —futuros educadores— que practican en nuestras escuelas.

Si, por ejemplo, se opta por rotar la ausencia del maestro para no reducir el tiempo dedicado a la enseñanza, posiblemente, se altera la calidad de las experiencias educativas como consecuencia de la redistribución de los grupos o de horarios. La coordinación de actividades extracurriculares, talleres de desarrollo profesional y de la integración de la comunidad escolar docente podrían ser impactadas por la reducción laboral propuesta.

No menos importante es el impacto en la ya maltrecha economía de estos hombres y mujeres a quienes se les exige cada vez más, en muchas ocasiones con pocos recursos. La tensión del maestro como ser humano, por las presiones que supone la restricción económica, es otro elemento en juego.

Paulo Freyre ya nos recordaba que “si no somos tratados con dignidad y decencia por la administración privada o pública de la educación es difícil que se concrete el respeto que como maestros debemos a los educandos”.

Muchos y muchas coincidimos en la necesidad de cambios significativos en la formación educativa de nuestra niñez y juventud. Y podemos coincidir en que una mayor calidad educativa —sensible, pertinente y efectiva— puede darse por medio de diversas modalidades de enseñanza donde el tiempo y su buen uso es un factor central. Pero es difícil coincidir con medidas abruptas, no resultantes de un proceso de reflexión participativo, guiado por los mejores intereses de nuestros estudiantes. Mucho más si, por razones económicas, son menos los recursos disponibles para el desarrollo de nuestras comunidades de aprendizaje y muchos los que se pierden debido a la corrupción y la burocracia.

Si bien la educación no cambia el mundo, cambia las personas que cambiarán el mundo. Quizás la solución a nuestros retos y desafíos educativos está más en nuestras manos, en nuestra creatividad, en nuestras comunidades de aprendizaje.  Además, ya nos advierten algunos del error de considerar que la educación es cara, cuando olvidamos el alto precio de la ignorancia.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/opinion/columnas/unnuevoretoparalosmaestros-columna-2305559/

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Embajador UNESCO: Batalla 19 de Marzo es reflejo de valentía del pueblo dominicano

UNESCO/21 de marzo de 2017/Fuente: CDN

Este acontecimiento histórico es muestra de la osadía indestructible de nuestros héroes dominicanos”

Al conmemorarse hoy el 173 Aniversario de la Batalla del 19 de Marzo, el delegado permanente de la República Dominicana ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), José Antonio Rodríguez, dijo aquí que esta fecha refleja la valentía y gallardía que reafirmó la libertad e independencia del pueblo dominicano.

El representante diplomático sostuvo que “este acontecimiento histórico es muestra de la osadía indestructible de nuestros héroes dominicanos”.

Agregó que “no importa en qué parte del globo nos encontremos, nuestro sello de identidad debe revestir los principios de democracia, libertad y soberanía que nos dejaron nuestros héroes patriotas”.

Rodríguez abogó para que “esta eterna deuda de gratitud que tenemos los dominicanos con nuestros próceres sea saldada al emular su ejemplo de lucha, quienes nos demostraron la capacidad de nuestro país de regir sus propios senderos de libertad y soberanía al frente de cualquier potencia extranjera”.

En ese sentido, añadió que “esta fecha siempre reflejará el triunfo de un grupo de hombres cuyo espíritu democrático debe prevalecer en las presentes y futuras generaciones, pues, en sus manos descansa el futuro de nuestra patria próspera, solidaria y de paz”.

Fuente de la Noticia:

http://cdn.com.do/2017/03/19/embajador-unesco-batalla-19-de-marzo-es-reflejo-de-valentia-del-pueblo-dominican0

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Entrevista Ivan Felixovich León: ¿Por qué leer un libro sobre el estalinismo hoy?

Entrevista a Ivan Felixovich León

Desde finales de septiembre de 2016, Ediciones Temas sometió a la consideración de sus lectores un nuevo libro digital: Estudios sobre el estalinismo, compilado y prologado por el investigador cubano-ruso Ivan Felixovich León Zhukovskii. El conjunto de más de 20 textos, en su inmensa mayoría originales que no habían visto la luz en español, nos permite construir un retrato de Iósif Vissariónovich Dzhugashvili, Stalin; su impacto en la historia del siglo XX, y las nuevas lecturas que genera esta compleja personalidad en el contexto contemporáneo. El libro se presentará en formato DVD en la Feria Internacional del Libro de La Habana, el próximo 14 de febrero, a las 2:00 p.m., en la Sala José Antonio Portuondo, de la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña.

– ¿Cómo surgió la idea del libro?

El libro partió de una iniciativa de Rafael Hernández y de Ediciones Temas. Fue un encargo que a mí me resultó extremadamente sugerente, por mi propia vocación, porque el asunto me interesa. Lo que más he trabajado en los últimos años ha sido la Rusia post-soviética, las principales tendencias que han tenido lugar en ese espacio después del derrumbe del socialismo real. Es un tema que, además, tiene que ver con mi propia formación, con el hecho de haber vivido 11 años y tener raíces allá. Ya había publicado dos libros vinculados a la URSS o la Rusia contemporánea. El primero, también por encargo, un cuaderno de Ruth Casa Editorial sobre el período posterior al derrumbe, no solo del espacio post-soviético, de la antigua URSS, sino de Europa oriental. El segundo, sobre las principales tendencias de Rusia con posterioridad al derrumbe, que cronológicamente llega hasta nuestros días, con la editorial El Viejo Topo. De ahí que aceptara la propuesta de realizar esta compilación.

¿Qué puede revelar hoy este libro?

Como conjunto de trabajos y de debates sobre el estalinismo, el libro tiene un valor propio: el hecho de ser textos de autores rusos, contemporáneos, la mayoría escritos entre los años 90 y 2000, incluso en 2013, 2014, que no estaban traducidos al español, que difícilmente algunos estén traducidos al inglés. En cuanto a qué nos pudiera aportar en el día de hoy, en el siglo xxi, creo que hay muchas aristas. El debate sobre la historia soviética está inconcluso todavía. Hay muchos aspectos propiamente históricos, o teóricos, que siguen abiertos y que en el libro se reflejan, se discuten desde esta visión actual, ya con una profundidad mayor pues hay documentos que se han desclasificado, que han aparecido. Hace 20 años no se podía hacer este tipo de análisis. Existen muchos debates relacionados con la historiografía soviética que siguen vigentes.

Los textos que proponemos, en mi opinión, nos permiten continuar discutiendo sobre la construcción de alternativas, sobre cómo no hacerlo. Por supuesto que es un tema extremadamente complejo, porque estamos hablando de la construcción de realidades completamente novedosas, cuyos puntos de partida quizás son los que pudiéramos querer, pero no hay recetas, no hay un futuro preconcebido. Pienso que hay varios aspectos que en el libro se desarrollan desde diferentes aristas, por ejemplo, cuáles son las premisas para cualquier proyecto alternativo, que, a mi juicio, inevitablemente debe tener una matriz anti-capitalista, con independencia de cómo sea ese enfrentamiento sistémico, de cómo sea esa ruptura, esa lucha, de lo que se logre configurar en cada una de las sociedades que pretenda construir procesos de una praxis alternativa.

– ¿Se puede adelantar alguna conclusión?

Hay conclusiones básicas que se pueden sacar del estudio del estalinismo. La más importante para mí es que todo proceso emancipador alternativo tiene que tener un fundamento en la base. Las construcciones sociales son resultado de la correlación entre las diferentes fuerzas y grupos sociales. En el caso particular de la historia soviética y del desarrollo y la consolidación del estalinismo, para mí un aporte de los análisis teóricos –sobre todo rusos– contemporáneos ha sido ponderar, por ejemplo, la debilidad de las fuerzas de base.

¿Por qué Stalin logra imponerse como figura autocrática y construir un sistema de relaciones sociales como el que denominamos estalinismo? Lo logró por muchas razones, pero yo quisiera resaltar una: el vacío de fuerzas. No existía una clase burguesa sólida, la clase burguesa rusa era débil, incipiente, dependiente de los poderes centrales; pero tampoco existía una clase obrera organizada, y evidentemente eso deja un vacío de poder. Y esto, de alguna manera, da pie a las usurpaciones de la soberanía, muy asociado al concepto de bonapartismo, extendido sobre todo a raíz de la obra de Trotski. O sea, no puede haber una construcción alternativa que no parta de esa fuerza de base. El estatismo no puede ser –al menos es mi visión– el modelo para la construcción de alternativas.

Si nos remontamos a la historia de la construcción de sociedades, a la teorización marxista, a la de Lenin, es muy polémico el rol del aparato estatal. Desde la perspectiva teórica del marxismo clásico, la paulatina extinción del aparto de dominación es consustancial a la superación de las relaciones capitalistas. Sin embargo, todos los intentos de construir realidades alternativas han pasado por un rol central del Estado, con saldos más que discutibles en el sentido emancipatorio, incluyendo, por supuesto, el caso del estalinismo en particular. Creo que se ha demostrado que cualquier proyecto de este tipo tiene que partir desde la base y para la base. Otra cosa es el debate sobre las condiciones objetivas y subjetivas necesarias, y cómo se articulen en la práctica revolucionaria las relaciones que se puedan establecer entre la base popular y el ejercicio del poder, proceso que siempre sería muy complejo, pero evidentemente tiene que partir de ahí.

En el caso específico del estalinismo (como en cualquier otro), creo que hay un contexto histórico que lo explica, nunca lo justifica. Hay que partir de un repudio inevitable a los mecanismos de coacción y de terror social en el caso del estalinismo, por ejemplo. Todos esos temas son actuales, porque continuamos viviendo en un mundo en lucha, donde la necesidad de reivindicar y de transformar es quizás mayor que nunca. De manera que son diferentes aristas de la experiencia soviética, del estalinismo en particular, que tienen que ser leídas hoy desde una nueva perspectiva.

– La figura de Stalin ha sido relativamente reivindicada en la Rusia de hoy. ¿Cómo “leer” ese regreso?

Desde la emergencia del “putinismo”, en el 2000, ha tenido lugar el intento –con éxito relativo, de rescate de la simbología nacional patriótica como una forma de dotar de contenidos identitarios a una sociedad que los perdió casi completamente, como parte de la gran involución que vivió el espacio soviético y, en última instancia, todo eso tiene un impacto en la capacidad del poder para reproducirse. Putin ha intentado rescatar el nacional-patriotismo a través de diferentes simbologías, en la asunción de la música del himno soviético como himno oficial ruso, el uso de esa tradición épica soviética en la televisión, en las películas, el regreso de la guerra como tema a estos medios. Por supuesto, no hay ninguna identificación ideológica con las premisas del proyecto bolchevique y con aquellas que después se continuaron reproduciendo en el discurso soviético. La identificación está justamente con esa necesidad de fortalecer las estructuras estatales que estaban totalmente fragmentadas y debilitadas cuando Putin llega al poder.

A raíz de la crisis económica de 2008-2009 hubo un deterioro de los niveles de apoyo incluso a Putin. Su popularidad bajó en más de 20 por ciento. Entonces, a comienzo de su tercer mandato, tiene lugar el aumento de la confrontación con Estados Unidos y la Unión Europea, debido al conflicto interno en Ucrania. Es cuando tiene lugar una especie de segundo consenso “putiniano”, para llamarle de alguna manera, que sí está esencialmente basado en esta matriz nacional-patriótica, y en ese contexto la figura de Stalin ha sido rescatada, directamente por Putin, en declaraciones donde valora de modo muy positivo aspectos específicos de Stalin y lo contrapone con Lenin. Dicho sea de paso, la figura de Lenin no ha sido rescatada tras el derrumbe y sigue siendo cuestionada.

En última instancia lo que se busca es eso: la identidad con el líder fuerte, en un contexto de crisis estructural interna, económica pero también política. Pero el factor interno no es el único que explica esta política, hay una fuerte confrontación, una importante presión y una coacción de Occidente contra Rusia, que tiene muchísimos motivos que aquí no podemos profundizar. Entonces se dan estos ejemplos de rescate simbólico de la figura de Stalin en particular, y de todo esto que hablamos que él representa, y que es necesario hoy como un instrumento de consenso. En el texto nuestro se toca ese tema en algunos trabajos.

– En un contexto como el que describías anteriormente, ¿qué papel desempeñan la academia y los estudios de la figura de Stalin? ¿Se busca o se apoya también ese consenso? ¿Cómo se refleja esto en el libro?

No hay, no tiene lugar, y el libro lo refleja claramente, un rescate benévolo de la figura de Stalin en la academia rusa. No es un ala o un instrumento que se haya sumado a este rescate de la simbología de Stalin. Esa es una idea esencial. Lo que hablamos con anterioridad no lo podemos aplicar a la forma de entender el libro. En este volumen partimos de la premisa de hacer un análisis científico, académico, con todos los matices ideológicos y subjetivos que lleva consigo la producción científica. Por supuesto que hay un componente de subjetividad, pero el objetivo central era que partiera de una visión académica y no propagandística, y estaba excluido cualquier tipo de análisis apologético del estalinismo, que todavía existen. Tampoco podía ser un texto que partiera de una crítica vulgar, simple, que no se asentara en un debate más profundo.

– Esta selección se caracteriza, además de por la actualidad de sus artículos y la originalidad de las traducciones (concebidas especialmente para esta edición), por la diversidad de posicionamientos ideológicos de los autores.

Esa diversidad refleja la amplitud del debate que hay en Rusia sobre el estalinismo. Este tema se estudia desde diversas aristas académicas y culturas ideológicas. Pero a pesar de toda esa diferencia hay un hilo conductor que al final le da riqueza y sentido a esas diferencias: el análisis científico. Y cuando hablo de científico me refiero a la búsqueda de argumentaciones a determinadas interrogantes. Dentro del libro hay autores que no parten de premisas ideológicas de izquierda, desde el marxismo más rico, más heterodoxo, sin embargo, me parecía que sus artículos realizan un aporte, incluso, desde el instrumental teórico en el que se basan, de la sociología, la antropología, sin romper la línea central: estudiar científicamente el estalinismo con toda la carga ideológica, también emotiva, que conlleva.

– Te propongo recorrer someramente la estructura del libro.

El primer bloque tiene que ver con el estalinismo, el ideario bolchevique y el socialismo, y prevalecen los enfoques de escritores de izquierda, marxistas rusos contemporáneos. La propia naturaleza de ese debate lo explica. Es una de las temáticas más debatidas por la izquierda tradicionalmente, y lo sigue siendo dentro de la izquierda rusa y mundial contemporánea. O sea, la relación de continuidad o cambio entre los idearios del bolchevismo y del estalinismo. Como queda evidenciado tras la lectura de los artículos que componen ese bloque, sí se produjo una ruptura.

– ¿Es singular que sean precisamente autores marxistas quienes nos lleven a esa conclusión?

Es que es muy difícil partir de premisas ideológicas de izquierda y no identificar esa ruptura, no hacer un análisis crítico del estalinismo sería una excepción, en realidad. O sea, lo lleva, porque evidentemente el estalinismo rompió muchas de las premisas en la que se basaba el proyecto bolchevique y en las que se debe basar cualquier proceso de construcción de alternativas desde abajo, tanto en el plano más convencional de la teoría de la superación del capitalismo y del paso al socialismo –que ha sido quizás el debate más común en el siglo xx–, como si sustituimos –como se hace muchas veces– la palabra socialismo por proyectos alternativos, anti-capitalistas, etc. En cualquiera de los casos, una postura de izquierda, tanto académica como desde la praxis revolucionaria, obliga a cuestionar y a rechazar el estalinismo, sus prácticas esenciales.

– Uno de los ejes de ese primer bloque es la pregunta de si existió una alternativa, y te confieso que no consigo respondérmela.

En el libro hay debates sobre ese sistema alternativo. Existían condiciones históricas que pasaban por un salto en el desarrollo estructural que se impuso, que fue central en todo el discurso político de los líderes bolcheviques; la necesidad de dar ese salto en el contexto de la expansión del imperialismo en Europa a finales del siglo xix y principios del xx, la amenaza de la guerra, que se convirtió en realidad en 1914. El estalinismo ha sido visto como la concentración absoluta de todos los factores de la producción y de poder con el objetivo de dar ese salto histórico. Sin embargo, hay varios peros e interrogantes. Hay una especie de continuidad en el sentido de que eran objetivos centrales en el programa bolchevique. La gran diferencia está en el cómo, y el cómo no solo a través de los métodos, sino también en cuanto a los procesos específicos, era muy diferente en el imaginario bolchevique; en la forma, los caminos y los instrumentos para llegar a ellos. O sea, la praxis política que pudo desarrollar el bolchevismo fue corta. Vino la muerte de Lenin, después la depuración de toda la élite originaria del bolchevismo a finales de los 20, cuando se consolida la figura de Stalin de forma autocrática, y a finales de los 30, las grandes purgas.

Evidentemente, el tema de las alternativas fue muy debatido, no solo a posteriori, sino que fue central en esa década del 20, extremadamente rica por los debates internos. No es algo que nosotros estemos intentando ahora reconstruir, sino que están ahí: esas alternativas estaban planteadas. Y, en la medida en que estaban planteadas, las podemos ver como posibilidades históricas que no tuvieron lugar. Cuando hablamos de alternativa nos referimos, sobre todo, a proyectos de cómo concebir la construcción de esa nueva sociedad, que podemos ponerle el apellido socialista o no.

La más importante fue la que planteó el llamado grupo de derecha, la de Bujarin. También hubo alternativas políticas como la de Trotski, pero como modelo, como una propuesta de construcción social, económica, la alternativa de Bujarin partía de premisas que la historia soviética demostró que eran fundamentales, como la búsqueda de un equilibrio en las relaciones entre el campo y la ciudad, o lo que es lo mismo, entre el poder ya esencialmente burocratizado –aunque algunos autores lo asocian con el poder obrero, pero no creo que sea pertinente–, con la necesidad de la industrialización, etc., y el campo. La propuesta de Bujarin era la búsqueda de un equilibrio. Otro de los componentes de esa alternativa descansaba en un balance entre las diferentes ramas de la economía. Creo que esos son los dos elementos centrales de la alternativa de Bujarin como propuesta de un modelo de desarrollo socioeconómico que, por supuesto, tiene una lectura y un impacto político también.

En última instancia, y puede resultar paradójico, Stalin no asume una postura propia definida hasta prácticamente finales de los años 20, cuando se pone fin a la “Nueva Política Económica”, y Stalin desde su posición de mando único define una postura que pudiéramos llamar desarrollista: empiezan los planes quinquenales, la industrialización acelerada. Pero en la década del 20 el debate no pasaba por Stalin, sino por Bujarin, por Trotski. Ambos cuestionaban las formas y los instrumentos de coacción que rompieron completamente con todo el ideario de lo soviético, del poder de los soviets, de la democracia dentro del partido, etc. Desde la política, la praxis política sí fue cuestionada, tanto por Trotski como por Bujarin. Pero Trotski defendió mucho una participación activa del Estado, la centralización de los factores de la producción en aras de la industrialización.

La propuesta de Stalin fue, en esencia, la de Trotski y la de otros miembros importantes de partido. Stalin simplemente definió con su capacidad de mando la vía y los métodos. Este proceso tiene lugar en un contexto de necesidad de grandes saltos, era muy difícil esperar prácticas políticas que tendieran a la socialización, a la democratización, al respeto a la soberanía popular, etc. Nada justifica el extremo de las prácticas estalinianas, particularmente el terror social, pero había una contradicción inmanente entre esa propuesta que era bastante consensuada en el imaginario de la élite política de aquella época, inclusive de la que se sentía más comprometida con lo democrático en términos políticos, y la construcción de una realidad que no trastocara las bases del bolchevismo. El estalinismo fue la expresión tristemente deformada de esas contradicciones.

– Y se convirtió en el modelo.

El segundo bloque del libro trata sobre el estalinismo como modelo. Incluye trabajos más generales de grandes procesos, y otros que hacen referencia a aspectos más específicos: sobre el terror social, su origen, sus características, los gulags, y uno que actualiza y prácticamente pone punto final al debate, desde una visión estadística, sobre las víctimas de los gulags. Cuando analizamos la historia de la Revolución en la URSS hay, digamos, tres grandes momentos: el fundacional, el estaliniano y el que va del año 1954 en adelante. Entre el primer y el segundo momento es evidente la ruptura, pero entre este último y el tercero la relación de continuidad es mayor, más clara. Si bien no se debe hablar de estalinismo post-54, hay elementos de continuidad.

Por ejemplo, el período de Jrushchov lo pudiéramos identificar como una especie de suave estalinismo, en el sentido de que fue ese primer momento de intento de alejarse de las prácticas más nefastas del estalinismo, sin embargo el modelo continuó. En el período posterior hay un rescate de toda la simbología estaliniana, aunque los núcleos duros del estalinismo como forma de organización del régimen político, socioeconómico, se fueron degradando con el tiempo. ¿Por qué? Porque en gran medida la industrialización había sido lograda, la desaparición física de Stalin y la complejización de la sociedad soviética incidieron negativamente en la capacidad del mando político central de reconstruirse como un ente fuerte, y eso conllevó a la fragmentación burocrática que, poco a poco, fue usurpando los espacios de poder hasta la perestroika.

– Los bloques tres y cuatro del libro complementan, desde diversos ángulos de la sociedad soviética, esa visión plural sobre la vida en la era estalinista.

El tercer bloque es pequeño y se centra en la política exterior de Stalin. Las proyecciones de la política internacional de Stalin es lo que menos se cuestiona, de una u otra manera se pondera, sobre todo por su eficacia. En este sentido, resalta el éxito en la Segunda Guerra Mundial. Algunos autores, los más ortodoxos de la izquierda, aplauden la construcción del espacio del socialismo realmente existente en Europa del Este, por ejemplo, cosa que como valor pudiera cuestionarse, al igual que muchas otras prácticas de política exterior durante el período estaliniano. En los textos hay una idea central: se evidencia el realismo político como elemento esencial de la política exterior de Stalin, el pragmatismo de establecer determinados fines, encontrar los instrumentos para conseguirlos y buscar la forma de utilizarlos de la manera más eficaz posible.

El cuarto bloque es más diverso, porque reúne enfoques sobre la cultura y los procesos culturales: el cine, la pintura, pero también en otros ámbitos de la sociedad, como el tratamiento de los temas de género y la ciencia. Quería abordar los impactos del estalinismo en esos entornos, donde sí ha habido muchos estudios esencialmente críticos. Lo que se advierte son los procesos muy contradictorios que tuvieron lugar. En ese período se generó una riqueza intelectual y cultural muy grande pero, al mismo tiempo, se ve cómo todo ese potencial entraba en contradicción con las políticas estatales vinculadas tanto al arte como la ciencia, como a las relaciones de género. Se advierte el impacto negativo, el freno a ese potencial que en principio era inherente al proceso de transformación en la URSS, enlazado en muchos casos con la riqueza de las “vanguardias” rusas durante las dos primeras décadas del siglo xx. Entonces, creo que en esta sección la palabra más importante es “contradicción”.

– El libro cierra con varios anexos. ¿Qué aporta este colofón a los Estudios sobre el estalinismo?

Con los anexos la idea era completar un poco desde lo testimonial esta visión de Stalin y el estalinismo. Lo que llamamos el “Testamento político de Lenin” es, en realidad, un resumen de sus valoraciones sobre la personalidad de Stalin. En cuanto al discurso de Jrushchov en el XX Congreso es fundamental, con todo lo contradictoria que resulta la figura de Jrushchov. Esta fue una intervención de un gran impacto, de una gran trascendencia, porque fue emitida desde la autoridad soviética. También resultó muy polémica, y se ha dicho que el momento para exponer estas ideas era inapropiado. Es cierto que este discurso y el desmontaje que en él se realiza de la figura de Stalin tuvo un impacto significativo para los movimientos de izquierda a nivel mundial, en las democracias populares de Europa del Este y hacia lo interno de la URSS. Lo que pasa es que también creo que esos impactos eran inevitables y reflejaron contradicciones y realidades que no permanecerían ocultas por más tiempo. Haberlas ocultado generaría una lectura aún más tensa y más contradictoria de la historia soviética.

Los extractos censurados de la edición soviética de las memorias del mariscal Zhúkov son una novedad para el lector cubano. En su momento se omitieron por la manera en que interpreta el papel de Stalin en la guerra, aunque dentro del contenido censurado podemos encontrar pasajes que no hacen referencia directa a Stalin, o inclusive algunos en donde la imagen de Stalin que transmite Zhúkov no es negativa. Hoy cuesta mucho entender las razones de la censura en estos últimos casos.

Por último, el testimonio de Svetlana Alliluyeva, la hija de Stalin, es una conmovedora visión personal del día de la muerte de su padre, en cuya narrativa se entrelazan los sentimientos más profundos y controvertidos en relación con él, con la descripción del contexto político que rodeó el momento de la desaparición física de Stalin. Existía la intención de que el último texto del libro fuera justamente este, por la riqueza simbólica que enuncia: la muerte del político y del hombre, su legado contradictorio, la degradación moral del entorno político, el anuncio del naufragio de un sistema y de la forma torcida con que fue asumido y divulgado el ideario marxista.

Fuente: http://cubaposible.com/leer-libro-sobre-estalinismo-hoy/

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Libro:Warring Democracies The army, the muslim brotherhood & the rest in Egypt post

América del sur/Argentina/febrero 2016/Reseña/http://www.clacso.org.ar/
The army, the muslim brotherhood & the rest in Egypt post 2011

Dalia Wahdan. [Autora]

…………………………………………………………………………
Sur-Sur.
ISBN 978-987-722-215-9
CLACSO. CODESRIA. IDEAs.
Buenos Aires.
Noviembre de 2016

In Egypt, becoming a civic state that provides its citizens’ demands for “Bread, Freedom, Social Justice and Human Dignity” is a protracted process. a process that depends on many factors and actors. The nature of this process, whether democratic or otherwise, is a function of multiple forces and interests of local, national, regional and international scales. This study is an attempt to analyze and explain this process.
En Egipto, se ha convertido en un estado civil que proporciona a sus ciudadanos «el pan, la libertad, la justicia social y la dignidad humana» es un proceso prolongado. Un proceso que depende de muchos factores y actores. La naturaleza de este proceso, ya sea democrática o de otro modo, es una función de múltiples fuerzas e intereses de escalas locales, nacionales, regionales e internacionales. Este estudio es un intento de analizar y explicar este proceso.
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/sur-sur/20161122113756/Warring_Democracies.pdf
Fuente:
http://www.clacso.org.ar/libreria-latinoamericana/libro_detalle.php?orden=&id_libro=1192&pageNum_rs_libros=1&totalRows_rs_libros=1147
Fuente Imagen:
https://lh3.googleusercontent.com/42mJVEE_QGA2IbFneSQCxAmUo4xvh7h6s3jeWUQTavHALnFEZBrleR8nGZ-UOw0qhe4qRQ=s85
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