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Nativos digitales: del mito a la realidad

Por: Ferran Adell

Los estudiantes de hoy en día han estado en contacto con las tecnologías desde los primeros estadios de su niñez, son lo que se llama nativos digitales.

Los estudiantes de hoy en día han estado en contacto con las tecnologías desde los primeros estadios de su niñez, son lo que se llama nativos digitales. Tienen facilidad para la comprensión del funcionamiento básico de los dispositivos y el software, pero ello no significa que entiendan mejor el marco digital en el que se desarrolla la sociedad actual. Es más necesario que nunca reivindicar una formación humanística asociada a las nuevas tecnologías, que permita una comprensión del entorno digital y que, además, contribuya a hacer que los ciudadanos sean más críticos y estén más implicados en el devenir de la sociedad.

Una de las principales problemáticas a las que la educación contemporánea debe hacer frente es el paso de una sociedad digitalmente analfabeta, en el mejor de los casos inmigrante digital, a una en la que los usuarios son habituales de la tecnología desde los primeros estadios de su niñez. Desde muy pequeños, los nuevos ciudadanos conviven con los dispositivos digitales como elementos normales de uso para tareas diversas: son lo que hemos dado en llamar nativos digitales.

Este concepto, que Marc Prensky formalizó a principios de siglo, pretende diferenciar a los individuos que han nacido ya con la popularización de los dispositivos digitales y las redes de comunicaciones de las generaciones anteriores.¿Cómo debemos llamar a estos «nuevos» estudiantes de hoy? Algunos se refieren a ellos como la generación N (por net, red en inglés) o la generación D (por digital). Pero la designación más útil que he encontrado para ellos es la de nativos digitales. Nuestros estudiantes de hoy son todos «hablantes nativos» del lenguaje digital de las computadoras, los videojuegos e Internet.Marc Prensky

Esta diferenciación, que puede ser útil para hablar del conflicto generacional entre los nativos y los inmigrantes digitales, para plantear las diferencias propias de la convivencia diaria con los dispositivos y el software, no puede ser llevada al terreno de la habilidad informática ni, mucho menos, al de la comprensión del ecosistema digital. Prensky acuñó el término como parte del debate sobre las carencias del sistema educativo americano para hacer frente a las necesidades de los nuevos nativos digitales. Pero ya en el artículo original (Marc Prensky, «Nativos Digitales, Inmigrantes Digitales», From On the Horizon, MCB University Press, vol. 9 nº 5, octubre 2001), el autor atribuye a los nativos digitales unas capacidades de comprensión y de uso avanzado de las tecnologías digitales que estos no parecen mostrar.

Los nativos digitales tienen facilidad para la comprensión del funcionamiento básico de los dispositivos y el software, pero tienen las mismas dificultades que las generaciones anteriores para entender el funcionamiento del ecosistema social. Es necesario que alguien les facilite los recursos necesarios para entender el marco digital en el que se desarrolla la sociedad actual. Si somos capaces de hacerlo, de tal modo que los procesos de comprensión se den en un contexto apto para la creación de mapas mentales propios, lograremos, de rebote, a ciudadanos más críticos e implicados en el devenir de la sociedad.

Durante mucho tiempo hemos dejado en manos del paso del tiempo la solución a las problemáticas educativas derivadas de la adaptación al entorno digital, pensando que serían los nativos digitales, a medida que estos poblaran las aulas, quienes provocarían el cambio necesario en los mecanismos docentes. Pero, como bien describen Benett, Maton y Kervinen The ‘digital natives’ debate: A critical review of the evidence, no hay ningún estudio que demuestre que los nativos digitales son más aptos, a priori, para el uso de la tecnología: la habilidad de los individuos está relacionada con las capacidades naturales, la formación y la experiencia, no con la fecha de nacimiento. El juicio que dice que los nativos digitales tienen un sofisticado conocimiento y unas altas capacidades para las tecnologías de la información debe ser, por lo menos, relativizado.

Una muestra clara de la despreocupación para la creación de conocimiento en torno al marco en el que se desarrollan las tecnologías digitales es la no incorporación de materias relacionadas a los planes docentes escolares. Aún hoy la formación en tecnología sigue siendo muy básica, enfocada a un uso puramente práctico, y no a la comprensión de su funcionamiento. En algunos entornos hemos avanzado introduciendo pequeñas nociones sobre programación o gestión de sistemas, pero siempre con una intención puramente funcional y sin el análisis y la reflexión necesarios para generar un conocimiento sostenible del entorno digital.

La Maleta pedagógica de Univers Internet es un recurso educativo creado por el CCCB Educació y el CCCB Lab que tiene como objetivo proponer una reflaxión crítica y creativa sobre el conjunto de tecnologías vinculadas a Internet en el aula. 

Que el conocimiento del ecosistema digital y su impacto cultural formen parte del imaginario popular, y de los programas educativos, son condiciones necesarias para que los nativos digitales (que no solucionarán los problemas por el hecho de haber nacido antes o después de la década de los ochenta) sean capaces de vertebrar un discurso teórico relacional adaptable a los cambios y menos vinculado a la tipología del software de uso universal. Es la parte filosófica la que más falla en la formación de las nuevas generaciones, y no una filosofía alejada de la vida de los ciudadanos, o que pretende construir teorías sistémicas insostenibles en un entorno digital fugaz, sino una filosofía que se presenta como la única vía realmente práctica para la existencia digital.

Porque, lejos de consideraciones propias de la ciencia ficción, y aunque el camino hacia la fusión hombre-máquina ya haya comenzado, la existencia digital plena es aquella que convive con el entorno informacional actual de una manera no traumática, y es capaz de usar las herramientas con la adaptabilidad suficiente para seguir siendo solvente ante su evolución. Estos ciudadanos, al mismo tiempo, deberían ser formados para poder responder ante las problemáticas éticas y filosóficas derivadas de las tecnologías digitales con el fin de mantener una sociedad éticamente activa y conocedora de las garantías necesarias para el mantenimiento de sus derechos y sus libertades.

En un entorno en el que algunas de las características propias del ser humano se ponen en entredicho ante la evolución de la biotecnología o la nanorrobótica, es más necesario que nunca reivindicar una formación humanística asociada a las nuevas tecnologías, que permita a los ciudadanos participar de forma activa en los debates generados en torno a la evolución y el cambio de la sociedad actual. Debemos dotar a los nuevos ciudadanos de las herramientas suficientes para entender el impacto social de la tecnología en aquellos valores propios del contrato social, para mantener las garantías suficientes de la reciprocidad de este contrato. El entorno en el que se desarrollan los medios digitales es dinámico y complejo: la única vía para aprehender su funcionamiento es acercarse a ellos reflexivamente y con una atención específica a los principios de los nuevos medios.

Por lo tanto, la comprensión de los conceptos principales en torno a los cuales se vertebra la cultura digital, y las relaciones que entre ellos se establecen, es tan importante para la realización de la existencia humana y de la convivencia social como lo es el uso solvente de las herramientas digitales en un entorno en el que el analfabetismo digital es cada vez más similar al analfabetismo funcional. El dinamismo intrínseco a las nuevas tecnologías no nos puede llevar a configurar una estrategia docente puramente de contenidos y competencias, en la que se enseña el uso práctico de las herramientas pero no la comprensión de su funcionamiento.

La falta de una experiencia cultural previa homologable al actual uso masivo de la tecnología ha hecho que, durante muchos años, se haya depositado la esperanza para la adaptación completa de los individuos en la sociedad digital en el cambio generacional, pensando que este provocaría una asunción ad hoc de la constitución del nuevo modelo como un ecosistema natural más. La realidad, sin embargo, no ha abonado esta ingenua predicción: el actual entorno social presenta un panorama muy heterogéneo respecto a la comprensión del entorno digital entre los nuevos ciudadanos, debido a la incompleta formación que reciben sobre la constitución de la cultura digital.

El enfoque competencial en la formación de los estudiantes parece que proyecta un entorno en el que las herramientas no cambian y son siempre accesibles con un aprendizaje progresivo, basado en el aumento del nivel de dificultad. El individuo va siendo más hábil en el uso del procesador de textos a medida que lo va utilizando, lisa y llanamente. Ahora bien, esto no quiere decir que entienda mejor cómo funciona, ni que sea capaz de mantener el mismo nivel de experiencia ante un cambio de versión en el software.

Tenemos que trabajar los fundamentos de la tecnología, aquellos que no están sometidos al cambio constante, aquellos que siguen vigentes cuando la aparición de un nuevo tipo de dispositivos, servicios o protocolos informáticos cambia radicalmente algún procedimiento. Y lo tenemos que hacer en las aulas escolares, también en los entornos pedagógicos no formales, desde los primeros estadios del proceso educativo de los niños. La inteligencia humana es universalmente capaz de llenar los vacíos de un mapa relacional con la experiencia, pero no de inventar continuamente nuevas teorías que permitan definir la estructura de las relaciones. Para desarrollar esta tarea necesitamos investigación, reflexión, debate y un proceso de creación colectiva.

Fuente de la información e imagen: https://lab.cccb.org

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Nativos digitales: por qué desean hacerse virales en las redes sociales

Por: Educación 3.0

¿Por qué los jóvenes desean viralizar sus vidas? El psicólogo clínico y psicoanalista José Ramón Ubieto reflexiona sobre la exposición de los menores en las redes y sus consecuencias en el futuro.

Hablamos fácilmente de nativos digitales como si los niños y niñas del siglo XXI naciesen en la red, cuando lo cierto es que nacen, como todo el mundo, como hijos de un deseo humano, el de sus progenitores. Esta aclaración no es banal puesto que indica que no son ellos los que traen consigo los gadgets que luego invaden sus vidas, sino sus madres y padres; los adultos que los cuidan. De ellos reciben esos objetos y no solo eso, sino que son ellos los que los animan a usarlos y a disfrutar siguiendo el modelo que los propios adultos tienen.

Ellos gozan mirando y siendo mirados, hablando y haciéndose escuchar, reteniendo y expulsando. Sus influencers adultos los aleccionan haciéndoles fotos ya antes de nacer, grabando vídeos con ellos, incluso subiendo a la red y difundiendo por todos los modos posibles esas simpáticas imágenes de sus cachorros. Los adultos les precedemos en nuestra condición de exhibicionistas y voyeuristas, cada uno según su estilo y pasión.

En diversas investigaciones (un ejemplo detallado puede verse en el libro ‘Del Padre al iPad. Familias y redes digitales’) hemos constatado cómo los hábitos tecnológicos de los progenitores encuentran fácil eco en los hijos e hijas que captan ese interés y los estimula a repetir esas prácticas.

Las expectativas virales frente a la realidad

Estas infancias exhibidas (a veces hasta el infinito y más allá) concluyen en la adultez, atravesando antes esa delicada transición a la que se refería el escritor Víctor Hugo que es la adolescencia. Allí ya se manifiesta una primera queja y una confrontación sobre el uso de los gadgets. Unos quieren decidir qué cuelgan, dónde y cómo (aspiran a que sus madres y padres no lo vean todo) y los otros vacilan y se resisten antes de ceder el mando y el control de esa exhibición. Por otra parte, esa huella digital sigue allí y muchos adolescentes la continúan incrementando, ya por su cuenta.

Nativos digitales

Aunque todavía es pronto para evaluar todas sus consecuencias, ya conocemos algunas que, como es lógico, no se diferencian mucho de las otras infancias exhibidas predigitales (artistas precoces, estrellas infantiles). Para algunos, esa imagen virtual de la infancia y adolescencia los deja atrapados en unas expectativas que han caducado o no se han realizado nunca. Todo ese reconocimiento que recibieron, para unos solo en el ámbito familiar y para otros pocos en público y muy viral (youtubers, influencers juveniles, tiktokers), se evapora, y eso los desorienta a la hora de afrontar su propia adultez.

Por eso, en los casos más graves, vemos surgir ese sentimiento de soledad intenso, reverso de su éxito anterior, que los conduce a conductas extremas: suicidio, consumos abusivos, violencia sexual. Para los casos más leves y más habituales, esa sobreexposición se presenta con otros malestares como trastornos de la conducta alimentaria, insomnio, bajo rendimiento académico, episodios de aislamiento social, autolesiones.

Son, en definitiva, respuestas a la angustia ante la falta de una respuesta clara a la pregunta sobre su valor, para sí mismos y para los otros: ¿qué soy yo en el deseo del otro, más allá de esa imagen viralizada?

Fuente e Imagen: https://www.educaciontrespuntocero.com/opinion/nativos-digitales/

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Cuidar la vista de niños y adolescentes en la “era de las pantallas”

Por: Marta Sánchez

La cantidad de horas que los niños y los adolescentes pasan ante las pantallas de móviles, tabletas u ordenadores no solo están avanzando la edad de las miopías sino también aumentando las graduaciones de los nuevos llamados «nativos digitales»

Qustodio, plataforma de seguridad y bienestar digital por las familias, presenta su informe anual en el que analiza los hábitos digitales de los menores en 2020, incluyendo los datos de 100.000 familias con niños de 4 a 15 años, de España, Estados Unidos y Reino Unido. Desde el inicio de la pandemia de la Covid-19, globalmente, el tiempo dedicado a vídeo en línea ha crecido un 25%, en aplicaciones de videojuego un 23%, en aplicaciones de educación un 54% y un 49% en aplicaciones de comunicación. Aun así, el mayor aumento lo encontramos en las redes sociales donde los menores estuvieron un 76% más. El estudio concluye que los niños dedican más del 50% del tiempo a dispositivos digitales.

Las aplicaciones de vídeo en línea, debido a la necesidad de entretenimiento derivada del confinamiento, han visto aumentado su uso en un 25%, es decir, una media de 45 minutos diarios. Netflix agregó 25 millones de nuevos suscriptores solo en la primera mitad de 2020. La plataforma de vídeo en línea que ha experimentado un crecimiento más alto ha sido Twitch, un 150%, situándose en la tercera posición en el ranking de apps de vídeo más utilizadas.

Dentro del ámbito de los videojuegos, el análisis de Qustodio muestra que en la gran mayoría se trata de juegos inspirados en guerra, batalla, supervivencia y con contenidos violentos. Además se ha experimentado un aumento de las horas de juego en un 23% en relación con el año 2019. A nivel mundial, Roblox, se mantiene como la aplicación de videojuegos más popular con un 35% de los niños jugando en todo el mundo.

Las aplicaciones educativas se convirtieron durante meses en sustitutas de las aulas, según el estudio de Qustodio, el primer semestre, el uso de estas apps se disparó un 162% y el resto del año creció un 54%, siente España la región con el mayor aumento en el uso de aplicaciones educativas durante la pandemia.

Las aplicaciones de comunicación también fueron fundamentales durante este periodo, permitiendo el contacto entre amigos y familiares, el tiempo dedicado a estas plataformas aumentó hasta los 91 minutos diarios.

Afectaciones en la salud visual

En cuanto a la visión, pasar un tiempo excesivo haciendo trabajos de cerca, así como actividades en espacios cerrados, se ha asociado a un incremento de la prevalencia de miopía, que se ha duplicado en las últimas décadas. Periodos de más de 30 minutos de trabajo próximo y a una distancia de menos de 30 centímetros han demostrado un aumento del riesgo de aparición de miopía.

A parte de la miopía y las consecuencias de futuro que puede tener esto, existe el síndrome visual informático. Recoge toda una serie síntomas que estan relacionados con la exposición prolongada a pantallas que se manifiesta por sensación de sequedad visual, picor, dificultad para enfocar, visión borrosa, visión doble, dolor de cabeza e incluso se han descrito episodios de ceguera transitoria. Se ha observado que todos estos síntomas empiezan a ser muy frecuentes a partir de las 4 horas de exposición diaria.

Estos síntomas se producen por la disminución a la frecuencia de parpadeo, y por tanto, la hidratación de la superficie ocular, por configuraciones de las pantallas con brillo excesivo. Normalmente parpadeamos entre 12 y 15 veces para mantener una lubricación del uso correcta, cuando leemos un libro esta frecuencia baja a 10, pero cuando estamos delante de las pantallas se reduce a 7.

Niños y pantallas

La doctora Isabel Ayet, oftalmóloga pediátrica en el Hospital Sant Joan de Déu, nos explica que después del confinamiento el efecto miopizante de las pantallas se ha podido observar más en los adolescentes. “El confinamiento reúne todos los requisitos para desencadenar una miopía o para que esta progrese más rápidamente: largas horas de visión próxima, condiciones de mala luz y pocas oportunidades de relajar la vista”.

El colegio nacional de ópticos-optometristas advierte que “el uso abusivo e incontrolado de dispositivos electrónicos como móviles o tabletas aumenta el riesgo de sufrir miopía en niños”. Esto se produce porque cuando focalizamos mucho la visión central en dispositivos electrónicos, favoreciendo la visión tabular que puede producir estrés y fatiga visual estimulando la aparición y la progresión de la miopía.

La Academia Americana de Pediatría (ADA) recomienda que los niños de 0 a 2 años no estén expuestos a ningún tipo de pantallas, de los 3 a los 12 años se produce un aumento progresivo, una media de entre media y una hora al día ante las pantallas, de 12 a 15 años, una hora y media en el día y de más de 16 años, 2 horas. Estas recomendaciones de horas fueron casi imposibles de lograr durante el periodo de confinamiento.

La doctora Ayet, nos explica que el impacto más inmediato que nos encontraremos cada vez de manera más frecuente en niños y adolescentes es el aumento de la miopía. Sí vemos que los niños empiezan a ser miopes desde pequeños, tienen mucho más tiempos para que esta miopía aumente y así llegaremos a los 20 años con mucha más gente miope, y con miopías más altas. “La miopía no es solo llevar gafas para ver de lejos, sino que es una factor de riesgo para tener enfermedades oculares que poder hacer perder mucha visión de manera definitiva, incluido la ceguera”, comenta la doctora Ayet.

Según una encuesta del Colegio oficial de ópticos y optometristas de Cataluña (COOOC), la miopía ha aumentado en 1,75 dioptrías en los últimos cinco años entre los menores de 8 años y la causa es el uso diario del móvil.

Principales problemas que comporta el uso de pantallas

Entre los problemas más comunes en niños, destacan los errores de refracción (miopía, hipermetropia y astigmatismo), que son trastornos oculares, en el que los ojos no pueden enfocar las imágenes de manera clara, y los niños ven borroso. Además de estos problemas oculares la doctora Ayet también comenta otros problemas que pueden derivar del uso excesivo de las pantallas, por ejemplo, se ha relacionado este uso con una dificultad en la adquisición del lenguaje, es decir, los niños tardan más en hablar, en un desarrollo cognitivo más lento, y también afecta a los trastornos del sueño.

El problema que trobarem de manera més freqüent serà l’augment de la miopia. És un factor de risc per tenir malalties oculars, fins i tot, ceguera.

Doctora Isabel Ayet, oftalmológa pediátrica de l’Hospital Sant Joan de Déu

 

Las pantallas cada vez están ocupando mayor parte de nuestra vida y de nuestro día a día, actualmente, hay muchas cosas que podemos hacer sentados desde nuestro sofá a través del móvil como, por ejemplo, hacer la compra de la semana, acceder a las nuestras cuentas del banco, etc. La doctora nos incide en que es importante que dejemos que el niño haga aquello que le toca por su edad y por su instinto natural, si su condición natural es jugar y experimentar con objetos del entorno, o juguetes adecuados en su edad, será mejor que los adultos no ofrezcamos móviles o tabletas.

Recomendaciones para una mejor salud visual

Los expertos aportan una serie de consejos para poder tener una buena salud visual:

  • Hacer un uso racional de las pantallas.
  • Si tenemos alternativas, elegir la pantalla que esté más lejos y la que sea más grande.
  • Ventilación y luz: ventilar la habitación e importante contar con luz natural y evitando los reflejos. La falta de luz puede obligar a forzar el ojo.
  • Trabajar con un buen contraste en las pantallas.
  • Respetar los descansos (20-20-20), cada 20 minutos de trabajo de visión próxima, tendríamos que mirar a una distancia de 6 metros o más durante 20 segundos, esto es difícil llevar a la práctica, pero nos tendríamos que adaptar al máximo posible.
  • Mantener buenas distancias y orientaciones de las pantallas, por ejemplo, la televisión no menos de 2 o 3 metros, y la distancia próxima a unos 50 centímetros y ligeramente por debajo del nivel de los ojos (ergonomía visual).
  • Actividad física: evitar el sedentarismo y practicar deporte o actividades al aire libre, permitir que el niño ejercite el ojo distancias lejanas.
  • Y por último, hacer revisiones al oftalmólogo, una vez al año, para detectar alteraciones oculares que pueden afectar al aprendizaje.

Fuente e imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/educacion-en-salud/2021/06/10/cuidar-la-vista-de-ninos-y-adolescentes-en-la-era-de-las-pantallas/

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La importancia de la educación tecnológica en niños y adolescentes: cómo repercute en su aprendizaje y les beneficia en el futuro

Por: Silvia Diaz 

Son las competencias digitales; esto es, entender la tecnología que les rodea, saber adaptarse a sus continuos cambios, tener los conocimientos necesarios para manejarla, y entender cómo afecta a los negocios y cómo servirse de ella para desempeñar su trabajo.

Sin embargo, según el ‘Monitor de Educación y Formación’ de la Comisión Europea, más del 15% de los alumnos carece de las competencias digitales apropiadas, por lo que cada vez son más las familias y colegios concienciados con la importancia de ofrecer a los niños y adolescentes una correcta educación tecnológica.

Hemos hablado de todo ello con Diana González, profesora en la Universidad de Navarra y experta en comunicación digital responsable e identidad digital. Diana considera que el aprendizaje tecnológico de nuestros hijos es fundamental, pero debe hacerse de forma responsable y siempre con el acompañamiento y supervisión de los adultos.

Los niños son ‘nativos digitales’, pero no nacen sabiendo cómo hacer un buen uso de las TIC

Desde hace unos años nuestros hijos están llegando a un mundo dominado por la tecnología. En casa nos ven utilizar el móvil, la tablet o el ordenador a todas horas, y cada vez son más los colegios que deciden incluir iPads y pantallas digitales en sus aulas.

Pero los niños no nacen con los conocimientos aprendidos sobre cómo hacer un buen uso de las TIC, por lo que Diana incide en la importancia de desarrollar las competencias digitales de nuestros hijos de forma responsable, enseñándoles cómo la tecnología, utilizada de forma segura, puede sernos de gran utilidad a la hora de trabajar, conectarnos con otras personas, planificar nuestro tiempo o divertirnos.

Pero la tecnología no solo debe enseñarse en el seno familiar, sino también en las escuelas. De hecho, muchas de las actividades que hacen los niños en los colegios implican desarrollar competencias digitales; desde buscar información en Internet, hasta elaborar un trabajo o presentación con ayuda de vídeos e imágenes que encontramos en la red.

«Es necesario que los profesores sepan identificar los momentos clave de aprendizaje digital para ir introducir píldoras conscientes sobre estos temas. Por ejemplo, si los alumnos deben enviar al profesor un trabajo por email, desde el colegio se debe ofrecer previamente una charla sobre contraseñas seguras y netiquetas, o si se va a hacer un festival de fin de curso, aprovechar para hablar sobre la privacidad y la importancia de no compartirlo en redes sociales sin consentimiento«

«En resumen, las competencias digitales son transversales, por lo que deben cuidarse y complementarse tanto en el ámbito familiar como en las escuelas», resume la experta.

Las habilidades digitales básicas que todo niño debería aprender

competencias digitales

Aunque hay familias y colegios que optan por alejar a los niños de la tecnologíamientras son pequeños, son muchos los expertos que consideran errónea esta decisión, pues la tecnología por sí misma no solo no es mala, sino que puede aportar grandes beneficios siempre que se utilice de manera apropiada y moderada.

Así, por ejemplo, los padres podemos comenzar a enseñar a nuestros hijosdesde que son pequeños actividades digitales como hacer la compra de manera online, contratar las vacaciones o hablar con familiares y amigos por videoconferencia, uno de los planes de ocio preferidos en el último año y que ha permitido a las familias seguir unidas a pesar de las circunstancias que vivimos.

«Podemos aprovechar este tipo de actividades cotidianas para realizarlas con nuestros hijos, y así irlos educando poco a poco en competencias digitales», apunta Diana.
nuevas tecnologias

A medida que los niños se adentran en la adolescencia comenzarán a hacer un uso más intensivo de la tecnología, pudiendo provocar situaciones comprometidas o críticas que les afecten a ellos o a los demás si no tienen los conocimientos apropiados.

En este sentido, la experta no solo recomienda a los padres y profesores educar a los adolescentes en el uso correcto de las TIC -o al menos saber dónde buscar de forma segura la información técnica cuando no tenemos el suficiente conocimiento-, sino sobre todo guiarles y acompañarles a nivel emocional, interesándonos por cómo se sienten cuando usan las pantallas, leen una determinada noticia, comparten contenidos o hablan con sus amigos.

«Atender y acompañar emocionalmente a los adolescentes cuando utilizan la tecnología no solo les permitirá tomar conciencia sobre la importancia de hacer un uso responsable y seguro, sino también de respetar a los demás, evitar el ciberacoso, detectar las fake news y frenar su propagación, respetar la privacidad propia y ajena, desarrollar su identidad digital…»

«Y para educar en emociones a nuestros hijos cuando hagan uso de las TIC no es necesario ser expertos en tecnología, sino simplemente trabajar desde los valores»

¿Cómo benefician las competencias digitales al aprendizaje del niño?

Cuando hablamos de educación digital en los colegios, son muchos los expertos que afirman que el uso de las TIC en el aula fomenta la motivación de los alumnos y aumenta sus ganas de aprender, reduciendo las cifras de fracaso escolar.

Y es que aprender mediante el uso de la tecnología permite al alumno todo un abanico de posibilidades, que van desde los clásicos blogs o webs profesionales, hasta podcast, vídeos, contenido interactivo, libros digitales, robótica educativa, programación…

Otras de las ventajas en el aprendizaje que tiene para el niño desarrollar competencias digitales, sería el fomento de la creatividad y el espíritu crítico, poder desarrollar mejor su autonomía, tener flexibilidad a la hora de trabajar y favorecer la comunicación con sus profesores.

«Un buen uso de herramientas digitales puede favorecer un lenguaje educativo más cercano a los intereses de los menores, muy familiarizados con el entorno digital. Además, les permite convertirse en creadores de su propia educación, y no solo en meros observadores. Aprender a programar, por ejemplo, añade además otras capacidad importantes para la vida, como la toma de decisiones, la lógica o la creatividad» – apunta Diana González.

Pero no solo las herramientas digitales ayudan a los estudiantes, sino también a los profesores, pues les permiten crear y difundir contenidos propios, individualizar contenidos en función de las necesidades de cada niño, y comunicarse de una forma más personalizada con sus alumnos.

Fotos | iStock

Agradecimientos | Diana González

https://www.bebesymas.com/educacion/importancia-educacion-tecnologica-ninos-adolescentes-como-repercute-su-aprendizaje-les-beneficia-futuro

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«Los ‘nativos digitales’ son los primeros niños con un coeficiente intelectual más bajo que sus padres»

«La fábrica de cretinos digitales».

Así se titula el último libro del neurocientífico Michel Desmurget (Lyon, 1965), director de investigación en el Instituto Nacional de la Salud de Francia, en el que cuenta con datos duros y en forma contundente cómo los dispositivos digitales están afectando gravemente, y para mal, al desarrollo neuronal de niños y jóvenes.

«Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo», advierte en entrevista con BBC Mundo el experto, que tiene a sus espaldas una vasta obra científica y de divulgación y ha pasado por reconocidos centros de investigación como el Massachusetts Institute of Technology (MIT) o la Universidad de California.

Su libro se ha convertido en un gigantesco superventas en Francia.

Sí. El coeficiente intelectual se mide con una prueba estándar. Sin embargo no es una prueba «congelada», a menudo se revisa.

Mis padres no pasaron la misma prueba que yo, por ejemplo, pero se puede someter a un grupo de personas a una versión antigua de la prueba.

El neurocientífico Michel Desmurget
Pie de foto,
El neurocientífico Michel Desmurget considera que la niñez actual está expuesta a una «orgía digital».

Y haciendo eso, los investigadores han observado en muchas partes del mundo que el coeficiente intelectual aumentaba de generación en generación. A esto se le llamó el ‘efecto Flynn’, en referencia al psicólogo estadounidense que describió este fenómeno.

Pero, recientemente, esta tendencia comenzó a invertirse en varios países.

Es verdad que el coeficiente intelectual se ve fuertemente afectado por factores como el sistema de salud, el sistema escolar, la nutrición….

Pero si tomamos países donde los factores socioeconómicos se han mantenido bastante estables durante décadas, el ‘efecto Flynn’ ha comenzado a reducirse.

En esos países los «nativos digitales» son los primeros niños que tienen un coeficiente intelectual más bajo que sus padres. Es una tendencia que se ha documentado en Noruega, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Francia, etc.

¿Y qué está provocando esta disminución del coeficiente intelectual?

Por desgracia, aún no es posible determinar el papel específico de cada factor, incluida por ejemplo la contaminación (especialmente la exposición temprana a pesticidas) o la exposición a las pantallas.

Lo que sabemos con seguridad es que incluso si el tiempo que un niño pasa frente a una pantalla no es el único culpable, tiene un efecto importante en el coeficiente intelectual.

Getty
El tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro»
 

Varios estudios han demostrado que cuando aumenta el uso de la televisión o los videojuegos, el coeficiente intelectual y el desarrollo cognitivo disminuyen.

Los principales fundamentos de nuestra inteligencia se ven afectados: el lenguaje, la concentración, la memoria, la cultura (definida como un corpus de conocimiento que nos ayuda a organizar y comprender el mundo).

En última instancia, estos impactos conducen a una caída significativa en el rendimiento académico.

¿Y por qué el uso los dispositivos digitales provoca todo eso?

Las causas también están claramente identificadas: disminución en la calidad y cantidad de interacciones intrafamiliares, que son fundamentales para el desarrollo del lenguaje y el desarrollo emocional; disminución del tiempo dedicado a otras actividades más enriquecedoras (tareas, música, arte, lectura, etc.); interrupción del sueño, que se acorta cuantitativamente y se degrada cualitativamente; sobreestimulación de la atención, lo que provoca trastornos de concentración, aprendizaje e impulsividad; subestimulación intelectual, que impide que el cerebro despliegue todo su potencial; y un estilo de vida sedentario excesivo que, además del desarrollo corporal, influye en la maduración cerebral.

¿Qué daños provocan exactamente las pantallas al sistema neurológico?

El cerebro no es un órgano ‘estable’. Sus características ‘finales’ dependen de la experiencia.

El mundo en el que vivimos, los desafíos a los que nos enfrentamos, modifican tanto la estructura como su funcionamiento, y algunas regiones del cerebro se especializan, algunas redes se crean y se fortalecen, otras se pierden, unas se vuelven más gruesas y otras más delgadas.

Una prueba de QI en 1947
Pie de foto,Nuestros padres no pasaron la misma prueba de coeficiente de inteligencia que nosotros, señala el neurocientífico.

Se ha observado que el tiempo que se pasa ante una pantalla por motivos recreativos retrasa la maduración anatómica y funcional del cerebro dentro de diversas redes cognitivas relacionadas con el lenguaje y la atención.

Hay que enfatizar que no todas las actividades alimentan la construcción del cerebro con la misma eficiencia.

¿Qué quiere decir?

Las actividades relacionadas con la escuela, el trabajo intelectual, la lectura, la música, el arte, los deportes, etc. tienen un poder estructurador y nutritivo del cerebro mucho mayor que las pantallas recreativas.

Pero nada dura para siempre. El potencial de la plasticidad cerebral es extremo durante la infancia y la adolescencia. Después, comienza a desvanecerse. No desaparece, pero se vuelve mucho menos eficiente.

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Cuando se pone una pantalla en manos de un niño o de un adolescente, casi siempre prevalecen los usos recreativos más empobrecedores»
 

El cerebro se puede comparar con una plastilina. Al principio, es húmedo y fácil de esculpir. Pero con el tiempo se vuelve más seco y mucho más difícil de moldear.

El problema con las pantallas recreativas es que alteran el desarrollo del cerebro de nuestros hijos y lo empobrecen.

¿Todas las pantallas son igual de dañinas?

Nadie dice que la «revolución digital» sea mala y deba ser detenida. Yo mismo paso buena parte de mi jornada laboral con herramientas digitales. Y cuando mi hija ingresó en la escuela primaria, comencé a enseñarle cómo usar algún software de oficina y a buscar información en internet.

¿Debería enseñarse a los estudiantes las herramientas y habilidades informáticas fundamentales? Claro. Asimismo, ¿puede la tecnología digital ser una herramienta relevante en el arsenal pedagógico de los docentes? Por supuesto, si es parte de un proyecto educativo estructurado y si el uso de un software determinado promueve eficazmente la transmisión.

Sin embargo, cuando se pone una pantalla en manos de un niño o de un adolescente, casi siempre prevalecen los usos recreativos más empobrecedores.

Esto incluye, por orden de importancia: la televisión, que sigue siendo la pantalla número uno en todas las edades (películas, series, clips, etc.); luego los videojuegos (principalmente de acción y violentos), y finalmente, en torno a la adolescencia, un frenesí de autoexposición inútil en las redes sociales.

¿Cuánto tiempo suelen pasar niños y jóvenes ante las pantallas?

En promedio, casi tres horas al día para los niños de 2 años, cerca de cinco horas para los de 8 años y más de siete horas para los adolescentes.

bebé usando pantalla
Pie de foto,Un niño de 2 años pasa casi tres horas al día ante las pantallas. en promedio.

Esto significa que antes de llegar a los 18 años, nuestros hijos habrán pasado el equivalente a 30 años escolares frente a pantallas recreativas o, si lo prefiere ¡16 años de trabajo a tiempo completo!

Es simplemente una locura y una irresponsabilidad.

¿Cuánto tiempo deberían dedicar los niños a las pantallas recreativas?

Involucrar a los niños es importante.

Necesitan que se les diga que las pantallas recreativas dañan el cerebro, perjudican el sueño, interfieren con la adquisición del lenguaje, debilitan el rendimiento académico, perjudican la concentración, aumentan el riesgo de obesidad, etc.

Algunos estudios han demostrado que es más fácil para niños y adolescentes seguir las reglas sobre las pantallas cuando se les explican y se discute con ellos su razón de ser.

Getty
Involucrar a los niños es importante. Necesitan que se les diga que las pantallas recreativas dañan el cerebro, perjudican el sueño, interfieren con la adquisición del lenguaje»
 

A partir de ahí, la idea general es simple: a cualquier edad, lo mínimo es lo mejor.

Más allá de esta regla general, se pueden proporcionar pautas más específicas según la edad del niño. Antes de los 6 años, lo ideal es no tener pantallas (lo que no significa que de vez en cuando no puedas ver unos dibujos animados con tus hijos).

Cuanto antes estén expuestos, mayores serán los impactos negativos y el riesgo de un consumo excesivo posterior.

A partir de los 6 años, si se adaptan los contenidos y se conserva el sueño, se puede llegar hasta media hora al día, incluso una hora, sin una influencia negativa apreciable.

Otras reglas relevantes: nada de pantallas por la mañana antes de ir a la escuela, nada por la noche antes de irse a la cama o cuando estén con otras personas. Y, ¡sobre todo!, nada de pantallas en el dormitorio.

Pero es difícil decir a nuestros hijos que las pantallas son un problema cuando nosotros, como padres, estamos constantemente conectados a nuestros teléfonos inteligentes o a consolas de juegos.

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Reglas relevantes: nada de pantallas por la mañana antes de ir a la escuela, nada por la noche antes de irse a la cama… ¡sobre todo! nada de pantallas en el dormitorio»
 

¿Por qué muchos padres no son conscientes de los peligros de las pantallas?

Porque la información que se da a los padres es parcial y sesgada. Los principales medios de comunicación están repletos de afirmaciones infundadas, propaganda engañosa e información inexacta. La discrepancia entre los contenidos de los medios y la realidad científica a menudo es inquietante, por no decir exasperante.

No quiero decir que los medios sean deshonestos: separar el trigo de la paja no es fácil, incluso para periodistas honestos y concienzudos.

Pero no es de extrañar. La industria digital genera miles de millones de dólares en beneficios cada año. Y, obviamente, los niños y adolescentes son un recurso muy lucrativo.

Y para las empresas que valen miles de millones de dólares, es fácil encontrar científicos complacientes, lobistas dedicados y comerciantes entusiastas de las dudas.

Permítame darle un ejemplo.

chico jugando videojuegos
Pie de foto,Las empresas digitales contratan a expertos para explicar lo inteligentes que son los jugadores y lo bueno que es jugar videojuegos.

Recientemente un psicólogo, supuestamente experto en videojuegos, explicó en varios medios que estos juegos tenían efectos positivos, que no debían ser demonizados, que no jugar podría incluso ser un hándicap para el futuro de un niño, que los juegos más violentos podrían tener acciones terapéuticas y ser capaces de apagar la ira en los jugadores, etc.

El problema es que ninguno de los periodistas que entrevistaron a este «experto» mencionó que trabajaba para la industria de los videojuegos. Y este es solo un ejemplo entre los muchos que se describen en mi libro.

Esto no es algo nuevo: sucedió en el pasado con el tabaco, el calentamiento global, los pesticidas, el azúcar, etc.

Pero creo que hay espacio para la esperanza. Con el tiempo, la realidad se vuelve cada vez más difícil de negar.

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En una investigación se entregaron consolas de juegos a niños que iban bien en la escuela. Después de 4 meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos haciendo tareas»
 

Hay estudios que afirman por ejemplo que los videojuegos ayudan a obtener mejores resultados académicos…

Permítame decirlo con franqueza: eso es pura tontería.

Esa idea es una verdadera obra maestra de la propaganda. Se basa principalmente en unos pocos estudios aislados con datos podridos, que se publican en revistas secundarias y a que menudo se contradicen.

En una interesante investigación experimental, se entregaron consolas de juegos a niños que iban bien en la escuela. Después de cuatro meses, se descubrió que pasaban más tiempo jugando y menos tiempo haciendo las tareas escolares. Sus calificaciones cayeron alrededor de un 5% (¡lo cual es muchísimo en solo cuatro meses!).

En otro estudio, los niños tuvieron que aprender una lista de palabras. Una hora después, a algunos se les permitió jugar un videojuego de carreras de autos. Dos horas después se fueron a la cama.

niño usando una pantalla

A la mañana siguiente, los niños que no jugaron recordaron alrededor del 80% de la lección frente al 50% de los jugadores.

Los autores observaron que jugar interfería con el sueño y la memorización.

¿Cómo cree que serán los miembros de esta generación digital cuando se conviertan en adultos?

A menudo escucho que los nativos digitales saben «de manera diferente». La idea es que aunque muestran déficits lingüísticos, atencionales y de conocimiento, son muy buenos en «otras cosas».

La cuestión radica en la definición de esas «otras cosas».

Varios estudios indican que, en contraste con las creencias comunes, no son muy buenos con las computadoras.

Un informe de la Unión Europea incluso explica que su baja competencia digital dificulta la adopción de tecnologías educativas en las escuelas.

Otros estudios también indican que tampoco son muy eficientes para procesar y comprender la gran cantidad de información disponible en internet.

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En Asia, por ejemplo, considera que el uso excesivo de pantallas es una forma de abuso infantil»
 

Entonces, ¿qué queda? Obviamente, son buenos para usar aplicaciones digitales básicas, comprar productos en línea, descargar música y películas, etc.

Para mí, estos niños se parecen a los descritos por Aldous Huxley en su famosa novela distópica Brave New World («Un mundo feliz», en español): pasmados por el entretenimiento tonto, privados de lenguaje, incapaces de reflexionar sobre el mundo, pero felices con su suerte.

¿Algunos países están comenzando a legislar contra el uso de pantallas?

Sí, especialmente en Asia.

Taiwán, por ejemplo, considera que el uso excesivo de pantallas es una forma de abuso infantil y ha aprobado una ley que establece fuertes multas para los padres que exponen a niños menores de 24 meses a cualquier aplicación digital y que no limitan el tiempo de pantalla de los chicos entre 2 y 18 años.

En China, las autoridades han tomado medidas drásticas para regular el consumo de videojuegos por parte de menores: los niños y adolescentes ya no pueden jugar de noche (entre las 22 horas y las 8 horas) ni exceder los 90 minutos de exposición diaria durante la semana (180 minutos los fines de semana y las vacaciones escolares).

¿Cree que es bueno que haya leyes que protejan a los niños de las pantallas?

No me gustan las prohibiciones y no quiero que nadie me diga cómo tengo que criar a mi hija.

niña mirando una pantalla
Pie de foto,Varios países están comenzando a legislar contra el uso de las pantallas.

Sin embargo, está claro que las opciones educativas sólo pueden ejercerse libremente cuando la información que se brinda a los padres es sincera y exhaustiva.

Creo que una campaña justa de información sobre el impacto de las pantallas en el desarrollo con pautas claras sería un buen comienzo: sin pantallas para niños de hasta 6 años y luego, no más de 30-60 minutos al día.

Si esta orgía digital, como usted la define, no se detiene, ¿qué podemos esperar?

Un aumento de las desigualdades sociales y una progresiva división de nuestra sociedad entre una minoría de niños preservada de esta «orgía digital» -los llamados Alphas de la novela de Huxley-, que poseerán a través de la cultura y el lenguaje todas los herramientas necesarias para pensar y reflexionar sobre el mundo, y una mayoría de niños con herramientas cognitivas y culturales limitadas -los llamados Gammas de la novela de Huxley-, incapaces de comprender el mundo y de actuar como ciudadanos ilustrados.

Alpha asistirá a costosas escuelas privadas con maestros humanos «verdaderos».

Los Gamma irán a escuelas públicas virtuales con apoyo humano limitado, donde se les alimentará con un pseudolenguaje parecido al «Newspeak» de Orwell y se les enseñarán las habilidades básicas de los técnicos de nivel medio o bajo (las proyecciones económicas dicen que este tipo de trabajos estarán sobrerrepresentados en la fuerza laboral del mañana).

Un mundo triste en el que, como decía el sociólogo Neil Postman, se divertirán hasta la muerte. Un mundo en el que, a través del acceso constante y debilitante al entretenimiento, aprenderán a amar su servidumbre. Perdón por no ser más positivo.

Tal vez (y eso espero) estoy equivocado. Simplemente no hay excusa para lo que les estamos haciendo a nuestros hijos y cómo estamos poniendo en peligro su futuro y desarrollo.

*Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-54554333?fbclid=IwAR3MnCd6GqN0d1df5sEUEknKobSs8R0EvB55HYTKlB5lBrkFtDklCLHfLs4

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Indignación e institucionalización de la sospecha

Por: Leonardo Díaz

El truncado proceso electoral dominicano del pasado 16 de febrero ha generado mucha indignación en segmentos importantes de la sociedad dominicana, cuyo hastío ante la hipercorrupción gubernamental, el abuso de poder y los intentos de violentar las reglas del orden democrático, se ha expresado en distintas manifestaciones de protesta.

Un factor determinante de la referida indignación lo constituye la generación de los llamados nativos digitales, jóvenes cuya vida, permeada por el uso de las redes sociales, ha provocado una agitación política contagiosa que genera impacto en el espacio público.

Es provechoso para una sociedad democrática la activación política de su ciudadanía. Uno de nuestros graves males, en las últimas décadas, ha sido la pasividad y la servidumbre general de la población ante las reprobables prácticas de sus gobernantes.

Por tanto, veo con buenos ojos las distintas expresiones de protesta que artistas, deportistas, periodistas, intelectuales, activistas sociales, empleados públicos y privados han ingeniado en estas semanas transcurridas desde el bochornoso acontecimiento del 16 de febrero.

No obstante, se debe mirar más allá de estas acciones circunstanciales. Todavía, grandes segmentos de poblaciones, especialmente, los más pobres, se autoexcluyen de las protestas. Desde su nacimiento, se encuentran embotados y envilecidos por la pobreza y la atmośfera ideológica que genera. No han recibido una educación que los haga concebirse como sujetos de derechos y deberes, y su vida, caracterizada por la sobrevivencia, los entrega a las redes de la dependencia clientelar, restringiendo sus posibilidades de accionar político.

En este sentido, no debemos confundir un movimiento auténticamente social con las manifestaciones de protesta de una clase media, minoritaria y tendiende al aburguesamiento, voluble como la circulación de la información en las redes sociales. Requerimos que los movimientos populares organizados continúen trabajando en el proceso de organización de la gente, en los sectores marginales, practicando lo que la filósofa letona Judith Shklar llamó la institucionalización de la sospecha, un activismo vigilante de las prácticas en las distintas instancias del poder. Si no, seguiremos experimentando “la decepción del Gatopardo”: esforzándonos por un cambio que deja todo como está.

Fuente: https://acento.com.do/2020/opinion/8787497-indignacion-e-institucionalizacion-de-la-sospecha/

Fuente: https://pixabay.com/photos/pen-red-pen-ankreuzen-choice-2181101/

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Silvia Barrera: “En la relación de los niños con la red, confundimos usabilidad con seguridad”

Entrevista/06 Febrero 2020/Autor: Adrián Cordellat/elpais.com

Barrera es una de las mayores expertas españolas en seguridad informática y cibercrimen

Inspectora de policía, Silvia Barrera es una de las mayores expertas españolas en seguridad informática y cibercrimen, como demuestra el hecho de que haya estado al mando de grupos de trabajo internacionales en materia de cibercrimen en Europol e INTERPOL. Fruto del conocimiento acumulado durante más de una década dedicada a la ciberseguridad surge Nuestros hijos en la red: 50 cosas que debemos saber para una buena prevención digital (Plataforma Editorial), una guía para que padres y madres aprendamos a acompañar a nuestros hijos e hijas en su camino por la red, un camino que muchas veces iniciamos nosotros mismos, desde su más tierna infancia, sobreexponiéndoles con orgullo en nuestras redes sociales. “A los padres les digo que se imagen imprimiendo unas fotos a todo color de sus hijos, de los que están orgullosísimos, y repartiéndolas en la puerta de un centro comercial o de cualquier otro lugar público. Es ridículo, ¿no? Pues en las redes sociales pasa eso mismo”, afirma Barrera, que cree que en muchas ocasiones, como usuarios de determinadas apps, estamos dando a nuestros hijos e hijas un “ejemplo peligroso”.

PREGUNTA. ‘Nuestros hijos en la red’ me evoca a un concepto manido, aunque quizás erróneo: Nativos digitales. ¿Crees que con la excusa de que los niños de hoy son “nativos digitales” descuidamos la atención de nuestros hijos en la red?

RESPUESTA. Esa es la cuestión. Muchas veces confundimos la usabilidad y el que los niños estén desde los tres años viendo vídeos en YouTube en una Tablet, con conocer los riesgos y las implicaciones que tiene el uso de estos dispositivos y aplicaciones.

P. Vamos, que una cosa es saber mover los dedos por una pantalla y otra muy distinta saber utilizar las posibilidades de esa pantalla.

R. Exacto. Es que un niño se puede manejar muy bien en Instagram y hacer unas fotos y unos vídeos fabulosos, pero no tiene por qué saber qué puede pasar como consecuencia de esa exposición pública en Instagram o de aceptar como contactos a desconocidos.

P. Como policía experta en el ámbito de la seguridad informática y el cibercrimen tienes mucha experiencia en el ámbito. ¿Cuál dirías que es o son los principales errores que cometemos los padres en la relación de nuestros hijos con el entorno digital?

R. El primero desde luego el que ya hemos comentado: confundir usabilidad con seguridad. El segundo es darle un móvil con 13 o 14 años pensando que ya tiene más madurez que con 12. Desde el momento en que se le da a un niño más autonomía comprándole un dispositivo propio, tenga 11 o 14 años, hay que poner unas normas y unos límites de uso. Y el tercero es pensar que instalando herramientas de control parental el niño ya está protegido.

P. ¿Y esos errores en qué se traducen?

R. En primer lugar en un consumo indiscriminado de información, lo que les hace estar expuestos a todo tipo de contenidos, también sexual y/o violento. Si no filtramos esos contenidos a través de normas y límites y de herramientas de control parental, los niños y niñas van a estar expuestos a ellos desde muy temprana edad. Y luego, debido a que son más ingenuos y tienen más ganas de experimentar, están más expuestos a determinados peligros.

P. ¿Cuáles?

R. Es más fácil de que sean víctimas de depredadores sexuales que un adulto, que sean víctimas de estafa o que hagan pagos indeseados. El compartir contenidos a través de las redes y de aplicaciones como Whatsapp también les expone más a delitos que aún son muy novedosos, como el sexting. Además, estamos viendo que el móvil también está dando lugar a relaciones de control bastantes tóxicas entre adolescentes.

P. Volviendo a los errores que cometemos los padres me gustaría hablar del ejemplo. Y ya no hablo del uso excesivo que hacemos los padres y las madres del móvil delante de nuestros hijos e hijas, que también, si no de la exposición pública a la que los sometemos desde su nacimiento subiendo sin parar fotos suyas a Facebook o Instagram. Como para pedirles luego que ellos sean cuidadosos con su intimidad…

R. Suelo utilizar un ejemplo con los padres en ese sentido. Les digo que se imagen imprimiendo unas fotos a todo color de sus hijos, de los que están orgullosísimos, y repartiéndolas en la puerta de un centro comercial o de cualquier otro lugar público. ¿A quién le pueden importar las fotos de tu hijo? ¿No te parece ridículo?

P. Un poco sí.

R. Pues en las redes sociales pasa eso mismo, sólo que en vez de distribuir las fotos en un centro comercial lo hacemos en una aplicación con millones de usuarios. Al final con este tipo de acciones lo que estamos haciendo es crear a nuestros hijos una identidad digital con apenas meses o años de vida, una identidad digital que no se va a borrar, que va a quedar en la nube, y a la que luego ellos mismos, cuando sean mayores, se van a tener que enfrentar. Y no sabemos aún el impacto que eso puede tener en ellos. Y luego hay que tener en cuenta que esas fotos de menores pueden ser vistas por todo el mundo, también por depredadores sexuales que pueden utilizarlas para hacerse pasar por niños o para distribuir con otros fines que no son precisamente el presumir de hijos.

P. Y es curioso, ya que aunque coincido contigo en eso de que las fotos de nuestros hijos no le importan a nadie, con esto se produce una relación perversa: Aquellos perfiles que más fotos de los hijos suben son los que más seguidores e interacciones tienen. ¿Cómo escapar de ese círculo vicioso en la era del like y del ego?

R. Si tú como adulto el mensaje que les transmites a tus hijos es que vales más cuanto más seguidores y más likes tienes y cuanto más te expones a costa de su privacidad; y además te dedicas a documentar cualquier cosa que haces en tu vida, el ejemplo que estás dando a los menores es bastante peligroso. Al final es una cuestión de tomar consciencia, de darnos cuenta de que somos sus referentes y les estamos dando un ejemplo muy peligroso. Así que lo primero es predicar con el ejemplo, saber autocontrolarse y ser responsable. Tampoco es mucho pedir.

P. En el libro abordas un interesante dilema: control o supervisión. El matiz es importante, ¿verdad?

R. Mucho. La confianza o la desconfianza en el menor es el matiz. Es importante explicarle a los niños y niñas con naturalidad que existen unos riesgos y que los controles parentales, la supervisión y esas normas y esos límites se ponen por su bien. Eso genera una confianza que provoca que luego tu hijo o hija te pueda avisar si le salta determinado contenido que no tiene nada que ver con un mal uso. Es mejor eso que transmitir al niño la sensación de que todo está prohibido, o que se sienta culpable por tener determinadas inquietudes que va a intentar saciar a escondidas porque le controlamos.

P. Esto está muy relacionado con uno de los retos que pones en el libro, el de “quien evita la ocasión evita el peligro, pero es mejor enseñar que prohibir”. Esto me recuerda a una afirmación de Enrique Dans, que en relación a las herramientas de control parental dice que prefiere mil veces a un niño que busca fotos de perritos en Google y le aparece la postura del perrito y se levanta y pregunta «papá, ¿esto qué es?», que un niño que un día sale de su ordenador protegido y se encuentra totalmente indefenso ante estas imágenes y contenidos…

R. Totalmente de acuerdo. Lo que les explico a los padres es que per se el contenido de la red es un contenido para adultos. Hay aplicaciones específicas para niños, y contenidos educativos, sociales, juegos, etc., pero la red en general es un mundo adulto, como lo es el mundo físico. En la calle un niño se puede encontrar con cualquier exhibicionista, o con que un hombre desconocido le agarre de la mano o le ofrezca cualquier cosa. Lo normal en esos casos es que nos lo contara. Pues con esa misma naturalidad tenemos que abordar los problemas de la red y generar la confianza para que nuestros hijos cuando vean una cosa rara acudan a nosotros.

P. La afirmación de antes de Enrique Dans se refería a las herramientas de control parental, a las que ya has hecho mención de forma recurrente. Como experta, ¿recomiendas el uso de herramientas de control parental en los dispositivos tecnológicos de nuestros hijos?

R. Yo sí recomiendo su uso. Al final son como un antivirus, una protección física que pones al niño y que viene muy bien porque nos permite estar un poco más relajados en la supervisión, ya que estar siempre pendientes es duro y difícil. Hablamos de herramientas que por 60€-80€ al año te dan cierta tranquilidad. Porque eso sí, yo siempre recomiendo huir de las herramientas de control parental gratuitas, porque te acaban cobrando a través de la privacidad y de mercadear con la información de nuestros hijos; y además no son del todo seguras. Pero una vez comprada la licencia de una herramienta de control parental es importante ponerse a mirar cómo funciona, indagar en ella. No se trata de instalarla y ya está. Y, sobre todo, tener en cuenta que las herramientas de control parental no nos eximen de nuestra responsabilidad de supervisión.

Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/01/23/mamas_papas/1579787153_425360.html

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