Rosa Molero: «La promoción de los derechos de la infancia es una tarea de todo el Consell»

Europa/ España/ Entrevista/16/08/2016

VALENCIA. La reciente remodelación en el segundo y tercer escalón del Consell implicó la creación de una nueva dirección general de la Infancia y Adolescencia dentro de la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas al frente de la que estará Rosa Molero, psicóloga y logopeda con más de 18 años de experiencia.

Entre sus 26 páginas de currículum destacan calificaciones «cum laude», numerosas publicaciones, estancias en otras universidades de España y su papel como consultora de EMDR, una terapia avalada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el tratamiento del trauma.

Dentro de la labor que desempeñará, su formación como «experta en orientación y mediación familiar», su papel como especialista europeo en psicoterapia o su desarrollo como mediadora familiar le ayudará a encaminar su trabajo hacia un cambio del modelo de institucionalización del acogimiento del menor. Un término que se ha esquivado, por otra parte, en el nombre del cargo por motivos que a continuación describe.

La directora general de Infancia y Adolescencia recibe a Valencia Plaza para realizar su primera entrevista. Habla con pasión de los retos que tiene esta nueva dirección y, de la misma manera que acostumbra su consellera, no deja pasar la ocasión para distanciarse de las políticas llevadas a cabo en esta materia por el gobierno anterior.

¿Con qué carencias y necesidades se encuentra la Conselleria de Igualdad para crear esta nueva Dirección General de la Infancia y Adolescencia?

Necesidades todas y carencias también. Esta dirección general nace desde la necesidad de darle una entidad propia y visible a la infancia y adolescencia. De hecho, todos los partidos políticos que tienen representación parlamentaria se unen y junto a entidades que trabajan con la infancia como Unicef, Save the Children, Cáritas o Cruz Roja, firman un Pacto en el mes de junio. Este Pacto por la Infancia es un punto de salida de las políticas que tenemos que hacer y es lo que verdaderamente permite darle forma a lo que queremos hacer, aunque el modelo aún tenemos que construirlo.

¿Qué perfil debía tener la persona que ocupara este cargo? 

Es una dirección general transversal. Era muy importante tener una perspectiva holística, ponernos unas gafas para mirar con perspectiva y reconocerlo no con los principios, sino con los derechos del interés superior de los niños y las niñas. Era importante tener presente el precepto del niño y adolescente de ser escuchado. Por tanto, esto son dos máximas que debía tener clarísimas la persona que ocupara este cargo. Esta dirección general es de la Infancia y Adolescencia, no es de aquellos niños llamados «menores» que es un término jurídico, pero ni es amable ni es inclusivo.

¿Cuáles son las líneas básicas de esta nueva dirección general?

La infancia es todo y, precisamente por eso, pensamos que quien ostenta este cargo tiene que generar o tener clara una idea, nosotros la llamamos las cuatro P: Promoción, Participación, Prevención y Protección. El antiguo gobierno tenía olvidados los tres primeros ámbitos y solo aplicaba el de la protección. Pero la promoción de los derechos de la infancia y la participación tienen que ser apuestas muy potentes. Queremos promover políticas en este sentido de manera que se potencien espacios y recursos.

Pero sobre todo el bastión más importante es el de la prevención, ya que es la política más adecuada para evitar la protección. Sin embargo, antes se fomentaba la protección dentro de un lenguaje adultocentrista. Un lenguaje del que nosotros queremos huir. Hasta ahora la protección ha sido un espacio para atrapar a los niños. Con la protección lo que se hace es decidir que un niño se debe retirar de su espacio convivencial porque no es el adecuado, pero la administración pública, el antiguo gobierno no tenía los recursos, ni la voluntad, además de no tener implantado el modelo para trabajar con su familia biológica. Trabajar para el retorno. De manera que el niño y la niña quedaba atrapado en el sistema de protección hasta que tenía la mayoría de edad y cuando la tenía, en un acto absolutamente demencial, lo que hacían era echarlo a la calle sin herramientas con las que buscarse la vida.

Queremos hacer unas políticas donde la emancipación y los procesos de fomento de los recursos personales se establezcan especialmente para estos chicos y chicas que están en el sistema de protección y cumplen la mayoría de edad en ella, para que tengan un espacio de tiempo mayor y puedan desarrollar ámbitos que les permitan tener o cumplir los aspectos que te permiten tener un futuro, es decir, la preparación para el trabajo.

¿Podemos entender entonces que habrá acciones conjuntas con Educación, Sanidad y otras consellerias?

Sí. Una de las premisas fundamentales de este gobierno es entender qué es la transversalidad. En particular la vicepresidenta ha liderado y está liderando estos espacios transversales para, entre otras cosas, poder trabajar aspectos muy complejos como son los niños, niñas y adolescentes que tienen problemas de salud mental, dificultades en la escolarización o que necesitan espacios de ocio para facilitar la inclusión e igualdad de oportunidades. Es decir, no es una tarea exclusiva de esta dirección general que quiere fomentar e impulsar todo esto, sino que es una tarea de todos: Educación, Trabajo, Vivienda… La dirección general de la Infancia y Adolescencia es una tarea de todas las consellerias.

El Pacto por la Infancia que comentaba antes se crea tras conocerse el último informe sobre ‘El Estado Mundial de la Infancia’ del Fondo de la ONU, que refleja que en la Comunitat Valenciana hay más de 330.000 niños y niñas en riesgo de exclusión, ¿qué políticas debe poner en marcha esta dirección general para solucionar este problema?

Tenemos dos líneas de trabajo. Por un lado paliar y por otro prevenir. Ya tenemos este problema encima, tenemos algo más de un 37% de niños y niñas en situación de riesgo de exclusión social y tenemos un problema importante también en cuanto a la transmisión intergeneracional del empobrecimiento.

Pero es que estos 330.000 niños necesitan, se merecen, y la sociedad civil -que no solo el gobierno-, tenemos la obligación de paliar estas carencias a través de, por ejemplo, la ley que se va a trabajar y promulgar de renta básica. Es un aspecto que se va a tener muy en cuenta. Yo estoy muy esperanzada con el Pacto por la Infancia porque se reconoce, además del interés superior de los niños y de ser escuchados, la necesidad de incrementar a nivel presupuestario la dotación para este segmento de la población. Necesitábamos un modelo nuevo, pero también necesitamos una economía que nos permita llevar a cabo todo lo que queremos poner en marcha.

¿Con qué expectativas se llega a este nuevo cargo?

Con todas, con estas cuatro P. Pero somos conscientes de que tenemos que empezar por le principio y nuestra tarea es muy compleja porque se basa en construir deconstruyendo lo que ya había implantado. Además, a su vez, tenemos que ilusionar a los profesionales. Es verdad que necesitamos que estén más preparados, requieren de una formación muy específica porque, sobre todo los niños que están en el sistema de protección, son niños muy dañados que necesitan unos trabajos muy particulares. Pero el primer paso y el primer reto para nosotros es organizar. No digo reorganizar porque eso implicaría que había algo organizado y se ha desorganizado, sino que tenemos que organizar desde el principio lo que tenemos, conocerlo y territorializar los recursos.

Por ejemplo, los centros de día para niños y niñas están fundamentalmente en la costa, ¿qué pasa, que el interior no tiene niños con dificultades que necesitarían estos trabajos de prevención? El reto de organizar es fundamental. Hemos tenido durante muchos años una política fragmentadora, contenedora y asistencialista y esto ha hecho mucho daño. Sobre todo porque ha construido una manera de entender que a estos niños había que esconderlos, apartarlos.

¿Cuál es el reto más importante para usted?

Hay un reto que para mí es muy importante quizá por mi formación, porque aparte de psicóloga soy logopeda, y es el de la lengua. Para mí el lenguaje es fundamental. No se llama de infancia y adolescencia por casualidad, hemos huido del término «menor» porque es un término jurídico que no respeta la intimidad, la potencialidad. Siempre hablamos de necesidades y, ¿dónde quedan las potencialidades de los niños y niñas? Este reto del lenguaje permitirá generar un cambio de pensamiento, el pensamiento modificará las actitudes y las actitudes nos pondrán gafas para mirar con perspectiva, como decía antes… Y eso va a ser desde mi punto de vista fundamental.

«NO HAY CULTURA DE LA PREVENCIÓN, PERO LA PROTECCIÓN ESTABA EXTRAEXPLOTADA»

Otro reto es generar un cambio amable, tranquilo. Que no sea amenazante para la gente que está trabajando en los centros, no queremos decir que lo hayan hecho mal, simplemente seguían otro modelo que no es el nuestro ni el que nos gusta. Un modelo que queremos cambiar y que está muy interiorizado. Por eso queremos hacer un cambio respetuoso y que refuerce y trabaje mucho la pedagogía, que relaje la inquietud sobre las diferentes cosas que queremos modificar. Luego tenemos muchos más retos, por ejemplo en el campo de la protección tenemos que cambiar tantísimas cosas…

¿Cuáles?

Tanto la promoción como la participación y prevención son campos que no están explorados. No hay cultura de la prevención, pero la protección estaba extraexplotada. Por ejemplo, en el campo del acogimiento familiar nosotros apostamos por la desinstitucionalización. Queremos pasar del acogimiento residencial, al familiar. Creemos que es la forma más normalizada y natural para que un niño desarrolle de forma óptima sus capacidades.

De hecho, en octubre pondremos en marcha una campaña de desinstitucionalización llamada «Mejor en familia» de niños de 0 a 6 años. No queremos que ningún niño con esa edad esté en ninguna institución. Es verdad que los niños que tenemos institucionalizados tienen unas necesidades, pero estoy segura que hay una sociedad civil ahí fuera que responde a las necesidades que tenemos y no las conoce. Así que haciendo este tipo de campañas, aparte de hacerles conocedores de la situación, conseguiremos encontrarles familias a estos chicos.

Desde enero las familias de acogida no reciben las ayudas. ¿Cuándo podrán recibirlas?

Hay una diferencia importante entre las familias educadoras –que son las familias ajenas– que no tienen consanguinidad con el niño o la niña que tienen y luego las familias extensas. Estas eran las que estaban cobrando un módulo de cuatro euros frente a las familias educadoras que estaban cobrando nueve. Esto no sólo lo hemos paliado, sino que se ha igualado y subido a máximos, todas cobran 12 euros diarios. Es verdad que las familias educadoras, cobran el modulo por todo el año y lo que haremos el año que viene es que cobren por meses, como hacen las familias extensas.

Las familias educadoras han cobrado ya prácticamente todas, a excepción de alguna casuística, pero en principio las familias de urgencia y diagnóstico ya han cobrado todas y las de acogimiento permanente y temporal también. Lo que falta es que cobren las familias extensas. Y este retraso se debe a dos variables: en primer lugar, tuvimos que sacar una orden de base, esto fue un caramelito envenenado que nos dejó el antiguo gobierno y conllevó mucho tiempo. Además como queríamos que fuera un derecho subjetivo, no graciable, tuvimos que convertirlo en un decreto y posteriormente tuvo que salir la orden. Todo eso lo ha retrasado, pero es algo que no se repetirá en 2017. Y otra cosa que ha influido es que todavía hay ayuntamientos que no han firmado un convenio con nosotros.

¿Cree que era necesaria la obligatoriedad de incluir un informe sobre el impacto en la infancia que tienen todos los anteproyectos de ley que aprueba el Consell?

Esto es como todo. La perspectiva de infancia no ha estado nunca presente, ni se la esperaba. Es muy importante desde mi punto de vista que se haga un análisis de todo aquello que salga como norma. De hecho es un precepto legal, la propia legislación te obliga. Pero aunque no obligara, sería ética y moralmente un precepto, porque el interés superior del niño tiene que estar por encima de cualquier otro. Por lo tanto, esto no era algo cuestionable. Era una necesidad.

¿Qué nivel de participación tendrá la dirección general en estos informes? 

Nosotros hemos liderado la defensa de este precepto siempre. Lo que hicimos fue introducir un curso con los profesionales que habían creado la guía para Unicef para crear estos indicadores para estudiar cuál era el impacto generado por las normas que se aprobaran y hemos introducido un curso en el Instituto Valenciano de la Administración Pública (IVAP) para que las distintas consellerias puedan prepararse. La idea es que quien genere la norma, genere el informe. Lo que pasa es que evidentemente, desde nuestra conselleria, no solo nos importa, sino que nos gusta liderar algo que es tan necesario. Pero simplemente ofreceremos una orientación.

Respecto a esta transversalidad que comentaba anteriormente, ¿podemos esperar interacción con los servicios municipales?

Sí, para nosotros los servicios de proximidad, el municipalismo es una máxima. Pero tenemos que tener en cuenta que los ayuntamientos han estado muy dejados de la mano, están muy faltos de personal, tienen muchas tareas asignadas y esta transición, por lo tanto, también debe ser muy amable. Y además debe ir acompañada de presupuestos que le permitan precisamente generar los recursos necesarios. Es una apuesta firme desde el primer momento.

¿Qué objetivos se marca a corto y largo plazo?

A medio plazo la reorganización, el cambio de lenguaje y tener claro el modelo. A largo plazo, que la brecha que existe de desigualdad, la inequidad desapareciera. Este es un trabajo de todos, de la dirección general, que la prevención fuera tan potente que no existieran porque no hicieran falta medidas de protección que arranquen a los niños de sus espacios vitales, etc. Pero esto es casi una utopía. No obstante, si invertimos en prevención, tendremos una sociedad mucho más justa y unos adultos –que ahora son niños– con muchas más posibilidades y romperemos la transmisión generacional del empobrecimiento. Esto sería todo un reto.

¿Cree que hay consenso en todos los partidos políticos respecto a la infancia valenciana?

Yo soy muy positiva. Por lo tanto, para mí este Pacto supone, y así se lo recordaré a cada partido que lo haya suscrito, que hay una promesa, un firme compromiso por incrementar los presupuestos para infancia.

Fuente: http://valenciaplaza.com/compromis-propone-declararnon-grata-a-ana-pastor-por-eldesorden-ferroviario

Imagen: http://valenciaplaza.com/public/Image/2016/8/EvaRosaMolero1_NoticiaAmpliada.jpg

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