Asia/Vietnam/03 Junio 2017/Fuente: Analítica
En la escuela secundaria Truong To, a las afueras de Ho Chi Minh (antigua Saigón), medio centenar de niñas de 14 años debaten sobre los riesgos del embarazo para adolescentes, comparan las señales de la pubertad en chicos y chicas y reflexionan en voz alta sobre qué se debe considerar como abuso sexual.
“Una vez estaba chateando con alguien en Facebook y un chico compartió conmigo una foto íntima. Quería que yo le enviara una mía, pero dejé de hablar con él y desde entonces he dejado de usar Facebook”, dice una de las niñas cuando hablan de cómo frenar los abusos sexuales.
Unos minutos después, la profesora les instruye en técnicas de defensa personal para repeler ataques y escabullirse en caso de agresión y durante media hora todas practican por parejas en el aula, turnándose para los papeles de víctima y agresor.
Escenas como éstas son excepcionales en Vietnam, donde la educación sexual no forma parte del currículo obligatorio y en el mejor de los casos va integrada dentro de otras asignaturas.
La sesión en este colegio está organizada por la ONG Alliance Anti Trafica (AAT), pionera en la educación sexual en Vietnam, la cual desde que comenzó con su programa en 2008 (el primero de esta índole en el país) ha contribuido a la formación de 60.000 adolescentes y aboga por la obligatoriedad de la materia antes de 2019.
“Con el sistema tradicional estudian los órganos reproductores en clase de biología y en la de educación cívica hablan de relaciones amorosas y moralidad. Lo tratan igual que una clase de historia o de matemáticas y nosotros queremos que los chicos y chicas participen y compartan experiencias”, dice Ngan Ta, responsable del proyecto.
Ta explica que el programa se abre paso muy despacio por la falta de recursos, la dificultad de formar a los profesores y las reticencias de algunas autoridades, temerosas de que los menores accedan a estos conocimientos demasiado pronto.
“Según un proverbio vietnamita no hay que enseñarle al ciervo el camino para evitar que corra. El ciervo representa la inocencia, y algunas personas del Gobierno creen que si los niños y adolescentes tienen información sobre sexo lo practicarán antes”, explica Ta.
A pesar de que esta mentalidad conservadora sigue vigente en algunos sectores de la sociedad vietnamita, ATT se ha encontrado con una respuesta positiva de los padres, aliviados al delegar en el colegio un asunto que no saben cómo abordar en casa.
La entidad dedica muchos recursos a la preparación de docentes para llevar a cabo estas sesiones, impartidas en un estilo cercano y abierto muy distinto de los métodos habituales en el sistema vietnamita.
En las clases hablan sin tapujos de métodos contraceptivos, embarazos no deseados y aborto, un problema que Vietnam arrastra desde hace años, con la mayor tasa de Asia (2,5 abortos de media por cada mujer) y muchos casos entre adolescentes y mujeres jóvenes: el 8,4 por ciento de las mujeres de entre 15 y 24 años han sufrido al menos una interrupción del embarazo, según estadísticas oficiales.
Ta también destaca la importancia de la educación para prevenir los abusos sexuales, un problema hasta hace poco invisible que ha ido ganando presencia en la sociedad por varios escándalos recientes.
Según el Ministerio de Asuntos Sociales vietnamita, los casos de abusos sexuales a menores están en aumento en Vietnam, con al menos 1.200 al año.
Los expertos y algunas voces del Gobierno claman por una educación sexual desde edades tempranas para romper el tabú del sexo y evitar que los niños se avergüencen en caso de sufrir abusos.
“Hablamos con los adolescentes sobre abuso sexual porque es la manera de prevenirlo, tienen que acostumbrarse a hablar de estas cosas. Les explicamos cuáles son los límites porque hay muy poca información, la ley en Vietnam es vaga al respecto”, recalca Ta.
La especialista asegura que también puede ayudar contra otra lacra que sufre Vietnam: la trata.
“Muchas mujeres que acaban siendo explotadas sexualmente o vendidas como esposas sufrieron abusos de niñas o adolescentes por falta de información. El conocimiento les hace menos vulnerables”, dice.