Por: Juan Carlos Miranda Arroyo
Desde que se firmó el acuerdo político llamado “Pacto por México”, en 2012, al inicio de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, los partidos políticos más importantes de México, el Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), generaron la idea de que las reformas estructurales serían “correctas y pertinentes”, no sólo como mecanismo de concertación política, sino como punto de partida de un nuevo “contrato político y social” para concretar las reformas convenientes para el país. Por lo tanto, el diagnóstico que presentaban los legisladores y dirigentes de dichos partidos sobre el estado de la nación, era válido (para ellos) y las necesidades sociales estaban claramente identificadas en materia de Energía, Salud, Educación, Comunicaciones y Transportes, Derechos Laborales, Reforma Fiscal, entre otras.
En ese marco se insertó la idea “original” de llevar a cabo, en particular, una reforma estructural de la Educación Pública en México, que posteriormente dio lugar a los procesos legales e institucionales desarrollados y a los resultados que hoy conocemos: La aprobación y decreto de un paquete de reformas al marco legislativo, desde la Constitución Política (Artículos 3 y 73) hasta las leyes secundarias o complementarias, eso en primer lugar (2012-2013); luego, por detrás, las modificaciones plenamente educativas y curriculares: En particular, la definición de los fines de la educación, del modelo educativo (2016) y la formulación del plan y los programas de estudio para la Educación Obligatoria (2017). Por delante las carretas y, en la parte posterior, los caballos. ¿Por qué no se definió, primero, el proyecto educativo, el rumbo, y después, las modificaciones legales?
Se podría afirmar, a partir de diversos estudios sociológicos, pedagógicos y de psicología social, tal como lo subrayo en varios de los textos de este volumen, que existen tres fallas de origen en el lanzamiento y aplicación de las Reformas Educativas experimentadas en distintas partes del mundo: 1ª. Se producen primero los cambios legislativos o normativos; 2ª. Se diseñan e implantan, después, los modelos educativos o pedagógicos; y 3ª. El cambio se diseña en forma vertical y desde arriba, y no en forma horizontal ni desde abajo. Ahí tenemos los ingredientes perfectos para cocinar un nutritivo “fracaso” de políticas públicas educativas. Lo cual da cuenta de que la no viabilidad de la Reforma Educativa actual, no fue sólo un asunto de contenidos y métodos, sino también una cuestión de falta de planificación y de estrategia.
Como parte de un ejercicio crítico en torno a ese fenómeno político, social y educativo, la llamada “Reforma Educativa”, este libro reúne 86 artículos de opinión y divulgación publicados entre los años 2016 y 2018 en “SDP Noticias.com”, diario mexicano de circulación electrónica o vía Internet, donde muestro, con razonamientos elaborados sobre información oficial, fuentes especializadas y con reflexiones argumentadas, cómo la Reforma Educativa 2012-2018 en nuestro país, ha transitado del diseño a la operación en medio de grandes inconsistencias, obstáculos, e incluso con el riesgo, -de continuar en los mismos términos-, de ir de frente y sin frenos hacia el “precipicio” o a la negación de los propósitos implícitos que busca toda Reforma, que es el cambio, en términos de aprendizajes, en beneficio de la sociedad.
En la primera parte del libro, abordo y analizo las primeras acciones del gobierno federal de Enrique Peña Nieto en materia de políticas educativas; es un conjunto de artículos que he denominado: “Los tropiezos de la Reforma Educativa”. En una segunda parte, integro aquellos textos de opinión en los cuales esbozo algunas “Críticas generales y específicas sobre la concepción de Reforma Educativa” que promovió e impuso el gobierno mexicano, según como fue diseñada y puesta en operación durante los últimos 5 años (2013-2017). Posteriormente, en un tercer grupo de colaboraciones, todas ellas publicadas gentilmente por el mismo medio de comunicación, pongo a consideración del lector una mirada prospectiva sobre los proyectos que hacen falta o le han fallado al país en el ámbito de la educación pública, así como algunas propuestas específicas para avanzar en medio de las contradicciones y las crisis que ha suscitado esta singular Reforma. He decidido subtitular a esta parte: “Las grietas y los alcances de la Reforma”. En la cuarta y última parte, examino algunas propuestas, ideas prácticas y alternativas a las políticas públicas oficiales, y converso acerca de los futuros y horizontes de la Reforma en cuestión, misma que denomino: “La Reforma que queremos”.
El interés principal de estos comentarios breves, reunidos a veces de manera asincrónica y otras en forma sucesiva en este libro, sobre el curso de la Reforma Educativa mexicana durante el periodo 2012-2018, es propiciar el debate de ideas, profundizar la discusión con argumentos informados en torno a las limitaciones y alcances del proyecto gubernamental, ejercer el derecho de crítica, así como ensayar la libre interpretación de los hechos, a través del pensamiento analítico y desde la oposición, con un enfoque fenomenológico, y poner sobre la mesa algunas propuestas o razonamientos presuntamente viables acerca de cómo se ha gestionado el cambio educativo en México. Esto, a veces, a partir de insostenibles políticas públicas en ese ámbito de la vida nacional, por parte de los responsables o funcionarios públicos. Frente a ello, este conjunto de observaciones tiene la finalidad de avanzar en el plano analítico y de divulgación, no obstante, los diversos obstáculos que se presentan o advierten para externar puntos de vista divergentes, y contribuir desde este foro a la transformación democrática de la educación pública en México.
Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/06/08/la-reforma-educativa-que-queremos