‘El Premio de este año se centra en el aprovechamiento de tecnologías innovadoras para impartir educación de calidad a grupos vulnerables víctimas de barreras culturales y económicas, discapacidades personales, desigualdad de género o situaciones de crisis’, indicó el texto.
También se reconoce, agregó, el uso de soluciones integradas que combinan tecnologías convencionales con aplicaciones de vanguardia.
El proyecto finlandés ThingLink es reconocido por su tecnología de aprendizaje visual, una herramienta digital innovadora y asequible que fomenta el aprendizaje para todos, incluyendo a personas con discapacidades o capacidad limitada de expresión.
Más de seis millones de profesores, estudiantes y profesionales han utilizado esta herramienta para documentar experiencias de aprendizaje, ejercer la alfabetización digital y desarrollar la difusión cultural a través de visitas virtuales.
En el caso del holandés No puedo esperar a aprender, es un proyecto desarrollado por la organización no gubernamental War Child con el objetivo de brindar una solución rápida, eficaz y rentable para proveer una educación de calidad en situaciones de emergencia.
El programa ofrece a los niños afectados por conflictos la oportunidad de aprender a través de juegos educativos personalizados en tabletas.
Actualmente activo en Sudán, Jordania, Líbano y Uganda, es replicable en diferentes contextos de emergencia y cuenta con el apoyo de un grupo de socios de los sectores público y privado.
Los dos ganadores fueron elegidos entre 139 candidaturas por recomendación de un jurado internacional de expertos.
Creado en 2005 y apoyado por el Reino de Bahrein, el Premio recompensa anualmente a las personas y organizaciones que hacen un uso innovador de las nuevas tecnologías para mejorar la enseñanza, el aprendizaje y el rendimiento general de la educación.