Por: Ros Baena.
1. Organización a la carta.
Para ello buscamos transformar la organización, metodología y la relación con el alumnado, donde los horarios sean flexibles para que el aprendizaje globalizado e interdisciplinar se den en el aula.
Y cualquier conocimiento que esté relacionado con otro que a su vez desarrolle uno nuevo, sea puesto en marcha, sin importar si está pertenece a una asignatura u a otra.
2. Eje central el alumnado.
Donde se respeten los ritmos del alumnado, acompañando cada proceso y donde su interés sean el motor del proceso de enseñanza aprendizaje.
3. Aprendizaje en pluralidad de metodologías.
Donde se plantea que cada método tiene un momento y que todos suman y aportan al currículo prescriptivo. Teniendo muy presente técnicas como:
- El Aprendizaje cooperativo.
- Destrezas de pensamiento.
- Inteligencias múltiples.
- Estimulación que respete los tiempos.
- Metacognición y evaluación compartida.
- Comunidades de aprendizaje.
4. Evaluación formativa y desde las artes.
“Es más competencial, global y enriquecedor” donde la puntuación numérica no sea el indicador con más peso de la evaluación y dando la oportunidad a la creatividad, que sabemos, por la práctica diaria, que desarrolla el pensamiento crítico, la experimentación, la resolución de conflictos…
5. Cambio de estructura de tiempo y espacios.
Recogidos desde la Institución Libre de Enseñanza que priorizaba la eliminación del espacio aula como único lugar de aprendizaje.
Donde sea el entorno el que aporte mucho de los espacios para la adquisición de las competencias.
El niño y la niña sienten en la naturaleza y en los espacios abiertos, la oportunidad idónea para el desarrollo armónico de los sistemas nerviosos, inmunitarios y endocrinos; optimiza los procesos de aprendizaje, etc ( como recoge Clemente Calvo- Muñoz, medico naturalista en su distintas investigaciones) además de movilizar emociones positivas.
6. Diversidad de edades en las aulas.
En eso las escuelas rurales llevan muchísimos años de ventaja, demostrando que distintas edades dentro de un mismo grupo clase ha hecho del aprendizaje colaborativo y del alumno-tutor un funcionamiento natural y espontáneo de las mismas.
En ellas, podemos observar de primera mano, los beneficios de la teoría de Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky.
7. Implicación de profesorado y familias.
Se reconoce que para la construcción de una escuela participativa y democrática es imprescindible la participación activa y normalizada de las familias, para “juntos llegar a donde jamás hemos ido”.
No se trata solo de mantenerles informados, ni de verles como una parte más de la comunidad, como se ha hecho hasta ahora. La idea es eliminar esa visión y porque no, la palabra “parte” que como bien dice la RAE, es el elemento, fracción o cantidad que resulta de dividir un todo. Lo que buscamos es que dejen de ser una fracción para que seamos un todo y acompañemos a la vez el desarrollo de sus hijas e hijos.
El cómo hacerlo, es donde estamos investigando y construyendo, en esta humilde escuela.
8. Mejora de la convivencia.
Donde el ambiente familiar y cercano hace fluir una convivencia positiva, para ello se le da tanta importancia al ser como al hacer.
Aquí las prácticas de atención plena como el yoga, la meditación, etc son actividades cotidianas e integradas en el quehacer de la escuela.
9. Profesorado con visión holística.
Un profesorado que ve imprescindible la reflexión de su práctica docente como una necesidad para crecer, avanzar y acompañar.
Donde no se plantea ser unicornio transmisor de conocimientos y entiende que tiene derecho a aprender cada día y a aceptar la equivocación como parte del aprendizaje.
10. Escuela como organización abierta y feliz.
Es un eje fundamentar para interactuar y transformar la realidad sin esperar al mañana.
Parte de la idea que la transformación debe ser cotidiana y con actos sencillos.
En definitiva una búsqueda para sumar y construir una escuela para el ser-feliz.
Fuente de la reseña: https://www.miaceduca.es/el-porque-creemos-que-las-escuelas-rurales-son-idoneas-para-ser-feliz/