La Fundación Educación Emocional es una organización no gubernamental que impulsa una ley en las distintas provincias para acercar herramientas a los niños y adolescentes en las escuelas y fortalecerlos en sus habilidades emocionales. En la provincia de Santa Fe, hay dos proyectos ingresados a la Cámara de Diputados de Santa Fe.
La docente Analía Romero y el educador Juan Ignacio Maggioni -a cargo de capacitaciones y acompañamiento a padres-, son los referentes en Santa Fe de esta ONG que preside a nivel nacional el psicólogo sanjuanino Lucas Malaisi. «Queremos visibilizar socialmente estos proyectos que están en la Cámara de Diputados. Ya hay provincias como Corrientes, Misiones y Jujuy que las aprobaron como espacio curricular en las escuelas; en Santa Fe anteriormente perdieron estado parlamentario», comentaron.
«La Educación Emocional es, según la definición de Malaisi, una estrategia educativa de promoción de la salud que tiene un doble objetivo: mejorar la calidad de vida de las personas; y la construcción de abordaje de algunas conductas sintomáticas mediante un propósito de vida. Se ven tanto en niños como en adultos conductas de violencia, bullying, depresión, y hace falta cada vez más adquirir competencias emocionales y sociales», explicaron Romero y Maggioni.
En cuanto a los proyectos de ley, uno de ellos tiene que ver con declarar el 10 de noviembre de cada año como el Día de la Educación Emocional; y el otro, con desarrollar, mediante la enseñanza formal en un espacio curricular y también transversalmente, cada una de las habilidades emocionales en las escuelas para brindar herramientas tanto a los chicos como a docentes y padres. Propone que los docentes a cargo de dictar esta disciplina se capaciten y puedan desplegar las estrategias didácticas necesarias.
Abrir el debate
Los referentes en Santa Fe de esta ONG (fundacioneducacionemocional.org/), ofrecieron las respuestas desde su perspectiva a algunos interrogantes que se abren al momento de hablar de la incorporación de contenidos «foráneos» al sistema educativo, como pueden ser las habilidades más cercanas a la psicología y neurociencia que a la pedagógica y didáctica.
-¿Quién tiene que dar Educación Emocional, los docentes o los profesionales de la psicología?
-Analía Romero (AR): Si de educación hablamos, hablamos de docentes. Yo tengo 18 años en la docencia y ahora soy vicedirectora en un colegio de Santa Fe. Acá estamos hablando de habilidades y los docentes enseñamos habilidades: lógicas matemáticas, lingüísticas ¿y por qué no hacerlo con las emocionales? Claro que para esto para esto hay que capacitarse; por eso es necesaria una ley, para que la formación abarque a toda la docencia y no solamente a los colegios privados o a aquellos docentes que tengan interés personal en capacitarse en la gestión de las habilidades socio-emocionales de los alumnos. Tenemos primero que abordar la educación emocional del propio docente para que luego él lo pueda plasmar en el aula.
-Las escuelas privada que capacitan a sus docentes en Educación Emocional ¿Qué las moviliza?
-A.R.: En mi experiencia personal, me movilizó ver en el aula a niños tristes, con depresión, bullying, violencia entre ellos; y como docente de matemática veía que las emociones en ocasiones eran barreras. Entonces me di cuenta de que tenía que trabajar con eso para que después los chicos puedan aprender. A nosotros nos llaman de las escuelas para que les demos cursos, pero la intención de la Fundación es llegar a todos los docentes.
-¿Qué tipo de herramientas se trabajarían con los chicos desde la Emoción Emocional? ¿Fomentar la escucha, por ejemplo?
-Juan Ignacio Maggioni (J.I.M.): En realidad no se busca hacer terapia sino poder brindar las herramientas para que los niños se puedan autorregular el día de mañana. Darles herramientas para que puedan saber qué les ocurre, porque llegan a ese punto en que no saben lo que les pasa, confunden las emociones -una tristeza con un enojo- y eso les impide gestionarlas bien. Las habilidades comunicativas, de resiliencia, ser asertivos, qué hacer cuándo estoy enojado. No solo en el niño sino también cómo docente: saber qué hacer cuando en el aula siento que hay situaciones que se me van de las manos. Y que el niño pueda transmitirlas también en su nicho afectivo familiar porque son tiempos de «desnutrición emocional».
Sobre el rol docente
-El docente podría pensar: «Ya tengo más que suficiente con trabajar contenidos en un aula de 30 chicos como para atender también las habilidades emocionales de cada uno».
-A.R.: Un niño que sufre bullying, violencia, no aprende. No somos los docentes los responsables de las conductas y las actitudes negativas con las que los alumnos pueden venir al aula. Pero sí somos responsables de tener un cúmulo de herramientas para cambiar algunas actitudes positivas para que ellos aprendan. El aprendizaje en la gestión de las emociones colabora y ayuda, y muchas veces las emociones pueden ser barreras para el aprendizaje.
-J.I.M.: El docente puede tener dos miradas: la de «me agregan algo más» o la de «con esto que me agregan mi trabajo va a ser más viable, mejor, voy a tener un aspecto comunicativo en el aula que va a ser más eficiente, voy a tener a niños que en vez de comportarse mal en la escuela, van a poder levantar la mano y decir: profe, hoy me siento mal por esto y por esto». Van a poder trabajar con el bullying también que prácticamente hoy no se aborda en la escuela, donde en esta tríada de alumno, hogar y escuela, hay una escasez de comunicación terrible.
-Los docentes muchas veces detectan cuando a un chico le está pasando algo y se acercan a ver qué le ocurre, a hablarle desde otro lugar. ¿Sería entonces sumarle algunas herramientas a un rol que ya asumen?
-A.R.: En realidad eso es asumir un emergente; pasa algo en un aula y lo tomo como propio para ayudar a la resolución del conflicto que es una habilidad social. Lo que plantea la ley de Educación Emocional es brindarles ciertas habilidades al docente, de manera sistemática, para que formen parte del aprendizaje en las aulas, transversal. La idea es que sea un trabajo progresivo y sistemático y no un trabajar la empatía porque un niño le negó la golosina a otro. Para llegar a ese punto hay que formarse en todas las habilidades: autoconocimiento emocional, empatía, habilidades sociales y autorregulación, tanto desde la teoría como la práctica y la experiencia propia.
-Las escuelas muchas veces lo que piden son gabinetes psicopedagógicos.
-A.R.: Esto no es un reemplazo de los gabinetes psicopedagógicos que son necesarios y la mayoría de las veces no dan abasto. Lo que necesitamos es que el docente que está en ese momento en las aulas, vea qué le pasa al alumno y qué hacer con ese sentir. Hay habilidades, recursos, estrategias para afrontar una situación de violencia entre dos niños y mediar. El gabinete psicopedagógico actúa cuando ya es sintomático el problema; nosotros hablamos más de prevención.
-J.I.M.:: Aquel niño que está molestando implícitamente está demandando más atención de su docente y quizá está pidiendo algo que no tiene en su nicho afectivo. Entonces ahí hay una problemática que puede ser abordada en la tríada «alumno, escuela, familia».
-¿Por qué dicen que la Educación Emocional es un complemento de la Educación Sexual Integral (ESI)?
-A.R: La ESI trabaja «educar en la afectividad» y algunas habilidades emocionales, no todas. La Emoción Emocional brinda esas habilidades que faltan, es un complemento. También decimos que es una ley económica porque implica más que nada capacitación. Hasta se puede hacer vía on line una formación continúa y masiva.
https://www.ellitoral.com/educacion/proyecto-educacion-emocional-santa-fe-camara-diputados-lucas-malaisi-escuelas-psicologia_0_DVTlc3K5na.html