La crisis que J. Bruner identifica en este volumen no admite soluciones fáciles. Pero el psicólogo americano pone de relieve que la forma educativa debe comenzar por comprender cómo el niño adquiere información y convierte el conocimiento en acción.
Las observaciones de Bruner son muy amplias. A partir de un examen de las etapas del desarrollo de la intelección, pasa a analizar la interrelación constante entre la evolución del hombre y la cultura, y el efecto de la transmisión cultural sobre el aprendizaje.
Como la educación tiene lugar en condiciones impuestas por una sociedad tecnológica, Bruner sostiene que no basta con intentar una reforma a base de pequeñas revisiones del currículum. Todo programa que no sitúe el conocimiento dentro del contexto de la acción debe reemplazarse. Hay que ampliar el alcance de la educación para que responda realmente a nuestras necesidades sociales y para que afronte los serios inconvenientes que deben superar los niño que proceden de zonas de bajo nivel socioeconómico.