Por Rubín Morro
“Para llegar a la igualdad entre los géneros es necesario terminar con la separación de los espacios masculinos y femeninos. Hace falta una mayor participación de la mujer en el espacio social y una inserción masculina más igualitaria y equitativa en el espacio privado” (Revista Cubana de Salud Pública).
Los temas de orientación e identidad sexual, y su diversidad, no siempre se tratan con la seriedad y responsabilidad que implica esta verdad social, lo cual merece reconocimiento, visibilidad y tolerancia desde la perspectiva de género, para llegar a una completa convivencia sin discriminación y estigmatización, lo cual es un enorme reto de la sociedad.
La nueva masculinidad nada tiene que ver con la pérdida de las características del hombre, de su sexualidad o de su hombría como suele llamarse. Al contrario, se busca que el hombre adquiera toda su dimensión humana, su sensibilidad, su enorme potencialidad social. La nueva masculinidad está enmarcada en una nueva concepción del hombre, una nueva personalidad y actitud, a partir del ser humano, de exteriorizar sus sentimientos, afectos y emociones. Una construcción social que ubica al hombre en plena igualdad frente a su par de género. Valga aclarar que el sexo no define el género.
La sociedad, en su mayoría, estamos frente a unos estereotipos muy marcados del machismo. A través de miles de años en el curso de la historia humana, donde tanto el hombre como la mujer se nos han asignado papeles o roles determinados, según el sexo. Enorme equivocación. A la mujer el trabajo doméstico, la cocina, los hijos, el cuidado de su marido y si es posible el trabajo público o laboral. Al hombre, es el de los negocios, el protector, el “mandamás”, y para rematar no puede expresar sentimientos, porque atenta contra su condición de varón, se nos prohíbe en esta absurda concepción exteriorizar emociones y afectos.
Estas imposiciones derivadas de un patriarcado enraizado es una cruel realidad, muy a pesar de los logros de reconocimiento y visibilización de nuestra condición sexual. A partir de esto, se crean unos equivocados valores, al punto que cuando el hombre se ocupa de ciertas labores destinadas discriminatoriamente a la mujer, o muestra afectos o síntomas de debilidad, es catalogado como una niña y en el peor de los casos de homosexual. Presiones sociales con honda estigmatización.
La Nueva masculinidad entonces, pretende hombres más humanos, que exteriorice sus naturales vulnerabilidades y fortalezas, que exprese sentimientos, que comparta el trabajo en el hogar, en la vida de pareja, que se ocupe de sus hijos en plena igualdad con su compañera. El nuevo hombre debe buscar su plena realización como ser humano en condiciones de igualdad con las mujeres.
Tanto la mujer como el hombre han sido protagonistas y sujetos políticos activos en el desarrollo de la sociedad, en lo cultural, económico, político y social. En correspondencia es esencial la igualdad de oportunidades y disfrute, sin desconocer la diferencia o diversidad, es decir, siendo distintos biológicamente, con características únicas de acuerdo a nuestra orientación e identidad.
Por último, el antiguo patriarcado, ahora reforzado con el modelo económico neoliberal, cuya esencia es la economía de mercado, impone que lo que existe debe ser rentable y ante la voracidad y la codicia, tanto el hombre como la mujer son salvajemente explotados, siendo más ostensible en el caso de las mujeres. El feminismo y las nuevas masculinidades debe luchar mancomunadamente, desde la perspectiva de género, buscando su visibilización y reconocimiento.
¿Cómo humanizar la hombría y que esta sea la gran virtud, pero que además acepte y respete la participación de las mujeres?. ¿Cómo ser hombres y a la vez justos?, este es el gran dilema que nos tiene que llevar a una nueva masculinidad en una integración e interacción total respecto de las mujeres en total igualdad y equidad.
Fuente: http://www.mujerfariana.org/vision/377-a-proposito-de-las-nuevas-masculinidades.html
Imagen tomada de: https://aecosextremadura.files.wordpress.com/2013/11/nevas-masculinidades-2.jpg
La lucha por la igualdad sí requiere que los hombres cuestionen el rol que se les ha asignado, sobre todo con todo aquello que tiene que ver con dominación y violencia.
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