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“Meritocracia”, “Calidad” y Compromiso Educativo

México / 10 de marzo de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

A principios de febrero de este año, los partidos PRI, PAN, MC y PRD presentaron una iniciativa en la Cámara de Diputados federal, para reformar los artículos 3, 31 y 73 de la Carta Magna. A esa iniciativa se le conoce como la propuesta de “la oposición” política al gobierno de la 4T. Dicha iniciativa fue presentada por un grupo de especialistas e investigadores en educación, y arropada por los legisladores de los partidos mencionados. Entre los elementos destacados de la iniciativa “opositora”, se encuentra la propuesta de reivindicar en el texto Constitucional al “… mérito como principio rector para el ingreso y desarrollo de la carrera docente.”. Sobre esto trata el presente comentario.

Los legisladores y especialistas del campo educativo que firman esa iniciativa “opositora” coinciden en dar “continuidad” a la idea del “mérito”, que ya se había establecido durante las reformas legales en materia educativa de 2013, y que es producto de los acuerdos tomados por las cúpulas políticas dominantes en la coyuntura de hace seis años: Precisamente entre los dirigentes políticos que hoy son oposición (Pacto por México).

La idea de establecer criterios meritocráticos para evaluar al magisterio para ingresar al servicio (y para su promoción), es inherente a la visión de establecer, de manera concreta, los insumos técnicos para definir las evaluaciones de las figuras educativas, (en la iniciativa de referencia se menciona al docente, pero se omiten a las figuras de directivos y asesores técnicos pedagógicos). Esa idea fue presentada en la iniciativa, a través de los siguientes argumentos: “Uno de los componentes más importantes es, sin duda, aquel que indica que la evaluación de los docentes debe efectuarse bajo los principios de legalidad, imparcialidad, transparencia y objetividad. El sistema basado en el mérito previsto en la Constitución promueve la aplicación de estos principios en la evaluación de las y los docentes. El mérito como principio rector contribuye a combatir la opacidad y la discrecionalidad, en tanto que quienes aspiran a ejercer como docentes o a mejorar sus condiciones laborales tienen el derecho de conocer, con anticipación, la información acerca de qué y cómo se va a evaluar, y todo lo relacionado con el proceso, los requisitos y los efectos de las evaluaciones.” … “La medición de mérito debe realizarse por instancias con autonomía plena y técnicamente calificadas para diseñar instrumentos adecuados y adaptados al contexto en donde cada profesor se desenvuelve para poder hacer una interpretación adecuada del mérito y el desempeño docente.” (1)

Una observación crítica con respecto a estas concepciones meritocráticas de la evaluación de las figuras educativas, que reivindica la “oposición” política hoy en día, puede desglosarse mediante dos nociones y líneas de argumentación básicas: 1) La meritocracia como reivindicación de las desigualdades y la inequidad sociales, y 2) La meritocracia como mecanismo de reproducción del “establishment” educativo.

1) La meritocracia como reivindicación de las desigualdades y la inequidad, refiere a las prácticas implícitas que llevan a reproducir la exclusión de grupos sociales durante la evaluación de ingreso y la designación de plazas (o de lugares de matrículas, en el caso de estudiantes de Educación Media Superior y Superior). Este tipo de criterios meritocráticos se ha convertido en una obsesión (como un “deber ser”) para un sector importante de colegas, asesores académicos, “comentócratas”, políticos, legisladores y autoridades educativas diversas durante los últimos años. Sin embargo, hay literatura seria y rigurosa, en la cual se pone en duda la validez universal de la noción del “mérito” como elemento o criterio clave durante los procesos de selección y promoción de los recursos humanos (aún dentro del lenguaje “gerencialista”).

 

Cuando le preguntaron a W. Edwards Deming (1900-1993) estadístico estadounidense, profesor universitario, consultor y creador del novedoso concepto de “calidad total”: “¿Dónde se hace la calidad?”, él contestó: “En la sala de reuniones de la junta directiva”. En efecto, para Deming, la nueva filosofía de la calidad debe derribar algunos mitos como el siguiente: “Culpar a los trabajadores (que solamente son responsables del 15 por ciento de los errores), mientras se pasa por alto el sistema diseñado por los gerentes, que son responsables del 85 por ciento de las consecuencias indeseadas. Creer que no existirían problemas en la producción, si los trabajadores únicamente se centraran en hacer su trabajo de la manera en que se les especificó que debían hacerla”. Para el especialista en calidad y asesor clave en el despegue de la industria japonesa entre 1960 y 1985, “el trabajador no es responsable de los defectos (de los productos o servicios), sino que la mayoría de los defectos se originan en el sistema” (Ver el libro de Rafael Aguayo: El método Deming). Deming afirmó en uno de sus libros, que una de las 7 enfermedades principales de la gerencia, es llevar a cabo la “Evaluación por rendimiento, clasificación de méritos o revisión anual de resultados… (porque) … la evaluación del comportamiento, a través de la calificación por méritos, está centrada en el producto final y no sobre el liderazgo para ayudar a la gente. Se destruye el trabajo en equipo y aumenta la rivalidad”. Repito: Aun dentro del discurso gerencialista, existen cuestionamientos serios al criterio “meritocrático” en los procesos de evaluación del personal.

2) La meritocracia como mecanismo de autoprotección y reproducción del “establishment educativo”. Es un proceso o círculo social seleccionador, basado en el credencialismo, que implícitamente ejerce también la práctica de la exclusión social. Para pertenecer al círculo selecto del servicio profesional docente, por ejemplo, el aspirante debe obtener un resultado como “idóneo”, a través de pruebas estandarizadas, y luego esperar a que las burocracias federales y estatales procedan a destrabar las listas de prelación. Entonces, según la evidencia, no basta con obtener un registro como personal “idóneo”, sino que se requiere que los tomadores de decisiones (la burocracia educativa) asuman o no la pertinencia de la apertura y designación de las plazas.

En Jalisco, por ejemplo, hay un grupo de docentes que concursaron por plazas o por puestos de Asesores Técnicos Pedagógicos (ATP) y que, aun cuando obtuvieron resultados como “idóneos” en sus exámenes de ingreso o promoción, es hora en que la autoridad educativa estatal no libera sus plazas o claves presupuestales. ¿O me equivoco, estimado Enrique Alfaro Ramírez, gobernador de Jalisco?

El problema que tenemos en México es que la meritocracia como criterio y como aspiración de reproducción social de las élites, aparece como un procedimiento supuestamente válido o alternativo para frenar las prácticas de corrupción que prevalecieron en el pasado, cuando dirigentes sindicales y funcionarios públicos, federales y estatales, llevaron a cabo la nefasta práctica conocida como “venta de plazas”. Pero es un argumento relativamente insostenible. La pregunta que me hago, al respecto, es: ¿No existe otra manera de equilibrar los criterios para evaluar a los aspirantes, de tal manera que no se reproduzcan las prácticas de exclusión e inequidad? ¿Podríamos generar criterios de evaluación más amplios y equitativos, de tal forma que no se queden fuera del servicio educativo los egresados de las escuelas normales y demás instituciones formadoras de profesionales de la educación, que viven en condiciones sociales, económicas y culturales adversas?

 

Considero que no siempre los “mejores” docentes son aquellos que obtienen las más “altas calificaciones” tanto en su formación inicial como en las evaluaciones de ingreso al servicio (a través de las pruebas estandarizadas). Eso no es suficiente. Los “buenos” maestros y maestras de la escuela pública son aquellos que, además de lo anterior, son aquellos que están comprometidos (y lo demuestran en la práctica docente cotidiana), con el ejercicio de los plenos derechos educativos de las niñas, los niños, los jóvenes y los adultos. Además de su compromiso con los derechos laborales, este tipo de docente es un profesional de la educación que también se compromete con su autoformación y con las acciones de formación continua (capacitación y actualización) que deben establecer las instituciones educativas como parte de las políticas educativas.

 

Fuentes consultadas:

 

(1) Iniciativa que reforma los artículos 3o., 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, suscrita por los coordinadores y los integrantes de los Grupos Parlamentarios del PAN, PRI, Movimiento Ciudadano y PRD. Gaceta Parlamentaria, año XXII, número 5212-III, 6 de febrero de 2019.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/03/01/meritocracia-calidad-y-compromiso-educativo

ove/mahv

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El INEA y la Cuarta Transformación

México / 24 de febrero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

Considero de primera importancia que las actuales autoridades educativas federales y estatales, informen a la sociedad acerca de los planes y programas que se tienen diseñados para hacer frente al problema del rezago educativo durante los próximos 6 años

En alguna ocasión, el Dr. Felipe Martínez Rizo, primer directivo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), afirmó durante una conferencia que el avance en la educación en Finlandia se debe, entre otras razones, al proceso de alfabetización que tiene una antigüedad de varias generaciones en ese país. Dijo que naturalmente y debido a ello, los finlandeses tienen una añeja tradición de lectura. Claro, se trata de una población más pequeña que la nuestra, si la comparamos con el total de habitantes de México. Para ellos, -decía Martínez Rizo-, leer no es una obligación, sino parte de su vida cotidiana; una actividad que se realiza con gozo y que es consustancial de la vida misma. Pero hay un detalle: Uno de los elementos centrales de los procesos de alfabetización en Finlandia, dijo el académico de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), es la Biblia. La evangelización era (o es) en Finlandia el medio no sólo para inducir a la población hacia el culto de la fe, sino también para promover el disfrute de la lectura. Allá niños, niñas, jóvenes y adultos leen en el hogar, en la escuela y en el trabajo, entre otros espacios sociales.

Surgen varias preguntas a partir de esta interesante información: ¿Cómo han logrado países como Finlandia, Noruega o Suecia sostener altos grados de alfabetización, independientemente de la tradición social cultural evangelizadora? ¿Qué experiencias positivas y oportunas podemos retomar o recuperar de otras naciones para resolver los graves problemas derivados del rezago educativo en México? ¿Cómo podría resolverse el problema de la falta de alfabetización universal en México, principalmente protagonizada por adultos? Según las cifras oficiales, al final de la pasada administración federal (datos de la SEP), alrededor de 4 millones de mexicanos (mujeres y hombres) son analfabetas. México se encuentra a punto de registrar (o quizá ya lo logró), menos de 4 por ciento de su población mayor de 15 años, que no se encuentra alfabetizada. Esa cifra es considerada por la UNESCO como meta o parámetro internacional para considerar a una nación “libre de analfabetismo”.

Ese panorama fue descrito así por el ahora ex titular de la SEP, Otto Granados: “…es importante señalar que en la actual administración (2013- 2017) se ha alfabetizado casi al doble de mexicanos, comparado con los primeros cinco años de gobierno del sexenio anterior; cerca del 80 por ciento más han concluido la (Educación) Primaria; y 50 por ciento más han logrado terminar la (Educación) Secundaria en comparación con la pasada administración. Todo ello permitió que el analfabetismo disminuyera del 6.1% (5.1 millones de personas) que se tenía en el 2012, a 4.4% al de 2017, lo que representa menos de 4 millones de personas, de 15 años o más, analfabetas. De continuar la tendencia, es posible que al final de este gobierno ese indicador termine por abajo del 4% lo que, de acuerdo con los estándares internacionales (ver por ejemplo el documento “Education for all: literacy for life” de la UNESCO) podría significar que México alcance la plena alfabetización.” (1)

Cabe recordar que el conjunto de personas analfabetas (generalmente mayores de 15 años) y de quienes no han concluido la Educación Primaria o Secundaria, constituyen el núcleo demográfico del llamado “rezago educativo”. ¿Cómo se podría llevar a cabo en nuestro país una estrategia para lograr que las personas mayores de 15 años, en situación de rezago educativo, se alfabeticen o concluyan la Educación Primaria o Secundaria? ¿El Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) tiene lista esta importante estrategia? ¿Habrá continuidad o no del programa de incentivos económicos hacia las personas en rezago educativo, operada durante la pasada administración federal, para que no abandonen sus estudios? ¿Cuáles han sido los resultados de la autoevaluación institucional acerca de esa medida? ¿Cómo abordará al rezago educativo de manera integral el gobierno de la 4T?

Con la intención de dar sentido a estas preguntas, sugiero que cada quien haga el siguiente ejercicio: Observar a nuestras propias familias, en primero o segundo grado, sobre todo con nuestros padres o abuelos, y registrar si entre nuestra gente existen parientes que no concluyeron el nivel de la educación básica (al menos la Educación Secundaria). Ahora reflexionemos al respecto: ¿Qué repercusiones sociales, económicas y culturales ha representado este problema del rezago educativo durante las últimas décadas en nuestro país?  Sin afán de sobre dramatizar este panorama educativo y social, podemos afirmar que quizá una de las razones por las cuales nuestros conflictos sociales se reproducen y agudizan (como violación de derechos humanos, desigualdad, corrupción, delincuencia, discriminación y otras conductas sociales ilícitas), en parte, es porque existe un alto porcentaje de la población en condición de rezago educativo. No hay que olvidar que alrededor de 32 millones de mexicanas y mexicanos se encuentran en esa condición.

Considero de primera importancia que las actuales autoridades educativas federales y estatales, informen a la sociedad acerca de los planes y programas que se tienen diseñados para hacer frente al problema del rezago educativo durante los próximos 6 años. Pero, sobre todo, interesa saber qué vamos a hacer como nación para cambiar la situación en que se encuentra nuestra población en esta materia, en especial si pensamos que los sectores sociales más abandonados en este ámbito de las políticas públicas educativas, son los adultos que viven en zonas marginadas, rurales o indígenas, y que, dentro de esta población, las mujeres son las más afectadas por este tipo de rezago.

Urge, por todo lo anterior, que el gobierno de la 4T ponga manos a la obra, tanto en la planificación como en la ejecución y evaluación de los procesos de educación de los adultos, a efecto de atender este problema nacional, el cual tiene que ver de manera sustantiva con el derecho a la educación para las personas mayores de 15 años, mujeres y hombres, jóvenes y adultos.

 

Fuente consultada:

(1) Otto Granados Roldán. Los retos del escritorio. SDP Noticias, 6 de enero, 2018.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/02/18/el-inea-y-la-cuarta-transformacion

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Educación Pública: La confrontación y el consenso de las élites

JUAN CARLOS MIRANDA ARROYO

Con la modalidad de “Parlamento Abierto”, las Comisiones Unidas de Educación y Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados Federal, convocaron a representantes sindicales; a especialistas o grupos de investigación educativa (“la Academia”, que en su mayoría trabaja en instituciones de educación superior); a organizaciones de la “sociedad civil”, a empresarios; a las distintas fuerzas políticas, y a otros sectores de la misma clase política (legisladores de congresos locales o funcionarios de gobiernos estatales); a funcionarios públicos, del ámbito federal y estatal, del sector educativo; y, entre otros, a ciudadanos interesados (los menos, los olvidados, los ausentes), a participar en la tribuna nacional con la finalidad de discutir acerca de las inminentes modificaciones al texto Constitucional (Artículos 3, 31 y 73) referentes al derecho a la Educación y temas relacionados.

Desde la semana pasada y durante distintas fechas de este mes de febrero (2019), las élites de la educación pública, las figuras públicas que deciden el rumbo de la nación en la materia, en medio de la confrontación política, hacen uso del escenario y acceden a emitir sus ideas en la arena legislativa, foro del interés nacional. Ahí se dan cita y hacen uso del micrófono para dar a conocer sus posiciones “o posicionamientos” políticos e ideológicos; hablan sobre el “deber ser” de la educación pública en México. Ahí las participaciones de los invitados a la “Casa legislativa del Pueblo”, no se dan a la tarea de construir un debate de ideas, (por lo que a la discusión directa de puntos de vista opuestos se refiere), sino a edificar un monólogo múltiple, sutil, de terciopelo, que encierra pinceladas de discusión, de discrepancia, de confrontación entre diferentes voces.

Los actores protagónicos de esta contienda, las élites, es decir, los sujetos activos de esta disputa por la educación pública en México, representan a las fuerzas vivas pensantes, inteligentes, especializadas, expertas (por su experiencia en algún espacio del “sistema» educativo”), que no están despojadas de intereses e intencionalidades políticas ni económicas. ¿Qué está en juego en esta batalla por el poder público de lo educativo? Sin duda, el proyecto de nación. Los contenidos y los medios del deber ser educativo, y de la democracia misma como forma de vida. Ello significa que no solamente está en juego el proyecto educativo, sino también el destino de la nación.

Ahí, en la tribuna y en los pasillos se da la lucha de los discursos, de los simbolismos, de los ideales de las élites político-pedagógicas, cuyo interés primario es ocupar el centro de los poderes públicos del proyecto educativo nacional. Por todo ello conviene valorar esta hora del “Parlamento Abierto”, plural y diverso; coloquial y técnico; repetitivo pero creativo; espacio de crítica aguda, pero de inercia del continuismo; fuente de iniciativas, propuestas e ideas frescas o renovadas; aunque también es espacio y tiempo para que la élite hegemónica del pasado (“Pacto por México”) defienda y reivindique, con tibieza, un proyecto de Reforma Educativa que agoniza (el Reformismo Conservador y sus formas gerencialistas), que se resiste a morir.

Ahí está el registro de la retórica expresada en tribuna: Desde fragmentos de demagogia hasta intervenciones meditadas, informadas, congruentes y reflexivas en torno al cambio educativo. Alternancia discursiva entre lo crítico y lo acrítico; entre la oposición radical y la oposición oportunista, ésta última que presume de supuesta “neutralidad ideológica” y que parece olvidar que la política circular está en crisis y que la actual hegemonía política (“desde abajo”) podría poner en jaque al viejo poder de las élites (cuya legitimidad estaba instalada ”desde arriba»).

La confrontación de las élites es un campo de batalla que va más allá de los simbolismos, sobre todo si de lo que trata es de contender sobre los contenidos del marco legal de la educación pública. Las tensiones y distensiones en esta coyuntura no sólo están dadas por la lucha entre fuerzas político sindicales y el Estado (como protagonistas principales), sino también por las discrepancias (y alianzas políticas) entre grupos de académicos; en la discusión de ideas entre docentes y directivos de las escuelas normales o de UPN; en la diferenciación de proyectos o la imposición-resistencia de puntos de vista institucionales educativos. Ahí están también, sin ceder, la presencia y actuación de grupos de poder económico, eclesiástico y político. Nada más nos falta que haga presencia en escena el poder militar.

La contienda por ocupar o conquistar los espacios centrales y no periféricos del texto Constitucional está desatada; los consejeros del casi extinto INEE, están en campaña; los elegantes integrantes de la organización Mexicanos Primero, están en campaña; los dirigentes y bases de la CNTE y del SNTE, están en campaña. Fundación Azteca, Fundación Televisa, la OCDE, todos en el cabildeo, en las reuniones estratégicas. ¿Qué intencionalidades políticas están en disputa? ¿Un marco legislativo apegado a principios? ¿Con qué criterios pedagógicos, éticos, filosóficos o económicos se negocia? ¿Cómo rediseñar una arquitectura legal para la educación pública mexicana sin consensos? Ocupen sus localidades, señoras y señores, jóvenes, niños y niñas, porque luego tendremos la discusión acalorada sobre el contenido de las leyes secundarias; sobre los programas de gobierno; sobre el complejo accionar de las políticas públicas educativas. Seguirá la batalla por los presupuestos federales, estatales y municipales destinados al sector; vendrán también las disputas para definir las orientaciones o la toma de decisiones sobre aspectos macro sociales y micro sociales de los procesos educativos.

La disputa por los espacios y los tiempos de la educación pública en México en formato parlamentario, sin embargo, deja en la periferia, casi como ausentes, a los actores más importantes: A las profesoras y los profesores de a pie; a los directivos escolares, a los asesores técnicos y personal de apoyo; a los técnicos docentes; a los padres y madres de familia (y demás miembros de las familias que participan en la educación de sus niños, niñas, jóvenes y adultos). Ahí, en la tribuna nacional, no están los estudiantes, tampoco los periodistas, los intelectuales, los artistas, los trabajadores del campo, los obreros, los comerciantes ni los profesionistas u otras voces que tienen algo que decir sobre la educación pública.

El diseño del diálogo no está a discusión. Participaciones seleccionadas. Los demás disculpen las molestias, las élites están trabajando. La mesa está servida para que las élites asuman sus cotos de poder, para que los pongan en movimiento. Las élites activan sus “cuartos de guerra”, no para conspirar, sino para ganar espacios de poder público. Más atraídos por los juicios y los prejuicios morales (que no son inválidos en tanto éstos cuenten con contenidos éticos); más movidos por ideologías, por músculos políticos y menos por aproximaciones del conocimiento científico y técnico (con todo lo que ello significa) acerca de cómo procesar los asuntos apremiantes de la educación.

Mientras discutimos los términos de la Reforma Educativa que viene (que no necesariamente es una “contrarreforma”), o mientras las élites tomamos acuerdos o trabajamos en la construcción de un nuevo “Contrato Social” sobre la educación pública, miles de estudiantes jóvenes abandonan diariamente las aulas; millones de adultos siguen sin alfabetizarse o sin concluir la educación primaria o secundaria (se habla de un aproximado de 32 millones de mexicanos); y miles de niños entre los 3 y 4 años de edad no tiene acceso a la educación preescolar ni de la primera infancia, entre 0 y 3 años. ¿Cuál será el consenso posible en esta cerrada contienda de las élites por este ámbito clave de la vida nacional que es la educación?

*Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro.

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/02/13/educacion-publica-la-confrontacion-y-el-consenso-de-las-elites

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Preguntas para el INEE

México / 3 de febrero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en voz de sus Consejeros, ha iniciado una campaña para revertir la decisión del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, de transformar al mencionado Instituto “a fin de convertirlo en herramienta real de apoyo a los procesos de aprendizaje y enseñanza” (1). Dicha decisión se ha hecho explícita en la iniciativa que el mandatario envió a la Cámara de Diputados Federal, el pasado 13 de diciembre de 2018, para su análisis, discusión y elaboración del proyecto de dictamen correspondiente. (2)

La campaña mediática del INEE, se ha llevado a cabo a través de medios de comunicación y redes sociales durante las últimas semanas. Este sábado 26 de enero, el INEE publicó, vía Twitter, un mensaje ilustrado con el siguiente contenido: “Conoce en estas diez preguntas la propuesta del Gobierno Federal en materia educativa y la importancia de contar con una institución independiente que evalúe la educación en México.” (El mensaje es acompañado de un cuadro con preguntas-respuestas y de los siguientes hashtags: En educación #AOscurasNo: autonomía.inee.edu.mx; #AutonomíaSí; #EquidadEducativa)

Debido a la necesidad de aclarar conceptos, así como ampliar el debate en torno a lo manifestado por el INEE, y analizar públicamente los contenidos y métodos de esta disputa por los espacios de decisión en materia de políticas educativas, que se procesa mediante la definición del texto Constitucional y del trazo de las leyes secundarias, que en breve se modificarán, planteo las siguientes preguntas a los consejeros del INEE:

1. ¿Por qué se cerraron al diálogo o a un acercamiento institucional con el gobierno de la 4T, y en particular con el actual titular de la SEP, Esteban Moctezuma?

2. ¿Por qué dejaron de lado cualquier posibilidad de autocrítica o de autoevaluación institucional acerca de su actuación como organismo público autónomo durante la puesta en operación de la Reforma Educativa del sexenio 2012-2018?

3. ¿Por qué no llevaron a cabo una campaña de austeridad y de recorte de salarios para consejeros y directivos, comenzando con un recorte al salario de ustedes mismos como integrantes de la Junta de Gobierno del organismo autónomo?

4. A partir de sus 10 preguntas sobre el Derecho a la Educación en México (pregunta 1) ¿Qué entienden por “deficiencia en la educación”?

5. En relación con la Pregunta 5, publicada por ustedes en Twitter ¿El INEE es un organismo público “independiente” o autónomo? ¿Cuál es el fundamento jurídico de su ser “independiente”?

6. ¿En qué parte de la Ley del INEE se establece que el organismo público autónomo debe cumplir o servir como “contrapeso” de las autoridades educativas?

7. En relación con las Preguntas 6 y 7, publicadas por ustedes ¿Es lo mismo “eliminar la calidad de la Educación” que “eliminar el concepto de calidad de la Educación” del texto Constitucional?

8. ¿Qué entiende el INEE por “Calidad de la Educación” y por “Máximo logro de aprendizaje de los educandos”? ¿Qué entiende el INEE por “mejora constante en el aprendizaje”?

9. En relación con la Pregunta 9, publicada por ustedes ¿Existe un registro en el INEE acerca de la “venta de plazas” docentes (cantidad) en la Educación Obligatoria, durante los últimos 20 años; así como de los nombres de los responsables de dichos actos ilícitos?

10. En relación con la Pregunta 10, publicada por ustedes ¿Por qué afirman que el Gobierno federal “elimina a la institución independiente”? Cuando lo que indica la iniciativa de modificación del texto Constitucional, es que se propone transformar a ese organismo público en otro Centro, con autonomía técnica, que “contribuya a la mejora continua de la educación, a través de estudios, mediciones e investigaciones especializadas y la determinación de estándares e indicadores de resultados”, entre otras responsabilidades?

 

Agradezco de antemano las respuestas que pudieran dar a estas 10 cuestiones e inquietudes, planteadas, con todo respeto, por un docente que no compró su plaza (la obtuve mediante concurso de oposición, en 1990) y que actualmente trabaja frente a grupo. (correo-e: jcmqro3@yahoo.com)

 

Fuentes consultadas:

 

(1) Según el Acuerdo de las juntas directivas de las Comisiones Unidas de Educación y de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, por el que se establece el procedimiento para el análisis, discusión y elaboración del proyecto de dictamen correspondiente a la iniciativa con proyecto de decreto por el que se reforman los artículos 3°, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, presentada por el Lic. Andrés Manuel López Obrador, presidente de los Estados Unidos Mexicanos el 13 de diciembre de 2018.

 

(2) Cabe mencionar, como contexto, que las Juntas Directivas de las Comisiones Unidas de Educación y de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados realizarán audiencias públicas para discutir la iniciativa referida, con distintos grupos, instituciones y ciudadanos, a partir del próximo 6 de febrero de 2019.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/26/preguntas-para-el-inee

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La Ruptura Paradigmática de “lo Educativo”

México / 27 de enero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

Leo el discurso de Esteban Moctezuma, secretario de Educación Pública, (6 de diciembre, 2018) durante la presentación de los resultados de la Consulta Nacional por una Educación de Calidad con Equidad, esta última realizada entre agosto y noviembre del año que termina, en distintas ciudades del país. Encuentro lugares comunes; palabras que se repiten. Un orden del discurso que no rompe filas. Una lista de frases que no marcan diferencias con el pasado inmediato. En síntesis, no encuentro una ruptura paradigmática en las ideas expresadas por el secretario Moctezuma, sobre “lo educativo”. Por ello, planteo algunas dudas de inicio (y no en plan de “novatada”): ¿Cuál será el contenido del discurso de las autoridades educativas federales (de la 4T) cuando se refieran al cambio verdadero en el ámbito de la educación pública? ¿En qué consistirá una eventual ruptura paradigmática de la cosa pública sobre la educación en México?

En la pieza oratoria de Moctezuma reaparecen términos (como “revaloración del magisterio nacional”), que fueron utilizadas en coyunturas anteriores (hay que recordar los términos del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica”, de 1992), y que nos evocan ciertos significados contrarios al espíritu que, al parecer, contiene el movimiento hacia la Cuarta Transformación, en el sentido de combatir la corrupción; en la idea de regenerar la vida pública de la nación. Tal como nos lo recuerda Carlos Ornelas: “A él (se refiere a Moctezuma) le atañó negociar con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de Elba Esther Gordillo el Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica (en 1992); también con los gobernadores de los estados, aunque, en realidad, con ellos no convino, el gobierno central se los impuso. Uno de los puntos de aquel acuerdo era la revaloración social del magisterio, que, en la práctica, devino en la Carrera Magisterial, un sistema de incentivos que pronto manejaron los fieles del SNTE y lo cubrieron bajo el manto opaco de la corrupción.” (“Esteban Moctezuma: El futuro inmediato” (I). Excélsior, 11 de julio, 2018)

Por otra parte, según el comunicado oficial de la SEP, “el secretario de Educación Pública (SEP), Esteban Moctezuma Barragán, dijo que los maestros están de acuerdo con la evaluación, pero diagnóstica, no punitiva, y consideró que al evaluar se debe considerar la diversidad regional.”  Nuevamente pregunto: ¿Entonces no habrá un cambio de raíz en la normatividad asociada con la problemática de la evaluación a las figuras educativas (docentes, directivos escolares y asesores técnicos)? ¿Solo habrá cambios superficiales; de forma, pero no de contenido?

Ornelas Navarro, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana, advirtió desde julio pasado, en uno de los escenarios propuestos en su texto sobre políticas públicas educativas, sobre la eventual toma de decisión de Moctezuma al respecto de las evaluaciones al magisterio: “…Entonces, ¿dónde sí puede echar reversa?: suavizar la evaluación docente, reducir el concepto de mérito para el ingreso y la promoción y echar para atrás el nuevo modelo educativo. Las consultas anunciadas van por ese camino.”… En síntesis (-dice Ornelas-), preveo que permanecerán constantes los aparatos que implican poder, pero concederá en asuntos pedagógicos. Tal vez logre la reunificación del SNTE bajo un nuevo tipo de corporativismo…” (Esteban Moctezuma: El futuro inmediato (II). Excélsior, 15 de julio, 2018)

Como parte de una hipótesis propia, afirmo que Esteban Moctezuma y su equipo cercano de colaboradores no están dispuestos a dar un giro radical en materia de políticas públicas educativas. No hay intención por parte de los responsables de la SEP (2018-2024), para provocar una ruptura del paradigma educativo dominante centrado, entre otras cosas, en “alcanzar la calidad de la educación” (2). Para ello, pongo sobre la mesa algunos argumentos, valiéndome de una analogía relacionada con el estudio socio histórico de las revoluciones científicas. Parto específicamente de las ideas sugeridas por Thomas S. Kuhn, autor del célebre libro: “La Estructura de las Revoluciones Científicas”, en el que éste aborda la noción de “paradigmas”.

A decir del creador de la Epistemología Social de la Ciencia, (1) “La ciencia avanza, más bien, en zig-zag. Su evolución (semejante a la Biología) presenta momentos de discontinuidad, callejones sin salida, o verdaderas revoluciones, en las que a la luz de un nuevo descubrimiento o de una nueva teoría parece desplomarse el edificio de la ciencia hasta entonces vigente (ciencia normal), y reedificarse desde sus cimientos en un nuevo estilo (cambio de paradigma o matriz disciplinar, y paso a la “ciencia extraordinaria”).” Aunque, más adelante, el mismo Kuhn propone ciertos matices en el análisis del tejido social de la ciencia: “Una revolución es, para mí, un tipo especial de cambio que entraña un determinado tipo de reestructuración de los acuerdos de grupo. Pero no es necesario que sea un gran cambio, ni se requiere que parezca revolucionario a aquellos que están fuera de una particular comunidad… Es precisamente debido a que este tipo de cambio… aparece tan regularmente en esta pequeña escala, por lo que dicho cambio revolucionario, como opuesto al mero (cambio) acumulativo (de conocimientos y teorías) necesita ser entendido.” Por el momento, el sentido del discurso del titular de la SEP es “reformista”, es decir, de “acumulaciones”, de estabilidad, pero no revolucionario, en el sentido kuhniano del término. ¿Qué busca Moctezuma, si seguimos la analogía, “ciencia normal” o “ciencia extraordinaria”?

Regreso a la presentación de los resultados de la “Consulta Nacional por una Educación de Calidad con Equidad”, pues ahí Moctezuma Barragán expresó que “la política educativa será política de Estado, consensuada y respetuosa del derecho de los maestros para hacer realidad el derecho a la educación.”… “Explicó que con base a esto se diseña el Acuerdo Educativo Nacional que guiará la política del sector en este gobierno, y señaló la importancia de escuchar a representantes de la sociedad, para conocer sus propuestas, como lo planteó el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador… Ratificó que la semana próxima, el Ejecutivo Federal presentará la iniciativa para abrogar la Reforma Educativa, a fin de sentar las bases de una nueva escuela mexicana.” ¿En qué consistirá esa propuesta de “nueva escuela mexicana”? ¿Será “reformista” o se arriesgará a provocar una ruptura paradigmática sobre la cosa pública de “lo educativo”?

El comunicado de la SEP también informa sobre otros temas de la agenda de políticas educativas definidas por el actual gobierno, como: “…la importancia de considerar la diversidad cultural del país en planes y programas educativos, (el rescate) de la educación indígena y especial, además de que se elaborará un modelo para la educación multigrado, en beneficio de la población más pobre de México.” EMB “…externó que los representantes del magisterio propusieron la construcción de la escuela mexicana, y en este sentido plantearon la importancia de contar con más planteles de tiempo completo; establecer un esquema de entrega de recursos directamente a los planteles, e impulsar escuelas con infraestructura y conectividad a internet, y servicio de alimentación, para dignificar los planteles públicos de México.” ¿Lo cual significa que el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (ETC) no solo no desaparecerá, sino que se fortalecerá?

“Planteó que se impulsa una mayor equidad, y que para beneficiar a los jóvenes que no estudian ni trabajan, se construirán 100 universidades, además de que se otorgarán 10 millones de becas, y se apoyará a 300 mil jóvenes que están en situación de pobreza.” Con respecto a este punto, considero que es necesario realizar varios estudios a profundidad para decidir acerca de la creación de nuevas universidades públicas (estudios de necesidades, impacto y factibilidad), pues la propia capacidad instalada actual de instituciones de educación superior (IES), se encuentra en una situación financiera adversa. ¿Vamos a descuidar a nuestras instituciones de educación superior públicas existentes para atender, a cualquier costo, la falta de cobertura en este nivel educativo? En este sentido, aplica bien la frase-pregunta popular: “¿Vamos a descobijar la cabeza  para cubrir los pies?”

Cierro este comentario como lo afirma Ornelas Navarro, en lo cual coincido (de hecho ésta es una idea que sostiene la Sociología crítica de la Educación): “El sistema escolar tiene una estructura robusta, fincada en décadas de funcionamiento, con reglas de actuación que no siempre están en la norma, pero sí en los juegos del poder, tradiciones culturales y rutinas burocráticas. En pocas palabras, es resistente al cambio.” (Esteban Moctezuma: El futuro inmediato (II). Excélsior, 15 de julio, 2018)

Quizá contra ello habrá de luchar el nuevo régimen y la sociedad en su conjunto. Seguramente sobre eso tendremos que pensar los mexicanos para provocar una verdadera ruptura paradigmática en la cosa pública de “lo educativo”.

 

Fuente consultada:

(1) Mardones, J.M. y N. Ursúa. (1982) Filosofía de las Ciencias Humanas y Sociales. Fontamara. Barcelona (pp. 123-129).

(2) Sugiero retomar el debate público sobre qué entiende el Estado mexicano por “calidad educativa”.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/12/07/la-ruptura-paradigmatica-de-lo-educativo

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La Educación, la Evaluación y las inconsistencias de Backhoff

México / 20 de enero de 2018 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

El pasado 8 de enero, Eduardo Backhoff escribió en estas páginas una crítica superficial sobre una afirmación de Esteban Moctezuma Barragán (EMB), titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), acerca de un supuesto “principio” que al decir del funcionario “…cambiará el “paradigma educativo” mexicano en el que será válido copiar para fomentar el trabajo en equipo y donde no se utilizarán los exámenes como mecanismo único para medir el conocimiento.”. (la cita textual entrecomillas es de Backhoff. Ver: “Copiar y no evaluar: un planteamiento pedagógico de la 4T”SDP Noticias, 8 de enero, 2019). Presento a continuación algunos elementos de las inconsistencias encontradas en la línea de argumentación que nos ofrece Backhoff. I

Una cosa es la afirmación del secretario Moctezuma y otra diferente es que, con base en ese dicho, se concluya que ese sea el “modelo” o propuesta educativa de la Cuarta Transformación (4T). Pero, si es así, le solicito públicamente al investigador en educación (Eduardo Backhoff), que presente pruebas o evidencias en las cuales, de manera documental, demuestre que el proyecto educativo del movimiento o partido MORENA, sugiera ese tipo de “principios pedagógicos”.

II

“Copiar en la escuela”.

Me parece que una vez más el académico bajacaliforniano cae en “inconsistencias” o simplemente presenta argumentos insostenibles, porque reduce toda la riqueza de las experiencias (o los razonamientos) de los aprendizajes escolares de niños, niñas y jóvenes, a una simple acción que implica “resolver”. Esto se pone en evidencia cuando el investigador universitario dice: “Lo que verdaderamente garantiza que un estudiante aprendió algo es que éste sea capaz de utilizar el conocimiento adquirido para resolver un problema que no haya visto en clase; es decir, que no lo pueda resolver solo porque se memorizó la respuesta o los pasos para llegar a ella, sin haber comprendido a fondo la forma en que llegó a la solución del problema.”

La resolución de problemas es, en todo caso, una evidencia de aprendizaje, pero no es la única ni la más relevante. Pregunta: ¿Entonces usted piensa que todos los procesos de aprendizaje en la escuela se reducen a lograr que los niños, las niñas y los jóvenes resuelvan problemas? ¿Dónde quedan todos los demás procesos de aprendizajes diversificados e inspirados en la creatividad, la socialización, la identidad cultural, los valores cívicos y éticos, la apreciación artística, el cuidado de la salud o los criterios científicos? Eso sólo por mencionar un menú preliminar de opciones generales de aprendizajes escolares. Por lo que veo, con esa concepción limitada sobre la “Psicología del Aprendizaje”, Backhoff dejaría fuera todo lo que tiene que ver con los aprendizajes variados de conceptos, nociones, estrategias y procesamientos diversos (complejos) de información (estrategias de estrategias). Por ejemplo, estarían fuera de ese universo: el aprender a discutir núcleos de teorías, realizar clasificaciones conceptuales, criticar paradigmas, identificar rupturas teóricas, desagregar sistemas o desglosar procesos naturales o sociales (continuos o discontinuos), etc.

Efectivamente, para llevar a cabo todos esos trayectos diversos de aprendizaje, es necesario ir más allá del “copiar y pegar”, sin embargo, los procesos simples de aprendizaje que están relacionados con esas acciones, más que desechables, podrían constituir un valor de base o de arranque para alcanzar otros niveles más complejos de aprendizaje. De tal manera que, desde el punto de vista pedagógico, sería insostenible tirar al bote de la basura las actividades colaborativas entre los alumnos que, aunque reproduzcan o no el “copiado en la escuela”, son relevantes como precursoras de nuevos aprendizajes. Además, el criterio de las acciones colaborativas y cooperativas, puede ser matizado por el docente o los estudiantes mismos (relaciones horizontales entre alumnos novatos y expertos), con la finalidad de no caer en faltas éticas.

III

La hegemonía de los tecnócratas de la evaluación educativa

Otro problema que nos pone sobre la mesa Backhoff, al intentar una crítica inconsistente acerca de lo dicho por Moctezuma Barragán recientemente, es un asunto más de fondo y menos de forma. Los tecnócratas de la evaluación educativa piensan (y lo sostienen por escrito) que el aprendizaje escolar es solamente aquello que se puede evaluar (o medir) mediante exámenes estandarizados: Así lo confirma el texto de Backhoff: “…un modelo educativo que fomenta la copia en clase y que no privilegia la evaluación del conocimiento con instrumentos válidos y confiables no garantiza que los estudiantes puedan superar el talón de Aquiles de todo sistema educativo, particularmente el mexicano: el aprendizaje de conocimientos y habilidades necesarios para tener éxito en la vida académica, laboral y social.”

¿Todos los instrumentos técnicamente “válidos” y “confiables” son seleccionados para evaluar los aprendizajes o los desempeños laborales de los profesores? La experiencia institucional, al menos en México, indica que esto no es así. Cuando le preguntan a los tecnócratas de la evaluación ¿Por qué no han evaluado los aprendizajes escolares de otras asignaturas o campos de formación, (distintos a Matemáticas y Lenguaje y Comunicación), como los aprendizajes implicados en los procesos de socialización, lo relativo a las Bellas Artes; o los aprendizajes relacionados con la Educación Física?, ellos contestan que “eso no se evalúa porque se requieren otros métodos e instrumentos de evaluación (de campo, como la observación directa), y debido a que, además de ser más sofisticados, resultan –por lo mismo-, más caros u onerosos al diseñarlos y ponerlos en práctica.

Por otra parte, desde hace algunos años el doctor Ángel Díaz Barriga ha sugerido que las evaluaciones de los docentes (como un tema colateral a la evaluación de los aprendizajes escolares), sean más “sociales” que “individuales”; es decir, que la evaluación educativa en ese ámbito esté dirigida a ponderar el potencial del colectivo de docentes, en contexto, que favorezca las condiciones de aprendizaje en el aula. Ello en lugar de situarse en las capacidades individuales de los docentes y directivos escolares, como se hace hasta hoy.

Además, según la voz de varios expertos, son necesarias las evaluaciones de la docencia y de la gestión educativa, con enfoque de campo, es decir, que incluyan series de observaciones y entrevistas in situ, acerca de las labores desarrolladas (académicas y no académicas) por parte de los distintos actores educativos en la escuela. Sin embargo, los puntos de vista del profesor-investigador emérito del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE-UNAM), han sido ignorados por la cúpula de la evaluación educativa de este país. Incluso, ese rechazo se ha dado a pesar de los razonamientos técnicos, sustentados en investigación educativa, empírica y teórica. Como sabemos, hoy, la evaluación de los “colectivos docentes” es un asunto no prioritario para los jerarcas de la evaluación educativa en México. (¿O me equivoco, doctor Díaz Barriga?)

IV

Evaluación y presupuestos

Pero, -responden los Consejeros del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), …para lo que sí hay dinero (en esa lógica burocrática y administrativa que priva en México), es para pagar la no menos significativa cantidad de 203 mil pesos mensuales… a cada uno de los cinco consejeros del casi extinto INEE. Conclusión: No hay dinero para desarrollar nuevos métodos e instrumentos de evaluación de los aprendizajes, ni para desarrollar innovaciones, a efecto de evaluar a las figuras educativas; pero si hay recursos financieros para pagar un salario de más de un millón de pesos mensual, en paquete, para los doctores en evaluación; luminosos integrantes de la Junta de Gobierno del organismo autónomo.

Por si faltara poco, en este mar de inconsistencias, convendría hacer el análisis acerca de cuánto nos cuesta, a los ciudadanos, el diseño, la aplicación y el procesamiento de la información de los miles y miles de evaluaciones individuales que la SEP contrata con empresas particulares, especialmente, con el Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior, A. C. (mejor conocido como CENEVAL), que es el proveedor principal en esa labor de diseño y análisis de los procesos de la evaluación educativa.

¿Podría revelarnos el ex consejero Backhoff a cuánto ascendió el monto de lo gastado (por año) para diseñar, aplicar y procesar las evaluaciones educativas tanto de los aprendizajes de los estudiantes como de las figuras educativas (específicamente para el ingreso, la promoción y el desempeño de docentes, técnicos docentes, asesores técnicos y directivos escolares) durante el sexenio 2012-2018?  Quizá no sea difícil que nos conteste… Es un tema de actitud… o tal vez sólo sea cuestión de “copiar y pegar” la información que posee el Órgano Interno de Control del INEE, o de la SEP, o de los expedientes de las auditorías practicadas por los órganos correspondientes del Poder Legislativo.

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/10/la-educacion-la-evaluacion-y-las-inconsistencias-de-backhoff

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La crisis del Reformismo Educativo

México / 13 de enero de 2019 / Autor: Juan Carlos Miranda Arroyo / Fuente: SDP Noticias

La semana pasada comenté en este mismo espacio que “se observa un proceso de transición generacional en la orientación y el rumbo de las políticas públicas educativas en México, y que esto se da a través de un movimiento que va del “Reformismo Conservador” (registrado durante el periodo 2000-2018) al “Reformismo Progresista (Moderado)”, que inicia en estas fechas: 2018-2019…” Así mismo, afirmé que “…Si en verdad se concreta un cambio de régimen político, “de raíz”, entonces estas etiquetas cobrarán sentido…”, sobre todo si eso que se proyecta en la retórica política, llega a las aulas. (ver: “Educación: Del Reformismo Conservador al Reformismo Progresista”, SDP Noticias3 de enero, 2019).

Al hacer la caracterización esquemática del discurso del Reformismo Conservador en la Educación, dije que “…Dos ingredientes adicionales (y no menos interesantes), que se han sumado a la tendencia ideológica del “Reformismo Conservador” en la educación pública durante las últimas tres décadas (en México y en el mundo), tienen que ver con la apropiación de modelos gerencialistas en la gestión educativa y, más específicamente, en la gestión de los conocimientos y los aprendizajes, por una parte. Y la implantación de esquemas evaluadores y de búsqueda de la “calidad”, por otra.”; y que ello se ha introducido en el discurso (y en las prácticas educativas) no para romper con ningún paradigma, sino a efecto de mantener el estado social de cosas. Sin embargo, las fronteras aún siguen sin percibirse claramente, al menos en el terreno de las ideas. Me explico: En uno y otro caso (tanto para el Reformismo Conservador como para el Reformismo Progresista, moderado), existen conceptos comunes o compartidos (aunque con intenciones diferentes), que ponen en evidencia contradicciones o inconsistencias discursivas; es decir, aparece aquí una suerte de agotamiento de los contenidos y de los argumentos mismos que se esgrimen para defender dichos contenidos a favor de una u otra posición “reformista”. ¿Cuáles son los contenidos específicos que utilizan los ideólogos en el poder para definir el concepto de “calidad” de la educación? Si la “calidad” de la educación no se cumple con la cobertura (que significa “lograr que los niños, las niñas y los jóvenes cuenten con escuela”) entonces ¿la “calidad” de la educación se reduce al logro de los “aprendizajes escolares” duros o claves (en Matemáticas y Comprensión de Lectura)? ¿Qué hay detrás del concepto de “equidad” educativa”? ¿La “calidad”, la “mejora continua” o la “excelencia” de la educación, son conceptos ideológicamente neutrales?

 

En un artículo publicado en el año 2000, la investigadora española Ma. del Mar Rodríguez Romero advirtió acerca de la crisis que se asomaba, desde entonces, en la estructura interna de los discursos sobre las “representaciones del cambio educativo” (1), cuyo concepto central (el “cambio”) se ubicaba como la idea justificadora de las iniciativas “reformistas”. En su oportunidad, Rodríguez Romero revisa “los límites conceptuales que las metáforas dominantes del cambio educativo nos imponen y su íntima vinculación con las representaciones del cambio educativo…” Específicamente ella analiza “…dos representaciones predominantes. Una representación (que) captura el cambio educativo en movimiento y se sirve de nociones como ciclos, olas, tendencias y rupturas. Y otra (que) expresa la relación entre estabilidad y cambio, y pone de manifiesto su naturaleza paradójica, declarando su compromiso con la transformación, pero sin traspasar las fronteras del status quo.”

Para decirlo en palabras coloquiales, ambas expresiones del reformismo educativo no buscan “romper paradigmas”, sino producir cambios “graduales”, en el sentido de que no luchan por desmantelar las estructuras económicas, culturales y políticas, sino, en todo caso, su transformación gradual. Sólo que una expresión piensa a la Reforma Educativa en términos del cambio en “movimiento” (que incluye, no obstante, la posibilidad de la ruptura), mientras que la otra visualiza a la Reforma Educativa como un proceso que alterna periodos de “estabilidad y cambio”.

En este cuadro de crisis en torno a las representaciones o idealizaciones de la Reforma y del “cambio educativo”, la noción de “innovaciones educativas y pedagógicas” juega también un papel protagónico. Al respecto, Rodríguez Romero afirma lo siguiente: “La gramática de la innovación ha impedido analizar el problema del poder y de la reproducción de las relaciones que produce. Las relaciones sociales en la escuela se han planteado como independientes de los procesos políticos, culturales y sociales, y se ha adoptado una posición neutral acerca de los propósitos del sistema educativo que ha enmascarado los valores y las consecuencias relacionadas con la educación como institución social (Popkewitz, 1988)… El análisis del poder está resultando ser muy productivo cuando se relaciona con el conocimiento. La relación entre conocimiento y poder pone de manifiesto cómo la reforma es parte de un esfuerzo más amplio por definir las escuelas como lugares donde se organiza una manera específica de identidad, de valor y de posibilidad a través de la interacción entre profesorado, estudiantes y textos (Popkewitz, 1994b).” (2)

 

En su análisis sobre los discursos de las Reformas Educativas en Europa, Estados Unidos y Canadá, Rodríguez Romero dice con razón que “Una representación (del cambio educativo) captura las diversas formas que adoptan las innovaciones en movimiento. Esta representación está muy relacionada con la percepción de la repetición del cambio educativo (el enfoque “recurrente”). Otra representación muestra las relaciones entre la estabilidad y el cambio, y se conecta con la percepción de la vulnerabilidad de las reformas en las instituciones educativas.” Esta última versión sostiene que las grandes reformas educativas son tan “vulnerables” que tienden a fracasar irremediablemente, debido a los dispositivos conservadores y de resistencia al cambio característicos de las sociedades contemporáneas. Y en el caso mexicano, conviene revisar también las estructuras sociales resistentes al cambio, como los sectores empresariales, las iglesias, los sindicatos oficialistas, ciertos medios de comunicación y las asociaciones cupulares de “padres de familia”, entre otros.

 

“La representación del cambio educativo en movimiento está ligada a la percepción de la recurrencia del cambio educativo y se sirve de un tipo de metáforas y categorías conceptuales que capturan las diversas formas que adoptan las innovaciones en la escuela cuando se les contempla como fenómenos en movimiento y prevalece su carácter fluido y dinámico. Son útiles para plasmar la combinación y la sucesión de los acontecimientos, sus pausas y aceleraciones. Para captar este tipo de cualidades asociadas al cambio educativo en movimiento, se han aplicado nociones como ciclos, olas, tendencias y, más recientemente, rupturas.”… “Si se ponen en relación los ciclos (del cambio educativo) con la historia social e institucional de la escolarización, se observa que, con frecuencia, la educación se ha visto obligada a lidiar con propósitos contradictorios como: socializar en la obediencia o en el pensamiento crítico, enseñar conocimiento académico o destrezas prácticas, cooperación o competitividad, destrezas básicas o creatividad y pensamiento de alto nivel, centrarse en la base académica o permitir elección de contenidos (Tyack y Cuban, 1995).” (3)

¿Cuándo aparece la crisis del Reformismo Educativo? “…cuando (los autores) señalan que tanto en gobiernos conservadores como demócratas hay más coincidencia en el programa de educación que en otros sectores de toma de decisiones políticas… Por ejemplo, los demócratas también abogan por la elevación del nivel y la elección de centro – prácticas de cambio localizadas en la comunidad discursiva de la excelencia (Rodríguez Romero, 1998) -. En España, los pilares para proponer medidas similares comenzaron a imponerse con los últimos gobiernos socialistas, por ejemplo, con sus actuaciones en materia de evaluación y dirección de centros. Por su parte, en el Reino Unido, el gobierno del neolaborista de Tony Blair no sólo está manteniendo estrategias ideadas por los conservadores, como la participación de inspectores procedentes del mundo empresarial en la supervisión de las instituciones educativas, sino que, al intentar ubicar ideológicamente su política educativa, no parece haber duda respecto al predominio de tácticas que abundan en formas neoliberales de abordar los asuntos educativos… Algunos estudios comparativos de las últimas reformas educativas en varios países del mundo anglosajón muestran la tendencia compartida hacia el desmantelamiento de las burocracias centralizadas y su sustitución por propuestas escolares con una fuerte presencia de la elección de escuela por las familias y la competencia entre diversos tipos de escuelas para seducirlas. Dichas reformas han sido y están siendo promovidas y sostenidas tanto por gobiernos conservadores como socialdemócratas y socialistas y, aunque hay claras diferencias entre los países, puede apreciarse de modo general que, a pesar de la retórica, están contribuyendo a incrementar la desigualdad entre las escuelas. Con estos datos, parece difícil clasificar las recientes políticas educativas como ideológicamente consistentes y cobra sentido considerar la debilidad de ciertas propuestas de cambio para promover las intenciones que retóricamente declaran, debido a la forzada invisibilidad o silenciamiento de algunos aspectos que pasan desapercibidos, pero que son los responsables del reforzamiento de tendencias previas que, en líneas generales, favorecen a los mejor situados (económica y culturalmente) en la sociedad.”

 

Rodríguez Romero afirma que “Las reformas contribuyen a reforzar determinados modos de vida en las instituciones educativas; en cuyo contexto las subjetividades son moldeadas y las necesidades son construidas y legitimadas. Esto explicaría la persistencia del status quo y de la contribución de las reformas a su mantenimiento, porque los modelos de cambio se pliegan a los temas precisados en el proceso político, siguiendo las prioridades que establecen ciertos sectores institucionales con capacidad para definir los asuntos relacionados con la mejora de la sociedad (Popkewitz, 1988). Los esfuerzos de reforma incorporan modos de representación y estilos de razonamiento que no solamente nos informan sobre la escuela, los docentes y la formación del profesorado, sino que, además, construyen su significado a través de las distinciones que ordenan y definen los objetos de la propia escuela; regulan qué tipo de discurso educativo es posible, quiénes pueden considerarse interlocutores serios y autorizados, y cómo han de construirse el deseo, las aspiraciones y la cognición (Popkewitz, 1994b).”

 

Así finaliza su reflexión la investigadora española: “Este breve examen de las representaciones del cambio educativo pone de manifiesto que las dinámicas de innovación tienen una cualidad densa que es difícil capturar. Las percepciones y las imágenes del cambio son usadas por diferentes grupos sociales para tratar de hacer comprensibles las innovaciones según sus propios términos y legitimar formas específicas de avance social. Es necesario aplicar la cautela y la reflexión en el uso y propagación de imágenes y percepciones del cambio educativo. Como puede advertirse, tras el análisis realizado tanto la percepción de recurrencia como la de vulnerabilidad, tienen una clara base sociopolítica y proyectan formas de entender y actuar en educación que revelan los límites y las posibilidades entre las que se ha ido configurado el saber sobre el cambio educativo y los anhelos y frustraciones de las personas que lo han imaginado y desplegado. La sensación de repetición es fruto del conflicto de valores entre grupos sociales y políticos en litigio y, para desenmascararla, conviene situar las propuestas de cambio en el contexto particular en el que aparentemente resurgen y relacionarlas con líneas de desarrollo institucional más persistentes. La noción de ruptura nos habla del desenvolvimiento desigual y, a la vez, interrelacionado de las transformaciones y constituye una llamada de atención muy fértil respecto de la creación de imágenes del cambio educativo que reten la inevitabilidad que subyace en la persistencia hegemónica de la imagen del cambio educativo como ciclos. Con respecto a la vulnerabilidad de los esfuerzos de mejora, parece que resulta ser más “intencional” de lo que cabría suponer, porque está ligada a la estabilidad de la propia sociedad y al mantenimiento de las relaciones de poder.”

 

Dejo hasta aquí esta serie de reflexiones, que tienen la intención de argumentar porque la presente administración federal en México (2018-2024), en materia de educación, no podrá llevar a cabo fácilmente las transformaciones -retóricamente anunciadas hace unos días- en el sistema educativo nacional (ni estatales), en términos de “equidad” y “calidad” (o “excelencia”), puesto que éstos se encuentran, como todo el “Reformismo Educativo”, en plena crisis.

 

(1) Rodríguez R., M. (2000). Las representaciones del cambio educativo. Revista Electrónica de Investigación Educativa, en: http://redie.uabc.mx/vol2no2/contenido-romero.html También recomiendo la lectura de su libro: Metamorfosis del Cambio Educativo (2003). Editorial Akal. Madrid.

(2) Ideas desarrolladas por Popkewitz, T.S. (1994). Sociología política de las reformas educativas. Madrid: Morata.

(3) Se refiere al texto de Tyack, D. y Cuban, L. (1995). Tinkering toward utopia. Cambridge, Ma: Harvard University Press.

 

Fuente del Artículo:

https://www.sdpnoticias.com/nacional/2019/01/07/la-crisis-del-reformismo-educativo

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