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Un siglo de acoso a mujeres oficinistas

Por: Leonardo Frías

Hace un siglo que las mujeres en México llegaron a las oficinas. Era 1920, un entorno laboral dominado por los hombres, y una profesión relativamente nueva para ellas, en ese contexto inequitativo se sentaron las bases para las condiciones del empleo femenino.

Así lo expuso en la UNAM Sussie S. Porter de la Universidad de UTAH, al dictar la conferencia La Respuesta de las Mujeres al Acoso Laboral 1920-1950, presentado en el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH), como parte de la jornada del 25N.

Inició el acoso laboral como parte de la desigualdad de género, los factores que sentaron las bases ocurrieron entre 1920 y 1940, cuando se dio la expansión en la burocracia estatal, y el boom de las mujeres oficinistas.

“Las desigualdades empezaron desde la preparación de las mujeres, ellas iban a la entonces primera Escuela Comercial para Señoritas, Miguel Lerdo de Tejada, abierta en 1905, que preparaba oficinistas, mientras ellos acudían a la universidad.”

Identidad laboral

Al presentar los avances de su investigación, Porter, quien forma parte de los departamentos de Historia, Género y de Estudios Latinoamericanos, de la mencionada universidad estadunidense, agregó que la cultura del trabajo enfatizaba la femineidad de las mujeres, desde su ropa, hasta como se referían a ellas.

“A todas las mujeres las llamaron ‘señoritas’ desde 1920, y se refiere de una manera estrecha como una identidad laboral, que significaba soltera, dispuesta y disponible”, mencionó.

Había desde entonces, dijo, una segregación ocupacional, un techo de cristal, donde las señoritas tomaban dictado a sus jefes y ganaban salarios menores; todo ello reforzó su vulnerabilidad y se crearon condiciones que sentaron las bases para ejercer el acoso sexual.

“Había una cosificación de las mujeres y su continua sexualización, incluso en las convocatorias de vacantes se pedía que las señoritas fueran elegantes, ya que para la elegibilidad de su puesto de trabajo se solicitaba buena apariencia”.

Según las fuentes consultadas por Sussie Porter, a aquellas quienes se quedaban con el empleo se les pedía rapidez en la taquigrafía, incluso había un concurso femenino para ello.

“Además de tales habilidades, se les solicitaba disposición psicológica hacia el hombre. La periodista María Aurelia Reyes escribió en ese entonces que, por ejemplo, la secretaria siempre debía ir un paso adelante de su jefe, para que él pudiera realizar otras actividades, como acudir al cine.”

Asimismo, debían ser discretas, y prever cuándo o en qué momento debían ausentarse de la oficina. Además, las secretarias nunca deberían de llorar, sino esperar a ser felicitadas por ser tan productivas “como una máquina de escribir”.

Primeras denuncias

Acompañada de Elisa Speckman Guerra, y Claudia Amalia Agostoni Urencio, directora e investigadora respectivamente del IIH, Porter relató que algunos periódicos de la época ayudaron a delinear la imagen y el acoso a la mujer en México.

En las vacantes publicadas en algunos diarios se solicitaban requisitos como guapas, agradables y de buena conversación, o incluso hubo episodios y caricaturas referentes a una campaña de sexualización de las telefonistas.

“Las primeras denuncias en aquellos años fueron hechas por mujeres en defensa de otras, por ejemplo, en la denominada Revista Mujer, María Elena de García Sánchez denunció sobre lo que había ocurrido a otras mujeres: ‘lo que hace falta es moralidad en los jefes, en vez de trajes de última moda’”, decía.

Al referirse a los años 30 del siglo pasado, Sussie Porter citó a Otilia Zambrano, quien como empleada de la SEP dijo que siempre serían una tentación, por lo que los hombres deberían de comportarse de forma adecuada, y acostumbrarse a la belleza femenina y a su autonomía, porque podían vestirse como ellas quisieran.

Años más tarde, Sarah Batiza Berkowitz, justamente egresada de esa escuela comercial, y quien trabajó en la Secretaría de Hacienda, escribió un libro de ficción basado en todas las vivencias de sus compañeras, el cual fue base de la película Nosotras las taquígrafas (Emilio Gómez Muriel, 1950).

“Habla sobre la subordinación de la mujer en el trabajo, que se replica en la sociedad, con salarios inferiores y menor preparación que las hace vulnerables, porque mientras ellos conducen autos, ellas van en transporte público”, indicó.

Actualmente, finalizó Porter, muchas mujeres no reportan el acoso sexual en su trabajo por temer a no encontrar justicia, y porque no ha existido el espacio para reclamar tales actos, “¡es muy importante que lo entendamos!”

Fuente de la información e imagen:  Gaceta UNAM

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España: ¿Va a facilitar la LOMLOE el conocimiento y cuidado de la naturaleza?

¿Va a facilitar la LOMLOE el conocimiento y cuidado de la naturaleza?

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Uno de los objetivos explícitos que persigue la nueva ley educativa, la LOMLOE, es adecuar el currículo escolar al contexto de crisis ambiental que vivimos y apostar decididamente por una formación para la sostenibilidad. ¿Lo consigue realmente? En el informe El conocimiento y la defensa del medio natural en la LOMLOE intentamos responder a esa pregunta.

La principal conclusión a la que llegamos es que la propuesta educativa de la LOMLOE constituye una mejora significativa con respecto a la ley educativa anterior en cuanto a la perspectiva de cuidado y defensa de la naturaleza.

Uno de los elementos en los que se sustancia esta afirmación es que la ecodependencia (y la interdependencia), así como la valoración de la importancia de la biodiversidad se recogen en el currículo, tanto en primaria como en ESO. También se abordan el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y los límites de recursos en nuestro planeta.

Un cambio significativo respecto a la LOMCE es que la ciudadanía organizada aparece en el currículo como un actor en el devenir colectivo. Esto, unido a un desarrollo de la empatía, el pensamiento crítico y holístico, la capacidad de desenvolverse en la incertidumbre o el desarrollo de la creatividad, ayudan a capacitar al alumnado como un agente social activo hacia la construcción de sociedades sostenibles.

Los contenidos vinculados con el desarrollo personal están presentes en el currículo. También aparecen recogidos contenidos que promueven una cultura del cuidado. A esta lista se podrían sumar los que tienen que ver con la justicia social y la democracia, ambos componentes indispensables de sociedades realmente sostenibles.

Pero los Reales Decretos de Enseñanzas Mínimas que analizamos en el estudio solo son un 50% del currículo. El resto tendrá que ser definido por parte de las comunidades autónomas y, en el caso que así lo decidan las administraciones autonómicas, también por los centros escolares. Por lo tanto, es pertinente nombrar los elementos en los que se podría mejorar el currículo en los desarrollos legislativos por venir.

Un primer aspecto es que, si bien se valora nuestra ecodependencia, esto no se realiza con la suficiente profundidad como para comprender la biosfera como un todo (se analiza solo de manera fragmentada), y tomar a la naturaleza como un modelo para organizar nuestro metabolismo económico. Esta falta de profundidad también aparece cuando se analizan los distintos aspectos de la crisis ambiental (climática, ecosistémica, material, energética), que no se enlazan con el modelo económico, entre sí y con la ecodependencia. De este modo, no se concluye que estamos viviendo una crisis civilizatoria, aspecto que no aparece en el currículo. Sin partir de un diagnóstico adecuado, que relacione la situación de emergencia planetaria y social con el actual modelo económico, no se pueden atisbar los cambios estructurales que necesitamos.

La toma de conciencia de la gravedad del problema debe llevar en paralelo propuestas e imaginarios deseables (a distintas escalas), que combatan la ecofatiga y alienten a formar parte activa de los procesos de cambio necesarios. Esto pasa por mostrar (y vivenciar), modelos de cómo vivir con menos materiales y energía, y maximizar la articulación comunitaria y la cooperación social. Todo ello es fundamental y no está suficientemente reflejado en la LOMLOE o, en algunos casos, no aparece.

La tecnología tiene un espacio importante en el currículo, especialmente en lo relativo al uso de aparatos digitales. Sin embargo, es importante aplicar el pensamiento crítico al desarrollo científico-tecnológico, sin negar el reconocimiento del valor positivo que han tenido en muchos aspectos de nuestra vida. Es necesario conocer la huella material, energética y social de la tecnología en todo su ciclo de vida (desde la extracción de las materias primas a la fase de residuo), con el fin de evaluar los impactos ecosociales que lleva asociada y reflexionar sobre su implantación en un futuro cercano de escasez de combustibles fósiles y minerales. Probablemente, este es el aspecto en el que la LOMLOE muestra una mayor carencia en su concreción en los criterios de evaluación y saberes básicos, pues es un elemento que aparece en los perfiles de salida, pero que después se pierde.

En términos generales, el currículo de primaria permite capacitar mejor al alumnado en el cuidado y defensa del medio natural que el de ESO, algo que no debería ser así y todavía se puede subsanar. En ESO, mientras las asignaturas de Geografía e Historia y Valores éticos y cívicos incorporan bastante bien la mirada sostenible, en Biología y Geología, y especialmente en Física y Química, esta dimensión está poco presente. En Valores éticos y cívicos, se llegan a abordar con mucho acierto y valentía temas como el decrecimiento, el ecofeminismo, la economía circular, los derechos de los animales, la soberanía alimentaria o las comunidades en transición.

Confiamos que las comunidades autónomas sepan realzar los avances que se han producido en las enseñanzas mínimas marcadas por la LOMLOE, al tiempo que cubrir las carencias. Nos va mucho en ello.

Fuente de la Información: https://eldiariodelaeducacion.com/2021/11/29/va-a-facilitar-la-lomloe-el-conocimiento-y-cuidado-de-la-naturaleza/

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México: necesario escuchar directamente la voz de niñas y niños en la investigación educativa

Por: Miriam Martínez

Académicos del departamento de Educación de la Universidad Iberoamericana, desarrollaron ponencia en el XVI Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) sobre metodología que permitiera conocer experiencia directa de niños y niñas a raíz de investigación realizada en pandemia.

El Dr. Manuel López Pereyra, señaló la necesidad de partir todo proceso de investigación educativa considerando a la niña y el niño como personas activas y competentes y creadores, principios del método mosaico.

Así también con inspiración del enfoque Reggio Emilia, que introduce el arte como expresión de la primera infancia; poder escuchar la voz y experiencias directamente de los niños y las niñas a través de expresiones como dibujos, arte y fotografías.

Los niños y niñas tienen sus intereses, prioridades y preocupaciones, afirma la Maestra María del Pilar Gómez Vera. Lo anterior lo sustentaron con el proyecto Pedagogías diversas: la voz de las niñas y niños sobre la pandemia COVID-19.

Gómez Vera explicó que a través de expresiones como el dibujo, arte y fotografía, los niños fueron capaces de expresar sus intereses, historias, prioridades y preocupaciones durante el tiempo de estar en casa.

Posteriormente surgió un podcast con el mismo nombre del proyecto donde han continuado acompañados de diversas voces de especialistas para reflexionar sobre aprendizajes de las experiencias que dejó la pandemia y las habilidades que se requieren para escuchar de manera asertiva a las niñas y los niños.

Finalmente el Dr. Pereyra, destacó la importancia de entender cómo las familias, niñas, niños, cuidadores y docentes se encuentran en un contexto inédito dónde compaginan su profesión, el trabajo doméstico, las tareas escolares, la ansiedad, el estrés e incertidumbre de una pandemia; por lo anterior es neceario acompañarles escuchando su voz.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org

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México: Avances y retos en la Educación Inicial en México

Avances y retos en la Educación Inicial en México

Maricarmen Campillo Pedrón*

La Educación inicial tiene como propósito fortalecer el desarrollo físico, cognoscitivo, afectivo y social de los niños y las niñas de cero a tres años de edad e incluye orientación a las madres y padres de familia. Este nivel educativo se ofrece en tres tipos de servicios:  Centros de Atención Infantil (CAI), Atención Comunitaria y Visitas a los Hogares.

Avances

En 1978 se creó la Dirección General de Educación Materno Infantil a cargo de Guadalupe Elizondo, quien fue pionera de la Educación Inicial en nuestro país, con la finalidad de coordinar y normar no sólo las entonces “Guarderías” de la Secretaría de Educación Pública (SEP),  nominación que desde 1937 sustituyó a los Hogares Infantiles que fueron fundados en 1929, sino también las de las instituciones de otras dependencias que prestaban a las madres trabajadoras el servicio de cuidado y guarda de niños y niñas menores de tres años.

Sus objetivos fueron: ampliar la cobertura, elaborar los lineamientos de operación de los centros y diseñar los programas de carácter técnico pedagógico que dieran sustento a la intervención educativa. Ese mismo año se cambió el nombre de “Guarderías” por el de “Centros de Desarrollo Infantil” (CENDI) y se capacitó al personal que ahí trabajaba.

En la década de los ochenta la Educación Inicial se expandió por todo el territorio en la modalidad escolarizada y no escolarizada (antecedente de la Educación Inicial en Consejo Nacional de Fomento Educativo, CONAFE) y para 1990 se estableció la Unidad de Educación Inicial.

En 1992 se presentó el Programa de Educación Inicial (PEI) para los CENDI y se publicó en la SEP el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica por medio del cual el Gobierno Federal traspasó a los gobiernos estatales los bienes muebles e inmuebles, los servicios educativos y los recursos financieros. Esto tuvo muchos beneficios para la educación en general, pero perjudicó enormemente a la educación inicial porque dejó de ser administrada por la federación y de formar parte de la educación básica obligatoria, tampoco se otorgaron recursos humanos y financieros necesarios ni se volvió a actualizar como sí sucedía en los demás niveles.

A pesar de esto, en dicho año surgió el área de Educación Inicial en el CONAFE para enriquecer las prácticas de crianza que promuevan el desarrollo de los niños pequeños y brindar servicios a mujeres embarazadas de comunidades rurales e indígenas con muy alto o alto grado de marginación o rezago social. Actualmente comparte esta responsabilidad con la Dirección General de Educación Indígena (DGEI).

En 2008, la Dirección General de Desarrollo Curricular de la Subsecretaría de Educación Básica diseñó el Modelo de Atención con Enfoque Integral para la Educación Inicial (MAEI) con la participación de directoras de educación inicial, directoras de CENDI, supervisoras, asesoras técnicas y docentes así como personal de otras instituciones como IMSS, ISSSTE, PEMEX, DIF, SEDESOL y especialistas de organizaciones civiles y privadas de todo el país y se capacitó a los agentes educativos sobre evidencias de investigaciones en neurociencias, teorías de vínculo y apego y estudios de contexto.

En el marco de la reforma educativa de 2017 surgió el Programa de Educación Inicial: Un Buen Comienzo, que propone la generación de ambientes de aprendizajes que respondan a las necesidades y los intereses de las niñas y niños,  para ser implementado en las diversas modalidades de Educación Inicial, el cual también incluye capacitación dirigida a agentes educativos de la SEP y demás instituciones que ofrecen educación inicial.

En 2017 se  implementó en zonas urbanas marginadas el Programa de Visitas a los Hogares y en 2020 se crearon los Centros Comunitarios de Atención a la Primera Infancia (CCAPI) .

Con la reforma al Artículo 3o Constitucional de 2019 se dieron muchos cambios para este nivel educativo. Por una parte, quedó establecida la obligatoriedad de la Educación Inicial, por otra, pasó a formar parte de la Educación Básica (hasta entonces constituida por los niveles de preescolar, primaria y secundaria). Asimismo, a partir de ese momento se estableció que la SEP determinaría sus principios rectores y objetivos contenidos en un documento, denominado Política Nacional de Educación Inicial, el cual formaría parte de la Estrategia Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (ENAPI), la cual sería elaborada por la Comisión de Primera Infancia del Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA, dependiente de la Secretaría de Gobernación). La ENAPI se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el 23 de marzo de 2020. En ese año también se modificó la Ley General de Educación para establecer las condiciones que deben normar este nivel educativo.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/avances-y-retos-en-la-educacion-inicial-en-mexico/

 

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Educación revolucionaria: cómo Amílcar Cabral influyó en la pedagogía de Paulo Freiree

Educación revolucionaria: cómo Amílcar Cabral influyó en la pedagogía de Paulo Freiree

CURRY MALOT

Amílcar Lopes da Costa Cabral nació el 12 de septiembre de 1924 en Bafatá, Guinea-Bissau, una de las colonias africanas de Portugal. El 20 de enero de 1973 –hace 48 años–, Cabral fue asesinado por fascistas portugueses, apenas unos meses antes de que el movimiento de liberación nacional, en el que Cabral desempeñaba un papel central, conquistara la independencia de Guinea-Bissau.

Cabral y los demás líderes del movimiento entendían que estaban participando en una lucha anticolonial más amplia y una guerra de clases mundial, y que por tanto sus enemigos inmediatos no solo eran los gobiernos coloniales de cada país en concreto, sino el colonialismo portugués en general. Durante 500 años, el colonialismo portugués se construyó sobre el comercio de esclavos y el saqueo sistemático de sus colonias africanas: Mozambique, Guinea-Bissau, Santo Tomé y Príncipe, Angola y Cabo Verde.

A pesar de que en aquella época todo el mundo estuviera más pendiente de la guerra de Vietnam, el dinamismo inspirador de la campaña impulsada en Guinea-Bissau –junto con la personalidad de Cabral– captó la atención internacional. En la introducción a una recopilación temprana de los escritos y discursos de Cabral, Basil Davidson describe a Cabral como alguien que expresó un interés genuino y “duradero por todas las personas y todas las cosas que se cruzaban en su camino”.

En virtud de su papel como líder de un movimiento de liberación nacional durante unos quince años, Cabral llegó a ser un teórico muy influyente de la descolonización y la reafricanización no determinista, aplicada creativamente. El educador crítico de fama mundial Paulo Freire, en una presentación en 1985 de sus experiencias en la Guinea-Bissau liberada como una especie de consultor militante, concluyó que Cabral, junto con el Ché Guevara, representan “dos de las máximas expresiones del siglo XX”. Freire califica a Cabral de “un excelente marxista que emprendió una lectura africana de Marx”. Cabral, en opinión de Freire, “vivía plenamente la subjetividad de la lucha. Por esta razón, teorizaba” al tiempo que dirigía.

Aunque no estén plenamente reconocidas en el ámbito de la educación, la teoría y la práctica descoloniales de Cabral también influyeron en la trayectoria del pensamiento de Freire y lo pulieron. A través del proceso revolucionario encabezado por Cabral, Guinea-Bissau pasó a ser líder mundial en formas de educación descoloniales, lo que conmovió profundamente en Freire.

Cabral sabía que para derrotar al colonialismo portugués en Guinea-Bissau, la lucha de liberación no podía reproducir simplemente las tácticas de combate que se dan en otros contextos, como en Cuba. Antes bien, toda lucha en particular ha de basar sus tácticas en un análisis de las condiciones específicas de su propio contexto. Por ejemplo, aunque reconocía el valor de los principios generales que esbozó Guevara en su Guerra de guerrillas, Cabral comentó que “nadie comete el error, en general, de aplicar ciegamente la experiencia de otros en su propio país. Para determinar las tácticas de la lucha en nuestro país habíamos de tener en cuenta las condiciones geográficas, históricas, económicas y sociales de nuestro país.”

Cabral se centró en las cuestiones políticas necesarias para construir un movimiento unitario de liberación nacional. En sus formulaciones, insistía en que la lucha armada estaba íntimamente ligada a la lucha política, y que ambas formaban parte de una lucha cultural más amplia. Las formulaciones marxistas de Cabral en materia de cultura eran importantes para la lucha más amplia y para resistir frente a la educación colonial. Reconoció que los fascistas e imperialistas eran muy conscientes “del valor de la cultura como factor de resistencia frente a la dominación extranjera”, por lo que tenían claro que la subyugación solo podía mantenerse “mediante la represión permanente y organizada de la vida cultural del pueblo”.

La resistencia, para Cabral, también es una manifestación cultural. Esto significa que “mientras una parte del pueblo pueda tener una vida cultural, la dominación extranjera no puede estar segura de su perpetuación”. En esta situación, por tanto, “en un momento dado, en función de factores internos y externos… la resistencia cultural… puede adoptar nuevas formas (políticas, económicas y armadas) para hacer frente… a la dominación extranjera”. En la práctica, las culturas indígenas que seguían vivas y que protagonizaron siglos de resistencia anticolonial se fundirían orgánicamente y emergerían del interior de los movimientos políticos y de liberación nacional y socialistas.

En la práctica, Cabral promovió el desarrollo de la vida cultural del pueblo. Aconsejó intensificar no solo el esfuerzo militar contra los portugueses, sino también el esfuerzo de educación en las zonas liberadas de Guinea-Bissau. De nuevo, mientras que a menudo se afirma falsamente que el movimiento anticolonialista y el proceso educativo de descolonización del conocimiento son cosas distintas o incluso antagónicas, Cabral los conceptualizó como aspectos interrelacionados dialécticamente:

Cread escuelas y extended la educación en todas las zonas liberadas. Seleccionad a las personas jóvenes de 14 a 20 años que hayan acabado su cuarto curso para su formación ulterior. Combatid sin violencia todos los prejuicios en las costumbres y los aspectos negativos de las creencias y tradiciones de nuestro pueblo. Obligad a los miembros responsables y educados de nuestro partido a esforzarse todos los días por mejorar su formación cultural.

Un elemento central del desarrollo de esta conciencia revolucionaria era el proceso de reafricanización. Esta no debía entenderse como un llamamiento a volver al pasado, sino como una manera de exigir la autodeterminación y construir un nuevo futuro en el país.

Combatid entre la gente joven, particularmente las y los mayores de 20 años, la manía de dejar el país para ir a estudiar en otra parte, la ciega ambición de adquirir un título, el complejo de inferioridad y la idea equivocada que lleva a la creencia de que quienes estudian o asisten a cursillos se convertirán mañana en personas privilegiadas en nuestro país.

Esta es una de las razones por las que Freire califica a Cabral de uno de esos “líderes que están siempre con el pueblo, enseñando y aprendiendo mutuamente en la lucha por la liberación”. Este compromiso con el desarrollo cultural del pueblo como parte de la lucha más amplia por la liberación informó su labor educativa en las zonas liberadas. Freire escribe que también informó “la ternura que mostraba cuando, antes de ir a la batalla, visitaba a los niños y niñas en las pequeñas escuelas, participando en sus juegos y teniendo siempre la palabra idónea que decirles. Les llamaba las ‘flores de nuestra revolución’”.

Como pedagogo de la revolución, Basil Davidson califica a Cabral de “educador supremo en el sentido más amplio de la palabra”. Cabral y el Partido por la Independencia de Guinea-Bissau y Cabo Verde (PAIGC) destacaban la importancia de la educación cada vez que se presentaba la oportunidad. Por eso tenía sentido que la Comisión de Educación de la Guinea-Bissau recién liberada invitara al experto más destacado del mundo en enfoques descoloniales de la educación, Paulo Freire, a participar en el desarrollo ulterior de su sistema educativo.

Freire formaba parte de un equipo del Instituto de Acción Cultural del Departamento de Educación del Consejo Mundial de las Iglesias. Su misión consistía en erradicar los residuos coloniales que quedaban tras generaciones de educación colonial concebida para desafricanizar a la población. Del mismo modo que habrá que sustituir o rehacer a fondo el modelo educativo capitalista, había que desmantelar el modelo educativo colonial y reconstruir de la nada un nuevo modelo.

Uno de los principales objetivos de la educación colonial heredada es la desafricanización de la población. Era discriminatoria, mediocre y estaba basada en el verbalismo. No podía aportar nada a la reconstrucción nacional porque no había estado concebida para este fin.

El modelo colonial de educación estaba concebido para fomentar el complejo de inferioridad entre la juventud. La educación colonial con resultados predeterminados busca dominar al alumnado tratándolo como si fueran objetos pasivos. Parte de este proceso consistía en negar la historia, la cultura y las lenguas del pueblo. Del modo más cínico y retorcido, la escuela colonial transmitía el mensaje de que la historia de los pueblos colonizados solo comenzó realmente “con la presencia civilizatoria de los colonizadores”.

Para preparar su visita, Freire y su equipo estudiaron las obras de Cabral y se informaron al máximo posible sobre el contexto. Reflexionando sobre algunas cosas que había aprendido de Cabral, a pesar de no haberse reunido nunca con él, Freire explica lo siguiente:

De Cabral he aprendido muchísimas cosas… Pero aprendí una cosa que es una necesidad para el educador progresista y para el educador revolucionario. Hago una distinción entre ambos: a mi modo de ver, un educador progresista es uno que trabaja dentro de la sociedad de clases burguesa como la nuestra, y cuyo sueño va más allá de simplemente mejorar las escuelas, cosa que también es necesaria. Y va más allá porque sueña con la transformación radical de la sociedad de clases burguesa en una sociedad socialista. Para mí, este es un educador progresista. Mientras que un educador revolucionario, desde mi punto de vista, es uno que ya se encuentra en un nivel mucho más avanzado, tanto social como históricamente, dentro de un sociedad en proceso.

Para Freire, Cabral fue sin duda un educador revolucionario avanzado. Rechazando los prejuicios y el dogmatismo, el equipo de Freire no diseñó planes o programas de estudios antes de llegar a  Guinea-Bissau con la idea de imponerlos a la gente. A su llegada, Freire y sus colegas continuaron escuchando y discutiendo con la gente, y aprendiendo de ella. Solo conociendo la labor educativa del gobierno revolucionario podían evaluarla y formular recomendaciones. Es decir, no es posible ofrecer una orientación descolonial al margen de la realidad concreta del pueblo y de su lucha. Este conocimiento no se puede obtener o construir sin la participación activa del alumnado como colectivo.

Freire era consciente de que la educación que se estaba creando no podía llevarse a cabo mecánicamente, sino que ha de venir determinada por “el plan para la sociedad a crear”. Aunque Cabral había sido asesinado, sus escritos y su liderazgo habían contribuido a la creación de una fuerza con la claridad política necesaria para contrarrestar la resistencia de quienes todavía eran portadores de la antigua ideología. En el proceso, los líderes revolucionarios se encontrarían con enseñantes cautivos de la antigua ideología, que se dedicaban conscientemente a socavar la nueva práctica descolonial. Otros, sin embargo, conscientes también de que son cautivos de la antigua ideología, aspiran a liberarse de ella. Los escritos de Cabral sobre la necesidad de que la clase media, incluida la profesión docente, cometiera suicidio de clase, eran instructivos. La clase media tenía una alternativa: traicionar a la revolución o cometer suicidio de clase.

El trabajo de reconstrucción del sistema educativo ya había comenzado durante la guerra en las zonas liberadas. El reto tras la independencia consistía en mejorar partiendo de todo lo conseguido en las zonas que habían sido liberadas antes del final de la guerra. En estas zonas liberadas, Freire  concluyó que la clase trabajadora, organizada a través del Partido, “había tomado en sus propias manos la cuestión de la educación” y creado “una escuela de trabajo, estrechamente ligada a la producción y dedicada a la educación política del alumnado”. Al describir la educación en las zonas liberadas, Freire dice que “no solo expresaba el clima de solidaridad inducido por la propia lucha, sino que también lo profundizó. Encarnación de la dramática presencia de la guerra, no solo buscó el auténtico pasado del pueblo, sino que también se ofreció para su presente.”

Terminada la guerra, el gobierno revolucionario decidió no cerrar simplemente las escuelas coloniales que quedaban mientras se creaba un nuevo sistema. En vez de ello, “introdujo… algunas reformas fundamentales que permitieran acelerar… la transformación radical”. Por ejemplo introdujo… algunas reformas fundamentales que permitieran acelerar… la transformación radical, se sustituyeron los currículos que estaban saturados de ideología colonialista. De este modo, los alumnos y alumnas ya no aprenderían historia desde la perspectiva de los colonizadores. La historia de la lucha de liberación contada por quienes habían estado colonizados fue un añadido fundamental.

Sin embargo, una educación revolucionaria no se contenta con sustituir simplemente el contenido para que sea consumido pasivamente. El alumnado ha de tener la oportunidad de reflexionar críticamente sobre su propio proceso de pensamiento en relación con las nuevas ideas. Para Freire, esta es la trayectoria por la que los objetos pasivos del adoctrinamiento colonial comienzan a convertirse en sujetos activos de la descolonialidad. Así, partiendo de su evaluación, Freire y su equipo trataron de  “ver qué estaba ocurriendo realmente en las condiciones materiales limitadas que sabíamos que existían”. Por tanto, el objetivo claro era “descubrir qué podría hacerse mejor en estas condiciones y, si ello no fuera posible, pensar en maneras de mejorar las condiciones mismas”.

Freire y su equipo concluyeron que “el alumnado y la clase trabajadora estaban realizando un esfuerzo que era sobre todo creativo”, a pesar de los numerosos retos y los escasos recursos materiales. Al mismo tiempo, entendieron que “los errores más evidentes” que observaron eran fruto de “la impaciencia de algunos trabajadores, que les llevó a crear las palabras en vez de retar a alumnas y alumnos a crearlas por sí mismas”. La labor y la práctica de Freire han inspirado lo que se ha convertido en un movimiento mundial de pedagogía crítica. En el último libro elaborado antes de su muerte, subtitulado Cartas a quien pretende enseñar, la influencia de Cabral en Freire parece seguir siendo primordial, ya que insistió en que “es importante luchar contra las tradiciones coloniales que llevamos dentro”.

Fuente de la Información: https://vientosur.info/educacion-revolucionaria-como-amilcar-cabral-influyo-en-la-pedagogia-de-paulo-freiree/

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Los estragos de la pandemia en las Escuelas Indígenas de México: desigualdad educativa y brecha digital.

Mtro. Iván de Jesús Contreras Espinoza
Docente de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales (FCAyS) y administrador del Instituto de Investigación y Desarrollo Educativo (IIDE) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).

La pandemia generada por la enfermedad del coronavirus (COVID19), sacudió significativamente a todos los países, situación que implicó afrontar una crisis en diferentes sectores: los sistemas de salud empezaron a colapsar; la economía mundial se contrajo, y las instituciones educativas realizaron ajustes en sus sistemas, con la finalidad de re direccionar los esfuerzos y rescatar los ciclos escolares.

En México, la pandemia tuvo un alto impacto en varios sectores de la población, mismos que se vieron severamente afectados ante estos embates, principalmente aquellos grupos vulnerables y marginados, como lo son las comunidades indígenas. Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés, 2020) se comprometió con los pueblos indígenas para colaborar en la implementación de acciones específicas y de esta manera responder a la crisis y las necesidades derivadas de la pandemia por la COVID-19. Entre las principales medidas, destaca el seguimiento a los planes estratégicos en educación con la finalidad de diversificar los medios y llegar a comunidades con difícil acceso a la información.

Las intenciones tanto del gobierno mexicano como de organizaciones no gubernamentales fueron bien intencionadas, no obstante, la realidad educativa apuntaló hacia otra dirección, con otro nivel de prioridades. La educación en el país se vio seriamente afectada, esto debido a que las modalidades de aprendizaje cambiaron, y tanto estudiantes como profesores aprendieron nuevas formas de interacción ante la necesidad de cumplir con los contenidos escolares. De manera que la educación indígena no fue la excepción, máxime cuando los retos y desafíos de maestros, alumnos y padres de familia, durante este periodo se intensificaron. Uno de esos retos, fue que el uso de las tecnologías, que empezó a ser prioritario en todos los niveles educativos, dejando en desventaja a aquellos estudiantes en condiciones de pobreza y pobreza extrema que no contaban con los recursos y ni herramientas necesarias para continuar con los aprendizajes en las modalidades emergentes.

Esta problemática fue mayormente visible debido a la estrategia de la SEP “Aprende en casa”, un programa cuyo único interés —pareciera— “no perder el ciclo escolar” (Gallardo, 2020). El intento de unificar la operacionalización del programa hizo aún más evidente la desigualdad educativa en la que se sigue viendo inmersa la población indígena en el país. Los programas de televisión, las clases virtuales en plataformas como Classroom o el uso de aplicaciones como WhatsApp, solo fueron un reflejo de conservar una normalidad adaptada para el sistema educativo general, y no pensado en la heterogeneidad de la escuela, como es el caso de la escuela indígena. En conjunto, esto ocasionó que la brecha digital se ampliara en algunos sectores, “En tiempos normales, tales diferencias son una pieza más del mosaico de las desigualdades en México, pero en tiempos de COVID-19, … tiene consecuencias particularmente nocivas y de largo alcance, sobre todo por su incidencia en el sistema educativo” (Lloyd, 2020, pp. 116-117).

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en colaboración con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), publicó la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) para 2020 en México. Entre los datos relevantes destacó, que la distribución de los usuarios de internet por grupos de edad entre los 6 y 11 años de edad en los ámbitos urbano y rural, se estima que 78.3% son usuarios del área urbana, y un 50.4% proviene del área rural. Y al realizar un acercamiento al área rural, se deja de manifiesto que en las comunidades indígenas solamente 3 de cada 100 niños cuentan con acceso a internet.

Tras este panorama de situaciones atípicas, para los docentes de las escuelas indígenas, no era momento de claudicar. Fue necesario buscar alternativas y estrategias que le permitieran cumplir los objetivos. La mayoría de estas escuelas se encuentran ubicadas en zonas altamente marginadas, por tanto, implicaba un reto el acceso a los hogares de niños indígenas. Los docentes no estaban preparados para tal situación; se encontraban desprovistos de la capacitación adecuada para hacer frente a esta nueva modalidad de enseñanza-aprendizaje, y qué decir de los alumnos indígenas, que no contaban con televisores, dispositivos móviles ni computadoras; aunado a esto, durante la pandemia la prioridad de los padres de los niños indígenas fue el buscar los medios para dar un sustento a sus familias, por tanto, las tecnologías no eran prioritarias, por ende, resultaba complejo para los niños aspirar a ellas (Contreras-Espinoza, 2020).

Sin duda, la tarea es titánica para contrarrestar la desigualdad educativa y la brecha digital en nuestro país. Los esfuerzos del gobierno, en cuanto a las políticas educativas deben apostar por una educación que garantice la conectividad y el uso de TIC en todos los sectores educativos, pero principalmente en aquellos niños y niñas que carecen de los recursos y herramientas para continuar en una modalidad que aparenta ser una simulación. Las propuestas para solucionar la problemática son diversas, una de las ideas principales sería establecer programas como los que se realizan en otros países, donde empresas que se dedican a la producción de equipos de cómputo realizan convenios con los sistemas de educación, para donar equipos de segunda mano pero que aún tienen con tiempo de vida útil. Antes de eso, primero habrá que garantizar la conectividad al internet, porque de nada servirá poseer los equipos cuando las zonas marginadas de las comunidades indígenas en ocasiones no cuentan con los servicios básicos, tales como, la energía eléctrica.

Evidentemente, las meritorias labores de los docentes y niños de las escuelas indígenas hicieron posible el embate a la crisis educativa tras la pandemia. Desde la impresión y entrega de cuadernillos, hasta el traslado a comunidades de difícil acceso para proporcionarlos; así como el interés genuino por el bienestar de cada uno de sus alumnos. Estamos convencidos que la desigualdad educativa y la brecha digital en México son asignaturas pendientes; es necesario dar soluciones palpables e inmediatas, a través de planes y programas que garanticen el cumplimiento de los derechos básicos de los grupos vulnerables. Se dice fácil cuando se habla desde el privilegio, pero, precisamente la divulgación de estas temáticas representan una oportunidad de visibilizar la necesidad imperante de inclusión, dignificación y validación de los derechos de las comunidades indígenas, duramente segregadas y marginadas por la sociedad en estos tiempos tan complejos derivados de la pandemia de la COVID-19.

 

Referencias

 

Contreras-Espinoza, I.J. (2020). Escuela indígena: Filemón y la esperanza de los olvidados. En Gárate (coord). Educadores y pedagogía de la alteridad: Relatos desde la experiencia (pp. 53-75). CETYS. http://158.122.1.53/bitstream/60000/934/1/Educadores%20y%20pedagogi%CC%81a%20de%20la%20alteridad_muestra.pdf

Gallardo, A. (2000). Educación indígena en tiempos de COVID-19: viejos problemas, nuevos problemas. En IISUE, Educación y pandemia. Una visión académica (pp. 164-169). México: UNAM. http://132.248.192.241:8080/jspui/bitstream/IISUE_UNAM/552/1/GallardoA_2020_Educacion_indigena.pdf

Lloyd, M. (2020). Desigualdades educativas y la brecha digital en tiempos de COVID-19. En H. Casanova Cardiel (Coord.), Educación y pandemia: una visión académica (pp. 115- 121). México: UNAM. http://132.248.192.241:8080/jspui/bitstream/IISUE_UNAM/546/1/LloydM_2020_Desigualdades_educativas.pdf

Organización Panamericana de la Salud (OPS), (2020). Consideraciones relativas a los pueblos indígenas, afrodescendientes y otros grupos étnicos durante la pandemia de COVID-19https://iris.paho.org/handle/10665.2/52252

Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), (2020). Pueblos indígenas y COVID-19: una mirada desde México. https://es.unesco.org/news/pueblos-indigenas-y-covid-19-mirada-mexico

Fuente: http://www.educacionfutura.org/los-estragos-de-la-pandemia-en-las-escuelas-indigenas-de-mexico-desigualdad-educativa-y-brecha-digital/

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El G20 y la cooperación en un mundo dividido

Por: Tomás Múgica

Estamos ante un mundo en el cual conviven la integración en diversos planos (economía, ambiente y salud) con la fragmentación política y la rivalidad ideológica (sin ser una nueva Guerra Fría)

Entre el 30 y 31 de octubre tendrá lugar en Roma una nueva Cumbre del G20. Se trata de la primera reunión presencial del grupo, con algunas ausencias significativas, como las de Xi Jinping y Vladimir Putin. Es la primera función de una temporada alta de cumbres internacionales -a partir del 1° de noviembre se realizará la Cumbre del Clima COP 26, organizada por Naciones Unidas, en Glasgow- en un contexto de multilateralismo debilitado.

La diplomacia de cumbres suele ser un termómetro de la coyuntura internacional. La reunión de Roma retrata un momento de transición sistémico, signado por la fragmentación y el lento ajuste del marco institucional existente a la nueva distribución del poder, en un mundo cuya creciente integración demanda, cada vez más, acciones conjuntas.

Destacamos tres tendencias del actual escenario.

  • Persistencia de una agenda de cooperación en temas de interés global.
  • Creciente conflictividad en la relación de Occidente con China y Rusia.
  • Tensiones al interior de la alianza atlántica.

Todo ello sirve de marco a la participación argentina, focalizada en la obtención de apoyos internacionales para afrontar el endeudamiento externo.

Más allá de los conflictos, la creciente necesidad de cooperación entre Estados en áreas como salud pública, clima y comercio e inversiones, marca el tono del G20 y otros espacios multilaterales. Repaso rápido: en cuanto al combate a la pandemia de Covid-19, si bien más del 70% de la población adulta a nivel mundial ya recibió una primera dosis de la vacuna, se requiere una acción decisiva de parte de los países más poderosos para llegar a regiones en las cuales ese porcentaje no alcanza el 50%, como Medio Oriente, Asia Central y Africa subsahariana (en este último caso es de 8,6%). Si se mira la brecha entre ricos y pobres, la vacunación en países de bajos ingresos ronda el 2%. La iniciativa Covax, más el aporte de jugadores como China y Estados Unidos a nivel bilateral, son claves para atender esa desigualdad.

En la reunión de ministros de Salud, en septiembre, el G20 se comprometió a avanzar en esa dirección. No hubo acuerdo, en cambio, sobre la liberación temporal de las patentes, un pedido impulsado por países de ingresos medios y bajos, y por algunos líderes mundiales, como el Papa Francisco.

El clima también está en el centro de las discusiones (más aun teniendo en cuenta que los acuerdos que se alcancen en Roma tendrán efectos importantes sobre la reunión de Glasgow). La reducción progresiva del uso del carbón y la adopción de una meta de 1,5 grados Celsius respecto a los niveles pre-industriales como límite para el calentamiento global divide a los miembros del G20, que representan el 80% de las emisiones globales. Aunque, según los expertos, ninguno de los miembros de Grupo posee políticas plenamente consistentes con ese objetivo, algunos de ellos -como China, India y Rusia- se muestran más reticentes a abandonar el carbón y a comprometerse a una meta por debajo de los 2 grados de aumento de la temperatura.

En el área económica el anuncio más significativo tiene que ver con la instauración de una tasa corporativa global mínima del 15%. La medida -impulsada por la OCDE y considerada tímida por los sectores más progresistas en Occidente- busca que las compañías paguen más impuestos en los países en los que realizan sus ventas. Durante la reunión de ministros de Finanzas de julio pasado, el G-20 le otorgó su apoyo. Luego deberá pasar la prueba de la implementación efectiva. Como sea, es un paso hacia un capitalismo global más equitativo.

Claro que los esfuerzos de cooperación global tienen lugar en un contexto político significativamente más conflictivo que el de 2008, año en que comenzaron las cumbres anuales de Jefes de Estado y de Gobierno en el marco del G20. El elemento más importante de ese paisaje es la creciente rivalidad entre Estados Unidos y China.

La reacción frente al ascenso de China es una tendencia consolidada en la política norteamericana, que trasciende las divisiones partidarias. Más allá de cambios retóricos y de una apuesta por las alianzas (versus el unilateralismo de Donald Trump), la administración de Joe Biden dedica grandes esfuerzos a contener a China en el Este de Asia, frenar su penetración en otras áreas (como América Latina) y, en suma, poner límites en su ascenso como potencia global a nivel político, económico y militar.

Por su parte, China se muestra cada vez más asertiva, especialmente en el terreno de la seguridad. El escenario principal de su política es el Este de Asia. Allí afirma sus reclamos territoriales en el Mar del Sur de China y realiza demostraciones de poder en relación a Taiwán, cuya reincorporación constituye uno de los principales objetivos de política exterior de la República Popular.

Sin los recursos de poder de China, Rusia sigue manteniendo un vínculo complejo con Estados Unidos, en el cual domina la rivalidad (ciberataques, Medio Oriente, Ucrania), pero en el cual también hay espacio para la cooperación, aunque sea limitada (control de armamentos).

La alianza atlántica se ve afectada por esas disputas. Aunque en cuestiones de seguridad continúan alineados con Estados Unidos en el marco de la OTAN, y a pesar de que consideren a China un “rival sistémico”, los países europeos buscan mantener un lazo privilegiado con esa potencia en materia de comercio e inversiones.

Un caso arquetípico es Alemania, con bases norteamericanas en su territorio, pero también un país para el cual China representa su principal socio comercial y un mercado privilegiado para su industria automotriz. Tensiones similares aparecen en torno al vínculo entre Europa y Rusia, un socio políticamente incómodo, pero -al menos por el momento- imprescindible para cerrar la ecuación energética de la UE (Rusia suministra el 40% del gas consumido en la UE). El malestar norteamericano en torno a la construcción del gasoducto NordStream 2, que una Rusia con Alemania, pone de relieve estas dificultades.

Pero además los miembros de la UE se muestran inquietos frente a lo que perciben como una conducta potencialmente inestable de Estados Unidos, producto de los vaivenes de su política doméstica. Algunos socios, de manera notoria Francia, desconfían del compromiso de largo plazo de Estados Unidos con la seguridad europea. Frente a ello, Emmanuel Macron aboga por la “autonomía estratégica”. Aunque fuera del territorio europeo, la reciente conformación de la alianza AUKUS (Australia, Reino Unido y Estados Unidos), que comporta la transferencia de tecnología a Australia para el desarrollo de submarinos nucleares, ejemplifica ese patrón. Se trata de una iniciativa que afecta la relación entre Estados Unidos y Francia, beneficiaria de un millonario contrato para construir submarinos, que fue dado de baja por Australia, y país con presencia territorial y militar en el área del Indo-Pacífico.

Producto de su crisis doméstica, nuestro país se ve obligado a desarrollar una agenda defensiva, considerablemente circunscripta a sus debilidades económicas

En resumen, estamos ante un mundo en el cual conviven la integración en diversos planos (economía, ambiente, salud) con la fragmentación política y la rivalidad ideológica (sin que se trate de una nueva Guerra Fría). El desafío, por supuesto, es encontrar espacios de cooperación en los temas de alcance global.

Argentina: en busca de apoyos

La participación argentina en Roma tendrá como foco la negociación en curso con el FMI. Nuestro país necesita el respaldo de los principales accionistas ?que forman parte del G20- para obtener un acuerdo sustentable, que le permita cubrir los vencimientos en 2022 y 2023, que suman más de US$ 36.000 millones. Las reuniones bilaterales incluyen a Angela Merkel, Ursula Von der Leyden (Presidenta de la Comisión Europea) y Kristalina Georgieva.

En materia de propuestas, Argentina demanda un marco multilateral para la reestructuración de la deuda soberana, aboga por una reducción de las sobretasas que el FMI cobra a los países que se endeudan por encima de su cuota y solicita la asignación de parte de una nueva emisión de Derechos Especiales de Giro (DEG) a los países de ingresos medios y bajos. Ha propuesto también canjear deuda por acciones climáticas.

Se trata de planteos razonables y que contribuyen a otorgar un perfil más alto a la participación argentina en el G20. Lo que resulta inocultable, sin embargo, es que como producto de su crisis doméstica nuestro país se ve obligado a desarrollar una agenda defensiva, considerablemente circunscripta a sus debilidades económicas. Le cuesta proyectar prestigio y poder de manera más amplia. Sólo resolviendo nuestros problemas domésticos seremos capaces de una política exterior más ambiciosa.

Fuente de la información e imagen: https://elestadista.com.ar

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