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¿Conoces los juguetes adecuados para cada edad de tus niños y niñas?

Por: Rosanna Herrera

Velar para que los niños y las niñas reciban lo mejor durante sus primeros años de vida es la intención del Instituto Nacional de Atención Integral a la Primera Infancia (Inaipi). Por esa razón es que, a propósito de la celebración del Día de los Santos Reyes Magos, fecha propicia para regalar juguetes, orientan a las familias a obsequiar juguetes adecuados para cada edad, con miras a que adquieran nuevos aprendizajes que aportarán a su óptimo desarrollo y no representen un peligro para su seguridad.

Cero a 6 meses
De acuerdo a la encargada de Educación Inicial de la organización, Stefanie Moscoso, destaca que durante su primer año, el juguete preferido del niño es su propio cuerpo, ya que necesita aprender a conocerlo y coordinar sus movimientos. Asimismo, señala que los juegos más apropiados en esta etapa son los que estimulen todos sus sentidos, que sean fáciles de agarrar y que les inviten a conocerse y desplazarse, como móviles para la cuna con música y movimiento, sonajeros (de material blando) o mordedores de distintas texturas.

6 a 12 meses
Moscoso asegura que en el segundo semestre los bebes son más activos y disfrutan los juegos que les permitan moverse, entender el mundo que les rodea y relacionarse con sus cuidadores a quienes serán más apegados en esta etapa.

Los juguetes más recomendados para esta período son juguetes musicales, libros de plástico o de tela, mantas o alfombras con distintas actividades, entre otros.

1 a 2 años
A partir del año, y en función del momento en que comienzan a caminar, los niños disfrutan mucho los juguetes que puedan arrastrar, empujar y les ayuden a mantenerse de pie y en equilibrio; así como los juegos que les inviten a mejorar la precisión de los movimientos de sus manos y dedos. Algunos de estos son los que se puedan arrastrar y empujar, encajados de madera de piezas grandes, cubos o vasos apilables, entre otros.

2 a 3 años
A partir de los dos años, empiezan a ser más autónomos, son muy activos y su capacidad de aprendizaje es sorprendente. Por este motivo, el juguete educativo empieza a estar presente en su juego para convertir el aprendizaje en algo natural y divertido. Además, les gustará imaginar escenas para imitar a los adultos de su entorno o situaciones cotidianas. Los preferidos son carros, trenes, camiones y carretillas, que puedan empujar, cargar, llenar y vaciar.

3 a 4 años
A partir de los tres años, la posibilidad de juegos a elegir es muy variada. Cada pequeño tiene una personalidad, intereses o habilidades diferentes y la elección dependerá de estas, que tengan reglas faciles de entender y que les ayuden a trabajar su concentración. Además, el juego en grupo empieza a resultar una experiencia divertida, siendo perfectos los juegos de mesa grupales, las actividades de exterior y los juegos imaginativos. Entre los juguetes preferidos se encuentran disfraces, instrumentos musicales, rompecabezas, entre otros.

4 a 5 años
A partir de los cuatro años, la imaginación predomina en sus juegos. Además, los amigos ya forman parte de su vida y les encanta pasarlo bien con ellos. En materia educativa deben seguir formando parte de su aprendizaje, que refuerzan con conceptos y que aprenden de forma lúdica. Les encanta jugar con los amigos o la familia, siendo un momento perfecto para socializar y mejorar la comunicación. Es importante no limitarlos solo con los juguetes que tradicionalmente se consideran para uno u otro sexo (niño, niña) ya que estos desarrollan habilidades diferentes, que son muy importantes para ambos sexos. Por lo general, a esta edad prefieren juegos de mesa, como bingo y dominó, de imágenes, bicicletas, patinetas y patines, bloques, entre otros. Lo mejor es ser medidos en la cantidad de juguetes, comprar muchos no significa que vayan a jugar más, sino que van a valorar menos el significado de cada uno.

Fuente del artículo: https://www.listindiario.com/la-vida/2018/01/05/497474/conoce-los-juguetes-adecuados-para-cada-edad-de-tus-ninos-y-nina

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Des-programar en clítoris

La curiosidad no viene naturalmente sino que se construye con la práctica. Y pareciera que cada día necesitamos menos curiosidad porque nos hemos ido acostumbrando a interactuar con aparatos que hacen de todo obedeciendo a un clic. El único y certero clic que nos lleva, como por arte de magia, hacia donde debemos ir, sin preguntas ni alternativas. ¿Acaso es posible alterar el orden tocando en otros lugares, probando entre comandos por el simple placer de probar y seguir tocando?

La parte más grande del clítoris está oculta; apenas podemos ver una pequeña punta que se asoma, arropada de piel, caliente y húmeda. Todo el resto no se ve pero sabemos que existe quienes, al tacto, hemos explorado la vitalidad y riqueza de sus terminaciones nerviosas. La realidad del clítoris es digital. Su anatomía, no menos real, hace parte de las zonas oscuras de la ciencia médica; poco se sabe y a pocos interesa porque poca utilidad tiene para los efectos reproductivos del aparato genital femenino. Y en cambio, su exploración ha sido tradicionalmente restringida a través de eficaces discursos, castigos y costumbres.

Esta imagen se asemeja mucho a la que tengo de internet como-la-conocemos-hoy. Lo más cercano es la ‘punta del iceberg’ donde se encuentran los contenidos indexados, clasificados y debidamente aprobados por los límites de la legalidad y la moral capitalista. Aptos para ser exhibidos en la interfaz gráfica. Y no es que lo demás no exista, es que para llegar allí, a la web oscura donde no hay censura ni jerarquía alguna, hay que tomarse el tiempo y poner en práctica habilidades técnicas.

Después de los contenidos está la infraestructura oculta: cables que habitan bajo el agua y centros de datos asentados en lejanos terrenos áridos. Allí, transformando energía y ocupando el espacio pero sin que podamos notarlo a simple vista, con accesos restringidos, vigilancia 24 horas y un elaborado corpus legal, en crecimiento, llamado ciberseguridad. Y mientras tanto la web, cada vez más normatizada e intolerante a la experimentación.

2. Sudo
Sudan mis axilas a pesar de los esfuerzos del mercado por esconder olor y transpiración. Suda también mi vagina. Suda por la ropa que sirve para esconder el vello y los productos para esconder la sangre. Suda entre los labios y más adentro es un sector placenteramente húmedo donde el sudor se mezcla con otros fluidos. Sudo privilegios de superusuaria. Sudo elegir quién entra y cómo. El dentro es un orificio de más conocido por la medicina, caldo de cultivo de infecciones y trayecto predilecto de la bienvenida a la vida. Objeto del deseo, fruto prohibido. Regularmente monitoreado, celosamente protegido, duramente custodiado. Violentamente penetrado.

La posibilidad de explorar dentro, más allá de lo que dicta la medicina, me remite rápidamente a la idea se un software cuyo código está abierto para ser usado, analizado, transformado y compartido. Entonces vienen dos imágenes más a mi mente: la de un automóvil entregado por piezas separadas para que el usuario encuentre la mejor manera de organizarlas de acuerdo a sus necesidades; y la de las ‘recetas de la abuela’, que para seguir existiendo y deleitando paladares deben ser compartidas entre quienes luego serán también abuelas.

Igual se puede imaginar un cyborg. Ni automóviles ni cocinas. Ni hombre ni mujer. Allá dentro, no en el orificio sino dentro de la carne, en la parte rugosa de arriba se encuentra el clítoris, aunque no se vea. Un software limitado cuya funcionalidad se ha desarrollado poquísimo. Escarbar allí es como entrar en la línea de comandos. Armar mis partes y descubrir en ellas su potencia. Al tacto, el clítoris se inflama y se despliega a lo largo de los labios, incluso sobre la pélvis. Se genera un cosquilleo que puede extenderse por toda la entrepierna y producir contracciones de placer. A veces incluso risas. Pero no es un movimiento automático, no ocurre como reacción al tacto solamente. ‘Tras toda arquitectura [corporal] se esconde una estructura de poder’*.

3. Recursividad
Los manuales son un punto de partida y los hay de varios tipos: infografías, video tutoriales, documentales, porno, animados. Casi todos disponibles en la red pero en ningún caso suficientes para alcanzar las posibilidades que permite el clítoris. Porque los clítoris, como los labios y las vaginas, son siempre diferentes. El aprendizaje se logra solo en la repetición y el disfrute. Una repetición que es recursiva por la manera como se asocia con otros procesos anteriores y posteriores. ‘Cuando hay recursividad surge algo nuevo que se da en la relación entre repeticiones consecutivas’*.

La idea de recursividad me sugiere masturbación. Todo lo que voy activando cada vez que vuelvo a masturbarme, que volvemos a masturbarnos. Aprender qué partes y qué movimientos disfruto más, qué posiciones para producir qué sensaciones. Aprender haciendo, repitiendo para el disfrute, construyendo de la experiencia, explorando siempre sin otro fin más que seguir disfrutando. No hay clímax, no hay embarazos, no hay comienzo ni fin porque el placer no es un medio. Alrededor un espacio deseado y en medio de fluidos, temperatura corporal, participación de otrxs, utilización de cables, aparatos, cámaras, frutas, según cada quien vaya deseando. Porque los placeres, como los clítoris, los labios y las vaginas son siempre diferentes.

Pero los placeres y los deseos son también tecnologías, moldeadas con sistemas de vigilancia, premio y castigo. Deseo conectado a la mirada, mirada que motiva la acción. No exploramos dentro porque no lo deseamos. No hace falta porque fuera todo está resuelto, porque alguien lo ha resuelto para mi ‘comodidad’. Así el cuerpo, así la máquina. Afuera mirada-interfaz, adentro digital-comandos. Entonces viene a mi mente el militarismo que carga la máquina debajo de su interfaz.

4. Desaprender
Porque internet no sólo está ‘basada en la apertura, la flexibilidad y la distribución como concreciones tecnológicas de diseño grabadas a fuego en el corazón del código’*. Se moldeó en el corazón de cuerpos de defensa, de estructuras militares y escolares impresas en el principio de obediencia ciega para la máquina y competencia de la creatividad para sus creadores: ingenio, sometimiento; comando, obediencia; solución de problemas, diseño de algoritmos. Y también se moldeó en el corazón del mercado: evolución de la interfaz por condescendencia con los usuarios finales.

En esos términos, la exploración del clítoris no deja de ser un proyecto colonial. Descubrir para someter, para contabilizar, para hallar regularidades y predecir comportamientos. Fracaso del proyecto (re)productivo, necesidad de buscar nuevas soluciones. Entrada triunfal de las instituciones, exigencia de derechos, domesticación, aprovechamiento. ‘Todo uso instrumental de Internet está condenado de antemano al fracaso’*. Por eso no se trata – no para mí – de armarnos de herramientas para comprender ese órgano allí dentro.

La realidad del clítoris es digital, realidad al tacto, al aumento de tamaño, al placer. Paradigma de aprendizaje no hegemónico. Explorado, de seguro, en el pasado y en el presente. Objeto del disfrute implícito en las narraciones bíblicas sobre Lilith y la magia negra. Perseguido y olvidado. Allí presente, sin embargo. ‘ [El clítoris] no se estudia ni se aprende. [El clítoris] se hace, con otr[x]s, en red. Y, al hacerse, se piensa’*.

5. Autonomía
En tiempos de colectividad, de colaboración y comunicación; en tiempos de romper con el romanticismo y los modelos tradicionales de afectividad y sexualidad; en estos tiempos, sin embargo, resulta más difícil buscar dentro, confrontar el propio cuerpo ante los imperativos de la belleza y la aceptación. Imperativos que moldean como código la posibilidad de querer(se), disfrutar(se), dar(se) placer. Imperativos asentados muy dentro de la carne, muros de acero que custodian la desconexión de la mente con el cuerpo, que garantizan con eso el éxito del capitalismo y su ansia clasificadora: clasificar para no mezclar, para no desordenar, para no fallar.

El éxito es también sometimiento a los otros, al aplauso y la aprobación. El placer de la exploración, en cambio, se comparte en el ‘cada vez’. El aprendizaje se almacena en el ‘cada quien’ y se hace acción en el encuentro. La posibilidad del encuentro, consentido y cuidado, está mediada por la construcción autónoma del deseo. Porque los deseos, como los los cuerpos y los placeres, como los clítoris, los labios y las vaginas son siempre diferentes. ¿Es posible construir un deseo autónomo?

¿Es posible programarnos en clave de clítoris, es posible programar así la máquina? ¿Es posible encontrarnos y comunicarnos a partir de ese lenguaje?, ¿de sentidos-código?, ¿de códigos cuidado?, ¿de cuidado placer?, ¿de placer cuerpo?, ¿de placer consciente?, ¿de placer acuerdo y coquetería, no violencia ni obediencia ni sometimiento?, ¿de placer cooperación y no competencia? Yo creo que sí. Es posible construir sistemas que todavía no podemos imaginar, a través de la exploración contenta y recursiva sobre nuestros órganos y sus posiblidades. Allí habitan las represiones más sutiles y violentas. Allí habitan las revoluciones más severas y potentes.

Este texto es un collage de lecturas, experiencias y diálogos. Los asteriscos * son palabras de Margarita Padilla en su Kit de la lucha en internet.

Fuente: https://pillku.org/article/des-programar-en-clitoris/

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¿Era del Aprendizaje? Educación para la interacción permanente

Por José Luis Jaimes Rosado

Durante la segunda década del siglo XXI confluyen elementos constitutivos de cuatro eras: información, comunicación, conocimiento y aprendizaje.

La era de la Información permitió que cada individuo realizara internamente concepciones y referentes de su entorno. La imprenta, detonador productivo de libros y nuevo sentido para la necesidad lectura-escritura, fomentó procesos unidireccionales (emisor-receptor) con base en principios físico-químicos, como la impresión, con recursos tecnológicos mecánicos. La característica epistemológica fue el pensamiento lineal: todo es de principio a fin, por una ruta determinada para su uso y en orden cronológico.

Durante la última década del siglo XX, este proceso toma vigencia con el uso de la computadora y envíos de correos electrónicos y compartición de archivos. La finalidad de los sistemas instruccionales es saber producir, de lo que resultan grupos sociales que cumplen objetivos dictados, metas fijadas, fines impuestos: preparar para obedecer.

La era de la Comunicación fomentó que los integrantes de una sociedad intercambiaran ideas, pensamientos y sentimientos. El descubrimiento de la electricidad aceleró la recepción de mensajes y posibilitó la reciprocidad y la prontitud de respuesta en el mínimo tiempo posible. Desde la codificación del telégrafo hasta el código binario computacional se materializó la concepción biológica de “sistema”.

Las aplicaciones tecnológicas fomentaron el pensamiento cartesiano en línea recta con un eje, en un plano con dos ejes y en el espacio con tres ejes. El objetivo de los procesos de enseñanza se perfiló a reproducir, se preparaba para saber hacer: multiplicar para ganar.

La era del Conocimiento, resultado del ciudadano informado y comunicado, consiste en comprender ideas, sumar experiencia y aprovechar entornos. Ante la posibilidad exponencial de obtener e intercambiar datos, con el único límite práctico de la perseverancia, los acontecimientos mundiales son referidos localmente en los aspectos económicos y culturales. Los referentes de origen teórico comienzan a encontrar validez de existencia en la medida que se conviertan en confort y los procesos se presentan bidireccionales indirectos, la comunicación es utilizada para lograr reacciones de consumo político, ideológico, religioso, comercial, etcétera; se pretende convertir a la persona en consumidor o adepto.

Las nociones sobre “individuo” desde la sicología y sus “grupos” desde la sociología son encauzados con tecnología para producir, tecnología para organizar y tecnología para comunicar, factores que desarrollan el pensamiento reactivo. El propósito educativo busca desarrollar la innovación para el aprovechamiento: capacitar para la utilización absoluta de recursos y la obtención de plusvalía máxima.

La era del Aprendizaje se está conformando por personas de pensamiento complejo a través de la Inteligencia Tridimensional para la transformación de los entornos. El proceso información–comunicación–conocimiento, digitalizado en programación binaria y al alcance de la mano (touch), constituye individuos reflexivos que se asumen en “un todo”, por lo que se saben protagonistas de la realidad desde un pensamiento tridimensional: lo cognitivo, lo afectivo, la arquitectura de conocimiento. En tanto que la comunicación se ejerce interdisciplinariamente, la tecnología cibernética libera y a la vez controla la intención participativa. Los procesos educativos tienen el propósito de aprender para la intervención evolutiva: desarrollo del ser y su convivencia contextual.

En el siglo XXI, el contexto educativo debe reconocer que la información ha sido elemento estático de posesión individual; la comunicación, procesos compartidos que trascienden en tiempo y espacio desde intereses particulares de grupo; y el conocimiento, directrices para la producción, la instrucción política y el comercio cultural. Así, los procesos en la era del Aprendizaje se deben instrumentar para desarrollar personas capaces de intervenir su entorno a través de la generación de individuos en plenitud, aptos para la interrelación permanente con su entorno social y natural, según las condiciones de tiempo, lugar y circunstancia.

Fuente del Artículo:

http://www.excelsior.com.mx/opinion/columnista-invitado-nacional/2018/01/01/1210889

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¿Motor de cambio o cambio de motor?

Pluma Invitada

Javier García Zapata

El ascenso del ex gobernador Otto Granados a la Secretaría de Educación Pública; la incorporación del ex secretario Aurelio Nuño como coordinador de la campaña priista del no priista José Antonio Meade; la revelación del nombre del prospecto para la SEP por la planilla del candidato a candidato AMLO; la presentación del proyecto del propio López Obrador; la “liberación” de Elba Esther Gordillo, quien ya duerme en Polanco;  la “nueva alianza” del ídem con el PRI; la difusión de un estudio del IEE sobre la situación escolar en el que, para variar, “los alumnos salen reprobados”… Todos estos son hechos que, como es fácil deducir, tienen al sector de la educación como denominador común.

Así, entonces, el tema educativo cobra un renovado protagonismo en la vida del país, en el contexto de los hechos por venir, que estamos viviendo ya, y en los cuales la Reforma y el Nuevo Modelo se mantienen como fuente de conflicto, antes que ser motivo de encuentro, de discusión y diálogo, entre los diferentes actores.

Maestros y trabajadores escolares han comenzado a buscar un papel protagónico, y levantan la mano y la voz, aunque apenas unos cuantos y no de la mejor manera.

En foros, sitios web y páginas de Facebook lo que podemos encontrar son comentarios atropellados, más animados por un afán de revancha que con ánimo de propuesta, y ya ni siquiera de protesta; más como chacoteo que como auténtica toma de posición debidamente fundamentada.

No haremos referencia a las evidentes fallas de ortografía, sintaxis, respeto y sentido común que campean en las redes, pues más conveniente es ir al fondo, porque sin duda es peor quedarse callado que mal escribir –que ya es grave, tratándose de un profesional de la educación–, y  el silencio y el derrotismo están muy presentes.

Jordi Martí, profesor español, afirma que “el peor agente de cambio es el docente”. Y si bien se refiere en específico al cambio educativo, tal afirmación puede ampliarse a todos los ámbitos de la vida en general, habida cuenta de la importancia y el impacto que la educación tiene.

Es evidente una actitud de conformismo, incomprensible entre quienes se supone debieran ser motores de cambio, y que, sin embargo, se resignan a la situación que viven, e incluso renuncian a sus derechos, paralizados por el terror que les causa arriesgar algunas prestaciones, salarios y privilegios, aunque sean pocos, incompletos, regateados y en creciente mengua.

Quejas sí, y muchas, pero incluso insuficientes y deficientes; erráticas, aisladas. En voz baja. En lo oscuro. En corto. Entre cuates. Con tibieza. Con temor. Sin compromiso, ni aun consigo mismos, son incontables los maestros que permanecen adormilados, apáticos, indolentes; viviendo en función del pago quincenal, esclavizados al presente, anclados en la medianía. De los cientos de miles de maestros, son los mismos los que siempre dan la cara, y muchas veces con más estridencia que argumentos.

Lo más deplorable es que esas conductas con frecuencia las refleja su trabajo en el aula, y por lo pronto cabe la duda: ¿Puede un maestro indolente incentivar a sus alumnos; despertar en ellos el espíritu crítico, estimular la capacidad de análisis, alentar la creatividad, promover la actitud propositiva, fomentar la solidaridad?

Si consideramos que la acción docente es fundamental para que el país cambie en ruta de mejora hacia un más brillante futuro, la realidad nos muestra qué tan optimistas podemos estar, y cuántas esperanzas podemos tener.

Según Dennis Stevenson, “el resultado del trabajo de un agente de cambio es la capacidad en las personas para hacer más o encontrar una nueva y mejor perspectiva en la vida”. Es decir, ese trabajo está orientado a que la gente mejore.

En un artículo, plantea cuatro características que definen a un agente de cambio:

– Vive hacia el futuro no al presente; no está satisfecho con lo que ve a su alrededor. Sin esta visión de futuro, de lo que podría o debería ser, se está perdido;

– En su quehacer es impulsado por la pasión, misma que inspira en los demás;

– Tiene una gran capacidad de automotivación;

– Debe entender a la gente e influir en ella. El cambio es sobre las personas; todo se trata de las personas.

Parafraseando al clásico, aquí les pregunto a los maestros que se hayan incomodado con la reflexión planteada en estas líneas: ¿Qué estás haciendo tú? ¿Con cuál definición te identificas? ¿Cuál saco te pones? ¿Qué imagen te devuelve el espejo cuando te asomas a él? ¿Estás satisfecho con el actual estado de cosas? ¿Eres agente de cambio conforme a la naturaleza de tu profesión, o, contrario a ella, eres lastre para tus alumnos y para el país?

Quizá “tenemos que movernos en un esquema en el que las preguntas no sean válidas”, diría el otro.

Stevenson, D.  (2007) What is a “Change Agent? Disponible en: https://it.toolbox.com/blogs/dennisstevenson/what-is-a-change-agent-041508

Martí, J. (2013) El docente, un mal agente de cambio. http://www.xarxatic.com/el-docente-un-mal-agente-de-cambio/?subscribe=success#blog_subscription-10

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/motor-de-cambio-o-cambio-de-motor/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/12/teacher-2454399_960_720-768

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Una oportunidad para pensar el acceso abierto desde América Latina

Patricio Velasco – Derechos Digitales.

Una discusión sobre el acceso al conocimiento en la región, la importancia de desarrollar redes locales y la necesidad de generar incentivos estatales que promuevan la circulación del conocimiento científico.

Pixabay

La pregunta por el acceso abierto supone el acceso a recursos para la investigación y la educación de acceso libre y gratuito, a fines de aumentar la generación, difusión e impacto del conocimiento científico. Estos recursos consideran tanto artículos de investigación revisados por pares, como los datos requeridos para desarrollar tales estudios. (Lea «Cómo vamos en derechos digitales?»)

El acceso abierto supone, en términos prácticos, sacar provecho a las tecnologías para eliminar las barreras de acceso al conocimiento científico, no sólo a los resultados de las investigaciones sino también a los datos que dieron pie a tales conclusiones, favoreciendo así la reflexividad del conocimiento científico y el subsecuente avance del mismo. Las consecuencias sociales de un mayor y mejor desarrollo científico son innumerables, pero pueden verse reflejados en el desarrollo de proyectos innovadores capaces de ofrecer nuevas soluciones a los problemas cotidianos. Todo ello, sabemos, influye de manera positiva en la capacidad de alcanzar y mantener un desarrollo sostenible, que vaya más allá de los vaivenes del mercado de los commodities –variaciones que, muchas veces, han condenado a América Latina.

Sin embargo, el acceso al conocimiento científico sigue hallando obstáculos. El primero de ellos, por cierto, se encuentra en los gigantes de la industria científica editorial: conglomerados que cobran millones de dólares por suscripciones que permiten el acceso a sus bases de datos por parte de las universidades; montos generalmente destinados a acceder a investigaciones que han sido realizadas con fondos públicos. No está de más señalar que la principal fortaleza de las revistas disponibles en tales bases de datos se encuentra en el hecho de estar indexadas según criterios como ISI (Índice de Citación Científica), que constituyen el mayor incentivo (económico y de prestigio) en la comunidad académica.

Este tipo de esquema de acceso al conocimiento, mediado por grandes sumas de dinero a efectos de cumplir una función que hoy tecnológicamente resulta de costo marginal, ha llevado a la existencia de conflictos de suma importancia, que han agitado la discusión pública y académica.

Es en este escenario que instituciones de gran peso internacional, como la Comunidad Europea, han desarrollado políticas integrales a favor del acceso abierto, lo que supone garantizar el acceso libre a los productos y datos de las investigaciones científicas desarrolladas con fondos públicos. Así se comprende el surgimiento de la Iniciativa de Budapest (2002) y la Declaración de Berlín (2003), documentos que han sido articuladas en políticas que determinan el acceso a financiamiento científico, tal como muestra el programa Horizon 2020.

Por otra parte, América Latina ha tenido una historia particular en relación con el conocimiento científico. Tal como señala la UNESCO, las histórica carencia de editores académicos comerciales en la región habría llevado a altas tasas de circulación informal del conocimiento y, consecuentemente, baja difusión. De forma tal que “el acceso abierto ha sido una oportunidad para aumentar la visibilidad y el acceso; los fondos estatales, con apoyo de la cooperación internacional, han sido los grandes habilitadores del acceso abierto”.

Entre las experiencias exitosas de Acceso Abierto en la región se cuentan los portales SciELO y RedALyC que, desde 1997 y 2002 respectivamente, han facilitado el acceso a más de 1.000 revistas que cuentan con comités de revisión de pares. Alperin ha señalado a este respecto que “el uso, aproximación, y modelos del Acceso Abierto en las regiones en desarrollo y, en América Latina en particular, ha resultado extremadamente positivo y debe ser fortalecido y expandido”.

Cabe entonces preguntarse si las revistas de acceso abierto constituyen espacios relevantes de visibilidad y fortalecimiento de la comunidad científica, ¿por qué no existen mayores incentivos a la publicación académica en tales espacios? En América Latina, la discusión pública en torno a la ciencia se queda, las más de las veces y como sucede con muchos problemas sociales, en la necesidad de aumentar recursos. Es necesario comprender que la pregunta por cómo y a qué fines se requieren tales recursos, puede ser más relevante que la mera urgencia material.

Necesitamos, entonces, orientarnos hacia el “acceso abierto para el fortalecimiento de la institucionalidad científica latinoamericana”, que permita no solo el aumento de la visibilidad de la producción científica en la región, sino también la configuración y desarrollo de redes de investigadoras e investigadores a nivel regional, capaces de articular una reflexión que responda a las necesidades del territorio.

Para ello es requerido establecer incentivos a la publicación en revistas de acceso abierto, impulsar cambios institucionales que favorezcan la difusión de los productos de la investigación realizada con fondos públicos y, por cierto, implementar iniciativas que pongan en valor el trabajo científico y la importancia de la curiosidad, y su sistemático despliegue, para el desarrollo de la región.

La versión original de exte texto fue publicada por el portal Derechos Digitales bajo una licencia Creative Commons.

 

Fuente: https://www.elespectador.com/tecnologia/una-oportunidad-para-pensar-el-acceso-abierto-desde-america-latina-articulo-726364

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Educación, la hija perdida de Cartagena

Los líos políticos que ha tenido Cartagena en los últimos años se han llevado consigo la calidad de un pilar tan importante, como lo es la educación. Las entidades de control denunciaron irregularidades en la operación del Programa de Alimentación Escolar (PAE). Cabe destacar que el presupuesto que se aprobó para el 2017 fue de $392 mil millones de los $540 mil millones que se habían presupuestado, lo que evidencia un déficit de $150 mil millones. Pero estos no son todos los problemas que tiene la educación en la ciudad, se le suma el mal estado en que se encuentra la infraestructura de los colegios, que representa una amenaza para la integridad de los estudiantes.

En noviembre pasado, la Contraloría General de la Nación indicó que en las 66 instituciones educativas intervenidas en la administración de Dionisio Vélez, con un presupuesto de $69 mil millones del préstamo de $250 mil millones hecho a la banca privada, encontró deterioro prematuro de las obras y cambios de los usos proyectados para determinados espacios. Lo anterior a causa de, entre otras cosas, falta de mantenimiento preventivo y correctivo, y de no incluir en la contratación las necesidades apremiantes de los planteles, lo que dificulta la eficiencia y durabilidad de los espacios reparados.

La mala administración de los dineros que debieron ser invertidos en infraestructuras de las instituciones públicas, se evidencia en las obras inconclusas y los accidentes que se presentaron en los planteles educativos, al punto que padres de familia y estudiantes protestaron para exigir mejoras en los colegios. Hablemos de casos puntuales.

En enero de este año fueron entregadas las remodelaciones del colegio Mercedes Ábrego, sede Sectores Unidos, luego de dos años de espera, y en noviembre se presentaron filtraciones de agua en los techos y ventanas, inundando los salones y el colegio en general.

Los padres de los estudiantes del colegio Las Gaviotas, sede Niño Jesús, viven angustiados ante la posibilidad de que el cerramiento de este plantel se desplome en cualquier momento. Allí reciben clases niños de transición y primer grado. Inicialmente este colegio era de madera, fue demolido y su nueva construcción comenzó en el 2014. La primera falla fue la postergación de la entrega que estaba programada para el 2016, pero se alargó hasta este año, aún así, los compromisos de la Secretaría de Educación de reconstruir el cerramiento no se han cumplido hasta la fecha.

“Viene otro año escolar en el 2018, siguen las mismas paredes y se puede ver su mal estado, no queremos que vaya a suceder una tragedia, cuando llueve el colegio se moja completamente, ya nosotros nos cansamos y estamos estudiando que el otro año no traeremos a nuestros hijos a este colegio hasta que no nos solucionen”, manifestó Germán Romero García, miembro de la asociación de padres de familia de esta institución.

La construcción del nuevo cerramiento estaba prevista para agosto pasado pero han transcurrido cuatro meses y los padres de familia no ven soluciones sino mayores problemas. “Se tapan los ojos y se olvidan de que esto existe, la infraestructura del colegio es pésima, está rajado, se están cayendo las paredes, se han burlado de nosotros, nos vamos a ir a las vías de hecho, estamos dispuestos a llegar a las últimas consecuencias, tenemos el apoyo de los padres de familia, el Distrito debe evitar un caos”, expresó Fulvio Urzola, padre de familia del sector.

Con el mismo problema

El problema de los cerramientos no solo lo padece la sede Niño Jesús, se le suman los colegios Soledad Acosta de Samper, en Blas de Lezo, y Nuestra Señora del Carmen, en Chiquinquirá, que comenzaron a ser construidos como parte de un contrato de obras de reparación por $5  mil millones que desarrolla Edurbe, pero para la comunidad educativa los trabajos no resuelven la situación.

Luis Ramírez, rector de la institución educativa Soledad Acosta de Samper, habló sobre los problemas de infraestructura que se presentan en las diferentes sedes, aludiendo al estado de los techos, los laboratorios y oficinas administrativas. Recalcó el problema de la sede San Fernando por ser el más preocupante, debido a que la zona se inunda cada vez que llueve y las intervenciones que se han hecho solo mitigan. La comunidad en general solicita que la sede sea trasladada para evitar poner en riesgo la vida de los estudiantes.

“Después de tanto tocar puertas, de un mes para acá el gobierno al fin decidió hacer algunas intervenciones en tres de las cuatro sedes que tenemos. Los trabajos de alguna manera se iniciaron pero no han avanzado en el tiempo y en la dinámica que han debido avanzar. Nos preocupa que se inicien las labores escolares de 2018 y los trabajos puedan constituirse en un obstáculo para la iniciación de las labores en firme”, afirmó Ramírez.

Fallamos en el mantenimiento

El secretario de Educación, Jaime Hernández Amín, se manifestó sobre las continuas quejas de los accidentes en los colegios y las inversiones.

“Somos expertos invirtiendo en grandes obras pero fallamos en el mantenimiento. Si seguimos en esta dinámica siempre vamos a estar invirtiendo plata y después se deterioran las obras y quedan cómo estaban. El Plan Maestro de Educación (PME) establece que haya una inversión en un tiempo determinado a través de un proceso que, a futuro, genera una infraestructura de primer mundo que incluye presupuesto de mantenimiento porque sale más caro reconstruir que mantener”.

¿Qué pasará?

Debido a las fallas en infraestructuras, entre otras deficiencias de la educación local, para el 2018 el Distrito destinó el mayor presupuesto para esta dependencia, con un monto de $486.923 millones. Además, se espera la ejecución del Plan Maestro de Educación, que sería la carta de navegación del Distrito en cobertura, infraestructura, calidad, entre otros aspectos del sector educativo hasta el 2033, y que pretende ser aprobada en el Concejo el próximo año.

“Se necesita un plan de 15 años, como mínimo, para entablar acciones consecutivas favorables en la educación local y que no dependan de la voluntad de un alcalde o de un secretario de Educación”, manifestó Hernández Amín.

Fuente: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/educacion-la-hija-perdida-de-cartagena-268698

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Desde Berlín hasta los EE. UU. las paredes excluyen y aíslan

 

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