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La Escuela de Manuel

Manuel era un niño de apenas seis años que corría alegre por el mercado de mi pueblo, jugando con naranjas, papas y mazorcas. Su mundo inocente estaba plagado de pequeñas batallas entre malvados seres provenientes de la oscuridad y los valientes trabajadores del campo. Manuel recordaba a cada instante a su pequeño hermano Miguel, a quien tenía días que no veía y a quien había prometido proteger.

A Manuel el hambre y el desamparo lo habían empujado a las calles; dormía entre los tarantines de verduras y su techo repleto de estrellas era la única compañía nocturna. Cuando Manuel sentía que el hambre lo agobiaba, extendía su mano y casi siempre encontraba la caridad de alguien que le daba una moneda o le traía un pastel. Manuel no era un ciudadano, era sólo una parte del paisaje urbano al cual nos habíamos acostumbrado y, de cuya situación culpábamos a sus padres para poder dormir tranquilos. Manuel jugaba por las tardes con una rueda de caucho que era su bicicleta imaginaria.

La madre de Manuel hacía días que no le veía, tenía cuatro bocas más que alimentar, vestir y proteger. Ella misma apenas si había aprendido a leer, escribir su nombre y sumar las pequeñas cantidades que formaban parte de su mundo. Ana, la madre de Manuel, había confundido amor con sexo y por eso con tan sólo veintiocho años tenía cinco pequeños enanitos que le acompañaban.  Los cinco pequeños, como los dedos de una mano, tenían cada uno rasgos distintos, pero todos habían heredado de Ana esa picardía proverbial en la mirada.

En el pueblo todos, en algún momento, incluíamos a Manuel en nuestras conversaciones.  Cada uno afirmaba haberle dado “algo” en algún momento para que no sintiera frío o hambre. Sólo Marco Tulio, un viejo maestro gruñón le preguntaba cada vez que le veía, si había ido o no a la escuela. Manuel corría a esconderse cada vez que se le acercaba,  porque el maestro le recordaba a su madre cuando estaba enfadada, diciéndole lo que debía hacer. Marco Tulio siempre parecía molesto cuando le miraba.

Un día al maestro gruñón lo nombraron Director de una Escuela en la que estudiaban muchos niños y niñas alegres, quienes eran llevados a la escuela por sus padres. En el pueblo corrían rumores porque al maestro Marco Tulio, ahora Director, por las noches se le veía sacar viejos pupitres, una que otra pizarra rota, ollas ahumadas y libros descuadernados sin que se supiera cuál era su destino. Las peores sospechas se conjeturaban sobre el extraño comportamiento del maestro Marco Tulio. Un día se supo que para colmo de las rarezas, el maestro gruñón había invadido la abandonada, pero histórica casa de campo de un ex Presidente de la Nación. Esa casa, en su tiempo, fue usada por el gobernante para algunas visitas a la región. Era una morada llena de túneles, propios de las épocas montoneras y sus alrededores estaban llenos de los frutales que a él le gustaba saborear. Estaba ubicada en la montaña y nadie se atrevía a entrar en ella porque se decía que el fantasma del mandatario la recorría y volvía loco a todo aquel que se lo encontrara por un pasillo, habitación o lugar de la vieja casa. Comportamiento tan raro el del maestro Marco Tulio.

Un Lunes Manuel desapareció del mercado. Muchas miradas extrañadas le buscaban entre los guacales y costales, entre las lonas rotas y los pipotes. Pero Manuel ya no estaría más allí. El Maestro Marco Tulio había creado, sin permiso de nadie, pero con la certeza de que estaba haciendo lo correcto, una escuela internado para niños pobres. Había convencido a los concejales del municipio para que crearan una partida permanente para garantizar la comida de estos pequeños y solo con dos maestros, sacados de la escuela que oficialmente dirigía, dio inicio a una experiencia educativa alternativa.

Poco importaba a los niños que los pupitres no fueran nuevos, que la pizarra fuera reparada, que las literas chillaran cuando se movían en las noches. Manuel y sus hermanitos, con el acompañamiento de maestras que no miraban horario y entendían lo pedagógico más allá del aula, comenzaron a aprender las vocales comiendo mango o chupando caña, la noción del número los sorprendió mientras corrían entre arboles o contando una a una las gallinas, patos y pavos que cada vez eran más. Años despues seria una escuela granja y seguía manteniendo el compromiso con los más pobres y excluidos.

Manuel culminó el bachillerato y su pequeño hermano es ahora ingeniero. Nadie se acuerda de esta historia en el pueblo porque las acciones constructivas parecen borrarse por los formalismos burocráticos. Muchos honores le rinden a Marco Tulio cuando le recuerdan, como maestro, director o ciudadano, pero casi nadie coloca entre sus grandes proezas pedagógicas el haber construido una oportunidad educativa para quienes habían perdido hasta la esperanza. En esa escuela, luego de muchos años, tuve el honor y el privilegio de trabajar.

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Educar desde el te quiero y educar desde el te amo

Venezuela/ 19 de Julio 2016/Abriendo el Aula/Voces Cotidianas/OVE

Por: Rose Mary Hernández Román

      En una sociedad convulsionada se habla mucho de querer pero nos estamos volviendo incapaces de amar. El corazón está referido como el órgano  a través del cual se expresan las emociones y sentimientos,  y en las escuelas, liceos y universidades, se les refiere como eso: una parte del cuerpo, y se trata solamente en las asignaturas propias de las ciencias naturales o de carreras o y programas de salud. Reflexionando aún más sobre esa misma sociedad, la cual también tiene la connotación de machista, es curioso ver a un hijo besar a su padre y casi imposible ver a un padre besar a su hijo. Solamente nos atrevemos a caminar agarrados de las manos de nuestros papás mientras estamos en la escuela, es decir hasta los 11 o 12 años, puesto que al haber crecido se afianzan los estereotipos y patrones culturales que rompen con la afectividad y calidez de una familia.

            Para los jóvenes de hoy, existen intereses y necesidades que se alimentan del te quiero. Es común escuchar decir, yo quiero desde la vanidad del pensamiento, donde lo material se convierte en los retos que se trazan los chicos y chicas, realidad que poco cambia con el tiempo o con los años vivido.  El amor por lo que se tiene o se desea se vuelve frívolo, a tal punto que casi ni existe, quedando remplazado por un deseo de placer,  posesión y de posición.

       No se enseña amar desde el significado de las realidades que hay en  cada persona, pareciera que reina una educación en todos los contextos contraria al amor, lo que a mi juicio, es el una educación egoísta, porque el egoísta es incapaz de amar, solo sabe tener para él, para el placer, los quehaceres o el prestigio. El amor es la fuerza que hace que el otro realmente vaya creciendo y realizándose. En pedagogía, amar al alumno no implica consentirlo o alcahuetearlo. Significa hacerle ver que lo queremos y por eso deseamos que sea cada día mejor, y por eso le exigimos. Pero es imposible ser afectivo sin ser efectivo. El principio pedagógico fundamental de todo docente debe ser amar a sus estudiantes.

      El amor siempre da una nueva oportunidad, sin tilde romántico, mira con los ojos del corazón para ver más allá de la apariencia y descubrir el tesoro que esconde cada quien. Educar desde el amor es educar para  la felicidad, en enseñar a encontrarse con la mismidad y la otredad, es hacer personas libres, desde el aula, espacio para construir el mundo  que se  anhela, donde prevalezca la diversidad, la aceptación, el respeto y los valores.

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Orientadora para la Vida, Ivonne Carranza Cabrera

Venezuela/18 julio 2016/Autora: María Magdalena Sarraute

Hoy me complace relatar en éste espacio de Aula Abierta, la historia de una hermana, amiga y compañera de trabajo, la Profa. Ivonne de la Coromoto Carranza Cabrera, quien ha tenido más 35 años de experiencia y sin retiro aún, ya que sigue experienciando, viviendo y ayudando a muchos niños, niñas, jóvenes y adultos.

Ivonne, inició sus estudios en la Universidad de Carabobo a principio de los años 70 en la facultad de derecho, orientada por su padre, quien quería que fuera abogada, siempre le decía “hija serás una buena abogada”. Sin embargo, la carrera no le gustaba y en segundo año de derecho decidió retirarse y regresó a su casa en Nirgua para pensar que haría, porque su pasión era la psicología y la institución que la gestionaba quedaba muy retirada de su hogar.

Poco tiempo después, una prima la convenció de estudiar educación en la misma institución universitaria donde estudiaba derecho e inició sus estudios, pero inclinada por la psicología, decidió seleccionar en el 3er semestre de la carrera, la mención de Orientación, donde se quedó enganchada y se sentía enamorada de lo que hacía.

Al graduarse, inmediatamente consiguió un cargo de orientadora en el Liceo Heriberto Núñez Oliveros en Nirgua, allí estuvo por 10 años y fue para ella una experiencia única trabajar con adolescentes, según Ivonne “Esa etapa fructífera en función de los jóvenes de ese pueblo, ya que cree en conjunto con otras orientadoras la Primera Escuela para Padres del Municipio Nirgua, porque asistíamos a todos los y las adolescentes del liceo, a los educadores, los padres, las madres y los representantes”. Asimismo, hacían visitas sociales a los hogares de los estudiantes que presentaban dificultades e idearon un sistema de referencia médica-odontológica con profesionales de la medicina del municipio, para que todos y todas fueran atendidos integralmente.

La orientación y la educación son mi pasión, han sido muchas las actividades y acciones que realice para orientar y ayudar a jóvenes. Es por ello, que siguió sus estudios de maestría en el Centro de Investigaciones Psicológicas, Psiquiátricas y Sexológicas de Venezuela y al concluir mis estudios, gané el concurso como orientadora en la Universidad Nacional Abierta (UNA) del centro local Yaracuyana y simultáneamente fue subdirectora y directora de una Escuela en Valencia, estado Carabobo. Posterior a eso, se fue a Maracay para ser la Directora de la Escuela Jesús Hernández Prado (El Samán), aquí cerquita de mi casa, donde estuvo cuatro (4) años, pero un día decidió que volvería a estar sólo con la orientación, porque sintió que había desviado su verdadera esencia al estar en gestiones administrativas; entonces, inició labores en el Núcleo Integral de Bienestar Estudiantil, donde estuvo durante once (11) años hasta jubilarse oficialmente, aunque todavía no ha “cerrado la santamaría de la vida”.

Participó como docente- investigadora en diferentes instituciones educativas como: Universidad Pedagógica Experimental Libertador de Maracay (Mácaro), Universidad de Carabobo, Universidad Bicentenaria de Aragua, la Universidad José Antonio Páez y el Postgrado de Conducta y Sexología del Centro de Investigaciones Psicológicas, Psiquiátricas y Sexológicas de Venezuela.

¿Ivonne, cuáles fueron tus anécdotas vividas más importantes?

María, fue el primer caso que atendí en el servicio de orientación del Liceo donde me inicié a trabajar, fue un desastre, que pena recordarlo. Lo que reconforta es ver a esa joven, ya hecha una adulta, casada, feliz y con hijos, “ella quien sobrevivió a mis consejos”. Entendí, después de ese episodio, lo malo que hice y desde ese entonces, no pare de prepararme, en elaborar materiales y publicaciones de orientación y de asumirla como una misión de vida, por lo delicado que es, ésta labor.

¿Cómo crees que era la escuela de antes y cómo ves la de ahora?

Creo que la escuela de antes permitía más la autonomía del joven, se formaba en valores de respeto, disciplina y responsabilidad.  Hoy, la escuela, es más permisiva, en cuanto al ejercicio de la disciplina y la formación de valores, de respeto hacia sí mismo y hacia los demás.

La intervención de los medios de comunicación social, incluyendo las Tecnologías de Información y Comunicación y redes sociales, exigen de un modelo educativo más moderno y acorde con los cambios que han experimentado los jóvenes, sus padres y los maestros; que sin perder su característica  formadora de valores y de ciudadanía, puedan captar en su más profunda esencia las necesidades (de afecto, de amor, de protección, de seguridad de su entorno paterno y materno), de esos jóvenes, que luego estarán llamados a ser los adultos responsables de los hilos conductores de la sociedad.

María, creo que tendremos que hacer una escuela que logre captar las verdaderas necesidades de los jóvenes de este siglo. Todo cambió, y no necesariamente para mal, solo que hay que saber entender, cuáles son las herramientas que requieren éstos jóvenes en este mundo moderno, para poder educar siempre, pero sin perder su modelo original y de base, es decir, educar en valores humanos y universales. La educación no es una moda, sino un modelo a que se va ajustado a los tiempos que cada generación.

Amiga, ¿Qué es la psicopintura?, eres muy famosa en Maracay y en otras ciudades por el desarrollo de esa técnica y por ser coach empresarial en diferentes instituciones.

Es una técnica maravillosa, que permite el descubrimiento del mundo interior del sujeto, es decir, a través del dibujo, la persona expresa de manera inconsciente e involuntaria, una perspectiva de sí mismo, es una estupenda manera de visualizar el mundo interno de la persona. Ésta técnica la uso a diario en mis orientaciones y en los diferentes talleres y seminarios para niños, niñas adolescentes y adultos. Hoy en día, me estoy formando en grafología para potenciar el diagnostico que hago desde lo verbal, lo escrito y lo dibujado y así dar un tratamiento terapéutico más acertado.

Para ir cerrando, ¿Qué recomendaciones le puedes dar a esos(as) educadores que se inclinaron por la orientación y que hoy están en ejercicio?

En primer lugar, que amen su profesión, que entiendan que los jóvenes que tendrán que atender tienen diferencias individuales, que cada quien tiene un mundo interno que clama ser atendido desde la comprensión, la escucha atenta y la comunicación abierta. Que orienten para la vida, porque la academia, es muy limitada y la vida tiene un horizonte ilimitado para cada quien. Que se formen siempre en el área de la conducta humana, porque las personas somos cambio en movimiento y constantemente se descubren nuevas alternativas que enriquecen el trabajo orientador.

 

PSICOPINTURA REALIZADA POR IVONNE CARRANZA

psicopintura

Análisis de dibujo

«Se percibe una alegría interna, pero muy escondida…deseos inmensos de crecer, de lograr metas inconclusas…deseos de ser admirada, aunque a veces la admiración debe surgir de ti…Fuertes creencias de los mensajes paternos y maternos…miedos de infancia, pareciera que tu vida ha tenido un antes y un después de un suceso, en la mitad de tu vida…alegrías con recuerdos de infancia, pero muy ocultos, pendiente visita al médico…cuerpo que se resiste a veces y sufre desilusiones de gente allegada…sientes que debes pasar un umbral en el cual te sentirás liviana, dichosa, te gustaría atreverte a hacer cosas que están pendientes, como te dije al principio…muros que derrumbar…fortaleza interna, aunque no lo aparentas…4 personas importantes en tu vida…el Nº 4 tiene un gran significado para ti…tanto en el consciente como en tu inconsciente…eres alegre, debes evidenciarlo más…te gustan las cosas sencillas de la vida, eres muy soñadora…no debes aislarte de ti y mucho menos de las personas que te quieren…acepta más tu cuerpo, tus senos particularmente, envíales mensajes de aceptación..Debes ser menos crítica contigo y con las personas que te rodean…no busques la perfección en algunas cosas…flexibiliza el carácter…a veces no lo aparentas, pero las personas ven en ti a una mujer muy conservadora…y tiendes a distanciarlas más, que a acercarlas…tienes muchas cosas que decir…es hora de hacerlo, debes amarte más a ti misma, abre tu corazón al amor de todo lo que te rodea, sé feliz…en tu interno eres muy especial, dale esa magia a los seres que esperan de ti, más amor de tu parte…te sentirás mejor».

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Carboxihemoglobina

Por: Liliana Medina de Luzon

Profundas inhalaciones sin sorbos comedidos apresuran en el torrente sanguíneo la rápida agrupación para dar origen a una nueva composición química, donde la desleal hemoglobina del cuerpo siente más simpatía por el Monóxido de Carbono que por el incoloro Oxigeno, producido con tanto amor y desvelo por las complacientes plantas, en un ejercicio que le es tan noble y natural, como la puesta del sol todas las mañanas.

El hecho es que aunque la fotosíntesis oxigénica de los organismos fotoautótrofos oxigénicos hagan su mejor gala en el ambiente utilizando agua (H2O) y dióxido de carbono (CO2) del medio ambiente para crear Oxigeno (O2) y, recrear nuestros pulmones con sus compuestos orgánicos. Usted, amigo, que desconoce a la coqueteante caboxihemoglobina que habita en su cuerpo y crece con cada intensa inhalación, hace un desdén soberbio e irrespetuoso para que los órganos de su cuerpo no obtengan los beneficios de ese 21% de oxígeno que producen los mencionados fotoautótrofos.

En ese punto se mezclan un sinfín de elementos que dejan de reconocer el derecho de sus pulmones por tener dentro de él, al oxígeno, sólo por no poder expresarse, por no poder elegir, por no tener voz y decirle a usted, sujeto arrogante: ¡Alto!, no quiero carboxihemoglobina, quiero oxígeno para vivir más tiempo los dos.

Y tal como en la novela Frankenstein de Mary Wollstonecarft Shelley, el sujeto que aspira también “aspira” crear un moderno Prometeo en su organismo; pero éste no tiene comparación con algún otro en la ciencia ficción. Por decirlo de otro modo, es un monstruo autentico creado en sus entrañas y, por no poder verlo lo cree inofensivo, pues bien, el Frankenstein tiene un proceso para su nacimiento, ¿quiere saberlo? Estoy ansiosa por contárselos…

Hmmm… Ya veo… Ahora tienen dudas de saber, he nombrado la presencia de un monstruo y eso en nuestro subconsiente nos produce miedos ¿Quién no ha temido alguna vez a los monstruos que asechan en la oscuridad? Lo desconocido nos atemoriza (algunas veces). Tan desconocido y oscuro como nuestro cuerpo por dentro; solo lo conocemos por un eco o una ilustración de algún libro, salvo los bendecidos médicos que pueden adentrarse en nuestro ser corpóreo y escudriñarlo para salvarnos de lo que nuestros silenciosos órganos se quejan y advierten al paso del terco proceder del ser humano.

La imaginación es ávida para recrear a un Frankenstein pero no atina a saber cómo es o será la abominable “carboxihemoglobina”. Un excelso químico dirá con sus lentes en descanso sobre el hueso de su nariz: “La carboxihemoglobina es una proteína, resultante de la unión de la hemoglobina con el monóxido de carbono el cual una vez en la sangre tiende a unirse”, y nos la representará de esta manera:

o su forma básica COHb

Quedaremos fascinado ante estos simbolos del argo científico que siempre nos adentran en un mundo casi incomprensible que nos recuerda a nuestros pininos en la Química de bachillerato en el liceo, cuando soñabamos ser cientificos o grandes doctores. Al tiempo que nos iniciabamos en el pronto hábito del fumar, inducido por variables que van desde la incitación de amigos fumadores, aprobación social, medios de comunicación, padres protectores, comunidad, elementos culturales, curiosidad, entre tantos otros.

Sin embargo, a lo interno y lo externo de cada sujeto se impone un proceso interesante de dominación ajeno a la razón; se aplica la fuerza del que más manda en el organismo para decidir que entra en él y de qué forma; el cerebro, las creencias, las convicciones, las costumbres, el cuerpo, la personalidad, la sociedad y la cultura, todos ellos demarcan lo que el individuo es y, alguno de ellos decide de forma arbitraria lo que necesita para sí. En este ejemplo particular, los mudos órganos dentro de nuestro cuerpo no pueden impedir que su representante legal, con cédula de identidad o ID, haya decidido dosificarlos al compás del residuo que desprende la quema del extremo de un cilindro pequeño y delgado llamado: Cigarrillo. En consecuencia, los efectos y el grito sordo de los órganos se traducen en alguna patología que deberá tratarse el sujeto y eventualmente optará por redimensionar a ese cerebro que percibe ahora la nueva realidad: mitigando algunas creencias; cambiando convicciones; aislando costumbres; queriendo a su cuerpo; cambiando parte de su personalidad (rasgos y cualidades); construyendo una sociedad más sana; cambiando rasgos culturales (desde el concepto de cultura de la antropología) de su dinámica natural.

En este punto del escrito ya el sujeto ha aspirado el Monóxido de Carbono (CO, producto de la combustión que generó al quemar la planta seca (o el material orgánico) y aunque la prescripción se haga para la nicotina (droga legal y presente en el cigarrillo), se desestima al CO que vertiginosamente se combina con la sangre (en vez del oxígeno) para ser repartido por todo el organismo; la razón es su fácil acoplamiento para conformar la proteína y la consecuencia es la hipoxia o mejor conocido como la disminución del nivel de oxígeno en la sangre y tejidos, por el mal transporte del O2 a dichos tejidos. Una vez que Hemogoblina y Monoxido de Carbono se conocen, se casan… Es sencillamente, amor a primera vista y a diferencia de la realidad, este matrimonio si es para toda la vida, pues, la nueva proteína es tan fuerte que no tiene revés, es decir, su creación es irreversible, más que el Frankenstein de Shelley. Este nuevo monstruo puede llegar a ser realmente un sujeto egoísta al apropiarse despiadadamente de toda la hemoglobina que consiga a su paso y generar nuevos matrimonios inseparables… Hasta que la muerte nos separe…

No obstante, por muy fatídico y alarmante que parezca este escrito, es la síntesis de una clase magistral o un relato (como se quiera apreciar) con propósito, intencionalidad, cotidianidad, didáctica, propiciado aquella tarde en el aula 9 en la clase de Química Orgánica III de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela; en donde todos los presentes estábamos concentrados escuchando atentamente al profesor Companigone, quién por instantes logró dejarnos atónitos con la descripción de un proceso químico. Apenas convirtiendo un apéndice de una unidad curricular, en la clase de química orgánica en su máximo esplendor y más allá de la estructura molecular que analizábamos nos invitaba a entender, pensar y repensar sobre una práctica socialmente aceptada: El fumar.

Una controversial clase sobre una proteína, impartida de forma distinta me convence desde el rol de estudiante (que fui en aquel momento), que el maestro tiene gran influencia sobre sus alumnos haciendo de ésta un escenario propicio para la participación, la disciplina, la comunicación, la motivación, el descubrimiento, el entusiasmo.

Por ende, el papel didáctico del docente del que habla Zabalza (1999) interviene no sólo en la formación profesional sino en la formación humana, logrando que todo el entorno que rodea al aprendiente se transforme, se redimensione. Por ello, la calidad de la enseñanza es un espacio predestinado a la calidad del aprendizaje y, la investigación didáctica que se genera es indispensable en el perfeccionamiento continuo.

¿Cuántos de ustedes olvidarán a la Carboxihemoglobina ahora?

¿Cuántos de ustedes les interesara conocer más sobre sus consecuencias en el organismo, luego de haber leído este relato?

¿Cuántos de ustedes ahora pueden identificar la estructura química de la Carboxihemoglobina?

Yo hoy después de más de 15 años de esa tarde, jamás la olvide… Al punto de comentar esa fascinante experiencia de aprendizaje con ustedes…

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El toque de lo no normal

Discapacitado, sordomudo, lerdo, hiperactivo, retrasado, mongólico …. Revisémonos. ¿Cuántas veces nos hemos descubierto refiriéndonos así de una persona con discapacidades de cualquier tipo? ¿Cuántas veces nos hemos reconocido como personas sensibilizadas hacia los problemas del otro y, sin embargo, seguimos haciendo caso omiso a las terribles y evidentes adversidades que afrontan en su diario devenir otrs personas?

Este mes hará tres años, entró al CUHELAV(*) José Daniel. Aunque nuestra institución ofrece periódicamente capacitación en Lengua de Señas Venezolanas (LSV) a través de Borys, quien es un docente sordo profundo, ofrecidos a la comunidad circundante y a prestadores de servicios turísticos, lo cierto es que José Daniel fué vanguardia en incorporación al aprendizaje formal de personas con discapacidad pues fué nuestro primer estudiante sordo profundo.

En términos docentes supuso para nosotros un verdadero desafío porque no es lo mismo estar sensibilizada o sensibilizado hacia los retos de la integración, que asumir como necesaria la inmersión en la cultura sorda. Esto último supone, además de la vocación, una disposición de tiempo que no es la norma entre el cuerpo docente y supone entender que no es sólo visitar la cultura sorda, sino también que las prácticas pedagógicas desarrolladas en espacios de integración con estudiantes con discapacidad, sean diferentes a las que utilizamos como estándares.

Debo confesar que el conocer la llegada de José Daniel a nuestra institución supuso una alegría para todos. A nivel organizacional, se dispusieron procesos de adiestramiento para todas y todos a fin de conocer los términos básicos dentro de la hotelería y también dentro de las tareas básicas mínimas de desempeño social tanto para docentes como para personal administrativo.

En mi caso, pude asistir apenas a un par de sesiones de capacitación pero el cuarto semestre de José Daniel, curso en el que nos encontramos como estudiante – docente, me sorprendió apenas sabiendo pocas cosas más allá de saludar, agradecer y mi seña individual de nombre. Apenas sabía saludar y agradecer, y debía asegurarle a José Daniel un tránsito bueno, al igual que a sus compañeros, por los contenidos de una asignatura como Desarrollo Socioeconómico. Sin embargo, me encontré agradecidamente asistida por compañeros de clases de José Daniel y por un intérprete de LSV que, además era un estudiante nuestro del último semestre.

Borys me había advertido que el modo en que escriben las personas sordas no es el mismo al que estamos acostumbrados evidenciar en personas cuya lengua nativa es la propia. Me hice a la idea, entonces, de que José Daniel era un estudiante cuya lengua nativa no era la mía y que, por tanto tendría muchas diferencias en el desarrollo de las actividades escritas, en comparación con el de sus compañeros.

Nuestra primera actividad evaluada era un debate sobre los tres tipos de desarrollo que me interesaba el grupo pudiera diferenciar: desarrollo económico, desarrollo endógeno y desarrollo socioeconómico. La participación de José Daniel me detuvo el corazón y aun hoy la recuerdo: le inquietaba saber como podia garantizarse que las comunidades organizadas supieran qué producir y cómo articularlas con las necesidades de esas y otras comunidades. «No hay manera de garantizarlo a priori» Le respondí. «Ningún control puede asegurarnos que las personas no roben, no se cansen o abandonen las buenas ideas» Al salir del aula, me sentí en deuda con ese grupo hermoso que estaba apoyando de un modo decidido y comprometido a su compañero para que el contenido de una asignatura con tan poco brillo en una malla curricular riquísima en prácticas del oficio hotelero, pudiera llegarle a él.

Nuestra segunda evaluación fue un ensayo. El de José Daniel fue el primero que leí y, pese a la advertencia de Borys, me sorprendió la excelente redacción del castellano que el informe mostraba. Excelente redacción y diverso estilo. Fue decepcionante, pero me resultó evidente que las ganas de «encajar» de Jose Daniel pudieron más que su impulso a mostrarse tal y como pensaba. Le pedí dejar el temor y escribir cómo él lo hacía y asumir una posición ante lo que se preguntaba. Esta vez era sobre el papel de La Petrolia en nuestra industria petrolera y un ejercicio de imaginación sobre qué nos hubiera ocurrido como país de no haberse eliminado su concesión de modo prematuro.

Hace dos semanas José Daniel terminó la formalidad de sus estudios en nuestra institución, y un nutrido grupo de profesores, sordos, familiares y personal administrativo lo acompañamos al tradicional toque de campana que ocurre cada vez que un estudiante defiende su informe de pasantías. Manos agitadas en el aire se movieron sin cesar al verle batir la campana de un modo excepcional. Menos yo, que no escatimé aplausos «normales» para ese jóven y su familia. No ha sido fácil para él, pero su interés no cesa. Nos veremos nuevamente en aulas en unos meses, cuando comience a cursar su Licenciatura en Turismo. Será un nuevo reto que nos juntará a hablar de política y planificación para el turismo. Nuevamente me siento poco preparada, pero con la misma intención de antes por compartir con él y de aprender.

Todas y todos tenemos necesidades especiales. Creo que en la vida se nos (mal)educa para normalizarlas, ocultándolas. La verdadera discapacidad ocurre cuando descollan barreras que nos impiden ser como estamos signados a ser, y esto es válido si se es sorda o sordo, ciega, celíaco …. o si la educación se desdobla en su función y transforma el reto de aprender en un mero desafío memorístico.

Nota: en la fotografía de inicio figuran José Daniel (al centro), Borys Fernández (a su izquierda) y un integrante de la comunidad sorda de Mérida a su derecha.

(*) Colegio Universitario Hotel Escuela de Los Andes Venezolanos http://hotelescuela.org.ve

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De La Evaluación Del Estudiante A La Evaluación Del Docente

Autor: José Eduardo Hermoso Q.

Corría el año 2010 en Venezuela, El Ministerio del Poder Popular para la Educación se encontraba en transformaciones necesarias y profundas al aparato educativo venezolano, esta políticas estaban siendo tomadas por las instituciones educativas en concordancia con la nueva ley orgánica de educación del 2009, para ese entonces, se estaba estableciendo relaciones estrecha con los consejos comunales y la comunidad educativa, a tal punto que, las instituciones educativas estaban encaminadas hacia una democratización de sus autoridades, un reflejo de esto fue, las elecciones de todos los cargos directivos en todos los liceos y centros educativos, con la concurrencia de los padres y representantes, los estudiantes, los docentes, el personal administrativo y obrero, en votos paritario, es decir, en igualdad de condición. Esta oportunidad me llevo a ser elegido, con más del 85% de los votos, coordinador del Departamento de Evaluación en el liceo donde yo trabajaba,para ese momento, no contaba con experiencia, ya que era mi primer cargo gerencia, pasé de ser docente de aula a ser coordinador de un departamento, pasando por encima de la experiencia que tenían muchos compañeros docente que también eran candidatos para el mismo cargo, pero no solo eso, sino que la gran mayoría de los ganadores en las votaciones eran profesores, que desde mi punto de vista, rompían con lo tradicional y no tenían experiencias previas en los cargos, esto nos obligó a analizar el porqué de nuestro triunfo, y era muy simple, la comunidad en general solicitaba un transformación de lo tradiciones a lo revolucionario.
En ese entonces, se efectúan los cambios curriculares que entre sus virtudes destacaban la sustitución de los objetivos por contenidos educativas, al igual que las materias se transformaron en componentes y permitía, no solo, poner en práctica la interdisciplinaridad, sino acariciar la transdisciplinariedad, se aumentaron las horas de clases a 4 horas académicas (3 horas) por materia al día, dos materias diarias, lo que permitía un mayor contacto con el estudiante, esto  conllevó a que nuestro estudiante tuviese una mayor oportunidad de aprobar las materias, ya que se evaluaba el hacer, conocer y convivir de él, al igual aumentaron las posibilidades de aprobar al implementar el artículo 112 de dicha ley, donde el estudiantes tenía que ser evaluado tantas veces como fuese necesario para aprobar un contenido, dándole una corresponsabilidad al docente del triunfo o fracaso de los contenidos aplicados y evaluados. De igual misma forma la Zona Educativa del estado Aragua saca lo que denominó “La agenda Bolivariana”, que orientaban la enseñanza hacia estos pasos importantes en educación. .
En este panorama, tomé posesión del Departamento de Evaluación, donde, la gran mayoría de los docentes de la institución, se resistían a los cambio y tenían concepciones ortodoxas de la educación y por consiguiente de la evaluación, a tal punto que, en una oportunidad algunos profesores de ciencias, decidieron no aplicar las evaluaciones remediales (articulo 112), ya que ellos alegaban que el estudiante que reprobó no sabina nada y que ellos estaban perdiendo el tiempo porque igualmente iban a salir aplazados. El problema era que estos profesores redactarían una evaluación con la finalidad de aplazar al estudiante y no para medir sus verdaderos conocimientos. Este problema hizo que pensará en una solución muy ingeniosa: le pedí al profesor de matemática que redactara la evaluación de su materia, que yo se la aplicaría al estudiante, esta misma propuesta se la hice al profesor de física, paso siguiente,  sin que ellos supiesen, le pedí al profesor de matemática que por favor resolviera la evaluación de física para constatar que estaba bien formulados los problemas, de igual forma hice con el profesor de física y la prueba de matemática, al día siguiente le devolví la prueba de matemática al profesor de matemática y la prueba de física al profesor de física, para que la corrigieran, ocultándoles que lo había resuelto un profesor y diciéndoles, por el contrario que lo había resulto el estudiante que tenía la materia aplazada. Pues el resultado era de esperarse, el profesor de matemática reprobó al profesor de física y el profesor de física reprobó al profesor de matemática, acto seguido, los llame a la oficina y les pedí, sin mostrarles la prueba, que argumentaran porque había salido aplazado el estudiante. Cada uno empezó a argumentar, desde su punto de vista, que el supuesto estudiante no debía aprobar, que no sabía nada de su materia y que no había estudiado para la prueba, incluso el profesor de matemáticas alegó que el estudiante no sabía ni multiplicar, después de esto, saque las pruebas de la gaveta y se las dí a cada quién diciéndoles, ustedes reconocen esas letras, vean cuanto saco cada uno en la materia del otro, se hizo un silencio, un profundo silencio, ambos se vieron y me vieron a mí, entonces uno dijo “no entiendo”, en ese momento aproveche las circunstancias y les expliqué el experimentos, diciéndoles al final que ambas evaluaciones estaban diseñadas para que no fuese aprobada por el estudiante, ya que, las notas estaban influidas por la percepción que tenían del estudiante, es decir, ya el alumno estaba etiquetado de que no iba a aprobar, porque ellos habían programado en su mente, ver cualquier error que cometiera el estudiante para quitarle la mayor cantidad de punto, es por eso que ambos salieron reprobados, porque ambos pensaban que el otro era el estudiante, una vez dicho esto, les prometí que nadie en la institución se enteraría de lo sucedido si ambos reflexionaban sobre su actuación. A partir de este momento empezaron unos pequeños cambios en ambos profesores, pero sobre todo, se dieron cuenta de la necesidad de cambiar los métodos tradiciones de evaluación y sus concepciones educativas.

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Maestro por Vocación o docencia como praxis social

 

… nunca llega si la estamos esperando

¿Cómo? ,¿cuándo? y ¿Por qué?

son demasiadas preguntas para hacerle al destino

a veces estamos finos y otras veces nada que ver

pues hay que caminar antes de empezar a correr

(Calamaro, las oportunidades, https://www.youtube.com/watch?v=6YESgbA8fGI )

Mis hijas Nathaly, María Eugenia y Parrita un día me preguntaron si lo mío con la educación había sido siempre vocación. Después de explicarles que mi perspectiva científica no consideraba la iluminación celestial (vocación) como un condicionante profesional y mi formación en la teoría crítica me había enseñado que los hombres y las mujeres somos un producto social, y que por lo tanto consideraba que mi llegada a la docencia tenía una raíz histórica social concreta, procedí a narrarles los entretelones de mi arribo a lo que hoy considero una práctica vital en mi vida.  Trataré de reproducir los detalles de este desembarco, con la sola intención de resaltar que desde todos los caminos y lugares llegamos para quedarnos en una de las profesiones más dignas y hermosas: la educativa; ruego me disculpen quienes querían escuchar una respuesta distinta de mi parte.

Provengo de una familia de clase trabajadora que entendía  -y entiende-  el estudio como un camino para comprender el mundo, ser mejores seres humanos y en consecuencia trabajar por la justicia social. En casa a pesar que mis viejos apenas si culminaron la primaria, siempre había más libros que comida.  Cómo no había dinero para viajar en las vacaciones, explorábamos todos los rincones del mundo y el universo de la mano de Julio Verne, Emilio Salgari, Robinson Crusoe, Jonathan Swift, Stefan Zweig, Rómulo Gallegos o  Hans Christian Andersen; en los recesos escolares las paredes y los muros de la casa se convertían en nubes y estrellas que traían piratas, elefantes, naves espaciales y gigantes y nos transportaban a ríos, mares y montañas.

Quizá por ello me incorporo a la actividad política de izquierdas a solo un par de semanas de haber iniciado el séptimo grado o primer año del Ciclo Básico del bachillerato. Con un par de meses en el liceo, con la camisa azul del uniforme, me encontré un día sobre una tarima arengando a mis compañeros contra las medidas económicas del gobierno de ese entonces, denunciando a los americanos que habían invadido a Vietnam –aunque ya habían sido derrotados por el vietcong-  y a los rusos por su revisionismo, hablando del mayo francés, la necesidad de cambiar la educación e invitándoles a ir al cine club que recién habíamos conformado.

Coreando “no basta rezar, hacen faltan muchas cosas para conseguir la paz” o “el cielo encapotado anuncia tempestad, oligarcas temblad viva la libertad”  marchábamos en un momento en el cual era común realizar un promedio de dos manifestaciones semanales. Eran tiempos de democracia de la calle, definir la frase que iba en la pancarta nos podía llevar una noche entera … pero también lográbamos arrancar una que otra mirada tierna de las compañeras y algún beso robado.

En la Escuela Técnica donde cursé el ciclo diversificado, ya con camisa marrón, se estudiaba para maestro(a), perito agropecuario menciones zootecnia o fitotecnia, para enfermería y demostradoras(es) del hogar. No quise inscribirme para los cursos de maestro aunque ya me había leído muchos de los libros de Paulo Freire, Piaget y los textos de Simón Rodríguez con motivo de los círculos de estudio que organizaban los compañeros(as) de la normal. Preferí estudiar zootecnia para trabajar y acompañar a los campesinos en sus procesos de organización, ya conocíamos los trabajos de Fals Borda y habíamos tenido la oportunidad de conversar con muchos hombres y mujeres del campo que huían de la violencia en Colombia.

Pero al graduarme e intentar buscar empleo el peso de la realidad me hizo tambalear planes.  A todos los lugares donde iba con mi título y currículo, los antecedentes políticos hacían que los burócratas prohibieran el ingreso a cualquier cargo.  En mi caso, y el grupo de compañeros con los que militaba, estábamos en el peor de los mundos, porque para colmo pertenecíamos a corrientes críticas de la experiencia soviética post leninista. Ni la derecha ni la izquierda ortodoxa nos abrían puertas.  Un día un amigo se me acercó y me dijo: –donde están necesitando personal urgentemente es el “Albergue de Menores” donde se institucionalizaba a los jóvenes con déficit de inserción social.

Al día siguiente me presenté en la Dirección Seccional del Instituto Nacional del Menor (INAM), institución creada después de la reforma dirigida por la ex monja Teresa Barnola durante el primer gobierno de Rafael Caldera. En ese periodo, las instituciones del viejo Consejo Venezolano del Niño (CVN) habían sido separadas totalmente del Ministerio de Educación, arrebatándoles su perspectiva pedagógica; pero de eso me enteraría años después y esa es otra historia. Al recibirme el director seccional me indicó que efectivamente necesitaban personal para Maestros Guías en esa institución, pero que conociendo mis antecedentes políticos él no podía arriesgar su cargo, porque el partido lo sacaría del puesto al saber que me había empleado. Cuando me estaba retirando de la oficina el mismo Director seccional me interrogó si estaría dispuesto a ir a concursar en Caracas[i]. Me indicó que si llegaba como ganador del concurso con una orden del nivel central, el no tendría problema para emplearme y el partido no lo echaría del cargo. Pensando en la tragedia del funcionario quien se debatía entre la lealtad a sus jefes políticos y la necesidad institucional de personal, considere privilegiada mi situación; en consecuencia acepté. Viaje días después a la sede del INAM ubicada en los Chorros, Caracas, donde después de una semana de pruebas y entrenamiento rápido me expidieron el certificado que me habilitaba para trabajar en la institución ubicada en mi Estado.

El Director del centro se sorprendió cuando me vio llegar el lunes con un oficio del Director seccional, en el cual se anexaba mi habilitación para trabajar allí. Me presentó con el otro “maestro Guía” que sería mi compañero de guardia. Me explicó que los dos trabajaríamos diariamente con los jóvenes y, que por turno había cuatro maestros en dos instalaciones separadas.  Mi compañero y yo laboraríamos de 7 am a 7 pm en el área principal que contaba con dos salones enormes habilitados como dormitorios.  Al quedar solo con Adrian -el compañero de turno- observe el espacio donde estaban confinados los jóvenes el cual estaba conformado por dos dormitorios, uno con el nombre de “Andrés Bello” y el otro de “Simón Bolívar”. Cada uno albergaba unos sesenta muchachos acomodados en literas. Después de explicarme los procesos administrativos de llenar planillas y el parte de novedades, mi nuevo compañero de trabajo tomó el periódico y se puso a leer. Yo me senté como esperando el paso siguiente.  Pasados unos minutos le pregunté: -¿y que hacemos aquí con ellos?  Él se quedo mirándome con los lentes a media nariz y me dijo: –es fácil…. A las siete de la mañana cuando lleguemos los sacamos a los baños para que se cepillen, aseen y los formamos para ir al comedor. Los acompañamos cuando van a desayunar … luego le pedimos a dos de ellos que reúnan todas las bandejas y cubiertos y los lleven al lavaplatos. Posteriormente regresamos con ellos a nuestra área de trabajo, les pedimos que vayan a los baños a cepillarse y los volvemos a llevar a sus dormitorios,.  El proceso se repite a las 11:45 am y a las 5:45 pm. Volvió a la lectura del periódico. Yo atónito mire para todos lados y vi que detrás de una de las paredes, los ladrillos cruzados  -que dejaban orificios para mejorar la ventilación del lugar-  se podía ver que había una cancha de basquetbol junto a un pequeño huerto abandonado.  Volví a hablarle a mi compañero señalándole: –Esto es entonces un trabajo más de celador que de maestro guía. Por qué no sacamos un rato a los muchachos a hacer deporte? Adrian volvió a mirarme con cara de molestia y me dijo: –Ese es el trabajo aquí. No los sacamos porque no tenemos balones y porque no somos profesores de educación física.  Durante el resto del día apenas si cruzamos palabras y mi crisis cognitiva respecto a donde había ido a parar era terrible.  Yo que había manifestado centenares de veces en los últimos años a favor de la libertad y contra cualquier forma de violencia ahora estaba convertido en una especie de guardián.

Esa noche busque un balón de básquet que tenía en casa y le pedí a mis amigos un par más. El día de la guardia siguiente llegué al albergue con mis tres balones y vestimenta deportiva. Cuando Adrian me vio llegar así me preguntó: –y eso? No te quedaste ayer en tu casa o vas esta noche a algún campeonato?  Le respondí: No, traje estos balones para que podamos sacar hoy a los muchachos a la cancha. Adrian enrojeció y me respondió lacónicamente: –Yo trabajo bien así, si tú quieres ponerte a inventar con eso tienes que pedir autorización del Director.

Toqué la puerta de la oficina del Director del Centro y le explique que quería sacar los muchachos a la cancha y para ello había traído tres balones. Me miró fijamente y solo atinó a expresar: –Maestro usted es medio cabeza caliente. Está bien le autorizo a salir con diecinueve muchachos pero debe firmarme el acta de responsabilidad, por si ocurre algún incidente. Le expresé que no tenía inconveniente y en efecto firme el acta.  Bajé feliz a mostrarle  la autorización a mi compañero a ver si se animaba. Por el contrario me miro despectivamente y se fue a otro lado.  Abrí el dormitorio “Andrés Bello” y saque a formar a 19 de los jóvenes. Algunos protestaron porque no salían ellos. Les expliqué que los estaría sacando de manera rotativa.

Formé a los diecinueve e hice una lista con sus nombres en un cuaderno de control de las actividades deportivas que considere pertinente iniciar. Salimos a la cancha, distribuyendo la mitad en cada uno de los parales con aros. Organizamos jugar con el método del reloj mientras calentábamos para iniciar varios mini partidos.  Los muchachos estaban felices.  Pasaron unos quince minutos y yo me incluí en uno de los grupos para probar puntería de encesto en el aro.

Al rato  escuche un ruido en el tablero que estaba usando el otro grupo.  Dos muchachos daban la “pate gallina” a sus compañeros quienes alcanzaban el aro, se ubicaban en el bode del tablero y saltaban al borde de la pared que encerraba la cancha. Luego se perdían de mi vista al saltar para alcanzar la calle. Comencé a correr de un lado a otro, de cancha en cancha, pero cuando lograba bajar a uno de ellos o evitar que siguieran haciendo la “pata de gallina” en uno de los lados, en el otro seguían haciéndolo.  Al final se fueron dieciséis, y quedaron tres, quienes se sentaron mirando el piso de la cancha.  Me les acerqué y lo único que atiné a preguntarles fue: –Y ustedes por qué no se fueron?.  Uno de ellos levantó la mirada y me dijo: -No maestro … ya nos informaron que esta semana salimos en libertad, por eso no nos fuimos.

Entré con tres muchachos y los balones. La mirada de alegría de mi compañero era inocultable.  Ubiqué a los muchachos en el dormitorio y me dirigí al despacho del Director para notificarle.  Evidentemente el me estaba esperando y al verme me comentó: –ya me informaron maestro.  Tiene que hacer un informe detallado e ir a declarar a las instancias pertinentes.  Usted inventa demasiado.

Una mezcla de impotencia y rabia me invadía.  En todas las instancias donde tuve que informar de la fuga masiva la última pregunta era: –¿Usted lo va a volver a hacer?  En cada una de las oportunidades respondí: –Sí. Yo soy un Maestro Guía … a  mi me pagan por facilitar educación, cultura, deportes, etc.  Yo cumplo con mi trabajo que cada quien cumpla con el suyo; quien le corresponde garantizar vigilancia y seguridad que la haga adecuadamente sin menoscabar las labores educativas.

En la procuraduría de menores me alentaron a seguir trabajando en esa línea educativa. Cuando salí de allí tome plena conciencia que nuestros cargos no se correspondían a nuestra formación profesional y que la mayoría del personal carecíamos de herramientas pedagógicas para abordar el trabajo.  Regresé al Centro y comencé a motivar a mis compañeros para organizar el primer sindicato de trabajadores de la educación del INAM y juntos iniciamos los trámites para la puesta en marcha de un curso de profesionalización para el sector. No se me volvieron a fugar … por la cancha … e ir a hacer deporte con ellos se hizo una rutina con el consenso de todos quienes laboramos allí.

A la mañana siguiente fui y me inscribí en el Pedagógico y desde ese momento digo con orgullo, que los jóvenes con déficit de inserción social me hicieron maestro, por ello mi eterno agradecimiento con ellos y compromiso con trabajar una perspectiva educativa en su abordaje.

 

Ahora que conoces mi camino recorrido para llegar a la docencia, si eres educador(a), consideras que ¿llegaste a la docencia por vocación o por una dinámica histórico-social concreta?   ¿es la educación una profesión que demanda compromiso social o se debe circunscribir a los procesos formativos? ¿es posible generar propuestas pedagógicas para trabajar la especificidad de los jóvenes con déficit de inserción social? ¿Si la vocación no es real tienen sentido la orientación vocacional? ¿estarías dispuesto(a) a trabajar en un relanzamiento de la perspectiva pedagógica para los jóvenes con déficit de inserción social institucionalizados?  Juntémonos para hacer posible los sueños  

 

[i] La Dirección Seccional estaba ubicada a casi 1000 kilómetros de la capital del país, Caracas

 

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