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México: El magisterio michoacano tiene un Plan B

Texto:  Alejandro Ruiz/Pie de Página

Profesores de la Seción XVIII de la CNTE implementarán un plan educativo emergente para el ciclo escolar 2020-2021; su propuesta pone al centro la relación entre el docente y el alumno como un elemento fundamental para el aprendizaje; usarán herramientas tecnológicas combinadas con clases semipresenciales y personalizadas

MICHOACÁN.- Ante la falta de disposición del gobierno federal para incorporarlos en el diseño de la ”nueva normalidad educativa”, profesores de la Seción XVIII Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) diseñaron su propio plan para el regreso a clases.

Este lunes 24 de agosto, más de 30 millones de estudiantes de nivel básico iniciaron las clases a distancia del ciclo escolar 2020-2021, bajo un esquema diseñado por la Secretaría de Educación Pública (SEP) por la contingencia sanitaria de covid.19: el programa “Aprende en casa por TV”, una colaboración con televisoras nacionales, a las cuales, la federación pagará 450 millones de pesos para transmitir las clases en su programación.

Pero en Michoacán, la Sección XVIII desarrolló un plan educativo emergente que pone al centro la relación entre el docente y el alumno como “un elemento fundamental para el aprendizaje”, y que se vale del uso de herramientas tecnológicas combinadas con clases semipresenciales y personalizadas para reforzar el proceso pedagógico.

“Nosotros iniciamos este ciclo escolar con un proyecto de elaboración de cartillas pedagógicas, las cuales se diseñaron en la Comisión bajo una fuerte discusión filosófica, epistemológica y pedagógica”, dice el profesor César José Valdovinos, integrante de la Comisión de Gestión Educativa de la Sección XVIII.

“Estas cartillas las entrega el docente a los alumnos y a los padres de familia, y a partir de los contenidos que ahí se establecen acordamos una ruta de seguimiento, donde el papel del docente es fundamental; pues ya sea a través de llamadas telefónicas, visitas a los hogares, o la cita en plazas públicas – siempre considerando las medidas sanitarias para el cuidado colectivo – mantenemos la relación entre educador y educando para reforzar el proceso de aprendizaje.”

El profesor Lev Moujahid Velázquez Barriga, secretario técnico de la Comisión de Gestión Educativa, agrega que “los contenidos del plan educativo emergente tienen que adecuarse a la realidad cambiante que atraviesa el país, por ello también se incorporan materiales pedagógicos que fomenten el cuidado de la salud y la alimentación que se agregan a las materias del plan curricular establecido, y que están encaminados a fortalecer el cuidado colectivo de las comunidades frente a la pandemia que hoy atraviesa nuestro país.”

El plan educativo emergente incorpora nuevos elementos que se adecuan a la realidad político y social de México, así como a los procesos de cambio que la pandemia ha detonado en la sociedad.

La propuesta incluye la realización de “caravanas pedagógicas”, las cuales tienen como objetivo mapear la realidad geopedagógica del estado para evaluar el contexto económico, político y social de las comunidades, así como para recuperar, reforzar e incorporar los saberes populares y los esfuerzos que desde hace años realizan diversos colectivos pedagógicos de la región.

De «Aprende en casa» a «La televisión enseña»

Pese a que la CNTE pidió entablar un diálogo para el diseño de los planes educativos que requiere la “nueva normalidad”, las autoridades educativas menospreciaron sus propuestas y optaron por una estrategia de educación a través de las televisoras.

“El gobierno federal se olvida que la pedagogía en México se viene desarrollando desde hace más de 390 años”, dice el profesor Arturo Espinoza Maldonado, también integrante de la Comisión de Gestión educativa de la Sección XVIII.

“Este nuevo esquema que propone la SEP está basado en el modelo de la tecnología educativa, un modelo que se desarrolla en los años setenta y que se inscribe dentro de la teoría de la pedagogía bancaria; donde se ve a la educación como una mercancía y se dejan de lado los procesos de aprendizaje, así como la construcción del pensamiento crítico.”

De acuerdo con los profesores, la narrativa de “el aprendizaje primero” – la cual ha sido difundida por la SEP para reforzar el programa de “Aprende en casa por TV” – tiene la intención de descalificar al docente y separarlo del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Eso, dicen, “es completamente antipedagógico», pues el papel que el docente desempeña en este proceso «es el de mediar las relaciones políticas y sociales que existen entre el contexto y el sujeto, y que se plasma en la relación que se establece entre los educandos y el educador.”

“Esto se vuelve peligroso – agrega César Valdovinos – pues instala en el imaginario colectivo la idea de que las aulas virtuales pueden sustituir al maestro y a las clases presenciales. Con esto no queremos decir que se tenga que prescindir por completo de las nuevas tecnologías en el proceso educativo, sino que éstas deben estar guiadas de manera presencial por el docente, pues la relación entre maestro-alumno permite el intercambio de saberes y el diálogo: pilares fundamentales de la educación.”

Este paradigma pedagógico no es nuevo, dicen los integrantes de la CNTE. Se ha planteado desde la Reforma Educativa del 2013, en la cual fue evidente la intención de desplazar al magisterio como núcleo central del proceso educativo bajo el argumento de que el presupuesto para la educación en México tenía un gasto muy alto debido a los altos salarios de docentes; lo cual es falso.

De acuerdo con Lev Moujahid, este intento por desplazar al magisterio de la toma de decisiones respecto a la educación “obedece en primera instancia a los intereses de corporaciones transnacionales y las grandes televisoras, pues trasladarían el presupuesto de nuestra nómina hacia ellos; lo cual ya está sucediendo en esta época de pandemia, pues al menos en Michoacán hay mil maestros que no han recibido su sueldo.”

“Lo que nosotros estamos exigiendo – agrega Velázquez Barriga – es que el presupuesto que se está destinando para pagarles a las televisoras se le asigne al magisterio para asegurar el cumplimiento de las medidas sanitarias, así como para la adquisición de las herramientas tecnológicas, el pago de internet y el mejoramiento de las condiciones de las escuelas para poder interactuar en el proceso educativo.”

Protesta en las calles, propuesta en la escuela

Desde hace más de dos años, la Sección XVIII de la CNTE ha trabajado en la construcción de una propuesta pedagógica enfocada en atender las necesidades educacionales de la población.

Parte de este proceso se ha sintetizado en la construcción del Programa Democrático de Educación y Cultura para el Estado de Michoacán (PDECEM); el cual incorpora aspectos de la pedagogía crítica, la educación popular y los saberes ancestrales para el diseño de nuevas estrategias pedagógicas que “se construyan de forma horizontal y desde abajo.”

“Nosotros somos conscientes que el papel del magisterio no debe ser el de un simple espectador – dice Arturo Espinoza –. Tenemos que asumir el protagonismo que se nos exige como docentes en todos los frentes de lucha, tanto en la defensa de nuestros derechos laborales como en la construcción de propuestas pedagógicas que realmente garanticen la defensa de los intereses estratégicos de la nación, en este caso: la educación pública y gratuita.”

Para la elaboración de estas propuestas, la Sección XVIII ha diseñado espacios formativos y de reflexión que permiten el intercambio de experiencias entre académicos, organizaciones políticas y docentes a nivel nacional e internacional. Tal es el caso del Encuentro Estatal del Educador Popular, donde a través de una serie de talleres y charlas magistrales, discuten colectivamente los retos de la educación bajo el modelo neoliberal.

“Estos espacios – señala Lev Moujahid – se han ido construyendo a partir de la necesidad que tiene el magisterio de renovar sus prácticas políticas y educativas, y por la tradición de lucha y rebeldía que históricamente ha caracterizado a la Coordinadora.”

Aunque la Sección XVIII es la única que ha elaborado un plan emergente de educación, varias secciones de la CNTE han asumido la tarea de construir proyectos y programas alternativos, por lo que en las secciones XXII, VII, XL y IX, de los estados de Oaxaca, Chiapas y el centro de México, ya comenzaron a trabajar en sus propias propuestas.

“Nosotros sostenemos que el pueblo de México no olvidará que fuimos las y los maestros quienes no dejamos caer la educación de nuestro país durante esta pandemia”, dice César Valdovinos.

“Aunque el gobierno federal lo niegue, nosotros estamos en la ruta de construir y luchar por una pedagogía de la dignidad, y a la vez, estamos dispuestos a trazar todo un ciclo escolar de pedagogía alternativa en Michoacán y sabemos que nuestros compañeros de las demás secciones también lo están.”

Pese a las dificultades que acarrea consigo “la nueva realidad”; profesores del magisterio michoacano ponen al centro la disputa por la educación. Elaborando propuestas político-pedagógicas que hagan frente a las carencias que, tras años de abandono institucional, hoy permean en el sistema educativo mexicano.

Fuente: https://piedepagina.mx/el-magisterio-michoacano-tiene-un-plan-b/

Imagen:  Alejandro Ruiz y cortesía de la Sección XVIII

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Pensar la pandemia: una mirada desde la filosofía

Programa Universitario De Estudios Sobre La Ciudad/UNAM

La Dra. Paulina Rivero Weber, directora del Programa Universitario de Bioética (PUB) de la UNAM, apuntó que “la violencia contra las mujeres y las niñas, la obesidad y la diabetes, han sido las epidemias mexicanas previas a la COVID-19, que existen desde hace muchos años y que son más peligrosas incluso que el virus SARS-CoV-2, la pandemia ha sido una lupa frente a problemas que ya existían de manera previa”.

Expresó que la experiencia más fuerte de esta emergencia sanitaria ha sido ver de cerca la muerte, que se ha hecho presente en muchos de los hogares. “El amor a la vida con una encausada creatividad son los dos grandes aliados para quienes hemos pasado por momentos dolorosos ante la pandemia y cualquier situación adversa, ser creativos para que incluso el encierro pueda tener novedades”.

Así lo expuso durante la conferencia “Pensar la pandemia: una mirada desde la filosofía”, que forma parte del ciclo La Ciudad y la Pandemia que organiza el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) el pasado 19 de agosto.

La también profesora de la Facultad de Filosofía de la máxima casa de estudios dijo que la idea de hacer provechosa cualquier experiencia, le remite al poeta y filósofo Antonio Machado, quien decía que “la verdadera labor poética consiste en transformar la hiel en miel”, es decir las experiencias más dolorosas en algo positivo.

Aludió al filósofo alemán Friedrich Nietzsche quien, desde la enfermedad, construyó todo su pensamiento como una oda a la vida. Él decía que ésta es dolorosa en sí misma, es la forma de ser de la existencia, “esta pandemia ha manifestado la enfermedad y la muerte de una manera brutal y más que ser parte de la vida, son su forma misma, es mortal siempre, la diferencia está en lo que somos capaces de hacer con nuestro dolor y nuestras frustraciones ante la fragilidad de la vida”.

Otro aspecto donde puso énfasis es en la epidemia de obesidad y sobrepeso existente desde antes de la pandemia. En México, en las últimas cinco décadas “la salud fue entregada a la industria de la comida procesada” y la emergencia sanitaria hizo evidente los daños a la salud y hasta el peligro mortal por ingerir alimentos procesados que nos colocan en los primeros lugares a nivel mundial por obesidad y sobrepeso.

Por ello recalcó la necesidad de ofrecer opciones de alimentos sanos a la población aunado a una política que priorice la educación física y la educación de la nutrición, en lugar de políticas prohibicionistas.

Igualmente enfatizó el aumento de la violencia de género durante el encierro. Precisó que aumentaron el número de llamadas de auxilio de mujeres para denunciar violencia familiar. De acuerdo con la Sección de América Latina y el Caribe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, tan solo el primer mes de aislamiento en México, las llamadas de auxilio aumentaron un 80 por ciento.

Además, cada año alrededor de 243 millones de mujeres entre los 15 y 49 años en todo el mundo sufren violencia sexual o de otro tipo, y en México, una de cada tres la han padecido. Es urgente erradicar la violencia contra las mujeres y concientizar a la población sobre los primeros síntomas de ésta para detectarla a tiempo antes de que sea demasiado tarde.

Este material se comparte con autorización de UNAM Global

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¿Educación virtual o la enseñanza de la desigualdad social?

Por: Tlachinollan


Para el defensor comunitario Gaudencio Mejía:

En la Montaña,

en la década de los 90, fuiste de los jóvenes rebeldes

que asumieron su indianidad con gran orgullo.

Nunca te arredraste ni retrocediste,

ante el desprecio y a la humillación de los caciques y políticos pendenciaron.

Siempre luchaste contra el racismo y la discriminación.

Tu retorno a la Montaña estuvo marcado

por tu lucha para romper las cadenas del oprobio

y desmontar el andamiaje delincuencial,

anclado en la burocracia gubernamental.

Abriste las puertas de la Voz de la Montaña

para ceder sus micrófonos

a quienes luchan por la justicia.

Tu despedida fue premonitoria, como los sabios y sabias de la Montaña: te quedas en el corazón de nuestras luchas.

El pasado domingo 23 de agosto, al filo del mediodía, 10 niñas y dos niños del segundo grado de la escuela Telesecundaria “Genaro Vázquez Roja”, se encontraban reunidos bajo un cobertizo, a un costado de la comisaría de Xochitepec, municipio de Acatepec. La escena era impactante, porque no había ningún docente o padre de familia que estuviera coordinando la reunión. Por iniciativa propia quedaron de verse para acordar cómo van a trabajar en este nuevo ciclo escolar, que inicia con un nuevo modelo de la educación virtual. Era increíble ver su capacidad de adaptación en un lugar incómodo para revisar la guía de trabajo que su maestra recién había entregado al comité de padres y madres de familia. Las niñas comentaban, en Me’phaa, la forma cómo trabajarían. Se integrarían por pequeños equipos para hacer los ejercicios que vienen en la guía. Quedaba descartada la posibilidad de recibir las clases por internet o por televisión, porque con el cierre de la escuela no hay manera de acceder a una computadora.

Fue muy grato constatar cómo los niños y niñas de una comunidad recóndita de la Montaña, se reúnen para planear sus actividades en la víspera del nuevo ciclo escolar. Ante la falta de un espacio idóneo para su reunión, se sentaron sobre unas tablas y bancas de madera, para preparar su primera sesión académica.

A la intemperie la mayoría de niñas y niños de la Montaña inaugurarán el nuevo ciclo escolar:  sin luz en sus casas, trabajando en el surco, enfrentando la escasez del maíz y padeciendo los estragos la nueva enfermedad del Covid-19. Se las ingeniarán para darse el tiempo con sus compañeros y compañeras, con el apoyo de un padre o madre de familia, para contestar la guía. Ante la lluvia pertinaz, los pisos de tierra, la oscuridad de las viviendas y el viento que se cuela por los techos de lámina, las niñas y los niños difícilmente podrán ejercitar la lectura y la escritura, cuando sus padres se encuentran en la parcela. Esta brecha de la desigualdad social se profundizará más con la nueva normalidad impuesta por las autoridades educativas a causa de la pandemia.

En estas circunstancias los funcionarios de la Secretaría de Educación descargan su responsabilidad en las madres y padres de familia y en los mismos niños y niñas. Con este abismo tecnológico, es inconcebible revertir el rezago educativo sin generar condiciones materiales para que las comunidades rurales estén en posibilidades de trabajar académicamente en esta modalidad de la educación virtual.

Son muy reveladores los testimonios de las maestras y maestros de educación indígena ante una realidad que los avasalla. Para la maestra Diana de la comunidad Na Savi de Arroyo Prieto, municipio de Cochoapa el Grande, la educación dentro del aula, antes de que llegara la pandemia, de por sí era muy deficiente por el rezago social en que se encuentran los niños. Lo normal es que no van seguido a la escuela.  Tampoco cumplen con las tareas o no hay materiales para trabajar. Como maestras nos la ingeniamos pedagógicamente, para que las niñas y niños capten los contenidos. Es muy difícil cumplir con las metas que nos marcan los programas educativos.

La pandemia nos puso en un dilema: de trabajar en la comunidad o enseñar a la distancia. Lo que nos preocupa es que ya arrastramos problemas con la enseñanza de los niños, porque las madres y padres de familia no pueden apoyarnos para que sus hijos realicen sus tareas. El analfabetismo intergeneracional es un gran obstáculo para avanzar, porque se requiere un trabajo más intenso con las madres y padres para generar una comunidad de aprendizaje. La situación del campo es más crítica, por eso los jefes y jefas de familia han optado por dejar su comunidad, para irse a trabajar como jornaleros agrícolas. Se van con todos sus hijos e hijas, porque lo primero es el ingreso económico para alimentarse y lo segundo es juntar dinero para curarse, dejando en último lugar el estudio para sus hijos. Ya no hay forma de trabajar con ellos, a causa de la migración temporal. Por eso no sabemos que vamos hacer, porque no sólo está cerrada la escuela sino también las casas de las niñas y niños que se han ido a los campos agrícolas del norte del país.

Para el maestro Pragedis, quien se siente orgulloso de saber escribir en Náhuatl, manifiesta que se siente preocupado en este inicio de clases por la situación que se vive en la Montaña. Uno no tiene los medios para trabajar a distancia, como lo plantea la Secretaria de Educación Pública. Tal vez desde un enfoque que ellos ven desde la ciudad, donde los niños tienen televisión, tienen laptop, tienen internet, Tablet, en las que ellos se pueden apoyar. Pero desafortunadamente en nuestra Montaña, la mayoría de las comunidades enfrentamos situaciones muy difíciles. Yo soy maestro multigrado, atiendo a alumnos de primero a sexto grado. Tengo que trabajar con ellos y lo que hago es llevarme sus trabajos. Les explico a mis alumnos y los padres de familia para que puedan hacer estos trabajos. Pero como usted comprenderá esto es muy complicado, porque de manera presencial de por sí se dificulta la atención de los niños, ahora a distancia con trece padres de familia es muy difícil avanzar, porque no todos saben leer y tampoco tienen el mismo interés de apoyar. También tengo niños y niñas que viven con su abuelitos y abuelitas y con ellos no cuento, porque no me pueden ayudar.

La mayoría de los padres de familia se dedican al campo.  La única fuente de ingreso es cortar leña y migrar a otros estados.  A veces ni me avisan cuando se van a trabajar por varios meses, simplemente sus niños y niñas dejan de asistir a la escuela. No me queda de otra que trabajar con los pocos niños que se quedan y me siento mal de reprobar a las hijas e hijos de los jornaleros, porque es condenarlos a vivir en analfabetismo.

Mi forma de trabajar, desde que empezó la pandemia, es ir a dejar los trabajos a la comunidad. Les explico a los niños y niñas lo que van a hacer. En una semana voy dos veces: los lunes llevo los trabajos y los viernes los recojo.  De esa manera los he estado atendiendo, aunque no estoy obedeciendo al cien por ciento las órdenes de mi supervisor. Porque nos dijo que llamemos al comité para que venga a Tlapa por los trabajos. No lo veo bien porque es una hora y media en camioneta y tienen que gastar para el pasaje, además hay un tramo que se camina. Por eso prefiero ir, aunque salga caro y tenga que levantarme muy temprano.

Antes de la pandemia mi vida era así: me iba el lunes a la comunidad. Llegando empiezo a trabajar con ellos hasta las 2 de la tarde. Los señores y las señoras no están en sus casas. Regresan muy tarde del campo. Mientras las niñas y los niños se van a echar un baño. Luego regresan y les pongo actividades de lectura. Trabajo con niños con rezago. Como soy maestro unitario, trabajo solo.  Hay días que me llama el supervisor porque necesita la documentación y dejo abandonados los niños. Por eso trato de trabajar en la mañana y en la tarde cuando estoy en la comunidad para no desatenderlos y ayudar más a los de lento aprendizaje.

Como docente siento tristeza por no poder atender a mis niños y niñas. Desde el mes de marzo dejamos de ir a la escuela. No los abandoné totalmente porque iba dos veces a la semana. Avancé con mi programa de trabajo, pero no logré los aprendizajes esperados. Ahora con el nuevo ciclo escolar va ser más difícil porque no vamos a saber medir lo que aprendieron. ¡Imagínese si les aplicamos un examen! Ellos no pueden ver los contenidos de las clases por la televisión. De los 13 padres de familia, si acaso uno tendrá televisión, pero no tiene esos canales donde van a pasar las clases virtuales, ¿cómo van a pagar el sky? Allá no llega la señal. ¿Cómo voy a evaluar a mis niños? Los he atendido poco, de hecho, los conozco, puedo decir a este niño le pongo un 9, pero eso no es lo correcto. Lo correcto es medir qué tanto ha aprendido.

Para el maestro Silvano de Yerba Santa, municipio de Acatepec, es muy difícil explicarles a las madres y padres de familia lo que va a pasar en este ciclo escolar. En primer lugar, porque suspendimos labores el 21 de marzo sin poder avisarle a la comunidad. No hubo un acuerdo con ellos, solamente les dijimos que hasta nuevo aviso regresaríamos y les diríamos cómo íbamos a trabajar a distancia. Pero ya no se pudo porque la escuela no cuenta con internet. Hay una sola computadora que sólo usa el director. Se la lleva a casa y aparte no sirve porque tiene virus y no se ocupa. El internet solamente lo tiene un señor de la comunidad que vende fichas, pero salen arriba de 35 pesos por 24 horas. La señal ahí no es tan buena que digamos porque está bien lento el internet. A veces hay, a veces no hay. A veces se va hasta por dos días.

Cuando estuve en la comunidad Cerro Ocotal, fue muy complicado, porque yo no hablo Me’phaa. Era una escuela multigrado y los niños estaban prácticamente abandonados. La escuela no es como la imaginamos o como la vemos en la televisión. Ahí la escuela es una casa de adobe con una división de dos cuartitos, una para la dirección y otra para las clases, de 3×2 m y unas mesitas. Ahí las señoras y señores no saben leer, no saben contestar llamadas por whatsapp cuando hay internet.

Mañana tenemos una reunión en la comunidad y al parecer nos van a instruir o vamos a platicar con los compañeros docentes cómo se va a trabajar. De antemano tenemos previsto que no se podrá llevar la enseñanza por la televisión, por eso estamos planeando hacer unas guías para llevarlas cada 15 días a las niñas y los niños. Se las dejaremos a las madres y padres de familia con el compromiso de que las entreguen a sus hijos y revisar sus trabajos a las dos semanas que regresemos. Aun así, vemos que no hay condiciones porque son como cinco horas de camino en pasajera y la distancia es un problema porque con las lluvias no están fácil llegar. Vamos a ir a la comunidad para decirles que no podemos iniciar clases dentro de la escuela. No sabemos cuál será la respuesta, porque algunos padres de familia ya nos advirtieron “profe, ahora si tiene que venir a atender a nuestros niños. Lo de la pandemia ya pasó, además aquí no hay contagios. Nosotros nacimos para morir”. Lo más probable es que varias mamas y papás nos digan que les demos clases a sus hijos porque para ellos las clases por televisión no son clases, son para entretener a los niños o para ver películas. También vemos muy complicado que los papás quieran trabajar con las guías y ayudarles a sus hijos a hacer la tarea. La educación virtual en la Montaña se corre el riesgo de seguir zanjando la desigualdad social y remarcando la discriminación a la niñez indígena. La nueva normalidad tiene que salvaguardar los derechos de la población más vulnerable que se encuentra cercada por el hambre, el coronavirus y el analfabetismo.

Publicado originalmente en Tlachinollan

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La banda educativa del pacto gris

Por: Manuel Gil Antón

Ya uno no sabe ni qué pensar. Menudos tiempos: mezclan la necesidad del cambio frente a la contundencia de la sospecha verosímil, a la que se añaden, hoy, urgencias semejantes. ¿Será verdad lo que el señor Emilio L. dice que pasó en el sexenio que estuvo uncido al poder, robando? ¿Quién soy para asegurarlo? Pero si no es así, algo muy parecido creo (casi seguro) sucedió. Tropelías, hurtos, desfalcos y fraudes a pasto. No pocos pensamos así.

El Pacto por México, ese favorable acuerdo entre las élites políticas y empresariales para dizque mover al País a través de las Reformas Estructurales se desmorona, y los que antes lo defendieron no solo ya no lo hacen: ahora lo repudian y dicen que siempre lo hicieron. Mienten. Hace muy poco, criticarlo era traicionar a la patria. Fue contra México. Fue por, para y en su beneficio.

No hay que olvidar que la primera reforma, y más importante a su decir, fue la educativa. El 10 de diciembre de 2012 la mandaron al congreso. Estaba más que lista al inicio del gobierno. Si una reforma educativa pretende ser, en serio, el trazo cultural de un horizonte educativo, no puede provenir de un grupo de gobernantes carentes de ética. Por eso nunca lo fue: consistió en generar un nuevo equilibrio de poder en el inmenso sistema escolar, mediante modificaciones administrativas fincadas en el mito del mérito y el atraco laboral, legitimado por la mayoría de los estudiosos, intelectuales y opinantes de esta tierra. Eso sí: la reconfiguración del acuerdo contra la educación nacional.

Recién volvimos a ver la foto del triunfo: en mangas de camisa remangadas y con la corbata suelta, Peña abre los brazos anticipando la inmensidad del botín soñado, y Emilio L., Nuño y Videgaray (son a quienes reconozco) sonríen por el triunfo. Llegaba el nuevo PRI llevando en las alforjas un acuerdo sólido con la derecha panista y ese remedo de izquierda impresentable, llamado PRD, para hincharse de dinero. La victoria tiene muchos progenitores, la derrota es huérfana.

Al cinismo del cacique que acuñó a la moral como un árbol que da moras, se sobrepuso la convicción presidencial que como la corrupción era elemento cultural, la ética y probidad eran signos claros de incultura, de estupidez. ¿Desde ahí proponer un nuevo modelo educativo? Imposible. La reforma ocurrió en los medios, billete de por medio. Y a raudales.

Si no se parte de una convicción ética que se expresa y vive, no hay reforma educativa posible si por ello se entiende enunciar los valores a practicar en las aulas, y construir las condiciones de ciudadanía crítica como anticipo de lo que sucederá en las calles. Es condición de posibilidad: lo fue, lo ha sido, lo es y lo será. Que no se nos olvide.

Hace un siglo, en 1919, “La banda del automóvil gris” llegó al cine mudo. Era el retrato de reales bandidos roba ricos. Estos miserables atracaron a los más necesitados. Sin pudor ni medida.

Adenda 1. No tengo ningún interés material en el caso. Tampoco comparto muchas veces sus miradas. Escriben en sus páginas personas con las que discrepo. Alguna vez me pidieron unas letras. Las entregué y tal cual se imprimieron. No somos amigos. Desde esta posición, porque así lo creo y se finca en una convicción, rechazo la maniobra contra Nexos. En su defensa es preciso estar, pues el nexo es con la libertad y valorar la diferencia.

Adenda 2. Señor presidente: hay momentos en que nos alcanzan, a todos, las palabras. Por encima de la ley, nadie, aunque sea de mi familia. Cumpla. Será por el bien de todos.

Fuente:  http://www.educacionfutura.org/la-banda-educativa-del-pacto-gris/

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#YoTambiénMeQuedo en la escuela: que ninguna nos falte

Por: Sonia del Valle y Ana Razo 

“#YoTambienMeQuedo en la escuela” es un llamado para salvar el futuro de las mujeres y revertir el abandono escolar. Se trata de una convocatoria abierta que lanza la Red de Mujeres Unidas por la Educación (MUxED) para crear una reflexión colectiva con las adolescentes, las jóvenes y la sociedad sobre la importancia que tiene la escuela como el mejor lugar –y el más seguro– para aprender y transformar el mundo, para que confíen en que es posible crear, desde ese espacio, un futuro de libertades.

Pero primero unos datos de la crisis educativa para las mujeres: La SEP estima que, por efectos de la pandemia, cerca de 800 mil adolescentes de secundaria no se inscribirán este año en el bachillerato (PNUD 2020) [1] y aunque el dato no está desagregado por sexo, se podría estimar que la mitad al menos serán mujeres

Por ejemplo, si las niñas abandonan a tasas similares a las de la crisis del Ébola de 2014-2015, 10 millones de niñas en edad de cursar la educación secundaria en países de ingresos bajos y medios-bajos nunca volverán a la escuela, según una proyección de la Fundación Malala. Este problema no es nuevo, pero crece, en México, antes de la pandemia, 2.3 millones de niñas, adolescentes y jóvenes de 6 a 17 años no asistían a la escuela.[2]

Las condiciones del aislamiento social y el cierre de las escuelas aumentan, para las adolescentes, el riesgo en las formas de abuso. El Consejo Nacional de Población (Conapo) alertó que, solo durante la pandemia, habrá un incremento de 20 por ciento en el embarazo adolescente. Sumando a lo anterior, la representante del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) en México, Arie Hoekman, aseguró que los ingresos de las mujeres adultas que tuvieron hijos cuando eran adolescentes son 32 por ciento menos que los de las mujeres que aplazaron su maternidad.[3]

Para nuestro país, que las adolescentes abandonen sus estudios por embrazo representa, además de trayectorias y vivencias educativas truncadas, una pérdida económica anual estimada en 31,000 millones de pesos.[4]

Como resultado de esta pandemia, un gran número de adolescentes se enfrentarán a la presión de absorber las responsabilidades domésticas y de cuidado de hermanos menores, personas con enfermedad, adultos mayores y trabajo del hogar. Hay antecedentes: durante la crisis del Ébola, en 2014, las niñas experimentaron un aumento en el trabajo doméstico y labores de cuidado que limitó el aprendizaje en el hogar para las niñas comparado con el de los niños, y agravó el abandono escolar cuando las escuelas reabrieron.[5]

 Sin dejar de reconocer los múltiples problemas y retos que ya enfrentaba el sistema educativo, y que hoy la crisis sanitaria hace evidente y agudiza, la escuela y los aprendizajes sociales y académicos que se desarrollan en la escuela siguen siendo la ruta más firme hacia la construcción de un proyecto de vida en un mundo que es cada vez más incierto y complejo.

Hoy más que nunca necesitamos transmitir a las niñas, adolescentes y jóvenes que no están solas. Que regresar y quedarse en la escuela –en cualquier modalidad– les ayudará a construir un mejor futuro, para ellas, en lo individual, y para el país, en general.  Es nuestro deber, el de todas y todos, hacer que la escuela tenga sentido para ellas. Que los aprendizajes en los que se involucren en la escuela las empodere y les dé independencia y libertad para alcanzar la vida que sueñan. 

La campaña #YoTambiénMeQuedo en la escuela retoma del movimiento feminista MeToo, que busca visibilizar y combatir el acoso y la agresión sexual hacia las mujeres, para incorporar una dimensión a la lucha hacia la igualdad de los derechos de las mujeres: el derecho a la educación.

Esta campaña busca transmitir a las estudiantes el sentido que tiene para ellas seguir estudiando. Busca revertir el abandono escolar de las jóvenes adolescentes haciéndoles saber que, en momentos de gran adversidad, como los que atravesamos, la escuela es el mejor lugar para construir la vida propia y junto a ella, la de su familia y la del país.

Desde MUxED, junto con las organizaciones e instituciones que se han unido en la campaña, estamos convencidas de que es necesario trasmitir a las adolescentes y las jóvenes solidaridad, confianza, altas expectativas y apoyo para que sigan estudiando.

La Red de Mujeres Unidas por la Educación hace un llamado a la sociedad y a las familias para unirse a la campaña #YoTambiénMeQuedo en la escuela, para decirle a las adolescentes y las jóvenes el gran valor –ético, ciudadano, de aprendizaje y de desarrollo pleno y solidario– de permanecer en la escuela. Queremos que las adolescentes sepan y sientan que es posible quedarse en la escuela, que es posible confiar en sus talentos y capacidades de aprender para salir adelante, pero, sobre todo, que en momentos tan complejos, como los que vivimos hoy, es posible crear su vida; porque las decisiones que tomen en el presente incidirán en su futuro.

Las jóvenes estudiantes tienen derecho de ir a la escuela y aprender. La educación de las niñas y las adolescentes tiene el poder de salvar vidas, estimulando los efectos multiplicadores que reducen la pobreza. Para las mujeres, mayores trayectorias educativas están vinculadas con vidas más saludables, libres de violencia, mayor participación en el mercado laboral formal y con mayores ingresos, con la postergación del matrimonio temprano, más información sobre salud reproductiva, así como decisiones propias sobre el inicio de su vida sexual activa. También está asociado con mejor atención médica y educación para sus hijos, si eligen convertirse en madres.

Necesitamos intervenciones educativas y sociales creativas y flexibles, con un enfoque integral de género desde distintos ámbitos (salud, estancias infantiles, brechas digitales y seguridad) y desde los diversos niveles de actuación gubernamental.

La campaña habla directamente con las jóvenes para apoyar su continuidad en la escuela y la recuperación del ritmo de aprendizaje que esta crisis desaceleró.

Los apoyos económicos no serán suficientes, necesitamos exigir el cumplimiento del derecho de todas las jóvenes mujeres a los servicios educativos y enaltecer el valor que la escuela tiene, en particular, para ellas. La campaña #YoTambiénMeQuedo en la escuela, busca contribuir para lograrlo.

 

¡Únete a la campaña #YoTambiénMeQuedo en la escuela!

El lanzamiento de la campaña, para México y la región Latinoamericana, será el 3 de septiembre de 2020 a las 17 horas de la Ciudad de México (GMT-5). Ponte en contacto (contacto@muxed.mx). Accionemos el poder de las redes sociales para conversar con las jóvenes, apoyarla y convencerlas, hoy más que nunca, de quedarse en la escuela.

 

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Morir de Covid-19 en los pueblos indígenas de México y no contar ni en las estadísticas

Por: Tlachinollan

Nadie tiene un conteo de los contagios y muertes por Covid en las comunidades de la Montaña. El gobierno estatal se basa en el registro que llevan los hospitales para dar las “cifras oficiales”. En las comunidades indígenas las personas pueden morir de Covid-19 y no ser parte de la estadística, los decesos que deja la pandemia no existe forma de saber si son por coronavirus, ni siquiera hay pruebas para el diagnóstico.

Desde que empezó la pandemia en el país, el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan ha documentado un alza en la población que viaja a los campos agrícolas en autobuses en mal estado, sin seguro de viajero y llevando a los niños en los pasillos o en las piernas la mayoría de veces.

“Tan solo del mes de abril a julio se tiene el registro de 4 mil 800 personas que migraron, un 150% más que el año pasado. En las comunidades los precios de los productos han subido, no hay empleo y prefieren arriesgarse e irse a trabajar que morir de hambre en su comunidad”, dice el director de Tlachinollan, Abel Barrera Hernandez.

Gerardo tiene 21 años, es Na savi (gente de la lluvia), de la colonia de Rancho de los Hilarios, anexo de Calpanapa, municipio de Cochoapa el Grande, enclavada en la región de la Montaña del estado de Guerrero. Estudió hasta el 4to. año de primaria y él, como la mayoría de las y los habitantes de su comunidad, no tienen otra opción más que migrar a los campos agrícolas del norte del país.

A la edad de 10 años empezó a ir con  su papá a los campos, como a los 16 años inició su trabajo. “De niño no hay nada que hacer, nada más jugar con los otros niños. En los campos empezamos a sembrar chiles y cuando están buenos los cortamos. Aquí en la comunidad se siembra maíz, calabaza, frijol, no hay otra cosa que funcione porque es cerro, aquí pura milpa”.

Victoria es la esposa de Gerardo. Tiene 16 años, es de la comunidad de Calpanapa y solo habla Tuú Savi. Se juntó cuando tenía 15 años. Se le ve un silencio profundo en el rostro.

“Cuando nació pensé que iba a crecer, que iba a salir bien todo, pero a los tres o cuatro días empezó a estar mal y comencé a preocuparme. Nació el 8 de mayo de este año, en Rancho de los Hilarios, ahí estuvimos como un mes y luego nos fuimos a trabajar”, cuenta Gerardo.

“La niña cuando nació no podía respirar ni alimentarse bien, estuvo así como un mes y  días.  Llegamos allá a inicios de junio y al primer hospital que la llevamos, ya llegó mal, no podía respirar y la entubaron, después la mandaron al Centenario Hospital Miguel Hidalgo en Aguascalientes, ahí estuvo como dos meses y me dijeron que su corazón ya no aguantaba.

“Yo pensé que tenía mucha flema o algo así, pero no, era otra cosa. A lo mejor así nació. Lo primero que me dijeron en el hospital es que era covid-19, pero luego dijeron que no y que su garganta era pequeña y que al respirar se tapaba; no podía comer leche y la operaron para meter una sonda, eso fue un viernes. El miércoles falleció. De ahí venimos para acá”.

Acompañados por sus padres y en medio de la lluvia, tuvieron que dar sepultura a su hija como a media noche porque no hubo rezos, ni el sacerdote ni el rezandero quisieron acudir porque la niña no fue bautizada.

Gerardo y Victoria sólo regresaron a la Montaña para enterrar a su pequeña hija, la trasladaron en una carroza desde Aguascalientes, les cobró 23 mil pesos, de los cuales deben más de la mitad, por ello regresarán en unos días a esos mismos campos para volver a trabajar y pagar su deuda.

“Podemos tardar un poco para regresar porque tengo que hacer unas cartas, así me dijo la funeraria, que tengo que ir y llevar un papel, pero no sé qué, no me acuerdo para qué me dijo que era ese papel, pero tenemos que entregarlo para que salga bien, para que me den un acta de nacimiento, algo así. Me siento mal, no puedo ni pensar en nada. No estaba registrada, pero se llama Alexa Fernanda”.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/reportaje-morir-de-covid-19-en-los-pueblos-indigenas-de-mexico-y-no-contar-ni-en-las-estadisticas/

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México: extrema violencia y hambruna viven comunidades desplazadas de Chiapas

Luis Enrique Aguilar/desinformemonos.org

 

Cientos de familias tsotsiles de Aldama están en riesgo de padecer hambruna por el desplazamiento forzado e intermitente derivado de los recientes ataques armados de un grupo paramilitar del municipio de Chenalhó, en la región de Los Altos de Chiapas.


Los ataques con armas de alto poder por parte del grupo paramilitar se incrementaron en cantidad y frecuencia desde el pasado 13 de agosto, sin que las autoridades hayan intervenido para mediar el conflicto.

Los tsotsiles desplazados utilizan casas en construcción y escuelas como refugios temporales, mientras que otros buscaron asilo con familiares al estar imposibilitados de entrar a sus tierras de cultivo por temor a ser asesinados.

La presión de los paramilitares de Chenalhó que mantienen ataques constantes día y noche es para tomar posesión de 60 hectáreas que han pertenecido históricamente a los tsotsiles de Aldama. Las intervenciones del gobierno han sido insuficientes para detener la violencia, a pesar de que los pobladores de Aldama han solicitado en numerosas ocasiones su participación para detener el conflicto.

Fuente:https://desinformemonos.org/extrema-violencia-y-hambruna-viven-comunidades-desplazadas-de-chiapas/
Imagen: Luis Enrique Aguilar
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