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Una vida digna es imposible con una naturaleza contaminada

Los pueblos amazónicos pedimos justicia

Nueve niñas de las provincias de Sucumbíos y Orellana, en la Amazonía Norte de Ecuador, esperan que el Estado ecuatoriano cumpla la sentencia emitida por la Corte Provincial de Sucumbíos en 2021 y cierre los casi 500 mecheros petroleros que se mantienen activos y causando daños ambientales y a la salud. El Ministerio de Energía y Minas confirmó el cierre de apenas dos mecheros, según detalló en la comparecencia realizada en la Comisión de Biodiversidad de la Asamblea Nacional, el  21 de febrero de 2024.

En dicha comparecencia, las niñas demandantes expresaron su rechazo a las declaraciones de la Ministra de Energía y Minas, Andrea Arrobo, y aseguraron que lejos de cumplir con la sentencia y el cierre de los mecheros, el Ministerio sigue dando autorizaciones. Según datos oficiales, los mecheros a 2024, serían 486 cuando anteriormente, eran  447.

El 31 de marzo de cada año, el Estado ecuatoriano renueva las autorizaciones para el funcionamiento de los mecheros. A casi tres años de la sentencia, las niñas demandantes y las comunidades buscan que el Estado avance significativamente con el cierre de los mecheros y las medidas de reparación ordenadas por la justicia.

Wilmer Lucitante, comunicador comunitario de la nacionalidad Cofán de la Amazonía de Ecuador, parte de la Asociación de Productores Audiovisuales de las Nacionalidades y Pueblos de Sucumbíos Ecuador, APANAPSE y de la  Unión de Afectados por las operaciones petroleras de Texaco, UDAPT, comparte este texto.

***

En la Amazonía ecuatoriana, ya son más de 50 años que las petroleras queman y ventean gas con químicos contaminantes, asociados al petróleo, a través de los llamados mecheros.

En Sucumbíos, Orellana y Napo existen más de 447 mecheros encendidos, la mayoría, durante las 24 horas del día. Además, se han identificado 295 sitios de quema de gas previamente no mapeados, según la investigación “Ciencia ciudadana extrema para la justicia climática; enlazando los pixel con las personas para mapear los mecheros en la Amazonía”, desarrollada en 2019 por la Universidad Europea de Padua.

Desde 1964, cuando se inició la explotación petrolera con Texaco, se adoptaron malas prácticas que contaminan de manera irreversible la fuente de vida de pueblos y nacionalidades indígenas. Estos daños intencionales contaminan el suelo, el aire, el agua y dejan a sus habitantes en indefensión. Las consecuencias de esta contaminación afectan la salud de las personas y de la naturaleza.

Según una investigación del Banco Mundial, en Ecuador se desperdician aproximadamente 1.100 millones de pies cúbicos de gas al año. Si este gas fuese procesado para el uso interno, el Estado ahorraría aproximadamente 600 millones de dólares al año por su importación desde el exterior, recursos que servirían para todos los ecuatorianos.

A pesar de tener conocimiento sobre el daño que causan los mecheros, las petroleras queman el gas que se extrae y lo envían al aire libre. Lamentablemente la falta de interés y la incapacidad de los responsables está matando a la Amazonía y generando un gasto para el país.

Mechero Campo L. A., octubre 2023- Wilmer L

En febrero de 2020, nueve niñas de Sucumbíos y Orellana, con el acompañamiento de sus padres y respaldadas por varios colectivos que llevan la campaña “Eliminen los mecheros y enciendan la vida”, demandaron al Estado ecuatoriano, en concreto, al Ministerio de Energía y Recursos Naturales No Renovables y al Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica. Como resultado se obtuvo una sentencia favorable para las demandantes que dio lugar a una medida cautelar en enero de 2021.

La Corte Provincial de Sucumbíos dio la razón a los afectados reconociendo que las empresas petroleras con la complicidad de ministerios del Estado han  vulnerando derechos humanos, derechos ambientales y han atentado contra la vida de las personas. Esta sentencia prohíbe, por primera vez, la quema de gas a través de los mecheros. También exige su eliminación de manera gradual; así como que se realice un diagnóstico sobre las personas afectadas de cáncer y se disponga de una unidad oncológica, un plan de monitoreo y un plan de remediación integral en las provincias afectadas.

La lucha por la eliminación de los mecheros es una batalla antigua, donde el acompañamiento de organizaciones sociales locales y nacionales ha sido vital. Sin embargo, los medios de comunicación nacionales no han tenido el interés de investigar y dar seguimiento a estos casos, alimentando los intereses extractivistas, opacando las diversas realidades.

Un estudio, realizado por la Clínica ambiental y la Unión de Afectados por las operaciones petroleras de Texaco, UDAPT, señala que en las provincias donde se realizan actividades extractivas y se quema el gas en mecheros se encuentra el mayor porcentaje de casos de cáncer en relación a otras provincias del Ecuador, principalmente en las mujeres con un 70%.

El alcance de las actividades de quema de gas va mucho más allá de los datos oficiales proporcionados por el Ministerio de Ambiente de Ecuador. Los datos anuales de National Centers for Environmental Information, NOAA Nightfire, mapean que el 23,5% de los sitios donde se quema gas en la Amazonía se encuentran dentro de la Reserva de la Biosfera Yasuní. Esta cifra representa un 18,4% de los volúmenes de todas las industrias petroleras que operan en Ecuador. El  también señala que existen 34 sitios de quema adicionales, de los cuales, doce están en el Yasuní y uno en el campo Tiputini, parte del bloque ITT.

Plantón-Quito- 2021-UDAPT

Además, en 2021, 39 de los sitios identificados estaban ventilando el gas en lugar de quemarlo, un fenómeno nunca antes documentado en la Amazonía ecuatoriana. Estos datos sirvieron de apoyo para el proceso de lucha y la campaña, para el reconocimiento legal de los derechos humanos y la justicia medioambiental en la Amazonía ecuatoriana.

Actualmente, la situación se vuelve más compleja, ya que los demandados no acatan la orden judicial, y utilizan estrategias comunicacionales orientadas a  hacer creer que se está cumpliendo efectivamente con las disposiciones legales. Mientras tanto, las personas afectadas de las comunidades de Sucumbíos y Orellana permanecen en vigilia en contra de la contaminación.

La Amazonía ecuatoriana es una de las áreas más  biodiversas  del mundo, con una gran riqueza natural y cultural milenaria, determinado como uno de los tesoros más importantes del mundo. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas declaran que “la Amazonía es el lugar donde habitan varias culturas indígenas que con el tiempo han logrado demostrar cómo cuidar los bosques, a pesar de que han enfrentado enormes intereses globales y económicos, que muchas veces llegan con pretexto de conservar, pero que han atentado contra las  soberanías nacionales. Por ejemplo, la internacionalización de la Amazonía, que únicamente beneficiará a las grandes corporaciones”.

 Las personas que viven en los lugares donde se desarrollan actividades extractivas cumplen un papel fundamental para impulsar y fomentar grandes cambios políticos en contra del cambio climático y las empresas extractivistas, pues son las que conocen la realidad local; son las que día a día se encuentran con conflictos medioambientales y pueden aportar con su conocimiento para evitar riesgos globales.

 Las actividades extractivas están por encima de los derechos de los pueblos y nacionalidades. Muchas veces el gobierno y el Estado, con su fragilidad en la defensa de su soberanía, caen en los intereses de los contaminadores. No es posible que se tenga que llegar a una demanda judicial para que reaccionen, abran los ojos y vean su incapacidad e inoperancia. Es irrefutable ver cómo justifican sus actos  irresponsables o cómo tratan de tergiversar la información y la realidad ecuatoriana. Se necesita investigar más sobre todo del proceso de lucha para entender mejor este caso importante en la Amazonía ecuatoriana.

Para las personas que conformamos la UDAPT, la lucha no es solamente para eliminar los mecheros en la Amazonía, sino también es una forma de combatir la violación de derechos humanos, ambientales, sociales y, así, buscar una mejor forma de vida para todos los ecuatorianos y la vida en el planeta.

Fuente de la información e imagen:  https://wambra.ec

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Gerencia proactiva: una óptica del hacer para la pertinencia de la universidad actual

Autor: Darvin Antonio Vegas Contreras

Odontólogo, Profesor Universitario

Magíster en Gerencia de Salud Pública

Participante del doctorado en ciencias administrativas de la UNERG

Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos

Correo electrónico: darvinantoniov@gmail.com

 

RESUMEN

La investigación titulada gerencia proactiva: una óptica del hacer para la pertinencia de la universidad actual, tuvo como propósito develar los referentes epistémicos que suponen la configuración de la gerencia proactiva en el contexto de la pertinencia de la universidad actual. Paradigmáticamente, se basó en la postura postpositivista de la ciencia con enfoque cualitativo y método hermenéutico, tomando como orientación de abordaje la propuesta metodológica de Habermas. Se tomó como escenario el Área de Odontología de la Unerg, siendo los informantes tres docentes con función directiva. Para la aprehensión de la información se utilizó la entrevista en profundidad a través de libreta de anotación. La información obtenida fue procesada por medio de la técnica de categorización, estructuración, contrastación y síntesis conceptual. Los hallazgos permitieron inducir que es valiosa la esencia de la actividad académica para lograr cambios sustanciales a partir de la transferencia de conocimientos, ciencia y tecnología para solventar los problemas social. Se capta que la intencionalidad del común académico no rema en la misma dirección y el detrás del accionar gerencial acontecen saberes, intenciones y propósitos que no contribuyen con la concierto de la universidad en la comunidad en un vínculo indisoluble, sustanciado en principios y valores de compromiso manifiestos en el eje universidad – comunidad.  Se concluyó que la gerencia proactiva universitaria debe examinar el piso que fundamenta el desarrollo de su accionar al articular las funciones de docencia, investigación y extensión, toda vez que la filosofía de gestión debe implicar a los actores de la vida universitaria a través de su participación en la concreción de metas de intervención y vínculos con la realidad comunitaria.

Palabras clave: gerencia proactiva, pertinencia social, universidad.

 

PROACTIVE MANAGEMENT: AN OPTICS OF DOING FOR THE RELEVANCE OF THE CURRENT UNIVERSITY

 

SUMMARY

 The purpose of the research entitled proactive management: a perspective of doing for the relevance of the current university, was to reveal the epistemic references that imply the configuration of proactive management in the context of the relevance of the current university. Paradigmatically, it was based on the postpositivist position of science with a qualitative approach and hermeneutic method, taking Habermas’s methodological proposal as its approach. The Unerg Dentistry Area was taken as the setting, with the informants being three teachers with a managerial function. To capture the information, an in-depth interview was used through a notebook. The information obtained was processed through the technique of categorization, structuring, contrasting and conceptual synthesis. The findings allowed us to conclude that the essence of academic activity is valuable to achieve substantial changes from the transfer of knowledge, science and technology to solve social problems. It is understood that the intentionality of the common academic does not row in the same direction and behind the managerial action there are knowledge, intentions and purposes that do not contribute to the concert of the university in the community in an indissoluble bond, substantiated by principles and values ​​of commitment. manifestos in the university-community axis. It was concluded that proactive university management must examine the basis that bases the development of its actions by articulating the functions of teaching, research and extension, since the management philosophy must involve the actors of university life through their participation. in the realization of intervention goals and links with community reality.

Keywords: proactive management, social relevance, university.

 

Introducción

Hoy, constituye un verdadero desafío llevar a cabo acciones encaminadas a afrontar los constantes cambios que se manifiestan en las organizaciones del siglo XXI, productos de los variadas transformaciones sociales que se generan en el devenir de la sociedad, y que paralelamente han desarrollado nuevos retos en el campo de las ciencias sociales y gerenciales. Desde esta mirada las acciones que se desarrollan en las organizaciones deben afrontar permanentes orientaciones hacia el cumplimiento de los objetivos organizacionales, y al mismo tiempo, mantenerse como estructuras sociales competitivas y con visión de éxito.

Es así como las universidades en el devenir de la sociedad también se han ido trasladando en un carácter más social, a los fines de fortalecer bajo un criterio responsable su accionar a través de la docencia,, investigación y extensión. A las ideas antes expuestas, se asocia la práctica de conceptos como el de la responsabilidad, la cual  etimológicamente deriva del latín “responder”, sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española (2014),  contempla cuatro acepciones del término responsabilidad:

  • Cualidad de responsable; 2) deuda, obligación de reparar y satisfacer, por sí o por otra persona, a consecuencia de un delito, de una culpa o de otra causa legal; 3) cargo u obligación moral que resulta para alguien del posible yerro en cosa o asunto determinado; y, 4) capacidad existente en todo sujeto activo de derecho para reconocer y aceptar las consecuencias de un hecho realizado libremente.

 

En la perspectiva que aquí se adopta, las diversas concepciones vistas para el término describen aspectos relacionados a la idea del deber, del compromiso legal o moral que, a su vez, indirectamente se dirigen hacia otros ámbitos. La responsabilidad en un sentido más amplio o visto desde otra óptica plantea la obligación que debe existir entre las partes para el cumplimiento de una o diversas relaciones o funciones. Desde este ángulo, se puede manifestar la responsabilidad pero en lo que representa la acción gerencial en el contexto de las universidades.

Así pues, la responsabilidad social universitaria beneficia a la comunidad estudiantil en el proceso de comprender que su existencia está estrechamente ligada con la prosperidad de otros, con el mundo externo y político que está alrededor de ellos. Hacen una diferencia en la vida diaria apoyado por sus opiniones y valores, enriqueciendo nuestras vidas en las diversas culturas y razas. En este sentido, las comunidades  van construyendo y desarrollando un sentido de responsabilidad social, demandando destrezas sociales tales como comunicación, cooperación, manejo de conflictos y toma de perspectiva.

Al respecto, Rivero y Goyo (2012) manifiestan que “las universidades tienen la responsabilidad de crear y colocar a disposición de la sociedad saberes pertinentes, para estar así a la vanguardia en el tratamiento de los temas políticos y sociales desde la perspectiva de una institución con una gerencia ética responsable” (p.7). En este sentido, se considera que la gerencia universitaria debe enfatizar una gestión del conocimiento oportuna y pertinente con el fin de ponerlo al servicio de la colectividad;  gerencia universitaria como gerencia de servicios, ética y responsable con todos sus grupos de interés.

Por ello, la universidad tiene una repercusión social importante y, por lo tanto, si se integrara de manera decidida el concepto en su gestión y en todas sus áreas de actuación, dicha acción contribuiría a su consolidación en el resto de la sociedad. Las instituciones de educación universitaria en todo el mundo han comenzado a adoptar los temas de sostenibilidad comprometiendo sus facultades, escuelas, programas y comunidades en estos esfuerzos, dando lugar al desarrollo de la integridad y valores éticos en las organizaciones y en sus relaciones con los stakeholders. Dentro del ámbito universitario, los stakeholders tienen un papel importante desde el punto de vista de la investigación y su potencial educativo en el desarrollo de las economías nacionales e internacionales.

Por lo tanto, es necesario desarrollar el concepto de los stakeholders desde el punto de vista de las universidades (Tetrevová y Sabolová, 2010). De allí, que existe la necesidad de realizar un estudio de la integración de la responsabilidad social, como nuevo sistema de gestión de las organizaciones específicamente para las universidades, y formalizar una evaluación del comportamiento social y responsable que permitirá instituir sistemas más transparentes para las instituciones universitarias.

En España, el ochenta y cinco por ciento del presupuesto de la universidad pública se financia a través del Estado. Por lo tanto, parece evidente que tanto la comunidad universitaria como la sociedad en general, tienen derecho a conocer más a fondo el modo en que se utilizan los recursos públicos destinados a la universidad y cuáles son los resultados económicos y sociales que se están obteniendo.

En este orden de ideas, la gerencia universitaria proactiva pareciera requerir de  habilidades para responder a los desafíos señalados anteriormente, con decisiones que conduzcan a potenciar en las comunidades académicas sus capacidades, habilidades y recursos, para lograr desempeños superiores que las lleven a la sostenibilidad. De igual manera, la gerencia universitaria no puede perder de vista la necesidad de integración de las dimensiones: investigación, docencia y extensión, por un lado, y por el otro, a sus grupos de interés, en el marco de la denominada autonomía universitaria.

En este contexto, las universidades deben estar en capacidad de fomentar los medios o mecanismos que sirvan de canales de comunicación para que los grupos de interés puedan a su vez ser capaces de exponer y manifestar sus expectativas y requerimientos; de esta forma se captarán sus necesidades y se podrá evaluar en qué grado han sido satisfechas por la institución.

A la luz de lo precitado, se establece como inquietud investigativa la que se enuncia a continuación: ¿Qué referentes epistémicos suponen la configuración de la gerencia proactiva en el contexto de la pertinencia de la universidad actual?

Teleológicamente, la investigación para dar respuesta a la inquietud presentada, ha fijado como propósito: Develar los referentes epistémicos que suponen la configuración de la gerencia proactiva en el contexto de la pertinencia de la universidad actual.

Consideraciones Conceptuales

Gerencia

La gerencia se refiere a las articulaciones administrativas y directivas de las organizaciones, que efectúan actividades de planificación, dirección y control, a objeto de utilizar sus recursos con la finalidad de alcanzar objetivos comúnmente relacionados con beneficios económicos y sociales.

Harman, citado por Kliksberg (1994), denota que la gerencia se entendía tradicionalmente como la dirección de recursos humanos, materiales y financieros hacia determinados objetivos. Hoy correspondería traducir totalmente el concepto. Gerenciar no es sólo dirección hacia determinados objetivos, sino que es facilitar las condiciones para que los recursos humanos de la organización respondan individual y creativamente a un medio que requiere adaptaciones permanentes, es facilitar espacios de creación colectiva y permanente.

En tal sentido, adquiere fuerza la concepción del capital humano e intelectual, que a través de su talento, logra enfrentar situaciones de dificultad, incertidumbre, cambio y competencia, gracias a la dirección, no de un gerente directo, sino de las propias intuiciones, experiencias pasadas y habilidades para recolectar, crear, recrear y aplicar nuevos conocimientos. Esto se debe, de acuerdo a Lira (2005), al hecho de que:

La gestión de la innovación; así como las organizaciones en general, públicas y privadas, ameritan un continuo análisis y seguimiento de las variables del contexto externo que le impactan. En este sentido, cabe destacar que la gente es la que hace la innovación y de allí que su gestión y dirección juegan un rol clave. Los profesionales de las relaciones industriales y de recursos humanos, más que nunca, necesitan conocer la manera de llegar a entender y comprender la complejidad de lo que significa lo externo y su impacto…lo que se presencia es la perfecta invitación a conocer y a posicionarse como agentes de cambio en la instalación de la creatividad e innovación sin descuidar en ningún momento, el impacto del contexto externo…Sin embargo, desde la perspectiva de la gestión de recursos humanos  o en su más actualizada tendencia: capital humano, gestión humana o del talento, es mucho el camino por recorrer. En este sentido, lo que se tiene por delante son retos, entendimiento y ejecución de prácticas de gestión de talentos que apoyen los procesos de creatividad e innovación en las organizaciones (pp. 1-3)

De esta manera, la creatividad y la innovación son claves, en el proceso que implica hacer gerencia, sumando estos ingredientes a conceptos más clásicos que se basan exclusivamente al manejo de recursos, llegando hasta lo que Kliksberg (ob. cit.), plantea como diferenciarse de un modo significativo, como un recurso estratégico, no generalizado. Es tratar de lograr la meta prevista mediante la aglutinación del esfuerzo colectivo, lo cual sin duda denota las características de las sociedades humanas.

Aunado a lo precedente, para Koontz (1998), la gerencia es el arte de relacionar todas las facturas del manejo de una organización en busca de una mayor competencia. Cada caso lleva implícita una convicción de que la gerencia es un vasto campo cognoscitivo, que consiste en actividades que tienen como finalidad el manejo eficaz de las organizaciones, el uso inteligente de la técnica, la preparación adecuada de la gente y el logro de la excelencia organizacional.

Gerenciar en la actualidad, implica interrogantes muy particulares, ligadas a las características y objetivos de las organizaciones. El entorno en el que se desarrolla, es un entorno global que se encuentra en proceso acelerado de transformación constante y que incide en los parámetros en los que se mueve cualquier tipo de administración.

Estas transformaciones afectan los planos económicos, políticos, tecnológicos. Los cambios de velocidad acelerada, así como la mayor profundidad de sus implicaciones, se presentan como el resultado de lo que se denomina complejidad. Por otra parte, un signo fundamental de ésta es la incertidumbre misma. En situaciones donde todo cambia permanentemente, la recomendación elemental es maximizar la flexibilidad de la organización, dotándola con las mejores condiciones de adaptabilidad. Si se pone el énfasis en estructuras fijas, permanentes, rígidas, se está yendo en el sentido opuesto a lo conveniente para la propia supervivencia.

Un modelo gerencial complementario, es necesariamente exclusivo con respecto a uno basado en la planificación estratégica, puesto que la segunda, a decir de Castellano (2004), consiste en el mantenimiento y determinación de la propia organización con el entorno, a través de la determinación de objetivos y el esfuerzo sistemático para su consecución.

De acuerdo a la definición aportada por Romero (2003), la gerencia estratégica puede definirse como la formulación, ejecución y evaluación de funciones que admitan a una organización logre sus objetivos. La formulación de las estrategias incluye la identificación de debilidades y fortalezas internas de una organización, la determinación de las oportunidades y amenazas externas de una empresa, el establecimiento de misiones de la compañía, la fijación de objetivos, el desarrollo de estrategias alternativas, y la disposición de cuáles distinguir.

Es un proceso apasionante que permite a una organización se preactiva en vez de reactiva en la formulación de su presente. El proceso de gerencia estratégica se puede describir como un enfoque objetivo y sistemático para la toma de decisiones en una organización…, se trata más bien de organizar información cualitativa y cuantitativa, de tal manera que permita la toma de decisiones efectivas en circunstancias de incertidumbre.

Parece evidente, que existen diversos factores que identifican el modelo gerencial estratégico a las tendencias holísticas, puesto que en ambos casos, de lo que se trata es de observar con atención los diferentes factores que componen tanto a la realidad como a los actores del proceso, a fin de recoger la información necesaria, que permita prever el futuro, y establecer alternativas de respuesta adecuada a las condiciones del contexto y las necesidades de los involucrados.

Ahora bien al hablar de gerencia educativa, se considera importante acotar que actualmente la institución en cuestión, participa de las contradicciones de inicio del nuevo milenio. Por un lado, la sociedad está en todo los cambios trascendentes y apresurados presentados por el desarrollo de la tecnología digital, la cual está transformando muchos aspectos de la vida de la gente.

Las personas tienen la libertad de adoptar diversos estilos de vida, pero también la responsabilidad de dar forma a sus propios destinos. Sin embargo, los acontecimientos que ofrece la educación están favorables para todos. Más bien, los procesos de mundialización o globalización económica parecen ahondar las diferencias.

En consecuencia, la gerencia educativa enfrenta retos y desafíos en cuyo desempeño está el futuro no sólo de los educandos, sino de la sociedad en general. En este propósito, el arte de administrar o gerenciar según el autor citado, es una acción de dirigir a una empresa a la consecución de beneficios de la organización, por medio de un ambiente propicio, establecimiento de objetivos y metas, delegando la autoridad y la toma de decisiones, para conducir al éxito a la misma. Asimismo, Etchevame, citado por Guédez (2005), plantea que la gerencia en una institución es esencia. El concepto de gerencia implica o contiene en sí mismo, la necesidad de mejora del servicio que la organización presta a la comunidad y de realizar con calidad el propósito para el cual fue constituida.

Pertinencia Social de la Universidad

La pertinencia social se trata como una forma ética que toda institución  u organización debe poseer como visión. A partir de sus orígenes las organizaciones, han atendido y desarrollado la idea, pero la deliberación acerca de la pertinencia social recién empieza a tener lugar en el ámbito universitario. En atención a las universidades se hallan inmersas en la sociedad, en correspondencia dinámica con ésta, existe una reciprocidad permanente y alterna, y desde la demanda el cumplimiento de una función social. Es así como, la  universidad actual no centra sus actividades sólo a la práctica académica,  sino que su rol socialmente responsable se manifiesta en un conjunto de esfuerzos grupales, que condicionan la gestión de organización misma, de la  formación académica, de la producción del saber y de la participación, dirigida al desarrollo humano. Para Vallaesys. (2018)

La pertinencia así como la responsabilidad social se materializan  cuando una organización toma conciencia de sí misma, de su entorno, y de su papel en su entorno. Presupone la superación de un enfoque egocéntrico. Además, esta conciencia organizacional trata de ser global e integral (incluye tanto a las personas como al ecosistema, tanto a los trabajadores como a los clientes) y, a la vez, «contagiarse» en todas las partes de la organización (todas las personas de la organización deben  poder acceder a ese nivel de conciencia). (p.2)

En este sentido, se ubica la relación que las personas mantengan en su entorno determinan en cierta medida su conducta dentro de un medio repleto de relaciones entre las personas, en el seno de grupos sociales. Los comportamientos, ideas y sentimientos de los seres humanos no son entonces únicamente el producto de su naturaleza biológica, sino el resultado de  un constante devenir que se repite en cada generación, y por lo tanto la sociedad se garantiza a sí misma su conservación en el tiempo.

Así, las instituciones de educación universitaria, como organizaciones sociales con fines educativos, cuentan con un personal, un potencial transformador y protagonistas de las acciones que desarrollan en ellas,  capaces de abordar las distintas competencias a su cargo, para formar profesionales exitosos, sin dejar de alimentar la idea de la responsabilidad social como una estrategia válida para el modelo de construcción sostenible y justo que requiere la sociedad actual. Desde este punto de vista Garza (2007) define la Responsabilidad Social Universitaria así:

La responsabilidad social universitaria es una política de gestión de la calidad ética de la Universidad que busca alinear sus cuatro procesos (gestión, docencia, investigación, extensión) con la misión universitaria, sus valores y compromiso social, mediante el logro de la congruencia institucional, la transparencia y la participación dialógica de toda la comunidad universitaria (autoridades, estudiantes, docentes, administrativos) con los múltiples actores sociales interesados en el buen desempeño universitario y necesitados de él, para la transformación efectiva de la sociedad hacia la solución de sus problemas de exclusión, inequidad, y sostenibilidad. (p.11)

En este sentido, el autor, se refiere a la gestión global que tiene la universidad en su totalidad, para llevar todos los compromisos dentro de la ética, y ser garantes de una acción social que contribuya tanto a quienes pertenecen a ella como a los actores externos. Por todo ello, la congruencia institucional se logra a través del trabajo mancomunado de los cuatro procesos universitarios con la misión y el compromiso, de tal manera que, los efectos directos se realicen y se puedan reforzar practicando el control permanente.

Es necesario en tal sentido, involucrar a los representantes de la comunidad universitaria en una autoevaluación y con ella, un auto-diagnóstico permanente de la dinámica institucional, con herramientas adaptadas para garantizar la transparencia, la participación, y el perfeccionamiento continuo de la universidad hacia su responsabilidad social, haciéndola cada día más humano y más sostenible. Siguiendo en la misma línea de pensamiento, es preciso revisar también, la acción docente, para darse cuenta si está contribuyendo a la formación de verdaderos  líderes proactivos, participativos y protagónicos.

Si bien es cierto que la concepción de la responsabilidad tiene su origen en las empresas, no es menos cierto, que sus intenciones han arropado ya los intereses de la universidad en búsqueda de esa relación con la sociedad que permita enriquecer el trabajo institucional y el logro de objetivos bidireccionales que igualmente satisfagan necesidades de la comunidad.

Para el acercamiento al tema, sería interesante comprender el concepto desde varios enfoques. Vallaeys (ob.cit.), define como, “una Gerencia ética e inteligente de los impactos que genera la organización en su entorno humano, social, económico y natural,”. (p. 3). Ante todo, el hecho de gerenciar los impactos de la organización en su entorno, comprometida a minimizar sus impactos negativos y a maximizar sus impactos positivos, trabajando para dar un servicio cada vez mejor a todos, en diálogo con las partes interesadas. Gerencia inteligente, donde la gestión responsable de los impactos de la organización, deben de retornar en beneficios para la organización. Al ser socialmente responsable, la organización se desarrolla mejor en su  entorno.

La universidad como parte integrante de la sociedad comparte estos enfoques y retos y tiene que ser ella, desde el lugar privilegiado que ocupa, la que ha de plantear y ayudar a la resolución de los problemas sociales mediante el estrecho diálogo y cooperación con las demás entidades sociales, económicas, culturales y políticas.

Por su parte, Beraza y Rodríguez (2007) destacan que durante el pasado siglo, y sobre todo en los últimos 35 años, ha surgido un nuevo modelo de universidad que algunos llaman “emprendedora” que aunque la misma mantiene características del modelo anterior, como la libertad académica y el compromiso en la búsqueda del conocimiento, presenta claras  diferencias las cuales exponen:

  • Tiene una menor autonomía institucional y está más implicada en servir a la comunidad.
  • Está más preparada para llevar a cabo una enseñanza e investigación que dé lugar a un conocimiento aplicable a la solución de todo tipo de problemas y comprometida con la inserción laboral de sus egresados.
  • Está menos alejada de la sociedad y más abierta a considerar lo que la sociedad demanda de la universidad (p..49)

No obstante, para Castañeda y Ruiz  (2007) el quehacer universitario ha estado centrado en el aprender a conocer y hacer, descuidándose los otros dos pilares fundamentales que rigen la educación de este siglo y que constituyen la base del cooperativismo, expresado de otro modo: el aprender a ser y convivir. Asimismo expresa el autor (ob.cit) que debemos formar y formarnos en y para la responsabilidad social,  y es allí donde la Educación Superior juega un rol protagónico: “una educación orientada por el amor hacia la humanidad y movida por la sabiduría” (UNESCO, ob.cit. p. 23).

Es necesario por tanto, sustentar la praxis universitaria en el concepto de responsabilidad social, apoyada ésta en valores de solidaridad y convivencia con las experiencias y talentos de sus actores formando parte de la gestión social de la universidad.

La institución universitaria, como organización social, tradicionalmente trata de dar respuesta a la sociedad según sus necesidades y expectativas, más aún en este marco de cambios, se reconsidera el papel de la Universidad, su rol social y ético en el contexto de lo que se ha denominado Responsabilidad Social Universitaria, definida por Vallaeys (ob.cit.), como:

una política de gestión de la calidad ética de la Universidad que busca alinear sus cuatro procesos (gestión, docencia, investigación, extensión) con la misión universitaria, sus valores y compromiso social, mediante el logro de la congruencia institucional, la transparencia y la participación dialógica de toda la comunidad universitaria (autoridades, estudiantes, docentes, administrativos) con los múltiples actores sociales interesados en el buen desempeño universitario y necesitados de él, para la transformación efectiva de la sociedad hacia la solución de sus problemas de exclusión, inequidad, y sostenibilidad (p.11)

Tal apreciación permite destacar la necesidad que existe de repensar la educación universitaria y con ello la manera en que se conciben los procesos que forman parte de su gestión, es necesario afrontar los retos de cara a la realidad que nos caracteriza y construir así una sociedad distinta, que permita una dialógica de la comprensión, la solidaridad humana y la responsabilidad colectiva. Por su parte, Saavedra (2009) define la responsabilidad social universitaria como:

…política de gestión de la calidad ética de la Universidad. Dicha política toma en consideración la misión universitaria, sus valores y el compromiso social mediante la transparencia y la participación de toda la comunidad universitaria y los múltiples actores sociales interesados en el buen desempeño universitario

En este sentido, la universidad debe atender  la falta de pertinencia social de algunas decisiones tomadas desde su gestión. Así, se considera que mientras  las universidades hagan bien aquello que constituye su misión fundamental —realizar las funciones especializadas del conocimiento y la cultura de una sociedad—, continuarán existiendo indefinidamente.

Aun cuando existan cambios en las formas de su actividad y las disciplinas que cultivan, las mismas deben ser capaces de adaptarse a esos y otros cambios previsibles, pues de lo contrario corren el riesgo de desaparecer, sin embargo, ni aun así, según el autor, nada cambiará las funciones esenciales de la institución. Al respecto, Sánchez (2011) refiere:

Las tareas propias de la universidad están directamente relacionadas con el desarrollo de la comunidad y su prosperidad para el mejoramiento de la calidad de vida de sus integrantes, el respeto por el otro, la tolerancia, la cooperación, el trabajo solidario y en equipo, el desarrollo del espíritu de confianza, la pluralidad y el diálogo, el cumplimiento de las promesas y la lealtad

Asimismo, Castañeda y Otros (ob.cit.) exponen:

…la Universidad tiene que construir país, a la sociedad, concertando con las partes involucradas, las internas y las externas, bajo la idea de responsabilidad como compromiso, identificando y comprendiendo los efectos de sus acciones, la noción de impactos; compromiso para concertar y responder con las partes interesadas, el diálogo; compromiso para rendir cuenta de las decisiones, la transparencia de las acciones y dar respuestas a los problemas que se presentan  en la sociedad, cumpliendo con lo declarado y pactado en su misión y visión.. (p.115)

El rol que desempeñan por tanto, las universidades en su entorno estará determinado en gran medida por los valores que fundamentan su gestión, por su capacidad de respuesta y participación social así como también el nivel  adquirido en un proceso de contribución a la mejora y transformación del entorno.

La Universidad como sistema social

Para Maturana (1995) “el ser humano individual es social, y el ser humano social es individual” (p.4), basando sus concepciones en condiciones que le brinda su teoría de la organización autopoiética de los sistemas biológicos. Para este autor los seres humanos somos sistemas determinados por estructuras y todo lo que en nosotros ocurre es resultado de nuestra propia dinámica – reflejada en la producción y recambio de  los propios componentes y  a lo que define como autopoiesis de los seres vivos – así como también de las interacciones con el medio

En opinión del autor  precitado “algo permanece, es decir, algo mantiene su identidad, cualesquiera sean sus cambios estructurales, sólo mientras la organización que define su identidad no cambia”, por esto un ser vivo permanece vivo mientras su estructura, cualesquiera sean sus cambios, realiza su organización autopoiética, y muere si en sus cambios estructurales no se conserva esta organización.

Desde este punto de vista la universidad como institución educativa puede asumirse como una organización autopoiética con una identidad claramente definida y con una  estructura organizativa y académica que le permite guiar una dinámica funcional de interacciones cooperativas  hacia unos objetivos definidos

Maturana (ob.cit) introduce dentro del tema social, el concepto de adaptación como el modo en que el ser vivo mantiene la congruencia estructural con el medio y conserva su organización. Partiendo de acá, el autor describe el sistema social basándose en la conducta y participación que mantienen los seres vivos a través de interacciones donde conservan su organización y adaptación. Las características de interacción entre una y otra será lo que permita distinguirlas.

En un sistema social, según el autor, “debe darse la recurrencia en las interacciones que resultan en la coordinación conductual de sus miembros, es decir, debe darse la recurrencia de interacciones cooperativas”. Es necesario reconocer así que la universidad como un sistema social que amerita la cooperación entre todos los miembros por el desarrollo y logro de los objetivos planteados.

Para  Maturana (ob.cit) “En la medida que es la conducta individual de sus miembros lo que define un sistema social como una sociedad particular, las características de una sociedad sólo pueden cambiar si cambia la conducta de sus miembros” (p.9).

Tal  premisa destaca la importancia de asumir la realidad educativa universitaria desde la consideración de todos sus procesos, elementos y componentes como parte esencial de esa respuesta autopoiética que se espera del sistema universitario, asumiendo para ello  los cambios de conducta, conciencia, reflexión y posición necesarios ante  la gestión social que se lleva como universidad, que permitan afianzar la identidad como universidad,  integrar esfuerzos y fortalecer acciones como organización en pro de mejorar las interacciones internas y externas y poder dar respuestas eficaces al escenario social que lo exige.

Cultura Organizacional

La cultura según Grandio (1996) “es el conjunto de valores, creencias, actitudes respecto al mundo y la sociedad que provocan distintos modos de vida”, también lo destaca “el conjunto de representaciones simbólicas de la realidad social relativas a un contexto”

Para Robbins (1991) la cultura transmite un sentido de identidad a los miembros de la organización, facilita la generación de un compromiso, más grande que el interés personal de un individuo, incrementa la estabilidad del sistema social y sirve como un mecanismo de control que guía y moldea las actitudes y el comportamiento de los empleados (p.144)

Es a través de la cultura organizacional que se ilumina y se racionaliza el compromiso del individuo con respecto a la organización. Las organizaciones se crean continuamente con lo que sus miembros perciben del mundo y con lo que sucede dentro de la organización

En las funciones de una cultura organizativa para Schein (1985), existen dos ejes fundamentales: la supervivenciay adaptación en el medio que la rodea por un lado, y la integraciónde sus procesos internos al objeto de afianzar su capacidad de supervivencia y adaptación por otro.

Las cuestiones externas para el autor, tienen que ver con la definición que el líder y el grupo dan a su entorno y la manera en cómo entienden el sobrevivir en el mismo. Las internas con la definición del líder y el grupo sobre la forma de organizar las relaciones entre los miembros del grupo, de modo que se pueda lograr sobrevivir en el entorno definido a través de un rendimiento efectivo y la creación de bienestar interno

Para hacer frente a las cuestiones externas, para determinar el modo en que se forma la adaptación externa y cómo se mantiene ésta, Schein considera que la organización debe acotar cuál va a ser su sistema de integración interno y en ello juega un papel importante aspectos como el lenguaje común, criterios para la inclusión y exclusión, ideologías, etc.

Este autor al considerar cómo se forma la cultura parte de tres modelos teóricos:

  • La Teoría Sociodinámica referida al enfoque de la interacción entre los miembros del grupo cuando éste empieza a formarse y las necesidades sociales que cada uno de sus miembros intenta satisfacer, las cuales actúan como poderosas fuentes dinámicas
  • Teoría del Liderazgo: el líder es el que es capaz de crear un sentido de realidad compartida. El estilo cultural de una empresa viene determinado por las presunciones de los líderes, las relaciones de autoridad que se forman en el grupo, y la manera en que los líderes y los miembros se conducen a nivel emocional (Schein, obr.cit).
  • Teoría del Aprendizaje: con el refuerzo positivo y refuerzo negativo como mecanismos del aprendizaje individual, Schein refiere la cultura a un aprendizaje grupal donde el proceso supone una definición compartida del problema y el reconocimiento compartido de que algo que se ha inventado

Partiendo de que la cultura de una organización es el reflejo del equilibrio dinámico que se produce entre los subsistemas que lo componen, Guédez (1996: 59) plantea  como parte de ellos:

  • El Subsistema filosófico vinculado con lamisión, visión y valores de una organización,
  • El subsistema actitudinal, vinculado a los comportamientos, sentimientos, relaciones y comunicaciones, sentido de trabajo y responsabilidades, inclinación participativa, lealtad e involucración afectiva

La misión según Franklin (2004) “sirve a la organización como guía o marco de referencia para orientar sus acciones y enlazar lo deseado con lo posible” (p.177), mientras que una visión exitosa, según Jackson (ob.cit.), la constituyen grupos de individuos comprometidos con la organización y que están dispuestos a proporcionar todo su potencial para el logro de los objetivos propuestos

Partiendo de estos aspectos queda claro que para desarrollar una verdadera cultura organizacional será necesario considerar en primera instancia cada uno de los individuos que conforman la organización desde su naturaleza como ser humano con perspectivas, valores, criterios y visiones personales, y luego a partir de allí, desarrollar una filosofía global de trabajo que oriente  la actuación de cada uno de los miembros de la organización hacia una visión compartida de las metas por alcanzar.

El contexto socio-gerencial y su vínculo epistemológico educativo

La evolución histórica de la gerencia universitaria ha pasado por una serie de fenómenos, situaciones, reformas que van desde la modernidad hasta el inicio de la postmodernidad. Dentro de ese orden de ideas, (Guijarro y Chávez, 2006), se puede inferir que las instituciones de educación universitaria en Venezuela, deben adecuar sus esquemas gerenciales con la finalidad de alcanzar calidad, eficiencia, eficacia, pertinencia, equidad y producción de bienes sociales que le permitan establecer relaciones con la sociedad en coherencia con el contexto.

En este sentido, se requiere que la gerencia postmoderna utilice el cambio como un aliado que presenta oportunidades, pero sin menospreciar los nuevos desafíos que tiene que enfrentar debido a la velocidad en la que se producen los mismos, por la facilidad de acceso a la información, nuevos productos y servicios, globalización de la economía, nuevos mercados y/o nuevos competidores y esquemas de producción obsoletos, todo en un ambiente dinámico, turbulento y riesgoso. Enfatizando lo anterior, mi experiencia, en la práctica educativa vista desde la gerencia se desarrolla en un ambiente complejo, caótico que requiere la coherencia y adaptabilidad de los sistemas curriculares a las realidades presentes en el contexto actual, con el fin de generar acciones significativas a la sociedad.

Materiales y Métodos

El proceso de aprehensión del fenómeno de estudio, desprende una serie de elementos que nos trasladan a la no medición, sino más bien, hacia un encuentro con la interpretación del escenario.  En otras palabras, la epistemología cualitativa representa un modo completamente nuevo de comprender principios generales de una perspectiva metodológica apropiada al estudio de los procesos psicológicos.

A partir de allí, el paradigma postpositivista es vista como aquella teoría que ataca las dos tesis más importantes del positivismo conceptual: la tesis de las fuentes sociales del derecho y la no conexión necesaria entre el derecho y la moral. De otra forma se concibe, de manera crítica y realista, lo que significa que la realidad existe pero no puede ser completamente aprehendida y los hechos que ocurren pueden ser explicados, ya que son manejados por leyes naturales que los humanos solo pueden percibir de manera incompleta.

En este sentido, desde el punto de vista epistemológico se puede decir que el paradigma postpositivista es subjetivo, en el mismo se considera que el conocimiento es un producto de la actividad humana, y por lo tanto, no se descubre, se produce.

A los efectos de la presente investigación, surge la necesidad de abordar el fenómeno desde un enfoque integral, asumiendo la prisma de generar una construcción teórica que permita dar respuesta a factores al contexto escogido y que en el tiempo no han sido abordados con la misma intencionalidad.

En este estudio, la investigación cualitativa es el piso metodológico que permite comprender el fenómeno, cuya finalidad es la elaboración conceptual y el desarrollo teórico. La investigación cualitativa es definida por Sandín (2003), como: “actividad sistemática orientada a la comprensión de fenómenos educativos y sociales, a la transformación de prácticas, y escenarios socioeducativos, a la toma de decisiones, y también hacia el descubrimiento y desarrollo de un cuerpo organizado de conocimientos” (p. 123).

En este sentido, una característica fundamental de los estudios cualitativos es su atención al contexto; la experiencia humana se perfila y tiene lugar en contextos particulares, de manera que los acontecimientos y fenómenos no puedes ser comprendidos adecuadamente si son separados de aquellos.

Desde esta perspectiva, el enfoque que se desarrolla en esta sección, es de orden descriptivo, orientado a estructuras teóricas, se basa en información cualitativa, descriptiva y no cuantificada, centrada en un diseño flexible para enfrentar la realidad y las poblaciones objetivo de estudio en cualquiera de sus alternativas.

En la investigación cualitativa, resulta de gran relevancia no solo el estudio basado en la interpretación y comprensión de los fenómenos sociales. Sino también, el abordaje metodológico sobre el cual, el investigador conduce la construcción teórica del objeto estudiado. En la investigación cualitativa la praxis metodológica podría resultar de un proceso complejo, sino no está adecuado a las necesidades investigativas.

Desde lo expuesto anteriormente, es meritorio generar una concepción clara acerca de lo que representa el método. De manera amplia, el termino método refiere al conjunto de pasos o técnicas que están dadas para el cumplimiento de un fin. En otras palabras, es aquel proceso utilizado de manera sistemática, orientando nuestra práctica en base a principios pautados previamente.

Visto desde la perspectiva de lo que representa la investigación, la utilización del método conlleva una estructura, basada en pasos lógicos y progresivos a fin de dar cumplimiento de los propósitos investigativos. En relación a lo anterior, la presente investigación resalta la necesidad de abordar desde un contexto metodológico, propio, coordinado y coherente, el estudio y conducción en la arquitectura teórica del objeto estudiado, considerando así, que la elección del método sería el más conveniente en elación a las necesidades  investigativas. A partir de allí, el estudio planteado resalta la intención de afrontar escenarios educativos, donde los actores sociales se asocian al principal interés investigativo, y más propiamente a su rol en la concepción de la gerencia proactiva en cl contexto de la pertinencia social universitaria.

La metodología hermenéutica, está implícita en los estudios cualitativos ya que resalta el interés de interpretar de una manera holística el contexto de investigación y las interrelaciones que emergen en el desarrollo de la problemática observada. La praxis hermenéutica aparece como una opción que no se agota exclusivamente en su dimensión filosófica sino que trasciende a una propuesta metodológica en la cual la comprensión de la realidad social se asume bajo la metáfora de un texto, el cual es susceptible de ser interpretado mediante el empleo de caminos metodológicos con particularidades muy propias que la hacen distinta a otras alternativas de investigación.

En el proceso de investigación es de importancia la selección del escenario por cuanto, la decisión sobre el lugar donde se obtendrá la información también es necesaria, para reflexionar las formas de ingreso o accesibilidad. Un escenario apropiado, se plantea por ser accesible, es decir que es probable a través de negociaciones se pueda penetrar y obtener la información y porque las fuentes de información reúnen las condiciones que la investigación necesita.

A los efectos de la presente investigación el escenario seleccionado ha sido la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Centrales Rómulo Gallegos (UNERG), específicamente el Área de Odontología ubicada en San Juan de los Morros estado Guárico, institución cuyo origen data del 15 de agosto de 1974

Actualmente esta casa de estudios, ofrece a la región y al país diversas carreras universitarias, a saber: Ingeniería Agronómica de Producción Animal, Ingeniería Agronómica de Producción Vegetal, Medicina, Enfermería (Técnico Superior Universitario y Licenciatura), Radiodiagnóstico, Fisioterapia, Medicina Integral Comunitaria, Medicina Veterinaria, Odontología, Educación Integral, Educación mención Computación, Historia, Ingeniería Civil, Economía, Contaduría Pública, Administración Comercial, Comunicación Social, Ingeniería en Informática, Derecho, entre otras.

Además, ofrece postgrados, bajo los grados de Especializaciones, Maestrías y Doctorado, cursos de extensión, talleres culturales, Fundación Editorial U.R.G., Agrounerg (proyectos de producción, jardín botánico, vivero). La Unerg está siendo conducida actualmente a través de un equipo representado en los espacios de Rectorado, Vicerrectorado Académico, Vicerrectorado Administrativo y Secretaría, con una diversidad de dependencias que ejecutan funciones dirigidas al logro de las políticas y metas establecidas por la Universidad.

En el proceso de recolección de información, necesario en el abordaje la realidad investigada, el autor seleccionó el Área de Odontología de la cual seleccionó a tres informantes clave con función gerencial – administrativa.

Los informantes considerados en una investigación cualitativa se eligen porque cumplen ciertos requisitos que, en el mismo contexto educativo o en la misma población, no cumplen otros miembros del grupo o comunidad.

En efecto para ello, los sujetos informantes estuvieron conformados por tres (03) docentes del Área de Odontología, que cumplen funciones directivas y gerenciales en los diferentes programas de formación del área en cuestión.

Continuando la bitácora metodológica, se muestran lo que corresponde a la recolección de la información, siendo llevada a cabo la entrevista en profundidad.  Al respecto, Martínez (2014), la define como «un encuentro en el cual el entrevistador intenta obtener información, opiniones o creencias de una o varias personas» (p.85). Por sus bondades y pertinencias con el paradigma de investigación seleccionado, en esta investigación se utilizó la entrevista en profundidad, a través de encuentros previamente establecidos con los informantes clave, donde se mantuvo un diálogo cara a cara, buscando expresiones de los entrevistados, entrevistas que fueron grabadas con el consentimiento de informantes.

En esta investigación, los instrumentos que se utilizaron para la recolección de la información, básicamente, se centraron en el uso de guía no estructurada de entrevista acompañada de cámara fotográfica, cuaderno de anotaciones y grabador. Sin embargo, la metodología cualitativa entiende el método y todo el arsenal de medios instrumentales como algo flexible, que se utiliza mientras resulta efectivo, pero que se cambia de acuerdo al dictamen, imprevisto, de la marcha de la investigación y de las circunstancias.

Para la interpretación de la información y de acuerdo a la naturaleza de la investigación realiza a la luz de la categorización, estructuración, y síntesis conceptual.

Hallazgos

La universidad hoy es asumida como el centro por excelencia para la producción del conocimiento y la formación profesional de los hombres y mujeres que demandará la construcción del proyecto de país; sin embargo, al ser centro de encuentros y desencuentros, la dialéctica que acontece en la misma muestra senderos dispersos en cuanto a uno de sus papeles fundamentales; la extensión universitaria, a través de la cual materializa la función social, ésta última andamio en el cual se sujeta y repiensa la gerencia proactiva en función de ser pertinente socialmente, dimensión fundamental en tiempos de postmodernidad donde el reclamo epistémico nos llama a la integración, cohesión y sentido de la participación en la agenda social y comunitaria.

Todo lo antes señalado, nos invita a reflexionar sobre valiosos aportes desde la esencia misma de la actividad académica para lograr cambios sustanciales a partir de la transferencia de conocimientos, ciencia y tecnología para solventar los problemas social; aquí una restricción; las intencionalidad del común académico no rema en la misma dirección y el detrás del accionar gerencial acontecen saberes, intenciones y propósitos que no contribuyen con la concierto de la universidad en la comunidad en un vínculo indisoluble, sustanciado en principios y valores de compromiso manifiestos en el eje universidad – comunidad.

La pertinencia social de la universidad a partir de sus nexos con la comunidad constituye un destello en el que se generan y representan profundas contrariedades en la agenda universitaria, y que al interior y exterior de los procesos que se desarrollan sólo muestra desaliento y poca esperanza en los actores universitarios como figuras clave de la participación.

Hoy, se insta por una universidad cuya acción social sea pertinente con el entorno y con los proyectos y planes regionales y desde luego con el proyecto de país que intentamos construir, la universidad debe materializar la acción social a través de sus funciones primigenias que la identifican desde sus orígenes con la universidad napoléonica. Ya con la Reforma de Córdoba se exhortó al desarrollo y establecimiento de nexos con la realidad social, hoy continuamos desconectados del hecho social, aun cuando en la práctica la objetivación de la acción se traduce en la formación profesional como intento académico en función de las necesidades productivas del país.

La universidad actual para ser pertinente socialmente debe apoyarse en el desarrollo de acciones extensionistas que podrían ser materializadas por la asunción y el reconocimiento académico de actividades de extensión en la realidad comunitaria, pero ello, se gesta con la institucionalización de la acción cuando la gerencia logre demostrar que su praxis es más consciente que el lenguaje con que se intenta derivar y promover la acción con la invitación a sus actores.

En el lenguaje oculto se nos invita a reconocer que hoy miramos una universidad poco pertinente con la realidad social y sus necesidades esenciales, toda vez que más allá de la formación de profesionales en serie a nivel de pre y postgrado, no acontece otro aporte, y ello quizás radica en que emocionalmente vemos una universidad que gerencialmente su praxeología no asume como fundamental el valor del compromiso y la reciprocidad con el colectivo, enigma por reconceptualizar teóricamente.

En este destello se afirma que la universidad parece que entró en un nuevo trance donde se desarticuló la integración de las funciones primigenias de la universidad al tiempo que estas sólo operan de forma independientes y sin correlación de objetivos y propósitos más allá de la interpretación y concepción que cada actor académico le asigna en el acontecer universitario. Hoy, el docente universitario dejó de planificar acciones y actividades para el encuentro con la comunidad donde en compañía de sus estudiantes y otros actores de la realidad universitaria puedan lograr aportes a la realidad social; se interpreta que más allá de la motivación hacía, se muestra poco incentivo y ausencia de recursos con los cuales hacer y propiciar la extensión en la realidad social, lo cual coadyuva al distanciamiento de lo comunitario.

La corresponsabilidad de la gerencia universitaria en el accionar de la pertinencia social viene a constituir un destello con poca luminosidad en la panorámica que esperamos contemplar, hoy los vínculos y las alianzas se muestran inexistentes en el eje universidad – comunidad y pareciera que la planificación y organización de acciones que conlleven a lograr el accionar de la pertinencia social sólo representa un discurso posterior a la profunda reflexión en el acontecer permanente de la gerencia universitaria y su praxeología, hoy la práctica significante se concreta a perder fuerza en la materialización de actividades donde los actores académicos se inserten en la transformación del entorno con la producción de conocimiento científico y tecnológico y la consecuente transferencia de la misma a la comunidad para apreciar sus beneficios de cambio.

Conclusiones

La gerencia proactiva universitaria debe examinar el piso que fundamenta el desarrollo de su accionar al articular las funciones de docencia, investigación y extensión, toda vez que la filosofía de gestión debe implicar a los actores de la vida universitaria a través de su participación en la concreción de metas de intervención y vínculos con la realidad comunitaria.

Constituye un reto para la gerencia universitaria visualizar que los planes de vinculación y relación con las comunidades pueden ser materializados si se concreta la participación de los actores académicos de la universidad y ello, se institucionaliza a través de alianzas estratégicas entre universidad y fuerzas vivas de la comunidad.

La universidad debe al interior de las conversaciones que animan su existencia, renovar el significado de las funciones primigenias que la representan: docencia, investigación y extensión, en un contexto más dinámico y adaptado al tiempo que reclama la participación y cohesión social en la agenda universitaria.

Urge, sensibilizar la comunidad universitaria en cuanto al desarrollo de proyectos centrados en atender los problemas más sentidos y las necesidades del entorno de la universidad en sintonía permanente.

Del mismo modo, el accionar de la gerencia proactiva universitariaestá llamada a impulsar la identidad institucional en un lenguaje y mensaje que sea común y reconocido por todos los actores académicos, donde se recoja y perciba la voz y pensamiento de todos los actores universitarios en el compromiso de ser responsables y pertinentes socialmente desde el quehacer de la universidad.

Del mismo modo, se debe valorar los aportes que puede realizar cualquier actor de la vida académica institucional, toda vez que en su imaginario reposan y se activan sueños e ilusiones que pueden traducirse en metas y hechos concretos si la disposición y el interés se suman a la concreción de la idea.

Finalmente, se asume que el servicio comunitario es un puente extensionista de aprendizaje – servicio que puede continuar siendo representación de un vínculo de la universidad con la comunidad al tiempo que constituye una posibilidad permanente de ser responsables y pertinentes socialmente desde la acción gerencial de la universidad.

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Las ciencias sociales como ejercicio visual

Tanto la curiosidad despertada por la promoción como la tapa del libro me llevaron a leer Está entre nosotros, ¿de dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?, Pablo Semán coordinador (bs-as 2023; S XXI). La efectividad de la tapa, titulo incluido, forma parte de la experiencia de la lectura. Al presentar a la “extrema derecha” como una presencia inquietante que un “nosotros” desapercibido, pero también amenazado por ella, no supo “ver”, reúne sintéticamente una tesis sobre las restricciones ideológicas de la percepción. Pues: ¿quiénes somos estos distraídos de mirada obstruida que acudimos a la lectura como quien busca un lente con el cual poder, por fin, comprender? No son por cierto -y por suerte- los autores el texto, que si publican justo a tiempo estas investigaciones es porque ellos sí advirtieron lo que “venía” y dieron los medios para entender y comunicar. Ese “nosotros” de lentes empañados es uno de los grandes temas implícitos del libro, y por eso Está entre nosotros merece ser leído también como una intervención sobre los modelos de comprensión que discute dentro, y en alguna medida, contra buena parte de las ciencias sociales y de los resguardos ideológicos de una miríada de comunicadores, militantes y políticos atrapados en rígidos supuestos ideológicos -sean de izquierda, progresistas, peronistas u otrxs- que obstruyeron la comprensión de lo que nos sucedía.

El texto de introducción, escrito por el sociólogo y antropólogo Pablo Semán, se ocupa de la cuestión -no menor- de la caracterización adecuada del mileísmo -¿cómo llamarlo?-, fenómeno que como cualquier otro exige ser tratado en su singularidad. Esa es la principal razón por la cual no correspondería llamarlo “fascismo” ni confundirlo con un genérico del “liberalismo”. A su juicio, el modo más preciso de nombrar al mileísmo es “derecha radicalizada” (mejor incluso que derecha radical, digo yo, que se confundiría con el ala más reaccionaria de la UCR). Con esta búsqueda de precisión ingresamos de lleno en aquello que de indudable valor posee el libro: todos sus artículos surgen de la investigación empírica y/o de archivo y tienen saberes relevantes que comunicar en relación a aquello que intuimos lejanamente sobre la evolución de una sociología del emprendedurismo y/o sobre la socialidad juvenil postpandemia, sino también -y sobre todo- sobre cómo estos factores se articulan con otros tantos para reescribir un nuevo capítulo de las derechas y sus fracciones, a partir de sus mutaciones y recomposiciones que es preciso conocer. La propuesta es, entonces, pensar a partir de una aproximación al nuevo paisaje social y sin negaciones auto inducidas, aquello cuya realidad perturbadora precisa ser considerado -justamente, a pesar de perturbar- y que Semán concibe como un movimiento de “radicalización”.

Radicalización de la derecha, entonces. Semán observa que el proceso de informalización de la economía argentina no debe ser entendida como un proceso exclusivamente económico (objetivo, cuantificable), sino también en función de una experiencia de tipo “moral”, en la que entra en juego -para los sujetos considerados como auto-emprendedores- el valor del esfuerzo personal. Sin tomar en serio esta dimensión subjetiva de los valores -dimensión confirmada en todos los capítulo del libro, apoyados todos ellos en una investigación empírica en torno a la vida de jóvenes de clases populares y medias del AMBA- no se alcanza a “ver” cómo funciona esta “sensibilidad libertaria” en la que se hibridizan -adquiriendo significados propios- un cierto sentido del orden y de la libertad. Esta de hibridez es otra de las claves del libro. La radicalización derechista opera, de hecho, por efecto de unas “intersecciones contingentes” entre “disposiciones sociales” -la precariedad y el estancamiento económico- y “propuestas políticas” (sobre todo de LLA, más porosa al plebeyismo; igualmente antikirchnerista pero menos antiperonista y más anticomunista que Juntos por el cambio). Lejos del automatismo que lleva a suponer que la base material objetiva -estancamiento y esa precarización económica y laboral- produce una superestructura expresada como derechización social (y radicalización derechista), Semán insiste en las mixturas imprevisibles entre contexto y subjetivaciones en las que nace una ciudad de emprendedores, otra de propietarios, otra de consumidores y otra de agredidos, sin que haya ninguna frontera cerrada entre ellas. Una de las tesis del libro es, pues, la de la afinidad -no sé si decir “horizontal”- entre subjetivación en la informalidad y enunciación política libertaria, favorecida por la preferencia común del mercado contra el Estado (para unos como mera constatación del funcionamiento de las cosas, para otros por doctrina), de un ideal de mediación vinculado a la ilusión de la moneda dólar y en detrimento del mundo de las políticas sociales y las organizaciones populares.

Pero la radicalización de la derecha no es meramente expresiva de una sociología. Supone, por su parte, un proceso de reorganización de los grupos activistas e intelectuales cuyo resultado da lugar a una formulación política -que entretanto se convirtió en un notable éxito político- que exalta la libertad en un sentido ideológico muy restringido, ligado a la geopolítica belicista de occidente y a un debilitamiento de los valores de lo que estos últimos cuarenta años se ha entendido por democracia. Dándole la razón a los planteos de Eduardo Rinessi -no citado en el libro-, quien ha insistido en que el kirchnerismo ocupó en la Argentina el espacio del liberalismo político en el plano del reconocimiento de derechos e incluso en su perfil institucionalista, la noción de libertad de la derecha radicalizada contiene un desprecio extremo por el mundo de los DD.HH., los feminismos y por las minorías (consideradas por ellos como privilegiadas). Esta radicalización hostil a la democracia supone -señala Semán- una diferenciación respecto de las derechas previas, a quienes tachan de tímidas. El mileísmo repudia las mediaciones. Funciona más bien como una máquina de oposiciones sistemáticas entre merecimientos individuales contra derechos colectivos; militancia individualista contra comunitarismo imaginario del militante k/progre/de izquierda; predicación en el desierto contra la militancia que hace política en y desde el Estado; el orden al paisaje de lucha y movilización.

Para Semán, uno de los grandes méritos de la derecha radicalizada es haber actuado como “mejores lectores de Gramsci” (mejores con respecto a sus oponentes políticos progresistas). A su juicio, la actividad de LLA resultó más ajustada a ciertas observaciones claves gramscianas, como el considerar a la “cultura” no una parte del Estado sino, sobre todo, una dimensión de la “sociedad civil”. Aunque en el comunista Gramsci, esta cuestión de la dirección intelectual y moral de la sociedad no podía prescindir del establecimiento de lazos orgánicos entre intelectuales, cultura y organicidad con respecto a la productividad de cierta clase social quede un poco de lado. Mas allá del efecto provocador que supone afirmar que la derecha lee mejor la bibliografía de la izquierda (provocación que no es para nada ajena a la ironía del propio Gramsci, para quien la Revolución Bolchevique habría sido hecha “contra El Capital de Carlos Marx”), queda planteado el problema de cómo interpreta la derecha radicalizada el papel de la cultura en su ofensiva política. Hace pocas semanas se lo escuchó decir a Jorge Alemán que la relación pertinente que él encontraba entre el comunista italiano y el presente argentino pasaba por la noción de “revolución pasiva”, por la cual las demandas populares son absorbidas por el bloque de clases dominantes desactivando toda actividad autónoma de masas (¿estaría de acuerdo con esto Pablo Semán?. Y por otra parte: ¿tiene la descomposición política actual la consistencia de una operación de semejante calibre?).

En el texto introductorio que seguimos leyendo se emplea la expresión “sensibilización de las derechas”. Según el sentido que se le reconozca a estas palabras se quiere afirmar que las derechas devienen sensibles en general (capaces de comprender la vida más allá de slogans y consignas), o bien que el propio movimiento de radicalización supone abrir una comprensión a procesos nuevos. Como sea, es nítida la actitud comprensiva hacia el fenómeno al que se aproxima. Lo que en muchos sentidos es inevitable, porque no hay comprensión sin concesión (aunque el asunto del cómo de la concesión está en juego o en disputa entre diversos modos de ejercer la comprensión). Volviendo a Gramsci: su capacidad de leer procesos políticamente hostiles aunque sensibles a la mutación cultural, venía descifrado por medio del contenido de clase de dichos procesos. Vale la pena aceptar la provocación semaniana de una derecha libertariana que a pesar de su propia concepción de la cultura como dimensión simbólica del mercado sería más gramsciana que sus adversarios.

¿Quién es Gramsci para los libertarianos? El nombre de una astucia menor, que habría provisto a una izquierda global derrotada en la lucha de clases de un nuevo campo de batalla, llamado “la cultura”, desde el cual desplegar una voluntad de administración de símbolos educativos, mediáticos y artísticos. Gramsci sería no el nombre de una estrategia revolucionaria, sino el de una táctica gracias a la cual el marxismo se desplaza derrotado de las contundencias de una política armada a las sutilezas de las artimañas del lenguaje, para influir desde ahí sobre la vida pública (imposible no identificar el fantasma de la infiltración judía que ahora se corporiza como “marxismo cultural”). La derecha extrema está convencida de que Gramsci es el autor no de una política comunista, sino de una “infiltración” (palabra clave, que recuerda el griterío de los cuadros de la dictadura contra el alfonsinismo como “sinagoga radical”) capaz de dominar por la vía de la imposición de lo “políticamente correcto”. Las citas de Semán al autor de Los cuadernos de la cárcel son, en realidad, una crítica -no tan velada- al kirchnerismo y sus aliados de estas décadas, que habrían confundido “producción hegemónica” con una mera “oficialización del puntos de vista de grupos militantes”. El progresismo argentino habría actuado desde el Estado, descuidado la sociedad civil -ámbito en el que actúa la radicalización de la derecha- debilitando toda perspectiva de disputa por la constitución de una verdadera reforma intelectual y moral. Lo cual tiene mucho de verdad en un sentido y quizás poco en otro, puesto que si bien es cierto que detentar el aparato del Estado y producir desde allí contenidos culturales, no equivale en lo más mínimo a constituir un nuevo proyecto histórico ni a disputar el sentido común en el seno de la sociedad civil (cosa que vio con claridad el historiador Javier Trímboli en su libro Sublunar, kirchnerismo y revolución), no es cierto que se pueda demarcar con tanta claridad esta “oficialización” con respecto de una importante acumulación popular ocurrida en el período inmediatamente previo (y en ciertos aspectos también durante la constitución de ese grupo militante). Ni los derechos humanos, ni la recomposición de experiencias sindicales de fines de los 90, ni los grupos piqueteros de 2001, ni los feminismos -fenómenos de lucha ocurridos en el seno de la sociedad civil- pueden ser enumerados como realidades producidas desde el Estado o desde el Kirchnerismo (de otro modo, tampoco se entendería porqué tanta obsesión de la derecha radicalizada con estos elementos de constitución cultural en el tejido social argentino).

El otro aspecto de la discusión sobre Gramsci nos llevaría a preguntar por la relación que existe entre lo que muestra muy bien Está entre nosotros -el valor que la derecha radicalizada da a la batalla cultural, lo que Semán ve como una “sinergia” entre producción cultural y organización partidaria y traducción institucional que permite ser comprendida sin mención alguna a asociación con capitales ni medios, y una descripción de las múltiples relaciones que existen entre estas derechas, ciertos líderes claves de la vieja derecha política como Macri (que sí vio venir lo que se venía) y los grupos de poder del bloque de clases dominantes y que de seguro podrían enriquecer el modo en que se construyen los conceptos más originales del libro (“mejorismo” y “fusionismo”).

Sergio Morresi y Martín Vicente hacen una buena lectura de la historia de las derechas. Aciertan al identificar que la “casta” encarna como categoría específica durante la cuarentena. Quienes se oponían a ella por diversos motivos, podían encontrar en ese término un referente vivo que dotaba de sentido a su deseo de enemistad. Los autores explican con precisión la consideración anti-élite en el impulso de las candidaturas de Milei: entiendo que “el sistema estatista y colectivista está enraizado de un modo tan profundo en las élites”, dicen los autores, que Milei decide -siguiendo cierto textos de su ídolo teórico: Rothbard- un “pasaje a la política” en términos de un populismo de derecha capaz de desplazar a los conservadores moderados, asumiendo “un liderazgo personal” capaz de “poner en cortocircuito a las élites adoptando un tono antistablishment virulento y una agenda indigerible para la corrección política”. La influencia de cita de la literatura de la derecha libertariana norteamericana sobre Milei y su grupo -dicen los autores- supone la determinación de la defensa de un orden sin permitir para ello la instauración de un “leviatán capaz de imponer patrones ideológicos progresistas” financiado por las cuentas públicas. Esta idea de una “defensa sin Estado” me parece un núcleo de pensamiento absolutamente clave que muestra que si algo hubiera de gramscismo en Milei no sería la producción de un nuevo núcleo intelectual y moral (es decir, la constitución de una dirección revolucionaria), sino una tentativa reaccionaria por dotar de dirección a las clases dominantes adormecidas en torno a un Leviatán indeseable. Según los autores, el gesto que toman los argentinos de sus antecesores norteamericanos consiste en la reunión de diversas perspectivas en “un gesto sincrético y a la vez adversativo”, capaz de aunar libre mercado y nacionalismo, culto al individualismo y defensa de un orden social jerárquico, desprecio a la democracia y preferencias plebiscitarias. Mas que hegemonía gramsciana, fusionismo de las familias de la derecha. Los autores plantean que una diferencia entre derecha Pro/Cambiemos y LLA es la elección de un “exterior constitutivo”. Si Pro/Cambiemos se unifica contra el “populismo”, LLA lo hace contra “el colectivismo”. A diferencia del “republicanismo” del primero, el segundo desprecia la democracia. El fusionismo de derecha de LLA es anti-pluralista, niega derechos universales y moralización de la política. Esta sería su originalidad: el haber incluido en el campo liberal un legado de las derechas nacionalistas reaccionarias.

Melina Vázquez trabaja sobre la constitución del militante joven de la ultraderecha como síntesis de un proceso múltiplemente determinado, haciendo una historia a partir de grandes hitos como los debates en torno a la ley de interrupción del aborto voluntario (2018) y la cuarentena (2020/21) y rescatando la voluntad de esta militancia de crear una “derecha popular”. Particularmente convincente es la referencia de Vázquez a la experiencia de “socialización y sociabilidad” de cierta juventud durante la cuarentena, y el valor que la palabra libertad adquiere en ese contexto. De hecho, es ese contexto precisamente, el que actúa como revelador de privilegios de la “casta” en torno a episodios como el cumpleaños de Fabiola Yañes y el llamado vacunatorio VIP. Igualmente impactante es la narración del choque generacional de estos jóvenes en ámbitos como el universitario (o en sus propia familias, muchas veces kirchneristas), en el que apenas soportan lo que llaman “adoctrinamiento”, entendiendo por tal referencias teóricas de la tradición marxista, a la historia del peronismo, alusiones al feminismo y la educación sexual o a los derechos humanos. Una juventud que se dice rebelde y desconcierta por su alianza táctica con las peores formas del poder -la denuncia y el buchoneo- no puede no dejar perpleja a una generación que aprendió la noción de “rebeldía” como una acción contra los poderes (no como una alianza con ellos). En el registro que la autora hace de su trabajo entre jóvenes libertarios aparece una interpretación según la cual el “que se vayan todos” y el ethos “meritocrático” confluyen en la alianza entre clases bajas y medias del 2001 (aquella alianza entre piquete y cacerola), recodificada ahora por derecha en la frase “argentinos de bien” (noción que supone que “bien” es mérito, contra la retórica de los “derechos” que esconden privilegios y falsas igualaciones entre quienes se esfuerzan y quienes no).

Ezequiel Saferstein analiza la escena cultural de la derecha radicalizada. Sorprende el lugar que reconoce para la bibliofilia en un mundo de influencer, plataformas digitales y contenidos audiovisual de los jóvenes libertarios. Sus principales autores (entre quienes se encuentra Álvaro Zicarelli, discípulo de Juan José Sebrelli) coinciden en atacar -dar a conocer y refutar- lo que denominan la victoria de una izquierda cultural global en el campo de la cultura y en reivindicar purezas de un capitalismo sin regulaciones junto a formas conservadores del ser social y una auto-percepción de participar de un movimiento contrahegemónico. La lista de autores de un militante actual de LLA -dice el autor- puede ir perfectamente “de Ceferino Reato a Von Mises pasando por Nicolás Márquez o Agustín Laje, cubriendo el arco que va del negacionismo de los años setentas a la refutación de las teorías de género, la crítica de la economía keynesiana y la inflación y la reivindicación del libre mercado.

El artículo con el que cierra el libro, escrito por Pablo Semán y Nicolás Welschinger, abre con una frase frontal: el peronismo “está bloqueado” simbólicamente. Tiene la lengua trabada dado el peso que sobre ella tiene el “estado del Estado”. La fluidez está en otro lado. Allí donde no ha dejado de activarse una derecha popular (diferenciada de una derecha elitista previa) liberacionista. Vuelve a plantearse entonces, la cuestión crucial de la afinidad entre una lengua y una derecha popular, que los autores explican histórica y sociológicamente. Mostrando una conexión entre experiencia (jóvenes de clase media y popular del AMBA) con una ideología (de derecha libertaria).

Pablo Semán.
Semán y Welschinger hablan de un “anudamiento exitoso” entre la “estructura de acogida” y “convocatoria política”, sin la cual el crecimiento de LLA en esos sectores permanecería inexplicable.

Tras un proceso de entrevistas “focales”, los autores crean un concepto, “mejorismo”, capaz de condensar los efectos de esta convergencia entre mutación estructural e ideología. Una década larga de estancamiento económico y desmejoras de la calidad en prestaciones públicas dio lugar a un paisaje dominado por el empobrecimiento y la precarización laboral. Pero también a una narración sobre la vida vinculada a la auto-empresarialidad que emerge sobre suelo mutado. Esa narratividad está hecha de fragmentos de experiencias que van de terapéuticas orientadas a la optimización de la valorización del yo, a modos de auto-educación aplicadas a perfeccionar el tiempo de trabajo, al uso del marketing, las técnicas y lecturas del mundo de autoayuda y lo insumos provenientes de redes sociales como tik-tok e IG. Los autores prestan particular atención a las referencias de tipo moral que los entrevistados hacen respecto de sí mismos. En condiciones de precarización e informalidad la “optimización del yo” es vivida por los entrevistados como una experiencia de “superación personal” que forma un “temperamento” y hasta una “mística” emprendedora dispuesta a conquistar “disciplina, fuerza física y moral, inteligencia y habilidad estratégica”. La autopercepción de cada quien como un capital individual a acrecentar mientras sea posible, no deviene, actúa también como instancia de juicio desfavorable a quienes tienen asegurado el trabajo en el “empleo estatal” o “viven de arriba” cobrando prestaciones públicas. La moral “mejorista” choca con la idea según la cual la regulación iguala. Desde su óptica, los “derechos empobrecen” y se los rechaza tanto porque no son percibidos como un merecimiento que reconoce un esfuerzo, como por igualaciones entre quienes se esfuerzan y quienes no. Dada la inexistencia de una vivencia o un recuerdo de unos derechos efectivos y universales de calidad, se los lee como privilegios. El individualismo de los “mejoristas” -así emplean el término los autores- no es sin embargo la caricatura que hacen de ella los partidarios de los derechos. Su individualismo está inscripto en tramas sociales de cuidados y en espacios de cooperación local.

Semán y Welschinger explican que el “mejorismo” funciona como un modelo ideológico a la vez consciente y no explicitado que si bien no decanta necesariamente y de modo directo en una política, experimenta una llamativa afinidad con el discurso libertario. El capítulo que comentamos –“Juventudes mejoristas y mileísmo de masas”- se planta explícitamente como una polémica -dentro y contra- las ciencias sociales porque “se limitaron a ver la parte negativa de las nuevas situaciones laborales o incluso a condenar el fenómeno” y reivindica a quienes sí supieron ver (“observadoras sociales” como Mayra Arenas, entre otras) supieron verbalizar la articulación entre estos sujetos -llamados alternativamente “héroes de mercado”, “sobrevivientes de la pandemia”- y las propuestas de Milei (el llamado a “despertar leones”).

Lo que no se quiso ver -puesto que libro es una muestra de que la visión sí era posible- son las “valencias positivas del individualismo” obrando como terreno de afinidad entre modo de vida y política. El peso que se le atribuye a la cuarentena en este cambio de “valencias” es, por supuesto, grande. La referencia a quienes se “salvaron solos” durante la pandemia tiene -evidentemente- un lugar importante en la explicación de la constitución de la afinidad entre esta nueva sensibilidad popular y la emergente derecha radicaliza. Esta es la explicación que los autores encuentran al “giro a la derecha” que ubica a muchxs jóvenes del lado “de los sectores más concentrados del capital”. Se trata de un proceso que tiene mucho de indiscernible, puesto que la “naturalización de jerarquías o de amor por la desigualdad” conviven en ella con una “demanda democrática contra unas élites inconducentes o contra el desconocimiento de los merecimientos”, junto a una fuerte impugnación de quienes viven de los planes. La cuestión del “ver”, entonces se revela como una metáfora de la ideología. Las ciencias sociales y el progresismo -peronismo quiéralo o no incluido- no pudieron ver aquello que amenazaba su ideología constitutiva. Pero habría en las ciencias sociales unos recursos -como las entrevistas focales- que habilitan el contacto con aquello que se resiste a pensar, y que permite superar los límites de la ideología en el que quedaría encerrado el militante político y el cientista social encerrado en sus libros y sus clases. ¿Hay otros modos de lograrlo? Leído como una amonestación -particularmente en la pluma de Seman- a una franja de las ciencias sociales y a buena parte del periodismo y la política incapaz de ver, el libro alcanza una aspereza que es signo de vitalidad que tensa la cuestión -imprescindible- sobre los modelos de comprensión del presente. Quedan planteadas algunas preguntas. Una de ellas tiene que ver con la geografía política. En su libro El nudo -escrito con un registro periodístico-historiográfico- Carlos Pagni se preocupa por lo que llama la “conurbanización de la política”, poniendo el foco -como Está entre nosotros– en el territorio estratégico del AMBA. Lo que deja abierta la cuestión sobre el hecho de que LLA hizo su mejor elección, no en CABA ni en la Provincia de Buenos Aires, lo que supone, o bien que las provincias votaron contra el Amba, y/o que el fenómeno electoral de LLA precisa aún ser explicado con relación a otros territorios. La otra, en cambio, a los procedimientos con los cuales se constituyen conceptos políticos. Un rico arco que va de las militancias al ensayismo crítico constituye una contraprueba sobre la vigencia que tienen otros modelos de comprensión de las mutaciones socio-políticas del país. Libros recientes como El Kirchnerismo desarmado, de Alejandro Horowicz o La implosión, de Leandro Bertolotta e Ignacio Gago (entre tantos otrxs, escritos desde los feminismos o desde activistas próximos a organizaciones sociales), hacen otra práctica de las ciencias sociales elaborando percepciones y/o categorías particularmente eficaces.

En el caso de Bertolotta y Gago -miembros del Colectivo Juguetes Perdidos-, se trata de crear una microsociología capaz de captar las consistencias colectivas más enmudecidas, y de correlacionarlas con nociones como “sociedad ajustada” y “precarización totalitaria”, provocando el notable efecto de captar en simultáneo el carácter “ambivalente” de las tonalidades afectivas de la multitud -en el sentido que da Paolo Virno a esta noción: la coexistencia de un doble valor que permite leer los modos de vida como envolviendo una pluralidad de direcciones posibles- junto a una comprensión política clara de la dimensión neoliberal que estructura y agobia a estos modos de vida. En el de Alejandro Horowicz, se trata de comprender la política argentina como un proceso largo de descomposición sostenido en la correlación entre un modo de acumulación que exporta el excedente productivo, la profundización de la derrota de la clase obrera como sujeto de un contrapoder y el balance electoral que los asalariados hacen -desde su condición de derrotados- de elección en elección, de la ausencia de una conducción política confiable. Milei es ante todo, para Horowicz, un sitio vacío en la estructura, que permite fantasear una impugnación a la casta y al sistema sin tener que afrontar la tarea de constitución de una fuerza capaz de provocar una transformación real.

Ambos libros -y los otros tantos trabajos que ahora no cito- participan activamente del doble movimiento implicado en el ejercicio de un ver qué ve lo que vé de acuerdo al lente que se ocupa de pulir, pero también de la capacidad de pispear en los lentes de sus vecinos.

Buenos Aires, 5 de enero de 2023. Teclaeñe

Fuente de la información e imagen:  https://lobosuelto.com

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Opinión | Ciencia, inteligencia artificial y Batman

Interrumpimos este programa…

Me permito hacer una pausa en mi serie de artículos sobre autoaprendizaje (el que vengo publicando en este mismo espacio con el subtítulo Testimonio de un autodidacta) para entregar a ustedes esta nota que ha tomado para mí un carácter urgente (al menos ahora es el momento más oportuno para publicarla).

Hace unos días, la puesta en circulación de una foto retocada por parte de la familia real inglesa, puso de cabeza a la mitad del mundo (la verdad es que la otra mitad sigue tan tranquila, despreocupada de este escándalo, pero bueno…). Desde una avalancha de memes hasta importantes análisis sociológicos, han visto el asunto como algo más que una excelente portada para la revista Hola o una nueva oportunidad de desacreditar al sistema monárquico, y prefieren señalar el inmenso riesgo en que nos pone la generación de imágenes por medios electrónicos (Photoshop, Inteligencia Artificial) y la absoluta falta de confianza que de hoy en adelante tendremos que guardar hacia todo tipo de evidencia visual. Ya nada nos garantiza que la foto o el video de “los hechos ocurridos” sean una evidencia confiable.

La crisis provocada por esta posibilidad de transfigurar la realidad, trasciende hacia algo que a muchas personas nos hace estremecernos aún más: la capacidad de estas tecnologías para imitar las voces humanas con total fidelidad, lo cual nos coloca en una terrible vulnerabilidad ante los falsos secuestros de nuestros seres queridos.

Sin embargo, quisiera ahora llamar la atención sobre un hecho al que por su falta de espectacularidad se le ha dado menos atención, pero que es posible que atente y cambie por completo nuestras sociedades actuales, aún más que las ya de por si terribles  tecnologías que he mencionado (si se me permite entrar en el tono catastrofista imperante).

Corre en los medios la noticia de que se ha vuelto común falsificar información científica, a través de publicaciones que francamente inventan realidades. Científicos de prestigio han sido desenmascarados por ello, sumergiéndose en graves escándalos. Si alguien me pidiera evidencia de esto que estoy diciendo podría darle aquí algunas referencias periodísticas pero también podría confesar que es algo que me estoy inventando, porque la verdad es que eso no importaría pues todos sabemos que en cualquier momento pueden empezar a ocurrir este tipo de fraudes. Y no solo eso: además de publicaciones falsas sería  posible prever todo un alud de evidencias científicas imposibles  de ser cotejadas no sólo por su impecable simulación sino simplemente por su inmensa cantidad (gracias a la Inteligencia Artificial el número podría no tener límites); así, la verdad confirmada y la no confirmada empezarían a confundirse una con otra, sin posibilidad de distinguirlas.

Esta puerta hacia el caos se basa en la que es una de las grandes fortalezas del método científico, pero que es también -ahora lo estamos viendo- su principal Talón de Aquiles: estoy hablando de la exigencia de exponer las propias conclusiones a la revisión de la comunidad científica entera para que ésta las valide, exigencia que es cada vez más difícil de cumplir. Ciertamente, los resultados científicos siempre han sido falsificables, pero hoy esto alcanza unos niveles que pueden llegar a vulnerar a la estructura del sistema entero (y no creo estar exagerando).

Nunca he sido partidario entusiasta del conocimiento científico cuando intenta posicionarse como la verdad última, pero me parecería demasiado injusto que su esfuerzo de siglos se viniera abajo no por una reconsideración razonada y paulatina de sus alcances, sino por un fraude. La pretensión de la ciencia de explicar la realidad entera a través de su método, debe poder ser cuestionada  con argumentos y no con un tropel de mentiras cuya única fortaleza sea la de que no se les pueda seguir el rastro. Que la comunidad científica se declare derrotada solo por cansancio, sería una tragedia.

No podemos descartar que, ante tal panorama, los científicos se inclinen por la opción (es más, seguramente ya  lo están haciendo) de mantener su actividad en secreto, recreando esa especie de cofradías “herméticas” que  han existido siempre (y que, por cierto, le han dado a los estudiosos  de todos los tiempos un gran poder). De hecho, decirlo así resulta ingenuo porque no cabe duda de que la investigación científica realizada a escondidas y sin socialización de sus resultados, ya se lleva a cabo en todas partes y nutre tecnologías de uso secreto.

Para terminar mi texto con este mismo tono conspiranoico,  permítaseme una idea que no tenía contemplada al inicio: que no sería raro que fueran los propios científicos allegados al poder, los que  -en determinado momento, por  un afán de controlar al mundo- inventaran  ellos mismos millones de resultados  falsos, de tal forma que la ciencia pública quedara vulnerada y solo prevaleciera la opción de la ciencia oculta, con investigaciones a las que nadie, salvo dichos grupos de poder, tuvieran acceso.

¡Entonces sí, solo nos quedaría la opción de pedir ayuda a Batman!

Fuente de la información e imagen:  https://observatorio.tec.mx

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«Ellos no existen» y nosotros quién sabe: la universidad ante el genocidio

There were no such thing as Palestinians… They did not exist (Golda Meir, primera ministra de Israel, 15-6-1969)

La cita de Meir, publicada por el Sunday Times y el Washington Post y pronunciada durante décadas en términos similares por Ben-Gurion (Palestina no existe en la Historia) o tantos otros criminales, marca el camino a quien quiera comprender el sentido y las prácticas de la ocupación genocida en Palestina y de sus socios en el mundo. O a la inversa: del colonialismo genocida y de su ariete israelí en Palestina. Siete años después, en New York Times, Meir matizaba la presunta manipulación de sus palabras. Cincuenta y cuatro años después, en marzo de 2023, el ministro de finanzas sionista arrancaba los aplausos de su audiencia en París: “There is no such thing as Palestinians because there is no such thing as a Palestinian people”. Poco después, el mantra estatal de Israel daría la vuelta al mundo, recogido en el informe de Sudáfrica ante la Corte Internacional de Justicia. “Todos tenemos un objetivo común: borrar la Franja de Gaza de la faz de la tierra”, entre una lista infinita de ejemplos.

No existen concentra ese axioma exterminador que convierte a todos y todas en nadie. Niños y niñas que “se lo han buscado”. Adultos que “no condenan” a Hamas. “Merecen” cada misil sobre sus cabezas. Nadie es “inocente” porque todos forman parte de eso Otro que es nombrado a la vez que se niega su derecho a existir. No existen significa deben desaparecer. Se les nombra porque existen, pero empiezan a dejar de existir cuando el ocupante les nombra. Lo hace para recordarles el anuncio de su exterminio, señalándoles como ese resto eliminable, por un francotirador, por un misil, por aplastamiento bajo los escombros o por inanición. Como mal radical a exterminar o como insignificancia despreciable a ignorar.

La causa palestina es la del mundo entero porque sobre ella se ejecuta la versión más sádica de una racionalidad desplegada a escala global. Dondequiera que miremos, los capataces geoeconómicos del matadero global no parecen contemplar otro horizonte que la guerra total. Mientras la Unión Europea fuerza la máquina hacia una economía de guerra para imponer la concepción única de la economía como guerra y la guerra como único modelo para su economía (D.E.P., maestro Vincenzo Ruggiero), la propaganda electoral estadounidense y sus mascotas europeas nos regalan una perfecta obscenidad, un sublime ejemplo de “terrorismo humanitario”, citando a Danilo Zolo: misiles y palés de comida en paracaídas comparten el cielo de Gaza como fondo de pantalla. Por un lado, la líder de la Europa de la Guerra promete un “corredor humanitario marítimo” desde Chipre. Por el otro, el líder del Mundo Libre –que ocupa ilegalmente Siria o Iraq para saquear la mayor parte de su petróleo y nutre a su criatura genocida con billones de dólares en armamento– promete construir un puerto ideado por Israel, según confirma The Times of Israel, que será controlado por Israel, frente a las reservas de gas natural en aguas palestinas de las que se ha apropiado Israel, condicionando la entrada de ayuda a la invasión de la Franja por Israel y asegurando suministros marítimos a Israel. Los gobiernos de nuestro glorioso Occidente ya ni siquiera miran para otro lado, sino que apuestan por la destrucción total de Gaza. Cada uno en su papel, todos los implicados se han consagrado ya como rutilantes estrellas del porno genocida. El holocausto continúa mientras centenares de camiones llenos de alimentos y material clínico siguen parados en Rafah por colonos que bailan junto a un castillo hinchable custodiados por soldados de las fuerzas de ocupación. Toda la “ayuda” lanzada desde el aire en los últimos días cabe en tres o cuatro de esos camiones.

Mientras tanto, la lista de niños muertos de hambre aumenta más y más rápido. No hay mirada que resista la imagen de esos cadáveres. O quizá sí la hay, quizás esa mirada tolere ya todo, y quizás ése sea precisamente el más doloroso anuncio de que ya no existimos. El 5 de marzo, el presidente de Francia difunde un video en el que cinco paquetes humanitarios son lanzados sobre las ruinas de Gaza desde un avión militar, y lo adorna poéticamente: la solidaridad en acción. Tal es su definición de solidaridad. Entenderlo es cuestión de vida o muerte para la mayoría absoluta del planeta, ésa a la que el paradigma palestino lleva años anunciando el mañana.

Holocaustum, que en latín significa sacrificio con quema de la víctima, procede del griego ὁλόκαυστον, donde ὁλον significa todo y καυστον quemado. Empleamos el término holocausto con toda la intención y con la misma gravedad con la que respetamos la definición de resistencia contemplada en el Derecho Internacional. De hecho, una consecuencia definitiva de este genocidio ya es la conexión automática entre las palabras holocausto y Gaza. “Nadie va a poder pensar ya en el holocausto judío sin recordar (o sin que le sea recordado) el holocausto Palestino”, escribía recientemente el escritor árabe-israelí Alon Mizrahi. Setenta y nueve años antes del pasado 7 de octubre, los prisioneros del Sonderkommando del campo de exterminio de Auschwitz se rebelaron contra sus carceleros, patrones y verdugos –léase contra los responsables de hacerles saber en todo momento que no existían desde mucho antes de ese 7 de octubre de 1944. Hicieron explotar el crematorio IV, mataron a varios guardias y acabaron asesinados, como los miles de gaseados y quemados antes que ellos, por no existir. Rebelándose no aseguraban su supervivencia ni mucho menos, pero sospechamos que debió de resultarles inevitable hacerlo cuando todo lo demás, incluida la existencia misma, era imposible.

“El embargo de armas y las sanciones económicas a Israel son la única forma de detener el genocidio en Gaza”  (Francesca Albanese, Relatora Especial de Naciones Unidas sobre la situación de los Derechos Humanos en los Territorios Palestinos Ocupados, 8-3-2024).

Esa “única forma”, prevista en el Derecho Internacional como mecanismo que obliga a los estados a responder a la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad, se hace tanto más urgente e ineludible ante el reconocido como “crimen de crímenes”. Esa única forma es la antítesis de lo que están haciendo, entre otros, la Unión Europea, sus estados miembros y la inmensa mayoría de sus instituciones, incluidas nuestras Universidades. En pleno genocidio, la UPV/EHU ha aprobado una Cátedra en Ciberseguridad que cuenta con la Universidad de Tel Aviv como entidad colaboradora“de referencia”.

En su primer fallo, de 26 de enero, la Corte Internacional de Justicia solicitó a Israel que tomase medidas inmediatas para garantizar que su ejército no violase la Convención sobre el Genocidio –sin ordenarle detener las operaciones militares– y que permitiese la entrada de más ayuda en Gaza. Desde entonces, absolutamente todas y cada una de las decisiones de Israel y de sus socios, tanto las más criminales como las más cosméticas y burlescas, han producido más muerte y avanzado hacia la consumación del plan de aniquilación absoluta. Quizá sea ésa la “solución final” que mencionó la embajadora estadounidense en las Naciones Unidas el 20 de febrero, justo después de su cuarto veto a un alto el fuego.

Antes y después de ese fallo de 26 de enero de la Corte Internacional de Justicia, cualquiera ha podido acceder a la interminable lista de crímenes registrados por las cámaras de los soldados del ejército de ocupación. Días antes del 26-E, una encuesta de la Universidad de Tel-Aviv concluía que el 95% de los israelíes judíos considera que su ejército se había empleado de forma “adecuada” o “insuficiente”, lo que supone un apoyo incondicional a lo que Sudáfrica iba a presentar con abrumadora contundencia ante la CIJ como “genocidio plausible”.

Llegados a este punto nos permitimos lanzar dos preguntas a todas y todos nuestros colegas académicos a lo largo y ancho de las universidades del Estado español: ¿hace falta más? ¿Vamos a asumir nuestro papel como personas a las que pagan por pensar y estudiar para devolver a la sociedad el mínimo aporte de utilidad en una situación como ésta? ¿Es mucho pedirnos?

El próximo 10 de abril, en un acto coordinado en tantos territorios como sea posible, Francesca Albanese (Relatora Especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados) nos ayudará a responder a esas preguntas. Quienes leáis esto y queráis sumaros a la organización de ese acto en vuestra Universidad, campus o facultad podéis contactar conredxpalestina@gmail.com o @RedxPalestina. La lista incluye ya más de veinte puntos en mapa y sigue creciendo. Os animamos a participar porque estamos convencidas de que, si existe alguna forma de responder dignamente, nuestra posición debe cumplir cinco condiciones elementales:

1. Trabajar contra la aberración criminal que constituye todo proceso de invasión, colonización, sometimiento, expolio y/o limpieza étnica. El proyecto colonial de asentamiento ejecutado por medio de Israel en Palestina, obviamente reconocido como ilegal por todas las instituciones del sistema de Derecho Internacional durante los últimos 76 años, es paradigma de cualquiera de esas aberraciones. Hoy, paradójicamente (o no tanto), los mismos países “avanzados” (y sus universidades) que han incorporado el discurso decolonial a la retórica institucional son los que están soportando, con su apoyo o con su silencio, una de las expresiones más brutales del viejo colonialismo: la ocupación de Palestina y el exterminio de su pueblo.

2. Oponernos al sostenimiento de las relaciones de cooperación con el Estado de Israel por parte del Estado español y sus instituciones, incluidas las universitarias, pues según la legislación internacional ese sostenimiento convierte hoy al Estado español, como a tantos otros, en cómplice de genocidio. Si tomamos en serio las diferentes cláusulas en materia de Derechos Humanos que acompañan los tratados preferenciales en los que participan ambos países y las obligaciones para los estados que de todo ello se derivan, Israel sigue gozando de apoyos, complicidades, colaboraciones, aprobaciones y/o permisos para la perpetración de todos los crímenes posibles en el contexto ilegal de décadas de ocupación ilegal, robo ilegal de tierras, cultivos y recursos naturales, asesinatos ilegales, detenciones y encarcelamientos ilegales, asentamientos ilegales, expulsiones ilegales, apartheid ilegal, limpieza étnica ilegal y ahora genocidio ilegal.

3. Denunciar la actitud inane de las autoridades de nuestras instituciones académicas durante cinco meses de genocidio. A menudo se nos sugiere “no mezclar ciencia y política”, argumento que prolifera cuanto mayor es el nivel de autoridad de los interlocutores, dando así cuenta del grado de degeneración epistémica que amenaza a la academia contemporánea. Exigimos un mínimo de decoro y respeto por las normas a quienes, en presunta representación de nuestra ‘producción y transferencia de conocimiento’, sin saber lo que dicen o sabiéndolo perfectamente, son los primeros en ‘hacer política’. Hacen necropolítica, para ser más exactos, legitimando un orden supremacista que lo es por distinguir entre vidas dignas y valiosas, por un lado, y vidas despreciables e infrahumanas por el otro.

4. Seguir comunicando, cada vez más y más alto, que el Paradigma Palestino no es una “cuestión compleja” ni un “conflicto irresoluble”, sino un asunto muy sencillo que ha sido convenientemente complejizado: un crimen colonial que se resuelve aplicando las normas del mismo orden jurídico internacional que fue fundado a la vez que el propio Estado de Israel. El cóctel colonial de la indigencia intelectual incluye altas dosis de presunta despolitización y ‘reductio ad embrollo’. El cóctel colonial de la complacencia genocida mezcla supremacismo y colaboracionismo.

5. Trabajar al servicio de una academia que estudie, investigue, discuta y enseñe para transformar las realidades locales y globales hacia un mundo más justo, aprendiendo de la Historia, rechazando toda forma de dominación, dignificando la palabra crítica y tomando los Derechos Humanos como referencia incuestionable. Hablamos de dignidad humana y rigor intelectual, no de responsabilidad corporativa, rankings de calidad o sellos de excelencia que adornan vestíbulos encerados.

En los días previos a la redacción de este artículo, setenta y cinco años después y con la participación de más de cincuenta países, la Corte Internacional de Justicia celebraba una audiencia para tratar las “consecuencias legales de la Ocupación”. Cualquiera puede saber cuáles son esas consecuencias legales sobre el papel y cómo, hasta el momento, ni una sola de ellas se ha hecho efectiva. Cualquiera puede saberlo desde hace tantas décadas como décadas cumple la ocupación colonial de Palestina, su limpieza étnica y su régimen de apartheid. Israel no reconoce a la CIJ, ni a la audiencia citada, ni a los estados participantes en ella. Nunca lo ha hecho, desde su mismísimo nacimiento. Los socios y colaboradores de Israel, entre los que se encuentra el Estado español, tampoco lo están haciendo. Se limitan a una gestionar riesgos reputacionales con una mano y sostener prioridades comerciales, incluido el negocio armamentístico, con la otra.

Nosotros y nosotras, en estricto respeto de las bases del Derecho Internacional de los Derechos Humanos, exigimos el fin de cualquier relación con el Estado de Israel y sus instituciones, que es lo que las autoridades de cada estado deberían hacer si quisieran cumplir con la legalidad por una vez y parar lo que ya es, por minuto, per cápita y por metro cuadrado, uno de los mayores genocidios de la Historia. Ésa es nuestra posición y ésas son nuestras razones. A las muy excelentísimas y variadas autoridades de este Estado Social y Democrático de Derecho que suscribe declaraciones y tratados internacionales para someter a todos ellos el funcionamiento de sus instituciones, incluida la CRUE y el Ministerio de Universidades, les preguntamos: ¿son sus razones?

Fuentes: El Salto [Imagen: Manifestación en Donostia contra el genocidio de Israel en Palestina. Vista de la marcha por el paseo de la Concha. Javi Julio]

Daniel Jimenez Franco, Nadia Yahalali Haddou, María José Lera Rodríguez y Manuel Delgado Ruiz son miembros de la Red Universitaria Por Palestina.

Fuente: https://www.elsaltodiario.com/opinion/ellos-no-existen-universidad-genocidio-palestina

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El pánico y la educación

Por: Colectivo Dime

Asistimos, una vez más, a un intento de devaluación de la enseñanza pública por parte de quienes consideran que la nueva ley de educación está entrando en una deriva poco menos que de autodestrucción. Primero fueron las competencias, luego, el DUA, el uso de las tecnologías y, ahora, el trabajo por proyectos. Nada parece convencer a un sector del profesorado, especialmente de secundaria, que vive como una amenaza constante todo aquello que cuestione sus formas de hacer en el aula. Y, desde esta perspectiva, la respuesta es siempre la hipérbole y el pánico.

Un pánico que termina afectando a las familias, que asumen como propio un discurso negacionista que parece poner a sus hijos e hijas frente a las cuerdas, ante la más absoluta ignorancia, como fruto de la bajada de nivel. Se quejan de que la escuela es un laboratorio de experimentos para pedagogos chalados que están poniendo en riesgo el derecho a la educación con cosas tan peregrinas como el trabajo por proyectos o la codocencia. Y, al mismo tiempo, hacen que dimitan juntas directivas en bloque o tumban medidas que aportan recursos a comunidades educativas. ¿Eso no es desestabilizador para el alumnado y no pone en riesgo su formación?

Pero, analicemos levemente el panorama, porque la hipérbole no es un buen aliado de la realidad, y quienes hacen un uso torticero de ella en el ámbito de la educación o no conocen en profundidad las leyes y decretos que enmarcan las prácticas educativas o desconocen la realidad a pie de calle que se vive en las aulas. El contexto educativo en nuestro territorio es lo suficientemente amplio como para ser cautelosos a la hora de realizar aseveraciones monolíticas respecto a un modelo de enseñanza. Por ejemplo, afirmar que lo que sucede en un centro es lo que está sucediendo en el «sistema educativo» es, cuanto menos, atrevido. Cada comunidad autónoma goza de las competencias para manejar con cierto margen los recursos y el currículo. En este sentido, la frase «se está bajando el nivel», utilizada incluso por quienes tienen la capacidad de introducir cuantos elementos curriculares deseen en sus decretos autonómicos es, por decirlo de alguna manera, malintencionada. Y, en último lugar, los propios centros –e incluso cada profesor– pueden ampliar los mínimos a su gusto, que para eso existe la autonomía pedagógica, recogida también en la actual ley. Tenemos un currículo flexible que permite ajustarse a las necesidades de cada territorio y que, en muchos casos, requiere más de un adelgazamiento y profundización que de una prolongación del mismo, aunque en algunos aspectos lo requiera. Por no hablar de que la realidad social va cambiando y las necesidades también. No parece muy sensato querer seguir enseñando costura a las chicas actualmente, ¿no les parece?

Las leyes no cambian la realidad educativa de un país en unos meses. Se requieren años

De la misma manera que afirmar que el aprendizaje por proyectos pone en riesgo los pilares de la educación parece una afirmación poco ajustada a la realidad. En primer lugar, porque este método no es usado en nuestras aulas de manera mayoritaria, salvo quizás en etapas muy concretas, como pueda ser el caso de la infantil. Una utilización que, afirman los indignados, no es útil porque para el aprendizaje por proyectos se requiere disponer de un conocimiento profundo de los contenidos. ¿En qué se basan para decir esto cuando esta metodología ha sido apoyada y practicada por una larga tradición de educadores y educadoras, como Justa Freire y Rosa Sensat, entre otras, que han luchado en este país por la mejora de la educación, especialmente de los más vulnerables? ¿Se acuerdan de la conmovedora historia de Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar? ¿Dirían que el uso de los recursos tecnológicos y el trabajo cooperativo en sus aulas no fomentaba el aprendizaje entre sus discentes? ¿Era su modelo, basado en las técnicas de Freinet, un laboratorio de pedagogos o pretendía ser un espacio experiencial para que su alumnado pudiera construir y apropiarse de su propio proceso de aprendizaje? ¿Recuerdan a Antonio Machado y su maravillosa obra? ¿Una obra que sin la Institución Libre de Enseñanza, sin la forma de entender la educación de su maestro, Giner de los Ríos hoy, probablemente no podríamos disfrutar? Un canto al «docente comprometido», a las ganas de cambiar lo que no funciona, al profe sensible al entorno y las circunstancias del alumno, comprensivo, que está convencido de que la educación es y será siempre algo colectivo (la instrucción es justo lo contrario: individualista, personalista) y que, por lo tanto, es imprescindible llevarla a cabo en el contexto de lo común. Que hay muchos de estos y no hacen apología del apocalipsis en las redes sociales. Se parecen mucho al maestro que prometió el mar. Un modelo de educación que, dicho sea de paso, el régimen franquista vio cargado de ideología y se encargó de eliminar «porque los niños y niñas de este país necesitaban otra cosa para prosperar».

Otra de las afirmaciones en las que sustentan la decadencia de nuestro sistema educativo son los resultados PISA, una prueba que, curiosamente, está formulada desde una perspectiva competencial. Pero más allá de realizar un análisis sobre la necesidad de seguir avanzando en este sentido, la respuesta es que la Lomloe ha fracasado, cuando ni siquiera se había puesto en marcha aún en todos los cursos de primaria cuando se realizó la evaluación. Las leyes no cambian la realidad educativa de un país en unos meses. Se requieren años. Lo que sí nos dice PISA es precisamente que, en España, se trabaja poco de manera competencial y que el constructivismo brilla por su ausencia. Ni siquiera la evaluación ha dado los pasos para considerarse verdaderamente formativa, como plantea la actual ley. La norma parece ser más bien al sentido contrario: explicación, ejercicios (en clase o en casa) y examen.

Hemos llegado a leer que tienen hasta dos cursos de desfase respecto a épocas anteriores, una barbaridad que no se sostiene, entre otras cosas, porque las generaciones de estudiantes son incomparables. ¿De verdad alguien puede afirmar que los alumnos de los 80 tenían mejor competencia lingüística o digital que los actuales, por poner un ejemplo? Es ridículo.

El 80 % del profesorado ha recibido alguna agresión verbal o física por parte del alumnado o familias, decían recientemente ciertos sindicatos. ¿Qué tipo de agresión? ¿En qué contexto? ¿Hace cuánto tiempo? ¿Por qué los mismos que afirman que «educar» se hace en casa, contraviniendo con ello todos los requerimientos legales que se derivan de nuestra práctica profesional, sostienen que no tenemos herramientas para encauzar la violencia cuando tenemos valiosos planes de convivencia y, al mismo tiempo, reniegan de los equipos de orientación y prácticas como la cotutoría? ¿Qué interés hay en pintar una escuela donde, vista desde afuera, es poco menos que un caos violento e incontrolable?

Pintar una escuela pública donde sus alumnos fracasan a diario, donde el profesorado se encuentra acorralado entre la inspección y un alumnado agresivo solo provoca el pánico entre las familias y hace que, preocupadas por el bienestar de sus hijos e hijas, busquen otra alternativa en la privada. Las que puedan permitírselo, por supuesto, rompiendo con ello toda esperanza de una escuela en la que la diversidad se contemple como una oportunidad y no como un problema.

Necesitamos aumentar el gasto en educación, garantizar la estabilidad de las plantillas, disminuir la interinidad, mejorar las ratios, elevar la autonomía de los centros y la participación efectiva

Estamos convencidos de que la escuela es otra cosa. Mejorable, por supuesto, pero un reflejo de lo que vivimos en el día a día en nuestra sociedad. Y los retos a los que se enfrenta la comunidad educativa distan mucho de ser lo que se quieren dibujar con estas respuestas contundentes que buscan alarmar y que siempre ponen el foco en todo aquello que rompa mínimamente con el modelo educativo tradicional, aunque las propuestas siquiera sean tímidos esbozos. Estos retos pasan precisamente por hacerla más inclusiva, más cómoda para miles de niños y niñas que han sufrido durante años un modelo que les dejaba fuera. Y para ello, necesitamos aumentar el gasto en educación, garantizar la estabilidad de las plantillas, disminuir la interinidad, mejorar las ratios profesor-alumno, elevar la autonomía de los centros y la participación efectiva de toda la comunidad educativa, estrechar lazos de convivencia entre sus miembros, aumentar los espacios de coordinación entre el profesorado, incentivar la formación continua, garantizar el acceso a todo el alumnado eliminando las barreras a las que se enfrentan diariamente…

Estos y otros muchos son los verdaderos retos. Quizás sea necesario politizarlos, o lo que es lo mismo, canalizarlos políticamente para que realmente tengan un efecto real y positivo en la comunidad educativa y así evitemos que otros traten de aprovecharse del malestar que provocan con ideas reaccionarias y que poco tienen que ver con la mejora de la calidad de la educación.

Por último, a cualquier ciudadano que un día eligió la escuela pública para trabajar y/o para educar a su descendencia, que ha presenciado y compartido la lucha de muchas familias por hacer de esta un lugar abierto a todo el mundo, es inevitable que le duela profundamente ver estas afirmaciones infundadas o exageradas, avaladas por un sector conservador que solo busca el expolio de lo público en favor de lo privado. El vaciado de lo público para desviar recursos en sus espacios homogéneos, alejados del mundanal ruido, de las interrupciones constantes de la vida y de quienes habitan en ella y aprenden día a día a cohabitar estos espacios complejos, pero ricos en diversidad, convencidos de que son la esperanza de un futuro más humano y menos patológicamente competitivo.

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Diez propuestas para mejorar la inclusión del alumnado adoptado

El trauma relacional temprano es el resultado de haber experimentado durante la primera infancia un conjunto de carencias sociales y emocionales que conlleva efectos como el estrés y comportamientos disruptivos.

Muchas familias con hijos adoptados han enfrentado numerosos obstáculos en sus procesos de aprendizaje. Muchas de ellas han buscado las razones por las cuales sus hijos tenían dificultades para enfrentar la cotidianidad del aprendizaje escolar. Una de las principales conclusiones a las que muchas han llegado es que sus hijos presentaban síntomas asociados al trauma relacional temprano. El trauma es el resultado de haber experimentado de manera continuada durante la primera infancia un conjunto de carencias, negligencias o experiencias adversas en diversos ámbitos, tanto social y emocionalmente, como en el aspecto físico o neurológico. Tiene unas consecuencias invisibles y duraderas y se manifiesta de formas muy diversas; las más comunes: un estado de estrés continuado, dificultades para regular las emociones o comportamientos disruptivos, difíciles de explicar.

¿Qué se puede hacer desde el sistema educativo para ofrecer una mejor respuesta educativa y mejorar la inclusión de los niños con trauma relacional temprano? Las asociaciones Amics d’infants del Marroc (IMA), Associació de famílies de nens i nenes d’Etiòpia (AFNE), ADOPColombia y PETALES comenzaron a trabajar hace un año para tratar de responder a esta pregunta. Del trabajo ha salido una guía que cuenta con el apoyo del Instituto Catalán del Acogimiento y de la Adopción y que se presenta al Departamento de Educación de la Generalitat de Catalunya.

A continuación, se presentan diez ideas y propuestas agrupadas en dos apartados: qué puede hacer la escuela y qué puede hacer el sistema educativo, entendiendo por sistema todo lo que se refiere a la organización y ordenación de la educación.

La escuela

La escuela puede construir una estrategia, basada en que el entorno escolar del niño sea protector, un entorno acogedor en el que crecer, aprender y desarrollarse, pero hace falta una estrategia escolar para hacer frente a este reto, una estrategia para los docentes, una estrategia de clase, una estrategia de relación con las familias, con los recursos del entorno y con los profesionales.

Los docentes deben poder disponer de las ayudas necesarias (por tanto, que estas se identifiquen claramente, y se reconozcan como tales) y las herramientas que les permitan poner en práctica estas estrategias.

La mirada y el bienestar emocional

Sin bienestar emocional no hay aprendizaje sólido, lo sabemos, por eso hace falta una observación atenta ante cualquier niño con trauma relacional temprano. Este es el punto de partida de cualquier actuación. Ser capaces de mirar más allá de las categorías, una mirada que nos permita cambiar la perspectiva con la que los profesionales nos dirigimos a ellos: no es un niño que no quiere, es un niño que no puede.

Creación de un entorno coherente, seguro y predecible

Basado en experiencias positivas, en la confianza, en el refuerzo del vínculo con el adulto referente en la escuela. Y esto requiere evidentemente de tiempo, de medir las exigencias, de motivar, de buscar un mecanismo de relación que afirme la posición del niño, que asegure el bienestar que permite aprender, con interés hacia él, con rutinas claras, con mucha paciencia también, con mucha comprensión.

Un Plan de acogida (de la escuela y la familia)

Pensar bien cuándo y cómo un niño se incorpora a un centro escolar, en qué condiciones, qué pasa cuando se incorpora, cómo se trabajan las relaciones con los iguales, con los adultos, qué pasa con su rendimiento académico, cómo se aborda su preparación para los aprendizajes, su conducta y qué le ayudará a regular sus emociones. Hace falta un plan que lo refuerce a él y asegure que la escuela es ese espacio confiable que necesita con unos referentes que crean en él.

Una valoración y una adaptación curricular

Es necesario concretar el plan en el día a día en la escuela y en el aula. Hace falta un Plan individual para cada niño que permita estar muy atento a lo que le pasa y que genere estrategias de actuación; pactando con él dónde se sienta, por ejemplo, qué hace, acompañándolo a relacionarse, evitando los castigos, no comparándolo y sobre todo ofreciéndole posibilidades que él pueda elegir, que le ayuden, que no lo fuerzen, que le permitan dar pasos adelante.

Reconocer la diversidad

Y tratarla, con materiales didácticos y de apoyo que pongan en valor los orígenes, la complejidad de los procesos de creación de identidad (no son de allá, no son de aquí), pero sobre todo que eviten las etiquetas, que cuiden el lenguaje, que sea muy inclusivo y que trabajen las emociones que genera la diferencia.

La función y el rol de los docentes

Más allá de la observación atenta, de huir de las categorías, pensar cómo nos situamos ante un niño que ha sufrido una adversidad temprana, qué hacemos con su miedo, cómo reconocemos sus dificultades, cómo nos relacionamos con él y generamos estrategias para ayudarlo, y las compartimos con el resto de docentes, con las familias, pero también con el resto de profesionales que se relacionan con el niño (los monitores de comedor, por ejemplo).

Sistema educativo

El sistema puede reconocer la existencia del Trauma Relacional Temprano y adoptar medidas de actuación que faciliten la inclusión. El decreto de inclusión reconoce la incorporación tardía, la falta de dominio del idioma, una escolarización previa deficiente, entre otros elementos, pero la adopción no aparece referenciada como elemento a tener en cuenta. No se reconoce el abandono ni la adversidad temprana o el trauma relacional temprano.

Es necesario un reconocimiento

Que el sistema reconozca (no solo los docentes o centros con buena voluntad, que son muchos) la existencia del Trauma Relacional Temprano, a través de la manifestación de sus síntomas. La guía aporta referencias sólidas en esta línea.

Es necesaria una valoración

Que se reconozca el Trauma Relacional Temprano como una Necesidad Específica de Apoyo Educativo (NEAE) y, más concretamente, como una Necesidad Educativa Especial (NEE) que dé lugar a un Plan individualizado (PI). Una valoración que desarrolle las estrategias a seguir, que ayude a los docentes a trabajar con los niños y también a las familias a relacionarse con la escuela y el sistema educativo.

Recordemos que las necesidades educativas especiales se evalúan considerando el funcionamiento del niño dentro de su contexto educativo, independientemente de su condición personal y social. El Trauma Relacional Temprano (TRT) se manifiesta, como hemos visto, en un conjunto de conductas que, correctamente identificadas, permiten ofrecer a los niños unos apoyos para favorecer el aprendizaje en condiciones de equidad.

Se necesitan los mismos mecanismos

Los mismos mecanismos que el sistema ya contempla para cada una de las especificidades y necesidades educativas, pero unos mecanismos adaptados al trauma relacional temprano. Hablamos de formación para reconocerlo, para tratarlo. Hablamos de protocolos, formas de detectarlo. Hablamos de asesoramiento y hablamos sobre todo de actuaciones, de qué hacemos ante un niño que ha sido abandonado, que luego ha sido adoptado, trasladado de país, que es amado, pero que tiene dificultades que vienen de haber vivido situaciones adversas. Y de aquí sale la última idea.

En la mayoría de los niños adoptados se les suele considerar “normales”, “y lo son”, pero en muchos casos son alumnos con unas necesidades especiales que otros no tienen. Tienen una herida primaria que les genera unas dificultades especiales a las cuales el sistema educativo debe poder dar respuesta para garantizarles su derecho al éxito educativo y a una inclusión plena.

Este artículo resume algunas de las aportaciones que se exponen en el documento “Propuestas para la Mejora de la respuesta educativa del alumnado Adoptado/Acogido”, elaborado por Xavier Garcia, Alfonso Hernández, Nerea Larumbe, Vinyet Mirabent y Jordi Plana, por encargo de las asociaciones Amics d’infants del Marroc (IMA), Associació de famílies de nens i nenes d’Etiòpia (AFNE), ADOPColombia y PETALES.

Fuente de la información e imagen:  https://eldiariodelaeducacion.com

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