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México: Los huracanes de la violencia

Por: Tlachinollan

 

¿Por qué el gobierno federal no interviene con toda su capacidad para salvar vidas con estos huracanes de la violencia como lo hizo con el huracán Otis? ¿Por qué deja en total abandono a las víctimas de las acciones criminales? ¿En realidad estas organizaciones son tan poderosas que son capaces de pisarle la sombra a los 3 niveles de gobierno? ¿Qué pasa con la guardia nacional? ¿Es insuficiente el número de efectivos para contener al crimen o su intervención, es fallida? ¿Cuántas muertes diarias se necesitan para que el gobierno federal cambie su estrategia y atienda con presteza los huracanes de la violencia?

De acuerdo con datos de El Sur, en el puerto de Acapulco, el mes de junio fue el más violento con 77 asesinatos, 3 veces más que el mes de mayo. En los primeros 7 días de julio se tienen registrados 25 asesinatos entre ataques armados, cuerpos desmembrados y personas ejecutadas dentro de sus vehículos. Todos los hechos son devastadores porque los criminales actúan con total impunidad. Las fuerzas de seguridad del estado son impasibles, aunque los crímenes se cometan a unos metros donde se encuentran, no actúan, supuestamente esperan la orden de sus superiores para hacerlo.

Lo inenarrable empezó el primero de junio cuando hallaron las extremidades y el torso de un hombre que fueron esparcidos en el mercado central de Acapulco. Lo patético es que el torso se halló en la avenida Cuauhtémoc frente al Woolworth y las demás partes del cuerpo se encontraron dentro de una bolsa de plástico, afuera de la nave de flores, en la avenida constituyentes. Son crímenes que se cometen para causar terror, para mandar mensajes siniestros a las personas que tienen amenazadas. Se cometen con mucha saña porque saben que ninguna autoridad intervendrá. No se trata de acciones aisladas ni esporádicas, más bien, son frecuentes y recurrentes.

El martes 2 de julio a las 3 de la madrugada un hombre fue perseguido y asesinado a balazos en la colonia Ciudad Renacimiento. 6 horas después fueron encontrados 3 cuerpos envueltos en sábanas adentro de la cajuela de un vehículo marca Dodge, a unos metros de la avenida ejido, en la colonia Hogar Moderno. A la misma hora se reportó que en la colonia Progreso varios hombres armados atacaron a balazos a una mujer entre las avenidas Vallarta y Coahuila. De acuerdo con las investigaciones se trataba de una enfermera que se desempeñaba como secretaria del departamento de enfermeras del CAAPS. 5 asesinatos se consumaron en solo 6 horas, sin que se tuviera conocimiento de algún operativo para dar con los criminales.

Otro deleznable crimen ocurrió el miércoles 3 de julio. A las 5:45 de la mañana se reportó el hallazgo de una cabeza humana sobre el cofre de un vehículo en la colonia Emiliano Zapata. Los policías al inspeccionar el carro encontraron el cuerpo de la persona decapitada y de otro hombre asesinado. El macabro hallazgo se dio en la explanada de la tienda soriana a un costado del bulevar Vicente Guerrero. A las 9:17 una persona fue asesinada a balazos en el interior de su vivienda, que se ubica cerca de le escuela primaria Lázaro Cárdenas, en la colonia Lomas Verdes. Un reporte de la policía registró que a la 1:16 de la madrugada varios hombres armados quemaron un Jetta, en el bulevar Vicente Guerrero. No se reportaron víctimas.

Otro asesinato que ocurrió dentro de otra vivienda se reportó el jueves 4. El crimen se difundió después del mediodía en la colonia Frontera, ubicada pasando el Río de la Sábana. Por la noche fueron encontrados restos de una persona dentro de un automóvil en el poblado de La Venta. Mediante una llamada de emergencia se informó de un Jetta blanco abandonado.  Los policías al hacer la revisión del coche encontraron restos de una persona, al parecer desmembrada. Se reportó que fueron hombres armados los que abandonaron el vehículo y que huyeron caminando. En ese mismo día por la tarde, otro hombre fue asesinado a balazos dentro de un bar en la colonia Las Cruces. Algunos testigos dijeron que un hombre entró al bar y disparó directo a su víctima, privándolo de la vida. El agresor en su huida se topó con una patrulla de la Guardia Nacional e intentó dispararles, pero los efectivos le dispararon en la pierna y quedó bajo resguardo policiaco en un hospital. En esa misma tarde se registró otro hecho de violencia. Se trató de una pareja que se desplazaba en su automóvil y de manera intempestiva una motocicleta, con dos hombres armados, dispararon en varias ocasiones, asesinando a las 2 personas. El crimen sucedió en la avenida Universidad, a una cuadra de la Costera.

A las 10 de la noche del viernes 5 fue reportado el hallazgo de dos hombres y una mujer desmembrados, fueron encontrados dentro de un taxi colectivo, en el estacionamiento de la tienda Sam’club. Por la tarde, en ciudad Renacimiento, un hombre fue atacado a balazos por hombres armados, cuando compraba en una miscelánea. A las 5 de la tarde se tuvo conocimiento que hombres armados se robaron un camión de la ruta Costera-Hornos para luego prenderle fuego en el fraccionamiento Mozimba. En este mismo día se reportó la muerte de la secretaria Cinthia del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), quien fue atacada a balazos el domingo 30 de junio junto con el director general de Administración y finanzas del Poder Judicial del Estado, Antonio Sebastián Ortuño, que sigue hospitalizado por las heridas que le ocasionaron.

A las 8 de la mañana de este domingo 7 fueron encontrados sobre el pavimento los restos de una persona en la avenida Ruiz Cortines. Media hora más tarde fue encontrado el torso de un hombre en la glorieta de Puerto Marqués. De acuerdo con las investigaciones los restos hallados en la avenida Ruiz Cortines y en la Glorieta puerto Marqués corresponden a una persona. Lo más grave  es que también fue encontrado otro hombre desmembrado en la colonia Vicente Guerrero. Fue un reporte que se tuvo en la madrugada de este domingo, en la calzada de la carretera federal México-Acapulco. La versión es que hombres armados que se trasladaban en un vehículo arrojaron los restos de la persona. Antes del mediodía un hombre fue asesinado a golpes y mutilado en la colonia Benito Juárez. Lo dejaron encima de una cajuela de un taxi azul con blanco. A las 3:30 de la tarde fue reportado el asesinato de un taxista en el poblado de El Bejuco, en la zona rural de Acapulco, sobre la carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional. Hombres armados le dieron alcance y de inmediato le dispararon.

La violencia se ha enseñoreado en las plazas comerciales, en las avenidas principales, en las carreteras y mercados. Los grupos delincuenciales buscan la máxima publicidad de sus crímenes atroces. Han logrado su propósito, porque no hay autoridad que se los impida, mucho menos que se atreva a confrontarlos, ni a detenerlos o castigarlos. Han demostrado ser los amos y señores del puerto. Desde la madrugada comenten sus crímenes, continúan durante la mañana, siguen en la tarde y concluyen por la noche. No hay hora que no demuestren su poder destructor, tampoco tienen límites para cometer crímenes en cualquier colonia. En las zonas turísticas también han tomado el control: las cuotas se han generalizado en las playas, en los comercios establecidos y en los mercados. Toda la población sabe cómo operan y cuáles son sus guaridas. Hay días y horarios para el cobro de la cuota. Ya no les alcanza lo poco que venden, porque también tienen que consumir con los proveedores autorizados por el jefe de la plaza.

Esta tragedia cotidiana dejó de causar preocupación para las autoridades, ya nada les afecta ni ponen en riesgo sus cargos. Los asesinatos no tienen costos políticos. El miedo de la gente, la desorganización de los colonos y la misma lucha por la sobrevivencia han dejado que la violencia se desborde y que cada quien busque como protegerse. Los asesinatos en las playas, en los mercados y las plazas comerciales son parte del espectáculo dantesco, donde nadie se compadece por el dolor de las víctimas, ni mucho menos se atreve a alzar la voz, porque primero hay que asegurar la vida.

La reconstrucción de Acapulco pasa principalmente por sanar las heridas de la violencia, proteger a las víctimas, acompañarlas, reparar daños, reconstruir el tejido social, atender sus reclamos y demandas y colocarlas en el centro de la atención gubernamental. Es un imperativo el cambio de estrategia. La seguridad no está centrada en proteger la vida de la población, se concentra en cuidar a los funcionarios y a sus instituciones. Han ignorado a la población que tiene propuestas y está dispuesta a colaborar para garantizar seguridad en sus entornos. Han dejado que la ola delincuencial arrastre al despeñadero a la población pobre de Acapulco, que lucha en las calles para ir al día. Los problemas económicos que arrastran los jóvenes desde que nacen truncan sus vidas como futuros profesionistas. Se quedan como vendedores ambulantes, como trabajadores eventuales y como carne de cañón del crimen organizado. Los huracanes de la violencia acechan a una población inerme que pide al cielo que la libre de todo mal, porque sabe que aquí  en el puerto solo pagando la cuota puede ser su tablita de salvación.

Foto: Cuartoscuro

Fuente de la información e imagen:  Tlachinollan

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Educar la libertad: desde y hacia la dignidad

Por: Martín López Calva

Tengo un par de décadas construyendo el concepto de educación de la libertad para referirme a la educación moral o en valores, campo temático en el que hay un buen número de perspectivas que van desde las más directivas hasta las más subjetivas y libertarias. Esta aportación que considero uno de los elementos originales que he trabajado a partir del pensamiento filosófico de Bernard Lonergan S.J. aplicado a repensar la educación, es como un poliedro que tiene sin duda muchas caras, ángulos y aristas.

Estoy justamente iniciando un proyecto para reunir de manera más o menos ordenada y sistemática lo que he ido publicando al respecto y complementar algunas de estas caras aún no exploradas del tema, para armar un libro que espero pueda en un tiempo más o menos breve publicar y difundir.

Una de estas caras poco exploradas de la educación de la libertad, aunque está en el sustento de toda la propuesta por su fundamentación humanista compleja es el de la relación entre la libertad -que se educa como todas las dimensiones humanas- y la dignidad -que se posee, pero según descubro en la entrevista que cito hoy, también tendría que educarse- puesto que la dignidad humana es, como dice Adela Cortina en esta entrevista citada, una de las dos caras de la moneda que junto con la libertad constituyen lo esencial de un proyecto de vida humana individual y colectiva.

Dejo en esta entrega mensual un adelanto de la reflexión sobre el tema para mis cinco lectores, que seguramente será enriquecida en el diálogo y la exploración posterior para incorporarse y dar mayor consistencia y completitud al trabajo que he referido.

1.-Desde la dignidad.

La dignidad es el núcleo de la ética que tendría que ir construyendo una ciudadanía cosmopolita; una ética en la que todos los seres humanos sean reconocidos como ciudadanos de nuestro mundo. En ese sentido, la dignidad no solo es una palabra clave, sino una experiencia que es necesario proteger, respaldar y fomentar; porque si no, en [estos tiempos] de polarizaciones y posverdad, podemos estar perdidos.

Adela Cortina. El origen de la dignidad. Entrevista de Carmen Gómez Cotta a Adela Cortina y Javier Gomá en Ethic. 31 de julio de 2023.

La libertad se educa desde la dignidad, puesto que no hay libertad sin reconocimiento de la dignidad esencial de todo ser humano por el mero hecho de serlo. La ética parte, como dice en la cita la filósofa valenciana, del reconocimiento de todos los seres humanos como ciudadanos de nuestro mundo. Este reconocimiento surge de la dignidad no sólo como concepto clave sino como una experiencia que debe ser protegida y fomentada tal como lo sostiene Cortina. El fomento y la defensa de esta experiencia es clave para conservar la noción de una vida humana autónoma y construible a partir de las decisiones personales puesto que de no ser así, la posverdad y la polarización que inundan el mundo actual podrían ser -y de hecho son- motivo de desorientación, confusión, deshumanización y pérdida de sentido de la existencia.

En torno al reconocimiento de la dignidad humana es que podría darse la construcción de una ciudadanía cosmopolita o como dice Edgar Morin, de una ciudadanía planetaria que no excluya a nadie de la humanidad y que a partir de la integración de todos y todas, asuma el desafío de la humanidad como destino ético común.

La educación de la libertad parte del reconocimiento de esta dignidad como concepto esencial y como experiencia primigenia del ser humano, que como menciona la filósofa en otras partes de la entrevista, lleva a la persona a descubrir que no tiene que adaptarse y obedecer a las ideas, decisiones y formas de comportamiento de la mayoría, sino que tiene la posibilidad de ser autónomo y de darse sus propias normas desde el ejercicio de su sentipensar atento, inteligente, razonable y responsable.

2.-Hacia la dignidad.

Como dice el propio Kant: no se trata de ser felices, sino de ser dignos de ser felices. La dignidad es el bien verdaderamente universal. Hay una dignidad ontológica, que tiene que ver con la libertad y podría ser el fundamento de los derechos fundamentales, pero también una dignidad pragmática, que interpela a tu conciencia, dado que posees una excelencia, para que uses tu libertad de manera que haga justicia a la dignidad ontológica de la que eres poseedor. La libertad, por tanto, tendría que ver con la dignidad tanto ontológica como pragmática.

Javier Gomá. El origen de la dignidad. Entrevista de Carmen Gómez Cotta a Adela Cortina y Javier Gomá en Ethic. 31 de julio de 2023.

Pero así como Lonergan distingue entre la libertad esencial que es el potencial que tiene todo ser humano a partir de su autoconsciencia, de autodeterminarse y la libertad efectiva que es el grado real de autodeterminación que cada persona va construyendo o perdiendo a partir de sus decisiones pero también de sus circunstancias, el filósofo Javier Gomá habla de distinguir entre la dignidad ontológica -la que poseemos los humanos como rasgo de nuestro ser- y la dignidad pragmática, que es la que interpela la consciencia de cada uno para usar la libertad de manera que se haga justicia a la dignidad ontológica que se posee.

La libertad sería entonces un camino desde la dignidad ontológica hacia la dignidad pragmática, es decir, el desafío no de ser felices sino de hacernos dignos de nuestra felicidad y en esencia, el reto de hacernos dignos de ser dignos, de hacer honor con nuestras decisiones y nuestra vida a esa dignidad ontológica que nos fue dada, de esa excelencia que poseemos por el hecho de formar parte de la humanidad.

Educar la libertad tiene que ver entonces con reconocer la dignidad ontológica de cada ser humano, aún de los seres humanos que con sus actos puedan parecer más deleznables para respetar sus derechos al exigirles rendir cuentas de sus actos y ejercer la justicia y no el ajusticiamiento por cualquier crimen que hayan cometido.

Pero educar la libertad implica al mismo tiempo formar personas que asuman como desafío existencial fundamental la dignidad pragmática, es decir,  construir una vida en la que cada decisión y acción conduzcan individual, comunitaria y planetariamente a ser dignos de ser dignos, a hacer honor a esa dignidad que poseen.

La dignidad es el bien verdaderamente universal como afirma Gomá y no la felicidad como nos hacen creer hoy en día los vendedores de ilusiones del capitalismo global. Por ello, más que educar a las nuevas generaciones para buscar a toda costa su felicidad -que a veces, como dice el mismo filósofo consiste simplemente en poseer ciertos bienes- tendríamos que formarlas para usar su libertad de manera que haga justicia a su dignidad ontológica, de manera que puedan considerarse dignos de llamarse humanos. En esto consiste también, la educación de la libertad.

Fuente de la información e imagen:  https://revistaaula.com

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La pandemia de la moda de los “influencers”

La pandemia del Covid-19 provocó muchos e importantes cambios para la humanidad. Uno de ellos fue la democratización del consumo generalizado de las redes sociales y el uso, mal uso y abuso de las pantallas, como medio para socializar, trabajar, educarse, entretenerse, etc. En efecto, las redes sociales fueron una de las soluciones que se usó para sobrellevar la crisis sanitaria desde los hogares. Los usuarios españoles de las redes dedicaban, por término medio, más de 6h. diarias a navegar por internet. Por eso, todas las plataformas crecieron en penetración, en tiempo de uso y en número de usuarios.

Este contexto potenció también uno de los perfiles más importantes de las redes sociales, que venía destacando desde hacía tiempo: la moda de los “influencers”. Su exposición creció y se consolidó con la pandemia y la postpandemia, al convertirse en la mejor y mayor inversión y en los mejores embajadores para las empresas. De hecho, durante la pandemia, fueron una fuente de entretenimiento y de prácticas contra la pandemia, y el instrumento para la comercialización de ciertos productos y servicios.

Los “influencers” son internautas con cierta reputación (?) o fama, que publican contenidos, que son leídos y vistos por miles o millones de seguidores, y con capacidad para influir sobre éstos. Y es tal su poder de convicción e influencia que los burócratas de Bruselas, en la última  campaña para las europeas (9J de 2024), solicitaron y utilizaron sus servicios para potenciar la participación de los jóvenes en las mismas. E, incluso, la Iglesia Católica va a canonizar a Carlo Acutis, “influencer” que murió a los 15 años y que es conocido por su labor de evangelización a través de internet.

Los “influencers” se han especializado (?) y actúan en los más variados sectores: moda, maquillaje y belleza, “foodies”, “gamers”, entretenimiento, “vloggers” y vida personal, viajes, “fitness”, política, economía, cultura, etc. Además de convertirse en prescriptores y en creadores de opinión o de tendencia para la masa, demasiadas veces sin fundamento, su obsesión es sumar “likes” y seguidores, hacer caja, vivir del cuento, explotando, esclavizando y engatusando a los internautas.

Los “influencers” infantiles: reyes de la casa o, más bien, esclavos de la casa

Hoy, muchos padres, con un apetito económico desenfrenado, usan a sus hijos para hacer caja y vivir gracias a la explotación de sus hijos. Para ello, no dudan en invertir tiempo, esfuerzo y recursos para convertir a sus hijos en jugadores de fútbol de élite o en participantes en concursos musicales o en “niños influencers”, etc. En esta columna vamos a detenernos y centrarnos sólo en los “niños-influencers”, explotados y esclavizados por sus propios progenitores, por medio de las redes sociales.

Estos “influencers infantiles” han sido objeto de análisis críticos en los medios de comunicación y en las redes; y se han convertido ya en protagonistas de la creación literaria en este inicio del s. XXI. Es el caso, por ejemplo, del relato de Delphine de Vigan, « Les enfants sont rois »* (2021, Gallimard, París).

En este relato, de Vigan narra la historia de una pareja: él, Bruno, informático; ella, Mélanie, anónima ama de casa y adicta a los “reality show”. Cuando ésta se convierte en madre (una hija, Kimmy; un hijo, Sammy), aburrida en casa, empieza a grabar el día a día de los niños y a colgar los videos en las redes sociales. Con el paso del tiempo, crecen rápidamente las visitas, los seguidores, los “likes”; llegan los patrocinadores y el dinero empieza a fluir copiosamente hacia la economía familiar. Así, lo que, en un  principio, era grabar, de vez en cuando, las andanzas de los hijos se profesionaliza y se convierte en una máquina de tortura, para los hijos, y de acuñar dinero, para los padres. Esta profesionalización obliga a los hijos a realizar rodajes interminables y agotadores, y a hacer frente a retos absurdos para generar videos. A pesar de una fachada “friendly”, en realidad, en los videos, todo es artificioso, todo está a la venta y la felicidad está impostada.

Mientras fueron pequeños, los hijos de Mélanie vivieron el sueño de todo niño: tener de todo y enseguida. Ahora bien, estos reyes de la casa o, más bien, “esclavos de la casa” empezaron a tener comportamientos censurables en la niñez: no aceptan un “no” como respuesta o que les pongan límites; no toleran la frustración, son egocéntricos, son quejicas, tienen necesidad de hacerse ver y llamar la atención, etc.

Ahora bien, al llegar a la mayoría de edad, los hijos de Mélanie —explotados y esclavizados, durante la niñez y la adolescencia— acusan las consecuencias negativas de la sobreexposición infantil en las redes: por un lado, rompen amarras con los explotadores padres; y, por el otro, los denuncian ante la justicia. En realidad, Sammy y Kimmy son dos juguetes rotos: Kimmy, consumidora de drogas y sexo; Sammy, carne de psiquiatra, afectado por el síndrome de Truman Show (delirio paranoico, que afecta a las personas expuestas a la celebridad). Además la pareja (Bruno y Mélanie) se separan. Lo que mal empieza, mal acaba.

Moraleja                                                   

La historia literaria de los hijos de Mélanie no es el producto de la imaginación de Vigan ni un caso único. Es el reflejo de la sociedad actual: más de un padre y/o madre empiezan a explotar y a monetizar la imagen de sus retoños, incluso antes de su concepción o siendo aún unos “nasciturus”. Un caso actual y español, entre otros muchos, es el de la pareja Aida Domènech y Alba Paul Dulceida que, hace unas semanas, difundieron, por las redes sociales, la ecografía de su futuro hijo, concebido según el método ROPA: Dulceia ha aportado el óvulo y Aida está asegurando la gestación. Casos así están creando también tendencia y están en el origen de un “baby boom” entre parejas de mujeres.

La moda de los “influencers” ilustra la deriva de la sociedad occidental, en la que se vive para ser visto y donde “le paraître” (el “parecer”) y el “avoir” (el “tener”) son más importantes que “l’être” (el “ser”),  en un mundo dominado por las redes sociales, donde todo se compra y se vende, redes que permiten comercializar y monetizar desde la vida privada e íntima hasta las ideas más absurdas e inconsistentes. El todo vale y el fin justifica los medios se han impuesto como principios rectores para los “influencers” y para los ciudadanos, si con ello se consigue fama y se 0btienen unos ingresos copiosos, que permitan vivir sin hacer nada de provecho, i.e. del cuento.

En estos últimos días, los medios se han hecho eco de “La ley de influencers” (Real Decreto 444/2024, de 30 de abril). Ahora bien, el objeto de la misma no es acabar con la explotación y esclavitud de los menores por parte de los padres, con la alienación contemporánea, con la comercialización de la intimidad, con la falsa felicidad proyectada en las pantallas y con la manipulación de las emociones. Su objetivo es controlar lo que dicen y lo que ganan los “influencers”. Por eso, el futuro, en este campo, no augura nada bueno.

(*) Publicado en español con el título “Los reyes de la casa” (Anagrama, Barcelona, 2022).

© 2024 – Manuel I. Cabezas González

https://honrad.blogspot.com

Fotografía: revista gente qroo

Fuente de la información: https://insurgenciamagisterial.com

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Francia: La izquierda en el pantano del pragmatismo

Por: Raúl Zibechi

 

La izquierda francesa agrupada en el Nuevo Frente Popular (NFP) acaba de frenar el ascenso del partido de Marine Le Pen (Asamblea Nacional), calificado de ultraderecha, gracias a la alianza de varias fuerzas, desde los socialistas y Verdes hasta la Francia Insumisa y los comunistas, entre las organizaciones más destacadas.

En NFP, Verdes y Socialistas tienen la mayoría de los diputados (94 en 182 escaños), por encima de los 71 que se le atribuyen a La Francia Insumisa de Jean-Luc Melénchon.

En cuanto al reparto de diputados, todos los partidos y alianzas están lejos de la mayoría, con lo que la izquierda deberá co-gobernar con la derecha de Macron. Además dentro del Nuevo Frente Popular, algo más de la mitad de los elegidos son neoliberales, caso de verdes y socialistas, firmemente alineados con la OTAN y la guerra.

El Frente propone en su programa la subida del salario mínimo a 1.600 euros y reducir la jubilación a los 60 años, y un sistema que permita regularizar la migración, uno de los aspectos más debatidos en los últimos años. No dicen nada de la guerra de Ucrania, lo que hace pensar que seguirán adelante con la política guerrerista.

El gran “triunfo” que festeja la izquierda europea es haber frenado a la ultraderecha, a la que menudo se refiere como “fascista”. Pero ahora va a tener que gobernar con una parte de la derecha, por lo que no habrá cambios significativos en ningún terreno, ni en la economía, ni en la política exterior, ni en relación con los inmigrantes.

Creo que la izquierda ha perdido el horizonte y ya no puede distinguir lo esencial de lo secundario. En Europa hay guerra. Esa guerra tiende a ampliarse. Ahora Ucrania está bombardeando con armamento occidental estaciones estratégicas en Rusia, acercando el momento en que se utilicen armas nucleares. Polonia y Bielorrusia están prontas para entrar en la guerra, mientras Estados Unidos, Reino Unido y la OTAN desean acelerar el conflicto.

La cumbre de la OTAN que se realiza esta semana en Washington, del 9 al 11 de junio, estará orientada a profundizar la guerra en la convicción de que es posible derrotar a Rusia o, por lo menos, desgastarla seriamente. Sin embargo, la mayoría de la opinión pública europea desea una negociación que ponga fin al conflicto. Algo que el Pentágono no parece dispuesto a aceptar.

No tomar posición respecto a la guerra y cogobernar con la derecha es el camino seguro del fracaso y de la pérdida de legitimidad. Pero el pragmatismo y el inmediatismo son demasiado potentes en las direcciones de todos los partidos que se dicen de izquierda, eluden el conflicto y apuestan al “mal menor”, que los lleva a no realizar cambios y a seguir con las políticas neoliberales y guerreristas de la Unión Europea.

La llamada “ultraderecha” es un tigre de papel, parafraseando a Mao. Ya gobierna en Italia y no ha habido cambios importantes. Pero sobre todo el mismo concepto de ultraderecha es una construcción de la derecha “moderada”, o sea del campo socialista y socialdemócrata, equivalente a los demócratas en Estados Unidos. Observemos los medios y vemos que la “unidad” contra esa derecha, o contra Trump, es cálidamente defendida por El País, Le Monde y The New York Times. Aprendieron a subordinar a las izquierdas del tipo de Podemos, Sumar o La Francia Insumisa. No sólo no les temen sino que saben usarlas para conseguir la gobernabilidad neoliberal que desean. El gobierno de Pedro Sánchez es buena prueba de ello.

Pero cuando alguien dice algo así, lo acusan de “hacerle el juego” a la ultraderecha o a Trump, y en ocasiones a Putin. Esta derecha que se disfraza de centrista, es el cerrojo ideológico que clausura el debate con quienes siguen luchando por cambios de fondo, a quienes criminalizan por salirse del libreto aceptable para los poderes.

Con ésta política de Frente Popular, la izquierda pierde su relación con los sectores populares y los inmigrantes, los verdaderos perdedores del neoliberalismo que, en buena medida, votan por esa ultraderecha a cuyos votantes no logran comprender. La dirigente alemana Sahra Wagenknecht, escindida de Die Linke (La Izquierda), acusó a sus ex camaradas con toda razón: “Es incorrecto llamar nazis a quienes por desesperación votan a la ultraderecha” (Publico, 7/07/2024).

Tan grave como eso es que la izquierda le está dando una sobrevida a Macron, al que la primera vuelta había dejado en el suelo.

Esta izquierda podría reflexionar sobre el rumbo de Lula. Para derrotar a Bolsonaro, tejió la unidad con la derecha “moderada”, a la que pertenece su vicepresidente Geraldo Alckmin. Ahora es prisionero de esa alianza que no le permite hacer los cambios que reclaman los movimientos. El pragmatismo lo está llevando a realizar un gobierno mediocre, con baja aprobación y alta desmoralización entre quienes lo apoyaron. Incluso Joao Pedro Stédile, coordinador del MST (Movimiento Sin Tierra), acaba de decir que el gobierno de Lula es “una vergüenza” porque no está haciendo nada por la reforma agraria (IHUOnline, 7/06/2024).

Sobre las ruinas del gobierno de Lula, puede volver nuevamente Bolsonaro. Entonces dirán que hay que unirse con la derecha “democrática” para impedir su victoria.

Al parecer, la imaginación y el compromiso con los pueblos no le permiten a esta izquierda ir más lejos, mientras se hunde sin remedio en el pantano del pragmatismo.

Fuente de la información e imagen:  https://desinformemonos.org

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El secretario de educación que nadie esperaba

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso*

Este jueves 4 de julio la presidenta electa Claudia, hizo el anuncio de su tercer bloque de secretarios y colaboradores que formarán parte de su gabinete, entre los nombramientos sorprendió sobradamente la designación de Mario Delgado Carrillo como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP). Sabemos que la SEP es un espacio que se ha devaluado y que ahora todo mundo la manosea y Claudia Sheinbaum parece que no quiere quedarse atrás. Cabe aclarar que el discurso de campaña de Claudia Sheinbaum, no es compatible con la designación del presunto titular a ocupar el cargo más importante de la educación pública en este país.
La lógica de las designaciones de los titulares a las distintas dependencias del próximo gobierno federal desentona, o eran académicos de reconocido nivel o o eran personajes expertos en el campo específico del asunto que se trate o personajes con una trayectoria destacada en la lucha de la izquierda democrática o revolucionaria. Mario Delgado no entra en ninguna de las tres categorías, antes descritas.
Me parece que Mario Delgado no fue designado por Claudia Sheinbaum, es una herencia del líder moral de la 4T, pero ella al aceptar dicho nombramiento entonces se hace cómplice, quiere decir con ello no tiene el control pleno de su equipo de trabajo.
De todos los contactos que tengo en redes sociales y de todos los pronunciamientos en la prensa, no hubo una sola persona que se expresara positivamente de esta designación, la expectativa de maestras, maestros y académicos es que se esperaba una persona de la academia cercano a la UNAM (de donde viene Claudia), con la capacidad de garantizar el segundo piso de la Nueva Escuela Mexicana, pero esta designación la entiendo como un mal chiste del día de los inocentes.
Mario Dejado es un excelente fajador político, acostumbrado a las grillas de alto y bajo nivel, es un gatillero al servicio de los intereses para los que sirve, en la coyuntura en turno no tiene nada que ver con la educación, con la academia ni con el proyecto educativo para este país.
Entonces, ante una designación tan atípica nos hacemos las preguntas: ¿de qué se trata?, ¿cuál es la señal que nos manda o nos quiere mandar Claudia Sheinbaum y que, nosotros -simples mortales-, no somos capaces de entenderla? ¿Mario Delgado en la SEP es una estrategia oculta para poder poner en su lugar al SNTE, a la CNTE, a las universidades públicas y a los grupos de poder que se han enquistado en la SEP? O, de qué se trata, porque realmente no entendemos cuál es el rumbo y el sentido que le quiere dar Claudia, con esta designación, a la educación en este país.
Desde otro lugar se puede decir que este puede ser o es el primer error de Claudia Sheinbaum como presidenta electa, el designar a una persona tan controversial y en una secretaría estratégica, genera como decía aquel viejo personaje, un sospechosismo sospechoso.
La designación de Mario Delgado al frente de la SEP para el segundo piso de la transformación lo que da lugar a muchas dudas y especulaciones, ¿Claudia Sheinbaum, tiene necesidad de esto?, yo digo que no, que se podría ahorrar todo el cúmulo de grilla chafa en su contra, que se generará a partir de ahora. Sin embargo, la duda persiste, no se entiende cuál es la lógica de dicha designación.
En mi hipótesis, Mario Delgado es una imposición de López Obrador a Claudia Sheinbaum, por capricho o por favores recibidos en el pasado cercano, es una imposición pueril y que está muy lejos de toda lógica racional.
Ya en un análisis más rupestre no se entiende porque Claudia toma este tipo de definiciones, de un espacio estratégico que había que cuidar especialmente y que al final lo termina decidiendo de manera descarada ¿pues de que se trata? ¿De que nos enojemos?, enojados estamos, ¿de qué protestemos por esta designación que incluso se ve provocativa? ¿Eso es lo que quiere Claudia?
No hay ninguna lógica en esta designación, de lo que ella es, de lo que dijo y prometió y se comprometió para concluir con esta designación. Es triste reconocer que es el primer error de Claudia que le costará caro, porque se distanciarán de ella los académicos serios y honestos que confiaban en su proyecto, también los maestros que tenían una expectativa diferente.
Entonces, ¿para qué o por qué designar a alguien en educación que desconoce de educación? No cabe en ninguna lógica, el asunto no es personal, pero termina ahí. A estas alturas del partido uno no sabe si Claudia Sheinbaum podrá mover las piezas de su baraja y pensar en un mejor personaje para educación.
Me tocó contestar un formulario a favor de Axel Didrickson, el cual es mi amigo y lo apoyo, pero también estaba la propuesta de Ángel Díaz Barriga o de Hugo Aboites, incluso de Imanol Ordorica con el que Claudia vivió el momento del movimiento estudiantil en la UNAM. O de alguien que sea académico de prestigio y que conozca las problemáticas de la educación básica, la baraja de Claudia tenía muchas cartas por moverse y eligió la peor, la que ni siquiera estaba en el maso.
Me parece al final después de pensar en torno al mismo punto, que la intromisión del SNTE tuvo algo que ver en todo esto. Se trata de pensar en una persona que medie y que sirva para atender los conflictos laborales y el proyecto educativo.
¡Claudia te equivocaste y ojalá la ciudadanía te lo reclame pronto!

Fuente de la información e imagen: https://revistaeducarnos.com

*Doctor en educación. Profesor–investigador de la UPN Guadalajara, Unidad 141. safimel04@gmail.com

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No se puede luchar contra la guerra y el genocidio si no politizamos su tecnología

ENRIQUE DÍEZ-GUTIÉRREZ | MAURO JARQUÍN RAMÍREZ

No se puede luchar contra la guerra y el genocidio si no politizamos su tecnología

La Inteligencia Artificial (IA) ha desembarcado en las universidades públicas. Departamentos y Facultades de todo el mundo han asumido y normalizado la incorporación y el uso de la IA de origen y control privado, respondiendo de forma casi automática a las campañas de marketing de grandes empresas y start-ups con el fin de “no quedarse atrás”.

 

Aprender a utilizar esta tecnología dentro de los marcos establecidos por los proveedores privados, así como su incorporación a la docencia, se ha convertido en un imperativo para enfrentar los “retos del siglo XXI”, que prioritariamente están determinados, cada vez más, por las necesidades y demandas de los mercados.

 

Esta narrativa dominante, “eficientista” y economicista, es extensiva a las distintas formas de tecnología digital en la educación superior y ha generado tal consenso y tal urgencia que, pese a enclaves críticos relevantes al interior de las universidades, de forma general se han dejado de lado consideraciones sobre las condiciones sociales e ideológicas de la producción de dicha tecnología (ONU, 2024).

 

No se ha cuestionado que la producción de IA está enmarcada en una cosmovisión del mundo específica, ni que está condicionada por un conjunto de prioridades económicas, políticas, ideológicas y sociales que la definen y la orientan. No se ha considerado el proceso social mediante el cual el “conocimiento producido socialmente” es extraído con el fin de ampliar las bases de datos que dan vida a dicha tecnología. Con ello, tampoco se han discutido las consecuencias del enriquecimiento corporativo a costa de la expropiación de la información colectiva.

 

En el ámbito universitario, el análisis de la IA se ha sustraído de su historia y contexto. Presentada como una herramienta lista para ser utilizada, sin considerar su condición de articulación técnica condicionada históricamente y fundada en el trabajo humano. Una tecnología que generalmente la comprendemos poco y aún menos la podemos controlar (Innerarity, 2019).

 

Plantear esto resulta clave porque, pese a que la discusión en torno a la IA ocupa paulatinamente un mayor espacio en la academia, esto no ha sido suficiente para lograr una pausa, un respiro, a nivel comunitario e institucional, que permita plantear una serie de preguntas y discusiones previas a su adopción. Esto incluso en un contexto global en el cual se ha demostrado el uso de la IA en procesos tales como el engaño de masas (Piacente, 2024), la desinformación (Perotti, 2024) e incluso el genocidio (Raiss, 2024), en los cuales el interés por la acumulación ha condicionado no solo el uso de la tecnología, sino también su diseño.

 

La pausa propuesta podría ser útil para superar los marcos interpretativos que se nos han impuesto en torno al desarrollo y el uso de tecnología digital en educación, los cuales aluden a los lugares comunes -aunque no por ello irrelevantes- respecto a los potenciales sesgos (sexo-genéricos, étnicos, de clase, etc.) en los resultados de la IA generativa, así como un potencial uso no ético de la misma, expresado, por ejemplo, en el fraude académico. Las condiciones sociales de la producción y distribución de dicha tecnología, donde confluye la explotación laboral, el impacto ambiental, la “caja negra” de sus algoritmos y el control de un reducido conjunto de megaempresas corporativas sobre sus condiciones de producción y uso, deben ser discutidas, porque la IA está afectando procesos fundamentales de la vida en común, tanto al interior de las Universidades, como fuera de ellas.

 

En este momento, resulta importante cuestionarnos la posibilidad de que, tal vez, la IA sea “una forma sofisticada de controlar las actividades y modificar las subjetividades de las personas a fin de incrementar las ganancias económicas” (Reyes, 2023) y de consolidar formas de opresión, y no únicamente una herramienta que el mundo de la ciencia ha desarrollado para “hacer nuestra vida más fácil” por medio de encargarse de tareas repetitivas y que consumen demasiado tiempo.

 

Genocidio en Palestina asistido por IA

 

Un ejemplo del nivel de impunidad epistémica que ha logrado la IA, así como de sus mecanismos de funcionamiento y del poder de las compañías proveedoras, es la invisibilidad de la cual ha gozado su uso respecto al genocidio palestino.

 

Como ha sido documentado, la IA ha tenido un papel relevante en el apartheid y el genocidio contra el pueblo palestino (Mhajne, 2023; Abraham, 2024; Gould et al., 2024). En mayo de 2021, el periódico The Jerusalem Post publicaba que la escalada de las fuerzas militares israelíes contra Hamás, denominada “Operation Guardian of the Walls”, era la primera guerra guiada por IA (Ahronheim, 2021). Los militares israelíes habían establecido una IA que centralizaba todos los datos sobre los grupos armados en Gaza, en un sistema que establecía los ataques a efectuar.

 

En 2023 Amnistía Internacional publicó el informe “Apartheid automatizado: cómo se fragmenta, segrega y controla a la población palestina mediante el reconocimiento facial”. En este, explicaba que tales instrumentos tecnológicos han sido usados para violar los derechos humanos y potenciar la guerra. Así, el apartheid de Palestina y la represión en Gaza se habían convertido en un «laboratorio» en el que experimentar con este tipo de prácticas (Amnistía Internacional, 2023; López, 2024).

 

Posteriormente, en abril de 2024, las revistas israelíes +972 Magazine y Local Call publicaron un reportaje sobre Lavender, una IA que opera a través de un avanzado sistema estadístico, el cual ha “asistido” los bombardeos israelíes en Gaza, con poca supervisión humana y un alto nivel de permisividad de personas asesinadas (Abraham, 2024) con lo cual ha mostrado una “tasa de error” muy alta que ha terminado con la vida de miles de personas y destruido infraestructura básica. Dicho programa se ha articulado con otras formas de IA para impulsar el actual genocidio del ejército israelí en la Franja de Gaza.

 

Resulta problemático que, pese al conocimiento público del uso bélico de la IA cada vez más extendido, así como a un generalizado rechazo de la campaña bélica israelí en medios universitarios del mundo, la discusión política global sobre la importancia de la tecnología y su rol se encuentre evidentemente desatendida. Esto contrasta con episodios históricos previos, donde una parte relevante del movimiento estudiantil desarrolló una crítica no únicamente a la violencia sobre los pueblos, el neocolonialismo y la guerra, sino también a las condiciones tecnológicas de su realización. En cierta medida, esto puede responder al nivel de integración que la tecnología digital ha logrado en nuestra vida cotidiana, con lo cual se ha despojado de todo vestigio de política, lucha o proceso social subyacente a su producción.

 

Protesta social y universidades. De Vietnam a Palestina

 

La brutalidad del ataque israelí sobre la población palestina, la sistemática violación de derechos humanos y los niveles de masacre continuada de población indefensa, generaron que la indignación mostrada a nivel global mediante movilizaciones masivas se expresara también en los campus universitarios.

 

El asesinato de más de 36.000 palestinos hasta el mes de abril de 2024, entre ellos más de 14.500 niños y niñas, así como la destrucción de cientos de escuelas y todas las universidades (Red Universitaria por Palestina, 2024), la devastación de viviendas, infraestructuras sanitarias, mezquitas y lugares patrimoniales palestinos, provocó el estallido de una “revuelta universitaria”. Manifestaciones, movilizaciones, tomas de campus, denuncias públicas, exigencias de suspensión de acuerdos y colaboración en investigaciones con el régimen israelí a los rectorados y autoridades académicas, jornadas de discusión y debate público en la calle y en las aulas, etc., fueron parte del abanico de estrategias y planes de acción definidos para intervenir políticamente en el debate sobre la situación palestina, y buscar así frenar la avanzada bélica de muerte y sufrimiento.

 

La irrupción del activismo universitario se extendió paulatinamente en distintas partes del mundo, con una participación importante también en Estados Unidos, donde a comienzos de mayo casi 3.000 estudiantes y personal académico de 61 campus habían sido detenidos (Rubin et al., 2024). En España, la policía irrumpió violentamente en los campus para desalojar acampadas universitarias, pese a que distintas universidades respaldaban institucionalmente las propuestas estudiantiles. En México, también colectivos estudiantiles, con su epicentro en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), decidieron organizar acampadas por Palestina, además de foros informativos y de discusión con la participación de la academia, estudiantes y otros integrantes de las comunidades universitarias.

 

A la luz de la revuelta universitaria estadounidense, que tomaba lugar también en otras partes del mundo, un periodista del New York Times apuntó que tal situación podía “evocar los fantasmas de 1968” (Blow, 2024) refiriéndose a la protesta estudiantil contra la guerra de Vietnam. Una lectura que fue compartida en otros medios y espacios de debate, identificando paralelismos entre el activismo universitario contra la masacre del pueblo palestino y el movimiento estudiantil contra la intervención estadounidense en Vietnam (Helmore, 2024; Rees, 2024).

 

No obstante, entre otros elementos contextuales, es posible identificar una diferencia fundamental entre ambas experiencias: el lugar que ocupa en la crítica a la campaña bélica la problematización de sus condiciones tecnológicas de desarrollo. En este ámbito, ha sido posible ver cómo, pese al uso sistemático de tecnología de punta por parte del ejército israelí, persiste una clara ausencia de discusión en torno al papel que ha jugado, en este caso, la IA. Un caso significativo si consideramos que al menos una parte de las protestas estudiantiles respecto a Vietnam se centraron en la tecnología usada para su desarrollo.

 

Si la campaña bélica de Israel es la primera guerra asistida por IA, la guerra de Vietnam fue la primera guerra en la historia asistida por eletronic data. Tal como explica Fisher (1988) hacia 1968, Estados Unidos había instalado computadoras en Saigón, con data procedente de Vietnam del Sur, el cual iba a ser utilizado para analizar cada faceta de la guerra mediante la cuantificación de procesos diversos, con lo cual se podían hacer análisis y recomendaciones bélicas. Esta inclusión de computadoras también en el ámbito bélico se llevaba a cabo en un contexto en el cual la burocratización de la sociedad estadounidense iba de la mano con la incorporación de tecnologías para la gestión y el control, una tendencia que paulatinamente se consolidaba también en la universidad.

 

Los efectos de la guerra contribuyeron a agudizar el malestar causado por la tecnificación y burocratización de la sociedad y las universidades, un proceso al cual los estudiantes críticamente se referían como La Máquina. La problematización de dicha metáfora de funcionamiento de la sociedad condujo a que en las universidades los estudiantes se rebelaran contra las técnicas que alcanzaban cada vez mayor presencia. Así, los estudiantes optaron por quemar las tarjetas perforadas -un instrumento muy utilizado en el momento para organizar procesos administrativos- tanto de matrícula como de reclutamiento, en protestas contra la guerra en Vietnam (Lubar, 1992). Grupos de estudiantes organizados gritaban “¡Paremos la máquina de guerra!”. Otros, de los cuales algunos derivaron en la consolidación del movimiento hippie, simplemente no querían formar parte de dicha máquina, y optaban por renunciar a la vida en la sociedad moderna. Otros más denunciaban: “¡Nuestras vidas están manipuladas por máquinas IBM” (Lubar, 1992, p. 54).

 

La tecnología se comprendía poco a poco en tanto una expresión del control que sometía tanto a la universidad como a los pueblos y estaba vigente en el proceso colonial. Mueller (2021) recuerda cómo, mientras la rebelión estudiantil contra la guerra en Vietnam crecía, también lo hacían las acciones contra las computadoras ubicadas en los campus, tanto a nivel discursivo como en términos de acción directa. Explica que Old Mole, una publicación estudiantil de Cambridge, Massachusetts, escribió en un artículo de 1969, titulado Let’s smash MIT: “El MIT no es un centro de investigación científica y social al servicio de la humanidad. Es parte de la maquinaria de guerra de EE.UU.”. Lo anterior estaba acompañado de actos como ocupaciones y tomas de centros, incendios o ataques físicos a centros de computación, tal como sucedió en Syracuse University, University of Wisconsin, NYU o Stanford.

 

Sectores importantes del movimiento estudiantil contra la guerra de Vietnam, consideraron importante el análisis y la acción frente a una técnica y tecnología que posibilitaba la opresión y habilitaba procesos como el colonialismo y el militarismo. Plantearon en llevar la discusión más allá de los resultados de la guerra, y desarrollaron una crítica práctica en torno a los medios tecnológicos de despliegue bélico, la cual al día de hoy resulta tanto pertinente como necesaria.

 

Politizar la tecnología en las universidades

 

Luchar contra la guerra y el genocidio desde las universidades requiere discutir profundamente no solo sus resultados sino también su aristas tecnológicas. Más aún, responder a las necesidades vitales del siglo XXI, conlleva que el sistema educativo sea un espacio de reflexión crítica y conocimiento sobre la tecnología en nuestra vida cotidiana, y no únicamente un espacio adaptativo respecto a los intereses de quienes la controlan.

 

Por su lado, la universidad pública no puede ser un espacio pasivo de conquista para una novedad tecnológica y sus compañías desarrolladoras. Es preciso superar el fetichismo tecnológico de ver en la IA esencialmente una herramienta disponible para utilizarla a placer, y con ello avanzar hacia consideraciones relevantes sobre los efectos de su producción, su distribución y su consumo en nuestra vida cotidiana y en el trabajo que realizamos día con día en las universidades.

 

La tecnología digital -y paulatinamente la IA- ha logrado un status de naturalidad, normalidad y habitualidad y se ha consolidado como una parte inherente e indispensable del entorno y la acción humana a tal punto que es difícil marcar límites respecto al acto de usarla, o terminar siendo usados por quienes la controlan. Se ha convertido en un enclave a menudo invisible de generación de ganancias, reproducción ideológica y creación de condiciones de ordenamiento social.

 

De forma acrítica, cursos, cátedras y capacitaciones en IA, así como en competencias digitales se ofrecen y se establecen continuamente. La academia, profesoras y profesores nos afanamos por incorporar la última novedad en su campo de investigación y docente, adoptando un discurso de modernización revestido de innovación para “adaptar la universidad al siglo XXI”. Las instituciones de educación superior invitan a docentes y estudiantes a formarse y profesionalizarse en el uso de herramientas de IA, sin un cuestionamiento ni un debate sistemático sobre el sentido y la finalidad de dicha tecnología. Cada vez se ofertan más cursos de actualización tecnológica en mercancías educativas (software o hardware) cuya utilidad educativa aún no resulta clara, pero que son impulsadas por campañas publicitarias fundadas en un discurso que ha logrado llegar al sentido común en el sector educativo.

 

Consideramos que, frente a una coyuntura de expansión corporativa en la política y educación globales, resulta un imperativo la politización de la tecnología en nuestras universidades, así como la creación de un debate amplio en torno a su finalidad y su sentido, lo cual debe conducirnos a plantear, entre otras cosas, también el control democrático y transparente y su regulación pública y abierta. No se trata de maquillar ese control con organismos o regulaciones paliativas como la reciente Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA), cuya misión de vigilar la aplicación de esta tecnología y sus efectos en empresas e instituciones públicas, como se puede hacer con los alimentos o los medicamentos, supuestamente serviría para “avanzar hacia una IA confiable y ética”. Tenemos que caminar hacia una discusión plural que nos conduzca, en un primer momento, a una mayor transparencia en la implantación de la IA y hacia su auditoría (Castillo, 2024).

 

Politizar la tecnología implica, también, discutir las condiciones sociales y los actores implicados en su producción. Esto nos remite a pugnar por cambios en los mecanismos de toma de decisiones y formas de gobernanza que alteren la tradicional distribución de poderes en esa toma de decisiones (Subirats, 2016). Politizar la tecnología es tener acceso público y democrático para auditar sus algoritmos y tener capacidad de impedir que se sigan utilizando si reproducen discriminaciones, vulneran los derechos humanos o se utilizan para fines bélicos o genocidios como el de Gaza. Politizar la tecnología es decidir para qué la queremos, cómo utilizarla, y al servicio de qué fines sociales y políticos. En definitiva, esto se vincula a la apuesta por un control social y democrático, orientado al bien común, de una tecnología que actualmente está condicionando nuestra forma de pensar, relacionarnos, actuar, estudiar y construir el mundo que habitamos.

 

Mauro Rafael Jarquín Ramírez es profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México y Enrique Javier Díez Gutiérrez de la Universidad de León (España).

 

Referencias:

 

Abraham, Y. (2024, abril 5). Lavender & Where’s Daddy: How Israel Used AI to Form Kill Lists & Bomb Palestinians in Their Homes. Democracy Now. https://bit.ly/3Rl9O8l

 

Amnistía Internacional (2023, mayo 2). Apartheid automatizado: Cómo se fragmenta, segrega y controla a la población palestina en los TPO mediante el reconocimiento facial. Amnistía Internacional. https://bit.ly/3RrqqLB

 

Blow, Ch. M. (2024, abril 24). The Ghost of the 1968 Antiwar Movement Has Returned. The New York Times. https://bit.ly/45kccC4

 

Castillo, C. del (2024, junio 19). La Agencia de Supervisión de la Inteligencia Artificial echa a andar entre quejas por dar de lado a la sociedad civil. El Diario.es https://acortar.link/pg2kQn

 

Fisher, D. (1988). Computers, electronic data and the Vietnam War, Archivaria, 26, 18-32.

 

Gould, L., Arentze, L. & Holjtink, M. (2024, mayo 2). Gaza war: artificial intelligence is changing the speed of targeting and scale of civilian harm in unprecedented ways, The Conversation, https://acortar.link/g3gUxX

 

Helmore, E. (2024, abril 29). Echoes of Vietnam era as pro-Palestinian student protests roil US campuses. The Guardian. https://bit.ly/3VBXseA

 

Innerarity, D. (2019, marzo 11). Lo digital es lo político. La Vanguardia. https://bit.ly/3VoM4RQ

 

López, V. (2024). Israel usa la inteligencia artificial como arma para afianzar el «apartheid» en Gaza. Público. https://acortar.link/Jbq0GW

 

Lubar, S. (1992). Do not fold, spindle or mutilate: A cultural history of the Punch Card, Journal of American Culture, 15(4), 43-55.

 

Mhajne, A. (2023, noviembre 2). Israel’s AI revolution: From innovation to occupation, Carnegie Endowment for International Peace, https://acortar.link/hgYPgn

 

Mueller (2021). Breaking Things at Work: The Luddites Are Right About Why You Hate Your Job. Verso.

 

ONU (2024). La militarización de la inteligencia artificial y el género. ONU. https://acortar.link/pGrrBc

 

Piacente, P. J. (2024, mayo 13). La IA ya es una maestra de la mentira y el engaño. Levante. https://bit.ly/3x4jRb3

 

Perotti, E. (2024, febrero 27). Desinformación e inteligencia artificial: ¿la revolución industrial? World Association of New Publishers. https://bit.ly/3xghli0

 

Raiss, A. (2024, junio 6). ‘Digital kill chains’: The dark side of tech in warfare. The Cradle. https://bit.ly/3yXQPdP

 

Red Universitaria por Palestina. (2024). Universidad, Gaza y genocidio: una ecología de guerra. Red Universitaria por Palestina. https://acortar.link/cgmWk2

 

Rees, J. (2024, mayo 18). The crucial difference between the Gaza and Vietnam student protests. Middle East Eye. https://bit.ly/4aYMdBk

 

Reyes, C. (2023). La inteligencia artificial no es neutral, El Viejo Topo, Julio-Agosto, Núm. 426/427

 

Rubin, A., Beheraj, K., Lysik, T., & Chase, W. (2024, mayo 10). Mapped: Where pro-Palestinian student protesters have been arrested. Axios. https://bit.ly/45hZBPT

 

Subirats, J. (2016). Internet y democracia. Politizar la transformación tecnológica. Gaceta Sindical, 27, 61-72.

https://vientosur.info/inteligencia-artificial-y-universidades-no-se-puede-luchar-contra-la-guerra-y-el-genocidio-si-no-politizamos-su-tecnologia/

 

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Violencia colonial, continuidades y futuros por disputar

Por: Horacio Machado Aráoz**

La arrogancia del conquistador matando saberes y mundos de vida se proyecta sobre el presente extractivista y amenaza con destruir otros futuros posibles. De la explotación del Potosí a las explotaciones de los salares y humedales para la extracción de litio. El sistema exige no parar de «producir», en territorios y cuerpos, con ritmos frenéticos, establecidos por financistas, administradores del poder y científicos. Apuntes breves para un diagnóstico sobre la época.

En el principio fue la «fiebre del oro». Desmató* los bosques y sus pueblos. La arrogante «Razón» imperial se consolidó sobre el epistemicidio originario. Su obra dilecta, nació infectada de indolencia congénita. La ciencia occidental se desentendió de la vida. Le cedió los suelos a los mercaderes y las aguas, a los ingenieros. Más tarde, confió la energía a los físicos y el gobierno de la vida en común a los especialistas en finanzas, dichos “economistas”. Y así nos fue.

Ahora, de esos suelos cosechamos hambrunaspandemias y sindemias de todo tipo. Las aguas se revuelven en forma de sequías, tempestades e inundaciones crecientes. El agua y el alimento —bases de nuestras energías vitales, de nuestra salud y convivencialidad— han sido convertidos en vectores de contaminación, enfermedades, hostilidades y muerte.

Los físicos nos devolvieron la energía en forma de la más poderosa arma de destrucción masiva, incluso, con poder para exterminarnos a nosotros mismos. Y los financistas terminaron de crear los mecanismos que nos mantienen esclavizados a una maquinaria de producción destructiva presuntamente imparable. Se nos ha inculcado que esa maquinaria no se puede detener porque, en tal caso, “todo sería peor…”. Se nos dice que esa máquina tiene que seguir funcionando, creciendo y aumentando su velocidad para que, alguna vez, “resuelva” todos nuestros problemas y cure todos nuestros males. Producir, producir, producir.

Foto: Greenpeace

A medida que esta maquinaria avanza, más nos hundimos en un pozo de impotencias, sufrimiento y desesperación. Finalmente, los financistas han logrado convencernos de que nuestra “libertad” es la sujeción a semejante maquinaria… Su mandato crece a expensas de nuestras capacidades y condiciones de autodeterminación (y felicidad). Hoy estamos buscando la “libertad” en los callejones más oscuros de lo que nos esclaviza y nos oprime.

La fiebre del oro, desde el principio de desmatamento, es el combustible originario que alimenta la maquinaria. Hoy sigue explotando más a fondo las entrañas del planeta y los cuerpos. Nos ha sumido a la voracidad insaciable de los “comedores de tierra” que están provocando la “caída del cielo”, como dice Davi Kopenawa.

Esta maquinaria no sólo está asfixiando el aire que respiramosEstá colapsando la gracia en nuestras vidas. No hay vida más penosa que una vida sin gracia… Pero si no la detenemos, va a acabar hasta con la gracia misma de vivir.

*Desmatar o desmatamento es un neologismo del idioma portugués. Significa desmontar/deforestar, pero es un juego de palabras que remite a matar. El maestro Carlos Walter Porto-Goncalves nos enseñó que «desmatar es matar».

**Integrante del Equipo de Ecología Política del Sur (Citca-Conicet-UNCA)Publicado originariamente en Grupo de Ecología Política del Sur.

Fuente de la información:  Agencia Tierra Viva

Imagen:  Greenpeace

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