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Desmantelando la inercia

Por: Carlos Henríquez

Sebastián Edwards señaló, en La Tercera el pasado fin de semana, que no se está haciendo nada en cuanto a la calidad en la educación escolar. Denota que hay un panorama desolador, todo en un ambiente de mediocridad y, según su comprensión, con pocas posibilidades de mejorar.

Aventurar sin ver lo que se ha hecho sistemáticamente y sobre todo lo que viene, parece una opinión muy impulsiva. La Reforma de Educación en marcha contempla la calidad como eje, no como mera declaración, sino que una medida concreta, más allá que es en la misma implementación donde se juega el verdadero partido.

Resulta que no nos vamos quedando atrás, como dice el académico de la Universidad de California. Avanzamos con fuerza para que todos los estudiantes, sin distinciones, accedan a una educación de calidad, lo cual requiere esfuerzos permanentes y consistentes.

Es poco comprensible no querer ver la importancia de la Ley de Inclusión (fin del copago, el lucro y la selección), que centra las bases para avanzar en el derecho de la educación; la nueva Ley de Carrera Docente, que saca del anonimato la discusión de la calidad a través de profesores mejor formados y motivados (ingreso, desarrollo, aumento relevante de sueldo y menos horas lectivas, como algunos de los factores), haciendo de ellos uno de los agentes estratégicos del país.

En cuanto a la duración de la jornada escolar, el problema no está en la cantidad de horas, sino el uso y la productividad de éstas. El 2017 es posible actualizar la Jornada Escolar Completa (JEC) en serio, gracias a las condiciones que nunca se tuvieron para implementarla, no sólo desde la planta docente: Ley de Inclusión, aumento de recursos de la Subvención Escolar Preferencial y Carrera Docente. La JEC deberíamos hoy construirla mirando intereses y necesidades de desarrollo integral de niñas, niños y jóvenes.

No debemos omitir el proyecto de ley que crea el Sistema Nacional de Educación Pública que apunta a la desmunicipalización de los establecimientos y su gestión en Servicios Locales de Educación, entidades descentralizadas (por lo tanto, no significa más ministerio), que buscan terminar con las enormes brechas entre la educación entregada por las distintas comunas. Más allá que siempre es perfectible, sabemos, de mejorar el proyecto desde la perspectiva local y de autonomía, el país está tomando la educación pública con el ejemplo de los países desarrollados que tanto miramos, con condiciones, recursos y equipos de apoyo a los establecimientos para ser de buen nivel, en un marco de una sociedad inclusiva, multicultural y diversa en clases sociales.

Por otra parte, con el Sistema Nacional de Evaluación, también en este Gobierno hemos progresado en medidas para mejorar. Creemos que tener más pruebas Simce no ayuda a solucionar la calidad. Hemos disminuido un cincuenta por ciento estas mediciones, perfeccionando la información para la mejora escolar. Consideramos que estas evaluaciones son muy valiosas para monitorear los logros de aprendizaje en nuestras escuelas, pero no son la única herramienta de evaluación para acrecentar los aprendizajes de cada estudiante a lo largo de un año escolar. De hecho, con el nuevo Plan de Evaluaciones 2016-2020, hemos implementando nuevas herramientas como la Evaluación Progresiva para aportar al monitoreo del aprendizaje de la lectura en segundo básico; una evaluación muestral de Formación y Participación Ciudadana, y el aumento de las visitas de orientación de la mejora hacia los establecimientos que más lo requieren con el fin de mirar procesos pedagógicos, junto a las comunidades escolares para poder avanzar.
Somos conscientes que falta mucho por hacer. No nos conformamos con lo que hay. Urge reaccionar. La épica de la Reforma está en desmantelar la inercia, el cual no es apretar tres botones y, claramente, dar una cruzada integral por la calidad. La tarea es larga, pero estamos trabajando como país para implementar los cambios. Vale decir, pasar de las leyes a las acciones concretas que impacten positivamente a los estudiantes. Allí reside la diferencia, pensar la educación con responsabilidad e involucrándonos: entregando lo mejor de todos.

Tomado de: http://www.theclinic.cl/2016/08/12/columna-de-carlos-henriquez/

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Tiempo de romper el silencio de los Diputados electos de Morena-Veracruz en materia educativa

Por: Colectivo Insurgencia Magisterial 

Un partido político no solo se diferencia de los otros por su discurso, sino también por sus prácticas. En el caso de MORENA, muchos votamos en la elección pasada por la esperanza que representaba una forma distinta de hacer política y por el compromiso que asumieron de manera pública de cumplir con la palabra empeñada. El magisterio en resistencia, no tuvo dudas, votó por MORENA.

A días de tomar protesta como Diputados electos por MORENA, nos llama la atención el silencio que guardan respecto de la agenda que impulsarán en materia educativa, más allá de la lucha nacional contra la Reforma educativa.

Este silencio va acompañado de la ausencia de canales formales de comunicación para establecer vínculos con el electorado de sus distritos y así establecer una agenda legislativa ciudadana. Hay por supuesto excepciones, aunque estos Diputados electos de MORENA no tienen dentro de su campo de actuación el tema educativo.

MORENA como partido, decidió darle una diputación plurinominal a un profesor integrante de una de las expresiones de lucha estatal, esto no implica que con ello, su compromiso con el magisterio movilizado quedó cumplido. Muchos votamos por MORENA, no para tener un representante gremial, sino por la posibilidad de impulsar una educación pública garante de la democracia como estilo de vida. Por ello, esta exigencia pública es para MORENA como partido, no hacia el Diputado que eligieron como representante del magisterio.

Los compromisos que se firmaron en materia educativa, se hicieron en el marco de la elección para Gobernador pero no hay nada formal en materia legislativa. Por ello, consideramos que es tiempo de romper el silencio en materia educativa y establecer de manera formal un posicionamiento claro en estos temas.

Compartimos, para recordar, los compromisos que fueron asumidos en materia educativa por MORENA en el marco de la elección para gobernador, con la EXIGENCIA que algo similar se presente en materia legislativa antes de tomar posesión.

MORENA se compromete con el magisterio del Estado de Veracruz a:

  1. Que con base en el Artículo 34 fracción III de la Constitución política del Estado libre y soberano de Veracruz de Ignacio de la Llave, que a la letra dice: “el derecho de iniciar leyes o decretos compete: …III. Al gobernador del estado”, nos involucre en la creación de una nueva legislación educativa con bases pedagógicas, formativas y sociales bajo los principios de una educación pública, gratuita y laica para el Estado de Veracruz.
  2. Que el titular de la Secretaria de Educación Pública cumpla con el requisito de tener como profesión una licenciatura en Ciencias de la Educación, Pedagogía o ser egresado de una Escuela Normal.
  3. Impulsar un programa de comedores gratuitos en todos los planteles educativos de nivel preescolar, primaria  y secundaria, para garantizar la alimentación nutritiva de los niños y fomentar el aprendizaje.
  4. Otorgar apoyos para uniformes y útiles escolares, para los estudiantes de preescolar, primaria y secundaria de familias empobrecidas.
  5. Ampliar y mejorar las instalaciones educativas de todos los niveles. Pagar de manera programada los adeudos a la Universidad Veracruzana; reestructurar y otorgar mayor presupuesto a la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV); apoyar a las Escuelas Normales públicas y a los Institutos Tecnológicos de todo el Estado; todo ello con la condición de aumentar la matrícula y más jóvenes puedan tener estudios superiores.
  6. Apoyar a los estudiantes de preparatoria, y aquellos que tengan el deseo de cursar una carrera profesional por medio de una beca mensual.
  7. Crear una Escuela Normal bilingüe en la Sierra de Zongolica que aporte a la diversidad cultural de los pueblos originarios de las altas montañas.
  8. Promover ante los tres poderes de la unión la cancelación de la mal llamada reforma educativa y cesar cualquier tipo de represión contra el magisterio veracruzano. Que ningún maestro o maestra sea despedido de su trabajo a causa de la evaluación punitiva de la Reforma Educativa.
  9. Pagar de inmediato adeudos al magisterio, así como pensiones a jubilados y otras prestaciones.
  10. Los maestros que suscriban este acuerdo hacen el compromiso a título personal, como ciudadanos,  de apoyar a MORENA en los trabajos de promoción y defensa del voto para asegurar el triunfo en las próximas elecciones diputados locales y gobernador. 

Tomado de: http://insurgenciamagisterial.com/tiempo-de-romper-el-silencio-de-los-diputados-electos-de-morena-veracruz-en-materia-educativa/

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Hillary Clinton delata la agenda oculta del Nuevo Orden Mundial para la religión

Por: José Javier Esparza

“Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales”. Estas palabras de Hillary Clinton, pronunciadas públicamente y sin tapujos en un simposio pro abortista, han dejado a más de uno con la boca abierta.

¿Reformar coercitivamente las religiones? ¿Dónde queda entonces la libertad religiosa? ¿Modificar las identidades culturales? ¿Dónde queda entonces la libertad, simplemente, de existir? Semejantes intenciones, en boca nada menos que de la principal candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, deberían haber abierto un fuerte debate. No ha sido así. Muy significativamente, los principales medios de comunicación en todo occidente han preferido silenciar el asunto. Revelador.

¿Qué significa eso que ha dicho Hillary Clinton? Uno, que los “códigos culturales profundamente arraigados”, esto es, las identidades culturales tradicionales, son en realidad nidos de “fobias estructurales”, es decir, prejuicios que es justo y razonable eliminar. Dos, que dentro de esas “fobias estructurales” están “los dogmas religiosos tradicionales”. Tres, que los gobiernos, el poder público, están legitimados para utilizar su fuerza coercitiva contra los dogmas religiosos y las identidades culturales.

Cuando se repara en que esa fuerza coercitiva es, en plata, el “monopolio legal de la violencia”, uno frunce inevitablemente el ceño en un gesto de preocupación. Cuando además se constata que las “fobias” y los “dogmas” son los principios tradicionales de la civilización occidental, es decir, la filosofía natural (por ejemplo, el derecho a la vida), entonces la preocupación asciende hasta la alarma. Lo que Hillary Clinton ha expresado es un proyecto político totalitario de ingeniería social y cultural. Ni más, ni menos.

Ese proyecto ya está en marcha

¿Sorprendente? En realidad, no tanto. Esos tópicos no son nuevos: circulan en la ideología moderna desde la revolución francesa. Por otro lado, guardan perfecta consonancia con lo que hemos venido viendo en occidente en los últimos veinticinco años, desde la caída del Muro de Berlín en 1989: los programas de ingeniería social de la ONU –con frecuencia avalados por los Estados Unidos-, las políticas abortistas y homosexualistas adoptadas por casi todos los países europeos y el desmantelamiento de las identidades étnicas en el espacio occidental. Hillary Clinton se ha limitado a hacer patente lo que ya estaba latente.

Estas palabras de Hillary Clinton han sido interpretadas en clave estrictamente norteamericana: son un proyecto de ingeniería social –más bien diríamos espiritual- en un país que se precia de haber nacido sobre la base de la libertad religiosa. Es cierto que, en el contexto norteamericano, semejantes ideas no dejan de ser una rectificación de la propia identidad fundacional del país, de manera que es comprensible el estupor de muchos. Sin embargo, los propósitos de Clinton forman parte de los temas habituales de la izquierda yanqui desde 1968. Por así decirlo, lo que hemos visto ahora es su “puesta de largo”, su transformación en programa político sin camuflajes.

Del mismo modo, muchos observadores han visto en estas declaraciones de Hillary Clinton una especie de declaración de guerra contra el cristianismo. Es también una perspectiva correcta, pero incompleta: la guerra no atañe sólo a las religiones tradicionales, sino que se extiende, como dice la propia señora Clinton, a los “códigos culturales arraigados”. Es decir que toda identidad cultural histórica, sean cuales fueren su espacio y naturaleza, deben también ser reformadas coercitivamente por el poder público. No es sólo la religión la que corre peligro; la amenaza se extiende a cualquier rasgo identitario que no encaje con el programa del “tiempo nuevo” marcado por la globalización y su potencia hegemónica, que son los Estados Unidos de América.

¿Y los europeos qué hacemos? En general, seguir la estela. Bien es cierto que el camino presenta complicaciones inesperadas y éstas han tardado poco en surgir. Es francamente difícil mantener la cohesión social en un contexto de desmantelamiento de los “códigos culturales profundamente arraigados”. A este respecto la experiencia francesa es sumamente interesante: desde los años 80, Francia ha vivido un proceso de construcción de una nueva identidad sobre la base de la llamada “identidad republicana” que, en la práctica, ha consistido en la destrucción de los referentes clásicos de la nación y su sustitución por dogmas nuevos. “Francia –decía De Gaulle- es una nación europea de raza blanca y religión cristiana”. Empezó a dejar de serlo muy poco después de la muerte del general. El europeísmo se convirtió en una suerte de cosmopolitismo que veía a Francia como protagonista de un mundo sin fronteras, un mundo en el que la propia Europa no es otra cosa que una región privilegiada en el contexto global.

Asimismo, cualquier factor de carácter étnico –racial, cultural, etc.- empezó a ser tabú en provecho de una sociedad de nuevo cuño edificada sobre la afluencia masiva de población extranjera. En cuanto a la religión, iba a ser sistemáticamente postergada en la estela de un laicismo radical que no ha amainado ni siquiera cuando Sarkozy, en San Juan de Letrán, descubrió ante Benedicto XVI los valores del “laicismo positivo”. El resultado ha sido una nación desarticulada en lo político, lo económico y lo social. El discurso oficial sigue caminando hacia el mismo sitio, pero la realidad social ya marcha por otra. El crecimiento del Frente Nacional no es un azar. Los políticos tratan de reaccionar adaptándose al terreno. Lo último fue ver al primer ministro Valls, que el año anterior había abierto institucionalmente el ramadán, reivindicar ahora el carácter inequívocamente cristiano de Francia. Quizá demasiado tarde.

Sea como fuere, lo que ha expuesto la candidata demócrata a la presidencia de los Estados Unidos es mucho más que una declaración de intenciones: Es cabalmente el programa del nuevo orden mundial, que para imponerse sin grandes resistencias necesita, precisamente, derruir los arraigos culturales y las religiones tradicionales. Era inevitable que alguien terminara invocando la fuerza del Estado para ejecutar coercitivamente la operación. Hillary Clinton lo ha hecho. La izquierda europea, muy probablemente, se subirá al carro. Así veremos a nuestra izquierda respaldar la política mundialista en nombre del progreso. Las vueltas que da la vida…

Tomado de: http://katehon.com/es/972-hillary-clinton-delata-la-agenda-oculta-del-nuevo-orden-mundial-para-la-religin.html

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El otro lado del péndulo en la educación especial

Por Jorge Alejandro Castrillo Hidalgo

Ese ha sido el problema con este lado del péndulo: estamos queriendo igualar en los resultados a quienes no son iguales en sus procesos. 

En la columna anterior decía que la evaluación de la inteligencia y la educación especial habían nacido juntas puesto que el encargo de la creación del instrumento (el test de inteligencia) buscaba atender la necesidad práctica de ofrecer una mejor educación, tanto para quienes la aprovecharían normalmente como para quienes necesitarían de ayudas especiales. La medición de la inteligencia y su producto más conocido, el cociente intelectual (el “mentado CI”, si así lo prefieren) han tenido mucha más discusión, beligerancia y prensa que la educación especial. Pero ambas prácticas han evolucionado y cambiado.

En la actualidad, la educación especial ya no es la misma que la de inicios del siglo pasado. La pregunta que interesa: esta evolución, ¿ha sido para mejorar? Ha cambiado lo esencial: si antes se apartaba y escondía a quienes la necesitaban, ahora el objetivo es integrarlos en la mayor medida posible a su grupo social. Además, los diagnósticos han afinado (el espacio permite solo una apretada síntesis): ya no todo se explica por el Retardo Mental. Las décadas de los sesenta y setenta vieron el apogeo y declinación de la Disfunción Cerebral Mínima. De allí en adelante, los Problemas Específicos del Aprendizaje y el Trastorno de Atención Deficitaria con o sin Hiperactividad han tomado la posta.
Mejores instrumentos de diagnóstico, de medida, la investigación y los avances científicos son los responsables de esta diversidad y, por tanto, mejor tratamiento si aceptamos el supuesto que para cada condición hay un trato diferente.

En esencia, lo que se planteó fue la superación del exilio que se había decretado para quienes eran diferentes a la mayoría. Nuestro país no quedó al margen del “impulso integrador” que vivió el mundo respecto a la necesidad de atender inclusivamente a quienes necesitaban de atenciones especiales para aprender. Programas ministeriales en los cinco continentes empezaron a hablar de la “escuela inclusiva” y normalización (“mainstreaming”): no se excluirá de la escuela a nadie por sus diferencias sino que se lo educa, con los apoyos necesarios y adecuaciones curriculares, en el aula regular. El enfoque inclusivo e integrador se aplica actualmente no solo para educación sino para muchos otros aspectos de la vida como pueden atestiguar los lectores de este periódico.

A las escuelas se les ha exigido –moral y legalmente- aceptar chicos con discapacidades tan marcadas y evidentes que, años atrás, habría sido inimaginable que asistieran a clases en instituciones de educación regular. Esto tiene sus ventajas y algunas desventajas, tanto para el niño con discapacidades como para el resto de sus compañeros.

El currículo nacional norma los objetivos y competencias que un estudiante debe haber alcanzado y desarrollado en diferentes niveles escolares. Una de las funciones de la evaluación educativa consiste en atestiguar si el alumno, efectivamente, ha alcanzado o no tales objetivos y desarrollado (o no) las competencias. De algunos estudiantes con discapacidades se espera que han de alcanzar –con los apoyos y las adecuaciones requeridas- los mínimos curriculares, por tanto, se supone que aprenderán el mismo material que el resto de sus compañeros con las modificaciones sugeridas para ellos. Están “normalizados” (“mainstreamed”) para beneficiar su desarrollo académico y social. En esto se asemejan a los alumnos “incluidos”: se lo hace por los beneficios académicos y sociales que eso les puede reportar. Pero de estos últimos no se espera que lograrán los mismos aprendizajes que sus pares cronológicos.

Nadie debería llamarse a confusión: ambientes semejantes no significan necesariamente iguales resultados. Ese ha sido el problema con este lado del péndulo: estamos queriendo igualar en los resultados a quienes no son iguales en sus procesos. Y para no discriminar, se bajan los estándares para todos. Mal servicio brindará este enfoque si no sabemos distinguir lo que necesita ser distinto.

Tomado de: http://www.elsalvador.com/articulo/editoriales/otro-lado-del-pendulo-educacion-especial-121100

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Cerebro de tiza

‘Chicos, les agradezco de todo corazón. Después de más de 30 años al frente de un aula, ustedes me hicieron abrir los ojos. Realmente es la primera vez que me doy cuenta de que LOS ALUMNOS TIENEN CEREBRO’.

Tragamos saliva y sostuvimos miradas cómplices por más de 43 nanosegundos, que fueron percibidas por más de 200 educadores que participaban de la capacitación docente. Agradecimos, caminamos unos pasos para alejarnos de la situación y, con una infrecuente tranquilidad, nos volvimos a mirar.

Pedro Bekinschtein: –Vos escuchaste lo que dijo del cerebro y los alumnos, ¿no?
Yo: –Vos escuchaste lo que dijo del cerebro y los alumnos, ¿no?

Esa simultaneidad en la sorpresa nos provocó una profunda risa nerviosa y, en mi caso, una inestable sensación de incertidumbre que hasta el día de hoy formulo como ejercicio vivo de cuestionamientos filosóficos, educativos y, por supuesto, científicos.

No quiero mentirles con una frase inspiradora. Después de tantas charlas motivacionales y con el mundo casi igual, ya sabemos a esta altura que de poco sirven. Sí quiero confesar que lo primero que se me vino a la cabeza fue ‘Todo lo que estamos haciendo no sirve para nada (seguido por un par de puteadas)’. Pero para ser justo debo también decir que, luego de más de 30 años de racinguista y 15 de terapia (puede que haya un causa y efecto en ello), el primer pensamiento que se me viene a la prefrontal siempre es negativo. Con lo cual no me alarmé, sabiendo que, en el fondo—inconscientemente (cuak)— mis neuronas iban a seguir masticando esa bendita (otro cuak) afirmación.

¿Era tan terrible esa frase? ¿Estaba todo perdido? Igual, aclaro que ni a palos ofrezco mi corazón, lo necesito para la jodita esa de bombear sangre y vivir. Pero, digo, ¿cerramos todo? ¿O acaso esa confesión era tan docente como genial?

Sin darme cuenta, mi búsqueda por esas respuestas había comenzado allá por el 2009, más precisamente en un hermoso poblado de la fernetera provincia de Córdoba, llamado Huerta Grande. HG es famoso en el ámbito neurocientífico por reunir todos los años a cientos de investigadores, becarios y estudiantes dedicados al cerebro para hablar de cosas que nos gustan en el marco de un bello, sindicalista y setentoso hotel que sólo puede explicarse gracias a un agujero de gusano. Allí, presentando un póster  —mínima expresión de comunicación científica que un becario doctoral puede tener de cara a una multitud de no más de 3 personas—, logré algo absolutamente obvio: advertir que los resultados sobre la formación de memorias en roedores quizás podrían observarse también en humanos.

Sí, hasta el mismísimo Darwin podría haber revivido sólo para cagarme a palos al grito de ‘Evolución, papa frita, Evolución’ (o, más probablemente, ‘Evolution, french frie, Evolution’. Y es que hasta ese momento de brillante lucidez (ponele), no me había dado cuenta de que la mejora en la memoria que evidenciaba a través de una experiencia novedosa en ratas, era muy pero muy similar a la forma por la cual otros humanos y yo guardábamos información sobre hechos sorprendentes o inesperados (a.k.a. caída de las torres gemelas, Racing campeón, gol del Diego a los ingleses o mi hermana prendiendo fuego nuestra casa). Entonces, ¿podía la sorpresa ayudar a consolidar recuerdos también en humanos? ¿Es una de las formas por la cual logramos guardar información?

Como una mamushka de preguntas que se meten dentro de otras preguntas, esa primera capa de incógnitas me llevó vertiginosamente a tratar de responder la duda científica, adentrándome en un ambiente tan desconocido como es un aula de escuela.

Y así fue que pasaron las sorpresas educativas, las cientos de maestras increíblemente predispuestas a hacer ciencia, los directivos con su empuje vigoroso por querer cambiar la educación y, por supuesto, los miles y miles de estudiantes. Pasaron las risas y los nervios, y quedaron los resultados. Gráficos fríos que representan kilómetros de experiencias y que, gracias a ellos, hoy sé —sabemos—que las experiencias novedosas ayudan a consolidar recuerdos cercanos previos y posteriores que, de otra forma, se hubiesen ahogado en el mar del olvido (boeena).

Una respuesta científica se había desdoblado en estrategia educativa.

Ahora y después de más de 6 años de entender la ciencia como una posible máquina formuladora de estrategias educativas, me pregunto: ¿por qué no sentir como una bocanada de aire fresco que el sistema educativo encuentre en el cerebro algunas respuestas? ¿Por qué la ciencia no intenta buscar nuevos interrogantes dentro de las escuelas?

Si la ciencia hoy sabe, por ejemplo y gracias al estudio de los movimientos oculares de los estudiantes durante la lectura fluida, que el tiempo que transcurre durante la lectura es relativamente independiente del número de letras de cada palabra. Esto podría interpretarse erróneamente como que la mejor forma de enseñar a leer es haciendo foco en palabra completas en lugar de centrarse en leer letra por letra. Dicha inferencia, llamada lectura holística, ha llevado a implementaciones concretas en el ámbito educativo, resultando ser uno de los fiascos más grandes de la pedagogía.

Si las últimas investigaciones sobre diagnóstico prematuro de la dislexia a partir de estudios encefalográficos (perciben la actividad eléctrica cerebral) realizados a bebés con riesgos hereditarios de dislexia mostraron un patrón de respuesta anormal a cambios de sonido (incluso previo a la comprensión total del lenguaje), lo que permite la detección precoz de trastornos típicos de aprendizaje.

Si los conocimientos sobre la importancia del sueño en procesos cognitivos tan grosos como la memoria y el aprendizaje han llegado a que la Academia Americana de Pediatría alentara que el comienzo de clases se realice, por lo menos en adolescentes, luego de las 8:30 horas.

Si se ha comprobado que el ejercicio físico no sólo genera un beneficio cardiovascular y lúdico a los estudiantes, sino que también aumenta la generación de nuevas neuronas y astrocitos (células copadas que ayudan al transporte de nutrientes y dan sostén a las neuronas).

Si el grupo argentino conducido por Mariano Sigman encontró una increíble mejora en el rendimiento en lengua y matemática cuando los estudiantes de escuelas primarias afilan sus funciones ejecutivas (funciones como el razonamiento, la flexibilidad, la resolución de problemas, la planificación y ejecución, y la memoria de trabajo) a través de unos hermosos juegos de computadora.

Si todo esto está y no llega a las aulas, quizás aquella docente no estaba tan errada. Quizás todos nosotros aún no nos dimos cuenta de que, detrás de la frente bajita manchada con tinta, hay un cerebro.

Todavía falta mucho. Pero puede que lo más importante no sea lo que falta, sino lo que ya empezó. Quizás haya que mirar como cientos de educadores se levantan un sábado a las 6 de la mañana para asistir a casi 10 horas ininterrumpidas y agotadoras de ciencia por vocación, por las ganas de aprender, por las ganas de cambiar algo.

Quizás haya que valorar que decenas de científicos, comunicadores y profesionales de distintas áreas hacen miles kilómetros sin cobrar un peso (lo cual es más preocupante que enorgullecedor), con la mismas ganas y vocación, sólo para juntarse y construir, en un un ruidoso silencio, una nueva forma de hacer educación.

Quizás, quizás, quizás.

Fuente: https://elgatoylacaja.com.ar/cerebro-de-tiza/

Imagen: https://elgatoylacaja.com.ar/wp-content/uploads/2015/10/122.-Fab-1050×604.jp

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Una mirada a los procesos de evaluación docente en las Universidades

Por. Gisela Yaneth Hernández Vera

Hoy día los docentes de nivel universitario nos enfrentamos a dos  grandes retos educativos en México,  el primero a las exigencias y demandas sociales del mundo actual y el segundo a los exigentes y enormes requisitos que las Universidades piden  para ser parte de su plantilla académica.

normales y universidadesSe exige una preparación profesional de calidad, una licenciatura a fin de los contenidos a impartir, el grado de una Maestría relacionada con el perfil requerido y en muchos casos el grado de Doctor, pero por si fuera poco, los estudios antes mencionados no son suficientes, pues al haber  gran demanda  de candidatos en los exámenes de oposición, las exigencias se elevan cada vez más.

Es un largo camino que quien quiere ser docente tiene que transitar, se empieza con la recepción de documentos, posterior a ello debes esperar los temas de exámenes,  los cuales se presentan a través de un trabajo escrito y una exposición oral de por lo menos veinte o treinta  minutos.

El camino no termina, pues quien se encuentre mejor capacitado, según los estándares de cada institución, jurados y consejo técnico,  hay que sumarle los méritos académicos, los cuales incluyen los siguientes aspectos:   formación y actualización académica, antecedentes de desempeño  académico y experiencia profesional docente, es decir cursos, diplomados, especialidades, seminarios, ponencias, publicaciones, entre otros; así como presentar un documento reciente que acredite tener el dominio del idioma Inglés.

Ante este panorama actual, me asaltan  las siguientes  preguntas: ¿El sueldo como docente nos alcanza para pagar  nuestra propia capacitación ya sea un posgrado o doctorado? ¿Se tiene el  tiempo de calidad para pasar en familia? ¿Nos están formando para competir o para educar? Estos mecanismos de poder y de dominación, surgen también de una relación entre Educación-Estado y Educación-Sindicatos.

El abaratamiento de los salarios de personas profesionalmente capacitadas y la disminución de los lugares de trabajo, la inseguridad laboral, las contrataciones limitadas, da como resultado un estrés laboral, una constante en los lugares de trabajo.universidades matematicas

Las Universidades de México requieren un sistema de evaluación docente  diferente, apegado a un contexto determinado, con necesidades específicas, una evaluación docente  que se funde en un análisis profundo de los valores, habilidades y actitudes que un docente debe tener, más que en la  cantidad de documentos.

Estamos ante una excesiva burocracia, llena de requisitos y documentos, donde la atención se centra en las cuestiones administrativas más que en una verdadera vocación docente, estos y otros mecanismos, nos han llevado a ser partícipes de un círculo vicioso de la competencia por el puesto.

La evaluación docente en las universidades, debe superar los procesos mediáticos, debe partir de procesos  más igualitarios y menos excluyentes, pues partimos de desigualdades para competir por una experiencia educativa o materia, donde los que tienen contratos de trabajo o bases permanentes, tienen la oportunidad de seguir trabajando por su currículum y  de participar en actividades académicas  que permitan mejorar su formación, a diferencia de los contratos limitados o eventuales, quienes deben pagar por su capacitación para poder entrar al sistema docente universitario.

En un país donde las desigualdades sociales y educativas se han acrecentado cada vez más, es importante repensar la educación desde una nueva óptica.

*Maestra en Investigación en Psicología aplicada a la Educación (MIPAE) UV.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/vozdelprofe-una-mirada-a-los-procesos-de-evaluacion-docente-en-el-ambito-de-las-universidades/

Imagen: http://www.eltelegrafo.com.ec/media/k2/items/cache/975970ffe5d732805c4b6b19d4bc0622_XL.jpg

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Uso legítimo del poder coactivo del Estado: ¿callejón sin salida?

Por. Blanca Heredia

En relación al uso de la fuerza coactiva del Estado, México se ubica en una situación en extremo compleja y precaria. De hecho y en muchos casos, en una situación en la que, con recurrencia excesiva, el gobierno (y la sociedad entera de corbata) termina atrapado en callejones sin salida.

Nochixtlan8Si el gobierno no usa la fuerza para detener acciones violentas o criminales: mal; si la emplea: casi peor, con demasiada frecuencia. Coacción estatal fuera de control que resulta en la merma regular del poder potencialmente ordenador de la coacción como recurso ordenador de última instancia.

Vivimos en este círculo infernal hace ya demasiado tiempo.

Policías que generan temor por las peores razones. Es decir y entre otras: porque los ciudadanos no sabemos, con certeza, a quién sirven o representan esos agentes. O bien, por falta de controles elementales y efectivamente exigibles sobre su empleo de la fuerza.

Uso abusivo y, en el mejor de los casos, torpe e ineficaz de la coacción del Estado que lejos de pacificar, incendia. Los ejemplos abundan, pero baste aquí recordar los muy recientes y lamentabilísimos hechos ocurridos el domingo 19 de junio en Nochixtlán, Oaxaca.

Imposibilidad de identificar o discernir criterios claros y predecibles en relación a las decisiones de emplear o no emplear la fuerza pública, esa que debiera servirnos y protegernos a todos. Al respecto, algunos ejemplos a modo de pregunta. ¿Por qué se monta un operativo policiaco para desbloquear una carretera y no otra, o no todas las bloqueadas? ¿Por qué en algunos desalojos los policías portan armas y las usan, y en otros no?nochixtlan3

“Investigaciones” interminables –en tiempo y número de folios– que no consiguen aportar evidencia mínimamente sólida y creíble sobre lo ocurrido en concreto (sucesión específica de hechos, móviles de los participantes, etc, etc, etc) o sobre y muy particularmente: la identidad y responsabilidad de los actores estatales involucrados –de jure o de facto– en casos de esperpento como la guardería ABC o como Iguala/Ayotzinapa por citar sólo dos de una, tristemente, larguísima lista.

Como resultado de ello: impunidad de aquellos crímenes –los perpetrados por los agentes estatales– que más le cuestan en la legitimidad al Estado mexicano y acumulación de víctimas heridas, desconsoladas y furiosas.

¿Por qué el Estado mexicano tiene tantos y tan acendrados problemas para usar con legitimidad y eficacia su fuerza coactiva? Importa preguntarlo, pues ese problema, más allá de la teoría, nos afecta a todos, todos los días. Adelanto que no he encontrado una respuesta que me convenza. Tengo, acaso, algunas hipótesis e intuiciones. Se las comparto.

En el tiempo histórico largo, me parece que la respuesta a esta pregunta tiene algo que ver con las muy limitadas capacidades coactivas del Estado –mexicano desde 1821 y español, desde 1521 a esa fecha– y con la necesidad de “estirarla” por medio de dos vías principales. Primero, delegar informalmente su empleo en aquellos actores con fuerza efectiva en determinados territorios o sectores (caciques, hombres fuertes, organizaciones no estatales criminales o no).

Segundo, usarla discrecionalmente, dado que no se podía usar la fuerza para aplicar la ley –fundamento formal del uso del uso legítimo de la coacción– uniformemente ni en todo el territorio ni en todos los casos de violación de la ley o de amenaza al orden público del mismo tipo.

El problema fue que esa solución, al permitir ir lidiando con los problemas que requerían el empleo de la fuerza puntual, cotidiana y sucesivamente, terminó perpetuándo la debilidad de origen.

Básicamente, pues limitó los incentivos para construir capacidad coactiva suficiente para prescindir de “aliados” para su ejercicio o para transitar de la selectividad discrecional al uso de la fuerza regulado por reglas generales.

La imposibilidad material de sustentar el imperio de la ley en capacidad coactiva suficiente, combinado –centralmente– con una sociedad profundamente desigual en la que tal “imperio” además de materialmente imposible, resultaba profundamente amenazante para la sucesión histórica de pequeñas élites dominantes, puede ayudar a explicar las razones profundas de nuestra precariedad presente en lo que al uso legítimo y efectivo de la coacción del Estado se refiere.

En el presente, sigue habiendo importantes déficits materiales de capacidad coactiva. Lo que más urge hoy, sin embargo, es ordenar y regular la capacidad coactiva existente. En concreto, generar corporaciones policiacas que, primero, sepamos sean, en efecto policías y, segundo, agentes del orden que operen con normas predecibles y exigibles en los hechos. En suma y, para empezar, con normas legales y procedimentales –esto último es clave– que acoten y regulen creíblemente su conducta.

Fuente: http://www.educacionfutura.org/uso-legitimo-del-poder-coactivo-del-estado-callejon-sin-salida/

Imagen: http://www.elfinanciero.com.mx/files/article_main/uploads/2016/06/19/5766f9d164189.jpg

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