Page 344 of 2438
1 342 343 344 345 346 2.438

Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Educar la autonomía: un desafío en la pandemia

Publicado por: Pluma invitada

Hilda Ana María Patiño Domínguez *

Uno de los retos más importantes que planteó la pandemia por COVID-19 a la educación de las niñas y los niños fue lograr que desarrollaran su capacidad de autonomía para aprender y tomar decisiones. Este asunto parece paradójico porque por un lado, el hecho de no ir a la escuela abría la oportunidad de la flexibilidad de horarios, de usar otras fuentes que no fueran el libro de texto, de pasar más horas fuera del ojo vigilante de la maestra y sin la interrupción del juego con los compañeros, abría un espacio inédito para que los niños y niñas pusieran en marcha sus capacidades de aprender por sí mismos.

De hecho, en muchas circunstancias, el mensaje del Whatsapp era la única vía de comunicación de una maestra que solicitaba la tarea y que confiaba en que sus alumnos la resolverían por sí mismos, por lo que se vieron expuestos a echar mano de sus propios recursos e ingenio.

Esto, definitivamente, abona a la configuración de la autonomía. Sin embargo, por otro lado, esta misma situación se convirtió en un obstáculo para desarrollar personalidades autónomas, pues las madres y padres, al involucrarse más hondamente en la educación escolar de sus hijos, tomaron el papel de los maestros y ejercieron una vigilancia estrecha sobre la conducta de sus hijos. Hubo madres trabajadoras que sentaron a sus hijos junto a ellas para supervisar que realizaran los ejercicios y tareas.

–“Si no lo hago así se me va de pinta”, me dijo una de ellas. “Ahora es muy fácil hacerlo. Basta con darle un click a la pantalla y te vas de la clase al TikTok o a un videojuego…”. 

Padres, madres y maestros coinciden, seguramente, en que la finalidad de toda educación es lograr que las personas se vuelvan autónomas: piensen por sí mismas, decidan por sí mismas y aprendan por sí mismas. Pero construir la autonomía no es cosa fácil. Requiere de años maduración de los factores cognitivos y socioafectivos  que permiten a la persona tomar las riendas de su propia vida y responsabilizarse por sus decisiones y las consecuencias de las mismas.

Se trata de una competencia socioemocional compleja que implica factores cognitivos, afectivos y sociales y que involucra habilidades intrapersonales como la autoconciencia, el autoconocimiento, la autoeficacia, la autoestima, pero también habilidades emocionales interpersonales como la empatía, la colaboración, y las actitudes prosociales en general.

La finalidad de la educación no sería lograr la formación de personas autonómas si esto no coadyuvara a la construcción de una sociedad mejor para todos. Por tanto, la autonomía no debe confundirse con el individualismo, que es la afirmación del yo y sus necesidades y deseos como criterio único de referencia.

Desde luego que la conciencia de ser un individuo es importante para entender que tomamos decisiones y que somos responsables de nuestros actos, pero es preciso añadir a la conciencia individual la conciencia de la intersubjetividad, de la necesaria relación con los demás para lograr nuestra identidad. Es decir,  que la construcción del concepto del yo como sí mismo implica una narrativa a partir de una dialéctica de identificación y diferenciación con el los otros.

La vivencia de la intersubjetividad nos lleva a la conciencia de la interdependencia: todos necesitamos de todos, y lo que yo hago repercute en otros,  así como lo que otros hacen repercute en mí. Llegar a esta conciencia implica un delicado balance a la que una buena educación debe aspirar. ¿Hasta dónde ayudar a un niño a aprender y hasta dónde dejar que aprenda por sí mismo? ¿Hasta dónde le permitimos que tome sus propias decisiones y hasta dónde debemos poner límites para las mismas? Evidentemente, se trata de un proceso gradual que requiere, en el fondo de una amorosa ética del cuidado.

Los tiempos de pandemia nos dejaron desarmados ante lo incierto y es natural que muchas madres y padres hayan exacerbado su instinto de protección. Pero los niños y niñas necesitan crecer y aprender a afrontar sus propios problemas. He dialogado con varias maestras que me han dicho lo importante que es que los padres de familia no traten de intervenir en las tareas de los hijos o resolverles los problemas matemáticos.

Antes de la pandemia, cuando los niños y niños dejaban su hogar para ir a la escuela, el aprendizaje quizás más importante para su vida futura era valerse por sí mismos y ganarse un lugar en una sociedad más amplia y diversa, fuera de la protección familiar.

De algún modo, la escuela les obligaba a  enfrentar sus problemas y a aprender con la ayuda de los profesores y de sus compañeros. Esa función de socialización necesaria para forjar tanto la autonomía como la vida en común se perdió cuando la escuela se trasladó al hogar y los padres se convirtieron en profesores, de manera intempestiva y sin ninguna preparación pedagógica previa. Hicieron lo que pudieron. Y tal vez, en esa necesidad de hacerlo bien, muchos ejercieron una vigilancia extrema sobre sus hijos.

Ahora las maestras y maestros están solicitando a esos padres que no les hagan la tarea a los niños, que respondan los exámenes por ellos, que, por favor, dejen que se equivoquen. Otra vez la virtud como justo medio entre los dos extremos del exceso y del defecto, de la que Aristoteles habló hace tanto siglos en su Ética a Nicómaco, vuelve a darnos luz,  pues para educar en la autonomía responsable tan malo es no guiar ni supervisar como hacerlo en demasía.

La buena pedagogía desafía a los alumnos a lograr cosas por sí mismos, a descubrir,  a resolver, pero, al mismo tiempo,  sienta las bases necesarias para que puedan dar el salto de lo conocido a lo desconocido. Es el andamiaje del que habla Bruner, siguiendo la idea de la Zona de Desarrollo Próximo de Vigotsky, otra idea del justo medio en la que Aristóteles vuelve a resonar con sentido realista: no poner a los estudiantes retos tan difíciles que se frustren por no resolverlos, ni tan fáciles que no les resulten aburridos.

Darles las armas necesarias para resolver retos emocionantes de manera colaborativa construye, además, el sentido de una comunidad de aprendizaje. Esa es la delicada, loable y muchas veces mal comprendida, labor de los docentes.

La vivencia de ir logrando desafíos forja el carácter de los niños y niñas, y su sentido de autoeficacia, un ingrediente indispensable para construir la autonomía.  El sentirse capaz de lograr algo, además, redunda en la estima que nos tenemos a nosotros mismos.

Educar en la autonomía, por tanto, requiere de promover habilidades como la autoestima, la autoeficacia, la tolerancia a la frustración y la perseverancia, y valores como el respeto, la responsabilidad, la honestidad y la solidaridad.

Desde el punto de vista cognitivo, el ingrediente clave para lograrlo es la reflexión metacognitiva. Pensar antes de decidir, identificar los pros y los contras de una decisión, conocer cuáles son los propios procesos de conocimiento y las propias motivaciones y deseos, solo se logra cuando emprendemos un viaje al interior de nosotros mismos. Es el viaje que Sócrates realizó motivado por la frase inscrita en el Oráculo de Delfos: “Conócete a ti mismo”.  No en vano es el padre de la ética. Sus enseñanzas sentaron las bases del pensamiento crítico que se detona en el diálogo con un maestro que sabe hacer las preguntas pertinentes para tomar las decisiones correctas de cara a una comunidad.

Preguntarnos cómo ayudar a nuestras hijas e hijos a construir su autonomía es por ello, una cuestión ética de primera importancia.

…………….

https://www.muxed.mx/post/educar-la-autonom%C3%ADa-un-desaf%C3%ADo-en-la-pandemia

*Hilda Ana María Patiño Domínguez. Integrante de MUxED, Licenciada en  Filosofía y Maestra en Ciencias de Educación por Syracuse University, Nueva York. Es Doctora en Educación por la Universidad Iberoamericana y actualmente es la directora del Departamento de Educación en esa misma universidad. Sus líneas de investigación son la educación humanista, la educación socioemocional y las prácticas docentes a nivel universitario. Linkedin: linkedin.com/in/hilda-patiño-domínguez-15619111

Referencias:

Bandura, A. (1999). Autoeficacia: Cómo afrontamos los cambios de la sociedad actual. Biblioteca de Psicología. Bilbao, España: Desclée De Bower.

Bisquerra, R. (2009). Psicopedagogía de las emociones. Madrid: Síntesis.

Bisquerra, R., & Pérez, N. (2007). Las competencias emocionales. Obtenido de UNED Facultad de Educación: https://casel.org/wp-content/uploads/2019/12/CASEL-wheel-competencies-Spanish.pdf

Vigotsky LS. (2006). “Interacción entre aprendizaje y desarrollo”. En: Segarte AL, compiladora. Psicología del desarrollo escolar. Selección de lecturas. La Habana: Editorial Félix Varela; 2006. p. 45-60.

Fuente de la Información: https://www.educacionfutura.org/educar-la-autonomia-un-desafio-en-la-pandemia/

 

 

Comparte este contenido:

Más de un 1,5 millones de niños precisan ayuda de emergencia en Haití

Más de un 1,5 millones de niños precisan ayuda de emergencia en Haití

Noticias ONU
9 Julio 2021

El país caribeño vive su peor crisis humanitaria de los últimos años y el deterioro aumenta día tras día debido a la violencia, la falta de acceso a servicios básicos, la pandemia y los huracanes. Haití es el único país de América que no ha recibido ninguna vacuna COVID-19.

El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) dio la alarma este viernes sobre la situación humanitaria en Haití, donde al menos 1,5 millones de niños necesita ayuda urgente para sobrevivir en un entorno de carencias y violencia creciente.

Según la agencia de la ONU, la suma de factores como el aumento de la violencia, el acceso limitado al agua potable, la salud y la nutrición, los servicios de educación y protección interrumpidos por la pandemia de COVID-19, y los huracanes han sumido al país en su peor crisis humanitaria de los últimos años.

Además, el reciente asesinato del presidente Jovenel Moïse ha generado disturbios que podrían acarrear mayor violencia e inseguridad, dificultando la labor de los trabajadores humanitarios que distribuyen asistencia de emergencia a la población más vulnerable.

La violencia obstruye el trabajo humanitario

“Cuando las pandillas luchan en la calle y las balas vuelan, es difícil llegar a las familias más vulnerables con estos suministros que salvan vidas. A menos que se otorgue un paso seguro a las organizaciones humanitarias, miles de niños afectados seguirán con poca o ninguna asistencia”, dijo el representante de UNICEF en Haití.

Bruno Maes señaló que la vida de muchos niños depende de la ayuda humanitaria y de artículos esenciales, como vacunas, jeringas, medicinas y alimentos terapéuticos.

Agregó que aunque UNICEF cuenta con suministros que pueden salvar vidas en el país, la violencia y la inestabilidad prolongadas podrían impedir la entrega y reposición de artículos esenciales para los niños, incluidas vacunas, medicamentos y suministros médicos, así como tratamientos para la desnutrición.

Desde principios de año, la situación humanitaria de las familias haitianas se ha deteriorado mucho y sólo en el primer trimestre se incrementaron un 26% las hospitalizaciones de niños con desnutrición aguda grave, con respecto al año anterior.

Para empeorar el panorama, en junio estallaron los enfrentamientos entre grupos armados en algunas zonas de Puerto Príncipe, provocando incendios y otros daños en cientos de viviendas.

De acuerdo con los datos de la ONU, desde entonces más de 15.000 mujeres y niños han abandonado sus hogares a causa de la violencia en la capital y la periferia.

Al menos 1,5 millones de niños precisan asistencia humanitaria urgente en Haití

Sin vacunas COVID-19

Además, los casos de COVID-19 van en aumento y para fines de junio se habían registrado más de 18.500 infecciones y 425 muertes.

UNICEF reportó que los hospitales dedicados para pacientes con COVID-19 están saturados y enfrentan una escasez de oxígeno. Asimismo, algunos pacientes mueren porque la violencia impide que las ambulancias lleguen a auxiliarlos.

El representante del organismo para la infancia recordó que Haití es el único país de América al que no ha llegado una sola dosis de la vacuna COVID-19.

Es inaceptable. (…) En medio del aumento de los casos de coronavirus en Haití, cualquier día adicional sin vacuna pone en peligro la vida de cientos de personas”, recalcó Maes.

El trabajo de UNICEF

UNICEF solicitó este año 48,9 millones de dólares para aliviar las necesidades humanitarias de 1,5 millones de personas en Haití, incluidos más de 700.000 niños, pero hasta ahora sólo ha recibido el 31% de los fondos requeridos.

El Fondo para la Infancia apoyará la distribución, transporte y almacenamiento de vacunas COVID-19 a la temperatura adecuada.

En los últimos tres años, UNICEF ha instalado más de 920 refrigeradores solares en Haití para fortalecer la cadena de frío, principalmente en áreas remotas donde la electricidad no es confiable. En total, la agencia ha equipado al 96% de las instituciones de salud del país con refrigeradores solares.

UNICEF instó a poner fin a la violencia de las pandillas en Haití y pidió que se garantice el movimiento seguro del personal humanitario para llegar con asistencia a las familias en las zonas más afectadas de Puerto Príncipe.

Fuente de la Información: https://news.un.org/es/story/2021/07/1494192

 

 

Comparte este contenido:

Descubren cómo el cerebro nos proyecta la realidad

Una región de la corteza visual comúnmente asociada con el procesamiento de escenas espaciales funciona como un proyector de la realidad: relaciona y enlaza con increíble velocidad los objetos y situaciones que permiten crear la realidad que percibimos y establecer expectativas sobre el mundo.

Un estudio desarrollado en la Universidad Johns Hopkins ha identificado la región del cerebro que cumple la función de «proyectar» la realidad: un área de la corteza visual crea relaciones a toda velocidad entre elementos percibidos y situaciones vividas, conformando la imagen del mundo que nos sirve de referencia.

Por ejemplo, si observamos un avión genera inmediatamente imágenes del cielo, nubes o nos sitúa en algún aeropuerto que hemos visitado previamente, construyendo así una escena general correspondiente a cada situación. La investigación ha sido publicada recientemente en la revista Nature Communications.

Según una nota de prensa, los científicos emplearon el aprendizaje automático y las imágenes cerebrales para identificar y describir el fenómeno de «co-ocurrencia», a través del cual se vinculan automáticamente los objetos en nuestras mentes. El mecanismo cerebral hace posible crear un contexto para el entorno.

Relaciones que crean la percepción de la realidad

Las redes de «co-ocurrencia» sirven para proporcionar una visualización gráfica de las relaciones potenciales entre objetos, situaciones y conceptos. En ellas, las limitaciones de tiempo y espacio se suprimen: de esta forma, podemos enlazar aspectos del pasado con el presente o proyectar a futuro a partir de información actual.

Aunque se trata de un concepto de las ciencias del lenguaje que explica cómo se articulan las relaciones entre términos dentro de una unidad de texto, se aplica directamente al campo cognitivo: es sabido que las estructuras lingüísticas y de pensamiento poseen mecanismos y lógicas muy similares.

En la investigación, los especialistas realizaron en principio una serie de pruebas con un grupo de voluntarios, a los cuales se les presentaron diversos objetos y conceptos. El objetivo era cuantificar las relaciones establecidas, para posteriormente analizarlas mediante un algoritmo de aprendizaje automático.

Gracias a esa información y su tratamiento, lograron establecer las características y la frecuencia de las redes de «co-ocurrencia», o sea las principales relaciones que establecían los participantes y que les permitían vincular, por ejemplo, un bolígrafo con un teclado de ordenador a partir del concepto de escritura o comunicación.

El rol de la corteza visual

Una vez identificadas estas relaciones, el segundo paso fue intentar rastrearlas en la actividad cerebral, concretamente mediante imágenes de resonancia magnética funcional, o fMRI. Fue entonces cuando descubrieron que un sector de la corteza visual se activaba especialmente al momento de establecer las relaciones que construyen la realidad que percibimos.

Según los investigadores, el estudio demuestra por qué las personas tienen más inconvenientes para relacionar objetos o elementos fuera de contexto. Es que el sector identificado en el cerebro funciona como una «reserva» de asociaciones contextuales: si pensamos en la rueda de un vehículo, de forma casi inmediata nos trae a la mente la imagen completa del coche.

Todas las posibles asociaciones y relaciones contextuales para un concepto o situación parecen estar «latentes» en esta parte de la corteza visual, que es la zona cerebral encargada de decodificar la percepción y convertirla en visión, entre otras funciones. El subsector concreto que pudo identificarse se denomina corteza parahipocampal.

Por otro lado, cuando el cerebro no encuentra una asociación inmediata entre dos conceptos porque los mismos están descontextualizados, se pone en marcha otro proceso diferente y más lento. No es lo mismo relacionar «arena» con «mar» que «arena» con «nevera». En el segundo caso, el cerebro debe buscar relaciones ilógicas o irracionales para encontrar algún tipo de significado.

Este descubrimiento deja en claro que existe un doble mecanismo que construye la realidad que percibimos: el cerebro capta la información del entorno, pero al mismo tiempo la procesa y decodifica a partir de mecanismos que reciben la influencia de situaciones previas, expectativas, subjetividades y vivencias personales. Esto determina que cada uno de nosotros siempre vea algo diferente, aunque estemos apreciando la misma escena.

Referencia

Object representations in the human brain reflect the co-occurrence statistics of vision and language. Heather Bonner, M.F., Epstein, R.A. Nature Communications (2021).DOI:https://doi.org/10.1038/s41467-021-24368-2

Fuente: https://tendencias21.levante-emv.com/descubren-como-el-cerebro-nos-proyecta-la-realidad.html

Comparte este contenido:

Covid-19 pobreza de muchos y opulencia para pocos

El panorama de América Latina y el Caribe es hoy muy complejo, pese a experimentar una recuperación en 2021, pero hay que hacer cambios necesarios y profundos del modelo de desarrollo, aseguró la Cepal.

De no hacer esas transformaciones no vamos a poder salir de esta trayectoria de crecimiento a la baja, afirmó este jueves la secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, Alicia Bárcena durante la presentación de un nuevo informe especial con proyecciones económicas, a más de un año de la aparición de la pandemia de la Covid-19.

Aunque ese organismo de Naciones Unidas elevó su estimación de crecimiento regional para este año a 5,2 por ciento producto de un rebote que no asegura una expansión sostenida, advirtió que los impactos sociales de la crisis se agudizan y persistirán durante la recuperación.

Pero ese incremento será insuficiente para cubrir la contracción de 6,8 por ciento sufrida el año pasado como consecuencia de la Covid-19, mientras el avance en 2022 llegará sólo a 2,9 por ciento y, al final de ese año, 19 de 33 países no habrán recuperado el Producto Interno Bruto previo a la pandemia.

Bárcena afirmó que la crisis agudizó los problemas estructurales, haciendo más urgente que nunca emprender cambios de fondo ‘con una mirada de igualdad’ que elimine ‘de una vez por toda la cultura del privilegio expresada en la evasión’.

Hizo alusión a los fondos ilícitos, a los gastos tributarios inequitativos, en la excesiva concentración de la riqueza.

Agregó que si no se abordan esos temas y no se reestructuran la educación y la salud, la región no recuperará el ciento por ciento de los empleos y seguirá en la senda que se encuentra ahora, con un aumento de la pobreza, la pobreza extrema, la desigualdad y el deterioro del medio ambiente.

Sobradas razones llevaron a Bárcena a tan urgente solicitud para gobernantes, decisores de políticas públicas y fuerzas de cambio en la región, porque frente a ese espinoso escenario, que agrava la situación de los más vulnerables generada por la Covid-19, también aumentó la cantidad de multimillonarios.

De la acera opuesta a la pobreza, el hambre y el desempleo, la riqueza de los más adinerados en Latinoamérica creció en apenas un año de pandemia en más de un 40 por ciento.

Los datos de la lista anual de 2020, publicada por Forbes en marzo de 2020 a inicios de la crisis sanitaria, mostraron un total de 76 multimillonarios en la región con un patrimonio neto combinado de 284 mil millones de dólares.

En la actualización de esa información en marzo de 2021, aparece un marcado crecimiento con un total de 105 multimillonarios, quienes atesoran una riqueza de 448 mil millones de dólares.

Más reciente, en mayo de este propio año, aparecen 107 acaudalados con un capital ascendente a 480 mil millones de dólares.

Mientras millones de personas caen en la pobreza, el número de multimillonarios se ha disparado en Latinoamérica desde el inicio de la pandemia, un fenómeno al que los Gobiernos deben responder con medidas en materia fiscal y regulatoria, según defiende Luis Felipe López-Calva, el director regional del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

‘En conjunto, durante la pandemia, el número total de acaudalados en América Latina y el Caribe aumentó en 31 y su patrimonio neto combinado aumentó en 196 mil millones de dólares, esto es aproximadamente el tamaño de la economía de Ecuador’, explicó recientemente el funcionario.

Resalta que alrededor de las tres cuartas partes de los magnates de la región son de Brasil y México, significó.

Sobre el tema, el director regional de la PNUD aclaró que la generación de riqueza no es algo negativo, pero sí debe llevar a que se discutan acciones públicas, sobre todo en un momento en el que la pobreza está aumentando rápidamente.

Insistió en que la creación de fortuna sea una mala noticia. ‘Lo que hay que ver es cómo esa riqueza se transmite o se transfiere a los hogares en general en términos de mayor bienestar, de avance social’.

Para el economista mexicano, una prioridad debe ser aumentar los impuestos a las grandes corporaciones y hacerlo de forma coordinada, con acuerdos a nivel regional o global para evitar una competencia a la baja entre países.

oda/acl/crc/cvl

Fuente de la información e imagen:  https://www.tercerainformacion.es

Comparte este contenido:

La huelga nacional en Colombia: perspectiva sindical

Por: Daniel Hawkins

Traducido del inglés para Rebelión por Paco Muñoz de Bustillo

Durante el pasado mes y medio Colombia ha vivido presa de una agitación social y política sin parangón en el último medio siglo. El 28 de abril comenzó una huelga nacional que ha ocupado las calles y avenidas de más de 600 ciudades de todo el país, una agradable aunque inesperada sorpresa para los dirigentes del comité de huelga y que ha pillado totalmente desprevenido al gobierno nacional, que no esperaba el alcance de la misma y su enorme apoyo popular.

Aunque en sus inicios la huelga estaba relacionada con el descontento popular producido por el proyecto de reforma tributaria propuesto por el gobierno, también supuso el resurgir de las grandes manifestaciones que inundaron Colombia desde noviembre de 2019 hasta febrero de 2020. Pero más que un reflejo espontáneo de la amplia crisis social instalada en Colombia desde hace décadas, el contexto actual presagia una explosión social mucho más profunda, general y trascendental.

Contexto nacional previo a la huelga

La aparición de la pandemia de covid-19 en Colombia al comienzo de marzo de 2020 fue una bendición para el gobierno. Tras cuatro meses de revuelta popular y las mayores manifestaciones de protesta desde la huelga nacional de 1977, la oportunidad de centrar la atención en un “enemigo común” permitió al presidente Iván Duque reforzar su menguante popularidad y fabricar la imagen de un dirigente fuerte y asertivo.

La pandemia y las políticas puestas en marcha para limitar la actividad social y económica sirvieron para que las protestas ya debilitadas perdieran fuelle sin alcanzar victorias políticas concretas, y para que el presidente y su gobierno se sintieran relativamente a salvo. En realidad, el cierre institucional del país abrió la puerta a un golpe de estilo ejecutivo a la democracia, permitiendo gobernar por decreto durante la mayor parte de 2020 sin que el sistema judicial mostrara disconformidad al respecto, y menos aún un Congreso plagado de parlamentarios procedentes de familias dinásticas envueltos en escándalos de corrupción y otros delitos (Reyes Ramírez, 2017).

A medida que el covid-19 acababa con el ya mermado sistema de salud privatizado, dejando a su paso casi 96.000 muertes a 14 de junio de 2021, las iniciativas del gobierno para mitigar el impacto socioeconómico de un año de políticas destinadas a contener la difusión del covid-19 fueron poco entusiastas, por decir algo. Mientras en gran parte del mundo se ponían en marcha paquetes de ayuda a los ciudadanos afectados por las políticas destinadas a contener la pandemia, en Colombia se decidió la estrategia fracasada de antemano de ofrecer ayuda a un pequeño porcentaje de los hogares más afectados mientras se pretendía proteger a las empresas mediante préstamos controlados y diluidos por el sistema bancario. Mientras los niveles de pobreza se disparaban en todo el país, hasta afectar a 21 millones de personas a inicios de 2021, el sistema de mitigación de la pobreza del gobierno, el Fondo de Solidaridad –con una ayuda de apenas 43 dólares al mes– llegaba solo a 2,6 millones de personas.

Cambio de horizonte para la acción política

A inicios de 2021, según los datos del Departamento Nacional de Estadística, el desempleo general llegó al 15%, estando el juvenil mucho más alto, al 23,9% y el desempleo femenino juvenil por encima del 31% –todo ello en un país en el que el trabajo informal supera el 63%, donde solo el 15% de la mano de obra alcanza el salario mensual mínimo legal, y donde el 48% gana incluso menos (Ortiz-Quevedo, 2021: 45). Al final de 2020, la pobreza monetaria había llegado a afectar al 42% de la población y, según un sondeo a escala nacional, cerca del 66% de los encuestados tuvo dificultades para cubrir los gastos de la familia en junio de ese año, mientras el 74% afirmaba que para mejorar la economía era necesario aumentar los impuestos a los ricos.

La respuesta del gobierno fue dar prioridad a la prudencia fiscal y anteponer los intereses de los acreedores internacionales y las agencias de calificación. Como consecuencia de la reforma fiscal aprobada por el Congreso por vía rápida en el auge de las protestas de 2019, así como de la reforma de 2016, que incrementó el impuesto de valor añadido (IVA) del 16% al 19%, el gobierno apoyó en 2019un proyecto de reforma fiscal que mantenía las exenciones y los beneficios a las grandes empresas y a los ciudadanos más ricos. Al mismo tiempo intentó financiar el coste de la respuesta a la pandemia mediante impuestos indirectos, que recaen desproporcionalmente sobre las clases media y trabajadora.

Pero en esta ocasión los colombianos, tan acostumbrados a soportar las adversidades, dijeron no. El presidente, que confiaba en que dicho proyecto de ley fuera aprobado con relativa facilidad por el Congreso, prometió no ceder frente a la presión pública. Pero desde el acuerdo de paz con el grupo guerrillero de las FARC Colombia es una sociedad muy diferente y, a pesar de las reticencias gubernamentales a aplicar  dichos acuerdos, la gente ha salido a las calles en masa para mostrar su oposición a las políticas impopulares, con una energía no vista en decenios. Como último recurso para silenciar la resistencia popular, Duque apareció en la televisión nacional la víspera de las protestas, para pedir a los ciudadanos que se quedaran en casa durante la tercera ola de covid-19. Hubo incluso un tribunal que se atrevió a prohibir las manifestaciones debido al daño que pudieran causar a la salud pública, todo ello en vano.

La primera semana de la huelga nacional superó a cualquiera cosa que el país hubiera visto anteriormente: las calles de todas las ciudades estaban animadas con marchas, bailes, conciertos improvisados y expresiones artísticas de masas como gigantescos murales. También surgieron actos esporádicos de saqueo y vandalismo ante la decisión del gobierno de militarizar todas las ciudades grandes y pequeñas en las que las marchas y actividades de protesta habían mostrado fuerza y persistencia. Esta estrategia de contención seguía pautas bien conocidas: excesiva violencia del Estado frente a manifestantes desarmados, y una aparente colusión de la policía con grupos de civiles armados. Según diversos informes de organizaciones internacionales de derechos humanos, desde el 28 de abril hasta el 31 de mayo murieron 45 personas relacionadas con las protestas y otros 187 civiles fueron heridos, entre un total de 1.248 víctimas de violencia física, incluyendo agresiones sexuales contra mujeres por parte de miembros de las fuerzas armadas, así como 409 desapariciones forzosas (de las cuales 328 han sido “encontradas”).

Frente a tan severa represión, los manifestantes se atrincheraron y ampliaron sus esferas de influencia, levantando cientos de bloqueos por todo el país que lograron ralentizar el comercio y el transporte. Y a pesar de las tácticas violentas del gobierno, a comienzos de junio más de un 74% de la población seguía apoyando la huelga nacional.

Énfasis en la crisis institucional y política

No solo ha fracasado la respuesta del gobierno en forma de militarización del conflicto sino también sus iniciativas para sofocar el descontento mediante vagas promesas. Las actuales protestas han puesto de manifiesto la futilidad del poder político del presidente y de su gobierno, y la respuesta violenta del Estado es el mejor ejemplo de su debilidad y su crisis de legitimidad (Valencia, 2021: 37). A los pocos días del inicio de las protestas se hizo evidente la magnitud de su fuerza. Las manifestaciones obligaron al presidente a retirar del Congreso la propuesta de reforma fiscal y a aceptar la dimisión del tremendamente impopular ministro de finanzas. También sirvieron para abortar la propuesta de reforma sanitaria en el Congreso y, posteriormente, para forzar la dimisión de la canciller de Colombia, coincidiendo con el aumento de la condena internacional al modo en que el gobierno estaba gestionando la huelga.

La lucha en las calles continuó hasta el 11 de junio, encabezada por la juventud del país y por miles de comunidades marginadas y discriminadas, unidas en su oposición a la clase política y gobernante, pero también aparentemente desconectadas de la gestión institucional del movimiento de protesta de manos del Comité Nacional de Huelga. Este comité está compuesto por 20 miembros, principalmente sindicalistas, y una minoría de representantes de diversas asociaciones de transportistas, estudiantes y de la comunidad LGTBI. No obstante, aunque la preparación y lanzamiento de la huelga nacional del 28 de abril tuvo un tremendo éxito, la heterogeneidad, descentralización territorial y liderazgo de la juventud de los subsecuentes movimientos y actos de protesta han demostrado que la huelga ya no está bajo el control de dicho comité. Además, tras el progreso inicial, las negociaciones con el gobierno se atascaron cuando, justo después de la aprobación de un borrador de acuerdo sobre las garantías para las protestas sociales el 26 de mayo, el gobierno se retractó de dicho acuerdo, exigió el levantamiento inmediato de todos los bloqueos y comunicó que no firmaría ningún acuerdo hasta que hubiera un acuerdo global.

El 8 de junio, ante la intransigencia del gobierno, el comité de huelga abandonó formalmente la mesa de negociación, al encontrarse en una posición insostenible, en la tesitura de aceptar el farol de un gobierno carente de capital político y sin autoridad suficiente para poder convencer a los manifestantes discrepantes de todo el país de que pusieran fin a los bloqueos. Las iniciativas del comité para ampliar su base invitando a nuevas voces a unirse a su asamblea han sido notables pero insuficientes, y activistas de vanguardia en diversas ciudades han declarado que este comité no les representa. Según parece, el problema no son tanto las demandas como quiénes son las personas que les representan y cómo lo hacen. Lo que se ha puesto de manifiesto es la brecha generacional entre los manifestantes, principalmente jóvenes que se enfrentan al desempleo, el trabajo informal y la exclusión, y los líderes sindicales de mayor edad que, aunque se oponen con vehemencia a las políticas estatales regresivas y represivas, forman parte del tejido institucional existente, que ha demostrado ser anacrónico en el momento actual de revuelta social.

Tras casi 45 días de protestas y bloqueos la huelga parece haber llegado a su fin, pero el año que tenemos por delante promete estar pleno de agitación política y social. El gobierno, que había intentado aprovechar la pandemia para impulsar más leyes impopulares, especialmente la reforma de las pensiones y la reforma laboral, ha cambiado de planes. No obstante, el presidente Duque está buscando inútilmente recuperar cierta legitimidad al presentar proyectos tomados directamente de la lista de demandas del comité de huelga, especialmente un subsidio de renta básica para familias golpeadas por la pobreza.

El país está expectante, cada vez más dividido por la polarización política fomentada por la necesidad de crear miedo para vender programas de seguridad. Pero las protestas de 2019 y la huelga más reciente han mostrado claramente que en Colombia, tras los acuerdos de paz de 2016, cuando aumentaron la desigualdad extrema y las deficiencias estructurales, sembrar el miedo no basta para sofocar el deseo y la demanda de políticas más concertadas y cambio institucional.

Bibliografía:

  • Ortiz-Quevedo, CH (2021) ‘Another twist: the greed of the elites in the pandemic’ [en español], Pensar la Resistencia: Mayo del 2021 en Cali y Colombia, Documentos Especiales CIDSE 6.
  • Reyes Ramírez, E. (2017) ‘Corruption and the Colombian state’, [en español], Dictamen Libre, 21.
  • Valencia, AG (2021)¿Qué está pasando en Colombia? Power, legitimacy and the social crisis’ [en español], Pensar la Resistencia. Mayo del 2021 en Cali y Colombia. Documentos Especiales CIDSE 6.

Daniel Hawkins es coordinador regional para la construcción sindical de la Federación Internacional de los Trabajadores del Transporte (ITF) en América Latina y el Caribe.

Fuente: https://rebelion.org/la-huelga-nacional-en-colombia-perspectiva-sindical/

Fuente original: https://socialistproject.ca/2021/07/national-strike-in-colombia-trade-union-perspective/#more

Comparte este contenido:

Cómo enseñar la inteligencia sensible

Por: Pedro Flores

 

Una vez que se le reconoce a la pintura, música y literatura la capacidad de educar a través de la sensibilidad, la “narración imaginativa” (Nussbaum) y el despertar interior, la pregunta siguiente es: ¿y cómo podemos los maestros y maestras desarrollar tal capacidad humanística en nuestras escuelas, normales y universidades? ¿Servirá de algo organizar conciertos de música clásica para luego forzar a los estudiantes a que asistan y entreguen un resumen? ¿Haciendo “transversal” la educación artística en el plan de estudios? ¿Agregando más horas al currículum para leer sobre algunas manifestaciones culturales?

Sin ser pedagogo, pienso que escolarizar la enseñanza de la inteligencia sensible no es buena idea, máxime en tiempos de pandemia e intermitencia académica. Además, el camino escolarizado – obligatorio por naturaleza – podría atraer más carga y presiones innecesarias a los agentes escolares (estudiantes, docentes y directivos). El sistema educativo mexicano está lleno de nobles intenciones que terminan generando mayor desigualdad por colocarse sobre estructuras anquilosadas donde actuamos seres humanos reales, no personajes imaginarios existentes sólo en la mente de algún académico “comprometido”.

Esto, claro, no justifica que permanezcamos inmóviles como el mármol que le da vida al David de Michelangelo Buonarroti. Pese al “neoliberalismo” y a la mal llamada Cuarta Transformación, siempre hay posibilidad de cambiar nuestra práctica docente en bien de las niñas, niños y jóvenes al cerrar la puerta del salón de clases o abrir el Zoom. ¿Y cómo? Discutamos tres estrategias.

Primero, enfatizando en la formación inicial de las y los maestros – y en el servicio – que la experiencia no es el único y supremo camino hacia el entendimiento. Podemos conocer por medio de la imaginación y lo más importante, nuestra perspectiva de vida puede ampliarse al ser empáticos al imaginar cómo es la vida del otro.

Segundo, el valor de una pintura, novela, canción o poema es que no busca moralizar ni aleccionar. Al mostrar la “profundas revelaciones acerca de la existencia humana”, la literatura, dice Gao Xingjian, nos acerca a cuestiones que todas las personas compartimos, independientemente de donde vivamos. La condición existencial de los seres humanos, reafirma el escritor, es superior a cualquier teoría o especulación. Sí, lo que enseñamos en la escuela, en la normal o en la universidad es muy limitado frente a nuestra existencia.

Tercero, reconozcamos en nuestras clases el sensible acercamiento de los artistas a la realidad. Éstos, pese a trabajar con la ficción, observan y viven el mundo real de modo abierto, con pluralidad, sin fijaciones o certezas. Por ello, a mi ver, con su labor, anuncian el “fin de la dictadura de los comportamiento fijos”, escribiría Carlos Monsiváis en Aires de Familia. La inteligencia sensible rompe esquemas, transforma, altera enfoques, trasciende raíces y tradiciones por muy amadas que éstas sean. El verdadero artista es capaz de transmitir “la emoción sin obstáculos”, diría Virginia Woolf, y en nuestras escuelas, normales y universidades aún hay obstáculos que derribar como la ideología, ese velo que intercepta y desfigura la percepción de la realidad, diría Octavio Paz.

Fuente e imagen: https://www.educacionfutura.org

Comparte este contenido:

La importancia de encontrar alternativas metodológicas para docentes

Por: Miguel Ángel Pérez Reynoso

Hablar de la práctica que realizan maestras y maestros se ha tornado en muchas ocasiones como un lugar común, las alternativas para pensar en la innovación, la reflexión y la búsqueda para los cambios se han acotado teórica y metodológicamente. Muchos docentes creen que el estudio en programas oficiales como maestrías o especializaciones es la vía para la mejora y la experiencia ha demostrado que solo parcialmente.

Si bien las y los docentes son los que pueden acceder o pueden llegar a formas nuevas de desarrollar la práctica de todos los días, si no existe como requisito central la disposición para lograrlo, todo esfuerzo puede ser infructuoso.

Los dispositivos pensados en modificar las prácticas educativas en realidad son un conjunto de decisiones que están en el propio sujeto que realiza la práctica, el cambio no viene de afuera. El cambio de las prácticas no depende de las políticas públicas (por muy bondadosas que éstas sean), ni de la injerencia de los organismos sindicales, por muy entremetidos que estos puedan ser, ni tampoco solo de los buenos deseos por cambiar y hacer cosas mejores.

La disposición para mejorar las prácticas está en función de mover parte de las piezas que integran a la propia practica y dentro de esas piezas a modo de componentes estructurales está la historia social y académica de los propios sujetos en educación, las distintas representaciones que han sedimentado en su propia experiencia con respecto a ser docente, la rigurosidad en el estudio para saberse un intelectual práctico de la educación y el compromiso que se tiene con el contexto y con su propia persona para mejorar sustantivamente lo que se hace todos los días.

En este sentido se trata de iniciar validando los sobres prácticos de las y los docentes como saberes en la acción, pero para darle un correctivo de un recurso mediacional está las narrativas vinculadas con la práctica o en la recuperación en contexto de todo eso que se hace.

Las y los docentes deben escribir desde la práctica, poner por escrito todas las vivencias, situaciones, búsquedas y caminos recorridos relacionados con su trabajo. En este sentido la metodología de las narrativas como un recurso valioso sirve como puente, espejo, y alternativa para conocer-se un poco más y aprovechar (al lado de las y los pares docentes) las distintas alternativas de cambio y de mira.

En educación desde hace muchos años y gracias a la crisis global y estructural que ha sacudido a nuestro país y a la mayoría de los países del mundo vivimos de manera deficitaria, existe un reclamo social y un incumplimiento histórico de lo que se hace la escuela pública, los docentes de todos los niveles etc.

Es por ello que las búsquedas de alternativas son necesarias y pertinentes, lo que buscamos son mejores docentes para una mejor educación y una mejor educación para garantizar mejores docentes. Este es el núcleo de esta dialéctica del cambio, en ello los dispositivos deberán de cambiar y hacerse más flexibles, más gratificantes y validar la capacidad intelectual de las y los docentes junto con la producción académica que está por venir.

Fuente de la información e imagen: https://www.educacionfutura.org/

Comparte este contenido:
Page 344 of 2438
1 342 343 344 345 346 2.438