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Noam Chomsky sobre ChatGPT

Noam Chomsky sobre ChatGPT

ENTREVISTA

 

Para qué sirve y por qué no es capaz de replicar el pensamiento humano

La inteligencia artificial (IA) está arrasando en el mundo. Está transformando todos los ámbitos de la vida y planteando importantes problemas éticos para la sociedad y el futuro de la humanidad. ChatGPT, que está dominando las redes sociales, es un chatbot basado en IA desarrollado por OpenAI. Es un subconjunto del aprendizaje automático y se basa en lo que se denomina Large Language Models (grandes modelos lingüísticos), capaces de generar respuestas similares a las humanas. El potencial de aplicación de esta tecnología es enorme, por lo que ya se está pidiendo que se regule la IA como ChatGPT.

¿Puede la IA ser más inteligente que los humanos? ¿Constituye una amenaza pública? De hecho, ¿puede convertirse en una amenaza existencial? Noam Chomsky, el lingüista más eminente del mundo y uno de los intelectuales públicos más estimados de todos los tiempos, cuya estatura intelectual se ha comparado con la de Galileo, Newton y Descartes, aborda estas inquietantes cuestiones en la entrevista que sigue.

C. J. Polychroniou: Como disciplina científica, la inteligencia artificial (IA) se remonta a los años 50, pero en las dos últimas décadas se ha ido abriendo paso en todo tipo de campos, como la banca, los seguros, la fabricación de automóviles, la música y la defensa. De hecho, el uso de técnicas de IA ha demostrado en algunos casos superar las capacidades humanas, como en una partida de ajedrez. ¿Es probable que las máquinas lleguen a ser más inteligentes que los humanos?

Noam Chomsky: Para aclarar la terminología, el término «máquina» significa aquí programa, básicamente una teoría escrita en una notación que puede ser ejecutada por un ordenador, y un tipo de teoría inusual en aspectos interesantes que podemos dejar de lado aquí.

Podemos hacer una distinción aproximada entre ingeniería pura y ciencia. No hay un límite claro, pero es una primera aproximación útil. La ingeniería pura busca producir un producto que pueda ser de alguna utilidad. La ciencia busca la comprensión. Si el tema es la inteligencia humana o las capacidades cognitivas de otros organismos, la ciencia busca comprender estos sistemas biológicos.

Tal y como yo los entiendo, los fundadores de la IA -Alan Turing, Herbert Simon, Marvin Minsky y otros- la consideraban ciencia, parte de las entonces incipientes ciencias cognitivas, que utilizaban las nuevas tecnologías y los descubrimientos en la teoría matemática de la computación para avanzar en la comprensión. Con el paso de los años, estas preocupaciones se han desvanecido y se han visto desplazadas en gran medida por una orientación ingenieril. En la actualidad, las primeras preocupaciones se suelen tachar, a veces con condescendencia, de ‘IA a la antigua usanza’ [en inglés ‘good old-fashioned AI’ o su acrónimo ‘GOFAI’].

Siguiendo con la pregunta, ¿es probable que se conciban programas que superen las capacidades humanas? Hay que tener cuidado con la palabra «capacidades», por razones a las que volveré. Pero si consideramos que el término se refiere a la ejecución1 humana, entonces la respuesta es: definitivamente sí. De hecho, existen desde hace mucho tiempo: la calculadora de un ordenador, por ejemplo. Puede superar con creces lo que hacen los humanos, aunque sólo sea por falta de tiempo y memoria. En el caso de sistemas cerrados como el ajedrez, en los años 50 se comprendió perfectamente que tarde o temprano, con el avance de gigantescas capacidades computacionales y un largo periodo de preparación, se podría idear un programa capaz de derrotar a un gran maestro que juega con un límite de memoria y tiempo. El alcance de ese logro, años más tarde, fue más que nada un reclamo publicitario para IBM. Muchos organismos biológicos superan las capacidades cognitivas humanas en aspectos mucho más profundos. Las hormigas del desierto de mi patio trasero tienen cerebros minúsculos, pero superan con creces las capacidades humanas de navegación, en los principios que subyacen, no sólo en ejecución. No existe tal cosa como una Gran Cadena del Ser en cuya cúspide esté el ser humano.

Los productos de la ingeniería de IA se utilizan en muchos campos, para bien o para mal. Incluso los más sencillos y conocidos pueden ser bastante útiles: en el área lingüística, programas como el autocompletado, la transcripción en directo, el traductor de google, entre otros. Con una potencia de cálculo mucho mayor y una programación más sofisticada, también deberían surgir otras aplicaciones útiles en las ciencias. Ya ha habido algunas: cómo ha asistido en el estudio del plegamiento de proteínas es un caso reciente en el que la tecnología de búsqueda masiva y rápida ha ayudado a los científicos a abordar un problema crítico y difícil.

Los proyectos de ingeniería pueden ser útiles, o perjudiciales. Ambas cuestiones se plantean en el caso de la ingeniería de la IA. El trabajo actual con grandes modelos lingüísticos (LLM por sus siglas en inglés), incluidos los chatbots, proporciona herramientas para desinformar, difamar y engañar a los no informados. Las amenazas aumentan cuando se combinan con imágenes artificiales y réplicas de voz. Con diferentes preocupaciones en mente, decenas de miles de investigadores de IA han pedido recientemente una moratoria en el desarrollo debido a los peligros potenciales que perciben.

Como siempre, hay que sopesar los posibles beneficios de la tecnología frente a los costes potenciales.

Se plantean cuestiones muy distintas cuando nos referimos a la IA y la ciencia. Aquí se impone la cautela debido a las afirmaciones exorbitantes e imprudentes, a menudo amplificadas en los medios de comunicación. Para aclarar las cuestiones, consideremos casos, algunos hipotéticos, otros reales.

He mencionado la navegación de los insectos, que es un logro asombroso. Los científicos especializados en insectos han avanzado mucho en el estudio acerca de cómo este logro se ha alcanzado, si bien la neurofisiología -una materia muy complicada- sigue sin aclararse del todo, al igual que sucede con la evolución de los sistemas. Lo mismo ocurre con las asombrosas proezas de aves y tortugas marinas que recorren miles de kilómetros y regresan infaliblemente al lugar de origen.

Supongamos que Tom Jones, un partidario de la ingeniería de la IA, viene y dice: «Todo tu trabajo ha sido refutado. El problema está resuelto. Los pilotos de líneas aéreas comerciales consiguen siempre los mismos resultados, o incluso mejores».

Si acaso tomáramos la molestia de responder, nos reiríamos.

Tomemos el caso de las hazañas náuticas de los polinesios, que todavía perviven entre las tribus indígenas, que por medio de las estrellas, el viento y las corrientes pueden desembarcar sus canoas en un punto designado a cientos de millas de distancia. También este caso ha sido objeto de muchas investigaciones para averiguar cómo lo hacen. Tom Jones tiene la respuesta: «Deja de perder el tiempo; los buques de guerra lo hacen todo el tiempo».

La misma respuesta.

Pasemos ahora a un caso real: la adquisición del lenguaje. En los últimos años se han llevado a cabo investigaciones exhaustivas y muy esclarecedoras que han demostrado que los bebés tienen un conocimiento muy rico de la lengua (o lenguas) de su entorno, muy superior al que exhiben cuando actúan con ella[s]. Se consigue con pocas pruebas y, en algunos casos cruciales, sin ninguna. En el mejor de los casos, como han demostrado cuidadosos estudios estadísticos, los datos de los que disponen son escasos, sobre todo si se tiene en cuenta la rango-frecuencia («ley de Zipf«).

Entra Tom Jones: «Has sido refutado. Sin prestar atención a tus hallazgos, los LLM que escanean cantidades astronómicas de datos pueden encontrar regularidades estadísticas que permiten simular los datos en los que han sido entrenados, produciendo algo que se parece bastante al comportamiento humano normal. Chatbots».

Este caso difiere de los demás. En primer lugar, es real. Segundo, la gente no se ríe; de hecho, muchos se asombran. Tercero, a diferencia de los casos hipotéticos, los resultados reales distan mucho de lo que se afirma.

Estas consideraciones sacan a relucir un problema menor con respecto al entusiasmo actual por los LLM: su total absurdidad, como en los casos hipotéticos en los que lo hemos reconocido de inmediato. Pero hay problemas mucho más graves que la absurdidad.

Una es que los sistemas LLM están diseñados de tal manera que no pueden decirnos nada sobre el lenguaje, el aprendizaje u otros aspectos de la cognición, una cuestión de principio, irremediable. Duplique los terabytes de datos escaneados, añada otro billón de parámetros, utilice todavía más energía de California, y la simulación del comportamiento mejorará, al tiempo que revelará más claramente el fracaso de principio en el planteamiento sobre cómo producir cualquier forma de comprensión. La razón es elemental: los sistemas funcionan igual de bien con lenguas imposibles, tales que los bebés no pueden adquirir, como con aquellas que estos adquieren rápidamente y casi por reflejo.

Es como si un biólogo dijera: «Tengo una nueva gran teoría de los organismos. Esta teoría enumera muchos que existen y muchos que es imposible que existan, y no puedo decirles nada sobre la distinción».

De nuevo, nos reiríamos. O deberíamos.

No ríe Tom Jones, quien ahora se referirá a casos reales. Persistiendo en su radical alejamiento de la ciencia, Tom Jones responde: «¿Cómo puedes saber nada de esto hasta que no hayas investigado todas las lenguas?». En este punto, el abandono de la ciencia normal resulta aún más claro. Por un argumento análogo podemos desechar la genética y la biología molecular, la teoría de la evolución y el resto de las ciencias biológicas, que no han estudiado más que las muestras de una ínfima fracción de organismos. Y por si fuera poco, podemos desechar toda la física. ¿Por qué creer en las leyes del movimiento? ¿Cuántos objetos se han observado realmente en movimiento?

Existe, además, la pequeña cuestión de la carga de la prueba. Quienes proponen una teoría tienen la responsabilidad de demostrar que tiene algún sentido, en este caso, demostrando que falla para las lenguas imposibles. No es responsabilidad de otros refutar la propuesta, aunque para el caso parece bastante fácil hacerlo.

Pasemos a la ciencia normal, donde las cosas se ponen interesantes. Incluso un solo ejemplo de adquisición del lenguaje puede aportar una rica visión de la distinción entre lenguas posibles e imposibles.

Las razones son claras y conocidas. Todo crecimiento y desarrollo, incluido lo que se denomina «aprendizaje», es un proceso que parte de un estado del organismo y lo transforma paso a paso hacia etapas posteriores.

La adquisición del lenguaje es un proceso de este tipo. El estado inicial es la dotación biológica de la facultad del lenguaje, que obviamente existe, incluso aunque pueda ser, como algunos creen, una combinación particular de otras capacidades. Eso es muy improbable por razones que se comprenden desde hace tiempo, pero no es relevante para lo que nos ocupa aquí, así que podemos dejarlo de lado. Es evidente que existe una dotación biológica para la facultad humana del lenguaje. Una mera obviedad.

La transición avanza hacia un estado relativamente estable, que no cambiará más que superficialmente: el conocimiento lingüístico. Los datos externos desencadenan y configuran parcialmente el proceso. Estudiando el estado alcanzado (conocimiento lingüístico) y los datos externos, podemos sacar conclusiones de gran alcance sobre el estado inicial, la dotación biológica que hace posible la adquisición del lenguaje. Las conclusiones sobre el estado inicial imponen una distinción entre lenguas posibles e imposibles. La distinción es válida para todos los que comparten el estado inicial: todos los humanos, hasta donde sabemos; no parece haber diferencias en la capacidad de adquirir el lenguaje entre los grupos humanos existentes.

Todo esto es ciencia normal, y ha conseguido muchos resultados.

La experimentación ha demostrado que el estado estable se obtiene sustancialmente muy pronto, hacia los tres o cuatro años de edad. También está bien establecido que la facultad del lenguaje tiene propiedades básicas específicas de los humanos, de ahí que sea una verdadera propiedad de especie: común a los grupos humanos y, en aspectos fundamentales, un atributo humano único.

En este relato esquemático se dejan muchas cosas fuera, sobre todo el papel de leyes de la naturaleza en el crecimiento y el desarrollo: en el caso de un sistema computacional como el lenguaje, los principios de eficiencia computacional. Pero ésta es la esencia de la cuestión. De nuevo, ciencia normal.

Es importante tener clara la distinción de Aristóteles entre posesión de conocimiento y uso del conocimiento (en terminología contemporánea, competencia y actuación). En el caso del lenguaje, el estado estable obtenido es la posesión de conocimientos, codificados en el cerebro. El sistema interno determina una serie ilimitada de expresiones estructuradas, cada una de las cuales podemos considerar que formula un pensamiento, cada una externalizable en algún sistema sensomotor, normalmente el sonido, aunque podría ser el signo o incluso (con dificultad) el tacto.

En el uso del conocimiento («actuación») se accede al sistema codificado internamente. La actuación incluye el uso interno del lenguaje en el pensamiento: reflexión, planificación, recuerdo y mucho más. Desde el punto de vista estadístico, éste es, con mucho, el uso abrumador del lenguaje. Es inaccesible a la introspección, aunque podemos aprender mucho sobre él con los métodos normales de la ciencia, desde «fuera», metafóricamente hablando. Lo que se denomina «habla interior» son, de hecho, fragmentos de lenguaje exteriorizado con el aparato articulatorio silenciado. Es sólo un reflejo remoto del uso interno del lenguaje; cuestiones importantes que no puedo tratar aquí.

Otras formas de uso del lenguaje son la percepción (análisis sintáctico) y la producción, esta última entraña propiedades que siguen siendo tan misteriosas como cuando Galileo y sus contemporáneos las contemplaban con asombro en los albores de la ciencia moderna.

El principal objetivo de la ciencia es descubrir el sistema interno, tanto en su estado inicial de la facultad humana del lenguaje como en las formas particulares que adopta en la adquisición. En la medida en que se comprenda este sistema interno, podremos proceder a investigar cómo entra en funcionamiento, interactuando con muchos otros factores que intervienen en el uso del lenguaje.

La obtención de datos acerca de la actuación ofrece evidencias sobre la naturaleza del sistema interno, en especial cuando se refina experimentalmente, algo habitual en los trabajos de campo. Pero incluso la recopilación más masiva de datos es necesariamente engañosa en aspectos cruciales. Se ciñe a lo que se produce normalmente, no al conocimiento del lenguaje codificado en el cerebro, el objeto primario que investigan quienes quieren comprender la naturaleza del lenguaje y su uso. Ese objeto interno determina una clase infinita de posibilidades que no se utilizarán en el comportamiento normal debido a factores irrelevantes para el lenguaje, como las limitaciones de la memoria a corto plazo; temas estudiados hace 60 años. Los datos observados también incluirán buena parte de lo que queda fuera del sistema codificado en el cerebro, a menudo el uso consciente del lenguaje de formas que violan las reglas con fines retóricos. Son obviedades conocidas por todos los investigadores de campo, que recurren a técnicas de recolección directa de datos con sujetos informantes, básicamente experimentos, para obtener un corpus refinado que excluya las restricciones irrelevantes y las expresiones desviadas. Lo mismo ocurre cuando los lingüistas se utilizan a sí mismos como fuentes de información, un procedimiento perfectamente razonable y normal, habitual en la historia de la psicología hasta la actualidad.

Si seguimos avanzando con la ciencia normal, descubrimos que los procesos y elementos internos de la lengua no pueden detectarse mediante la inspección de los fenómenos observados. A menudo, estos elementos ni siquiera aparecen en el habla (o la escritura), aunque sus efectos, a menudo sutiles, pueden detectarse. Esa es otra razón por la que restringirse a los fenómenos observados, como en los enfoques LLM, limita marcadamente la comprensión de los procesos internos que son objeto central de la investigación sobre la naturaleza del lenguaje, su adquisición y su uso. Pero eso no es relevante si se ha abandonado la preocupación por la ciencia y la comprensión en favor de otros objetivos.

Más en general, en las ciencias, durante milenios se ha llegado a conclusiones mediante experimentos -a menudo experimentos mentales-, siendo cada uno de ellos una abstracción radical de los fenómenos. Los experimentos se basan en la teoría y tratan de descartar los innumerables factores irrelevantes que intervienen en los fenómenos observados, como en la actuación lingüística. Todo esto es tan elemental que rara vez se discute. Y familiar. Como se ha señalado, la distinción básica se remonta a la distinción de Aristóteles entre posesión del conocimiento y uso del conocimiento. El primero es el objeto central de estudio. Los estudios secundarios (y bastante serios) investigan cómo sirve a la actuación el sistema de conocimiento almacenado internamente, junto con los muchos factores no lingüísticos que entran en lo que se observa directamente.

También podemos recordar una observación del biólogo evolutivo Theodosius Dobzhansky, famoso sobre todo por su trabajo con la Drosophila: cada especie es única, y los humanos son los más únicos de todos. Si nos interesa comprender qué clase de criaturas somos -siguiendo el mandato del Oráculo de Delfos de hace 2.500 años-, nos ocuparemos sobre todo de lo que hace que los humanos seamos los más únicos de todos, principalmente el lenguaje y el pensamiento, estrechamente entrelazados, como reconoce una rica tradición que se remonta a la Grecia clásica y la India. La mayor parte del comportamiento es bastante rutinario y, por tanto, hasta cierto punto predecible. Lo que realmente nos hace únicos es lo que no es rutinario, y lo encontramos, a veces mediante experimentos, a veces mediante la observación, desde los niños en condiciones normales hasta los grandes artistas y científicos.

Un último comentario al respecto. La sociedad lleva un siglo plagada de campañas masivas por parte de empresas para fomentar el desprecio por la ciencia, temas bien estudiados por Naomi Oreskes entre otros. Comenzó con compañías cuyos productos eran letales: el plomo, el tabaco, el amianto y, más tarde, los combustibles fósiles. Sus motivos son entendibles. El objetivo de una empresa en una sociedad capitalista es el beneficio, no el bienestar humano. Es un hecho institucional: si no sigues el juego, te echan y te sustituye otro que sí lo haga.

Los departamentos de marketing de las empresas reconocieron muy pronto que sería un error negar las crecientes pruebas científicas de los efectos letales de sus productos. Eso sería fácilmente refutable. Mejor sembrar la duda, fomentar la incertidumbre, el desprecio por esos superexpertos de traje y corbata que nunca han pintado una casa, pero vienen de Washington a decirme que no use pintura con plomo, destruyendo mi negocio (un caso real, fácilmente multiplicable). Eso ha funcionado demasiado bien. Ahora mismo nos está llevando por el camino de la destrucción de la vida humana organizada en la Tierra.

En ambientes intelectuales, la crítica posmoderna de la ciencia, desmontada por Jean Bricmont y Alan Sokal, pero aún muy viva en algunos círculos, ha producido efectos similares.

Puede que sea una sugerencia poco amable, pero creo que es justo preguntarse si los Tom Jones y aquellos que repiten acríticamente e incluso amplifican sus descuidadas proclamas están contribuyendo a las mismas tendencias nefastas.

CJP: ChatGPT es un chatbot basado en el lenguaje natural que utiliza la inteligencia artificial para permitir conversaciones similares a las humanas. En un reciente artículo publicado en The New York Times, junto con otros dos autores, usted tachaba de bombo publicitario a los nuevos chatbots porque, sencillamente, no pueden igualar la competencia lingüística de los humanos. ¿No es posible, sin embargo, que las futuras innovaciones en IA produzcan proyectos de ingeniería que igualen y quizá incluso superen las capacidades humanas?

NC: El crédito por el artículo debería atribuirse al autor real, Jeffrey Watumull, un excelente matemático-lingüista-filósofo. Los dos coautores que figuran en la lista son asesores que están de acuerdo con el artículo, pero no lo han escrito.

Es cierto que los chatbots no pueden en principio igualar la competencia lingüística de los humanos, por las razones que hemos repetido antes. Su diseño básico les impide alcanzar la condición mínima de adecuación para una teoría del lenguaje humano: distinguir los lenguajes posibles de los imposibles. Dado que se trata de una propiedad del diseño, no puede ser superada por futuras innovaciones en este tipo de IA. Sin embargo, es muy posible que futuros proyectos de ingeniería igualen e incluso superen las capacidades humanas, si nos referimos a la capacidad humana de actuación [performance] en el uso del lenguaje. Como se ha señalado más arriba, algunos ya lo han hecho desde hace tiempo: las calculadoras automáticas, por ejemplo. Y lo que es más interesante, como ya se ha mencionado, insectos con cerebros minúsculos superan las capacidades humanas entendidas como competencia.

CJP: En el citado artículo también se observaba que los proyectos de IA actuales no poseen una facultad moral humana. ¿Este hecho tan obvio hace que los robots de IA sean una amenaza menor para la raza humana? Creo que se puede argumentar que los hace incluso más peligrosos.

NC: En efecto, es un hecho evidente, entendiendo la «facultad moral» en sentido amplio. A menos que se controle cuidadosamente, la ingeniería de la IA puede plantear graves amenazas. Supongamos, por ejemplo, que se automatizara el cuidado de los pacientes. Los inevitables errores que el juicio humano es capaz de subsanar podrían dar lugar a una historia de terror. O supongamos que se eliminara a los humanos de la evaluación de las amenazas determinadas por los sistemas automatizados de defensa antimisiles. Como nos informa un registro histórico estremecedor, eso sería el fin de la civilización humana.

CJP: Organismos reguladores y fuerzas de seguridad en Europa están mostrando su preocupación por la propagación de ChatGPT, mientras que un texto legislativo de la Unión Europea presentado recientemente intenta hacer frente a la IA clasificando dichas herramientas según su nivel de riesgo percibido. ¿Está de acuerdo con los que temen que ChatGPT suponga una grave amenaza pública? Además, ¿cree realmente que se puede detener el desarrollo de herramientas de IA hasta que se introduzcan salvaguardias?

NC: Puedo simpatizar muy fácilmente con los esfuerzos por intentar controlar las amenazas que plantea la tecnología avanzada, incluido este caso. Sin embargo, soy escéptico sobre la posibilidad de hacerlo. Sospecho que el genio está fuera de la botella. Es probable que los agentes maliciosos -institucionales o individuales- puedan encontrar formas de eludir las salvaguardias. Estas sospechas no son, por supuesto, razón para no intentarlo y para mantener la guardia.

Nota:

1Nota de traducción. El término performance en inglés, aquí traducido en un sentido más transversal como ‘ejecución’, se denomina ‘actuación’ en el campo de la lingüística moderna sobre las aportaciones del propio N.Chomsky.

Texto original: https://www.commondreams.org/opinion/noam-chomsky-on-chatgpt

Traducción: Edgar Manjarín

Fuente: https://sinpermiso.info/textos/noam-chomsky-habla-sobre-chatgpt-para-que-sirve-y-por-que-no-es-capaz-de-replicar-el-pensamiento

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/noam-chomsky-sobre-chatgpt/ (

 

 

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Brasil: Podemos detener el caos climático

Podemos detener el caos climático

Por Silvia Ribeiro *

A fines de marzo se publicó el resumen final del sexto Informe de evaluación global sobre el cambio climático, luego de un proceso de ocho años coordinado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).

El mensaje central es claro. La emergencia climática es científicamente innegable y la forma principal de detener la crisis climática es la reducción drástica de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), especialmente las provocadas por la producción y uso de combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón). Es necesario cortar más de 40 por ciento de las emisiones actuales hasta el año 2030, para no causar un aumento de la temperatura global a niveles catastróficos en varias regiones.

Conjuntamente, requiere apoyar el despliegue de energías renovables, las medidas de eficiencia energética y cambios profundos en la matriz global de demanda de energía y recursos, teniendo en cuenta que existen grandes desigualdades en el consumo y en la emisión de GEI entre los países.

Señalan que el cambio climático ya ha causado serias consecuencias negativas ambientales, económicas y en las comunidades. Las personas más pobres, más de 3 mil 500 millones de habitantes del planeta, viven en las regiones más vulnerables al cambio climático. En la última década, el número de víctimas mortales por inundaciones, sequías y tormentas inusuales fue 15 veces más alto en esas regiones (https://tinyurl.com/5n8uev72).

Enfatizan la necesidad de medidas políticas nacionales y globales urgentes, que señalan que hasta ahora no han sido suficientes. Alertan al mismo tiempo del peligro de que gobiernos e industrias confíen en la supuesta disponibilidad futura de tecnologías muy problemáticas y que no han sido probadas a escala como la captura y almacenamiento de carbono (CAC), la remoción tecnológica de dióxido de carbono y otros enfoques de geoingeniería, mientras en el presente justifican no tomar medidas para reducir realmente las emisiones.

El informe de síntesis y el resumen para responsables de políticas de este sexto Informe de evaluación global (6IE) se publicó el 20 de marzo en Suiza, luego de una semana de negociaciones. Es producto de un proceso de 8 años, que elaboró seis informes parciales sobre diferentes aspectos del cambio climático publicados desde 2018. Los informes en este proceso cubrieron las temáticas de los impactos de sobrepasar un aumento de temperatura media global de 1,5 grados, los impactos del cambio climático en suelos, en oceános y criosfera, y los reportes de los tres grupos permanentes del IPCC sobre las bases físicas, los impactos, adaptación y vulnerabilidad y la mitigación del cambio climático (https://www.ipcc.ch/).

El IPCC es un panel de cientos de científicos y científicas de todo el mundo y en la revisión de los reportes intervienen más de 20 mil personas expertas, designadas por gobiernos, instituciones académicas y organizaciones no gubernamentales que trabajan en cambio climático. También participan expertos de las industrias que causan el cambio climático, incluso entre los autores de algunos capítulos hay empleados de corporaciones petroleras.

Los reportes elaborados son útiles, principalmente en sistematizar datos de la realidad del cambio climático. No obstante, en informes anteriores, los escenarios futuros que plantea el IPCC son problemáticos, porque los modelos que utiliza (modelos de evaluación integrados o IAM, por sus siglas en inglés) se basan en la permanencia del statu quo económico y desigual que causa la crisis climática.

Por ejemplo, el crecimiento económico siempre en aumento, tasas de interés, etcétera. En este marco, en la definición de tres de los cuatro escenarios que plantea el IPCC, las industrias contaminantes y los académicos que promueven la geoingeniería han tenido peso para incluir la consideración de tecnologías riesgosas y especulativas que afirman servirían para remover el carbono de la atmósfera después de emitido. Esto presupone que no se harían las reducciones de gases de efecto invernadero requerido y da la falsa ilusión de que estas tecnologías estarán disponibles.

Es por ello particularmente importante que el IPCC en el resumen final ahora publicado, que recoge la elaboración de todos los informes anteriores, advierta que confiar en esas tecnologías es un peligro, porque no existen o no está probada su viabilidad ambiental, climática ni económica y que, además, no podrán desarrollarse en el tiempo requerido.

Señala que es mucho más efectivo y seguro apoyar las tecnologías que existen, por ejemplo, la energía eólica y solar, sobre las que informa que bajaron en 85 por ciento sus costos desde 2010. También que es mucho más seguro y posible apoyar con políticas los cambios en la producción y demanda de alimentos, ya que la producción industrial de ganado, por ejemplo, tiene un fuerte impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero. Igualmente, la producción industrial y agroquímica utiliza enormes cantidades de agua y combustibles fósiles, tanto para maquinaria como en agroquímicos (que son derivados del petróleo).

Estas medidas y más, si se hacen con y desde las comunidades, respetando sus derechos, territorios y conocimientos, muestran que podemos detener el cambio climático.

* Investigadora del Grupo ETC

Sur y Sur

 

Fuente de la Información: https://www.nodal.am/2023/05/podemos-detener-el-caos-climatico-por-silvia-ribeiro/

 

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República Dominicana: La formación de maestros en la R.D: la clave para enfrentar los desafíos de la educación del siglo XXI

La formación de maestros en la R.D: la clave para enfrentar los desafíos de la educación del siglo XXI

Una de las principales razones por las cuales se necesita una reforma urgente en la formación de maestros es que la educación ha cambiado significativamente en los últimos años.

La formación de maestros en la República Dominicana es un tema de suma importancia que ha sido objeto de debate en la sociedad dominicana durante décadas. La educación es uno de los principales pilares del desarrollo de un país, y los maestros son la piedra angular del sistema educativo. Por lo tanto, la formación de los maestros es esencial para garantizar una educación de calidad en el país.

La formación de maestros en la República Dominicana ha sido objeto de críticas constantes por parte de la sociedad, ya que se ha demostrado que muchos maestros no están preparados para enfrentar los desafíos del sistema educativo actual. La falta de recursos y la falta de capacitación han llevado a que muchos maestros no tengan las habilidades y competencias necesarias para enseñar de manera efectiva.

Una de las principales razones por las cuales se necesita una reforma urgente en la formación de maestros es que la educación ha cambiado significativamente en los últimos años. El acceso a la tecnología y la globalización han transformado la manera en que los estudiantes aprenden y la forma en que los maestros enseñan. Sin embargo, la formación de maestros en la República Dominicana no ha evolucionado a la par de estos cambios, lo que ha llevado a que muchos educadores no estén preparados para enseñar de manera efectiva en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico.

Otro problema en la formación de maestros en la República Dominicana es la falta de capacitación continua. Muchos maestros completan su formación inicial y luego no reciben la capacitación adicional necesaria para mantenerse actualizados con los últimos avances en el campo de la educación. Esto significa que muchos maestros no tienen las habilidades necesarias para enseñar de manera efectiva en un mundo cada vez más cambiante.

Además, la formación de maestros en la República Dominicana se enfrenta a un problema de calidad. Muchas facultades de educación no cumplen con los estándares internacionales de calidad en la formación de maestros. Esto significa que los maestros que se gradúan de estas facultades no tienen las habilidades y conocimientos necesarios para enseñar de manera efectiva. Se necesitan medidas para garantizar que las facultades de educación cumplan con los estándares internacionales de calidad y que los maestros que se gradúan de estas instituciones estén preparados para enseñar de manera efectiva.

Así que, en mi opinión, la formación de maestros en la República Dominicana necesita una reforma radical. Los maestros son la piedra angular del sistema educativo, y su formación es esencial para garantizar una educación de calidad para los estudiantes. La formación de maestros debe evolucionar para adaptarse a los cambios en la educación y en la sociedad, y para garantizar que los maestros estén preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI. Se necesitan medidas para garantizar que los maestros reciban capacitación continua y que las facultades de educación cumplan con los estándares internacionales de calidad. Además, es necesario que se fortalezcan las políticas públicas en materia de formación de maestros y se destinen los recursos necesarios para mejorar la calidad de la educación en el país.

La formación de maestros no es un tema que se pueda abordar de manera aislada, sino que está relacionado con otros problemas estructurales en el sistema educativo de la República Dominicana. Es necesario un enfoque integral para mejorar la calidad de la educación, que incluya la formación de maestros, la infraestructura escolar, los recursos pedagógicos, la participación de los padres y la comunidad, entre otros aspectos.

En este sentido, es importante que la sociedad dominicana tome conciencia de la importancia de la formación de maestros y del papel fundamental que estos juegan en el desarrollo del país. Los maestros son los responsables de formar a las futuras generaciones de líderes, emprendedores y ciudadanos comprometidos con su país. Por lo tanto, es fundamental que se les brinde la formación y el apoyo necesario para que puedan cumplir con esta tarea de manera efectiva.

En conclusión, la formación de maestros en la República Dominicana necesita una reforma urgente para garantizar que los maestros estén preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI y para que los estudiantes puedan recibir una educación de calidad que les permita competir a nivel internacional. Se necesitan medidas para mejorar la calidad de la formación de maestros, incluyendo la capacitación continua y el cumplimiento de los estándares internacionales de calidad. Además, es necesario un enfoque integral para mejorar la calidad de la educación en el país, que incluya aspectos como la infraestructura escolar, los recursos pedagógicos y la participación de la comunidad. La formación de maestros es esencial para el desarrollo del país y para garantizar un futuro mejor para todos los dominicanos.

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La autora de este artículo es estudiante de la carrera de Educación orientada a la enseñanza de la Lengua y la Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.

Fuente de la Información: https://acento.com.do/cultura/la-formacion-de-maestros-en-la-r-d-la-clave-para-enfrentar-los-desafios-de-la-educacion-del-siglo-xxi-9218631.html

 

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España: Una línea en el horizonte

Una línea en el horizonte

Rodrigo Ayarza

Narrativas noviolentas

 

—Yuna, ¿por qué dibujas esos animales en el espejo? —le pregunta su hermano Endetas.

Yuna no lo escucha, sigue absorta en su mundo cantando una canción en tonos agudos y la voz de su hermano se pierde. Ella borra con un dedo la oreja de uno de los conejos que al parecer quedó deforme. Luego termina de peinarse las puntas rebeldes de su cabello y busca un hueco por donde ver reflejado su rostro en el espejo, pero le es imposible hacerlo. Decenas de animales dibujados con jabón y pasta de dientes ocupan ese mundo. Retrocede medio metro y observa como unos lobos hambrientos persiguen a un bisonte que fue alcanzado por unas flechas y a unos monos que huyen buscando algún tipo de salvación… Mientras intentan escapar, Yuna los sigue con la mirada.

—Por supuesto que no te puedes ver —le dice su hermano Endetas cuando pasa otra vez por la puerta del baño.

—¿Será verdad? No creo que sea así como dicen… sea como sea, yo también lo quiero ver — dice ella.

—¿Qué quieres ver?, ¿de qué hablas? —le pregunta su hermano.

Yuna lo mira a los ojos y le cuenta: «dicen que obligan a unos niños a cazar y golpear con unos palos a unos animales».

—¿Quiénes los obligan? —pregunta Endetas asombrado, revisando que no falte nada en sus mochilas.

—No lo sé, dicen que unos pandilleros. ¿No lo has visto?, está en internet —Yuna comienza a hacerse una larga trenza y vuelve a tararear parte de la canción que estaba cantando.

—Si, sí, esa es la canción, la recuerdo bien. Eso que cantas es una canción de presentación de un videojuego en internet —dice Endetas convencido.

—Unas amigas la cantan y se me pegó —comenta Yuna.

—Es muy violento lo que pasa en ese videojuego, ¿lo sabías?

—No lo sabía, soy la única de mi clase que no ha jugado.

—No es para tu edad —afirma su hermano, mientras dobla una hoja con unas direcciones en su bolsillo: muelle 7, pesca del día, galpón 6, molida de granos y yerba mate.

—Allí a donde vamos me prometiste que tendríamos internet, ¿verdad?

—Para que querés internet si no tenemos donde ver nada de eso —le responde él.

—Ya te lo dije, me da curiosidad, tengo derecho y quiero ver qué pasa en ese juego.

Endetas guarda silencio. Conoce el videojuego en el que unos jóvenes luchan ferozmente con palos y pinchos en las calles de una ciudad en ruinas con el fin de cazar animales del bando contrario.

Después de cazarlos, cada pandilla elige los animales más aptos y los hace competir con el objetivo de ganar territorios rivales.

Endetas comprende bien la situación, el fiel reflejo de la cultura en una atractiva caja de videojuego: la lucha por la supervivencia, subir de nivel, dominar al enemigo…

Y para el final, el plato fuerte, la versión explícita de la cultura verticalista: unos trepan e intentan alcanzar la cima para impedir que otros también lo hagan. Quienes lo logran tienen el privilegio de quedarse con todo, mientras que el resto, animales y jóvenes descartables, caen olvidados al fondo del foso: game over.

Lo cierto es que Endetas había comenzado a ver el videojuego “Lucha feroz”, pero tuvo que dejarlo. Él también hubiese querido formar parte de ese antídoto contra el aburrimiento, pero no fue posible.

Recuerda el griterío ensordecedor que hacían decenas de chicos pegados a las pantallas jugando en esa sala en horario libre, alentando a esos animales, cantando esa canción que ahora también canta Yuna, mientras él limpiaba el lugar.

—Si conseguimos un teléfono podremos ver cosas que ven otros, escuchar música —insiste Yuna—. Sé que te gusta mucho la música.

Endetas no le responde, tan solo cierra las mochilas y le dice que se tienen que ir.

—Dicen que en internet, durante el videojuego, permiten apostar por quiénes cazan más animales, ¿será verdad? —le pregunta ella mientras busca su sombrero.

—Sí, lo sé —le responde su hermano mientras la espera en la puerta de la casa.

—Sé que vos nunca apostarías por algo así —dice Yuna en el momento en que encuentra su sombrero.

Yuna, sabía que su hermano trabajaba en el centro educativo en la sala de computadoras, pero nunca le había dicho que limpiaba las máquinas y los baños de esa sala. Hace unas semanas lo habían acusado junto a otros de robar unas máquinas durante la noche, pero se habían equivocado.

Endetas no había tenido nada que ver en el asunto.

Yuna guarda una botella de agua en su mochila, se pone su sombrero y los dos hermanos salen de la casa.

Los centros educativos continúan cerrados. Y ellos ahí, en una apartada región fuertemente azotada por sequías extremas a las que se sumó el drama de la pandemia.

Hace meses que Yuna nove a sus compañeros de clase ni los volvería a ver por un buen tiempo.

Es así como decidieron ir al otro lado del cerro alto donde se encontraban los ríos de agua dulce y los cultivos. Lo cierto es que al igual que muchos iban en busca de una oportunidad única y sabían que no la podían desperdiciar.

Durante el trayecto pasan al lado de un grupo de mujeres que plantan semillas. Yuna ve cómo  unas enormes gotas de sudor ruedan por la frente y pómulos de una de ellas y le deja su botella.

La joven mujer apenas puede abrir su boca para agradecerle. Yuna creyó que bebería un poco de agua, pero no fue así y ve cómo la mujer vierte el agua sobre un puñado de semillas. La mujer deja ver un halo de esperanza en su mirada bajo la atenta mirada de las otras que aprueban su decisión.

Luego, Yuna ve cómo otras niñas de su edad hacen unas tortas con semillas secas en unas enormes tablas de madera escondidas bajo la sombra y las saluda. Ellas le devuelven el saludo.

A unos metros de ahí, un niño le regala a Yuna un pájaro hecho con las hojas de plantas de los cultivos. Pero sin viento es imposible que vuele, piensa Yuna.

—No vuela —le dice el niño—. Es para que te acompañe. Hazlo volar cuando encuentres al viento.

Su hermano le toca el hombro, le dice que tienen que seguir.

Caminan varias horas y llegan al lugar arrinconado contra la línea del horizonte, donde les habían prometido que los estarían esperando. Sin embargo, allí donde debería agitarse el río de agua dulce hay un hostil vacío transformado en el mismísimo desierto, desnudo.

Endetas le dice a su hermana que lo siga, ambos se lanzan como bólidos persiguiendo el intento de un sendero imposible. Avanzan por ese mundo durante una hora. Yuna se imagina lo peor.

Impacientes, descubren que lo que debería surgir de una vez por todas no surge, no aparece por ningún lado. Tan solo emergen entre la nada unas manchas deformes y espesas. Deciden enfrentar esa dura realidad y descubrir el rostro de quien se está olvidando de ellos. Sin importar nada más, se abalanzan hacia donde se hace más y más denso ese territorio.

A unos cien metros de donde están, alzan la vista y creen ver la línea del horizonte que están buscando; corren desesperados hacia ese lugar donde les habían hecho creer que se chocarían con esa oportunidad única. Endetas cree que va a estar ahí, le dijeron que confiara, que creyera y siguiera adelante, que tendría ante sus ojos el futuro prometido; pero avanza y tan solo ve flotar unas cenizas moribundas que despedazan en forma perversa la línea del horizonte que alguna vez se atrevió a erguirse o tuvo la imaginación de haber existido. Endetas contempla cómo las cenizas con tintes de vacío tupido profanan esa línea del horizonte y lo peor de todo: la mirada de Yuna  languidece, descubre que no existe otra cosa que un mundo sin posibilidades, inservible. La presencia de ese mundo mutilado, reflejado en el rostro de su hermana, le causa horror a Endetas.

Una especie de arena liviana se posa en las manos de Yuna; se mueve entre sus dedos, empiezan a vibrar miles de partículas, giran y colisionan unas con otras en ese aire inverosímil; sus átomos entran en sinergia, responden a billones de impulsos invisibles que no llegan a solidificarse. No lo pueden creer. Descubren lo insoportable: el futuro transformado en cenizas yace ahí, agonizando, ignorándolos. La línea en el horizonte comienza a ocultarse, comienza a escurrirse debajo de la nada y bajo sus pies hay algo más, descubren el rostro desabrido, las manos laceradas, comprueban que aún se mueve y sienten la piel herida de una línea de horizonte, rendida, vencida por las cenizas, el único monstruo capaz de profanar su presencia.

El sol pega en el cenit. Yuna cae fulminada, Endetas escucha en forma de susurro las palabras que se posan en los labios de su hermana: «no hay nadie esperándonos ¿verdad?» Endetas sabe que se repite lo mismo de siempre, tan solo se tienen el uno al otro. Se da cuenta de que no están hechos para esa línea y hay algo más, esta vez descubre que ni siquiera tiene la chance de luchar y decir hice todo lo que pude y no fue. Y es duro reconocerlo. A estas alturas, no sabe si estas heridas algún día las verá cicatrizar.

Yuna, agotada, enseña su frustración bajo su sombrero castigado y deforme; le insiste a su hermano que tienen que regresar, que ya han visto demasiado. «¿Sabes por dónde, verdad?», le pregunta. Pero él no tiene la respuesta. No existen puntos de referencia por donde escapar ni avanzar. «Yo me voy», insiste Yuna. Endetas, un tanto mareado, intenta levantarla pero le es imposible, la niña no está en donde creía él que podría estar. Definitivamente, se convence: la perdió, perdió de vista el rostro de Yuna. El sol languidece, también se rinde, combatido y vencido por el peso de las insoportables cenizas, cede, y esta vez, Endetas cree escuchar a su hermana que grita, pero se gira hacia una dirección equivocada, desesperado estira su mano para tocarla y nada, ya no está ahí.

Endetas vaga solo por el desierto gris, siente que el silencio ensordecedor le dispara a quemarropa, la angustia de no encontrar a Yuna le hace perder el equilibrio y se desploma en el

suelo. Mueve sus labios sin emitir sonido alguno y revive la dura pregunta que se hizo antes: ¿Alguna vez creíste que no estabas en el lugar correcto? Endetas sabe que ese no es el lugar, ¿pero cuál es el lugar correcto?

Una hora después tropieza con el calzado abandonado de Yuna pero no hay rastros de ella y nota que los cordones están deshechos. Piensa que las malditas cenizas los mordisquearon. Continúa con el calzado de su hermana en su mano; frustrado y angustiado, avanza por ese laberinto infernal hasta que los dedos heridos de sus pies chocan con una superficie irreconocible y descubre un puente para escapar de ese territorio.

Al otro día despierto rodeado por unos extraños pobladores, quienes me ofrecen algo de beber. Un niño me pregunta cómo me llamo: «Endetas», le respondo. Bebo y él me enseña el mismo pájaro hecho con hojas de los cultivos que le habían regalado a Yuna. Una anciana se acerca a mí y me dice que Yuna está bien. No se imaginan la alegría que siento cuando veo que mi hermana corre hacia mí y me abraza con fuerza. Luego me enseña cómo el pájaro vuela y me dice que en esta aldea el viento sí existe.

Nos quedamos en la aldea, el trato es bueno, gente solidaria, muy hospitalaria.

Cuando intento incorporarme no puedo hacerlo, quienes me rodean me preguntan sorprendidos observando mis heridas: «¿qué hacíamos allí?, ¿cómo logramos escapar?» No lo sé. Intento elaborar una respuesta: buscábamos un futuro, al menos uno de verdad, uno que no teníamos. Nos habían dicho que lo hallaríamos en la línea del horizonte. Para darme a entender dibujo en el suelo la cicatriz del río mutilado, también la línea del horizonte convertida en cenizas. Ya no está, pero ese era el lugar, ahí se encontraba lo que estábamos buscando.

La anciana interpreta mis respuestas con una sutileza de adivina, se acuclilla, toca con sus dedos el dibujo en el suelo y me dice que lo que estábamos buscando se debe estar moviendo.

—No entiendo a qué te refieres, ¿moviendo?, ¿hacia dónde? —le pregunto en forma impulsiva.

—Debes tener paciencia Endetas. Para conocer el porqué de estas verdades, tenemos que aprender a masticar lentamente cada una de las ideas —responde la anciana y continúa su relato.

La línea en el horizonte no está ahí para ustedes, no en ese lugar, ni tampoco el futuro que buscan. Ambas o la misma cosa se siguen moviendo…

Nosotros también buscábamos algo que nos estimulara a seguir viviendo, pero ni en un lugar ni en otro lo podíamos hallar. «La mujer dice esto mientras mastica unas hierbas que se le meten entre los dientes como espinas».

Al igual que a ustedes, a nosotros también se nos acabó el camino. Justo ahí por donde llegaron había un enorme agujero en la tierra que se tragaba toda esperanza, «me dice ella». Pasaban los días y nos preguntábamos qué hacer. Aunque los vientos del otro lado no hacían otra cosa que golpearnos en la cara y nos dejaban en la piel olor a desesperación y muerte, igual así, propusimos hacer un puente para abrirnos camino y avanzar. Algunos rechazaron la idea y se amotinaron.

Lo cierto es que los puentes que intentábamos hacer eran frágiles y uno a uno se iban cayendo. Hasta que uno logró sostenerse, pero hubo revueltas y quienes se habían sublevado lograron derribarlo. Fue muy duro todo aquello, sentía que nos despedazábamos, que no valíamos nada…

¿Me entiendes hijo? «Me pregunta la anciana y yo sigo escuchando, atentamente, su relato».

Habíamos retrocedido en todo, hasta habíamos olvidado cómo leer lo que tanto nos había costadoaprender a escribir. Aquello era insoportable. Nos habíamos quedado sin alimentos y luego de intensos debates alcanzamos pequeños acuerdos: logramos construir este brazo de cuerdas, por donde llegaste, como prototipo incipiente de puente.

—¿Y fueron hacia el territorio de las cenizas? —le pregunto a la mujer.

—¡No! —responde ella en forma tajante.

Llegaron primero unos pobladores del otro lado. Se adelantaron y nos acusaron de ser los causantes de todos sus males. Nos definieron con desprecio, dijeron que llevábamos en nuestros huesos el germen de la desesperación y la muerte. En sí, reprodujeron las mismas palabras con las que nosotros también los habíamos prejuzgado e imaginado que así serían ellos y su mundo. Nos señalaron como lobos que habían saqueado sus granjas, nos culparon de haber profanado los escritos originales de sus libros e introducido en ellos símbolos que presagiaban tiempos de sufrimiento y castigo. En fin, de perseguir y corromper su cultura con nuestra amenaza de puente.

Pero estaban equivocados, como te dije, no habíamos pisado su territorio. Por supuesto que no nos creyeron. Creían ver en nuestros rostros las mismísimas miradas de los perpetradores que los habían azotado durante las noches anteriores.

«Luego de una breve pausa, la anciana reflexiona y me dice: ‘préstame atención Endetas’».

Ese suelo de cenizas que conocieron con tu hermana está cargado de extrañas palabras y por lo que veo se les meten en la lengua a cada uno que intenta atravesarlo. Ustedes eligieron hablar de futuro, pero estos otros optaron por escupirnos palabras de venganza a nuestros pies. Respondieron con violencia para amedrentarnos y provocaron ira y hambruna. Pasamos un largo invierno resistiendo ese cruel asedio, hasta que se enfocaron en derribar nuestro puente como forma de perpetuar nuestra sumisión. Por supuesto que no lo consiguieron. Lo defendimos como pudimos, era lo último que nos quedaba, lo único que habíamos aprendido a construir con la esperanza de seguir buscando, creo que al igual que vos y Yuna, nuestro futuro. En sí, lo que trajo angustia y desesperación, terminó uniéndonos y encontramos algo en común por lo que luchar. Hasta que alguien alertó a estos usurpadores que habían vuelto a su suelo de cenizas los mismos forajidos de noches pasadas y fueron tras ellos.

El terror se había apoderado de nuestro espíritu. Mirábamos el puente con recelo y nos preguntábamos con temor cada noche quiénes más podrían llegar a venir desde ese otro lado.

Hasta que ocurrió algo que lo cambió todo: algo inesperado. Llegó alguien muy especial, recuerdo bien la mirada de esa chica. Llegó exhausta, liquidada. La pobre no daba más. Deliraba y también hablaba de líneas vencidas y fugadas en el horizonte, y que estas habían sido enterradas vivas. Hasta que sucedió lo inesperado: ahí estaba ante sus ojos. Lo señaló y su señal fue placentera.

Al parecer, había encontrado algo que nosotros teníamos y que por años había estado buscando.

Encontró en nuestra aldea lo que no había hallado en ese otro lado, una alternativa a esa cultura que la había expulsado y que nosotros al parecer sí teníamos. Aunque no sabíamos qué era, ella con su paciencia nos fue enseñando a descubrirlo. Y sucedió. Hizo lo que habíamos olvidado, lo que otros nos habían enseñado a rechazar. En fin, hizo lo que hacía años nadie se atrevía a hacer.

¡Y nos abrazó!

Muchos rechazaron ese abrazo. Recuerdo que se alzaron las voces a la defensiva: “está loca, ¡echémosla!, vendrán más, ¡nos matarán a todos!”, pero no fue así. Se quedó con nosotros. Se adaptó, debo reconocer que era perseverante, enseñó a los más chicos a escribir y llevó la cosecha como nadie. Aprendimos mucho de ella. Recuerdo bien su nombre: Kranzu, sí, así se dio a conocer y poco a poco nos fuimos metiendo en su piel y dejamos que ella se metiera en la nuestra. Con el tiempo ya fue parte viva de nuestra forma de ser, su latido fue una parte profunda de nuestra aldea y nosotros formábamos también parte de su ritmo y energía. Junto a Kranzu vinieron otros supervivientes, arrastrándose por el puente con sus sueños destrozados, con sus preguntas sin respuesta, que nadie jamás había escuchado. Todos anhelaban algo, diferentes cosas y las fueron hallando poco a poco en nuestra aldea.

La mujer hace una pausa, bebe un líquido extraño que nunca antes había visto: «¿quieres un mete?», me pregunta. Yo acepto ese mate amargo. Y continúa con su relato.

Aquí viene lo importante. Comprendimos para qué estábamos en este lugar: descubrimos que este puente no era para que lo cruzáramos nosotros, sino para recibir a otros. ¿Comprendes, hijo?, «me dice la anciana». Nos dio sentido del por qué teníamos que fortalecer el tejido del puente. Como ves, teníamos ante nuestros ojos la alternativa que habíamos buscado durante años. Y lo mejor de todo es que aprendimos que nosotros formábamos parte de esa alternativa. Y fue así como aprendimos a valorar lo que habíamos creado como alternativa a ese territorio mutilado por las cenizas.

Reconocimos en la historia de Kranzu una especie de inspiración. Recuerdo que ella nos contó que en una noche extremadamente inhóspita y pese a que las fuerzas ya no les daban más, entre varios tuvieron que cargar hasta un refugio a una chica muy joven que estaba embarazada. Quien ante las adversidades más extremas había hecho lo imposible por resistir. Kranzu dio a conocer como esta chica, semi desmayada, se acercó al fuego. Luego de tomar algo caliente y recobrar fuerzas, comenzó a cantarle a su bebé en su vientre. Sintió cómo éste comenzaba a moverse y recuperaba la poca energía que aún le quedaba. Luego sintió unas tímidas palpitaciones, continuó cantándole y sintió como aceleraba sus latidos. Notó que su futuro hijo escuchaba esas canciones.

El ritmo de sus pulsaciones crecía y crecía, hasta que la criatura comenzó a bailar en su vientre. «Sí, así como escuchas Endetas, repite la anciana un tanto conmovida»: comenzó a bailar en su vientre.

Kranzu contó que, durante esa noche, había aprendido a abrazar a la chica embarazada para reanimarla. Nunca antes había abrazado a nadie, o no lo recordaba. Lo cierto es que ni siquiera sabía cómo abrazar y tuvo que aprender a hacerlo. Sí, sí, recuerdo que la joven madre dio a luz en nuestra aldea. Y yo he visto con mis propios ojos el hermoso niño que no solo había bailado, sino que también había aprendido a abrazar en el vientre de su madre. Yo le he visto. Nació con las ansias de querer abrazar, al menos su gesto reflejaba esa expresión.

«Veo que la mujer se lleva su mano al corazón y continúa diciendo». Fue un tiempo muy especial, lo recuerdo bien. Kranzu no solo nos contó que había aprendido a abrazar. A medida que avanzaba el relato de Kranzu, yo también sentía, «dice la anciana» como mis palpitaciones, que habían estado adormecidas, renacían. Y después de esa inspiración de saber que, ante las adversidades más arduas, una criatura respondía bailando en el vientre a las canciones que su madre les cantaba, también mis latidos se aceleraban y buscaban un lugar profundo en mi pecho donde refugiarse.

Kranzu nos enseñó a abrazar. En los abrazos hallamos una forma de esperanza. Y a pesar de las divisiones internas que nos habían desgarrado, en el abrazo encontramos esa alternativa al aislamiento. Y al igual que la joven madre con su hijo, reconstruimos los latidos y los abrazos que la aspereza de la vida había borrado.

La anciana hace una pausa, cierra los ojos y en un eterno susurro casi imperceptible, formado por alientos de otros alientos, agradece a la noche y a quienes la rodeábamos. Luego materializa con su mano el contorno de un objeto inexistente e imagina mover con las delicadas puntas de sus dedos las páginas de esa idea fabulosa. Y en ese sitio escogido suspende su mirada y, como si estuviera leyendo en las hojas más íntimas de un libro sagrado, recita en forma emotiva:  Y en los abrazos permitidos, elegimos cómo querer abrazar, elegimos cómo querer ser abrazados…

Al finalizar el poema, vuelve a mirarme y me dice: ‘creo que tejer puentes que abracen es un arte agotador. Un arte que muchos temen, como buscar un futuro en una línea en un horizonte que han enterrado viva. Lo fue para ustedes y lo fue para Kranzu. Pero aun así descubro que existe la energía necesaria para levantarse cada día y seguir buscando.’

—Y ¿qué ha sido de Kranzu? ¿En dónde está? —le pregunto a la anciana.

—¡Se fue! —me responde ella—. Se fue junto a los que siguen buscando…

Pero basta de tanta conversación. Vete de una buena vez a buscar esa línea en el horizonte que tanto quieres encontrar. A tu edad yo también me hubiese ido. No te preocupes por Yuna. Ella

continúa estudiando y estará bien. Cuando regreses en unas semanas, tendrás tu trabajo en la zafra.

¿Qué más podrías pedir?

—Pero ¿por dónde? ¿Por dónde comienzo a buscar? —le pregunto.

—Encontrarás por dónde. Si me preguntas, ¡arriesga! Muévete contra la corriente. Kranzu siguió moviéndose contra la corriente. Pero ten cuidado. Te perseguirán. Existen ciertos sitios en los que han definido que es peligroso hacerlo. Al menos para los que siguen buscando, está prohibido.

Allí encontrarás a Kranzu. Ah, sí, lo olvidaba. Hay otro chico. Lo llaman Pixyad. Te agradará conocerlos. Ese lugar que muchos buscan, por lo que dicen, es increíble. Si mal no recuerdo, ahí crean sus historias en las que pueden elegir ser ellos mismos… tal como quieren ser, sin que nadie les ande definiendo cómo tienen que latir.

Estas fueron las últimas palabras de la anciana. Me despido de ella y salgo a buscar a los que siguen buscando. A intentar hallar a los que quieren crear sus historias. Porque como saben, también quiero crear mi historia. La que aún no he vivido, la que aún no he comenzado a escribir. No al menos en una línea en el horizonte.

 

Fuente de la Información: https://static1.squarespace.com/static/56fc2f0c859fd08c7e52a26f/t/64777e736650d82cb348ee67/1685552756003/Una+l%C3%ADnea+en+el+horizonte.pdf

 

 

 

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UNICEF: Seis violaciones graves de los derechos de la infancia en tiempos de guerra

Seis violaciones graves de los derechos de la infancia en tiempos de guerra

Así es como los niños se han convertido en el principal objetivo de los conflictos armados

Asesinatos, mutilaciones, secuestros, violencia sexual, reclutamiento en grupos armados y ataques a escuelas, hospitales e instalaciones de agua esenciales: los niños que viven en las zonas de conflicto de todo el mundo siguen sufriendo ataques a una escala aterradora.

Para monitorear, prevenir y frenar con mayor eficacia los ataques contra los niños, el Consejo de Seguridad de la ONU identificó y condenó las siguientes seis violaciones graves contra los derechos de la infancia en tiempos de guerra: el asesinato y la mutilación de niños; el reclutamiento y el uso de niños por parte de fuerzas y grupos armados; los ataques a escuelas y hospitales; las violaciones y otros actos de violencia sexual contra los niños; y la denegación a los niños de acceso a la ayuda humanitaria.

El derecho internacional humanitario obliga a las fuerzas y grupos armados a tomar medidas para proteger a los civiles, incluidos los niños, que son especialmente vulnerables en tiempos de guerra.


Leer: 25 años de conflictos armados y la infancia: Actuar para proteger a los niños y niñas en la guerra


 

Mali. Una niña desplazada se apoya en una muleta para caminar.
UNICEF/UN0332638/Rose
Una niña camina con una muleta en un campo de desplazados en Sévaré, Mali.

1. El asesinato y la mutilación de niños se producen cuando los niños son el objetivo directo o indirecto de los ataques, y puede incluir acciones como la tortura. La muerte y la mutilación de niños pueden producirse como consecuencia del fuego cruzado, las minas, las municiones de racimo, los artefactos explosivos improvisados u otros dispositivos, o en el contexto de operaciones militares, demoliciones de casas, campañas de búsqueda y captura o atentados suicidas.

Por todas estas razones, el uso de armas explosivas, especialmente en zonas pobladas, sigue teniendo un efecto devastador sobre los niños. Solo en 2020, por lo menos el 47% de todas las víctimas infantiles lo fueron debido a las armas explosivas y los restos explosivos de guerra. Entre 2005 y 2022 se confirmaron más de 120.000 casos de niños muertos o mutilados en conflictos armados.

Dos niños ex soldados se abrazan
UNICEF/UN0202141/Rich
Dos niños participan en una ceremonia para liberar a niños de las filas de grupos armados en Yambio, Sudán del Sur.

2. El reclutamiento y el uso de niños por parte de fuerzas y grupos armados se refiere al reclutamiento o alistamiento forzoso o voluntario de niños en cualquier tipo de fuerza o grupo armado. Los niños siguen siendo reclutados y utilizados por las partes en conflicto a un ritmo alarmante. Las fuerzas y grupos armados reclutan a niñas y niños para que desempeñen diversas funciones, como combatientes, cocineros, porteadores, mensajeros y espías, o para explotarlos sexualmente.

Entre 2005 y 2022 se han confirmado más de 105.000 casos de niños reclutados y utilizados por grupos de beligerantes, pero es probable que el número real de casos sea mucho mayor. Los Grupo de Tareas de las Naciones Unidas en el país sobre vigilancia y presentación de informes, o sus equivalentes, han confirmado el reclutamiento y el uso de al menos 1.000 niños por país en al menos 15 países durante este periodo.

Un grupo de niños en un salón de clases
UNICEF/UN0300571/Filippov
Una niña mira hacia arriba en un salón de clases en el este de Ucrania.

3. Los ataques a escuelas y hospitales implican el ataque a instalaciones educativas o médicas con el objetivo de destruirlas parcial o totalmente. Las escuelas y los hospitales deben ser espacios protegidos donde los niños se sientan seguros, incluso en tiempos de conflicto. Sin embargo, los repetidos ataques a estas instalaciones ponen de manifiesto el impacto catastrófico de los conflictos armados sobre los derechos de los niños, incluidos los de la educación y la salud.

Entre 2005 y 2022, las Naciones Unidas confirmaron más de 16.000 incidentes, entre los que se incluyen ataques directos o indiscriminados contra instalaciones educativas y sanitarias y personas protegidas, como estudiantes y niños hospitalizados y personal médico y escolar.

Estos ataques no sólo ponen en peligro la vida de los niños, sino que también interrumpen su aprendizaje y limitan su acceso a la atención médica, lo que puede tener efectos permanentes en su educación, sus perspectivas económicas y su salud en general.

Una niña presiona su mano contra la malla de alambre de una ventana en Nigeria.
UNICEF/Kokic
Una niña presiona su mano contra la malla de alambre de una ventana en Nigeria.

4. La violación y otros tipos de violencia sexual contra los niños también incluyen la esclavitud sexual o la trata de personas, la prostitución forzada, la esterilización, el embarazo o el matrimonio forzados, o la explotación o el abuso sexual de los niños. En algunos casos, la violencia sexual se utiliza intencionadamente para humillar a la población u obligar a las personas a abandonar sus hogares.

Entre 2005 y 2022, las partes beligerantes violaron, casaron a la fuerza, explotaron sexualmente y perpetraron otras formas graves de violencia sexual contra al menos 16.000 niños y niñas. Sin embargo, debido al estigma asociado con la violación y la violencia sexual en muchos lugares, los casos de niños víctimas de violencia sexual en los conflictos no se denuncian con la frecuencia suficiente. La violencia sexual afecta de forma desproporcionada a las niñas. Entre 2016 y 2020, las niñas representaron el 97% de los casos.

Un niño mira por una ventana en Sudán del Sur
NICEF/UN0202117/Rich
Un niño que fue secuestrado por un grupo armado mira por la ventana de un centro de cuidado infantil apoyado por UNICEF después de ser liberado en Sudán del Sur.

5. El secuestro de niños y niñas se refiere a la captura, la detención o la desaparición forzada de un niño, ya sea temporal o permanentemente. Tanto si es intencionadamente violento como si se trata de ejercer represalias, de infundir miedo a la población o de reclutar por la fuerza o explotar sexualmente a los niños, el secuestro es una de las violaciones más extendidas que se cometen contra los niños en situaciones de conflicto armado.

Entre 2005 y 2022, se confirmó que al menos 32.500 niños fueron secuestrados por las partes en conflicto. Los varones representan las tres cuartas partes de los secuestros de niños confirmados. Sin embargo, las niñas también corren el riesgo de ser secuestradas, especialmente con fines de violencia y explotación sexual. En muchos casos, los niños secuestrados son también víctimas de otras violaciones graves, como asesinatos, mutilaciones, violencia sexual o reclutamiento por parte de grupos armados. También pueden ser retenidos como rehenes o detenidos arbitrariamente.

Municiones sin detonar en el este de Ucrania.
UNICEF/UNI200697/Filippov
Municiones sin detonar en un suburbio de Donetsk, en el este de Ucrania.

6. La denegación del acceso humanitario a los niños es la obstrucción y privación intencionada por parte de los beligerantes de la asistencia humanitaria esencial para la supervivencia de los niños, impidiendo incluso que los agentes humanitarios u otros agentes pertinentes accedan a los niños afectados por situaciones de conflicto armado y les presten asistencia.

Las Naciones Unidas han confirmado al menos 14.900 incidentes de denegación de acceso humanitario a los niños entre 2005 y 2020; el 80% de estos casos verificados se produjeron entre 2016 y 2020, lo que subraya la necesidad de aumentar los esfuerzos para documentar y verificar estos incidentes. Las partes en conflicto suelen negar a los agentes humanitarios el acceso a los necesitados o tratan de evitar que la ayuda no llegue a la población civil.  También se niega la ayuda a los civiles cuando los trabajadores humanitarios son un objetivo de guerra o se les considera una amenaza.

Entre 2005 y 2022 se han confirmado más de 315.000 casos de violaciones graves contra los niños cometidas por las partes en conflicto en más de 30 conflictos de África, Oriente Medio y América Latina. El número real es sin duda mucho mayor, ya que las dificultades de acceso y seguridad, así como los sentimientos de vergüenza, dolor y miedo de las supervivientes, impiden a menudo la denuncia, documentación y confirmación de estas violaciones.

Qué hace UNICEF

Un niño refugiado sirio sostiene una caja de suministros de UNICEF en el Líbano
UNICEF/UN0326770
Un niño refugiado sirio sostiene una caja de suministros de UNICEF en el Líbano.

UNICEF y sus aliados siguen proporcionando atención y protección a los niños que viven en situaciones de guerra, abogando en su nombre y comprometiéndose con todas las partes en conflicto para garantizar que se respeten sus derechos. Además de proporcionar asistencia de emergencia y a largo plazo a los niños, UNICEF y sus aliados también han ofrecido formación en materia de protección de la infancia a funcionarios gubernamentales y a los componentes de las partes beligerantes, y han concienciado a los gobiernos, las comunidades y las familias sobre los riesgos a los que se enfrentan los niños en los conflictos armados.

Sin embargo, se necesita una presión pública y política sostenida para garantizar que los niños dejen de ser el objetivo de la guerra. Por este motivo, UNICEF ha hecho un llamamiento a la acción para proteger a los niños en situaciones de conflicto. Lea el Programa de Acción para la Protección de los Niños en los Conflictos Armados de UNICEF.

Fuente de la Información: https://www.unicef.org/es/historias/ninos-en-la-mira-seis-graves-violaciones-contra-ninos-en-tiempos-de-guerra

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BYUNG-CHUL HAN «LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL ES INCAPAZ DE PENSAR»

Por: Byun Chul Han

En un nivel más profundo, el pensamiento es un proceso resueltamente analógico. Antes de captar el mundo en conceptos, se ve apresado, incluso afectado por él. Lo afectivo es esencial para el pensamiento humano. La primera afectación del pensamiento es la carne de gallina. La inteligencia artificial no puede pensar porque no se le pone la carne de gallina. Le falta la dimensión afectivo-analógica, la emoción que los datos y la información no pueden comportar.

El pensamiento parte de una totalidad que precede a los conceptos, las ideas y la información. Se mueve ya en un «campo de experiencia» antes de dirigirse específicamente a los objetos y los hechos que encuentra en él. La totalidad de lo existente a la que se enfrenta el pensamiento, se le abre inicialmente en un medio afectivo, en una disposición anímica: «La disposición anímica (Stimmung) ha abierto ya el ser-en-el-mundo como un todo, y esto es lo primero que hace posible un dirigirse hacia…». Antes de que el pensamiento se dirija hacia algo, se encuentra ya en una disposición anímica básica. Este encontrarse en una disposición anímica caracteriza al pensamiento humano. La disposición anímica no es un estado subjetivo que tiña el mundo objetivo. Es el mundo. Posteriormente, el pensamiento articula en conceptos el mundo abierto en una disposición anímica fundamental. Este precede a la conceptuación, al trabajo con los conceptos: «Definimos el filosofar como un preguntar conceptual a partir de un estremecimiento esencial del Dasein. Pero este estremecimiento solo es posible desde, y en, una disposición anímica fundamental del Dasein» . Solo esta disposición anímica nos hace pensar: «Todo pensamiento esencial requiere que sus pensamientos y enunciados sean en toda ocasión obtenidos, como el metal de la mena, desde la disposición anímica fundamental»

El hombre como Dasein está siempre arrojado a un mundo determinado. El mundo se le abre prerreflexivamente como una totalidad. El Dasein como disposición anímica precede al Dasein como ser consciente. En su estremecimiento inicial, el pensamiento está como fuera de sí. La disposición anímica fundamental lo pone en un fuera. La inteligencia artificial no piensa porque nunca está fuera de sí misma. El espíritu originariamente está fuera de sí mismo o estremecido. La inteligencia artificial puede calcular con rapidez, pero le falta el espíritu. Para el cálculo, el estremecimiento solo sería una perturbación.

«Analógico» es lo que guarda correspondencia. Heidegger se vale aquí del parentesco entre vocablos de su idioma. El pensamiento como proceso analógico se corresponde (entspricht) con una voz (Stimme) que lo determina (be-stimmt) y sintoniza (durch-stimmt) con él. El pensamiento no es interpelado por tal o cual ente, sino por la totalidad de lo ente, por el ser de lo ente. La fenomenología de la disposición anímica de Heidegger ilustra la diferencia fundamental entre el pensamiento humano y la inteligencia artificial. En ¿Qué es la filosofía? escribe Heidegger: «El corresponder (Das Ent-sprechen) escucha la voz de una llamada. Lo que se nos dice como voz del ser, determina (be-stimmt) nuestra correspondencia. “Corresponder” significa entonces: estar determinado, être disposé, por el ser del ente. […] La correspondencia es necesariamente, y siempre, no solo estar determinado accidental y ocasionalmente. Es un estado de determinación. Y es solo a partir de la disposición anímica que el decir de la correspondencia recibe su precisión, su ser determinado». El pensamiento oye, mejor, escucha y pone atención. La inteligencia artificial es sorda. No oye esa «voz».

El «comienzo de un filosofar verdaderamente vivo» es, según Heidegger, el «despertar de una disposición anímica fundamental» que «nos determina de modo fundamental». La disposición anímica fundamental es la fuerza de gravedad que reúne palabras y conceptos a su alrededor. Sin tal disposición anímica, el pensamiento carece de un marco organizador: «Si la disposición anímica fundamental está ausente, todo es un estrépito forzado de conceptos y palabras vacías». La totalidad afectiva que se da en esa disposición anímica es la dimensión analógica del pensamiento, que la inteligencia artificial no puede reproducir.

Según Heidegger, la historia de la filosofía es una historia de esa disposición anímica fundamental. El pensamiento de Descartes, por ejemplo, está determinado por la duda, mientras que el de Platón lo está por el asombro. El cogito de Descartes se basa en la disposición anímica fundamental de la duda. Heidegger caracteriza la disposición anímica de la filosofía moderna de la siguiente manera: «Para él [Descartes], la duda constituye esa disposición anímica que se centra en el ens certum, lo que existe con certeza. La certitudo es entonces esa firmeza del ens qua ens que resulta de la indubitabilidad del cogito (ergo) sum para el ego del hombre. […] La disposición anímica de la confianza en la siempre alcanzable certeza absoluta del conocimiento será el pathos y, por ende, el arjé de la filosofía moderna». El pathos es el comienzo del pensamiento. La inteligencia artificial es apática, es decir, sin pathos, sin pasión. Solo calcula.

La inteligencia artificial no tiene acceso a horizontes que se vislumbran en lugar de estar claramente definidos. Pero esta «vislumbre» no es un «primer peldaño en la escala del saber». En ella más bien se abre la «antesala» «que encierra, es decir, oculta todo lo que puede saberse». Heidegger localiza esta vislumbre en el corazón. La inteligencia artificial no tiene corazón. El pensamiento del corazón percibe y tantea espacios antes de trabajar con los conceptos. En esto se diferencia del cálculo, que no necesita espacios: «Si este saber “del corazón” es un vislumbrar, nunca debemos tomar este vislumbrar por un pensar que se difumina en la oscuridad. Tiene su propia claridad y resolución, y, sin embargo, sigue siendo fundamentalmente distinto de la seguridad de la mente calculadora»

Siguiendo a Heidegger, la inteligencia artificial sería incapaz de pensar en la medida en que se le cierra esa totalidad en la que el pensamiento tiene su origen. No tiene mundo. La totalidad como horizonte semántico abarca más que los objetivos previstos en la inteligencia artificial. El pensamiento procede de forma muy diferente a la inteligencia artificial. La totalidad constituye el marco inicial a partir del cual se conforman los hechos. El cambio de disposición anímica como cambio de marco es como un cambio de paradigma que da lugar a nuevos hechos. La inteligencia artificial, en cambio, procesa hechos predeterminados que siguen siendo los mismos. No puede darse a sí misma nuevos hechos.

El big data sugiere un conocimiento absoluto. Las cosas revelan sus correlaciones secretas. Todo se vuelve calculable, predecible y controlable. Se anuncia toda una nueva era del saber. En realidad, se trata de una forma de saber bastante primitiva. La data mining o minería de datos descubre las correlaciones. Según la lógica de Hegel, la correlación representa la forma más baja de saber. La correlación entre A y B dice: A ocurre a menudo junto con B. Con la correlación no se sabe por qué sucede esto. Simplemente sucede. La correlación indica probabilidad, no necesidad. Se diferencia de la causalidad, que establece una necesidad: A causa B. La acción recíproca representa el siguiente nivel del saber. Dice: A y B se condicionan mutuamente. Se establece una conexión necesaria entre A y B. Sin embargo, en este nivel de conocimiento aún no se comprende: «Si nos detenemos en la consideración de un determinado contenido meramente desde el punto de vista de la acción recíproca, es en verdad un comportamiento totalmente incomprensible»

Solo el «concepto» capta la conexión entre A y B. Es la C que conecta A y B. Por medio de C, se comprende la relación entre A y B. El concepto vuelve a formar el marco, la totalidad, que reúne a A y B y aclara su relación. A y B solo son los «momentos de un tercero superior». El saber en sentido propio solo es posible en el nivel del concepto: «El concepto es lo inherente a las cosas mismas, lo que nos dice que son lo que son, y, por tanto, comprender un objeto significa ser consciente de su concepto». Solo a partir del concepto omnicomprensivo C puede comprenderse plenamente la relación entre A y B. La realidad misma se transmite al saber cuando es captada por el concepto.

El big data proporciona un conocimiento rudimentario. Se queda en las correlaciones y el reconocimiento de patrones, en los que, sin embargo, nada se comprende. El concepto forma una totalidad que incluye y comprende sus momentos en sí mismo. La totalidad es una forma final. El concepto es una conclusión. «Todo es conclusión» significa «todo es concepto» [60] . La razón también es una conclusión: «Todo lo racional es una conclusión». El big data es aditivo. Lo aditivo no forma una totalidad, un final. Le falta el concepto, es decir, lo que une las partes en un todo. La inteligencia artificial nunca alcanza el nivel conceptual del saber. No comprende los resultados de sus cálculos. El cálculo se diferencia del pensamiento en que no forma conceptos y no avanza de una conclusión a otra.

La inteligencia artificial aprende del pasado. El futuro que calcula no es un futuro en el sentido propio de la palabra. Aquella es ciega para los acontecimientos. Pero el pensamiento tiene un carácter de acontecimiento. Pone algo distinto por completo en el mundo. La inteligencia artificial carece de la negatividad de la ruptura, que hace que lo verdaderamente nuevo irrumpa. Todo sigue igual. «Inteligencia» significa elegir entre (inter-legere). La inteligencia artificial solo elige entre opciones dadas de antemano, últimamente entre el uno y el cero. No sale de lo antes dado hacia lo intransitado.

El pensamiento en sentido enfático engendra un mundo nuevo. Está en camino hacia lo completamente otro, hacia otro lugar: «La palabra del pensamiento es pobre en imágenes y carece de estímulos. […] Sin embargo, el pensamiento cambia el mundo. Lo cambia en la profundidad, cada vez más oscura, del pozo que es un enigma, y que al ser más oscura es la promesa de una mayor claridad». La inteligencia de las máquinas no alcanza esa profundidad del oscuro pozo de un enigma. La información y los datos no tienen profundidad. El pensamiento humano es más que cálculo y resolución de problemas. Despeja e ilumina el mundo. Hace surgir un mundo completamente diferente. La inteligencia de las máquinas entraña ante todo el peligro de que el pensamiento humano se asemeje a ella y se torne él mismo maquinal.

El pensamiento se nutre del eros. En Platón, el logos y el eros entran en íntima relación. El eros es la condición de posibilidad del pensamiento. Heidegger también sigue en esto a Platón. En el camino hacia lo intransitado, el pensamiento se inspira en el eros: «Lo llamo el eros, el más antiguo de los dioses en palabras de Parménides. El batir de las alas de ese dios me conmueve cada vez que doy un paso esencial en el pensamiento y me aventuro en lo intransitado». Eros está ausente en el cálculo. Los datos y la información no seducen.

Según Deleuze, la filosofía comienza con un «faire l’idiot» . No es la inteligencia, sino un idiotismo, lo que caracteriza al pensamiento. Todo filósofo que produce un nuevo idioma, un nuevo pensamiento, un nuevo lenguaje, es un idiota. Se despide de todo lo que ha sido. Habita esa inmanencia virgen, aún no descrita, del pensamiento. Con ese «faire l’idiot», el pensamiento se atreve a saltar a lo totalmente otro, a lo no transitado. La historia de la filosofía es una historia de idiotismos, de saltos idiotas: «El idiota antiguo pretendía alcanzar unas evidencias a las que llegaría por sí mismo: entretanto dudaría de todo […]. El idiota moderno no pretende llegar a ninguna evidencia […], quiere lo absurdo, no es la misma imagen del pensamiento». La inteligencia artificial es incapaz de pensar, porque es incapaz de «faire l’idiot». Es demasiado inteligente para ser un idiota.

Fuente de la información e imagen:  https://www.bloghemia.com

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Guatemala: La hora del retorno

Por: Carolina Vásquez Araya

 

La esperanza no muere, pero conquistar espacios secuestrados es tarea difícil. 

La ciudadanía guatemalteca se debate entre el estupor y el entusiasmo por los resultados de la primera vuelta de las elecciones generales, en donde se alzó la presencia de un candidato a la Presidencia cuyo perfil escapa por completo a la tendencia de la política doméstica actual. A pesar de la opacidad del evento electoral, Bernardo Arévalo, con el respaldo del movimiento Semilla -una fuerza política relativamente nueva- se alzó con la segunda posición y aseguró su participación en el balotaje a celebrarse en agosto. Atrás quedaron los candidatos financiados por la cúpula empresarial, por las organizaciones criminales y por el propio Estado, a través del saqueo perpetrado por las recientes administraciones.

Arévalo trae consigo la expectativa de cambio con una magistratura orientada hacia políticas sociales, marginadas desde hace generaciones. Esto contrasta de manera frontal con las propuestas tradicionales de partidos políticos de cacicazgo, carentes de ideología y cargados de compromisos con sus financistas. Las reacciones contra su presencia en el balotaje no se han hecho esperar y la derecha tradicional, aliada con el pacto de corruptos -que mantiene su hegemonía sobre todas las instituciones del Estado- ha iniciado contra este personaje una campaña de desprestigio cargada de odio.

Hijo de Juan José Arévalo Bermejo, un mandatario excepcional que dejó huellas profundas en el Estado de Guatemala, este candidato viene no solo con la carga de la herencia, sino también con el más difícil de los retos: imponer la decencia en la administración pública. Sin embargo, en caso de vencer en las votaciones de agosto, la tarea tendrá el gran obstáculo de enfrentar a una mayoría de congresistas aliados con la actual administración y con las fuerzas políticas más oscuras de los últimos tiempos, dificultándose de manera sustancial cualquier iniciativa tendente a la depuración de las instituciones actualmente secuestradas.

Para una gran mayoría de ciudadanos, esta será la hora del retorno. Retorno a la decencia, retorno a la institucionalidad, retorno a las esperanzas de desarrollo y retorno a la democracia. Guatemala merece la oportunidad de liberar a sus instituciones del daño perpetrado por una serie de personajes mediocres, quienes por medio del engaño se han apoderado de sus riquezas condenando a la población a la pobreza y a sus nuevas generaciones a una emigración sin esperanzas.

Las próximas semanas serán la prueba de fuego para este proceso lleno de incertidumbre y amenazas. Quienes hoy detentan el poder -a la cabeza su élite empresarial de pensamiento estancado en las prácticas de la Colonia- intentarán obstaculizar el arribo de Arévalo al poder. El miedo a la acción de la justicia será el incentivo para cometer toda clase de actos de intimidación, amenaza y provocación por medio de sus lacayos y sus centros de desinformación. Para ello cuentan con las inmensas fortunas robadas, durante décadas, a la población guatemalteca.

La gran expectativa es ver cómo la ciudadanía recupera el espíritu de lucha y logra rescatar su libertad de pensamiento, su energía positiva y, sobre todo, la certeza de encontrarse frente a un cambio trascendental y ser parte protagónica del giro histórico que se avecina.

La juventud tiene la oportunidad de dar un golpe de timón, ejerciendo su voto.

Fuente de la información: www.carolinavasquezaraya.com

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