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¿Cuál es la próxima?

Por: Gloria Hurtado

Cada día la sociedad se desgarra las vestiduras por los ataques de hombres contra sus parejas sentimentales. El asesinato diario es parte de la parrilla de noticias de la mañana. Marchas, pancartas, protestas, panegíricos, nada sirve, no cala. Vuelve y se repite. Ya no son asesinatos, ahora se llaman feminicidios. No me gusta ser ave de mal agüero pero los casos se seguirán dando. Por montones. Ni la cárcel, ni las condenas perpetuas logran “controlar” una ira desbordada de quienes se creen dueños de “sus amores”.  No sirve, qué pena. Cuántos expresan casi con orgullo “me pudro en la cárcel pero no se sale con la suya”, “no hace lo que le da la gana”. La emoción logra desbordar cualquier razonamiento, no hay barrera que contenga la ira, la rabia, la venganza, la traición. Nada sirve… Hemos alimentado inteligencias, mentes, pero no formamos en emocionalidad y mucho menos en niveles de conciencia. Aquí están las consecuencias.

Esta es una sociedad patriarcal. Una sociedad enferma a la que la cárcel no sana. Las pruebas están a la vista. Pero no se ven, no se cae en la cuenta. Es tan obvio el machismo que no se detecta. Para esta cultura es “natural” la superioridad del hombre frente a la mujer, viene por naturaleza. ¿Cómo contrarrestar esta idea?  Es como pararse frente a un cuadro y sólo ver lo que mi interior “escoge” ver. El machismo, la superioridad masculina, está allí a la vista pero no importa. En los foros, en los simposios, en las elecciones, en los puestos directivos, en los salarios, en la intimidad de las casas, en las religiones, en los oficios y cargos, en todo, allí está la superioridad y claro, la discriminación. Es una sociedad ilusa la que cree que con cárcel perpetua, o manifestaciones o protestas, los comportamientos van a modificarse. Para muchos, los machistas son “los otros”. Los que discriminan son los demás. Tocarse cada quien para revisar qué tan patriarcal y prepotente es, sería parte de un trabajo para cambiar mentalidad. Nos alimentamos a diario de machismo y creemos que el problema solo está en los hombres que asesinan a sus compañeras. Se pregunta acaso, ¿qué los forma? ¿qué los alimenta? ¿de qué se nutren?

¿Maluma merece la condecoración por su canción en aras de la libertad de expresión? ¿Los chistes, las burlas, las publicaciones con “mujeres-objeto” son válidas en aras de la no represión y la libertad individuales? Si supiera que una canción, una telenovela, una publicidad, motivan al asesinato ¿lo permitiría? ¿Estamos construyendo un monstruo llamado libertad, a cualquier precio y bajo cualquier circunstancia? Aun cuando no lo crea, todo ese “material”, incluído el humor negro, definitivamente alimentan el morbo y la patología social. No importa, primero va la libertad. Ojo, no todos tienen la misma capacidad de captar y los niveles de conciencia marcan diferencias abismales La cárcel ni cura ni sana. El trabajo está “en otro lado”, en el lado de los que nos creemos sanos, impolutos y no machistas.  Estas mujeres no pueden no saben defenderse. Seguirán siendo asesinadas mientras los “sanos” asistimos a la discriminación sin “verla”, repetimos estereotipos, tatareamos música, reímos de los chistes machistas. El asunto es mas complejo y menos instantáneo, créalo. Mientras ¿cuál es la próxima?

Fuente: http://www.revolturas.com/en/articulos

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Ejemplo excepcional: una universidad para sordos

Por: Ignacio Mantilla

Mucho se habla de la importancia de la inclusión en la educación como acción esencial para reducir la desigualdad. Pero casi siempre nos referimos a la desigualdad que representa el origen y la condición social o económica. Sin embargo, hay ejemplos que bien vale la pena conocer, de instituciones, comunidades y personas que llevan a cabo tareas admirables en este sentido. Me quiero referir en esta ocasión a uno de estos casos.

Existe una universidad que llama poderosamente mi atención por su vocación, pero sobre todo por su historia y fortaleza conceptual. Se trata de la Universidad Gallaudet de Washington, una universidad que desde sus orígenes fue diseñada para servir a la población sorda; institución única en el mundo con tales características.

Esta universidad tuvo su origen en un colegio para sordos y fue el propio presidente Lincoln quien en 1864 firmó la ley que le autorizó expedir títulos universitarios.

Son múltiples y variadas las historias de las luchas que ha librado esta institución en el camino hacia la evolución académica. Algunas de estas luchas han sido protagonizadas por estudiantes de diferentes generaciones. Gracias a la persistencia, la audacia y la convicción de una comunidad que abandonó el miedo para exigir su reconocimiento, hoy la Universidad Gallaudet es un modelo ejemplar de educación superior incluyente.

Desde la ley de 1864, la institución ha realizado un serio trabajo que comenzó como college. Finalmente, por un acto del Congreso, a Gallaudet College se le da estatus de universidad en octubre de 1986. En 1988 fue nombrado el primer rector sordo de Gallaudet, como consecuencia de un movimiento estudiantil que, hasta hoy, se reconoce como un caso excepcional de activismo estudiantil en favor de la inclusión.

Hoy, la Universidad Gallaudet ofrece 40 diferentes carreras profesionales y mantiene sus principios intactos. En la actualidad, esta universidad ha abierto sus puertas a estudiantes no sordos. Este grupo corresponde al 5 % de toda la población estudiantil.

Los programas que ofrece la universidad son dignos de examinar. Al principio pueden despertar solo curiosidad, pero fácilmente se descubre una oferta tan rica, amplia y especial que atrae toda nuestra atención y despierta admiración. En efecto las posibilidades de especialización y preparación formal con énfasis en las oportunidades educativas para sordos son tan amplias que aun para quienes nos desempeñamos en el campo de la educación superior resultan sorprendentes e insospechadas. Algunos de los énfasis y líneas de investigación son: comunicación abierta y aprendizaje visual, historia y cultura sorda, lengua de señas americano, impacto de la tecnología en la comunicación sorda.

Como principio fundamental, presente en todos los programas, la Universidad Gallaudet sostiene que los sordos pueden hacerlo todo: no deben tener límites.

El primer rector sordo, después de la reforma que lograron los estudiantes, fue el Dr. I. King Jordan, quien estuvo en el cargo durante 20 años. Desde entonces todos los rectores han sido personas sordas, tal como lo exigió el movimiento estudiantil apoyado por los profesores en 1988 con la consigna: “¡Rector Sordo Ya!”. Actualmente la universidad la dirige, desde 2016, Roberta Cordano, primera mujer sorda en ocupar la Rectoría. Y acorde también con la reforma, hoy se exige que al menos el 51 % de los cargos directivos de la universidad estén ocupados por personas sordas.

La Universidad Gallaudet cuenta con casi 1800 estudiantes, de los cuales cerca de 500 son de maestría y doctorado. El 8 % de todos los estudiantes son estudiantes internacionales. Tiene unos 300 profesores. Uno de los programas más exitosos es el de Maestría en Lenguaje y Educación para Sordos.

Quiero resaltar que, por lo general, cuando se habla de educación “para todos”, se empieza por definir quiénes son “todos”, de manera que la motivación por establecer instituciones incluyentes suele terminar por excluir a unos pocos. La Universidad Gallaudet nació para responder a la exclusión que sufrían los estudiantes sordos en otras instituciones, y ha logrado probar que ser sordo, lejos de dificultar el aprendizaje, es una fuente excepcional de conocimiento. El éxito de esta institución muestra que no sólo existen formas de aprendizaje sorprendentes y dignas de reconocimiento, sino que la comunidad sorda ha logrado crear una cultura profundamente valiosa.

En la Universidad Nacional de Colombia, patrimonio de todos los colombianos, desde hace muchos años hemos atendido a los aspirantes sordos, tanto de pregrado como de posgrado, adoptando diferentes mecanismos y apoyados por asesores que dominan la lengua de señas colombiana, para que nuestros estudiantes sordos puedan competir con los demás por un cupo en igualdad de condiciones. El pasado domingo, por ejemplo, presentaron el examen de admisión regular 28 aspirantes sordos, que contaron con las herramientas necesarias para aspirar legítimamente a ingresar a la universidad.

Fuente: http://www.elespectador.com/opinion/ejemplo-excepcional-una-universidad-para-sordos-columna-691522

Imagen: http://elcalce.com/pr/contexto/increible-gobierno-boricua-no-sabe-cuantos-sordos-viven-en-la-isla/

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Niñez: ¿tan malo el futuro como el presente?

Por: La Jornada

El Día del Niño que hoy se celebra en México (la fecha varía en distintos países), destinado a enfatizar y reafirmar los derechos universales de la infancia, no ofrece muchas oportunidades para el festejo a la luz de los datos que arrojan estudios de diversas instituciones ocupadas y preocupadas por el tema. Todo lo contrario: investigaciones y encuestas realizadas por el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la Red por los Derechos de la Infancia y otras organizaciones de parecido perfil describen, en conjunto, una situación alarmante para un elevado porcentaje de nuestros niños y adolescentes.

En el territorio nacional, los más de 21 millones de menores que viven en situación de pobreza (de los cuales 4.6 millones se encuentran en pobreza extrema) se ven afectados por problemas que van desde carencia en materia de nutrición y salud hasta situaciones de abierta desprotección, violencia impunemente ejercida en su contra, privaciones y rezagos educativos, y una variada gama de perjuicios que incluyen explotación laboral y sexual, así como matrimonios tempranamente impuestos o de niñas con adultos, y la vasta secuela de daños físicos y sicológicos que ellos implican.

El paulatino agravamiento de las condiciones de vida en que nacen y crecen quienes en teoría constituyen el futuro de nuestro país, así como el constante incremento de la niñez en las filas de la marginación y la vulnerabilidad, configuran un desolador panorama aquí y ahora, y se proyecta como una oscura sombra para los años venideros.

Esta noción de los niños y niñas como constructores del mañana, sin embargo, tiende a encubrir que para quienes se encuentran en condiciones de marginación las desventajas y las privaciones no les aguardan en el futuro, sino que los golpean en el presente, les niegan las esperanzas y las aspiraciones a que tienen derecho hoy, en su carácter de ciudadanos mexicanos. Ese derecho incluye un ambiente seguro, la protección familiar y el acceso a buena alimentación, servicios de salud y un entorno que les permita un desarrollo pleno, lugares comunes que se repiten en cada reunión, seminario o congreso sobre el tema, pero que en el terreno de los hechos parecen constituir un objetivo difícil de alcanzar, al menos a corto plazo.

Se puede admitir que a lo largo del tiempo se han adoptado medidas que han logrado progresos aquí y allá en la situación de nuestra niñez, pero lo cierto es que el alcance de esas acciones, y especialmente su ritmo de aplicación, no han resultado suficientes para pensar en una mejora uniforme, sostenida y pronta de dicha situación.

El diseño e implementación de instrumentos específicos (como el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes y la ley respectiva) son signos alentadores, pero el problema es sólo una faceta de otro más grande, que se relaciona de manera directa con el modelo económico vigente. Los planes y proyectos para sacar del pozo en que se encuentra a un vasto sector de la niñez mexicana necesitan, para ser funcionales, asignaciones presupuestarias mayores que las actuales, pero la restrictiva política de inversión social que el gobierno lleva adelante no permite alimentar demasiadas esperanzas al respecto.

No es éste, en suma, un Día del Niño que esté a la altura de sus postulados en materia de derechos.

Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2017/04/30/opinion/002a1edi

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¿Qué hacemos con la religión en los colegios? Las soluciones a un problema polarizador

Por: Hector G. Barnés

Pocos temas referidos a la educación son capaces de dividir tanto a la sociedad española como el rol que debe desempeñar la asignatura de religión en los colegios españoles, un país que se define como no confesional en su Constitución, pero que es producto de una larga tradición católica. Aún más cuando en estos momentos se debaten los principios de un pacto educativo que dé a luz a una nueva ley orgánica que reemplace a la LOMCE y que deberá decidir una vez más sobre el papel que jugará la religión.

Con el objetivo de identificar los problemas, proponer soluciones y llegar a acuerdos, El Confidencial organizó la mesa redonda ‘La clase de religión: ¿una opción de libertad?’, propuesta por la Conferencia Episcopal y moderada por Alberto Artero. Como recordó durante la charla Francisco López Rupérez, expresidente del Consejo Escolar del Estado y director de la Cátedra de Políticas Educativas de la Universidad Camilo José Cela, este tema “se ha utilizado como una suerte de arma arrojadiza, simplificando el discurso”.

Hay un marco que centra este debate. Se trata del artículo número 27 de la Constitución, que regula los derechos y deberes fundamentales referidos a la educación. En concreto, su primer enunciado, que reconoce tanto el derecho a la misma como la libertad de enseñanza, y el tercero, que garantiza el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones. Como recuerda David Reyero, profesor de Pedagogía de la Universidad Complutense de Madrid, “la enseñanza de la religión es un derecho de los padres; el punto de fricción sigue siendo la confesionalidad del hecho, porque mucha gente que estaría en contra de una asignatura confesional sí estaría a favor de una enseñanza sobre el hecho religioso”.

¿Hasta dónde debe llegar?

En lo que todos los participantes se ponen de acuerdo es en que el hecho religioso es lo suficientemente relevante socialmente como para formar parte del currículum, teniendo en cuenta todo tipo de manifestaciones religiosas. La gran pregunta, no obstante, es la siguiente, tal y como fue planteada por José Moya Otero, profesor de Educación de la Universidad de Las Palmas: “¿Qué respuesta se puede dar a las religiones confesionales en un estado que oficialmente no es confesional”, un problema específico a nuestro país, en opinión de ‘La ideología del esfuerzo’ (Catarata).

Los riesgos que hay en torno a la convivencia llevan a unas prácticas que han desarrollado un modelo multiconfesional

De ahí que Rupérez apueste por una visión comparada del problema con los países de nuestro entorno, lo que él denomina “la Vieja Europa”, entendiendo cómo han abordado el tema de la religión en la escuela. Precisamente, Carlos García de Andoin, ex Coordinador Federal de Cristianos Socialistas, es el autor de ‘Enseñanzas de la religión en Europa’, en el que aborda este tema. Por ejemplo, en Francia la religión se imparte fuera de la escuela, y Reino Unido sí es un Estado confesional por lo que su realidad es muy diferente.

Como recuerda García de Anodain, la difícil cuestión de la educación religiosa en España a lo largo del siglo XX, consiguió articularse en la Transición en “un esfuerzo por todas las partes de pactar, siendo todos perfectamente conscientes que uno de los problemas que había conducido a la Guerra Civil fue la educación”. La realidad social provoca que la práctica trascienda la mera teoría, como ha ocurrido en la integración del islam en nuestro país: “La praxis política y los riesgos que hay en torno a la convivencia y la cohesión social, que son muy importantes en materia de religión, llevan a unas prácticas que, por ejemplo, han desarrollado un modelo multiconfesional con más alumnos estudiando islam en las escuelas”.

Para Jesús Muñoz de Priego, abogado y especialista en Derecho Educativo, el legislativo es tan solo el primero de los fundamentos –“y ni siquiera el más importante”– por lo que, para él, es necesaria una formación religiosa confesional libremente elegible, junto a la atención a la pluralidad social, los fines propios de la educación como “el desarrollo pleno de la personalidad” y, en último lugar, conocer la cultura, tradición, civilización y arte.

¿Qué pasaría si la religión, entendida o bien como cultura o bien como confesión, no formase parte de los currículos escolares y tan solo fuese promovida desde organismos externos? Como recuerda José Moya inspirado por García de Andoin, “qué error tan grande sería sacar a la religión de la cultura escolar y dejar solo en manos de los fundamentalismos la aproximación al hecho religioso”. El profesor advierte que la batalla la pueden estar ganando estos últimos, de ahí que haga falta replantear el lugar de las religiones en los colegios.

¿Hay solución posible?

Nos encontramos en un momento de transición de una realidad educativa a un rediseño de la ley en el que todos los agentes deberán ceder para volver a encontrar un equilibro que, en opinión de Moya Otero, se tuvo en un pasado, y que actualmente se ha perdido. Para el profesor, hay tres claves para solucionar el conflicto: “Respeto al artículo 27 (sin olvidar ninguna parte de él), entender bien el problema y comprender que el derecho de los padres a elegir está limitado por el derecho subjetivo de los alumnos, que es el derecho a la educación”.

Qué error tan grande sería dejar solo en manos de los fundamentalismos la aproximación al hecho religioso

Por su parte, David Reyero recuerda que “la religión para muchas personas juega un papel esencial, y uno de los problemas de la religión es que se ha convertido en una asignatura ‘maría’, por lo que tiene los días contados, como ha pasado con la filosofía”. En opinión del profesor de la Universidad Complutense, la estructura del sistema educativo tiene parte de la culpa en esta situación, ya que sugiere que “el Estado no lo considera importante”. “Hay que integrarlo en el espacio público, no sacarlo por la puerta de atrás, porque forma parte de la vida de muchas personas”, concluye.

A tal respecto, Ruipérez recuerda que muchos padres matriculan a sus hijos en religión confesional durante la Primaria, pero que el porcentaje desciende a medida que estos crecen y maduran. Esto sugiere que las familias entienden la religión como un marco ético, “como un sistema de transferencia de un código de valores que se ha revelado importante”. Se trata, en opinión del expresidente del Consejo Escolar del Estado, de una cuestión de “eficacia”: “La transferencia de un código ético es más fácil desde un marco religioso que desde un marco laico”. La polarización de la sociedad, con el surgimiento de partidos radicales, es otro escollo a la hora de llevar a cabo una discusión calmada sobre este problema.

Carlos García de Andoin tiene una propuesta concreta, que intenta solucionar tanto los problemas de la Educación para la Ciudadanía del gobierno de Zapatero, “muy laica para los religiosos y muy religiosa para los laicos” como los de la LOMCE: “En lugar de elegir entre valores y religión, apostaría por que en los dos primeros cursos de Secundaria hubiese una educación en valores comunes y constitucionales, compartidos por todos, y una opción de religión cultural”, explica. “Pero ambas tendrían que ser obligatorias, de forma que se produjese un conocimiento y un diálogo que permitan corregir las derivas fundamentalistas, el problema ocasionado por colocar la religión fuera de los códigos culturales”.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2017-04-27/conferencia-episcopal-clase-religion-colegios-debate_1370063/

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Una ética para la Madre Tierra

Por: Leonardo Boff

Hoy es un hecho científicamente reconocido que los cambios climáticos, cuya expresión mayor es el calentamiento global, son de naturaleza antropogénica, con un grado de seguridad del 95%. Es decir, tienen su génesis en un tipo de comportamiento humano violento con la naturaleza.

Este comportamiento no está en sintonía con los ciclos y ritmos de la naturaleza. El ser humano no se adapta a la naturaleza sino que la obliga a adaptarse a él y a sus intereses. El mayor interés, dominante desde hace siglos, se concentra en la acumulación de riqueza y de beneficios para la vida humana a partir de la explotación sistemática de los bienes y servicios naturales, y de muchos pueblos, especialmente, de los indígenas.

Los países que hegemonizan este proceso no han dado la debida importancia a los límites del sistema-Tierra. Continúan sometiendo a la naturaleza y la Tierra a una verdadera guerra, a pesar de que saben que serán vencidos.

La forma como la Madre Tierra demuestra la presión sobre sus límites intraspasables es mediante los eventos extremos (prolongadas sequías por un lado y crecidas devastadoras por otro; nevadas sin precedentes por una parte y oleadas de calor insoportables por otra).

Ante tales eventos, la Tierra ha pasado a ser el claro objeto de la preocupación humana.

Las numerosas COPs (Conferencia de las Partes), organizadas por la ONU nunca llegaban a una convergencia. Solamente en la COP21 de París, realizada del 30 de noviembre al 13 de diciembre de 2015 se llegó por primera vez a un consenso mínimo, asumido por todos: evitar que el calentamiento supere los 2 grados Celsius.

Lamentablemente esta decisión no es vinculante. Quien quiera puede seguirla, pero no existe obligatoriedad, como lo mostró el Congreso norteamericano que vetó las medidas ecológicas del presidente Obama. Ahora el presidente Donald Trump las niega rotundamente como algo sin sentido y engañoso.

Va quedando cada vez más claro que la cuestión es antes ética que científica. Es decir, la calidad de nuestras relaciones con la naturaleza y con nuestra Casa Común no eran ni son adecuadas, más bien son destructivas.

Citando al Papa Francisco en su inspiradora encíclica Laudato Si: sobre el cuidado de la Casa Común (2015): «Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos… estas situaciones provocan el gemido de la hermana Tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo» (n. 53).

Necesitamos, urgentemente, una ética regeneradora de la Tierra, que le devuelva la vitalidad vulnerada a fin de que pueda continuar regalándonos todo lo que siempre nos ha regalado. Será una ética del cuidado, de respeto a sus ritmos y de responsabilidad colectiva.

Pero no basta una ética de la Tierra. Es necesario acompañarla de una espiritualidad.

Ésta hunde sus raíces en la razón cordial y sensible. De ahí nos viene la pasión por el cuidado y un compromiso serio de amor, de responsabilidad y de compasión con la Casa Común, como por otra parte viene expresado al final de la encíclica del obispo de Roma, Francisco.

El conocido y siempre apreciado Antoine de Saint-Exupéry, en un texto póstumo escrito en 1943, Carta al General “X” afirma con gran énfasis: «No hay sino un problema, sólo uno: redescubrir que hay una vida del espíritu que es todavía más alta que la vida de la inteligencia, la única que puede satisfacer al ser humano» (Macondo Libri 2015, p. 31).

En otro texto, escrito en 1936 cuando era corresponsal de Paris Soir durante la guerra de España, que lleva como título Es preciso dar un sentido a la vida, retoma la vida del espíritu. En él afirma: «el ser humano no se realiza sino junto con otros seres humanos en el amor y en la amistad. Sin embargo los seres humanos no se unen sólo aproximándose unos a otros, sino fundiéndose en la misma divinidad. En un mundo hecho desierto, tenemos sed de encontrar compañeros con los cuales con-dividir el pan» (Macondo Libri p.20).

Al final de la Carta al General “X” concluye: «¡Cómo tenemos necesidad de un Dios!» (op. cit. p. 36).

Efectivamente, sólo la vida del espíritu da plenitud al ser humano. Es un bello sinónimo de espiritualidad, frecuentemente identificada o confundida con religiosidad. La vida del espíritu es más, es un dato originario y antropológico como la inteligencia y la voluntad, algo que pertenece a nuestra profundidad esencial.

Sabemos cuidar la vida del cuerpo, hoy una verdadera cultura con tantas academias de gimnasia. Los psicoanalistas de varias tendencias nos ayudan a cuidar de la vida de la psique, para llevar una vida con relativo equilibrio, sin neurosis ni depresiones.

Pero en nuestra cultura olvidamos prácticamente cultivar la vida del espíritu que es nuestra dimensión radical, donde se albergan las grandes preguntas, anidan los sueños más osados y se elaboran las utopías más generosas. La vida del espíritu se alimenta de bienes no tangibles como el amor, la amistad, la convivencia amigable con los otros, la compasión, el cuidado y la apertura al infinito. Sin la vida del espíritu divagamos por ahí sin un sentido que nos oriente y que haga la vida apetecible y agradecida.

Una ética de la Tierra no se sustenta ella sola por mucho tiempo sin ese supplément d’ame que es la vida del espíritu. Ella hace que nos sintamos parte de la Madre Tierra a quien debemos amar y cuidar.

Fuente: http://www.cubadebate.cu/opinion/2017/04/29/una-etica-para-la-madre-tierra-2/#.WQVosLjau01

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La tecnología, una nueva aliada de nietos y abuelos que se juntan a leer

Alfredo Dillon

A María Gracia (12) le gustan los poemas de Alejandra Pizarnik, que la mayoría descubre en la adolescencia. A Santino (9), en cambio, le interesan los policiales y las historietas: es capaz de pasarse el recreo leyendo. Rocco (10) es militante ecologista; le apasionan las lecturas que le enseñan a cuidar el medio ambiente. Y, aunque no sabe leer, Vicente (2) está empezando a descubrir el mundo por medio de los libros. Son primos que comparten una influencia común: la de unos abuelos, María del Carmen y Ricardo, que les trasmitieron el hábito de la lectura.

Hoy es el “Día del Nieto”: otra de las tantas fechas comerciales impuestas en el calendario para estimular el consumo, pero también una buena excusa para celebrar ese vínculo incondicional, que a veces es verdadera devoción, entre nietos y abuelos. “Los abuelos tienen un rol fundamental como mediadores de lectura por varios factores: el afecto, el tiempo, la dedicación. Como los niños, ellos suelen apropiarse del tiempo con mayor libertad, y cuando ven a sus nietos se brindan por completo al encuentro. Si en ese espacio entra el libro, hay muchas posibilidades de inocular el gusto por la lectura”, analiza María Luján Picabea, autora del reciente libro Todo lo que necesitás saber sobre literatura para la infancia (Paidós).

“Los domingos, cuando visitamos a nuestros nietos, tratamos de llevar algún libro bajo el brazo, y mi señora se sienta a leerlo con ellos. Cada uno tiene sus gustos. Los libros abren un diálogo fructífero con los chicos. Si no leés, te quedás afuera del mundo, te perdés de crecer espiritualmente, de tratar de llegar al fondo de las cosas”, reflexionan Ricardo Rosseaux (73) y María del Carmen Vasconcellos (69), abuelos de 8 nietos: Matías (16), Santiago (14), Francisco (11) y Mercedes (8), además de María Gracia, Santino, Rocco y Vicente.

Para dar en la tecla con los gustos de los chicos, María del Carmen se bajó a su celular una nueva aplicación que acaba de presentar Fundación Leer, para orientar a los adultos en la elección de literatura infantil. “Los abuelos utilizan cada vez más la tecnología. A través de la aplicación pueden buscar libros, investigar sobre los autores y compartir momentos de lectura con los chicos”, describe Patricia Mejalelaty, directora de Fundación Leer.

Ricardo agrega: “La brecha generacional es tan grande que no sabés si les va a interesar Manuelita, aunque te haya gustado a vos. Lo importante es que el libro les guste a ellos. Mi señora antes les pedía recomendaciones a los libreros, pero no todos tienen capacitación. Por eso, tener una aplicación realizada por expertos facilita mucho la elección”. Picabea concluye: “Cuando un nieto y un abuelo hablan, dialogan dos visiones del mundo, y la literatura puede tenderse como un puente entre las dos miradas”

Fuente del articulo: https://www.clarin.com/sociedad/tecnologia-aliada-nietos-abuelos-juntan_0_4JhufwDbZ.html

Fuente de la imagen:

https://previews.123rf.com/images/dolgachov/dolgachov1411/dolgachov141102659/34035070-familia-generaci-n-la-tecnolog-a-y-el-concepto-de-la-gente-ab

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Una Marcha por la Ciencia ¿en México?

Pluma Invitada

Dr. Raúl Alva García.*

Los Estados Unidos de América fueron fundados, entre otros, por dos hombres que hoy serían llamados “científicos”: Benjamin Franklin y Thomas Jefferson. No lo fueron en su tiempo pues el término aún no existía.

“We need very much a name to describe a cultivator of science in general. I should incline to call him a Scientist. Thus we might say, that as an Artist is a Musician, Painter, or Poet, a Scientist is a Mathematician, Physicist, or Naturalist.” – William Whewell.

Sin embargo, como afirma la cita, el concepto de Ciencia ya era de uso común, así como la comprensión de la importancia del cultivo y fomento de las diversas disciplinas para el progreso de las naciones. De hecho, Whewell hizo la primera propuesta del nuevo vocablo, “científico”, ante la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, entre 1833 y 1834. Así, en 1804, Jefferson como Presidente de los nacientes Estados Unidos, comisionó a los oficiales Meriwether Lewis y William Clark para explorar y cartografiar el territorio de Louisiana, recientemente adquirido de Francia. La expedición tenía un segundo pero fundamental objetivo: el estudio científico de los recursos naturales del nuevo territorio y la estimación de su valor económico. Sí. La ciencia fue la herramienta empleada por Jefferson para identificar, cuantificar y administrar el crecimiento económico de una nación.

Desde entonces, la ciencia ha representado un factor esencial en el desarrollo, crecimiento y supervivencia de naciones alrededor del mundo. El Imperio Británico sostuvo el dominio de los mares al mismo tiempo que desarrolló los fundamentos de la oceanografía y la climatología en el siglo 19. Napoleón Bonaparte, oficial de artillería francés, apoyó el estudio físico de los gases, lo que contribuyó al descubrimiento de las Leyes de la Termodinámica. Y Abraham Lincoln creó la Fundación Nacional de Ciencia, lo que fue un factor decisivo en el triunfo de la Unión sobre la Confederación en la Guerra de Secesión norteamericana.

Asimismo, el reconocimiento del impacto de la ciencia y de sus productos, así como de sus posibles efectos negativos en la sociedad humana fue descubierto, no accidentalmente, por científicos nortamericanos, como Oppenheimer y Pauling, y científicos inmigrantes como Einstein y Szilard.

Por ello no es de sorprender que una vez llegado a la Sala Oval en The White House, un hombre que abiertamente niega la Ciencia y cumple su propósito de cerrar oficinas científicas del Gobierno, la comunidad científica de los Estados Unidos salga a las calles a manifestarse y a marchar en defensa de la Ciencia.

Pero, ¿por qué un grupo de estudiantes, profesores e investigadores en México anunciaron una Marcha por la Ciencia para este 22 de abril?

México fue fundado por sacerdotes, militares y abogados, no por cientificos. Cuando el Naturalista Alexander von Humboldt viajó por tierras mexicanas, aunque fueron ni siquiera dos años los que estuvo en la entonces Nueva España (entre 1803 y 1804), recabó una gran cantidad de información sobre los recursos naturales. Sin embargo, esa información fue poco apreciada en su tiempo en el propio territorio mexicano (no así en Washington, donde fue recibido luego de su paso por la Nueva España). Aunque se insiste mucho en México sobre la importancia de personajes como Andrés Manuel del Río, Antonio García Cubas y Alfonso Luis Herrera, es escasa la presencia, la importancia y el reconocimiento de los científicos a lo largo de la historia de México. Y, para tragedia de la ciencia y del país, cuando aquellos se vincularon estrechamente al Gobierno mexicano, lo hicieron en uno de los periodos más oscuros de la sociedad mexicana: el Porfiriato y sus Científicos, nombre con el que se conoció a un grupo de políticos, intelectuales y hombres de negocios que influyeron profundamente en las políticas del Dictador.

Y, seamos honestos: México es un país profundamente dependiente de la Ciencia y de la Tecnología que se realiza y desarrolla en otros países.

Entonces, ¿por qué un grupo de estudiantes, profesores e investigadores en México anunciaron una Marcha por la Ciencia para este 22 de abril?

A primera vista parece que es sólo la motivación de los estudiantes de posgrado que han visto reducido el monto que reciben en las becas que les otorgó el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología CONACYT al estar inscritos en Maestrías o Doctorados registrados en el Padrón de Posgrados de Calidad. O tal vez que, por fin, los Investigadores han decidido elevar la voz en función inversa a la reducción de los presupuestos que sus Instituciones destinan a los Proyectos científicos, tecnológicos y de ciencias sociales y humanidades que intentan llevar a cabo.

Si bien estos son dos de los motivos que los organizadores de la Marcha por la Ciencia en la Ciudad de México explicaron el miércoles 19 de abril de este año, en el Auditorio Francisco Gabilondo Soler de la Sociedad Astronómica de México, hay otro motivo fundamental con profundas y extensas raíces y sus equivalentes e importantes consecuencias: el reconocimiento de la Ciencia como parte fundamental de la cultura en la sociedad mexicana.

Como se ha expresado en los primeros párrafos de este texto, las naciones que han alcanzado los más altos niveles de bienestar para sus sociedades son aquellas en las que la ciencia ha contado con apoyo y reconocimiento por parte de la sociedad misma, de sus gobiernos y de los inversionistas. Han sido autores de los más importantes y trascendentes descubrimientos sobre el funcionamiento de la naturaleza, así como creadores de los instrumentos que han dado lugar al avance de la civilización y a la extensión de la vida humana a más del doble de su duración natural. Al mismo tiempo, han permitido a las mismas sociedades darse cuenta y ser concientes del impacto de las consecuencias, tanto benéficas como perjudiciales, de los resultados de la ciencia y de la tecnología desarrollada a partir de aquella.

De hecho, una mirada científica al estado actual de la sociedad mexicana en todos sus ámbitos, sugiere fuertemente (así lo escribimos en ciencia) que la causa es la falta de inversión y desarrollo en ciencia y tecnología al interior del país.

Estos y otros aspectos más humanos, como los problemas internos que la comunidad científica mexicana tiene para su quehacer cotidiano, fueron expuestos por el Dr Pedro Camilo Alcántara de la Universidad de Guanajuato, el Mtro Edgar Vargas, estudiante de Doctorado Becario del CONACYT, la Dra Monserrat Salas, Investigadores de los Institutos Nacionales de Salud de México, el Dr Pavel Montes de Oca de la Facultad de Ciencias de la UNAM y la Lic Gema González, estudiante de Maestría, becaria del CONACYT, así como por quien esto escribe.

Son estos los motivos por los que estudiantes, profesores e investigadores de al menos treinta instituciones de estudios superiores y de investigación en México se organizaron, como ciudadanos o residentes en México (debemos reconocer la importante participación de académicos extranjeros que han hecho de esta nación su lugar de trabajo y residencia) para hablar públicamente, en las calles y no sólo en las aulas, en los laboratorios y en los auditorios, sobre la importancia de que México se apropie de la ciencia como parte indispensable de su cultura y para el bienestar de todos quienes viven en México, uniéndose a la Marcha Global por la Ciencia. Porque la ciencia que se hace en México y en los Estados Unidos impacta y beneficia (o perjudica) a todo el mundo. Porque los obstáculos a la ciencia y a los científicos en los Estados Unidos afectan alrededor del mundo.

Por eso es que todos fuimos invitados a la Marcha por la Ciencia más cercana a casa. Los organizadores de las más de quinientas marchas alrededor de la Tierra invitaron a todos a la celebración de la Ciencia el sábado 22 de abril, Día de la Tierra. Porque esto apenas comienza.

Biofisicoquímico. Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.*

Fuente del articulo: http://www.educacionfutura.org/una-marcha-por-la-ciencia-en-mexico/

Fuente de la imagen: http://www.educacionfutura.org/wp-content/uploads/2017/04/marcha_2017-768×473.jpg

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