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Concentrar a los niños de los entornos más pobres en las mismas escuelas no es una receta para el éxito educativo o la superación de la pobreza

Por: Pablo Gutiérrez del Álamo

El relator especial de la ONU sobre la pobreza da un tirón de orejas a España por sus políticas sociales y llama la atención sobre las relacionadas con la segregación escolar y el abandono temprano.

Con estas palabras se cierra el apartado dedicado a educación del informe preliminar del relator especial de Naciones Unidas, Philip Alston, que visitó España entre el 27 de enero y el pasado día 7.

Cuatro párrafos dedicados a la educación, principalmente a las tasas de abandono escolar temprano, a los costes de una educación obligatoria que muchas familias no pueden afrontar, a la segregación socioeconómica y étnica del sistema educativo o al número de menores que se encuentran en riesgo de pobreza o exclusión social. El informe definitivo será publicado el próximo junio.

«Existen problemas reales con el coste y la calidad de la educación, así como la segregación por nivel socioeconómico y étnico», reza el texto publicado el pasado viernes. Un documento en el que se habla de la relación entre los índices de pobreza y la educación y cómo el 33,7% de las personas que tan solo tienen un nivel educativo de educación primaria se encuentan en riesgo de exclusión social y pobreza. Veinte puntos porcentuales más que aquellas que han alcanzado niveles superiores.

A estos porcentajes habría que sumar las altas tasas de repetición de curso en España, de las mayores del continente, así como las de abandono escolar temprano que, hoy por hoy, se encuentran en el 17%, todavía por encima del 15% que la UE propuso a España como objetivo para 2020 (mientras el resto de la Unión se fijaba una meta del 10%).

Según el informe preliminar de Philip Alstron, estas cifras «apuntan no solo a problemas serios con la calidad del sistema educativo en general, sino a una pérdida importante en el bienestar económico general de el país».

Segregación

Aunque, señala el texto, la educación obligatoria también es gratuita, muchos de los gastos paralelos resultan excesivos para muchas familias: comedor escolar, libros de texto, transporte… Unos costes que han ido asumiendo las familias durante los años de la crisis económica, desde 2009 principalmente, y que han aumentado, asegura el relator, un 34% desde 2009 hasta 2016.

El 44% de los estudiantesy el 72% de los menores en situaciones vulnerables están escolarizados, según las cifras que maneja la ONU, en «escuelas segregadas de facto» en las que se concentran en proporción demasiado alta niñas, niños y adolescentes de entornos socioeconómicamente pobres, población gitana y migrante. También aquel alumnado con necesidades educativas especials; «lo que representa 46.8 porcentaje del total de centros educativos».

«La segregación escolar aumenta la repetición de grados, el fracaso y el abandono escolar; disminuye los puntajes de las evaluaciones; y afecta negativamente las expectativas de los estudiantes de seguir estudios universitarios», asegura el texto.

Fuente e Imagen: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2020/02/10/concentrar-a-los-ninos-de-los-entornos-mas-pobres-en-las-mismas-escuelas-no-es-una-receta-para-el-exito-educativo-o-la-superacion-de-la-pobreza/

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Estamos llamados a hablar por los débiles: un manifiesto para la pedagogía crítica

Por: Henry Giroux

Henry Giroux , uno de los principales exponentes de la pedagogía crítica, escribe incisivamente sobre el daño que está causando la ‘reforma’ escolar en los Estados Unidos, cuyo objetivo es destruir cualquier comprensión viable de la conexión entre la educación y la educación de los ciudadanos críticos. La lucha para desafiar este asalto neoliberal en su sistema educativo también es muy relevante para el contexto británico a medida que los educadores progresistas luchan por nuevas formas de pedagogía crítica, acción colectiva y responsabilidad social.

Zonas muertas y centros de castigo.

Algunos de nosotros que ya hemos comenzado a romper el silencio de la noche hemos descubierto que el llamado a hablar es a menudo una vocación de agonía, pero debemos hablar. Debemos hablar con toda la humildad apropiada para nuestra visión limitada, pero debemos hablar . – Martin Luther King hijo.

Si los multimillonarios de derecha y los apóstoles del poder corporativo se salen con la suya, las escuelas públicas se convertirán en «zonas muertas de la imaginación», reducidas a espacios antipúblicos que asaltan el pensamiento crítico, la alfabetización cívica y la memoria histórica (he tomado el término de David Graeber, «Zonas muertas de la imaginación», HAU: Journal of Ethnographic Theory 2, 2012: 105-128.) Desde la década de 1980, las escuelas se han convertido cada vez más en centros de pruebas que debilitan a los maestros y les quitan el poder a los estudiantes. También han sido reconfigurados como centros de castigo donde los jóvenes de minorías pobres y de bajos ingresos son severamente disciplinados bajo políticas de tolerancia cero de maneras que a menudo resultan en ser arrestados y acusados ​​de crímenes que, en la superficie, son tan triviales como el castigo es duro. . 2 Bajo el impulso del capitalismo de casino para privatizar la educación, Las escuelas públicas se han cerrado en ciudades como Filadelfia, Chicago y Nueva York para dar paso a las escuelas charter. Los sindicatos de docentes han sido atacados, los empleados públicos denigrados y los docentes reducidos a técnicos que trabajan en condiciones deplorables y aturdidoras.

La reforma escolar corporativa no está simplemente obsesionada con las medidas que degradan cualquier comprensión viable de la conexión entre la escolarización y la educación de ciudadanos comprometidos. El movimiento de reforma también está decidido a subfinanciar y desinvertir recursos para la educación pública para que la educación pública pueda estar completamente divorciada de cualquier noción democrática de gobierno, enseñanza y aprendizaje. A los ojos de los reformadores multimillonarios y los titanes de las finanzas, como Bill Gates, Rupert Murdoch, la familia Walton y Michael Bloomberg, las escuelas públicas deberían transformarse, cuando no se privaticen, en complementos de centros comerciales y prisiones.

Al igual que el espacio muerto del centro comercial estadounidense, los sistemas escolares promovidos por los no reformadores ofrecen la seducción ideológica vacía del consumismo como la última forma de ciudadanía y aprendizaje. Y, adoptando la dura mentalidad de almacenamiento de los guardianes de la prisión, los no reformadores respaldan y crean escuelas para estudiantes pobres que castigan en lugar de educar para canalizar a las poblaciones desechables hacia el sistema de justicia penal donde pueden alimentar las ganancias de las corporaciones privadas de prisiones. La militarización de las escuelas públicas que el Secretario Arnie Duncan admiraba y apoyaba tanto mientras era el CEO del Sistema Escolar de Chicago no fue solo una estratagema para inculcar prácticas de disciplina autoritarias contra estudiantes etiquetados despectivamente como rebeldes, si no desechables. También fue un intento de diseñar escuelas que rompieran la capacidad de los estudiantes de pensar críticamente y los convirtieran en reclutas dispuestos y potenciales para servir en guerras sin sentido y mortales libradas por el imperio estadounidense. Y, si tales esfuerzos de reclutamiento fallaron, los estudiantes fueron puestos rápidamente en la cinta transportadora de la tubería de la escuela a la prisión. Para muchos jóvenes de minorías pobres en las escuelas públicas, la prisión se convierte en parte de su destino, al igual que las escuelas públicas refuerzan su condición de ciudadanos de segunda clase. Como señala Michelle Alexander: «En lugar de que las escuelas sean una vía de acceso a la oportunidad, [están] alimentando nuestras cárceles». (Jody Sokolower, «Las escuelas y el nuevo Jim Crow: una entrevista con Michelle Alexander», Truthout (4 de junio de 2013) .) la prisión se convierte en parte de su destino, al igual que las escuelas públicas refuerzan su condición de ciudadanos de segunda clase. Como señala Michelle Alexander: «En lugar de que las escuelas sean una vía de acceso a la oportunidad, [están] alimentando nuestras cárceles». (Jody Sokolower, «Las escuelas y el nuevo Jim Crow: una entrevista con Michelle Alexander», Truthout (4 de junio de 2013) .) la prisión se convierte en parte de su destino, al igual que las escuelas públicas refuerzan su condición de ciudadanos de segunda clase. Como señala Michelle Alexander: «En lugar de que las escuelas sean una vía de acceso a la oportunidad, [están] alimentando nuestras cárceles». (Jody Sokolower, «Las escuelas y el nuevo Jim Crow: una entrevista con Michelle Alexander», Truthout (4 de junio de 2013) .)

Las reformas educativas impulsadas por el mercado, con su obsesión por la estandarización, las pruebas de alto riesgo y las políticas punitivas, también imitan una cultura de crueldad que las políticas neoliberales producen en la sociedad en general. Exhiben desprecio por los maestros y desconfianza de los padres, reprimen la enseñanza creativa, destruyen programas de estudio desafiantes e imaginativos y tratan a los estudiantes como meros insumos en una línea de montaje. La confianza, la imaginación, la creatividad y el respeto por la enseñanza y el aprendizaje críticos se lanzan al viento en la búsqueda de ganancias y la proliferación de esquemas de responsabilidad rígidos y de muerte. Como John Tierney señala en su crítica a las reformas educativas corporativas en The Atlantic, tales enfoques no solo son opresivos, sino que están destinados a fracasar. El escribe:
Las políticas y prácticas que se basan en la desconfianza de los maestros y la falta de respeto hacia ellos fracasarán. ¿Por qué? «El destino de las reformas depende en última instancia de quienes son objeto de desconfianza». En otras palabras, las reformas educativas necesitan la aceptación, confianza y cooperación de los maestros para tener éxito; Las «reformas» que patean a los maestros en los dientes nunca van a tener éxito. Además, las políticas educativas elaboradas sin la participación de los docentes están destinadas a equivocarse.

La situación empeora aún más porque no solo se defunde a las escuelas públicas y se ataca a los maestros de las escuelas públicas como las nuevas reinas del bienestar, sino que los republicanos y otros derechistas están implementando políticas sociales y económicas para garantizar que los estudiantes de bajos ingresos y minorías pobres fracasen. En las escuelas públicas. Por ejemplo, muchos gobernadores elegidos por el Tea Party en estados como Wisconsin, Carolina del Norte y Maine, junto con políticos de derecha en el Congreso, están promulgando políticas crueles y salvajes (como el desembolso del programa de cupones de alimentos) que impactan directamente en La salud y el bienestar de los estudiantes pobres en las escuelas. (Véase, por ejemplo, Kristin Rawls, “Carolina del Norte se convierte en la primera línea de un asalto corporativo brutal contra la educación en Estados Unidos”, AlterNet, 31 de julio de 2013.) Dichas políticas se reducen, si no destruyen,

La apropiación de la cultura por el poder corporativo.

Cuando los miembros del club multimillonario, como Bill Gates y los donantes de derecha como Art Pope, no están implementando directamente políticas que desfinan las escuelas, están financiando proyectos de investigación que convierten a los estudiantes en sujetos de prueba para un mundo que incluso George Orwell habría encontrado difícil imaginar. (Para dos ejemplos de la apropiación de la cultura por el poder corporativo y sus donantes y fundaciones, ver Katherine Stewart, «Los donantes de derecha que alimentan las guerras culturales de América», The Guardian, 23 de abril de 2013; y John Nichols y Robert W. McChesney, Dollarocracy: Cómo el complejo electoral de Money and Media está destruyendo Estados Unidos, Nation Books, 2013.) Por ejemplo, la Fundación Bill y Melinda Gates ha proporcionado $ 500, 000 subvenciones a la Universidad de Clemson para realizar un estudio piloto en el que los estudiantes usarían pulseras de piel galvánica con sensores inalámbricos que rastrearían sus respuestas fisiológicas a diversos estímulos en las escuelas. Un portavoz de la fundación argumenta en defensa de esta espeluznante obsesión por medir las respuestas emocionales de los estudiantes al afirmar que los dispositivos biométricos son una ayuda para los maestros que pueden medir el «tiempo real» (retroalimentación reflexiva), algo así como un podómetro «. (Luisa Kroll, «La Fundación Gates responde a la controversia de las pulseras GSR», Forbes, 13 de junio de 2012.)

No es la vaguedad de lo que este tipo de investigación está tratando de lograr lo que es la parte más ridícula y éticamente ofensiva de este estudio: es la noción de que la retroalimentación reflexiva puede reducirse a medir impulsos emocionales en lugar de producirse a través del diálogo y la comunicación comprometidos entre profesores y alumnos reales. ¿Cómo pueden las pulseras medir por qué los estudiantes están actuando si están hambrientos, aburridos, temerosos, enfermos o no duermen porque sus padres podrían no tener hogar? ¿Cómo abordan estos estudios problemas estructurales más grandes, como los 50 millones de personas en los Estados Unidos que pasan hambre todas las noches, un tercio de los cuales son niños? ¿Y cómo logran ignorar su propia conexión con el surgimiento del estado de vigilancia y la destrucción en curso de los derechos civiles de los niños y otros? Las investigaciones de este tipo no pueden hablar del surgimiento de una sociedad de Jim Crow en la que el encarcelamiento masivo de minorías pobres está teniendo un efecto horrible en los niños. Como señala Michelle Alexander, se trata de niños «que tienen un padre o un ser querido, un pariente, que ha pasado tiempo tras las rejas o que ha adquirido antecedentes penales y, por lo tanto, es parte de la casta inferior: el grupo de personas que pueden ser discriminados legalmente por el resto de sus vidas ”. Y el efecto de tal lucha diaria es mortal. Ella escribe: Como señala Michelle Alexander, se trata de niños «que tienen un padre o un ser querido, un pariente, que ha pasado tiempo tras las rejas o que ha adquirido antecedentes penales y, por lo tanto, es parte de la casta inferior: el grupo de personas que pueden ser discriminados legalmente por el resto de sus vidas ”. Y el efecto de tal lucha diaria es mortal. Ella escribe: Como señala Michelle Alexander, se trata de niños «que tienen un padre o un ser querido, un pariente, que ha pasado tiempo tras las rejas o que ha adquirido antecedentes penales y, por lo tanto, es parte de la casta inferior: el grupo de personas que pueden ser discriminados legalmente por el resto de sus vidas ”. Y el efecto de tal lucha diaria es mortal. Ella escribe:

. . . Para estos niños, sus posibilidades de vida disminuyen considerablemente. Es más probable que se críen en la pobreza extrema; es poco probable que sus padres puedan encontrar trabajo o vivienda y, a menudo, no son elegibles incluso para cupones de alimentos. Para los niños, la era del encarcelamiento masivo ha significado una tremenda cantidad de separación familiar, hogares destrozados, pobreza y un nivel de desesperanza mucho, mucho mayor, ya que ven a tantos de sus seres queridos entrando y saliendo de la prisión. Los niños que tienen padres encarcelados tienen muchas más probabilidades de ser encarcelados.

A diferencia de las formas de investigación educativa social y éticamente insensibles respaldadas por los llamados reformadores, un estudio reciente ha relacionado las pruebas de alto riesgo con tasas de graduación más bajas y tasas de encarcelamiento más altas, lo que indica que tales pruebas juegan un papel importante en la expansión de «la maquinaria de la tubería de la escuela a la prisión ”, especialmente para estudiantes de bajos ingresos y estudiantes de color. La mayoría de los críticos del club de los multimillonarios ignoran estos problemas. Pero varios críticos, como la profesora de educación de la Universidad de Nueva York, Diane Ravitch, han planteado preguntas importantes sobre este tipo de investigación. Ravitch argumenta que Gates debería «dedicar más tiempo a mejorar la sustancia de lo que se enseña». . . y renunciar a toda esta manía de medición «. (Stephanie Simon,» Biosensores para controlar la atención de los estudiantes «, Reuters, 12 de junio de 2012. ) Tales críticas son importantes, pero podrían ir más allá. Tales esfuerzos de reforma son más que colapsar la enseñanza y el aprendizaje en un reduccionismo instrumental que se aproxima a la capacitación más que a la educación. Como señala Ken Saltman, los nuevos no reformadores son contrarrevolucionarios políticos y no simplemente educadores equivocados. (Kenneth Saltman, The Gift of Education: Public Education and Venture Philosophy, Palgrave Macmillan, 2012.)

Noam Chomsky tiene razón al argumentar que ahora estamos en un período general de regresión que se extiende mucho más allá de la educación. (Daniel Falcone, «Noam Chomsky sobre Democracia y Educación en el siglo XXI y más allá», Truthout, 1 de junio de 2013.) Este período de regresión está marcado por desigualdades masivas en riqueza, ingresos y poder que están alimentando una pobreza y una crisis ecológica y socavando todas las esferas públicas básicas centrales tanto para la democracia como para la cultura y las estructuras necesarias para que las personas lleven una vida digna y de participación política. La carga de crueldad, represión y corrupción ha roto la espalda de la democracia, por débil que sea, en los Estados Unidos. Estados Unidos ya no es una democracia, ni es simplemente una plutocracia. Se ha convertido en un estado autoritario impregnado de violencia y dirigido por los comandantes financieros,

La soberanía corporativa ha reemplazado a la soberanía política, y el estado se ha convertido en gran medida en un complemento de las instituciones bancarias y las industrias de servicios financieros. Adicta a «la desmovilización política de la ciudadanía», la élite corporativa está librando una reacción política contra todas las instituciones que sirven a la democracia y fomentan una cultura de cuestionamiento, diálogo y disidencia. (Sheldon S. Wolin, Democracy Incorporated: Democracia gestionada y el espectro del totalitarismo invertido, Princeton University Press, 2008.) Los apóstoles del neoliberalismo se preocupan principalmente por entregar las escuelas públicas al capitalismo de los casinos para transformarlas en lugares donde todos menos Los niños privilegiados del 1% pueden ser disciplinados y limpiados de cualquier impulso crítico. En lugar de aprender a convertirse en pensadores independientes, adquieren los hábitos debilitantes de lo que podría llamarse un trastorno de déficit moral y político que los vuelve pasivos y obedientes frente a una sociedad basada en desigualdades masivas en poder, riqueza e ingresos. El poderoso movimiento actual de reforma no basada en las empresas está unido al desarrollo de modos de gobierno, ideologías y pedagogías dedicadas a restringir y retrasar cualquier posibilidad de desarrollar entre los estudiantes esas formas críticas, creativas y colaborativas de pensamiento y acción necesarias para participar en un sustantivo democracia.

El discurso del lucro y el lenguaje del mando.

El núcleo de las nuevas reformas es un compromiso con una pedagogía de la estupidez y la represión orientada a la memorización, la conformidad, la pasividad y las pruebas de alto riesgo. En lugar de crear estudiantes autónomos, críticos y comprometidos cívicamente, los no reformadores matan la imaginación mientras despolitizan todos los vestigios de la enseñanza y el aprendizaje. El único idioma que conocen es el discurso del lucro y el lenguaje disciplinario de mando. John Taylor Gatto señala algunos elementos de esta pedagogía de la represión en su afirmación de que las escuelas enseñan confusión al ignorar los contextos históricos y relacionales. (John Gatto, Dumbing Us Down: The Hidden Curriculum of Obligory Schooling, segunda edición revisada New Society Publishers, 2002.

Una pedagogía de la represión define a los estudiantes en gran medida por sus defectos más que por sus fortalezas, y al hacerlo los convence de que las únicas personas que saben algo son los expertos, cada vez más extraídos de las filas de la élite y los líderes empresariales actuales que encarnan los nuevos modelos. de liderazgo bajo el actual régimen de neoliberalismo. Grandes líderes históricos que exhibieron una conciencia social elevada como Martin Luther King Jr., Rosa Parks, Nelson Mandela, John Dewey, Paulo Freire y Mahatma Ghandi son relegados al basurero de la historia. A los estudiantes se les enseña a preocuparse por sí mismos y a considerar cualquier consideración por los demás como una responsabilidad, sino una patología. Las preocupaciones éticas en estas circunstancias se representan como obstáculos a superar. El narcisismo junto con una noción incontrolada de individualismo es la nueva normalidad.

Bajo una pedagogía de la represión, los estudiantes están condicionados a desaprender cualquier respeto por la democracia, la justicia y lo que podría significar conectar el aprendizaje con el cambio social. Se les dice que no tienen derechos y que los derechos se limitan solo a quienes tienen poder. Esta es una pedagogía que mata el espíritu, promueve la conformidad y es más adecuada para una sociedad autoritaria que una democracia. Lo alarmante de los nuevos no reformadores de la educación no es solo cómo han fracasado sus políticas, sino el grado en que las liberales y conservadores de los partidos demócrata y republicano ahora adoptan dichas políticas a pesar de su evidente fracaso. El estudio de Enfoque más amplio y audaz para la educación proporciona una lista de tales fallas que son instructivas. Los resultados de las medidas de no reforma observadas en el estudio incluyen:

Los puntajes de las pruebas aumentaron menos, y las brechas de rendimiento crecieron más en las ciudades de «reforma» que en otros distritos urbanos. Los éxitos reportados para estudiantes seleccionados se evaporaron al examinarlos más de cerca. La rendición de cuentas basada en pruebas provocó una rotación que redujo las filas de maestros experimentados, pero no necesariamente malos maestros. El cierre de escuelas no envió a los estudiantes a mejores escuelas ni les ahorró dinero a los distritos escolares. Las escuelas charter interrumpieron aún más los distritos al tiempo que proporcionaban beneficios mixtos, particularmente para los estudiantes con mayores necesidades. El énfasis en las reformas orientadas al mercado ampliamente promocionadas atrajo la atención y los recursos de iniciativas con mayor promesa. Las reformas pasaron por alto un factor crítico que impulsa las brechas de logros: la influencia de la pobreza en el rendimiento académico. El cambio real y sostenido requiere estrategias que sean más realistas, pacientes y múltiples. – Elaine Weiss y Don Long, la retórica de las reformas educativas orientadas al mercado triunfa sobre la realidad: los impactos de las revaluaciones docentes basadas en exámenes, el cierre de escuelas y el aumento del acceso a las escuelas charter en los resultados de los estudiantes en Chicago, Nueva York y Washington, DC, en general , Enfoque más audaz para la educación 22 de abril de 2013.

El entusiasmo servil de las animadoras por las políticas educativas impulsadas por el mercado se vuelve particularmente insostenible moral y políticamente a la luz del creciente número de escándalos que han estallado en torno a los puntajes de las pruebas infladas y otras formas de trampas cometidas por los defensores de las pruebas de alto riesgo y las escuelas charter. (Kirp, «Por qué los escándalos de trampa y las rebeliones de los padres están en erupción en las escuelas de Nueva York, Washington, DC y Atlanta.) David Kirp ofrece un comentario importante sobre la seriedad y el alcance de los escándalos y los recientes reveses de la reforma educativa orientada al mercado . El escribe:

En la última elección de la junta escolar de Los Ángeles, un candidato que se atrevió a cuestionar la excesiva dependencia de los resultados de las pruebas en la evaluación de los maestros y la indecorosa prisa por aprobar las escuelas autónomas ganó a pesar de los $ 4 millones acumulados para derrotarlo, incluido $ 1 millón del alcalde de la ciudad de Nueva York, Michael Bloomberg. y $ 250,000 de News Corp. de Rupert Murdoch. La ex superintendente de Atlanta, Beverly Hall, agasajada por aumentar los puntajes de las pruebas de sus estudiantes a toda costa, ha sido acusada de un escándalo de trampa masiva. Michelle Rhee, la ex jefa de escuela de Washington DC que es la favorita de la multitud de la rendición de cuentas, se enfrenta a acusaciones, basadas en un memorando publicado por el veterano corresponsal de PBS John Merrow, que conocía y no hizo nada para detener el engaño generalizado. En un artículo de opinión del Washington Post, Bill Gates, que ha gastado cientos de millones de dólares en la promoción de altas apuestas, evaluación de los maestros basada en pruebas, hizo un cambio radical e instó a un enfoque más amable y gentil que los maestros pudieran adoptar. Y los padres en el estado de Nueva York organizaron una rebelión, diciéndoles a sus hijos que no tomen un examen de rendimiento nuevo y no probado.

Si bien las pedagogías de la represión se presentan en diferentes formas y se dirigen a diferentes audiencias en diversos contextos, todas comparten el compromiso de definir la pedagogía como un conjunto de estrategias y habilidades para usar con el fin de enseñar el tema prescrito. En este contexto, la pedagogía se convierte en sinónimo de enseñanza como técnica o práctica de una habilidad artesanal. Aquí no se habla de conectar la pedagogía con la tarea social y política de resistencia, empoderamiento o democratización. Tampoco hay ningún intento de mostrar cómo el conocimiento, los valores, el deseo y las relaciones sociales siempre están implicados en el poder. Cualquier noción viable de pedagogía crítica debe rechazar tales definiciones de enseñanza y sus imitaciones proliferativas, incluso cuando se afirman como parte de un discurso o proyecto radical. En oposición a la reducción instrumentalizada de la pedagogía a un mero método que no tiene un lenguaje para relacionarse con la vida pública, la responsabilidad social o las demandas de la ciudadanía, la pedagogía crítica trabaja para iluminar las relaciones entre el conocimiento, la autoridad y el poder. Por ejemplo, plantea preguntas sobre quién tiene control sobre las condiciones para producir conocimiento, como los planes de estudio promovidos por maestros, compañías de libros de texto, intereses corporativos u otras fuerzas.

Desarrollar una pedagogía crítica.

Central para cualquier noción viable de lo que hace que una pedagogía sea crítica es, en parte, el reconocimiento de que la pedagogía es siempre un intento deliberado por parte de los educadores para influir en cómo y qué formas de conocimiento y subjetividades se producen dentro de conjuntos particulares de relaciones sociales. En este caso, la pedagogía crítica llama la atención sobre las formas en que el conocimiento, el poder, el deseo y la experiencia se producen en condiciones específicas de aprendizaje, y al hacerlo rechaza la noción de que la enseñanza es solo un método o se elimina de las cuestiones de valores, normas y poder, o, para el caso, la lucha por la agencia misma y el futuro que sugiere para los jóvenes. En lugar de afirmar su propia influencia para ejercer autoridad sobre temas pasivos, La pedagogía crítica se sitúa dentro de un proyecto que considera que la educación es fundamental para crear estudiantes que sean ciudadanos socialmente responsables y comprometidos cívicamente. Este tipo de pedagogía refuerza la noción de que las escuelas públicas son esferas públicas democráticas, la educación es la base de cualquier democracia que funcione y los maestros son los agentes más responsables para fomentar esa educación.

Este enfoque de la pedagogía crítica no reduce la práctica educativa al dominio de las metodologías. En cambio, enfatiza la importancia de comprender lo que realmente sucede en las aulas y otros entornos educativos al plantear preguntas como: ¿Cuál es la relación entre el aprendizaje y el cambio social? ¿Qué conocimiento es más valioso? ¿Qué significa saber algo? ¿Y en qué dirección se debe desear? Sin embargo, los principios y objetivos de la pedagogía crítica abarcan más. La pedagogía trata simultáneamente sobre el conocimiento y las prácticas que los profesores y los estudiantes pueden participar juntos y los valores, las relaciones sociales y las visiones legitimadas por dichos conocimientos y prácticas. Tal pedagogía escucha a los estudiantes, les da voz y papel en su propio aprendizaje, y reconoce que los maestros no solo educan a los estudiantes sino que también aprenden de ellos.

Además, la pedagogía se concibe como una práctica moral y política que siempre está implicada en las relaciones de poder porque ofrece versiones y visiones particulares de la vida cívica, la comunidad, el futuro y cómo podríamos construir representaciones de nosotros mismos, de otros y de nuestros ambiente social. La pedagogía ofrece un discurso para la agencia, los valores, las relaciones sociales y un sentido del futuro. Legitima formas particulares de conocer, estar en el mundo y relacionarse con los demás. Como observó Roger Simon, también “representa una versión de nuestros propios sueños para nosotros mismos, nuestros hijos y nuestras comunidades. Pero tales sueños nunca son neutrales; siempre son los sueños de alguien y, en la medida en que están implicados en organizar el futuro para otros, siempre tienen una dimensión moral y política «(Roger Simon, Central a mi argumento es la suposición de que la política no es solo sobre el poder, sino que también «tiene que ver con juicios políticos y opciones de valor)» (Cornelius Castoriadis, «Instituciones y autonomía». En Peter Osborne (ed.), A Critical Sense, Routledge, 1996.) indicando que las cuestiones de educación cívica y pedagogía crítica (aprender a convertirse en un ciudadano calificado) son fundamentales para la lucha por la agencia política y la democracia. La pedagogía crítica rechaza la noción de estudiantes como contenedores pasivos que simplemente beben conocimiento muerto. En cambio, abarca formas de enseñanza que ofrecen a los estudiantes el desafío de transformar el conocimiento en lugar de simplemente «procesar los conocimientos recibidos» (Chandra Mohanty, «Sobre la raza y la voz: desafíos para la educación liberal en la década de 1990», Cultural Critique, Winter 1989-1990 .) Bajo tales circunstancias, La pedagogía crítica se convierte en directiva e interviene del lado de producir una sociedad democrática sustantiva. Esto es lo que hace que la pedagogía crítica sea diferente del entrenamiento. Y es precisamente el fracaso en conectar el aprendizaje con sus funciones y objetivos democráticos lo que proporciona fundamentos para los enfoques pedagógicos que despojan lo que significa ser educado de sus posibilidades críticas y democráticas.

La pedagogía crítica se vuelve peligrosa en el momento histórico actual porque enfatiza la reflexión crítica, cierra la brecha entre el aprendizaje y la vida cotidiana, comprende la conexión entre el poder y el conocimiento difícil, y extiende los derechos e identidades democráticas mediante el uso de los recursos de la historia. En lugar de ver la enseñanza como una práctica técnica, la pedagogía en el sentido crítico más amplio se basa en la suposición de que el aprendizaje no se trata de memorizar los conocimientos y habilidades muertos asociados con el aprendizaje para el examen, sino de participar en una lucha más expansiva por los derechos individuales y la justicia social. El desafío fundamental que enfrentan los educadores en la era actual del neoliberalismo, el militarismo, y el fundamentalismo religioso es proporcionar las condiciones para que los estudiantes aborden cómo se relaciona el conocimiento con el poder de la autodefinición y la agencia social. En parte, esto sugiere proporcionar a los estudiantes las habilidades, ideas, valores y autoridad necesarios para alimentar una democracia sustantiva, reconocer formas de poder antidemocráticas y luchar contra las injusticias profundamente arraigadas en una sociedad y un mundo basados ​​en desigualdades económicas, raciales y de género sistémicas.

Cualquier noción viable de pedagogía crítica debe entenderse como central para la política en sí misma y, en lugar de desconectar la educación pública de cuestiones sociales, económicas y políticas más amplias, debe conectarlas con tales fuerzas como parte de una crisis más amplia tanto de educación como de democracia. Como mínimo, la educación debe verse como parte de un proyecto emancipatorio que rechaza la privatización y la corporatización de las escuelas públicas y las fuerzas fiscales y financieras que apoyan los sistemas escolares inicuos. Para que la pedagogía sea importante, debe apoyar una cultura y las relaciones de poder que brinden a los maestros un sentido de autonomía y control sobre las condiciones de su trabajo. Los docentes deben ser vistos como intelectuales públicos y un valioso recurso social, y las condiciones de su trabajo y autonomía deben ser protegidas. En este caso, la pedagogía crítica debe rechazar la enseñanza subordinada a los dictados de la estandarización, la manía de medición y las pruebas de alto riesgo. Estos últimos son parte de una pedagogía de represión y conformidad y no tienen nada que ver con una educación para el empoderamiento. Un aspecto central del llamado a una pedagogía crítica y a la cultura formativa e institucional que lo hace posible es la necesidad de reconfigurar el gasto gubernamental y pedir menos gasto en muerte y guerra y más en financiamiento para la educación y los programas sociales que lo hacen posible. Una base para una sociedad democrática. Las escuelas son algo más que una utilidad medible, la lógica de la instrumentalidad, las pruebas abyectas y la capacitación para adormecer la mente. De hecho, como proyecto moral y político, la pedagogía es crucial para crear los agentes necesarios para vivir, gobernar y luchar por una democracia radical. Además, es importante reconocer cómo la educación y la pedagogía están conectadas e implicadas en la producción no solo de agentes específicos, una visión particular del presente y el futuro, sino también cómo el conocimiento, los valores y los deseos, y las relaciones sociales siempre están implicados en poder. El poder y la ideología impregnan todos los aspectos de la educación y se convierten en un recurso valioso cuando se involucran críticamente en torno a cuestiones que problematizan la relación entre autoridad y libertad, ética y conocimiento, lenguaje y experiencia, leyendo textos de manera diferente y explorando la dinámica del poder cultural.

La educación como proyecto democrático es utópica en su objetivo de expandir y profundizar las condiciones ideológicas y materiales que hacen posible una democracia. Los maestros deben poder trabajar juntos, colaborar, trabajar con la comunidad y participar en investigaciones que informen su enseñanza. En este caso, la pedagogía crítica rechaza la estructura atomizadora de la enseñanza que informa las nociones tradicionales y orientadas al mercado de la pedagogía. Además, la pedagogía crítica debe proporcionar a los estudiantes el conocimiento, los modos de alfabetización, las habilidades, la crítica, la responsabilidad social y el coraje cívico necesarios para que puedan participar ciudadanos críticos dispuestos a luchar por una sociedad sostenible y justa.

Estamos llamados a hablar por los débiles.

La pedagogía crítica es un antídoto crucial para el ataque neoliberal contra la educación pública, pero debe estar acompañada e informada por movimientos políticos y sociales radicales dispuestos a hacer que la reforma educativa sea central para el cambio democrático. La lucha por la educación pública está indisolublemente conectada a una lucha contra la pobreza, el racismo, la violencia, la guerra, los presupuestos de defensa hinchados, un estado de guerra permanente, asesinatos sancionados por el estado, tortura, desigualdad y una serie de otras injusticias que revelan una visión impactante de lo que Estados Unidos se ha convertido y por qué ya no puede reconocerse a sí mismo a través de las visiones morales y políticas y las promesas de una democracia sustantiva. Y esa lucha exige tanto un cambio de conciencia como la construcción de movimientos sociales que tengan una base amplia y alcance global.

La lucha por reclamar la educación pública como una esfera pública democrática necesita desafiar las pedagogías regresivas, las comunidades cerradas y las zonas de guerra culturales y políticas que ahora caracterizan a gran parte de la América contemporánea. Estos sitios de exclusión terminal exigen más que hacer visible e interrogar críticamente el espectáculo de crueldad y violencia utilizado para dinamizar los aparatos culturales decadente del capitalismo de casino. Exigen un encuentro con nuevas formas de pedagogía, modos de testimonio moral y acción colectiva, y exigen nuevos modos de responsabilidad social. Como Martin Luther King, Jr. insistió:

Estamos llamados a hablar por los débiles, por los que no tienen voz, por las víctimas de nuestra nación y por aquellos a quienes llama enemigos, ya que ningún documento de manos humanas puede hacer que estos humanos sean menos nuestros hermanos.  Martin Luther King, Jr., «Más allá Vietnam: un momento para romper el silencio. ”Centro de información. Discurso pronunciado el 4 de abril de 1967 en una reunión de clérigos y laicos preocupados en la Iglesia Riverside en la ciudad de Nueva York. http://www.informationclearinghouse.info/article2564.htm.

Podemos actualizar el discurso de King para abarcar a los débiles, sin voz y víctimas de nuestra nación que ahora están representados por los jóvenes de bajos ingresos y minorías pobres que habitan en las escuelas públicas y cada vez más en las cárceles. Estos son los jóvenes desechables de una América autoritaria; son el exceso que recuerda dolorosamente a la élite la necesidad de disposiciones sociales, la viabilidad del bien público y los principios de la vida económica que necesitan un replanteamiento sustancial.

Bajo el neoliberalismo, se ha vuelto más difícil responder a las demandas del contrato social, el bien público y el estado social, que han sido empujados a los márgenes de la sociedad, vistos como un obstáculo y una patología. Y, sin embargo, tal dificultad debe superarse en el impulso de reformar la educación pública. La lucha por la educación pública es la lucha más importante del siglo XXI porque es una de las pocas esferas públicas que quedan donde se pueden hacer preguntas, desarrollar pedagogías, construir modos de agencia y movilizar deseos, en los que se puedan desarrollar culturas formativas que nutran pensamiento crítico, disidencia, alfabetización cívica y movimientos sociales capaces de luchar contra esas fuerzas antidemocráticas que están marcando el comienzo de tiempos oscuros, salvajes y terribles.

Este artículo fue publicado originalmente en Truth Out, en www.truth-out.org.

Fuente e Imagen: https://www.culturematters.org.uk/index.php/culture/education/item/2492-we-are-called-to-speak-for-the-weak-a-critical-pedagogy-manifesto
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La contaminación por la quema de carbón, petróleo y gas provoca 4,5 millones de muertes al año en todo el mundo, según Greenpeace

Por: Tercera Información

  • Costes económicos: la contaminación causada por combustibles fósiles cuesta 2,9 billones de dólares al año en todo el mundo (3,3% del PIB mundial) y 23.631 millones de dólares al año en España (1,68% del PIB).

  • Unos 40.000 niños fallecen anualmente en el mundo antes de cumplir 5 años por la exposición a micropartículas (PM2.5) procedentes de los combustibles fósiles.

  • El estudio, elaborado por Greenpeace y el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA), analiza por primera vez el coste global de la contaminación causada por los combustibles fósiles.

La contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles -principalmente carbón, petróleo y gas- está detrás de alrededor de 4,5 millones de muertes anuales en todo el mundo y genera unas pérdidas económicas estimadas en 2,9 billones de dólares, lo que equivale a aproximadamente un 3,3% del PIB mundial. Así lo revela un informe elaborado por Greenpeace y el Centro de Investigación en Energía y Aire Limpio (CREA)el primero que analiza de esta forma el coste global de la contaminación procedente de los combustibles fósiles, considerando tanto los costes sanitarios adicionales como los días perdidos por baja por enfermedad o muerte prematura en relación a la demografía de cada país.

“La contaminación del aire es una amenaza a nuestra salud y a nuestra economía. Cada año, la contaminación generada por los combustibles fósiles se lleva millones de vidas e incrementa los riesgos de padecer ataques, cáncer de pulmón y asma, además de costarnos billones de dólares”, afirma Minwoo Son, responsable de la campaña Aire Limpio en Greenpeace Sudeste Asiático. “Pero es un problema que sabemos cómo resolver: evolucionando hacia fuentes renovables de energía, poniendo fin a los coches diésel y gasolina y fomentando el transporte público”, añade Son.

Entre los datos que expone el estudio, destaca que alrededor de 40.000 niños fallecen anualmente antes de cumplir los 5 años por la exposición a micropartículas (PM2.5) procedentes de los combustibles fósiles. Además, el dióxido de nitrógeno (NO2) procedente de los vehículos de combustión y las centrales eléctricas está vinculado a unos cuatro millones de nuevos casos de asma infantil cada año, con aproximadamente 16 millones de menores afectados por asma por la exposición a NO2.

Greenpeace resalta que acabar con los combustibles fósiles conllevaría importantes beneficios sanitarios y económicos: según un estudio publicado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, cada dólar invertido bajo la Ley de Aire Limpio en dicho país generó al menos 30 dólares de beneficio. De forma similar, el “día sin coches” semanal de Bogotá (Colombia) registró entre 3,20 y 4,30 dólares en beneficios sanitarios por cada dólar invertido en el programa, de acuerdo a un estudio publicado en la revista Journal of Urban Health (1).

Costes en España y la UE

Aunque la China continental, India y Estados Unidos sean las regiones que más costes asumen por su mala calidad del aire, los países de la Unión Europea no son en absoluto ajenos a los impactos derivados de la contaminación de los combustibles fósiles. El informe elaborado por Greenpeace y CREA estima en 398.000 las muertes prematuras en la UE vinculadas a enfermedades causadas por la quema de carbón y derivados del petróleo, como la gasolina o el diésel.

En el caso de España, el coste total de la contaminación causada por los combustibles fósiles se calcula en 23.631 millones de dólares anuales en el escenario más probable, lo que equivale al 1,68% del PIB nacional. Al igual que sucede en el cómputo global, se desglosan los costes derivados de la contaminación por micropartículas, ozono y dióxido de nitrógeno.

Los reiterados incumplimientos en los niveles máximos de este último contaminante, que procede fundamentalmente de los automóviles de combustión, han provocado que la Comisión Europea lleve a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (2). España se enfrenta así a sanciones millonarias por la inacción de los sucesivos gobiernos para garantizar los valores de calidad del aire jurídicamente vinculantes desde 2010.

“Diez años después de la entrada en vigor de la directiva europea, España sigue incumpliendo los niveles máximos de NO2, poniendo así en riesgo hasta 35.000 vidas al año. Pese al enorme coste económico y social que tiene la contaminación, todavía hay administraciones que siguen promoviendo el uso de combustibles fósiles: incentivando el uso del coche en las ciudades, amparando la construcción de nuevos aeropuertos o retrasando el cierre de centrales térmicas, lo que pone en riesgo no solo nuestra salud, sino también la necesaria reducción de emisiones para hacer frente a la crisis climática”, asegura Adrián Fernández, responsable de Movilidad de Greenpeace.

La organización ecologista recuerda que los sectores del transporte y la generación de energía eléctrica son los principales causantes de la contaminación atmosférica y exige a los gobiernos que tomen las medidas necesarias para limitar el uso de combustibles fósiles y evitar así que la población siga respirando un aire tóxico.

Más información:

Informe completo en inglés aquí

Resumen ejecutivo en español aquí

Notas:

(1) Montes, F. et al. Do Health Benefits Outweigh the Costs of Mass Recreational Programs? An Economic Analysis of Four Ciclovía Programs. J. Urban Health 89, 153–170 (2012).

(2) La Comisión remite a Bulgaria y España ante el Tribunal por no proteger a sus ciudadanos contra la mala calidad del aire. Disponible en: https://ec.europa.eu/commission/presscorner/detail/es/IP_19_4256.

Fuente e Imagen: https://www.tercerainformacion.es/articulo/actualidad/2020/02/12/la-contaminacion-por-la-quema-de-carbon-petroleo-y-gas-provoca-45-millones-de-muertes-al-ano-en-todo-el-mundo-segun-greenpeace

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La fertilidad de la pobreza, de la indiferencia a la presencia del aula (I)

Por: Cristo  I. Mahugo

1.- Una (pobre) introducción

Encontramos en la pobreza una coexistencia: un rechazo por perturbación, un acogimiento por reclamo asistencial. Sabemos que el término «pobreza» proviene del adjetivo pobre (del latín pauperpauperis [1]) y que se traduce comúnmente como «poco» o «de poca producción» (también como «falta, escasez [2]»). Una interpretación bastante popularizada —ya sea por utilidad, ya sea por adaptabilidad social— es la relacionada con el término ‘infertilidad’ (que no produce nada, que no da fruto). Por tanto, debemos partir de la difícil premisa que supone entablar un diálogo con una interpretación actual que delimite qué es la pobreza; centraremos nuestra atención —en el presente texto— en esgrimir un ligero marco conceptual sobre dicho término que nos permita asentar unas bases teóricas sobre las que plasmar las ideas nucleares que constataremos a continuación (nos parece relevante plantear dos cuestiones que, por espacio, discutiremos en futuros textos: la primera, debatir la distinción entre pobreza y empobrecimiento [por ej., ¿existe realmente la pobreza o, como contrapunto, existe el empobrecimiento ‹Checa, 1995›?, ¿se pueden dar ambas simultáneamente?]; la segunda, polemizar la relación patente entre pobreza y capitalismo [por ej., el debate sobre el sistema económico capitalista y la pobreza como consecuencia directa ‘Tortosa, 2001; Moas Arribi, 2018’ o la relación deshumanizante de convivir en una era de abundancia con la ‘normalizada’ presencia de la pobreza]).

Es importante destacar que a menudo, cuando hablamos o leemos sobre la pobreza (también nos referiremos a ella como «exclusión social») lo hacemos —mayormente— desde un prisma socioeconómico; es decir, sobre la comparativa, el análisis de datos o la interpretación de los resultados cuantitativos (aunque dichas conclusiones o resultados hayan ponderado el valor de otros rasgos directamente no económicos). Para ofrecer una óptica más integradora sobre cómo acercarse a la pobreza, deberemos tener —a nuestro juicio— algunos aspectos más. Destacaremos, por ahora, dos: la cultura y la educación (Fernández, 1996).

Cuando relacionamos educación y pobreza, concretamente dentro del Sistema Educativo, lo hacemos habitualmente desde el prisma de entenderla como una dialéctica de las luchas contra las marginaciones (por ej., la lucha contra la pobreza, la lucha contra la desigualdad); así, desde el plano educativo, solemos prestar especial atención al valor de incorporar programas y proyectos —la educación como propuesta de humanización— que integren formas de aumentar la igualdad de oportunidades o el acceso a recursos y servicios como medio/forma de «combatir» esa pobreza o desigualdad. Lo que nos parece interesante aquí es la defensa pedagógica de entender la educatividad [3] de la pobreza como condición patente de injusticia social. Es decir, el deber social de rescatar una lectura educativa de algo tan acuciante como la pobreza; sobre todo cuando el conocido Informe AROPE ha puesto de manifiesto que «en el año 2018, un total de 12.188.288 personas, que suponen el 26,1 % de la población española está en Riesgo de Pobreza y/o Exclusión Social» (Llano Ortiz, 2019: 4).

Una de las maneras interpretativas que tiene la educación (concretamente, la educación escolar) es la enfocada en el —y sobre el— aula (es decir, las maneras de entenderlo a nivel de centro educativo). La propuesta aquí presentada gira en torno a cómo se puede trasladar esta forma de exclusión social (la pobreza) más allá de los programas y proyectos educativos implementados en los centros de educación; no queriendo defender con ello que dichos programas o proyectos no sean necesarios. Nuestra propuesta es, más bien, complementaria (aprovechar el amplio abanico que posee lo educativo para ejercer acciones pedagógicas).

2.- Una marginalidad [más] dentro del aula [4]

Parte del fundamento teórico que subyace en este texto no consiste en nombrar lo que no se nombra (la pobreza ya está extendidamente nombrada), sino en recordar su nombre en aquellos espacios que, rara vez, se nombran. Por tanto, es un texto que funciona mayormente como recordatorio (el recuerdo puede ser revolvedor), no solamente como mención (la mención se hace necesaria para observar y posicionarse ante una realidad; qué mejor lugar que el centro educativo donde el aprendizaje forma parte de su eje medular. En definitiva, aprender —supuesta y previsiblemente— a posicionarse en la vida).

Otra de las razones articulatorias del texto es aquella premisa (teleológica y curricular) que nos recuerda que en los centros educativos se ampare y defienda, desde postulados normativos hasta planteamientos prácticos de la cotidianidad escolar, la defensa de los Derechos Humanos (DDHH), lo que significa —entre otras cosas— la aceptación y respeto por la dignidad, la diversidad y la integridad de las personas (independientemente de su origen social o nivel cultural, entre otras [5]). Abogar por esta premisa no tendría validez sin el apoyo vehicular (conceptual y práctico) de la igualdad (o, como sostiene Andrés Conde [2019], la única forma de «romper con el ciclo de la pobreza» es a través de la educación [6]). ¿Acaso la persona pobre [7] no tiene los mismos derechos y, por tanto, la misma dignidad que una persona que no se incluya en la definición socialmente aceptada de pobreza?

Entendamos, por tanto, la triangulación aquí presentada: pobreza – aula – humanización (en el aula humana se debe humanizar —dignificar las vidas, arropar a los vivientes— gestando un crítico discurso que «no soporte» las ausencias. Es decir, descentralizar la mirada de la centralidad, trasladándola a los bordes). Toda ausencia de dignificación es quebranto de la democracia.

Nos resulta necesario —ahora— sustraer la significatividad de la «concepción del conflicto», que entiende que «en la escuela se reproducen los conflictos sociopolíticos de la sociedad» (Carda Ros & Larrosa Martínez, 2012: 37). Esta perspectiva, de origen sociocrítico y emancipatorio (Giroux, 2001; McLaren, 1995), si ubica su reflexividad en torno a la exclusividad de la reproducción, estará inacabada (o, en el peor de los casos, perdida). La sociocrítica debe emanciparse de lo establecido a favor de un porvenir; de la construcción compartida de un cambio. Debe entenderse que, si apostamos por albergar la defensa de unos centros educativos (y sus aulas) como espacios de dignificación, en algún punto de esta dialéctica deberemos romper con las premisas socialmente aceptadas de que «la escuela refleja la sociedad política» (Carda Ros & Larrosa Martínez, 2012: 38); precisamente porque la perspectiva teórica de la sociocrítica nos induce a abogar por unas escuelas que visibilicen las injusticias sociales a la par que reestructuren discursos que resistan la creencia de que lo que «se cuece» en la sociedad no puede cambiarse (Giroux, 2001).

Referencias

  • Aguado Odina, T. [coord.] (2010). Diversidad e igualdad en educación . Editorial UNED (350 págs).
  • Aguiar Baixauli, N. & Breto Guallar, C. (2005). La escuela, un lugar para aprender a vivir. Experiencias de trabajo cooperativo en el aula . Centro de Investigación y Documentación Educativa (CIDE), Ministerio de Educación (162 págs.).
  • Beluche, O. (2019). La sociedad y los modelos educativos. Sin permiso (en http://sinpermiso.info/textos/la-sociedad-y-los-modelos-educativos [Publicado 07/12/2019]).
  • Carda Ros, R. M. & Larrosa Martínez, F. (2012). La organización del centro educativo. Manual para maestros . San Vicente (Alicante): Editorial Club Universitario (428 págs, 2ª edición).
  • Cerini de Reffino, A. L. (2006). El humanismo pedagógico en el debate pedagógico contemporáneo . Buenos Aires: Editorial Dunken (360 págs.).
  • Checa, F. (1995). Reflexiones antropológicas para entender la pobreza y las desigualdades humanas. Gazeta de Antropología , 1995, 11, artículo 10 · http://hdl.handle.net/10481/13616 [consultado en diciembre de 2019].
  • Connell, R. W. (1997). Escuelas y justicia social . Madrid: Ediciones Morata (182 págs., 3ª edición).
  • Cortina, A. (2017). Aporofobia, el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia . Barcelona: Paidós (196 págs).
  • Eguía, A. & Ortale, S. [coords.] (2007). Los significados de la pobreza . Buenos Aires: Biblos (264 págs.).
  • Fernández, G. (1996). Superación de la pobreza y educación: Una mirada desde lo local Ultima década , ISSN-e 0717-4691, Nº. 5, 1996.
  • Gallino, L. (2005). Diccionario de sociología . México: Editores Siglo XXI (1003 págs.).
  • Giroux, H. (2001). Cultura, política y práctica educativa. Barcelona: Editorial GRAÓ (141 págs.).
  • Hernández Acevedo, A. (2014). Pobreza y educación: retos para la teoría del currículo. Revista Entramados – Educación y Sociedad, Año 1, Nº 1 (pp.203-209) [en línea].
  • Llano Ortiz, J. C. (2019). El estado de la pobreza: seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España 2008-2018 . Madrid: EAPN-ES (17 págs.).
  • McLaren, P. (1995). La escuela como un performance ritual. Hacia una economía política de los símbolos y gestos educativos . Mexico: Siglo XXI Editores (307 págs.).
  • Moas Arribi, J. (2018). La explicación del hambre en una sociedad capitalista globalizada. El Salto (Alkimia) [en https://www.elsaltodiario.com/alkimia/la-explicacion-del-hambre-en-una-sociedad-capitalista-globalizada- (consultado en diciembre de 2019)].
  • Referencias electrónicas/digitales (webs):
  • Rogero, J. et al. (2016). Pobreza infantil y educación. Cuadernos de Pedagogía , publicado en septiembre de 2016, 470, pp. 74-79.
  • Saavedra, M. S. (2001). Diccionario de pedagogía . México: Editorial Pax (171 págs.).
  • Stiglitz, J. E. (2012). El precio de la desigualdad . Madrid: Taurus (504 págs).
  • Tortosa, J. M. (2001). El juego global: maldesarrollo y pobreza en el capitalismo mundial. Barcelona: Editorial Icaria (248 págs.).

Notas

[1] Este adjetivo incluye la raíz indoeuropea pou– (poco, pequeño) y la raíz indoeuropea per(ә) (producir o procurar). Recomendamos, para una mayor amplitud del concepto y su evolución fonética, la consulta en Enlace 1http://etimologias.dechile.net.

[2] Extraído del Diccionario de la Lengua Española, XXIII edición (ver Enlace 2https://dle.rae.es).

[3] Entendida como «[…] capacidad para ejercer influencia educativa por parte de una persona, de los contenidos educativos o de los medios natural y social.» (Saavedra, 2001: 63).

[4] No es nuestra intención abrir el interrogante de ‘¿Para qué el aula?’; nuestro objetivo aquí es repensar ese espacio como espacio de dignificación.

[5] Destacamos aquí la obra de Tomás González Cabañas, ‘La democracia africanizada’ (Editorial Camelot. 2018), cuando habla de «El pobre como nuevo sujeto histórico de lo democrático» (en https://liverdades.com/el-filosofo-de-los-pobres/ [Consultado en enero de 2020]).

[6] Ver «La educación es la única forma que tenemos de romper con el ciclo de la pobreza», por Sergio Llamas para El Correo (miércoles, 27 noviembre 2019) en https://www.elcorreo.com/bizkaia/margen-izquierda/educacion-unica-forma-20191128193133-nt.html [Consultado en enero de 2020].

[7] Una propuesta interesante es la ofrecida por Connell (1997) y sus tres tipos de pobreza.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265268&titular=la-fertilidad-de-la-pobreza-de-la-indiferencia-a-la-presencia-del-aula-(i)-

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Ecomasculinidades alternativas al patriarcado extractivista

Por: Andrés Kogan Valderrama

A propósito de una nueva conmemoración del día internacional de la mujer trabajadora, el 8 de marzo, se intentará realizar un repaso de como se ha construido una masculinidad hegemónica en todo el planeta, la cual ha sido heredera de un sistema patriarcal, nacido en Mesopotamia hace 10.000 años, que con la irrupción del capitalismo histórico ha colonizado globalmente la sexualidad humana y la manera cómo nos relacionamos con los territorios.

Es así como distintas investigadoras feministas han situado al periodo neolítico como el comienzo de un sistema patriarcal, que construyó una idea binaria de género (hombre-mujer), la cual ha sostenido por siglos unos roles específicos, que responden a la aparición de la agricultura y ganadería, que revolucionó completamente el modo como convivimos en el planeta, ya que al buscar controlar los ciclos, nos comenzamos a separar cada vez más de él. Esto a diferencia del periodo paleolítico anterior, en donde los seres humanos al ser nómades, nos relacionábamos de manera más dinámica e interdependiente con los ecosistemas.

No es casualidad entonces, que a partir de estos roles de género construidos con la aparición de la agricultura y ganadería, la mujer haya quedado reducida a una idea de naturaleza dominable, mientras que el hombre a una idea de cultura dominante, en donde la violencia física y sexual fueron las primeras formas de sometimiento hacia las mujeres. Es por esto que la prostitución aparece en aquel período de tiempo, ya que necesitó de una ontología binaria para sostenerse y justificarse históricamente. En consecuencia, el androcentrismo y el antropocentrismo aparecieron juntos en el periodo neolítico.

Es desde ahí en adelante, que el cuerpo de la mujer pasó a ser considerado un lugar en donde el hombre podía controlar y apropiárselo, así como con la naturaleza a través de la agricultura, pero también domesticarlo, como lo ha hecho con la ganadería, animalizando de esa manera lo femenino. Es decir, el cuerpo de la mujer pasó a ser un recurso natural a poseer y para satisfacer las necesidades de un hombre que poco a poco se fue apropiando de lo común.

A su vez, a partir de ahí se fue constituyendo una masculinidad hegemónica, la cual con el racionalismo griego, se fortaleció con la aparición de un nuevo binarismo, razón-emoción, heredero de la separación cultura-naturaleza, en donde el hombre tendría el privilegio de razonar, mientras que la mujer no. En otras palabras, el hombre pasó a tener el monopolio de la reflexión y la posibilidad de discusión en el ámbito público, en donde se tomaban las decisiones de la polis, siendo un espacio privilegiado solo para ellos.

Posteriormente, con la aparición de las grandes religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo), la mujer pasó a inferiorizarse desde un punto de vista teológico, en donde Dios tomó la forma masculina hegemónica, así como también sus propios profetas (Moisés, Juan el Bautista y Mahoma). De ahí que por ejemplo con la formación de la cristiandad, se termina por reforzar más aún el sistema patriarcal, a través de un relato bíblico en donde la dicotomía alma-cuerpo volvió a profundizar la lógica binaria proveniente de Mesopotamia y Grecia.

No obstante, no sería hasta la invención de América en 1492, que el patriarcado se globaliza definitivamente, al insertarse en un nuevo sistema mundo moderno colonial capitalista, en donde los procesos de racialización y mercantilización del cuerpo de la mujer fueron claves para inferiorizar a millones de mujeres negras, indígenas, despojando a millones de ellas de sus territorios. Esto luego de la denominada caza de brujas, que significó también un genocidio intraeuropeo a miles de mujeres.

Es así como el patriarcado junto al extractivismo van entrelazados, ya que el cuerpo de la mujer es visto de la misma forma que los bosques, montañas, ríos, mares, al ser todo parte de la naturaleza, por lo que al hombre le da derecho conquistar y explotar sin ningún tipo de límite alguno, en nombre de categorías históricamente androcéntricas y eurocéntricas, como lo son el progreso, el desarrollo, la democracia, la revolución, etc.

Unas categorías que han colonizado incluso a muchos feminismos, los cuales siguen poniendo al movimiento feminista europeo como el más avanzado en la lucha contra el patriarcado, siendo que existen muchos otros tipos de feminismo invisibilizados, provenientes desde el sur global, los cuales entrelazan el patriarcado con el racismo y el antropocentrismo.

No es casualidad entonces que desde estos feminismos coloniales, se sostenga la idea del 8 de marzo como día internacional de la mujer a nivel universal, siendo que si bien responde a una experiencia trágica de muerte de 140 mujeres trabajadoras calcinadas en una fábrica textil en Estados Unidos, deja de lado otras experiencias de lucha fuera de occidente.

Ante este escenario, que los feminismos territoriales, ya sea decoloniales, poscoloniales, anticoloniales, anarquistas, comunitarios, ecológicos, tienen mucho que decir al respecto, al plantear todos ellos una defensa de los cuerpos-territorios. Es el caso de grandes pensadoras y luchadoras como Vandana Shiva, Silvia Rivera Cusicanqui, María Lugones, Silvia Federici, Rita Segato, Yuderkys Espinoza, Donna Haraway, Raquel Gutiérrez, Marisol de la Cadena, Isabelle Stengers, María Galindo, Adriana Guzmán, Alicia Moncada, Esther Pineda, Maristella Svampa, Máxima Acuña, Berta Cáceres, Francia Márquez, Yayo Herrero, Esperanza Martínez y tantas otras que han cuestionado el impacto del extractivismo no solo en los ecosistemas sino en los propios cuerpos de las mujeres, frente al patriarcado minero, patriarcado forestal, patriarcado petrolero, patriarcado energético, etc.

Sin embargo, estos feminismos territoriales no han ido acompañados mayormente de planteamientos críticos desde lo que podría llamarse como masculinidades alternativas, las cuales si bien en los últimos 20 años han tenido un fuerte desarrollo en todo el mundo, en tanto crítica a la construcción de una masculinidad hegemónica, dentro de un sistema hetero-patriarcal, no han cuestionado su relación con el antropocentrismo. En consecuencia, pareciera que en el campo de los estudios sobre masculinidades, se han quedado situados mayormente desde miradas de carácter eurocéntricas, las cuales no han permitido entrelazar la construcción del género con la construcción de la naturaleza.

En otras palabras, su crítica a una masculinidad hegemónica, en donde al hombre se le asocia con características como la agresividad, racionalidad, independencia, protección, éxito, virilidad, liderazgo, compañerismo, entretención, en desmedro de una idea de mujer emocional, frívola, manipuladora, sumisa, tierna, empática, intuitiva, sensible, aburrida, no ha ido acompañada con un cuestionamiento a otros procesos cosificantes, como lo son el antropocentrismo y el racismo, los cuales se vienen generando desde hace siglos también. Por consiguiente, el faloceno no se puede entender de manera separada a procesos cómo el antropoceno y capitaloceno, ya que todos ellos se sostienen de manera articulada.

En definitiva, se hace necesario generar eco-masculinidades alternativas que no solo cuestionen la violencia del género existente, sino también a un proceso patriarcal extractivista en curso No por nada las principales defensoras de los territorios son en la actualidad mujeres y no hombres, muchas de ellas asesinadas, por lo que la despatriarcalización en estos tiempos más que una opción se vuelve una necesidad para preservar la vida entre todas y todos.

Fuente: https://www.rebelion.org/noticia.php?id=265381

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La descomposición social que somos

Por: Ilka Oliva Corado

Muchas veces hablamos de la descomposición social desde la posición de superioridad y privilegio, nuestra opinión está hecha de estereotipos porque creemos que los causantes de tal degradación son quienes crecen en la alcantarilla, en el lumpen, en la condición social de parias. Entonces vemos a ese adolescente marginado por nosotros mismos, al que le hemos negado una vida distinta y al que obligamos a robar un celular, una billetera o un radio de automóvil, como el culpable. Porque a la primera decimos que vienen de familias disfuncionales como si las de nosotros no lo fueran también, los señalamos de no querer trabajar cuando sabemos que los últimos en las clases sociales son los que sostienen al mundo con sus lomos. Y a él lo sentenciamos y en él depositamos todo nuestro clasismo, todo el racismo generacional y lo condenamos desde nuestras poltronas de quienes tuvieron el privilegio de la oportunidad.

Pero vemos como lindo cuando alguien se acerca a tomarse una foto con una niña indígena que vende arrestarías en la calle a la hora en que debería estar estudiando en la escuela, porque qué bonita su vestimenta y qué linda la persona que no le tuvo asco, que tampoco le compró pero le dio el privilegio a esa niña de que se tomara una foto con ella. O sea, pues. Eso es un ejemplo claro de descomposición social. Y hay miles más.

La gente que anda tomando fotos y expone a personas vulneradas en sus derechos: niños, adolescentes, adultos mayores vendiendo en la vía pública, en los mercados, sentados en la orilla de las banquetas comiéndose una tortilla con sal con la ropa empapada de sudor, lustrando zapatos, cargando bultos, o porque se acercaron a regalarles un pan con frijoles les tomaron una foto recibiéndolo o abrazados con ellos y creen que con eso ya tocaron el cielo con las manos sucias. El yo fulanito, yo menganita graduada de universidad, estudiante de universidad, empresaria me tomo una foto con este niño vendedor de chicles y la publico en las redes sociales, para que la gente vea que soy buena gente y abrazo a los parias sin que tema que me peguen los piojos. Y peor aún, la ola de comentarios aplaudiendo y alabando. Eso es descomposición social. Es la exposición del que está en necesidad para el placer de egolatría del que se cree superior. ¿Y si ese niño no ha comido en todo el día, cuántas veces comerá en la semana, dónde duerme, tiene familia, en dónde vive, tiene sueños? Eso no importa, solo la foto para el aplauso de las redes sociales. Pero como somos nosotros desde arriba desde la posición del privilegio quienes tomamos las fotos entonces no señalamos ni sentenciamos como al adolescente que roba un teléfono celular. Somos igualitos a los blancos que van de turismo a África y se toman fotos regalándoles dulces al puñado de niños negros en estado de desnutrición.

Es descomposición social la insensibilidad humana. Ver vertederos de basura llenos de familias viviendo y comiendo ahí y simplemente voltear hacia otro lugar. Saber que en los bares y casas de citas se viola a niñas, niños, adolescentes y mujeres y no hacer nada como sociedad para que no existan. Llamar trabajo sexual a la explotación sexual. Regatear a los campesinos que salen a vender su cosecha. Tener empleada doméstica, porque es privilegio de clase. Peor aún no pagarle el salario justo. Es descomposición social orinar en la vía pública, tirar basura en la calle, contaminar el agua de los ríos y lagos. Ser altaneros con los meseros, con los mensajeros, con las recepcionistas, con quien cuida el ascensor, con las personas del mantenimiento del edificio en donde trabajamos. No sentir el dolor del otro como muestro es un signo claro de descomposición social. Negar el derecho al aborto y al matrimonio igualitario también lo es. También lo es la vanidad, además de ser ignorancia pura.

Ver a las niñas trabajar de sol a sol en tortillerías y no hacer nada como sociedad para su realidad cambie. Saber que los trabajadores agrícolas no cuentan con derechos laborales, y ver cómo se pudren los cortadores de caña mientras los dueños de los ingenios de hinchan las bolsas junto a los banqueros con el beneficio de la explotación. Es descomposición social, elegir una y otra vez presidentes racistas, clasistas, corruptos, machistas, xenofóbicos, homofóbicos que alimentan la explotación del ser humano en necesidad, desde el Estado. Entonces, ¿quiénes somos nosotros para señalar al niño que huele pegamento todo el día y en la noche sale a asaltar?, ¿a la niña a la que su padre explota sexualmente todos los días para ir a comprar droga, ese padre que creció siendo explotado de igual manera y que solo eso conoce como medio de sobrevivencia ?, ¿a la madre que trabaja todo el día en las maquilas y que no puede ver a sus hijos salvo en la noche cuando llega y los encuentra dormidos? Claro, hablemos de descomposición social, pero, no de arriba hacia abajo y haciéndonos responsables de la parte que nos toca.

Fuente: https://www.aporrea.org/ideologia/a287083.html

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La “Cultura del Gerencialismo” en la Educación Pública

Por: Juan Carlos Miranda Arroyo

La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas.

El fenómeno de la adopción y permanencia de la llamada “Cultura del Gerencialismo” en la educación pública, por parte de funcionarios, autoridades, directivos de nivel medio (federales y estatales), directivos escolares, docentes y demás figuras educativas en México, es un tema recurrente, motivo de análisis crítico y de interesantes reflexiones.

La intención de estos textos, a partir de la presente entrega, es desglosar, desmontar, revisar y reflexionar al interior de (y en torno a) los diversos discursos (tanto en la forma como en el fondo), que confluyen en lo que se conoce como el “lenguaje propio de las políticas educativas neoliberales”, el cual se ha instalado vigorosamente en la narrativa o en la conversación profesional cotidiana de los círculos de la educación pública de nuestro país. Fenómeno que, no tengo duda, seguramente se presenta en otras latitudes; es decir, hoy en día es un hecho que ese lenguaje forma parte de los discursos educativos y de las políticas públicas de ese sector en otras naciones.

Continuidad y contradicciones

A propósito de este tema, pongo sobre la mesa una muestra de la continuidad que se observa entre el discurso pasado de la “Cultura del Gerencialismo” (sexenios 2000-2006; 2006-2012 y 2012-2018), y el actual discurso oficial sobre la educación pública. Adicionalmente, y al mismo tiempo, coloco una observación crítica: Dicha continuidad también se ha constituido en un campo de contradicciones. Me explico.

1) El término “Calidad de la Educación” y la expresión “Máximo logro de aprendizaje de los educandos”, que apareció por primera vez en la reforma al texto del Artículo 3º. Constitucional en 2013, se preservan, conservan o aseguran su continuidad, en su esencia y en la lógica “gerencialista”, durante la reforma al mismo texto, en 2019. Veamos algunos fragmentos de ambos textos:

Fragmento del artículo 3º Constitucional (reformado en 2013):

(Párrafo Tercero): “El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos.”

En el inciso “d)” de la Fracción II se afirmaba lo siguiente (2013): “d) Será de calidad, con base en el mejoramiento constante y el máximo logro académico de los educandos;”

Fragmento del artículo 3º Constitucional (reformado en 2019):

(Nuevo Párrafo Tercero): “La educación se basará en el respeto irrestricto de la dignidad de las personas, con un enfoque de derechos humanos y de igualdad sustantiva. Tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a todos los derechos, las libertades, la cultura de paz y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia; promoverá la honestidad, los valores y la mejora continua del proceso de enseñanza aprendizaje.”

(Fracción) “II. El criterio que orientará a esa educación se basará en los resultados del progreso científico, luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. Además:…

“…i) Será de excelencia, entendida como el mejoramiento integral constante que promueve el máximo logro de aprendizaje de los educandos, para el desarrollo de su pensamiento crítico y el fortalecimiento de los lazos entre escuela y comunidad;” (Palabras en negritas e itálicas por J.C.M.A.)

Por lo tanto, la esencia o el espíritu de la “calidad de la educación” (en su racionalidad “gerencialista”) se conservan, aunque ahora ese término se “reconvierte” en términos de “excelencia educativa”. ¿O cuáles son las diferencias de fondo entre ambos conceptos?

2) Reproduzco a continuación un fragmento de la conferencia matutina, del presidente Andrés Manuel López Obrador, realizada el 27 de enero pasado, en Palacio Nacional:

“…A mí me importa mucho lo que vimos el fin de semana: miles de jóvenes trabajando de aprendices. No muchos, pero algunos de esos jóvenes podían caer en la tentación de adherirse, de sumarse a las filas de la delincuencia… Mientras tengan estudio, mientras tengan posibilidad de trabajo… Esa es la principal batalla, quitarles a estos grupos de la delincuencia a los jóvenes, quitárselos, abrazar a los jóvenes. Esa concepción choca con el pensamiento conservador… Ellos, ¿qué decían cuando se inició este programa? … Que ahora les íbamos a dar trabajo a los ninis. Pues sí, así les llamaban de manera despectiva, ni estudian ni trabajan. Y dale y dale con la calidad en la enseñanza y la excelencia educativa, y a rechazar a los jóvenes con la mentira de que no pasaban el examen de admisión cuando no había espacios, no había opciones, no había alternativas para los jóvenes, se les daba la espalda. Por eso los llamo hipócritas…” (Palabras en negritas por J.C.M.A.)

Como se puede notar, en el cuerpo discursivo del presidente de la República, aparece una crítica no sutil, sino abierta, a términos propios del lenguaje neoliberal en la educación (que más bien corresponden a la cultura del “gerencialismo” incrustado e impuesto en las escuelas públicas) como “calidad” o “excelencia educativa”, sin embargo, el discurso oficial de la SEP, y particularmente el discurso que los legisladores federales actuales (ya que iniciaron su período en 2018) impulsaron y aprobaron, contradicen ese discurso. Como sabemos, la reforma al texto Constitucional, Artículo Tercero, se realizó durante las sesiones de Congreso: Cámaras de Diputados y de Senadores, en 2019.

Para finalizar este breve comentario, considero que el actual discurso oficial sobre la educación (pienso sobre todo en el lenguaje utilizado por los actores políticos tomadores de decisiones, autoridades educativas, funcionarios públicos y directivos escolares, entre otros) se encuentra atrapado entre dos características que lo vuelven complejo: a) la continuidad, implícita y explícita, en los contenidos discursivos de la “Cultura del Gerencialismo”, y b) la necesidad, enunciada en especial por el presidente López Obrador, de desmarcarse del lenguaje empresarial o que proviene de los sectores productores de bienes y servicios, metidos o impuestos en el lenguaje de la educación pública.

Sobre esas ruedas desgastadas e irregulares se monta y transcurre actualmente el discurso oficial y se proyecta, lamentablemente, el trazo de las políticas públicas educativas de la “4T”. La Reforma Educativa de este sexenio se coloca, de este modo, frente al reto de ser sólo una ruta de “continuidad” con respecto a las Reformas anteriores o una ruptura de las mismas.

Fuente: https://www.sdpnoticias.com/columnas/juan-carlos-miranda-la-cultura-del-gerencialismo-en-la-educacion-publica.html

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